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2. Jesucristo es Seor.
La adoracin reservada al Dios nico es proclamada
desde el
primer da, con escndalo para los judos, como
debida a *Jess
crucificado, confesado *Cristo y *Seor. (Act 2,36).
A su *nombre
dobla la *rodilla cuanto hay en los cielos, en la tierra
y en los
infiernos. (Flp 2,9ss; Ap 15,4). Este *culto tiene por
objeto a Cristo
resucitado y exaltado (Mt 28,9.17; Lc 24,52), pero la
*fe reconoce ya
al *Hijo de Dios y lo adora (Mt 14, 33; Jn 9,38) en el
hombre aun
destinado a la muerte, e incluso en el recin nacido
(Mt 2,2.11; cf. Is
49,7).
La adoracin del Seor Jess no obsta en absoluto a
la
intransigencia de los cristianos, solcitos en rehusar a
los *ngeles
(Ap 19,10; 22,9) y a los apstoles (Act 10,25s;
14,11-18) los gestos
aun exteriores de adoracin. Pero al *confesar su
adoracin
tributada a un *mesas, a un Dios hecho hombre y
*salvador, se ven
inducidos a desafiar abiertamente al culto de los
csares, figurados
por la *bestia del Apocalipsis (Ap 13,4-15; 14,9ss) y
a afrontar el
poder imperial.