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Bogotá, 26 de julio de 2010

Honorables Magistrados
CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA
E. S. D.

Honorable Magistrado Ponente


Doctor HUMBERTO SIERRA PORTO

Honorables Conjueces:
Doctor DIEGO LOPEZ MEDINA
Doctor GUSTAVO ADOLFO CUELLO IRIARTE

EXPEDIENTE: D-7963

PROCESO: ACCIÓN PÚBLICA DE INCONSTITUCIONALIDAD CONTRA EL ART. 7º DE


LA LEY 84 DE 1989 PROTECCION ANIMALES. Excepciones a la sanción por tratos crueles a
animales.

“la grandeza de una Nación y su progreso moral se puede juzgar por la forma en que son tratados sus animales”
(M. Gandhi)

“…en mi opinión, la lidia de toros no constituye una manifestación de la cultura, ni mucho menos una expresión
artística, sino que corresponde a la demostración de una habilidad para esquivar el ataque de un animal, lo cual no
puede considerarse como lenguaje artístico, sino como una destreza corporal, como parte de una tradición histórica
heredada que no constituye una verdadera riqueza cultural por cuanto se encuentra, en mi opinión, en contravía de
valores esenciales de una sociedad que se preste de ser civilizada y humana.” (H. M. Jaime Araujo Rentería)

“…la recreación, el esparcimiento humano y la propia cultura, no son derechos absolutos, sino que por el contrario
encuentran límites de orden constitucional como la prohibición de actos de sevicia, maltrato, tortura o crueldad
ejercidos contra los animales con la simple excusa del entretenimiento y la tradición.” (H. M. Jorge Iván Palacio)

Honorables Magistrados(as):

Con gran entusiasmo y optimismo hemos recibido la noticia de que la Corte Constitucional estudiará
nuevamente la constitucionalidad del artículo que actualmente excluye las peleas de gallos, las corridas de
toros y otras prácticas semejantes del listado de actos considerados crueles en el Estatuto Nacional de
Protección Animal (artículo 7º de la Ley 84 de 1989). A pesar de no conocer al ciudadano que interpuso la
demanda que hoy suscita esta importante reflexión social y jurídica, compartimos el argumento de que
ambas actividades atentan contra la paz y la convivencia, a la vez que promueven la violencia y
contradicen los esfuerzos de miles de colombianos que avanzan en la vía de un mundo justo e incluyente.

1
Esto, sin minimizar la notable contradicción en la que incurrió el legislador al reconocer y sancionar los
actos de maltrato y crueldad hacia unos animales y no hacia otros.

Desde ya aspiramos a que se pueda centrar la discusión sobre la inconstitucionalidad de la referida norma,
y así evitar un pronunciamiento inhibitorio como el ocurrido con la Sentencia C – 761 del 29 de octubre
del 20091 y de una vez por todas, obtener de parte del máximo órgano constitucional al que ustedes
dignamente representan, una voz suprema de rechazo en contra de estas actividades barbáricas y contra
natura que soslayan de manera impúdica las relaciones que el ser humano le debe a la naturaleza en sí.

No en vano desde hace algunos lustros la protección de los animales se ha convertido en una preocupación
social, cultural y ambiental ampliamente expandida, cuya vinculación actual ha llevado a los gobiernos a
cuestionarse sobre la vigencia y posibles modificaciones de los regímenes jurídicos, y a asumir
postulados, políticas y marcos normativos que estén a la altura de las exigencias éticas de los nuevos
movimientos sociales y políticos, así como de los debates científicos y académicos que se producen como
expresión de las llamadas “nuevas subjetividades”.

Si bien tradicionalmente estas preocupaciones durante muchos años estuvieron restringidas a las
situaciones de maltrato, violencia y abandono de los llamados “animales domésticos” (p.ej., caninos y
felinos), actualmente dichas discusiones se han ampliando para cobijar, además, el maltrato y la violencia
que se ejercen contra los demás animales domesticados, salvajes o bravíos y silvestres2 que puedan ser
utilizados a nivel industrial, en espectáculos, aficiones y oficios. De esta forma, en distintas regiones del
país3 y a nivel mundial4 se han llegado a prohibir definitivamente algunas prácticas que vulneran el

1
M. P. Dr. Juan Carlos Henao Pérez
2
Artículo 687 del Código Civil Colombiano, artículo 29 de la Ley 84 de 1989 y la Sentencia T- 1039 de 2007, M.P.
Dr. Humberto Sierra Porto.
3
Así, el Municipio de Zapatoca (Santander) mediante Acuerdo del 27 de febrero del 2008 prohibió las corridas de
toros y las peleas de gallos. Recuperado el 26 de julio del 2010 en http://www.zapatoca.com/entidades/erradicacion-
ferias-toros.html. El Municipio de Medellín erradicó la circulación de vehículos de tracción animal (VTA) aplicando
un programa de sustitución. Recuperado el 26 de julio del 2010 en http://www.medellin.gov.co/irj/go/km/docs
/wpccontent/Sites/Subportal%20del%20Ciudadano/Medio%20Ambiente/Secciones/Publicaciones/Documentos/2009
/Avances2009ProyectoCocherosMedellin.pdf.
4
Puede citarse, P. Ej.: En Europa: Legislación europea sobre bienestar animal http://ec.europa.eu
/food/animal/welfare/references_en.htm; Directiva 76/768/CEE de la Unión Europea sobre la prohibición de
experimentar productos cosméticos en animales: http://europa.eu/legislation_summaries/food_safety
/animal_welfare/l21191_es.htm; Protocolo sobre la protección y el bienestar de los animales anexo al Tratado
Constitutivo de la Comunidad Europea (Tratado CE); Reglamento (CE) Nº 1523/2007 del Parlamento Europeo y del
Consejo por el cual se prohíbe la fabricación, importación y comercialización de pieles de perros y gatos en la Unión
Europea; leyes de protección y bienestar en países de la Unión Europea, de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido,
Australia y Oceanía: http://awic.nal.usda.gov/nal_display
/index.php?info_center=3&tax_level=2&tax_subject=182&topi
c_id=1121; Legislación belga de protección y bienestar animal: http://www.gaia.be/fra/control
.php?&topgroupname=&groupname=documentation& subgroupname=legislation; Ley 11/2003 de la CCAA de
Andalucía (España); entre otras disposiciones estatales o municipales que prohíben la utilización de animales en
diversas prácticas en países de Europa. En América Latina, P. Ej.: Ley 27265 de 2000 de protección a los animales
domésticos y a los animales silvestres mantenidos en cautiverio (Perú); Ley general de vida silvestre del 14/10/2008,
en la cual se prohíbe la importación, exportación y reexportación de cualquier especie de mamífero (México):

2
derecho al bienestar de los animales, superando así los clásicos conflictos de intereses que son percibidos,
la mayoría de las veces, como objeciones sin fundamento de empresarios o potentados que están
interesados en proteger sus intereses económicos, sin atender incluso a la innegable tendencia mundial a
considerar a los animales como verdaderos titulares de derechos5.

Pero basándonos en un análisis constitucional de la norma en comento, debemos recalcar la


inconstitucionalidad de la misma, principalmente a raíz de la expedición de la Carta Constitucional de
1991. Acordémonos que la Ley 84 del 27 de diciembre de 1989 se insertó dentro del marco referencial
constitucional provisto por la Constitución de 1886 y sus posteriores reformas, en las cuales los derechos
de tercera y cuarta generación no eran considerados parte integrante de la Carta Política.

“…La Ley 84 de 1989 "por la cual se adopta el Estatuto Nacional de Protección de los Animales y se
crean unas contravenciones y se regula lo referente a su procedimiento y competencia" constituyó en
su momento un importante avance en la legislación colombiana en relación con los temas ambientales
y, en particular, con la protección de los animales.

Sin embargo, la norma citada no ha sido eficaz pues carece de los instrumentos que permiten a las
autoridades hacer efectiva la protección de los animales, y no ha creado conciencia de respeto hacia
los mismos por lo que no logró disminuir las situaciones de maltrato animal.

La ineficacia de la Ley 84 de 1989 se debe en gran parte a que contempla sanciones que hoy en día
son irrisorias. Es así como, por citar sólo dos ejemplos, las conductas crueles contra los animales son
sancionadas con multas de cinco mil ($5.000) a cincuenta mil ($50.000) pesos y el daño a las reservas

http://www.cddhcu.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/146.pdf; Ley 4040 de 2009 por la cual se prohíbe el uso de animales


(Bolivia); Ley del 29/03/2007 para la Protección de los Animales Domésticos, Dominados, Silvestres y Exóticos
Libres y en Cautiverio (Venezuela); Ley Nº 14346 de Protección de Animales (Argentina); Ley No 20380 sobre la
Protección de Animales (Chile); entre otras legislaciones de carácter estatal, local y municipal. A nivel de
Norteamérica existe protección federal y estatal: http://www.straypetadvocacy .org/cruelty_laws.html; otra
legislación internacional sobre la prohibición de la caza y la protección de los recursos naturales:
http://www.fao.org/docrep/005/y3844s/y3844s0a.htm.
5
A pesar del contenido de los artículos 687 y Ss. del C. C. C., en el que se “cosifica” a los animales y éstos
pertenecen al hombre, el Concejo de Medellín, mediante Acuerdo Municipal 22 del 2007 adoptó una Política Pública
para la Protección de la Fauna en Medellín, otorgando a los mismos la protección de unos derechos “inalienables”.
Recuperado el 26 de julio del 2010 en http://www.concejodemedellin.gov.co
/webcon/concejo/concejo_gallery/1312.doc. A nivel internacional, la clave de las legislaciones más innovadoras es
que los animales ya no se consideran como "objetos en propiedad". Esta es la definición que se ha heredado desde el
derecho romano. Austria, Alemania y Suiza son los únicos países que han roto con esta tradición y han incluido en su
constitución el reconocimiento de los animales como seres sensibles. En el año 2006, Cataluña (España) se sumó a
este grupo al introducir en el libro quinto del código civil catalán la definición de los animales como 'no-cosas"; (Cfr.
Entrevista a GIEMENEZ-CANDELA, T., Catedrática de Derecho de la U. Autónoma de Barcelona en
http://www.es.globaltalentnews.com/articles/2984/Los-animales-no-son-cosas.html). Igualmente, el Tratado de
Ámsterdam de 1997 anexo al Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea el Protocolo No. 33, sobre la
“protección y el bienestar de los animales”, en el que se manifiesta el deseo de “garantizar una mayor protección y
un mayor respeto del bienestar de los animales como seres sensibles,” y por tanto, “seres sintientes, esto es, seres con
capacidad de sufrimiento.”

3
naturales que afecte a animales salvajes se sanciona con una multa máxima de quinientos mil
($500.000) pesos y pena de prisión de seis meses.”6

Así mismo, dentro del marco de posibilidades y prohibiciones legislativas y, de acuerdo con el nuevo
fenómeno proteccionista establecido dentro de la Ley 1098 de 2006 (Código de la Infancia y la
Adolescencia), aparece un cúmulo de garantías impuestas por una nueva codificación infantil donde
prevalece el interés superior de los niños, las niñas y los adolescentes, según la cual la protección estatal
debe ser máxima para evitar el contacto de las personas menores de edad con espectáculos donde se
promueva el consumo de sustancias alcohólicas, cigarrillos, y adicionalmente, se promueva la violencia
ejercida contra los animales; en otras palabras:

“…A nadie escapa que la denominada Fiesta Brava o Fiesta Taurina, esta basada en el sádico
sufrimiento que se inflige a un ser vivo hasta causarle la muerte. El llamado toro de lidia es sometido
desde antes de salir al ruedo a prácticas agresivas a fin de disminuir sus capacidades de resistencia,
y ya en la Plaza de Toros, su imagen desangrándose por las heridas causadas por diversos tipos de
picas, arpones y estoques, es un espectáculo deleznable para cualquier ser humano con un mínimo de
conciencia y respeto por la naturaleza, (…) lamentablemente aún se permite este anacrónico
espectáculo que no tiene nada de tradición (…) y mas aun, hay Autoridades Locales que
desconcertantemente expresan su apoyo a este tipo de espectáculos, quienes aduciendo un
“incremento en el empleo” pretenden fomentar esta práctica denigrante para el género humano,
violando la Ley de Protección a los Animales (…).

(…)

Sin embargo, aún son muchos y muy poderosos los intereses que evitan la prohibición inmediata de
estos abusos para con los animales, a pesar de que sectores amplísimos de ciudadanos y
Organizaciones Civiles lo demandan cada día más; por ello hemos de continuar avanzando, basados
en la normatividad existente para ir limitando la exposición de sectores específicos de la Sociedad
como es el caso de los niños y las niñas a eventos tan denigrantes y violentos, porque si bien existen
otro tipo de espectáculos básicamente deportivos que presentan grados inclusive elevados de
violencia, en ninguno de ellos se tiene por objeto causar la muerte de alguno de los participantes, ni
mucho menos competir en circunstancias tan desiguales como es el enfrentamiento de un hombre con
iniciativa, inteligencia, armado, y auxiliado contra un ser irracional, disminuido y a quien a causa
sufrimientos intolerables se le provoca la muerte

Y por si no fuera poco, este tipo de espectáculos dañan de gravemente a los niños, pues la visión de
las corridas de toros puede aumentar la agresividad, la ansiedad y el impacto emocional en los niños.

Se sabe que la violencia genera en los niños problemas graves como aprender a ser violentos o
agresivos, genera inseguridad, también la percepción en los niños de que la violencia es algo natural,
restándoles sensibilidad en cuanto al respeto a los animales o incluso a cualquier ser humano y

6
Recuperado el 21 de julio del 2010 en: http://www.el-informador.com/detgen.php?id=61086

4
generando en ellos incluso la percepción de que matar a un animal puede llegar a ser un triunfo o
una satisfacción.”7

Igualmente, es importante anotar que la protección de los animales se ha convertido en un tema de gran
relevancia, no sólo por el reconocimiento científico de que los animales son sujetos de una vida, con
capacidad de experimentar dolor físico y emociones próximas a las de los seres humanos, sino por la
constatación de que el respeto a los animales incide positivamente en la convivencia social8. Por ello, se
puede afirmar que la protección a los animales constituye un eje vertebral del desarrollo social y humano
de una comunidad o conglomerado social, en procura de la sostenibilidad y la justicia ambiental.

REFERENTES HISTÓRICOS E INTERNACIONALES

Naturalmente este tema no es novedoso en las normatividades; lo que sucede es que históricamente las
legislaciones, tanto nacionales como internacionales, estuvieron restringidas durante muchos años a
prevenir y sancionar las situaciones de maltrato, violencia y abandono de los llamados “animales
domésticos”. Como primer referente internacional de normatividad frente a la protección animal
encontramos los siete pilares del rey Ashoka, perteneciente a la dinastía Maurya en la India, quien aplicó
diversas leyes pacifistas y para la protección del medio ambiente que hacían énfasis en el trato a la vida
salvaje. Por principio prohibió la muerte innecesaria de todos los miembros del reino animal, la cacería por
deporte y el marcar con hierros el ganado; incluso, creó un hospital para animales. Entre los llamados
edictos de los Siete Pilares, el quinto estaba dedicado a sus políticas sobre la protección de la naturaleza,
donde le otorgaba a ésta protección oficial.

En 1822 y después de trece años de lucha legislativa, el Parlamento Británico aprobó el Acta de Martin
para “Prevenir el Trato Cruel e Inapropiado al Ganado”. Esta fue la primera ley para el bienestar animal
en el mundo y convirtió el golpear o maltratar a los animales como caballos, ovejas y bovinos en un
delito.9 En 1835 se amplió su campo de aplicación para acoger dentro de su protección a los toros y a los
animales domésticos, mediante la aprobación del Acta de Pease. El Protection of Animal Act (o Acta de
Protección Animal) de 1911 del Reino Unido, se constituyó en el primer referente normativo que
demostraba el interés del Estado en proteger el bienestar animal, limitando los actos de crueldad hacia los
animales, hasta su última reforma: el Hunting Act (o Acta de Cacería) del año 2004, en la que se prohíbe
la práctica cruel de caza de todo tipo de animales silvestres utilizando perros.

Sin embargo, ante la falta de misericordia del hombre con la naturaleza, en la década del setenta, la Liga
Internacional de los Derechos del Animal –LIDA– estableció la Declaración Universal de los Derechos de

7
Recuperado el 21 de julio del 2010 de: http://www.partidoverde.org.mx/iniciativ_asambleaV/Ini_
prohibirNiniosTOROS_norberto _261109.pdf.
8
A este respecto, se pueden consultar las investigaciones referenciadas en la Web del “Grupo para el Estudio de la
Violencia hacia Humanos y Animales”. Recuperado el 21 de julio del 2010 en:
http://www.gevha.com/investigacion/profesionales/listado-de-articulos
9
Recuperado el 19 de abril del 2010 en:
http://esextranet.animalwelfareonline.org/Images/resources_Culture_false_A-History-of-Animal-Protection-
Spanish_tcm35-8418.pdf.

5
los Animales, adoptada en Londres el 23 de septiembre de 1977 tras la tercera reunión sobre derechos del
animal, para luego ser proclamada el 15 de octubre de 1978. Este es el primer documento que, sin
mencionarlo de manera explícita, hizo referencia al derecho al bienestar de los animales como una
obligación moral y ética de la humanidad hacía la naturaleza. Posteriormente, esta Declaración fue leída en
Asamblea extraordinaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura –UNESCO–, siendo proclamada oficialmente en Suiza el 21 de octubre de 1989.

La Organización de Naciones Unidas –ONU– desde el año 1972 estableció un programa de protección del
medioambiente que desencadenó en 1973 en la expedición de la Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas y Flora Silvestre –CITES– con el fin de proteger aquellas especies
en peligro de extinción; norma recogida en nuestro ordenamiento interno a través de la Ley 17 del 22 de
enero de 1981.

En efecto, es tal la importancia que ha tomado la fauna en el mundo, que, a manera de ejemplo, la
Convención de Ramsar de 1971, suscrita por Colombia y aprobada mediante Ley 357 de 1997, menciona
que la conservación de los ecosistemas se tiene como estratégica, convirtiéndose así en eje y fundamento
para la preservación de la fauna y de las aves propias del lugar e incluso de las migratorias o estacionarias;
y ello es así, ya que dicha norma internacional considera “las funciones ecológicas fundamentales de los
humedales…” como “…reguladores de los regímenes hidrológicos y como hábitat de una fauna y flora
características, especialmente de aves acuáticas.”

En Alemania, la Grundgesetz o (Ley Básica Alemana) de 1949 tiene unas connotaciones proteccionistas
que son modelo a seguir por parte de la Unión Europea. En la enmienda constitucional realizada al artículo
20 en el año 2002, se estableció una responsabilidad presente y futura frente a la protección de los
cimientos de la vida natural y de los animales por medio del ejercicio de los poderes públicos del Estado.

La Constitución de Suiza de 1999, con su consecuente reforma del año 2002, es la máxima garante
mundial del proteccionismo animal, estableciendo desde su preámbulo las responsabilidades de la
humanidad con “la creación” y reafirmando en su Sección Cuarta (4ª) el deber estatal de legislar en
procura de la protección de la vida animal y vegetal, de la preservación de su ambiente natural y su
multiplicidad. Inclusive, dicha Carta Fundamental protege a la fauna y la flora de los efectos adversos que
puedan producirse por obras públicas y transporte (Sección 5ª), Economía (Sección 7ª), tecnología
genética (Sección 8ª), todo bajo un principio de igualdad entre los seres vivos, carente de cualquier tipo de
sustento especista10 o antropocentrista.

La Unión Europea no se ha quedado atrás en esta campaña reformista por la protección de los animales y
es por ello que en 1997, se presentó la propuesta para un Protocolo de Bienestar Animal dentro del
Tratado de Roma, instrumento firmado por los Estados miembros de la Comunidad, y que entró en
vigencia el 1º de mayo de 1999. Dicho protocolo estableció que los países firmantes deben prestar
completa atención a los requerimientos de bienestar de los animales. De otra parte, el Convenio para la

10
El término especismo, referido a la discriminación con base en la especie, debe su popularidad al filósofo
australiano Peter Singer, autor de Liberación animal (1975).

6
Protección de los Animales de Compañía redactada en Estrasburgo el 13 de noviembre de 198711
reglamenta, de una forma fehaciente, todos los aspectos relacionados con los animales domésticos de
compañía, entendiendo que la salud, tranquilidad y el bienestar del animal es un deber inherente al ser
humano, en su condición de titular de derecho de propiedad, pero también de deberes indirectos con los
animales.

En Estados Unidos, desde la década del sesenta, con la firma del Animal Welfare Act (o Acta de Bienestar
Animal) de 1966, junto con sus enmiendas, contiene disposiciones para regular la venta o utilización de
animales que hayan sido robados, prohibir negocios de peleas de animales y asegurar que los animales
utilizados en investigación científica, exhibiciones o como animales de compañía, reciban cuidado y trato
humanitario, reglamentando lo concerniente al traslado, la compra, venta, manipulación, el alojamiento,
cuidado y trato; y a nivel estatal, cuenta con diversas normas que contienen penas y multas, siendo la del
Estado de Illinois la legislación modelo para la defensa del bienestar animal.

A nivel Latinoamericano, encontramos, entre otras, la Decisión No. 486 del 14 de septiembre del 2000,
emitida por la Comunidad Andina de Naciones –CAN– cuando al reglamentar el Régimen sobre la
Propiedad Intelectual determinó, en sus artículos 15 y 20, que no podían afectarse con patentes de
invención ni las plantas ni los animales.

Valga añadir que, aunque sólo se citan algunos ejemplos, son pocos los países que hoy carecen de una
legislación especial de protección de los animales; en su mayoría, cimentadas en los principios de
bienestar animal y en las cinco libertades (five freedoms welfare) que hacen operativo el concepto, las
cuales constituyen, por ejemplo, las bases de la política de la Unión Europea12. Este mismo marco
conceptual y de principios ha sido aceptado y ratificado por la Organización Mundial de Sanidad Animal
–OIE– que elaboró, a partir de 2001, las primeras normas internacionales en la materia, fundamentadas
sobre bases científicas13. Así las cosas, es evidente que la tendencia mundial de más de dos siglos de
desarrollo está encaminada a resolver la eterna confrontación contranatura generada por el hombre y de la
cual ha sido el reino animal el rezagado a las consecuencias funestas de nuestro actuar. Colombia no ha
sido ajena a este desarrollo progresivo y sistemático en la concepción del bienestar animal, y esto ha
quedado completamente dilucidado con la expedición de nuestra Constitución Nacional de 1991.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE BIENESTAR ANIMAL - DUBA

Debemos recordar que el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial de nuestro país
mostró su adhesión a la Declaración Universal de Bienestar Animal –DUBA– que fue aprobada por el
Congreso de la República en la lectura que se le diera el 11 de junio del 2008 en sesión plenaria; por
11
Texto original en inglés recuperado el 19 de abril del 2010 en: http://conventions.coe.int/Treaty/en/Treaties
/Word/125.doc.
12
Principios rectores de la política de bienestar animal de la Unión Europea: http://ec.europa.eu
/food/animal/welfare/factsheet_farmed03-2007_es.pdf
13
Bases del bienestar animal promulgado por la OIE: http://www.oie.int/esp/ressources/AW_ES_final.pdf. La
Federación de Universidades para el Bienestar Animal (UFAW por sus siglas en inglés) ratifica un enfoque científico
para la promulgación legislativa de este concepto. http://www.ufaw.org.uk/animal-welfare.php

7
consiguiente, el direccionamiento político que toma la Declaración se convierte en un concepto vinculante
para el Estado colombiano, al margen del artículo 9º de nuestra Constitución Nacional que impone como
obligación el reconocimiento de los principios del derecho internacional aceptados por Colombia.

De acuerdo con dicha declaración, el precepto de bienestar animal es concomitante e intrínsico con el de
protección animal: es el ejercicio del poder del Estado, de las autoridades y de los mismos ciudadanos,
tendiente a garantizar el bienestar de los animales. Como fin, se cumple mediante los programas, planes,
las medidas, estrategias y políticas definidas por el gobierno y ejecutados por las entidades distritales y
autoridades correspondientes, con el concurso y la participación activa de la sociedad civil.

Dicho propósito es de una gran relevancia histórica y de trascendencia ética y moral, toda vez que implica
incluir la gestación de mecanismos de protección hacia los animales como objeto de regulación pública y
política cultural e institucional del Estado, aceptando y garantizando la aplicabilidad del enfoque integral
de derechos que aporta el marco del Estado colombiano. Igualmente, supone tener en cuenta la
intencionalidad política que tuvo el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial al mostrar
su adhesión a la Declaración Universal de Bienestar Animal –DUBA– cuyo principal objetivo es:
“establecer el bienestar de los animales como un asunto de importancia internacional y proporcionar un
punto de referencia para los Gobiernos en la formulación de políticas y legislaciones para este fin”14;
aunque “no tiene carácter vinculante, su reconocimiento formal aporta el concepto de ‘bienestar animal’
como principio orientador y de interpretación de las políticas públicas y privadas de protección
ambiental, además de promover el trabajo en conjunto entre las instituciones públicas y la sociedad civil
como un medio eficiente y eficaz para alcanzar sus objetivos.”15

CONSTITUCIONALIDAD DEL BIENESTAR Y LA PROTECCIÓN ANIMAL

El desglose de nuestra Carta Constitucional permite hacer el siguiente esquema del bienestar animal: el
artículo 2 garantiza como una finalidad esencial del Estado Social y Democrático Colombiano el servir a
la comunidad, asegurando el cumplimiento de los deberes sociales del Estado; el artículo 11 defiende el
derecho a la vida como supremacía proteccionista del Estado (sin distinción entre humanos y no
humanos); el artículo 67 establece la educación como un derecho constitucional de las personas y con la
cual se busca una función social, formando a los colombianos y las colombianas en la protección del
ambiente; el artículo 79 establece la prerrogativa de todas las personas para gozar de un ambiente sano,
garantizando la participación de la comunidad en las determinaciones que lo afecten y estableciendo como
un deber supralegal la protección a la diversidad e integridad del ambiente, concatenando la planificación
del manejo y aprovechamiento de los recursos naturales establecida en el artículo 80 para garantizar su
desarrollo sostenible; el artículo 366 estableció como una de las finalidades sociales del Estado la
solución de necesidades insatisfechas en cuanto al saneamiento ambiental. A manera de obligación
ciudadana, el artículo 95 estableció la responsabilidad ciudadana de protección de los recursos naturales,
así como la conservación de un ambiente sano.

14
http://www.minambiente.gov.co/contenido/contenido.aspx?catID=773&conID=2588
15
DELGADO, C. Colombia Suscribe la DUBA. Recuperado el 14 de abril del 2010 en http://responsabilidad
yderecho. blogspot.com/2008/09/colombia-suscribe-la-duba.html.

8
Sostener que los animales, en tanto titulares de protección estatal, deben entrar a hacer parte del concepto
según el cual su diversidad los incluye en la agenda que propende por su “derecho” al bienestar animal,
implica introducir cambios en nuestro marco normativo y articular una política nacional frente a la
especialísima protección constitucional que otorgó nuestra Carta de 1991 al medio ambiente16; no
olvidemos que una de las grandes fortalezas de nuestra Constitución es la de haber establecido como una
de sus prioridades el tema ambiental, a tal punto que ha sido considerada como la “Constitución
Ecológica” a voces de nuestra Corte Constitucional – Sentencia T-411 del 17 de junio de 1992, entre
otras.

Finalmente, la Procuraduría General de la Nación ejerce, conforme a las voces del artículo 277 superior,
la defensa de los intereses colectivos y en especial del ambiente.

Teniendo en cuenta lo establecido por los artículos Constitucionales citados a partir de su armonía e
integralidad con la Ley 84 de 1989, por medio de la cual se crea el “Estatuto Nacional de Protección
Animal”, es preciso observar que, según lo previsto en el artículo 1º de dicha Ley: “A partir de la
promulgación de la presente Ley, los animales tendrán en todo el territorio nacional especial protección
contra el sufrimiento y el dolor, causados directa o indirectamente por el hombre”, y conforme a una
interpretación armónica de este conjunto de normas, se colige que nuestro ordenamiento acoge y asume la
legislación de orden internacional, por medio de la cual se deben promover y llevar a cabo procesos
legislativos por el bienestar y la protección de los animales, que actúen bajo el diseño de políticas que
animen a todos los sectores –políticos, sociales, económicos, industriales, etc.– a mantener su bienandanza
a la vanguardia, con el objeto de crear una actitud global y local ética, compasiva, respetuosa, solidaria e
incluyente hacia los animales.

Respecto a la protección del medio ambiente y la existencia de una Constitución Ecológica, la Corte
Constitucional se ha manifestado a favor de dicho precepto en las Sentencias T-411 de 1992, C-058 de
1994, C-375 de 1994, C-495 de 1996, C-142 de 1997, C-126 de 1998, C-596 de 1998, C-794 del 2000,
C-245 del 2004, C-150 del 2005 y C-189 del 2006.

Inclusive, a nivel del derecho a la propiedad privada, la Corte estableció un derrotero a seguir entre el
desarrollo económico, el bienestar individual y la conservación del ecosistema, en aras de armonizar la
protección especialísima hacia el bienestar de los animales, especialmente en la Sentencia T-760 del 25
de septiembre del 2007:

“…Lógicamente la protección medio ambiental, como valor constitucional, no tiene un efecto


desvanecedor sobre los demás derechos y garantías previstos en la Carta. No obstante, la
importancia de tal derecho, de acuerdo a cada caso se hará necesario equilibrarlo con las demás
atribuciones individuales, sociales, económicas y colectivas. Para el efecto, el propio texto
constitucional proporciona conceptos relevantes que concretan el equilibrio que debe existir
entre el “desarrollo” económico, el bienestar individual y la conservación del ecosistema. El
desarrollo sostenible, por ejemplo, constituye un referente a partir del cual la jurisprudencia de
la Corte ha fijado cuáles son los parámetros que rigen la armonización de tales valores,

16
También ha sido llamada la “Constitución Verde” (Cfr. RODRÍGUEZ, M. Ministerio del Medio Ambiente: retos y
oportunidades, Bogotá, 1993)

9
destacando que: “es evidente que el desarrollo social y la protección del medio ambiente
imponen un tratamiento unívoco e indisoluble que permita progresivamente mejorar las
condiciones de vida de las personas y el bienestar social, pero sin afectar ni disminuir irracional
o desproporcionadamente la diversidad natural y biológica de nuestro ecosistema.

(…)

Nótese que a pesar de los profundos cambios normativos relativos al manejo y aprovechamiento
de la fauna silvestre, las figuras jurídicas que por excelencia rigen el disfrute de las especies
animales son la cacería y la zoocría (Ley 84 de 1989, Ley 611 de 2000 y Decreto 4688 de 2005).
No obstante, es necesario insistir, la caza indiscriminada de animales, entendida como el acceso
libre o arbitrario del hombre sobre cualquier recurso faunístico de la naturaleza no tiene
soporte legal o constitucional actual. Ésta, en sus diferentes especialidades, tiene que cumplir
con varias condiciones generales para que se considere legítima: (i) la obtención de la
autorización, permiso o licencia que define las circunstancias bajo las que se podrá acceder al
recurso faunístico, precedida por la determinación de las especies y los cupos globales de
aprovechamiento; (ii) garantizar que las condiciones bajo las que se manejarán los animales
permiten el bienestar de cada especie y el desarrollo sostenible del recurso; y (iii) evitar que el
aprovechamiento del animal comporte actos de crueldad que perjudiquen el “bienestar” de éste
o que su permanencia contraríe la tranquilidad de otras personas.” (Resaltado fuera del texto).

No consideramos necesario extendernos en el desarrollo legislativo interno que ha tenido la protección y


el bienestar animal, muy a pesar de que los animales son objetos “cosificables” conforme a las voces del
Código Civil Colombiano, pero si mencionar la existencia de leyes como: la Ley 5ª de 1972 “por la cual
se provee la fundación y funcionamiento de Juntas Defensoras de Animales” y su Decreto Reglamentario
497 de 1973, la Ley 9ª de 1979 “Código Nacional Sanitario”, la Ley 17 de 1981 “por la cual se aprueba la
Convención sobre el Comercio Internacional de especies amenazadas de Fauna y flora silvestres", la Ley
84 de 1989 “Estatuto Nacional de Protección de los Animales”, la Ley 99 de 1993 “por la cual se crea el
Ministerio del Medio Ambiente, se reordena el Sector Público encargado de la gestión y conservación del
medio ambiente y los recursos naturales renovables, se organiza el Sistema Nacional Ambiental, SINA y
se dictan otras disposiciones”, la Ley 599 de 2000 “Código Penal Colombiano” y sus correspondientes
artículos 328 y siguientes, la Ley 611 de 2000 “por la cual se dictan normas para el manejo sostenible de
especies de Fauna Silvestre y Acuática”, el Decreto 2811 de 1974 “por el cual se dicta el Código Nacional
de Recursos Naturales Renovables y de Protección del Medio Ambiente” y el Decreto 1608 de 1978 “por
el cual se reglamenta el Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y de Protección al Medio
Ambiente y la Ley 23 de 1973 en materia de fauna silvestre”. Igualmente, no debemos olvidar que dentro
del marco de posibilidades y prohibiciones legislativas que tiene el Congreso y, de acuerdo con el nuevo
fenómeno proteccionista establecido dentro de la Ley 1098 del 2006 (Código de Infancia y Adolescencia),
aparecen un cúmulo de garantías impuestas por una nueva codificación infantil donde prevalece el interés
superior de los niños, las niñas y los adolescentes, según la cual la protección estatal debe ser máxima para
posibilitar que en un futuro nuestros niños y niñas cuenten con un entorno social pacífico, que estimule el
cuidado y la protección de todas las expresiones de vida, con el espíritu de fomentar, por extensión, el
respeto, la solidaridad, la paz, la compasión y la convivencia entre los seres humanos.

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No podría ser de otro modo, cuando en el mundo entero organizaciones de defensa animal han sacado a la
luz prácticas de intolerable crueldad y violencia en diferentes contextos y escenarios, logrando
importantes avances en materia de protección animal. En Colombia, este movimiento se ha desarrollado
en los últimos diez años, durante los cuales ha recibido insumos del movimiento internacional que
propone y reclama nuevas estrategias, mayor activismo, gestión política y coordinación entre las
organizaciones dedicadas a denunciar la violencia innecesaria y la crueldad inherentes a diferentes
prácticas que hacen de los animales un mero asunto cosificado de orden patrimonial o un bien material
que sólo se observa como recurso comercial susceptible de realización en el mundo de las mercancías. De
este modo, las organizaciones de protección animal en Colombia han hecho importantes esfuerzos por
adelantar procesos educativos y de transformación social, con el fin de promover cambios sustanciales en
las formas de relacionarnos con los animales, así como gestión política encaminada a la generación de
instrumentos legales eficaces de protección animal.

CONFLICTOS NORMATIVOS POSIBLES

Encontrarán ustedes, señores Magistrados, conflictos normativos de tal magnitud que tendrán que hacer
imprescindible el agotamiento del Test de Proporcionalidad Constitucional para dilucidar el fallo de la
referencia. Y debe ser así, porque como jueces guardianes de la Constitución encontrarán, no solamente el
conflicto normativo dentro de la misma Ley 84 de 1989 (artículo 6º y artículo 7º), sino que últimamente el
Congreso de la República expidió la Ley 1272 del 5 de enero del 2009 mediante la cual se declara
“…Patrimonio Cultural de la Nación la Fiesta en Corralejas del 20 de enero en Sincelejo, y se hace un
reconocimiento a la Cultura del Departamento de Sucre...”

Así pues, existen distintos y diversos intereses en juego: por un lado, aquellos que practican, asisten y
propugnan por la continuidad de la conocida “fiesta brava”; y por otro lado, aquellos que defendemos la
vida digna como valor supremo –sin desconocer la política alimentaria– y la protección animal, mucho
más cuando el Estado legitima el sufrimiento animal. Pues este test de ponderación debe iniciar, a voces
del Comunicado de Prensa de la Corte Constitucional con fecha del 29 de octubre del 2009:

“…por la tensión entre los derechos a la cultura (C. P. art. 7º) y los derechos derivados de la
protección integral al entorno natural (C.P. art.79), ante el maltrato y la crueldad ejercida contra
algunos animales con ocasión de corridas de toros, novilladas, becerradas, tientas, rejoneo y
riñas de gallos. Tensión que debía ser resuelta mediante el test de proporcionalidad a favor de los
derechos de los animales, considerados parte integrante del entorno natural que los seres
humanos compartimos con ellos. El test de proporcionalidad es constitucionalmente eficaz
cuando se trata de evaluar situaciones en las cuales dos o más derechos o principios reconocidos
en la Carta Política entran en contradicción, correspondiendo al Juez Constitucional dirimir la
controversia sopesando la trascendencia e importancia de los límites impuestos al ejercicio de
alguno de tales derechos. Así,… (es posible) declarar INEXEQUIBLE la norma demandada por
desproporcionada, al privilegiar los derechos derivados de la cultura frente al derecho que
tienen los animales de no ser maltratados o sometidos a actos crueles, todo para la simple
diversión de los seres humanos. (Resaltado fuera del texto)

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(…) el artículo 79 Superior establece como deber para el Estado el de brindar protección integral
al medio ambiente, entendido este como el entorno natural que los hombres compartimos con los
elementos que lo componen, entre ellos la fauna. En ese panorama era necesario tener en cuenta
que la Carta Política de 1991 introdujo el concepto de “Constitución Ecológica”, para hacer
referencia a la manera como el Constituyente reguló las relaciones entre el hombre y su entorno
vital, teniendo en cuenta que el cuidado y respeto hacia éste resulta indispensable para la
supervivencia humana y de las generaciones futuras. Así, a partir del mandato establecido en el
artículo 79 de la Carta, todos los animales cuentan con un espacio jurídico de protección que
proscribe los actos de tortura, crueldad o maltrato ejercidos por el hombre en su contra.
De igual forma,… (es) preciso tomar en cuenta que existen numerosos instrumentos de derecho
internacional y comparado, los cuales constituyen referente valioso para comprender los deberes
del hombre con su entorno natural y particularmente frente a la prohibición de actos de
sufrimiento contra los animales. Ellos demuestran, además, que en el mundo contemporáneo,
producto de la evolución de la humanidad en materia de protección de derechos, la visión de los
animales como simples seres vivos exige ser repensada hacia una perspectiva más amplia e
inclusiva.”17 (Entre paréntesis fuera del texto).

Y frente a la Ley 1272 del 2009, una adecuada lectura de la misma dará el entendimiento que lo declarado
como patrimonio cultural de la Nación son las fiestas de corralejas como espectáculo o manifestación
cultural, no las corralejas como acto de barbarie ni la matanza animal como generador de cultura; ya se ha
manifestado la Corte Constitucional en los salvamentos de voto de las Sentencias C-1192 del 2005 y C-
367 del 2006 en el estudio de la Ley 916 del 2004 (Código Nacional Taurino) y adicional a ello, en los
años 2005 y 2006 no se contaba con la firma y posterior ratificación que se hizo de la Declaración
Universal de Bienestar Animal –DUBA– por el Estado colombiano.

Honorables Magistrados: tienen en sus manos la oportunidad histórica de rechazar de manera institucional
estas prácticas violentas y humillantes e insertar a Colombia dentro de la esfera proteccionista de los
animales, como contraprestación a los años y años de vejámenes que ha efectuado la humanidad en contra
de la naturaleza. Acordémonos que del bienestar animal deviene un correlativo entre la ciudadanía y su
entorno natural, y por ende, con el futuro sostenible de la humanidad. Nuestra posición es firme y nuestro
apoyo irrestricto para que se emita una sentencia declarando inexequible –por los cargos analizados o en
virtud del principio pro actione– el artículo 7º de la Ley 84 de 1989.

Del(los) Honorable(s) Magistrado(s),

SERGIO MANZANO MACÍAS ANDREA PADILLA VILLARRAGA


C. C. No. 79.980.855 de Bogotá C. C. No. 52.440.836 de Bogotá
Asesor Jurídico Fundación La Huella Roja Directora AnimaNaturalis Internacional (Of. Col)
Coordinador Comité Jurídico “Operación Equus” Agenda Animal Bogotá

17
Corte Constitucional – Comunicado de Prensa No. 46 del 29 de octubre del 2009.

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