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éPOR QUE DEBEMOS LEER? ‘Solicitaba un entendido, por todo un ciuda- ddano emporio y aun dicen corte, wna! casa, que fuese de personas; masen vano. Porque, aunque entré en muchas eurioso, de todas salié desagra- dado, por hallarlas, cuanto mis lenas de ticas alhajas, tanto mis vacias de Jas preciosas vir tudes, Guidle ya su dicha a entrar en una y ann tiniea, V al punto, volviéndose a sus discretos, les Ajo: ‘Ya estamos entre personas: esta casa huele a hombeesy mujeres cultas Bin qué lo conoces? le preguntaron, ¥ At quo veis aquellos vestigis de diserecin? YY mostaGles algunos libros, que estaban a Estas, ponderaba, son las preciosas alhajas de Jos entendidos. Qué jardin del Abril, qué Aran- juex del Mayo, como una libresia selecta? Qué convite mis deticioso para el gusto de wn disere- to, como wn culto museo, donde se recrea el en- tendimiento, se enriquece a memoria, se alimenta fa voluntad, se dilata ef corauin y el espisitu se 10 POR QUE DEBEMOS LEER? satisfac? No hay lsonja, nohay fullesa para un ingenio, como un libro nuevo cada dia Tas pirimides de Rgipto ya acabaroa, las torres de Babilonia cayeron, el romano coliseo pereci, los palacios dorados de Nesén eaduearon, todos 1os milagros del mundo desaparecieron y slo permanecen tos inmortales excites de tos sabios que entonces floreieron, y Tos insignes varones que cdlebraroa. jOh, gran gusto el de leer! Fmpleo de personas que, si no las balla, las hace, Poco vale la siquesa sin la subidusia, Y de ordnario andan retidas. Ios que mis tienen menos saben y los que mis saben menos tienen (Que siempre conduce Ta gnorancia. borregos con vellocino de oro ‘Ved con qué clgaicia contesta a nuestra pre gainta Baltasar Graciin en su Kibro Bl Crit to de Jos mis hermosos y mejor escrtos de nes. tra literatura Por qué deberos leer? Ya fo sabéis: fara recrear ef entendimiento, caiquecer Ia memoria, alimentar la voluutad, di: Tatar el corazin y satisfacer el expt Yaqui estin’ comprendidos Jos tres grupos principals en que pueden clasiiarse fos Hbtos. Primero: los de puro entretenimiento, de cilto 1 efinado entretenimiento, aquellos que nos ofte- cen para nuestro reereo os maestros de la lite- satura, et QUE DEBO 1aiER? " egundo: los de estudio y de consulta, que en- riquecen nuestra memoria con todo aquello que Aescubrieron e indagaron sabios y filsofos, his toriadores y viajeros, crticos y artistas. ‘Tercero: aquellos cuya Lectura estimula nuestra voluntad, cultiva nuestra sensibilidad y nos hace iis fuertes y mejores Pero esta clasificacién no puede aplicarse con cxiterio cerrado: muchas obras entran en mis de tn grupo; y las verdaderamente grands, a Ja ver ‘que nos entretienen, nos hacen pensar y sen no s6lo satisfacen el espirita y reerean el enten- dimsiento, sino que asimismo enriquecen Ja meno via, alimentan la voluntad y dilatan el corazén, La lectura es, ante todo, un goce intelectual, ‘uno de esos goces nobles y espisituales que, iferencia de los materiales, no va seguido de arrepentimiento ni de hastio, Laescritora norteamericana Mary Wrigth Pham- mer publioé hace algin tiempo wn folleto muy interesante titulado fs siete gooes de la lecturas. Son para ella estos goces el de la familiaridad, el de Ia sorpresa, el de la simpatia, el de la apre. iain, ede la expansién, el de la sacudida, y el de ta reselacin, ‘Los euentos de hoy, dice a propisito del pri- ‘mero, no provocan Ja graciosa sontisa infantil de complacencia, como aquellos que empezaben: Habiase una vex un rey y uaa rein.» 38 POR QUE DEREMOS IER? Cuando mayores, sentimos a veces Ja necesidad de leer obras del caricter de David Copperfield 0 EL molino sobre el Floss, Pero este goce 10 se deriva tnicamente de las novelas o de los poemas, Por ejemplo, La confiansa en sf mismo, de Binet son, cuando nos sentimos débiles y Hinguides nos reanima como tina brisa de aire marino, Ei goce de Ja sorfvese es también ante todo de canicter infantil. «(Os acordis—dice —del principe © de la princesa errantes, cansados, hambrientos ¥ muertos de fro, perdidos de noche en el bos- que, situacion terrible que nos ponia os pelos de punta? Y, de pronto jgna Iucecital: 1a sale vvacién, (Ob, fa ucecita que parpadea en Jas pc as de los cuentos de hadas, qué suspiro de alivio arranca de nuestros pechos al percibital ‘Los libros fundamentales de la eiencia, dice la autora a proptsito del gove de la expansién, los de filosotia de ta historia, las grandes tragedias, Jas novelas que son expresion veridica de otras ‘ierras y de otros ideaes, son ventanas abiertas Sobre un mundo mis amplio ya veces més alto, Tos que solo gustan de una clase de libros y ai siquiera prueban otra, que sélo leen para con- firmarsus opiniones ¥ sus prejuicios, no conocerin jams este goce inefable. FI exploras, aunque sea tai s6lo con Ia imaginacion, también tiene sus aventuras y offece sus peligros, y ef que los ha pasado es mis grande y mis fuerte, QUE DEBO LEER? 1 TEI que Mary Wrigth tlama el goce de la sact- ida merece asimismo alguna aclaracion. Este -goce es opuesto al de fa simpatia y nos Io propor. cionan tos escritores paradojicos, puramente in. telectuales, que retuercen la verdad y hacen con lla equilibrios, Ystos autores son buenos especialmente para aquellos cuyo temperamento es més opsesto amis refractario a es0s procedimientos, Pero, tna ‘vez se encuentra gusto en Ia repeticin de las sa- ccdidas, 1a curacién, digimoslo as es ya un hecho, ¥ no és necesario cultivar por mis tiempo dichos cccritores. Ia sangre circula ya hasta le punta de los dedos y el paciente incluso se permite el Injo de hacer por su cuenta algunos pinitos. T.os que eseriben a base de paradojas, como Bernard Shave, son excitantes y los que dan sa crudidas en serio, como Thsen, estimulantes; pezo timos y ofros gon wn veneno para Jos que son de suyo bastante excitable, El goce de Ja rvelaién es acaso el mis fecundo yel de mayores aleances. Hay frases al parecer secundaria y sin importancia que causan en es- otros una verdadera revolucién y nos abren hori- zontes no sospechados. Muchas veces ni el mismo tantor les did el aleance que nosotros les danzos, Porque, como dice may bien Kmerson, asi como hhay momentos de inspiracion en a eseritura también los hay en ta letra, POR QUE DERIEMOS 1asER? Consideremos ahora Ia Jecturn como entiqu cedora de 1a memoria. Aqui es donde mis necesa- ris son el métoto y Ta disciplina. Pero mejor ‘que nosotros Io dir Amold Bennet, ano de los primeros escritores ingleses eontemporineos ‘Hasta tanto que no nos formamtos tn esque- ta, por sencitlo que sea, de Jos conocimientas Fnusanos, todas auesteas lecturas senin nece sariamente deshilvanadas y poco fileséfieas. Para comprender fa rama de muestra especialidad es necesario el conocimiento de las mutuss rela ciomes entre Jas varias ramas del saber. Si no tenemos dibujado perfil de un mapa donde anotar los conocimientos que vanios adquiriendo, Jo que nos permitiri percibir la afinidad de cada ‘uno de ellos con todos los dems, se perder wna Dena parte de aestros esfuerzes, Algunas obras de flotofia, sna vex dontinadas, preducen en nosotros un efecto parecida al del due es operado de cataratas. ¥ el que era ciego antes de leerlas, percibe en adelante todas Its relaciones entre ios efectos y las eansas, Para eni- plear otra figura, diremos que estas obras estan ‘pan en nuestra mente tin mapa de toda la pro- vineia de Ja sabiduria ina de estas obras es Los primeros principias, de Spencer. Ya sé que es casi intl recomendarla, porque silo el titwlo intimida a ta gente, Pero, si a leyerais, qué admirables resultados exper 2QUEE DBO LiRER? 15 mentariais en pocos afios! Ted asnque sea al- unos ensayos sueltos de Spencer, por ejemplo, dl titulado Las costumbres y la moda, o bien La énesis de la ciencia y adquirirés Ia facultad de sintetizar, y muchos rincones obscaros se i ‘minarin como por arte de magia, a falta de disciplina y de coordinacién ex: plica muchos fracasos. F1 que un solo rayo de Iz alumbre y vivifique toda Ia vida mental de quien to recibe es uno de Jos mis admisables, de los ands celestiales fenémenos inteectuales. Algunos hombres Duscan este rayo de Iuz sin encontraslo jams. Pero son muchos los que ai tan sélo se ‘preocupan de buscarlo.s Por medio de Ia lectura podemos adquirie in finidad de conocimientos de ciencia y de art, de geografia y de historia, de literatura y de fi. losofia; pero es indispensable ordenar y coordinar estos conocimientos. Si adquitimos muchos Ii bros, nevesitamos una biblioteca para guatdatlos, y en ela los colocaremos agrupados por materias ¥ por autores. Pues bien; al adquisir eonociin: tos, también e¢ indispensable en muestra mente tuna Ubreria donde conservar con todo cuidado Yy siempre dispuestos a la primera necesidad los Gatos y_conocimientos con que 1a enriqueci En cuanto al poder est Dastart citar um ejemplo ante de ta Jecturs, igifistivo. Todos ha. 18 POR QUE DEBRMOS 1HER? biéis oido hablar def famoso fisico inglés John ‘Tyndall. Ved lo que dice: “a lectura de las obras de dos hombres, nin- sguno de ellos imbuido del esprit de la cencia modema — mis dé, ninguno de ellos simpati- zante con dicho espiritu, — me ha colocado en. 1 lugar que hoy ocupo. Estos dos hombres som 1 inglés Carlyle y el americano Emerson, Siem- pre recordaré con agradecimiento que durante tres erudos inviemos en Alemania, Cazlyle hizo ‘que a las cinco de 1a mahana me encontrara yo cen mi (ud, aunque se helara el agua, y afront alegremente los estudios, dispuesto a no tem= blar ante las difjeultades. A no ser por estos das hombres, nunca hubiera seguido adelante con el Cleulo y con la Geometsia Anatitica; no hubiera Iegado a ser un investigador cientiico, y por tanto, no me hallaria hoy donde me encuentro. Carlyle y Emerson me decfan lo que debia hacer ¥y me Jo decian en forma tal que me obligabsn a hacerlo, Toda mi labor intelectual tiene su origen en esa fuente moral A estos dos iniciado- res debo aliadir Fichte, el mejor representante el idealismo puro. Hstos tres hombres no cien- {ificas hicieron de mi un trabajador cientifcn Me declan Labora! y yo les obedecia, aunque ‘tomvindome la Bbertad de elegir la direccién que debian seguir mis esfuerzos.» QUE DERO LEER? a @Quertis ahora sin contraste violento y dolo- ‘Nos Jo proporcionari una pequetia. anéedota, no por pequelia menos significative, que refiere Eugenio d’Ors en uno de sus eseritos, y que ti- tala muy expresivamente La vergionza dela casa ‘Cuenta que fué a ver a unos amigos modestos, aque tenfan ef hijo menor enfermo. EI muchacho mayor, chico listo y estudioso, se habia mat- chad dejando un libro abierto sobre una cémoda. El euarto del paciente estaba desordenado, pero no To arreglaron por considerar de confianza al visitante. Fn esto lama el médicoy ta madre se aprestra a poner tin poco de orden en la habi- tacién. Al Tlegar a la cémoda, sacude un poco 1 polvo, coloca bien los objetos variados que hay en ella, dos palmatoris, una botella de medicina, tun bote de pomada, wa frasco para tintura de ‘yodo, vacio, sas verdas, unas medias por zurci. y esconde rispidamente of bro en wn cajén de ta bmoda. ‘in duda, comenta Xenius, aquel objeto le pa recia a la buena mujer el mis indecente de todos.» No seamos asi nosotros y pensemos que un fibro es el mejor adomo de una casa... y de una inteligencia.

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