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Se ha afirmado que se da una cierta oposición entre Redfield y Wirth en cuanto que el primero
estudiaría la cultura “folk” y el segundo la urbana, pero no es cierto, ya que ambos estudian las dos
culturas aunque son interpretadas de maneras diferentes por los dos autores. Redfield ve los dos polos
del continuo como una especie de compartimentos estancos, aunque están interrelacionados entre sí,
mientras que Wirth llega incluso a negar esta distinción.
Wirth pone en cuestión la distinción de rural y urbano y reconoce que el establecimiento de tipos
sociológicos de tipo polar como han hecho él y otros muchos, entre ellos Redfield, no prueba que la
ciudad y lo rural sean fundamental y necesariamente diferentes.
2. ROBERT REDFIELD Y MILTON SINGER, EL PAPEL CULTURAL DE LAS CIUDADES Y LA CIUDAD COLONIAL.
Redfield y el antropólogo Milton Singer escribieron un artículo “El papel cultural de las
ciudades” en el que establecen una serie de distinciones entre las ciudades que tienen bastante interés.
Están especializados en áreas muy distintas del mundo y por eso se complementan. Redfield es un
especialista en Mesoamérica y Singer en la India.
Una vez expuestas las teorías de Redfield y Singer vemos que tienen algunos problemas, el más
importante es el no tener en cuenta los factores estructurales, especialmente el poder y la jerarquía.
No obstante, se trata de un texto valiente que en algunos aspectos presenta innovaciones importantes.
Según Lewis la cultura de la pobreza no está restringida ni a los medios rurales ni urbanos ni a
ningún país en particular, trasciende todos esos entornos, aunque no se aplica a los países primitivos
atrasados porque es fruto del capitalismo. Si a esto se añade que se trasmite de padres a hijos dentro
de la familia, no cabe la menor duda de que se trata de algo impermeable a los influjos del entorno. Esta
transmisión de padres a hijos es una de las primeras características de esta “cultura”, que
posteriormente ha sido muy criticado.
Otra de las características fundamentales de los elementos internos de esta cultura consiste en que
los que la detentan, tienen una visión fatalista de la propia pobreza, en cuanto que es
prácticamente imposible salir de esta cultura y de la pobreza misma, y esto tiene que ver con la propia
mentalidad de los pobres. Por ello el mejorar las oportunidades económicas no es suficiente para
eliminar la cultura de la pobreza.
En el estudio en profundidad de lo que significa realmente la cultura de la pobreza juega un papel
fundamental el libro de Susan Rigdon que ofrece tal cúmulo de datos objetivos que se convierte en una
crítica devastadora.
El concepto de “cultura de la pobreza” aparece por primera vez en relación con los estudios de Lewis
sobre Méjico. Tratando de atribuirse a sí mismo únicamente la paternidad de la idea, Lewis arremete
contra Michael Harrington que usa el concepto, según Lewis,“.. de una manera más amplia y menos
técnica que él”.
Harrington usaba un concepto de “cultura de la pobreza” como un término económico que “no
prestaba casi atención a la cultura”. Harrington indicaba que la economía y la estructura social limitaba
las oportunidades de los pobres y producía una cultura de la pobreza que ellos no elegían y no querían”.
El concepto de Harrington es mucho más claro y aceptable que el de Lewis, que nunca aclaró el
concepto. Él insistía mucho en los aspectos negativos de los pobres y hablaba incluso de debilidad
mental. Con algunos ejemplos y exageraciones, “la cultura de la pobreza” se convierte en un término
para designar a los pobres que realmente merecen lo que tienen.
Vamos a insistir en tres observaciones:
- La primera se refiere a los conceptos de la ciencia social como algo “que tiene gancho”, como un
nombre de marca.
- La segunda se refiere a la crítica que hay que hacer al concepto de cultura, a partir de las
observaciones de Lewis
- La tercera se refiere a la utilización de las ideas de Lewis por parte de algunos políticos
conservadores de los Estados Unidos.
Primero. Hay bastantes conceptos que han tenido éxito en la ciencia social y no tiene nada de malo
pero cuando adquieren un tinte melodramático y sensacionalista como ocurre con éste, no sirven
realmente para analizar nada.
Segundo. La tradición antropológica norteamericana piensa que la cultura está constituida por
ciertos elementos o trazos culturales que de alguna manera tienen una cierta existencia independiente
que los hace separables de su contexto de origen y por ello se pueden transmitir y trasponer a otros
contextos. Entre los 62 trazos que Lewis enumera, no se da ningún tipo de clasificación. Nunca se
afirma que algunos trazos tales como el “fatalismo”, “el carácter gregario de la gente” o “la orientación
al presente” puedan ser clasificados como culturales.
Algunos trazos son designados con el término “psico-sociológicos” tales como el “alcoholismo”, “el
maltrato de la mujer”, “iniciación temprana en el sexo”, “uso frecuente de la violencia”. Otras veces se
habla de “otros trazos” y, no se clasifican en absoluto. No se explica cuales son las relaciones
estructurales entre unos trazos y otros, ni tampoco los diferentes pesos causales de los diversos
trazos o el hilo conductor que los organiza. Parece que, más que de un sistema o patrón, hay que hablar
de una especie de cajón de sastre. Lewis usa un concepto de cultura demasiado amplio, poco coherente
y sin ningún valor heurístico.
El último aspecto es el influjo de la obra de Lewis sobre algunos políticos conservadores en la
consideración de la pobreza. El éxito del concepto de la “cultura de la pobreza” se basa en el entorno
político en el que aparece que es ni más ni menos que en el contexto de la “guerra de la pobreza” del
Presidente Jonson.
Para resolver los problemas de la pobreza, Johnson plantea unas soluciones: trabajos, casas
decentes, programas de asistencia, cuidado de los enfermos, etc. Este discurso se basa en un informe
del subsecretario de trabajo Moynihan. El esquema y planteamiento del Informe es bastante sencillo.
Cuando el gobierno remueve las barreras contra la libertad de los Negros, el problema central es la
igualdad. Pero el levantar las barreras de la discriminación no va a llevar a la libertad e igualdad para los
Negros, porque el trato horrible que han tenido en la historia de América hace imposible que estos
aprovechen las oportunidades que les dan las leyes. El parecido entre este informe y lo que Lewis decía
sobre la “cultura de la pobreza” es muy llamativo.
En 1965 Herbert Gans publicó un artículo que da en la raíz del problema que afecta tanto al
Informe Moynihan y a la idea de la cultura de la pobreza. Gans reconoce que hay una interpenetración
entre las fuerzas que victimizan las familias negras y los resultados de esta victimización. Él estaba
preocupado porque el énfasis del informe en la “patología familiar” y el sensacionalismo de los datos
puede dar como resultado una insistencia en los defectos de las víctimas y no en la causa de los
problemas.
Como se puede observar, esta crítica coloca en una situación paralela el Informe Moynihan y la
cultura de la pobreza. Las coincidencias entre el informe y la idea de Lewis dieron una dimensión
política a la cultura de la probreza que, en un principio, parecía que no tenía.
Mitchell fue uno de los antropólogos que junto con Gluckman y Epstein desarrollaron lo que se
llamó “antropología situacional” o análisis situacional. Estos autores llevaron a cabo estudios en el
“Cinturón del Cobre” en Zambia y allí estudiaban la situación de los emigrantes urbanos que iban a
trabajar a las ciudades mineras y creaban nuevos conjuntos de relaciones sociales que eran distintas
pero que tenían algún tipo de continuidad con lo que pasaba en los pueblos. No comprendían el impacto
del colonialismo, y esto lo enmascaraban hablando de cambio socioeconómico.
La danza kalela es una manifestación de lo que significa la división de la gente en clases dentro
de la ciudad industrial africana, así como una manifestación de lo que se llama tribalismo.
Esta danza es bailada por hombres que vienen de algunas tribus cercanas y otras no tan cercanas. A
Mitchell le llamaba la atención que los que bailaban tenían una jerarquía entre ellos en donde los
miembros son designados en base a las jerarquías inglesas. Los que danzan no se visten con trajes
“tribales” sino que se visten con trajes europeos, y se interpreta la danza como algo que representa
las aspiraciones de los africanos a tener un sistema de vida europeo. Pero estos trabajadores no
intentan, a través de la danza, participar en la vida europea de África Central. Lo que intentan en la
danza es asociarse con la élite africana.
Mientras que en la actividad política los africanos se unen para oponerse a los europeos,
internamente se diferencian en una escala de clases por la que pretenden ascender. Según Mitchell,
el tribalismo en la ciudad opera primariamente como un sistema de clasificar masas heterogéneas de
gente que puede entenderse con los otros miembros de la tribu y compartir costumbre y formas de
vida. Mitchell encontró que en las ciudades hay muchos menos matrimonios intertribus de lo esperado.
Con respecto a la migración, descubre que viene determinada por dos fuerzas: una centrífuga que
son las necesidades económicas, y otra centrípeta que es el sistema tribal, que a través de la red de
relaciones sociales y de parentesco favorece que los hombres (vuelvan) se queden y no emigren.
La migración desde estas zonas rurales a las ciudades es interpretada por Mitchell como un
fenómeno circular. “La circulación de los emigrantes entre la ciudad y el campo brota de la separación
entre los lugares en donde existen oportunidades para ganar dinero y los lugares en donde la mayor
parte de los lazos sociales y obligaciones están ubicados”. Mitchell, no tiene para nada en cuenta el
sistema colonial que lleva a la ciudad industrial a los trabajadores que ya están hechos y derechos en
las zonas rurales.
Además, como en las ciudades los africanos eran transeúntes temporales, sólo se les ofrecían los
requisitos mínimos para aumentar su productividad, mientras que los gastos de reproducir el trabajo y
soportar los individuos no productivos se dejaba a la economía tradicional.
Mitchell como Epstein van a insistir que en África “El nuevo trabajador urbano africano estaba
unido por lazos sociales, políticos e incluso religiosos con sus parientes en las zonas rurales, de tal
manera que se trata de una circulación del trabajador más que de una migración”.
Mitchell, en “La Danza Kalela” dice que en las zonas rurales la tribu representa un único sistema
social, en las zonas urbanas se trata de una categoría étnica de pertenencia a un grupo, a una
cultura, o a un origen común.
Mitchell afirma que “la gente en las zonas rurales toman su tribu como algo obvio, pero cuando van a
la ciudad su carácter de miembro de la tribu tiene una nueva importancia. Los compañeros de tribu
sienten que tienen lo suficientemente en común para estar unidos ante otras tribus. En las zonas
rurales la tribu puede pensarse como un principio que organiza la vida social, en las zonas urbanas no es
más que un elemento para distinguirse de los otros grupos.
* Cambios situacionales, que son aquellos que se producen en el comportamiento cuando se participa
en sistemas diferentes o cuando un individuo cambia de un sistema social en las zonas rurales
(tribal), y de él pasa a un sistema urbano. Cuando un emigrante pasa de un área rural a otra
urbana no lleva consigo las instituciones a la sociedad urbana. Las instituciones son partes de
sistemas sociales diferentes y el individuo se mueve de una a otras. Por ello es totalmente
erróneo pensar que las instituciones rurales cambian en instituciones urbanas del mismo tipo. Una
institución social urbana no es una institución rural que ha cambiado, es un fenómeno social
separado que forma parte de un sistema social distinto.
Gluckman dice que el punto de partida para el análisis de la urbanización debe ser un sistema
urbano de relaciones en el cual los orígenes tribales de la población deber ser considerados como algo
secundario. Está defendiendo el análisis situacional y afirma que el tribalismo en las ciudades no ha
tenido éxito porque los africanos que habitan las ciudades han abortado el interés de las autoridades
coloniales por instaurarlo en ellas.
Balandier ya había dicho que a los africanos les era negado el derecho a ser habitantes de la ciudad.
Por esto la resistencia a admitir que la organización tribal se instale en las ciudades tiene gran
importancia. El tribalismo en las ciudades es un intento por parte de las autoridades coloniales por atar
a los nativos a la economía de subsistencia.
Van Velsen estudia la emigración de trabajo de los Tonga una población que habita en la rivera
noroeste del lago Nyasa (Malawi) y desde allí emigran a Rodesia o a la República Sudafricana. Cuando se
lleva a cabo el estudio entre el 60 y el 75 % de los varones están ausentes trabajando fuera.
En Sudáfrica están sin sus familias. La razón fundamental es el salario mínimo, la administración
determina que el salario en las ciudades es “un salario de soltero”. La cantidad de casas en las ciudades
es muy limitada y su ocupación va unida a la posesión de trabajo. Si no se trabaja no tiene vivienda. Los
poderes coloniales favorecen y promueven la preservación de la “integridad tribal” en las zonas rurales.
La Administración está interesada en mantener la cohesión de la comunidad tribal porque les descarga
de los gastos de mantener a la familia y a los varones una vez que no pueden trabajar.
La Administración Colonial intentó, no sólo “revitalizar” y mantener las autoridades tribales en las
zonas rurales, sino que también lo intentaron en las zonas urbanas.
Epstein estudia una ciudad minera en Zambia. La ciudad minera estaba gobernada por una asamblea
de europeos. Desde 1931 se constituye en la ciudad una especie de órgano de ancianos tribales, un
Consejo Asesor Urbano. Estos ancianos eran elegidos por los ancianos de la ciudad pero debían su
posición al status que tenían en las sociedades tribales. En 1940 después de graves problemas, huelgas
y disturbios en el “Cinturón del Cobre” este sistema de ancianos fue revitalizado y se trataba de darles
poder en asuntos laborales. El sindicato de trabajadores mineros africanos, la primera cosa que hizo
fue abolir estos representantes tribales.
Los propios trabajadores comprendieron perfectamente que los representantes tribales no tenían
prestigio en situaciones en las que los africanos estaban insertos como trabajadores y no como sujetos
tribales. El sindicato se organizó como algo absolutamente independiente.
El análisis situacional consiste en “aislar intelectualmente un conjunto de elementos del contexto
social más grande en el que ocurren para facilitar un análisis lógico y coherente de los mismos”. En el
análisis situacional hay que especificar tres componentes de la estructura social:
1º.- El conjunto de acontecimientos, actividades o comportamientos que el analista considera como
algo interconectado entre sí.
2º.- La situación que consiste en el significado que los actores dan a los acontecimientos o
actividades.
3º.- El contexto estructural dentro del cual se produce el comportamiento.
Mitchell propone tres aspectos que pueden servir para analizar las redes de relaciones en
contextos urbanos:
1º.- El alcance de la red que trata de medir hasta donde los lazos que parten de una persona a
través de otras personas vuelven eventualmente a la primera persona.
2º.- El carácter múltiple de las relaciones y que indica hasta donde dos personas están
relacionadas de más de una manera, por ejemplo como pariente y a la vez empleado.
3º.- La intensidad, que significa la disposición para cumplir las obligaciones que emanan de estas
relaciones.
La escuela de Manchester diferencia las características de las relaciones en las redes de las
sociedades tribales rurales, y urbanas. En las sociedades tribales las relaciones son múltiples mientras
que en las urbanas todo lo contrario. Una discusión se refiere a la distinción entre redes fuertes y
débiles. Las redes fuertes están relacionadas con la noción de intensidad que significa el grado de
cumplimiento de las obligaciones o de libertad en el ejercicio de los derechos u obligaciones implicados
en la relación con otra persona.
Peter Lloyd publica un trabajo sobre esta comunidad junto con Mabogunge y B. Awe. La presencia de
un antropólogo, un geógrafo y un historiador, da al proyecto una gran variedad y amplitud.
Los geógrafos llevan a cabo análisis muy pormenorizados de la evolución de la forma de la ciudad y
de su relación con el entorno agrícola.
Los grupos étnicos que conforman la ciudad así como las clases sociales son estudiados por
antropólogos.
Por otra parte se lleva a cabo un estudio pormenorizado del trabajo, los mercados, el desempleo y
otros fenómenos.
En conjunto se ofrece una visión muy sistemática desde un punto de vista tanto sincrónico como
diacrónico de la morfología y estructura de esta ciudad nigeriana.
Southall propuso ante la comisión Internacional de Antropología Urbana la idea de una perspectiva
común y universal sobre la ciudad en el tiempo y el espacio. Este proyecto fue posteriormente
desarrollado en un libro. En él, plantea los orígenes de sus estudios en África en la segunda mitad de los
50. Empezó a estudiar los emigrantes en la urbe comprendiendo que no tenían control sobre el sistema.
Los administradores coloniales estaban preocupados porque la migración a las ciudades podía destruir la
economía del parentesco de las zonas rurales. Consideraban que los africanos eran esencialmente
rurales y por ello la urbanización era una degeneración.
Southall lleva a cabo un estudio de un barrio de Kampala, Kisenyi. Un barrio pobre con una enorme
actividad económica y un centro de venta informal. Era independiente del control del gobierno y de la
interferencia de los negocios europeos, era un centro fundamental de economía informal en donde todo
circulaba fuera de los canales oficiales.
Los migrantes saltaban de una sociedad pre-urbana a otra urbana e industrial. Desde este
punto de vista, los africanos tenían una experiencia de la urbanización distinta de los asíaticos. Estos
últimos pasaron de un modo de producción feudal o asiático a otro capitalista, mientras que en África
se pasaba de un estadio preindustrial preurbano a la ciudad industrial capitalista. La antropología
urbana tiene que comprender los procesos básicos de urbanización que ocurren en el mundo a la luz de
las transformaciones de donde han salido.
Para llevar a cabo este análisis, Southall define la ciudad o lo urbano como “la densidad relativa de
las relaciones sociales”. Toma un esquema, más o menos marxista para el análisis de las ciudades: Las
primeras ciudades son las que él llama ciudades prístinas, que son ciudades-estado que poco a poco
se incorporan a sistemas e imperios más grandes. Estas ciudades prístinas asociadas normalmente son
redes integradas de ciudades mercado. El segundo tipo de ciudades son las basadas en un modo de
producción antiguo. Otro tipo es el feudal y por fin el capitalista. Southall afirma que:
- el modo asiático (ciudad prístinas) representa la unidad de ciudad y campo;
- el modo antiguo está caracterizado por la ruralización de la ciudad;
- el modo feudal representa el antagonismo entre la ciudad y el campo;
- el modo capitalista está caracterizado por la urbanización del campo.
El modelo antiguo es la ciudad griega, Atenas, dominada por los dueños de la tierra rural. Estaba
basado sobre trabajadores esclavos.
El modo feudal nace de la migración hacia la ciudad en donde son los comerciantes los que dominan.
Ellos, junto a los artesanos, dominan la producción de bienes y riqueza.
El modo capitalista aparece claramente en Gran Bretaña en donde la combinación de una red de
comercio mundial con importación de materias primas y mercados de exportación, una economía rural
boyante unida a un gran capital acumulado e innovaciones técnicas llevan a la industria textil británica a
una gran expansión.
David Harvey publica un año después un libro sobre la justicia social y la ciudad. Según él, la ciudad
capitalista es una máquina de generar desigualdades. Esta dinámica se da en tres ámbitos:
1) La primera es el mercado libre de la tierra, del trabajo, de la venta al por menor y de las
finanzas. Estas desigualdades nacen por convenciones y competición del mercado.
2) En segundo lugar, las operaciones ordinarias de la planificación urbana y las decisiones del
sector público. El sector público urbano nunca actúa como un agente libre, sino que está
dominado por la competencia del mercado y el comportamiento que maximiza el provecho. Por
ello la desigualdad se genera por necesidad.
Los puntos de vista de Castells y Harvey representan una especie de corte en el análisis de los
problemas urbanos.
Aunque Anthony Leeds se mueve dentro de otra tradición, algunos de los problemas que planteaba
en el estudio de la ciudad están dentro de los planteamientos que hemos observado en la obra de
Castells y Harvey.
Refiriéndose a las sociedades en desarrollo con una organización capitalista, dice que hay que tener
en cuenta las características de la sociedad total, que son:
1º.- La reorganización básica de las instituciones económicas que producen una reorganización de
la Sociedad. Se introducen mercados que establecen precios, la planificación de nuevas
formas de finanzas, nuevos procedimientos para las transacciones etc.
3º.- Se produce una centralización de los sistemas de poder que rompe las tendencias al localismo.
4º.- Se introduce un sistema de impuestos, de sistemas de ayuda social y de administración.
5º.- Se da un cambio en la tecnología básica hacia una mayor mecanización, utilización intensiva del
capital, etc.
Se puede responder de un modo dubitativo. Muchos antropólogos todavía no se han liberado de los
problemas que trae consigo el análisis de comunidad. Todavía hay demasiado análisis simbólico de tipo
impresionístico en la antropología urbana. Quizás a veces ha faltado una reflexión teórica y empírica
sobre lo que significa el espacio. Por estos motivos quizás habría que hablar de que no se trata de un
fenómeno de relevancia importante y para comprenderlo basta con hacer un análisis de los aspectos
teóricos más novedosos que aparecen en el análisis de los fenómenos que constituyen la ciudad.