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La presencia del epitafio en la obra poética de Lope de Vega Sialgo caracteriza al epitafio como forma literaria es su capacidad de estar sin estar, de diluirse en varias formas poéticas, de disfrazar- se de tonos literarios diversos, de desaparecer y reaparecer simulté- heamente y, en definitiva, de afirmarse y negarse como género. El propésito de este articulo no es otro que mostrar el uso que, dentro de esta flexibilidad, Lope de Vega hace del epitatio a lo largo de su produccién postica cultivo de esta forma ha sido constante en las culturas clasica en una doble vertiente, En la primera, que podriamos lamar “précti- ca’, el poema esta destinado bien a ser grabado en alguna forma de apida, ata 0 vaso funerario! -imponiendo la adopeién de una forma breve, por simples problemas de espacio-, bien a encomiar las virtu- des del difunto, forma de elegia que conforma un ritual de orquestacion mas complejo, donde el epitatio no se caracteriza precisamente por su brevedad’, Una segunda vertiente es la que podriamos Hamar "Este cultivo ha dado lugar a numerosos libros que recogen inscripciones lapidarias de manera mas © menos ordenacla, formando una especie de “anto- loyfa del epitalio” que ha servido prineipalmente como herramienta para la sociologia o la antropologia, Algo lamativo es, sin embargo, la presencia de Io burlesco, incluso en momentos como la perstecucion de los primeros cristiae nos, donde cabria esperarse alusiones de tipo doctrinal que, sorprendentemen- te, no aparecent: en su lugar, la alusfon humoristica es patente (Northeote) = La distinc denon «la threnos y et epitalio, EI primero cortesponde a wn cardcter mas personal y aristocratico, en un momento en que la unidad en Grecia es el niicleo familiar, y desarrolla el elogio personal del cilunto. £1 epitaffo propiamente dicho, mis en la Grecia clasica suele hacerse entre la for 28 ELENA DEI. RIO PARRA LA TORRE (TE) “poética’, que surge de un marco ficticio, no necesariamente de una muerte real inmediata, desvinculado de cualquier circunsta ciay que bien podria configurar un género literario aparte, si ater demos a la profusion con que se cultiva a través del tie Pero, como acelantabamos al principio, este tipo de cl es de todo punto initil, ya que composiciones destinadas a sepultu- ras reales {recuentemente se insertan en el ambito de lo literario sin mayores consideraciones', Como reaccién a ello puede pensarse que nuestra perspectiva contemporanea actia bajo un criterio diferente de literariedad, por lo que la soluci6n pasaria simplemente por au mentar los margenes dle lo literario, afirmando que cualquier epita- fio es materia considerada como tal desde la antigiiedad, Pero ello no acaba de remediar el problema ya que, en la prictica, encontra- mos dos fendmenos significativos: una carencia de definicion del presunto género y una ausencia de manifestaciones en lengua ro- mance que indiquen su cultivo sistemético, al menos en Espana. Con respecto al segundo fendmeno, contamos, dentro del Ambito hispa- hico, con cancioneros, romanceros, refraneros, series de libros para la educacién de principes, ciclos de poemas épicos, libros de sermo- hes, dle horas, de ejemplos, pero, que sepamos, no existe ninguna coleccién de epitatios, nise cultivan tampoco, paradéjieamente, como motivo en la poesia cancioneril* impersonal, democritico, y retdricamente mucto mas cercano al panegiico, tiene como finalidae! encomiar las virtudes del caido en la guerra, come forma deexaltacién cle valores nacionales. A diferencia del serndn funerario, nis Cen- trado en el horrora la muerte, el epitaflo presenta refereneias a la vida de ultra Luma; se conforma como parte de una estructura compleja, similar a la de la tragedlia, siendo una compasicion en prosa y en metro yambico (Lysias 712) Es el easo del “Proheinio e carta’ de sigo Lopez de Mendoza, donde lee nos: “Fernand Peres de Guzman, mi tio, cavallero docto en toda buena doctri- ha, ha conipuesto muchas cosas metrificadas. ¥ entre las otras aquel epitalio. de la sepoltura de nit sefior el Almirante don Diego Furtado, que comienga Honbre que vienes aqui de presente” (L6pez dle Mendoza 452). Es decir, el epi tafio compuesto con una finalidad no literaria, por asi decitlo, se considera Titerario también, Tampoco encontramos colecciones de elegias 0 plantos. $i bien las gran ¥ tradlucciones de epitafios son del siglo XVINl, cabe pre- no es forma del agrado de la poesia de cancionero. tan pro~ ‘es compilacion xguntarse por «i ANOIX, NUM. 3 LA PRESENCIA DEL EPITAFIO. 2» Sila carencia de compilaciones es notoria, también lo es su com- posicion por parte de autores individuales en el perf sdieval y renacentista’, Si aparece, por el contrario, como fenémeno aislado 0 extravagancia poética: encontrarnos a Dante y Tomas Moro compo- niendo epitafios para sus respectivas tumbas, a Bembo lamentando la muerte de Poliziano, a Sannazaro, a Alciato, a Amalteo, a Shakespeare y a multitud de autores conocidos por sus composicio- hes en otras formas poéticas dedicados a cultivarlos aqui y alla (Dodd). Naclie parece renunciar al intento de escribir epitafios, pero SU USO no Hlega a sistematizarse como género independiente ni se sanciona formalmente como tal El mayor problema en el estudio de este supuesto género es, como vemos, su delimitacién. No parece haber ningiin tipo de criterio a la hora de rotular los poemas que, indistintamente, llevan el encabeza- miento de “epigrama” o “epitafio”, sin que ello conlleve una diferen- cia sustancial en la forma o el tema del poema que permita separar- los. Hallamos “epitafios” extensisimos, en una forma que correspor detia a la elegia, y “epigramas” que contienen formulas que cabria esperar en un epitafio, Un rapido vistazo a las poéticas mas popula- res en el Siglo le Oro no arrojaré mucha luz sobre la cuestion: tanto las Tablas poéticas como la Filosofia antigua poética omiten toda re- ferencia al epitafio como género, subgénero o variante literaria, Sise detiene Lopez Pinciano a comentar el epigrama como forma misceli- nea donde todo cabe: dicho epigrama, del han tenido nombre algunos poetas come Mar- ial; el epigrama no es otro que una breve deseripcién y demostra- clon de alguna cosa, Este poema no se reduce particularmente bien Aalguno de los cuatro principales, ni atin de los seis menos insignes porque él se mete en todas materias, acviones, lugares. tiempos y personas. yen suma, él es como una folla de todos los demas. poe- mas, porque se hallan epigramas heroicos | ... |. Hillanse tambien pensa al t6pico de la “muerte de amor”. El dinico ejemplo ce “libro de epitae fios” que hemos encontrado es el de George Tuberville (1567) citaclo en la bibliogeatia, bastante decepeionante, pues s6lo eantiene acho. *'No contemplamos aqui a poesia ollaedesea nt las formas oralesjuglares- eas 0 tovadorescas, oT ELENA DEL RIO PARRA, LA TORRE (TE) saliricos, trégicos { .. |. Haylos comicos infinitos en Marcial, hayle haylos en alabanzas, y en suma los hay de todas las especies de poeti= ca, Pide este poeta Sunta brevedad y agudeza suma [...] Ya esti [...] dicho que si el epigrama puede entrar en todas las elemas especies de postica, yo es otra diferente cellas. claro es que seguira el estilo de Ja especie que sigue: y que en lo berdico sera de estilo alto, ¥ en lo cémico humilde, en lo lirica florid, y ansé en los demas. Estos poe- mas reves se solian poner en algunos lugares sobre estatuas, deck rando deltas alguna hazana memorable, 4 significandola como mejor a cada uno parecia: esto {ué al principio y después tomo este none bre mismo de epigrama cualquiera otro poem que le pareciere en lo breve y agudlo, sin que [uese sobre escrito en parte alguna (486-487), Frente a él, Francisco Cascales elude mencionar el epitafio en nin- iin momento, atribuyendo este earacter acomodaticio del epigra- ma al soneto con palabras muy similares: Sera agudo el soneto en quanto pudiere ser, especial si es. epigrammatico. [..J Elsoneto es tal, que sila materia de que trata es heruyea, seré heroyeo, y por consequencla muy grave; si comica, sera sonete comico y humille; si traigica, sera tragico v alfectuoso. Si a materia fuere jocosa, sera epigramatico, y de necesidad agudo; si satytica., seré licencioso en palabras y sentencias (252-253), La escasa sistematicidad de las poéticas parece reflejar aquella delepitafio mismo, muchas veces expresacdo en sonetos, como seta la Cascales. Pero, al menos, la descripei6n en la Filosofia antigua poe: fica viene a explicar de algin modo el uso de una misma forma con fines diferentes, Si hubiéramos de catalogar todos los epitafios ba- a na clasificacion maltiple e interrelacionada: por su localizacion, aparece inserto en otras formas podticas, bien en pro- sa o exento, tomando entonces la forma de distico, redondilla, verso simple, décima 0 soneto, Los encontramos disfrazados bajo el nom: bre de “epigrama”, “poema” o “soneto”, Por su destinatario, hallamos epitatios a personas reales, a tipos humanos, a personajes literarios y mnitol6gicos, a ruinas, a relojes y hasta a mosquitos. Por sul cardcter, encontramos epitatios jocosos, burlescos, escatologicos, satiricos, morales 0 serios. Como Giltimo recurso teérico en esta breve aproximacton logico mirar por encima del hombro de Lope, buscando releren rrocos, ésta seria parece ANO IX, NUM. 31 LA PRESENCIA DEL EPITAFIO. 3 alusivas al tema que justifiquen un uso personal del epitafio. FI Gni- co lugar donde menciona explicitamente la modalidad es dentro dle un marco formal como es el prologo a las Rimas de 1609: “Hallaras tres Eglogas, un Didlogo, dos Epistolas, algunas Estancias, Sonetos y Epitaphios funebres, y dos Romances, que no me puedo persuadir que desdigan de la autoridad de las Rimas, aunque se atreve a su faciliclad la yente ignorante, porque no se obligan a la corresponsi6n dle las eadencias” (Colecciéin de las obras suettas, vol. IV, 175). Con ello debemos conforniarnos, ya que Lope no se detiene a considerar las posibles caracteristicas del epitatio, a pesar de cultivarlo a lo o de toda su obra poética, Si parece prestar mas atencién al ey rama como forma ingeniosa’ que, como Quevedo, tradujo (Martinez Aranc6n), Lope nunca abordé una traducei6n sistemética de Mar- cial, pero sus fuentes, a diferencia de las de Quevedo, son algo mas amplias en lo quea autores epigramaticos se refiere’, En el Libro lde El peregrina en su patria desarrolla una descripcion de jeroglificos, cuyas letras son versos sueltos pertenecientes a epigramas de Vespasiano Estroza, Estephano Foreatulo, César Escaligero, Ovidio, lary "En el “Discurso sobre la nueva poes Vega Carpio” donde se reliere a Gongora xaneia, y en las cosas festivas, a que se inclinaba mucho, fueron sus sales no menos celebradas que hs de Mareial, y mucho mas honestas” (Coleccion de Jas obras suetas, vol. W165). [gualmente en ki introduceién de Lape a la Juste podtica: “Pues dejando ptros muchos, bien se puede entender que los que Sabian trobar assi, come dlecian ellos entonces, supieran dlilatarse tanto abhor ra en el verso que sutre imiitaciones: por lo menos, quien huviere leide Tos das Careioneras antiguas, havra visto en aquel gressero Jeng aguilos Epigramas al Ropero y que: no les hace ventaja Marcial en lass suyas (Coleccion de fas obras swettas, vol). En lo referente a la traduc a, hay una “Respuesta de Lope de “Eseribi6 en todos estilos con ele- fas exornaciones y figuras, tantas lox aje dlivinos pensamientos: y en razon de Montoro con tantos donayres y agudezas. 1 de epigramas. ésta es siempre literal. aliferencia de eacinnes quevedeseas: Lope de Vega se cite al original aparece también impreso, Encontramos dos traducciones. el epigranra XLVI del Libro X de Marcial (Cofeceidin de las obras sweltas, vol. MAS) que comienza “Estas las cossas son que hacen la vida”: y un epigranta de Urbano Vial principio det Libro V de la Corona trigiea (Colecerin de fas obras sueltas, vol. IV. 159) cuyo primer verse es “Aunque te here, 0 Reyna, el duro aero’ Para un estudio sistem ico del epiggama en Espana. véase Glulian. 7 ELENA DEL RIO PARRA, LA TORRE (TE} gilio y Tito Lucrecio (Coleccién de las obras sueltas, vol. V. 31)": ¥ eniel Libro Ill de la misma obra cita el final de un epigrama de Nicolao Reusnerio (Coleccién de lus obras suclias, vol. V, 192). Se deduce de todo ello un gran interés de Lope por las formas epigramaticas, pero, {qué hay de los epitafios? Lope de Veg Sebastidn France! urna funeraria de San Isidro", Sea ésta una deck 1 real oun sine ple elogio, refleja la aficion del autor por una forma fiteraria de gran acogica en el Siglo de Oro aunque, como hemos visto, no canonizada como género literario autonomo en las poéticas del momento”. Es ésta una forma que Lope cultiva durante toda su trayectoria poética aunque la presencia de los epitafios es mas patente en la edieion de 1609 de las Rimas, por encontrarse disput tro- pezamos con ellos en el Libro V de la Arcadia! en: una Justa poctica escribid, si hemos de hacer caso al testimonio de sco de Medrano, un epitafio para ser grabado en la tos en una colect *Vuelve Lope a repetir las letras y las fuentes en las paginas 38. 39. 44 45. " Sebastidn Francisco de Medrano, al leetor: “En el medio ce la capilla nn yor estaba sobre el mismo plaustro [...] el cuerpo santo de nuestro Patron y Labrador glorioso en un arca de plata, obra y ofrenda de los Plateros desta Corte, machina de las thas lsigaes, que en esta, ai en otra edad se ba vi para cuya alabanza me remite al Epigranta de Lope de Vega, para eseulpirse en ella, porque va con tan gran reliqy sstaba esculpida. que en plata y cen oo, y dice assic Esta urna sacra encierra / mas cielo que Herra, y fue / de un Labrador, cuya f6 /labraba ef ciclo a su tierra: /imitando a Eloy el zele / los plateros la labraton, / para decir que engastaron / de todo Madrid el ciclo (Coleceidin de tus obras suettas, vol, IX). Notese el uso del tGrining “epigeames para denotar lo que claramente es un epitatio. ™ Nos referiremos a él com" ero” por motives priietieas, a pesar de sur Este veamas como procura Amphryso, para que retirado a mejor vida al tiempo solo que en fa vietud acupare, le dé este nombre, como to hizo dis- xetamente el valeroso Simile, capitan del Emperador Adriano. que haviendase retirada a una aldea a los siete afios postreros de su vida, hizo poner en sty Sepultura este Epitaphio: Agu’ yace Simite, euyy edad fe / de muchos aos, mas no vivid mas de siete”. (Arcadia, Libro V, Coleccion de fay obras suettas, val. 1, °F que se sigue (soneto) escribt yo al sepulero de Donia Ana de Villarroel sefiora de las partes, jue en 6] deseribo, y de muchas, que no supe describir; Aqui vace hi phenix de hermosura, / uniea a los humanos desengaios. / de ARO IX, NOM, 3 LA PRESENCIA DEL, EPITARIO, 33 en las Poesias varias de Santiago Palomares", en la edicion de Os Jusiadas comentada por Faria e Sousa!', en La Circe"* y, finalmente, en las Rimmas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguitios™, su dltime poemario. proprios luz, adniracion de estranios. / noble en la sangre, en las costimbres pura [...Oraeion y discurso que para car prineipio al Certamen Poctica hizo Lape de Vewa en alabanza dle Santa Teresa de Jesus, impresso en Madrid por ka Viucla de Alonso Martin ane de M. DC, XV. en. [ .. [Cecilia de Morillas, euyes tamale / pressa deja en marmol su memoria, /y un elogio, en que dice. que era Arran 6 fiteraraun eurietate docta” (Coleccion de las obras suctlas, vol. IX). "En un libro M.s.intitulado Poesias varias, que tiene Don Francisco Navier dle Santiago Palomares. hay de Lope dle Vega y Epitaphio a la muerte de Villa-Mediana, Decima: Aqui con had fatal yace Poeta yentil, / murié easi juvenil, | por ser tanto luvenal: (un tose y fiero uiial / de su edad clesfloré el fruto, rindié al azero tribute, / pero no es la ver primera, / que se haya visto que muera, / Cesar al poder de Bruto, Soneto al mismo assuntor Alqque sobré de buen entendimiento, / vino a faltar tan presto su sentido, / y el que en agenas vidas se ha metida, / la propria le sacé sw entendimiento: / Prineipio fue, no fin de su Lormento, / el caso lastimaso, que ha tenido, / por su mano y lengua mereeido, / con que aplauso yand por seuti- imiento. / Con un tro fatal mas esforzado / una Villamediana destruida / se mira, jo tiempo duro! jo dura suerte! / Su fin, sus hechos, le han pronosticado, su vida fue amenaza de su muerte. /y su muerte fue paga de su vida” (Clee id do tas obras sucttas, vol, XVID, "En ol libro intitulado: Lusiadas de Luis de Camoens, Coment Manuel de Faria y Sousa, Caballero de la Orden de Chiisto y de la casa Real hay de Lope de Vea el Elogio siquiente al Comendador, Escribiale Lope Felis, dle Vega Carpio al tiempo qque se muri, Par esto se dejaron algunas clausulas que estaban imperfectas: y se afadieron otras por {uae Baptista dle Sosa, ani: ode Lope de Vega y de Manuel de Faria, y destos estudios”. scribe Lope: "A lo menos para sino ha aclivinade lo que estaba por venir, lo sospechd, quando le hace acordar de hablar en esto el dolor de la fortuna, que le trahe medio muerte: con que fue preciso acordarine del Fpitaphio que eseribi en mis primeras Rimas aun Judieiario. y dive desta manera: Yace un Astrologo aqui / que a todas pronosticaba: / y que jamais acertaba /a prones! mil molestias / te maté una mul un dia: / que entiende la Astrologia / al cielo. mas no « las bestias” (Coleccion de las obras suettas, vol. XVID, ' Se trata. respectivamente, de la cdécima que cierra la primera novela (Obras poéticay 138) y de un soneto sumamente interesante, si bien no un epitatlo, doudle Lope critica la mania de! epitafio burlesco, forma que & mismo cultiva esporddicamente (Obras poéticas 1204). Som euatro en total (Obras potticus 1257. 1268. 1269 y 1277) 4 ELENA DEL REO PARRA LATORRE (TR) La pequetia coleccidn de epitafios de Lope reside, como hemos vis to. en la edicion de las Rimas de 1609". Se podria establecer un pau Ielismo bastante claro con la procluecion de Quevedo, quien recoge la suya propia en los Elogios, epitafios, limulos (Quevedo 259332). Pero Lope incluye epitafios serios y burlescos, mientras que Quevedo deja la satira para otro apartado donde despliega una mayor variedad de recursos, daca la libertad que le ofrece el inclefinido género, Quevedo ‘ahadle variaciones tan interesantes como epitafios en forma de didlo go (que mas bien se enlazarian con formas renacentistas de debate o on las Danas de fa muerte), epitafios a figuras mitologicas como Faet6n. a personajes literarios como Celestina, algiin epitatio en for- ma de enigma, Otro panoranta distinto ofrece la obra de Cervantes. ¥ otro la de Géngora. En cefinitiva, cada cual, ~dada la indetinicion teo- rica del epitafio, su caracter breve, susceptible por tanto de ser inser- tadlo en formas mas extensas, y Ta gran libertad que el eardcter satt- rico ofrece=, hace uso y abuso de esta forma poética tan pasticular- mnente bien adaptada al caracter del Siglo de Oro espatiol © Una recreacién de estas formas aparece en la Arraclia, Como sepala Juan Manuel Rozas, la fluctieidn es totak "A su vez, Gasparetti.en 1935 deseubri que dieciocho epigramas de Lar Galeria de Marino procedian de dieeiséis ep tafios de la Arcadia. Y por mi parte, en 1966, encontraba que trece epigramas yun sonete de La Galeria procedian de catorce epigramas v un soneto de fas Rimnas de Lope de 16046. No se puede decir que las yalerias de clogios naz- can con la Arcadia, Estas yalerios constituyen un auténtico subgénero litera rio que participa de la didictiea, dela biblingratfa, de la historia y de ta evitiea qe puede Hevar of tone de eleia (epitafios). msncuie to normal en él sea ka alabana. proximal oda” (533), Ventos que la permeabitiad de fas formas es absoluta es mis, si Bitular “epitafios” a las inseripeiones de las basas de has Amaia. Rozas da por sentade que lo son 0. trata, en el easo de los poemas serios. de idénticw tipy cle composicion. Fs algo desconcertante st identificacion de las inseripeiones de la Arcadia con “epilafias”, ya que no son sino disticos encombisticos que nada tienen que ver con el tema dle ka muerte, yy se refieren a esenlturas, no a atiadles: “En esta quadra por mi gusto, amigo ‘Anmpluyso. he puesto algunos marmotes, reteatos de personas lustres, ce elas {que ya han pasado, y de ellas que ann no han nacido, dle Grecia. Malia y Espa [FY porque de tan ilustees varones no Fe quedes sin oir sus alabanzas, basas, en cue sus Higakas estan puestas. te quiero declarar aquellos eestatuas dle la gateria de f menos. us los términos indistintanne de est Grieyos Disticos. que et a lengua vulgar dicen asst” (Colecctdin dle las obras suctlas. Vol. VD. ARO IN, NUM. 31 LA PRESENCIA DEL EPITAPIO, 5 El cultivo del epitatio es constante en toda ta producci6n postica del autor, desde la Justa postica, de caracter mas cireunstancial, has talas Rimas humanas ydivinas, mas personal. Lope lo tiene presente en otros momentos Ri ‘mas ent el elogio a Faria y Sousa. Ademas, compone epitafios en sus facetas seria y satirica, y va variando de metro: empleard el soneto, la décima y las dos redondillas con rima consonante utilizadas en la cofecci6n de las Rimas" asi como el verso simple, sin alternar ta formas métricas entre si; esto es, no mezcla, por ejemplo, epitafios en sonetos con epitatios en disticos". Esta tiltima forma, mas propia del epitalio clasico, aparece muy esporddicamente, presentandose el soneto para los epitafios de las Rimas humanas y divinas, en la introduccién a la ya mencionada Justa postica y en ta Coleceién de Jas obras suettas™ de manera aislada. Las formulas distintivas que pueden permitirnos reconocer un epitafio suclen ser, epigrates aparte, formas defcticas como “aqui”. “esta”, “sepulta esta losa”, etc, que sitvian al lector frente a los res- tos del dilunto, También el uso de la primera persona, sobre todo & el caso de individuos mas proximos al autor (amigos personales), © tipos a satirizar, que nos cuentan sus propios confesién past mortem. En algunos casos se afaden literalmente las como al recordar su epitafio burlesco de | defectos a modo de 'S Cervantes, en cambio, prefiere el soneto, inclinindase Géngora por la décima. Quevedo se presenta como mas polimétrico, componiendo en redondillas, sonetos, déeimas. quintillas, combin, ventas e incluso agin madirigal © A diferencia, por ejemplo. de Cervantes, con quien comparte la aliezon de: Tos en obras mnis extensas en prosa. Enel Quijote en epitafio en redondillas (Cervantes 1:36).una “galeria” de ellos ala mucr te de Don Quijote escritas en forma de soneto y de redondlillas: S6lo wie viene eucaberado por el titulo “epitalin”, sin diferenciarse en nada dle los dems iCervantes 51-515) clones de rectors v 0 “Aqui yace Luerecia menos asta / que la de Rona, pero mas hermes no ka for2é Tarquin, xiquuejosa / Roma alz6 ta certs, y vil el hasta. Forzila und lee amor, que amor euntrasta / la fuerza mas altiva ¥ desddenosa: |v auinque murio por desleal esposa, / ser

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