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Prof, BLAS MANUEL ALBERT EB fo ANTROPOLOGO ARGENTINO HISTORIA DE LAS IDEOLOGIAS lan de la obre: ‘ome I: tos mundos divine (hasta al silo NIL) ‘Tomo Ii: De la Iplesia al Estado (del siglo IX al XVIII) ‘Tomo Ii: Saber 9 poder (del siglo XVIT al XX) Diecciéa de FRANGOIS CHATELET y GERARD MAIRET. Con In colaboracién de: camel oea | Rae ae “André Guvexsmawy | | | Jean Lactnwer Charles Mataxoun ierre-Frangois Monza Evelyne Pisten-Koucnwen Rafael Prvipan Maurice Rowat Louls SaLa-Mouins Francis Sexsape ‘Jost Sewseint Mohammed-Allal.Sivacton ‘Jean-Louis ‘Tnisrast Pierre Griourr aoques Hanstas ‘Ahmad Haswiwt Michel Konssaeae See 1) HY Bajo la dineccion de FRANCOIS CHATELET ee HISTORIA DE LAS IDEOLOGIAS TL De la Talesia al Estado (del siglo IX al XVI1) tars oe Bevos aes ba Red de dons PREMIA EDITORA 1980 Titulo orginal: Histoire des Idologee (De MBplise « PBtat, du nel TX au VI wel) ‘Traduecion: Luis Pasamar Diseto de ia colecién” Pedro Tanagra R. La tmdueeién he sido eodida por la editorial Zero-Zyx, Madrid. CColaboran en este tomo: Qdilon Cadat (socilogo).. Francois Chatelet (profesor dela Universidad de Paris VIII). Pierre Grioet. (tadlogo)._ Gérard Mairet (profesor do la Universidad de Otewa), Pierre. Francois ‘Moreau Corofecer adjanto en la Universidad de Telms) La SolesMotins (eanferendiante en la Universidad de Paris 1) 24394 Primera edieién 1980 © Hacheiwe © PREMIA editora de libros 2.0. pate Ia edicion en lengua caxtella, RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS ISBN 968—434—190— ISBN 2—01—004803—2 de la edicién de Hachette. PREMIA editors de libros «2. "Tonalé 146-2, México 7,D.P, México Inmpreso y hecho en México Prited and mace in Mesieo PREFACIO De la Iglesia al Estado: una expresiin como ésta puesta como titulo de un conjunto de investigaciones cuyo hilo conductor sigue Siendo, por necesidad, eronol6gico, puede sugerir la idea que, bajo la frondosidad de acontecimientos y doctrinas, va tomando cuerpo un tipo. de légica que ineluctablemente, conduce de una forma u otra, del poder de Gregorio el Grande al reino de Luis XIV. La hots deste devenit ef sedctra: ha sio adoptada fen muchas ocasiones incluso las formulas que. nos vemos foreados a utilizar para que se nos entienda, Ie del fin de la Antigtedad, de la Edad Media, del Renacimiento, de los Tiempos ‘moderios contribuyen a darle consistencia, incluso cuando hemos optado por manifestarle cierta desconfianza, Hipétesis que ade. ‘més tiene la venta al indueir Ia realidad de un principio. de cvolucién, de permitir diversas tomas de posicién: unos vieron en 4ésta la oportunidad de lamentar Ie desaparicion de una’ comuni dad expiritual armoniosa, otros se felictaron por la victoria que oeo a poco fue aleanzanda la sociedad de los hombres sobre la ‘mentira religosa, olros vieron la oportunidad ‘de. contabilzar lalticamente y en ln perspectiva de un progreso general de ‘humanidad, fs golpes reciprocos, y mensurar las venajes ¥ los Jnconvenientes de esas transformaciones. ‘Ahora bien, nada de todo eso aparece aqui Los aniiis de este segunda parte de I Historia de ts tdeologas —al val ae {ores primera parte, dedicado an periodo ain mis extenso, ‘dren ypronrtfcamente—,en ia medida en ave logran caper ate malfciosdea sola dela historia fo que no deja de er fuse difel’y de ello pos daremos cuenta eh a fctura de Tas agin gue’ stuns ponen de reine el concepto sey ol coal Ange ge utara peste cambios 9 uel nll ma pesemot 7 debemos inrodust sive totalmente como ‘anal eerneia, Cada conigracion de ideas, cada sistema Je Pulumceion attics, cada doctina telco lose, inclso Leis ns parece Que est mal ediieada 0 que es defiente, e, sa iempo yen fu haan sufisiente. Em slo modo, es una Steam len, Ms exatamente, con el inde eitar Ia imagen Ger huro. au seats In nocion de totallad, dizemes que es Sense y tupida como un zarel exuberante. Nada falta” que ppudieca colar ls continuaion de Ta historia de las ideas. La {earn de las selaiones de subordinaionontoiecey poten de Ja Cludad de los hombres a la Cudad de Dis no est completada fonreuida 0 superada por la ncepelén de tos dos rdenes, el Sobrenatural'y el natural, de Toms de Aquino. La teora es distnta en cuanto al objetivo, en cuanto ala sintaxis, en evant a intone. Tse exatuto dea diferencacin se debe fundamentalment al tech deg lsideolgis ols configureciones de ideas son ant {bio Teitmactones, que fonsinan como iastrumenton de per Stasion, conrencimnto coacei6n y que, totalmente autbnomas Sn'su economia dscrsv, estan completamente nmersas els frictcas sociales, Elects de ls luchas por sl poder yelmentes Ee esas hichas en la medida en que intevienen prinipalmente tediate as nwitiiones que lls generan, Lidell. se Kihieron cabalmente a su presente bistrco y Toeal. Nada as a coo el desmoronamient dela fereas pleas que els Broyan o ave sehan spoderado de ells. Y no hay raz para que hhya una, para gue l fracaso de una de esas fuerzas corresponda ecesaranente una insofiensa comesptl de <> doting, uh ror incluso st ello resulta tranullzador pata qulenes su profe Snes cl pensar, no se ha comprobado au lo gue la historia imucra, ef concepto lo establee com Ia mba necesidad Toque daa los ideblogns para que le den una Tegiimacién, cs un twee Je pricteas, om conunto de tnidades vasas © 8 unen, deseos que estin por ios aires otor que se Hyun Lee idologor ms hbiesinentan. Si raen problema ie hace, 2 su propio epacio suv. La habia ees basen She cede re mis nada se ba ganado, nada se ha perdido!). Ya que eses ideologiss apéstol de los Gentiles, y Ia reflexién agustiniana, que idealments 9 papas se darn cuenta que tienen que habérselas con los poderes, lerrtoriales de los obispas 0, més tarde, con la fuerza’ de las, Zrdenes monisticas y que se ha tornado caduea una auetoritas que nadie cvestiona, pero que apenas tiene ningén efecto. En cuanto a Jos emperadores, pronto se pereatan que la base real de su eficacia, se basa, por To menos, tanto en su eapacidad para imponese en su teino —terstorialmente entendido— como. la potestad de Ia que hhabrin logrado asirse: organizar el eéreito para que sea wopera: sional, establecer un sistema penitenciario, asegurar las finanzas, ‘defini la normalidad social, ete, Ahora bien, esto se desarrolla te forma tan cabal que en un momento determinade sera preciso, Sal de Tomis de Aquino— que, al mantenerse la idea de ‘potestas, se reconozca la coexistencia de Ios dos Grdenes, el sobre= ‘aural y ol natural La historia es larga y comple, y permite hacer intligible et hecho decisivo: « Ie luz de esta idea, constantemente repetida, comprondida, negada, magnificada, se inventard en los silos XVi }XVIt el concepto que reclaman las précties del poder central de ‘aquellos tiempos, el eoncepio de soberania, Sobre este particular, Jos aniliss de “Gérard Mairet y de. Pierte-Francois) Moreau rmuesiran perfectamente que este invento estaba tanto. menos ingerto en el ccurso de le historia, cuanto le acompafa. una ambigiedad profunda: en buena légies, la laicizacién de la ppotestas —a Ia que se confunde con su ejetcicio de poder efectivo bajo los aspectos del Estado tiene como implicaciin «econdmi carla propiedad colectiva, Ahora bien, histéricamenter hablando, son las fuerzas politicas de los propictarios privades, con Ja ‘complicidad discursiva de John Locke, las que han asegurado el éxito hist6rico. Mas, para empezar el presente relato, convene sin, dduda tomar cierta perspectiva en relacion con esos mites ue, singularmente desde el pasado siglo, oseurecen el pensamiento de ‘ese period. Y, on primer lugar, les de Oceidente y de la Cris: andad, Francois Chitelet 10 LA CRISTIANDAD, 1 LA IDEOLOGIA DE OCCIDENTE: SIGNIFICACION DE UN MITO ORGANICO or Gérard Mairet, Un mito orpinico +Occidenterdesigna el punto en et horzonte donde se acuesta elo. Es deco ol se oculta «In mirada en el precio instante «2 que parecia posible alcanzaro, El sol se desplazn ¢ medida que fslamos cotea de 41, Por consguiente, cl Oceidente no es ua Espacio seogrico. Ants de ser un tetoro. cys extnsgn Podemes recorrer a dscrecin, es en primer luge ut espace fico, la morada nocturna dei sol En clct, cuando ef tl ae levanta ese espacio se converte en terior. Por ten, a ‘Occidente no lene fuera: qué sera la fuerza de un punto, sa a alana? Por si mismo, ef Oxeidente no levantaia et mun El ‘érmino tan slo expresa entonces la ereneia‘en que sl sol se acuesia, es dec, en realidad, a certidumbre Ue que mane empecan de nuevo, que maa el sols evantart para aumbves " fe re te te ete ee te tT ease | civilizar:a los paganes, infiles,heréticos, ¥ alimentar los trabajos y los dias. Mas he aqui que el mito Zaquire volumen y va cobrando cuerpo el punto que est& en el fonzoate: el Occdente se convierte en algo, el mito se. vuelve Sranico, cobra fuerza ditando conductas, imponiendo ereencias, sree sertidumbres. Con el Occidente, el mundo se revela: él Gas as ets mis que punto indeciso en'el Horizonte se vuelve plenamente horizonte MVOui eset horizonte? Ex la divisin del ciclo y de ta tierra, et cdeth Gerba, la terra abajo. Sélo ast deviene comprensible el Occidente.o sea, eal. Es la partiién horizontal del mundo, la Atwision de la tierra en al medida noche del sol. Bs un punto de feferencia, separacion horizontal: esteoeste, Oriente-Oreidemte, Sombra y luc. En esa inmensa distrioucion, los hombres de aqui fo son los mismos que Tos de alli, tampoco la terra es la misma, fértl aqui, drida alt. Tampoco el espiritu es el mismo: revelacion ‘aqui, ienorancia. del verdadero Dios alli. A medida que se Sesarrali, el mito orgénico conquistard a los propios elementos, 5 deci los dominara, El Océano, rodeado de dos continentes, el ‘iejy ei nuevo, extenderd el Occidente —que silo era entonces tie» ‘ra firmo— hasta el agua, Por lo dems, por ese lado —por ese lado Gel horizonte— el Occidente por poco iba a sorprender al Oriente. Asis por tanto ese mito, en su esencla mito del orden y de la division horizontal del mundo. Si le llamamos -orpinicos & porauealimenta una historia gue saca su fuerza de €; mito orBé- nico, el Occidente no esté alterado por la duracion. El tiempo no hace mella en él. Para algunos, la saerosanta sdefensav de Oct ‘dente, sigue estando al ordon del dia. Mito orgénico todavia, ya ‘que es punto de referencia comin para muchos enunciados que afectan al estatutoy a la condicién de millones de hombres. Occidente es un territorio porque es un nombre: nombre ‘comin de los habitantes de un regién, nombre comin de sus eos tumbres, de su sistema de gobierno, de su Dios. $i «Ocidente- tiene fuerza, es porque es la medida y la referencia permanent: sw nombre es el nontbre de un origen Mientras el Oriente es el espacio en donde todo se mezcla con todo, el Occidente es terra ide claridad, de diferencia, de andisis: a Occidente no le gusta la ‘onfusiin. "También por ese lado se le llama mito organico. Habigndose primero separado de Oriente, al que solo aspira a dominat, Oceidente se ha atribuido a xi mismo el papel de alvajes ¥ ottos birba os hay que sacarles de las tineblas, mediante el derecho o 1a 12 fuerza, hautizarlos si elo es posible, en todo caso mantenertos al, margen del icjano Oriente hecho de mistorios profundas, de fncienso y de confusiones miltiples. A la luz de Oscidente responde la sombea de Oriente. ‘A medida que va cobrando cuerpo, el Occidente se torna realimente en mito ofginico: a los que el mito da vida ya no Piensan mas en ello, éste es su pensamiento, AI margen de la Guraciin, no tiene historia, puesto que es la historia en si; su nombre es ef nombre de’ los hombres y de Tas costs que fneventran, merved a él su ientidad. Por iltimo, las tieras, las, tosturnbresy Tos habitos estin dileenciados,repariides: el mundo oes uno, Bay uno mismo y ls dems. Si, por consiguiente, el Oseidente es un mito, un mito organic fundador, ello es por que sin él el oes seria nada mas, ‘que El mismo: un espacio geogrifieo. Ahora bien, precisamente el ceidente, del que anotdbames que marca simbélicamente la separacién horizontal de dos érdenes del mundo, se ha afirmado a través de las ideologias pertenevientes al oeste. Si el mito no tiene historia (como tal se_constituye de entrada), es, sin embargo, Portador de historia: el mito apoya ala historia y le da. una estruc fura, En In vida mundana de los hombres, el mito ba generado ‘deciogias, conjuntos homogéneas de significaciones, cuyo vinewlo ‘comin ese! mito de Oceidente Las ideslogias son el instrument Sel mito, éste es por Ganto,lesile y viviente en ls discursos y las Dricticas que lo expresan al hablar lenguaje. El mito estructura las repressntaciones, da eonsisteneia a las doctrinas, Sin Tas ieo- Jogias que lo revelan a si mismo y al mismo tiempo a fos hombres, ae lo viven y se reconacen en é, porque en él encuentran so entidad cultural, ef mito no exisiia. Sw funcidn_estriba, en ‘efecto, en dar lugar a un deveni identificable como historia: es th imito fondador sin el cual la «Cristiandads (y Ta representacton ‘el poderio que esté unida a ella) no’ se hubiera impuesto en la de emndanae hiséria, [Esto no hace mis que confirmar que en los dias presentes el Occidente veristiano, ‘ha perdido fuerza, en beneficio de una ideologia conexa y de eardcter laco pero que, de todos modos,. proviene de él —la ideotogia que se reliere, por ejemplo, ai mundo libres: el Oceidente es el mito fundador que permite ‘dentiicar las representaciones que pueblan nuestra historia. Hoy cen dia, all donde la ideologiaerstiana ests presente, aunque silo porgue atin esté viva en Ja memoria, sigue existiendo, perfecta- 8 ‘mente vivo y come si acabase de nacer, un mito de Occidente. Los, libros de historia todavia ensenian lo que elaboran las estrategias de los estados mayores: que en alguna parte del mundo existe un Ocvidentes que esti, por sus valores, bao Ia defensay Ia proteccién de un spacto Attantico Histricamente, por lo tanto, el mito ha pervvido en fos enun siados ideolbgics de Europa (gue, en Ta antigedad, no era més ‘que un tersitori bairbaro), 0 sea, en realidad, por su superioidad {or su eminencia, Entre la Europa antigua y la moderna, existe, sin embargo, Ia mediacién de la erisiandad, es decit, Ia valorz cidn de Occidente. Ese mito, al que podriamos califcar de fectivo, presupone una evolucion: su sxiton estriba en dale importancia a esta evolucién: la Europa (cristina) «s el mito convertdo en territorio. El término Oceidente era harto conocido fn Ta Antigledad; el contenido, por su pare, es de origen medic val; contenido que dista mucho de serlo en el fondo: el siglo XX {std totalmente impregnado con su nombre. Sea como fuere, ha sido por encima de todo la Edad Media cristina la que ha con: ‘ertido un término en un nombre Sin embargo, el mito como tal no posee una fuerza, pero adquiere poder a través de las ideologiae que éste suseita ) que fen €l encuentran el elemento sin el cual las ideologias no setfan sms que enunciados vacios, sin el cual también a divsiin del ‘mundo segura siendo legendaria, confusas las Tronteras, sin profundidad la fey sin luz la revelacion, La larga, Ia muy larga duracién es claramente Ia modalidad del mito que estructura ina historia multiple referente a las temporalidades que la cruzan, ‘Aunue sea prolana o sacra, esta historia, que no es mas a fin de cuentas que la realizacion mundana del mito, este vida histirica hos importa que sea la que han vivido, ¥ que atin viven, varios millones de hombres que un destino de cuna ha arvoiade sobre la terra en ese punto del horiznte en donide se acuesta el so. Pero se cometeria un error si quisiéramos situarhistricamente la pertinencia de la nocién de Oceidente: seialar si origen stiano y «medieval, no significa reducirlo s6lo a la Edad Media, esta noche en la que Ia tradicién historiogrifica ve, precisimente, que todos los gatos son pardos'. El Ovcidente no ‘svat dncerdeeca Bop 4 tiene mas sentido que el que acabamos de indiear: por es0 cobra valor de mito. La propia nocion de Cristadad tampoco da su contenido definitive a Occidente. Por supvesto, es cierto que el concepto de Cristiandad da cuerpo, social y doctrinalmente, al de Occidente, ni mis ni menos que en la actualidad, las ideotogias, Arsttis afirma gue ef chadadano, antes de petenecere, rertenec él en primer logar al Estado. El problema 98 10 Plantes en lo mi minimo en eston trminoy el poder ose Iusics cms no, est jafifeada en Dios, La Teena fstifen stats ya Dass ue, jie al Cah, Ea depen. Sa el poder reapetn deo principio qc le e eno, eto que tncjor eras In deg del Oetents cn i Edad Med Notas mas poder auc el sacerdotl el poder ha sido inventado en Oceidens como tienda ss principio en Tos esos de fepents In fora sla autoridad dl Sacerdot ycuahquier otra aoridad Prosiene de Gi, podor esta derivado que em modo agsno Tipnifes cabesupobero, que x un poder aa efector. Coa tad, et modelo omano de a autordad conrad eta puesto ene arenes; on lo referent al centro, hay dos: el papa, el Emperador Vemos que Is novedad de Ia concepeiin de ta vida politica reside en la itncon de! jercicio del poder on respecto 0 Principio. Esto caracteria, en efecto, al Ocedentey perdu ain Hoy, mas ell es ast sein una modalidad especicay esas dos dimensiones existen realmente, sin embargo. ee wma que ya no sabemos mis diferencaras ene Estado tuterang ue conga parti de aigle XVI. Sex lo gor fer a Metin spree ao ee a, compe farios ya menvdo también coneadietris, to que nos induce a mmanifestar que el Occidente revels el poder en todo los sentidos 4s termina, En elest, el poder no puede eersrseeficement, 20 realizar su obra ta autorids. ue en la medida en que poder y obediencia hacen ereer que existe com vistas @ otro fan auc et fig tam visible, del cual la Inquisiién ola poicfa son. hoy como ayer, Jos eeeutantes profanos. El Occidente cristiano pone de manihen, to su manera la astucia del poder, de todo poder: tlaborar on universo spiritual de ereencia y de fe, constiturlo en privepio, oncebir un mis alla de dicha que justfique la obedienciay ley El poder no se presenta como poder, el orden no es el resultado de Jas instituciones que lo garantizan, son las instituciones las gus proceden del poder. La Inguiscién'o le polcia,o las dos juntue, ‘ho producen le fe o la seguridad. La fe y Ii seguridad tree consigo Ia Inquisicién y a Is policia puesto que, en el mejor de los ‘casos, a Inguisicién y la poliefa tan s6lo producen el terror, La finalided ¢tica del poder es por tanto wna concepeion eristana Claro que ya Sécrates habia moralizado el poder, la bisqueda de 4o justo es un paso previo a la posicia correcta “del problema politico. Sin embargo, la ciudad de Atenas no ha integrade ee ‘mensaje. El cristianismo durante ta Edad Media estard co Bosicién de imponer una concepeion transcendente de la autor ‘dad politica al institwir en la prictca el gobierno ‘de un Dios revelado: una idea radicalmente ajena, y con razon, de la ciudad antigua. Dios gobiema a los hombres por. medio. dl papas el ‘emperador interpuestos. Incluso segin Sdcrates; el poder nw Participa de lo dvino: lo justo en politica es una cosa, los doses son otra, La obediencia a las leves de la ciudad no ex a obedience 4 Dios, Sélo et eristanismo podia prodicit en la ester polticn el tema de las dos ciudades y encontrar de esta suerte en €l la just, ficacién del poder. El coneepto que desarrolle Tomés de Aqui corcepto del que no es el inventor, segin el cual el reno tiene que set gobemado por un solo principe, puesto que el mundo ceti sgobemado por un solo Dios, es caracteristico dela imitacign eri tiana, Imitar a Dios, es actuar con vistas @ Dios. Tambiée le antigiedad tenia puesta la mira sobre el bien, mas no lo buscaba en un lugar (ranscendente del mundo: lo encontraba en la nature Teza; de ahi la eélebre proposicin de Aristtcles seg fa cual lo ciudad existe «por naturaleza [La sumisi6n det poder @ una norma que en aparicncia le sobrepasa, es realmente 1a profunda otginalidad de la Edad “Media eristiana occidental. El poder, para lograr la abediencis jobedece é1 mismo a figuras que no son las de la. politica: el tema de la Crstiandad esclarece este punto. Ya gue, Der los : 21 Dae motives que acabamos de citar, la Antiguedad no se formaba de la ciudad la misma representacién, queda que la justiicacion Gtica, pese a que fuera totalmente inmanente a la vida de la ‘udad, era una condieiin necesaria de la polities, Lo que es Gerto mis alld de la Cristiandad de Occidente lo es ignalmente ‘mas aci, El Estado moderno, para constiturse y dosarrollare, ha producido, para su uso,_semejantes justificaciones. Dias, la naturaleza, el hombre, o més bien el génere humano, el alma, son Tas ideas que todo poder se ocupa en difundie. Si desde el siglo XV. 1 Estado soberano se afrma como teniendo en s su causa propia, dist con mucho que el poder queen é se eerce se manifieste, por To menos en su principio, como siendo en si mismo su propio fin. Sus fines, por ser serrestres-, no son menos espirituales a incluso, ‘su manera, sagrados: libertad, seguridad, propiedad, igualdad y todas las coses similares, Conviene por tanto sefalar que en Ia «noche medieval se ha clarifcado la estructura del poder. y que si el Occidente parece hhaberse universalizado hasta el exisemo de llegar a corromper el Oriente, ha sido principalmente porque un modelo de poder hia sido pacientemente elaborado, corregide, ajustado. Modelo éste fen el que un principio de naturalera espeiual justifica el eerccio temporal de la autoridad, da cuerpo a la nocién tan poco aprehensible, mas siempre invocada, de Occidente, Nos asaltan slertas dudas, tanto respecto a la historia pasada como a la presente, de que ese legado del crstianismo politice haya sido benéfico en todos sus aspectas (se nos ocurre pensar que sin ly s© Jnubiera hecho la economia del Estado soberana), por es0 no s¢ Ie uede ignorar como parece que ocurre en las discusiones politicas Aactuales sobre la fatalidad del dominio o sobre Ia imposibilidad, histrica o eterna en la que nos encontrariamos de escapar a Ia barbaric. La novién do Ocvidente es un mito. En el sentido primitivo del término, en primer Iugar: como ilusiéa fundadora, porque el Occidente esti por doquicr confundide con el Oriente. Como ‘origen luego dela representacién que nos hacemos incluso hoy del poder del Estado. Es el mito, por tiltimo, de nuestra historia y de Ja historia a secas, esa sorprendente disposicién dramatica en donde fos fines profanos se realizan tomando en préstamo las utiles sendas de los fines sagrados, en donde el Estado se disimula en Dios yen donde las rovelaciones de todo género 22 ucenesprtualmente en el pueblo el concepto, a Profundamente metafisico, segin el cual obedeciendo als pola conquista el cielo. eeaiehee eee R, Permoud: Pour en finir avee le Moyen Age, Paris, 1977 23 2 IGLESIA Y «CRISTIANDAD> ‘por Pierre Griolet SBeege Macy: Rech en movimiento de la Encarnacion y de 24 case, Esto es elo los constantinismo (s), para avoptar una expre sion cémoda. Expresi6n inexacta por lo demés, Con el corre de los siglos: Constantino, es el Oriente y el Occidente. La seleecion {que se produce entre estas dos estructuras culturales conducird ¢ situaciones nuevas: imperio de Oceidente y Ecclesia romana, Otra expresién, también ella comoda, es tentadora para deseribir este Gesarrollo: Ia Cristiandad. Calar en Ia Cristandad no haria in esta llamada. La Cristiandad se encuentra desde un principio con estructuras en pie: el Papa y el Emperador. Mas de forma soterra- dda tambin se instala otro poder: el de la santidad. Las canontza- siones de Constantino y de Cariomagno dejan la hella de las ideologias monoteistas del poder. Sin embargo, ella indican que los Evangelos conservan su propio poder. Si tales canonizaciones pueden evocar 2 emporadores dioses, también ellas hacen pensar ‘en esa union de los poderes con la santidad en su rigor evangélico ¥y'su eapacidad de inveneién. Ea la linea estricta de los poderes > de la ideotogia, los primeros téeminos son los que importan. En modo alguno habia que minimizarlos. Tampoco habria que acte- centarlos: permanocemos lo bastante algjados de una teologia hiperconstantiniana como es la teologia eslave y ortodoxa. Para ella, la canonizacién de los prineipes pricticamente no toma en ‘comsideraciin su santidad persona, sino su lucha contra ls inva sores, su politica. Lo que cuenta, son los efector del poder. El luniverso occidental parece no haber estado nunca tan Iejano. San Luis seré'eanonizado bajo su vocablo de ministerio sacro: rey ‘Mas la ecuacin de su santidad personal serd revelada a Ia plen Jur del dia. Hasta el punto que la oracin dela Titurgia hard gue se pida su intereesi6n (poder de santidad) para compartir con él el ring del «Rey de los Reyes» ste volumen de poder constitutivo, concedide, congy ‘que la Iglesia posce, la converte en pieza mayor ‘en el Calar en la Iglesia de Occidente en «Cristiandads, signifi poco ‘mas 0 menos tener acceso a todos los expedientes. Pero, je0n qué Sptica se hace? El término de Cristiandad, ;qué abarea en su vaguedad? No seri preciso artancar, antes’de iniiar cuala tipo de inventario, con la. parte final del curso inaugural. que Georges Duby dict6 en el College de France en 1970... =... Partir {el principio de que todas las pereepciones, los conocimientos, las reacciones afectivas, los. suelos, os fantasmas, los sito, las ‘maximas del derecho, las conveniencias... la-amalgama de las ideas recibidas que exaspera a las conciencias individvales y cuyas 25 inteligencias que se consideran mis independientes nunca logran {berarse completamente». ‘Se impone, por consiguiente, una precauctén de rigor: seul es 1 peso de suetos y de fantasmas que hay que apartar para atre verse a creer que vamos a lograr aprenhender esta Iglesia de la Crstiandad, aunque sea levemente, en ol espacio de unas plginas? Penetrar Iglesia dea ceristiandade La ilusin seménticn Cristiandads, dicho en otros términos, mundo de los hombres en donde los fundadores son los cimientos cristiano y eclsial. La fexpresion tal vez resulte engatiosa. Parece satisfactoria en una perspectiva répida de eclesiologia:siendo lo consubstancial de la Iplesia cl ser una, conviene favorecer toda lectura que presente cesta primera nota teoldgica. La visién de unidad queda pronto reemplazada por manuales iaicos para escolares y los catecismos Gel pasado siglo: para el lacismo militant, la Iglesia se presenta como wn bloque de oscurantismo desgarrado por las Tlamaradas Ge las hogueras y en ol firmamento donde esté la estrella de Juana {e Arco que se opone a los jueces de la Iglesia, estrella libertadora ‘el teritorio nacional y mértir de la patria, que oculta a las voces ‘de Domrémy. Para los viejos catecismes, Ia Edad Media es el ‘momento de la fe de todo un pueblo, sin leyesalevoses y en donde la bondad, Ia caridad, y la edueacién son obras de la Talesia. El scolar 9 el peguefo cristiano recibieron por tanto esa visa ‘unitarista, unilateralista. Vision que no podria ser la obra nada ms de los Senores Hamois y de los curas Boumisien de Flaubert Un ejemplo harto reciente muestra perfectamente este frenesi de simplifiacion. A partir del sigo XIX, una escuela de teologia se hha asignado la terea de dar a conocer la obra de Tomas de ‘Aquino. En 1880, la Iglesia acababa de convertir al antiguo ‘otidenado por el decreto de 1277 en el patrono de las escuelas ‘atélicas, Ese movimiento tomista, apasionante en su intuicion, pronto se enzarz® al velar ante todo por la. fubricacion de anteoieras. El texto de Duby que acabamos de eitar se le podria fplicar palabra por palabra, Esos stomistas+ no pararon un 26 instante de repetir hasta Ia sacledad a Tomés y nada mis que Santo Tomés. Un fantasma dnico presidia sus trabajos: Tomés lo ha dicho todo y un estudio detallado podria hacerle decir todo lo ‘que tenia que haber dicho. Hubo movimientos teol6gicos que se opusieron a esta simplificacién. Para resumir diremos, que éstes fo han dejado de ser Derseguidos y denunciados: un te6logo © historiador medievalista iustre, M. D. Chenu, serd literalmente liquidado por los celadores del tomismo que caminaban a paso acompasado, Su crimen consists en haber presentado un tomis- to leido en io real de la historia medieval de los hombres de las sumas. Incluso en el momento que se celebraba el Vaticano I, tendré que ser un obispo malgache el que haga penetrar a Chenu nel concili: se le habia pura y lanamenteolvidado tras décadas ‘después de las querelas ‘a far lisa, unitaria de la Cristiandad es un maquillaje, una apariencia. El constantinismo «bis» Hay otto tipo de bloqueo —de vision politica éste— que intenta realizar una operacién. Sugerir una especie de eslabén que tuna el imperio cristiano « la Crisandad, Una especie de movimiento de épocas dichosas y de paraisos perdidos. Encven. ‘ros de una eclesologia sin miculas en sus relacionesiailicas con Jos poderes. Otra nueva apariencia engafosa. El consiantinismo todo —incluso sis le esquematiza— resulta més complejo, Algo asl como vn castillo de naipes en el que una ‘carta mantiene «Ia otra con su peso. Naipes por lo demés mar ceados: hijo de la Iglesia, el emperador esti Ia ver sobre una arta y es titular de otra, Juego en el que la Iglesia dicese tener valor supremo, pero en el punto de vista mistico, porgue en lo concreto, las palabras de vide eterna piden el’ apoyo. de. los poderes de este mundo, Todo el juego eonsiste para la Tglesia en ‘decir y en hacer que se diga que la carta imperial se apoya en ell, ‘garante de una fealtad de los suyo... aunque sea introduciendo en €1 juego de naipes el comodin de lo divino. Carta. que también jJjuega el emperador al definirse sacando su poder de Dios. No puede decirse que la Iglesia siga aplicando el juego ‘onstantiniano en sas Cristiandades». Alas provincias imperiaies les suceden los reinos y los obispados: otras dimensiones modit 27 can las apuestasy las estrategias. Van estableciéndose autonomias dministrativas. ¥ la Iglesia inicia un procedimiento de liberacién de las trabas, Al comprometerse Gregorio VII en la polémica de las investiduras, pondré sumo cuidado en marcar una lectura que 4l quisiera irreversible: «Si Ia Sede Apostolice juzga los asuntos tsprituales en funcion del poder que Dios le ha confiado, zor ‘qué no deberia juzgar los asuntos seculares-, Lo que equivale a afirmar el derecho a juzgar a los principes, Alejandro IIT seri todavia mas eateg6rico con respecto al emperador Federico I: «Yo ‘puedo citar a mi tribunal, y en cambio, no se me puede citar Pedo juzgar, y no se me puede juzgars. Dicho en otros términos, el papado, en sus conflictos con ef emperador, ha liquidado el mito imperial. El papado juega sobre un teclado pluralista: las, reyes. Yel se manifesta en la linea de sus conguistas: la consast in, Inocencio Il lo manifesté en una deeretal: «El rey de Francia zo reconoce a ningin superior en lo temporal» (decretal Venerabil ten. Litireicamente podria sefalarle el paso con Ia pérdida de la costumbre de citar al emperador, defensor de la ley, en la oracién teucarsta. La consagracion concretiza en nuevo estado: vestida con Ja dalmética y la tiniea diaconales —el servicio— el rey vste el santo sacerdotal —el poder. EI rite ha sido caleado de la cons ‘raciin episcopal, Las sociedades aparecen en &l eon el coro de los pares aicos ecesisticos. Los obispos -comsagradotes: son también pares eclesistcos. Entra en escena un nuevo campo de poderes: bispos necesaros, mas nada les reemplaza si faltan los pares Iaicos; uneién de la Santa Ampolla, pero presentada por eabale ros que penelran en la catedral montados a caballo. Cuando la Iiturgla Compone una misa para el rey, lo constantiniano se Inunde: sRezamos por ti, Dios Todopoderoso, por tu servidor ruestro rey. A él te has dignado confiarle el gobierno de este reino. Haz que ctezca con todas las virtudes, que sea noble como corresponde a su estado. Que evite la fealdad de los vicios y que te sea lo bastante agradable para que legue hasta ti, ta que eres Ca- ‘mino, Verdad, Vidas. En este texto. Dios tiene primacia, El es fuente, mas tembign término eventual si accede la santidad de Ia vida, El hombre rey, es una sdisputar entre fealdad, vicios y hobleza. El sbastante agradable- marca netamente que es una cosa delicada: la canonizacion no es mis el automatisma de los auras imperiaes La tentacion arqueologizante Sin esa tentaciin, ghubiera sino existido, por lo menos reali zado st obra Violle-le-Due? La tentacién inicia un rosario de ‘bras con Nuestra Seiora de Parks* de Hugo, El genio del crsta hismo™ de Chateaubriand sus. émulos, y culmina en La Catedral de Huysmanst**. La tentacign estd més o menos oculta fen Tos inconscientes. Y al igual que toda tentacion, ésta es politica, Esta

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