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eee (eee a Las Vous datapetct> Madnd, Gedo 117F 0 AUTOR ¥ FAUTOR [BL AUTOR RELATOR La primera condicién para el anélisis de la estructura | rarrativa es el asombro, Asombro ante las cosas del relato ‘que parecen més obvias 0 naturales, El lector, desde hace 1m tempo, oye voces. Med, sintvement de ta . oe eg novelegen nrucho mss que en otras) casi sem | Grier, Pais, 1, ple. 70. et hee a ee i: as voces de ta novela teibuyen a fijar Ia situacién del transcriptor y el punto de vista del narrador —en q ‘que cobra el caricter intimo, reservado y ‘pudoroso’ de wna confidencia otofial producida por y en determinadas circuns: tancias—. Ese segundo capitulo concluye de manera clecuer ; 6 me las ofrecis. Y co- To que cotinia et relato propia gue adguiere ast un eco distnto del que tendria sin It introduce: aparece como justseado, 0 por 1o menos remo de toda wospecha de exhibicionismo. EI consents Sestnaaio (interna), ha vecibido, poe, una telacén ord Ge Tos hechos 7 Ie ha tans Caso similar es et de Otra James, sungue en die el transcript ha exeachado —¥ DA teanscrito con toda exacttee macho tempo después B Tesure de une reacin eierita de Ia historia, La otrodue Gin, que hace de rnc, presenta una tertlla em ate nn dels asitentes, Dooglas, anncia —aportao alguns previ la lecture de na ecaotriante Bistora fa, ona joven Insist, ym etna esas le Roberto Ato asst ene ts taal Poo Day al Simei, Lacacs i sowela (nov) sn aber eee ten a can, cdo hn ea on sucece o 87T fr (alpeatos de spin etato me el Sti a e's novela aparece rare" roa thes de tt tt oa ret 0 aa “Ebr acer, denon a cass P= ‘ul a ws ln de nhs, Ea ee Interne We to interroaw’ a perspectiva del relato, | ta de tuerca de Henry } Autor y fautor 45 confesé todo». ). eResultaba asombrosa su resistencia. Conversaba hasta diecfocho horas por dla, Yo tomaba notas surgentemente, Mi trabajo era penoso, porque tenfa que tra: dejar en Ia semioscuridad. Eréosain no podia tolerar Ia 1uz. Le era insoportables. EI autor, empero, disimula ciertas tro extremo de Ja coordenada encontrarfamos aquellos rel el artificio del autor-transeriptor resulta mis patente, El editor reclama simplemente el méri {0 (0 la disculpa) de haber encontrado o dado a la 1a unos papeles: 1 que publico con el por Celesti ). Por supuesto, hay un gran nie mero de relatos en que el autor trata de disimularse, si no e ocultarse, por razones de conveniencia, de pudor o de censura, Tal, @ este respecto, La vie de Marianne (Marivaux), oble envio: «Como podria sor juien realmente la encontrara, como Oberman (de Se- ‘encour), cuyo autor se presenta apenas veladamente como ‘1 editor. O Volupté de Sainte-Beuve: cE! autor, el perso- raje no ficticio del relato, ha muerto ha pocos afios en Ta América del Norte...», Personaje no fcticio, en efecto —aco- fa Maurice Allem—, y del cual sélo la muerte es ficticia®, 3 Sainte-Beuve, Volupt, introducclén y notae de M, Allem, ed, Carier Frees. 46 Las voces de la novela © ia ironica Advertencia del Editor de Les taisons tange- peuses: eno garantzames la autenticidad de este conjunto, Jp hasta nos sabran ragones para pensar que no es ms que ‘una novela» EL autor facta, como Yeos eae ser ¥ o St 0 Te cho, entre ser y aperecer: desde In timida ps a la ausencia remisa, Nada mis io fa este respecto (que los comienzns de Balzc Coro es sabido, Balzac ensaya ‘Sus primeros pasos en la novela acultindose detrés de va Flos seadénimost Lord Rioone (enpero anapramition-) Saint-Aubin, Vielerglé, No conform, recurre al arti Falthurne, Manasceito del Abate Savonati traducido del ite ‘wtéitbre de Birague, Historia extraida de los toe de” Dom Rage, exprior de los ‘Benedictios ‘Un momento lo vemos inclinarse media; dejando atrés los extrafs hacia una solucién Cendénitmos de sus novelas de capa y-espada, adoptaré uno tema que uc, my foal $a con 8 edad reer da yane his vey dlcaa de a historia ot eae Mor Meilen, No cbtat, desdoblindos alt : y curios Avertissement tre prog, ek em exeso Bo rer ecmtenente dew india pate So arin poiemosconfesar que mest sat oe to compar pr ef autor de eta obra —gulet ae ae ama pean avert por estos eS Hen ene Series de fern 6 gue wo Se & Bes, Autor 3 fautor . fuerza por hacer creer en Ia existencia de abates, de mili. tares, de sscristanes, de gente muerta en los calabezos, y en el hallazgo de manuscritos que hacen volear sobre eristuras postizas tesoros de simpatia—. Sir Walter Scott tuvo esa ma- nia, pero tvo el buen gusto de burlarse él superfotaciones que restan verdad a un libro. denado a subir ab tala ay que deci, por into, 2 incer de chit, peo sin ayuda de niga Neogene fciina uh onbre que se Presets modestamente diciendo su nombre, Y cesta en nombres, ay une cea Crea ya sus coniadadanoe una vide elt cpremsc, un Bombe y'no una sombre, yee respecte nunca fae Tevada ona vicina ms reigadn sla hoch de a CFs 3 pero esgrime todavia angumen- tos suicidas, (El psicoandlisis develaria seguramente en este ombroso caso de ambivalencia), Finalmente, Bal- Morillon, y sanciona por primera vez una 2 con su nombre (que reforzard poco después con Ta particula nobitiaria: de Balzac). En Adotphe el recurso es complicado. El editor declera en su Advertencia haber recibido un cofre (con cartas, un retrato femenino y un cuadermo manuscrite) enviado por tun posedero de Calabria en atrés, simulténea y casual ciendo de las sefias de éste (a quien pertenecen ‘sin lugar {8 dadas los efectos), ha conservado los papeles durante diez afos, hasta que en un encuentro fortuito, en Alemania, yhabiendo hablado del manuscrito, alguien se lo pide. Ocho dias después, lo recibe nuevamente, acompatiado de una 1s voces. 4 certs, que fo deride Seren cha Cart Sivas ks que gutan co jp pubea ea ies) au Respuesta ted me deve) or al loa de > tae dea den, conBesa aber te rer tpt de una owl, en ave ‘ompontendla a8 de Hoy no puede yt publicaré el me Sin de erdadora cares, egue eso fn a wpe dunt, In part mar se da cn ttle aralipsmeno es Clara haber trsiadado «oon toda exa de Ja institut, Treouerdo especial merece el caso de Las amistades petigrosas de Lacs. El trnscriptor diseute abirtamene en et Prefaio de redactor su particpacion. Después de is ba conistido (a saber: selecciin y ordema precise: de Jas cunts rte, speradamente ¥ cas ‘casos completamente extrafios entre sf, as voces de ta novele * ha sido aceptads, no habria bastado, indudablemente, para dar mérito a Ia obra, pero le habria quitado por Jo menos hablidad, fingiendo una gran inocencia, descubre los pro- bblemas en que la critica se demoraria después. No deja de y fan tempranamente, so pretexto de replicar a las nes que sus reservas y propésitos habrian merecida, sefala algunos de los problemas que Ia novela epistolar o el recur so de la transcripcién plantean. otros, el problema de Ia variedad cién del documento: «Se me ba objetado que eran las car- tas mismas Jo que se queria dar a conocer, y no solamente ‘na obra hecha segin ellas; que iria tanto contra la vero- itud como contra Ia verdad que las ocho o diez per sonas que an mantenide la correspondencia hubiesen todas ‘escrito con igual pureza>. La novela de transcripcién sa, curlosamente, del re hha hecho que estos papeles lee que aqui se cuenta habria naufra- ; hay algo muy extrafo (zde indiscreto?, 1B Por supuesto, como an Ta plntura, toda “ects! —s punto. de rita, su perspectiva~ est a preestablecids, ordenada por ef autor. En este emtido, el lector obedece los designoe del autor. 56 Las voces de la novels 1 Ge culpable?) en esta lectura que haces de algo que no te | pertenece. + Sefialemos todavia dos modos diferentes de ulilizaciéa ‘encontrados, En un aso, éstos han sido hee; , influyen en Ios acon ppiada de esta ine parte y el todo, pedefan servir el diario de Justine, el comentario de Baltazar y las cartas de Clea en Ei cuarteto de Atejandria, por no citar las razones que su segunda parte la historia de Cide Hamete Benengeli cox tenida en la primera. Ta novela de autorsranscriptor puede ser vista desde tres sexo transcript. (G)) En fin (si no como ta derivacién) como la mis bien ypolacién de tos antiguas relatos 'enmer los franceses hablan de 'enchassement’ o de ‘encir or 57 sage’) través de tres modos diferentes: a) una historia es dentro de otra principal (como en las novelas del vents de Dow Sesto Sombra, o tos eis. + ¢) el marco queda reducida del ‘editor’, los papeles , Pampinea y compafia, al minimo en el recurso ‘transcriptor es como una dup ‘mas frégil, attfcioso y convencional tos. Bs extrafo, con todo, que en la tras no haya sido denunciado por su subvers la esencia prece- de su produe- cién (lo situemes donde quersmos) la titeratura, el género, preceden a Ia novela. Se trata siempre de Ia novela de sn novelista, En las de autor transcriptor se pretende que sea 38 Las voces de ta novels sl revds: el documento (caftas, distio, memorias) es antes, de alcanzar existencia Uteratia. Son’ los lectores quienes se aiadidura: le roman malgré-soi... Desde este estas obras que no son Hteratura, sino ‘docu. ea vide real, estén teoricamente destine recurso del transcriptor tiende, en defini quo hayamos distinguido matices de fnalidad) i aque los letores ereen verdadero> (Todorov), o sea entre “aiseateo'y la opinién comin. Abora bien, 1a opinién comin se constituye a partir de una sceo- tacién total, de wn crédito irzestringido a la palabra él 1 Vine al cao recordar estas palabras de MLS. Barsier, nant con ofr dese, relerdas a una novela no expléitamente de aute. fe parece: ela plapart des ci ‘Be rsconter chlle @ as voces de fa novela -go: To que cuenta el ‘més © menos clara de tal iancia irénica, En rigor, una entrega ir ada sélo es posible porque esta presidigh por la coneiencia de Yo narrado como fictici. En esto s© + crvidencia que el cardcter ficticio del objeto narrado, com> condicién de una inniea eredulidad sin reservas, es el medio is que sf, yen el espacio abierto par ese si deja afirmarse Je decisién trastomnadora de la obra, Ia afirmacién de qe ella es —y nada méss En las novelas de traslacidn que nos ocupan, el autor 20 } se contenta con esa verasimilitud por consenso, monda ¥ ‘ronda, Reclama para su ficeién una lectura como doctmer to, O mejor, una lectura como documento. Aspira a wt nueva forma de verosimilitud, ya que no —claro esti— de "SF, Martner Bonatis cNatursleza Yigca y extruturn fenoméle de ls nara lteraran, em Ea etructera deo obra tears, Bd Je Universidad de Chie, 1960, ps. 5, DB hnnrce Blanchot) Lerpace tetéraire, Galimard, Pars, 155, ion 25 ee qi Autor y fastor 6 verdad, Tanto los edltores del Diario de Ana Frank (que den a Ja imprenta un documento real), como Max Brod (que da a luz las fcciones de Katka), como Macpherson (que Ossidn) Son editares reales: hay epilogo del Diario de Ana publica-los eantos del lgimonos de una apreciacién de Todorov (que resumimos): la verosh remite 2 la relacién de Ta obra con otra cosa, que no es Ja ‘realidad’ sino um diséurso diferente, que puede eobrar dos formas: las reglas del género o la 0 primer caso, por cuanto cl rechazo del génera ‘novela’ desemboca en un nuevo géne- ro: la novela de autor-transeriptor; en el segundo, por cuan- to I opinion piblica asimila el. gol reconstituye y —naturalmente— perdura. Cuando Cervantes atribuye los suceses de Don Quijote al historiador arabe Cide Hamete, ningiin lector puede estimsrlo con apariencias de verdad. Cuando Sartre 0 Cela, empleando el mismo recurso, acumu- lan sobre es, verbigracia, el haber encontrado Ios a Las voces de ta novela jpapeles en na fermacia, atados con un trozo de bramante, ado las cartas del co si el autor ni los Jectores se engafan: supercheria de que el autor es Duarte ‘que Cela pueda suponer que —me- seri 008 ti penny ae facie creerd en 20 Cela, Zante tal acamulacién de indicios veresimiles— nosotros, | rectors, Teguemes a ererto, En rigor, la novela no es num serfa: Juguemos 2 que esto (que Teemos) ne ‘documento’. Vista ast tal superfetacién (co- ‘uo arto. Lo que el autor-transriptor propane al lector fo es la walidad, sino (como dixfa Barthes) un efecto de ealidad. Ea fis, ninguna defniciéa convendri fovea de autortranscriptor que aquella que J pla ala verosimilitud en general: elo vero terdadet, seria ol discurso que se asemeja al diseurso que doble juego es In imagen mis- lector no se engatia. $a ide, son indispensables pare fa consimacién ficconal, Sélo a condiclén de ambos se esti: oa ge i convencién nas fentiment, tanto como su blew 4 etcito novelesco, Todo retaceo, en el uno o en bt fim, prowea im cortocrcuito, Si el lector se engafiara —dice fon rain Martinez Bonati—, «su contemplacién serla pect: como el oyentefictici, y en su lugar, contempl [aol bablante y al mundo narrado, y no toda la sieuacién xn I Se ass, 8, pe. Autor 9 fastor 6% comunicativa; y aun esto mismo imperfectamente, pues st pertenencia a aquel mundo y a aquella situacién comuni- cativa perturbaria su contemplacién con inquietudes rela- tivas a In verdad de lo dicho y a la actitud que ante ello debe adoptare, Desde este punto de vista de Ia autoria fin- ‘ida, 1a novela del transcriptor, aunque distinta de Ia novela, smo grupo, A ambas puede rodeo, me adelanto sefalando mi imdscara con el dedo>, 130 Las voces de la novela nomenon) encierran la distincién a que aludimos. La verosi. \d narrativa se ba internado curiosamente por dos vias Ja acentuacion de Ia implicacién traseendente de Ia enucia- cidn, En un caso la eseritura es numénica, aparece como un conjunto de de un acto consciente ¥ of ¥ asf como no et posible la dicotomia del pensar y el hacer (todo pensamiento es acto y todo acto entrata Pensamiento) hay agui una fuerte unidad entre pensar, ha ‘oer y registrar, *| como sustancia, como interés central de v EL PERSONAJE, Le roman para chancee perdu son melleur soutien Te heros Aisin RobbeGrilet, Pour sot FI persouaje ha constituide siempre una de las dimen- siones fundamentales de la novela. Su distinto tratamiento podria, de por si, bastar para una historia del género. Cabria, no obstante, distinguir (con afin categorizador) os enfoques diferentes: el personaje como tema, es decir, el personaje como medio, tramento fundamental para sa biografia de su alma, se identifica casi totalmente con Ja sustancia de su novela; un personaje como Meursault es fl instrumento idéneo para la visién de un mundo 20% determinado, Tas relaciones entre autor y personaje podrian s fradas desde ambas vertientes, Desde ambas podria birse la historia de Ia novela. En un caso, el personaje estd Las voces de la novela BL personaje 133 que se cuenta, en el otro a edmo ea otras —y que seGalémoslo nuevamente, determina nuestra visién de. leo tores. Mauriac decia que tomaba sus personajes de la realidad cuando menos importancia tenian, como simple ‘utleri! Esto se repite, consciente © inconscientemente, en muchot sovelists. Es curioso comprobar eémo Balzac, sin declarario, cumple el mismo proceso: sf analizamos los ciclos de creck miento y transformacién de la Comedia Humana, veremos El personaje ar ue, paulatinamente, va reemplazando Tos personajes hist6ri- cos por los de ficcién, en la medida en que estos iltimos fobran a sus ojos mayor gravedad 0 en que los reemplazan- tes han alcanzado en la Comedia cierta plenitud, El célebre procedimiento de retorno de los personajes suquiere, de esta circunstancia y otras concomitant valor muy distinto al de las novelas cfclicas (‘romans fleu- ves) con Tas cuales se lo ha rnovelista sigue, a través de di ‘grupo de personajes, Balzac, p ‘contratio, recurre, cusn do los necesita, a pesonajes que tienen ya un ‘prontuatio' en a Comedia Humana. El autor de novelaio concibe, inventa de antemano una familia 0 unos cuantos héroes a 10s que wa jaturalmente, siempre hay deseu! Balzac no se preocupa por 'segu pet le unos personajes: les convaca o los erea en ef momento en que Ios necesita, Uitima reflexién: en un momento dado, los novelistas hae blan Insistentemente de Ia independenci yes entonces cuando, paradéi ‘mea. Los novelistas contempordneos, Dablado rara vez de la autonomfa de los persons 4a ver han consumado silenciosn y obstinadamente la dee. apariciéa del autor.

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