el agua herida no quiso tu boca los cielos prpuras te empalidecieron y tu lengua no tuvo ms funcin.
Tus dedos crecieron ms fuertes
y tus dientes se afilaron con la piedra.
Tu estmago se estrech a tus huesos
hasta inflarse en el hambre.
Solo los animales siguieron siendo llamativos,
tu jungla se llen de cazadores rubios mientras tu sangre sin defensa era comida por el siglo veintiuno.
Africano, espejo del alma humana
conciencia de otro cerebro, Allas por los campamentos esperando las migajas del mundo.
Y la civilizacin, te mira por cable
para luego dormir su letargo. Y seguir como mquina agraciada en otro continente, donde el negro es un color de moda, y el marfil todava cuelga en alguna sala del perverso idiota.
Dentro de milenios sers petrleo
y se te reconocer tu energa, pero de nuevo sers olvidado habrs sido desvastado.