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Como es sabido, en el plano internacional nuestra regién marcha a la cabeza en Jo tocante al reconocimiento a los derechos de la naturaleza. Las cons- Utuciones de Bolivia y Ecuador han marcado nuevos rumbos en lo que hace ala proteccién del medio ambiente, En el caso del tltimo pats, el avance ha legado tan lejos como para sostener constitucionalmente que la naturaleza es un sujeto de derecho, una innovacién radical que hace estallar las limitaciones del derecho burgués y que, entre ottas cosas, faculta ante una agresién ocasionada por cualesquiera causas, Va de suyo que en la casi totalidad de los casos esta agresién es causada por empresas empehadas en explotar, sin ninguna clase de reparos, (os ast llamados “recursos naturales” Este avance en el terieno legal y constituctonal fue producto de iniclativas tomadas por gobiernos de izquierda, los cuales, sin embar 80, mas pronto que tarde se vieron asediados pof una cruel paradoh gedino mejorar la suerte de las clases populares ~devastadas y empo- brecidas desde épocas remotas, acentuados sus padecimientos por las politicas neoliberales impuestas, a su costo, desde los afios ochenta~ promoviendo politicas sociales activas y redistribuyendo la renta sin, al mismo tiempo, intensificar la explotacién de fos recursos naturales insertarse, por esa via, en la dindmica de la economia internacional? odo esto puede resumitse en una polémica que sitta, en un extremo, al asf llamado “pachamamismo” (una postura que privilegia el respeto a fa Madre Tierra por encima de cualquier otra consideracion) y, en ol otro, al "extractivismo" (la politica de aprovechar Ia demanda que se origina en los principales paises de la economia mundial y que poten. cia las exportaciones de bienes naturales), Pero este serd el tema que abordatemos en el préximo capitulo. nz cualquier persona a asumir la defensa de la naturaleza | Capitulo 6 Los bienes comunes en. América Latina: el debate “pachamamismo vs. extractivismo” Analicomos ahora el debate en curso acerca de las politicas que debe- rian seguir los gobiernos progresistas latinoamericanos en lo con- cerniente al aprovechamiento de sus bienes comunes. Pero antes de Introduclmos de Ileno en el tema, pasemos rdpida revista al escenario global de los bienes naturales, a los efectos de poder ealibrar la grave- dad de la situacién que hoy enfrenta la humunidad. El investigador colombiano Rendn Vega Cantor escribié un breve pero enjundioso articulo sobre el interminable saqueo de la naturaleza yel que padecen los patias del surdel mundo*. En su trabajo demuestra con mucha elocuencia el impacto predatorio que hia tenido la globaliza- cidn capitalista, con Ja apertura incondicional de los paises de la peri feria a la voracidad de las grandes transnacionales, impulsadas por las perspectivas de obtener enormes ganancias en los negocios que hacen ‘en nuestros pafses. Ahora bien, esto ocurre debido a la persistencia -y a 1 extension geogréfica y la profundizacién- de un madelo de consumo basado en el despilfarro, ya la irracional e irresponsable utilizacién de los bienes de la naturaleza que, tel coma vimos anteriormente, es absoluta- mente insostenible, no ya en e! largo plazo, sino tambien en el mediano, Este saqueo de la Madre Tierra fue legitimado por las politicas heoliberales de establlizacién y ajuste estructural, con el argumento de que constituian un aporte decisivo para “insertar” a las econom‘as lati noamericanas en los mercados mundiales*, En linea con este modelo 99 Ver “Crisis y contraofensiva imperialista de Estados Unicos en América Latina’, ide Hendn Vega Cantor, en AMERICA LATINA EN LA GEOPOLIIICA DEL IMPERIALISMO ‘Ahora bien: el grave problema que enfrenta la humanidad ea el momento actual es el de Ia destcuccisn de los ecosistemas. Estos se formaron a lo Jorgo de millones de afios y son insustituibles: ni la ciencia ni la tecnologia pueden ceemplazarios 0 reparatlos, No se puede “inventar" el agua, 0 el petréleo, o los minerales. La desttuccisn de los ecosistemas es causada por la explotacién desmesurada de los recursos que ellos ofrecen y que hacen posible la vida en este planeta Conviene recordar que en la medida en que la especie humana wciliza los bienes de la naturaleza para su mantencidn ~aun cuando quienes fo hacen sean poblaciones originarias completamente aistadas de la “clvilizacién” capitalista~ esto provoca inevitablemente una alteracién en los ecosistemas, Lo que origina la crisis actual no es la interaccisn “hombre-naturaleza’, sino la escala y a velocidad en que se utilizan los bienes naturales y se produce la degradacién medioambiental a partir de la logica del capital, El frenesi del consumo capitalista destruye en. pocas décadas ecosisteras que se crearon a lo largo decientos de miles de afos en acasiones, millones de afios~y que fueron utilizados para sustentar ia vida humane durante milenios, Mas grave todavia es ef hecho de que esta depredacién se lleva a cabo enyla totalidad del globo terréqueo. Seguin Vega Cantor, el deterioro sufrido por los principaies ecosistemas del planeta puede resumirse de la siguiente manera: £1 75% de las principales pesquerfas marinas esté agotado por el exceso de pesca o ha sido explotado hasta su limite bioldgica; la tala indiscriminada de érboles ha reductdo a la mad la cubierta forestal del mundo; 158% de los atrecifes coralinos esta amena zadlo por destructivas practicas de pesca, por el turismo y por la contazinactén; el 5% delos casi 1 500 millones de hectdreas de sierras de cultivo que hay en todo el mundo presenta algiin nivel de degradaciGn del suelo; y el bombeo excesivo de aguas subte- -éneas por parte de los grandes agricultores en todo el mundo fexcede las tasas naturales de repasicign en porlo menos 160 mil millones de metros cubicos por aho™ Apoyandose en las Investigaciones de Michael Klare, nuestro atitor con: cluye que entze ios albores de la Revolucién Industrial (aproximadamente 170) y finales del siglo xx, el planeta Tierra “perdié mas de un tercio delos recutsos existentes |... un 70% del bosque tropical seco ha desaparecido, junto con un 60% de los bosques de la zona templada y el 45% de la selva icopica! hiimeda (la mayor parte de la cual se sittia en América del Sun). 90, Vega Cantar,“ imperialism ecoldgico’ op eit 99 Ver Guerre por los recursos B! futuro escenario del conflict global, de Michael Kare (Barcelona: Urana/Tendeneias, 2008) U6 ‘lio Boron En una nota complementaria a su libro, Klare observa que “Ia era de las guerras por los recursos esta préxima, En una importante declaracion publica, el secretario de Defensa del Reino Unido, John Reid, advirtié que la combinacidn entre los efectos del cambio climati- co global y los mermados recursos naturales incrementa la posibilidad de confictos violentos por tierras, agua y energfa. El cambio elimético, indicd, "hard mds escasos los recursos y el agua limpia, y la tierra agri- cola en buen estado ser mas escasa’. Esto generar que la “emergencia pot conflictos violentos sea més probable”™: Y, podrfamos agreger, si Reid dijo tal cosa hablando en términos generales, en el Ambito inter americano la intensidad y violencia de esos conifictos puede ser de extiema gravedad. Tal camo lo afirma el Documento Santa Fe IV para Jos Estados Unidos, con su exacerbado consumismo y su hipertrofia ‘en materia de utilizacin de materias primas y combustibles, el acceso privilegiado a estos recursos no sélo es un asunto importante desde al punto de vista econémico, sino una cuestién que hace a la seguri- dad nacional. Y¥ cuando esto es lo que est en juego, Ia respuesta de Estados Unidos dificilmente transite por los cartiles de la negociacién diplomédtica, Maxime si, tal como lo demuestra abundantemente el ya mencionado trabajo de Ménica Bruckmann, el papel de China y ~en menor medida, por ahora el de Ia India como grandes competidores mundiales por el acceso a recursos naturales cada vez més dificiles de conseguir esta destinado a tensar atin mas Ia cuerda de las rela- ciones entre los paises de América Latina y la superpotencia imperial, Holerard Washington cruzado de brazos que China compita por los Tecursos que considera indispensables para garantizar Ja seguridad nacional estadounidense?™, Dilemas de politica econémica en el Sur global Para los paises del Sura explotacién de los recursos naturales y os bienes que oftece la Madte Tierra hoy plantean gravisimos dllemas de politica econdmica, Esto se encuentra en la base de los trabajos de distinguidos activistas y académicos, como Alberto Acosta, del Ecuador, y Eduardo Gudynas y Raul Zibechi, ambos del Uruguay". Alo largo de los afios, los oder "Se avecinan guettas por los recursos", de Michael Klare, en Retallon marzo de 2006, en ewwrwrabslion arginotieia phptid=20S74>, estos asuntos ylos lesgos de una crisis beica, vor Michel Chossudovsky tnota 0 12 La obra de estos autores es sumamenie extensa. Los esertos de Eduardo Gudynas se ‘encuentran en ewww gudynas com/publicaciones/index hirni> Ver especialmente sv El mandatoecatdgice Derechos dela naturalezay poltieasannbientateen a nteun ur AMERICA LATINA EN LA GEOPOLITICA DEL IMPERIALISMO dios tiltimos han es extractivismo de los gobiernos de izquierda de la regién, y, en el caso de Gudynas, a criticar fas ausencias de una rellexi6n sobre ta problemética ecoldgica en propuestas sobreel “soclalisino del siglo xx", como las ezbo~ zadas pot el autor de estas lineas en un libro dedicado al asunto! Tal como se sefialé anteriormente, le cabe a nuestra regién Ia honta de haber sido el territorio del mundo en el cual la problemética de la Madre Tierra y sus derechos adquitié rango constitucional. Pero la cosa no queds sélo alll, sino que, como producto de numerosas y ‘antiguas demandas de los pueblos originarios y los movimientos cam- pesinos, se fue cristalizando una ideologfa, el pachamamismo, que radicalizs los planteamientos de proteccién y resguardo de fa natura- leza!™. En algunas versiones, este pachamamismo Hlegé tan lejos como para exigir a los gobiernos de los paises de izquierda el abandono de Cualquier pretensién de explotar los recursos naturales, colocando a aquellos ante un cruel y dificil dilema: ycdmo conciliar la necesidad de responder a las renovadas demandas de justicia distributiva ~eleva- das por poblaciones que han sulrido siglos de opresi6n y miseria— con la intangibilidad de la naturaleza? Se trata de yna contradiccién que nttucin (ule: Ady Yala, 208). Apante de ss namerosasarculos per Face ttatea de os prince exon do Rel ibe son Patca& mei, tintin e el celexa fx planes sce os gebenospreretes {Gene nies Laven 2 acai conrabogncta ypabezn (gets Gets: a1; Trent en sone. Crop plc des pres, Invoemetcoras(uenos ates tavac, 206) i exlensa producclan ile rece de Abert Azota Sapnosy, wera de ss ma eientes contribueions sei abunteet (ui Aya Yas 200) Vase asset doses Miyt captain ylnecha anal en tatngoréic publica pore eva eran tia de 2012) N30. Jone sata den cate sito aw ays ypu de eaters (Buenos Aro aiciones seman, 208) bec el achaniame ha uri un tens dsb Uno detox spars ue se a ah rector de Le Monde diplomatique en Bolivia, Pablo ts artfue del por etones Sean weae"Sudaulenestavelpachramins ened 28 deablde200 “Taunt y ashame swirl oa hpi 15220> cfasonconenstnaltadrespustadesseriseaenPeenamamismoventioci% fn cwnwe sinpermiso info/textes/index phptid=3351>.Enlce sus principales criicas weaned Prada flees, ge ala dl caption 7 enegernided™ et a vr tl eis, 9) 820 aan ee nonteran maga o Lina fe hgn Ge at de 201 cae emalnoelags ina /21080/pshamanias verses uaa verte, entangle cnet con Seo vetenst gute pacar debtra raponder> de André Sls Rade needa 24 postman pininenetegino201) 021 cae eee a achemarinndesraerpondrandres sala» 6 ito numerosos trabajos dedicados a cuestionar ef Wwembre de 2010: yAsturo Allo Boron antes no existfa, debido al atraso de la conciencia ecoldgica de tiempos pasados. Por ejemplo, el presidente chileno Salvador Allende solia decir que “el cobre es el sueldo de Chile’, y tenia toda la razdn. Claro esté que para el imaginario de la época la existencia de una gran mineria a cielo abierto -la enorme mina de cobre de Chuquicamata, con su depreda- cidn ambiental~no constitufa un problema. El avance de una concien- cia ecoldgica y socialista hace de tal postura un planteo insostenible, como lo prueban en carne propia gobiernos como los de Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Cristina Fernandez. en Argentina y, in otras cuestiones (sobre todo en energia hidroeléctrica), los sucesivos gobiernos del Brasil, Esta discusién se torné més intensa que nunca en los uiltimos afios debido a la preocupacién suscitada entre los gobiernos de la region por el desencadenamiento de la nueva crisis general capitalista, ala cual ya nos hemos referico en los primeros capitulos de esta obra sPor qué? La razdn es bien sencilla: « los efectos de paliar el impacto de la crisis, los gobiernos progresistas fieron aguijoneados a redoblar elimpulso exportador. Ya antes de la crisis nuestros paises habian sido presionados, bajo el influjo det neoltberalismo y las condicionalidades del ast y el pat, a adoptar un patrén de desarrollo cuyo dinamismo se fundaba en el desempeno exportador mas queen el vigordelademanda interna. Y como los paises de América Latina y el Caribe, sin excepcién, sehan desindustrializado y reprimarizado, el colofén ha sido acentuar la dependenicia de los saldos exportables de materias primas, alimen- tos, minerales ¢ hidrocarburos, para equilibrar ta balanza comercial y financiar las politicas sociales y el proceso de desarrollo, Esto vale tanto para Brasil y México como para Bolivia y Ecuador, pasando por todos los demas. En algunos casos, esto desencadend un desentrena- do extractivismo, causante de innumerables problemas de todo orden: sociales, econdmicos, ecolégicos e inclusive politicos, al deslegitimar gobiernos progresistas pero atrapados por el dilema crecimiento-dist bucién, Segrin autores como Gudynas y Zibechi, el extractivismo puede asumir dos variantes: una, el modelo cldstco, centtado en la produecién era y los hidrocarlyaros, y caracterizado por un papel relativemen- dario del Estado, que simplemente deja las manos libres a la jn extranjera para que haga y deshaga a su antojo. Casos de Chite y la Venezuela previa 2 la Revolucién Bolivariana; o puede ser de nuevo tipo, como el que se esté desarrollando en estos dias en paises ‘como Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia y Venezuela, con nuevas explotaciones mineras (litio, mercurio y otras ademas del cobre 105 Bl caso de Mico ha side mugnificamente examioado on La compra-venta de Méxi- 0, de John Saxe-Ferndndes (Barcelona: Plaza &Jands, 2002) ne del cultivo de yel zinc) y, especialmente, con la desor le soja. En estos casos, el extractivismo est caracterizado por una pre sencia mucho mayor del Estado nacfonal como promotor, regulador y financiador (al menos en parte) de estos emprendimientos, Esta inten- sificacién dal modelo extractivista tiene profundos impactos ambien tales: agravamiento de la deforestacion, deterioro de los ecosistemas, pérdidas en Ia biodiversidad, contaminacién de suelos, aguas y al, inundaciones, incendios forestales y cambio climatico. Segtin Gudynas, los estragos del extractivisino se explican por varias razones: {a) la inexistencia o la debilidad de los controles fiscales en materia ambiental, potenciados por la flexibilidad exigida ~o logra- da mediante presiones extorsivas porlas transnacionales~ para invertit en nuestros paises; (b) la falacia de una “contabilidad ecoldgica” que, contrariando una de las leyes de Commoner, supone que en la relacién con la naturaleza todo puede ser ganancia y que no existen costes. No. se toman en cuenta en esos céiculos el deterioro producido por la irra- cional explotacién de la naturaleza y los impactos sociales de la degra- dacién medioambiental, desde catastrofes mal lamadas “natural (porque en realidad son creadas por la depredagién capitalista, como Jas inundaciones y las sequias) hasta las muiltiplée enfermedades de las que son victimas las poblaciones afectadas. Adems, como si esto fuera poco, as pétdidas ocasionadas por el descontrolado extractivismo se tvasladan a los gobiernos locales o provinciales, con lo cual quedan relativamente invisibilizados ante la opinién piiblica; (c) el hecho de que en la mayoria de fas casos la explotacién intensiva de fos recursos naturales se realice en regiones apattadas, de dificil acceso y sobre las cuales la prensa dificilmente informa, Aparte de eso, los lobbies que defienden los intereses vinculados con el extractivismo son muy efi- caces ala hora de ocultar los estragos de esas actividades ante el resto de la poblacién, situacién que se agrava por ef desconocimiento de quienes son las victimas directas e inmediatas de la degradacién de los ecosistemas y, peor atin, de quienes podrian ser las victimas en ef largo plazo; (a) por tkimo, los altos precios de las commodities ejercen una influencia incontrastable en gobiernos agobiados por la crisis econéini- ca internacional, endeudados y necesitados de recursos para solventar las politicas sociales requeridas para contrartestar las consecuenclas estructureles de largos afios de politicas neoliberales, sobre los cuales se sobrepone la crisis actual. Por ello, relajan los controles ambientales y laborales, oftecen subsidios, garantizan proteccién y “estabilidad juridiea” a las transnacionales entre otras cosas, comprometiéndose por cécadas @ no modificar los impuestos aplicables ala actividad, olas actuales alicuotas de los impuestos existentes-, a la vez que autorizan Ja irtestricta remesa de las utilidades y les otorgan, al mismo tiem20, ventajas en relacién con la liquidacién de las divisas producto de sus 20 ili. Boron exportaciones en el mercado local. Va de suyo que este abanico de polt- ticas gubernamentales no sélo perjudica fa sustentabilidad medioam- biental, sino que también favorece el drenaje de recursos financieros fuera del pals y profundiza el subdesarrollo de nuestras naciones, Tomando el caso particular de Chile, Gudynas ha demostrado que si durante la presidencia de Ricardo Lagos las transnacionales mineras remitieron a sus casas matrices utilidades por valor de 3.500 millones de délares, bajo su sucesora Michelle Bachelet esta cifta ascendié a 25,000 millones de ddlares. iY eso que Chile es uno de los paises de la region en donde la organizacion estatal tiene antigua tradicidn y se encuentra mds desarrollada!**, En el caso argentino, la mineria de oroa cargo de la Barrick Gold goza de toda clase de preferencias y subsidios, y paga nominalmente una regalia del 3% sobre el valor de sus expor- taciones de oro. No solo se trata de una proporcién ridicula, sino que, ademés, la empresa exporta también lo que se denomina *escombro’, y que contiene minerales vatiosisimos que son vendidos al exterior sin dejar contraparte alguna para nuestro pais. Todo esto, por supuesto, in ninguna clase de fiscalizacion puiblica que revise lo que se exporta, ya que los Gnicos datos al respecto son los que aportan las muy poco ‘onfiables "declaraciones juradas” de la empresa. No obstante, cualquier andlisis sobre esta problematica no puede soslayar el hecho de que los ingresos por las exportaciones extractivis- tas han servido para financiar amplios programas de politicas sociales, fanto mas necesarios en momentos como el actual. El caso de Bolivia esuna excelente muestra de lo que venimos diciendo, ya que aproxima- damente la tercera parte de la poblacién de ese pais percibe algcin tipo de transferencia de parte del gobierno nacional a través de programas como el Juancito Pinto, Juana Azurduy o la Renta Dignidad para los clucadanos de Ja tercera edad; on Argentina, los ingresos derivados de la aplicacién de un impuesto a la exportacién de soja (un 35% por concepto de “retenciones") han sido fundamentales para financlar un amplio programa de prestaciones sociales. No muy diferente ha sido la situacién de otros paises: en el caso del Brasil, la laxitud imperante fn relacién con la problemstica ecoldgica motivé la sonora renuncia de Marine Silva al Ministerio del Medio Ambiente durante la gestién de Lula, su renuncia al Partido de los Trabajadores y su adhesin al Partido Verde, con e! cual obtuvo casi el 20% dle los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales brasilefias de 2010, Si bien estos programas financiados por la bonanza exportadora de bienes naturales 106 Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo Contexies y demandas bejo et progresisino sudamettcano actual”, de Eduarde Gudynas, on . merice-and-cantbbean>. AMERICA LATINA EN LA GEOPOUITICA DEL IMPERIALISO sesenta, no dejaron de estar influidos por ella. La situacién comenzé a cambiar con el desencadenamiento de la contrarrevolucién neoliberal de la década del setenta, liderada por Pinochet en Chile, Videla en la Argentina y seguida, poco después, por Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos. A partir de allt, y con un fundamento pseudocientifico en Ia teoria de fa divisién internacional del trabajo (magnificamente refutada, entre otras cosas, en un reciente libro del presidente Rafael Correa), Ia especializacién productiva en materias primas y alimentos y el abandono de una politica indus- tial pasaron @ set la marca distintiva de esos gobiernas y, lamenta- blemente, de sus sucesores constitucionales pero s6lo parcialmente democraticos". 'n consecuencia, si antes el progresismo era industrialista, hoy es extractivista, primarizador y exportador. Nuestros paises estén exportando naturaleza, algo que se puede comprobar muy fécilmente calculando la proporcidn que suman las materias primas sin elaborar, los alimentos y los hidrocarburos sobre el total de las exportaciones, Para colmo de males, la misma creciente integracion econémica entte los paises de la regién (sobre todo en el caso del yencosur, el esquema integracionista mas avanzado del area) si bien favorecié el intercambio de productos manufacturados, no logré revertir Ia ascendente gravisa- cién deja economia mundial sobre la composicion de las exportaciones latinoamericanas". ‘Aesta altura de nuestra exposicién se torna evidente que le discu- sién acerca del pachamamismo como politica radical de conservacién crdtleos" porque, sextin mi entender los pases 113 Dye “onstutonalsy no" : (ina son Venezuela. Bolivia y Ecuador, (que ameritan esa calificaelén en America Gala que sus constituciones y mazeos insitucionales concemplan y viabllzaa La frecuente partieipaciin de la poblacion meriante teferendos constitucionales, ‘sambleas consilfuyentes, rlerandos revocatotios, eleétera Se debe tener en cuon ta, por ejemplo, que, segin lo plantes [van Carlos Gémez Loyton, ninguaa de as tres constituciones establecidas en el Chil ropublicuno (1833, 1925 y 1990) sugis, dena esamblea constituyenteofue raliicada porel voto popula! Hay que afadira Jos tes palses anteriores el caso de Cubs, can un madelo politica muy distinto pero com ua democratisma de base que lleyd al propio Robert Dahl, fa figura consular de la leorta norieatnericana del tiperaisma democrético, a admis la neceshlad de aimpliar in categoria de cermacracta para dar cuenta dela especificidad del aso cubano Mie antocodentes de esto en mi Aristételas en Maconda (Cérdoba: Esparta- ‘co Cérdoba, 2008) lbro de Cartes lleva por ttula Ecuador: de Banana Reputsica Ta No Republica (Buenes Aires: Sudamericans, 2010) 114 Sobre el papel de China yen menor medida, la India~ en relacisn con los procesos delncegracién de América Latina, vor "Recuporando el espiritu de Bandlung:Chinay laintegeacin lainoamericana’, Ge Ménice Bruckmann, on Comunicagao & Pottiea (Rio: Centro Brastelto de Estudos Latinoamericanos) Vol 23, Ne 2, mayo-agosto de 200L,pp 128-158 Les Allo. Boron dela naturaleza, desu practica intangibilidad, coloca alos gobiernos de izquietda ycentroizquierda ante un callején sin salida. Lo mismo puede declise en relaci6n con el resurgimiento nostalgico de pretendidas ilu- siones basadas en las potencialidades cle una “economia familiar/cam- pesina” para poner coto a las injusticias y depredaciones causadas por el auge del agronegocio en los paises del Area. Si bien la preservacién de la agricultura familiar es un objetivo encomiable, lo cierto es que la presién que el crecimiento demografice plantea a nuestros paises con- dena Irremisiblemente al fracaso cualquier tentativa de retornar a tec- nologias tradicionales cuya productividad por hectérea es, en algunos casos y en algunos cultivos, equivalente a la de Francia... jen la épaca del imperio romano! Bolivia, por ejemplo, ha enfrentado graves pro- blemas para lograr una alimentacion adecuada para su poblacién. Se deben recordar los incidentes estaliados a finales de 2010 causados por el "gasolinazo”, pero también porla carestia de los alimentos y el critico faltance de azticar, esencial pata afrontar los rigores que imponen las altures del altiplano, Hay quienes afirman ~equivocadamente, segin huestro entender- que Bolivia podria alimentar a su poblacién de casi 10 millones de habitantes recurriendo a las técnicas de cultive de los pueblos originarios (algo, entre paréntesis, ;que José Carlos Mariétegui habia descartado ya en la década del veinte del siglo pasado!). ¥ deci- mos “equivocadamente” porque Bolivia posee mucho més de 10 millo- nes de habliantes, si se cuentan los casi 3 millones de bolivianos que ealeulos conservadores estiman viven fuera de su pais (en Argentina y Espana, principalmente), debido precisamente a la pobreza, Ia exclu- social y la imposibilidad de accedera un tenor de vida adecuado y digno. Una Bolivia dispuesta a alimentar a 13 millones de habitantes no tiene otra alternativa que la de utilizar las mas eficientes y productivas tecnologias agricolas, que garanticen un alto rendimiento por hectarea yuna produccién que permita abastecersin problemas a toda la pobla- ion. Clato esta que esas modernas fuerzas productivas operan sobre un paisaje agrario definido, entre otras cosas, por su gran extensién, lo cual requeritfa un proceso de concentracién de las pequefias parcelas campesinas en unidades ~tal vez bajo la forma de coaperativas~ que alcancen una escala tal que justifique et empleo de las maquinarias y las sofisticadas tcnicas productivas de hoy en dia. Se trata de una opcién muy compleja y de resultado incierto, porque no es tan sencillo separar las fuerzas productivas de las relaciones sociales de produc- cidn"™ Pero asf como Lenin planted en su tiempo que el socialismo era 115 €n todo caso, y los efectos de apertar une mirada sobria a esta cuestidn, es nece- satio evter cuer en Uiuafalismas tecnologielatas porgu, al fry al eabo, ia masiva introduccign de refinadas teenologtas en la expltacign agraria no pudo resolver el, 120 AMIIRICA LATINA EN LA GEOPOLITICA DEL It4PERIALISMO igual a “soviets + electricidad’, y procuré arrebatar esa nueva fuente de energia del control de las empresas capitalistas, en el momento factual el socialismo también implica algin tipo de “soviets” (entendido como alguna forma de estructuracién del poder popular, mas alla de lo permnitido 0 consentido por la institucionalidad burguesa) unido @ la Spropiacién de la mas moderna tecnologfa que hoy reposa en manos de las transnacionales. Por eso, més alld de su evidente fuerza moral, el pachamamismo no puede ser entendido como wna solucién viable alos problemas y desafios que plantea ef mundo actual. Su flamado a respetar 1a naturaleza, por sensato que sea, no logra ocultar la neces!- dad de también respetar al género humano y de procurarse razonable- mente su sustento mediante la utilizacién racionel y responsable de los: bienes naturales. Cuando el pachamamismo afirma, con raz6n, que la preservacién de una especie animnal es un objetivo loable y digno de. Ser perseguido sin desmayos, mucho mas debe serlo la proteccién de la especie humana. ¥ si el capitalismo se pasiclona en contra de la natu- raleza para superexplotasla sin otro objetivo que el de maximlzar su ganancia, no se puede adoptar una lgica que sea su simétrico reverso, di ity la ruta para ef argumentando que la Unica manera posible d¢ existir y : “puten vivir” de los pueblos originarios solo pod ser alcanzada cus todiando la intangibilidad de la naturaleza. Se debe recordar, ademés, ‘que los modos tradicionales de produccién campesina también alteran Gla Madre Tierra y que cualquier intervencién humana, cualquiera sea su dispositivo tecnoldgico, lo hace. Claro, nadie de manera tan brutal y dafiosa como en el capitalismo con su criminal megaminerfa a cielo abierto 0 la desentrenada expansién det monocultivo de la sojas 0 en el productivismo pseudosocialista, basado en los mismos principios que UY capitalismo: De lo que se trata es de buscar un punto de equilibrio, siendo conscientes, asimismo, de que ningtin gobierno, y mucho menos ; de izquierda, puede hacer ofdos sordos a la necesidad de promover el desarrollo desu economia, sin la cual no podré haber escuelas, univer. sidades, hospitales, jardines infantiles, programas sociales, carreteras, puentes y la infraesiructura necesaria para que el “buen vivit” sea algo mas que una entelequia y se convierta en una palpable realidad. Por otra parte, no es posible soslayar el hecho de que si la cons- truecién del socialismo en un solo pafs ha demostrado ser una empre- sa, si m0 imposible, por lo menos plagada de dificultades, no menos iliel seria tratar de implementar el “pachamamismo en un solo pats’, os decir, una politica de respeto a la naturaleza, mientras el conjunto oem dl ambre tae mundial. equ eon el esto dele furs po grote del re ercen nares Ges veacloos sacle existance) dace un moments Utena desu deren ail de la comunidad internacional no atine esfuerzos en pos de este ideal. Esto supone Ja inmensa tarea de modificar los patrones de consumo irracionales, derrochistas e irresponsables dei capitalismo avanzado. jPodré lograrse tal cosa en ausencia de wna profunda revolucidn social? Una de las criticas que pueden formularse 2 quienes (como Eduardo Gudynas y tantos otras) pregonan la necesidad de Hlegar primero aun extractivismo “sensato” ~es decir, que para 2020 no supere el 30% de las exportaciones de nuestros paises reside precisamente en la debi- lidad de una argumentaci6n a favor de una racional y cuidadosa apra- piacién de los recursos naturales liberada de los condicionamientos y Iimitaciones que plantea el capitalismo, y su modelo de consumo, en su actual fase {mperialista. Estamos de acuerdo en la meta, pero para ello nos parece que es necesario hablar de -iy hacer!~ una revolucién socialista, Dentro del capitalismo tal solucién es inviable. La automo- deracidn en el consumo y la adopeién de un estilo de vida signado por laausteridad sélo son posibles si se pone fin ala dominacién del capital. En otras palabras, ;qué es lo que propone el pachamamismo? Un modelo alternativo de desarrollo 0, como dicen algunos, de aban- donar por completo el objetivo del desarrollo? Quienes sostienen esta segunda postura exhortan a la “desmaterializaci6n” de las economias, a la reduccién a lo minimo indispensable del uso de las materias pri mas y la energia ya la concentracién de los esfuerzos en el “buen vivir" yen la calidad de la vide de nuestras poblaciones. Pero jes razonable proponer estos fines, este “no desarrollo”, en poblaciones en las cuales todavia el hambre hace estragos, la desnutricién es rampante, lasenfer- medades curables y prevenibles se cobran miles de vietimas cada dia, el anelfabetismo sume en la ignorancia y la supersticién a millones de latinoamericanos que, adems, viven en chozas construfdas en sitios de extremo riesgo, como laderas de montanias que se derrumban o ala vera de rlos que, en sus crecidas, arrasan con todo? sEs posible acceder al “buen vivir" proclamado por los pueblos originarios en condiciones de tremenda escasez y privacién? Tal como lo veremos en el préximo capitulo, desde nuestro punto de vista tal cosa es imposible; pero aun si no lo fuera, tal estrategia suscitaria importantisimos problemas éti- cos. Porque shasta qué punto podriamos estar autorizados a exigirles a los paises que, no por propia voluntad, sino a causa de la dominacién imperialista quedaron sumidos en el atraso y el subdesarrollo, que se resignen a permanecer en esa situacién, o tal vez a conformarse con ‘un médico progreso, pero a afios luz de los niveles de vida de los pafses que se beneficiaron durante siglos del despojo colonial? gTiene sentida construir un modelo sustentable ecoldgicamente pero que congele las asimetrias internacionales creadas por el imperizlismo? Recapitutando: la critica al pachamamismo no debe ser interpre tada como un aval al extractivismo. El primero es inviable y et segundo m MPERLALISMO JOROLITICA AMERICA LAUINA EN LA es una alternativa difteiimente sostayable en el corto plazo, aun para Jos gobiernos de izquierda. Pero es imprescindible neutralizar sus desastrosos impactos, para lo cual sera preciso construir minuciosos mecanismos de fiscalizacién de las actividades ligadas al extractivis- mo, imponer normas rigidas y controles sobre las mismas, y buscar aceleradamente la coordinacién internacional ~al menos en el marco. de América del Sur- de este tipo de politicas frente a jas transnaciona- Jes extractivistas, porque de lo contrario, estas utilizarén su enorme poderio para chantajear a algunos gobiernos y dar por tierra cualquier tentativa de monitoreo y control de sus actividades. Ademés, habrd que disefiar una adecuada politica tributaria que permita captar una parte significativa de las supergananclas y/o la renta extraordinaria de la cual se apropian esas compafias. Como se ve, son todas medidas tran. sitorias mientras nuestros pueblos construyen un nuevo orden econd= mico, politico y social claramente poscapitalista a partir de Ja premisa ‘de que no hay soluci6n para estos problemas dentro del capitalismo, En el capitulo siguiente estudiaremos mds en profundidad algu nos aspectos relacionados con el tema del “buen vivir" o el "vivir bien” y su relacién con los procesos de transformaciénactualmente en curso en América Latina, Capitulo 7 El “buen vivir" (sumak kawsay) y los dilemas de los gobiernos de izquierda en América Latina En afios recientes, América Latina ha realizado un crucial aporte filo- s6fico y ético-politico al instituir, en dos nuevas constituctones del mundo andino, Bolivia y Ecuador, una nueva concepeién dactrinaria superadoza de los clisicos derechos y garantias establecidas en el marco del constitucionalismo liberal, Se trata del sumak kawsay, con- vencionalmente traducido como “buen vivir" o el “vivir bien” Uno de los aspectos fundamentales de este nuevo concepto es la postula de una telacién entre sociedad, individuo y media ambiente completa mente clistinta ~y hasta podria decirse antagénica~ de Ia que se plasmé con el advenimiento de la Modernidad. En la actual formulacién cons- itucional de Ecuador y Bolivia, el medio ambiente se presenta como la ‘Madie Tierra y, en virtud del nuevo marco normativo, como un inédito ynovisimo sujeto de derecho!" 116. al caso de Fevedor, a Consitucion de ta Replica de 2008 establece:“Woso- ttasynosoires el pueblo soberanode! Eeuaor{ | haconoclende mies tlces milena rads pr mujer hombres itis nas | Carbeeno Sristencia 1 dectdimos enstrte [| una nuova forma de consivenda lads dana, en aversidea y aemonta conta natualeza, para alcaneae ber ese Suna awsay Por au pare a Consttelén de tatado Murioaclonal de Hallle de 2007 dio quel pushlo botvian, de composiisn plu, deade le prota dad de a histor tnsprado or as lucha del pasado, on a sural odin anicolonal. cx ta Independencia on la tuchas popuaces de tba els Iarchas indigenes, seals snleale, en ns quetrs del ua y de octubre en ins lchas po latest ycecttarto,y con la memoria de nuestros fies, cone. itumos un novo Estado 1 sed on el rspetoeigaldad entre ts, con arincipios de soberant, dignigad, complernentarieda,scida-dad, srmonfe¥ 2culdad one distbuldn yredistibacton de! producto vocal, donde predomine labisqueds del vivirbien; con respet i plaraidedecansinic, sci, ula rolkea y cultural de fos habitants de est era; en convivenciacoleciva con cces0 legs, trabajo, een, sally vvienda para todos sa AMERICA LATINA EN’ LA GEQPOLITICA DEL IMPERIALISMO FI swnak kawsay impugna radicalmente las concepciones coa~ guladas en las antiguas constituciones latinoamericanas (y en todo lin denso aparato normativo construido a lo largo de la historia de los Estados nacionales latinoameticanos), tributarias todas ellas de fa tradici6n liberal. Propone, en cambio, una cosmovisién que hunde sus raices en las culturas de las etnias oprimidas del continente y muy especialmente de sus pueblos originarios, idea que fue emergiendo con fuerza en el dltimo cuasto de siglo. Es por esto que tiene razon Boaventura de Sousa Santos cuando afirma que mas que un debate sobre el desarrollo, el crecimiento o ef medio ambiente, lo que se ha '\ instalado en ta politica latinoamericana ~con mayor fuerza en paises ‘como Ecuador 0 Bolivia, con menos en los demds~ es una profunda cdntrove 5 Esta radical innovacidn no fue un rayo que ceyé en un diasereno, sino el producto de antiguas luchas, elocuentemente reconocidas en los preémbulos de las nuevas constituciones de Bolivia y Ecuador, que comenzaron a fructificar en e! nuevo contexto sociopolitico regional inaugurado por el triunfo de la Revolucién Bolivariana en Venezuela y el debilitamiento del poderio estadounidense eryla regién, to que dio Jugara un significativo desplazamiento del pénditlo politico sudameri cano hacia posturas de fzquierda. Si esas innovaciones pudieron cris- talizarse en el nuevo contexto sociopolitice de nuestra regién, fue, por luna parte, por el vigor y la riqueza de antiguas tradiclones del mundo andino que sobrevivieron a cinco siglos de barbarie supuestamente civilizatoria; por la otra, por el progresivo holocausto ecolégico, social y cultural desencadenado por el capitalismo en su etapa neoliberal, la rnlés agresiva y predatoria de toda su historia, que conmovis la concien- ‘cia de nuestra época y puso serlamente en cuestién la cosmovisisn que gicaba en torno a la dupla conceptual de progreso y desarrollo, Como suele ocurrir con todas las tradictones populares, no exi te un significado univoco para el sumak kawsay. Maxime cuando se trata de un amplio universo de valores, ideas y practicas mas o menos institucionalizadas que han ido transmitiéndose de generaci6n en generacién, las més de las veces, gracias a la tradicién oral. No obstan- te, tracral debate actual esta propuesta implica, en su nticleo esencial, tuna doble redefinicisn: de la relacién de los hombres y mujeres con la naturaleza y de fa relacién de los hombres y mujeres entre sf. Por stipuesto, el sumak kawsay no se agota en eso. Un trabajo elaborado por algunas organizaciones populares bolivianas comprometidas con el “buen vivie” inclaye un amplisimo catdlogo tematic que contione 1a atic A, Boro cuestiones relativas a la identidad de los pueblos y etnias originaias tanto como otras relacionadas con el agua, el calentamiento ambiental, lacrisis alimentarla, el paradigma energético, los agrocombustibles, ia industrializacién, el desarrollo, el consumismo y la soberania popu- Jar Porsu parte, el “Plan Nacional para el Buen Vivir” de Ecuador no Je va en zage en lo tocante a la amplitud de contenidos y proposiciones comprendidos en el sumak kawsay. Entre los principios constitutives, de esta cosmovisién, se incluyen temas tales como la unidad en la diversidad; el deseo de vivir en sociedad la igualdad, la integracién y la cohesién social; los derechos universales y la potenciacién de Jas capacidades humanas; la relacién arménica con la naturaleza; la convivencia solidaria, fraterna y cooperativa; el trabajo y el ocio como liberadores; la reconstrucctén de la puiblico; la construceién de una demoeracia representativa, participative y delibeativn; y un Estado jemocratico, pluralista y laico"™, La complejidad, amplitude iconoclastia del sumak kawsay sumi on la perplejidad y el desconcierto a muchos de los asambletstas veu- nidos en Montecristi para elaborer la nueva constitucidn ecuatoriana. Segiin uno de sus protagonistas, “la propuesta del buen vivir [..] fue motivo de diversas interpretaciones en la Asamblea Constituyente y en la sociedad, En un debate, que en realidad recién empieza, primé el desconocimiento ¢ incluso el temor en ciertos sectores, Algunios asam- bleistas, contando con el eco perturbador de gran parte de una prensa mediocre e interesada en el fracuso de la Constituyente, acostumbra- dos a verdades indiscutibles, clamaban por concreciones definitivas. Para otros, el buen vivir, al que lo entendian ingenuamente como una despreocupada y hasta pasiva dalce vita, les resultaba inaceptable. No faltaron algunos, temerosos de perder sus privilegios, que no dudaron en anticfpar que con el buen vivir se proponta el retarno a la época de las cavernas. Inclusive algunos que alentaron con su voto este princi- pio fundacional de ta Constitucién de Montecristi al parecer no tenian clara la trascendencia de esta decisién, {..] Y unos cuantos, opuestos desde una izquierda autista, se aferraron a tradicionales conceptos de cambio, en realidad hecos, carentes de trascendencia al no haber sido cristalizedos en la practica de las luchas sociales”®. {18 Voe “El buen vivir como respuesta a a ers global’ del Ministerio de Nelacionas uerlores dl Estado Plurinacional de Gelivia (La Pasi) 119Vor “Pian Nacional para el Buen Vivir 2009-2018: construyendo un Estado Plurinacional e Interculturel, del Plan Nacional de Desarrollo, Republica del Beuador (Quite, 2008) pp 33-43, 120ATberto Acosta, “Bl buen vivir, una utopfa por (re)eonstrule on Boletin gcas (cue eowaclal: Madrid) Ne 1, abvil-junio de 2010, 135,

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