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RAZON DIALECTICA
de JEAN PAUL SARTRE, Y LA RELACION CON LOS
TALLERES NACIONALES DE 1848, EN PARIS
( UN ENSAYO CRITICO )
INDICE
Introducción
PRIMERA PARTE: LOS TALLERES NACIONALES
1.1 El contexto histórico
1.2 La Revolución de siete semanas
SEGUNDA PARTE: ANTITRABAJO, LUCHA Y CONFLICTO EN EL TOMO
II DE LA CRITICA DE LA RAZON DIALECTICA
2.1 La relación trabajo-conflicto, como constitutiva de la historia humana
2.2 Lucha y colaboración
2.3Contradicción y lucha. Estructuras versus praxis
2.4 La unidad y sus formas
2.5 Antitrabajo
TERCERA PARTE: REFLEXIONES CRITICAS
3.1 Aspectos positivos del planteamiento sartreano
3.2 Aspectos negativos del planteamiento.
APENDICE
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
Tras la muerte de Sartre, en 1980, han sido publicadas por la edi torial
Gallimard, tres obras, que, si bien, como nos advierte el editor, son textos
inacabados, el mismo Sartre deseaba que fuesen publi cados después de su
muerte. De los tres libros, nos ocuparemos del que más importancia tiene
para la investigación filosófica, que seria, el tomo 2 de la Critica de la Razón
Dialéctica, subtitulado "La inteligilibidad de la Historia". Aparece este texto en
1985, y de él se han realizado poquísimos estudios. En español, hasta donde
he podido saber, no ha sido publicado todavía ningún comentario.
En este ensayo, me centraré en un problema muy concreto, a saber: el
concepto de "anti-trabajo". Concepto que, tal como lo exponen los editores
en un glosario, al final de la obra, se definirá como sigue: "actividad
antagonística doble (o plural), productora de objetos a considerar como
resultados de una colaboración negativa, que ninguno d e los adversarios
reconoce como suyos".
Para analizar estas nociones, Sartre recurre al problema planteado en el
Paris de 1848, en lo que se conoce como "Talleres Nacionales".
Pensamos, de acuerdo con Ronald Aronson, (1987), que el problema
central de este tomo dos de la Critica, gira en torno a esta cuestión:
"¿de qué manera dos grupos en lucha "colaboran en,un trabajo común"?.
(1)
Ahora bien, Sartre mismo, al referirse a los Talleres Nacionales, los define
como "totalizaciones en curso", que son, en palabras de los editores, "trabajo
de síntesis y de integración a partir de circunstancias determinadas y en
función de un objetivo; la totalización de fine a la misma praxis? (2)
Aunque Sartre desarrolla especialmente el proceso del ascenso al poder
de Stalin, a lo largo de dos terceras partes del libro, el caso de los Talleres,
nos será muy útil para entender posteriormente el ca so del stalinismo.
Vemos la importancia que Sartre da a esta cuestión, en sus propias
afirmaciones al respecto:
" ... si la Historia es totalizante, hay totalización de la lucha en tanto que tal
(poco importa, desde el punto de vista formal donde nos coloquemos, que
esta lucha sea un combate singular, una guerra o un conflicto social). Y si
esta totalidad es dialécticamente compren sible, es necesario poder captar
en la experiencia a los individuos y a los grupos en lucha, como colaborando
de hecho en una obra común ... ... En cuanto a los Talleres Nacionales y a
los objetos sociales nacidos de una lucha, se podría llegar a sostener que
son realidades históricas solamente en la medida en que no son conformes a
ningún o de los proyectos que los han realizado en el antagonismo recíproco.
Tienen una suerte de existencia propiamente histórica en la medida en que,
hechos por los hombres, les escapan (inclusive si, como Convención, son
ellos mismos agrupamientos) sin recaer por tanto en el n i vel de la materia
no trabajada...". (3)
Un planteamiento que presenta, a mi juicio, una novedosa aclaración
respecto del "marxismo" de Sartre, se refiere a lo que él mismo expone como
"contradicción formal en la teoría marxista". Esta contradicción radica en el
hecho mismo de que el planteamiento de la lucha de clases como "motor de
la Historia", forma parte él mismo de ese desarrollo de la Historia. En otros
términos: aunque, en determinados momentos de la Historia, el materialismo
dialéctico haya sido "útil", en la medida en que los marxistas se preocupaban
por el éxito material de sus hipóte sis, ello no impide que el problema de la
"inteligibilidad formal" permanezca sin solución. Cuando la máquina parece
"trabarse", es cuando surge el problema. Veamos cómo plantea Sartre la
cuestión:
El marxismo es verdadero rigurosamente si la Historia es totalización; ya
no lo seria, si la historia humana se descompone en una pluralidad de
historias particulares o si, de cualquier manera, en el seno de la relación de
inmanencia que caracteriza el combate, la negación de cada adversario por
el otro es por principio destotalizante ... Nuestro propósito es, únicamente,
establecer si, en un conjunto práctico desgarrado por antagonismos (sea que
haya múltiples conflictos o que se reduzcan a uno solo), los desgarramientos
mismos son totalizantes y arrastrados por el movimiento totalizante del
conjunto. Pero si establecemos, en efecto, este principio abstracto, la
dialéctica materialista como movimiento de la Historia y del conocimiento
histórico no tiene otra cosa sino probarse por los hechos que ella misma
aclara o, si se prefiere, que descubrirse a sí misma como un hecho y a través
de los otros hechos". (4)
Sartre considera que es suficiente estudiar los conflictos dentro de un
grupo organizado, para que la opacidad de los productos del anti trabajo,
productos que conllevan la deformación, la semi ineficacia, la ineficacia total,
la contra-eficacia, sean reconstruidos, desde la perspectiva de la
inteligibilidad dialéctica. Si el trabajo es definido como una "operación
material encaminada a producir un determinado objeto, como determinación
del campo práctico y en vistas a cierto fin, debemos nombrar anti-trabajo a la
doble actividad antagonística , puesto que cada sub grupo trabaja para
destruir o desviar el objeto producido por el otro...". (CRD, T. 11, 105-106)
Nuestra labor, por tanto, consistirá en mostrar cómo es posible acceder a
una inteligibilidad del hecho histórico, para lo que es ne cesario desarrollar el
ejemplo de los Talleres Nacionales, y posterior mente, realizar un análisis de
los términos planteados por Sartre, que nos puedan aportar los elementos
necesarios para realizar el análisis critico de toda la Critica sartreana. (5)
PRIMERA PARTE
LOS TALLERES NACIONALES
1.1 El contexto histórico:
Jean Sigmann, (1977), plantea el caso de Paris, en la primera mitad del
siglo XIX, como una especie de "mito revolucionario europeo". Las revueltas
en Londres, no son lo mismo que en Paris. Los obreros londi nenses buscan
obtener ventajas laborales. Los parisinos quieren el control del Gobierno. Por
otra parte, la crisis económica de 1825-32, que golpea más duramente al
Reino Unido que a Francia, provoca en Paris el levantamiento popular y el
derrocamiento de un rey en 1837. ... El ebanista londinense Lovett no piensa,
como sus congéneres del faubourg Saint Antoine, en levantar barricadas
para obtener el sufragio univer sal. Revolucionaria por principio, ya que
rechaza los fundamentos mismos del régimen, la oposición republicana y
obrera de Paris acepta en un clima pasional los riesgos de la acción
revolucionaria: renacen los recuerdos del 10 de agosto de 1792 y con ellos el
sueño de una nueva república conquistada por Paris para toda Francia. La
historia revolucionaria pesa sobre París y no sobre Londres ... 11. (6)
A pesar del periodo de expansión económica que sucedió a la depre sión
de 1825-32, otra recesión entre 1845 - 47 trae nuevos vientos
revolucionarios. Francia se enriquecía, si, pero las dificultades campesi nas y
la miseria obrera muestran que la única beneficiaria del progreso era la
burguesía. Las clases populares, divididas en Francia entre campesinos y
obreros, tenían diversos intereses. Los campesinos, "que no comprendían la
diferencia entre una república y una monarquía", velan en Napoleón, el petit
caporal,a través de la tradición oral, a un amigo de los campesinos. Será así,
en palabras de Sigmann, como,"votando masivamente por su sobrino en
diciembre de 1848, los electores del campo harán una estrepitosa entrada en
la historia". El proletaria do industrial sigue siendo una minoría: "hacia 1848,
los obreros de fábrica no suman más que un millón doscientos cincuenta mil
mientras que el número de trabajadores a domicilio se eleva a cuatro
millones. Des cribir la formación de la nueva clase, evocar sus condiciones
de vida y de trabajo seria incurrir en repeticiones. Porque en Francia, como
todos los países continentales que entrarán detrás de ella en la vía de la
industrialización, sigue el "modelo" inglés, aunque a un nivel menos
elevado... ...La esperanza de un aumento de salario o de una disminución de
la jornada de trabajo (la reivindicación de una jornada de diez horas aparece,
como en Inglaterra, hacia 1840) pudo impulsar a los obre ros de la gran
empresa a movimientos improvisados ... ... La conciencia de clase es un
sentimiento intermitente. La idea de derrocar el orden social está ausente".
(Siegmann, op. cit.; p. 65) . La burguesía no puede clasificarse bajo un
criterio unificador; es decir, debemos tener presente la existencia de una
clase menos numerosa y cohesionada de lo que pareciera desde su
ascenso, un tanto paradójico, en opinión de Siegmann. (7)
Concluyendo, y coincidiendo con la opinión de Siegmann, "vista des de
Paris, la revolución de 1848 aparece como la victoria de las clases obreras
sobre la burguesía". (Siegmann, op.; p. 66). Contra quienes pretendían llegar
al "sufragio universal" a través de reformas parlamentarias, contra aquellos
que Siegmann llama los aprendices de brujo de la Cámara de diputados",
"algunos miles de parisienses erigirán barricadas y derrocarán a Guizot, al
rey, a la monarquía y al sistema parlamentario".
Los hechos revolucionarios de febrero de 1848, que Siegmann describe
como un "drama en tres actos", son importantes para comprender la idea
sartreana de anti-trabajo, en especial el tercer acto del drama.
"Tercer acto. Para obtener la consagración de la calle, única autoridad real,
y para no ser postergados - ¿quién puede serlo nunca? -, tan pronto como lo
permite el obstáculo de las barricadas, los siete notables ganan el Hotel de
Ville, esas "Tullerías del pueblo", rodeado por una muchedumbre tumultuosa
y que ocupan mocetones armados y resueltos. Encuentran por fin una oficina
y comienzan a repartirse carteras ministeriales, en medio de un indescriptible
tumulto salpicado con alegres disparos.
¡ Tarea cómoda entre compinches ! Pero hacia las ocho d e la noche
aparecen con naturalidad cuatro hombres que se dicen elegidos después de
una discusión con las sociedades secretas en los locales de La Réforme: tres
periodistas, Armand Marrast, Ferdinand Flocon, Louis Blanc y un
desconocido Albert. ¡ Molestos, los otros deben apretarse un poco ! Luego
los once pasan a la sala del consejo municipal colmada por completo para
recibir de manera relativamente oficial la investidura popular ... 'y. (8)
1.2 La Revolución de siete semanas:
Esta "revolución romántica" será motivo de la reflexión sartreana en el
Tomo 2 de la Crítica, que, como veíamos en la Introducción, será sólo un
ejemplo previo al desarrollado más ampliamente, cuando analice Sartre el
ejemplo del stalinismo, como "encarnación" de la Revolución rusa de 1917,
tras la desaparición de Lenin. En cierto modo, Louis Blanc será semejante a
Trotsky. Pero continuemos con el asunto d e la "explosión" de 1848.
"El pueblo de Paris, nos dice Siegmann, está poseído de la "ilusión lírica":
"Por fin se va a constituir una sociedad justa cuyos miembros serán todos
libres e iguales Después, ¿quién sabe si con la ayuda del contagio muy
pronto toda Europa no va a transformarse en una federación de pueblos
libres?. Después de todo, solamente es necesaria la rectitud y la energía de
parte del gobierno provisional .... (op. cit.; p. 187). Nacen más de trescientos
periódicos, y sin embargo, en París, la acción de los clubes eclipsa a la de la
pro pia prensa. Surgen cerca de cuatrocientos clubes. Los que surgen de las
sociedades secretas son « verdaderamente temibles ». Auguste Blanqui
funda la Sociedad republicana central, que atrae al "bello mundo" parisino,
(Baudelaire, Sainte-Beuve), pero cuando descubren que no son sólo bellas
palabras en boca de un elegante hombre bien vestido, sino propuestas
políticas concretas, huyen asustados de esa teoría de la “ revolución
permanente ”. Armand Barbás, áspero y duro, funda el Club de la revolución.
La rivalidad con la sociedad fundada por Barbés, radicalizará las posiciones
iniciales del Club fundado por Blanqui. "Las promesas ilusorias - nos dice
Siegmann - marcarán todas las empresas de los voceros del pueblo
parisiense. El gobierno aprenderá poco a poco a servirse de ellas, pero en
varias ocasiones cuestionará su existencia" (Siegmann; op. cit.; p. 189).
Un obrero, Marche, presenta al gobierno un pliego petitorio, elabo rado en
las oficinas de la Démocratie pacifique de Considérant, que el mismo Louis
Blanc hubiera podido rubricar. "Enfrentado ruidosamente a las autoridades,
Marche comenta lacónicamente: " ¡ La organización del trabajo, el derecho al
trabajo inmediatamente ! Tal es la voluntad del pueblo. ¡El espera!. ¿Qué
hacer sino ceder?. Y Louis Blanc redacta con la alegrií que es de suponer el
famoso decreto: "El gobierno de la Re pública francesa se compromete a
garantizar la existencia del obrero por el trabajo ( ... ) a garantizar el trabajo
para todos los ciudadanos. Reconoce que los obreros deben asociarse entre
ellos para gozar del beneficio de su trabajo". ¡ En pocas horas - afirma
Siegmann - la república se ha convertido, en los papeles, en socialista ! ".
(Siegmann, op. cit.; p . 190).
En medio de la "fiebre revolucionaria", en medio de la elocuencia de un
poeta, Lamartine, que ante el temor a causar excesivo recelo en el exterior
de Francia, trataba de no acceder a la implantación de "un nuevo símbolo",
(la bandera roja), y la elocuencia fria de un tribuno, un gobierno que es, en
palabras de Siegmann, "prisionero" de la revolución "social", se logra
continuar, a pesar de "esa marea que suba y resonaba como un trueno", el
intento de controlar los fervores "román ticos" del pueblo.
"Al día siguiente (28 de febrero de 1848), divididos en cuerpos de oficios,
(construcción e imprenta, especialmente), 2000 obreros vienen a reclamar la
creación de un "ministerio del Progreso", es decir del Trabajo. Concertada o
no con Louis Blanc, esta reivindicación está dentro de la lógica del decreto
del 25, cuya primera aplicación práctica parece ser, el mismo 28, bajo la
denominación de Talleres nacionales(en realidad se trata de talleres de
caridad), una institución revolucionaria. Satisfacerla equivaldría a confiar a un
teórico de "la orga nización del trabajo" la misión oficial de instaurar el
socialismo. Una vez más la mayoría es superada. Por una transacción que
calma las susceptibilidades de la extrema izquierda, se decide la formación
inmediata de una "Comisión del gobierno para los trabajadores". Sesionando
en el Luxemburgo en lugar de la Cámara de los pares, bajo la presidencia de
Blanc asistido por Albert, compuesta por delegados obreros y pa tronales a
los que se agregarán cuatro escritores socialistas y econo mistas, tiene como
misión "expresa y especial ocuparse" de la suerte de los obreros. Reunida el
12 de marzo, propone la abolición del marchandage (especialmente en la
construcción, los jefes de equipo,verdaderos subcontratistas, explotan sin
vergüenza a los compañeros que contratan), y la reducción de la jornada de
trabajo ... ... Prácticamente ahogado, el gobierno hizo promesas cuya
realización se considera se gura: a comienzos de marzo, ¿por qué dudar,
entonces, de la eficacia social de los Talleres y de la Comisión del
Luxemburgo que dirige Louis Blanc?. El compromiso de retomar la
tributación indirecta (impuestos a la sal, las bebidas, etc.) y los decretos del 2
de marzo, ¿no representan en fin la prueba de una activa simpatía hacia las
"clases obreras"?." (9)
Los extremistas pierden el control de las calles de Paris. El 23 de abril de
1848 serán derrotados por el voto de los franceses, "que los condena sin
apelación". La insurrección obrera de junio será la "última manifestación de
las ilusiones perdidas y la desesperación". "Los obreros - en palabras de
Siegmann y no solamente los beneficiarios d e la institución, ven en los
Talleres un recuerdo - la victoria popular de febrero - y un símbolo: el derecho
al trabajo. Para la asamblea, intérprete del país, la existencia de los Talleres
es un escándalo financiero (150.000 francos por día), moral (más de 100.000
inscritos paga dos por no hacer nada) y político: Marie habla favorecido la
creación de un Club de Talleres nacionales y el ingreso de los obreros que él
creía controlar en la guardia nacional; la penetración de la propaganda
"demagógica" en un medio destinado a combatirla fue una de las lecciones
del 15 de mayo. Las medidas que anunciaban la disolución provocan una
serie de motines espontáneos que degeneran en una guerra estrictamente
social: contra los insurrectos del hambre, la guardia nacional y la guardia
móvil combaten con mayor ardor que el ejército; varios mi les de muertos del
lado de los insurrectos, 1.000 en las filas adversarias ... ... Las provincias
arden por combatir, armas en manos, a los perpetuos revoltosos que se
niegan a inclinarse ante el sufragio universal. ¿Cómo sorprenderse si
después de una atroz represión, seguida de la anulación de las conquistas
sociales de la revolución ... ... el derecho al trabajo no es introducido en la
constitución... ...los proletarios redescubren, más allá de los sueños de
febrero, el mito bonapartista ... ... La impresionante victoria de Luis Napoleón
el 10 de diciembre de 1848 se debe, como hemos dicho, ante todo al
campesinado..." (Siegmann; op. cit. pp. 197-98)
La esperanza de Louis Blanc de lograr una transformación pacifica de la
sociedad se vela completamente frustrada. La derrota por el voto era
tajantemente cerrada por la derrota por las armas. Las elecciones ponían de
manifiesto "el carácter minoritario del socialismo en Francia a mediados del
siglo XIX. Sin embargo, estas luchas aportan enseñanzas claves para la
historia del socialismo. Marx criticará, en sus escritos La lucha de clases en
Francia, y El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, las consignas "derecho
al trabajo" y "organización del trabajo" y les opondrá exigencias como la
abolición de la condición de asalariado y la de la lucha de clases. Será la
Comuna de Paris de 1871 el hecho que señalará un giro decisivo. Sin duda,
los setenta y dos días de la Comuna "conmoverán" la historia del socialismo.
Ha llegado el momento, sin embargo, de pasar, una vez planteado el
contexto histórico, al planteamiento filosófico, que abordaremos, en primera
instancia, desde la propia perspectiva de Sartre, tal como la desarrolla en
CRD, II.
SEGUNDA PARTE