Podrs haber pasado por los cabellos ms dorados en los atardeceres ms
rojizos de la vida;
Podrs haber amanecido entre una montaa de cabelleras femeninas,
producto de la ms real infatuacin;
Podrs perfumarte con el aroma de las uvas, de los cerezos, de los higos y de las ciruelas, dibujando en tu piel la dulce tinta de un tinto Malbec de pampas argentinas;
Pero no habr perfume que te hunda, que te sumerja y que te embriague
tanto como es la soledad; no hay manera de eliminar tan amante y a su vez, tan prfido ter. Har que te enamores de ella, caers, y creers estar acompaado de su amargo aroma.
A veces preferimos aromas ctricos, otros moderados, incluso florales, pero el
aroma de la soledad es abismal y abarca todos los matices que puedas imaginar. El aroma de la soledad durar hasta que las deidades se apiaden de tu fsica existencia, prevalece aunque ests rodeado de un harn de preciosas joyas con silueta de mujer, y con aromas ms penetrantes, pero eso no va a importar, pues el aroma de la soledad no solo se qued en las conexiones elctricas de vuestro cerebro, pero ya lleg a los profundo de vuestra alma.