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‘Otras obras del autor en Ariel Fernando Savater ‘ea para Amador EL VALOR DE ELEGIR Politica para Amador ‘Las preguntas del vida valor de edicar Sobre vivir ea de Nesche imi ati pa Mend al Pinca Metan, ae ‘nh ner 19 (Sioned 130 Meo, BE Spec itn mente go po fe pein ch i de si, tr pen smn src it ‘rang mao emp oe pc nls Linge Ad, Sil mp ce 9 evadeiccomas A Sara, que me eligi Yen memoris de loseba Pages eligi len El problema dela eeccon, el problema del vida enter, (Geonars Rene; Je sui ne * Todos estamos determinados por el hecho de qe hemos nacido humnanos en consecuencla, por la ares inter: ‘minable de tener gue clegirconstanie- ‘mente, tenemos que legit los medion jstamente con los nes No deberos Confiaren que nadie nos sale, sino co: ‘cer bien el hecho de que las elecio- ‘es errneas nos hace incapaces de ‘aro Ene FRowm, Et cori del hombre Iwrropuccion La elecci6n y la vida El tema de este libro es una pregunta que me ‘obsesiona creo que desde que tengo iso de razéa, ‘Ain més © atin peor: es la pregunta que ha dado sentido al uso le mi razén y tambien la que me ha revelado los limites de tal racionalidad. Para empe- zr, ingenuamente, puedo plantearla ast: gen qué consiste la libertad? Pero nada més formilads se me enreda con otras —como suele ocurrir com las verdaderascuestiones fllosoticas— que obstacalizan ¥ aplazan su respuesta directa: gxise realmente la liberia? ges algo que tengo antes de saber, algo ‘que slo adquiero al saber que lo tengo 0 algo que para tenerlo debo renunctar a saber com precision que es? (soy capac de libertad o soy libertad y por ello capaz de ser humana? Y tantas, tantas otras \demasiadas posguntas, Por optimism o pereza, si? use que Ia experiencia de los aos me traria as espuestas y por ello fui dlifriendo la redaccidn de sta obra, que imagino como el nileo esencial de cuanto he escrito. Pero ahora ya sé que ni el tiempo ni tampoco el espacio sirven para despelar ‘nuestras perplejidades. Es intl dejar pars manana 0 wor oe ELEC lo que manana me ser tan dill o imposible de ha{ cer como hoy. Por lo tanto, sin respuesias conch yentes, concluyo por intentar responder. Es la pri ‘mera y mds decisva de las elecclones de las que ha- blaré en las paginas siguientes 'En la mayoria de los casos, cuando los filéso fos se empefan en buscar Ia sesencin» den «com ceptor lo que realmente hacen es intentar una de finicion compleja y completa de clerta palabra Platon fue ante todo el padre de la semantica, oal ‘menos de una suerte de semdntica trascendental. 1a difcultad estriba en que Ia sesenciaw de cada palabra esté también formada por palabras y que tara ver las palabras que precisan lo esencial de un término relevante son més ficiles de definir que ste. De modo que se imponen nuevas bisquedas ‘no menos esenciales ni menos sujetas a la elueida. cidn seméntica. De tales engarces crecientemente ‘complejos entre definiciones de términos y defin- clones de los términos que sven para definir han ‘surgido los sistemas flosicos, construccones men- tales a menudo risibles pero a veces intelectal- mente apasionantes (y devez en cuando ambas €o- sas juntamente), cuyo mejor exponente maderno la Gran Logica de Hegel, el discurso de tn Dios 4que antes de crear el mundo pensé que lo mas ur- tente era saber de qué estaba hablando y no qué ‘estaba haciendo. Salvo casos epigonales y simp ‘camente patolégicos, nuestros contemporaneos fi losofos han renunciado yaa tan vastos empenos. Hoy ya s6lo quedan dogmaticos de la Ajacion in- vulnerable de esencias entre algunos de los lama reonuccion " dos clenuficos sociales pero suelen serlo slo por Ingenidad. {Nos resignaremos pues a definiciones tent vas que, aunque enriquecidas y vitaminadas hasta ‘donde sea posible, aceptan desembocar en otras vo- ‘ces que se dan por establecidas o sabidas, es decir por abandonadas al sentido comin sin ulteriores indagaciones? Ni aun ast tendremos garantizado el ‘minimo reposo. Como Nietzsche advirio implaca- blemente en su dia, slo los terminos al margen de la historia —en la medida en que tal milagro sea posible admiten una definicién minimamente con- vincente. De modo que podemos defini bastante bien qué es el nimero dos, pero no qué es la de- ‘mocracia 0 Ia justica. Quiere la mala suerte —m ‘mala suerte, en este caso— que «libertad» sea pre- cisamente tino de los conceptos histricamente ‘nds sobrecargados. Bl termino en sus diversas va- Flantes ha sido empleado para designar In condi- in social de quienes no padecian esclavitud 0 de los cludadanos de las pols no sometidas al arbitrio de otras, ast como para nombrat Ia eapacidad del alma de rebelarseo acatar la Ley de Dios, para ee- lebrar la ausencia de coacciones del sujeto agente, para senalar derechos politicos 0 econémicos, para tensalzar Ia creatividad del artista y para distinguir 1 determinadas naciones del mundo sometidas al Capitalismo de los particulares de otras que sufren l capitalism del Estado, etc, ete... Demasiadas peripecias que atosigan a quienes pretenden des- fansar tringuilos en una sola formula de tamafio smanejable, 2 HL ok oe BuECiR Los problemas insolubles slo tienen, como es sabido, malas soluciones: en este caso que nos ‘aqueja habria que optar por el dogmatismo que Zzanja y simplifica 0 por el escepticismo que, tras encogerse de hombres, abandons, Pero, como ab- servo Erasmo a quienes le urgian a optar entre el Papa de Roma y Lutero, «no navega mal quien pasa a igual distancia de dos males diferentes, La nave- gacidn de este libeo intentars un derotero seme- Jante, sin temer en exceso —hasta aceptando com ‘activa resignacion — su mas que posible derrota. En laprimera pare, la més conceptual y menos hist riea, habra de intentarse una antropologin de la ic bertad: con mayor precision quiza, una antropolo- sla @ partir de la libertad, es decir considerando Ia hertad como diferencia especifica del género hu ‘mano. Como el término mismo esté tan sobrecar- ado de connotaciones inextricable, procuro retra- Sar su salida a escena lo ms posible, merodeando antes en torno a é con euestiones sobre la eleecion, Jo voluntarioy lo involuntario, la inteneién, el azar tetera. Es lo que podriamos denominar «Procedi- ‘miento Thbur6ns, en honor de la genial pelicula de Spielberg que durante buena parte de su metraje sélo apuntaba al monstruo a través de la emara subjetiva y de una misiea inguletante, xhibiendo ‘entre tanto vctimas, manchas de sangre y flsos es. ‘aualos hasta que finalmente lo revelaba en todo st perverso esplendor La segunda parte ser in breve repertorio de op- clones libres argumentadas, destinadas a compro- ‘meter las abstracciones de la primera con la peripe- smoovecien: 3 cia actual que vivimos y en la que somos. Trato de algo asf como ofrecer unos ejrcicios de libertad, {que en cada caso me parecen oponerse a la rutinas avasalladoras de lo que nuestro padre Sartre lama ba slo prctico-inertes. No pretendo que el resulta do de ambas mitades de este caprichoso bocadillo sea perfectamente satisfactorio: me conformaria ‘com que fuese plausible en su detalley sugestivo en su conjunto, Es decir, una incitacién no a cerrar el capitulo de lo ya pensado sino a continuar pensan- do y repensando. Como he dicho en otras ocasiones, la filosofia nunca es para mila cancelacion defini ‘a que nos permite sali de duds sino el acicate que nos arroja a ella, permltiéndonos vivir con digni- dad inteligente en la ausencia de certdumbres ab- sola PRIMERA PARTE ANTROPOLOGIA DE LA LIBERTAD Cartruto 1 El principio del hombre EX hombre no vive, sino que die su ida. ‘Anwoun Genen ‘A comienzo de su vasta y despareja obra funda mental, itulada Et hombre. Su natwaleza su lugar en el mundo, Arnold Gehlen hace wna obmervacion lmportante sobre Ia imagen que los hombres se ha- ‘cen de si mismos v de su rango especifico entre los ‘dems sees. A la pregunta sobre el origen del hom bre se dan dos respuesias: «La primera hace que el hombre provenga de Dis, la otra del animal. La pri mera no es cientfica y la segunda, como veremos, ‘s equlvoca, precisamente desde el punto de vista ‘entfico. Por otra parte s curioso que ambos pun- tos de vista tengan un presupuesto comin, a saber: 4que el hombre no puede ser comprendido desde sf mismo; que slo puede describirse o interpretarse on categorias extrahumanass, O bien el hombre es una criaturafabricada por Dios a su imagen y se mejanza, es deci, un pariene divino aunque caido {y por tanto menesteroso, un sub-dios...o bien es tn 18 HL vow De ebzcin ‘mono que ha evolucionado hasta aleansar un éxito brumador sobre el resto de sus congéneres, un st peranimal. Ambas perspectivas parten de lo no hie ‘mano para llegar a lo humano, sea susirayendo © atiadiendo cualidades. Por lo visto, el hombre no puede ser comprendido a partir de algin concepto ‘ categoria que le sea especiicamente propio Dejemos a Dies o a los dioses aun lado: en flo: soffa, como punto de legada resultan poco conv ‘centes pero como punto de partida son sencilla mente intolerables. ¥ aplacentos por un momento considerar nuestros parentescos z00lisios, a los ‘que enseguida tendremos de uno u otro modo que referimos. Consideremos el hombre en sf mismo, Que le define? Dice Gehlen que es un ser praxico, fs decir un ser que acta. Que qulere hacer cosas ‘que hace cosas que quiere. La caacterstica no pa rece demasiado distintiva, gAcaso no es la «activi- dad» lo caracteristico de todos los seresvivos? zAca- ‘80 evivirs no equivale siempre, de alguna manera, sactuars? Sin embargo, Arsttees, en su Btica @ Ni- émaco, asegurataxativamente que los animales no sactans (a thera. praxeas me kosnoein). De modo ‘que sactuars debe ser algo més que alimentarse y reproducirse, buscar refugio o fabricar madrigue- zis, cazar 0 moverse en busca del ealor del solo de iguas templadas. «Actuar» no es slo ponerse en ‘movimiento para satisfac un instinto, sin evar a cabo un proyecto que trasciende lo instintivo hasta volverlo ireconocible 0 suplirs earencia. Las ac- cones tienen que ver con disetioe de stuaciones vir tales que no se dan en el presente, con el registro AROPOLOGHA DE LA LMR 9 simbslico de posibilidades que no se agotan en el ccumplimiento de paradigmas establecidos en el pa- sado sino que se abren a futurosinéditor e incliso dlisidentes. La accién esta vinculada a la prevsion pero tambien a lo imprevist: es intentar prever jue ‘zando con lo imprevisible y contando con su incer- \idumbre. Es una forma emprendedora de respon der a las urgencias y solicitaciones de la realidad plural, pero también de exploravla y descubrir en «lla capacidades ain no efectuadas. El ser activo no slo obra a causa de la realidad sino que active la realidad misma, la pone en marcha de an modo que sin él nunca hubieraegado a ocurri. ‘Si de lo que realmente se trata es de encontrar no el origen del hombre (en su sentido fsico, 200. ‘ogco) sino su principio (o sea aquello a partir de lo ual comienza a ser hombre), sin duda tal principio esti en la accin, es decir en una intervencion en lo real que selecciona planca e innova. La accién en 1 sentido humano y humanizador que aqut le da- mos al término— es le contrario del eumplimiento de un programa. Las pautas vegetativasy los insti {os som programas, las rosas y las panteras esti «programadase para sero que son, hacerlo que ha- cen y vivir como viven. Los seres humanos estamos programados también, pero en uga medida dife- Fente: nuestra estructura bioldgiea respond a pro- amas estrictos, pero no asi nuestra capacidad simbolica (de la que dependen nuestras acciones). Digamos que los seres hhimanos estamos progras ‘mados en cuanto «seres, pero no en cuanto «uma ross. Recibimes con nuestra dotacién genética la 20 1 vale oe euscim capacidad innata de evar a cabo comportamientos no innatos. [a diferencia entre los sees viv totalmente pro- gramadosy Tos seres humanos sélo en parte progr tmados puede parecer cuantitativamente minima pero ‘consitiye un salto cualitativo radical. ello se de- ben lor actuslesreterados aqutwocos sobre el sgni- ficado de las similitdes genéicas entre ol hombre yy otros animale, Se nos informa, incontroverble- ‘mente, de que la diferencia genética que nos separa de los chimpancés es minima (menos de cinco por ‘iento)y no mucho mayor Ia que nos aleja del cerdo ‘0 del gusano. Algunos se afligen ante este parentesco ‘onkdgico otros lo celebran como un supuesto co- ‘rectivo cientiico ante el indebido orgullo de nuestra ‘especie, Cualqulerinvocacin ala modestia debe ser blenvenida (cobre todo si se dirige a quienes se va naplorian de su pertenencia a una linea genealgica ‘adquirida sin esfuer2o ni mérito propio), pero lo cer- toes quel conclusion mas evidente de tals estudios viene a ser que —dadas nicstras radiales diferen- ‘as con chimpancés,cerdes 0 gusanos—la dotacion ‘genética no es lo mas deisivo en el establecimiento dela condicion humana, Cuanto més se demuestre ‘nuestra continuidad genética con otros animales, ins obvio resulta que nuestra agrante discontinul- dad en el campo de las acciones debe provenir de ‘otros elementos no identifeables en el ADN. Esta ‘conclusion no ene por qué aumentar ni disminuir la autocelebracion de los logros humanos, pero in- ‘dudablemente sire para relativizar en ellos la im- Portancia de la influencia genética, El ser humano sermorobocta 0m 18 ta a ‘cuenta con una programacion basica —bioliglea— ‘en cuanto ser vio pero debe autoprogramarse como hhumano. En ocasiones, esta autoprogramacién hi rmanizadora implica una cieta edesprogramacién» anlmalesca. A diferencia de otros viventes, el hom bre no est programado totalmente por los intin- tos ¢inchso juega frecuentemente contra ellos por medio desu econtraprogramacionssimbdlia.. Com- pearado incluso con sus parientes zooldgicos més Cereanos, ofrece una sensacion de aperture, de ina- ‘abamiento: en resumen, de extrem disponibiida. Precisamente esta disponibilidad consttuye el enig- ma de lo humano y tambien la paradoja de la doc- trina de la evolucién. Armold Gehlen hace hincapié necesario en este aspecto, que ya habia sido antes fapuntado por Max Scholer en st. comprimido y fa. oso ensavo El puesto del hombre el cosmos. {2Cail es la diferencia fundamental, orginica,en- tre el ser humano y cualquier oto animal? Su cash absoluta ausencia de especilizacion de ningin ipo. Lo predipiono de ls constitucion de los animales, que leva a las almas céndidas a proclamar edificanesle- tanlas sobre la sabidurta dela madre natualera (a ese que se la puede Hamar «sabia, pero mi los mis ingenuos la decaran «tiernas o wiles), es el nivel de adecuacion fisioldgica que aleancan para dedi- ‘arse a ciertas tareas y para vivir en determinado medio, Todas las bestias son portentosas especais- tas en empenios exigentes y excluyentes, sea saltar, rmorder, devgarrar slimentarse de residuos, soportar temperaturas altisimas 6 baisimas, procrear en las poores condiciones imaginable, hacer nido en lo i= posible, ete. En zoologa, los estudios anatémicos son siempre consideraciones minuciosas de instr ‘mentos de alta precision. El ojo se convierte en mi- hha reflexionado sugestvamente Harry Frankfurt y ‘muchos mas después en pos de Elser humano es faluador permanente, pero no sélo vali lo desea ble a partir de sus deseos sino que también valora us deseos mismos, su pertinencia o bajeza. Hay eo- fas que deseamos ya la ver las consideramos inde ables (desde un punto de vista ms amplio 0 mis neros0), hay cosas que no descamtos pero desea smos desearlas (porque las consideramos nobles y dersasy osc, Jsentenddas de os reais Teme noraldd scaimente scepuble. induable es que no parece bastar lo cimiento deo eno pare ata bien automa treme Bn primer hat, desde ego orca Sete de ue muchas wc 2 i Siento confit ria ce nie lo ave fara rt lo buen pare los otros. Macbeth Duman porque aie la corona de Esc engi como un bin paral malo de tt aseinat, alo para Dean, ura especie dan colar del be qu eopera. Tend emo Tolaro de a tragedia, ara drs cuenta de que fabio conserdo adecudamente ls oss feeor que intervene el ero, ym tri meio en sn a no acre plas, neato cara ‘a ae remetor nl oe fall reentese rane sobre el miedo al SE pln ncn ol dese global de na vida SSioatle,Tamblen costal ugenelapsinal ‘roment: un humorist donostiara hoy 38 Ah Aa de a igs xc una ver aul {tad deer ear roteida por una de esas ar 0 ton De HEIR a fe se manda a s{ misma y encuentra resistencia y rechazom (Confesones). ‘Sin embargo, no todo depende de Ins deficien- cis y traciones de la voluntad, Tambien bay que ‘omputar los fallos de Ia propia razn. Si podemos decir con verdad que en muchos casos actuamos ra cionalmente, es inevitable aceptar que lo iracio- nal existe también como una de nuestra posibili- ddades. Como ensena Ruwen Ogien, sjuzgarnos ira ional al que mantiene su adhesign a creencias ccontradictorias, aun sablendo que lo son, 0 al que nega evidencias que le es imposible ignorar» (La faiblesse dela volonié) Pero no s6lo hay sujet ha- bitualmente poco racionales, sino que cada uno de nosotros puede comportarse como ellos en deter- ‘minadas ocasiones a la hora de obrar bajo presio- nes inhabituales, Demasiadas veces tenemos como modelo a aquel borracho que, en plena noche, bus. «aba la lave de su casa por el suelo junto a la fa ola, no porque se le hublera eaido precisamente all sino porque en ese punto habia més luz... Cal- ‘quiera puede quedar eventualmente hechizado por luna razén que tena peso en otras cirunstancias pero es inoperante en el caso que nos urge. Se da, ‘con frecuencia una especie de imbecildad ineigen- fe, racionalmente argumentada aunque no atiende ® crticas razonables, con la que Bay que contar sempre al intentar dar cuenta de banearrtas,gue- ‘as y otros desastres. Christian Morel, en Las dec: siones absurdas, intenta trazar la sociologia la ‘pistemologia de los errores radiales y perssten- Jes: pltos y copilotes que deciden apagat el nico econ ut ms omer on ps or coe qos ns cmpetamos en deer (0 (Macedon para des) terminamos deseando Ser, Norte gueer a veces ex capi ave es busca den exclecl a ees es pei yo Secienlacodadane o afin de santiad- ao nn de sds aps da ape ene inpeso eu valor en temnos abso aberactos ce merci con facldad y vara en fins relavos sega logue extemosjugando Tada acai lo mismo que ela puede seen fm penldas dl etunfo maximo y en oto SGto'waler‘un punto, es decir menos que eal Shen car, Con fecuencl,cortamos y basa fests desos para querer con buena concing fo que no deamon expictamente desea: puede descr la preva para los demas sn Gee moralmente despre pero se pueden ‘Ear mpuest mis bajs. No we puede desea Frolongion Je la arbruna afcana sin oda So mma per ume epee ta los prtios de as matrian primas (ya Bauman en Lbeved) El akvtes vo dep var In carta mis prometedora que aparece en l ten sobre ae de Juego, aunque sabe ‘stn whos mi liorynorenunla del tune Futura de mayor enjundi. En ocasiones Gren a st miss desea I que conve como Jory fmcasa ene intento,sfiend ol dese te bien deseo por san Agustin: =2Qué ‘onstruoidad? gorau ove? La ment Mlcuurpo yes obedecia instantneament 2 Lon pe ELECIR rtmoroiocta De 1A unexraD a3 te hecho era el mayor espacio cublerto artificial el mundo— hasta el punto de que dentro de él se produjo un microclima con Iluvias, borrascas, ra. 40s, ete. iLo que pretendian evita! Otras veces | complejdad de factores que deben sopesarse al ‘omar una decision Ia que acaba. por corromper l juiio prictco: durante la segunda guerra muan- dial, la Cruz Roja tenia acceso a campos nazis de prisioneros en el este de Europa, situados cerca de Auschwitz o Treblinka y por tanto se dieon cuen: ta del exterminio de judios que allt se practicaba, pero silenciaron ese horror para evitar que les prohibieran sus visitas alos prsioneros de guerra.O Ineluso para no atrser Ia venganza nazi contra Sui- 2a, sede de la onganizacién benéfica. Es difel juz far rectamente cuando todo se tierce y enmarafa en el émbito inmediato de Ia accén, libre albedro (Ja facultad de elegir e inventar fcciones, de querer © no querer) siempre ha sido luna nocién cuestionada, més o menos desde que san Agustin la patent6, Unos la mitifiean hasta ha ceria intelectualmente indigetble, otros se niegan a reconocerla mientras la. practican 0 la rechazan confundiéndola con la omnipotencia(levand a su parddica demasta el viejo dicho de «querer es po- ders), Ahora esté cde moda que de ver en cuando un neurofisidlogo se asome al crtex cerebral, desea alguna interesante sinapsis entre neuronas y des. us, ya duchado tras quitarse la bata del laborato- rio y tomando una copa con algunos amigos ede le- trass, comente que sus descubrimientos acabaran antes o después con el bre albedo, aunque con. motor que an funciona en un ain par sa @ uals ots gue, perdendorApament com Thatbley com ln pita salvadora ala vis, por dar ona vuelta sobre el eropuerto para Furl peje petoleos gue cambion dela fla ma basta char uno con tr por cum Pustilosmente un reament imprest. {Genclantes uc poyectan en sus expoiones coca oes convencdos de qu as ayuda Piblco, empress gor realan ences ine Ae opin con mucstran sin ary gen por estas et, Une de las conlsions a i Sots stad de ec i dn Stas son cal sempre clactis, un alo Zap Someta lone Se ps Givdos se avenen a daprates que repuarian pemaran por a solos ‘Una de ls fuentes mis comnes de des perveramenteequivocdas esl salad por Tate en Zo mao deo bueno and una hhclon ha fconado tatiactodamente a fea rer que aparla en dol decom fsokert pa sempre ol problema Bs det, feo gue tomarme un tro de ner anes de tna conercnca me dsinhbe sua lengua Sido tomarne a botllaentera par leanzar lena Meet eno de con fenlros ue, para protec Tos enomes cobs fackls lay inclonercins meteorloieas {ieron fabricar un cori sobre ellos como 5 troura de automcvies bidet: el hangar premararon al fect tenia proporciones col poe Ps coda que éste seguiré slendo probablemente una Siluston necesarae, En efecto, una iusion tan nece= {aria como lo sigue slendo el arte de Veldzquer des- ‘pues dl andisisquimico de los pigmentos que em plea en sus cuadros y de la aplicacion de rayos X al ‘estudio de sus telas El concepto flosdfico més serio que se opane 0 elatviza la libertad humana es el destino. Cuando ‘hace humano mira hacia delante, al futuro, cons Gderando sus diversas posiblidades y planeando su Cleccidn, eree en la libertad: pero cuando mira ia atrésy contempla su vida no ya como wna Sino como un resultado, entonces le parece que t Jha ocurrido de una manera fatal, cumpliendo wn eto preconcebida y necesario, Tal es el destino, tno elegido que elie por nosotros... através mi de nuestras aparentes eleciones. Aunque 10 mos en el concepto maximo de destino, sein {ual todos los acontecimientos estan predesti {como supusieron entre otros los estoicos), inevitable creer al menos en un destino restrin pero inexorable: Ia muerte. Como dice Marcel he en su apasionante Tiempo y destino, siguiendo, ‘su modo Ia traza de Heidegger: el no ser eset tino de todo ser particular, La mucre es «dest fen el sentido de que no la clegimos y que degimos contra ella pero sin Jograr evitarl; modo semejante, el destino trigico que cor ‘ia a Edipo era matar a su padre y desposarse fut madre, lo que fnalmente legs a cumplise a. far de que la intencién de sus acciones era ‘tra. Como parte de nuestro destino mortal Cams scrRoroL06Ha 8 LA LMEREAD as 0 elogimas pero debemos arrostrar el tempo que tos leva al temido desenlace. «No voy a morir vo: Tuntaria ni Mbremente, porque sh pudiese elepir no sso lo que elegiria. Pero tampoco es Iibremente ‘como paso de un instante a otro y me aproximo asi, Inexorablemente, al instante de la muerte» (Tiempo 9 destino). Bl tlempo y la muerte forman nuestro Uestino, lo no elegido que enmarea nuestras elec- ones y finalmente las cancela: ese destino no hay modo de negario, ni libre albedrfo que prevalezea contra él. Nietsche predicd el amor fai el amor a lo irremediable, Sinceramente, no veo emo se pue- dle samare al fatum sin que tal sentimiento resulte retérico 0 emvilecido por la resignacién; pero en cambio creo que es nuestro destino mortal To que sstenta todos nuestros amoresefectivos,dirigidos fs criaturas por cuya suerte perecedera nos desvela- vos y enternecemes... pues somos libres de com partir con ella el destino, no de evitarl. ‘Algunos han crefdo ver en el sulcidio, el ape ssuramiento voluntario de In muerte, la demostra- ion maxima de la Libertad humana, «Ouitarse la ‘vidas, odarse mucrtes tales sean las empresas de rebel suprema contra el destino de nuestra con- dicién, Yo no To veo ast: son acciones libres, sin dduda, pero sometidas a nuestro destino como eusl> (quer otras. Sea considerado un gesto valeroso, Como muchos lo reputaa, 0 una cobariia como piensan otros, lo cierto es que el suicdio acata oerviosamentes lo que no tlene remedio. La de- rota del destino vendria de Tas acciones inversas, si nuestra libertad Hogase a tanto: darse la vide, a woe or eso (quitarse la muerte. Congulstar Ia vida sin tempo, desembarazarnos voluntaria y voluntariosamente dde la muerte... Pero ese bocado resulta demasiado arande incluso para el apetitoinsaciable de nuestra ambicién de querer. Como nos recuerda Arst6te- les, nadie puede deliberar ser inmortal. Frente a ‘nuestro nico destino ineluctable sso podemos var Jernos de unas cuantas prétesis: las perecederas aunque por ello mismo valerosas instituciones de Ia libertad. Cartruto 6 Las instituciones de la libertad Le bert ack como un pre lego ast ha pommacido desde em toneek La ered die 9 sopra: Se ‘para a los mors del so. Obiene Sarat e paride diferencias Dresencie 0 ance rea, mare iment el contateenre fo ato do lo, fo bueno yo malo, lo codiid ‘yo mpugante ‘reser Baan El poeta Pierre Réverdy dio que «no hay amor, sino prucbas de amore. Parafraceindole podriamos firma que =n0 hay libertad sino pruebas de iber- tad». La primera prucba es nuestro propio testimo- ho personal, el de nuestra conclencia que se sabe capas de elegy de recharar, de inventar a veces. fungue en muchas ocasiones no logre precisar s ‘sfactolamente los motives que determinan elec cones, rechazos 0 incluso invenciones. Sabemos suficientemente que somos libre, pero no conoce- ‘mos del todo los meandros por los que transcurre srs bert los ices qc la muse, La ‘Segunda prucba, la mis copiosa, la constituyen ‘nuestras obras: la libertad humana dea rast en el mundo, Por atenernos a una bésica distincion aris: fotelica, la accion no sélo es opeién y decsién sina ‘que tambien puede ser creaciGn: no solo es la prc= thea que dirige nuestra vida sino también a «podtle teas que produce cosas y transforma la realidad. Si Imiramos a nuestro alrededor vemos par todas par- tes los resultados eficaces del ejercicio de Ia iber~ tad, superpuestos e impuesios al devenir de los aacontecimientos naturales. El pasaje de nuestra li bertad actusl y futura esté configurado a partir de Jas obras de la Iibertad ya ejercida.. Y ello se debe a un aspecto esencial de muestra ‘condici, sobre el que los teéricos de a Wbertad étie ‘a y politica (jpor no hablar de quienes se refleren 8 la bertad econémical rara vez hacemos hincapié: la vulnerbiidad humana. En este importante aspec~ toes una excepeidn, aunque no demasiado conv ‘cente en cuanto a las consecuencias que saca de €, ‘Alasdair Macintyre cuando insisteen que somos ‘males «racionales» pero tambien «dependientes» fempeno de nuestra libertad ao consiste en la ria de los casos en utilizar gozosa y lid nuestro superdvit de fuerza (como a veces parece 44 entender Nietzche), sino en intentar rnuestras carencias y paliar por medio del ‘SeROFOLOGIA DE LA LmeaTAD » nesterosad que a la sobreabundanets. En tales pa slecimientos earecemos en gran media del apoyo automatico de ls instintos, sobre todo del ms des- piadadamenteeficaz en estos casos: el strificio in- ‘mediato 0 el abandono de los debies cuando tardan mds de lo dehido en curarse. Hemos desarrollado ‘una: memoria simblica que dificult la soltara para ddesentendernos de los demés. De modo que slo ‘contamos para valernos en las constantes adversda- des con nuestra disposici activa socilizada, pues- ‘a en comin, Ser racionalmente activo es procurar independizarse de los vivenes dela naturaleza (que no est hecha para satisfacernos)reforzando nuestra ‘dependencia de los vinculos sociales (que sf est in- ventados @ nuestro favor). Vivir en sociedad es vivir en un medio artifical, es decir un medio en el que ol hombre importa. a diferencia del medio natural, fen el que contamos tan poco que ni siquiera necesi- ta sernos hostil para destraimos como de paso. ‘Lo primero que Ia razén identifica son los pel- ros: y ante ellos reacciona, inventa y alza previsio- La primera y fundamental obra maestra de la Iibertad. humana es la norma social, Ia pauta de ‘nuestra colaboracién y nuestro contrato de protec: idm mutua asegurada. Todo lo demés viene por tiadidura. Hoy, quienes crecemos y vivimos en 30 iedades organizadas las padecemos ya como otra forma de naturaleza y nos quejamos de las cortapi- ss que nos imponen, asi como de la soledad del desamparo snaturaless que sentimos en elas, a pe- sar de sus promesas acogedoras. Se trata de un caso Insigne de slo malo de lo bueno» que comentames 0 vo De mLEcIR scRoroLoata De La ate on en cl capitulo anterior: gecuerdan el siga hhangar que debia proteger alos cohetes de las inclemencias meteoroldgicas y termind producigndolas de nuevo? Sin embargo, estas traciones pueden ser denunciadas Y una y otra ‘Cada tna de las instituciones que pricticamen- fe acunamos (Leyes, costumbres,téenicas, et.) ine fentan proporcionarnos un punto de partida y un apoyo que potencte nuestra libertad de acci6n, sa ‘yvando las elecciones irremediables entre vida o verte a las que nuestra condicion sumamente vul- erable de seres naturales not constrfe para asf sobrevivi, el eserzo de nuestra libertad jamas ha tia podido despegarse de los dictados mais inme- datos de la necesidad. Los estimulos incesantes del de los trans que se nos asemejan, que en la so Incontrolable univers, sus resgos y amenazas, not dad del osque o dela selva. Iinpondrian wn pugilto que’ dejaria extenvadas ‘Obra de nesta libertad de seres dependientes fnuestras fuerzas creadoras: esas misma energias vulnerables, a asociacién basada en leyes y (que —socialmente rexguardadas por las fnstitucio- tumbres trata de configurar in ambit en el que fies han aprendido luego a dedicarse a menos ur- ‘damos desarollar elecciones que no siempre sean fentes deletes y exploraciones. Quizs sea Amold vida o muerte, Un ambito en el que el tiempo Gehlen el pensador contempordneo que mejor ha consderado de acuerdo eon la pequefia medida fabido insstiren la importancia dela insttuciones ‘nuestro ciclo vital yno Segui las abrumadoras mi fhumanas —a cuyo conjunto llamamos «culturas— rltudes de los ciclos eésmicos. Siendo sociables nl desarrollo y iberacion de nuestra personalidad vimos de acuerdo con el recuerdo de lo amado facional. La vision ingenua supone que seriamos perdido, as{ como en la provision que nos permit Inds auténtcos y originales si no tuviésemos ningin fodavia por un poco conservar lo que ahora a olde cultural para orientary prefigurar la mayor ‘mos. minuicias que nada cuentan para el trans parte de nuestras opciones eoidianas: Pero esas =~ 0 inacabsble de los eones que nadie puede si frieciones nos descargan de dilemas agobiantes factorlamente computar la inveneién social de fos permiten concentrar nuestra inventiva en aque Dios contradictoriamente eterno y personal int fampo donde podemos ser mas fecundamente li- Jocalizarimaginariamenie ese cdmputo impos! bres, Para decirlo con las palabras de Gehlen, «st Tia sociedad es nuestra prtesisbésiea para hac Dien las institclones nos simplifican en cierto desde Ia libertad contra el destin. modo —scuslando y tipificando, no s6lo nuestra 2 aarti NeTROROLOGHA Dw LA tAD 93 ae, a insttucin humana por excelenciay de n= portancia incomparable con ninguna otra, de la que Adepende la dimension simbélica que se superpone yen gran medida condiciona nuestra existencia bio- logica. La mayor parte de las acclones humanas son acciones comunicatvas: incluso el propio pense- mient deudor ya necesario del lengus}e, es siempre ‘comunicacién interirizada. Como vivimos hablan- {do con los dems 6 con nosotros mismos en un Jengua que no hemos inventado sino que recbimos, hasta lo més fimo de nuestra subjetividad es ire vocablemente social. ¥ por supuesto la realidad ob- Jetivada en forma comprensible del mundo respond también a pautas comunicatvas, algo sobre lo que. ha insistdo proljamente Jurgen Habermas: «La ob- Jetividad del mundo, esta objetiidad que supone- ‘os ene habla y en la accion, est tan fuertemente Jmbrieada con la intersubjetivdad dl entendimen- {o sobre algo ene! mundo que no podemos burlar ni lr mis allé de ese nexo, es decir, no podemos exca- par del horizonte de nuesto mundo de Ia vida In ‘ersubjetivamente comparido, tn horizonte que se nos abre a través del lenguajes(Accion comunicat- a y agin sin tascendencia). El lenguaje es Ia esca- Ja de Jacob por la que ascendemos pero también el ‘angel ngcesaro con el que debemos combatir pelda- ‘o was peldao. ‘Tras el Ienguaje, la otra Institue decisiva de Ja libertad merced a la cual amparamos nuestra ulnerabllidad y ampliamos nuestra capacidad de legir es la téonica. Algunos 2oélogos se empefan voluntariosamente en sefalar que tambien otros condicta, sino también nuestro pensamiento nuestra sensibilidad—, nos permiten reservar e alas para ser una individvalidad original en su io, o sea para actuar aportando mucho, con in tiva, con provecho. Quien qulera ser una perso dad no slo dentro de st medio, sino en todos medios, slo esta destinado a fracasar»( sa filosfca). Ask puede explicarse el apego a has e incluso el conservadirismo en la cotdian tucionalmente y la libertad ereadora de cierts sonalidades excepcionales. La cultura no solo es el producto de nuestra posicién inteligentemente activa sino que tamk ha favorecido el aumento de nsestra capacidad rebral para elegr e invent. Como han “Edgar Morin o Clifford Geertz, somos en gran dda el principal fruto de nuesiras propias obras ‘eres humanos actuales no somos el simple tado de la evolucin biolgiea sino la obra de (qeads pom caper prbetca de macdtron pasados. El despliegue de la humanidad es nues principal trea y nuestro mejor atic. La zo s6lo nos deine sino que también ha conti la simple capacidad de gozar pucs- la en prictica, tal come la ve qulen se resiste ella? Agu podriamos recordar la definiciéa que en st Diccionario del diablo propone el sarcsstico Ambro- se Bierce para abstemio: «Persona de caracter debi, ‘que cede a la tentacin de privarse de un placer [egamos a la slkima y més grave acusacion: la muerte prematura. El gozador, sobre todo si es muy joven, se mata a fuerza de incontrolados deleits. En clerto modo, cada goce profundo es una especie de pequefia muerte porque no concibe el despus. lay que reconocer que hay un uso destructivo del placer, una basqueda tandtica en el fondo de los ma- Yores contentos, ue exaspera antvitalmente lo que fn principio constinye la mas decidida y conse- te afirmacién dela vida, (No consiste eta per- cn a muerte, como predicé Georges Bataille del ertismo, sino nds bien es el empeno que busca en la mayor afi macién de Ia vida una consecuencia mortal: algo propio no de vividores o gozadores, sino de purta nos desesperados. por sus fantasmas morbosos dispuestor oscuramente a castigarse. por haberse decidido a vivir sin trabas ni racelos, El hedonista sano puede morine de gusto, pero nunea pretende «que sea la muerte quien expida el cerficado incon- trovertible de que ha gorado a fondo, En realidad, 1 placer no tiene por qué acortar la vida: més bien Ja socava, ex deci, la ahonda. Lo que descubre el 130 RL Won be mizcin ‘oce es que debajo de Ia vida — dentro mismo de ida hay mis vida, aunque no haya vida més de la vida: la aventura no esté en la duracién, en Ia intenskdad (aunque nada de malo tiene Jongarla evanto sea posible para no dejar de rar rincones delicadamente intensos que ses ‘al nedfito gozador arebatad). La mucha vida no. 4a vida slargas: recordemos Ia cinica respuesta ‘médico al paciente al que acaba de recomendar jar de beber, comer delcia, fumar y distutar sexo, cuando éste —justiieadamente inquieto— regunta si ast vivirt ms tempo, «No, ler sl galeno, pero sin duda la vida se Te har ids larga A este respecto, Atalarco podria ‘comtestado asus eritcos lo mismo que Stevenson. ‘otro médico que le prescribia ahorrase esfue porque de oiro modo morriajovens: «Ay, doct todos los hombres mueren jvenes!» Si as no apenas tendriaimportancta mort, ge dénde proviene la mala fama moral dl cer? Porque lo certo es que siempre les ha sido facil obtener aprobacion moral, aunque slo ‘condicional, 2 quienes han hecho sufrir a (grandes lideres politicos 0 reliiosos, promotores tirdnicos de empresas tan deseomunales como fatic gosas, los eémitres de la humanidad) que alos que se dedicaron a buscar sin trabas sn propio goce. Se les tacha a estos thtimos de wepostass, pero curion samente su egotsmo que a nadie obliga salvo a sf mismos resulta aparentemeate més repalsivo, me- nos eejemplar» que el no menos evidente egotsnm de Tos que exigen el esfuerzo ajeno para producit [RLECCIONES RECOMNDADAS Bt sacumular 0 conquistar: la ferozy calvnista hormi- 1 recibe mejor trato ético que la dsipada cigara. incluso entre quienes simpatizan prcticamente mu- cho més con la elgarra. Se admit la moralidad de quien aplaza el goce en nombre de futuros disfri- tes, de quien impone renuneias y agobios hoy para cexultar maftana (0 para que mafana exultenottos), se alaba In buena dsposicion del que favorece 0 36 sacrifica por la satisfaccion de los dems... pero se desconfia de quien se envueve en su manto para ibrar a su propio gusto con dulces espasmos. Enel fondo hay una especie de périco moralzante —no ‘quiero proclamario moral ni moralista— ante el toce obtenido y no meramente buscad o implora do, come si gozar nos ayudase culpablemente a preseindir de Tos demas. La ética se ocupa de la m- ‘ua dependeneia entre los humanos ¥ el placer, ain- {que provenga en Ia inmensa mayoria de los casos de ‘nuestro frote 9 comercio con los semelantes, pare ce independizarnos momentinea pero eficazmene Ue ellos. Al gozar no necesitamos ya nada ni nadie por el momentol—y esa efimera autosuficiencia aque suspende el reinado humillante de ls necesida- des aparenta marginarnos de Ia ética que no pre- tende sino negociar con ellas. Quien sufre requlere de los dems y anhela su compasién, st colabora- cn y sus remedios: pero el que disruta, en tanto ‘que disfruta, parece volverseinaleanzablee, inchiso cuando colateralmente contagia su albororo a los mas préximos oa sus cémplices, se dirt que halo: srado ponerse a sah por sf solo y ya no pide sino ‘que le dejen en par. Los dolores claman «ven en mat m2 syudals, mientras que los placeres sélo deen: « ‘Como yo. 010 molestes!s. Los morlistas mas ‘eros ino pueden consentir esta peligrosa rebel {gue les deja cesantes, En el infierno y el purza Ibs forzosos inquilinos se hacen notar al horror 0! piedad cle Dante, pero solo en el Paraiso ‘con la barrerainfranqueable dela dicha: ‘Lari lett ton claro ‘he mi ragia d'sniomo, « mi nasconde (quasi anmal di sua seta faciao.. Par, VM, 52 ‘Traduccidn de Abilio Echeverria La algria me envuelve en tue y veda ‘que ti me veas, pues de time esconde (ual gusano on su cpsula de seda, [Aigan distraido podria objetar ahora que ‘quer defensa e iustracién del placer es ociosa ‘muestra epoca, pues los aires actuales nada tic {que ver con aquellos puritanos que soplaban tela infancia de André Gide o durante la mia, en franquismo. Hoy vivimos la institucionalizacion Ihedonismo por la va del consumo: la diversion hha convertido en wna obligacion esttica y polit desde la cura 2 la tumba, mientras que la put ‘dad de los bienes que satsfacen todos los eapric ‘los inventan es Ia deologta predominante (la {acin sin remordimientos convetida en sermén tidiano piadosamente escuchadol) Ants asi ofrecan lists de indulgencias para abrevar él p acetone RECoMENDADAS 13 tzatorio en el otto mundo, con sus precios respec thos, y hoy los grandes almacenes ofertan sus ca- talogos con las novedades y rebalas que nos per- ‘itn aliviar las penalidades de la vida terrena y Convertir, sino proplamente en paraiso, al menos ten un pargue temético proviso de voluntariosos y ‘aros remedos del Edén. El huraio que se niega a las comodidades, Ia vertiginosa sucesin de electro domésticos ¥ las colonias perfumadas se convierte fen un sospechoso rebelde asocial, casi un embrion de terrorista, En tal contexto, reivindicar el. goce ‘como transgresién equivaldria poco menos que & Utlizar tn aparatoso arete para deribar una puer- ‘a ablerta de par en par. Personalimente, ninguno de estos sintomas es truendosos me convence dl todo. Desde lego, pre= Fiero las sociedades permisivas a las que retsrica- mente reducen este mundo a un esforzado valle de ligrimas e inmolan el presente —

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