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La autora Isabelle Graw nos cuenta a travs de este captulo cmo los datos econmicos
se entrelazaron con los logros artsticos. Propone el ejemplo de Gusky, un artista en el que
se reflejan los cambios estructurales del mercado del arte porque pasa de un modelo en
una escala manejable formada por escenas locales a la industria conectada globalmente y
consagrada a la produccin de visualidad y sentido. El arte que obedece a la lgica de
celebridad, en donde a su vez la historia del arte sigue siendo requerida como pliza de
seguro que funciona tambin como significante en su nivel simblico generando en la
misma su legitimidad final.
La obra asimismo debe poseer capital simblico (prestigio o autoridad otorgada). El valor
simblico adquiere una carga de concepto social doble que es transferida por portadores
de smbolos especficos pero que no pueden ser aprehendidos. Esto representa un
excedente, una suposicin de significado y valor que va ms all del objeto concreto que
se usa para remitirse a ella. Son los historiadores del arte, crticos y curadores los que
contribuyen a generar este valor simblico, aunque desde un tiempo reciente, este rol lo
llevan a cabo cada vez ms el estilo de vida y la moda.
Las obras de arte estn divididas entre un valor simblico y un valor del mercado. El valor
simblico es su singularidad y exclusividad, la agudeza intelectual tradicionalmente
atribuida a la obra, se basa en el estatus especial del arte ganado histricamente. Y el
valor del mercado es el que se da a travs de un precio especfico justificado en el valor
simblico, pero ninguna expresin de valor ser adecuada ya que la peculiaridad del valor
simblico reside en la imposibilidad de medirlo. Cuando se trata de volver verosmil el
precio se utilizan mtodos como el que hace referencia a los costos de produccin.