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conseguir que éstos obedezcan a los adultos, sino un método que les ayuda
a integrarse en la sociedad.
A los niños les gustan los límites, hacen que se sientan seguros. Pero
también intentan ponerlos a prueba para ver si estamos hablando en serio.
Cuando los niños fuerzan los límites es importante que padres y profesores
nos mantengamos firmes y no cedamos a todo tipo de chantajes afectivos.
NORMAS Y LIMITES
- El niño tiene que tener claro aquello que puede hacer y lo que no, de modo
que hay que poner límites.
Los niños que crecen sin una rutina diaria o sin límites están
constantemente buscando y probando hasta donde pueden llegar
especialmente si están haciendo algo que les gusta. También se resisten a
asumir sus responsabilidades como recoger sus juguetes, hacer las tareas,
etc.
Madres y padres tienen que invertir mucha energía en lograr que estos
niños obedezcan y cumplan con sus responsabilidades. Les hablan, les
gritan, los regañan...y, a menudo, terminan por castigarlos. Y todos
terminan exhaustos: los niños por estar retando a los padres, y los padres
por tratar de que los niños los obedezcan.
"La rutina diaria es para los niños lo que las paredes son para una casa, les
da fronteras, da un sentido de orden a su vida."
Los límites le indican al niño que toda actividad tiene una duración. Como la
palabra denota: "puedes, hasta acá - pero más allá, NO."
Ejemplos de límites:
Hay dos grupos de mamás que me preocupan porqué ambos grupos tienen
dificultades con el empleo de los límites y el establecimiento de una rutina
diaria. Estas mamás son:
Las que creen que decirle un NO a sus hijos los daña o que el estructurar el
día de sus hijos, los oprime.
Sin embargo, los dos grupos de mamás quieren lo mejor para sus hijos. Las
primeras suelen leer mucho, les gusta estar informadas y dicen que pueden
criar a sus hijos sin restricciones para así no coartar su creatividad y
espontaneidad. Estas madres deben saber que a medida que sus hijos
crecen van a pasar trabajo adaptándose a una realidad exterior conformada
por varias normas y límites. Y que un poco de rutina diaria y límites no
dañan, al contrario, todo niño necesita límites, éstos le dan al niño
seguridad.
A las mamás del segundo grupo: tienen que esforzarse en introducir una
rutina y ciertos límites en la vida de sus hijos y mantener dicha rutina y
límites, para así aliviar la tensión en la familia y para que sus hijos mejoren
su rendimiento en la escuela.
Como siempre, hay distintas maneras para lograr esto. Una manera es
buscar la cooperación de nuestros hijos, hacerlos sentir que son parte de un
grupo que los quiere, la familia; que los valoramos como personas; y que
para que la familia este contenta y funcione bien es importante que ellos
cooperen y asuman ciertas responsabilidades.
Otra manera de lograr que ellos cumplan con ciertas tareas es utilizar la
recompensa.
El método de la cooperación y responsabilidad requiere tiempo, paciencia,
interés y esfuerzo por parte de los padres. Requiere que los padres piensen
en su familia como en un equipo.
CARTAS
Margarita tiene 4 hijos entre los 7 y 11 años. Margarita trabaja medio día, o
sea que, en la tarde, cuando los niños regresan de su escuela, ella está en
la casa. Margarita tiene una bombonera, llena de chocolates de diferentes
marcas. Si los niños han comido bien, ella les reparte chocolate. Al terminar
las tareas de la escuela, ella les da chocolate. Por las mañanas, a los que
han ordenado su cama les da chocolate. Cuando sale al supermercado
siempre anda buscando marcas nuevas de chocolatitos para colocar en la
bombonera. El esposo de Margarita está muy contento con ella y como
funcionan las cosas en su familia.
Pedro es hijo único y Adriana proviene de una numerosa familia donde todos
colaboran y se ayudan. Desde novios, cuando hablaban de tener familia,
Adriana y Pedro estaban de acuerdo que querían crear el mismo ambiente
que existía en la familia de Adriana.
Los primeros hijos de Pedro y Adriana fueron Juan y Felipe, con un año de
diferencia. Desde un inicio Pedro y Adriana se tomaron el tiempo de
enseñarles a sus hijos a guardar sus juguetes y luego a ordenar su
habitación. Felipe, el que nació de último, era más lento y un poco más
rebelde. Así que sus padres esperaron que él, a su manera y discutiendo,
cumpliera con sus tareas. Desde el principio, cada vez que cada uno de los
niños cumplía con lo esperado sus padres lo felicitaban, o lo miraban
complacidos. Los niños se sentían tomados en cuenta, estimulados y
deseosos de agradar a sus padres. Y Felipe sabía que sus padres estabn
dispuestos a escucharlo cuando el no estaba de acuerdo con alguna tarea. A
medida que fueron creciendo Pedro y Adriana les explicaron que todos en la
familia tienen cosas que hacer y revisaron cuales eran las tareas de cada
quién. Felipe cumplía con sus responsabilidades pero seguía haciéndolo a su
manera, seguramente para diferenciarse de su hermano mayor. Cuando
Felipe tenía 5 años nació Elena. El criar a Elena resultó tan fácil para Pedro y
Adriana que se reían sorprendidos. Elena se insertó fácilmente en el
ambiente de cooperación, de estimulo y de responsabilidad que ya existía
en la familia. Y Felipe, sorprendió a sus padres al demostrar un gran afecto
por su hermanita y un gran deseo de cuidarla y de jugar con ella
EL CASTIGO
El castigo puede ser corporal (una zurra, una pela, una cachetada, unas
nalgadas, unos correazos) o puede ser la prohibición momentánea de algo
placentero (la televisión, un juego electrónico o jugar afuera). Lo importante
para los que castigan es que el castigo sea algo que le duela al niño.
Hay que admitir que el castigo es un método rápido, seguro y efectivo para
disciplinar a un niño.
El castigo crea:
sumisión - el niño siente miedo
El castigo excluye otro tipo de comunicación entre padres e hijos. Como, por
ejemplo, una comunicación que permita una verdadera comprensión de la
situación y ayude al niño a encontrar alternativas
Hay padres que castigan inmediatamente después del hecho, mientras que
hay algunos que tratan de evitar el castigo y optan por hablarles a sus hijos
y les aconsejan y aconsejan, y hablan y hablan sin mucho resultado y al
final, ya cansados y desesperados, los castigan, y hay otros padres que a
veces castigan y otras veces no, dependiendo de cómo se sientan en ese
momento.
Vale la pena que nos preguntemos: ¿Porqué tenemos que educar a nuestros
hijos utilizando el castigo? ¿Es que así nos criaron y estamos repitiendo
costumbres sin reflexionar mucho en ellas? ¿Será que hay momentos en los
cuales ya no aguantamos a nuestros hijos? ¿O quizás nos agarraron
cansados? ¿O de tantos problemas que tenemos, la desobediencia de los
hijos es uno de los pocos que sí podemos controlar, y lo hacemos a través
del castigo?
Ahora bien, ¿es el castigo nuestra única opción para enseñar a nuestros
hijos a respetar ciertas normas o habrán otras opciones?
Consecuencias
El adulto permite que el niño estudie la situación, que escoja y que aprenda.
El deja que el niño decida.
El castigo
Advertencia:
Amelia
Amelia es la última hija de Luisa y Luisa está frustrada porqué quiere que
Amelia se encargue y se responsabilice de algunas de sus cosas. Con sus
otros hijos nunca tuvo este problema. Y desde que Luisa regresó a trabajar
y todos tienen que salir al mismo tiempo, las mañanas se han vuelto un
tanto caóticas. Luisa prepara las loncheras y cada niño agarra la suya y se
montan al automóvil. En el corre-corre a Luisa se le olvida a veces de
recordarle a Amelia que recoja su lonchera y Amelia la deja. Luisa ha
hablado con Amelia, le ha dicho lo ocupada que está por la mañana antes
de salir y que ella quiere que Amelia ayude, colabore, encargándose de su
lonchera y de su morral y que le quite esa responsabilidad a Luisa. Pero
Amelia se olvida su lonchera si no se lo recuerdan.
Pero en vez del castigo, Luisa tendría que emplear "las consecuencias
lógicas" y luego buscar ocasiones para estar a solas con Amelia y darle la
atención que está pidiendo (quizás leyendo un libro con ella, o haciendo
algo que las dos disfrutan.)
Al día siguiente Luisa prepara las loncheras para sus hijos como de
costumbre. Amelia tiene que tomar una decisión: Si no toma su lonchera
pasará hambre; en cambio si se la lleva comerá.
Victor
Victor tiene tres años. Cada vez que se pone los zapatos se los pone al
revés. Su madre se desespera y le dice: “Caramba, Victor, cuando
aprenderás a ponerte los zapatos correctamente?” y procede a sentarlo y a
cambiarle los zapatos. A veces se desespera tanto que le da unas nalgadas.
Carlos
Carlos tiene cuatro años. La casa donde vive tiene un jardincito al frente y
luego está la calle. A Ana, su madre, le gusta que Carlos juegue en el jardín,
pero a Carlos le gusta jugar en la calle. El abre la puertecita que da a la
calle y sale. El padre de Carlos cambió la cerradura de la puerta y ahora
Carlos se trepa y salta a la calle. Ni los regaños, ni los castigos (nalgadas)
surten ningún efecto.
transmitirle a los hijos que Uds. los quieren y que ellos son muy importantes
para Uds.
Por ejemplo: