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Revista Foro Carlos Guerra Rodriguez ‘Los limites de la sociedad civil Sociélogo, profesor Universidad de Salamanca (Espafa) Ss Sujetos sociales, subjetividad y democracia en América Latina’! Carlos Guerra Rodriguez a identidad de un_sujeto es tuna 0 miltiple? jes fja o cam- Piante en el tiempo? ,qué es fun sujeto? ,qué necesidad tie- ‘nen los sujetos de tener una identidad, ‘ode dar sentido a su realidad? ,cdmo se transforma la realidad social? geual es su dindmica? Mantener la idea de construir una teoria general dentro de las ciencias sociales se encuentra, hoy en dia, con, serias dificultades. Desde la tradici6n iniciada por Platén el apriorismo kantiano defendié en la época moder- na la idea de que la Realidad encajaba con un determinado modelo de Racio- nalidad, que e] hombre era poseedor de unas «ideas», de unas «categorfas» 6 a priori que le permitian comprender Ia Realidad, Las concepciones de este tipo sitian en una unidad sintética ori- ginaria el origen de todas las repre- sentaciones del «yon?. Desde esta 6p- tica, el pensamiento conservader tra- dicional ha interpretado la identidad como un dato ya construide, como una entidad cuya posesién define al suje- to, Deesta manera se habla, por ejem- plo, de un «micleo ético original», de ‘dentidades «plenas o reconciliadas», de la «esencia del ser nacional», etc. Desde la otra gran tradicién, el aristotelismo, se defendié la Raciona- lidad de Io existente: con Hegel ha ‘existido el convencimiento de que Ia historia se encargaba por si sola de indicar el significado de lo real, de lo observable, pues la Razin guiaria la historia. Elaboraciones posteriores dentro de estos marcos conceptuales darian origen al estructuralismo y al foncionalismo. En ellos la identidad se entiende como integraciém, coma Ia interiorizacién de los sistemas nor- mativos y simbélicos que dan cob sion a los geupos sociales y estabili dad a la personalidad de los indivi- duos. Tales sistemas se apoyan en la tradicién, en lo «permanente» y en la internalizacion de los roles sociales. Las relaciones sociales que contribu- yen a definir la identidad quedan li- imitadas a relaciones excluyentes de comparacion y opeticién con lo otro», lo «diferente», en detrimento de la interaccién. Asf, el cambio so- cial (en sentido genérico) se interpre- ta como uma crisis de identidad, fruto de la cual surgirén identidades negati- vas y, probablemente, aparezca la ‘estigmatizaciOn antes de que surja una nueva identidad. Hace aos que estos paradigmas entraron en crisis; sin embargo, ello noha supvesto una vuelta al reino del ‘mito 0 de Ia religién ni la renuncia a encontrar explicaciones de la realidad que nos circunda apelando a que Ia Razén tiene sa guatida en un «més allay, 0 Ia idea de que 1a Razén no ‘Las limites de Ta sociedad civil corresponde a este mundo, La nega- ccibn de un uso universal de conceptos tales como conacimiento, verdad, va- lidezo racionalidad, aunado al énfasis en su dependencia histérica y social de contextos particulares y 1a entrada ‘en escena dela dimensién subjetiva no condiice a declarar como intitiles los cesfuerz0s que s¢ siguen haciendo en el campo de la epistemologia, ‘Con la inspiracién proporcionada por la dialéctica hegeliana se comen- 2 a entender la identidad como un ‘proceso abierto, en constriccién, nun- ca completo. Donde el sujete se cono- ‘cea si mismo al tiempo que conoce ol ‘mundo y a los demds. En este caso la identidad no es solo la reflexién del individuo sobre si mismo, tampoco es un simple producto hist6rico, ni mu- cho menos la adopeién del comporta- rmienta de los dems. La identidad es también accién sobre ¢1 mundo, esta ¢s, una conjuncién de tradici6n y cons- ‘ruccién social. Estariamos ante una ‘dentidad histirica, que se encuentra en continua transformacion y cuyo sentido reside en posibilitarel autorre- conocimiento, el desarrollo de la au tonomia y 1a dindmica endogena; es lo que Heidegger y Sartre (con mati- cces diferentes) planteaban cuando se referian a que la existencia precede a Ja esencia dol hombre, y afirman la primacia de la libertad humana sobre cualquier determinismo para transfor- mar la realidad dada, ya sea ésta ite rior 0 exterior al individuo. La rela- in de la historia de los individuos con su voluntad, su intencionalidad y, en definitiva, sus proyectos de accion son Tos que determinar‘an el sentido de Ia realidad de las personas. Desde cesta Optica, los postulados del estruc- ‘uralismo y del funcionalismo en la tcoria social quedarian subordinsdos ala constante renovacién de la accién social y de las relaciones que entablan Jos aciores sociales. La pregunta més interesante ahora se refierea la natrt- Ieza del proceso de construccién de la identidad, de sentidos 0 de la subjeti- vidad. Revista Foro] Profundizando en esta dircccién nos encontramos, por ejemplo, con la fenomenologia y su reivindicacién del sentido del mundo de lo vivido y de las interrelaciones entre los sujetos para poder hablar de la constituci6n de la sociedad. Se puede llegar a def nirla identidad al estilo habermasiano, como él resultado de un proceso de, diferenciacién, de cardcterintersubj tivo, mediado interactiva y comu- nicativamente. © como Berger y Luckniann, quienes distinguen entre ‘el mundo subjetivo que pueda confor- ‘arse en el aislarniento, el mundo ob- jetivo de las normas ¢ instituciones (constituido por la confrontacién de las extemalizaciones de los distintos mundos subjetivos), y la internali- zaci6n del proceso dialéctico del que forman parte estos dos mundos; cuan- do esto tiltimo sucede podria dejarse ‘de hablar de individuos y comenzar a hablar de sujetos. Aqui vemos cémo através del cuestionamiento de la no- cién de identidad y de su reformula- ‘in, tapamos con el problema del sujeto. Las interpretaciones sociolé- gicas basadas en la «sociedad de ma- sas» tienen que abrir paso a una vie sin que parta de los sujetos sociales, La nueva nocién de identidad que d¢ aqui se deriva impone la necesidad de revisar la idea de sujeto. Si la identi- dad tiene que ser construida, los suje- tos también habrén de serlo. En consecvencia, estamos viendo que existe un fuerte rechazo hacia los 1. Bsteanticul es futo dels discusiones que ¢l autor ha mantenido con Hugo Zemelmam, Emma Leén y el resto de los ‘componente del seminavo permanente sobre “Subjetvidad social sujet sociales” que se ha colebrado durante 1994 en el Centro Regional de Investigaciones Multidiseipli arias dela Universidad Nacional Auténoma de México. 2. En la tradiciéa filoséfica idealists 2 veces Se distingue entree sujeto como un "yo" al cual le son inberenes sus pensamientos, | sujto como un"yo" con capacidadsintética suelo y predicado, Lasuto conciencia, 4 fen este segundo e480 seria la que defini identidad del sujeto. Revista Foro Los limites de la sociedad civil a7 enfoques historicos, sineréni- cos, empiristas, parciales, idea- listas, normativos y, en tiltima instancia, teéricos; a entender 1a identidad como integracién social 0 a hacerlo bésicamente de esta manera, pues las ideas de objetividad y progreso tam- bién han entrado en crisis. Los ‘enfoques procesuales y meto- dol6gicos parecen mis apropia- dos en este tipo de estudios. Frente a los conceptos y pro- posiciones que se derivan de las, teorfas, un enfoque metodol6- gico permite tomar en cuenta diferentes pardmetros de tiem- oy espacio donde tiene lugar el desenvolvimiento de las identidades. En vez de efectuar proyecciones, descubrimos las. potencialidades de desarrollo deesas identidades. Pero sibus- ‘camos una concepcién menos determinista y mas construc- tivista de la identidad, sin mo- dificar los criterios de racion: lidad que han sido hegemé cos en la cultura occidental, es muy probable que seamos i capaces de conformar una no- cién de identidad que sea sus- tancialmente diferente a la que se pretende criticar. ‘Un ejemplo paradigmatico de ello nos lo proporciona ac- ‘tualmente la Teoria de la eleccién ra- ional (aunque lo mismo podriamos decir de 1a Razin comunicativa de Habermas bajo otros argumentos). Esta teoria al entender las relaciones sociales y Ia intersubjetividad bajo el ptismna de la racionalidad instrumen- fal de Ia normatividad (en la que pue- de Hegar a incluirse la tradicién sociocultural), limita a un principio de estrategia y, en definitiva, al utilitaris- mo funcionalista, la naturaleza de la tidad y el uso que se hace de la misma. Al definir la identidad a partir dela pertenencia de los actores, de sus intereses y recursos, ésta seguirs sien- do entendida en el fondo como un ele- ‘mento integrador que asegura la autorreproduccién de los sistemas. En ese sentido la metéfora que entiende la sociedad como un mercado no su- pera a aquella otra que entendié la so- ciedad como un organismo vivo. Pongamos el caso de los movi- micntos nacionalistas en Europa Oc- cidental durante estas iltimas décadas, si los observamos desde una perspec tiva de corte funcionalista podemos decir que el nuevo nacionalismo bus- ‘ca proporcionar cohesién social a unas regiones que han atravesado por pro- ‘ces0s sociopoliticos que han alterado profundamente su identidad origina’; si adoptamos el pun- to de vista de la racionalidad estratégica podemos afirmar con Dubet (1989) que estos movimientos son més los crea- dores de la identidad que de- fienden que los portavoces de una identidad arraigada, sien- do su objetivo el poder nego- ciar en mejores condiciones con terceros ciertas ventajas econémicas 0 politicas que va- ryan en beneficio de todos los Ssectores sociales de su region, Jo cual incide positivamente en el grado de integracién social de la misma‘; pero las nuevas ‘dentidades nacionalistas son sélo €50?, ino hay otros ele- 3. Mas alld dela diferencias po- litieds que puedan existir entre fos catalanes 0 entre ls propios vascos, se puede comprobar gue en esas re- ‘giones existe una fuerte identidad bs- ‘sada en las tadiciones de estos pue- ‘los, ue en buena medida he lograde dar una consistencia a un tejido s0- cial fragmentado por larepesion po- ica yeultural que han suffido prin- cipalmente durante el franqusmo, y por las grandes oleadas de emigran- tes que han acogido en los aos del esarrollismo espaol. 4, Si continuamos con el ejem- plo de los diferentes movimiento na- Cionalistas oregionales que enconta- ‘mos en estos dias en la Peninsula Thérca,po- demos ver cémo estin defendiendo muchas ‘dentdades tradicionales justo cuando éstases- taban en vias de ir desapareciendo, La fuerza 4e la identidad regional es, ademas, utilizada constantemente frente al Estado Central y el resto de las regiones, pare reivindicaroatraer hacia si recursos econémicos en disputa, Cu riosamente quienes més animan estos movi- ‘mientos no suelen ser aquellas personas que estin més arraigadas en la tradicién y en la ‘dentidad que se defiende. Habiualment ara ‘icin de estos pueblos se conserva ennicleos rurales bastante aislados, sus habitants sue- Jenmantenerse al margen de las disqusiciones ‘nacionalistas, sin embargoes fieil que perso- as formadas enol ambit urbano o on orige- nes familiares provenientes de otras regiones Aefendnerientemens gums ees te 8 ‘Los limites de la sociedad civil Revista Foro ‘mentos que las definan? Sin dda ti ne que haber otros elementos para ex- plicar por qué hay actores sociales que, estando perfectamente integrados den- tro de sus sociedades, se salen de sus roles sociales y se sacrifican més por los principios y las convicciones que por beneficios particulares que puedan obtener en su esfuerzo. No son siem- pre los que objetivamente tienen més necesidad o interés en movilizarse los que lo hacen. Independientemente de integraciones 0 exclusiones, de estra- tegias y recursos, en la base de la vi vvencia de la identidad esté también el compromiso, la voluntad, los proyec- tos globales y la utopia, mas all uso, de las ideologias y de los di ‘cursos tebricos ya construidos y, por tanto, extemos al sujet. Podemos, por otra parte, adoptar la concepcién nietzscheana de la iden- tidad, la cual destaca el papel de las pasiones en detrimento de la nocién de utilidad, de las normas o de la ra- cionalidad instrumental. Ello supon- dria no solo rechazar la idea de la iden- tidad como esencia sino, también, ‘como integracién y aceptacién del or- den social; esto es, la autodestruccién de la propia identidad individual y co- lectiva, lo cual significa la anulacién del principio de individuacién. Esta se- ria, segtin Bizberg (1989), una nueva concepcién de identidad que no ha sido reconocida como tal, porque no cabe en Ia idea tradicional del térmi- no. Algunas propuestas posmodemas se sitian en esta direccién, afirmando el ecleeticismo y el relativismo.en el campo de los valores, donde el tinico valor es la diferencia y la diversidad; en ese contexto los sujetos son llama- dos a elegir su identidad «a la carta», El resultado es la atomizacién social y su consecuencia: el individualismo utiltarista del que tedricamente se po- drfa pretender hui. La identidad de los sujetos, y en correspondencia los sujetos mismos, se nos aparecen conformados de ma- nera compleja. Diversas légicas ‘opuestas y contradictorias confluyen ‘en la identidad de un sujeto. La iden- tidad se conforma tanto por los deseos, afectos ¢ intereses del sujeto, por la adaptacién a las normas y estructuras que marcan el funcionamiento de la sociedad, por el contexto social, como por la historicidad (los valores, los principios y as relaciones sociales por Jos que una sociedad y un sujeto se representan a si mismos como una uni- dad de accién). ;Podemos hablar, to- ‘mando como base estos antecedentes, de niveles no excluyentes dentro de las identidades?, si esto es asi, ,qué sentido podria tener pensar la existen- cia de una jerarquia entre estos nive- les de significado?, ;seria adecuado hablar de individuos que son sujetos y otros que no lo son? Creemos que la mejor forma de comprender la identidad es entender- Ja como un proceso que se construye en varios niveles de la prictica social, en ritmos temporales distintos y en va- rias escalas espaciales (fisicas, simbs- licas, culturales, sociales), donde se dan cita, a su vez, diversas logicas y 3s diferentes de relaciones sociales, siendo la representacién que el sujeto tiene de todo ese proceso fundamen- tal al mismo, Hay que dejar claro que cl fendmeno de Ia identidad 0 de 1a subjetividad no pasarian necesaria- ‘mente por la reconeiliacién de estas légicas, tiempos, espacios y represen- taciones (cosa probablemente imposi- ble). Suponen una situacién de con- fluencia (articulacién diria Zemelman) de planos de realidad donde se mani- fiesta la relacién de la memoria (re- construccién del pasado) con la priic- tica social (apropiacién del presente), con la utopia (apropiacién del futu- 10) y con la representacién que el sujeto tiene de ese proceso gracias a su conciencia (la dimensi6n meta del conocimiento). Por tanto, lo que defi- ne este proceso es la inclusién de ta- les niveles, lo cual significa que no se les podré entender unos aislados de los otros, ni tampoco verios estéticamen- te. Esto es lo que se quiere decir con la idea de articulacién, y con que a los sujetos haya que estudiarlos a tra- vés de sus diferentes aperturas, rela- ciones, de su conciencia y de su pro- ceso de transformacién. El papel de la subjetividad, en este sentido, es conec- tar 0 mediar entre el presente, el pasa- do, ol futuro, las relaciones con los otros sujetos y las representaciones. Los es- tudios de la préctica social que se pue- dan realizar tendrfan que tomar en con- sideracién, ademés, las escalas tempo- rales y espaciales, tanto de la coyuntura como de la historia pertinente y de las potencialidades (posibles direccionali- dades) que de esa coyuntura surjan, Pero teniendo presente que la media- cidn que realiza la subjetividad no ne- cesariamente tiene que ser causal determinista, més bien puede suceder Jo contrario, que se trate de una me- diacién asiner6nica y contradictoria. No tendra sentido, por tanto, h blar de sujetos y no-sujetos cuando se ¢s capaz de comprender la presencia de distintas légicas en la construccién de la subjetividad. Incluso, aunque el sujeto no sea otra cosa que una crista- lizacién particular (entre muchas po- sibles) de una determinada subjetivi- dad, siempre estaremos en presenci de sujetos en cualquier momento del continuo espacio-tiempo. No serfa ne- cesaria una «densidad minima» o una «densidad critica» de subjetividad para establecer la presencia de un sujeto, pues de lo que estamos hablando es de la presencia de un continuo en la subjetividad y en los sujetos. El no- sujeto solo puede significar, en este contexto, la negacién del «otro» como un sujeto legitimo, La tensién existente entre estos ‘cuatro planos: la memoria, la préctica social, la utopia y la representacién vinculan la dinémica de la subjetivi- dad con otras tantas dimensiones. En primer lugar, ala relacién de apropia~ ‘cin que el sujeto mantiene con aquello que le determina del pasado. Es la me- ‘maria entendida como recuerdo, en ese sentido es una memoria no cristalizada Revista Foro ‘Los limites de la sociedad civil por un determinado diseurso de Ta cul- tura ode la historia exterior a sujeto, En segundo hugar, al mundo con- formado por las necesidades. En la ‘medida en que las necesidades hacen referencia alo fisiolégico (incluso ge- néticn), a las emociones, 2 fos afec- tos,a las relaciones con otros sujetas yaa experiencia del presente (de 10 ‘wiidiano lo micro-). Esta apropia- cin del presente que es 'a prictica social determina, a su vez, la apropia- in que los sujetos realizan del pasa- o, del futuro y dela propia represen- tacién. Por ejemplo, le préctica social cristalizads en los rtos, en la religibn cn as relaciones familiares que en- tuntramos en colectivos conto el jue igo el gitana, nos muestra come jue 4osy gitanos se apropian del pasado, cio por medio de esas précticas s ‘Yemtfican como una uniiad con un faturo propio, y cdmo se apropian de, “ahistoria, de Ja cultura, esto es, de lasreprescntaciones y cosmovisiones dedospucbios. Pero, también, el pre- |sente es, segiin Zemelman (1994a), \ a funcién de la relacién pasado-pre- Sente, presente-fitturo y pasado-fistu- to-fo macro, En un tercer momenta al recono- \imiento de opciones (direccionalida- des) para satisfacer estas necesidades, con base en el desarrollo de la capaci- dad para construr proyectos (revono- ‘ces opciones viables 0 alternativas de sentido). Aqui hay que distingui, como hacia Bloch al referirse alas uto- pias, entrolo viable y lo puramente de- seable. Lo segundo puede Hevar a} voluntarismo y a fa inactividad, Si vo ¢ logra pasar de lo deseable a lo po: sible, y en este sentido de la utopia al proyecto, estaremos amc tna practica social y una subjetividad estaticas Igualmente, si no se avanza en la de- nicion de opciones, en favor de las formulaciones ideologicas, tampoco habré grandes avances en fa construc cidn de la subjetividad. Para ello es necesario determinar qué es Io emer- ‘gente, lo potential, lo no cristalizado. Y, finalmente, en cuarto higer te- ‘nemos la vinculacién de la subjetivi- ad a la conciencia e interpretacién que el sijetotiene de su realidad. Pues- {0 que la representacidn have refesen- cia tanto a la conciencia individual como a la colectiva, ¥ esta ditima no 3 offa cosa que la cultura ola hstori- cidad. Esto significa que nos resulta dificil distinguir entre representaciOn e historicidad, este segundo término hace fundamentalmente referencia al ccaricter de proceso de esa conciencia, mientras que el primero tiene una con- nolacién mas bien de producto y cris- talizacién de ese proceso. Eso hace que las representaciones sean facilmente _manipulables y sustituibles de tal fos- ma que, incluso, pueden dejar de ser luna cristalizacin de la historicidad y ‘converttse en una cristalizacion de la préctica social y, también, de la uto- Pia, si tomamos en cuenta la presen- cia, por ejemplo, de los grupos de re~ ferencia. No obstamte, para nosotros Ja cultura es una representacién com prartida y, como tal, es solo una parte e Ia subjetividad. En esta forma nos istanciarfames de las tesis cultura- listas, por ejemplo, de las de Gert (1991) con quien, sibien compartimos Ja idea de que los simbolos que con forman wna cultura no interpretan los procesos sociales y psicatigicos sino ue les dan forma, y que en ese senti- do son un patrén o un modelo, aten- dliendo 9 fas cuales fos seres humanos interprotan su experiencia, no estaria- mos de acuerdo con reducir I subje- tividad bésicamente a esto. Eso signi- ficarfa limiter ia subjetividad a su re- presentacida y, en consecuencia, alas cristalizaciones de las representacio- nes; lo cual en el fondo no seria una 50 Los limites de Ia sociedad civil Revista Foro cuestién muy diferente de reducir la subjetividad al ambito de las institu- ciones y las normas. Cuando lo que caracteriza a la subjetividad es su di- namismo, el hecho de que se constr yey transforma en la interaccién en- ‘tre los sujetos individuales y sociales. Siendo, ademis, este proceso el que permite el nacimiento de nuevas cul- turas 0 los cambios dentro de ellas. Luego, la memoria y Ia utopia, Io determinado y lo posible, junto a las relaciones y Sus representa- concepto podemos comprender e6mo es el proceso de construccién de los sujetos a través de la articulacién de Jos planos (niveles) dela realidad, cud- Jes son los modos concretos (momen- ‘os o modalidades de articulacién) que pueden asumir las relaciones presen- tes entre estos planos (ya sea desde el punto de vista de los micro-procesos © de los macro-procesos), cémo se transforman esas articulaciones (cual es la secuencia) y, por tanto, cémo se como expresién particular del movi- miento molecular, es lo que nos pue- de permitir tener un conocimiento de esta indole y comprender la préctica social de los sujetos. Por ejemplo, para caracterizar las «conduetas ante el poder» que entablan los sujetos, Rodriguez-Villasante (1991) propone retomar la terminologfa acufiada por Todtiez para desarrollar el cuadrado de Greimas, y habla de conductas: = Conversas: afirmativas del po- der (+A, Si). Son aque- ciones son las bases para de- finir la préetica social. Ob- ‘viamente, estamos en presen- cia de un proceso marcado por diferentes dircccio- las que no cuestionan la autoridad, que on un momento dado es la hhegeménica. ~Perversas: de opo- nalidades y que rompe, por ————— tanto, conia idea de inercia,lo cual significa para Zemelman introducir en el «movimien- to constitutivo de la subjeti- vvidads la idea de direccién y, con ella, el plano de lo poli- tico. La direccionalidad aqui significa que no solo el pasa- do determina el presente y el futuro, sino que, también, lo deseable determina tanto el futuro como 1a relacién del presente con el pasado, do- tando de sentido (y no solo de significado’) a ese presen- te, Por tanto, estamos defen- sicién y negacién del poder para sustituirlo por otro poder (+A, No). Son aguellas que aceptando el modelo de poder existente quieren sustituitlo por otro. Las ‘guerras, las guerrillas 0 el terrorismo suelen responder a este tipo de subjetividad, ~ Subversivas: ironi- zan y niegan las dos po- siciones anteriores (-A - ‘AwniSi niNo). Soncon- ductas de cardcter nihi- lista, presentes habitual- diendo una concepcién del sujeto con una subjetividad que le permite apropiarse el tiempo hist6rico y asumir sus determinacio- nes, pero también le proporciona un horizonte de sentido; esa conciencia le permite, adems, actuar como suje- to individual y social La idea del «movimiento molecu- lar» formulada por Gramsci puede ser ‘til para dar cuenta de esta dinémica que caracteriza la constitucién de la subjetividad (la identidad), sea esta individual o social, Pues permite ana- lizar tanto la conformacién de las iden- tidades y subjetividades, como Ia re- lacién entre ellas, asf como la relacién individuo-colectivo. Por medio de este ‘construyen y se transforman los suj tos. Esta naturaleza pluridimensional (rizomitica*) de la naturaleza de la subjetividad permite a los sujetos ejer- citar en distintos contextos las diferen- tes dimensiones de su identidad, des- tacando algunas de ellas y eclipsando las dems. Eso hace que podamos identificar a un mismo sujeto de di- versas formas en distintos contextos ¥ que podamos, también, reconocer por medio del andlisis de las media- cciones el trinsito de un sujetoa través de diferentes subjetividades. Efectivamente, el andlisis de las redes de que forma parte un sujeto, mente entre grupos de j6- venes. Frases tipicas como «paso de todo» 0 «no estoy ni ahi» son un buen reflejo de tales subjetividades. 5. El significado es una articulacibn tem- poral de contenidos del presente y del pasado, en cambio el sentido incluye ademis Ia , esto es, 1a ‘wansversidad: a comunicacién en todas as di- recciones y en todos los sentidos. ‘Revista Pore ~ Reversivas: se acepta formal- ‘mente el poder, pero para transformar- lo (4A +A, Si pero No).Son aquellas conductas que aparentemente acep- tan las ceglas del juego que estable- cen los grupos hegeménicas, pero Io hacen para negarlas a través de su prSctica social. No faltan colectivos que bajo esa aparente aceptacion de- sarrollan importantes practicas que niegan la base sobre la que se susten- tw la autoridsd. Por medio de estas categorias b- sicas Villasante se aproxima ala com- pprensién de las diferentes subjetivida- es sociales 0 de una misma subjet vidad en distintos momentos tempo- rales 0 espaciales, sin prefender en ningin momento realizar una tipologia de las mismnas, sino facilitar ‘un instrumento (construido a través de Ja experiencia) para lograr un mejor entendimiento de las subjetividades. En conchisién, 1a identidad o la ssubjetividad social no viene dada ne- cesariamente, ni hay que entenderla cenuna forma unidimensional, tampo- ‘0 es completa ni esti claramente de finida. Los sujetos pueden tonstruit su identided, administrando y organi- zando las diversas dimensiones de st historia, de su prictica social y de sus deseos, La realidad de fos sujetos se cartcteriza por la articulacién de di- ferentes niveles de concrecién de la realidad (Zemelman, 1994a), La sin- fesis de las miltiples transformacio- nes que recoge ese proceso de articu- lacién puede cristalizar en diferentes formas, A los sujetos, dice Dubet (1989), tes corsesponde reunit ios di- vers0s niveles de su identidad con el objeto de lograr producir una imagen stipjetivamente unificada de ella mis- tna, Logo, la identidad se caracteri- ‘rari por ser un equilibrio inestable, No obstante, el alto grado de fragmen- fariedad que en nuestro tiempo estén deanzando les identidades de los su- {etos (tanto individuales como colec- fivos), ha elevado el némero de suje- 1s fracturados en la sociedad, y el de Los limites de la sociedad civil aquellos que tienen dificultades para articular los dmbitos de so subjetivi- dad?, Por ejemplo, las crisis de identi- dad de Ias que tanto se habla estarfan haciendo referencia a estos problemas dearticulacisn. Podemes observar que los sujetos tienen dificultades para propiarse o sentirse inmersos dentro deuna territorialidad, estocs, deuna relaciGn ospecifica entre escalas (ees) cespaciales y temporales*; 0 para art- calar en su subjetividad aquello que tiene que ver con los proyectos de fu- turo y las utoptas, que serian realmen- te los que estarianen crisis. Desde esta perspectiva las nuevas reivindicacio- ‘nes cemradas en la identidad estan es- ‘trechamente relacionadas con el naci- miento de sujetos de nuevo cuflo. En definitiva, estariamos pasando de una sotiologia de la identidad a Ta socio- logla del sujet. Las implicaciones que esto tiene son importantes. En el émbito metodo ogico supone que el estudio de los su- jetos no puede seguir reduciéndose at andlisis de sus manifestaciones y de los comportamientos observables. La objetividad que se buscaba con este tipo da andlisis carece ahora de senti- do, No solo hay que ubicar a los suje~ tos en su momento histbrico, determi- rando cl contexto de aticulaciones es- paciales y temporsles que confluyen en él. BI punto de vista desde donde se debe abordar el estudio no hay que situaro slo fuera del sujeto en las va~ Tiables micro y macro sociales), hay’ que situarlo también dentro del mis- ‘mo, para poder comprender sus dind- as constitutivas y sus representa- cones. Esto et, 0 80s postemos que- dar en la construceién de tipologias de conduetas (en crstalizaciones mis 0 menos mediatas 0 inmediatas dc los sujelos camo puedan ser , por ejem- plo, as organizaciones), hay que avan- zar en el estudio de los procesos de constitucion de as subjetividades. Los sujetos son une expresién particular de Ia subjetividad social y, como tales, son ‘capaces de construir relidades por si x mismos; no son sélo producto, son ‘amibién producentes y, en consecuen- cia, tienen patencialidad de sentido (Zemelman, 1994a). De ahi Is importancia que adquie- ‘en las propucstas epistemolégicas y metodoligicas de lesis Hbévier. Cuan- do, siguiendo los pasos dados por Von Forester, propone dar un salto desde ta cibemética de los sistemas obser- vvadas ata de los sistemas observado- res. De hacer, en definitiva, na inves- tigacién empitica que incorpore en su ‘explicacién la complejidad, la contin- eencia y lnautarreferencia, Lo cxal su- pone ir, incluso, mas allé de una lec- tua articulada de la realidad", con la jnenci6n de incotporar la idea de sis- temas autopoiéticos deserrollada pot Maturana y Varela, como ya Io ha i- tentado hacer Luhmann dentro de la ‘eorla social. De este modo, sia cien- cia trata de conocer tos cbjetos, fa ti- 7, Le Broun dela Gesslsprobublemente nos pueda ayudar a comprender macho mejor fest tipe de problemas de articulacion, 8. Medardo Tapia ans peaporciona vn ‘buon ejemplo de esto, al sefilar que los tem oe y expats del must rue wadicionales- {n eambiando de unt manera brusea en Ios itimos aos. La percepein del tiempo en el pasalo 6 ligaba directamente con tos ticles ‘graiosen I actulidad cada vez ms sa as ‘clos educativos Yos que marcan Ia reacién 4e los sujetos con ot05 tiempos yespacns. 9. Lacan have décadas que comprendié ext, intent vaste a fa pectics demo de Psicdandisis. Pero ello neha de significa re- Sci et estudio dot ewjeto al plan de las va- sinbls psicolbgcas. 10, Zemelman (1987) dice que uns re- construcelén arteuladn de ls realidad de reeminencia a las relations posibls por e- ima de ls relaciones teres, lo cual exige ‘considera de fara abera y catia cade as- seco de a relia, asi como su relscin con fo deme aspects que la integran; esto cobservarla y describirla sia. preteadec fencusdarla dentro de un esque tefrco que ‘suporgaselacionesa prion. La ea derecons- truce supone a idea de ua realidad que se tical entedfeentsrtmes tempore cor. 10, largo), escalasespacales (eizeoenacra)y procesos dinimicas (esmuctrals, coyunsra- {es} y done of momento present ex slo un segment dela misma. ‘bemética trata de comprender las ac- cciones de los sujetos. En relacién con Ia ciencia, la cibernética funciona como autoconciencia: la cibernética clésica o de primer orden, 0 de los sis- temas observados, es una teoria del ‘conocer; la no clésica o de segundo orden, o de los sistemas observadores, es una teorfa del comprender. En ella se estipula como central el principio autorreferencial de inclusién explici- ta, en la descripcin de la observacién, del observador y de sus instrumentos de observacién (Navarro, 1990). Eles- pfritu que dirige una investigacién de este tipo no impone a los sujetos un punto de vista determinado, por el con- trario, contribuye a crear las condicio- nes que posibilitan la expresién auté- noma de los distintos puntos de vista de los sujetos implicados, lo cual per- mite su encuentro y contraposicién, favoreciendo, ademés, la creacién de tun espacio y cédigos comunes para la convergencia entre las subjetividades fragmentarias que los caracterizan. Sin ue se anticipen explicaciones, obje- tivos 0 metas a los resultados de esas articulaciones. Con ello no se busca Los limites dea sociedad civil sistematizar lo obvio sino abrir un ho- rizonte a nuevas perspectivas. La apertura de los sujetos particu- lares hacia lo colectivo puede darse en el marco de diferentes dmbitos (la fa- milia, el grupo de trabajo, etc.), los cuales, a su vez, guardan relacién con Jos distintos planos de la realidad. En estas vinculaciones puede darse lo que ‘Zemelman llama «atucleamientos de lo colectivo», esto es, los momentos ini- ciales para la constitucién de un posi- ble sujeto social. Las dimensiones de lo individual y lo colectivo determi- ‘nan nuestra realidad como sujetos par- ticulares y sujetos sociales. El proble- ‘ma ahora es determinar dénde hay cemergencia de estos nucleamientos, y definir cudles son los mecanismos de cohesién y de reproduccién de tales sujetos sociales. El hecho de entender la identidad como un producto de fas relaciones sociales (oen otros términos, decir que la subjetividad es un producto social), yelavanee consiguientc hacia una so- ciologia del sujeto implican también la revalorizacién de la intersubjetivi- dad como elemento clave para poder Revista Foro entender la subjetividad social. Tanto en el sentido de producir la sintesis constitutiva de la identidad colectiva, esto es, la articulacién de las micro dindmicas de los sujetos (sus interac- ciones), como de la accién colectiva por ellos promovida (la prictica so- cial compattida). Lo colectivo, en el fondo, no es nada mas que un reflejo de la articulacién entre subjetividades que interactiian, En esta forma, como bien dice Zemeiman (1994a), lo so- cial, lejos de ser un agregado de indi- vviduos, se convierte en un espacio de reconocimiento comin que trasc de a cada uno de ellos. La intersubje- tividad asf entendida forma parte del proceso de constitucién de las subje- tividades no es solo un producto cris- talizado (que se institucionaliza), es también una componente de la subje- tividad, Los procesos intersubjetivos se expresan en distintos momentos de Ja aceién social, desde la accién diri- ¢gida hacia un «nosotros» realizada por ‘cada uno de los miembros de un con- Junto, hasta la accién dirigida hacia ‘clos otros» como elementos ajenos al cconjunto de pertenencia, pasando por las inevitables situaciones interme- (CF Revista Foro dias". Por eso, negar la intersubje- tividad es tanto como negar la posi- bilidad de fa existencia de sujetos in- dividuales 0 sociales. ‘Ahora, es importante sefialar que esta idea de Ia intersubjetividad no va en detrimento, como piensa Zenpelmvan (1994a), det fortalecimien- to de la dimensién politica en el estu- dio de ta subjetividad; al contario, el aspecto politico (entendido como la diteccionlidad de los procesos de construcci6n de los sujetos) se con- vierteen fundamental para aproximar- nos al analisis de la dindmica inter- stibjetiva de las sociedades phuralistas y de la democracia, La politica y to intersubjetivo estén estrechamente en- trelazados, de tal forma que es dificil awerearse @ uno de ellos sin pasar an- {es por el otro. Lo interesante, om este momento, es determinar qué tipos de relaciones intersubjetivas se generan, ‘qué nocién de To politico domina en alias, cudl es la ced de intesacciones entre los individuos, grupos u orga nizaciones; y, en definitiva, qué de- termina la presencia de confictos 0 la misma identidad colectiva. Vitla- sante (1991) ha intentado avanzar en esta linea de trabajo, distinguiendo cntiro grandes tendencias en lo que { denomina cconjuntos de acciém, apart de las cuales caracteriza a los colectivos sociales en funcién de las relaciones que entablan entre si, con ‘es grupos de intermediaciny con el poder», y de los distintos tiempos y espacios donde estas tienea lugar: ~ Autoaislados. Grupos desconec- fades © que mantienen una relacion técnica y aislada con cl «poder». Se ‘aracterizan por Ia presencia de rela ciones fuertes e intensas entre los ‘nitmibros que forman ¢! micro-colec- tivo, y por la ausencia 0 debilidad de, «stas relaciones con el resto de gru- oso sectores que forman la comuni- tad inmediata. Las sects son el ejem- plo més cleso de esta tendencia, junto 8 determinados agrupamientes con ‘motivaciones religiosas.. ‘Losi tes dela sociedad civil - Populistas. San grupos en don- de dominan las relaciones clientelares, En ellos se puede encontrar una cier- ‘a communion de Ta base social con al- iin lider carismiticn, en detsimento de las relaciones de intermediacién. Este tipo de relaciones ha side carac- teristioo del sistema potitico latino americano, sobre todo, durante la dé- ‘ada de Tos afios seen. + Tecnocréticos o gestionisias. Las relaciones de estos grupos con el po- der se caracterizan por ser fandamen- talmente de orden iéenico, siendo el objetivo bisico de la articulacion de Jos colectivas la gestign de alg tipo de recurso 0 demanda. Lo politico en ellos se reduce a la simple administra- ‘én de ios cosas, Zernelman (1994ab) se refiere a ese pante coma fa pérdida de la dimensién ut6pica de la politica (secularizacién de la politica). ~ Ciasdadanistas. En estos colec- tivos predominan fs relaciones de ca- nal, existiendo, a su vez, uida con los grupos de ingermediacion y con las autoridades cen el gobicmo. Su objetivo ¢s garan- tizar su autonomia, su legitima repre- seftacién y el control en las decisio nes que se producen en todos 108 ni- veles de la sociedad, De alguna ma- nea, los grupos autogestionarios pue- den tepresentar esta tendencia. La idea de subjetivided har sefe- rencia, a partir de lo dicho, al modo de articularse coneretamente una rea- lidad particular {em um thempo y un espacio determinados) consige misma, pormedio de las pricticas sociales, asi ~ como con su pasado, con las poten- cialidades de sv transformacida, y con sus representaciones. Esto quiere docit aque faprdctioa social no glo forma parte de la subjetividad, esta jiltima define, a Svez, 9 esa Practica social, Sujetos y subjetividad social en América Latina a identidad,o las subjtivida- des sociales en América La- ‘ing han estado muy ligadas a ta forma en que los dife ss] ‘ents stijeos latinoamericanos se han apropiada dela idea de Estado-nacién, partiendo de los teritorios por ellos definidos. La reflexién sobre la sub- ‘etividad en América Latina tendré que ‘tomar muy on cuenta, por ese motivo, Inevolucién y el desarrollo de los Es- tados-nacién. ‘Sin entrar a analizar la historia de estos Estados, observamios que pro- ‘ceso de intemnacionalizacion y de profundizacién de las intertelaciones ‘econdmicas, culturales y politicas ha afectado en América Latina al mode- lode las identidades sociales y nacio- nales basadas en una cierta idea de igualitarismo y en laautonornfa nacio- tal por ellos propugnads. Este mode- Io ha cambiado, legando, en algunas casos, a perder vigencia pero en otros, hha renacido para reforzar dichas iden- tidades. No faltan guienes piensan, también de manesa radical, que cami- namos hacia la configuracion de una ‘subjetividad Unica fruto de la integra- cign sundial que amalaré tas identi dades particulares, Entre estas itimos se encuentran aquellos que definen la subjetividad en forma negativa, como ‘uno cartneia de identidad, ab idemtifi- car toda identidad con una determine- da subjetividad hegeménica, Pero al margen de estas posicio- ‘nes més radicals, :e6mo se producen esas transformaciones? zqué es lo que caracteriza las nuevas identidades? {estamos asistiendo a la devadencia de 1, elu (182) a consuid nape _queta tipologia de identidades a partir del 1¢c0- ‘einen merejevo qu pen one “idenidnd spreads cmd to ies y recom su deni Se on e- ts ndopendetement de serreconecks pr onc. * Identidadheterdivigida: cuando els Jeto se reconoce af mismo fundsmentalmen te por magia de la iensfcacin y revonec ‘mento que hacen de é los dems. ~ Sdentidad etiquetsd: cuando el sucto constraye su identidad de manera antanor y su diferencia la jan los ots. ens deviant: cuando los jets ‘arecen de capacidad para su identiicaién y Solo se deinen por su dversidad, 4 Los limites de Ia sociedad civil Revista Foro las grandes identidades colectivas y a Jaemergencia del individuatismo y, en consecuencia, de Ia afirmacién de las identidades personales 0 microgrupa- les? ;por qué, por ejemplo, los movi- mientos sociales se caracterizaban an- teriormente por demandar «indiferen- ciacién» como légica de la unidad, y nla actualidad parece que priman sus demandas de «diferenciacién»? {los modelos de identidad como integra- cin hasta qué punto pueden explicar las nuevas pricticas sociales? gen qué ‘medida son las identidades, en cuanto tales, las que estén sufriendo un pro- fundo cambio, 0 son nuestras conceptualizaciones de la identidad y de los sujetos lo que realmente est cambiando? ¢los cambios se estén dando en ta préctica social de los su- jetos o se producen en muestras repre- sentaciones de esa practica social, al margen de ella misma? {no seremos ‘nosotros, como sujetos sociales, prin- cipalmente los que nos encontramos en proceso de cambio? La vida social en el pasado estuvo regida principalmente por la normati- vvidad social propia de cada cultura y, ‘enciertos momentos, por la presencia de dimensiones ut6picas en la vida politica. El presente, en cambio, cada dia mas comienza a estar dominado por lo que se ha dado en lamar el neoutilitarismo posmoderno y la se- cularizacién de la politica, quedando en un segundo plano las normas pro- cedentes de las culturas particulares. Las identidades sociales dejan paso a las identidades individuales 0, entodo ‘caso, microgrupales; asi como la uto- pia hace lo propio ante la administra- in tecnocritica de lo social. La ra- cionalidad social entra en crisis ante cl auge de la racionalidad instrumen- tal puesta al servicio de los intereses especificos de los individuos conere- 10s. Estariamos ante el fin de lo social ‘como espacio coherente, como prin- cipio de realidad, definido por relacio- nes sociales, por la produccién de re- laciones sociales, como el lugar de conflictos y contradicciones histéricas, lo social como estructura y como lo que esté cn juego, como estrategia € ideal (Baudrillard, 1982). Pero ;sig- nificaria esto realmente laprimacia del individuo sobre la sociedad?, parecie- ra ser que no. Més bien, lo que se pro- duce es una sobredimensionalizacién de los sujetos individuales, en detri- mento de los sujetos sociales. Si bien el individualismo puede ser entendi- do como una reaccién ante la preemi nencia de lo social sobre el sujeto, que intentaria escapar del dominio ejerci- do por el Estado y por el sistema so- cial, al propiciar ia clausura del i ‘Viduo dentro de si mismo cae en la fic- ‘cin del anonimato: en vez de resguar- arse del dominio de los sistemas de poder cae en la completa sumisién y pierde su real autonomia, pues el ais- Jamiento no garantiza al sujeto salir del mundo péblico, més bien supone la aceptacién de la manipulacién del or- den establecido. Esta atomizacién sig- nifica el debilitamiento de los sujetos sociales y de los espacios piblicos. Por tanto, no es que el «poder 0 cel «orden» desaparezcan junto con los sistemas sociales. Estamos ante una mueva concepcién de éstos. En efecto, el proyecto de cohesién nacional pre- sente desde la independencia de los paises latinoamericanos parece, en el mejor de los casos, haber tocado te- cho. A duras penas se consiguié, y no ‘en todos los casos, que la integracién nacional fuera mas alla del orden po- Iitico estatal. Actualmente, cl debili- tamiento de este proyecto se manifiesta cen el mantenimiento y aumento de las. desigualdades econdmicas y sociales, nla reduccién del aparato estatal exi- ida por Ia estrategia excluyente de las. reformas neoliberales, y en el hecho de que no se haya logrado que la gran heterogeneidad, cultural, étnica y es- pacial acentte ain més esta tendencia disgregadora ‘Un repaso de las tesis fundamen- tales en tomo a las caracterfsticas de Ja identidad en Latinoamérica puede ser bien ilustrativo de las formas c6mo se ha entendido y entiende la subj vidad. A continuacién solo vamos a recoger de manera sintética estas te- sis, esperando en un futuro préximo poder desarrollarlas ampliamente, En todo caso, lo que nos interesa es mos- tar cémo la aproximacién teérica y metodolégica que se realiza al fend- ‘meno de la subjetividad determina la presencia de distintas tesis sobre la subjetividad y los sujetos sociales pre- sentes en un contexto tan determina- do como latinoamericano. Primera: Tesis indigenista ‘ay quienes piensan que lo que caracteriza la identi- dad de buen mimero de la ‘inoamericanos en sus as- pectos esenciales es lo «indigena»; se- ra una identidad que iria més alld de los grupos étnicos que atin perviven. La cultura occidental presente en América Latina seria una yuxtaposi- cién de caracter colonial o neocolonial que, por medio de la imposicion y la dominacién que ha ejercido y ejerce, cculta la nica y verdadera identidad americana. Esta tesis es muy dificil de soste- ner en su formulacién més radical. Los trabajos realizados por los antro- pélogos en los tiltimos afios nos mues- tran que ni siquiera las comunidades indigenas manifiestan un rechazo ab- soluto hacia la sociedad occidental, ni son comunidades cerradas y auto- suficientes, Sin embargo, una posicién ‘més abierta que entienda Ia identidad como un proceso en construccién es ‘muy sugerente. Cruz (1994) nos en- sefla e6mo las comunidades indigenas cn Chiapas, aun cuando pareciera pre- sentarse en ellas un cierto relajamien- to en la «resistencia cultural, tienen capacidades de asimilacién y reorien- tacién para preservarse cohesionadas, Luego, segin Cruz, al cambiarse los contextos se modifican las percepcio- nes y las formas de entendimiento; se (Weve Fore reelsboran las costumbres, los proyectos, el significado de sus existencias J, en consecuencia, sc ‘ransforman jas idemtidades, pero se conservarian la unidad y la di- ferenciaci6n (la especificidad). EL resultado de esta dindmica expre- ‘a procesos cada vez mis cerca cs y caraoteristicos de ta socie- dad global c incluye formas pun- tuales de integracién, al tiempo que se gestan nuevas formas de autonomfa interna y cotidian,, ppropias de las identidades étnicas Asi, ya habia afirmado (Guzman Bociler 1986), que las vicisitudes de 1a vida modema pueden permear Ia construccién de tas identidades, pero la Iégica inter- na de la vida eésmica maya tam- bién puede reconstrairias. i tras- Iadanos esta Iogica de reproduc cidn de las identidades indias al conjunto de la sociedad latinoa- ‘mericana tendriamos en muchisi- mos espacios (Csicos, temporales, ceulturales, sociales, ct.) de Ia re- gidn significados recreados cons- ‘artemente por un imaginario indi gra. Segunda: Tesis civilizatoria fa tesis opuesta ala ante riores aguella que afirma el cardcter fundamental ‘mente occidental de Ta iden- {idad latinoamericana. Si bien la mo- demidad Iatinoamericana se recono- ce que ha sido tardis, incompleta ys enalgunos axpectos, diferente af ori- ‘ginal occidental, se cree que el cami- no para identificarse con ella es rela~ tivamente pequeiio. La colonizacién y el periodo republicano habrian cccidentalizado a América Latina, tan- to en cl Ambito idiomético (cl caste- ano y el portugues se imponen como Jenguas oficiales sobre los idiomas precalombinos existentes), de los var lores que se convierten en hegemé- nicos, de las normas que 8¢ imponen y.que han sido creadas y desarrolla- [Los limites de la sociedad civil das on occidente, dela religibn cris- tiana que anula practicamente toda ma- nifestaci6n religiosa anterior, como de {os paradigmassociocconémicos. Los ‘componentes culturales indigenas que todavia sobreviven segin esta tesis irda desapareciendo con la moderni- zaci6n, 0, todo lo més, quedarin it~ ceunseritos a pequefios cireulos éticos de reproduccién. En contraste con Asia y Africa, -Améziga Latina habrfa ido eonformane do una cultura que no ls diferencia sustancialmente de la occidental. Las ‘bases para afirmar esta diferencia, en 1s evolucin de la identidad entre los pueblos no occidentales que han en- trado en contacto con la cultura euro- pea, se sustentan en: ss 2. BI supuesto hecho de que los spustilos precolombines no habsian slcanzado la madurez cultural que les permitieraresistir la influencia ‘occidental a diferencia, por ejem- plo, de los pueblos orientles, fo cual facilit6 el mestizaje racial y cultural (Zea, 1971). . Aguella interpretacién que presenta {a colonizatién de Amé- rica como una expansidn de la ci- vilizacién occidental en todos los Ambitos (religiaso, cultural, e20- niémico, ete), de ta forma que se llega a afirmar que no tubo colo nas en sentido estricto en Améri , 25- tudios Sociolégicas No.21, El Colegio de México, México, 1989. GEERTZ, C. (1973), La imvrpretacion dd la cular, Geis, México, 1991. 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