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“Así se cumplirá la promesa de Cristo a sus discípulos: ‘Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo’ (Juan 14:3). A aquellos que le hayan amado y esperado, los coronará con gloria, honor e inmortalidad. Los justos muertos se levantarán de sus tumbas, y los que estén vivos serán arrebatados con ellos al encuentro del Señor en el aire. Oirán la voz de Jesús, más dulce que ninguna música que hayan sentido alguna vez los oídos mortales, diciéndoles: Vuestra guerra ha terminado. ‘Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo’ (Mateo 25:34).
“Bien podían los discípulos regocijarse en la esperanza del regreso de su Señor” (Los hechos de los apóstoles, págs. 27, 28).
“Así se cumplirá la promesa de Cristo a sus discípulos: ‘Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo’ (Juan 14:3). A aquellos que le hayan amado y esperado, los coronará con gloria, honor e inmortalidad. Los justos muertos se levantarán de sus tumbas, y los que estén vivos serán arrebatados con ellos al encuentro del Señor en el aire. Oirán la voz de Jesús, más dulce que ninguna música que hayan sentido alguna vez los oídos mortales, diciéndoles: Vuestra guerra ha terminado. ‘Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo’ (Mateo 25:34).
“Bien podían los discípulos regocijarse en la esperanza del regreso de su Señor” (Los hechos de los apóstoles, págs. 27, 28).
“Así se cumplirá la promesa de Cristo a sus discípulos: ‘Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo’ (Juan 14:3). A aquellos que le hayan amado y esperado, los coronará con gloria, honor e inmortalidad. Los justos muertos se levantarán de sus tumbas, y los que estén vivos serán arrebatados con ellos al encuentro del Señor en el aire. Oirán la voz de Jesús, más dulce que ninguna música que hayan sentido alguna vez los oídos mortales, diciéndoles: Vuestra guerra ha terminado. ‘Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo’ (Mateo 25:34).
“Bien podían los discípulos regocijarse en la esperanza del regreso de su Señor” (Los hechos de los apóstoles, págs. 27, 28).
Mateo 25:34 Los hechos de los apstoles, pgs. 27, 28 1 De stos tambin profetiz Enoc, sptimo 1 desde Adn, diciendo: He aqu, vino el Seor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impos de todas sus obras impas que han hecho impamente, y de todas las cosas duras ENOC PROCLAM LA VENIDA DE JESS EN GLORIA
que los pecadores impos han hablado contra
l. Enoc haba estado preocupado acerca de los muertos. Le haba parecido que los justos y los impos se convertiran igualmente en polvo, y que ese sera su fin. No poda concebir que los justos vivieran ms all de la tumba. En visin proftica se le instruy concerniente a la muerte de Cristo y se le mostr su venida en gloria, acompaado de todos los santos ngeles, para rescatar a su pueblo de la tumba. Tambin vio la corrupcin que habra en el mundo cuando Cristo viniera por segunda vez, y habra una generacin presumida, jactanciosa y empecinada, que negara al nico Dios y al Seor Jesucristo, pisoteando la ley y despreciando la redencin. Vio a los justos coronados de gloria y honor, y a los impos desechados de la presencia del Seor, y destruidos por el fuego. Judas 1:14, 15; Patriarcas y profetas, pg. 65 2 Yo s que mi Redentor vive, Y al fin se 2 levantar sobre el polvo; Y despus de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual ver por m mismo, Y mis ojos lo vern, y no otro, Aunque mi corazn desfallece dentro de m. La doctrina del segundo advenimiento es verdaderamente la nota tnica de las Sagradas Escrituras Enoc, que se cont entre la sptima generacin descendiente de los que moraran en el Edn y que por tres siglos anduvo con Dios en la tierra, pudo contemplar JOB CREY QUE VERA AL SEOR
desde lejos la venida del Libertador. He
aqu que viene el Seor, con las huestes innumerables de sus santos ngeles, para ejecutar juicio sobre todos. El patriarca Job, en la lobreguez de su afliccin, exclamaba con confianza inquebrantable: Pues yo s que mi Redentor vive, y que en lo venidero ha de levantarse sobre la tierra; aun desde mi carne he de ver a Dios; a quien yo tengo de ver por m mismo, y mis ojos le mirarn; y ya no como a un extrao. Job 19:25-27; El conflicto de los siglos, pg. 301 3 El Dios de dioses, Jehov, ha hablado, y convocado 3 3 desde el nacimiento del sol hasta donde la tierra, se pone. De Sion, perfeccin de hermosura, Dios ha resplandecido. Vendr nuestro Dios, y no callar; fuego consumir delante de l. Y tempestad poderosa le rodear. El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se mueven de sus lugares. Jess marcha al frente como un gran conquistador. Ya no es ms el varn de dolores, LA VENIDA DEL SEOR CON FUEGO
que ha de beber el amargo cliz de la ignominia y
de la maldicin; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a juzgar a vivos y muertos. Fiel y veraz, en la justicia juzga y hace guerra Ninguna pluma humana puede describir la escena, ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. Su gloria cubre los cielos, y la tierra se llena de su alabanza. Tambin su resplandor es como la luz. A medida que va acercndose la nube viviente, todos los ojos ven al Prncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceidas ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla ms que la luz deslumbradora del sol de medioda. Salmos 50:1-3; La fe por la cual vivo, pg. 351 4 Convocar a los cielos de arriba, y a la 4 tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararn su justicia, porque Dios es el juez. Selah. Cuando venga Cristo, la tierra temblar delante de l, y los cielos se enrollarn como un pergamino, y todo monte y toda isla se remover de su lugar. Vendr nuestro Dios, y no callar; fuego consumir delante de l, y tempestad poderosa le rodear. Convocar a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su REUNIENDO A LOS SANTOS
pueblo. Juntadme mis santos, los que
hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararn su justicia, porque Dios es el juez (Salmos 50:3- 6). En vista del gran da de Dios, podemos ver que nuestra nica seguridad se hallar en apartarse de todo pecado e iniquidad. Los que continan en el pecado se encontrarn entre los que son condenados y perecen. Salmos 50:4-6; Fe y obras, pg. 120 5 Jess dijo: Todava un poco de tiempo estar con 5 vosotros, e ir al que me envi. Me buscaris, y no me hallaris; y a donde yo estar, vosotros no podris venir Hijitos, an estar con vosotros un poco. Me buscaris; pero como dije a los judos, as os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podis ir Le dijo Simn Pedro: Seor, a dnde vas? Jess le respondi: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; ms me seguirs despus. Los dirigentes de los fariseos, que estaban considerando ansiosamente el curso de los acontecimientos, notaron las expresiones de simpata entre la muchedumbre. Apresurndose a dirigirse a los sumos sacerdotes, les presentaron sus planes de arrestarle. JESS HABLA DE SU PARTIDA
Convinieron, sin embargo, en tomarle cuando
estuviese solo; porque no se atrevan a prenderlo en presencia del pueblo. Otra vez demostr Jess que lea sus propsitos. Aun un poco de tiempo estar con vosotros dijo l, e ir al que me envi. Me buscaris, y no me hallaris; y donde yo estar, vosotros no podris venir. Pronto hallara un refugio fuera del alcance de su desprecio y odio. Ascendera al Padre, para ser de nuevo adorado por los ngeles; y nunca podran sus homicidas llegar all. Juan 7:33, 34; 13:33, 36; El Deseado de todas las gentes, pg. 421, Spirit of Prophecy, tomo 2, pg. 343 6 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si 6 as no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendr otra vez, y os tomar a m mismo, para que donde yo estoy, vosotros tambin estis. Y sabis a dnde voy, y sabis el camino. Les habl tambin palabras de esperanza y valor Y si me fuere, y os aparejare lugar, LA PROMESA DE JESS SOBRE SU RETORNO
vendr otra vez, y os tomar a m mismo: para
que donde yo estoy, vosotros tambin estis. Y sabis a dnde yo voy; y sabis el camino. Por amor a vosotros he venido al mundo, por vosotros he trabajado. Cuando me vaya, todava trabajar fervientemente por vosotros. Vine al mundo para revelarme a vosotros, para que pudierais creer. Voy a mi Padre y a vuestro Padre para cooperar con l en favor vuestro. La promesa es, de todos modos, segura. Pronto estaremos en nuestro hogar prometido. All Jess nos pastorear junto al ro de la vida que sale del trono de Dios y nos explicar las tenebrosas providencias a travs de las cuales nos condujo para perfeccionar nuestros caracteres. All contemplaremos con clara visin las bellezas del Edn restaurado. Juan 14:2-4; Los hechos de los apstoles, pg. 18, Testimonios para la iglesia, tomo 8, pg. 265 7 Y habiendo dicho estas cosas, vindolo ellos, fue 7 alzado, y le recibi una nube que le ocult de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que l se iba, he aqu se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales tambin les dijeron: Varones galileos, por qu estis mirando al cielo? Este mismo Jess, que ha sido tomado de vosotros al cielo, as SU REGRESO CONFIRMADO POR LOS NGELES
vendr como le habis visto ir al cielo.
Los discpulos estaban todava mirando fervientemente hacia el cielo cuando he aqu, dos varones se pusieron junto a ellos en vestidos blancos; los cuales tambin les dijeron: Varones Galileos, qu estis mirando al cielo? este mismo Jess que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, as vendr como le habis visto ir al cielo. La promesa de la segunda venida de Cristo habra de mantenerse siempre fresca en las mentes de sus discpulos. El mismo Jess a quien ellos haban visto ascender al cielo, vendra otra vez, para llevar consigo a aquellos que aqu estuvieran entregados a su servicio. La misma voz que les haba dicho: He aqu, yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin del mundo, les dara la bienvenida a su presencia en el reino celestial. Hechos 1:9-11; Los hechos de los apstoles, pg. 27