Plalon, Texlebo , Uadus , Grecdes 2003 (Tad. Yate Ualleye ) |
306 ik000s
Fidiculo dejar @ un lado los elementos para recurrt a otra
cosa?
‘Soc. — Entonces, Teteto, sin lugar a dudes y de acur.
‘=o con el presente razonamiento, el compuesto seria una
forma tnica ¢ indivisible.
Tuer. ~ Eso parece.
Séc, — ¢Recuerdas, querido amigo, lo que deciamos
hace poco? Creiamos estar acertads al admit que no hay.
explicacin de los elementos primeros a partir de los cuales,
se componen las demas cosas, porque cada uno es indivsi-
ble en sly por si mismo y no seria correcto hablar de ellos
atribuyéndoles palabras que, como «ser» y «esto», expre-
san cosas diferentes ajenas @ su naturaleza. Esta era, por
‘consiguiente, la causa por la que carecian de explicacién
¥y eran incopnosibles
‘Teer. — Lo recuerdo.
4 Séc. — gra, entonees, alguna otra la causa sino su
naturaleza simple ¢ indivisible? Pues yo no veo ninguna
otra
‘Tarr, — Desde luego, no parece haber otra
Soc. — Ahora bien, si el compuesto no tiene partes
Yy posee un cardcter singular, jno queda incluido entre
aguellas cosas que tienen Ia misma forma que los ele~
mentos?
‘Teer. —Enteramente de acuerdo.
Soc. — Por consiguiente, si el compuesto es una pluras
lidad de elementos y un todo euyas partes son los ele-
rmentos, Jos compuestos han de ser tan comnoscibes. y
expresables como los elementos, dado que la totalidad de
las partes parece ser 10 mismo que el todo,
+ Teer. — Sin duda alguna.
Séc. — Pero si es uno y carece de partes, el compuesto
careverd de explicacion y sera incognoscible de a misma
rarrer0 07
‘manera que el elemento. La causa que los hace ser de esta
naturaleza es, en efecto, la misma.
‘Teer. —No tengo nada que objetar.
Sc. — Por consiguiente, no dejemos a nadie decir que
1 compuesto es cognoscble y expresabl, si afirma del
elemento lo contrat.
‘Teer. — Sinos convence este razonamiento, desde lue-
0 que no.
Séc. — ZY bien? Si tuvieras en cuenta la experiencia
‘que has adquirdo en el aprendizaje de las letras, sno acep-
tarias mejor que se dijera lo contrario?
‘Teer. — ZA qué te referes?
Soc. — Cuando aprendis las letras, no hacias otra co-
sa que intentar distinguir cada una de ellas en si y por
sf misma, tanto al verlas como al ofits, para que no te
confundira su colocacion en el momento de leerlas 0 e¢-
crlbirlas. A esto me refer
‘Test. — Si, tienes mucha razén,
Soc. —¥ haber aprendido perfectamente las lecciones
el citarista, no significa otra cosa que poder seguir cada
luna de las notas y decir a qué cuerda pertenecen. :No es-
farla todo el mundo de acuerdo en que éstos son los ele-
rmentos de la misica?
‘Teer, — As es.
Soc. — En eonsecuencia, si hay que hacer conjeturas
acerca de otras cosas partendo de los elementos y com:
Puestos, tendremos que decir que el género de los elemen
tos puede ser objeto de un conocimiento mucho mis claro
¥ prioritario que el det compuesto en lo que se refiere &
Aalcanzar un perfecto aprendizaje en la materia de que se
trate. Es més, si alguien dijera que el compuesto es cos-
roscble, peo que el elemento es por naturaleza incognos:308 iALooos
ible, tendremos que creer que esté bromeando, voluntaria,
6 involuntariamente,
Teer. — Sin duda alguna.
¢ Séc, — Ademas de esta prueba, me parece @ mf que
podrian descubrirse otras. Pero no nos vamos a olvidar
e la cuestion que tenemos pendiente para prestarles aten
cidn, Lo que hay que averiguar es qué quiere decir en ver-
dad esta afimacién de que la expicacién afadida a una
‘opiaién verdadera constiuye la forma més perfecta del
saber.
Teer, — Erectivament, e0 es lo que hay que examinar.
Séc. — Veamos, pus. Qué quiere decir el temino «ex:
pliccién» (l6gos)?’A mi me parece que significa una de
estas tres cosas,
Test. — gDe cuiles?
4 Séc. — La primera es la manifestacion del pensamien-
to por medio del sonido que se articula en verbos y nom-
bres, revelando as la opinin en Ia cortiente vorlica co-
smo si fuera en un espejo o en el agua. zNo te parece a
1 que wexplicacién» es algo por el estilo?
Tart. — Si. En todo caso, cuando alguien hace esto,
ecimos que se explica"
Soc. — Sin duda esto es algo que todo ef mundo es
capaz de hacer. Unoe lo harin con mis rapidez y otros
on més lentitud, pero quien no es mudo 0 sordo de naci-
riento puede indicar cual es su parecer sobre cualquier
«cosa. De esa manera, todos los que opinan rectamente
cs evidente que tendrén la opinign acompanada de expla
cidn y nunca podri darseen forma alguna la opin recta
con independencia del saber.
"6 Tratucins aq! len (habla) por sexpleac, para guard
paraletisns con i tendaciba de (igs por seins
rEerEro 309
‘Teer, — Es verdad,
Soc. — Ciertamente, no debemos acusar tan ficilmen-
te a quien ha dado esta definicién del saber, que ahora
‘estamos examinando, como sino hubiera dicho nada. Pues
tal ver no era esto lo que queria decir, sino mas bien que,
si a uno se le pregunta qué es cualquier cosa, debe ser
capaz de dar Ia respuesta a su interlocutor en funcion de ae
Jos elementos que 1a componen.
Test. — {Qué es Jo que quieres decir, Sécrates?
Séc. — Por ejemplo, también Hesiodo "dice que wbay
cen piezas en un carron, cuando habla de éte. Yo no se-
ria capaz de enumeralas, y ti, creo yo, tampoco. Pera
si alguien nos preguntara qué es un carro, tendeiamos que
contentarmos si pudiéramos enumerar las ruedas, el ej,
cl cuerpo, los aros y el yugo.
‘Terr. — Desde luego.
Soc. — Ahora bien, este hombre podria considerarnos
sete ridicula, dela misma manera que si nos preguntaran
por tu nombre y respondiécamos slaba a slaba. Y, fect
‘vamente, lo seriamos, si por opinar rectamente y decir 1o 5
‘que decimos,legdramos a creer que eramos ya gramaticos
¥¥ que poteiamos y deciamos Ia explicacién gramatical del
nombre de Teeteto. Pero él pensarfa que no es posible dar
‘una explicacién de cualquier cosa desde el punto de vista
del saber antes de hacer un recorrido por cada una de las
cosas a través de sus elementos y en compatia de la opi-
nidn verdadera, que es también lo que se dijo anteriormente.
‘Tuer, — Efectivamente,
Soc. — Giertamente, también en el caso del carro po-
ria pensar que tenemos una opini6n recta. Pero el que
es capaz de describir su naturaleza enumerando el centenar
7 Haas, Trebor» Die 486310 idt000s
de piezas que posee, en el momento en que afade esto,
«-aftade una explicacién a la opinin verdadera y, en lugar
de tener meras opiniones, adquiere el saber relativo a la
naturaleza dal carro, al recorrer el todo elemento por
clemento.
‘Text. — :¥ no te parece bien, Sécrates?
Soc, —SI te lo parece a ti, amigo mio, y admites
‘que es una explicacién le deseripeién de cualquier cosa
elemento por elemento, muy bien, pero si te parece que
Ta descripeidn que se basa en lo compuesto 0 en algo atin
«4 mayor carece de explicacién, dimelo para que lo exa-
‘Teer. — Pues si que lo admit.
‘Sée. — zLo admites, acaso, en la creencia de que uno
sabe cualquier cosa de que se trate, cuando la misma cosa
le parece, unas veces, parte del mismo objeto y, otras ve=
8s, parte de otro, 0 cuando opina igualmente que & un
‘mismo objeto se le puede atribuir tanto una cosa como
‘otra diferente?
‘Tuer. — No, por Zeus.
Séc. — jOWvidas, en ese caso, que, al comenzar
aprendizaje de la letras, t0 mismo ¥ los demas haciais eso?
‘Terr. — {Quieres decir que a una misma sfaba, unas
«veces, le atribuiamos una letra y, otras veces, le airibula-
mos otra diferente y que coloeébamos una misma letra tanto
fen la sflaba adecuada como en cualquier otra?
Séc. —Bs0 5 lo que quiero decir.
‘Teer. — Ciertamente, no me he olvidado de el, por
Zeus, creo que hayan alcanzado el saber los que se ha-
lan en tal condicién
‘Séc. —¥ bien, cuando una persona que esté esci-
biendo «Teeteto» en tales circunstancias, cree que debe es-
cribir y eseribe athe», y, al intentar escribir Teodoro, cree
resrer0 a
que debe escribir y eseribe «ter, idiremos, acaso, que
conoce la primera silaba de nuestro nombre?
‘Teer, — Hace un momento acotdamos que quien se
halla en tal condicion no posee atin el saber.
Séc. — LY hay algo ue le impida estar en las mismas
condiciones respeto a la segunda, tercera y cuartasilabas?
‘Terr, — No.
Soc. ~ :Podré escribir, pues, «Teeteto» con recta opi
nidn, si puede hacer una deseripein de la palabra clemen-
to por elemento y la exribe en al orden debido?
‘Torr. — Evidentemente
Soc. — Pero, ino es verdad que no esta ain en pose-
sion del saber, a pesar de opinar correctamente, como
decimos?
‘Teer. ~ Si
Soc. — Sin embargo, gposee una explicaciin acompa
‘ada de reeca opinin, pues, al escribir, hizo un recorsido
letra por letra, que es previsamente, segin acordamos, una
cexplicacién?
‘Teer. — Es verdad.
. — Por consiguiente, queido amigo, existe una rec:
in acompanada de explicacién que no debe atin
amarse saber.
‘Teer, — Eso parcee
Séc. — Entonces, cuando pensamos que habiemos da
do la mas vertadera explicacin del suber, nuestra rigueza,
al parecer, no fue més que un suelo. ;O es que no debe-
‘mos acusarnos ain? Tal vez no sea ésta, en efecto, Ia
clase de expicacion que hay que emplear en Ia definicisn,
"9 Teedco 9 Teta comin n geo come mis sb, he
Pero, en ete cao, ls pesona en ete hae ea crete
Tent, a comenar coe te income Teodor stir th32 iiLo90s
sino la que queda de las tres, una de las cuales deciamos
‘que ha de considera como explicacin el que define el sa
ber como recta opinién acompatada de explicacion.
‘Teer, — Has hecho bien en recordarlo. En efecto, ain
queda una. La primera era una especie de imagen del pen-
samiento expresada verbalmente, y la segunds, menciona-
da hace un momento, era el recorrido hacia el todo a tra
‘és de los elementos. ¢Cual dices, pues, que es la tercera?
‘Soc, — La mayor parte de ls personas dirian que con.
site en la posibiidad de decir una caracterstca por la
‘que se dierence el objeto en euestion de todos los dems
“Tuer, — :Puedes indicarme algin ejemplo que ilustre
sta clase de razéa?
4 Séc, —En el caso del sol, si es que te parece bien
este ejemplo, ti aceptaias, creo yo, que es sulcinte si
diéramos como explicacin del mismo que es el més bri
ante de los cuerpos eeestes que se mueven alrededor de
a Gera ™,
‘Tart. — Desde luego.
Soc, — Déjame que te explique por qué lo he dicho.
Hace un momento deciamos que si alcanzas la diferencia
por la que una cosa se distingue de las demés ™, segin
afirman algunos, alcanzas su explicacién. Ahora bien, si
lprehendes algin rasgo comin, tu explicacién lo serd de
aquellas cosas a las que se atribuye la comunidad.
7 Ce Andras, Meafice Lut
"> Para Tsim (to, gn) srt epimers
shin det platen dlaphord ene vein el ue Ailes haba
(de aii ex utara de Sefiin, Cf, rors, Mele.
1asTe. Sin embargo, Comton (La tort pln. is SI,
12 i) hve que Pin parece evar eo dl iio, «caus
‘sgifzado usc como deena espesti,gu epee ilevan-
sertero 33
Text. — Ya lo comprendo y me parece que ests ace «
tado al lamar expicacién a algo de esa naturaleca,
‘Soc. — Pues bien, ef que tenga una recta opinién so-
bre cualquier cosa y pueda anadile lo que la distingue de
las dems, habré legado a poser el saber en tuna cuestidn
de la que anteriormente s6lo tenia opinién.
‘Tuer. — Eso es,
Soc. — Sin embargo, Teeteto, ahora me ocurre exacts
mente igual que al que contempla una pintura borrosa,
5 dect, después de acercarme a lo que estébamos dicen:
do, no entiendo ni 1o mas minimo. Ea cambio, mientras
‘ie mantuve a distancia, me parecia que tenia agin sentido,
Teer. — ;Cémo e exo?
Séc.— Vamos a ver si soy capaz de explicételo, Yo 20%
puedo decir que te conozco, si tengo una recta opinién
de iy ella anado la explicacin que te correxponde. Pero
si no 6s asi, Io tnleo que puedo hacer es opinar
‘Terr. —Si.
Séc. — Ahora bien, la explicacin no es otra cosa que
1a expresion de aquello que te diferencia ti
‘Tart. — As cs.
Soc, —Entonces, euando me limitaba a opinar, no
aprehendia mentalmente ninguna de las caracteristicas que
te diferencian de los demés. {No es asi?
‘Tarr. — Eso parece.
‘Soc, — Por tanto, yo tenia en el pensamiento algo re-
lativo a lo que tienes en comin con otras personas y no
fen mayor medida que ninguna de ella,
‘Ter. — Necesariamente, ,
Séc. — Vamos, por Zeus! zCémo podria yo opinar
on tales circunstancas acerea de ti mds que acerca de cual-
guier otro? Imaginate que yo estuviera pensando «ste es
‘Teeteto, que es hombre y tiene nariz, boca y ojos», y quea4 iALocos
‘ontinuara de la misma manera con el resto de tus miem-
bros. ¢Me permitiria este pensamiento pensar en ti més
‘que en Teodoro o més que en el dtimo de los misios,co-
smo suele decirse "7
‘Teer. — Claro que no.
Séc.— Pero si pienso no s6lo en el que tiene nariz y
+ 0j08, sino en el que, adems, es chato y tiene ojos promi
rents, jestaré opinando acerca de ti mis que acerea de
smi o de cualquier otro que tenga estas caracteristicas?
‘Teer. — No.
‘Soc. — Yo creo que no opinaré acerca de Teeteto an-
tes de que se me haya quedado grabada esta chatedad de
su nariz como un recuerdo que It distinga de la chatedad
de las dems narices que he visto, y lo mismo podria deci.
se del resto de tus rasgos, de manera que, si me encuentro
contigo mafana, me haga recordar y opinar rectamente
cerca de ti.
‘Teer. — Tienes mucha razén.
«Soc. — Por tanto, a recta opinion ha de versar tam-
bign sobre aguello que distings a cada cosa.
‘Derr. — Bvidentemente
Soc. — iEn qué consistiré, entonces, eso de aiadir una
cexplicacign a la recta opinién? Si lo que quieres decir es
‘que hay que aftadir @ la opinién aquello que distingue a
tuna cosa de ls dems, la indicacién resulta completamen-
te ridicua,
‘Teer. — {Por qué?
‘Soc. — Cuando poseemos recta opinién acerca de algo
por lo que una cosa se distingue de las demas, se nos man-
Ysa eau rep sunda en Ja pare poe ceiental de
‘As Menor Los mis costtayen un get de valor eneralmente
Foortv, aamaieagh prsen hace Feferenca + un eemo prover
Sn de dota y lana
‘erro a5
da afadir a esto recta opinién de aquello por lo que se
dlistingue de elas. De esta manera, las vustas que damos
ala eseftale 0 al mortero 0 a todo eso que suele men: «
cfonarse no son nada comparado con lo que eta indica-
cidm nos exige. Seria mas justo deci que son indicaciones
a ciegas, porque el hecho de mandarnos afiadir algo que
ya poseemos para poder aprender una cosa de la que tene-
‘mos opinin es Io que mas se parece a andar en tiniblas.
‘Terr. ~ Dime, entonces, qué es Io que querias averi-
vat con tus preguntas,
‘Soc, — Mia, hijo mio, si anadir una explicacién supo-
ne que tenemos que conocer Ia diferencia, sn incluirla ex
nuestra opinidn, buena cosa seria éta que pasa por ser
la mejor de las expicaciones que hemos dado del saber.
Pues conocer de alguna manera es alcanzar el saber "
No es ast?
‘Teer. — Si,
"La sll ea un plo de madera ene et eal vo ita
sobre que pace en mena, eal maners ue, pte poder
Tee, ea neces earl Ge nuevo la dae pu dele mat
"3 algunos ures han aid ge, contrato deo gue ocare
nots dilogo de Pato (. Repubea V 477, VS, VIE S17),
{ed Testo edsinguen dos ores de conn: conan
=e objcos 0 gross ye saber de carkcterproposonal 9 apt. S
spcaramos en tina ss Fos cor etdaer sgh, tenia:
‘mos de las dis, pero no eptme, ques ari slo ees de exis
onoinienta de los pnp itd els cles conse ut
ompljo. La pistng cay deficisn bes lilo, 20 conta,
or conigiae a un coodniento pr amare 0 sprees
Sirecta Cf. D. W. Hasson, «The Common of Forms a the Deve:
Topment of Pat's Login, Pil. Quo (985), 289302, Farms nt
aowitge in Plato's Testa A Reply to Mi luck, And (85,
$40. Sn enarg, Pata habe ueio ele un ince
tne grt y on, no habe afemade, come lo he net sae,
In idea de arbor teins316 uitocos
Séc. — Pues bien, segin parece, sia uno se le pregun.
tara qué es el saber, tendria que contestar que es la recta,
opinién acompafada del saber de la diferencia, ya que,
al afiadir el término explicacién, de acuerdo con aquella,
Aefinicién, es esto To que estar diviendo,
Teer. — Ast parece.
Soc, ~ Si investigamos qué es el saber, es complet
mente estipido decir que es la recta opinign acompafiada
el saber, ya sea de la diferencia 0 de cualquier otra cosa,
Por tanto, Teeteto, resulta que el saber no seria ni percep
1 cidn, ni opinién verdadera, ni explicacion acompanada de
cpinién verdadera,
‘Terr. — Parece que no,
‘Soc. — Querido amigo, jestamos todavia en eondlcio-
nes de dar a luz y de experimentar los dolores del parto,
{com relacin al saber, oes que hemos ya parido del todo?
‘Stuer. — Si, por Zeus, yo, al menos, gracias a ti he
| dicho mas de 1o que albergaba en mi interior.
~""S6c. — No nos dice nuestzo arte de partear que todo
cexto ha resultado ser algo vacio y que no merece nuestro
cuidado?
‘Terr, — Sin duda alguna.
Soc. — Pues bien, Teetto, si, después de esto, inten
«taras concebir y legaras a conseguirlo, tus frutos serian
mejores gracias al examen que acabamos de hacer, y's
‘quedas esti, serés menos pesado y mas tratable para tus
amigos, pues tendrds Ia sensatez de no ereer que sabes lo
que ignoras. Eso, efecvamente, y nada més es lo tinico
{que mi arte puede lograr. Yo nada sé de esos conocimien
fos que poseen tantos grandes y admirables hombres del
presente y del pasado. Sin embargo, mi madre y yo hemos
recibido de Dios este arte de los partos y lo practicamos,
sella, con las mujeres, y yo, con los jévenes de noble
reereTo a7
condicién y con todos aquellos en fos que pueds hallarse
la belleza
Anora tengo que comparecer en el Pértico del Rey
para responder a la acusacién que Meleto ha formulado
contra mi, Pero mafana temprano, Teodoro, volveremos
aqui