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Apreciaciones socioculturales de la musica Alan Edmundo Granados Sevilla José Hernandez Prado Coordinadores Universidad Autonoma Metropolitana Casa abierta al tiempo Universidad Auténoma Metropolitana Rector General Dr. Salvador Vega y Leén Secretario General Mtro. Norberto Manjarrez Alvarez Unidad Azcapotzalco Rector Dr. Romualdo Lopez Zarate Secretario Mtro. Abelardo Gonzalez Arag6n Division de Ciencias Sociales y Humanidades Director Dr. Oscar Lozano Carrillo Secretario Académico Lic. Miguel Pérez Lépez Jefa del Departamento de Sociologia Dra. Maria Garcia Castro Coordinador de Difusién y Publicaciones Dr. Satil Jerénimo Romero Primera edicién, 2016 © Universidad Auténoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco Division de Ciencias Sociales y Humanidades Coordinacién de Difusién y Publicaciones Av. San Pablo 180, Edif. E, Salén 004, Col. Reynosa Tamaulipas, Del. Azcapotzalco, C.P. 02200, Ciudad de México, Tel. 53189109 www.publicacionesdcsh.azc.uam.mx ISBN de la obra: 978-607-28-0833-1 ISBN de la Coleccién Sociologia: 978-607-477-112-1 Se prohibe la reproducci6n por cualquier medio sin el consentimiento del titular de los derechos patrimoniales de la obra. Inpreso en México / Printed in Mexico CONTENIDO Alan Hidmundo Granados Sevilla y José Hernandez Prado Primera parte Aproximaciones sociolégicas a la musica inuisica hoy. Arte, vanguardias y estetizacion de la sociedad Jose Oth6n Quiroz, Trejo musica como generadora de cohesién social: emergencia, fepresentaciones colectivas y efervescencia social Paulo César Rodriguez Castro 14 “mtisica clasica” briténica y la germénica. Reflexiones sobre una nota a pie de pagina de Max Weber José Hernandez Prado Apuntes sobre la racionalidad weberiana y la teoria watética de Theodor W. Adorno: el caso Schoenberg y la crisis de la obra de arte Natanael Reséndiz Saucedo 1.4 sociologia de la musica y el son cubano Armando Sanchez Albarran. Segunda parte Historia, memoria y musica Historia de la miisica. Visiones desde la trinchera de la historia Rail Heliodoro Torres Medina El sonido y la musica como marcos de la memoria colectiva Alan Edmundo Granados Sevilla 13 23 B 61 75 95, 129 151 Tercera parte Mésica, performance y resistencia El danz6n en la Ciudad de México, nostalgia y reapropiacién de una practica musical Maria Cristina Tamariz Estrada Rockeras “histéricas-excéntricas”: autorrepresentaciones de rockeras en Tijuana y el Distrito Federal Merarit Viera Alcazar EI valor ritual de la mtisica y la danza: entre los arquetipos y la renovacidn tecnolégica Gustavo Pérez Martinez. Natanael Reséndiz Saucedo Cuarta parte Masicas e identidades emergentes Misica y representaciones sociales de la sexualidad: la juventud reggaetonera en México Dulce A. Martinez Noriega El consumo de misica, los gustos y procesos identitarios Juris Tipa Hay que “potrear” el arpa. El arpa nahuatl de la costa de Michoacan Jorge Amés Martinez, Ayala Quinta parte Significacion en los textos sonoros La sonoridad del silencio: un campo de sentido Yois Kristal Paniagua Guzman Reescritura, referencia y reinterpretaci6n en la cancién pop y su impacto en la cultura mexicana José Hernandez Riwes Cruz 10 171 197 215 239 249 273 299 311 Lenguaje sonoro: identidad y construccién de sentido a partir del disefio sonoro y la misica Julian Woodside 339 Epilogo Breve impromptu sobre Beethoven, artista empresario Pierre Bourdieu 367 i nido y la musica como os de la memoria colectiva* mundo Granados Sevilla** No ocurre nada esencial en donde el rnido no esté presente. Jaques Attali MEN de que las ciencias sociales han soslayado el papel del «lo en la vida coletiva, se debe reconocer que la actuacion os sujetos individuales y colectivos se inscribe en una matriz Este reconocimiento abre nuevas vias para la explicacion » viejos problemas de las ciencias sociales. [in el caso particular de este texto se considera que la sono- «| cs. un elemento fundamental para explicar el recordar de sujetos. Mediante el concepto de marco social de la memoria, puesto por Maurice Halbwachs, y una aproximacion socio- ica de la sonoridad, se promueve el sonido al tango de marco vial de la memoria. E] texto postula la existencia de marcos noros de la memoria que contienen pistas para acceder al pa- lo de individuos y colectivos. + Una versién preliminar de este texto fue presentada en la Semana de estudios jules cuturales dela misica, Departamento de Sociologia, uam Azcaporzaleo, 22.de enero de 2014. + Maestro en sociologfa por la ua Azcapotzalco. Estudiante del doeto- ado en antropologia social en la BNAH. 151 eripcion de la memoria y los recuerdos en los musicos' ‘iltimos entendidos como asociacién profesional que con- {ransmite un conocimiento— paso por alto el papel que iia el sonido en la construccidn del recuerdo. ¢Acaso la prictica eminentemente social, no promueve en nosotros Mmoracién de etapas previas de nuestra vida?; zno sucede Wemente que al escuchar una cancidn nos retrotraemos a tos distantes cuyo recuerdo no hubiera sido posible sin ji’, eno es frecuente que los ruidos de la ciudad, calles y * que conformaron el paisaje sonoro de nuestro pasado 4 recuerdos cuando volvemos a encontrarlos? las paginas que siguen proponemos que la concepcion de los marcos sociales de la memoria puede ser amplia- fos permite reconocer la existencia de marcos sonoros Jienen claves que petmiten reconstruir la memoria de os y colectivos. Para llegar a este punto es necesario re- ©! concepto de marco social de la memoria, disperso en 4s que Halbwachs consagré a estudiar la relacion entre y colectividad. Para promover la sonoridad al estatus » social de la memoria es necesario conceptualizarla, en cin c interpretacién, como una practica social y como de practicas sociales. Palabras clave: sonoridad, memoria, marco social de la tia, musica, recuerdos, anamnesis, Maurice Halbwachs, INTRODUCCION Recordamos a través del espacio y el tiempo. Al trasla un sitio que previamente visitamos acude a nosotros, sin una multitud de recuerdos. Los edificios, calles y objetos recuerdos. Un paseo por una calle que hace tiempo no vi revive en nuestra memoria personas, gestos, conversa acciones del pasado. Lo mismo sucede con el tiempo. Las distintas formas se objetiva el tiempo social traen a nuestra mente fragme pasado. Los calendarios que se deshojan como si de ar tratara nos recuerdan la muerte de un ser querido, el cum de un amigo 0 un acontecimiento traumatico que calé ho la vida colectiva. No hubiéramos recordado tal 0 cual co! concutso de ese tiempo o espacio concreto. Los grupos ejercen un efecto andlogo sobre nues moria. Al entrar en contacto con familiares o amigos que biamos visto aparece ante nosotros una veta de recueti aparentemente estaba olvidada. La religidn y la clase sor que pertenecemos nos hacen participes de tradiciones forman parte de nuestra biograffa personal pero son funi tales para la cohesi6n social de los grupos a los que pei mos, la reproduccion de la identidad colectiva y la cons' de una identidad individual. La sociologia de la memoria de Halbwachs atendi prano el papel que determinados marcos sociales dese en el recordar de los sujetos. En sus dos grandes ob: memoria colectiva asigné el papel de marco social de la al espacio y al tiempo. También reconoci6é que la mem familia, las clases sociales y los grupos religiosos dep la existencia de marcos sociales. A pesar de que dedicé wi OS SOCIALES DE LA MEMORIA nocidas obras La memoria colectivay Los marcos sociales de , Halbwachs propuso una hipotesis que resultd des- 4e en su momento. La memoria, a despecho de las ex- es psicologistas,’ es de los grupos, antes que de los 108 al texto La memoria colectiva en los missitos publicado en un pri- Wo en la Revue philosophique en 1939. Actualmente aparece como memoria colectiva. ‘Yyeees nos asombramos cuando leemos en los tratados de psico- se estudia el tema de la memoria, que el hombre pueda ser estu- 152 153 individuos. Ellos son capaces de recordar debido a que asu el punto de vista del grupo. El grupo proporciona los recur: necesarios para reconstruir el pasado; ademas, en muchas o siones, es él quien promueve la rememoraci6n. Sin adhesioi grupo, no hay pasado del individuo, y silo hay, se trata de altamente fragmentario. La pregunta que debemos responder es la siguiente: :qué un matco sogial de la memoria? La definicién de este concey presupone asumir una postura frente al problema del sujeto la memoria, que se puede sintetizar en las siguientes pregun équién es el sujeto de la memoria, el individuo 0 la colectivida dicho en otros términos ¢quién recuerda? De acuerdo con Ricceur la historia de las respuestas a es! preguntas se sintetiza en la polémica entre fenomenologia de memoria —que sostiene que el recordar un proceso exclusivamet individual— y la sociologia de la memoria —que asegura que tot recuerdo es colectivo-. Ricceur reconocié en Halbwachs al rep sentante mas acabado de la sociologfa de la memoria: “se deb Mautice Halbwachs la audaz decisién de pensamiento que cons te en atribuir la memoria ditectamente a una entidad colectiva’ Aqui consideramos que el autor de La memoria colectiva pr puso una solucién que lo ubica entre la fenomenologia y la s ciologia. Halbwachs consider6, al igual que Durkheim, * que I facultades humanas como el pensamiento, el lenguaje y la moria, dependen de condiciones externas al individuo. Si né preguntamos ¢quién habla?, debemos responder: el individ aislado. Sin embargo, el individuo se sirve del lenguaje que jnstitucién social que lo sobrepasa, limita lo que dice y la en que dice. De alguna manera, la sociedad siempre esta ficacia en el decir del individuo. La sociedad es eondicion de sibilidad del decir del individuo. Alyo similar ocurte con el pensamiento y la memoti jue cl pensamiento y la rememoracidn son actos ejecutados | sujeto, la sociedad se encarga de elaborar el conjunto de ‘ones, ideas y conceptos que sitven al individuo pata conocer ordar. Sin estos marcos sociocognitivos el individuo estaria . A pesat pacitado para pensar o recordar. Halbwachs reconocio que el acto de recordar es individual, imbargo, la existencia de matcos sociales de la memoria es licin para evocar fragmentos del pasado.° Es la existencia 408 marcos, el contenido de los recuerdos y las condiciones lus cuales reaparece el pasado, lo que lleva a este autor a jar el cardcter social de la memoria. Hl texto Las marcos sociales de la memoria abre con la siguiente foria: una nifia esquimal encontrada en el bosque era incapaz proporcionar detalles de su pasado, sin embargo cuando se yesentaron algunas imagenes pudo recuperar recuerdos de amilia, el lugar donde habitaba y las tareas que tealizaba. En historia, las imagenes que permitieron a la nifia rememorat jonaron como marcos. De este telato podemos extraer una conclusién: el matco es externo al individuo. A pesat de la capacidad de recordar es del individuo, los medios para yidar son externos a él. I'l relato anterior también permite establecet la siguiente con- ibn: el individuo aislado es incapaz de recordar 0 reconstruit usado. Alejado del grupo apenas es capaz de evocar algunas enes de vivencias anteriores. Para recordar es necesatio que Jn matcos externos, de caracter social, que contribuyan a construccién y rememoracion, éstos son “Jos instrumentos diado como un ser aislado. Parece que para comprender nuestras operaciont mentales, debemos partir del individuo y cortat todos los lazos que lo un con la sociedad” (Maurice Halbwachs, La memoria colectiva, p. 8). 3 Paul Ricceeus, La memoria, la historia, ef olvido, 2010, p. 157. + En Las reglas del método socioligico Durkheim analiz6 al lenguaje a la luz concepto de hecho social, De acuerdo con este anélisis el lenguaje es instituci6n social externa al individuo que se impone y lo obliga a pens actuar de acuerdo con formas elaboradas colectivamente. 44 soluci6n al problema de la memoria es la que lo coloca en una postura media entre una vision psicologizante de la memoria y una § jologizante, 154 155 ¥, de consumir, tiempo libre o de ocio, tiempo de rela- , tiempo que no se puede perder o que se puede perder Je esta el tiempo perdido?). demas de coordinat la accién, el tiempo =a priori de la in- ion social— proporciona una matriz 0 marco para la re- yracién. El calendario nos recuerda los acontecimientos fantes de nuestra familia: cumpleafios, aniversarios, naci- ys y decesos. También nos recuerda los mitos fundaciona- fiestas que dan sentido a nuestra cada vez mas desgastada ienicia nacional. n telacién con la memoria, él espacio desempefia un papel 0 al tiempo. Es un matco en el cual estan contenidos re- jos. El espacio contiene lugares y objetos de memoria que ) densamente cargados de recuerdos colectivos; ejemplo de son las plazas y los monumentos. Por otro lado, la geome- Jel espacio doméstico la casa— es capaz de evocat recuer- de nuestra familia. Del sido a que los marcos se encuentran en constante deve- js imagen del pasado se transforma de manera permanente. wr ello que mas que recordar, reconstruimos el pasado. Si reo que nos ayuda a rememorar se transforma, cambia la fn que construimos del pasado. Si el marco desaparece per- 9s una herramienta fundamental para recordar. Si en algdin nto el marco se recompone parcialmente, por e} jemplo, en reunion con gente que no habiamos visto en afios, restable- fos una via de acceso a nuestros recuerdos. }{| marco social de la memoria, en sintesis, es una matriz exter- individuo, en constante devenir, a partir de la cual el sujeto y colectivos son capaces de almacenat y recuperar sus recuerdos. que la memoria colectiva utiliza para reconstruir una im: pasado acorde con cada época y en sintonfa con los pensa tos dominantes de la sociedad”. La nifia esquimal fue caf recordar gracias a las imagenes que le presentaron, estas im: referian a determinados productos resultado de practicas $6 como alimentos, utensilios y viviendas.’ El matco es un esquema simbélico situado en la sor Nos permite recuperar recuerdos o Ilenar las lagunas qu vitablemente encontramos en la memoria. El esquema sentacional no contiene el pasado, se compone de indicael para recuperarlo. Al ver un calendatio nos enfrentamos & tepresentacion de una forma de organizacién social del tiety Pero el calendario no contiene mas que algunos acontecim tos hist6ricos apenas relacionados con nuestta vida indivi colectiva. Sin embargo, es un medio para recuperar fragmet de nuestra vida colectiva, al verlo recordamos, por ejempl nacimiento de una persona y una serie de experiencias asoci a clla o rememoramos un pariente fenecido y las conversacio que entablamos con él. En La memoria colectiva Walbwachs analizé el papel que d empeiia el tiempo y el espacio en relacién con la memori tiempo, ademas de ser un fendmeno fisico, es una institucién: cial. Como institucién social provee una matriz de coordina para las acciones de los hombres. El tiempo social se comp de horarios que regulan el quehacer de los individuos: tiempo ° M. Halbwachs, op. ait, p. 10. ” Las vivencias de un sujeto y su pensamiento estan atravesados por m: sociales. El actuar cotidiano se desarrolla al amparo de una familia, clase so o religion, éstas dan forma ala experiencia que el sujeto tiene del mundo; nombrar al mundo y pensar en torno a sus sujetos y objetos nos servimo: un lenguaje y corrientes de pensamiento que han sido cteadas por comuf dades lingiiisticas y cognitivas que nos precedieron en el tiempo. ® Cada calendario refleja una forma distinta de organizacion social del tiem Elcalendario maya se compone de 18 meses, cada uno tiene una duracién 20 dias. A estos se agregan 5 dias superfluos, El calendatio esta organizado tornoal ciclo agricola (roza, siembra y cosecha) de las comunidades indigent 5 MARCOS SONOROS DE LA MEMORIA Hlevamos al extremo la postura de Halbwachs respecto a la smoria colectiva podemos postular la existencia de otro tipo 156 157 fide de la pertenencia a una comunidad de hablantes. ll so: en su produccién o interpretaci6n, es una prictica social. { abe distinguir aquellas practicas humanas cuya orientacion pal es la creacién de sonidos ~el canto, la ejecucion musical, lamacién— de aquellas que producen sonidos de manera ia —el trabajo con gran maquinaria de los albores del alismo occidental—. En ambos casos, el sonido es el resul- de practicas sociales que varian en el grado de conciencia jjue producen ruidos. »s sonidos se desprenden de practicas humanas y contextos eraccion especificos. El sonido es producto de determina- 0 de relaciones sociales y econdémicas, se inscribe en una simbdlica dada, supone determinado tipo de relaciones wninacién entre hombres y entre hombre y naturaleza." El sable martilleo de las maquinas que cosifican a Chaplin en ‘ modernos supone la existencia de un régimen de produc- einpefiado en creat objetos que posean, antes que nada, un de cambio. E] silbato de una fabrica implica la existencia regimen disciplinario que regula cuerpos, necesidades fi- eas y movimientos. Los ruidos de las maquinas anuncian fo de la sociedad capitalista sobre la inconstancia e im- “cidn del trabajo artesanal. produccidn de sonidos esta condicionada por la existencia sitivos u objetos que tengan la posibilidad de generar- y dispositivos y objetos cuya funcién no es la produccién idos, a pesar de ello, generan ruidos; las maquinas por lo, contribuyen a estructurar el mapa sonoro en el cual se uclve el actuar de sujetos y colectivos. Por otro lado, los entos musicales son artefactos disefiados expresamente sucir sonoridades. de marcos. Hl recuerdo se fija en marcos temporales y eg| les. No sucede, como mencionamos al comenzar este & que el recuerdo se fija también en el sonido?; gno es cier' determinados sonidos evocan ciertos recuerdos?; gno es que fragmentos de nuestro pasado estan inextricablement dos a una cancién? Pero, gno violentamos el concepto de marco social ¢ se incluye al sonido al lado de categorias eminentemente les?; ¢no se desdibuja el concepto de marco social? Debemos responder negativamente a estas dos pre; Una conceptualizacién sociolégica de la sonoridad y la ca revela que el sonido es una practica colectiva que pue considerada como un marco social que promueve el rec! de individuos y colectivos. La sonoridad como fenémeno social Los sonidos, ya sea en su produccién o interpretaci6n, § resultado de practicas colectivas. Por supuesto que no los sonidos se producen a partir de practicas sociales hur Hay sonidos que se producen a partir de fuentes natural geofonia y parte de la biofonfa~’ sobre las cuales el hom! tiene injerencia alguna. El sonido de una cascada es un natural. No han obrado para su produccién fuerzas hu Sin embargo, la interpretacién del sonido es una prictica § la vivencia del sonido es una experiencia psicosocial." C un sujeto escucha un sonido y decide clasificarlo y nom como ¢/ ruido de una cascada realiza un proceso sociocogniti ° La geofonia se compone de sonidos naturales que proceden de fuel biolégicas, La biofonia se compone de sonidos producidos pot mai viente (Bernie Krause, 2012). Como fendmeno fisico una onda sonora posee determinadas carac cas como amplitud y longitud. El volumen, tonalidad y timbre son read {in andlisis detallado del entorno sonoro de las sociedades moder psicoldgicas a las caracteristicas de las ondas. Estas reacciones psicol tor consultar el trabajo seminal de R, Murray estan condicionadas por el ambiente social del individuo. (1994). 158 Con lo dicho hasta este punto se puede formular la si marcos sonoros de la memoria afirmacion: el sonido, en su producci6n, interpretacién ciones que desempeiia tiene un cardcter social. En una concepcién socioldgica del sonido, la musica un lugar preeminente. La misica es, antes que nada, una tica social, un hecho colectivo." Cabe distinguir varios al hablar de la mtisica como hecho colectivo. En el nivel composicién spensemos en el compositor aislado que ct obra y espera que sea interpretada en el futuro— la musi plica la presuposicién de que multiples egos podran coo! sus acciones para ejecutar la obra. A nivel de la produc ejecucion es una practica que implica la interaccién simul de egos en un complejo proceso de coordinacién de sis de personalidad. Este proceso de interaccién es posible existencia de un sistema de simbolos compartido. Finalme yisica y otras sonoridades tienen un caracter eminentemente |, L's por esto que podemos situarlas al lado del tiempo y el io en tanto que marcos sociales a partir de los cuales el su- y los grupos rememoran y reconstruyen el pasado. |.os marcos sonoros de la memoria se componen de aquellas nidades que permiten evocar recuerdos. Son sonidos a los les han quedado unidos fragmentos del pasado de individuos slectivos. Los sonidos que acompafian al sujeto a lo largo de ida se transforman en matcos que en el futuro le permitiran der el pasado. si como ciertas vivencias y experiencias colectivas ¢ in- jduales se vinculan con determinados espacios —una calle, entro de la ciudad, un edificio— 0 determinados puntos del nivel de la escucha y consumo la musica supone la existen po social la nifiez, la adolescencia, una fecha determinada—, compositores, ejecutantes y publicos que establecen cierto hicn quedan vinculadas a ciertos sonidos, En este punto es de relaciones y entre las cuales destaca la transmisién de met esario aclarar la centralidad que le atribuimos al sonido en la eacion de los recuerdos. 1 a sociologia apenas atribuye importancia alguna a la sono- | en la explicacién del comportamiento social, Apenas si ha cido algunas lineas en la reflexin de socidlogos como Weber inmel. Weber se interesé en los procesos de racionalizacion i musica; Simmel realiz6 algunas consideraciones en torno pel secundario que desempefia el ofdo en la percepcién de alidad social." A pesar de que la sociologia relegé a segundo término el «| del ofdo y el sonido, es innegable que las distintas etapas vida del individuo y los colectivos estan atravesadas por los. La vida social transcurre entre sonidos que son resul- y dle las relaciones sociales, de las relaciones de produccion y y la creacién de matrices sonoras que permitan crear mul interpretaciones por parte de los escuchas. La musica se pone en juego en determinados mom colectivos. Estos tienen un cardcter teligioso, secular 0 diano. Forma parte de celebraciones teligiosas, fiestas y ¢ vales. También del entramado de las acciones que los suj desarrollan en su cotidianeidad: esta en los ascensotes, resi tantes, camiones e incluso los bafios. Por si esto no bastata, la misica, su ejecucién y consu: uno de los ritos seculares mAs importantes de las sociedades temporaneas. E] concierto en su versién moderna es un esp: fundamental en el consumo cultural de amplios sectores sociedad que promueve formas alternativas de socializa la adoracién de divinidades seculares y la sacralizacion de ord sociales alternativos, ailos Fortuna, “La ciudad de los sonidos. Una heurfst en los paisajes urbanos contemporineos”, en Cuadernos de Antropologia J, wim. 30, pp. 39-58. de la sensibili "? Alphons Silberman, The sociokgy of music, 1998. 160 lol Por sus caracteristicas, el sonido encaja en la definicion de Fo social como esquema simbédlico. Los sonidos funcionan 1) significantes o vehiculos de los recuerdos, Regresemos a las jiinas del capitalismo retratadas en Tiempos modernos. El soni- jie producen —regular, estridente y alienante— puede evocar caracteris- reproduccién del sistema econdmico, el desarrollo tecnol y la vida de la naturalexa. Incluso en el aislamiento mas abs\ el ser humano esta a merced de los sonidos que produce su pio cuerpo. No hay vida social que sea totalmente silenciog El quehacer de una persona o colectivo, en un momen terminado, se desarrolla en una mattiz espacial, temporal, so enes del pasado que nada tienen que ver con sus sonota. Los ambientes sociales se caracterizan por la persist fisicas o simbélicas: los compafieros de trabajo, afinidades, de determinadgs sonidos que enmarcan el quehacer de los suj ersaciones y desencuenttros. El sonido no contiene los re- La suma de los sonidos —tuidos de las fabricas, los t dos, encontramos en élindicaciones para acceder al pasado. portes, las conversaciones, la musica de fondo y la que no ‘También cumple con la caracteristica de externalidad al su- ea el fondo- constituye una matriz sonora’ que enmarca |, Los sonidos se encuentran en el entorno social, son pro- tidianidad de sujetos y colectivos. Esta matriz sonora se u 0 de practicas sociales. Esta situacién impone ala memoria vinculo indisoluble con las expetiencias de los individuos descansa en los marcos sonotos cierta imprevisibilidad. De- colectivos. Cada experiencia social es acompafiada de un 4 que no sabemos qué sonidos escucharemos en el andar junto de sonidos. liano somos incapaces de preveer que recuerdos vendran a A través de la misica y el sonido se puede escuchar-rem iva memoria. Al igual que otros marcos, la matriz sonora que acompafia colectivos a lo largo de su existencia se modifica. En caso jie esta modificacién implique la pérdida de fragmentos de (riz sonora disminuyen las probabilidades de recuperar re- que nos acompafiaron durante nuestra infancia o juventud) . capaces de evocar vivencias que crefamos perdidas. El soni Vn la obra de Marcel Proust, Ex busca del tiempo perdido, en- una vieja caja musical puede trasladarnos, en nuestra memo amos una elaboracién literaria de la nocién de marco so- lacasa que habitamos en la nifiez. Las canciones que algun de la memoria: estuvieron almacenadas en una vieja cinta nos permiten e viajes y trayectos recorridos con nuestra familia. Al escuc himno nacional recordamos las frias mafianas de escuela dedic4bamos a renovar el pacto con la identidad nacional, vieja cancidn promueve en los sujetos que la escuchan la te racién de fragmentos pasados de su existencia como colee Pero de pronto fue como si ella hubiera entrado y aquella aparicién le provocé un suftimiento tan desgarrador, que hubo de llevarse la mano jl cotaz6n, Es que el violin habia subido a altas notas en las que per- manecia como en suspenso, un suspenso que se prolongaba sin cesar de sostenetlas [...] y, antes de que Swann hubiera tenido tiempo de comprender y de decirse: -es la frasecita de la sonata de Vinteuil, jno ln escuchemos!-, todos sus recuerdos de la época en que Odette estaba prendada de él y que hasta aquel dfa habia logrado mantener invisibles tn las profundidades de su ser. .. se habian despertado —creyéndolos de y, a todo vuelo, habian vuelto a subi a cantarle con locura.!” Jaques Attali, Ruides, ensayo sobre la economia politica de la mitsica, 2011, 15 slisi En su anilisis sobre la vida de las ciudades Fortuna postula la existe de un ambiente sonoro que matriz sonora se apoya en cel Proust, Fin busca del tiempo perdido I. Por el camino de Swann, 2014. 162 165 onido en la rememoracion y el recordar, Hemos hablado de :el sonido El matco sonoro de la memoria lo constituye la sonata de teuil; contenido en él se encuentra todo el complejo de aft que experimento en algtin momento por Odette. Basta con el violin entone las primeras notas de la pieza para que S) experimente el avasallamiento de recuerdos que no ha bust y que no se detendran, que se abriran paso hasta su conci desafortunada. E] mareo sonoro de la memoria cortesponde, al menos cialmente, con el fendnemo descrito por Augoyard y Torgue el nombre de anamnesis. Esta consiste en: ellos sonidos que poseen una capacidad evocadora wna chicharra evoca el sal6n de clases de la infancia, el soni- ile un viejo tocadiscos nos recuerda momentos de nuestra ev, Pero estos sonidos tinicamente evocan, no son memoria si mismos. El problema de la memoria sonora se puede en- 1 de otra forma. Algunas sonoridades, la musica principalmente, tienen la ucidad de convertirse en memoria. Los colectivos pueden «formar hechos relevantes de su devenir en musica 0 cantos. savés de estos cantos se asegura la rememoracin de aconteci- sos fundacionales, mitos e historias. En tanto que la musica canto se transmitan oralmente y no se almacenen en un so- #1 que los endurezcan y eliminen su plasticidad funcionaran jo memoria colectiva. Experimentaran cambios, perderan nentos y ganarén otros, a pesat de esto, se mantendrin como yesiones vivas de colectivos qué se encuentran en movimiento ue cuando miran al pasado se enfrascan en la tarea de recons- jy mas que en la de recuperar vivencias en estado original. En punto se debe reconocer que si bien el sonido promueve el serdo, hay sonidos que estan hechos a partir de la memoria. An effect of reminiscence in wich past situation or atmosp! brought back to the listenet’s consciousness, provoked by a cular signal or sonic context. Anamnesis, a semiotic effect, is involuntary revival of memory caused by listening and the evo power of sounds.” Para estos autores los contextos sonoros tienen un pote: mnémico. Este potencial no depende de las caracteristicas fi o simbélicas del sonido sino de un complejo proceso de int cién entre el escucha, la percepcién, la memoria y los afe Es por esto que un mismo sonido evoca recuerdos distint dos escuchas. Anamnesis y matcos sonotos de la memoria no son com tos antagOnicos; sefialan distintas fases del proceso del recoi a través del sonido. La anamnesis sefiala la fase del proceso ocurte dentro del sujeto;'* el marco sonoro pone el acento: ptoduccién y otganizacién social del sonido y la forma en esto impacta el recordar de los sujetos. En este punto vale la retomar una de nuestras premisas iniciales: si bien es el suje que recuerda, la sociedad propotciona los medios pata recot Al reconocet la existencia de una matriz sonora que rodea En realidad, la relacion entre sonoridad y memoria es ida social se abren nuevas vias en la comprensién de la me- compleja. Hasta este punto hemos reconocido el papel que in, Desde una perspectiva psicologizante el individuo esta ndonado exclusivamente a sus facultades. Su eapacidad de rdat o pensar depende exclusivamente de lo que hay en él. ANERA DE CONCLUSION eoncepto de marco sonoto de la memoria pretende contribuir » estudios sobre la sonoridad y las relaciones que esta ultima bla con distintos procesos de la vida social y del individuo nto que ente socializado. 1 J, Augoyard, H. Torgue, Sonicexperience. A guide to everyday sounds, 2005, 8 ““Anamnesis can be situated at the level of individual psychology, al semantic and is linked to the global organization of perception” (*bid., pu aproximacién sociolégica al fenémeno de la memoria reco 164 165 noce la contribucién de la sociedad al acto de recordar. Elh de rememorat no depende exclusivamente del individuo; tribuyen a la memoria, los grupos con los cuales nos relaci mos, los espacios que habitamos y por supuesto, los soni que escuchamos. A partir de Halbwachs se reconoce que la memoria ti multiples puntos de anclaje: una parte importante de ello: externa al individuo. El tiempo y el espacio —condiciones a de la interaccidn social-, los sonidos y los olores son percha! las cuales colgamos nuestros recuerdos. Y basta con que encontte unos sonidos para desenterrar nuestro pasado. BIBLIOGRAFIA Attali, Jaques, Ruidos, ensayo sobre la economia ‘politica de la mt México, Siglo XXI, 2011. Augoyard, J., Torgue, H., Sonic experience. A guide to everyday sou Canada, McGill-Queen’s University Press, 2005. Durkheim, Emile, Las reglas del método sociolégico. México, C. fon, 2002. Fortuna, Carlos, “La ciudad de los sonidos. Una heuristica la sensibilidad en los paisajes urbanos contemporaneo! Cuadernos de Antropologia Social. Nim. 30. Argentina, dici bre 2009. Halbwachs, Maurice, La memoria colectiva. Espafia, Prensas Ui versitarias Zaragoza, 2004. » Los marcos sociales de la memoria. Espafia, Anthropos, 20) Krause, Bernie, The great animal orchestra. Finding the origins of mn in the world’s wild places. Inglaterra, Profile Books, 2012. Murray Schafer, R., The Soundscape. Our sonic experience and the tu of the world. BUA, Destiny Books, 1994. Proust, Marcel, En busca del, tiempo perdido I. Por el camino de Swar Espafia, RBA Libros, 2014. 166 2010. ge, 1998. eccur, Paul, La memoria, la historia, el olvido, México, VCE, bermann, Alphons, The sociology of music. Inglaterra Routled- 167

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