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4. Completa la definicin:
La rima es la coincidencia total o parcial de sonidos en dos o ms versos a partir de la ltima vocal...
A. Con tilde
B. Con acento tnico
C. Cerrada
D. Abierta
6. Cuntas slabas mtricas tiene el verso que aparece a continuacin? (Escribe el nmero con
letras).
Siempre en alto, siempre en alto.
7. Contamos una slaba ms de las que tiene el verso si este termina en:
A. Una palabra esdrjula.
B. Una palabra llana.
C. Una palabra aguda o un monoslabo.
D. Una palabra aguda.
A. Serventesio: ABAB
B. Cuarteto: ABBA
C. Redondilla: abba
D. Cuarteta: abab
BUSQUE EL ANTNIMO DE CADA PALABRA
EPISODIO DEL ENEMIGO
Jorge Lus Borges
Tantos aos huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi subir
penosamente por el spero camino del cerro. Se ayudaba de un bastn que en viejas manos no poda
ser un arma si no un bculo. Me costo percibir lo que esperaba: el dbil golpe contra la puerta. Mir, no
sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueos,
libro un tanto anmalo ah, ya que no se griego.
Otro da perdido, pens. Tuve que forcejear con la llave. Tem que el hombre se desplomara, pero dio
unos pasos inciertos, solt el bastn, que no volv a ver, y cay en mi cama, rendido. Mi ansiedad lo
haba imaginado muchas veces, pero slo entonces not que se pareca, de un modo casi fraternal, al
ltimo retrato de Lincoln, Seran las cuatro de la tarde.
Me incline sobre l para que me oyera.
uno cree que los aos pasan para uno- le dije-, pero pasan tambin para los dems. Aqu nos
encontramos al fin y lo que antes ocurri no tiene sentido
Mientras yo hablaba, se haba desabrochado el sobretodo. La mano derecha estaba en el bolsillo del
saco. Algo me sealaba y yo sent que era un revlver. Me dijo entonces una voz firme:
para entrar en su casa, he recurrido a la compasin. Lo tengo ahora a mi merced y no soy
misericordioso.
Ensaye unas palabras. No soy un hombre fuerte y slo las palabras podan salvarme. Atin a decir:
Es verdad que hace tiempo maltrat a un nio, pero usted ya no es aquel nio ni yo aquel insensato.
Adems, la venganza no es menos vanidosa y ridcula que el perdn.
Precisamente porque ya no soy aquel nio -me replico- tengo que matarlo. No se trata de una
venganza sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de su terror
para que no lo mate. Usted ya no puede hacer nada.
Puedo hacer una cosa le contest.
Cul? me pregunto
Despertarme.
Y as lo hice.
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