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Roberto el ascensorista Servicio de
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-Eike katu.
-No creo, la vieja llega tarde todo los das, por qu?
-Mba'e mi amor piko, estoy pire vai hoy, marqu tarde y me van a
descontar, llegu tarde por culpa del colectivo mbore de la lnea 15 y mas
todava que hubo embotellamiento en la calle Montevideo.
-Vro rei upa, yo voy a hablar con Valentn, yo voy a arreglar eso.
-En serio pio, puro pio, Ruth, dale hacmena esa gauchada, mi amor.
Al quinto piso, tengo que llevar estas autorizaciones para visar, justo con el
tipo pesado del Dr. Zrate, no da gusto con l.
-Por qu?
-Te quiere tocar, te dice mamita y es muy mujeriego, adems con los hijos
que tiene en cada cuadra.
-Quinto piso.
-Tranquilo pa.
-Mmm, ms o menos.
-Tens que cuidarte porque las multas ms que nunca se estn descontando.
El ascensor del edificio era muy estrecho con capacidad para 6 personas,
lento como caracol, y como la reforma educativa, el edificio perteneca al
MEC, era de las primera marcas de ascensores en el pas, sin aire, tena un
pequeo ventilador que daba vueltas como loco y lo nico que haca era
hacer circular el juru y tevi ne de la gente, especialmente en vacaciones
cuando los maestros del interior se venan con sus quejas y con su
naturaleza propia a cuestas.
Roberto mira si nadie ronda por los pasillos y se escapa del ascensor, todos
los das aprovecha la media maana de los empleados para escaparse y
poder comer una empanada y una pulpa, era barato, la coca era muy cara y
su sueldito no le alcanzaba para lujos diarios. Adems tena que ayudar a su
mam con las cuentas de la casa, el sueldo del papa obrero de una fbrica
no cubra todo y el valiente hijo tena que ayudar a seguir adelante.
-Si seor.
Martin Ramirez.
Hiroshima, enero de 1997