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busca de su esposa, como la experiencia de la obra de arte. Segn el texto, Orfeo entra al
Hades, la noche se abre ante l, por la fuerza del arte. Desciende para llegar a Eurdice,
llega a ella y, para salir, ella tiene que seguirlo por su detrs y l no debe voltear a verla.
puede ser encarado de frente sino que slo se revela disimuladamente en la obra. Es una
de Orfeo tendra que consistir en llevar ese punto a la superficie y darle forma, figura,
realidad. Sin embargo, Orfeo incumple esa ley y voltea, ve a Eurdice y ella desaparece.
En ese sentido, lo que busca, dice el autor, no es la obra sino enfrentarse a ese punto. Lo
que quiere es ver la otra noche que se revela en ese punto, arriesga tener a su esposa viva
y opta por tenerla en la plenitud de su muerte. Se puede decir que ante Eurdice es un
traidor, pero lo sera igual si no siguiera su deseo por alcanzar la desmesura. El da,
contina el autor, juzga el mismo acto de descender como una desmesura. Segn esta
nunca habra dejado de estar orientado hacia Eurdice. Si bien Orfeo slo es cuando canta
a Eurdice y fuera de ese canto se reduce a una sombra, su error est en desear a Eurdice
ms all de los lmites del canto. Su error est en querer asir lo infinito, poner trmino a
lo interminable: en ser paciente en tanto esto implica la impaciencia, sufrir sin fin, residir
infinitamente en la muerte
La obra, dice Blanchot, no juzga a Orfeo, todo sucede como si l actuara en
Eurdice y de la obra. Por eso la obra resiste a lo que la inspira, se protege exigiendo a
Orfeo que no la mire, porque ella corre el mismo riesgo que l. Pero es precisamente ese
movimiento prohibido lo que Orfeo tiene que hacer para llegar a algo ms que la obra.
afirma la otra obra, el origen de la obra. La mirada de Orfeo es el don donde sacrifica la
inesencial. Ante la noche esencial que se mantiene encerrada en sus lmites, Orfeo es una
Quien no espera, pues, nunca llega a la despreocupacin. Escribir comienza con la mirada
de Orfeo que nace en el deseo que quiebra la preocupacin. Sin embargo, Blanchot
recuerda para finalizar, para descender a ese instante, Orfeo necesit del poder del arte,
al que se llega escribiendo. Lo que es igual a decir que para escribir se necesita escribir.