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biblioteca del pensamiento socialista edicion a cargo de josé aricé miguel murmis y pedro scaron traducci6én de Pedro scaron ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA LA CRITICA KARL | DE LA ECONOMIA MARX | POLITICA borrador 1857-1858 volumen 1 > siglo xxi editores, s.a. de c.v. (eR De. AGUA 28, ROMERO DE TERRERDS, 4910, MOXEO. OF siglo xxi editores, s.a. siglo x x i de espafia editores, s. a. MeNENDE? POA, 2 816, 2603.5, MADRID, ESPATA lo orginal dst ov fsrundrise der bith der polischendkonomie (rohent) 18871858 it veri, berlin, 1983 Iatradussion,ctejo con ora versions, comeccis, ‘reparacin de orgivalesy nots, extieron a cargo en equipo de ibajo compuesto por jose wid ‘migasl murmisy pedo caren primera eicin, 1971 gésia edict, 2007 © Nplo xa editors, 3. doe, ‘abn 10. 96823-0326 (bea completa) ‘abn 13: 978-968.23-0526-5 (bra completa) isbn 10; 968.25-0540-0 (value 1) isbn 13: 978-968.23-0540e1(volmen 1) ‘sr svedicén con Siglo xx de pata editors, sa erectos reservados conforme ala ley ‘npresoy hecho en mexico printed and made in mexico PRESENTACION Los dos voltimenes que el Instituto Marx-Engels Lenin (IME) de Moscii publicé en 1939-41 bajo ef titulo de Grundrisse der Kritik der politischen Okonomie (Rohentwurf) 1857-1858, recogen un grupo de ma- huscritos hasta ese entonces inéditos en s cast totalidad, redactados por ‘Marx en ta década del 50. Constituyen la primera sintesis de las investiga- ‘ciones iniciadas por Marx en noviembre de 1850, en Londres, cuando después de la derrota de 1a revolucién de 1848 se retira de ia escena publica para reanudar sus anteriores estudios de economia politica El titulo de la obra pertenece a los editores del IMEL. quienes a s« vez lo toman de las referencias explicitas @ esta obra que hace el autor en diversos pasajes des correspondencia, En una carta a kngels del 8 de diciembre de 1857, por ejemplo, le dice: “Trabajo como un loco las hnoches enteras en coondinar mis estudios econémicos, para poner en claro al menos los elementos fundamentales antes del diluvio". El “diluvio”, ‘metdfora con la que Marx hacia referencia a la agudizacién de la crisis econémica de 1857 y a las probables conmociones sociales de ella deriva- das, impone a su actividad tedrica wn ritmo febril, del que surgen estos vastos manuscritos redactados. en lo fundamental, en menos de seis meses de trabajo, Los “elementos fundamentales” fueron concebidos por el ‘autor como “un conjunto de monografias escritas con grandes intervalos ‘en distintos periodos para el esclarecimiento de mis propias ideas y no ara su publicacion”. Sin embargo, a pesar de 1 estado fragmentario, de su condicion de borradores de wna obra que Marx nunca legd a terminar, ‘constiruyen indudablemente textos de fundamental importancia para com- render el proceso de elaboracién de'la critica marxista de la economia politica. Entre otras cosas, porque nos permiten preseneiar la propia gesta- ‘cion de las categorias analiticas con las que Marx devel6 la naturaleca ‘mistificatoria dela economia politica burguesa y cred las bases de una ‘nueva ciencia critica de la sociedad. Como alguien sefalara, los Grundtisse ‘nos abren la posibilidad de introducirnos en el laboratorio econémico de Marx y ante nuestra mirada aparecen nitidamente recortados todos los refinamientos, todos los sinuosos eaminos de su metodologia. Estos escri- 105, al igual que los de 1861-63 que ain esperan ser exhumados, constitu. yen el eslabén perdido que nos permite reconstruir de una manera més ‘acertada el itinerario intelectual de un Marx que aparece hoy bajo wna ‘mueva luz, de un Marx “desconocido", como lo sefiala Mart Nicolaus en [a introduecion a la presente edicién en espafiol de los Grundrisse. La aparicion de esta obra trascendental, produciéa en plena guerra ‘mundial, paso inadvertida hasta para los especialistas y durante mucho vue Presentacion tiempo el libro constituyé una rareza bibliografica, Recién en 1953, la Dietz Veriag de Berlin Este, la reprodujo en una edicin facsimilar en un solo volumen. Sin embargo, tampoco esta iltima edicion atrajo demasadd la curiosidad de los investigadores. Podriamos decir que hasta 1960 las dfscusiones entre los marzstas no la mencionaban ni tampoco se pensb en traduciria @ otros idiomas. Hubo que esperar otros diez aos mis para que casi simulténeamente aparecieran las versiones francesa e italiana, y més recientemente la risa y la inglesa La traduccién al espaviol de los Grundrisse presenta seria diftcultades que esperamos haber sorteado feliemente. La primera de ellas deriva del Caricter fragmenterio del texto y del nivel particularmente elevado de abstraccion en que se colvca Marx para la primera redaccion de sis Prin- ciples de economia politica, Hasta para Engels resulta exiremadaniente dificil su lectura, como lo senala en'una carta a Mare del 9 de abril de 1858; “El estudio de tu resumen. me ha llevado macho tiempo: es, en verdad, un resumen muy abstracto... rauchas veces me veo obligado. a tomarme mucho tiempo para buscar las transiciones dialécticas, porque he perdido totalmente el habito del razonamiento abstract tra dificultad reside en que el uso personal que Marx da a su borra: dior acentua las caracteistcas del lenguaje en que habitualmente redacta ba sus notes. Aqui, “el estilo desalinado, las expresiones y giros familia res. la terminologia francesa e ingles a menuld con frkcs enters hasta paginas en inglés”, complica infernaimente ta tarea de obtener unt texto ‘en espariol que respetando el caricter de borrador nose tome ‘absolutamente ininteligible. Ajustindonos al criterio seguido en la tradue- cion de los Resultados del proceso inmediato de produccion (El capital. capitulo VI), hemos optado por acercamios a una version literal, procura dio recrear ~en la medida mis amplia de lo posible el caricter de borra- dor del manuscrito. Asi, mantenemos en los respectivos idiomas originales nno sblo las citas sino también las innumerables palabras de otros idiomas que salpican el texto alemin y oftecemos a pie de pagina la traduccion. Fara ser files al vocabulurio de Marx, mantenemos las diferenclaciones entre términos alemanes de sentido mis 0 menos proximo pero no coinel- dente, sobre todo cuando esto tiene que ver con el proceso mismo de hhallazgo de términos que luego se convertiran en definitivos, apareciendo ‘como términos.“téenicos” en El capital, pero en proceso de claboracion en los Grundrisse. Respetamos ademés e Tenguaje flosofico hegeliano al que Mare recurre frecuentemente en esta obra, al rnismo tiempo que tratamos de evitar la utilizacion de términos tales como “estructura” 0 “totaled”, excepto cuando es el propio autor el que bos usa, De otro ‘modo, hubiera resultado um Marx “estructuralista”, bastante alejado det estilo hegelianizantericardiano que caraceriza a toda la obra La tiltima de las dificultades, y no la menor, reside en las tsuficienclas de ta edicion preparada por el IMEL. La complicada letra de Marx. que como dice Engels “a veces ni el propio autor era capaz ile descifiar” toma inevitables los errores de desciframiento. En tal sentido, la cdicion Presentecion original contiene gran cantidad de ellos, algunos de los cuales cambian por ‘completo el sentido de la oracién y hasta del pérrafo. Por otra parte, se ‘plican criterias contradictorios en’la correccién de ios errores cometidos or Marx (algunas veces salvados en el texto, y otras a pie de pégina, sin ‘que exista una clara razin para ello), Se comprende entonces que la apreciable cantidad de errores, imprecisiones, confusiones y criterios con tradictorios contenidos en la edic. orginal compliquen bastante la tarea del traductor. Las versiones francesas de Roger Dangeville (Fondements de la critique de l'économie politique, 2 vols, Anthropos, Paris, 1967-68) e italia. nna de Enzo Grillo (Lineamenti fondamentali della critica dell'economia poi tica, 2 vols, La Nuova Italia Bditrice, 1968-69) por estar basadas en ta edicién que comentamos, reproducen por tanto sus errores y no constituyen tuna base segura de confrontacton para lograr una version mids ajustada. ‘La reciente traduccion rusa (K. Marx i F. Engels, Sochinenia, 1. 42, 2 vols, 196869), en cambio, nos resulté de suma ulilidad pues fue reali zada confrontando el texto de la ediciOn original con las fotocoplas de los ‘manuserites, sometidos @ una nueva lectura critica. Como resultado de ese meticuloso trabajo de relectura de los manus- critos de 18571858, efectuado por los investigadores del Instituto de ‘Marcismo-Leninismo de Mosci, pudo confeccionarse una extensa y deta- ada lista de precisiones en el descifrado del texto y de comreccion de los errores, relizados en el texto de Marx. Para nuestra version en espanol la fgentileza del IMEL nos permitié contar con una copia de las observa- Ciones criticas a la edicién orginal, lo que en su momento nos obligd a Tehacer la mayor parte del texto ya compuesto, Aunque retraso la publi ‘acion de la obra, esta feliz circunstancia nos permite ofrecer por primera Yer, luego de la edicion rusa, una version de los Grundrisse depurada de ‘enrores y por lo tanto de incuestionable valor cientifco. ‘En el manuscrito original, tanto la Einlltung como los Grundrisse cas! no son titulados. Pero sabemos que el “capitulo del dinero” es anotado suma- amente por Marc en el Indice de los 7 cuademos, y el “capitulo del capital”, a su vez, mucho mds extensamente en las Reterencias. La Redac- ‘ion IMEL insert6 en el “capitulo del capital” y en la “Introduccion” los breves sumarios de las Referencias, pero dejo sin titular el “capitulo del dinero”. Este eriterio contradictorio, provoca inconvenientes puesto que en el indice general figuran titulos que no pueden ubicarse en el texto. Siguiendo el entero de las ediciones italiana) francesa, hemos voleado en el ‘capitulo del dinero” Ios titulllos extraidos del Indice de los 7 cuadernos, ero encerrindolos entre corchetes para diferenciarlos de los que coloca la Redaccion IMEL. En el “capitulo del capital” los titulos se tradujeron de la dic, orginal sin modificaciones. A veces fue necesario agregar en el texto algunas palabras que permitieran completar una frase inconclusa, 0 aclarar un parrafo oscuro. Cuando el agregacio pertenece a la Redaccin IMEL va entre corchetes simples; cuando en cambio pertenece a la edic. sp. va entre corchetes dobles En cuanto a las notas, en nuestra edicion son de tres drdenes: 1) las que estén indicadas con asteriscos pertenecen a Marx y van a pie de pagina Separadas del texto por una linea corta; 2) las indicadas con letras aifabét- x Presentacion as pertenecen a i redaccon (tanto del IMEL como nuesra ye reflren exchusivamente a problemas tecnicos del texto, Van a pie de pagina y separa. das del texto por una linea completa; 3) las numeradas progresivamente ertenecen a la redacciin y corresponden a referencias bibliogréficas com- Dletas de obras y autores que son citados explicitamente por el propio Marx de manera incompleta o. imprecisa o pueden ser determinados fehaciente- ‘mente por cuanto se deduce una relacién directa y no problemética entre la igina de Marx y el autor y la obra mencionados. Siguiendo el erterio de la dic, italiana nos hemos limitado simplemente a agregar después de la indica: clon bibliogréfica una escueta informactén sobre la existencia de extractos de la obra en cuestin en los cuadernos de Marx. Por ello, en estas notas el lector encontrard sucesivamente: autor y obra citados, con la pagina de la edicion utllizada por Marx; el titulo de la eventual edicién en espanol con la gina corespondiente; la informacion sobre la existencia de extracios en figin cuaderno de Marx y la referencia a la adic. MEGA para aquellos ublicados 0 cuyo indice se conoce a través de esa edicién, y a “euaderno ondinense” para el grupo de cuadernos inéditos del 1850-1853. A diferencia de la edie. Dietz y de la francesa, que en sus notas remiten abusivamente a las obras de Marx anteriores a los Grundsisse, hhemos preferido no introducir notas que de alguna manera predispusieran una forma de lectura. Aceptamos plenamente el criterio del traductor ite liand cuando senala que: *... al menos en una simple edicion de textos, la definicién de la relacion entre las formulaciones teéricas logradas por Mare en los trabajos del 1857-1858 y las existentes en las obras econo ‘micas anteriores al 1848 debia permanecer problemética como en efecto lo es, y dejar abierta toda perspectiva hermenéutica. Una referencia pura ‘mente bibliogrifica, en cambio, por su naturaleza, establece a priori una relacién univoca de coherencia estitica entre formulaciones tebricas que tienen vigencia en contextos diversos y que surgen dentro de horizontes historleo-tedricos diferentes, a menos de que sean acompafadas de una explicita intenvencion valorativa y que se transformen asi en una nota de comentario. En ausencia de esto, el habito de vincular no por homologias reales sino por analogias presuntas los textos marxianos mas dispares, se revela como el frato de una actitud didascélica y dogmdtica, y por const ‘uiente inaceptable. Los mimeros al margen y encerrados entre corchetes corresponden al comienzo de pagina de la edie. Dietz 1953 y estén incluidos con et objeto de faclicar a bisqueda de las referencias de la edicién origina. ‘Al publicar hoy ta presente version de los Elementos fundamentales para la critica de la economia politica, conflamos en que tas limitaciones {Que pueda presentar nuestro trabajo no conspiren contra el estudio apasio- nado y profundo de esta ‘obra maestra sin pulir”, de este verdadero mo- delo de ciencia obrera construido por el genio de Marx, Buenos Aires, seiembre de 1971, JOSE ARICO MIGUEL MURMIS PEDRO SCARON EL MARX DESCONOCIDO Cuando en 1859 Karl Marx evalué su carrera intelectual, condend a un merecido olvido a todas sus obras precedentes, excepto cuatro. Afirmé que en Miseria de la filosofia (1847) habia expuesto por primera vez los aspectos fundamentales de sus opiniones cientificas, aunque la exposicién fuese polémica. Y dio a entender que lo mismo pod{fa decirse del Manifiesto del Partido Comunista (1848), del Discurso sobre el libre cambio, del mismo afto y de una serie incompleta de articulos titulada Trabajo asalariado y capital publicada en 1849. No mencion6 a los Manuscritos econémico-filosoficos (1844), a La sagrada fa- milia (1845), ni a las Tesis sobre Feuerbach (1845) y hablo sin mencionar su titulo— del manuscrito de La ideologia ale- ‘mana (1846) como de un trabajo que él y Engels abandonaron alegremente a los ratones *. Se dice que tres aflos antes de su muerte, al ser interrogado acerca de la eventual publicacién de sus obras completas, respondio secamente: “Primero habr{a que escribirlas” ®. Por ese entonces Marx consideraba a la mayoria de sus pri meras obras —obras que tanto entusiasmo han suscitado en los intérpretes contemporéneos— con un escepticismo que lindaba con el rechazo. Y hacia el final de su vida tenfa una dolorost conciencia de que los trabajos que habia presentado o estaba a punto de presentar en piblico eran tan s6lo fragmentos. ‘S6lo una vez en su vida hablo entusiastamente de uno de sus libros como de una obra lograda. Solo una vez anuncié que habia escrito algo que no solo abarcaba todos sus puntos de vista sino que también los presentaba cientificamente. Fue en el Prefacio a la Critica de la economia politica (1859), obra 2. Cl, Prefacio 2 ta Contribucion ala crttica de a economia politica, En MARX- ENGELS, Obras escogides, Mosci, s/f. 1, pp. 246357, Utlizo la edicin Werke de Jos exeritor de Marx y Engels, publicada por Dietz, Berlin, de 1962 a 1967. [Las citas en espafol son nuestras ~'N. del E.]. 2. Citado en MAXIMILIEN RUBEL, Karl Marx. Ensayo de biografia intelectual, Pridés, Buenos Aires, 1970, p. 14 x EI Marx desconocido que también qued6 como un simple fragmento debido a dificul- fades con sti editor. S6lo dos capitulos de la Critica Hegaron al piiblico, pero su contenido, aunque importante, apenus justifi- caba las afirmaciones que implicitamente se hyeiun sobre ellos en el Prefacio. En éste se esboza una visién total del mundo, un conjunto de doctrinas cientificas que explican el desarrollo de la historia en sus alcances econdmicos, politicos y sociologi- cos y que demuestran como y por qué la organizacion actual de la sociedad debe derrumbarse a causa de la tension de sus conflictos internos, para ser reemplazada por un orden superior de civilizacion. No obstante, los capitulos alli publicados no aleanzan semejante aliento ni se deriva de su contenido la idea del surgimiento final de un nuevo orden. Se ocupan més bien de cuestiones econémicas bastante técnicas e inician un largo y arduo camino hacia un objetivo no del todo claro. De qué hablaba Marx, entonces, en el Prefacio? jExponia teorias que no habia elaborado atin, ideas que todavia no habia anotado? Hasta 1939, esta cuestion siguié siendo un misterio. Las audaces generalizaciones hechas en el Prefacio tenian antece- dentes en declaraciones audaces ¢ igualmente generales incluidas en Miseria de la filosofia y en el Manifiesto. En cuanto a los volmenes de El capital, también contienen ecos polémicos y generales. Pero era dificil, sino imposible, extruer de las partes existentes de El capital las respuestas a la cuestion més impor- tante, que el Prefacio anuncia como tebricamente resuelta como y por qué ha de derrumbarse el orden social capitalista. ‘Asi, Rosa Luxemburg escribié La acumulacién del capital (1912) precisamente con el proposito de lenar esta importante brecha en los escritos inconclusos de Marx?, y consiguié con ello avivar la hoguera de una enconada disputa que todavia hoy arde dentro del partido. Todavfa sigue siendo un misterio la raz6n por la cual el manuscrito en el que Marx se basb para escribir el Prefacio de 1859, permanecié oculto hasta el estalli- do de la Segunda Guerra Mundial. Pero en 1939 el Instituto Marx-Engels-Lenin de Mosci sacé de sus archivos y public un enorme volumen conteniendo los manuscritos econdmicos de Marx de los afios 1857-58. Dos aftos después aparecié un segun- do volumen y en 1953 la editorial Dietz de Berlin reedit6 los dos volmenes en uno. Titulado por los editores Grundrisse der Kritik der politischen Okonomie (Rohentwurf) (Elementos fun- te, 1988, p. 224, El enfoque de Marx sobre el mercado xu damentales de la critica de la economia politica (Borrador)], ¥ publicado junto con extractos importantes de los cuadernos de notas de Marx de 1850-51, este trabajo permite al fin examinar el material del cual las generalizaciones del Prefacio constituyen un resumen. Los Grundrisse no han sido ignorados desde su publicacién, ero tampoco se los aprecié en toda-su importancia. Considera- dos inicialmente como material de interés para una reconstruc- cién del origen de El capital, esta obra vegeté durante largo iempo en el sotano de los estudiosos del marxismo®. Eric Hobsbawm presenté un fragmento, sobre todo los pasajes histé- ricos, bajo el titulo de Formaciones econdmicas pre-capitalistas, en 1956®. Posteriormente aparecieron extractos aislados en las obras de André Gorz y Herbert Marcuse”. Juntos, estos frag- mentos parecen haber despertado el apetito de un cuerpo cada vez mayor de intelectuales, particularmente en la amorfa Nueva Iequierda, y el interés por examinar mas detenidamente esta obra hasta entonces desconocida pero evidentemente importan- te. Este afio aparecié finalmente una traduccién francesa de la primera parte, pero los lectores que no dominan esa lengua tendrén que esperar®, porque no se han hecho ain planes defi- nitivos para publicar una version inglesa. De todas maneras, la obra tiene una significacién hist6rica. Los frutos de 15 afios de investizacin sobre cuestiones de economia, los mejores aftos de la vida de Marx, estén conten dos en estas péginas. Marx crefa que esta obra no s6lo hab echado por tierra las doctrinas centrales de toda la econom politica anterior sino que era también la primera formulacién © KARL MARX, Grundrise der Kriik der poltshen Okonomie (Rohentwu) Diets, Beri, 1953, 8 MAXIMILIEN, RUBEL, “Contribution rhistoic de gone en Rene diisitre Sconomigu® 1 socae, I, 1980,» 16 "Lawrence and Wishart, London, 1965, [xsten tes éliiones en espaol con ek misno titulo de Formaciones econdmies precepts: Putina, Buctos As, 1366 ens Nats Bursnm, cna de Paco y one N® 0, Cre, an}. 3 ANDRE GORZ. Fsraepi obrere y neocapitaliono, URA, México, 1969, vp. 182-183: HERBERT MARCUSE, £1 hombre unidimensional, Joaquin Mori, Me- io, 1968, . 5738 . KARL MARX; Les fondements de la Ctique de !Fconomie Politique (Gra rise), 2 vos, Eations Anthropos, Pars, 1967. [Posesormentc altro de Nico faus, aparcci6.-uneedicion”lialana: Lincement! fondamental dela critica detcconomie police, 18521858. 2 woh. La Nuors lth Bair, iene, 1968 9 ‘9691, ‘Capita, aw EI Marx desconocido cientifica de 1a causa revolucionaria?®. Aunque él no podia sa- berlo entonces, éste habria de ser el tinico de sus trabajos en el cual su teoria del capitalismo desde los origene= hasta el derrumbe seria presentada en toda su integridad, Aunque oscu- tos y fragmentarios puede decitse que los Grundrisse fueron la nica obra de economia politica verdaderamente completa que Marx escribié, Los Grundrisse constituyen la cima de un largo y dificultoso ascenso. Marx hab{a publicado diez afios antes la primera de las que él consideraba sus obras cientificas: Miseria de la filosofia, ¥ no publicé el primer volumen de El capital hasta una década ms tarde. Para comprender la significacin de los Grundrisse seré_necesario revisar brevemente los escritos econémicos que los precedieron. Inmediatamente después de terminar su critica de la filoso- fia del derecho de Hegel, en la cual habia legado a la conclu- sin de que la anatomia de la sociedad no debia buscarse en la filosofia, Marx comenz6 a leer a los economistas politicos. Le precedié y sin duda le guié en este proceso el joven Engels, que habia publicado ya su Umrisse zu einer Kritik der National - Gkonomie en el Deutsch-Franzésische Jahrbiicher de Marx y Ruge ese mismo afio, 1844. Engels sostenfa en este articulo que el desarrollo de la economia burguesa durante el tltimo siglo, como as{ también el desenvolvimiento de la correspon- diente teoria econdmica, podian resumirse como una prolonga- da, continua y atroz afrenta a todos los principios fundamen- tales de la moral y de la decencia, y que si no se implantaba un sistema econ6mico moral y racionalmente organizado, entonces debfa y habria de producirse una revolucién social monstruosa. Todo el peso del ataque de Engels estaba dirigido contra lo que él consideraba como el principio fundamental de la economia burguesa: Ia institucién del mercado. Todos los vinculos mora- les de la sociedad han sido destruidos por la transformacion de los valores humanos en valores de cambio; todos los principios éticos han sido destruidos por los principios de la competencia y todas las leyes existentes hasta este momento, aun las leyes que regulan el nacimiento y la muerte de los seres humanos, han sido suplantadas por las leyes de la oferta y la demanda, 3: Grundrise, p. XII; ef. también la carta de Marx a Engels del 14 de enero de 1888: “. .. Estoy obteniendo algunos buenos resultados. Por ejemplo, he trado por 4a borda toda la doctrina de ls ganancia tal como exist hasta ahora” Correspon- dencia, Problemas, Buenos Aites, 1947, . 119. El enfoque de Mare sobre el mercado » La humanidad misma se ha convertido en una mercanciato, Con una sola diferencia significativa, esta linea de razona- miento fue retomada y desarrollada por Marx a lo largo de sus escritos econémicos entre 1844 y 1849. La diferencia esta en que (segiin se evidencia en sus Manuscritos de 1844) Marx re- chaz6 inmediatamente el moralismo unilateral de la critica de Engels y lo reemplaz6 por una base dialéctica. Descarté los imperativos categoricos que se escondian bajo la superficie del trabajo de Engels. La competencia y el mercado, afirmé, no son tanto una afrenta a la moral cuanto una fragmentacion y una renuncia de la capacidad de desarrollo inherente a la espe. Gie humana. Dentro de una sociedad basada en la propiedad privada, los productos del trabajo humano no pertenecen al obrero para que sea él quien los disfrute, sino que se convierten en propiedad de personas ajenas, que los utilizan para oprimir- Jo. El sintoma mas claro de este hecho, escribié Marx, es que el obrero no produce las cosas que le son més iitiles sino aquellas ‘que aportarén valores de cambio més elevados al propietario privado. De este modo, el proceso de la produccién material se torna fragmentario y el producto mismo se escinde en valor de uso _y valor de cambio, de los cuales solo el iltimo es importante. Es del més alto interés pararse a considerar la divi- sin del trabajo y el cambio ya que son las expresiones ostensiblemente enajenadas de la actividad y la fuerza esencial del hombre. . 2 En resumen: desde un punto de partida filoséfico completa- mente diferente, Marx lego a la misma perspectiva critica que Engels, es decir, que lo esencial de la sociedad burguesa debfa buscarse en la competencia, la oferta y la demanda, en una palabra, en el mercado o sea en su sistema de cambio. EI concepto de alienacién como categoria econémica conte- nfa también el nicleo de una idea diferente, pero Marx no la puso suficientemente de relieve hasta los Grundrisse, como veremos més adelante. Mientras tanto Marx, junto con la mayo- rfa de sus conocidos intelectuales radicales, continuaba agudi- = FRIEDRICH ENGELS, “Umrise zu einer Kritk der Nationalékonomie™, Werke, 1, pp. 449-524. [En expaftol esti publicado en MARX-ENGELS, Ecritos ‘condmicos varios, Gijalbo, México, 1962. 31: Los Maruscrtos de 1844 sélo se publicarin como un volumen adicional dela icin Werke. [La referencia esti tomada de la version incluida en Escritos ccond. ‘ios varios cit... 103.) om Fl Marx desconocido zando sus ataques contra la soberania de la competencia. Su polémica con Proudhon, en Miseria de la filosofia, revela su profundo desacuerdo con aquella suficiente personalidad sobre casi todos los aspectos de la economia y la filosofia, incluyen- do especialmente las cuestiones vinculadas @ las instituciones del cambio y la competencia en la sociedad burguesa, con una sola excepcién: que la competencia es fundamental??. Si la burguesfa aboliese la competencia para reemplazarla por el mo- nopolio, ello s6lo serviria para agudizar la competencia entre los obreros, Marx escribié en el Manifiesto: La condicién esencial de la existencia y de la domi- nacion de la clase burguesa es la acumulacién de la Tiqueza_en manos de particulares,la formaci6n y el acre- centamiento del capital. La condicién de existencia del capital es el trabajo asalariado. El trabajo asalariado des- cansa exclusivamente sobre la competencia de obreros entre si 3, De lo cual deduce Marx que si los obreros pudiesen, al for- mar asociaciones, eliminar la competencia entre ellos, entonces se liquidaria “la base misma sobre la cual la burguesia produce los productos y se apropia de ellos”. En el Discurso sobre el libre cambio aparece el mismo tema: si el desarrollo industrial disminuye, los obreros serén arrojados de sus empleos y sus salarios bajarén; si la industria crece, los obreros disfrutarén de un alza momenténea pero solo para ser descartados nuevamente al ser reemplazados por maquinarias **. Tanto aqui como en Trabajo asalariado y capital, la “ley” de Marx de que los sala- rios deben tender siempre hacia el minimo absoluto necesario para mantener vivs a los obreros, se deriva directamente de los Principios de la oferta y la demanda, con los supuestos adicio- nales de que la oferta de la fuerza de trabajo debe siempre tender a exceder a la demanda 8. Encontramos aqui atisbos ocasionales de la idea de que también operan otros procesos, pero las tnicas doctrinas sisteméticamente elaboradas son aquellas que hacen derivar analiticamente el rumbo futuro del 12. Werke, 4, p. 161 y Miseria de la flosofte, Ediciones Signos, Buenos Aires, 1970, p. 129, 15."Werke, 4, p. 474 y Obras escogidas de Marx y Engels, 14. Werke, 4, p. 455. 15. Werke, 6, pp. 397 y 423 y Obras excogidas, 1, pp. 65-91; véase tamt Werke, 6, pp- 535-556. p.3. De le competenca «la produccin xm desarrollo capitalista y el papel de la clase obrera en él, de la forma previsible del mercado para la mercancfa-fuerza de traba jo. El principal objeto de estudio de Marx fue la economia del intercambio de mercancias y de dinero. La primera —y la m4s importante~ aclaracion que es necesa- rio hacer acerca del lugar que ocuparon los Grundrisse en el desarrollo intelectual de Marx es que esta obra representa una critica a todas sus ideas anteriores. “Critica” no significa, en este caso, rechazo, sino més bien penetracion a un nivel més profundo. El gran ‘avance que los Grundrisse representan ene! Pensamiento de Marx reside en su rechazo, acusindola de superficial, de la tesis de que el mecanismo del mercado es un factor incitador, causal o fundamental; y en su reconocimients de que el mercado es un mero dispositivo destinado @ coordinar los diversos momentos individuales de un proceso mucho més importante que el intercambio. Mientras que los anteriores escritos econdmicos de Marx se habian centrado alrededor del movimiento de la competencia, tos Grundrisse analizan sistemé- ticamente, por primera vez dentro del conjunto de su obra, le economia de la produccién. ‘Antes de examinar més detenidamente el texto, conviene citar algunos ejemplos a fin de obtener una vision general del problema. 1, La diferencia més evidente y més fécilmente rastreable entre la teorfa econémica de Marx antes y después de 1850 es un cambio de terminologia. Antes de esta fecha Marx se refiere constantemente a la mercancfa que el obrero ofrece en venta, como “trabajo” y aclara que esta mercancia es exactamente ‘gual a cualquier otra. Si se considera a la sociedad burgues: exclusivamente como un sistema de mercado, esta definicion es correcta. Pero a partir de los Grundrisse Marx arriba a la con- clusi6n de que el trabajo no es una mercancia como cualquier otra, sino que en realidad es unica y que la mercancia que el obrero vende debe ser llamada “fuerza de trabajo". En poste- riores reediciones de sus primeras obras economicas, Marx y Engels alteraron debidamente la terminologia para ajustarse al nuevo punto de vista y en diversos prefacios aclaran las razones que tuvieron para hacerlo y destacan la importancia de cambio2®, 16. Véase preferentemente ol prefacio de Engels a la reedicién de 1891 de Tro bajo asalariado y capital, Werke, 6, pp. 593599 y Obras escogidas, , pp. $664. am BI Mars desconocide 2. En los primeros escritos econémicos, el curso del desa- rrollo capitalista se deriva, como ya se hizo notar, del movi- miento objetivado de la oferta y la demanda. Comparese este concepto con la categérica y reiterada declaracién aparecida en El capital de que en los mecanismos de la competencia “todo se presenta invertido”17 y de que las deducciones analiticas hechas solo en base a la oferta y la demanda son superficiales, més ain, contradictorias, con respecto a los procesos funda mentales ocultos pero esenciales de la produccidn capitalista y la acumulacién. Los Grundrisse establecieron las bases intelectua- les para estas formulaciones posteriores de El capital. 3. Finalmente, se puede obtener una vision general del pro- greso analitico que representaron los Grundrisse rastreando la actitud de Marx hacia Ricardo, especialmente hacia su teoria del excedente. En 1844, en ocasion de su primer encuentro con Ricardo y la teorfa del excedente, Marx se limité a destacar que el énfasis que Ricardo ponfa en él demostraba que la prin- cipal preocupacion de la economfa burguesa era la ganancia y no los seres humanos, y que esta teorfa es la prueba definitiva de la infamia en que se ha hundido la economta politica!® « En Miseria de la filosofia Marx trata a Ricardo con més respeto y cita extensamente al socialista inglés Bray, que utiliza la teo- tla ricardiana del excedente para probar la’ explotacién de la clase obrera. Pero Marx no cita a Bray para poner de relieve la importancia fundamental de su teoria sino s6lo para criticar ciertas deducciones derivadas de ella}. Asimismo, en Trabajo asalariado y capital expone simplemente la teorfa ricardiana de que el producto del trabajo vale mas que la reproduccién del obrero, pero sin profundizar el andlisis 2°. En ese momento Marx era plenamente consciente de la existencia de un exceden- te, pero no era igualmente consciente de las enormes implica- ciones de este hecho para la teoria econémica; en resumen: la teorfa no es el eje de su anilisis sino que coexiste pasivamente con el anilisis dominante de la oferta y la demanda, y a su sombra. No obstante, cuando en 1850 Marx comenz6 a revisar exhaustivamente sus studios econémicos, se sumergié directa- mente en Ricardo y dedicé por lo menos los dos afios siguien- 17. BI capital II, en Werke, 28, p. 219. [En la trducciin al espatil, FCE, México, 1959, p. 210.) 18. Citado’ por Rubel en sa Biografia intelectual mencionada en nota 2, p. 108. 19. Werke, & pp. 98-108 y Miseria de la flowofta, pp. $156. 20. werke, 6, pp. 409-410 y Obras escogidas, 1, pp. 82-84. Dela competencia ale produccion x tes a asimilarlo en detalle. Sus apuntes y sus cuadernos de notas de este perfodo, agregados pot los editores al texto de los Grandrisse, demuestran que por entonces Marx habfa comenza- do a comprender las implicaciones de la teorfa del excedente de Ricardo y habfa concentrado su atencién sobre ella Finalmente, en los Grundrisse mismos, aunque Marx critica a Ricardo en’ varios puntos, sé refiere a él con gran respeto y lo Hama el “economista par excellence de la produccién” #2, Este cambio gradual de actitud refleja la creciente conciencia que Marx estaba adquiriendo de la importancia de la teorfa de la plusvalfa, con la cual comienza a fundamentar toda su teoria de la acumulaci6n capitalista, en los Grundrisse. Al igual que en cualquier estudio de economia comparada, estos. ejemplos cronolégicos pueden suscitar la errénea idea de que la aplicacién de los. conceptos ricardianos transformé a Marx, de la noche a la maflana, de tedrico de la oferta y la demanda en te6rico de la acumulacién de a plusvalfa. El cam- bio fue, por cierto, mucho més gradual. Como ya hemos dicho, hay en’ sus primetos trabajos elementos de la teorfa del exce- dente y las obras posteriores no afirman en modo alguno que el mecanismo de la competencia no tenga importancia, sino que més bien formulan lo contrario. Estas sutilezas no deben ocul- tar el hecho de que tuvo lugar una ruptura cualitativa, més allé de la superficie del andlisis basido en el mercado, y que esta ruptura es el principal problema analitico de que s¢ ocupan los Grundrisse. Aunque enfética en los detalles, la mayor parte de la estruc- tura del texto de los Grundrisse se encamina firmemente hacia la solucién de problemas claramente definidos. Después de una brillante “‘introduecién” inconclusa —en la que no podemos detenemos— el trabajo consta de dos capitulos. El primero tra- ta del dinero y el segundo, mucho més extenso, del capital. El segund> esta subdividido en tres partes, que se ocupan respecti- vamente de la produccién, la circulacién y la transformacion de la plusvalia en ganancia. Los problemas y cuestiones que el texto aborda no son, sin embargo, tan estrechamente econdmi- 0s como los titulos de los capitulos parecen indicar. Aqui, al igual que en otros lugares pero quizds mds claramente, la “‘eco- nomia” de Marx es también y al mismo tiempo “sociologia” y “politica”. El primer capitulo lo pone en evidencia inmediata~ 21- Véase Grundrise, pp. 787-792, 829, del original slemién. 22. Grundritte,p. 18. x Mars desconocido mente. A cierto nivel, el capitulo sobre el dinero es una polé- mica contra el proyecto de reforma monetaria que por aquel entonces habia propuesto Alfred Darimon, discipulo de Proudhon y, por lo tanto, encarnizado adversario de Marx. En otro nivel menos superficial, la obra es meramente un tratado sobre el dinero y puede ser lefda como el primer borrador de la teoria del dinero de Marx tal como aparece, ya desarrollada, en la Critica. No obstante, su aspecto mas importante es su criti sociolégica y politica de una sociedad en la cual el medio predominante de cambio es el dinero. ;En qué circunstancias historicas puede el dinero convertirse ef la abstraccion de los valores de cambio y éstos a su vez transformarse en la abstrac- cidn de todas las formas de cambio? {Qué premisas sociales deben existir para que el dinero pueda funcionar como un nexo entre los individuos que establecen relaciones de cambio? {Cudles son las consecuencias sociales y politicas de este tipo de relaciones de cambio? ,Cudles son las formas mas vastas de organizacién social que corresponden a esta constelacién mole- cular de individuos dedicados a las transacciones privadas? Estos son los problemas de que se ocupa Marx, tal como Sombart, Weber, Simmel y Tonnies investigaron, ‘casi medio siglo después, los efectos del cambio monetario sobre los vincu- los de la sociedad. Marx afirma La reduccién de todos los productos y de todas las actividades a valores de cambio presupone tanto la diso- lucion de todas las rigidas relaciones de dependencia personales (hist6ricas) en la produccidn, como la depen- dencia recfproca general de los productores. No s6lo la produccién de cada individuo depende de la produccion de todos los otros, sino que también la transformacin de su producto en medios de vida personales pasa a depen- der del consumo de todos los demés. Los precios son cosas antiguas, lo mismo que el cambio; pero tanto la determinacion’progresiva de los unos a través de los costos de produccién, como el predominio del otro so- bre todas las relaciones de produccion se desarrollan plenamente por primera vez, y s¢ siguen desarrollando cada vez més plenamente, s6lo en la sociedad burguesa, en la sociedad de la libre concurrencia. Lo que Adam Smith, a la manera propia del siglo XVIII, sitia en el perfodo prehistorico y hace preceder a la historia, es sobre todo el producto de ésta. Esta dependencia reciproca se expresa en la necesidad EL vinculo social del dinero a permanente del cambio y en el valor de cambio como mediador generalizado. Los economistas expresan este hecho del modo siguiente: cada uno persigue su interés privado y s6lo su interés privado, y de ese modo, sin saberlo, sirve al interés privado de todos, al interés gene- ral, Lo vélido de esta afirmacién no estd en el hecho de que persiguiendo cada uno su interés privado se alcanza la totalidad de los intereses privados, es decir, el interés general. De esta frase abstracta se podria mejor deducir que cada uno obstaculiza reciprocamente la realizacion del interés del otro, de modo tal que, en lugar de una afirmacién general, de este bellum’ omnium_ contra omnes resulta mAs bien una negacion general. El punto verdadero est sobre todo en que el propio interés pri- vado es ya un interés socialmente determinado y puede ser alcanzado solamente en el Ambito de las condiciones que fija la sociedad y con los medios que ella ofrece; esté ligado por consiguiente a la reproduccion de estas condiciones y de estos medios. Se trata del interés de los particulares; pero su contenido, asf como la forma y los medios de su realizacién, estén dados por las condi- ciones sociales independientes de todos. La dependencia mutua y generalizada de los indivi- duos reciprocamente indiferentes constituye su nexo so- cial. Este nexo social se expresa en el valor de cam- bio. .. el poder que cada individuo ejerce sobre la acti- vidad de los otros 0 sobre las riquezas sociales, lo posee en cuanto es propietario de valores de camibio de dine- ro. Su poder social, asf como su nexo con la sociedad, lo lleva consigo en el bolsillo. . . Cada individuo pose e! poder social bajo la forma de una cosa. Arrinquese a la cosa este poder social y habré que otorgarselo a las personas sobre las personas. Las relaciones de dependencia personal. . son las primeras formas sociales en las que la productividad humana se desarrolla solamente en un ambito restringido y en lug res aislados. La independencia personal fundada en la dependencia respecto a las cosas es la segunda forma importante en la que llega a constituirse un sistema de metabolismo social general, un sistema de relaciones universales, de necesidades universales. La libre indivi- dualidad, fundada en el desarrollo universal de los indi- viduos yen la subordinacién de su productividad colec- tiva, social, como patrimonio social, constituye el tercer ax EL Mars dexonocido estadio. El segundo crea las condiciones del tercero 23. Vemos aqui claramente desarrollada la interpretacion de las categorfas econémicas, sociales y politicas. Sea lo que fuese lo que Marx pueda haber tenido que decir acerca de las fluctua- ciones especificas del valor del dinero 0 acerca de los efectos de la metalizacién o de la moneda fiduciaria, todo ello tiene una importancia menor dentro de su sistema de ideas, compa- rado con la tesis fundamental, expresada aquf, de que el dinero es un objeto que expresa cierto tipo de relacién entre los seres humanos, producida historicamente. El dinero es un vinculo social; es -decir que vincula y rige reciprocamente las mas diversas actividades de individuos que de otro modo se encuen- tran aislados. El que pose este vinculo social objetivizado puede dominar las actividades de otros, representa el vinculo social per se y puede por lo tanto actuar como representante de la generalidad, de la colectividad, para regir las actividades de los individuos dentro de la sociedad. Hasta este punto, el andlisis del dinero que hace Marx formu- la con mayor agudeza y claridad las ideas desarrolladas en los Manuscritos de 1844 sobre el cambio alienado. En una breve ‘seccidn de transicién que introduce al capitulo sobre el capital, Marx logra, no obstante, dar un significativo paso adelante con especto al anilisis anterior. Ya no se detiene en este punto para lamentarse de la alienacion de los individuos, unos de otros y cada uno de si mismo, lo cual es resultado de las relaciones de cambio burguesas, sino que pasa a examinar esta forma de las relaciones sociales dentro de una perspectiva histérica y politica. En este punto resulta fundamental la com- paracion de las relaciones burguesas con las relaciones feudales. Después de todo, el ascenso revolucionario de la burguesfa trajo consigo la emancipacién politica del individuo de los vinculos de la dominacién estatuida y cambié positivamente la politica de un cfrculo cerrado de privilegios y servidumbre connaturales por un mercado abierto de adultos libremente contractuantes. El obrero no se encuentra sujeto de por vida a su amo ni existen ya estatutos que despojen a las clases trabajadoras de lun diezmo secular cada vez mayor. El comerciante que vende y el ama de casa que compra hogazas de pan, el contratista que compra y el obrero que vende horas de ‘trabajo, todos son personas libres, libremente ocupadas en el libre cambio de equivalentes. Marx crefa que los socialistas de su época no 23. Grundrite, pp. 7476. I rineulo socal del dinero van podfan refutar sistematicamente este razonamiento. Mientras que los socialistas abominaban de la sociedad de la competen- cia, las relaciones de mercado y los nexos constituidos por el dinero, los idedlogos burgueses se alegraban de poder responder elopiandy estas mismas condiciones como base de la libertad politica?’ Por lo dems, en la determinacion de la relacion mo- netaria, desarrollada hasta aqui en estado puro y hacien- do abstraccién de relaciones productivas mas desarro- ladas; en las relaciones monetarias, dectamos, concebi- das en su forma simple, todas las contradicciones inma- nentes de la sociedad burguesa aparecen borradas. Esto se convierte en refugio de la democracia burguesa, y mas aun en los economistas burgueses (éstos por lo me- nos son tan consecuentes que retroceden hasta defini- ciones aun mds elementales del valor de cambio y del intercambio), para hacer la apologia de las relaciones econémicas existentes. En efecto, en la medida en que Ja mercancfa o el trabajo estén determinados meramente como valor de cambio, y la relacién por la cual las diferentes mercancfas se Vinculan entre si se presenta solo como intercambio de estos valores de cambio, co- mo su equiparacién, los individuos 0 sujetos entre los ‘cuales transcurre ese proceso se determinan sencillamente como intercambiantes. No existe absolutamente ninguna diferencia entre ellos, en cuanto a la determinacion for- mal, que es también la determinacién econémica, la de- terminaci6n ajustandose a la cual se ubican esos indivi- duos en la relacién de intercambio; el indicator de su funci6n social o de su relacién social mutua. Cada suje- to es un intercambiante, esto es, tiene con el otro la misma relaci6n social que éste tiene con él. Considerado como sujeto del intercambio, su relacion es pues la de igualdad. Imposible es hallar entre ellos cualquier dife- rencia o aun contraposicién, ni siquiera una disparidad, Por afladidura, las mercancias que esos individuos inter- cambian son equivalentes —en cuanto valor de cambio— © al menos pasan por tales (s6lo puede producirse un error subjetivo en la valoracién recfproca, y si un indi- 24. “El andlisis de Jo que realmente racional a su glrificacién por los prof los socialists”, Ibid. p. 54S. a bre competenca, es la Gnica respuests ‘dela clae media o su condanscign por xen Marx desconocido viduo trampea en algo a otro, ello no se debe a la naturaleza de la funcién social en la que ambos se en- Srenian, pues ésta es la misma, en ella son los dos igua- les, sino s6lo a la astucia natural, al arte de la persua- sion, etc.; en suma, solo a la pura superioridad indivi- dual de un individuo sobre el otro. De modo que un individuo acumula y el otro no, pero ninguno lo hace a expensas del otro. Uno disfruta de la riqueza real; el otro entra en posesién de la forma general de la rique- za. Si el uno se empobrece, el otro se enriquece; tal es su libre voluntad y ese hecho en absoluto deriva de la relacion econdmica, del vinculo econémico mismo en que aquéllos estén puestos entre si2°. El argumento que Marx pone aqui en boca de un adversario ‘burgués imaginario es elocuente. Porque si bien es cierto que el obrero, al vender su trabajo, y el capitalista, al pagar salarios, estin realizando un cambio reciproco de mercancias que tienen ‘gual valor, (es decir, siempre que el cambio sea un cambio de equivalentes), entonces la estructura de la clase capitalista s6lo se vincula incidentalmente al sistema econdmico capitalista. El hecho de que los ricos se enriquezcan cada dia més no se debe a ninguna necesidad estructural inherente sino s6lo a la circuns- tancia accidental de que poseen un juicio y una persuasion superiores. Ni tampoco se explica econémicamente la existencia hist6rica de la clase capitalista al decir que el obrero no recibe el valor total a cambio de su trabajo. Si asi fuese, si el capita- lista pagase al obrero menos que el equivalente de su trabajo, entonces el capitalista podria ganar s6lo en la medida en que ei obrero perdiera, pero nunca més. El capitalista como compra- dor y el obrero como vendedor s6lo podrfan colocarse en una situacion mutuamente desventajosa en la misma medida en que pueden hacerlo dos naciones que comercian. Si una de estas naciones le paga continuamente a la otra menos del valor total, la primera podré enriquecerse y la segunda empobrecerse, pero fa riqueza total de ambas no podrd ser mayor al final de lo que era al principio de su intercambio (0 al menos asi lo creian los mercantilistas). Es evidente que tal proceso no podia continuar durante mucho tiempo o en gran escala porque pronto la parte en desventaja debia extinguirse. En consecuencia, el problema resolver es el siguiente: ,c6mo puede ser que el obrerc reciba el valor de cambio total por su mercancia y sin embargo exista Bl surgimiento de la plusvalia x un excedente del cual vive la clase capitalists? ;Cémo puede ser que el obrero no sea engafiado en el contrato de trabajo y sin embargo sea explotado? ;Cudl es la fuente de la plusvalia? Esa es la pregunta que se plantea Marx en las primeras cien paginas del capitulo sobre el capital. Después de llevar a cabo una revisién sistemética de las for- mas primarias del capital (capital mercantil o capital dinero) y después de situar el problema dentro del enfoque historico ade- cuado, Marx resume el andlisis condensando el proceso de la produccién capitalista en dos componentes fundamentales, en dos elementos bisicos: 1) El trabajador intercambia su mercancia ~el tr bajo, el valor de uso que como mercancia también tiene un precio, como todas las demds mercancias—, por de- terminada’ suma de valores de cambio, determinada su- ‘ma de dinero, que el capital Ie cede. 2) El capitalista recibe en cambio el trabajo mismo, el trabajo en cuanto actividad que pone valores; es de~ cir, recibe en cambio la fuerza productiva que mantiene y reproduce al capital y que, con ello, se transforma en fuerza productora y reproductora del capital en una fuerza perteneciente al propio capital? Al examinarlo, el primer proceso de cambio aparece clara- mente comprensible; Marx se limita a decir que el trabajador entrega trabajo y recibe salarios en cambio. Pero el segundo proceso no parece ser en absoluto un intercambio pues hasta su formulacion es unilateral y asimétrica. De eso precisamente se trata, dice Marx. En una transaccién de cambio corriente, lo que cada una de las partes hace con la mercancfa que recibe es ajeno a la estructura del cambio en sf. Al vendedor no Ie inte- resa si el comprador utiliza la mercancia adquirida para fines productivos 0 no: eso es asunto privado y no tiene importancia econémica en el proceso de cambio propiamente dicho. En el caso especifico del “cambio” entre trabajo y salarios, sin em- argo, el uso que el comprador de trabajo da a su mercancfa tiene ‘suma importancia para él, no s6lo en el aspecto privado sino también en su condicién de homo ceconomicus, El capi- talista entrega salarios (valores de cambio) por el uso del tra- bajo (por su valor de uso) s6lo a fin de convertir este valor de uso en valor de cambio adicional. 25. Ibi. pp. 153, 158. 26 sbi, pp. 188. vn 1 Marx dexonocide Aqui... el valor de uso de lo que se cambia por el dinero se presenta como una relacién econémica espe- cial, y la utilizacion determinada de lo que se cambia por’ el dinero constituye el fin dltimo de los dos pro- cesos. Es esto, por ende, lo que ya en lo formal dife- rencia del intercambio simple al intercambio entre el capital y el trabajo; dos procesos distintos. . . Enel inter- cambio entre el capital y el trabajo el primer acto es un intercambio, pertenece enteramente a la circulacion habi- tual; el segundo es un proceso cualitativamente diferente y slo by misuse se le puede considerar como intercam- bio del tipo que fuere. Se contrapone directamente al intercambio; categoria esencialmente diferente?” Luego de hacer varias digresiones, Marx pasa a examinar ex- tensamente esta “categorfa esencialmente diferente”. Abor- dando la cuestiOn a través de la distincién entre el valor de uso y el valor de cambio de la mercancfa trabajo, sefiala que el valor de cambio del trabajo estd determinado por el valor de los productos y servicios necesarios para mantener y reproducir al trabajador. Mientras el capitalista pague al trabajador un sala- io suficientemente clevado como para permititle seguir vivien- do y trabajando, habré pagado el valor total del trabajo y la relacion de cambio definida en el contrato de trabajo seré una relacién equivalente. El capitalista ha pagado el valor de cambio total y justo de la mercancfa. Pero lo que ha comprado en realidad es cierto nimero de horas de control y decision sobre la actividad productiva del obrero, sobre su capacidad creadora, ha comprado su capacidad de trabajo. Marx introduce aqui por primera vez el cambio en la terminologfa que corresponde a su descubrimiento de la “catezor{fa esencialmente diferente”. Lo gue, el obrero vende no ¢8 “abajo” sino fuerea de trabajo (Arbeitskraft); no una mercancia como cualquier otra, sino una mercancia tinica?® . Sélo el trabajo tiene la capacidad de crear valores donde anteriormente no existia valor alguno, 0 la posi- bilidad de crear valores mayores que los necesarios’ para man- tenerse a s{ mismo. En resumen, solo el trabajo es capaz de crear plusvalia. El capitalista compra el control sobre ese poder qreador y hace que este poder se ocupe de la produccién de mercancfas para el cambio durante determinado némero de ho- 27. Ibid. pp. 185-186 28. Cf. Ibid. pp. 193194. Para “control” 201, 215, ete. véase pp. 193, 195, 1 surgimiento de la plusvalia sou tas. Marx denomina explotaci6n a esta renuncia del obrero al contro! sobre su poder creador. ‘No es esta la ocasion més apropiada para examinar en detalle la teoria de la plusvalfa de Marx, de la cual las ideas formu- ladas aqui son la piedra angular. Baste pues con decir que Marx comienza en esta obra no s6lo a resolver el problema de cémo puede producirse la explotacion a pesar del hecho de que el contrato de trabajo sea un cambio de equivalentes, sino que también inicia la tarea cientifica fundamental de la cuantifi- caci6n, La explotacion es para Marx un proceso verificable en variables empiricas especificas que, al menos en principio, estén sujetas a medidas precisas junto con la dimension econdmica. Pero las variables que Marx quisiera que midiésemos no son aquellas citadas generalmente en las revisiones criticas de su teorfa. La explotacion no consiste en la desproporcién entre el ingreso de la clase obrera y el ingreso de la clase capitalista. Estas variables s6lo miden la desproporcién entre salarios y ganancias. Puesto que las ganancias son sSlo un fragmento de la plusvaifa en general, este indice slo reflejaria un fragmento del significado de Mark. Tampoco es posible medir totalmente la explotacién considerando los salarios como porcentaje del PNB pues este indice s6lo mide la tasa de explotacion en un affo dado. Marx afirma en los Grundrisse —y lo hace quizés con mayor claridad que en ningin otro trabajo— que el empobre- cimiento del obrero debe medirse segin la potencia de! mundo que, en conjunto, 1 mismo construye obedeciendo a la volun- tad de los capitalistas: Mas bien tiene que empobrecerse. . . ya que la fuerza creadora de su trabajo en cuanto fuerza del capital, se establece frente a é1 como poder ajeno. . ‘Todos los ade- lantos de la civilizacién, por consiguiente, o en otras palabras todo aumento de las fuerzas productivas socia- les, if you want de las fuerzas productivas del trabajo ‘mismo —tal como se derivan de la ciencia, los inventos, la division y combinacién del trabajo, los medios de comunicacién mejorados, creacion del mercado mundial, maquinaria, ete.— no enriquecen al obrero sino al capital una vez més, solo acrecientan el poder que domina al tra- bajo, aumentan solo la fuerza productiva del capital’. En consecuencia, un indice de la explotacién y el empobre- 29 bid, pp. 214, 215. sam AI Marx desconocido cimiento, que captase exactamente las variables a que se referia Marx, tendria que ordenar, por una parte, las propiedades rea~ les de fa clase obrera y por la otra el valor de todo el capital de todas las fabricas, servicios, inversiones de infraestructura, insti- tuciones y establecimientos militares que se encuentran bajo el control de la clase capitalista y sirven a sus objetivos politicos. No s6lo el valor econ6mico sino también el poder politico y la influencia social de estos patrimonios fijos tendrian que ser incluidos en Ia ecuacién. Solamente una estadistica de este tipo seria adecuada para probar si la prediccién de Marx acerca de la explotacion y el empobrecimiento crecientes ha sido confir- mada 0 no por el curso del desarrollo capitalista. No es necesario que nos detengamos a examinar aqui los diversos pasos a través de los cuales construye Marx su idea fundamental de que la produccién capitalista implica una cate- goria radicalmente diferente del simple cambio de mercancia, dentro de la teoria de la acumulacion capitalista que presenta mis tarde —y ya totalmente desarrollada— en El capital. La explotacin ocurre “a espaldas del proceso de cambio”: he aqui la idea fundamental que sefiala su penetracion mas alld de Ta critica a la sociedad burguesa como sociedad mercantil. Po- demos pasar ahora a examinar hasta qué punto el texto de los Grundrisse justifica las arrolladoras afirmaciones hechas por Marx, en su Prefacio de 1859, acerca de sus nuevos logros cientificos. Nos dedicaremos particularmente a descubrir si los Grandrisse suministran una mayor dilucidacién del famoso pa- saje sobre la revolucién incluido en el Prefacio: Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de produccién existentes, 0, lo que no es mas que a expresiOn juridica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han de- senvuelto hasta alli. De formas de desarrollo de las fuer- zas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre asf una época de revolucién social 3°, Pese a que existen reminiscencias de este pasaje en algunos de los primeros trabajos, asi como también, en una ocasion, en El capital, estas referencias son de un orden tan general que 90. Werke, 13, 9 y Obras escogidas, 1, p- 348. 31. Werke, 4, p. 181, y Misria de ta flowofia, p. 174; Manifesto comunista, W. 4, p. A67 y Obret excogidas, 1, p. 28: EL capital I, W.23, p. 791, y El capital I cit. pp. 648-649. {Qual esta contradiccin fundamental? vee resultan practicamente initiles. Sobre todo, en ningan momen- to se aclara exactamente qué ha de incluirse eu el rubro “fuer- zas productivas” © “relaciones de produccién”.. ;Debemos en- tender que “fuerzas productivas materiales” significa solo el aparato tecnologico y “relaciones de produccién” el sistema politico-legal? En otras palabras: la expresion “fuerzas,mate- Fiales” es slo otra forma de decir “infraestructura”? j“Rela- ciones” quiere decir “‘superestructuras”? ;A qué exactamente se refieren estos términos? La clave fundamental para descifrar Jo que Marx tenia in mente cuando hablaba de “relaciones de produccién” —para comenzar con la primera parte de la dicotomia— ya se en- cuentra en el Prefacio mismo. Marx escribe que las formas pol ticodjuridicas tales como las relaciones de propiedad no son estas “relaciones de produccién” en si mismas, sino simple- mente una expresion de estas relaciones. Desde este punto de partida, se pueden considerar los Grundrisse como un extenso y Getallado comentario de la naturaleza de estas “relaciones”. Porque, ;qué otra cosa es el capitulo sobre el dinero? Marx demuestra aqui, como ya hemos visto, que en la sociedad bur- guesa el dinero no es un mero objeto natural sino mas bien la Forma objetivada de la relacidn social basica dentro de la cual la _produccién capitalista tiene lugar. El dinero es el vinculo social que une a los productores y consumidores que de otra forma se encontrarian aislados dentro de la sociedad capitalista y constituye Jos puntos de partida y de conclusion del proceso Ge acumulacion. La relacion social sobre Ja cual descansan to- das las relaciones legales y politicas capitalistas, y de la cual fstas titimas son meras expresiones —segtin lo demuestra Marx fen el capitulo sobre el dinero~ es la relacion de cambio. El imperativo social es que ni la produccién ni el consumo pueden producirse sin la intervencion del valor de cambio. O bien, expresado con otras palabras, que el capitalista no s6lo debe extraer plusvalia sino que debe también realizar plusvalia me: diante la conversin del producto excedente en dinero, y que el individuo no solo debe tener necesidad de bienes de consumo sino que también debe poseer el dinero necesario para adquirir- Jos. Lejos de ser leyes naturales inmutables, estos imperativos paralelos son caracterizados por Marx como relaciones sociales producidas historicamente; relaciones que a la vez son especi- ficas de la forma capitalista de produccion. ‘Con respecto al otro término de la dicotomia, resulta facil confundirse por la palabra “‘material” incluida en la frase “fuer- zas productives materiales”. En realidad, Ia expresion alemang

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