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ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA

CORRESPONSAL
DE GUERRA
VENEZUELA 2001
22014
014
CORRESPONSAL DE GUERRA VENEZUELA 2014
Copyright© Antonio Sánchez García
Copyright© de la edición Altazor Editorial

Corrección Ortotipografica: Cesar Brizuela


Diseño gráfico: Luis Mariano García R.

ISBN: 978-980-12-8539-7
Deposito Legal: lf252201632036

Primera edición Diciembre 2015


Caracas Venezuela

Altazor Editorial
correo: altazoreditorial@gmail.com
altozar.com.ve
twitter: @altazor

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bida, sin autorización escrita de los titulares de Copyright, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, sea electrónico, mecánico, fotocopia, por grabación u otros, así
como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamos públicos.
ANTONIO SÁNCHEZ GARCÍA
CORRESPONSAL
DE GUERRA
VENEZUELA 2014
“El concepto de lo político es el enfrentamiento amigo-enemigo”
Carl Schmitt

“La guerra es la continuación de la política por otros medios”


Carl von Clausewitz
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

DEL EDITOR

Crítica, opinión, ideología, teoría política, historia, re-


portaje, análisis táctico y estratégico – nada debe escapar a
quien pretenda acompañar la evolución del enfrentamien-
to político en una sociedad sometida a una crisis orgánica,
existencial, que abarque en toda su profundidad y extensión
a la sociedad afectada en su esencia, como es el caso de Ve-
nezuela desde hace 17 años. En la que la política, degradada
por la crisis de excepción, se condensa en el enfrentamiento
amigo-enemigo.
El acierto y la pertinencia de la critica política ejercida
en ese esfuerzo de comprensión y orientación dependen, en
gran medida, de la universalidad del conocimiento de quien
ejerza el laborioso oficio de acompañar los sucesos desde la
barrera del periodismo. Y de una cultura histórica que sirva
de mirador a una observación comparativa. Máxime cuan-
do los avances tecnológicos que se han verificado en la últi-
ma década permiten la absoluta inmediatez del seguimiento
de los hechos. Y pretenden el desiderátum de incidir sobre
su curso antes que de que hayan cristalizado en la concien-
cia colectiva. Un sueño imposible del analista, condenado,
como ya lo señalara Alexis de Tocqueville, a cargar con la

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Antonio Sánchez García

condena del fracaso. Situaciones en las que, como el mismo


Tocqueville lo señalara, la política suele caer en manos de
políticos sin principios ni escrúpulos.
Los artículos aquí reunidos, publicados en la prensa
diaria –El Nacional, Notitarde, de Valencia, el Impulso, de
Barquisimeto, así como en algunos medios internacionales–
se suman al activo desempeño de los blogs y medios de la
red. En este caso, debemos particular agradecimiento a No-
ticiero Digital, Opinión y Noticias y El Nacional en la web,
que le han permitido al autor una cobertura permanente y
cotidiana de los hechos.
El año 2014 constituye un hito histórico en el desarro-
llo de la crisis y los esfuerzos opositores por su resolución.
En el artículo titulado LA TORMENTA PERFECTA, pu-
blicado el 15 de enero de 2014, el autor escribió: “estamos
frente a la borrasca que promete tempestades perfectas. Y que
me perdonen los señores secretarios generales de los partidos que
constituyen la cúpula de la MUD, pero a estas alturas de lo
que se avizora, se acrecientan las dudas sobre su lucidez, su
claridad estratégica, su eficacia para enfrentar en alta mar la
furia de los elementos. La marinería está aterrada, y el pasaje
–nosotros, veintiocho millones de pasajeros– temblamos como
esos personajes de Lord Jim, entregados a la sevicia de una tri-
pulación que prefirió salvarse ella abandonando a sus pasajeros
antes que ponerle pecho a la tragedia.” No había transcurrido
un mes cuando se desató con una fuerza arrolladora la que
en su momento el mismo autor llamara “la revolución de
febrero”, que cambió en 180 grados la percepción nacional
e internacional que se tenía de la naturaleza de la dictadura
y puso al descubierto su talante totalitario. Indistintamen-
te de las valoraciones contrapuestas que se pueden albergar
sobre los hechos desencadenados a partir del 12 de febrero
y su incidencia sobre el eventual desenlace de la crisis, en
Venezuela ya nada sería como antes.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

“Por todo ello,” –escribía el autor– “porque veo reful-


gir la mirada asesina en quienes detentan el Poder a distan-
cia y mangonean a sus títeres desde La Habana, es que me
pregunto: ¿existe un plan de contingencia en los archivos
secretos de la MUD? ¿Alguien se encargó de la bitácora y
dibujó la eventual carta de navegación para sortear la bo-
rrasca? ¿O nuestros capitanes prefieren esperar al pairo por
un milagroso amanecer?”
Efectivamente, mientras la oposición oficial se apres-
taba a sortear el año a la espera de las elecciones del 6 de
diciembre de 2015, se agudizó la crisis de excepción a extre-
mos intolerables y se vivió unos de los años más represivos y
brutales de la dictadura. Quien lo dude, que siga la bitácora
de ruta de esta corresponsalía de guerra, que aquí entrega-
mos al lector. Venezuela entró al ojo del huracán. Que la
crisis comenzaba a aproximarse a su desenlace, ya pertenece
al lugar común. Si bien sus características nos son absoluta-
mente desconocidas.
Toda historia es inédita. Con esta recolección de ar-
tículos que marcaron el sístole y el diástole del seguimien-
to del autor a los acontecimientos, Editorial Altazor espera
contribuir a la comprensión de uno de los momentos más
oscuros del doloroso proceso de desintegración, caos y de-
vastación que sufre Venezuela. A la espera de una salida
honorable y satisfactoria al peor conflicto de la vida de sus
protagonistas.

EDITORIAL ALTAZOR
Enero de 2016

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

PRÓLOGO

A partir del 12 de febrero de 2014, día nacional de la


juventud, Venezuela comenzaría a sufrir los que serían los
sucesos más dramáticos vividos por la oposición venezolana
en su largo intento por restablecer el orden democrático y
el Estado de Derecho, seriamente quebrantado por un régi-
men dictatorial impulsado hacia una deriva totalitaria por
las fuerzas representadas por Nicolás Maduro.
Un sencillo llamado a manifestarse en esa fecha so-
lemne de nuestra historia en contra de las fuerzas represivas
que en reiterados actos de violación a los derechos humanos
se ensañaban en contra de nuestros jóvenes estudiantes en
los campus de nuestras distintas universidades encontró un
inesperado eco en una sociedad acorralada por las penurias,
abusos y desastres de un gobierno que perdía día a día y a
pasos agigantados su supuesta legitimidad de origen. Cues-
tionada en su momento por los incuestionables síntomas
fraudulentos que la caracterizaran.
La insólita y criminal violencia con que respondieran
las autoridades políticas, judiciales y policiales junto a sus
respaldos parapoliciales de colectivos y otros grupos ile-
galmente armados a la pacífica y alegre manifestación

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Antonio Sánchez García

principalmente estudiantil, terminarían desatando la ma-


yor, más decidida y contunden ola de protestas vividas en
el país desde los hechos que derivaran en la caída de Hugo
Chávez el 11 de abril de 2002. La amplitud de la conmoción
nacional provocada por estos hechos nos llevaron a consi-
derarla una auténtica revolución democrática y popular que
denomináramos “la revolución de febrero”. Pues sacudió las
bases del régimen, estremeció su respaldo ciudadano, puso
a las autoridades de gobierno contra las cuerdas, demandó
la mediación de los socios internacionales del régimen, y la
crueldad e infamia de la actuación de sus fuerzas armadas,
particularmente de la Guardia Nacional, la Policía Nacio-
nal Bolivariana, el ejército y los llamados colectivos con un
saldo de 43 homicidios, miles de heridos y un número no
precisado de presos políticos, coronada con la brutal y ma-
nifiesta injusticia cometida contra el dirigente opositor que
convocara a las primeras manifestaciones, Leopoldo López,
hasta dar con su injusta y ominosa condena a casi 14 años
de prisión, pusieron a Venezuela en el centro de la atención
mundial y desenmascararon de una vez y para siempre la
naturaleza dictatorial del régimen que la oprime.
Jamás, desde los sangrientos hechos del golpe de Estado
orquestado por las Fuerzas Armadas chilenas al mando del
general Augusto Pinochet contra el gobierno del Dr. Sal-
vador Allende el 11 de septiembre de 1973, la comunidad
internacional se había visto tan conmovida por hechos luc-
tuosos ocurridos en el continente. Desde importantes inte-
lectuales y dirigentes políticos hasta artistas del teatro, del
cine y del espectáculo de talla mundial, corrieron en auxilio
y solidaridad del pueblo venezolano.
Fue un giro de 180 grados en la historia contemporá-
nea de Venezuela.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Este libro reúne la totalidad de los artículos escritos


y publicados por su autor durante estos trepidantes días,
semanas y meses del año en que se desató una guerra vir-
tual entre la dictadura y la democracia en Venezuela. Desde
entonces, nada sería como antes. El destino de Venezuela
cambiaría para siempre. La suerte de la libertad se decidió
en esas jornadas de lucha y de sacrificios, de dolor y muerte,
que, parafraseando al gran estadista inglés, fueron días de
sangre, sudor y lágrimas.
Su publicación está dedicada a los mártires y comba-
tientes que lucharon y dieron sus vidas por la libertad. Y
a los dirigentes que los respaldaron. Vaya nuestro especial
agradecimiento a Leopoldo López, a María Corina Macha-
do y a Antonio Ledezma, injustamente castigados por el
régimen por el coraje, la lucidez y la integridad por ellos
ofrendadas.

ASG

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

enero

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Rómulo Betancourt y Fidel Castro


2 Enero, 2014

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Los historiadores y estudiosos de la historia venezola-
na nos deben un análisis pormenorizado de la polémica y
trascendental relación –no sólo para la historia venezolana
sino para la de toda la región– entre Rómulo Betancourt
y Fidel Castro. Posiblemente los dos paradigmas del en-
frentamiento entre democracia y dictadura o, si se prefiere,
entre liberalismo y comunismo, que ha asolado al continen-
te desde la constitución de los totalitarismos, la Segunda
Guerra Mundial –que fuera una de sus consecuencias– y en
particular durante la segunda mitad del siglo XX. Período
durante el cual los desarrollos contradictorios y en paralelo
de la democracia venezolana y la revolución cubana, paridas
ambas por sendos líderes, constituyeron la alternativa polí-
tico ideológica que movilizó la historia social y política de
la región. Uno de cuyos subproductos serían las dictaduras
militares instauradas a partir de los años sesenta como reac-
ción al embate del castrocomunismo. Y cuyas consecuen-
cias han adquirido una novedosa y singular actualización
desde la configuración del Foro de Sao Paulo y la emergen-
cia del chavismo y la ideología bolivariana desde los años

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Antonio Sánchez García

90. Que recicla, así sea solapada y veladamente, de acuerdo


a las nuevas condiciones imperantes en el mundo, el en-
frentamiento primario entre democracia y dictadura para
América Latina.
El destino quiso atravesar en sus caminos a Rómulo
Betancourt con Fidel Castro. Castro, que viaja al encuen-
tro constitutivo de la Organización de Estados Americanos
en Bogotá en abril de 1948, financiado por Juan Domingo
Perón, dado el confesado nacionalismo anti imperialista y
filo peronista del joven universitario cubano, –por enton-
ces más cerca de Mussolini y Hitler que de Lenin y Stalin.
Hace escala en Caracas, pretendiendo un encuentro con el
presidente Rómulo Gallegos o con el mismo Rómulo Be-
tancourt, que no llega a producirse. Como tampoco el que
pauta con José Eliézer Gaitán, cuyo asesinato da lugar al
Bogotazo, en el que tiene una participación secundaria, de-
biendo escapar de Colombia gracias a las gestiones de la
embajada cubana.
El encuentro entre ambos líderes se producirá, final-
mente, una década después, recién triunfante la revolución
cubana y electo primer presidente de la república demo-
crática de Venezuela Rómulo Betancourt. Ambos procesos
coincidentes en el desalojo de sus respectivas dictaduras: la
de Pérez Jiménez mediante un levantamiento cívico militar
que instituye una Junta Patriótica de Gobierno y el com-
promiso a dar inicio a un proceso de democratización de
la sociedad venezolana; la de Batista mediante la violencia
de una guerra de guerrillas rural y urbana respaldada por
los Estados Unidos y el gobierno de la Junta de Gobierno
venezolana.

2
 Es en el fulgor de ambos procesos, antinómicos en su
esencia, contradictorios en sus formas y obedientes a las dos

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

visiones estratégicas –democracia o dictadura– que repre-


sentan a la perfección ambos líderes, que tiene lugar la tras-
cendental reunión entre Fidel Castro, líder indiscutido de
la Cuba revolucionaria –de cuyos propósitos sólo se conoce
por entonces su naturaleza popular y democrática– y Ró-
mulo Betancourt, recién electo presidente de la República
al frente de su partido Acción Democrática, con un claro,
publicitado y aplaudido propósito de instaurar lo que se ha
venido en llamar la República Liberal Democrática. El polo
antagónico al que llegaría ser el eje de la revolución cubana,
muy pronto declaradamente marxista, socialista y alineada
junto al bloque soviético.
Para desgracia del recuento de los hechos, no existe un
protocolo pormenorizado de la mencionada reunión, que
careció de agenda, fue improvisada y tuvo lugar el 25 de
enero de 1959, prolongándose en la más estricta intimidad
durante casi tres horas. Fue, al parecer, un encuentro tenso
que al poner las cartas sobre la mesa demostró la absoluta
imposibilidad del más mínimo entendimiento entre los di-
rigentes máximos de sus respectivos países. En principio,
Castro plantea la necesidad de contar con el respaldo ideo-
lógico, político y sobre todo material –petróleo y respaldo
financiero– por parte de un gobierno que considera posible
enrielar por una vía de enfrentamiento contra los Estados
Unidos y favorable al desarrollo de sus propias políticas
antiimperialistas. Conoce del ánimo revolucionario de los
sectores populares venezolanos –mucho más populares, ma-
sivos y revolucionarios que los propios cubanos– pues ha
participado en una masiva y exultante manifestación popu-
lar de respaldo, que le organiza el movimiento estudiantil
que lo ha invitado al país, y que según el propio Castro
convoca a más de trescientos mil caraqueños, la hasta en-
tonces más grande concentración de masas de la historia
venezolana; resiente la animadversión de los manifestantes,
mayoritariamente filo comunistas, contra el recién electo

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Antonio Sánchez García

presidente de la República y pulsa el ánimo contestatario


y fervientemente favorable a una radicalización del proceso
sociopolítico que vive el país. Sabe, asimismo y de primera
mano, de la honda penetración del comunismo venezolano
en las filas de las fuerzas armadas, recibiendo la constata-
ción en el entusiasta discurso de bienvenida que le da en
Maiquetía el almirante Wolfgang Larrazábal, presidente de
la Junta de Gobierno, y conoce del ánimo imperante en el
interior del partido Acción Democrática por los discursos
de los líderes de AD Luis Beltrán Prieto Figueroa y Do-
mingo Alberto Rangel, ambos declaradamente marxistas
y revolucionarios. De allí la confianza con que se abre y
trata de ganarse a Betancourt hacia una alianza antiimpe-
rialista –que le parece la lógica consecuencia de todos esos
antecedentes– y consolidar un frente unido que busque el
control revolucionario del continente. La máxima y nunca
abandonada aspiración de su vida: su extremo voluntarismo
revolucionario y anti yanqui con el poderoso y abundante
petróleo venezolano. El respaldo de Betancourt le permi-
tiría lograrlo a los menores costos en vidas y bienes. Hasta
controlar la región y terminar por cercar desde el Sur a la
potencia imperialista. El desiderátum, considerando que se
vive al fragor de la Guerra Fría. De allí que, según le comen-
ta a sus acompañantes, para él de los resultados de esa visita
depende el futuro de la revolución cubana.
Su sorpresa ante la radicalidad del rechazo de Betan-
court a todos sus pedimentos ha de haber sido mayúsculo
y muy decepcionante. Si se encontraba bien informado, y
lo lógico es que lo haya estado, sabía que Betancourt había
sido hacía veinte años Secretario General de facto del Par-
tido Comunista de Costa Rica. Que en sus primeros escri-
tos, los de su enfrentamiento con la tiranía de Juan Vicente
Gómez en los tempranos años treinta,  había expresado la
posibilidad de enfrentar a la dictadura de Gómez incluso
con las armas y en carta escrita a Luis Augusto Dubuc y a

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Carlos Andrés Pérez con fecha 21 de mayo de 1957 –a poco


menos de dos años del encuentro con Fidel Castro– había
escrito literalmente: “Lo que está haciendo Fidel Castro”
–alzarse e impulsar la guerra de guerrillas en todos los fren-
tes– “y con mucho más éxito, debí hacerlo yo en 1950; y
deberemos hacerlo en 1957, si no hay elecciones libres…”
(Rómulo Betancourt, Antología Política, Tomo Sexto, pág.
619). Su radicalidad al respecto llegó al extremo de plan-
tearse un levantamiento armado para terminar con la dicta-
dura o callarse la boca: “Es más: si en el 57 o comienzos del
58 no hay solución al problema venezolano –evolutiva o a
la brava– no nos quedaría otro camino sino el de ponernos
el bozal, y no hablar más en el exilio de los atropellos, etc.,
de aquella gente”. (Ibídem).

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De aquel encuentro sólo trascendió la absoluta nega-
tiva de Betancourt a regalarle una sola gota de petróleo a la
Cuba castrista y de los ingentes problemas financieros que
enfrenta el país ante la necesidad de saldar su deuda externa
y atender a los gastos que demandará satisfacer las exigen-
cias populares. El desencuentro es absoluto y total. Y del
rechazo abierto o implícito se pasará a la absoluta y frontal
enemistad. Castro ha comprendido que a Venezuela o se la
conquista por las armas o por cualquier otro medio tan si-
niestro como una invasión o debe renunciar a todo intento
por contar con ella. Y lo que verdaderamente le importa:
manejar su petróleo, con cuya posesión espera apoderarse
del hemisferio. Escogerá los medios armados, que se salda-
rán con una brutal derrota. Pero medio siglo después reci-
birá el regalo de los dioses gracias a la confianza en aquella
penetración de las fuerzas armadas que ya viera corporei-
zada en Larrazábal. La historia terminó satisfaciéndole el
capricho.

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Antonio Sánchez García

Rómulo, por su parte, constató de una vez y para siem-


pre que en Fidel Castro y su revolución tendría a sus más
mortales enemigos. Que ni la región ni su país podrían dor-
mir en paz mientras esa descomunal fuerza de la naturaleza
estuviera activa. Razón que lo llevó a enfrentarlos con la
radicalidad que lo caracterizaba, hasta vencerlo en todos los
ámbitos de la acción política: el electoral, el militar y el di-
plomático. Por un tiempo, medido en parámetros históri-
cos, relativamente breve.
Me interesa destacar al respecto la mortificante duda
que habrá quedado en el ánimo de Betancourt ante lo que
él mismo llamara en la carta citada “las presiones internas”,
a saber, entre otras, la seducción que ejercía Fidel Castro, su
revolución y su descarada manipulación e injerencia sobre
los más amplios sectores democráticos del país. Si entre ese
encuentro y la pacificación impulsada por Rafael Caldera –
su primer mandato– intentó Castro la vía armada, en la que
cosechó una tremenda derrota ante los dos primeros go-
biernos acción democratistas, posteriormente la vía política
y diplomática se profundizó con los sostenidos intentos del
gobierno cubano por cooptar adeptos y minar las resisten-
cias de la democracia venezolana al castrocomunismo. No
encontró otros obstáculos que el del solitario Betancourt.
Cuenta Héctor Alonso López en EL ROSTRO HUMA-
NO DE LA POLÍTICA una anécdota reveladora de la furia
que sacudía a Betancourt al ver la irresponsable liviandad
con que la dirigencia de su partido Acción Democrática
caía rendida ante la seducción de Fidel Castro, a la que ni
siquiera uno de los mortales enemigos de las guerrillas, el
propio Carlos Andrés Pérez, pudo sustraerse: en 1975 Héc-
tor Alonso aceptó participar con la juventud de su y otros
partidos democráticos venezolanos en un encuentro mun-
dial de juventudes que se celebraría en La Habana. López,
encargado juvenil de AD, pidió la aprobación de Piñerúa
Ordaz, entonces Secretario General del partido, quien no

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

dudó en otorgársela. Indignado, Betancourt solicitó desde


Berna la inmediata expulsión del joven dirigente merideño
y la cancelación de dicha visita. No logró lo primero, pues
López había contado con la aprobación del Secretario Ge-
neral. Pero obtuvo lo segundo. Su partido canceló la parti-
cipación.
Sólo la muerte de Betancourt permitió la insolente
presencia de Fidel Castro y su rumbosa, multitudinaria y
provocadora comitiva en los fastos de lo que la prensa opo-
sitora dio en llamar “la coronación” de Carlos Andrés Pé-
rez, en febrero de 1988. Si hubiera visto la conmoción que
la presencia del monarca cubano provocó entre famosos y
connotados periodistas, fotógrafos, camarógrafos, artistas,
académicos –ochocientos de ellos le dedicaron una ominosa
apología– políticos, empresarios y banqueros hubiera vuel-
to a morirse. El motín con el que la barbarie asomara sus
garras a pocos días de esa coronación en el escenario de la
futura tragedia venezolana hubiera más que justificado sus
odios, rencores y aprehensiones. Al perder la singladura be-
tancourista, la sociedad venezolana había perdido sus más
poderosas armas de defensa política e ideológica contra el
castrocomunismo. El precio ha sido espantoso. Y aún no
tenemos la cuenta final. Será aterradora.

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Antonio Sánchez García

La Venezuela del horror


9 Enero, 2014

A Mónica Spear, in memoriam

“Ligera de equipaje, como nube que pasa, como agua que


corre, como viento que sopla”
Monica Spear

La mayor concentración de Poder y la mayor fortuna


jamás vista en la bicentenaria historia republicana de Ve-
nezuela hubieran permitido no sólo el mantenimiento y la
construcción de los mejores hospitales, las mejores escuelas,
los mejores establecimientos sanitarios y educativos del he-
misferio. Hubieran permitido darle mantenimiento a una
infraestructura vial hoy en estado catastrófico, llenar de au-
topistas al país, modernizar la red vial de nuestras principa-
les ciudades, repotenciar la industria petrolera hasta llegar
a la producción anual de seis o más millones de barriles
diarios, crear empresas, autoabastecernos de todo lo que la
población requiera, crear focos de desarrollo turístico, di-
versificar nuestra economía y multiplicar aún más nuestros
recursos hasta ponernos al nivel de países mediterráneos

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

como España e Italia y, sin ninguna duda, situarnos a la


cabeza de América Latina.
Quince años de gobierno bajo todas esas premisas hu-
bieran transformado a Venezuela en un país del primer
mundo, a su población en una de las más educadas y pro-
ductivas de la región, a las universidades e institutos tecno-
lógicos en modelos de investigación científica y divulgación
del conocimiento, a la expansión explosiva de la industria
editorial y a convertir a nuestro país en polo de atracción
cultural y turística de Occidente.
El monstruoso asesinato de una ex Miss Venezuela –
por cierto, uno de los títulos que constituye uno de nues-
tros máximos orgullos– ha venido a poner brutalmente de
manifiesto que a pesar de todo lo expuesto, Venezuela es
un miserable y tenebroso país del Cuarto Mundo: insalu-
bre, oscuro, pobre, espiritualmente miserable, con carrete-
ras desastrosas y un potencial criminalístico absolutamente
aterrador. Mónica Spear y su esposo, cruel y aviesamente
asesinados, amaban entrañablemente la Venezuela de nues-
tra realidad geográfica y el reservorio de amistosa y dulce
humanidad que sobrevive aplastada por la barbarie al bor-
de de las carreteras. En lugar de viajar a Europa, a Asia, al
África o al Medio Oriente a pasar sus vacaciones preferían
volver a sus playas, al calor de nuestra buena gente, al con-
tacto con sus amigos entrañables. Y satisfacer una de sus
mayores preocupaciones: divulgar el potencial turístico de
Venezuela. Uno de sus últimos tuits nos traía la imagen de
un mar de cuentos de hadas junto al que pasaban estos
días de asueto de fin de año. Testimonio de la felicidad
brutalmente truncada por esa realidad nacional que des-
pilfarró esa gigantesca fortuna, sembró el odio y el crimen
y se arrastró de manera obscena y canallesca ante tiranos
extranjeros. La mano asesina de cinco desalmados fue
manejada a distancia, pero con aterradora inmediatez

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Antonio Sánchez García

mediática, por la Venezuela del horror, que luego de en-


tregar la Patria a la voracidad de los tiranos del Caribe y
el socialismo a su boliburguesía, se queda con su último y
extremo instrumento de dominación: la muerte.
Este asesinato adquiere particular relevancia por la per-
sonalidad de sus víctimas y el impacto que seguramente
causará en el mundo. Pero encubre miles de otros –sólo
este año que dejamos más de 24 mil víctimas. Como el de
una muchacha que pasaba sus vacaciones en una pequeña y
adorable playa margariteña, Playa Parguito, que terminó su
juventud asesinada de un disparo que la alcanzó por azar.
Un facineroso solitario asaltó a un grupo de comensales en
uno de los restoranes del lugar, y al escapar, perseguido por
los indignados asaltados, disparó a mansalva. La asesinada
descansaba en una tumbona. Otro caso más de la homicida
lotería a la que todos los venezolanos estamos expuestos.
Indigna la complicidad con los asesinos de quienes,
bajo la presión del gobernante y las autoridades responsa-
bles, aún perteneciendo al mismo medio de Mónica Spear,
piden no politizar el hecho. Vale decir: banalizarlo, con-
siderarlo un asunto cualquiera, susceptible de suceder en
cualquier lugar del mundo, sin importar el régimen domi-
nante. Es la ominosa falacia de un grupo de protegidos del
gobierno, bufones consentidos de sus nóminas, favorecidos
por la complacencia y carentes, desde luego, de toda inte-
gridad moral.
El país se ha puesto en pie, conmovido, estremecido
e indignado por la insoportable irresponsabilidad del go-
bernante. Su indirecta culpabilidad cabe perfectamente
dentro de lo que la justicia categoriza bajo el concepto de
homicidio culposo. ¿O no lo es tener las carreteras en estado
lamentable, sumidas en la absoluta oscuridad, carentes de
todo sistema de vigilancia? ¿No es homicidio culposo el de

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

una justicia que no ha investigado el 90% de los más de 200


mil asesinatos productos de 14 años de desgobierno? ¿No lo
es que en más del 90% de esos más de 200 mil asesinatos
las autoridades competentes no hayan dado con los asesinos
y los hayan puesto a rendir cuentas de sus fechorías ante los
organismos correspondientes, también controlados por el
ejecutivo?
Ha llegado la hora de tomar en serio hechos de tan
aterradora realidad. Ir a Miraflores a estrecharle la mano al
responsable tiene un solo nombre: complicidad manifiesta,
pública y notoria. Homicidio culposo.

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Antonio Sánchez García

La tormenta perfecta
15 Enero, 2014

“Hay que ser absolutamente moderno”, decía Rimbaud.


Y no lo decía por capricho. Lo decía porque la moderni-
dad es la pulsión de la vida a la actualización permanente e
ininterrumpida de los anhelos, los sueños, las esperanzas. El
latido vital de la vida. Quien se ancla en medio del torrente
impetuoso de las circunstancias, será arrasado por ellas.
Este 2014 que transcurre no tendrá elecciones. Por lo
tanto, esa entidad creada para articular la unidad electoral
de la oposición democrática entra en latencia, vegetará en
ese estado de semi vigilia en que invernan los animales de
sangre fría, terminará acurrucada en el rincón del polvo y
del olvido. Me refiero a la MUD. Salvo que se convierta
en una entidad política con capacidad de decisión articu-
lada sobre todos los partidos que la integran y sus bases
sociales: la sociedad civil. Algo por ahora impensable. Jamás
fue un núcleo de dirección política orientada a diseñar e
implementar una estrategia de Poder: así, con mayúsculas.
Que eludió exigir lo que correspondía a una auténtica, a
una verdadera estrategia de Poder, así lo fuera por la vía
electoral: condiciones electorales mínimamente decentes,

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

compatibles con un sistema democrático. Si nada se lo im-


pide, dejará pasar estos dos años sin elecciones sin siquiera
exigir mejores y más legítimas condiciones. Tal cual suele
definirse la estupidez: reiterar el errado comportamiento es-
perando que los resultados sean distintos.
Jamás se nos podrán aclarar las razones que impidieron
a quienes constituyen el cogollo de la MUD se montaran en
el potro y pusieran nuestra masa de respaldo electoral – ese
52% de las elecciones parlamentarias, de creerle al CNE,
lo que no es mi caso – frente al ministerio electoral del ré-
gimen y dijeran: ¡Basta! Queda una zona turbia, brumosa,
que retroalimenta sospechas de connivencia, temores reñi-
dos con la gravedad de las circunstancias, cuando menos
pusilanimidad ante el inclemente despliegue hamponil del
gobierno. Que nos ha impuesto sus horcas caudinas y la
humillación de tomar por santos, resultados pervertidos, vi-
ciados de imparcialidad por un fraude continuado de abu-
sos, de arbitrariedad, de cohecho. Resultados que al final
nadie, salvo los tecnócratas de la electrónica electoral de la
MUD y algunos secretarios generales aceptan como válidos
y legítimos.
De allí el desconcierto ante un año de vacancia electo-
ral, pero preñado de las más graves amenazas: si a estas altu-
ras, comenzando el año, el pan escasea, por decir lo menos,
¿qué nos prometen los meses por venir? Está tan agitado el
mar que nos rodea, que ya ni recuerdo qué fue lo que vino
a derrumbar la ingenua presencia de una de nuestras bien
amadas actrices en un pregón navideño para gloria y majes-
tad de la pareja de ex asaltabancos que fungen de altos ma-
gistrados. No sé si fue uno de los tan horrendos crímenes,
una salida de madre del mampuesto o vaya a saber Dios,
pero la buena fe y los santos oficios se evaporaron como la
inexistente leche al coger el hervor. Y todavía sentían nues-
tros alcaldes el calor del apretón de manos de Miraflores

31
Antonio Sánchez García

que prometía concordia cuando asesinan a Mónica Spear y


se desatan los demonios.
Se recicla la leyenda: los 240 mil asesinatos son heren-
cia de la IV República, producto del capitalismo imperial y
otras obscenidades de mala muerte. A falta del porfiado, los
medios: ante la falta de pan nos culpa de montar un espec-
táculo. Y se esgrime una amenaza real banalizada de seudo
economía: no hay divisas para papel periódico.
Digamos: estamos frente a la borrasca que promete
tempestades perfectas. Y que me perdonen los señores se-
cretarios generales de los partidos que constituyen la cúpula
de la MUD, pero a estas alturas de lo que se avizora, se acre-
cientan las dudas sobre su lucidez, su claridad estratégica, su
eficacia para enfrentar en alta mar la furia de los elementos.
La marinería está aterrada, y el pasaje –nosotros, veintiocho
millones de pasajeros– temblamos como esos personajes de
Lord Jim, entregados a la sevicia de una tripulación que
prefirió salvarse ella abandonando a sus pasajeros antes que
ponerle pecho a la tragedia.
Por todo ello, porque veo refulgir la mirada asesina en
quienes detentan el Poder a distancia y perifonean a sus
títeres desde La Habana, es que me pregunto: ¿existe un
plan de contingencia en los archivos secretos de la MUD?
¿Alguien se encargó de la bitácora y dibujó la eventual carta
de navegación para sortear la borrasca? ¿O nuestros capita-
nes prefieren esperar al pairo por un milagroso amanecer?
Llegó la hora de no temerle a la verdad y sacudirla a los
cuatro vientos. ¿Cuál es la estrategia, cuál la táctica que han
diseñado nuestros altos dirigentes ante la tormenta perfecta
que se nos avecina? ¿Esperan evadir la furia de los elementos
al pairo, hasta la próximas elecciones presidenciales? O algo
verdaderamente aterrador: ¿bajar la Santamaría y entregar-
les el país llave en mano a los invasores?

32
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Yo apuesto al Estado que somos. Es cierto, y lo reco-


nozco. Una obra de ingeniería debida en gran medida a la
MUD. Que todos debemos agradecer. Pero las circunstan-
cias han cambiado brutalmente y debemos adecuarnos a un
año sin elecciones. El Estado que somos, al cual debemos
exigir perentoria e irrevocablemente se le devuelvan todas
sus atribuciones, sedes, instituciones y presupuestos, com-
plementado con un Frente de Liberación Nacional. Que
asuma la dirección de nuestras luchas cotidianas. No un
ente hipnotizado por el ritual de elecciones cada día más
alejadas del horizonte de nuestras últimas esperanzas. Hi-
bernando en la absoluta catatonia. Esperamos las respues-
tas. He comenzado a temerlas.

33
Antonio Sánchez García

Días de dolor y pesadumbre


18 Enero, 2014

A Pedro Meneses Ímber, in memoriam

Ha muerto Pedro Meneses, hijo de Guillermo Meneses


y de Sofía Ímber, dos extraordinarios venezolanos. Uno de
los cirujano plásticos más afamados del país. Joven, brillan-
te, destacado, exitoso. Una pérdida dolorosa y lamentable,
que nos apesadumbra.
No ha muerto en su patria. Que amaba, como la han
amado sus padres. Como la ha amado Carlos Rangel, bajo
cuyo influjo paterno creciera. Ha muerto en un destierro
interior sellado con la ausencia. Lejos de sus hermanas, lejos
de su madre. Que lo han acompañado en este temible final,
sólo acatado porque es el destino que cumpliremos todos. Y
su muerte nos abruma, porque además lo amábamos. Por su
dulzura, su gentileza, su delicadeza, su caballerosidad como
de otros tiempos: los de Guillermo, su padre, uno de nues-
tros más extraordinarios narradores. Como los de Sofía, una
de las mujeres que marcaron el siglo XX venezolano y a la
que difícilmente podremos recompensarle la obra a la que
le entregó su vida y se resume en el más deslumbrante de los

34
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

museos contemporáneos de América Latina. Sin contar con


su obra periodística, una de mayor reciedumbre intelectual
en el periodismo político y cultural del país.
No era su deseo cerrar su periplo vital lejos de Vene-
zuela. Pero Venezuela ha querido cerrar su periplo lejos de
sus mejores hijos. Una tragedia que nos enluta a todos. Son
estos que vivimos días de dolor y de pesadumbre. Ese teji-
do diáfano y sutil construido durante siglos para hacer de
nuestro país un cálido refugio al naufragio de los días de
ira sufridos por otros en el vendaval de las adversidades,
ha sucumbido también al naufragio. Y una como aceptada
mansedumbre se retira a sufrir en silencio. Como esos miles
y miles de dolientes de nuestros jóvenes caídos en la orgía
de sangre de la barbarie ancestral de nuestros genes. Repo-
tenciados en mala hora.
Imagino que Pedrito, el bien amado niño que viéramos
crecer jugueteando por el patio de su casa en La Florida,
junto al Ávila majestuoso –un remanso de paz, un refugio
que venciera a la guerra, en el que escuchara extasiado las
historias contadas por sus mayores, impregnados de cultura
europea, de sabiduría ancestral– decidió irse de Venezuela
para proteger la vida de su mujer y su hija. Para proteger
la suya propia. Para respirar aires de libertad y de bonanza,
de solidaridad y entendimiento: no verse sacudido por las
trompetas de la violencia y los atabales de la barbarie. Ni
acosado por los cuchillos de quienes se creen sus conciuda-
danos. La salud le jugó esta mala pasada. Su corazón estalló
en pedazos.
Días de tristeza y pesadumbre estos que por ahora
padecemos. Hace nada se nos fue intempestivamente un
gran amigo de su familia y la mía, Simón Alberto Consalvi.
Que lo tuviera en sus brazos. Otro gallardo venezolano de
la mejor estirpe. Lúcido, culto y notable. Otro hijo de la

35
Antonio Sánchez García

inmigración que llegó a iluminar la Patria hoy oscurecida


por sus nacionales. Una pérdida irreparable. Y poco antes se
nos había ido otro amigo entrañable al que quisimos como
si hubiéramos estado vinculados por lazos de sangre, Luis
Penzini Fleury. Mi hermano en espíritu.
Hemos vuelto a vivir esos días terribles de los que nos
contaran José Rafael Pocaterra y otros notables venezola-
nos, aherrojados al horror de cárceles y mazmorras o al do-
lor del destierro por la demoníaca inclinación tiránica de
nuestra peor herencia. Morir lejos de la Patria es morir dos
veces. Dios extienda su manto protector sobre Pedro Me-
neses Ímber, su esposa, su hija, su madre, sus hermanas.
Dios extienda su manto protector sobre todos nosotros, los
venezolanos desvalidos.

36
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Un 23 de enero: tal día como hoy


23 Enero, 2014

Una invitación a disertar sobre el Pacto de Punto Fijo


me ha obligado a revisar los hechos que lo concitaran, sobre
todo en la circunstancia histórica de vivir en condiciones, en
muchos sentidos, inmensamente más graves y devastadoras
para el país que los imperantes cuando la sociedad venezo-
lana decidiera, en un momento de grave orfandad política,
pero acompañada por la juventud laboral, universitaria y
liceana, el liderazgo emergente en los partidos, particular-
mente en Acción Democrática, la Iglesia católica y militares
patriotas empujar a la dictadura al destierro y erradicar mu-
chas de sus taras y males mediante el soberbio expediente
de la rebelión popular del 23 de Enero, el establecimiento
de un gobierno de transición, la firma del Pacto de Punto
Fijo así como del acuerdo mínimo de gobierno y la cons-
trucción de la extraordinaria democracia social, política y
económica que terminaría siendo llamada la Democracia de
Punto Fijo. Un sistema de libertades y garantías constitu-
cionales de 40 años: el período más pacífico, constituciona-
lista, próspero y progresista de nuestra historia republicana.
Un período que debió haber contado con una populosa e
invencible falange de defensores a ultranza, pero que por

37
Antonio Sánchez García

caprichos, rencores e inconsistencias de males endémicos y


ancestrales terminaría sus días tirada a la basura y ultrajada
por la escoria que ella misma, en sus descuidos, procreara.
Lo insólito y sorprendente es que aún hoy, incluso en
los sectores de la élite dirigencial de la oposición, sobran
quienes lejos de solidarizarse con nuestra democracia –la
única real y verdadera de nuestra bicentenaria historia re-
publicana– se suman al desprecio, hábilmente instrumenta-
lizado por la barbarie militarista para quebrarle la columna
vertebral al sistema y abrirle los portones al golpismo cau-
dillesco de rancia y muy pestilente estirpe. Al leer el aparato
bibliográfico que me acompaña –soy un auténtico colec-
cionista de los libros de nuestra historia– me impresiona la
ingente obra realizada desde el primer día de gobierno pun-
tofijista –vale decir: consensuado, respetuoso de las leyes y
obediente de la separación de los poderes, la alternabilidad,
el respeto a los DDHH y el desarrollo económico y social
preferentemente dirigido a los sectores más necesitados de
nuestra población– hasta el arribo de su sepulturero. En-
rique Aristeguieta Gramcko, el único sobreviviente de la
Junta Democrática de Gobierno que dirigiera aquellos lau-
dables sucesos, de cuya amistad me precio y acompañante
en el foro que al respecto celebramos este mediodía en la
Universidad Metropolitana, la enumera a vuelo de pájaro:
marea, es vertiginosa.
La estulticia golpista y proto golpista han querido di-
famarla aferrándose a las obras del dictador militar, aquel
cuyo pescuezo retoñaría cuarenta años más tarde: algunas
importantes construcciones de gran formato, unas ya pla-
nificadas durante el gobierno de Medina Angarita, otras
bajo su esfuerzo desarrollista y llevadas a la práctica duran-
te el gobierno de la dictadura. No le llegan al tobillo a las
ingentes obras de ingeniería vial, puentes, carreteras, in-
fraestructura, desarrollo habitacional, autopistas, represas,

38
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

establecimientos educativos, hospitalarios, etc., etc. realiza-


dos por la democracia. Sin contar con la gigantesca obra
puesta en acción que transformó la Venezuela rural en la
pujante democracia social de nuestra modernidad: la elec-
trificación del país, la nacionalización plena del petróleo,
la creación de PDVSA –no para importar pollos podridos
y transferir gigantescos montos numerarios a los amigotes
del presidente, golpistas de medio pelo y tiranos cuasi cen-
tenarios sino para montar centros de desarrollo industrial,
acerías, metalúrgicas–, el gigantesco desarrollo educacional
–pasando de 3 a más de 100 establecimientos universitarios
y becando a decenas de miles de jóvenes venezolanos para
estudiar en la mejores universidades del mundo–, el desper-
tar, en fin, social y cultural de nuestra democracia. Todo lo
cual con el barril de petróleo a mucho menos de 10 dólares.
Exhibir la existencia del sistema sinfónico de orquestas in-
fantiles como obra de Hugo Chávez es tan absurdo, irreve-
rente y obsceno como lo sería considerar que el Metro de
Caracas, la Cota Mil y la Avenida Libertador fueron creadas
bajo el empuje del teniente coronel o sus esbirros. Suyos
serán y para el ominoso recuerdo de su infinita mediocridad
los campamentos aladrillados debidos a arquitectos neofas-
cistas del régimen que exhiben para inmensa vergüenza de
los demócratas su desfachatada firma. Conventillos, patios
de vecindad disfrazados de edificios de apartamentos que
tendrán el mismo triste final que tuviera su promotor: la
ruina.
Este 23 de enero debiera haber sido día de profunda
reflexión. ¿Qué nos une y qué nos separa de la acción po-
pular de la más extraordinaria fecha de nuestro calendario
histórico? ¿Qué les ha sucedido entre tanto al cerebro y
al corazón de la Nación? ¿Vale comparar la MUD con la
Junta Patriótica y a algunos de los presidenciables de la
oposición con Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba o Ra-
fael Caldera? ¿Cuán bajo hemos descendido como Nación
desde entonces?

39
Antonio Sánchez García

La Iglesia ha recordado la efemérides con el mejor de


los reconocimientos: un documento a la altura de la Carta
Pastoral del Arzobispo de Caracas, Monseñor Rafael Arias
Blanco. The rest is silence.

40
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Confesiones imprescindibles: Carlos


Andrés Pérez y Simón Alberto Consalvi
25 Enero, 2014

1
La urgencia de los hechos ha venido a acentuar una
muy mala costumbre nacional: no leer o leer mal y muy
poco. Y no me refiero a la lectura de esos libros perfecta-
mente prescindibles que colman de baratijas editoriales las
vitrinas de las pocas librerías que nos van quedando. Con
escasa excepciones, obedientes al concepto mercantilista de
las grandes tiendas por departamentos, sometidas también,
por razones del mercado, a la oferta de superficies, al brillo
de las apariencias, al nefasto precedente del best seller: los
más vendidos. Un producto que se promociona no por la
calidad de su contenido, sino por la cantidad de sus ventas.
El rábano por las hojas.
Es la irrupción de la masificación de la trituradora co-
mercial, al margen de la cual se han escrito todas las grandes
obras de la literatura universal. Así cumbres literarias como
El Quijote hayan conocido paradojalmente y desde su pri-
mera publicación lo que para las dimensiones del mercado
editorial de su tiempo pueda calificarse de resonante éxito

41
Antonio Sánchez García

de ventas. Al revisar estadísticamente las ventas alcanzadas


por las obras primeras de genios como Jorge Luis Borges se
comprueba un hecho palmario: la gran literatura ha sido
creada al margen de cualquier pretensión crematística.
Pues la cultura, al margen de sus propias intenciones,
ha sido, es y será necesariamente elitesca. Propia del ocio,
ubicada desde la maravillosa metáfora de los galeotes a los
que Odiseo les taponara los oídos para que no enloquecie-
ran con la belleza del canto de las sirenas, en la antípoda
del no ocio, el negocio. Que ha terminado deglutiéndose
también al ocio hasta convertirlo en una gigantesca indus-
tria, la Kulturindustrie contra la que pensaran y escribieran
los grandes críticos de la cultura post industrial, Theodor
Adorno, Max Horckheimer, Jürgen Habermas, Herbert
Marcuse.
Pero la industria cultural obedece al mismo propósito
de masificación al que tiende el mercado. E inventa, llevada
por la dinámica universalizadora del capital y la mercancía,
al entretenimiento de masas: primero el cine, luego la tele-
visión. Obras cumbres de la literatura universal, como las
grandes novelas de Dostoievski, surgieron como folletines
de consumo hebdomadario. A cuentagotas. Una sola trans-
misión de Los hermanos Karamazov por televisión puede
reunir a millones y millones de televidentes. A los que, ob-
viamente, se les priva de la belleza del lenguaje literario y
la relación íntima del autor con su lector. La lectura como
experiencia de enriquecimiento existencial.
Así, el libro ha terminado convertido en el subproduc-
to de la industria cultural, un fenómeno marginal, con-
centrado y centralizado para optimizar los rendimientos
en pequeños grupos monopólicos. Tanto o más discrimi-
natorios cuanto menos desarrollados culturalmente sean
las sociedades en los que los libros que tuvieron la suerte o

42
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

el poder de atravesar las barreras estrictamente comerciales


de los jurados seleccionadores llegan a un consumidor cada
vez más desvaído en sus hábitos lectores. Una tragedia del
espíritu.

2
Queda reservado al libro, así sea en el minúsculo
círculo de ciudadanos cultos, informados o sedientos de
conocimientos –esa extraña élite que por fortuna es im-
permeable a la vulgarización–, el privilegio insustituible de
transmitir la reflexión sociológica, política o cultural sobre
aquello que Ortega y Gasset llamaba “las circunstancias”.
Aún en aquellos países, como el nuestro, en que la política
se muestra renuente a convertirse en objeto de investigación
y el libro sobre “las circunstancias” en objeto de culto. Alér-
gicos, como parecemos, de vernos en el espejo de la auto-
crítica y sacar las consecuencias del caso. Como en Francia,
cuya potente industria editorial y un acendrado hábito de
lectura convertido en vicio, permite e incluso impone que
tras sucesos políticos que sacudieran a la sociedad francesa
se vean de inmediato convertidos en best sellers. No es la
televisión francesa el foro de la máxima discusión, difusión
y metabolización de la crítica a las circunstancias: es el libro.
El fenómeno Chávez, de haberse dado en Francia –un im-
posible desde el fascismo hitleriano– hubiera dado origen a
centenares de libros apasionantes. Pero Francia es una rara
y exigua excepción en el mundo.
Para nuestra inmensa fortuna, el esfuerzo editorial de
unos pocos iluminados y la perseverancia en el oficio del
pensar de unos cuantos intelectuales ha hecho posible que
se hayan escrito obras de investigación, análisis y testimo-
nios verdaderamente imprescindibles. Son muchos más de
los que creemos, pues la mayoría de ellos no han logrado
transgredir el cerco de la indiferencia y pasarán al olvido, a

43
Antonio Sánchez García

los desvanes o a las escasísimas librerías de viejos y usados


que sobreviven en medio de la devastación provocada por
el régimen. El menos interesado en que los ciudadanos lean
y piensen.
Pero los hay. Algunos llegaron a romper la barrera de la
apatía, como el excelente reportaje de estos tiempos de de-
lirio y extravíos escrito por la periodista venezolana Mirtha
Rivero, La Rebelión de los Náufragos, que vendiera decenas
de miles de ejemplares. Cuando habitualmente libros de su
tesitura, sin afanes sensacionalistas ni morbosos escarceos
con sucesos criminales, no sobrepasan una primera edición
de mil o dos mil ejemplares. Por cierto, una extraordinaria
recopilación de los tristes y lamentables sucesos que dieran
al traste con nuestra democracia, empujándonos al abismo
en que nos encontramos.
Pero hay otros tanto o más excepcionales que los de
Mirtha Rivero, que han languidecido, se han agotado sin
provocar reediciones posteriores o luchan denodadamente
por llegarle al oído sensible que pueda captar en toda su
amplitud la inmensa relevancia de sus revelaciones. Qui-
siera dedicarle particular atención a dos de ellos, que con-
sidero de una importancia trascendental para comprender
la inmensa gravedad de esta crisis de excepción que pade-
cemos, la monstruosa responsabilidad que nos cabe en su
génesis, iluminando al mismo tiempos los tenebrosos años
de tinieblas a los que taras congénitas y vicios y debilidades
ancestrales han terminado por hundirnos: Carlos Andrés Pé-
rez, Memorias Proscritas, de Ramón Hernández y Roberto
Giusti (Los Libros de El Nacional, Fuera de Serie, Caracas,
2006), y Contra el olvido, Conversaciones con Simón Alber-
to Consalvi, Ramón Hernández, Editorial Alfa, Colección
Hogueras, Caracas, 2011 y 2012.

44
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

3
Los he leído con verdadera pasión. El primero de ellos,
para mi vergüenza, a 7 años de haber sido publicado y gra-
cias al azar: visitaba El Nacional y lo vi a un precio verda-
deramente irrisorio en un pequeño kiosko ubicado en la
recepción del periódico. No miento si digo que debe haber
sido el último ejemplar que sobrevivía, pues nada más ter-
minarlo salí a comprarlo por todas las librerías de Caracas,
en todas las cuales estaba agotado. Me perdí así el placer
de regalárselo a mis amigos, particularmente a los más jó-
venes que se aventuran a lidiar en la arena política sin el
más mínimo conocimiento no digamos de nuestro pasa-
do republicano, lo que podría sonar exagerado, sino de su
más inmediata realidad política, a cuyos coletazos se aferran
difamándola, menospreciándola o desconociéndola. ¿Qué
saben en verdad de los entretelones de las luchas, esfuerzos y
sacrificios que costó imponer la democracia en nuestro país
aquellos de nuestros jóvenes líderes que no pierden oportu-
nidad de cebarse en la mal llamada “cuarta república”?
Roberto Giusti y Ramón Hernández lograron el pro-
digio, sin duda facilitado por las dolorosas circunstancias
existenciales por las que atravesaba uno de los dos políti-
cos más excepcionales del siglo XX venezolano –el otro, su
jefe, compañero y maestro Rómulo Betancourt– de hacerle
abrir el corazón a despiadadas, insólitas e inclusive cruen-
tas confesiones. Aquello más íntimo y personal de lo que
un político mayor se cuida hasta los máximos extremos de
rebelar o dar a conocer. Un reservorio de creencias, pensa-
mientos, prejuicios, propósitos e ideas que se resguardan de
manera tan prolija, que muchas veces me he preguntado si
ellos mismos, sus protagonista, son conscientes del baúl en
que los custodian. Pues un político mayor –y en Venezuela
han sido tan escasos como los diamantes– tiene la más plena
conciencia de que su lengua puede ser el espejo de su alma.

45
Antonio Sánchez García

Y a ella, al alma, más vale tenerla sellada e inviolable tras


siete puertas.
Es una inmensa desgracia que Los Libros de El Nacio-
nal no hayan procedido a una reedición. Es una obra fun-
damental para comprender esta historia de éxitos y fracasos,
desembarcos y naufragios, partidos, hombres y circunstan-
cias. Como sí lo ha hecho la Editorial ALFA, que procedió a
lanzar una segunda edición de las extraordinarias conversa-
ciones de Ramón Hernández con nuestro entrañable Simón
Alberto Consalvi, con cuya inesperada muerte desapareció
uno de los más ricos reservorios del pensamiento, la inteli-
gencia, la política y la cultura de nuestro país. También en
estas conversaciones logra Ramón Hernández que Consal-
vi revuelva con su acucioso y prodigioso conocimientos de
protagonistas y sucesos el fondo oscuro de nuestra vida po-
lítica y nos enseñe grandezas y miserias de nuestro devenir.
Debí renunciar a subrayar sus declaraciones, agobiado
por la abundancia de revelaciones, explicaciones y aciertos
que enriquecen cada página de este libro que retrata en toda
su grandeza a uno de nuestros más grandes polígrafos, di-
plomáticos, historiadores y políticos venezolanos. Un hom-
bre propiamente renacentista por la amplitud de sus inquie-
tudes y curiosidades, la vastedad de sus conocimientos y la
experiencia principesca en el manejo de la realidad política.
¡Qué gran presidente de la República hubiera podido
ser Simón Alberto Consalvi, si la Venezuela de sus desvelos
hubiera estado a su altura! Si quiere comprobar si exagero,
léalo. Saldrá de su lectura enriquecido por un conocimiento
esencial de nuestras desgracias.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

A 22 años de aquel nefando 4 de febrero


de 1992
4 Febrero, 2014

A Carlos Andrés Pérez, in memoriam

1
Las tragedias son tanto más nefandas cuanto más estú-
pidas, evitables y anunciadas. El domingo 17 de noviem-
bre de 1991, El Nacional impactaba a sus lectores con una
apocalíptica primera página en la que, sobre una foto a tres
columnas que mostraba al director del periódico, el hoy
exiliado periodista Alfredo Peña, entrevistando al fallecido
gurú de la exclusiva y elitesca cofradía de Los Notables, se
leía el aterrador titular: “Arturo Uslar Pietri VENEZUELA
SE DESINTEGRA Y PUEDE HABER UN GOLPE DE
ESTADO.” La profecía auto cumplida.
La primera parte de la oración era una infamia, una
falacia indigna de quien fuera preciado como el intelectual
más prestigioso y afamado del Siglo XX venezolano. Uslar
Pietri mentía con su cara de santón in partibus: ese año de
1991 el crecimiento del PIB alcanzaba el 10% –uno de los

49
Antonio Sánchez García

registros más espectaculares de su historia–, el desempleo


se reducía al 6%, el más bajo de la región y uno de los más
bajos del mundo, la tasa de conflictos sociales no llegaba
al 1% de los que azotan hoy a la sociedad venezolana, si se
exceptúa el motín del 27F, casualmente escenificado luego
de la visita del viejo tirano caribeño y en rigor más un cole-
tazo provocado por el período Lusinchi que un aldabonazo
de un gobierno que no terminaba por tomar posesión del
cargo.
Venezuela no se desmoronaba. Muy por el contrario.
Como se lo destacara en el Foro de Davos, Suiza, a pocas
horas de desatarse la infamia, no sólo había cumplido cabal-
mente los propósitos anunciados al comienzo del período
por el equipo económico de gobierno, sino que auguraba
un desarrollo sustentado en el saneamiento de las perversas
taras heredadas del populismo clientelar adeco lusinchista
clásico exponente de AD, el partido que culminara el traba-
jo de zapa iniciado por nuestro Pater Familia defenestrando
pocos años después a uno de sus prohombres y abriendo los
portones a las consecuencias del anunciado golpe de Esta-
do, segunda parte de la oración. Alentado por un grupo de
notables economistas y politólogos, Venezuela se asomaba a
un nuevo ciclo del desarrollo económico social en América
Latina y, si no se interponían los imponderables, podía en
pocos años ponerse a la cabeza del desarrollo regional. El
lugar que hoy ocupan Chile, Colombia, Perú.
Todo esto era perfectamente sabido por Uslar Pietri,
un hombre que luego de dejar los gobiernos del post Go-
mecismo sin alcanzar a heredar su trono cobijó sus desvelos
literarios en la empresa privada, ocupaba puestos directivos
en compañías de seguro y poderosos conglomerados finan-
cieros y debía tener perfecta conciencia de que el país se
enrumbaba precisamente por la senda del sembradío del
petróleo por el que él había pugnado desde sus tiempos de

50
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

funcionario ministerial de los gobiernos de López Contre-


ras y Medina Angarita. Si es que la frase que se le atribuía
no pertenece en rigor, como muchos sospechan, a César
Zumeta, a quien se la habría usurpado.
La sinceración de la economía, el drástico fin del con-
trol cambiario y las facilidades ofrecidas a la actividad eco-
nómica mediante la liquidación de los engorrosos trámites
y cortapisas de todo orden que lastraban el emprendimien-
to, le habían asestado un golpe mortal al principal factor de
corrupción y enriquecimiento ilícito de la sociedad vene-
zolana desde los tiempos del Viernes Negro y Luis Herrera
Campins: el control cambiario, que alcanzara con Lusinchi
cotas nada despreciables con el invento de RECADI y su
chinito cabeza de turco.
La descentralización impulsada desde el gobierno
acompañaba ese extraordinario esfuerzo modernizador de
nuestra democracia. Nada había alterado la política social
con sus hogares de cuidados diarios y fuertes subsidios a los
sectores más desfavorecidos de la población. De modo que
el desmoronamiento anunciado con bombos y platillos por
el titiritero del golpismo venezolano no era más que una ca-
nallada. Era una conminación al golpe. La luz verde. Como
se haría explícito años después en su libro Golpe y Estado en
Venezuela.

2
La segunda parte de la oración, en cambio, no era un
presagio: era un propósito enmascarado en un anuncio que
seguía al pie de la letra la infamia de la llamada “profecía
autocumplida”. Uslar y Peña eran personajes extraordina-
riamente bien informados y llevaban a cabo, plenamente
conscientes del encargo, la parte más delicada de la opera-
ción facciosa que culminó dos y medio meses después con

51
Antonio Sánchez García

la felonía del 4 de febrero de 1992, hace hoy exactamente


22 años. Uslar, que llevaba la batuta del acorralamiento “ju-
rídico político” al presidente constitucional de Venezuela
con exigencias absurdas y apocalípticas, costosos remitidos
de prensa y sinfonías de trompetas, se sabía parte de un
complot en el que militaban José Vicente Rangel, Antonio
Cova, secretario privado de Uslar, Ramón Escobar Salom
y un largo etcétera de banqueros, jueces, empresarios, aca-
démicos, comunicadores, políticos y monseñores aferra-
dos a la balsa del naufragio. Había decidido saciar todos
sus rencores arrastrados desde sus frustraciones presiden-
cialistas en el postgomecismo, cobrar con sangre y fuego
las humillaciones a las que lo sometiera la Revolución de
octubre de 1945 y la sentencia condenatoria del Jurado de
Responsabilidad Civil y Administrativa establecido por la
Junta Revolucionaria de Gobierno. Y al parecer no estaba
dispuesto a morirse sin pasar su larga y pesada factura. El
“puede haber un golpe” era una hipérbole. En verdad decía
sin dejar lugar a dudas: “habrá un golpe”. “Debiera haber
un golpe”.
Y lo hubo. El control mediático por parte de la Vene-
zuela facciosa impidió que nos enteráramos de las figuras
civiles que formarían parte de la Junta de Gobierno de la
dictadura militar que, instaurada ese mismo 4 de febrero,
hubiera sido presidida por Hugo Chávez o Francisco Arias
Cárdenas, los cabecillas del siniestro atentado contra la
Constitución y la democracia. Pero si Uslar no ocupaba un
puesto estelar, como por cierto Rafael Caldera, se hubiera
debido a su importancia supra terrenal. Uslar ya no esta-
ba para ministerios o vicepresidencias. Era el propio Deus
ex Machina de la insurgencia emergida del más remoto y
polvoriento pasado pre democrático, incluso gomecista.
Su identidad con los golpistas se fundaba en la conciencia
de la necesidad de volver a instaurar un Gendarme Nece-
sario. De allí que, fracasado el golpe pero entronizado el

52
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

golpismo que avanzaba turbulento, abiertamente y ruido-


so al asalto del Poder por la vía neofascista de una victoria
electoral, escribiera un libro Golpe y Estado, justificándolo.
Con absoluta razón, el siempre cuidadoso, culto de lengua y
templanza diplomática Simón Alberto Consalvi le declara a
Ramón Hernández a veinte años del suceso: “es el libro más
hijo de puta escrito en Venezuela”.
De modo que lo que hoy celebran actores y here-
deros de la felonía, cometida con la mayor cobardía,
en despoblado y con alevosía, sin correr el menor riesgo
de pagar con la vida ante la alcahuetería, complicidad y
aplauso de todos los sectores nacionales involucrados, par-
ticularmente de sus compañeros de armas, fue un crimen
a mansalva. Una muerte anunciada. El cadáver yace ante
nosotros: la pestilente y sórdida inmundicia de una Nación
desarbolada.

3
Salvo que se pretenda glorificar a quienes instauraron la
torva y aviesa dictadura imperante – que sólo la cortedad de
juicio de algunos opositores puede calificar de “democracia
incompleta” – los resultados de la obra de notables de uti-
lería y resabiados políticos del establecimientos, entre ellos
un ex presidente de la república que fuimos, que no tuvo
empacho en estrangular su propia criatura con tal de volver
a calentar el desvencijado sillón de Miraflores, hoy se toma
por gracia la peor morisqueta de nuestra triste y desventu-
rada historia bicentenaria: el asesinato de más de doscientos
mil jóvenes venezolanos, el saqueo y despilfarro de la ma-
yor fortuna jamás habida por Venezuela – ¿tres millones
de millones de dólares? -, la ruindad de haciendas, fábricas,
empresas y bienes, el inmisericorde saqueo y destrucción de
nuestra principal industria. Y lo que se puede calificar sin
exageración alguna como el más odioso crimen cometido

53
Antonio Sánchez García

contra la Patria en sus quinientos años de historia: la entre-


ga de nuestra soberanía a una miserable tiranía del Caribe.
¿Qué pena les cabe a los culpables de esta infamia?
Ni en el más oscuro y tenebroso momento de nues-
tra historia bicentenaria se vivió una atrocidad semejante
al descuartizamiento moral de nuestras Fuerzas Armadas.
Si de alguna utilidad distinguida, la de facilitar el someti-
miento colonial y amedrentar con sus armas a los patriotas
que aún hoy, contra viento y marea, miran con amor y
esperanza a nuestra humillada bandera. La Patria, tras es-
tos 22 años de maldad, saqueo, expolio y entreguismo yace
malherida. Sobrevive en la angustia de una ciudadanía que
se mantiene fiel a los principios de su nacionalidad, sin más
recompensa que la amenaza de la pervertida nomenclatura
que nos somete. Debemos honrarlos.
No hay razones para otra celebración que no sean el
dolor, la lamentación y el llanto. El domingo recién pasado,
un pequeño grupo de compatriotas tuvo el acierto, la de-
terminación y el coraje de llamar a la rebelión contra tanta
ignominia. A pesar de los pesares lo mejor de nuestra Patria
guarda la capacidad de indignarse y afrontar la más colosal
de las tareas: vencer al monstruo y rescatar la nacionalidad.
Es nuestra honra a los caídos. Volver a ser la Patria que
fuimos.

54
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La tenacidad de la estupidez
6 Febrero, 2014

“Lo cierto es que la historia de América Latina es la


historia de un fracaso”.
Carlos Rangel,
Del buen salvaje al buen revolucionario.

Si tras cincuenta y cinco años de desastres, miseria, hu-


millación y crímenes inaguantables la más pérfida y malévo-
la de nuestras tiranías vuelve a convocar al hemisferio, con
la excepción de los Estados Unidos y el Canadá –son tan
evidentes las razones de su marginación, que no merecen
comentarios– a un solidario abrazo con la hez del castroco-
munismo, es que el hemisferio, con la rara excepción seña-
lada, es sencillamente estúpido. O inmoral, desmemoriado,
oportunista, primitivo y malvado: escoja.
¿Qué hacía Sebastián Piñera, presidente de Chile y em-
presario de campanillas al que se le calculan más de dos
mil millones de dólares de fortuna personal acumulada a la
sombra de la dictadura militar del general Augusto Pinochet
o Juan Manuel Santos, encumbrado a las alturas celestiales
de la política colombiana gracias al respaldo de un político

55
Antonio Sánchez García

que supo poner de rodillas a las más viejas guerrillas del sub
continente, abrazándose ambos con el tirano heredero de la
monarquía hereditaria, estalinista, represiva y violatoria de
todos, absolutamente todos los derechos humanos, inclui-
do el de ser feliz, libre y próspero, como lo podían ser los
cubanos hasta el aciago 1 de enero de 1959? No tengo la
respuesta. Una tragedia.
A ambos se les puede atribuir tendencias liberales, si
no conservadoras. Pero allí estaban también los socialdemó-
cratas, los peronistas, los cocaleros, y la izquierda global en
todas sus vertientes, desde tupamaros conversos hasta mon-
toneros enriquecidos. No ha habido en Cuba ni un solo
rasgo de rectificación que justificara la unanimidad concer-
tada de izquierdas y derechas latinoamericanas decididas a
barrer las inmundicias castristas debajo de las alfombras de
sus cancillerías para correr a tomarse una foto con los amos
del desastre. Ni un solo gesto de apertura hacia la disiden-
cia, de respeto a la soberanía venezolana, la que los tiranos
han secuestrado para saquear sus riquezas en uno de los ac-
tos de apropiación indebida más escandalosos de la historia
universal. Digno de los saqueos coloniales de los imperios
aztecas e incas que tanto reclama la estulticia castrista.
Todo, absolutamente todo lo cual es perfectamente co-
nocido por todos los parlamentos regionales, los partidos
políticos, las internacionales partidistas, los despachos pre-
sidenciales y las cancillerías. Simplemente ominoso. Repug-
nante, incalificable.
¿Qué diferencia a Fidel Castro y su hermano Raúl de
Hitler y Göring salvo la colosal diferencia de cultura, terri-
torio, desarrollo, capacidad e inteligencia que separan abis-
malmente a la Alemania industrial de entre guerras de la
que el castrismo totalitario convertiría en la misérrima isla
de Cuba? Se me dirá: las magnitudes. Y es cierto. Pero todos

56
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

los presidente deben saber que Castro admiraba a Hitler y


pretendió emularlo desde que era un estudiante de derecho,
según testimonios irrebatibles, como el de su compañero de
aulas Valentín Arenas Amigó, un exiliado cubano avecin-
dado en Caracas que al sorprenderlo absorto en la lectura
de Mein Kampf le preguntó admirado por las razones de
semejante lectura: “lo admiro, respondió el Caballo, y de
él se puede aprender muchísimo”. No sólo fue uno de sus
discípulos más adelantados. Aplicó sus enseñanzas con la
fidelidad de un iniciado. Castro llegó a ser el Hitler redivivo
de América Latina. Muchísimo más que Perón, que hizo el
anterior intento. Y del teniente coronel Hugo Chávez, un
pobre diablo. Uslar dixit.
Cincuenta y cinco años después del asalto al Poder, el
lapso transcurrido desde el 1 de enero de 1959 a estas tristes
y ominosas jornadas habaneras, hubieran situado a un Hit-
ler y a un Göring sobrevivientes en el año de 1988. ¿Cabe
imaginar en un ficticio rebobinaje de la historia un encuen-
tro en un Berlín nacionalsocialista que se hubiera salvado
por una pizca de racionalidad de los nazis no asesinando a
los judíos y conformándose con el corazón de Europa, co-
habitando con una Unión Soviética aliada, al que asistieran
todos los mandatarios de la Europa que por vericuetos de
causas y azares asistirían en cambio al colapso del Muro de
Berlín?
Tan repugnante como imaginarse a Felipe González o a
Jacques Chirac babeándose con Hitler es ver a Piñera y San-
tos babeándose con Raúl, o al excéntrico dúo de las herma-
nitas Kirchner Rousseff acariciando al decrépito esperpento
de Fidel Castro. Uno de los más graves y evidentes síntomas
de imbecilidad es la incapacidad de aprendizaje, la carencia
de memoria, la falta de metabolismo histórico. El encuen-
tro de la Habana no sólo reafirma el diagnóstico de Carlos
Rangel –la historia de América Latina es la historia de un

57
Antonio Sánchez García

fracaso– sino que adelanta la grave pandemia que se ha apo-


derado de la estulticia latinoamericana: sus habitantes están
más estúpidos que nunca antes. A la gangrena castrista se ha
sumado la esquizofrenia chavista.
Dios se compadezca de nosotros.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Los libros que somos


12 Febrero, 2014

Un día como hoy, 12 de febrero, fallecía en París,


hace exactamente treinta años, el escritor argentino Julio
Cortázar. Decir argentino no le hace honor a su insólita
universalidad, pero, al igual que Borges, lo era tanto más
mientras más porteño. Tanto como lo fueran Gardel, el pri-
mero, más contemporáneo y más universal de los cantantes
populares latinoamericanos, Astor Piazzolla, que no lo fue
menos, aunque jamás a la arrolladora dimensión de Gar-
del que logró dominar las técnicas de las comunicaciones
mucho más allá de lo que hacían prever sus más delirantes
promotores, incluso de astros del circo romano de la actua-
lidad –el fútbol– como Maradona y Messi. De los cuales en
unos años no quedarán rastros visibles, salvo anécdotas de
tasca y cafetín.
Leí Rayuela en su primera edición de la Editorial Sud-
americana y a pocas semanas de su impresión, aunque por
entonces vivía en el barrio de Lichterfelde West, en Berlín
Occidental. Aprovechaba mis vacaciones de verano de es-
tudiante doctorando en filosofía en la Universidad Libre
de Berlín Occidental trabajando como camionero en una

59
Antonio Sánchez García

empresa de mudanzas o como mecánico fresador en el taller


mecánico de un amigo alemán. De nombre tan enrevesado,
que decidimos llamarlo simplemente Panchito. Y solía ro-
barle tiempo al tiempo de trabajo estacionando el camión
en alguna calle solitaria de ese Berlín en blanco y negro,
todavía temblando por la invasión de las tropas soviéticas,
o echándome en una colchoneta en ese galpón de entregue-
rras en que taladraba, cortaba o soldaba pedazos de tubo
y latón, en un rincón de Wedding, en ese Berlín de entre
alambradas que no terminaba de construir el muro de la
infamia ni limpiar los cascotes dejados por la conquista de
los rusos, sacando de mi bolso, cuidadosamente protegido
de los sándwiches de atún en conserva y huevos duros de
mi merienda, el grueso volumen en negro con un dibujo en
rayas amarillas de lo que los argentinos llaman una rayuela
y los chilenos un luche. Para sumergirme en el universo
lúdico y total, paradisíaco y brahmánico, existencialista, ni-
hilista, budista pero por sobre todo bonaerense de esa ma-
ravillosa novela de Cortázar. Solía acompañarlo escuchando
en mi casetero recién inventado la Balada para un loco, de
Piazzolla en la voz del polaco Goyeneche, sintiéndome un
chileno piantao, piantao, piantao…
No leía a Borges ni en la cabina del inmenso Mercedes
Benz que conducía a duras penas, descifrando el mapa de
la malherida ciudad en la que hacía cincuenta años muriese
otra polaca, Rosa Luxemburg, ni en mis horas de descanso
en el taller mecánico de mi amigo Wolfgang, “Panchito”
Stöcker. Me hubiera parecido un sacrilegio. A Borges lo leía
al anochecer, una vez aseado y descansado, bajo la lampa-
rita de mi pequeño escritorio de Ostpreussendamm 27, en
Lichterfelde West. Rayuela era para el combate. La historia
universal de la infamia para el reposo. Aquel me pertenecía
generacionalmente, lo había escrito un hermano mayor, me
retrataba en mi soledad berlinesa, mis fugas y reencuentros,
mis anhelos y esperanzas. Mientras escuchaba a Piazzolla, a

60
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

George Brassens, a los Beatles. Borges era un mayor, un pa-


dre sacramental, un monumento. El orden de un universo
perfecto, pero insólito, mágico metafísica, ontológicamen-
te. Cortázar era nihilista. Borges era, en cambio, kierkega-
ardiano, incluso nietzscheano. Cortázar era el mito de lo
eterno cotidiano. Revoltoso y rebelde. Borges del eterno
retorno. Cosmológicamente ordenado, estructurado, al filo
del abismo, frente a la eternidad.
Y hoy, rememorando los treinta años de su muerte,
comprendo súbitamente que hay libros que nos pertenecen
íntima, existencialmente, porque los leímos al ritmo de la
palpitación del tiempo que vivíamos – que hoy viven los jó-
venes que se abren al maravilloso universo de la literatura y
encontrarán sus propios libros que recordarán con nostalgia
cuando sus autores se hayan ido para siempre. Dejándoles,
como a nosotros Julio Cortázar, el guiño de ojo de su eter-
nidad plasmada en letras, puntos, comas, espacios. Ruidos,
melodías y silencios. Sueños y utopías. Apuestas fallidas.
Creencias que fueron traicionadas por los acreedores.
Soy otros libros, naturalmente. Todos de esos tiempos.
Soy La muerte de Artemio Cruz, Tres tristes tigres, El llano
en llamas, Bestiario, Los ríos profundos, y tantas maravillo-
sas novelas del boom, que para las tribus de náufragos que
fuéramos constituyó nuestra más íntima e indeleble seña
de identidad. No conocí a Cortázar personalmente, si bien
acompañando a un entrañable amigo alemán y uno de sus
más grandes escritores contemporáneos, Hans Magnus En-
zensberger, lo visitamos en su apartamento en París, para
sólo recibir el consuelo de conversar con su esposa de en-
tonces. Andaba en Cuba, que todavía por entonces conside-
raba tierra de cronopios y de famas.
Envidio a los jóvenes de hoy, que estarán leyendo a
Leonardo Padura y a otros grandes escritores latinoamerica-

61
Antonio Sánchez García

nos contemporáneos que serán metabolizados como parte


de su propio acervo cultural. Ese acerbo entrañable e inde-
leble que es el constituido por los libros que somos.

62
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Los apaciguadores
14 Febrero, 2014

“La izquierda es la canalla sentimental quintaesenciada”


Roberto Bolaño

1
Nueve años después de la soberbia expresión de rechazo
de la ciudadanía a la descarada, anticonstitucional y aviesa
manipulación electorera del régimen con la mayor manifes-
tación de abstención de nuestra historia moderna –más de
un 80% de abstención en las elecciones del 2 de diciembre
de 2005– negándose con ello a pasar bajo las horcas cau-
dinas del ministerio electoral del sistema, y luego de que
la sociedad civil le cediera sus espacios protagónicos a las
direcciones de los partidos políticos y aceptara bajando la
cerviz reducir la actividad opositora sólo y exclusivamente
al ámbito electoral, decidiendo por consiguiente abandonar
la calle y participar de todos los procesos electorales subsi-
guientes sin cuestionar la intangibilidad de los mecanismos
abierta y descaradamente fraudulentos, vuelven a surgir los
portavoces de la canalla sentimental a esgrimir esa absten-
ción –la única, por cierto, asumida y respaldada por algunos

63
Antonio Sánchez García

de nosotros, los “opinadores de oficio” como una decisión


correcta– como responsable de que tras esta década infame
el régimen continúe reinando por sus fueros. Lo he leído
recientemente en un artículo de Luis Pedro España en El
Nacional, en la que asomó su mano enguantada con una
marioneta travestida de monstruo de feria abstencionista
para asustar incautos y eximir a la dictadura reinante de
toda responsabilidad en el decurso de estos hechos, endo-
sándosela en cambio a “los radicales” de siempre.
Ese artículo fue un catálogo de la justificación canalla
de la tragedia que hoy sufrimos, achacándole la responsabi-
lidad del rumbo dictatorial de Hugo Chávez y sus mesna-
das no a una estrategia fría y aviesamente planificada desde
antes del golpe de Estado del 4F y abiertamente declarada
tras la entrega de nuestra soberanía a la tiranía cubana lue-
go de los sucesos del 11 de abril, sino a las casi naturales
reacciones del régimen a nuestra torpe y sistemática acu-
mulación de errores. Viene a decir algo así como que si no
desfilábamos el 11 de abril nuestros soldados instituciona-
les seguirían ocupando los comandos del Estado Mayor; si
no incurríamos en el criminal y estúpido paro petrolero,
PDVSA seguiría en manos de la meritocracia; si no inten-
tábamos el revocatorio, Chávez no hubiera sido reelecto; si
no nos absteníamos el 2D del 2005, el congreso estaría en
nuestras manos y no se hubiera llegado a esta perversidad de
sufrir un CNE controlado por el gobierno. Podríamos am-
pliar el catálogo a todas las acciones que han ido cercenando
sistemáticamente la naturaleza democrática del sistema de
dominación venezolana hasta arribar a esta dictadura, a la
que esta misma canalla sentimental, en el colmo de la igno-
rancia y la estolidez, aún insiste en desconocerle su natura-
leza intrínsecamente dictatorial, reduciendo sus evidentes
rasgos dictatoriales a “una democracia imperfecta”. Provoca
recordar una vez más, como recomendaba André Gide para
que los olvidadizos no sigan profitando del olvido, la céle-

64
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

bre frase de Antonio Gramsci, una de mis favoritas: sólo tú,


estupidez, es eterna.

2
El pueblo opositor, de una mansedumbre que desmien-
te la más famosa estrofa de nuestro himno nacional, respetó
de manera sacrosanta las decisiones que en Venezuela co-
menzaron a pesar como una losa sobre nuestras concien-
cias, cohibiéndonos ante el uso de otros medios de lucha
política, incluso refrendados constitucionalmente, que los
electorales. A partir del acuerdo de Teodoro Petkoff con
Julio Borges y Manuel Rosales, asumido motu proprio a
pocos meses de la fenomenal abstención de diciembre del
2005 y con el evidente propósito de coartar sus eventuales
consecuencias sobre un acrecentamiento y radicalización de
la masa crítica aglutinada tras dicha abstención y sus efec-
tos directos sobre el posterior curso y desenlace del proce-
so –sobre los que insistió, incluso a redropelo de nuestros
mejores aliados, un pequeño grupo de venezolanos al que
tuve la honra de pertenecer, el M2D– el comportamiento
político de esa masa crítica se vio cada día más circunscrito
a seguir los vaivenes de los recuperados liderazgos políticos
partidistas que ya volvían a asomar sus cabezas después de
varios años sabáticos. La sociedad civil, como agente directo
de sus intereses nacionales, pasó a convertirse en sociedad
votante y montada en un pintarrajeado carrusel electoral
ininterrumpido aceptó tropelías tras tropelías. Por ejemplo,
una de la que no me olvido: quien hubiera sacado equis
cantidad de votos en una elección inmediatamente anterior
–así esos votos no pertenecieran a ninguna militancia
partidista sino a la masa anónima de votantes que vo-
taron unitariamente, entre los que me cuento, por cual-
quiera de los postulantes– tenía derecho a presentar la
misma equis cantidad de candidatos a la asamblea. De

65
Antonio Sánchez García

ese extraño manejo manipulatorio de la voluntad ciuda-


dana, absolutamente arbitrario, dependió la conformación
de la actual asamblea. En la que ni están todos los que son,
ni son todos los que están. En la que se puede contar a
su mejor exponente, María Corina Machado, gracias a que
rompiendo esos oprobiosos esquemas manipulativos deci-
dió presentarse como independiente, por su cuenta y riesgo.
Y surge allí la quiebra absoluta de la supuesta poten-
cia argumentativa de la canalla sentimental, aceptada por
la práctica totalidad de los partidos políticos opositores con
muy notables y notorias excepciones: se vivió la insólita pa-
radoja de obtener el 52% de los votos y lograr un poco más
del 30% de la representación parlamentaria, sin que ningu-
no de los filósofos, sociólogos, politólogos, abogados e inge-
nieros computacionales de dichos partidos nos puedan dar
una explicación coherente de tamaña anormalidad ni dejen
de culpar al abstencionismo del 5 de diciembre de 2005 por
el hecho de que tales reglas y normas absolutamente viola-
torias de un sano ejercicio electoral continúen degollando
la relación representante representado que es esencia de una
democracia en funciones.
Digamos: culpable por el hecho de que tres de los cinco
árbitros electorales hayan continuado ejerciendo sus fun-
ciones –hasta el día de hoy– a pesar de habérseles vencido
el plazo para el que fueran designados; que otro de ellos no
muestre el más mínimo deseo de arbitrar objetivamente y
el quinto no rinda cuentas de sus ejecutorias, como si fue-
ra propietario absoluto de su cargo, negándose todos ellos
a permitir auditorias del REP y sobre todo de los propios
resultados electorales por parte de los partidos y sus candi-
datos no es culpa de esa oposición electoralista –digamos, la
que detenta quiérase o no la representación de más de siete
millones de votantes– sino de un grupete de opinadores de
oficio que auspiciaron la abstención masiva y gigantesca del

66
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

2 de diciembre del 2005. Una falacia que bordea la estul-


ticia, visto que si esos opinadores hubieran tenido el poder
real de convencer al 83% de los ciudadanos que la hegemo-
nía intelectual de la canalla les atribuye, hace exactamente
nueves años que hubieran movido a ese mismo 83% a ex-
pulsar a patadas del Poder a quienes han traicionado hasta
nuestra manera de caminar. Cogito, ergo sum.

3
Y henos aquí, una vez más en estos 14 años, enfrentados
al dilema de volver a agachar la cerviz ante el poder ilegíti-
mo que nos aherroja, aunque con una gigantesca desventaja
para la canalla sentimental y todos sus amanuenses; y otra
de la misma naturaleza para la dictadura: no hay elecciones.
Y lo que rodea ese minus de la canalla y ese plus fenomenal
para los irreverentes que no toleramos vernos sumisos a una
dictadura: la crisis económica ha comenzado a tocar fondo.
Sin dólares ni votos, dictadores y canallas están de pésame.
Aunque Ud. no lo crea.
Para decirlo de una vez: así no hubiéramos desfilado
en contra del decreto 1011, así nos hubiéramos quedado
en casa cuando Chávez despidió a lo mejor, más selecto y
preparado de nuestra PDVSA –más de 20 mil empleados
organizados según escalafones meritocráticos–, así no hu-
biéramos desfilado al palacio de Miraflores un memorable
11 de abril ni convocado al Revocatorio, evitando ser nari-
ceados a su antojo por el dictador; así hubiéramos votado
sumisos y serenos, como lo hiciera encapillado Julio Borges,
el 5 de diciembre de 2005; así nos hubiéramos convertido
nosotros mismos en chavistas y hubiéramos tratado de sub-
vertirlo desde dentro, hoy estaríamos donde estamos: arrui-
nados, envilecidos, descalabrados, prostituidos. Ha sido el
destino inexorable de los cientos de revoluciones, motines
y golpes de Estado venezolanos. Porque Hugo Chávez,

67
Antonio Sánchez García

perfectamente entroncado en esa siniestra tradición, deci-


dió mucho antes de dar el alcahueteado golpe de Estado del
4 de febrero que llevaría a cabo una revolución caudillesca,
autocrática y militarista, trufada poco después con el vene-
no del socialismo castrocomunista.
De allí que culpar al abstencionismo o a la “falta de
política” de que hemos hecho y seguimos haciendo gala
los radicales, es una sencilla canallada, una estupidez, una
vergonzante carencia de estatura moral e intelectual. Esca-
bullirle la nalga a la jeringa del enfrentamiento con la dic-
tadura soñando en los pajaritos preñados de la inexorable
caída de Maduro por efecto de su propia implosión no es
sólo una venenosa ilusión: parte del supuesto de que el cas-
trocomunismo solo puede ser implementado con bonan-
za económica y en orden. La verdad comprobada por los
hechos durante todo un siglo de revoluciones marxistas es
exactamente la contraria: mientras más profunda la crisis,
más desatado el caos social por efecto del garrote vil de la
inflación, el hambre, el desabastecimiento, el desempleo,
el cierre de empresas, la persecución financiera a medios y
universidades, mayor será el espacio que tendrá el régimen
para terminar de convertirnos en zarrapastrosos inválidos
hacedores de cola, sin otra actividad en que ocuparnos que
hacerlas día a día y hora tras hora. Como en Cuba. Cuando
alguna gestión necesaria para alcanzar un cupo de leche y
huevos nos lo permita.
Quien aún se niegue a entender que al castrocomunis-
mo en curso no se le detiene solamente con votos sino con
el pueblo insurrecto aún no comprende la dimensión del
abismo al que hemos caído. Posiblemente, sin saberlo, esté
actuando como los canallas sentimentales de Roberto Bo-
laño, esos inefables y ateridos canallas de la izquierda senti-
mental repitiendo las sempiternas y trasnochadas verdades
de la minusvalía.
Votemos. ¿Qué más nos queda?

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Los días de la ira: Maduro


y los paramilitares
16 Febrero, 2014

Un avisado reportero gráfico fotografió al mediodía de


este miércoles 12 de febrero desde los tejados de un edificio
de la Avda. Urdaneta, en el centro de Caracas, un hecho
verdaderamente aterrador y, cuando menos, escandaloso:
del estacionamiento de la Fiscalía General de la Repúbli-
ca salía una camioneta pick up de color blanco cargada de
sujetos armados hasta los dientes pertenecientes a lo que
el gobierno, en el colmo de la sinvergüenzura y el descaro,
llama “colectivos revolucionarios” y que no son más que
hampones prontuariados, contratados y armados por el
gobierno con armas largas y cortas de alto calibre, incluso
ametralladoras punto 50, que sirven para realizar el trabajo
más sucio de la represión nazifascista que lo mantiene en
pie: amedrentar a la población en las barriadas más popu-
lares a toda hora y bajo cualquier pretexto, atacar a inermes
manifestantes y, llegado el caso, dispararles a mansalva con
el abierto propósito de asesinarlos. De manera tan aviesa y
descontrolada, que pocos minutos después de dejar “el tem-
plo en el que se comienza a impartir justicia” morían tres
involucrados, dos estudiantes y uno de ellos, jefe de uno de

69
Antonio Sánchez García

estos “colectivos” llamado Carapaica. En el colmo del des-


caro, esa noche, mientras el joven estudiante asesinado era
velado, su ataúd adornado con una bandera de Venezuela y
un balón de fútbol – su deporte favorito -, el mafioso recibía
de sus mesnadas, expuesto llamativamente sobre la urna,
el símbolo de su actividad en vida: una metralleta de alto
calibre. Hay pruebas fotográficas.
Para comprender la imbricación de estos grupos ham-
poniles con la dictadura castrochavista que hoy representa
el Sr. Nicolás Maduro, pero que comenzó a gestarse nada
más asaltar el poder Hugo Chávez, hay que remontarse a un
encuentro entre el recién coronado teniente coronel y Fidel
Castro, que tuviera lugar en el Palacio de la Revolución, en
La Habana, en presencia del por entonces gobernador de
un Estado venezolano, hoy retirado de la política, quien me
refiriese su contenido y cuya identidad me reservo por razo-
nes obvias. Perfectamente en claro que uno de los proble-
mas más acuciosos que debería asumir al frente del recién
conquistado gobierno venezolano sería el de la inseguridad
– la cifra de víctimas fatales de la actividad hamponil du-
rante el último año del gobierno de Rafael Caldera que le
precediera, había ascendido en toda Venezuela a casi ocho
mil homicidios y la situación carcelaria ya era explosiva, con
muertos y heridos por riñas con armas blancas, cuchillos
artesanales y chuzos fabricados con pedazos de soportes de
somieres, tenedores, cucharas y otros elementos a mano, Fi-
del Castro, luego de meditar durante unos instantes para
encontrar las palabras justas le respondió: “por ahora nada.
Pero considera que eventualmente podrían convertirse en tus
aliados en la lucha por conquistar o mantener el Poder”.
Las evolución de las cifras y la práctica industrialización
del crimen dan cuenta del servicial papel cumplido por el
hampa subordinada a las directrices del gobierno. En estos
14 años, sólo en la ciudad capital, Caracas, mueren más

70
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

víctimas del hampa al año que entonces en toda Venezuela.


Y a nivel nacional la cifra se ha triplicado. La población
penitenciaria ha construido dentro de los establecimientos
carcelarios verdaderos guetos controlados y administrados
por los más feroces de los hampones, los llamados Pranes,
armados con el más sofisticado de los armamentos –pistolas
de alto calibre, fusiles ametralladoras punto 50, granadas
e incluso bazucas. Y en esos antros, con casinos, salas de
juego, discotecas, incluso piscinas, se celebran orgías con
presencia de prostitutas de postín, algunas de las cuales ve-
dettes, cabaretistas y actrices de telenovelas. Quienes entran
y salen de las prisiones como Pedro por su casa. La compli-
cidad de los guardias nacionales encargados es obvia, el ne-
gocio sumamente lucrativo. Muchos de los más lucrativos
negocios del crimen– asesinatos por encargo, asaltos, robos
y secuestros son organizados desde dichos centros adminis-
trativos del crimen. Y la mortandad entre los presidiarios ha
roto todos los récords.
Con el pretexto de enfrentar la criminalidad carcelaria
el gobierno de Hugo Chávez elevó la máxima administra-
ción de los centros penitenciarios al rango de ministerio y
encargó de dichas tareas a una de las más polémicas, con-
trovertidas, extremas, radicales e implacables de sus segui-
doras, Iris Varela. A la que se le atribuye incluso un tórrido
romance con uno de los Pranes en cuestión. Y quien apare-
ce celebrando un cónclave en uno de los pasillos de una de
las más cavernarias de estas prisiones con un grupo de pri-
sioneros, entre los cuales se hallaban dos de los delincuentes
que poco tiempo después, a comienzos de enero, asaltaran a
medianoche en una carretera que une Puerto Cabello a Va-
lencia, en el Occidente del país, en gavilla, a mansalva, con
premeditación, en despoblado y con alevosía a una querida
Miss Venezuela y actriz de telenovelas, Mónica Spear y a su
esposo, un ciudadano británico, todo ello en presencia de
la hija de cuatro años de la pareja, en uno de los crímenes

71
Antonio Sánchez García

más horrendos de los últimos tiempos, conmoviendo hasta


la esencia a la ciudadanía. Pues está comprobado que la élite
de asesinos encarcelados utilizan las prisiones como sitios de
planificación y hospedaje, pudiendo salir y entrar a discre-
ción. La ministra es “pana”, amiga de los criminales. Y la
lealtad al régimen y la disposición a efectuar trabajos sucios
para el gobierno garantiza total libertad de acción.
Tales grupos hamponiles se confunden con las bandas
delictivas adscritas al régimen en calidad de “”colectivos de
acción popular”, los que además de ser cooptados por el
gobierno reciben dinero, motocicletas y armamento de alta
eficacia para realizar en los barrios más conflictivos las tareas
de amedrentamiento de la población, imponer un virtual
toque de queda generalizado a lo largo y ancho de todas
las ciudades del país y servir de grupos paramilitares de ac-
ción rápida y violenta cuando una circunstancia específica
lo amerita. Una revisión somera de los resultados electorales
en todas las cárceles del país demuestra que el chavismo es
mayoría incuestionable, si no unánime, en todas ellas. Lo
que se traduce en la inmediata disposición de verdaderos
equipos de violencia sistemática al militante servicio de las
autoridades policiales y parapoliciales del gobierno. Como
el que emergió del estacionamiento de la fiscalía el 12 de fe-
brero para enfrentar a una marcha pacífica, desarmada que
después de haber cumplido su propósito y cuando ya se
retiraba, precisamente, de la fiscalía adonde fuera a reclamar
por la insólita inseguridad reinante, fue asaltada a tiros, con
los fatales resultados de todos conocidos.
Los testimonios gráficos son abrumadores. Demues-
tran, con el impacto de las imágenes, que el gobierno de
Nicolás Maduro se mantiene en pie gracias al sistemático
y sistémico uso de la violencia paramilitar, en el más puro
estilo fascista. Que sus guardias de asalto están constitui-
das por miles de hampones travestidos de “revolucionarios

72
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

bolivarianos”. Que las fuerzas armadas suelen y deben dar


un paso al lado para permitir que esas fuerzas paramilitares,
coordinadas con las policías represoras intimiden, agredan,
asalten y ejerciten la violencia callejera más aterradora. En
estos últimos días las hemos visto en acción con el uso de
sofisticados medios de represión: lanzagranadas, bombas la-
crimógenas, escopetas, carros lanza agua. Hiriendo a jóve-
nes, mujeres y ancianos. Desde sus motos de alta cilindrada,
los paramilitares acorralan y reprimen a los jóvenes. Desde
sus sofisticadas y recién importadas tanquetas blindadas
protagonizan las dantescas escenas de persecución que una
aterradora multitud de inermes demócratas ha sufrido sin
piedad ni descanso. Abrumados por las tóxicas nubes de
gases lacrimógenos importadas desde España.
Hampones paramilitares, policías antidisturbios y sol-
dadesca de la Guardia Nacional son los medios canallescos
a los que recurre una dictadura gobernada por un personaje
ilegítimo, carente de respaldo popular, sumido en la más
grave crisis económica, social y política vivida por el cha-
vismo desde su asalto al Poder hace 14 años y que comien-
za a ser acosada crecientemente por una ciudadanía que ha
dicho basta. Vivimos los días de la ira. El desenlace, que
podría ser sangriento, se aproxima.

73
Antonio Sánchez García

El Foro de Sao Paulo, la vieja y la


nueva izquierda
21 Febrero, 2014

1
Muy pocos analistas políticos advirtieron en su mo-
mento fundacional –corría el año de 1990– las verdaderas
intenciones del sindicalista Lula da Silva, del Partido de los
Trabajadores del Brasil al organizar, conjuntamente con
Fidel Castro y el Partido Comunista de Cuba, el llamado
Foro de Sao Paulo. El derrumbe de la Unión Soviética con-
sumado tras la caída del Muro de Berlín había conducido
a la precipitada e insólita presunción de que con la desapa-
rición de la URSS y la hegemonía sin contrapesos de los
Estados Unidos como única gran potencia en el escenario
mundial cesarían como por arte de magia los conflictos en-
tre las Naciones y, lo que rayaba en el absurdo, al desapare-
cer los conflictos desaparecía el motor de la historia. Lo que
llevaría al analista norteamericano Francis Fukuyama a de-
clarar oficialmente el fin de la historia en un libro altamente
polémico y best seller del mismo nombre.
¿Cuáles eran esos propósitos? Llenar el escatológico va-
cío dejado por la desaparición de la Unión Soviética como

74
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

principal sostén material del comunismo mundial y del


PCUS, su partido, como faro ideológico y político de los
partidos afines en América Latina. Una operación de alto
calibre, orientada a responder a la confundida feligresía de
los partidos, centrales sindicales, movimientos de masa, or-
ganizaciones de la sociedad civil y movimientos armados
procedentes de la izquierda marxista hasta entonces admi-
nistrados por el eje La Habana Moscú y huérfanos de toda
dirección estratégica. Agudizada dicha crisis por la derrota
sufrida desde los años sesenta/setenta por la política expan-
sionista del régimen cubano y su control de los factores más
radicalizados de la izquierda socialista latinoamericana.
La importancia de Lula da Silva y su equipo de aseso-
res, el más destacado de ellos proveniente del trotskismo,
radicaba en la comprensión de un fenómeno crucial im-
puesto por la brutal derrota de la vía armada: la necesidad
de imponer una línea pacífica, constitucional y electoralis-
ta, aparentemente anti comunista o aparentemente ajena
al comunismo, neutral e inmanente al sistema, flexible y
adecuada a las características específicas de cada nación, de
modo a apoderarse de los respectivos Estados desde den-
tro de sus instituciones y actuar en función del campo de
maniobra que dejaran las crisis de los respectivos sistemas
de dominación que preveían o habían decidido precipitar.
Lula lo expresó sin ambages, al señalar en algunas entre-
vistas que aún siendo comunista, como su hermano, tenía
perfectamente claro que como comunista sería inmediata-
mente rechazado por la sociedad brasileña: inventó al efecto
el Partido de los Trabajadores. Y se travistió de demócrata
impoluto, independiente y progresista. Distante del marxis-
mo y héroe de la pobresía, de donde provenía. Adecuando
todo su accionar interno a no ir en sus reivindicaciones
populares ni un centímetro más allá de las coordenadas
que le dictaban unas instituciones fuertemente asentadas
tras la caída de la dictadura. Particularmente sus ejércitos

75
Antonio Sánchez García

y su potente empresariado. Dios salvara al líder sindical de


tener nada que ver con el castrocomunismo.
Por lo menos en Brasil, pivote del Foro y desde antaño
centro de ambiciones sub imperiales de su élite dominante,
el PT no osaría reclamar en lo inmediato el control absolu-
to, unidimensional y tendencialmente totalitario del apara-
to de Estado. Otro sería el cantar para aquellas naciones del
sub continente en las cuales el esfuerzo forista se encamina-
ría a subvertir las estructuras y avanzar hacia un socialismo
de nuevo cuño: la revolución bolivariana. Incluso con el
respaldo de un Departamento de Estado en manos de una
señora que tanto sabe de América Latina como nosotros de
sanscrito.

2
La primera pieza del ajedrez regional a conquistar por
el Foro de Sao Paulo sería Venezuela. Ni siquiera a conquis-
tar: cayó en sus redes feliz y contenta, nadando solita. Joya
de la corona de las ambiciones de Fidel Castro debido a su
posición geoestratégica privilegiada hacia el Caribe y los Es-
tados Unidos, al mismo tiempo que corredor natural hacia
la región andina y amazónica; dueña de las mayores reservas
petrolíferas de Occidente y privilegiada con una renta des-
comunal como para financiar la gran operación reconquista
que planeara desde mucho antes del asalto al Poder en 1959
y en situación suficientemente crítica como para asestarle
un golpe mortal a su sistema político y apoderársela en un
audaz golpe de mano, como los que pusiera en práctica para
apoderarse de Cuba con una docena de aventureros.
El golpe de Estado del 4 de Febrero de 1992 vino
a colmar sus pantagruélicas apetencias de Poder impe-
rial con los clásicos golpes de suerte que acompañan a
los tiranos. Inconsciente del trasfondo filocastrista de su

76
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

principal protagonista, comenzó por desautorizar el golpe


considerándolo una boutade de los carapintadas, respaldan-
do al socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, con el que fra-
guara cierta discreta relación tras décadas de antagonismos.
Pero muy pronto se le revelarían las gigantescas perspectivas
que se le abrían a él y al Foro si cooptaba al teniente coronel
para su causa. Bastó un encuentro en La Habana, rápida-
mente concertada tras la puesta en libertad del golpista ve-
nezolano, para que no sólo lo cooptara, sino lo convirtiera
en un hijo putativo, gracias a sus megalómanos trastornos
sicopáticos manipulable hasta el delirio, irresponsable e
irreflexivo y dispuesto a entregarle no sólo el petróleo ve-
nezolano, sino Venezuela entera. Con soberanía y todo. In-
cluso su vida, como en efecto. Nació el proyecto estratégico
de lo que algunos analistas han dado en llamar Cubazuela.
O Venecuba.
Poco importa que al llegar la hora de la fragua inclu-
so constitucional, ese rocambolesco engendro fracasara sin
remedio. La oposición venezolana a tan delirante proyecto
de refundación nacional obligó a seguir transitando los ca-
minos verdes del neofascismo forista. Utilizando a las de-
cadentes élites políticas, artísticas e intelectuales del castris-
mo congénito al establecimiento venezolano –privilegiados
rehenes de Castro– habrá favorecido la defenestración de
Carlos Andrés Pérez y, promoviendo el sistemático hundi-
miento del sistema político puntofijista, el fulgurante asalto
al Poder de la cría más promisoria de su criadero.
No desperdiciaron un segundo los Castro y los líderes
del Foro, Lula, jefe de la supuesta “nueva izquierda”, a la
cabeza de una izquierda real comprometida con la estrate-
gia castrocomunista, en apoderarse del petróleo venezolano,
en primer lugar, de las instituciones jurídico políticas, en
segundo lugar, y, last but not least, de las fuerzas armadas
venezolanas, en tercer lugar. Para montar una dictadura de

77
Antonio Sánchez García

nuevo cuño, travestida de democracia de nueva izquierda,


para dar los zarpazos consiguientes, siguiendo el mismo
esquema, convertido en estrategia de asalto al Poder con-
tinental: generar graves crisis de gobernabilidad, quebrar
la estabilidad institucional, apoderarse de las palancas del
poder mediante elecciones plebiscitarias, montar asambleas
constituyentes y terminar por construir un sistema de po-
der continental que partiendo de la conquista del Poder
en Venezuela, se expandió gracias al uso de sus gigantescos
recursos petroleros a Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Brasil,
Argentina y Uruguay. Estando a un tris de conquistar Mé-
xico, Perú y Colombia. Llegando a controlar y desplazar a
la OEA, puesta en manos del socialista chileno José Miguel
Insulza, principal organismo multinacional de la región
desde 1947, para acompañarla con su propio parapeto de
poder regional: UNASUR y la CELAC.

3
Esta vasta operación de alta política geoestratégica des-
miente en la forma más categórica la supuesta existencia
de las dos izquierdas y las diferencias de fondo que se les
pretende endosar: una democrática, lulista, progresista y
democrática y otra dictatorial, represiva, conservadora, real
y castrochavista. Es más, y ello reviste una gravedad absolu-
tamente ignorada o menospreciada por los grandes poderes
hemisféricos: esa realidad bifronte que es la izquierda lati-
noamericana en cualquiera de sus dos caras –cada una de
ellas complementaria de la otra y expuesta de frente según
los requerimientos de la oportunidad y las circunstancias
– hoy absolutamente dominante en la región ha logrado
limar las asperezas, temores e inhibiciones de los partidos
auténticamente democráticos –de centro o de derecha– que
han permitido ser ideológicamente manipulados y despla-
zados del contexto regional y han aceptado de buen grado

78
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

su convivencia sin hiatos ni contradicciones con regíme-


nes tan abiertamente dictatoriales y antidemocráticos como
los de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Frente a los cuales
cualquier invocación a la Carta Democrática de la OEA, de
UNASUR o de la CELAC es risible letra muerta.
Lo insólito y absurdo de esta operación geoestratégi-
ca es que expresa una de las situaciones más rocambolescas
y bochornosas de la historia reciente de América Latina:
mientras Cuba y Venezuela, convertida en una colonia de
los Castro, se preparaban para enfrentar los gravísimos su-
cesos que hoy sacuden a Venezuela entera y bien podrían
llevar a una escalada sin precedente de las tensiones prebéli-
cas en un país latinoamericano, haciendo más brutal y más
implacable la subordinación dictatorial del país petrolero
por las fuerzas represivas cubanas que intervienen abier-
tamente en nuestro país, 32 presidentes latinoamericanos
electos democráticamente en procesos comiciales justos,
equitativos y transparentes, se abrazaban en La Habana con
Raúl Castro y el hombre del gobierno cubano en Caracas,
según titular a todo lo ancho de Fidel Castro, quien seña-
laba en el GRANMA sin el menor tapujo “Sin el petróleo
venezolano la revolución fracasará. Maduro es nuestro hombre
en Caracas…”.
El abrazo de Sebastián Piñera con Raúl Castro en
ocasión de la Cumbre de presidentes de España, América
Latina y el Caribe celebrado en Santiago de Chile tras 40
años del letal antagonismo que condujera a la peor trage-
dia vivida por el país austral en su historia, pareció borrar
ese sórdido y paradigmático capítulo de enfrentamientos
entre la tiranía cubana y la democracia chilena. Selló un
acuerdo de inmensas implicaciones: Cuba parecía encami-
nada a reconciliarse con las democracias latinoamericanas.
Sin embargo bastó un remezón de la oposición venezolana
para que volviera a despertar el tiránico monstruo caribeño,

79
Antonio Sánchez García

más totalitario, más represivo y más brutal que nunca antes.


Pero lo hace ante un continente controlado por la tiranía,
obsecuente con todos los abusos totalitarios del régimen
castrista, ciego, sordo y mudo ante los trágicos sucesos de
Caracas. Salvo los ex presidentes Uribe, Arias y Toledo, el
resto parece ignorar la dimensión de lo que está en juego.
La apatía regional es tan desconcertante como lo fuera la
europea ante el asalto de Hitler al Poder de Alemania.
No sólo no ha habido diferencia alguna en las reaccio-
nes de gobiernos abiertamente autocráticos, representante
de la izquierda real, y los supuestamente democráticos de
la nueva izquierda, desarmando las supuestas diferencias de
fondo entre ambas caras de la misma moneda. Lo trágico
es el silencio de aquellos en los que un sensato observador
de nuestras penurias podría encontrar ideas de centro, de
centro derecha o directamente de derecha.
Esta práctica catalepsia ideológica y política inducida
desde el Foro de Sao Paulo encuentra trágicos ecos en una
dirigencia inexperta, ignorante y fácil presa de patrañas y
embaucamientos: los más importantes líderes de la opo-
sición venezolana han escogido al trotskista Lula da Silva
como ejemplo a seguir. Aún no se enteran de que es el ver-
dugo que los lleva al cadalso.

80
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El chantaje de la unidad
25 Febrero, 2014

“Cualquier solución que se quiera alcanzar pasa por


cambiar de gobierno y de régimen”.
Pompeyo Márquez

Quien haya tenido la oportunidad de compartir las re-


flexiones del venerable Pompeyo Márquez, un histórico que
hace ya tiempo atravesó los umbrales de los noventa años,
no puede sorprenderse por el apotegma que acaba de enviar
por la red. Sin entrar a discutir acerca de las posibles y even-
tuales soluciones a la crisis existencial –y entiéndase: una
crisis que afecta esencialmente a nuestras existencias, no al
precio del dólar o a la carestía de la vida– que nos atribula,
aborda el problema en su esencia: a pesar de encontrarse a
cincuenta años de distancia de los líderes que para nuestra
fortuna o nuestra desgracia manejan el timón o el freno de
mano de la verdadera solución a esta crisis, lo señala sin
ambages ni medias tintas, con esa profundidad analítica
que posiblemente no sea capaz de mostrar ninguno de los
dirigentes de los partidos políticos mayoritarios en esta cir-
cunstancia: el problema es el régimen que nos subyuga, el

81
Antonio Sánchez García

responsable es el gobierno que lo instrumentaliza: “Cual-


quier solución que se quiera alcanzar pasa por cambiar de
gobierno y de régimen.”
Valga aclarar, pues lo señala en el artículo que contiene
la rotunda afirmación que comentamos, que no se imagina
esa salida sin el concurso de todos. Es más: hace de la uni-
dad de todas las fuerzas democráticas su conditio sine qua
non. Por lo que insta a la unidad de todas las fuerzas opo-
sitoras. Unirse para salir del régimen y del gobierno que lo
realiza – el único y verdadero objetivo de una oposición ver-
daderamente consciente de la circunstancia: he allí nuestro
imperativo político y moral.
No hablo por casualidad de timón y freno de mano.
Llegados al momento de la verdad, enfrentados a la concre-
ción del cumplimiento de la condena a muerte de nuestro
sistema democrático, y de todos quienes no concebimos otra
vida que no lo sea en libertad, del que sólo restan nuestra
fuerzas desnudas, la nuda vita de que hablan los filósofos,
empujados al abismo por un régimen y un gobierno que
dan los últimos embates para hundirnos en el abismo cuba-
no, o la enfrentamos ya o nos arrodillamos. Como también
lo señala la lógica: tertium non datur. No caben tercerías.
Y si hablamos de timón y freno de mano se debe a la in-
sólita aplicación del frenazo a los esfuerzos liberadores em-
peñados por esta extraordinaria generación del 2014, que se
imbrica profunda, espiritual y políticamente con la genera-
ción del 28. A la que le debemos la Venezuela democrática
del siglo XX, en la que nos criamos, como a ésta del 14 le
deberán nuestros hijos y nietos la democracia venezolana
del Siglo XXI. Un frenazo que, para quitarle toda conno-
tación moral ni confundir a justos con pecadores, no tiene
otra explicación que el grave, culposo y censurable descono-
cimiento de la naturaleza dictatorial, totalitaria del régimen

82
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

en que estamos sumergidos desde el primer día del asalto


al Poder por el teniente coronel Hugo Chávez, como lo ha
demostrado fehaciente e irrebatiblemente, el constituciona-
lista Asdrúbal Aguiar.
Frente al dramático llamado a la conciencia de los par-
tidos involucrados, para que se unan tras el magno objetivo
de salvar la República y su democracia –de la que en otras
circunstancias fuera uno de sus más severos adversarios, si
bien siempre dando hasta el último aliento de su vida contra
la dictadura de Pérez Jiménez en la mayor clandestinidad vi-
vida por político alguno vivo al día de hoy– otro importante
actor de nuestra política, Armando Duran, quien comparte
ambos predicamentos –Unidad y Desalojo– publica en el
día de hoy en el diario El Nacional una muy equilibrada y
profunda reflexión sobre las graves diferencias que afectan a
los sectores democráticos, dividiéndolos entre quienes han
asumido la vanguardia del despertar de los venezolanos ante
la dictadura decidiendo pasar del pensamiento a la acción
sin dudar un segundo, asumiendo las consecuencias, inclu-
so fatales, de sus acciones en defensa de la integridad de la
Patria, y quienes, por razones difíciles de comprender si se
quiere evitar el atajo de descalificaciones morales, prefieren
“no meneallo”, como diría el Quijote, dejar libre curso a las
criminales ejecutorias político jurídicas y económico socia-
les del régimen y su gobierno y calmar las aguas para insistir
en la vía electoral postergando la protesta hasta el 2019, año
de las próximas elecciones presidenciales.
Con su acerada virtud de polemista pone el dedo en la
llaga de la falaz e inaceptable argumentación de esos secto-
res, promotores militantes y convencidos de lo que desde la
marcha del sábado pasado, cuya esencia y espíritu malver-
saran para convertirla en masa aprobatoria de un diálogo
entre Capriles, el líder de dicha fracción, y el gobernante
ilegítimo, más que satisfecho en sus tácticas dilatorias, ven-

83
Antonio Sánchez García

go llamando “el frenazo”, y en anteriores artículos “los apa-


ciguadores”, usando como leitmotiv la acusación de violen-
tistas a quienes han logrado la proeza de conmover con el
sacrificio de sus vidas al país y al mundo entero – en 14 años
el mundo jamás había gastado una gota de tinta o un se-
gundo de transmisión satelital en atender a los angustiosos
llamados de auxilio de nuestra ciudadanía, ni los más desta-
cados y populares artistas de proyección mundial sabían de
nuestra existencia, como hoy, cuando salen a solidarizarse
con ellos, no con los promotores del frenazo – desnudando
la naturaleza militarista, dictatorial y asesina del régimen y
su gobierno. Y, yendo aún más lejos, malversando el espí-
ritu unitario que alienta a los líderes de las protestas hasta
transformarla en el brutal chantaje al retiro de sus exigen-
cias y el regreso, derrotados, a sus hogares.
Durán, con su tradicional verticalidad, no duda en lla-
mar a dichos esfuerzos “el chantaje de la unidad”. Un chan-
taje que afecta a millones de venezolanos, así vaya dirigido
en principio a sus dos líderes, uno de los cuales ya paga en
prisión, mientras la segunda se ve empujada a la entrega, la
clandestinidad. el destierro o la muerte.
He narrado en varios de mis artículos la percepción que
los mejores demócratas alemanes llegaron a tener de la lla-
mada oposición de la República de Weimar –derechistas
democráticos, cristianos de centro, socialistas y comunistas
– al terror hitleriano que amenazaba con asaltar el Poder.
Sebastian Haffner, uno de los más perspicaces y agudos
analistas de esos 3 lustros de terror, lo sintetizó magistral-
mente: más que el propio Hitler, culpables del ascenso al
Poder de la barbarie nazi fueron quienes, acosados por su
propia cobardía, su pusilanimidad y sus mezquinos inte-
reses grupales, se negaron a unirse y hacerle frente. Con
lucidez, virilidad y desprendimiento.

84
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Temo que “el frenazo” pueda repetir en la pequeña es-


cala de nuestra humilde y modesta humanidad un fenóme-
no semejante. La traición a la democracia de quienes hemos
evaluado y respetado durante todos estos años como nues-
tros mejores demócratas. Un grave error de apreciación que
podría resultarnos carísimo.

85
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

87
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

¡La economía, idiota!


1 Marzo, 2014

A Lorenzo Mendoza

He seguido atentamente la transmisión del evento ce-


lebrado en Miraflores a instancias del gobierno nacional.
Y he sido sorprendido por una bocanada de aire fresco, de
súbita luminosidad debida a las palabras precisas, sinceras,
honestas y valientes de Lorenzo Mendoza. Un venezolano
admirable a quien he tenido el gusto de conocer y admirar:
es dos o tres meses más joven que mi hijo mayor. Podría ser
su padre. Lo que aumenta mi admiración. Por él y por su
familia, una de las más honorables familias venezolanas de
cuya amistad me precio. He aprendido junto a ella a sen-
tir un profundo amor por mi Patria, por la humildad con
que ha criado a sus hijos, por la seriedad y la laboriosidad
que han sabido inculcarles a todos ellos. Sin pretensiones
de clase, sin prejuicios sociales, sin estridencias de nuevo ri-
quismo, tan perjudiciales en esta hora aciaga de la Patria. Lo
que permite que en esta hora crucial, dramática, en que se
deciden nuestros destinos, podamos contar con el talento,
la profesionalidad y la entrega desinteresada de venezolanos
del valor de Lorenzo Mendoza.

89
Antonio Sánchez García

No es fácil mencionar la cuerda de la economía en casa


del ahorcado. Mientras el país agoniza de mengua. Rei-
vindicar el derecho del individuo en casa del furibundo y
delirante colectivismo. Mientras los enajenados corren al
asalto de comercios, pequeñas y medianas empresas, fundos
devastados. Asentar el derecho inalienable de la propiedad
privada en el foro de la colectivización y el estatismo. Pro-
clamar un patriotismo empresarial en donde se practica la
economía de puertos y ni siquiera nuestros platos más crio-
llos y entrañables pueden alcanzar nuestras mesas si no es
luego de intercambiar sus ingredientes en el extranjero por
barriles de petróleo. Que un país que vivió de la exporta-
ción de café, deba importarlo, y de mala calidad, de países
subsidiados por nuestro despilfarro. Que la carne de un país
que podría ser su primer productor deba ser desembarca-
do luego de atravesar océanos. Que la leche, la harina pan
dependan del precio del dólar y no del sudor de nuestros
productores.
95% de política y 5% de economía, fue el saldo de los
temas tratados, según reportara el mismo Lorenzo Men-
doza. Un 95% incapaz de comprender que sin ese 5% de
economía somos la tragedia que un día no muy lejano se
imaginara Arturo Uslar Pietri como una de las más dantes-
cas y aterradoras imágenes que podía vislumbrar en nues-
tro inmediato futuro, y ya es este ensangrentado presente
que hoy sufrimos: un país apopléjico, paralizado, vegetativo
constituido por hordas de menesterosos echados a las ubres
del petróleo.
Lo que cualquier ser pensante, con no más de dos dedos
de frente, debió haber comprendido en ese salón atiborrado
de náufragos tras esos 8 minutos de deslumbrante lucidez,
es que tocar el tema económico era hundir el dedo en la
llaga del cáncer que afecta al régimen y lo ha traído al bor-
de del abismo. Sólo me pregunto si el sencillo mensaje de

90
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Lorenzo Mensaje fue comprendido en su brutal sinceridad


por quienes ejecutan un proyecto que lleva 14 años persi-
guiendo alcanzar aquello que nos trajo a la ruina y nos tiene
al borde del abismo: destruir nuestra economía, cortarnos
las extremidades de nuestro auto abastecimiento para traer-
nos a la altura de las rodillas, convertirnos en mendigos y
esclavizarnos tras la monstruosidad castrista.
Murió Chávez, que sirvió de coartada para la destruc-
ción de nuestra economía. Gobierna Maduro para sepul-
tarla en los eriazos de nuestra deriva. Pero al tocar el fondo
del bolsillo de los venezolanos no advirtieron ambos que
conmovían la fibra más íntima de nuestro patriotismo. Ya
es tarde para poner el freno desde Miraflores. La esencia
del mensaje de Lorenzo Mendoza bulle en los corazones
de esos miles y miles de jóvenes dispuestos a entregar sus
vidas por volver a hacernos un país libre. Un país liberado
de las cadenas del petróleo. Un país en el que progresar y
superarse no sea un delito. En que lo individual y colectivo
puedan abrazarse.
Gracias, Lorenzo, por recordárnoslo.

91
Antonio Sánchez García

La interpretación cristológica y
hermenéutica de Nicolás Maduro
2 Marzo, 2014

A Asdrúbal Aguiar

Leo dos libros extraordinarios sobre Cristo y la impre-


sionante relación de Israel con el Antiguo testamento. Dos
temas que me parecen cruciales para la comprensión de
nuestro devenir como miembros de la comunidad histórico
cultural de Occidente, incomprensible sin el Cristianismo
y la Biblia. Incluso sin la insólita historicidad del pueblo
hebreo, cuya fidelidad y permanente recreación crítica y
analítica de su propio pasado, único en la antigüedad de los
pueblos semíticos, narrado, categorizado y metabolizado en
las recreaciones literarias de la Biblia se constituyó en esen-
cia de su identidad. El otro pilar sobre los que descansan
nuestra conciencia y ser históricos, junto al grecolatino, su
otro fundamento epistemológico. Incluso ontológico, exis-
tencial.
En el primero de dichos libros, Jesús, la historia de un
viviente, del teólogo holandés Edward Schillebeeckx, en-
cuentro una fascinante interpretación de lo que podríamos

92
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

denominar la secularidad de Jesús, su comprensión históri-


co antropológica en el contexto de las turbulencias sociales
y espirituales de su tiempo y la inmensa fuerza salvífica de
su Evangelio. Publicado en holandés en 1974 y en español
en 2002, no puedo menos que encontrar poderosas reso-
nancias de lo que hoy por hoy es el mensaje de nuestro Car-
denal Bergoglio, Papa Francisco. Y que me arrancan de los
ojos una venda que me ha impedido ver en todo su esplen-
dor el sencillo, directo y conmovedor mensaje de Jesús para
un mundo estremecido por las calamidades, que clamaba
por un Mesías, un Salvador que rectificara el rumbo hacia el
Apocalipsis. Y que renace, como entre nosotros, asediados
por la calamidad de un régimen profunda, esencial, existen-
cialmente anti cristiano.
¿Cuál era esa venda? La confusión entre la inmanen-
cia y la trascendencia, la postergación del cumplimiento del
Reino de Dios como promesa escatológica, a realizarse al
final de los tiempos. Tras el Juicio Final. Promesa de la que
se han aprovechado y a la que se han aferrado los infieles del
trastorno político de origen marxista leninista para mediar
con sus postulados salvíficos entre una realidad que conmi-
nan a conquistar y devastar, para construir en su lugar, en
un futuro mediato, su particular visión del Reino de Dios:
la utopía o platónica sociedad perfecta. Una expropiación
del auténtico mensaje evangélico de Jesús y su Iglesia que
ha conducido a las mayores, más cruentas y crueles estafas.
En el planeta entero, incluidas aquellas regiones ajenas a la
tradición judeocristiana y grecorromana, como China y to-
das las sociedades orientales que cayeran bajo el influjo del
marxismo leninismo. Millones de millones de crucificados
en aras del partido, del caudillo, de una ideología perversa,
estúpida y criminal. Que ha devastado a las sociedades que
cayeron bajo su influjo, bordeando el Apocalipsis y desatan-
do las mayores conflagraciones mundiales vividas por la hu-
manidad. Llevándola al borde de su desaparición física.

93
Antonio Sánchez García

Schillebeeckx lo resume en forma magistral: “Jesús, con


su vida, da un rostro concreto al Reino de Dios: procuran-
do el bien y la salvación del hombre, incluso corporal…
Donde él aparece, desaparece el miedo, tanto a la vida como
a la muerte: libera a los hombres y los hace más dueños de
si mismos…La “ortopraxis” es la manifestación o reproduc-
ción consecuente del amor salvífico universal de Dios en
términos de praxis humana…Jesús ve en esa praxis el signo
de la venida de la soberanía de Dios y puede descubrir en su
propia vida el signo de esa venida. Así, la venida del reino
de Dios tiene en Jesús un factor humano de mediación…
Todo esto hace que el nexo apocalíptico entre la esperanza
escatológica y un inminente reino de paz se convierta en un
nexo intrínseco entre la esperanza escatológica y una nueva
praxis en este mundo, sin que por ello se deje de lado la
idea de una salvación inminente…El don de la conversión,
exponente histórico de la venida del reino, no tiene en Jesús
el significado apocalíptico (mesiánico) de un “cambio de los
tiempos” mediante una acción repentina de Dios, sino el de
una nueva mentalidad, y una nueva actuación fundada en
la convicción de que el Reino de Dios está cerca. El mensaje
de Jesús sobre la soberanía y el reino de Dios es, por tanto,
en su plenitud, el amor universal de Dios a los hombres,
manifestado en su vida práctica, el cual constituye para no-
sotros una invitación a creer y esperar en esa salvación y en
ese reino de paz y a manifestar confiadamente la venida de
todo esto con una vida coherente: la praxis del reino…”1
¿Puede un gobernante travestir su praxis inmediata y
manifiesta de crimen, robo, sangre, asesinato y devastación,
brutal atropello de los derechos humanos y la prédica del
odio universal como instrumento de máximo Poder, en-
mascarándola con el mensaje de Jesús, la venida del Reino
de Dios y su concreción en una práctica concreta de amor
1. Edward Schillebeeckx, Jesús, La historia de un viviente, Trotta, Madrid, 2002,
págs.140 ss.

94
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

universal? No es simplemente apostasía: es una estafa, una


violación y un atropello a la Iglesia, que ningún fiel puede
tolerar. Hacerlo significa traicionar no sólo a la Patria, sino
a nuestras más íntimas y sagradas creencias.

95
Antonio Sánchez García

Fernando Gerbasi
3 Marzo, 2014

Nos conocimos en mayor cercanía durante una visita


protocolar al Brasil con ocasión de la transmisión de mando
de Fernando Collor de Mello. No me fue difícil consta-
tar de inmediato el perfil del gran diplomático con que ha
distinguido su larga y fructífera carrera profesional. Culto,
educado, amable y distinguido no podía menos que dejar
muy en alto a la Patria que su padre venerara y a la que le
dedicara, como él, todos sus anhelos, todos sus empeños y
esa grandeza de lirismo que lo distinguió en vida como uno
de los más grandes poetas de la contemporaneidad venezo-
lana.
Estaba, sin duda, a las alturas de Vicente Gerbasi. Un
venezolano que unió a su gran talento creador una verda-
dera pasión por el país, que acogiera a su estirpe con la ge-
nerosidad, con la calidez, con la grandeza con que acoge
a quienes se acercan a abrevar de sus aguas. Un hombre
que llegó a entretejer su obra poética con la andadura de
nuestra democracia a tales profundidades, que es imposible
recorrer sus paisajes de lirismo sin amar entrañablemente a

96
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

sus riscos, sus llanos, sus montañas, sus playas, sus hombres
trashumantes. Sus afanes libertarios.
Fernando ha debido ser uno de sus orgullos de padre
venezolano. Acogió la carrera diplomática con tanta pasión,
con tanta dedicación y estudio, que bien puede ser conside-
rado uno de los diplomáticos más exitosos de la Venezuela
democrática y un bien de nuestro reservorio político, en su
más amplia expresión. Para estos tiempos de turbulencias
que nos amenazan.
Ya fuera en Brasil, en la República Democrática Alema-
na, en Colombia, en Italia o en donde quiera ha cumplido
sus labores diplomáticas, nadie pudo haber dejado a mejor
altura y en mayor honra el prestigio de Venezuela. Su Pa-
tria. Mi Patria. Y en un extraño giro del destino quiso la
vida que, juntos con otros grandes venezolanos como Pom-
peyo Márquez –mi padre venezolano–, Américo Martín,
Trino Márquez –que un día fuera mi alumno en la Escuela
de Filosofía de la UCV– y otros honorables demócratas ve-
nezolanos siguiéramos la andadura de Antonio Ledezma.
Uno de los más preparados y trascendentes líderes del mo-
mento al que hemos tenido el honor de acompañar.
En esos encuentros pude apreciar el talante, la bonho-
mía, la inteligencia y la inmensa discreción, templanza y
equilibrio de sus intervenciones. Siempre mesurado, equili-
brado, distante de cualquier desmesura, de cualquier extra-
vío, de cualquier exceso. Como corresponde a un diplomá-
tico que une a sus dotes de savoir faire una aguda y asertiva
inteligencia política. Y una gran cultura.
Nos une el amor por la música, que en el él y su esposa
Irene alcanzan ribetes de fanatismo. Y a cuyo disfrute no
escatiman esfuerzos. Amén de ese gusto por la gran música
popular que compartimos como en familia.

97
Antonio Sánchez García

Quisiera que alguna autoridad nos diera una elemen-


tal explicación de los absurdos y delirantes motivos de po-
nerlo en la mira de la persecución y el acorralamiento de
su policía política. Haciendo uso, incluso, de información
falsa y amañada. Es no sólo un despropósito, sino una bru-
tal violación a los más elementales derechos que le asisten
y nos asisten a vivir en paz en la Patria a la que le ha y
le hemos dedicado todos nuestros desvelos. Donde quiera
que se encuentre, sufriendo este insoportable mal rato, vaya
nuestro afecto, nuestro respeto y nuestro cariño. Su sino es
la Libertad. Como el del lirismo de su padre.

98
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Venezuela y la “objetividad” de los


medios internacionales
7 Marzo, 2014

“Cuando se declara la guerra, la verdad


es la primera víctima“,
Lord Ponsonby
Falsehood in Wartime: Propaganda Lies of the First
World War (1928)

1
Sigo a diario la información que sobre la crisis que nos
afecta a los venezolanos se difunde a través de los medios
impresos y televisivos en el mundo. Soy atento lector de
El País, El Mundo, ABC y La Vanguardia, de España; La
Tercera, La Segunda y El Mercurio, de Chile; Clarín y La
Nación, de Buenos Aires, Fohla de Sao Paulo y O Globo,
del Brasil, Excélsior, de México y otros principales periódi-
cos de habla hispana. Sin contar tres esenciales referencias
periodísticas para seguir las matrices de opiniones que se
generan a través de sus informaciones, reportajes y líneas
editoriales: The Washington Post, The New York Times y Le
Monde.

99
Antonio Sánchez García

Los problemas vividos en Venezuela por los dos más


importantes medios televisivos de noticias en nuestra región
–NTN 24 y CNN en español– me han obligado, asimismo,
a seguir sus reportajes y noticieros para constatar la veraci-
dad de las acusaciones de parcialidad y sesgo esgrimidas por
el gobierno venezolano para sacar del aire a la primera y
mantener en la parrilla de las cableras del país a la segunda.
Expropiados, cerrados, comprados o asfixiados mediante la
censura y la autocensura todos los canales de televisión del
país y fuera del aire NTN24, CNN en español es la única
vía de información que permanece activa para medio en-
terarnos de lo que nos acontece en el día a día y el hora a
hora a los venezolanos. Para saber qué pasa en Venezuela
los venezolanos debemos ir, metafóricamente, a Atlanta.
Una censura brutal que padecemos, y es importante se-
ñalarlo para que se vea la inmensa trascendencia que tiene
para nuestro presente y nuestro futuro la verificación de la
llamada “objetividad periodística”, la más poderosa castra-
ción comunicacional e informativa que haya sufrido país y
pueblo alguno de la región, con excepción de Cuba, en el
presente, y las dictaduras del Cono Sur, en el lejano pasado.
Salvo contadísimas excepciones, observo en todos di-
chos medios la presencia explícita o implícita de pre juicios
consciente o inconscientemente convertidos en velo que
nubla la verdad de lo que sucede en Venezuela. ¿Cuáles son
esos pre juicios, propios de la hegemonía dominante de la
izquierda preconciliar que trasmina toda la cultura de Oc-
cidente y particularmente la de nuestra región? Los que sin-
tetizados dan por resultado final que en Venezuela se vive
un “violento enfrentamiento” bajo la dialéctica de la “pola-
rización” entre ricos y pobres; clase alta/clase media contra
clase media baja/clase baja; geográficamente ubicadas en las
coordenadas Este/Oeste de Caracas e ideológicamente arti-
culadas entre izquierda y derecha del espectro político.

100
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

2
Insólito: en ninguno de dichos medios se hace mención
al hecho innegable de que por sobre todas esas cómodas
categorías antinómicas fáciles de digerir por el lector o el
televidente apresurado se esconde la más esencial de todas
ellas, la más de las veces aviesamente solapada por sus co-
rresponsalías: que en Venezuela se vive un enfrentamiento
entre dictadura y democracia, entre constitucionalidad o
inconstitucionalidad, que en nuestro país prácticamente no
existen partidos de derecha, como se los entiende en Espa-
ña, en Colombia, en Francia o en Chile. Que los más des-
tacados líderes de la izquierda socialista –de Pompeyo Már-
quez a Américo Martín– son activos dirigentes opositores y
que Leopoldo López, el líder incuestionable de la militancia
opositora de la actualidad, se proclama “socialdemócrata”.
¡Vaya derecha! Que el capital financiero ha crecido expo-
nencialmente haciendo más ricos a los ricos y más pobres a
los pobres. Que se han evaporado más de dos millones de
millones de dólares y que ha surgido una nueva burguesía
súper poderosas al abrigo del régimen imperante. Dejan-
do prácticamente sin cobertura el robo, exacción, asalto o
como quiera llamarse de treinta mil millones de dólares.
¡Vaya ricos! La guinda de la torta: el líder del reclamo na-
cional, multirracial y multiclasista no es un joven político
casado y padre de dos hijos dedicado en cuerpo y alma a la
liberación de su Patria: “es el hijo de una acaudalada fami-
lia”. Cosas veredes…
Imposible encontrar en El País de España o en Le Mon-
de, de Francia, una información sobre la brutal represión
de fuerzas militares, paramilitares y hamponato motorizado
contra los inermes manifestantes y habitantes de Chacao
o Altamira sin que se mencione que dicha acción “de las
fuerzas del orden”, producto de “violentos enfrentamien-
tos” no se haya celebrado ”en el barrio de clase media” del

101
Antonio Sánchez García

“Este de Caracas”. ¿Algo que objetar a verdades tan obvias?


Sólo un lector avisado puede leer el mensaje sin llegar a su
contenido subliminal que consciente o inconscientemente
el corresponsal o redactor de la noticia le ha hecho llegar
a quien no tiene el menor antecedente histórico de lo que
ha llegado a ser esta grave crisis de excepción que atribula
a nuestra sociedad. Y sus características sociales. La verdad
verdadera no es el objetivo de la objetividad mediática: es la
noticia. Mientras más turbia, más amarilla y más digerible,
mejor.

3
Fernando del Rincón, una estrella mediática de nivel
continental del más afamado canal de noticias del Hemis-
ferio –CNN en español–, al que se le agradece el loable
esfuerzo por poner en su punto de mira la crisis que sufri-
mos, dio muestra palpable de ese clásico equilibrio de la
llamada “objetividad periodística”, en rigor y ante casos de
conflicto, darle voz en igualdad de condiciones a los con-
tendientes. No importa si las palancas del poder: el control
de las fuerzas armadas, del Estado en su conjunto y lo que
linda en el delirio la disposición excluyente de los medios
y el derecho de vida o muerte sobre quienes considere sus
enemigos, sea el monopolio exclusivo y excluyente de uno
de dichos contendientes. Así disguste decirlo en voz alta:
una dictadura.
Así, llevado por su salomónico principio de equilibrio
informativo, del Rincón pone frente q frente a represen-
tantes arquetípicos de las dos partes, para que ventilen sus
diferencias ante una teleaudiencia ignara de lo que ambos
personajes significan en medio de esta crisis existencial de
la que tampoco tienen clara noticia. De un lado un general
de la República, dado de baja por oponerse a que las fuerzas
en la que hace vida profesional sean dominadas y controla-

102
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

das por las fuerzas armadas de un país extranjero –Cuba– y


el cual, juzgando que su juramento constitucional le exige
defender por sobre todas las cosas y sus personales intereses
la soberanía de la Patria que ha jurado defender, ha venti-
lado el caso ante la Justicia Militar. Y que del otro lado, se
encuentre el jefe y fundador de un grupo terrorista y para-
militar, los llamados Tupamaros, de cuyas acciones ame-
drentando, persiguiendo, hostigando e incluso asesinando
civiles hay testimonios gráficos y televisivos a manos llenas.
Cierto: el general en retiro se ha hecho fuerte en su
casa, sita “en el Este de Caracas, en un típico barrio de clase
media”, y esgrimiendo un fusil ametralladora de alta poten-
cia ha gritado a los efectivos armados que venían a aprehen-
derlo, sin mostrar orden de allanamiento ni identificación
alguna, pudiendo haberse tratado de agentes de los servicios
de inteligencia cubana, que “yo no me entrego a fuerzas
armadas controladas por un país extranjero”.
Del escogido “interlocutor”, un sujeto conocido en los
bajos fondos de la ultra izquierda venezolana como el Gato,
se pudo sacar en claro tanto como lo permitía el primitivo
y gutural manejo de su escaso dominio idiomático. No era
más que lo que en el argot callejero venezolano se llama “un
malandro”, un forajido armado hasta los dientes y provisto
de antecedentes marxistas leninistas que forma parte de las
bandas armadas que Nicolás Maduro y su gobierno deno-
minan “colectivos” y a los que en su última alocución por
cadena nacional, celebrada este 5 de marzo, ordenara salir
a cazar opositores, dándole luz verde para cometer los des-
afueros, destajos y asesinatos que, en efecto, comenzaron
de inmediato a efectuar. Acelerando sus motos de alta ci-
lindrada –regaladas por miles por el gobierno a sus segui-
dores–, gritando y disparando a los edificios de “barrios
de clase media” en urbanizaciones ni tan de clase media.
Faena complementada con tanquetas antidisturbios que

103
Antonio Sánchez García

acompañados de música del cantante Alí Primera anuncia-


ron por los alta voces que los vehículos estacionados en las
proximidades recibirían su merecido, pasándoles por enci-
ma en una auténtica noche de Walpurgis.

4
Ciertamente: sucedió en un barrio de clase media. Al
que suelen asistir a protestar jóvenes de los sectores po-
pulares de Caracas. Puesto que matones del gobierno que
controlan los barrios en los que habitan los sectores más
desvalidos de las grandes ciudades venezolanas obligan a
sus desprotegidos moradores a encerrarse en sus modestos
sucuchos en cuanto oscurece, so peligro de ser asesinados.
Como los más de 25.000 venezolanos que fueran asesi-
nados durante el año 2013. Y los más de doscientos mil
acumulados desde que los venezolanos cometieran uno de
los más grandes errores políticos de sus vidas: elegir a un
teniente coronel golpista, inescrupuloso y enfermo de me-
galomanía. Cuya muerte y desaparición ha terminado por
hundir a Venezuela en las profundidades tenebrosas de una
auténtica pesadilla.
Pude haber llenado este reclamo a los medios interna-
cionales con citas a destajo. Para quienes lo deseen o re-
quieran, están a la orden. Pero no puedo terminar sin hacer
mención de uno de los más ominosos desafueros cometidos
por un corresponsal caraqueño de uno de los más impor-
tantes medios extranjeros: posiblemente consciente de que
escribía para españoles y no para venezolanos, que conocen
a la pieza y saben qué puntos calza, se permitió calificar
al peón clave de la persecución judicial y extrajudicial a la
oposición venezolana desde hace más de 10 años, militante
furibunda desde la universidad de uno de los grupos más ra-
dicales de la ultra izquierda venezolana, a la que los sectores
democráticos le deben un sepulcral silencio sobre los más

104
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

aterradores crímenes de ésta, con razón calificada, como la


de Hitler, “justicia del horror”, la Fiscal General de la Re-
pública, Luisa Ortega Díaz, de no ser más que una mera
“simpatizante” del chavismo. Valiente “simpatizante” que
no le ha dado curso a ninguna de las causas solicitadas por
las fuerzas democráticas.
Así se escribe la historia de estos desaguisados. Como
diría Hamlet: “el resto es silencio”.

105
Antonio Sánchez García

La violencia
8 Marzo, 2014

“La violencia es la partera de la historia”


Karl Marx,
El Capital, Tomo 2, Cap. XXIII

“¿Quién mató al Comendador? / Fuenteovejuna, Señor


/
¿Quién es Fuenteovejuna? / Todo el pueblo, a una».”
Lope de Vega

Henrique Capriles, por quien he votado por elemen-


tal solidaridad democrática y opositora en cinco elecciones
consecutivas –para alcalde de Baruta, gobernador de Mi-
randa y presidente de la República– , se pregunta como al
desgaire y sin darnos su respuesta explícita, clara y unívoca,
según es su hermético y tradicional estilo de no querer que-
riendo “¿a quién le favorece la violencia?”. No necesitaba
dar la respuesta: al privar a la sentencia de sujeto y dejar
el predicado flotando en el aire, daba naturalmente por
supuesto que la violencia por cuyos beneficios políticos
inquiere no es la violencia oficialista de las fuerzas arma-

106
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

das, guardias nacionales y hamponato paramilitar sin cuyo


brutal ejercicio este régimen hubiera caído hace ya un buen
tiempo. Ni la violencia que se practica desde hace 15 años
a diario desde todos los organismos del Estado, entre otros
desde el CNE, que impide mediante un ejercicio de vio-
lencia real el control y la verificación de los resultados elec-
torales –de cuya aterradora violencia ha sido víctima pri-
vilegiada el propio Henrique Capriles. Se subentiende sin
necesidad de aclaratorias: es la violencia que según Capriles
practica “cierta oposición”, propiciada por ciertos líderes –
no recuerdo haberle oído nombres concretos de los supues-
tos responsables de tan gravísima acusación –que en lugar
de hacer como él– “no poner en riesgo vidas humanas” la
desatan con los trágicos y luctuosos resultados de todos co-
nocidos: hasta ahora una veintena de muertes, cientos de
heridos y detenidos y algunos desaparecidos. Más daños in-
calculables que afectan principalmente a la propiedad priva-
da de los ciudadanos, asaltados en sus propiedades, empre-
sas, viviendas, edificios de apartamentos y condominios con
vehículos pesados, armas de fuego, bombas lacrimógenas y
acciones hamponiles desconocidas en la historia de la mo-
dernidad política venezolana.
La cita de Marx no pretende establecer un principio
de teología política válido universalmente, como quisiera
su maestro, el filósofo alemán Friedrich Hegel. Ni quisiera
insinuar que sin violencia no podremos salir de este régi-
men violentista y violador sistémico y sistemático del más
sagrado de los derechos humanos: el de la vida. Si bien lícito
es preguntarse si el derecho natural y de gentes a la legítima
defensa ante una violencia que pretende destruir nuestro
modo de existencia –la democracia– al extremo de asesi-
narnos pura y simplemente para impedir los cambios que
la sociedad exige con vehemencia incontenible no reclama
y legitima –como lo señala incluso la Patrística y una res-
petable tradición jurídica y literaria hispana– la violencia

107
Antonio Sánchez García

de signo contrario, aquella que un gran pensador alemán


por desgracia desconocido entre nuestras élites intelectua-
les, Walter Benjamin, considerara una violencia liberadora
en un maravilloso ensayo escrito en 1921 titulado Para una
crítica de la violencia. Que, como puede verse, el tema de
la violencia y el cambio en la historia, si se lo toma menos
a la ligera y no se le banaliza en función de espurios y mez-
quinos intereses de oportunismo político, merece la mayor
atención.
Lo que la cita pretende dejar establecido de una vez y
esperemos que por lo menos por nuestro inmediato futuro,
es que es inherente, inmanente y connatural a la práctica
política derivada del marxismo, lejano y más bien descono-
cido antecedente teórico e ideológico del castrocomunismo
que pretende aherrojarnos, el uso y abuso de los más cruen-
tos, devastadores y criminales de todos los medios violentos
que sean necesarios para “parir” la historia. Su historia. Sus
historias. Las revoluciones. Como lo han puesto de mani-
fiesto todos los procesos revolucionarios de corte marxista
leninista desde la llamada Revolución de Octubre de 1917.
Como lo señalara repetidas veces el propio Marx, que jamás
le hizo asco a la partera de sus delirios. Y como se convir-
tiera en método y práctica constructiva de “la sociedad per-
fecta y su hombre nuevo” por Lenin, Stalin, Mao, Ho, Pot
Pol, los Castro , el Ché y todos los marxistas leninistas que
en el mundo han sido.
En otras palabras: la violencia no es un aditamento
casual del que regímenes como el imperante en Venezuela
echen mano ocasionalmente para poner en vereda a algunos
jóvenes alebrestados. La violencia, tan aterradora, sangrien-
ta y criminal como sea necesaria, es el único y privilegiado
instrumento de que se ven obligados a echar manos cuando
sus propósitos totalitarios se ven enfrentados por una ciu-
dadanía que hace uso de su legítimo y connatural derecho

108
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

a defender sus vidas y el sistema sociopolítico y económico


que les garantiza su reproducción sin traumas, sin tragedias,
sin desventuras.
La violencia, ejercida fría y sistemáticamente por esa
máquina de matar en que el Ché Guevara prometía con-
vertir al militante revolucionario perfecto. es el tema crucial
de las consideraciones histórico filosóficas de Marx y de En-
gels. Es el hilo rojo que enhebra todas sus propuestas teórico
prácticas. Siguen fielmente la tradición sentada por Thomas
Hobbes, para quien la vida social debe ser comprendida en
su estado natural como el bellum omnium contra omnes,
la guerra de todos contra todos. Comprenden, en esa mis-
ma tradición, al Estado dominante como el instrumento
máximo de la violencia del sistema burgués capitalista. Y
terminan por asentar que la violencia es la palanca primor-
dial para el derrocamiento del antiguo orden reinante y el
establecimiento del orden perfecto, la dictadura del proleta-
riado, el comunismo. En donde, dada la inexistencia de las
clases, desaparecería toda violencia. Así lo asienta Marx en
su Discurso sobre el Congreso de La Haya, Obras de Marx
Engels, Tomo 18, pág. 160: “Debemos reconocer que la pa-
lanca de nuestras revoluciones en la mayoría de los países del
continente tendrá que ser la violencia; a la violencia se tendrá
que recurrir para establecer el reinado del trabajo…”
De manera que la pregunta de Henrique Capriles es
extemporánea y fútil, por ingenua, si es que está planteada
de buena fe. Incluso de quien pretenda liderar la lucha por
nuestra liberación, si es que Capriles ha entendido que se
trata de una liberación ante un riesgo mortal, la pérdida
de nuestra República, de nuestra Democracia y de nues-
tra Cultura. La violencia no es electiva ni un capricho de
la ilegitimidad; es consustancial al sistema, un imperativo
categórico del castrocomunismo. Y seguirá ejerciéndola
hasta arrodillarnos, asesinarnos o internarnos en campos

109
Antonio Sánchez García

de concentración. A menos que el derecho natural a la re-


belión sea ejercido sin melindres, dobles discursos y una
escandalosa falta de lucidez política de quienes creen que el
poder se obtiene repartiendo agua de colonia. No existen
otras respuestas, por ahora. Lo demás, es silencio.

110
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Maduro, el apparatschick
10 Marzo, 2014

No existe una exacta traducción para el término “appa-


ratschick”, que viera la luz en la Rusia soviética junto al fe-
nómeno de su súbita emergencia. Poco después del asalto
al poder por los bolcheviques, el 4% de los militantes del
Partido Comunista de la Unión Soviética o PCUS, alre-
dedor de 15.000 funcionarios, constituían la casta de los
aparatschicks. Esa extraña y repulsiva mezcla de burócrata,
funcionario y lameculos oficial del y al servicio del régimen.
Los hombres del Aparato. Los funcionarios. Tuercas y tor-
nillos, manivelas y enchufes de la maquinaria del Estado,
atropellaron a los viejos militantes de fuertes convicciones
morales e intelectuales, creativos, voluntariosos, corajudos,
esos revolucionarios profesionales que le sirvieron a Lenin
para asaltar el Poder en Octubre de 1917, para terminar
controlando de manera anónima, solapada, aviesa y terro-
rífica el temible aparato totalitario. Esos grisáceos y ano-
dinos burócratas que corresponden al perfecto perfil de lo
que un gran novelista austríaco, Robert Musil, llamara “El
hombre sin atributos”. Para Pierre Bordieu, que fuera uno
de los primeros intelectuales europeos en prestarle atención
al fenómeno, el apparatschick debe su preeminencia en la

111
Antonio Sánchez García

pirámide del Estado comunista soviético a su integración


a los aparatos orgánicos y burocráticos del partido. No va-
len nada en sí mismos, son meros reptiles: valen en cuanto
participan de la catarata que desde las alturas del Poder –el
tirano y el Comité Central de su Partido– han terminado
por asfixiar toda vida social.
Pronto los soviéticos asumieron la creación de esta
suerte de robots fanatizados al servicio del Comité Central
y el Secretario General del Partido, para terminar engullén-
doselo, asumiendo su educación sistemática en escuelas de
cuadros. Pues si un apparatschick muestra rasgos genéticos
–su grisura intelectual, su disposición a asesinar a su madre
si sirve a los fines abstractos y genéricos del partido, su pe-
rruna sumisión a las órdenes superiores, su lacayismo con-
génito y su absoluta falta de inteligencia, perspicacia y ori-
ginalidad– terminar por vaciarles del cerebro y del corazón
toda veleidad sentimental para convertirlos en fríos autó-
matas, requería dotarlos de mínimos conocimientos sobre
la cofradía a la que le dedicarían todos los empeños que se
les encargara. Pues si bien también en los Estados Unidos
se daría un fenómeno semejante en lo que los norteameri-
canos llaman “los Cincinnatus”, analizados genialmente en
1954 por Zbigniew Brzeziski y Samuel P. Huntington,2 la
economía general del sistema de dominación al que sirven
es absolutamente distinta.
Stalin fue un caudillo, como Beria, el carnicero, fue su
apparatschik. Fidel es un caudillo como Ramiro Valdés ha
sido su apparatschick. Raúl fue toda su vida un apparatschick
hasta que su hermano lo elevó al trono. Se convirtió en el
Monarca de los burócratas, funcionarios y aparatschicks del
PCC. Chávez fue un caudillo, Maduro, un apparatschick.
Cumplió con todos los pasos en la carrera de un clásico
apparatschickt: no tiene origen nacional, es un despatriado,
2. Zbigniew Brzeziski and Samuel P. Huntington Political Power: USA / USSR, New York,
The Viking Press, 1964.

112
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

carece de raíces, se le desconoce todo otro atributo que no


sea haber piloteado un metrobus y haberse convertido en
reposero sindical, se incorporó al castrismo recién salido del
cascarón, siguió los cursos de la escuela de cuadros del cas-
trismo en Cuba y lacayo de Hugo Chávez desde los tiempos
de Yare, haría su carrera a la sombra del pandillesco aparato
de estado del chavismo.
No pretendo hacer una fenomenología del apparats-
chick, que existen estudios sobre el fenómeno y muy valiosos,
como el de Pierre Bordieu. Pero sí destacar los “atributos”
que le caracterizan y decidieron a su favor cuando la muerte
inminente de Chávez, el caudillo militarista y autocrático,
criollo y vernáculo por antonomasia, le obligó a seguir las
instrucciones de Fidel Castro, que lo dominaba como si le
hubiera conocido sus más íntimos y vergonzantes secretos –
¿qué otra función tiene su riquísima videoteca? – y lo llevó
a declarar su heredero al más gris y oscuro funcionario de
su tingladillo burocrático. Chávez, que no le debía su poder
a nadie ni nada más que a su megalomanía, su psicopatía,
su delirio narcisista, su insólita capacidad de simulación,
su fabulosa inescrupulosidad, su seducción hermafrodita
que lo llevó a rodearse de la mayor y más furibunda tropa
de ambigüos de nuestra burocracia – Chaderton, de los de
amor a primera vista – , tuvo que caer rendido ante la deci-
sión de la tiranía cubana de la que se encontraba prisionero,
secuestrado e hipnotizado.
Esa es la razón de por qué Maduro y no Diosdado, Ma-
duro y no Rangel, Maduro y no Jorge Rodríguez. A todos
ellos les faltaba ese no se qué con el que se nace, se repta, se
crece y se trepa: estar dispuesto a lamerle el trasero al tirano
cubano hasta que se le secara la lengua.

113
Antonio Sánchez García

El invitado ausente
12 Marzo, 2014

“Durante esta madrugada, la cancillería chilena despejó


una de las dudas que se cernían para esta jornada en la que
Michelle Bachelet recibirá nuevamente el mando del país,
tras cuatro años de gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
La incertidumbre por la venida del mandatario de Venezue-
la, Nicolás Maduro, terminó, al confirmarse que no podría
viajar a Chile, pese a haberse presupuestado para ayer una
bilateral con la jefa de Estado electa.”
La Tercera
Santiago de Chile, 11 de marzo de 2014.

Un mes de arrolladoras manifestaciones estudiantiles


con el trágico saldo de más de veinte asesinatos al día de
hoy, decenas de desaparecidos y cientos de estudiantes he-
ridos, golpeados a mansalva y con alevosía o directamente
torturados y encarcelados en las mazmorras del régimen han
provocado un cambio de 180 grados en la percepción de la
opinión pública internacional y los gobiernos del mundo
acerca de lo que realmente sucede en Venezuela.

114
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

En una epopeya que será inolvidable y cuyo desenlace


mantiene el alma en vilo de 30 millones de venezolanos
y cientos de millones en la región y el planeta entero, la
emocionante y desinteresada acción de miles y miles de es-
tudiantes, trabajadores y amas de casa terminó por rasgar el
velo de la alcahuetería, la complicidad y el desinterés que
han reinado en las cancillerías y presidencias de todos los
países de nuestra región y del Hemisferio. Europa inclui-
da. Aún están frescas las imágenes del abrazo del presiden-
te Sebastián Piñera con Raúl Castro, que se presentara del
brazo de su discípulo, protegido y recién nombrado gober-
nador Nicolás Maduro en Santiago de Chile. De todos los
mandatarios del planeta presentes en esa Asamblea, sólo un
discreto gesto de disgusto ante esa ominosa presencia en
un foro pretendidamente democrático del amo de la tiranía
más longeva de nuestra historia, Raúl Castro: el de la can-
ciller germana Angela Merkel. De agradecer. El resto, un
vergonzoso silencio.
Más frescas aún las imágenes de 31 mandatarios lati-
noamericanos en la CELAC, inventada por los Castro y su
Foro de Sao Paulo, durante su último encuentro celebra-
do en La Habana. Teniendo como chambelán la odiosa y
repulsiva figura del socialista chileno José Miguel Insulza.
Que convirtiera a la OEA en una suerte de ministerio de
colonias del mismo Foro de Sao Paulo. Inolvidables sus
últimas palabras: “la OEA no intervendrá en Venezuela”.
No sin fundadas razones llamado “el Panzer” en los menti-
deros políticos chilenos, no tuvo empacho ni miramientos
en actuar abierta y desembozadamente como el gendarme
necesario del castrismo en América Latina.
Posiblemente el derramamiento de sangre, la asfixia de
mujeres, ancianos y niños, que causaran la muerte de un
anciano en estos aciagos Idus de Marzo no terminen por
aguarle al gobierno de Rajoy las apetencias empresariales

115
Antonio Sánchez García

con que negocia la venta de bombas lacrimógenas y otras


armas “disuasivas” a la dictadura de Nicolás Maduro. Le-
janos los tiempos en que la mala conciencia por la tiranía
franquista y la muerte de millones de españoles cosechados
durante la espantosa guerra civil empujara a los gobiernos
españoles pos franquistas de derecha o de izquierda – para
el caso ha dado exactamente lo mismo – a mostrar una cara
“progresista”. A la hora de proteger sus intereses crematís-
ticos han corrido todos ellos a hacer pingües negocios, con
sus debidas y acompañadas suculentas comisiones a socialis-
tas y populares, en la fabricación y venta de armas, fragatas
y aviones al chavismo populista. Ya lo dijo Brecht con su
desenfado y brutal lenguaje: “erst das Fressen, dann kommt
die Moral”: primero a hartarse, luego nos ocupamos de la
moral.
Maduro habrá estado esperando ansiosamente acom-
pañar a la socialista chilena Michelle Bachelet durante los
festejos y saraos celebratorios de su transmisión de mando,
que hoy se inicia con sabor a empanadas y vino tinto, cue-
cas y condumios, salmón sureño y cabernet sauvignon del
valle central. ¿Qué mejor que darse un publicitado baño de-
mocrático jabonado por los amigotes del Foro de Sao Pau-
lo, mayoritarios en el evento? ¿Qué imagen más suculenta
y rendidora que un abrazo con Dilma y Cristina, las doñas
del Foro? ¿Con Juan Manuel Santos y el vicepresidente de
los Estados Unidos? Si el insepulto se coleó hasta las cer-
canías del mismísimo Obama y hasta le regaló la biblia del
analfabetismo regional izquierdoso escrita por el uruguayo
Eduardo Galeano, ¿por qué él y Cilia no volverían de San-
tiago con una foto abrazados con Biden y su esposa?
Es tanto el fondo en dólares y euros con el que cuen-
ta para comprarse camisas, trajes, corbatas y zapatos, amén
de relojes y joyas, que habrá dispuesto a su sastre y edecán
de palacio prepararle “la tenida” con que bajaría del avión

116
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

presidencial, encabezaría el cortejo de carros y motocicletas


policiales hasta ocupar el o los pisos reservados en el más lu-
joso hotel de la ciudad, para descansar y participar luego en
los festines dieciochescos que suelen adornar estos aconteci-
mientos político sociales. Flashes, cámaras, micrófonos, en-
trevistas, ruedas de prensa, revuelo de seguidores asegurados
por el Partido Comunista local y los radicales restantes para
terminar aclamado en algún estadio de los alrededores de la
ciudad en oportuno recuerdo del fallecimiento del Coman-
dante Supremo, el inolvidable, el homérico, el jupiteriano
Hugo Chávez, luz y sombra de América Latina, la irreden-
ta, la antiimperialista.
El balde de agua fría recibido tras la conmoción que sus
desafueros, crímenes y atropellos provocaran en el mundo
y repercutieran, como era obvio y natural, en la sensible
conciencia anti dictatorial de los chilenos terminó por ha-
cer trizas sus sueños infantiles. Puede que jamás sepamos
las causas de orden protocolar, político y diplomático que
terminaron por aguarle la fiesta y dejarlo con los crespos
hechos. No me cabe la menor duda que la misma Bachelet y
sus más incondicionales no hubieran tenido el menor escrú-
pulo en recibirlo en la alfombra roja y tratarlo a cuerpo de
Rey. Que alguien que se crió en la satrapía satelital estalinis-
ta de la llamada República Democrática Alemana – la más
gris, oscura y policíaca dictadura de tras el telón de acero –
no debe tener el pellejo tan sensible como para hacerle asco
a los asesinatos a veces o casi siempre necesarios para man-
tener una tiranía. Como debiera saberlo mejor que nadie
dados sus propios antecedentes. Pero para Michelle Bache-
let y su entorno seguro existen dos tipos de dictaduras: las
propias, de izquierda, socialistas, castristas y chavistas que
son las buenas y a las que no hay que tocar ni con el pétalo
de una rosa. Y las malas, de derecha, como las de Pinochet
o Videla, a las que hay que combatir con las armas en la
mano, como lo hiciera la comunista chilena y secretaria de

117
Antonio Sánchez García

su partido, Gladys Marin, que recibiera toneladas de armas


de Fidel Castro para tumbar a Pinochet.
Por fortuna para Chile, para la región y el mundo, tal
maniqueísmo de los sectores radicales de la izquierda chile-
na que esperan imponer su visión totalitaria al futuro go-
bierno de Michelle Bachelet se encontró de frente con los
sectores verdaderamente democráticos de la coalición de la
Nueva Mayoría: demócrata cristianos, radicales y socialde-
mócratas del PPD y el PS. Quienes, encontrando el eco de
las fuerzas de centro y centro derecha y el modesto apoyo de
nuestros exiliados en Chile le cerraran el paso.
En otras palabras: un mes de luchas, sangre, sudor y
lágrimas está despertando a la opinión pública internacio-
nal sobre la tragedia venezolana y el camino sembrado de
dólares, presas de pollo y rosas se ha visto convertido en sen-
dero de grandes campos de batalla. No pudo ir a Chile. No
podrá ir a parte alguna. A no ser al sitio en que se ventilan
las graves violaciones a los derechos humanos. Para recibir
la condena y su justo castigo. Algo de lo cual se trasunta
en el reportaje de La Tercera que citamos al comenzar este
artículo, que termina diciendo que “si Nicolás Maduro asis-
tía por un breve lapso a esta ceremonia, el dejar el país en
medio del punto más álgido de las manifestaciones, podía
complicar el control de la crisis social y política que atravie-
sa Venezuela.”
Ya se le fue de las manos. A nuestros hijos: ¡Gracias!

118
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La revolución democrática del siglo XXI


17 Marzo, 2014

“Un gobierno asesino, fracasado, no tiene derecho a


permanecer en el poder”.
Santos Yorme

1
Se veía venir un importante reacomodo de fuerzas en
función de las profundas transformaciones en las relaciones
entre los partidos políticos tradicionales –de AD a PJ y de
Copei a UNT– y la sociedad civil, que ha hecho crisis a
partir de los últimos sucesos. Pues desoyendo la estrategia
imperante en todos los partidos de la MUD, el movimien-
to popular ha asumido otras banderas que las electoralistas
imperantes en el seno de la oposición desde que Teodoro
Petkoff, Julio Borges y Manuel Rosales se hicieran a media-
dos del 2006 con el principal caudal de la protesta, expre-
sada de manera notable con el arrollador abstencionismo
de diciembre de 2005, y encasillaran toda la energía de la
indignación popular por los canales del CNE, provocan-
do una interrupción de la energía contestataria de la so-
ciedad venezolana hasta llegar a las graves e intolerables

119
Antonio Sánchez García

frustraciones de las dos últimas candidaturas presidenciales


de Henrique Capriles. Pues ese encasillamiento acompañó
el práctico abandono de las exigencias por condiciones elec-
torales mínimamente aceptables y sirvió en bandeja de plata
la voluntad contestataria a la sumisión electorera.
Dos fenómenos vinieron a sepultar la estrategia de la
MUD de pasar agachados durante lo que consideró un año
sabático y las proyecciones de volver a candidatear a Hen-
rique Capriles para las presidenciales del 2019. Teniendo
como estación intermedia las elecciones parlamentarias del
2015. En los hechos, una tregua unilateral –que continúa la
que se impuso desde el 11 de abril hasta este 12 de febrero–
que le dejaría a Nicolás Maduro las manos libres para con-
sumar su proyecto de asegurar la transición del caudillismo
chavista al comunismo castrista. Comimos de sus envene-
nados frutos con las municipales, de las que se eliminaron
todas las aristas que pudieran sonar a agresividad, mientras
el gobierno acometía la clásica táctica bifronte del castro-
chavismo, que llevamos 14 años sufriendo sin provocar la
menor preocupación en los sectores proclives a transar con
el régimen en función de sus intereses inmediatos: desatar el
caos con la zanahoria del Dakazo, que no encontrara opo-
sición ninguna en un liderazgo cataléptico, y llamar a con-
versaciones a ese mismo liderazgo para atenuar cualquier
eventual reclamo ante el feroz agravamiento de la crisis. La
gracias dadas por alcaldes y alcaldesas rompieron el saco de
la vergüenza.
Las fúnebres “celebraciones” navideñas y el ominoso
asesinato de Mónica Spear y su esposo, así como un agra-
vamiento de los problemas económicos debido al práctico
agotamiento de las reservas internacionales, comenzaron a
indicar que en lo profundo de la sociedad venezolana se
estaba gestando lo que calificáramos ya entonces de TOR-
MENTA PERFECTA. A desmedro de lo que quisieran los

120
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

factores políticos dominantes en la Mesa de Unidad De-


mocrática, dos fenómenos incidirían de manera dramática
sobre una eventual irrupción de la protesta, esta vez a ni-
vel nacional y con un claro y unívoco mensaje político: la
desaparición de Chávez y con ella la evaporación de toda
legitimidad, no sólo del mismo Nicolás Maduro, cuya in-
capacidad había alcanzado niveles de saturación solo com-
prensibles desde el Principio de Peter, sino del régimen mis-
mo. Que se sostuviera durante 14 años apalancado por el
carisma y el insólito poder de seducción tribal de las masas
populares por parte del caudillo. Desaparición que dejaba
al régimen a la intemperie de toda legalidad y legitimidad
mientras el encargado por los Castro trataba de realizar un
auténtico triple salto mortal: pasar del caudillismo autocrá-
tico chavista al comunismo burocrático castrista. Sin dinero
y con tarjetas de racionamiento. En Venezuela, la cuadra-
tura del círculo.

2
El otro factor que dejaría la crisis al desnudo, también
señalado en LA TORMENTA PERFECTA, sería la inexis-
tencia de elecciones en el primer año sabático vivido por el
país chavista, con la práctica desaparición de los colchones
de apaciguamiento y distracción social y política tradicio-
nales del sistema, en los que la oposición partidista parti-
cipaba de buen grado, dado su convencimiento de que el
régimen ni era dictatorial ni su gobierno perfecto. Sin elec-
ciones por delante, ni los partidos tendrían de qué ocuparse
ni sus militancias y adherencias en qué distraerse. La energía
contestaría, que ya hervía, podría desatarse sin cortapisas, a
sus anchas. Los partidos, para fortuna de la sociedad civil,
hacían mutis.
Es preciso señalar que al darle libre cauce a dicha ener-
gía, la única capaz de derrotar y expulsar a la dictadura,

121
Antonio Sánchez García

como han insistido en señalarlo Leopoldo López, María


Corina Machado y Antonio Ledezma, ésta debió derribar
muchos, muy prestigiosos y afamados tajamares de conten-
ción de la propia élite mediática y política de la oposición
electorera. La indignación causada por las Guarimbas –el
único instrumento eficaz, de fácil construcción y sin otros
costos que la voluntad, la decisión y el coraje de la juventud
revolucionaria venezolana– sacudió a comunicadores, co-
lumnistas, parlamentarios y dirigentes políticos de la oposi-
ción. Que conminaron a “los guerrilleros” de las guarimbas
a que se fueran a incordiar a otro país, que reclamaron es-
candalizados por poner en riesgo las vidas de jóvenes mani-
festantes, que “ellos jamás tendrían la irresponsabilidad de
cometer”, que acusaron a quienes promovían tales acciones
de precipitarse a acciones violentas sin que estuvieran da-
das las condiciones objetivas, que auguraron una rapidísima
extinción de las acciones y que hasta se burlaban por su
elitismo exclusivista y excluyente, apenas concentradas en
el Este de Caracas. Escuché a muchos dirigentes políticos
de las organizaciones ya tradicionales, así nacieran al ful-
gor del asalto del chavismo, y a no pocos comunicadores
súbitamente agriados preguntar escandalizados por qué los
guarimberos no salían de la Plaza Altamira y se iban a Catia
o a Caricuao. Ahora no era Internet el que no subía cerros.
Tampoco lo haría la protesta revolucionaria. Confieso no
estar dispuesto a olvidar a los dizque opositores tartufos me-
diáticos responsables de tales canallescas ofensas al ímpetu
democrático de la juventud venezolana.
La incomprensión y el rechazo fueron mayoritarios y
cundieron entre los sectores acomodados de la clase me-
dia. Hasta que la sangre derramada vino a demostrarles
que esos jóvenes estaban dando sus vidas por la democracia
que desde esos feudos comunicacionales se reivindicaba a
diario dientes afuera. Que la sangría de nuestra juventud
constituía el sacrificio de toda una nueva generación que

122
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

no toleró más lo que nuestros mayores, viejos próceres y ex


candidatos presidenciales, no habían trepidado en pasar por
bajo cuerda para ir a sentarse ellos o sus mandados con el
sátrapa en Miraflores. Hasta que, para inmensa, gigantesca
sorpresa, de los apaciguadores, paniaguados y acomodados
del sistema la opinión pública internacional vino a ponerse
de parte “de los guarimberos” y desde Ucrania a los Esta-
dos Unidos se levantó una ola incontenible de solidaridad
con las luchas, no de esos mártires y la generación del 14,
de Leopoldo López prisionero, María Corina maltratada o
Antonio Ledezma en solitario sino del pueblo venezolano.
SOS Venezuela. Que hayan sido Madonna, Rihanna, Ric-
ky Martin, Rubén Blades, Chayanne, Jared Leto y grandes
figuras de Hollywood y el espectáculo de fama mundial,
acompañados por los “guerrilleros” ucranianos, quienes
universalizaron nuestras luchas habla a favor de los nuevos
tiempos. La imaginación de la protesta, uno de los aspectos
conmovedores de esta revolución democrática, supo activar
las ansias libertarias del planeta.

3
Contrariando todas las previsiones, derribando todos
los diques de la incomprensión, echando por tierra taras y
prejuicios inveterados de una clase política exangüe, anémi-
ca, carente de imaginación, de grandeza y coraje, un llama-
do de Leopoldo López y de María Corina Machado, opor-
tuna y generosamente respaldado por el político de mayor
jerarquía, experiencia y categoría de la tradición democrá-
tica venezolana, Antonio Ledezma, había puesto en pie la
mayor insurrección popular de que tengamos memoria des-
de los notables sucesos del 23 de enero de 1958.
El país ha sido conmovido hasta sus cimientos. Ya nada
es como parecía. Las tripas del régimen se desangran a vista
y conmoción del mundo que nos observa estupefacto. Y

123
Antonio Sánchez García

admirado. Corren las cancillerías a ver cómo logran ponerle


atajo a lo que ya luce como inevitable: la salida del poder
del encargado de los Castro y salvan lo poco que pueda
salvarse de este naufragio. Lo hacen no sólo por espíritu de
cuerpo. Saben que este huracán libertario podría extenderse
por América Latina, como en su momento sucediera con la
Primavera Árabe. Pues como nos lo acaba de recordar en
un conmovedor artículo Laureno Márquez, el aleteo de la
mariposa que echó a volar en los Andes venezolanos puede
provocar un tsunami incalculable en las pampas argentinas.
No hablemos del causante primordial de esta tragedia que
subiera a escena hace tres lustros: la abyecta tiranía cubana.
Se acomodan los partidos tradicionales, que aún no lo-
gran dominar la situación y sentirse a sus anchas. Sus pro-
blemas no se resuelven con cambalaches de militantes que
buscan ubicarse en mejores puestos de la tribuna de este
espectáculo sin precedentes. Por ahora el protagonismo está
en la arena del duro batallar del día a día. No en las secreta-
rías generales o en las curules. De allí saldrá seguramente la
generación política de recambio, las nuevas ideas y la nueva
dirección que se le imprima a un país que quiere renacer de
sus cenizas. Pues el 12 de febrero constituyó un giro coper-
nicano que nada ni nadie podrá detener.
Está naciendo la Venezuela del Siglo XXI. Tendrá que
echar por la borda sus viejas taras y sus añejas certidumbres.
Está compelida por la historia a modernizarse en todos los
ámbitos de su vida como sociedad. A comenzar su nueva
andadura con un proyecto de nación moderna y auto sus-
tentable. Libre de la miseria y la ignorancia, el estatismo
esclavizador y el compadrazgo politiquero. A ser producti-
va, laboriosa, cívica y respetuosa de las leyes. Poderosa en el
ámbito regional e intraficable en el mercado de las hienas
que esperan al acecho.

124
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Sólo me cabe recordar los versos de una maravillosa


canción compuesta por un compañero de generación mien-
tras estudiaba en Berlín hace medio siglo: you may say I’m a
dreamer, but I’am not the only one. Le respondería con otra
frase excepcional, que acuñara nuestra bienamada María
Corina: Somos mayoría. Que Dios nos acompañe.

125
Antonio Sánchez García

Los caminos de la libertad


19 Marzo, 2014

Desde el 4 de febrero de 1992, veintidós largos e in-


terminables años esperando por la reacción del pueblo de-
mocrático venezolano al asalto inclemente de la barbarie,
adormecida durante todo el siglo XX desde que el 19 de
julio de 1903 Juan Vicente Gómez terminara mediante una
sola batalla, la de Ciudad Bolívar, con el caos y la disgrega-
ción de las montoneras y el caudillaje que marcaran nuestra
segunda mitad de siglo XIX con un guerrear incesante y
absurdo, casi deportivo y festival, convirtiendo a Venezuela
en un país ensangrentado, devastado, empobrecido, incen-
diado, esquilmado y convertido en campo de batalla de los
delirios de una nación casi inexistente, invertebrada.
Vi reaparecer el rostro de esa barbarie como reciclada,
recién nacida con todas sus falacias, sus fanfarronadas, su
farsa y sus estafas en la faz macilenta de la insolencia y la im-
punidad de un oficial de rango medio, desvergonzado, anal-
fabeta, agalludo, megalómano y ambicioso hasta el delirio.
Punta de iceberg que, agazapado, se había ido enquistando
en el cuerpo de la democracia venezolana construida con
tanta sangre, sudor y lágrimas desde la caída de la dictadura

126
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

militar de Pérez Jiménez. Albergada en el nido de serpien-


tes de las fuerzas armadas, respaldada por los reptiles de la
reacción venezolana; de Uslar a Lizcano, de Maiz Vallenilla,
Escobar Salom y José Vicente Rangel a Luis Miquilena y la
corte del golpismo de la ultra derecha y la ultra izquierda,
entre muchísimos otros hijos putativos del Gomecismo. Y,
desde luego, abrigada por el mantón del castrocomunismo
guevariano que se volvía a tejer a diario en las aulas de la
UCV y otras universidades del país a la espera del Mesías en
uniforme. La historia volvía a repetirse.
Reconozcámoslo sin ambages: la única voz que se alzó
viril y corajuda en el antro en que se convirtiera el parla-
mento venezolano fue la de aquel que gritó “¡mueran los
golpistas!”, provocando la indignación de las viejas vírgenes
vestales que se volvieron para decirle con voz aguardento-
sa, titubeante y apenas audible, con lágrimas de cocodrilos
en sus ojos cansados: “democracia con hambre no se de-
fiende”. Desde aquel funesto día nada volvería a ser como
antes. Corrieron los filibusteros de la ultrajada democracia
a cucharear en el caldero de la decadencia. Los más cíni-
cos, hipócritas e inescrupulosos de todos ellos agarraron la
mayores presas, y hasta se tragaron otra presidencia de la
prostituida república.
Hace catorce años, luego de desmontar todo lo que so-
brevivía del naufragio, se hicieron a la tarea de montar la
dictadura, embaucar a los inocentes, corromper a los co-
rruptibles, engatusar a los oportunistas de siempre, marear
a los tontos útiles y terminar por entregarles a Fidel Castro
y su Foro de Sao Paulo en pleno, de Lula a Dilma Rousseff
y de Néstor Kirchner a Evo Morales, llave en mano, PDV-
SA con la república de Venezuela a la rastra. No les intere-
saba el Guaire ni La Charneca: les apetecía el petróleo, los
billones de dólares, nuestras costas y golfos y las mesnadas
de pobres de misericordia para integrarlos a la Corte de

127
Antonio Sánchez García

los Milagros. A la voracidad de la hiena mayor se sumaron


todas las hienas de la región. Y hasta China llegó al aleteo
del foro: se tragaron nuestro petróleo de una sola zampada.
Se escribirá la historia de la peor de las infamias: la de
ese nido de víboras, arribistas, voraces, ignorantes, corrup-
tos y asesinos, principales culpables de este criminal atenta-
do contra la Nación. En la Venezuela de la dignidad, que
asoma su grandeza de la mano de los ángeles exterminado-
res, no debe quedar ni vestigios de este pudridero de cuarte-
les y teatros de operaciones.
Hasta que, cansados de tanta complicidad, tanta cobar-
día, tanta escaramuza consentida y elecciones de pacotilla,
la generación de nacidos después de tanta vergüenza se alzó
de la mano de quien hoy cumple un mes de cárcel y acom-
pañada por los dos más sobresalientes líderes de la Venezue-
la decente terminó por cortar de un solo tajo la cuerda de la
concupiscencia, estirada por la barbarie hasta extremos ya
intolerables.
Se acabó lo que se daba: complicidad y alcahuetería.
Nuestros ángeles exterminadores no están dispuestos a
transar su futuro, como sus mayores estuvieron dispuestos a
transar su pasado. Quisiera, si llegara a leer estas líneas, que
Leopoldo López reciba el agradecimiento de un pueblo que
ha vuelto por sus fueros: los de los caminos de la libertad.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La gran mascarada
23 Marzo, 2014

“El comunismo se había visto empujado a no


engendrar más que miseria, injusticia y masacres. No por
traiciones o infortunios contingentes sino por la propia
lógica de su verdad profunda. Ésa era la revelación de
1990. La historia condenaba, más allá del comunismo
real, la idea misma de comunismo”.

Quien lo dice y lo publica en una deslumbrante re-


quisitoria contra la supervivencia de la utopía socialista,
a pesar de la irrebatible demostración de la catástrofe in-
evitable a la que conducía y de cuya zarrapastrosa versión
caribeña llevamos 14 años sufriendo “su miseria, su injusti-
cia y sus masacres”, es el filósofo e historiador francés Jean
François Revel en su libro La gran mascarada, editado en
el año 2000 en París y, en la misma fecha en España, por
la editorial Taurus. Un libro que debiera constituir lectura
obligada de quienes nos vemos sometidos a la forma más
perversa, criminal y marginalizada del comunismo, el que
pusiera en pie Fidel Castro hace 55 años y debiera ser el
modelo demostrativo de la estafa más monumental del siglo
XX. Arrastrar a un pueblo entero con territorio incluido a

129
Antonio Sánchez García

los infiernos embobado o convencido a fusilamientos de la


ingenua y estúpida creencia de que iba al paraíso.
La implosión del socialismo por motivos de su con-
génita imposibilidad de existencia arrastró a la debacle y
posterior desaparición a todos los satélites de la Unión So-
viética luego de la caída del Muro de Berlín en 1988. Se
extinguió como por arte de birlibirloque el más cruento y
estúpido experimento de ingeniería social de la historia hu-
mana. Pulverizando en sus probetas a más de cien millones
de seres humanos. Sobrevivió China, que lanzó al basurero
toda la ferretería ideológica de la igualdad absoluta y se aba-
lanzó al más despiadado capitalismo salvaje, manteniendo
en pie su única verdad: El terror del Estado dictatorial para
conseguir sus propósitos imperiales así sea sobre otros mi-
llones de cadáveres. Y dos excrecencias museísticas: Cuba y
Corea del Norte. El socialismo había muerto.
Pero como si de una pandemia proveniente del espa-
cio intergaláctico se hubiera tratado, bastó la década de los
noventa para que esa brutal certidumbre se esfumara de la
conciencia colectiva y volviera a renacer de entre las cenizas
todavía humeantes del socialismo real. Los mismo intelec-
tuales que en 1990 se volvían desesperados al liberalismo
como hacia la eterna fuente de la juventud y al mercado
como el Deus ex Machina de la civilización recayeron en el
ensueño de la utopía. Dado que lo real les había dado una
lección sangrienta, volvían al universo de las ideas a reparar
daños y perjuicios. Como bien lo categoriza Revel: “Libera-
dos de la inoportuna realidad, a la que además negaban toda
autoridad probatoria, los fieles volvieron a encontrarse con su
intransigencia. Se sintieron por fin libres para volver a sacrali-
zar sin reservas un socialismo que había vuelto a su condición
primitiva: La utopía. Pero la utopía, por definición, es im-
posible de objetar. La firmeza de sus guardianes pudo volver,
pues, a no tener límites desde el momento en que su modelo no

130
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

era ya realidad en ninguna parte.” (François Revel, La Gran


Mascarada, Taurus, 2000, Madrid, pág. 19).

2
Mientras, en Moscú, capital del socialismo en ruinas
arrasada por mafias y nido exportador del crimen organi-
zado, única sobrevivencia del pasado, los bolcheviques más
obstinados habían decidido fundir leninismo y religión en
un solo manojo de estulticias. Con pendones de Cristo y
pancartas de Lenin se reunían dominicalmente en el Kre-
mlin, rodeados de toda la dorada parafernalia ortodoxa,
para rezarle a Cristo Lenin, o a Jesús Ulianov. El crudo y
maquiavélico realismo de Fidel Castro acometió una tarea
semejante. Volvió a gritar una vez más la Unión Soviética
ha muerto, viva el socialismo soviético. Y poniendo manos
a la obra pasó toda la década en la misma tarea, como or-
denada por un Ser Supremo de talante hegeliano, que vi-
gila y administra al espíritu del comunismo universal: El
comunismo ha muerto, viva el comunismo. Por cierto, un
comunismo que no tuvo jamás del comunismo clásico más
que el campo de concentración y la tiranía totalitaria.
Fue la década del montaje de la contraofensiva de las
mismas porfiadas y tenaces fuerzas de la barbarie travesti-
da de materialismo dialéctico que, sin la menor considera-
ción a los catastróficos efectos reales de la porfía rojorojita,
reagrupaba sus fuerzas en desbandada, ante un liberalismo
carente de las más mínimas previsiones ante un cadáver in-
sepulto, que creía carne podrida de perro muerto, digna de
chacales. Los Estados Unidos creyeron resuelto el conflicto
ancestral entre el bien y el mal con la desaparición del mal
para reiniciar el reparto como si el planeta fuera una hacien-
da en liquidación. Mientras se agudizaba el conflicto en el
cercano oriente y las tribulaciones de afganos y pakistaníes
daba pábulo a incursiones de paracaidistas y comandos

131
Antonio Sánchez García

hollywoodenses, ni una sola mención a América Latina. Lo


recuerdo como si fuera hoy: Uno de los últimos Mensajes a
la Nación de George Bush hijo no contuvo una sola palabra
dedicada al patio trasero. Recuerdo haber llamado casi a
medianoche escandalizado a Simón Alberto Consalvi, que
luego de escuchar mi descarga en silencio zanjó el disgusto
con su peculiar y salomónico estilo: “Antonio, nos lo mere-
cemos. Los latinoamericanos no nos merecemos más que el
silencio de los Estados Unidos.” Y no se crea que estábamos
en jauja: El parrillero de Sabaneta ya nos daba vueltas en el
asador. Y las gotas de grasa de adecos y copeyanos ya chis-
porroteaban.
Tenía absoluta razón. Por esos años existía una entidad
llamada Coordinadora Democrática, coordinada por el go-
bernador Enrique Mendoza, en una de cuyas comisiones
–nada más y nada menos que la Comisión Política Asesora,
a cargo de nuestro querido Alberto Quirós Corradi– hacía-
mos vida una serie de intelectuales que en rigor se sentían
en la política como dice la Iglesia: “In partibus infidelis”,
en país de infieles. Formaban parte de ella ilustrísimos ve-
nezolanos: Cecilia Sosa Gómez, Pedro Nikken, Alejandro
Armas, Adolfo Salgueiro y algunos otros que iban de vez en
cuando en plan más deportivo y festival. Como Teodoro
Petkoff.
Inolvidable una discusión en que en medio del ardor
por definir la extraña naturaleza del régimen frente al que
nos encontrábamos más que desconcertados, osé mencio-
nar, creo que por primera vez en ese foro, el concepto de
“castrocomunismo”. Teodoro montó en cólera y bufó su
desprecio por categorías ultraderechistas, “propias de la go-
darria”, indignas siquiera de ser consideradas entre gente
decente. Habíamos perdido hasta el lenguaje. Estábamos
absolutamente inermes.

132
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

3
Mientras buceábamos en nuestro naufragio intelectual
la izquierda latinoamericana avanzaba en su contraofensiva
desde el Foro de Sao Paulo y ya había clavado las banderillas
sobre el lomo de Los Andes, en Venezuela. Sin importarle
en lo más mínimo que la dictadura autocrática y militarista
tuviera siquiera un asomo de marxismo leninismo, como el
stajanovismo –récord de producción obtenido por traba-
jadores ejemplares, como Stajanov– o espíritu de sacrificio
y trabajo voluntario: sólo corrupción universal y a destajo,
ocio garantizado y criminalidad a mansalva.
Todas esas discusiones acerca del sexo de los ángeles
tenían lugar mientras el Foro de Sao Paulo llevaba una dé-
cada entera preparando su ofensiva de dominio continental.
Agarrados a un marxismo desfigurado hasta la caricatura,
pero siempre aferrado a su única bomba de efecto inmedia-
to: El rencor de clases, la envidia y sobre todo el odio a los
Estados Unidos, al antinorteamericanismo. Jurungando en
las fuerzas armadas y hundiendo sus colmillos en nuestras
crisis políticas endémicas, lo que le permitió iniciar la con-
quista de América Latina sin encontrar la menor resistencia
de los partidos locales ni muchísimo menos de los propios
Estados Unidos, profundamente hundidos en su autosatis-
facción imperial. El Foro practicaba en cambio una política
schmittiana pura, y se apropiaba de nuestros países sin dis-
parar un solo tiro. El desiderátum de los grandes teóricos de
la guerra. Descabezada Venezuela y dueña de sus colosales
fuentes de ingreso petrolero, Cuba a través del Foro montó
a Morales en Bolivia, a Correa en Ecuador, a Lula da Silva
en Brasil y a Néstor Kirchner en Argentina. Daniel Ortega
se hizo fuerte en Nicaragua y Honduras se libró por el cora-
je de su gente, atacado por todos sus flancos desde la OEA,
Venezuela y Brasil. Paraguay, por las mismas causas. Por
décimas de punto no conquistó México de la mano de

133
Antonio Sánchez García

López Obrador. Pero en cambio se hizo con el dominio de


la OEA en la figura del socialista chileno José Miguel Insul-
za, que la puso descaradamente al servicio del hegemonis-
mo neo castrista. Nunca antes el castrismo había logrado tal
hegemonía regional. Y lo más admirable: mientras agoniza-
ba. Al extremo de hacerse con el control de las dos naciones
más importantes del subcontinente –Argentina y Brasil– e
imponer el respaldo pleno o la neutralidad de los restantes
países. Veremos qué sucede en Chile, mientras Venezuela
entra en el limbo de las indecisiones.
Se verifica así en nuestros tristes trópicos una sangran-
te contradicción que nos hace merecedores del desprecio
universal. Si la élite intelectual francesa de proveniencia
marxista a la que se dirige Revel se refugia, ante el fraca-
so del socialismo real, en el abstracto reino de las utopías
y se parapeta tras la barricada de las ideas, en Venezuela
–y como lo demostrara y lo seguirá demostrando la gran
mascarada de la OEA, en la región entera– se reafirma la
vigencia del socialismo en medio de su más brutal fracaso,
sobre los basurales de “miseria, injusticias y masacres” que
dieran al traste con el socialismo real. Un mercachifle ger-
mano mejicano llamado Heinz Dieterich nos ha vendido
la mercancía descontinuada del socialismo, a la que a pesar
de su ya añeja fecha de vencimiento y el manifiesto estado
de pudrición que la afecta ha rotulado “socialismo del Siglo
XXI”. La pócima milagrosa.
No yace en los contenedores de Puerto Cabello, como
carne podrida, leche avinagrada o medicamentos en estado
de descomposición, sino en la mente añejada de unos esta-
fadores que la han usado de coartada para robar a mansalva,
reprimir en despoblado y asesinar con alevosía. O halar de
las narices con promesas viles y vacuas a sus electores para
seguir imponiendo sus escabechadas ideologías. No hay
caso: tenía absoluta razón nuestro entrañable Simón Alber-
to Consalvi: Solo merecemos el olvido.

134
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La recomendación de Rómulo a AD:


enfrentar la dictadura o callar para siempre
26 Marzo, 2014

A los compañeros de Acción Democrática

Si caben paralelismos entre las coordenadas de las gran-


des crisis históricas, uno de ellos que podríamos reivindicar
quienes nos ocupamos del oficio de la memoria para com-
pararlo con las tribulaciones del presente, sería sin duda el
que confrontase las tribulaciones y desesperanzas del año
que precediera a la gran insurgencia popular que diera al
traste con la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez en
enero de 1958 con la que súbitamente ha eclosionado en
este estío al acecho rico en siembra de brutal violencia y
en cosecha de homicidios. La misma acumulación de lava
interior aumentando de temperatura sin que su densidad
y su eventual potencia explosiva pudiera ser medida desde
la aparente quietud de las superficies: la indignación y la
protesta contenidas. El mismo protagonista central de los
eventos: la generosa y patriótica juventud venezolana. El
mismo aparataje policiaco militarista. Con una diferencia
abisal: la presencia criminal, ofensiva y humillante de las
fuerzas represoras cubanas y la abyecta obsecuencia de la

135
Antonio Sánchez García

camarilla de uniformados ladrones, narcotraficantes y mer-


cachifles que medran a escala planetaria de los ya exangües
recursos de la vaca petrolera. En ese, entre otros muchos as-
pectos, la dictadura castrista que se intenta imponernos por
la fuerza de las armas es infinitamente más perversa, más
cruel y más devastadora que la de Pérez Jiménez. Así sobren
las conciencias menguadas del hemisferios que se niegan a
reconocerle ese su carácter genéricamente dictatorial.
Como hoy, muy pocos hubieran sospechado que la
dictadura siempre triunfante de la mano de monumentales
fraudes electorales, perfecta o torpemente implementados,
exactamente como la que hoy no encuentra otros atajos que
la violencia, traspasaría la raya amarilla de la brutalidad y
agotaría su capacidad adquisitiva de conciencias para verse
atropellada por un gigantesco oleaje de indignación y re-
chazo. A nadie se le hubiera ocurrido pensar que el almiran-
te que celebraba la cena navideña con el tirano, uno de sus
altos oficiales de confianza, exactamente a un mes de dis-
tancia estaría presidiendo una Junta de Gobierno. Ni que el
todopoderoso de hacía unas horas escaparía arrastrando sus
valijas cargadas de dólares ante la sarcástica advertencia de
su segundo de a bordo, que le susurraría en medio del atro-
nador rugido de las multitudes que asaltaban la Seguridad
Nacional en búsqueda de esbirros y torturados: “vámonos,
general, que el pescuezo no retoña…”.
Toda historia es, por definición, inédita y sus desenla-
ces sorprendentes. Pero sus expresiones suelen ser menos
idiosincráticas de lo que parecen. Lo que ha permitido esta-
blecer una suerte de anatomía de las tiranías y sus fracasos,
derrumbes y agonías. Buceando a la pesca de paralelismos
se han escritos las grandes obras de la historia de las civili-
zaciones, desde Tucidides a Flavio Josefo y desde Spengler
a Arnold Toynbee. Detrás de la caída y decadencia del Im-
perio Romano late el ascenso y derrumbe del Tercer Reich.

136
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Así fuera, como bien lo señalara Max en el 18 Brumario,


como farsa o comedia de la tragedia originaria.
De allí la tentación de ver en este fin de ciclo y derrum-
be arrasador de las viejas certidumbres –se hunden la IV y la
V Repúblicas abrazadas en la impotencia de su renovación
– un reflejo especular de esa década tenebrosa de muerte y
desolación en que la inmundicia militarista asesinara a gran-
des líderes populares y encadenara en sus cárceles a la flor
y nata de nuestra juventud política y universitaria. ¿Cómo
olvidar a Leonardo Ruiz Pineda, a Alfredo Carnevali, a Pin-
to Salinas? ¿Cómo olvidar al medio centenar de mártires
cuyas vidas fueran sesgadas de manera brutal y asesina por
el hamponato de la criminalidad y las Fuerzas Armadas en
este turbio período de nuestra historia?
Pero a desmedro de la calma chicha y la soberbia arro-
gante y desfachatada del poder de las armas se incubaba en-
tonces, exactamente como ahora, el gigantesco despertar de
una generación que llegado el momento – ni un día antes ni
un día después – derribaría las falsas columnas del templo
y volvería, una vez más, a rescatar a Venezuela de sus abis-
mos. Exactamente como entonces, pero ahora con la ira no
de unos millones de venezolanos, sino con la indignación
de un pueblo entero que los arrasará sin remedio, empu-
jándolos al lugar del que jamás debían haber escapado: el
basurero de la historia.
En muchos aspectos, esta dictadura es muchísimo más
destructiva y servil. Aquella tenía obras y tareas cumplidas
que aún resisten las miserias del tiempo y pueden ser exhibi-
das como ejemplo de progreso y modernidad. Mientras ésta
no exhibe más que derroche, despilfarro, saqueos, asesina-
tos, crímenes y prostitución a destajo. De estos tres lustros
de infamia no habrá un solo hecho, ni un solo gesto, ni una
sola institución u obra que rescatar de la inmundicia. Serán

137
Antonio Sánchez García

barridos de la historia sin dejar tras su paso más que la po-


dredumbre y la incuria. La muestra de que en lo profundo
de nuestra sociedad acechaba la escoria dejada por el paso
de la modernidad.
Aún así: a ocho meses del desenlace de aquella dicta-
dura represora y asesina la máxima conciencia posible de la
oposición democrática no dudaba ni un instante en califi-
car a aquel régimen de dictatorial ni en arrepentirse de no
haber asumido las armas y enfrentarla exactamente como lo
estaba haciendo Fidel Castro con Fulgencio Batista desde la
Sierra Maestra. Incluso –como lo confiesa sin presunciones
ni soberbias el 21 de mayo de 1957 a sus por entonces más
cercanos y fieles compañeros de partido Luis Augusto Du-
buc y Carlos Andrés Pérez–, con muchísimo mayor éxito:
“Lo que está haciendo Fidel Castro, y con mucho más éxi-
to, debí hacerlo yo en 1950.”
Es la voz amarga de un hombre que desde el exilio ru-
mia su desesperación ante la pasividad que observa entre
sus camaradas dirigentes inculpándose a sí mismo incluso
de complicidad por haberse dejado arrinconar por las pre-
siones de quienes refrenaban sus pulsiones revolucionarias:
“He tenido algún trabajo en estos años y rumiado mucho desa-
grado; sobre todo, ando con el reconcomio de haber sido vícti-
ma, o cómplice, de una serie de presiones, desde el interior del
país, y desde el exterior, para haber dejado de cumplir con el
deber de hacerle la revolución a esa gente.” “Esa gente”, los
Pérez Jiménez, Los Vallenilla Lanz, los Luis Felipe Llovera
Páez y su corte de paniaguados equivalían a los Diosdado
Cabello, a los Nicolás Maduro, a las Luisa Ortega Díaz, a
los Rafael Ramírez, a los generales del Estado Mayor de las
Fuerzas Armadas, a los asesinos de la Guardia Nacional,
a los empresarios ladrones, a los bufones de la corte, a los
invasores cubanos, a Fidel y Raúl Castro, a los que en su
momento sacara a patadas de esta miserable OEA y venciera
con coraje, virilidad y hombría en los campos de batalla.

138
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La amargura y arrechera de Rómulo Betancourt lo lleva


al extremo de insistir en que, si de esa fecha –21 de mayo
de 1957– a principios de 1958 no se le ha dado un parao a
la dictadura de manera “evolutiva o a la brava” –son sus pa-
labras textuales–, vale decir: legal, constitucional, pacífica-
mente, o insurreccional, violenta, revolucionariamente” lo
decente sería cerrar la boca y callar para siempre: “Es más: si
en el 57 o comienzos del 58 no hay solución al problema vene-
zolano –evolutiva o a la brava– no nos quedaría otro camino
sino el de ponernos un bozal, y no hablar más en el exilio de los
atropellos, etc., de aquella gente. Por propio respeto, tendría-
mos que callarnos definitivamente.”

139
Antonio Sánchez García

El discreto encanto de los


Cancilleres de la Unasur
29 Marzo, 2014

1
24 jóvenes asesinados en el lapso de un mes en con-
diciones espantosas, en gran medida mediante disparos a
la cabeza muy posiblemente efectuados por francotiradores
con fusiles dotados de miras telescópicas o pistolas de alto
calibre manejadas impune y arteramente por matones mo-
torizados empleados por el gobierno para constituir bandas
asesinas, incluso bajo la mirada protectora de soldados vene-
zolanos, si es que no han sido los propios soldados quienes
han disparado a mansalva asesinando a jóvenes mujeres con
tiros al rostro, no han sido suficiente razón como para que
la reunión extraordinaria de UNASUR celebrada en Lima
se saldara con una resolución mínimamente condenatoria
de las brutalidades dictatoriales de uno de sus miembros, el
Sr. Nicolás Maduro.
Mientras hacían pública su gazmoña e insólita reso-
lución a favor del gobierno de Maduro, allí representado
por un ex terrorista de la ultra izquierda venezolana famoso
hasta antes de ayer por liderar grupos de acción violenta

140
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

que encapuchados y armados con suficientes piedras como


para romper parabrisas a destajo y paralizar la ciudad, ata-
caba todos los jueves con el fin de generar el caos urbano
que preparara el ánimo y calentara el ambiente para romper
el hilo constitucional, favorecer al golpismo – del que hoy
tanto cacarean los golpistas que asaltaran el Poder con dos
golpes de estado – y hacer tabula rasa de nuestro Estado
de Derecho: Elías Jaua, hoy nada más y nada menos que
canciller de la República. Y bajo la presidencia in tempore
de uno de los más sanguinarios guerrilleros venezolanos de
los sesenta, conocido entonces en los montes de Falcón y
Maturín bajo su alias de Comandante Fausto e incorporado
a la vida normal bajo sus ropajes de sobrio y mesurado in-
geniero, siempre, por cierto, al servicio de los Castro, de los
que fuera posiblemente el venezolano de mayor confianza
y responsable de haber establecido la fructífera relación del
recién liberado teniente coronel golpista con Fidel Castro
en 1994, quien lo pusiera en cuanto asaltara el Poder al
frente de PDVSA y la operación de entrega de sus recursos
a la política de la Secretaría América y el Foro de Sao Pau-
lo. Nos referimos al inefable, gris, discreto y siempre entre
bambalinas del Poder Alí Rodríguez Araque. La vida nos da
sorpresas…

2
Habrá dejado la capucha en su maletín ministerial el ex
tirapiedras. Y me lo imagino agazapado tras unos cristales
que suavizan su mirada más bien artera y le confieren cierto
aspecto profesoral. Con voz meliflua, como de islámica vir-
gen vestal quejándose de los fascistas venezolanos, esos hijos
de papá –él ha de ser bastardo o parido en el anonimato de
la lámpara de Aladino, como por arte de magia– ricos del
Este caraqueño que han decidido intentar un golpe de Esta-
do y han provocado muertes, ruina y desolación en Caracas.

141
Antonio Sánchez García

Desconociendo –lo dice bajando la mirada en plan ofendi-


do– la plenitud constitucional de un gobierno pulcro e im-
pecablemente democrático, electo en ejemplares elecciones
–“todos ustedes fueron testigos, señores colegas”– etc., etc.,
etc. Imagino la fascinación de Héctor Timerman encon-
trando argumentos para declararles en nombre de su señora
jefa Cristina Fernández la guerra a muerte a “los fascistas”
venezolanos. Y sellar el acuerdo a muerte con una dictadu-
ra que ni siquiera le recuerda aquellos tiempos en que su
padre, entonces propietario de La Opinión fuera deteni-
do y torturado por los militares argentinos, como lo hacen
hoy sus pares con los dirigentes y estudiantes venezolanos.
Puede ser tan estúpido y tenebroso, como para comparar
a María Corina Machado o Leopoldo López con José Ra-
fael Videla. Y a Maduro con el capo montonero Firmenich.
Sólo tú estupidez eres eterna.
Nadie presente en ese aquelarre, agencia diplomática
del Foro de Sao Paulo, para contar la verdad de los hechos,
entregar un elemental parte de sucesos, narrar la brutal in-
seguridad que se ha saldado con un cuarto de millón de
muertos, desenmascarar la naturaleza colonial y dependien-
te del gobierno de quien enfrenta la más grave crisis que
se haya vivido en la región desde hace muchísimos años
ni resaltar el control de todos nuestros organismos de se-
guridad por las fuerzas armadas y de seguridad cubanas ni
la práctica anexión del Estado venezolano a la tiranía cas-
trista. Si tales palabras hubieran sido pronunciadas, si por
ventura los Castro hubieran sido asociados a una dictadura
que ya dura más de medio siglo, Cristina Kirchner hubiera
arqueado las cejas como cuando recomendaba comer chu-
letas de cerdo, que elevan la lívido, Dilma Rousseff hubiera
carraspeado, Evo Morales hubiera sonreído con desprecio
recordando pollos y Coca Colas, Correa hubiera movido la
cabeza y Heraldo Muñoz, el recién estrenado canciller de la
señora Bachelet, se hubiera sonrojado. ¿Cómo reaccionaría

142
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

su amigo José Miguel Insulza ante acusaciones tan aleves?


¿Los Castro, tiranos? Vaya la mala educación de estos ve-
nezolanos irrespetuosos, desenfados e insolentes…Provoca
ir hasta Caracas para darles su merecido: el olímpico des-
precio de la decencia castrista y el igualitarismo peronista.
¿Olvidar que fue el general Perón, a través de su embajador
en La Habana, quien financió el viaje del joven dirigente es-
tudiantil cubano Fidel Castro a Caracas y Bogotá en 1948,
en premio a su acendrado odio al imperialismo norteameri-
cano? El fascismo siempre supo elegir a sus prospectos.

3
De modo que luego de cuatro horas de discusiones se-
guramente matizadas con pasitas, café con leche, té con li-
món y un pisco sour extra fuerte para el ex tirapiedras, que
siente debilidad por las espirituosas, los honorables señores
cancilleres cortaron por lo sano y decidieron no juzgar, no
emitir juicio de fondo ni de valor, mantenerse en la más
inglesa de las disposiciones e ir en auxilio del gobierno de
su hermana República Bolivariana de Venezuela y su acon-
gojado presidente. Quizá alguno de los cancilleres haya mi-
nimizado los acontecimientos recomendando la sabía deci-
sión de pedirle a esos muchachos, tan alebrestados que ya
se creen librando una Segunda Independencia, que se sen-
taran en una mesa de diálogo, que ellos estarían presentes y
serían garantes de que nadie se fuera a las manos y Maduro
saliera ileso de polvo y paja.
Nadie se preguntó, ni se preguntará jamás, por la otra
cara de la moneda. Nadie inquirió sobre la visión de los
hechos del otro interlocutor, aquel que ya está enterrado,
yace ensangrentado en la camilla de un sucio hospital o está
preso sin razón alguna que no sea la brutal y dictatorial de-
cisión de una justicia vendida, aherrojada, al abierto ser-
vicio del ejecutivo. Nadie quiso ver las actas de defunción

143
Antonio Sánchez García

ni los informes médico legales de las autopsias respectivas.


Nadie preguntó por las condiciones sociales, el estado de la
economía, el ánimo de quienes no parecen querer detenerse
en su marcha tras la salida del poder de aquel a quien consi-
deran ilegítimo no sólo por desempeño, asunto cuya verdad
alcanza el tamaño de una catedral, sino por origen –nacio-
nalidad, igualdad de oportunidades, arbitrio transparente y
sin abusos de los organismos electorales, etc., etc., etc.
Y en un gesto de buena voluntad que arrancó lágrimas
del adusto rostro del otrora encapuchado hasta empañar
sus espejuelos, decidieron por unanimidad enviar a algu-
nos amigos cancilleres en misión especial para auxiliar al
apesadumbrado presidente Maduro a sostener un diálogo,
convencidos de que su elocuencia más el respaldo sincero
de los vecinos meterán en cintura a los voluntariosos mu-
chachos que arriesgan sus vidas sobre el asfalto caliente de
las ciudades venezolanas. Timerman habrá parado el dedo
y se habrá propuesto para encabezar la delegación, ante el
celo de su colega Brasil brasileiro.
Por cierto: sin apuros. Que los muertos pueden esperar.
Sin precipitaciones, que primero deben calmarse las aguas.
Sin tropiezos, que amarrar bien amarrada la joya de la co-
rona de Fidel Castro, sus suculentas fuentes de petróleo y
los miles y miles de millones de dólares con los que sostiene
al régimen imperante en Cuba y auxilia a no pocos de los
miembros del aquelarre, es un imperativo de alta política
regional.
El tirapiedras de la UCV habrá sonreído por lo bajito,
habrá llamado a su compinche de viejas tropelías que se
pasea histérico por los solitarios pasillos de Miraflores, le
habrá asegurado que los asesinatos cometidos por sus colec-
tivos ni siquiera fueron considerados por la UNASUR y le
habrá dicho en clave de guaguancó: échale pichón, Nicolás,

144
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

aplasta a esos hijos de su madre. Y no te olvides de llamar a


Raúl y decirle que ya puede dormir tranquilo. Sin novedad
en el frente. Cambio y fuera.

145
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

147
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Golpe y Estado en Venezuela


2 Abril, 2014

No había leído, a pesar de haber buceado en su vas-


ta obra poligráfica: literaria, histórica, política, y de haber
escrito incluso artículos elogiosos en el centenario de su
muerte (La pesada carga de su ausencia, El Papel Literario
de El Nacional), el opúsculo Golpe y Estado en Venezuela,
escrito al fragor encendido de la felonía de Hugo Chávez
y en el mismo año en que Venezuela se desviara definiti-
vamente y ya sin rumbo alternativo hacia la catástrofe: en
el nefasto y sangriento año de 1992, por el santón de la
República de nuestras letras, el laureado y venerable doctor
Arturo Uslar Pietri.
Hasta entonces sabía lo que todos los venezolanos me-
dianamente educados saben: que descendía en línea directa
del general Uslar, llegado de Hannover, entonces protecto-
rado inglés en tierras germanas, a respaldar a Bolívar; había
amamantado del Gomecismo; formaba parte de las corre-
rías de sus hijos por las sombreadas arboledas de Maracay;
que era la máxima conciencia de sus herederos y el inte-
lectual orgánico por excelencia del post Gomecismo. Que
había ocupado los más altos cargos del Medinismo, hasta

149
Antonio Sánchez García

convertirse en su delfín y que sólo accidentes del destino


–ni ser militar ni haber nacido en el Táchira– lo habían
sacado del juego político de la sucesión a la que parecía pre-
destinado. Antes de cumplir los cuarenta años y a pesar de
haber llegado a ser el funcionario perfecto de una Repúbli-
ca imperfecta: culto, educado, prestigiado y famoso en el
mundo de las letras hispanoamericanas, desde que escribie-
ra en París una obra señera que rompería los esquemas del
costumbrismo que aletargaba la polvorienta novela de los
tiempos y recibiera los elogios unánimes de la crítica: Las
lanzas coloradas.
Y sabía desde luego lo que ningún venezolano de me-
diana edad y enterado de los avatares y vaivenes de nuestras
dictaduras desconoce: que Rómulo Betancourt lo sometió
al Jurado de Responsabilidad Civil a raíz de la llamada Revo-
lución de octubre, de 1945, lo marcó con el descrédito de la
ofensa, lo metió en el saco indiferenciado de la corrupción
y las iniquidades atribuidos, en muchos casos con sobra-
das razones –como el del ladronzuelo que pariera a Rangel
Vale–, a la espantosa tiranía gomecista, en otras con saña e
injusticia, como el suyo, según lo recordara con indignada
arrogancia en una célebre carta escrita en 1946 y dirigida a
Rómulo Betancourt, el “mediocre demagogo” de sus enco-
nos. Decir que sufrió del destierro, como quienes lo con-
denaran después de ser perseguidos y aherrojados por Juan
Vicente Gómez, sería un abuso de la escritura. Vivió en los
Estados Unidos, protegido por intelectuales de grandes in-
fluencias en el establecimiento académico norteamericano,
y como no era tampoco un desarbolado y zarrapastroso va-
gabundo de oprobios y tendría sus bienes –jamás sería un
pobre, como la inmensa mayoría de los intelectuales vene-
zolanos de sus tiempos– no careció de un buen pasar, si
bien a la sombra despechada de la amargura.

150
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Sabía más: que llevado por el ejemplo del entendimien-


to entre españoles mucho tiempo antes de la trágica con-
tienda fratricida de la Guerra Civil había decidido luego de
la caída de Pérez Jiménez tenderle una mano a su principal
enemigo, Betancourt y Acción Democrática, y vincularse
al esfuerzo del Pacto de Punto Fijo, fundando un partido
y aspirando a la presidencia de la República. Con un saldo
por cierto lisonjero si no satisfactorio: obtener la primera
mayoría en las grandes capitales –es un decir– y una abru-
madora derrota en los lejanos territorios de la incultura y la
ignorancia de la Venezuela rural, que aún resoplaba. No fue
Chávez el inventor del uso despiadado de la ignorancia y la
marginalidad como instrumento de estética cirugía política.
Fue su determinante genética: Acción Democrática.
Lo que supe después del 4 de febrero de 1992 ya olía a
resurrección de las venganzas, a rencores del pasado disfra-
zados de catonazgo republicano. A trasnochadas pero vene-
nosas lamentaciones de Job. Sus artículos en El Nacional y
algunos avisos pagados de gran formato, acompañado de lo
que se dio en llamar un acrisolado grupo de notabilidades,
él y los suyos –acompañados por los plebeyos del golpismo–
mostraban la garras de una fiereza descarnada: los señorones
del pasado desempolvaban sus lanzas coloradas y se lanza-
ban al ataque del eslabón más débil de la cadena con una
furia de guerra a muerte. No se detendrían en su empeño
hasta cortarle la cabeza al espantajo de todos los rencores y
exhibirla desde el balcón del pueblo cuando ya era dema-
siado tarde para deshacer entuertos. Sin querer queriendo,
y tras la satisfacción de un odio cainita, había servido de
palafrenero del Boves sabanetero de la circunstancia para
reconocer pronto y con espanto, ya cometido el crimen y
hecho el gran daño, que el vengador de sus injurias no era
más que un pobre diablo, un farsante, un charlatán, un ig-
norante, un payaso. Para poco después, en una triste jugada
del destino, morirse irremediablemente.

151
Antonio Sánchez García

Simón Alberto Consalvi, que en sus notables conver-


saciones con Ramón Hernández –Contra el olvido– dedica
páginas de su renacentista perspicacia y su profundo cono-
cimiento de la historia y sus hombres a la errática figura del
convidado de piedra a la mesa del golpismo, asegura que
el 4 de febrero pilló a Uslar con “la resaca del 18 de Oc-
tubre (de 1945) y estaba dispuesto a tomar venganza en el
momento que fuera. Un duelo pendiente” con Betancourt,
así el guatireño estuviera muerto y enterrado. “En él había
un conservadurismo profundo. Los residuos del positivismo que
arrastraba le impidieron aceptar la democracia. Nunca le sa-
tisfizo el régimen democrático abierto. Nunca lo aceptó.”
Fue la insólita declaración con que inmediatamente
después culminó Consalvi esas palabras condenatorias lo
que me hizo volver a Uslar y buscar desesperadamente su
obra postrera, Golpe y Estado en Venezuela, para contras-
tarla con el asombro de mis propios ojos: “Golpe y Estado en
Venezuela, de Arturo Uslar Pietri, es el libro más hijo de puta
que se ha escrito en Venezuela en el último medio siglo. Uslar
Pietri publicó ese libro casi para celebrar el madrugonazo del
4 de febrero de 1992, como si se hubiera propuesto la revancha
del 18 de octubre de 1945.” Cita de seguidas las palabras de
satisfacción con que Uslar agradece que “esos jóvenes mu-
chachos” satisficieran el profundo anhelo de hacerle pagar a
Carlos Andrés Pérez –no lo dice, pero pudo haberlo dicho:
si hubiera sido preciso con sangre y al precio de su vida,
que el hoy ministro de Interior y Justicia Rodríguez Torres,
encargado de invadir el Táchira con el concurso del general
Padrino dirigió entonces el vil ataque de artillería contra la
Casona para asesinarlo a él y a toda su familia, en mortífera
expresión –“del disgusto creciente que la mayoría de la pobla-
ción, particularmente la clase media y los trabajadores, para
no nombrar los marginales y los desempleados, venía manifes-
tando en muchas formas ostensibles con respecto a la gestión del
gobierno” – apostilla el santón del golpismo.

152
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Basta comparar “el disgusto creciente de la población” en


aquellos tiempos con el de la hora actual, cuya represión lle-
vada a cabo “por los jóvenes insurrectos del 4 de febrero” –una
cáfila de ladrones, ambiciosos, desalmados y narcotrafican-
tes– ya cuenta con más de 40 jóvenes hombres y mujeres
asesinadas, miles de heridos y detenidos y la incalificable
obra de traición a la Patria de las mismas fuerzas armadas
que quisieran entonces “satisfacer el disgusto creciente de la
mayoría de la población” para medir en toda su amplitud la
canallesca afirmación de un hombre que, como bien dice el
mismo Consalvi, era el peor enemigo de si mismo. Por am-
biguo, por cobarde, por no atreverse a dar el salto al mundo
que lo rodeaba.
Basta leer las primeras líneas de ese opúsculo infame
para sentir la hipocresía, el doble lenguaje, el pisabajismo
de quien traviste su profundo rencor y odio contra la de-
mocracia, en la que jamás se sintiera a sus anchas, con la
hiperbórea grandilocuencia del sabihondo de superficies.
Honda y profundamente positivista como era y convencido
de que los venezolanos habían nacido para ser mantenidos
en vereda bajo el mando de un gendarme necesario. El que
muchos creyeron encontrar en Chávez, para dar con el mo-
nigote que hoy nos hunde en los abismos.
Visto el fracaso de la felonía que aplaude y agradece,
consideró que escribir ese libro para justificar el crimen de-
bía culminar con un párrafo supremo, convertido en por-
taestandarte del golpismo irredento cuya verdad estamos
conociendo en sus más íntimas entrañas:
“Muchos hemos pensado que el actual Presidente de la Re-
pública –se refiere a quien venía de librarse de un magnicidio
luego de ser aclamado en Ginebra como el presidente más exitoso
del año– debe asumir plenamente su parte de responsabilidad,
que es grande en esta emergencia y que, junto con la voluntad

153
Antonio Sánchez García

de coadyuvar eficazmente a que se hagan los cambios, tenga


la suficiente convicción republicana para ofrecer su renuncia,
en el momento oportuno, como parte de esta gran empresa de
rectificación política.” Postrarse primero ante el golpismo y
luego cortarse la cabeza para ofrecerla a la canalla en gesto
de mortuoria amistad. ¿Habrase visto mayor putada?
Imposible desmentir a Simón Alberto Consalvi: sólo en
el libro más hijo de puta escrito en la era democrática podía
un anciano consumido por el odio y el rencor achacarle
parte de responsabilidad en un golpe de Estado a quien ha-
bía sido su principal víctima. Y sin darle un respiro, exigirle
su dimisión. La historia nos ha dado el triste privilegio de
asistir a la prueba de la inmensa putada de un santón de
pacotilla.

154
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El milagro
7 Abril, 2014

La decisión de un joven líder, asumida luego de un si-


lencioso periplo que lo llevó a recorrer el país sondeando el
ánimo de la ciudadanía y midiendo su temperatura política
mientras articulaba un pequeño pero voluntarioso partido,
terminó por inclinar definitivamente la balanza del amaña-
do equilibrio de poder impuesto por la dictadura y acatado
en silencio por una oposición cataléptica y carente de una
estrategia de recambio hasta voltear el rumbo a futuro del
país en 180 grados. Es lo que merece ser considerado un
giro copernicano en nuestra historia contemporánea. En
efecto: luego del 12 de febrero, ni nuestra visión de país ni
la que el mundo tenía del conflicto venezolano volverá a ser
como antes.
Cuatro prejuicios ya inveterados fueron derrumbados
en horas por la acción espontánea de una juventud indigna-
da por los atropellos de la dictadura, cometidos con absolu-
ta impunidad, en despoblado y con alevosía, como la brutal
agresión a una joven universitaria de los Andes venezolanos
que encendiera la mecha del polvorín. Podemos articularlos
en torno a cuatro dimensiones: la dimensión temporal, la
espacial, la social y la político-ideológica.

155
Antonio Sánchez García

La dimensión temporal, en primer lugar. Todos los


factores políticos del establecimiento habían asumido que
el 2014 sería un año sabático. Una suerte de hibernación
dada la inexistencia de procesos electorales, causa y efecto
del accionar de nuestras élites. ¿Qué hacer en un año sin
elecciones, ser y sentido de la unidad de la oposición vene-
zolana que considera blasfemia cualquier acción que no se
subordine a la resolución de esta crisis por medios pacíficos,
electorales y constitucionales, habiéndosele extirpado a la
Constitución los artículo 333 y 350 y su imperativo cate-
górico moral: combatir por todos los medios a quienes la
violaran con fines espurios? ¿Incluidas las fuerzas armadas,
obligadas por esa misma Carta Magna a mantenerse en la
más estricta neutralidad partidista y sin otro fin supremo
que la defensa y resguardo de la soberanía de la Nación y la
preservación de la vigencia del régimen constitucional?
La dimensión espacial, en segundo lugar. Se había ex-
tendido y convertido en prejuicio indiscutible del estableci-
miento opositor que una barrera infranqueable separaba a
ricos y pobres, a desheredados y acomodados, a lo que dos
metáforas oprobiosas denominan casi con asco “el Este” y
el “Oeste”, mientras extrapoladas bajo el mismo prejuicio
al país entero daba por hecho que el interior le pertenecía
al régimen y la capital a la oposición. La conquista de “los
espacios territoriales” estaba decidida a favor del régimen
y los llamados espacios institucionales no parecían poder
modificarse en el corto plazo, salvo por medios electorales.
Lo que en el 2014 no podía suceder. Ergo: a dormir la siesta
del chivo.
Del prejuicio social ya hemos adelantado algunas con-
sideraciones: la épica electorera le regalaría al régimen, en-
cuestas amañadas mediante, el monopolio de “los pobres”
mientras la oposición se encontraría condenada al bastión
de los ricos. El prejuicio aceptado universalmente por la

156
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

oposición tradicional era que la conquista de la pobresía


era prácticamente imposible sin un trabajo lento, metódico,
silencioso y de zapa. “Internet no sube cerro” –dictamina-
ría un reconocido intelectual teodorista, para quien catorce
años de una incesante oposición– con presos políticos, ase-
sinados y muertos en huelgas de hambre se reducía a inter-
cambiar mensajes de correo por la red.
El prejuicio que contrariaba toda argumentación en
contrario sostenía, en efecto, que Internet y la protesta no
subían cerro, toda vez que además de limitarse al laptop, al
Este y muy en particular a la Plaza Altamira, “los radicales”
ni siquiera pensaban en reivindicaciones más sentidas por
los sectores populares: el desempleo, la carestía de la vida,
la inseguridad, el desabastecimiento. Mientras los llamados
radicales no dejaran de ser radicales y golpistas, no salieran
de Plaza Altamira, fueran hijos de papá, olieran a godarria,
no treparan cerro ni fueran capaces de agitar con los únicos
temas que podrían sensibilizar a la pobresía, estarían dando
palos de ciego. Con esos radicales, decían nuestras dirigen-
cias arriscando la nariz, ni a misa. Un prejuicio inveterado
de 14 años de edad que condenaba a los radicales a ser una
élite minoritaria absolutamente desconectada. Acorralada
desde los sucesos del 11 de abril de 2002.
Hemos adelantado los puntos extremos de la cuarta
dimensión, la político ideológica: para convencer a los po-
bres, para terminar de convencer a la clase media y roncarle
en la cueva al régimen, además de subir cerro y abando-
nar todo lenguaje y aposturas elitescas, extremas, radicales
y golpistas había que dejar otros temas absolutamente se-
llados en la urna de cristal de los tabúes de una sociedad
filo socialista y proto comunista hasta la médula desde los
tiempos inmemoriales de la Generación del 28: no hablar
de comunismo, de Libertad, de colonialismo, No rozar a
Cuba ni con el pétalo de una rosa ni, desde luego, a los

157
Antonio Sánchez García

principios del igualitarismo castrocomunista. No digamos


del clientelismo populista: para subir cerro había que car-
gar las mochilas con tarjetas Mi Negra, barriles de petróleo,
mercales cinco estrellas, misiones urbanización adentro,
ofertas clientelares mejores y más abundantes que las del
chavismo. La causa propiamente política: la denuncia del
castrocomunismo dictatorial en proceso de entronización,
si es que se la consideraba en ciertos conciliábulos, se daba
por perdida. A Dios gracias, diría más de un opositor mar-
xista in partibus infidelis.
En suma: los cuatro pecados capitales se sintetizaban en
leyes inmutables: no tocar al régimen, sino sólo y exclusi-
vamente a su gobierno. Respetar a los cubanos presentes en
nuestro país en misión samaritana. Elogiar los planes per-
geñados en La Habana, ampliarlos y darles más estatus. Di-
gamos: institucionalizarlos, hacerlos más clientelares, más
populistas, más socialistas e igualitarios. Constitucionalizar-
los. Mendigo fuiste, mendigo eres, mendigo serás. Amén.
La estrategia victoriosa radicaba en ser más chavistas que
Chávez. Y si fuera el caso, más castristas que Castro. Los
moderados hablaban de salidas de centro. Los más osados
prometían casarse con el castrismo.
Fueron las pautas de todas nuestras confrontaciones
electorales, desde la tristemente célebre campaña presi-
dencial impuesta por Julio Borges y Teodoro Petkoff en
2006 en torno a Manuel Rosales combatían al “enemigo”
llevando la bandera blanca de la rendición en alto - hasta
las subsiguientes con Henrique Capriles como mascarón de
proa del intento por seducir al chavismo con sus mismas
armas, ganar en buena lid, sin la más mínima consideración
al hecho indiscutible y palpable que la vía electoral había
sido sellada, condenada y castrada. Ante lo cual, en vez de
denunciarlo había que atacar a los denunciantes. Escarneci-
dos por instigadores del fracaso de los “abstencionistas”. Y
culpables de la conformación del CNE.

158
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El resultado fue la resignación. Puesto que todos es-


tos prejuicios tenían lugar en un contexto sistémico en que
si no perdíamos, éramos ineluctablemente derrotados y si
ganábamos éramos sistemáticamente jibarizados debíamos
prepararnos para una travesía larga y prolongada, elección
tras elección, dejarnos derrotar hasta que se les fracturaran
los puños, verlos envejecer hasta que hartos del Poder sol-
taran las riendas y les pidieran a nuestros nietos el favor de
reemplazarlos. ¿No fue lo que sucedió con la Unión So-
viética, que desfalleció solita tras setenta años de tiranía y
campos de concentración? Gradualismo y santa paciencia.
Que hacer agüitas podía degenerar en tempestades.
Por lo tanto: a esperar a las parlamentarias del 2015 y
a prepararnos para las presidenciales del 2019. Esas eran
las perspectivas que pintaba el futuro para las más fúnebres
navidades de nuestra historia, adobadas con el Dakazo y el
brutal y desalmado asesinato de Mónica Spear y su esposo.
La absoluta omnipotencia del régimen, ahora corporeizado
en Maduro, que según nuestros pitonisos con un golpe de
mano y el asalto a algunas tiendas de electrodomésticos re-
cuperó en un santiamén todos sus puntos perdidos y volvió
a ganarnos por tres cuerpos. Porque he allí la guinda de la
torta: sus victorias habrían sido limpias, inmaculadas, trans-
parentes. Habíamos menospreciado el talento del heredero.
La dictadura –con perdón de algunos compañeros que de-
testan el calificativo– no nos ganaría por ser tramposa y más
lista, sino porque nosotros somos más tontones y pendejos.
Pregúnteselo a Vladimir Villegas.
Y sucedió el milagro. Todas esas baratijas de quienes
hemos considerado “nuestro liderazgo” yacen esparcidas
por los suelos. No hay rincón del país ni clase social ni ur-
banización, plaza, barrio o cerro, ni Este ni Oeste ni rico ni
pobre que no sepa que ésta es una dictadura. Y aún cuan-
do algunos insistan en reprimir el término, hasta la Iglesia

159
Antonio Sánchez García

ha comenzado a hablar de totalitarismo. La indignación ha


brotado como un tsunami derribando todas las compuer-
tas, todos los tajamares, todos los tópicos y lugares comunes
de quienes sueñan con ser presidentes, pero sin ofender a
nadie ni cambiar nada de nada.
Los temas no son los que nuestros políticos del estable-
cimiento quisieran: son reivindicaciones estricta y riguro-
samente políticas: Libertad, Respeto, Dignidad, Soberanía,
Derechos Humanos, Patria, Moral. Claro que se exige se-
guridad, abastecimiento, leche, pan, aceite, azúcar, harina,
salarios dignos, agua, electricidad pero también decencia,
moralidad, independencia, grandeza, honestidad, honradez,
Instituciones, Estado. Para mayor escarnio del régimen, sus
esbirros han asesinado a jóvenes de nuestro pueblo, sin pe-
dirles árbol genealógico.
En horas, aunque al precio del sacrificio de decenas de
vidas que recién se asomaban a la adultez, el mundo supo
como por un fogonazo que Maduro es un dictador, un tí-
tere de los Castro, un rufián y su gobierno una cabilla de
facinerosos sin retorno. La siesta colonial se hizo pedazos
y el mundo contiene el aliento ante las atrocidades de una
dictadura ahíta de abusos, de indecencia, de sangre, de estu-
pro, de corrupción, de muerte, de iniquidades. Y falta aún
lo peor: la debacle económica y la hambruna.
Nadie puede asegurar que sucederá esto o aquello, que
la revolución democrática en curso triunfará como obede-
ciendo a nuestros deseos o se detendrá a tomar un segundo
aliento para volver a renacer con mayor fuerza y mayores
ímpetus. Pero Venezuela ha dado un giro de 180 grados.
Copernicano. Nada será como antes. Y sin pretender ser un
profeta del desastre: la cobardía, la pusilanimidad, el opor-
tunismo, el tercerismo, la complicidad y el acomodo están
llegando a su fin. Demasiado tiempo. Ya era hora.

160
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La venganza de Fidel
9 Abril, 2014

1
En un artículo de Elisabeth Burgos publicado en la Re-
vista Zeta, de Caracas, el 21 de marzo pasado, además de
analizar el efecto que podría haber causado en el propio
Castro la incisiva y valiente misiva que la diputada María
Corina Machado le dirigiese personalmente adelanta un jui-
cio que además de constituir un grave señalamiento respec-
to del talante del liderazgo venezolano tradicional, desvela
una de las taras más nefastas de la actual situación político
ideológica de Venezuela y toda la región: “El castrismo ya es
parte de la estructura mental del comportamiento político
del latinoamericano, de allí el milagro que significa el surgi-
miento en Venezuela de una generación de jóvenes libres de
esa tara congénita…La rebelión ciudadana que desde febre-
ro ha tomado las calles del país ha desplazado radicalmente
las piezas del tablero y ha demostrado un hecho de suma
importancia histórica. En Venezuela ha surgido una oposi-
ción que ya no es rehén del castrismo.”3

3. http://elrepublicanoliberal.blogspot.com/2014/04/elizabeth-burgos-el-crimen-de-
maria.html.

161
Antonio Sánchez García

Ambas afirmaciones: la del condicionamiento del


pensamiento político latinoamericano por el castrismo y
la caracterización de sus élites en calidad de “rehenes del
castrismo” resultan incluso inofensivas ante una realidad
cuando menos escandalosa: todos los actuales presidentes
de los países de la región fueron, han sido y seguramente
siguen siendo castristas. De allí que lo de rehén no alcan-
ce a expresar en su verdadera dimensión la gravedad del
momento histórico político que vive la región: el dominio
incontestable de la hegemonía castrista, así se haya acoplado
a las circunstancias concretas y se matice en función de los
datos socioeconómicos y políticos de cada uno de los países
de la región. Con una salvedad de extrema importancia,
que es preciso considerar para comprender la extrema gra-
vedad de la situación de exterminio en que se encuentra
Venezuela: nuestro país ha sido excluido de las “bondades”
del capitalismo globalizado con el que en su vertiente más
socialdemócrata los integrantes del Foro de Sao Paulo han
tratado a Brasil, a Chile, a la Argentina, incluso a Bolivia y
el Ecuador. Venezuela ha sido castigada por los Castro a ser
sistemáticamente saqueada y destruida.
¿Cuáles ha sido las razones para ese trato discrimina-
torio?

2
Para comprender esa exclusión de Venezuela de las
bondades del capitalismo social democrático con las que ex
castristas militantes como Lula da Silva, Dilma Rousseff,
Michelle Bachelet, Pepe Mujica, Rafael Correa e incluso
Evo Morales consienten a sus países, hay que comprender
en toda su magnitud otra aseveración del importante artí-
culo de Elisabeth Burgos: “Fidel Castro es paciente en el odio
y la revancha siempre termina tomándola”.

162
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Con Venezuela, ese odio y esa revancha, que le fuera


servida casi bíblicamente en bandeja de plata por un militar
felón que le cayó prácticamente del cielo, llamado Hugo Ra-
fael Chávez Frías, ha tardado medio siglo, más exactamente
47 años si contamos a partir de la ominosa y apabullante
derrota militar que sufrieran sus mejores y más distingui-
dos comandantes de élite en el teatro de operaciones de las
guerrillas castristas en la Venezuela de los sesenta – Falcón
y Miranda, principalmente – y que vieran escaparse con la
cola entre las piernas, gravemente enfermos y al borde de la
desesperación nada más y nada menos que a Arnaldo Ochoa
Sánchez, posteriormente condecorado como héroe en Oga-
dén, elevado a la gloria como el general victorioso de todas
las batallas africanas y finalmente fusilado por sus propios
compañeros de guerrillas en Venezuela: Ulises Rosales del
Toro y Tomás Menéndez “Tomasevich”, que desembarca-
ran por Machurucuto el 7 de mayo de 1967 convencidos de
que venían a dar un paseo y conquistarían el poder en unos
pocos meses de escaramuzas con unos ejércitos tan cobar-
des, corruptos y decadentes como los batistianos.
No tuvieron ocasión de participar en una sola batalla
de importancia: antes de que abrieran sus mochilas y pre-
pararan sus kalaschnikof habían sido cruelmente hostigados
por una selva como ellos no conocieran en Cuba, pasaron
hambre y fatigas inenarrables, se los comió la gastroente-
ritis y la leishmaniosis y no hicieron más que escapar por
los inhóspitos montes venezolanos acosados por los caza-
dores del ejército. No les dieron tregua ni respiros. Y en
vez de ser ellos los acosadores, tal como dictan las leyes de
las guerrillas, fueron ellos los acosados. Sin encontrar un
campesinado que los recibiera en gloria y majestad, como se
los prometiera la izquierda castrista venezolana, sino unos
humildes trabajadores rurales comprometidos con su recién
conquistada democracia.

163
Antonio Sánchez García

Vinieron por lana y salieron trasquilados. Si quiere en-


terarse con sus propios ojos del puesto que ocupaban todos
ellos en la élite guerrera y belicista cubana, que consulte
Dulces guerreros cubanos, de Norberto Fuentes. Y si el
tema de la invasión de Cuba a Venezuela por Falcón y Ma-
churucuto les interesa, que consulte La invasión de Cuba
a Venezuela, de mi autoría sobre el relato del comandante
guerrillero Héctor Pérez Marcano. El fiasco de los glorio-
sos generales de Fidel Castro en Venezuela demostró que
sus recientes hazañas en la Sierra Maestra, en donde no se
encuentra una serpiente venenosa ni en un serpentario, y
frente a unos ejércitos corrompidos hasta la médula y des-
provistos de todo respaldo nacional e internacional, estaba
más cerca de la comedia que le montara Fidel Castro a los
reporteros estrellas de los grandes medios norteamericanos
que de la realidad de una guerra de carne y hueso, como
vino a conocer por primera vez en Venezuela.

3
En los primeros escarceos de intervencionismo en Ve-
nezuela, luego de su catastrófico encuentro con Rómulo
Betancourt, que en un tête-à-tête celebrado en Prados del
Este, a poco de que éste ganara las elecciones presidenciales,
lo midió en minutos de arriba abajo y lo devolvió a La Ha-
bana con los bolsillos vacíos y el odio y la ira del despecho
contenido en el rostro, sufrió una primera y colosal derrota
política, entonces aliado al Partido Comunista Venezolano,
que aún no comprendía la dimensión de la victoria de la
democracia el 23 de enero de 1958. Quiso boicotear las
elecciones presidenciales de diciembre de 1963, para empu-
jar al caos, sembrar la violencia y asaltar el poder como ya
lo intentara con sendos cuartelazos en Barcelona y Puerto
Cabello. Desembarcó una tonelada de armas, que se
les quedaron frías. No sólo fue un fracaso rotundo:

164
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

la participación electoral superó el 90%. Venezuela se le


negaba por las buenas y por las malas.
A ambas graves derrotas, la política del 63 y las milita-
res, particularmente las de las guerrillas de los años 66 y 67,
les había precedido una monumental derrota diplomática,
impulsada por el mismo Rómulo Betancourt y de impon-
derables consecuencias históricas: el 31 de enero de 1962 en
su reunión cumbre celebrada en Punta del Este, Uruguay,
Cuba era expulsada de la OEA. Con el voto en contra de la
misma Cuba y la abstención – vaya casualidad – de los paí-
ses que hoy, con la excepción de México, constituyen el eje
medular de UNASUR e insisten en mediar en el conflicto
que vivimos y ha sido provocada, en rigor, por la propia
Cuba castrista: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador
y México. ¿Puede alguien dudar de que en el desvencijado
corazón del tirano no arda una inextinguible llamarada de
odio y rencor contra el único país latinoamericano que le
dio una paliza y hundió su soberbia en el fango de la de-
rrota?
De allí que la ocasión la pintaran calva y en la oportuni-
dad de vengarse de su megalómano orgullo herido le arran-
cara el brazo al pobre infeliz que quisiera usurparle la heren-
cia a Raúl Castro para, luego de ser tasajeado a placer en los
inútiles quirófanos del CIMEQ, terminara descuartizado
sobre un mesón de la morgue en La Habana. Si Fidel hubie-
ra querido que Venezuela prosperara hasta convertirse en el
paradigma perfecto del socialismo modélico, no tenía más
que ordenarlo: con los trillones de dólares del petróleo, una
población relativamente pequeña para un inmenso territo-
rio atiborrado de riquezas, las fuerzas armadas postradas,
todas las instituciones rendidas y un apabullante respaldo
popular la Venezuela de Chávez pudo ser el único caso en el
mundo en que el marxismo-leninismo-maoismo-castrismo-
peronismo-guevarismo-allendismo exhibiera hospitales de

165
Antonio Sánchez García

lujo, escuelas y universidades computarizadas, autopistas de


ensueño, urbanizaciones populares hollywoodenses, empre-
sas mixtas boyantes, transportes dignos de la Tercera Fase,
centros turísticos e industriales dignos del Primer Mundo y
el logro, al cabo de milenios, de la ansiado utopía celestial
sobre la tierra. Si Chile, sin una gota de petróleo, ha alcan-
zado los 20.000 dólares per cápita, ¿qué se lo impedía a un
país dotado de las mayores reservas petrolíferas del planeta?
No fue el proyecto de Fidel, ni alcanzó a ser el sueño del
pobre infeliz que se le ofrendara, un militar inculto, torpe,
primitivo y carente de la más mínima grandeza. El proyecto
de Fidel se redujo a apoderarse de Venezuela, exprimirle
sus riquezas hasta que la vaca petrolera reventara exangüe,
reducir a la miseria a sus habitantes para castrarlos huma-
na y políticamente, malversar sus riquezas para expandir su
influencia en esta postrer oleada de éxitos regionales antes
de su muerte y exhalar su último suspiro con la honda, la
celestial satisfacción de haberse vengado de Venezuela y los
venezolanos.
La carta de María Corina debe haberlo despertado del
ensueño y Elisabeth Burgos ha puesto los puntos sobre las
íes: no logrará su propósito. Volverá a ser derrotado en te-
rritorio venezolano, como hace medio siglo, a pesar de que
hoy todo pareciera jugar a su favor. Desde el Foro de Sao
Paulo, la OEA y la UNASUR hasta la ominosa complicidad
de quienes fueran sus crías de juventud. Salvo la juventud
venezolana y sus nuevos liderazgos. Morirá como todos los
tiranos que en el mundo han sido: sin lograr convertir al
mundo que lo rodea en la imagen perfecta de sus sórdidos
caprichos.

166
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El rey está desnudo


14 Abril, 2014

Me imagino la indignación del valido de los Castro,


Chávez, Maduro y el Foro de Sao Paulo en París, el pe-
riodista de origen español Ignacio Ramonet que dirige la
redacción de Le Monde Diplomatique, ante los editoriales
del periódico estrella de los medios franceses y europeos, Le
Monde, que se ha encargado de desnudar la catástrofe cha-
vista ante la intelectualidad francesa y europea. Al calificar
en reiteradas ocasiones la absurda y devastadora gestión del
castro chavismo en Venezuela de “pesadilla”, Le Monde, un
medio reconocidamente liberal y de izquierda, le quita todo
piso de credibilidad al gobierno venezolano y lo desnuda en
lo que es: una autocracia cleptócrata, militarista, ineficiente
y corrupta que lleva la economía al colmo del absurdo: ser
una economía petrolera eminentemente exportadora y ca-
recer de recursos: “Al país no le quedan casi divisas, ¡el colmo
para un país exportador de petróleo! A los hospitales les falta
de todo. Los cortes eléctricos son cada vez más frecuentes. La
inflación anualizada sobrepasa el 56%, condenando a los más
pobres a aún más pobreza.”

167
Antonio Sánchez García

 Según el editorialista de Le Monde no es sólo la eco-


nomía que naufraga a la deriva: es la sociedad venezolana
como un todo: “Al derrumbamiento de la economía se agrega
una inseguridad galopante: 25 mil homicidios por año, sin
contar los robos, agresiones de todo tipo y secuestros. Caracas es
la capital más peligrosa del planeta.” La visión, amén de ce-
ñirse estrictamente a la realidad de los hechos, pinta un cua-
dro sombrío respecto al capítulo de la represión de la pobla-
ción y la brutal violación a los derechos humanos, un tema
extremadamente sensible para la opinión pública europea:
“Los manifestantes se enfrentan a las milicias paramilitares
del régimen. Este acusa a los ‘burgueses’ de tomar la calle.
Se equivoca. Detrás de los estudiantes, punta de lanza de
la manifestación, está todo el espectro completo de la so-
ciedad venezolana que expresa su inquietud por el futuro.”
Resulta perfectamente imaginable extraer la conclusión de
los informados y cultos lectores de Le Monde: en Venezuela
impera un régimen dictatorial que atropella a la ciudadanía
y devasta todas las bases materiales y espirituales de la socie-
dad. Y lo que resulta extremadamente grave para el régimen
cubano, que ha disfrutado de medio siglo de comprensión
y tolerancia de parte de un medio liberal y progresista, de
centro izquierda, que cuenta con una enorme credibilidad
mundial, detrás de la pesadilla Le Monde ve las peores taras
de la dictadura cubana: “Bajo la personalización del poder
a ultranza que ejercía Hugo Chávez, el ejército no ha dejado
de aumentar su dominación de la vida política. El ‘modelo
cubano’ produce acá todos sus efectos nocivos. Se ha creado una
economía paralela, un mercado de tráfico interno y externo que
beneficia a una pequeña nomenklatura sin escrúpulos.” Una
pésima referencia para un país que busca desesperadamente
el respaldo de la Unión Europea para sortear las gigantescas
dificultades que se le avizoran si la crisis venezolana se pro-
longa en el tiempo y da al traste con el gobierno que la ha
mantenido durante estos últimos 14 años.

168
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Es el ambiente de rechazo y repudio a un régimen no


sólo dictatorial sino profundamente destructivo e ineficien-
te que recibirá a la principal figura mediática de la oposi-
ción venezolana a nivel mundial, la inconstitucionalmente
inhabilitada diputada María Corina Machado, que parte
esta semana a Bruselas en misión informativa. Y de cuya
elocuencia y capacidad de convencimiento político nadie
duda. Invitada por su partido, Vente Venezuela, acaba de
visitar Caracas un importante grupo de parlamentarios chi-
lenos que, profundamente conmovidos por lo que presen-
ciaran en Caracas, se convertirán, sin duda ninguna, en ex-
celentes defensores de la lucha que libra la oposición crítica
y militante por avanzar en la gestación de las condiciones
sociopolíticas que aproximen a nuestro sufrido pueblo el
momento de esperanza y amanecer cuyo desenlace no pue-
de ser otro que la renuncia del gobierno en pleno, el inme-
diato llamado a elecciones, la conformación de un gobierno
unitario de salvación nacional y el inicio de un proceso de
transición hacia el dominio pleno de la democracia en nues-
tro país.
Los editoriales de Le Monde no hacen más que reflejar
una realidad que ya ha ocupado los espacios editoriales de
los periódicos más importantes e influyentes del mundo.
En todos ellos, desde el Times de Londres hasta el New
York Times y el Washington Post, el protagonista ha sido
la juventud universitaria que ha dado alma, corazón y vidas
por sacudir la también pesadillesca apatía de la oposición
tradicional, demostrando que sólo la lucha frontal, sin con-
cesiones y llevada al extremo de la entrega y el sacrificio, son
capaces de vencer a una dictadura como la que hoy sufrimos
los venezolanos. Sus victorias no pueden ser más evidentes.
Han dado una campanada que ha sacudido los corazones de
millones y millones de mujeres y hombres de buen volun-
tad a lo largo y ancho del planeta.

169
Antonio Sánchez García

Es, como lo señalara la gran socióloga franco venezola-


na Elisabeth Burgos, el resultado de un nuevo liderazgo que
ha asomado su valía en las luchas históricas que se libran
hoy por hoy en Venezuela. Respaldarla, sin dejarse enga-
tusar por las mañosas triquiñuelas del castro chavismo, que
convoca a diálogos sin otro propósito que satisfacer las va-
nidades de quienes se han quedado varados en los andenes
del pasado, es nuestro imperativo moral. El mundo ya lo
está haciendo.

170
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Las cuatro verdades


15 Abril, 2014

Un dessein si funeste, s’il n’est digne d’Atrée,


est digne de Thyeste.
Las hallará usted en el Atrée de Crébillon.
La carta robada, Edgar Allan Poe

1
El régimen no puede estar más satisfecho: ha medio
resuelto la más grave encrucijada desde aquella que lo sus-
pendiera por algunas horas el 11 de abril de 2002, con un
truco de prestidigitación política “por ahora” suficiente:
llamando en auxilio a la UNASUR, que para eso la inven-
tó Chávez, y cebando a sus viejos enemigos de la IV, con
algunas horas de pantalla. Fue lo que la picaresca nacional
bautizara como “el diálogo”, con un solo y urgente propó-
sito de emergencia: evitar “la salida”.
Experto en marramuncias del mismo jaez, el titiritero
que mueve los hilos de esta tragicomedia volvió una vez más
a servirse del calendario. Los jueves/viernes no sirven a las
grandes efemérides políticas por ser jueves/viernes, sino por

171
Antonio Sánchez García

dar inicio al fin de semana. Todos los gobiernos de la poli-


tiquería nacional los han escogido para comunicar infaustas
nuevas. En Venezuela todos los viernes son potencialmente
negros, porque aparentemente los venezolanos no pensa-
mos, no reflexionamos, no tomamos drásticas decisiones ni
mucho menos cogemos sables y machetes para enfrentar a
nuestros enemigos en vísperas o en medio de fines de se-
mana.
Nuestro metabolismo político comienza los lunes por
la tarde y se extingue los jueves por la noche. Ni pensarlo en
vacaciones, cuando una cerveza, un escocés de 12 años bien
campaneado al borde del Caribe y un hilo dental aplastan
cualquier angustia de teología política. Salvo que se trate
de la populosa escoria nacional, que escucha los tambores
de la barbarie al son del aguardiente, la cerveza, el ron y el
bonche a partir del atardecer de ese día ante asueto. Es el
legado africano: salir a matar semejantes. Más aún si se trata
de un fin de semana largo. Ya lo dijo Míster Peachum, el rey
de los mendigos londinenses de Bertolt Brecht: primero a
hartarse, luego, si alcanza el tiempo, a ocuparse de la moral.
No se esperen, pues, horas de conmociones reales en fines
de semanas o en tiempos de vacancias.
Que las aguas bajaban turbias hacia el 2014 y algo de
intensa gravedad comenzaba a anunciarse, lo comprobó
quien quiera se ocupe de nuestros afanes políticos al vivir
las más ausentes, vacuas, desprovistas, abstemias y tristes
navidades de nuestra modernidad. Por primera vez en su
historia el jolgorio de hallacas – donde las hubo – y Blue
Label se vistió de luto y atravesamos las primeras navida-
des negras del régimen. Adobadas, como para que nadie se
hiciera el desentendido, con el monstruoso asesinato de la
familia Spear. Y la resaca del Dakazo, paladeado con sabor
a venganza por quienes no pueden ni podrán saciar el odio
parido que les tienen a los empresarios y a la empresa priva-

172
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

da, así se reconozcan en las filas de la oposición dura. Y que


un cataclismo social se vivía en las profundidades de nuestra
nacionalidad vino a ser confirmado cuando por primera vez
en nuestra historia republicana los carnavales pasaran sin
pena ni gloria: las playas atiborradas de fantasmas, las arenas
bordadas de cruces y crespones negros en honor a nuestros
mártires. Una herida rasguñaba la superficie de la caribeña
y pintarrajeada banalidad nacional y un mínimo de pudor
coartaba los deseos de tumbarse al sol y rascarse la barriga.
Así sonara a extravío, a locura pasajera, a traición a nuestros
lares y penates: los venezolanos comenzamos a tomarnos en
serio. Asombroso.

2
Lo predijimos en atención a la experiencia histórica:
como todo impulso verdaderamente revolucionario, la “re-
volución democrática de Febrero” que contra todo pronós-
tico se ha extendido durante dos meses ininterrumpidos,
espontáneamente, dando a luz una nueva generación, un
nuevo liderazgo y abarcando todas las clases sociales y todo
el territorio nacional hasta conmover al mundo, reproduci-
ría el clásico movimiento de las mareas, con sus pleamares y
sus bajamares. Se detendría a descansar para recuperar fuer-
zas, realizar sus balances, reconocer el territorio conquista-
do y afianzar los lazos con sus nuevos amigos y aliados. Y
para medir en su exacta medida la malignidad, la tozudez,
la estupidez y la porfía del enemigo y la capacidad de some-
timiento y obsecuencia de quienes fungen de amigos. Que
toda revolución enfrenta un enemigo externo y un enemigo
interno. El primero, que ha usurpado el poder con todas
las malas artes de que es capaz. El segundo, su necesario
compañero de ruta, la vieja y ya periclitada ex clase política
dominante, que hará cuanto esté a su alcance para impedir
ser barrida de la historia. Como siempre: inútilmente.

173
Antonio Sánchez García

El cansancio natural de tan descomunal esfuerzo por


vencer al monstruo y la imperiosa necesidad de retomar
oxígeno y prepararse para los futuros combates –que serán
inevitables, pues este combate entre dictadura y democracia
es a muerte– coincide, en primer lugar, con la única juga-
da que le era posible a los acosados: llamar a los matones
que los respaldan, en el caso: los cancilleres de los gobiernos
proto, filo o democastristas de la región – todos los presi-
dentes de la UNASUR fueron, son y serán leales al maestro
de sus orígenes, al que admiraron, obedecieron y continua-
ron y a quien serán fieles hasta que expire el último suspiro,
Fidel Castro.
Provoca, en segundo lugar, un necesario movimiento
defensivo de los cohabitantes del Poder bajo la dictadura
–los viejos y nuevos partidos del establecimiento, particu-
larmente AD, PJ y UNT– que prefieren agotar las posi-
bilidades de la cohabitación, presenciar la muerte por in-
anición del socio inoportuno y heredar “el coroto” cuando
no quede más remedio. Tienen una sola consigna, que les
permite flotar, como el corcho, en aguas tormentosas: “más
sabe el diablo por viejo que por diablo”. Bajo su lema espe-
ran volver a los tiempos de la Cuarta: Uno, en el papel del
Alfaro Ucero redivivo, otro en el del Caldera resucitado, el
de más allá, el de Jóvito Villalba rejuvenecido. Todo lo cual
es clásico de todos los procesos revolucionarios que en la
historia han sido. Marx, en su extraordinario ensayo El 18
Brumario de Luis Bonaparte lo retrató con su clásico sarcas-
mo, su sangriento desprecio por la mediocridad burguesa
y su inexpugnable pluma por los tiempos de los tiempos.
Bautizando de paso la clásica salida espuria a procesos de
crisis excepcionales: “el bonapartismo”.

3
Si Venezuela tuviera más enjundia, más tradición, más
clase, ya hubieran comenzado a aparecer los candidatos al

174
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

bonapartismo a la venezolana. Alguien capaz de travestir-


se de tercero en discordia, con relaciones y lazos de lado y
lado, conocedor de los laberintos del Poder y capaz de jugar
al Antonio Leocadio Guzmán de la circunstancia. José Vi-
cente Rangel está como cortado a la medida para el papel:
intrigante, falso, semi alfabeto, semi culto e inescrupuloso
como una cascabel. Otros, como Luis Miquilena gastaron
sus depósitos de pólvora. Y los que esperaron décadas por
la oportunidad, como Uslar Pietri están muertos. Alguno,
fatigado, se dedicó a la docencia. El de más allá, a gerenciar
una fundación.
Es una salida que podría comenzar a tomar relevancia a
medida del agravamiento de la crisis y la súbita erupción de
la lava revolucionaria, que volverá a brotar con renovados
bríos y mayor virulencia cuando nadie se lo espere. Cuando
el recurso a los bomberos de UNASUR y a los apagafuegos
de la MUD sea extemporáneo e inútil. Salvo la mágica y si-
niestra intervención de la justicia del horror encarcelando al
instigador de la rebeldía. De pronto un político retirado, un
empresario exitoso, una vaca sagrada salida de la academia,
las finanzas, el periodismo, los negocios. Nada está escrito.
Toda historia es inédita. Visto en este amplio escenario
de la crisis, pensándolo en el contexto de las fuerzas que
mueven las grandes corrientes de la historia y teniendo en
perspectiva un proyecto de país que vaya más allá de vo-
tar en el 2050 por los reciclados candidatos de siempre, la
trascendencia y el alcance del recientemente celebrado con-
versatorio entre Tirios y Troyanos son de resultados más
bien pobres y desangelados. Pasó en ellos como en el cuento
de Edgar Allan Poe, La Carta Robada. Las cuatro verdades
estaban sobre la pretenciosa mesa compartida por moros
y cristianos, pero ninguno de los visitantes quiso o acertó
a encontrarlas. Muchísimo menos a decirlas en voz alta y
poner en verdaderos aprietos a nuestro Ministro Mayor el

175
Antonio Sánchez García

rufián en cuestión. La primera de ellas: denunciar la natu-


raleza del régimen, una dictadura. La segunda: manejada,
esquilmada y mangoneada desde la Habana por los her-
manos Castro. Ergo: una dictadura que no es más que un
enclave colonial. La tercera, la verdadera nacionalidad del
impostor, que si no nació en Colombia no parece existir
constancia de dónde lo haya hecho, salvo en Venezuela. La
cuarta, que quien dio la orden de asesinar a más de cuarenta
manifestantes, cometiendo un gravísimo y aberrante delito
de lesa humanidad, se encontraba coronando la mesa de la
traición. No se menciona la cuerda en casa del ahorcado.
Ninguna de las supuestas cuatro verdades que los compa-
ñeros de ruta les cantaran a los usurpadores alcanzan para
indignar al Vaticano ni a Washington, a los secuaces de la
UNASUR y a satisfacer mártires, humillados y ofendidos
de esta tragedia. Mejor se las hubieran callado. No les sir-
vieron de nada. Ya pacen el polvo, como las cucarachas, en
el desván del olvido.

176
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Las cuatro falacias


21 Abril, 2014

“La voz de un pueblo es peligrosa cuando está


cargada de ira.”
Esquilo

1
La verdad, como se ha convertido en lugar común, es
la primera víctima de la guerra. Y que no es necesario que
las pasiones se hayan desbordado al nivel de las tragedias
para que la mentira encuentre libre cauce, ha quedado más
que demostrado al fragor de estos meses de rebeldía. Si la
verdad ha terminado por imponerse, falsearla ha sido uno
de los primeros objetivos no tanto ni principalmente inten-
tados por la dictadura, lo que no sólo parece lógico, sino
necesario a sus fines manipulativos. Lo ha sido por quienes,
tan interesados como el régimen en refrenar la insurrección
democrática en curso, pues en ello les va la vida, agotan sus
esfuerzos por construir su propio discurso de los sucesos.
Nos referimos a quienes, sin haber soltado una sola gota de
sudor, tragar gas, recibir palos, ir presos, ser torturados, se-
cuestrados y asesinados, malversan la verdad para convencer

177
Antonio Sánchez García

a sus desorientados seguidores y compañeros de ruta que


vivimos un mundo al revés, como poetizaba José Agustín
Goytisolo, quien soñaba con ovejitas malvadas, lobitos bue-
nos, piratas honrados, brujas hermosas y príncipes malos.
La primera falacia, impuesta por el régimen y asumi-
da de inmediato por los voceros de AD a la cabeza de los
restantes partidos de la MUD, asomaba el espantajo de la
guerra como única alternativa al sometimiento. O diálogo
o balas, dijo en su momento Edgar Zambrano. “O diálogo
o nos matamos todos” replica Henry Ramos, asumiendo
esta vez la vocería de la cohabitación. Poco importa que no
hayamos disparado una sola bala y todos los muertos nos
los hayan matado ellos. Miente, miente, que algo queda.
Ahora resulta que para los capitostes de las MUD los asesi-
nos somos nosotros.
La segunda de las falacias afirma que el diálogo es la úni-
ca alternativa, lo impuso la MUD, que obligó a la interven-
ción de la UNASUR y constituye, por lo mismo, la primera
victoria de la oposición oficialista. Detrás de esta flagrante
falacia cuelgan otras más pequeñas o aparentemente más in-
ofensivas, que cumplen con el mismo propósito: desbancar
a los verdaderos protagonistas de estos dos meses de luchas
heroicas, como las describiera el Nobel Mario Vargas Llosa,
para atribuírselas a los burócratas que corrieron a montarse
en el Barco del Amor requeridos por el enano del castrismo
reinante. Sin los millones de venezolanos luchando en las
calles y regando de sangre las calles de Venezuela, no se en-
tera ni se asoma la UNASUR, no se espabila Lula da Silva
y la MUD estaría preparando las elecciones del 2019. La
verdad, lo dijo Esquilo, es la primera sacrificada en el altar
de los combates.

2
La tercera falacia exige calma y paciencia. Si las conver-
saciones de París –podrían afirmar los dialogantes de marras

178
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

respaldando su propuesta de dialogar ad infinitum– tarda-


ron cinco años con todos sus días y sus noches en dar sus
frutos con la humillante derrota de los Estados Unidos y la
gloriosa victoria del Vietcong, ¿a qué tanto apuro de radica-
les y extremistas que salieron a las calles para despertar la
conciencia libertaria? Lo del reclamo por nuestras urgencias
ya se lo había oído a otros compañeros de ruta, si bien an-
tes del 12 de febrero, cuando predecían el fracaso total del
llamado de Leopoldo López a coger la calle y no esperar
por tiempos mejores. Tanto se equivocaron, que el llama-
do fue seguido por millones de venezolanos. Los únicos,
los verdaderos, los auténticos dueños de esta rebelión que
conmoviera – y seguirá conmoviendo – al mundo. No los
descendientes de Alfaro Ucero, Rafael Caldera y Teodoro
Petkoff que pretenden escamotearla.
Toco el tema, por una tercera falacia que se une a la
de la apropiación indebida de la rebelión estudiantil y po-
pular: Leopoldo López no sería su principal, ni siquiera su
más destacado propulsor. Como tampoco María Corina
Machado ni Antonio Ledezma, todos los cuales se habrían
montado en el carro de la insurgencia por puro oportunis-
mo, dándole codazos y echando por la borda los acuerdos
ya establecidos en el Sanedrín de la cohabitación, consisten-
tes en no precipitarse en acciones inconsultas, que la idea
era obedecer a pie juntillas la cartilla del CNE y seguir el
almanaque de las calendas griegas.
Las falacias no requieren respuestas estrictamente ce-
ñidas a la verdad, porque entonces dejarían de ser falacias.
Requieren adentrarse en el sórdido y nebuloso territorio de
las medias verdades. Y al escamoteo del legítimo liderazgo
de quien está pagando con prisión su derecho a ejercerlo
y quien ha sido inhabilitada por no hacerle asco a decir la
verdad con todas sus aristas, se suma una retahíla de fala-
cias menores. Me dicen: el movimiento estudiantil no es

179
Antonio Sánchez García

movimiento ni es estudiantil. A se odia con Zeta, Alfa con


Gama y Épsilon con Omega. Lo cual viene a significar más
o menos lo siguiente: Leopoldo está preso por echón, María
Corina perdió su silla por ir a Sevilla y Antonio Ledezma
podría perder la alcaldía por su obstinada porfía.
O si se lo prefiere, quien no se eche a dormir la siesta
en los chinchorros del diálogo y “las conversaciones de paz”
– así desde sus inicios ya cuente con varios cadáveres – que
lo vaya sabiendo: no cuenta con los partidos del estableci-
miento. Que aquí, los que más orinamos – hipérbole o ro-
deo de una expresión mucho más grafica y rotunda habitual
en uno de sus capitostes – somos nosotros: yo en AD, él en
PJ y aquel en UNT. Que aquí mantuanos, falsos descen-
dientes de Bolívar y herederos de Carlos Andrés Pérez no
aplican.

3
La falacia que a mí más me ha conmovido tiene que ver
con el trastrueque de valores, aquel del que Brecht se bur-
laba en uno de sus poemas dirigidos a los nazis cuando les
decía: “Así, como que la lluvia cae de arriba hacia abajo, tu
eres mi enemigo de clases.” Pues en tiempos de tenebrosas
confusiones y ganancias de pescadores, como los que vivi-
mos, sobran “de lado y lado” aquellos que quieren conven-
cernos que llueve de abajo hacia arriba. Que a los asesinos
no se les encarcela, sino que se los invita a compartir una
amena conversación en una mesa redonda y a los asaltantes
de caminos no se les pone en chirona sino que se les sienta
en la silla de al lado. Un whisquisito mediante. Que a los
tiranos se les convence con buenas y santas palabras y que
expulsar a los fariseos del templo es una falta de respeto
cristiano. Pon la otra mejilla y ve a planchar tu mortaja. “O
conversamos o nos matamos todos”. El que lo dice no tiene
ni una navajita.

180
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Como la guarimba ha sido la prueba de fuego de la


contestación, apenas un asomo de la insurgencia que se
anida en las profundidades de nuestra indignación, como
el 12F cortó de un solo guamazo la cuerda de la sinver-
güenzura estirada durante 14 años por el chavismo y puso
al régimen a llamar a gritos a sus compinches de la UNA-
SUR – que no fue ni una imposición ni una victoria de los
apaciguadores, sino una maniobra extrema de quien los ha
mantenido pegados a la teta de la vaca petrolera – y a los
mismos apaciguadores para que les sacaran las patas del ba-
rro, que ya les llegaba a las rodillas, la más divertida de las
falacias afirma que hay que ser un líder de tomo y lomo para
afirmar pública y desafiantemente que se está de frente con-
tra las guarimbas. En su mundo al revés los valientes no son
quienes han montado las trincheras y enfrentado a los mer-
cenarios, esbirros y asesinos a sueldo del régimen llevando
gases, perdigones, balas dumdum, palo, patadas, fracturas,
pedradas, cascajos, conmociones craneanas, violaciones con
fusiles, prisión, desaparición forzosa y otras linduras, a pesar
de lo cual no se arredran y vuelven a la calle, sino quienes
tienen el coraje de manifestarse en contra de la violencia
desde el despacho de una gobernación – “venga de donde
venga y sea del lado que sea”. Me lo imagino diciéndolo y
lavándose las manos.
En el rechazo a la violencia “venga de donde venga y sea
del lado que sea” – un lamentable y patético despropósito
pues quienes lo afirman saben perfectamente que la violen-
cia proviene de un solo lado, el del Estado, que además de
poseer el devastador poder de sus fuerzas armadas, tanques,
aviones, barcos, miles y miles de efectivos policiales y para-
policiales, ha invertido los millones y millones de dólares
que no invierte en medicinas y en alimentos en la compra
de bombas lacrimógenas, fusiles lanza lacrimógenas, pisto-
las y metralletas de última generación, escudos, uniformes
blindados, tanquetas especialmente acondicionadas para

181
Antonio Sánchez García

reprimir manifestaciones, carros lanza aguas y todo un si-


niestro arsenal sin otro propósito que amedrentar, aplastar,
reprimir, sofocar, aterrorizar y asesinar a quienes obedecien-
do a sus más nobles impulsos libertarios arriesgan sus vidas
por la libertad de todo un pueblo. ¿O las más de cuarenta
víctimas mortales, que hasta hace unas horas continúan ca-
yendo, fueron asesinadas por extraterrestres o deben endo-
sarse a la cuenta de la decencia nacional que ha salido a la
calle con sus manos vacías?
Digo cuatro falacias, por retórica. Pues son incontables.
Constituyen una trama densa, difusa y persistente, nociva
y asfixiante, como los mismos gases lacrimógenos a los que
justifican con su avieso y venenoso reparto de responsabili-
dades: 50% a la dictadura y 50% a la Resistencia. Quienes
las difunden, irresponsable y cobardemente, aún no se en-
teran de que la verdad tiene su hora. Ya está sonando. Nada
ni nadie podrá impedirla.

182
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Venezuela vive su más grave


crisis de excepción
24 Abril, 2014

Extractos de la entrevista concedida a Nicolás Ward


Edwards, periodista de la Fundación Ciento Ochenta, de
Santiago de Chile:

¿Qué diagnóstico haces de la situación actual en Vene-


zuela? ¿Habrá pronto una solución entre los estudiantes y el
régimen de Maduro?
Venezuela vive el momento más agudo de la grave crisis
de excepción que se arrastra desde hace por lo menos doce
años. La muerte de Chávez, que coincide con una crisis eco-
nómica sin precedentes, ha supuesto la desaparición de los
dos instrumentos que sostenían al régimen: el carisma del
caudillo y la petro chequera. El régimen ha colapsado. Los
estudiantes son el espolón, la punta del iceberg: la indigna-
ción es nacional e irreversible.

¿Cuál es tu visión en torno a lo que ocurrió con María


Corina Machado, que fue despojada hace casi un mes de su
cargo como parlamentaria?

183
Antonio Sánchez García

Una prueba palpable de que el parlamento es una fic-


ción, lo preside un capitán de ejército al servicio de las deci-
siones del ejecutivo, enriquecido a mansalva a la sombra de
Hugo Chávez y de que en Venezuela desapareció la Justicia
como una institución autónoma. Ha sido una brutal viola-
ción constitucional.
A tu juicio, ¿cómo consideras que ha sido el rol que ha
llevado la OEA en el conflicto venezolano?
Escandaloso. Insulza la ha puesto a la orden del Foro
de Sao Paulo y las decisiones que allí se determinan conjun-
tamente con Cuba y la mayoría de la UNASUR. El trato
expedito, urgente y exquisito dado a los casos de Honduras
y Paraguay contradice de manera flagrante el comporta-
miento de su secretario general frente a la crisis venezolana.
Decir que en Venezuela no hay méritos para aplicar la Carta
Democrática demuestra una escandalosa falta de ética y res-
ponsabilidad política. Una vergüenza para Chile, su patria.
¿Te parece que Maduro quiere llegar a un entendimien-
to real con los estudiantiles para frenar la ola de violencia
que comete la guardia nacional bolivariana?
Tu pregunta contiene una contradictio in adjecto: no
puedes desatar la violencia contra las protestas y, al mismo
tiempo, pretender llegar a un acuerdo con quienes protes-
tan. Maduro ha ordenado aplicar la máxima dureza con-
tra los manifestantes por cadena nacional, provocando 42
muertos, 2.434 encarcelados, innumerables heridos y des-
aparecidos. Maduro y la satrapía que conduce son origen y
causa de las protestas.
Tú fuiste ex Mirista. Desde esa perspectiva, ¿cómo ana-
lizas las dos principales dictaduras que hoy hay en Latino-
américa, y en donde además, en los países de la región se ha
producido un decaimiento de la derecha?

184
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Carlos Franqui, uno de los más destacados intelectuales


de la revolución cubana escribió en el 2006: “Es una ver-
dad incontrovertible que el triunfo de la revolución castrista
ha sido, y es todavía, el más trágico acontecimiento en la
historia de Cuba”. Una tragedia que cumplió 55 años, ha
devastado a una nación que en 1958 tenía casi la misma
población, el mismo IPC y prácticamente idéntico PIB que
Chile y que hoy sobrevive gracias al milagro de un militar
traidor llamado Hugo Chávez y su régimen que la abastece
de petróleo gratis y le regala más de 5 mil millones de dóla-
res anuales. Eso lo dice todo.
Sobre la derecha, no sólo la chilena, paga las culpas por
mantener una visión aldeana, carente de grandeza y huér-
fana de los principios medulares del liberalismo frente a los
graves e ingentes problemas de la región. Sufre de una apa-
tía congénita y pareciera avergonzada de defender los prin-
cipios del Libre Mercado y la Libre Empresa, sin los cuales
no existe la democracia. Frente a la tragedia venezolana ha
renunciado a toda comprensión y a toda solidaridad con
quienes luchan en defensa de la libertad. Ha sido escanda-
loso verla abrazándose con Raúl Castro y yendo a postrarse
en La Habana, sin señalar las profundas diferencias que se-
paran a una democracia próspera libre y justa de una tiranía
siniestra como la cubana, que legitiman con su presencia.
Los resultados electorales pasan factura. Los principios im-
portan. Saquen Uds. sus propias conclusiones.

185
Antonio Sánchez García

La MUD y el desafío de la historia


26 Abril, 2014

Carl Schmitt, el gran teólogo de la política al que suelo


citar como base categorial de muchas de mis apreciaciones
críticas, solía centrar el cambio histórico en dos actitudes
existenciales fundamentales de la conciencia política: la vo-
luntad y la decisión. Pues la historia, así sea la expresión
de las corrientes profundas que empujan en determinada
dirección, no puede fijar por sí misma su propio rumbo:
para ello depende de la conciencia activa de sus protago-
nistas. Sólo una vanguardia voluntariosa y decidida puedo
imponer cambios al rumbo de la historia. Todo lo demás
es cuento.
Hugh Thomas, el gran historiador inglés, supo com-
prender ese papel de la conciencia activa del liderazgo en
un hecho que le parecía contradictorio: enfrentados a dos
dictaduras como las de Batista y Pérez Jiménez, Cuba, que
parecía contar con condiciones mucho más proclives a una
transición democrática –había vivido mucho más tiempo
y de manera aparentemente mas profunda largos ciclos de
convivencia democrática– desembocó en una dictadura
infinitamente más perversa, ruin y devastadora que la de

186
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Batista. Mientras que Venezuela, que a lo largo de todo


el siglo XX no había contado más que con un brevísimo
período de libertades democráticas, aunque cauteladas por
las fuerzas armadas, supo dar un salto descomunal hacia la
plena democracia. Al extremo de convertirse en la antípo-
da paradigmática a la tiranía cubana. Responsables por ese
quid pro quo no fueron sus pueblos: fueron sus más excel-
sos líderes: Fidel Castro, responsable del tránsito hacia la
tiranía castrocomunista y Rómulo Betancourt, responsable
del tránsito hacia la democracia liberal venezolana.
Castro tuvo la infatigable voluntad de apoderarse y di-
rigir el giro de las circunstancias, decidiendo apostar por la
construcción de una dictadura de corte marxista leninista.
Rómulo, que había vivido la experiencia de la III Interna-
cional y conocía al monstruo por dentro, tuvo la infatigable
voluntad de crear un partido y aglutinar a su generación
tras un objetivo común, con una sola y suprema decisión:
construir la República Liberal Democrática, apostar a la
conquista del gobierno y echar a andar el ciclo más pacífico,
provechoso y admirable de la historia moderna venezolana.
Ese ciclo se ha agotado. Y como producto de ese agota-
miento histórico ha surgido la crisis existencial que estallara
cuando frente a adversas circunstancias, fallara el liderazgo
y fracasaran sus hombres. Para verse el país entregado al vo-
luntarismo y al decisionismo de un hombre que supo cor-
tar, en su momento, el nudo gordiano de la crisis, osar un
golpe de Estado y empujar con toda su voluntad a quienes
quisieran seguirle tras el asalto al Poder.
Ese interludio de 14 años llegó a su fin con la muerte
de su único sostén, el caudillo, quien, además, no fue capaz
de construir instituciones y fundamentar un proyecto via-
ble de país, y en lugar de dar nacimiento a un nuevo ciclo
histórico ha venido a terminar de enterrar el que se arrastra

187
Antonio Sánchez García

desde la ruptura del Pacto de Punto Fijo, la debacle de su


liderazgo y la traición de sus partidos y personalidades.
Se equivocan quienes creen que ese fracaso es reversible.
La incapacidad intelectual y moral de Hugo Chávez como
para darle coherencia y consistencia a su proyecto histórico
y la ruindad que ha provocado, han terminado por arrastrar
ese proyecto – el llamado socialismo del Siglo XXI – hasta el
abismo. Agoniza. Nada ni nadie puede rescatarlo.

2
Es la dramática situación en que nos encontramos.
Precipitada hacia su definición final por las fuerzas más
conscientes, decididas y voluntariosas de la sociedad, bro-
tadas del fondo de nuestras tradiciones – el movimiento
estudiantil, exactamente como en 1928 y en 1958 – han
mostrado la voluntad de enfrentarse al régimen agonizante
y han asumido la suprema decisión de cortar por lo sano,
llamando a la insurgencia, el desalojo y la construcción de
una Nueva Venezuela: exactamente como se lo planteara
en las dos grandes crisis del siglo pasado. Es el momento
en que los líderes políticos capaces de atender al reclamo de
la historia se ven enfrentados a los dos grandes elementos
existenciales que se complementan para permitir la apertura
hacia una nueva realidad histórica: la voluntad y la decisión.
¿Los poseen?
Frente a esta grave, acuciosa y determinante circuns-
tancia, las fuerzas políticas democráticas se enfrentan a lo
que el mismo Carl Schmitt llama “el milagro”: ese momen-
to único, específico, irrepetible en que se abren los cortina-
jes de la historia y ve la luz un nuevo ciclo histórico, hecho
posible por la profundidad y naturaleza excepcional de la
crisis. La Nación ha perdido pie, ha quedado al garete, sin
anclaje institucional y a la deriva, a la espera del soberano:

188
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

será aquel, serán aquellos que puedan cortar el nudo gordia-


no de la crisis y asentar una nueva soberanía.
Es el umbral de la nueva Venezuela en que nos encon-
tramos. Las fuerzas democráticas, nuestras fuerzas, como el
Dios Jano, tienen dos rostros: el que mira al pasado, dia-
loga, intenta salvar y rescatar lo insalvable y ya definitiva-
mente perdido. Y el que mira, sin miedo ni angustias al
futuro, seguro del porvenir que nos espera, así ese futuro
se nos muestre lleno de riesgos e incertidumbres. Exacta-
mente como sucediera tras el 23 de enero de 1958, nuestro
modelo rector. Fundir ambos rostros en una fuerza capaz
de dar el paso, cortar los puentes y hollar la terra incógnita
del porvenir, he allí nuestra tarea. La misión que la historia
nos ordena.
Cuando la MUD, ese nuestro rostro que mira al pasa-
do, se vuelva sin temores, resquemores y reservas hacia el
futuro y las fuerzas de la rebelión se fundan con ese reser-
vorio invalorable de nuestro pasado sin dudas, prejuicios
ni suspicacias, habremos creado una fuerza irresistible que
derribará todos los diques y abrirá, por fin y definitivamente
los portones de la historia. ¿Es posible? No hay respuesta sin
intentar encontrarla. Es el desafío de la historia.

189
Antonio Sánchez García

Los sibilinos
28 Abril, 2014

Tengo sobre mi escritorio: Los jefes, la Casa Verde, la


Ciudad y los perros, Conversaciones en la catedral, La Gue-
rra del fin del mundo y otras obras del Nobel peruano Ma-
rio Vargas Llosa. Que precisamente por haberle declarado
su amor incombustible al Perú de Los ríos profundos y a la
América sideral de nuestros desvelos, con marchas y con-
tramarchas, afectos y desafectos frente a todos sus avatares
políticos desde la Universidad de San Marcos de los años
cincuenta, ha dedicado su vida al Arequipa de su entrañas y
a esa Lima la horrible que contaba Salazar Bondy. Sin duda
el peruano más universal, como sería indiscutible negar que
Borges no lo fuera de Argentina, Neruda de Chile y Lezama
Lima de Cuba. Así las circunstancias los hubieran obligado
a nacionalizarse imaginariamente uno en Suiza, otro en la
Unión Soviética y el de más allá en los Estados Unidos.
Pues los caprichos de la globalización mediática y mi
pésima costumbre de leer todas las mañanas la prensa es-
pañola, entre otras, me obliga a enfrentarme a un reportaje
de su maravilloso paso por Caracas de estas últimas horas
en las que el corresponsal venezolano de uno de los más

190
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

importantes medios impresos en nuestra lengua se sienta


en la obligación de definir al más peruanos de los peruanos
como “Nacido en Perú y de nacionalidad española”, cosa
que, la primera, pudo suceder a meses de haber sido parido
y la segunda cuando a su capricho le vino en ganas. Sibilina-
mente, como para dejar en suspenso la definición axiológica
sobre los compromisos existenciales del Nobel y sembrar la
duda sobre su vinculación con su patria de nacimiento y su
patria de adopción.
Sibilinamente pero tan irresponsablemente pergeñado,
como para que un par de frases después dejara colar, en el
clásico entrecomillado de la cita textual, vale decir en pala-
bras del propio nacido en el Perú y nacionalizado español:
“Vengo a decir lo mismo que digo en mi país o en España”. Por
lo visto, al corresponsal de marras no le bastó la aclaratoria
del reseñado, de modo que se vio en la obligación de decir
que él nació en el Perú, pero tiene la nacionalidad española.
Albricias: una mosca en la leche. Digno de Aporrea4
Si la izquierda castrista no se hubiera dedicado a tra-
tar, inútilmente, por cierto, de sembrar cizaña con lo de la
nacionalización de Vargas Llosa, cuya nacionalidad a estas
alturas es un grano de arena en un desierto, como que él
mismo a estas alturas se declara poco menos que venezolano
–“he recibido la bandera de Venezuela con más emoción que el
Nobel de literatura”– no le hubiera prestado mayor atención
al sibilino comentario. Con lo que tampoco vengo a decir,
sibilinamente, que el corresponsal de marras debe pasar por
caja de El País los quince y últimos con la misión cumplida
de haberle dado un tirito al régimen y otro tirito a la opo-
sición. Que cada empresa es dueña de cuidar sus intereses
crematísticos y empresariales como mejor le convenga.
No es la primera vez que encontramos estas perlas en el
pajar venezolano de El País: ya me referí críticamente en un
4. http://www.aporrea.org/ideologia/a187032.html

191
Antonio Sánchez García

artículo anterior a otro envío de su corresponsalía caraqueña


en el que a la regenta del prostíbulo judicial del chavismo,
la señora Ortega Díaz, reconocida y fichada policialmente
como dura y extrema militante de la ultraizquierda desde
los tiempos del castrismo universitario en que era llamada
“la China” y de los subterráneos de cuya Fiscalía General
de la República salieran los asesinos de los tres muertos del
12 de febrero, súbita y sibilinamente atemperada ante la
opinión pública española y latinoamericana que consideran
a El País la biblia del periodismo hispanoamericano como
mera y poco menos que casual, discreta y azarosa “simpati-
zante del gobierno”.
Si, como dijera Esquilo en la antigüedad clásica y se
le citara hasta la saciedad en estos siglos de mortíferos en-
frentamientos bélicos, la verdad es la primera víctima fatal
de las guerras, las medias verdades son su quinta columna.
En estos tiempos en que entre la dictadura y la resistencia
cruza una difusa línea de sombra – como la que le da título
a la excepcional novela de Joseph Conrad que describe las
angustias y adversidades existenciales del ingreso al defini-
torio mundo de la madurez – sobran los sibilinos que en sus
columnas, sus programas de opinión o sus horas de radio y
televisión cruzan las talanqueras como los contrabandistas
que van de un lado al otro de la frontera entre Venezuela y
Colombia: cada tantos minutos y varias veces al día.
Contrabandean mentiras o medias verdades, que son
peores. Los escucho o veo sobándoles el lomo a los capitos-
tes de la dictadura y tratando de poner en aprietos a los
líderes estudiantiles y a los políticos opositores que asumen
sus responsabilidades en las filas de la resistencia. “Si, claro,
desde luego, el gobierno debiera autorizar la protesta, pero
¿no crees tú que las guarimbas propician el caos, el terror y la
violencia? ¿Tú estás de acuerdo con las guarimbas? ¿Aprue-
bas que haya habido muertos por guayas puestas por los

192
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

guarimberos?” Ante lo cual el entrevistado se ve de pronto


entre la espada de decir lo que realmente piensa –“sí, caray,
estoy de acuerdo. ese muerto bien muerto está!”– o caer en
la celada del sibilino y buscar excusas, rastrojear legitimacio-
nes, pedir disculpas y responder con un patético, “bueno, es
lamentable, en realidad, etc., etc., etc.” O esta otra: “todos
los procesos de tal polarización causada por los extremismos
de lado y lado” –Capriles ama la fórmula, porque mata tres
pájaros de un tiro: descalifica a todos sus competidores, se
gana un guiño de aprobación de la dictadura y se auto eleva
al altar de la santidad supra espacial– “han sido resueltos
mediante el diálogo, pero vemos que tú te has mostrado en
desacuerdo con el diálogo… Tu ¿estás de acuerdo con una
salida violenta que podría conducirnos a la guerra civil? ¿No
crees que debemos aplaudir el esfuerzo del gobierno y de
la MUD por convocar a una mesa de diálogo?”. Recuerdo
a una vecina que detestaba ver aparecer visitas a la hora de
la merienda y recibía con un “¿Usted no quiere servirse un
cafecito, no es cierto?”. ¿Quién se atrevería a contrariarla?
Nunca en Venezuela se había refinado tanto el arte de
la mentira en bruto o la aviesa tecnología de lo sibilino.
Navegar en el piélago de la mentira, el engaño, las medias
verdades se ha hecho tan propio del régimen, que proclama
que llueve de la tierra al cielo, sin que a nadie se le caiga la
cara de vergüenza. De un lado, la mentira en bruto. Con
todos los medios a disposición o en vías de ser adquiridos
o saqueados por sus administradores. TV, prensa y radio
gritan a voz en cuello: “Capriles asesino…” y Capriles, sin
arrugarse, responde: “mentir no es propio de una auténtica
izquierda. Este gobierno es de extrema derecha”. Mentiras
tan colosales y afirmaciones acomodaticias tan absurdas, que
ni siquiera el piadoso espíritu que las anima puede quitarle
su fetidez de coprofagias. Al extremo de preguntarnos si las
piadosas mentiras del candidato obedecen a una maquia-
vélica maña de sus asesores de izquierda, que le compran a

193
Antonio Sánchez García

Lula la idea de ir a cogobierno con la dictadura y repartirse


las ganancias, o si se debe a una cierta debilidad intelectual
suya y de su más íntimo entorno. Comprobada la sabiduría
gallega del “piensa mal y acertarás” no dudo un segundo en
pensar en la granuja pillería de la primera de las opciones y
su perfecto complemento: la bobalicona y menguada ambi-
ción intelectual de la segunda.
Pero de que estamos cercados por pillos, granujas, ges-
tores y candidatos, no me cabe la menor duda. Alimentan a
sus sibilinos. Merecen buenos salarios.

194
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

195
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El norte
1 Mayo, 2014

La perfecta respuesta del perfecto idiota latinoamerica-


no: culpable por todos los estropicios que causan no puede
ser otro que “el Norte”. Responsable por los dos meses de
las manifestaciones más conmovedoras, sacrificadas, efecti-
vas y llevadas al extremo del martirio por cientos de miles
de estudiantes universitarios y liceanos venezolanos no fue
la indignación que bulle en sus entrañas, conscientes de que
la dictadura les cercena el pasado, el presente y el futuro de
sus vidas, sino “el Norte”. Más que un punto cardinal, el
pretexto perfecto de los idiotas de la izquierda latinoame-
ricana para explicar todas sus falencias, su incapacidad, su
proverbial indigencia mental y su bíblica acumulación de
torpezas y errores.
Hasta la caída del muro de Berlín y la implosión de
la Unión Soviética, que arrastrara en su agonía a todas sus
dictaduras satélites –salvo las inefables tiranías antediluvia-
nas de Cuba y Corea del Norte– sin que “el Norte” hubiera
disparado un solo tiro, “el Norte”, más que la Casa Blanca,
el Departamento de Estado o el Pentágono, era la CIA. Si la
CIA hubiera tenido la cantidad de agentes que los Castro le

197
Antonio Sánchez García

atribuían, hubiera estado en perfecta capacidad de ganar to-


das las elecciones celebradas en el hemisferio. Pero haberla
convertido en el epitome de la injerencia del Imperio servía
a tapar todas las barbaridades causada por la inveterada es-
tupidez de las izquierdas. Nada, ningún fracaso de mucha
o poca monta –el desastre de las guerrillas venezolanas o la
caída de Salvador Allende– hubieran acontecido sin la in-
tervención de la mano peluda del gorilaje de la CIA.
Lleva cincuenta y cinco años legitimando a la tiranía
castrista. La izquierda chilena o argentina, boliviana o ecua-
toriana, nicaragüense o uruguaya no cree ni en el desastre
castrista –“la más grande tragedia de la historia de Cuba”,
en palabras de Carlos Franqui, uno de sus creadores– ni
que las tribulaciones que sufren sus habitantes, esclavos in-
conscientes de su propia esclavitud, se deban a los desastres
de una revolución fracasada: culpable es el bloqueo, culpa-
bles son los Estados Unidos. En una palabra: la CIA. O, en
lenguaje folklórico del inefable dictador de Venezuela: el
Norte.
Si la UNASUR y la MUD le han servido de salvavidas
de ocasión, con no poca eficacia, por cierto, legitimando la
brutalidad policial, militar y para militar causante de cua-
renta y un muertos, cientos de heridos y miles de presos, le
faltaba ese algo que un izquierdista –en este caso un izquier-
dista de la extrema, la castrista– necesita como el oxígeno:
la justificación ideológica. Maquiavélicamente incapaz de
reconocer su gigantesca, su colosal responsabilidad –tema
que no parece formar parte del temario de los diálogos que
se celebran en Miraflores entre el régimen y su oposición
– dio por fin en el clavo, seguramente inspirado en algún
consejo de Raúl Castro, Ramiro Valdés o el general Cintra,
que comanda a las fuerzas armadas sitas en Venezuela –de-
cir “venezolanas” sería un oxímoron– : el Norte. Vale decir:
el Imperio, la CIA, el Departamento de Estado. Y sin que se

198
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

le arrugue la cara ha afirmado, lo que constituye el titular de


primera plana de algunos periódicos de la región, como La
Tercera, de Chile: “Nicolás Maduro asegura que dinero del
“norte” financió protestas en su contra”. Como todo ladrón
juzga según su condición, un chavista no se imagina un ac-
cionar político sin una coima, un salario, una regalía o una
franquicia. Ergo: los mártires venezolanos actuaban porque
estaban en la nómina de la CIA.
Calza como anillo al dedo a la opinión pública chilena
que sigue las orientaciones de una militante socialista dura
como Michelle Bachelet, criada en la llamada República
“Democrática” Alemana (RDA), la más servil, obsecuente
y estalinista de las dictaduras satélites. Y a todos los socia-
lismos de la región, que no saben, no quieren, ni tienen
por qué saber, que las barricadas fueron hechas espontá-
neamente por muchachos y vecinos con bolsas de basura,
troncos de árboles, colchones usados, muebles viejos y hasta
sanitarios rotos, para lo cual no necesitan de un solo bolívar
–la moneda más devaluada del Hemisferio– ni muchísimo
menos de un dólar, que sólo están en las exangües arcas del
Banco Central o en las suculentas cuentas de la nomenkla-
tura chavista, que los tienen por miles y miles de millones
en todos los paraísos fiscales del planeta.
Como me provoca recordar a cada paso dado por la es-
tulticia (des)gobernante de Venezuela, vuelvo a citar a An-
tonio Gramsci, el gran pensador y dirigente del comunismo
italiano a quien desgraciadamente sus bastardos herederos
desconocen: “Sólo tú, estupidez, eres eterna”.

199
Antonio Sánchez García

El horror al K.O.
3 Mayo, 2014

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros


que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos
años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida,
esos son los imprescindibles.”
Bertolt Brecht

Alguna vez le leí a Fausto Masó afirmar, palabras más,


palabras menos, que la oposición boxeaba excelentemente
bien, pero no sabía rematar. A la hora de dar el puntillazo,
como los toreros al toro herido de muerte, o el boxeador su
uppercut terminal, se le nublaba la vista, le temblaba el pul-
so y erraba el golpe. Jamás noqueaba. Por lo menos desde
el 11 de abril.
Comparto su opinión, así las consideraciones que me
llevan al mismo diagnóstico difieran, como es natural. Atri-
buyo las causas del fracaso del remate final a la clasificación
que estableciera Bertolt Brecht a la hora de la verdad, cuan-
do los alemanes se vieran puestos entre la espada de la re-
belión o la pared de Auschwitz. A la hora de la verdad, sólo
quedan los imprescindibles. Que son los menos.

200
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Lo que en nuestro caso es una verdad a medias: quedan


los imprescindibles, que parecen mayoría activa y comba-
tiente, que sostienen el fulgor de la Resistencia, y que en-
tretanto han muerto, son perseguidos, desterrados o están
presos. Sobreviviendo, a su sombra, los perfectamente pres-
cindibles, que fueron buenos, pero llegado el momento de
la verdad carecen de la lucidez, la grandeza y el coraje de
asestarle el puntillazo al toro malherido. Son los que fueron
buenos un día, un año, muchos años, pero dejaron de ser
imprescindibles. Así nos controlen.
Sólo un ciego o un cínico podría negar la inmensa,
monumental importancia de estos dos meses de vibrante
Resistencia. Que tuvo un doble valor: demostrar que sólo la
calle era capaz de poner a tambalearse a la dictadura y obli-
garla a mover cielo y tierra para evitar lo que amenazaba con
convertirse en su puntillazo final: la subordinación de todas
las fuerzas opositoras a la dinámica de la resistencia. Que
además se ganó, de paso y sin buscarlo, el favor de la opi-
nión pública internacional que comprendió la naturaleza
dictatorial y tendencialmente totalitaria del régimen, mos-
trándola proclive a respaldar con alma, corazón y vida, a
las fuerzas de la Resistencia, avalando la salida democrática
que a bien tuviera imponer. El puntillazo. O si Ud. prefie-
re, el K.O. Por forfait o en una democrática competencia.
Arrodillar a la dictadura y obligarla a medirse en comicios
limpios, justos y transparentes. El único instante en que las
elecciones volverán a tener sentido en la Venezuela de la
decadencia.
Jamás comprenderé las razones del rechazo de las di-
recciones de los partidos políticos a sumarse a la Resistencia
– y me refiero concretamente a los secretarios generales de
AD, PJ, UNT y COPEI – y la insólita obsecuencia con que
aceptaron, por el contrario, sumarse a los esfuerzos por lle-
varla al fracaso emprendidos por el Gobierno y UNASUR

201
Antonio Sánchez García

mediante un diálogo sin otro verdadero propósito que im-


pedir el puntillazo, el K.O. Esfuerzo relativamente exitoso,
aunque sólo por ahora, pues ninguno de los presupuestos
de la grave crisis han sido ni serán solventados, Y no lo se-
rán ni siquiera con el insólito auxilio del gran empresariado
nacional, que sumándose a la MUD prefiere medio sobre-
vivir a media máquina, a la rastra de CADIVI, limosneando
divisas, sin ninguna certidumbre a futuro, que reconquistar
el Estado de Derecho y hacer reinar en nuestro país el pleno
derecho a la propiedad privada, la libertad de empresa y el
libre mercado.
No se me ocurre otra razón – pensando desde el mer-
cantilismo empresarial de quienes han sido los principales
financistas de la Mesa de Unidad Democrática – que la de
evitar un período de caos y disgregación que pudiera afectar
la buena marcha de sus negocios. Tanto los crematísticos
de quienes confunden la prosperidad de sus negocios con
la buena marcha de la República, como las ambiciones po-
líticas de los protagonistas, que se consideran insustituibles
como para volver a ser lo que fuéramos. Y darle, con buena
fe, el beneficio de la duda: esperar por una precipitación
del régimen en los abismos arrastrado por su propio peso,
como una fruta podrida, y convertir así la obtención del
Poder en mero trámite de rapiña utilizando la vieja sabidu-
ría caudillesca del “mango bajito”. Algo así como la ley del
chinchorro esgrimida por el golpismo vernáculo a la hora
de los preparativos del 4F. Viene a decir algo así como que
cuando esté en su punto más bajo, no importa quién es-
tuviera en la presidencia, lo tumbamos. Obvio: electoral,
pacífica, constitucionalmente. Los 3 mitos de la pusilani-
midad política nacional.
Ni ese liderazgo, ni ese empresariado de postín, ni esa
teoría del chinchorro y el mango bajito toman en consi-
deración un hecho tan palpable, obvio y evidente, que da

202
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

vergüenza volver a recapitularlo para que terminen de asu-


mirlo gentes sin ninguna duda de destacada inteligencia:
éste no es un mal gobierno, como los que Chávez y sus
comandantes pretendieron agarrar durmiendo hundidos en
el chinchorro o colgando de las ramas a centímetros del
suelo. Ni está hundido en las contradicciones de sus hienas
y pirañas internas, como CAP en manos del CEN de AD,
los rencores del calderismo y la cizaña de los Notables. Ni
tiene a sus espaldas unos ejércitos golpistas y traidores. Esta
es una dictadura de tomo y lomo, castrocomunista, proto
totalitaria, dispuesta a despellejarnos si no nos arrodillamos.
Lo acaba de afirmar Maduro diciendo: si la oposición no se
pacifica, la revolución dejará de ser pacífica. Si te dejas por
las buenas, no te violo. La vieja dialéctica de los filibusteros
y asaltantes de camino: la bolsa o la vida.
Lo dice cuando el agua, que tenía hasta el cuello, co-
mienza a darle un segundo aire, escapándose por los su-
mideros de la MUD. Y no se dirige, obviamente ni a Ca-
priles Radonsky ni a Ramos Allup, que los sabe incapaces
de agarrar una botella, meterle un cuarto de gasolina con
un pedazo de trapo y quemar algunos de los instrumentos
represores de la amenaza del sátrapa, por cierto: en legítima
auto defensa. Antes fenecer que perder la vida. Se lo dice a
esos miles y miles de muchachitos que luchan por su futuro
y la dignidad de una Patria que ven aherrojada, humillada
y pervertida, ante la preocupación de los empresarios que
temen por sus stocks, no se les vayan a quedar fríos, se en-
tibien y estropeen. Dizque defendiendo miles de puestos
de trabajo, pero al costo de la desaparición de la República,
incluidos esos miles de puestos de trabajo. Y de los polí-
ticos, que ya calculan cuántos diputados obtendrán en su
larga marcha a las elecciones parlamentarias del 2015: cien
pájaros volando.
Yo me quedo con el certero y atinado viejo diagnóstico
de Fausto Masó. Pero veo, con grandes esperanzas, que el

203
Antonio Sánchez García

sector que ansía el puntillazo y quiere verlo noqueado o


arrastrado por una cuadrilla sacándolo de la arena ha au-
mentado en progresión geométrica. Porque además son los
únicos que combaten. Mientras los prescindibles de siem-
pre, causantes en gran medida de esta tragedia –¡si hasta
tumbaron a Carlos Andrés Pérez!– se aferran a los últimos
salvavidas. Los comparten con el dictador y sus esbirros. No
cabrán todos.
Y así, no podrán evitar el hundimiento. Ni el puntilla-
zo. Ni el K.O. Es un imperativo de la historia.

204
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Sofía cumple 90
9 Mayo, 2014

Supe de Sofía antes de conocerla. A días de llegar a Ca-


racas a mediados de los setenta, mientras almorzábamos en
el Jaime Vivas, ansioso por meterme en el corazón a esa ciu-
dad que me asaltó con su deslumbrante calidez y su insólita
generosidad, un amigo me dijo: “si no visitas el Museo de
Sofía no conoces lo mejor de Caracas”.
Ya estaba seducido por Caracas, por sus atardeceres
apacibles y ruidosos de grillos y sapitos, por el frescor de sus
amaneceres y por la radiante y bulliciosa alegría que brotaba
de todas sus esquinas. Lo que ni siquiera imaginaba es que
en medio de la barahúnda, la gritería y el tráfago de una
vitalidad arrolladora, Caracas fuera el centro cultural más
desarrollado, atrevido, vital y pujante de América Latina y
contara con dos extraordinarios museos: el de Bellas Artes
y el de Arte Contemporáneo. Llevaba el nombre de una
periodista tan afamada como osada, dura e intransigente,
polémica y desenfada, culta y multifacética llamada Sofía
Imber, la “dueña del museo” que mi amigo me recomen-
daba visitar.
Lo visité no una, dos o tres veces: comencé a visitarlo
en cuanto el tiempo me lo permitía. Lo mismo que hacía

205
Antonio Sánchez García

en München, cuando viviendo en la Türken Strasse estaba


a dos pasos de su extraordinaria Alte Pinakothek, uno de los
mejores museos de arte clásico del mundo. O en Berlín el
Museo de Dahlem. Éste no tenía nada que envidiarle a nin-
gún museo de arte contemporáneo del mundo. Y desde lue-
go no tenía parangón en América Latina. Allí disfrutaba de
Braque, de Miro, de Kandinsky, de Vasarely, de Picasso y
de lo más valioso de la creación artística europea, norteame-
ricana y latinoamericana del siglo XX. Allí conocí a Soto, a
Cruz Diez, a Cornelis Zitman, a Otero, a Jacobo Borges, a
Vigas, a Zapata y a los más grandes creadores de una Vene-
zuela privilegiada por la luz y el color que ya encontrara en
sus grandes pintores, escultores y arquitectos las obras de la
mayor altura de la creación humana: Villanueva, Reverón,
Cristobal Rojos, Arturo Michelena. Tovar y Tovar.
Caracas, que duda cabe, era la ciudad más despierta,
palpitante, libre, moderna y vital de América Latina. Los
amigos extranjeros que la visitaban de paso no daban cré-
dito a sus ojos. Y el Museo de Sofía competía en grandeza
con el maravilloso Teresa Carreño, en construcción del otro
lado de la avenida. De vez en cuando, paseando por sus be-
llos espacios, veía atravesar sus amplias galerías a una figura
menuda, urgida por tareas impostergables, cargando carta-
pacios, impermeable a cualquier interrupción que le impi-
diera llevar a cabo aquello que se traía entre manos: hacer
de ese espacio, su espacio, el mejor museo del mundo. “Ésa
es Sofía Imber, la dueña del museo” me dijo alguien. Supe
luego que ese museo había comenzado siendo una pequeña
galería de medio centenar de metros cuadrados para llegar a
convertirse en esa imponente obra de arquitectura y diseño
que ocupa miles de metros cuadrados, que alberga una de las
más extraordinarias colecciones de arte contemporáneo del
mundo y que todo eso era su obra personal. Producto de su
fiereza, su porfía, su extraordinario talento y una capacidad
rayana en la genialidad para saber reconocer la excelencia de

206
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

un arte que exige profundidad intelectual, conocimiento y


buen gusto. Era, sin lugar a dudas, su museo. Así nada, ni
siquiera una banqueta, fuera de su pertenencia. Era la obra
rasguñada al Estado, al mecenazgo de empresarios cultos e
inteligentes, al mundo de sus amigos seducidos por el sorti-
legio de esa mujer tozuda e irreverente, nacida en Rumanía,
llegada niña a nuestras costas y convertida en testimonio
vivo de la mejor, la entrañable, la eterna Venezuela.
Quiso el azar de un país prodigioso que me enamo-
rase de una mujer de estas tierras, a quien por elemental
discreción no debo alabar en esta circunstancia. Y que esa
mujer fuera una entrañable amiga de Sofía. En gran medida
responsable de que todavía estudiante universitaria soltara
sus amarras y se atreviera a hacerse a la gran aventura de una
deslumbrante carrera artística. Así fue que un día me llevó
al Museo de Sofía y de Carlos –así lo llamaba Soledad– lo
que me permitió conocer no sólo a la gran Sofía Imber sino
también al gran Carlos Rangel. Uno de los intelectuales más
cultos, lúcidos, valientes y desprejuiciados que he tenido la
suerte de conocer en estos últimos treinta años.
El resto es historia. En estos noventa años de Sofía no
puedo menos que agradecerle a la vida por haberme permi-
tido conocerla y disfrutar de su generosa amistad. Haber
gozado de su creatividad. Haberla acompañado en sus gran-
des éxitos y haber sufrido con sus sufrimientos. Supe como
tocado por una revelación relampagueante que la barbarie
asomaba sus garras y el país se nos desfondaba para siempre
cuando la estupidez cuartelera de un caudillo analfabeta y
brutal decidió arrancar las letras de bronce que enseñaban
con orgullo la generosidad y grandeza de nuestra democra-
cia: el rencor y el odio de la Venezuela de la barbarie creyó
que quitando su nombre podría apropiarse de una obra im-
perecedera y borrar de la conciencia nacional la grandeza de
su creadora.

207
Antonio Sánchez García

Jamás dejó de ser el museo de Sofía. Pronto volverá


a ser, en los tiempos de gloria y majestad que se avecinan
inexorablemente, el Museo de Arte Contemporáneo de Ca-
racas Sofía Imber, MACCSI.

208
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La MUD en la encrucijada
10 Mayo, 2014

La sesión sostenida este jueves 8 de mayo en la Comi-


sión de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano
interpelando a una alta funcionaria del Departamento de
Estado sobre la política del gobierno Obama frente a Ve-
nezuela ha desatado honda preocupación en sectores de la
oposición venezolana, a los que ha salido al paso un “des-
mentido” de Ramón Guillermo Aveledo rechazando las in-
culpaciones de Roberta Jacobsen, subsecretaria a cargo de
los asuntos del Hemisferio Occidental, quien afirma que
su gobierno no ha tomado las medidas destinadas a frenar
las acciones forajidas y violatorias de los DDHH cometidas
por la dictadura venezolana y solicitadas con urgencia por
congresistas demócratas y republicanos, obedeciendo al pe-
dido expreso de funcionarios de la MUD, que la habrían
interpelado en dicho sentido, con el fin “de no entorpecer el
diálogo”. Un diálogo que, en lugar de poner fin a la repre-
sión la ha acrecentado y en lugar de contribuir a la paz ha
desatado una brutal guerra asimétrica: el Estado con toda su
parafernalia bélica contra un pueblo desarmado. Un diálo-
go que, más allá de la buena fe de la oposición participante,
si la tiene, ha rescatado a Maduro del colapso dándole un

209
Antonio Sánchez García

segundo aire a un régimen que boquea en medio de una


crisis terminal.
La afirmación de la Sra. Jacobsen reviste extrema gra-
vedad, pues de ser efectiva tal solicitud, la MUD estaría
procediendo objetivamente en contra de los intereses de la
oposición venezolana mayoritariamente decidida, como lo
revelan las encuestas, a enfrentar frontalmente al régimen,
sirviendo, en cambio a los intereses de los promotores de di-
cho diálogo: el gobierno de Nicolás Maduro, el Foro de Sao
Paulo y los gobiernos que lo respaldan, en consonancia con
la línea estratégica de la tiranía cubana. Habría decidido,
en los hechos, amparar al régimen dictatorial causante en
sólo estos últimos dos meses de 41 asesinatos contra jóvenes
opositores, encarcelado a miles e hiriendo a cientos de ellos.
Apretando aún más la soga con la que pretende ahorcar las
escasas libertades públicas que aún nos restan y sentando
las bases de la entronización de un régimen totalitario en
Venezuela. En otras palabras: la MUD sería, poco más poco
menos y posiblemente sin consciencia plena de tan grave
hecho, una suerte de auxiliar de la dictadura en los predios
del generoso y combativo movimiento de resistencia vene-
zolano. Renunciando, por razones desconocidas, al impera-
tivo de combatirla en todos los frentes y precipitar su salida:
“cuanto antes, en bien de Venezuela y de América Latina”,
como lo señalara en su último artículo el Nobel peruano
Mario Vargas Llosa.
Basta leer con atención el lamentable y patético des-
mentido del Sr. Aveledo5 para constatar que tales sospechas
son más que mera expresión arbitraria del extremismo ra-
dical de quienes respaldamos la Resistencia y luchamos por
hacer cumplir las determinaciones constitucionales que nos
imponen la obligación de luchar contra un régimen viola-
torio de sus principios constituyentes. Va mucho más lejos:
5. http://www.twitlonger.com/show/n_1s1m933

210
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

dibuja un escenario en que sanciones drásticas contra la dic-


tadura podrían, supuestamente y en un extraño ejercicio de
imaginación anticipatoria, llegar a afectar al pueblo. Una
vaga y muy inoportuna e innecesaria declaración en la que
resuenan los ecos de la solidaridad del progresismo latino-
americano filocastrista con la tiranía cubana y el rechazo al
bloqueo. ¿Es lo que ya anticipa el coordinador de la MUD?
En efecto: para “no afectar al pueblo” pide Aveledo
tácitamente que no se afecte al régimen, y más en concre-
to a miembros destacados de la Boliburguesía, uno de los
objetivo de tales sanciones promovidas por representantes
de la Cámara Alta de los Estados Unidos. Pero particular-
mente a los funcionarios del régimen causantes directos de
las graves violaciones a los DDHH. Sin ninguna duda, los
más graves que se cometen actualmente en el Hemisferio y,
por lo mismo, susceptibles de ser analizados y respondidos
por los gobiernos y organismos que hacen de los derechos
humanos causa constitucional. Sorprendente lógica pacifi-
cadora la suya, que imaginamos es expresión fiel de la de
los partidos y liderazgos que coordina. Pues no se entiende
a qué sectores específicos de la sociedad venezolana se re-
fiere el Sr, Aveledo cuando habla de “pueblo”: si a quienes
constituyen la carne de cañón del régimen y le sirven de
plataforma de respaldo social, a las fuerzas armadas, poli-
ciales y a los colectivos hamponiles que desatan el terror de
Estado en nuestros barrios. O, por el contrario, a quienes lo
sufren pues han decidido asumir en sus manos la lucha por
la emancipación de nuestra sociedad frente a un régimen ya
abiertamente dictatorial y despótico. ¿O es que en realidad
por pueblo entiende Aveledo exclusivamente a “los pobres
del chavismo” sin la inclusión de los cuales el candidato Ca-
priles pide no cuenten con él para ninguna acción de salida
y bajo ningún pretexto, así el precio sea la entronización de
una tiranía?

211
Antonio Sánchez García

El incidente suscitado este jueves en el Senado nor-


teamericano reviste una gravedad extrema, que afecta a la
estrategia misma de las acciones de los partidos de la MUD,
pues revela una voluntad inequívoca de evitar todo enfren-
tamiento con la dictadura, que no sea la participación en
comicios electorales. Y consiguientemente servirle de sostén
institucional hasta, por lo menos, el 2019. ¿Por qué razones
y con qué objetivos? ¿En qué lado de la historia se encuen-
tran la MUD, su coordinador y su candidato?
El desmentido entero, en lugar de aclarar la insólita re-
velación de la Subsecretaria de Estado Roberta Jacobson,
da lugar a las más tenebrosas suspicacias. Cumple a caba-
lidad la trampa de todo desmentido sustentado en medias
verdades y abre campo a nefastas interrogantes. Confunde
y nubla en lugar de aclarar y definir. ¿Hubo o no hubo ges-
tiones de personalidades de la MUD ante el Departamento
de Estado? Si las hubo ¿tuvieron el propósito de impedir las
acciones de los Estados Unidos contra la dictadura venezo-
lana? ¿Participó el Sr. Aveledo o algún otro miembro de la
MUD en alguna gestión diplomática a espaldas del pueblo
opositor, como lo asegura bajo juramento la más alta fun-
cionaria del Departamento de Estado para el Hemisferio
Occidental? ¿Qué propósito real y qué fundamentación tác-
tica y estratégica habría tenido esa gestión? ¿Estaba en co-
nocimiento del régimen y fue aprobada por el Sr. Maduro?
Quede al arbitrio del lector revisar el desmentido y ex-
traer sus propias conclusiones. Lo que resulta indiscutible
es que la afirmación de un alto personero del gobierno de
los Estados Unidos en la Cámara de Representantes, bajo
obligación de juramento, no puede sino estar estrictamen-
te apegada a la verdad. El Congreso norteamericano no es
la Asamblea venezolana. No lo preside un forajido ni está
constituida por esbirros de una satrapía. La gestión de la
MUD existió, tuvo por objeto impedir las sanciones solici-

212
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

tadas al gobierno norteamericano por senadores demócra-


tas y republicanos, y según confesión de la Subsecretaria
Adjunta cumplió su cometido. En otras palabras: la MUD
impidió que se procediera contra funcionarios del gobierno
y empresarios corruptos. Permitió, objetivamente, que el
régimen continuara su agudización de la represión, como lo
demuestran los hechos registrados la misma noche de este
jueves.
Si el objetivo de la gestión de la MUD ante el Departa-
mento de Estado, –en medio de la grave e insostenible debi-
lidad del régimen, mientras extrema la represión, incendia
universidades, asesina estudiantes y encarcela a manifestan-
tes inermes y pacíficos-, ha sido la de auxiliar a la dictadura
mediando para entorpecer las gestiones de quienes se han
puesto clara y decididamente de parte de la oposición de-
mocrática venezolana, pidiendo la aplicación de las sancio-
nes que corresponden, estaríamos ante un claro deslinde de
los partidos que la integran respecto de las luchas libertarias
de nuestro pueblo. Dichos partidos habrían decidido vol-
verle la espalda a las acciones de rebeldía contra la dictadura.
La clave del triste y lamentable desmentido del Sr. Ave-
ledo, con el que quisiera salvar su responsabilidad moral
ante un acto de tal gravedad, se basa en el revenido pretexto
de las dictaduras de izquierda y derecha para impedir que
la comunidad internacional husmee en sus sórdidos entre-
sijos: la autonomía de los pueblos y la no injerencia de las
naciones en sus asuntos internos. Toda su arquitectura con-
ceptual pretende reivindicar el derecho de los venezolanos a
resolver sus propios problemas sin verse suplantados por re-
gímenes extranjeros: “La Mesa de las Unidad trabaja por un
cambio pacífico, democrático y constitucional en nuestro
país. Un camino en el cual los protagonistas somos los vene-
zolanos.

La comunidad internacional puede ayudarnos en
esta lucha, pero en ningún caso podemos aspirar a que nos

213
Antonio Sánchez García

sustituya.” ¡Como si el Departamento de Estado pretendie-


ra sustituir a la MUD! En boca de Maduro, sano y bueno,
así sea un vulgar sátrapa de la tiranía cubana. En boca de
un respetable abogado venezolano que coordina al principal
paraguas de la oposición, un absurdo despropósito sin pies
ni cabeza. ¿Es injerencismo y sustitución de derechos con-
gelar las cuentas bancarias de los gobernantes y empresarios
venezolanos corruptos, violadores de los derechos humanos
y responsables de los peores crímenes cometidos en la re-
gión? Sencillamente patético y muy lamentable. Me hace
recordar a Insulza, canciller de Patricio Aylwin, exigiéndole
a los ingleses la devolución de Augusto Pinochet para ser
juzgado y castigado en Chile. Jamás lo fue.
¿Llegó el momento del deslinde de las fuerzas oposito-
ras, en aras de preservar la integridad de la lucha contra la
dictadura? ¿La MUD es compatible con las formas de lucha
de la Resistencia? ¿Coadyuva o entorpece el movimiento
social por el desalojo de la dictadura? Ser o no ser frente a la
dictadura. Ese es su problema

214
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Poleo en diciembre
20 Mayo, 2014

“¿Por qué Maduro, experto en zalemas, se muestra tan


grosero, cuando a su situación eso no cuadra? Porque apuesta
a la históricamente demostrada debilidad moral de los po-
líticos de la Cuarta República supervivientes en la MUD,
aquellos jóvenes de hace quince años en cuyas manos se perdió
la Democracia.”
Rafael Poleo, Péndulo, Zeta, 13/12/13

Paso raudo por sobre mi escritorio revisando viejos nú-


meros de Zeta fijándome en la llamativa portada del nú-
mero 1.932 –una proeza de constancia y porfía analítica
de buen periodismo político– que, como si se tratara de
un número cabalístico apareció el 13 del 12 del 13. En la
portada del balance de las elecciones del 8 de diciembre,
tema editorial de ese número, la figura seria y conminativa
de un joven líder triunfador de esos comicios, Leopoldo
López, sobre un agresivo titular que anuncia tempestades:
UN GRAN RIVAL PARA CAPRILES.
Digo tempestades pues, por esos mismos días publi-
qué un artículo llamado LA TORMENTA PERFECTA,

215
Antonio Sánchez García

en que anunciaba y no en son de presagios de ciencias ocul-


tas sino en el de un elemental análisis de coyuntura que el
2014 sería un año crucial, de definiciones y en el que, dada
la inexistencia de elecciones, la MUD se acomodaría en su
invernadero y la crisis social y económica reventaría en el
rostro de los encargados de la satrapía por vía directa, sin
mediación de los partidos políticos tradicionales. Y, desde
luego, por sobre las cabezas de un liderazgo estructural, me-
dular, culturalmente incapacitado para enfrentar tempesta-
des de la magnitud de la que avizoraba. Al extremo que
anticipé un profundo reacomodo de las fuerzas políticas, a
lo cual un gran novelista margariteño me preguntó vía twit-
ter si lo decía en plan nigromántico o analítico, y a quien le
respondí que esperara al desarrollo de los acontecimientos.
Ya están allí desarrollados: sobre la mesa.
¿Qué venía a decirnos Rafael Poleo en su enjundioso
informe político después del 8D? En primer lugar, que el
gobierno se encontraba frente a una descomunal e irrepa-
rable crisis financiera y la oposición salía de las elecciones
con visos de mayoría. “De lo anterior pudiera deducirse que
estamos frente a un cambio político: pues sí estamos. Pero
podemos quedarnos parados frente a él como frente a una
enorme puerta blindada cuya combinación no conocemos.
Los proyectos políticos individuales y la venalidad de algu-
nos políticos importantes son la causa de esta parálisis que
puede determinar la permanencia de uno de los regímenes
más primitivos del planeta, éste que por ahora el señor Ma-
duro conduce conforme a un plano diseñado en La Haba-
na”.
Luego de una acertada descripción de los dos grandes
bandos que se enfrentan en el interior del régimen, Poleo
tropezaba con “el hecho más desagradable e incómodo: que
Capriles se las ha arreglado para aislarse en el círculo de sus
amigos personales (sic)”, mientras la MUD quedaba guin-

216
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

dando de un cacho. Y ante lo cual, a falta de una auténtica


reformulación “cabe la posibilidad de que no traspasemos
la puerta hacia la libertad arriba mencionada, pero sí cam-
biemos de caballo.” ¿Quién podría ser ese caballo? “Como
caballo nuevo en estas elecciones emerge Leopoldo López”.
El mismo que, en previsión de su accionar a favor de la
salida del régimen, ha sido aherrojado en Ramo Verde. ¿O
vamos a creer que está preso por otra cosa que no sea su
irrevocable decisión de enfrentarse a la dictadura de la única
forma posible: mediante una insurgencia? Y no esperando
sentado a que pase el cadáver del sátrapa, caso en el cual
disfrutaría de la mayor libertad del planeta. Nadie puede
alegar desconocimiento de causa: la dictadura juega con las
cartas sobre la mesa. Otra cosa es que los tahúres que hacen
como que lo adversan se hagan los ciegos.
No tengo más que inclinarme ante la perspicacia del
polémico editor de Zeta, pues sin decir agua va anticipa
lo que por entonces sólo había sido débilmente propuesto
por dos de nuestros políticos tradicionales, Henry Ramos y
Eduardo Fernández, a quienes en un artículo que publiqué
en Debate Final, el suplemento político que por entonces
dirigía y publicaba inserto en el semanario Sexto Poder, me
referí en mayo de 2013: EL DIÁLOGO6. Centrado en una
idea básica así formulada alli: bienvenido el diálogo, pero
no nos hagamos ilusiones: el castrismo no dialoga, sino para
entronizarse. Decía Poleo el 13/12/13: “Todo esto desemboca
en el diálogo, antesala de un acuerdo político que el Gobierno
desesperadamente necesita para impedir que la Oposición ca-
pitalice la rebelión social.” Para de seguidas poner el dedo en la
llaga de una herida que hoy supura, a cinco meses de escrito su
premonitorio análisis: “¿Por qué Maduro, experto en zalemas,
se muestra tan grosero, cuando a su situación eso no cuadra?
Porque apuesta a la históricamente demostrada debilidad mo-
ral de los políticos de la Cuarta República supervivientes en la
6. http://ln.is/www.el-nacional.com/kmlAG … vía @ElNacionalWeb

217
Antonio Sánchez García

MUD, aquellos jóvenes de hace quince años en cuyas manos se


perdió la Democracia. ¿Y si aunque sea porque los están mi-
rando, esos delincuentes históricos prematuramente envejecidos
no aceptan la grosería del bigotudo agonizante? Para eso José
Vicente, quien ha creado la coartada de que hay que ponerse de
acuerdo porque si no vienen los militares, argumento feble pero
argumento al fin, a cuya sombra los bellacos irán pasando y
sentándose a la mesa, que hace hambre.” A cinco meses de es-
crito su análisis, han pasado y se han sentado. Así el condu-
mio, como ellos mismos lo reconocen, se haya congelado.
Como era lógico y cuadraba a la perfección al futuro
que Poleo avizoraba en diciembre pero sin terminar de dar-
le la concreción histórica del 12/2/14, porque es analista
político, no nigromante, no sería “la Oposición”, genérica-
mente considerada, ni muchísimo menos la de los “super-
vivientes en la MUD, bellacos y delincuentes prematuramente
envejecidos en manos de quienes se perdió la Democracia” la
que vendría si no a capitalizar el descontento social, por
lo menos a darle vía libre de expresión hasta cambiar en
180 grados las coordenadas políticas en las que hoy nos en-
contramos. Pues exactamente a dos meses de publicado su
análisis, el 12 de febrero de 2014, “el caballo nuevo” de
nuestra constelación política, “el rival de Capriles” –Poleo
dixit– convocaría a una gigantesca movilización popular
que sacudiría –y para siempre– las bases de sustentación so-
bre las que cohabitaban Maduro y la MUD. Los golpistas
del 4F y los añejados prematuramente, en cuyas manos se
perdió la democracia.
Sin siquiera imaginarse la dimensión del horror que tal
cohabitación podría llegar a provocar, Poleo en diciembre
se hacía portavoz de un futuro que golpeaba a las puertas,
ante la indiferencia, la sordera y la miopía de unas élites fra-
casadas, corresponsables de la tragedia que sufre la Nación:

218
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

“Y no es que uno esté en desacuerdo con el acuerdo. Antes


por el contrario, siempre hemos repetido que este país de todos
tenemos que hacerlo todos y que no nos queda sino convivir,
porque los demócratas no podemos comernos a los chavistas ni
viceversa. Pero la base del acuerdo es el regreso a una plena
vigencia de los derechos humanos, que si no, lo propio es sen-
tarse a la puerta de la tienda a esperar que pase el cadáver del
enemigo. La silla no llegará a calentarse. Es lo que yo haría o
más bien lo que en efecto estoy haciendo”.
Era Poleo en diciembre.

219
Antonio Sánchez García

Marxismo, nazismo, comunismo


y teoría crítica
21 Mayo, 2014

“Traigo al recuerdo estos tiempos de rebelión, de furia y


esperanzas conmovido por la rebelión de nuestros hijos. Y abru-
mado por la maldad nazifascista de quienes se creen herederos
de Marx. Y no son más que esbirros del Hitler habanero.”
A José Rafael Herrera.

1
Quiso el azar que arribara a Berlín Occidental en plena
Guerra Fría, todavía fresca la argamasa con la que se levan-
taba el muro y recién amontonados los rollos de alambre
de púas con los que la dictadura estalinista de Walter Ul-
bricht y el Partido Comunista montara un brutal cinturón
de seguridad que rodeaba a Berlín con campos minados,
casamatas trufadas de ametralladoras punto 50 y torres de
vigilancia, reflectores y toda la parafernalia de los campos
de concentración que habían dominado en los territorios
conquistados por el Tercer Reich hacia apenas un suspiro,
con el fin de que no se les vaciara ahora su propio territorio.
Un niemands land que obstaculizaba la tentación libertaria

220
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

que empujaba a los alemanes del Este a querer huir hacia


el Oeste en el que veían refulgir la prosperidad de un mi-
lagro económico basado, en gran medida, en los principios
del capitalismo democrático: respeto a la propiedad priva-
da, emprendimiento, investigación científica, tecnología y
mercado de libre competencia. El mago que hizo posible el
milagro: Ludwig Erhardt.
Berlín Oriental, siendo la capital más próspera y des-
lumbrante del bloque soviético – había que competir con
la vitrina de Occidente con su despliegue de neón, rasca-
cielos, lustrosos automóviles y una febril actividad comer-
cial, industrial, artística – era, en comparación con Berlín
Occidental, una aldea que se había estancado en los años
en blanco y negro de los cuarenta. Una capital añejada por
el estalinismo, de edificios pesados, grises, aburridos y mo-
numentales, al macro estilo soviético. Que hacía patéticos
esfuerzos por llevarle el ritmo a Occidente con una versión
de la Coca Cola tan apestosa como los jarabes contra la tos
de nuestra subdesarrollada infancia y unos programas de
entretenimiento televisivo que daban verdadera pena ajena.
Los Travant, pequeños automóviles de cartón piedra con
los que la Nomenklatura pretendía agasajar a su funciona-
riado, parecían más aptos para ser montados en tío vivos
que para circular incluso por las desérticas autopistas orien-
tales, heredadas de Hitler y su Tercer Reich. Mientras, los
Mercedes, los BMW, los Porsche, los DKW, los Taunus,
los Bordward, los Opel y los Volkswagen arrasaban en las
pasarelas de las ferias del automóvil en el mundo y se pasea-
ban por entre las lujosas vitrinas de la Kurfürstendamm, la
Via Venetto de la ex capital del Reich.
En ese ambiente confrontacional, pocos años después
del Puente Aéreo con el que los norteamericanos habían
auxiliado desde Frankfurt a la población berlinesa asediada
por las tropas rusas y a meses de la visita de John Kennedy,

221
Antonio Sánchez García

quien en franco desafío a Kruschev había exclamado en la


plaza más popular de Berlín Occidental, Schöneberg, junto
a Willy Brandt: Ich bin auch ein Berliner –yo también soy
berlinés– nos hicimos los jóvenes rebeldes del movimien-
to universitario a rescatar el pensamiento originario de la
izquierda marxista alemana de entre guerras. Jamás olvida-
ré haber mimeografiado Historia y conciencia de clases, de
Georg Lucáks, La función del Orgasmo, de Wilhelm Reich,
Marxismo y Filosofía, de Karl Korsch, Reforma y Revolu-
ción y otras obras de Rosa Luxemburg, Trotsky, Kautzky y
grandes pensadores marxistas y freudianos. A pesar de tener
la Humboldt Universität a tiro de piedra y la realidad del
comunismo fotografiable desde las tarimas de cualquiera de
los pasos limítrofes, el limes de la Cortina de Hierro, –You
are leaving the American Sektor!– que atravesábamos para
pasearnos por la Karl Marx Allée o ir al Theather am Schi-
ffbauerdamm a ver el Berliner Ensemble y los montajes de
Bertolt Brecht, teníamos perfectamente clara la profunda,
insuperable diferencia que había entre lo que era el socia-
lismo soviético con sus dictaduras burocráticas del Este y la
teoría revolucionaria marxista aplastada de manera inmise-
ricorde por el llamado DIAMAT, el materialismo dialéctico
con el que Stalin había desfigurado a Marx hasta convertirlo
en una avinagrada religión de Estado.

2
El líder del movimiento estudiantil alemán que desem-
bocó en la revolución de Berlín y el Mayo del 68 para ex-
tenderse luego por toda Europa y los Estados Unidos era un
“Flüchtling”, un fugitivo de la Alemania comunista, hijo de
un pastor protestante, llamado Rudi Dutschke, para tener
claro que entre el estalinismo del apparatsckik soviético y
el marxismo fundacional a cuyas playas del utopismo más
delirante nos acabábamos de echar no había ni un adar-

222
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

me de interconexión vital. Muy por el contrario. Éramos


marxistas furibundos, pero visceralmente anti estalinistas,
anti dictatoriales, anti soviéticos, antimilitaristas, antico-
munistas practicantes y ganados para resucitar una práctica
revolucionaria total como la que Marcuse ya predicaba en
los años 20, Horkheimer veía como única salida al atolla-
dero de la crisis terminal del capitalismo y Lukács refulgir
la revolución total como único antídoto a la alienación de
la mercancía. Habíamos hecho de los Grundrisse der Kritik
der politischen Ökonomie, –los Fundamentos de la Crítica
de la Economía Política– publicados por David Riazanov,
director del Instituto Marx-Engels y editor de toda su obra
en los años 30, apenas hacía unos meses reeditados por el
Instituto de Ciencias de la URSS, la obra capital para pene-
trar en el pensamiento profundamente anti estatista, ácrata,
verdaderamente anarco revolucionario de Karl Marx.
En otras palabras: ser marxista, estudiarlo a fondo,
conocerlo hasta en sus más íntimos vericuetos no sólo no
entrababa nuestra cultura profundamente contestataria,
rupturista, anárquica, radical. Muy por el contrario: la ci-
mentaba. Como lo hacía Reich con sus insólitas reflexiones
sobre la función liberadora del orgasmo, los estudios so-
bre el matriarcado en las culturas primitivas localizadas al
Este de Guinea, en las llamados Islas Tobriandos, Freud y
el psicoanálisis. Era una extraña concepción de revolución
total combinada con maoísmo, la cultura psicodélica, la ex-
perimentación con sustancias psicotrópicas, los Beatles, los
Rolling Stones, el nuevo cine francés y le nouveau roman.
Todo lo cual, además, acompañado por la devoción al tío
Ho y la atención a la guerra de liberación vietnamita y la
aventura guevarista en Bolivia. Entre quemarse las pestañas
estudiando a Hegel y gozar del último éxito de los Beatles
–Penny Lane, por ejemplo, o Strawberry Fields for ever– no
había contradicción alguna. Era, digámoslo sin ambages, la
revolución total. Del enfrentamiento entre Eros y Tanatos,

223
Antonio Sánchez García

Eros. Viva Marx liberado de la Unión Soviética. Y también


de Cuba, que a 9 años de nacer ya comenzaba a mostrar
su hilacha tiránica y totalitaria. Como me lo demostraba,
hiriente, mi amigo Hans Magnus Enszensberger.

3
Era, a su modo, una manera de reengancharse con la
Alemania perdida a fines de los 30, precisamente: a treinta
años de distancia, en las brumas de la República de Wei-
mar, perseguida, reprimida, encarcelada y asesinada por el
nazismo. Gaseada por el nazismo. Aplastada por el nazismo.
Pues ese marxismo revolucionario, contestatario, profunda-
mente liberador y anti dictatorial del Marx de juventud,
había sido desarrollado por una élite de intelectuales judíos
que vivían la encrucijada que separó a Gerschom Scholem,
el gran especialista en la Cábala y la mística judía, que se iría
a Palestina y se engancharía en la construcción del Estado
de Israel, de su entrañable amigo Walter Benjamin, quien,
a pesar de ser un místico ateo, como lo definiría Scholem,
prefirió sumarse a la Escuela de Fráncfort y desarrollar, o
intentar desarrollar una teoría literaria marxista con una
obra deslumbrante, llamada El origen del drama barroco
alemán, y una interpretación de las formas del amanecer
del capitalismo industrial en El libro de los Pasajes, uno de
los más deslumbrantes ensayos escritos en la Europa de los
años 30.
El marxismo que resucitamos tenía dolientes, la máxi-
ma expresión del pensamiento crítico alemán del siglo XX,
al que nos adhiriéramos como a una secta iniciática libre de
ocultismos: Erich Fromm, Theodor Adorno, Max Horkhei-
mer, Herbert Marcuse, Ernst Bloch, Leo Löwenthal, Jürgen
Habermas, Georg Lukács. Vivir la emoción de una confe-
rencia de Marcuse, con su perfil hebreo y su melena blanca
flotando al viento del inmenso espacio del Aula Magna de

224
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

la Freie Universität Berlin es uno de los acontecimientos


más emocionantes de mi vida universitaria berlinesa. Ver
a un profeta en pleno S. XX proclamando el derecho a la
revolución total como única forma de liberación de la escla-
vitud de la mercancía y el amor libre de sexos emancipados
de la mojigatería burguesas. Oír a Ernst Bloch, otro profeta
judío, el autor del Espíritu de la Utopía, una obra que con-
movió a la Alemania de la primera post guerra, compren-
der a Hegel desde su personal visión –Objekt-Subjekt– cuya
primera edición en español encontré para mi asombró en
la Biblioteca de la UCV recién desembarcado en Maique-
tía, fue otra impresión indeleble. En ellos revivía el pensa-
miento como creación pura e infinita: la invención de lo
humano. Precisamente allí, en donde se había inventado
lo monstruoso inhumano: Auschwitz-Birkenau, Treblinka,
Belzec y Dachau, con su cosecha de decenas de miles de ase-
sinatos por día. Y un balance final de más de seis millones
de cadáveres.
Traigo al recuerdo esos tiempos de rebelión, de furia
y esperanzas conmovido por la rebelión de nuestros hijos.
Y abrumado por la maldad nazifascista de quienes se creen
herederos de Marx. Y no son más que esbirros del Hitler
habanero. Rebelión infinitamente mayor que nuestras pro-
testas de esos tiempos. Juego, devaneos y escaramuzas com-
paradas con las vidas asesinadas y la sangre derramada en el
asfalto de nuestras sucias ciudades, en las aceras de nuestras
tristes avenidas. Me atrevo a afirmar que esos crímenes fue-
ron cometidos por salvajes incultos y despreciables, milita-
res analfabetos, abyectos y repulsivos. Animales sin una sola
gota de cultura. Ante su barbarie, reivindico el reino de las
ideas. Y bendigo a nuestras universidades. Pagarán en su
momento. Ojo por ojo.

225
Antonio Sánchez García

Nazismo o comunismo, las dos caras de


una misma moneda
25 Mayo, 2014

Hitler admiraba a Stalin y Stalin a Hitler. Las dos caras


de una misma moneda. Tiranos totalitarios que compartían
los mismos odios y pretendían los mismos imperios plane-
tarios. Ambos, revolucionarios. Inescrupulosos hasta el de-
lirio, cruentos sin medida, dueños implacables de sus reinos
sobre los que dominaban como nunca nadie antes de ellos:
ni Iván el Terrible ni Carlos I. Monstruos de impiedad,
genocidas, autócratas.
Ambos pusieron sus sociedades a correr tras sus capri-
chos, a suplicar por sus delirios, a dar sus vidas por las tareas
que les encomendaran. Una voluntad demoníaca al servicio
de una ambición ciclópea. Y no por causalidad socialistas.
Vale decir: convencidos de la necesidad de destruir al indi-
viduo, de arrasar con las diferencias específicas: fueran de
raza, de clase, de religión. Y al delirio de ambos se debe la
guerra más espantosa de la historia humana. Con más de
cien millones de cadáveres. La guerra civil del Siglo XX.
Provocada por ellos para exterminar al enemigo por anto-
nomasia: el liberalismo, la democracia, la libertad. Que se
interponía ante ellos.

226
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Ambos dominaron el arte de la absoluta sumisión de las


masas y la guerra total. Un fenómeno inédito, desconocido
para una humanidad que hasta entonces guerreaba cuidan-
do de preservar las últimas reservas del enemigo. Ambos
cultivaron la aniquilación industrial de poblaciones enteras:
mediante campos de concentración, hambrunas, cámaras de
gases. Auschwitz o el Gulag: un mismo desenlace para una
misma locura. Así luzcan tan distantes uno de otro como si
fueran las antípodas de un universo siniestro. Y terminaran
enfrascados en una guerra de aniquilación recíproca y total.
El universo totalitario no soporta competencias.
Cuenta nuestro amigo Valentín Arenas, compañero de
colegio y de universidad de Fidel Castro, que éste solía pa-
sarse los recreos en la escuela de derecho de la Universidad
de La Habana leyendo Mein Kampf, Mi Lucha, la Biblia de
Adolfo Hitler escrita en la prisión de Bamberg donde pasa-
ra tres años preso tras el fracasado Putsch de la cervecería,
Múnich, noviembre de 1923. En ella condensó los princi-
pios de la seducción de masas y el asalto al Poder. Desde la
obscenidad y crudeza en el empleo del lenguaje, la mentira
como instrumento de simulación, hasta el uso del rojo, del
negro, la suástica y la violencia callejera. Esos mecanismos
que Castro pusiera en práctica desde que hiciera su apa-
rición como pistolero universitario y Chávez impusiera a
sus huestes desde que pretendiera asaltar el Poder y seguir
exactamente la senda de los tres caudillos: tres fracasados
golpes de Estado, tres condenas de cárcel conmutadas tras
dos años de prisión y tres tomas del Poder amparados en el
respaldo popular.
Las diferencias entre Hitler y Stalin –entre el nazismo y
el socialismo– hacen, en primer lugar, a las formas de asaltar
el Poder y a la naturaleza de los regímenes totalitarios que
implantaron. Los bolcheviques asaltaron, literalmente, el
Poder por medio de vanguardias fanatizadas armadas hasta

227
Antonio Sánchez García

los dientes en Octubre de 1917. Fueron, por así decirlo, de


arriba –el Estado zarista – hacia abajo– las masas. Guerra
de movimiento la llamó Gramsci. Hitler siguió el camino
inverso, seguro de que luego de conquistar la hegemonía
a través del convencimiento por la razón o la fuerza de la
sociedad civil, el poder le caería en las manos “institucio-
nal, pacífica, democráticamente”, como un fruto maduro.
Como en efecto. En 30 de enero de 1933 el presidente Hin-
denburg lo nombró canciller del Reich. Lo demás es histo-
ria: en meses, y ya instalado en los espacios del poder, los
vació de todo contenido y los pervirtió hasta convertirlos
en una aterradora dictadura. Por cierto: plebiscitaria, elec-
torera, hegemónica. Así para lograrlo haya debido en pocos
meses asesinar a las dirigencias, encarcelar a los disidentes,
convencer a los renuentes. E inventar, por fin, al demonio
que había que exterminar a cualquier precio: el pueblo de
Israel.
Como dice una bella canción del trovador cubano, el
nazismo y el socialismo no serán lo mismo, pero son igual:
dictaduras totalitarias, inhumanas, carceleras en manos de
caudillos cruentos y desalmados al frente de pueblos cerri-
les, fanatizados.
Pero hay quienes lo discuten y pretenden hacernos creer
que el socialismo es bueno y el nazismo es malo. Son los so-
cialistas bien pensantes, que no tienen cura. Me reclaman
cuando digo que Chávez es socialista, porque el socialismo
es bueno. Así Fidel Castro lleve 55 años demostrando lo
contrario. O los que me reclaman porque tacho al régimen
de nazi o fascista y no de socialista, porque le atribuyen al
nazi fascismo ciertos atributos que lo haría merecedor de
una buena prensa.
Tanto a los primeros –que sobran incluso en las camari-
llas de la oposición oficialista, que creen que hay que teñirse

228
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

de rojo para terminar de aventar a sus rojos amos del Poder


– como a los segundos –que ya quisieran ver en acción las
fuerzas de choques para descabezar colectivos– no puedo
menos que decirles que ni unos ni otros. Son dos variantes
del mismo cáncer incurable. Las dos caras del totalitarismo.
La peor enfermedad del siglo XX. A los que debemos opo-
nernos con todas nuestras fuerzas. Todo socialista esconde
a un nazi. Todo nazi –o fascista, que es lo mismo, aunque
no suene igual– esconde a un socialista.
Son nuestros enemigos. Deben ser combatidos sin con-
cesiones. La libertad, esa es nuestra única consigna. El libe-
ralismo, nuestro único remedio.

229
Antonio Sánchez García

Pensamiento y acción: no hay


otro camino
28 Mayo, 2014

Revisando viejas lecturas me encuentro con una de las


obras más importantes escritas por el gran sociólogo Karl
Mannheim, Libertad y Planificación Social, publicada por
primera vez en Holanda en 1935, en Londres en 1940 y en
México, por Fondo de Cultura Económica, en 1942. Los
datos son relevantes: Mannheim nace en Budapest, como
Georg Lukács, en el año de 1893, estudia en París y Ber-
lín, se establece en Alemania, donde desarrolla su principal
actividad docente e intelectual entre 1920 y 1933, primero
en Berlín y luego en Fráncfort, centro del pensamiento neo
marxista de cuyo desarrollo forma parte. Como todos los
intelectuales marxistas o vinculados al movimiento obrero
se ve compelido a emigrar a Inglaterra perseguido por el
nacionalsocialismo, en donde desarrolla su vasta obra cien-
tífica y muere en 1947. Dejando tras suyo algunas de las
obras imperecederas de la sociología contemporánea: Liber-
tad y Planificación Social, Diagnóstico de nuestro tiempo,
Ideología y Utopía y muchas otras dedicadas a la ciencia
sociológica.

230
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Todas esas obras fueron escritas en el destierro, mar-


cadas a sangre y fuego por la angustia existencial de com-
prender el sórdido, tenebroso y aparentemente irresoluble
mundo totalitario que le tocara vivir en carne propia y de-
cidido a comprender las razones de la grave crisis sufrida
por la democracia de Weimar y las causas socioeconómicas
estructurales del cambio social que desembocara en la ex-
plosión del horror nazi fascista. Lo que nos resulta cercano y
familiar, dada la vivencia del horror de un régimen que, en
sus coordenadas fundamentales, reproduce como en un es-
pejo deformante de las ferias de nuestra infancia los peores
y más notorios y resaltantes rasgos del dominio y manipu-
lación dictatorial de masas. Una suerte de fascismo tropical
acomodado a una sociedad clientelar, estatólatra y populis-
ta. Así lo sea promiscuamente acoplado a las características
del Estado petrolero y formalmente institucionalizado. Una
diferencia sustancial respecto de nuestras experiencias dicta-
toriales anteriores: en ninguna de ellas tomaron parte, fue-
ron su sustrato movilizador y constituyeron su fundamento
amplios sectores de la sociedad venezolana. Particularmente
los marginales de nuestra periferia capitalista, aún en el filo
entre la Venezuela rural y la Venezuela urbanizada, sin per-
tenencia al proceso productivo y carente, en dicho sentido,
de lo que Marx considerara el motor de la historia: el prole-
tariado y la lucha de clases. En nuestro caso, más que prole-
tariado, lumpen proletariado. Todas ellas, sin excepción –y
las hubo en cantidad– fueron manifestaciones caudillescas,
autoritarias, militaristas, pero con un claro sesgo personalis-
ta, grupal, rural y ajeno a las masas urbanas como levadura
constituyente. La chavista, en cambio, es, en Venezuela, la
primera forma de dictadura que apela al respaldo de masas,
así se haya fraguado en los cuarteles y tuviera en su estruc-
tura fundante un fuerte componente militar y militarista.
Y un profundo trasfondo autoritario, patriarcal, demoledor
en una sociedad fracturada, con grandes desajustes de la es-
tructura familiar y una corrosión moral de larga data.

231
Antonio Sánchez García

La crisis que constituye el telón de fondo de las preocu-


paciones científicas de Mannheim tiene que ver con el co-
lapso del liberalismo y de la democracia en plena sociedad
industrial monopolista y es, por lo mismo, así lo considera
él, un mal general que puede haberse manifestado puntual-
mente en ciertas sociedades, pero es indicativa de cambios
profundos en las estructuras socioeconómicas y en las men-
talidades de la época, de las que posiblemente no se sal-
varan ni siquiera aquellas que se sentían por entonces –en
pleno despliegue del fascismo y el nacionalsocialismo– más
a resguardo: “para los países occidentales, el colapso del li-
beralismo y de la democracia y la adopción de un sistema
totalitario parecen ser síntomas pasajeros de una crisis por
la cual sólo pocas naciones pasan, mientras que quienes vi-
ven dentro de la zona de peligro consideran esta transición
como un cambio en la estructura misma de la sociedad mo-
derna.” Y continúa Mannheim: “A quienes no han pasado
por esas convulsiones les tranquiliza el pensar que el mundo
está padeciendo todavía los efectos de la guerra (La primera
guerra mundial, ASG). Se satisfacen y consuelan pensando
que en el curso de la historia las dictaduras han sido esta-
blecidas con frecuencia como soluciones temporales a una
dificultad de momento. En cambio, quienes tienen cono-
cimiento directo de la crisis coinciden en creer, aún si son
decididamente contrarios a la dictadura, que tanto el orden
social como la psicología de los hombres están sufriendo un
cambio completo, y que si esto es un mal, es un mal llamado
a extenderse más pronto o más tarde. Están además conven-
cidos de que no debemos dejarnos engañar por esta calma
momentánea, sino que debemos aprovecharla para apren-
der las técnicas nuevas, sin lo cual es imposible hacer frente
a la nueva situación.”
Era un desesperado llamado de alerta ante el espanto
que se escondía tras la calma aparente de mediados de los
treinta, cuando ya se avizoraba la tendencia irrefrenable a la

232
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

explosión de los dos monstruos totalitarios y el encontrona-


zo de la Segunda Guerra Mundial, que pusiera al planeta al
borde del colapso definitivo y final. Un llamado tanto más
angustioso, cuanto más inconsciente de las grandes mayo-
rías: “todos vivimos sobre un volcán, y quienes han pasado por
la experiencia de la erupción conocen mejor la naturaleza y
profundidad del cráter bajo nuestra sociedad occidental”.
De allí la respuesta de un pensador de gran calado
como Mannheim, cuyas graves advertencias, a ochenta años
de distancia, bien podríamos hacer nuestras para dirigírselas
a nuestros vecinos en esta hora crucial: “nuestra sociedad se
enfrenta, no con un malestar pasajero, sino con un cambio
radical de estructura. Darse cuenta de esto es lo único que
puede garantizarnos medidas preventivas. Sólo si sabemos
que la sociedad está pasando por una zona de crisis, por
una fase de desintegración, puede caber alguna esperanza
de que las naciones que todavía gozan de una paz relativa
aprenderán a dirigir el curso futuro de los hechos mediante
una planificación democrática, evitando así los aspectos ne-
gativos de la transformación: la dictadura, el conformismo,
la barbarie…No debemos olvidar nunca que las soluciones
totalitarias frecuentemente fueron sólo intentos precipita-
dos para solucionar dificultades concretas ante las cuales se
hallaron de pronto esas naciones.”
Aprender del pasado y comprender que “el organismo
social no puede curarse solo con entusiasmo, sino mediante una
investigación serena de las causas de la enfermedad”. Es el con-
sejo de Karl Mannheim a 80 años de distancia. Vale la pena
considerarlo con atención y hacerse a la tarea.

233
Antonio Sánchez García

Poleo en mayo
31 Mayo, 2014

“No quise ver, desde un ángulo distinto del de los partidos


sino más allá de lo que ellos ven; y mientras ellos se ocupan del
mañana, yo he querido pensar en el porvenir”.
Alexis de Tocqueville, La Democracia en América

1
No es mi intención polemizar con Rafael Poleo a pro-
pósito de su respuesta a mi artículo Poleo en Diciembre,
publicados ambos en Zeta, el 23 de mayo pasado. Pole-
mizar proviene del griego polemikós, adjetivo sustantivado
que significa referente a la guerra, derivado de polemos, en
griego antiguo y en latín Bellum, guerra. ¿Y a qué vendría
querer guerrear con quien no se tiene asuntos pendientes,
salvo los que atañen a la caracterización del régimen, la auto
consciencia de los adversarios y su talante voluntarioso y
decisionista puesto en acción para llevar o no llevar ese en-
frentamiento hasta sus últimas consecuencias? Único asun-
to sobre el que, en verdad, vale la pena polemizar, no sólo
con Rafael Poleo, a quien respeto y admiro, sino con
la dirigencia política, si fuera el caso: polemizar sobre

234
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

la política en serio, de verdad, en sentido schmittiano, vale


decir: discutir sobre la relación amigo/enemigo entre demó-
cratas y totalitarios, como la entendía, por cierto, Rómu-
lo Betancourt, quien puesto en la circunstancia devolvió a
Castro a La Habana refunfuñando y con los bolsillos vacíos
para luego sacarlo a patadas de nuestra tierra sin pedirle per-
miso a nadie. Posiblemente de modo instintivo, como polí-
tico de nación que era –Manuel Caballero dixit– sabía que
la política era, en su esencia, una guerra mortal de dos ene-
migos enfrentados. No regateo de mercachifles, de la que
en su momento se burlaba Lenin refiriéndose con escarnio
a los mencheviques, esos mercachifles del mangoneo. Ha-
blo de polemizar con los nuestros, si es que lo son, sobre la
comprensión del escenario histórico en el que como pueblo
nos encontramos inmersos, aclarar la apreciación de tácticas
y estrategias adecuadas a su combate esa sí, polémica, gue-
rrera, de enfrentamiento mortal, dadas sus características.
Todo lo demás me parece subalterno, chascarro, menudeo.
Justificación de lo injustificable. Indigencia. Subdesarrollo.
Hablo, pues, de poner en juego nuestras convicciones,
esas ideas irrenunciables que se requieren si se es un político
que piensa en el futuro y no uno de aquellos que antes de
dar un paso husmean en las encuestas, para saber si salen a
la calle armados con un paraguas. Y así fijar, en medio de la
guerra, un rumbo fijo para enfrentar tempestades – particu-
larmente si son perfectas, como las que avizoré para Vene-
zuela en meses pasados. Vale decir: no hablo de trapisondas
prêt-à-porter para satisfacer a tirios y troyanos. A pesar de
mis profundas diferencias con Gramsci, reivindico una ma-
ravillosa frase suya: “Sólo la verdad es revolucionaria”. A la
que antepuso otra de gran calado, digna de Einstein y a la
que suelo citar a menudo, con majadería: “sólo tú, estupi-
dez, eres eterna”.

235
Antonio Sánchez García

2
De modo que lo que dije en enero lo sostengo con tan-
ta mayor razón en mayo, luego de que todo lo entonces
predicho –“La tormenta perfecta”– se cumpliera tan al pie
de la letra, que la represión anunciada se ha saldado con 43
asesinatos, cientos de heridos y miles de presos políticos.
Que el diálogo propuesto por los castristas de la UNASUR
y asomado ya en marzo/abril del 2013 por Henry Ramos y
Eduardo Fernández se llevara a cabo con el único y descar-
nado propósito de atar la rebelión popular de pies y manos,
luego de pretender inútilmente aplastarla con tanquetas, ga-
ses, fusiles y perdigones. Y teniendo en cuenta, al escribirlo,
que un dirigente de AD, Edgar Zambrano, nos anticipara
antes de los Idus de Febrero como para estar preparados,
que la única alternativa que le quedaba a la oposición vene-
zolana era “diálogo o balas”7 Apareció en ese mismo perió-
dico 4 días antes del 12F, como para prevenir a Leopoldo
López de lo que le esperaba si no acataba el fallo de la con-
ciencia bien pensante de la MUD: bajar la cerviz y sentarse
a dialogar con el dictador o abrir el pecho para recibir las
balas. Que todas las alternativas opcionales establecidas en
la Constitución había que tratarlas como a un perro muer-
to. En términos tan elocuentes y propios de la dictadura,
que cabía pensar si no era una frase pergeñada en la sala
situacional de Miraflores. Lo que por cierto escribí para de-
jar constancia del hecho, dado que no fui ni seré, para mi
inmensa fortuna, un político nato en las salas de parto de la
IV República sino un simple corresponsal de guerra de esta
inmundicia de asesinatos, escaramuzas y traiciones.
De la argumentación ad hominem con que mi amigo
Rafael Poleo pretende descalificar el hecho de que yo haya
creído en sus convicciones de diciembre –y sigo creyendo
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. http://www.el-nacional.com/opinion/ANTONIO_SANCHEZ-CALLE-COHABI-
TACION-DEMOCRACIA-DICTADURA-UNIDAD_0_351565011.html

236
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

en ellas, a pesar de los pesares–, asumo la acusación que


me endilga de ingenuidad propia de intelectuales deliran-
tes ajenos a los tejemanejes del comercio político. Gracias
a Dios. No poseo las mandíbulas traga burros que le exi-
gía Rómulo Betancourt a los políticos profesionales. Sólo
esa ingenuidad me hizo creer que lo sostenido con tanta
fundamentación por un periodista sabio y experimentado
como él en diciembre sobre la MUD –poco menos que un
parque jurásico de “sobrevivencia de la debilidad moral de
los políticos de la Cuarta República en cuyas manos se per-
dió la Democracia”, constituida por unos “bellacos que irán
pasando y sentándose a la mesa, que hace hambre.”– era ex-
presión de una crítica sustentada en un caudal irreprocha-
ble de información de causa, como debe ser en un hombre
de principios, y que, por lo mismo, podrían considerarse
vigentes para todo un ciclo histórico, y no un retrato foto-
matón en blanco y negro destinado a convertirse en cenizas
nada más ser leído. Misión imposible. Pues bien sabe el país
que a cargo de la MUD están los mismos “bellacos” que
estaban en diciembre y han ido pasando a sentarse en la
larga mesa para saciarse, “que hacía hambre”: Henry Ra-
mos Allup, Julio Borges, Omar Barboza, Ramón Guillermo
Aveledo. Y unos figurantes de segundo y tercer orden que
trocaron el pescueceo de la Coordinadora Democrática por
sentarse en Miraflores. No lo dije yo en diciembre. Pero lo
digo en mayo.

3
El que Leopoldo López esté preso y el que María Co-
rina Machado y Antonio Ledezma, además de llevar sobre
sus cabezas la amenaza a seguir su vía crucis, mantengan
las profundas diferencias con lo que suponemos es la po-
lítica de la MUD –si tiene otra que no sea acurrucarse en
la sombra de la cohabitación para vadear el temporal– , se

237
Antonio Sánchez García

debe precisamente al talante POLÍTICO, con mayúsculas,


de estos tres líderes. Diametralmente opuesto al de muchos
de los nuevos que hacen vida en la MUD, que parecen ha-
ber sido paridos retroactivamente y a velocidad retardada.
Para ellos, imagino, no hay unas convicciones en diciembre
y otras en mayo, porque la situación impone compromisos
existenciales a futuro y largo plazo, no acomodos de bellaco
oportunismo a cobro revertido.
Pues para ellos, los líderes in pectore de la Resistencia,
supongo por el conocimiento que de ellos poseo, lo que está
en juego no es la existencia de un gobierno y unas candida-
turas extemporáneas que conducen a convicciones a gusto
del consumidor: es la existencia de otra Patria que la puru-
lenta de la democracia puntofijista que criara sus cuervos
civiles y uniformados a la sombra de Miraflores y bajo el
brillo especular del Banco Central, RECADI y CADIVI.
Una Venezuela verdaderamente renacida de sus cenizas y
no un espantajo cuartoquintosexto republicano.
Puede que ellos y muchos de nosotros con ellos nos
equivoquemos y que el maderamen del sustrato de nuestra
Patria esté tan podrido, que a pesar de tanta sangre, tanto
sudor y tantas lágrimas haya que refocilarse en el mismo
pantanal por los siglos de los siglos. Un pantanal militarista,
caudillesco, castrista, adeco, chavista, copeyano o justiciero.
Populista y estatólatra. Clientelar y mercantil. Tanto peor
para el pantanal. Tanto peor para los pantanosos. Los prin-
cipios no se negocian.
No obstante, y a pesar de todos los pesares, estoy segu-
ro de que mi amigo Rafael Poleo mantiene en su corazón
las convicciones de diciembre. Si bien apuesta, y yo con
él, por un entendimiento postrero entre todas las fuerzas
democráticas del país, aun cuando por mi parte siguien-
do una PAUTA DE ACCIÓN POLÍTICA UNITARIA,

238
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

con mayúsculas. Tras un FRENTE DEMOCRÁTICO


Y POPULAR que se proponga la refundación de la RE-
PÚBLICA, también con mayúsculas. En el que quepamos
todos. Pero sin reacomodos de corte gatopardiano entre be-
llacos, acordados a espaldas de las mayorías: aparentar que
se cambia todo en perfecta paz, para no cambiar absoluta-
mente nada. Lo que significaría nadar durante 14 años en
el peor naufragio de nuestra historia para venir a ahogarnos
a las orillas de un gobierno de concertación nacional. Cuyo
rabito’e cochino ya se asoma en la ignominiosa propuesta
de Eduardo Fernández. Y al que el mismo Rafael Poleo hace
mención en su editorial de este 28 de mayo en El Nuevo
País, donde afirma que “los políticos del esperpento y la oposi-
ción negocian un arreglo que puede terminar echándole a ellos
la culpa por los 41 muertos”.
Enterrar nuestros muertos, apagar la luz y cerrar la
puerta, pasando al cuarto de al lado, como si nada hubiera
pasado. Borrón y cuenta nueva. Como sucediera el 4 de
febrero de 1992 y el 6 de diciembre de 1998, por culpa de
una sociedad consumida por la estulticia, la corrupción y
la inmoralidad colectivas. Como corren a proponernos los
administradores del Foro de Sao Paulo, que lo hacen no por
mor de la Paz y el amor que nos tienen, sino porque quisie-
ran saldar todas las cuentas pendientes y temen que el des-
pertar de la poderosa esencia libertaria venezolana –que no
tiene absolutamente nada que ver con la MUD, hablemos
claro– arrastre consigo toda la inmundicia castrochavista,
forolulista y comunistoide que contagia desde hace 15 años
a la región. Para su desgracia.
Es una magnifica aventura, en la que Rafael Poleo tie-
ne un lugar tan destacado como la experiencia y el conoci-
miento de que dispone. En la que personajes de la indiscuti-
ble honestidad y savoir faire de Ramón Guillermo Aveledo,
por equivocado que se encuentre, podrían ocupar un lugar

239
Antonio Sánchez García

de honor, y en la que todos los venezolanos, sin distingo


de raza, sexo, partido, color ni distinción social serán ne-
cesarios para abreviar las dificultades y disminuir los sufri-
mientos que hoy nos agobian y que para mañana ya están
al acecho. Si logramos ese consenso, esa Unanimidad Na-
cional, podremos unirnos en un cálido abrazo con nuestros
hijos y entregarles la antorcha de esta maravillosa carrera
de obstáculos que es la vida en Venezuela. Ya es hora, se lo
merecen, se ganaron el derecho con su sangre. Y nosotros,
los mayores, a la asesoría y el retiro que nos merecemos. A
la necesaria vigilancia que nuestros mayores traicionaron.
Suena a utopía. Lo sé. Es mi última esperanza. No soy
el único.

240
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

241
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La renuncia
1 Junio, 2014

Un mediodía de un domingo cualquiera de comienzos


de 1996, el por entonces ínclito y venerado José Vicente
Rangel –aunque Ud. no lo crea: la conciencia nacional, lo
llamaban sus admiradoras– mandó a preparar una de las
mejores paellas que se cocinaban en la capital e invitó a
degustarla en su casa de Alta Florida a un selecto grupo de
contertulios, entre los que se encontraba lo mejor del gol-
pismo venezolano de izquierdas, de centro y de derechas.
Entre ellos gerentes de medios radiotelevisivos, ex presiden-
ciables y futuros editores, intelectuales de postín y políticos
del foro. Más algún amigo periodista, por quien me entero
del condumio y que por obvias razones de elemental dis-
creción profesional prefiero mantener en el anonimato. No
menos de 10 ni más de 12 personas. En cuyas manos, no
vaya a creerse que Rangel y Anita pierden el tiempo reu-
niéndose con la zarrapastra nacional, se encontraba nada
más y nada menos que el destino de la Patria. Ergo: la ri-
queza y el botín de la República. Que era, en rigor, lo único
que a todos ellos les importaba.
A las individualidades del grupo los unía un propósito
que, visto en perspectiva –ya han pasado casi veinte años

243
Antonio Sánchez García

–, debe ser considerado histórico: terminar por tumbar la


IV República, tambaleante y sostenida a duras penas por
el concordato firmado por los dos patriarcas del estableci-
miento: Rafael Caldera y Alfaro Ucero. Quienes, cumplido
su propósito de defenestrar a Carlos Andrés Pérez mediante
sus poderosos contactos en el descalabrado universo polí-
tico y su definitoria influencia sobre el estamento judicial,
tenían a su cargo llevar la aportillada nave puntofijista a
algún puerto en donde pudiera ser carenada. Tarea que ya
por entonces parecía imposible, si bien de mantenerla a flo-
te, bueno es resaltarlo, dependía la sobrevivencia de AD y
COPEI, el Chiripero, el MAS y otras fuerzas marginales
del establecimiento político puntofijista. A quienes hay que
agregarle, obvio es resaltarlo, los intereses de los mercade-
res de siempre, empresarios, constructores, banqueros y fi-
nancistas, perritos falderos de los dos preclaros ancianos de
nuestros viejos y olímpicos combates.
Luego de discutir la insoportable situación en que se
encontraba el viejo prócer copeyano, sostenido de un hilo
y apenas equilibrado sobre sus vacilantes y muy mengua-
das fuerzas de respaldo, se concluyó en invitarlo a seguir
la ruta de su odiado antagonista, por entonces ya conver-
tido en cadáver político. El momento, así se concluyó, era
propicio para terminar de dar el zarpazo, jalarle el mantel
como por entonces lo hacía Joselo por Venevisión, dejando
loza y cubertería para ser utilizada por quienes, sentados en
torno a esa sabrosa paella, tomarían el mando de la nave
en el momento menos pensado. Orden del día: exigirle la
renuncia al Dr. Caldera. Obvio también es decirlo, que el
futuro capitán sería el teniente coronel, a poco liberado de
sus promiscuas vacaciones en Yare, ya oleado y sacramenta-
do por Fidel Castro –santa palabra entre los comensales– y
desde mucho antes preparado al bate. Ni que decir tiene
que entre los contertulios se encontraban su consejero, ase-
sor, financista y operador político, don Luis Miquilena. El
Zeus del Olimpo.

244
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Clarificados los objetivos, sobre los que reinó absolu-


ta unanimidad –salir de Caldera lo antes posible, que ya
estaba prácticamente defenestrado y comenzaba a despedir
los letales efluvios de un fiambre– si bien alguno de los co-
mensales, notable el silencio de Teodoro Petkoff, prefirió
mantener un ambiguo silencio, se procedió a repartir tareas
para la asistencia matinal a los escuchados programas de
opinión de radio y televisión propios de la primera madru-
gada noticiosa de la semana. Aunque se tuvo buen cuidado
de no soltar prenda: la exigencia de renuncia bien podía
esperar por tiempos más propicias. Hubo, sin embargo, un
discordante al respecto, cuyos ímpetus eran irrefrenables.
Hugo Chávez Frías, aún de liquilique y sin los kilos que la
presidencia llevaría a niveles de obesidad, a quien le corres-
pondió ir al programa matutino de Venevisión, lo expresó
claro y raspao: “voy gustoso a Venevisión, que allí Cisneros
me trata a cuerpo de rey, pero no iré a decir pendejadas.
Como corresponde a la circunstancia, yo exigiré su renun-
cia”. José Rafael Revenga, presente en representación del
mencionado capo mediático, asintió sin inmutarse.
Cuento todo esto por dos motivos: primero, porque
el país es una triste y descosida caricatura de la que recibió
por esos mismos días a SS Juan Pablo II, llamado en auxilio
por el gobernante, Maduro está en una situación incompa-
rablemente más comprometida de lo que estaba Caldera y
ya cunden las exigencias, como entonces, al margen de los
partidos políticos del establecimiento –que llevan desde el 4
de febrero de 1992 sin pintar un poste– de exigirle la renun-
cia. La segunda es porque a través de las redes me llega una
fotocopia de un ejemplar de un semanario para mí absolu-
tamente desconocido, llamado Aristocatia, correspondiente
a la semana del 8 al 15 de febrero de 2006, con un titular
a todo lo ancho de la portada, en donde sobre una foto
del flacuchento teniente coronel en su atuendo de paracai-
dista golpista se lee negro sobre blanco: “¡QUE SE VAYA

245
Antonio Sánchez García

CALDERA!”. De allí que sea posible datar el encuentro de


marras en la última semana de enero, primera semana de
febrero de 1996. Y que la indeclinable voluntad del padre
de esta esperpéntica criatura –Poleo dixit– era la de tirar a
Caldera por el balcón del pueblo sin más trámites. O re-
nunciaba o a cargar con el muerto.
Pero hay otra forma de datarlo: es comprobar la fecha
en que Teodoro Petkoff ingresó al gabinete de Caldera en
calidad de Ministro de Planificación. Posiblemente en ge-
nerosa recompensa a su lealtad, pues nada más salir de la
paellada en cuestión, en la que desde luego participara en
su estelar condición de prócer indiscutido, junto al anfi-
trión, de todas las izquierdas venezolanas, corrió a darle de-
talles de la conspiración en contra suya a su viejo protector,
primer pacificador de la República y por cuya mediación,
la izquierda guerrillera jamás dejó de profesarle la mayor
admiración, agradecimiento, consideración y respeto. Los
mismos que le negaron al defenestrado, tratado por el mis-
mo Petkoff poco menos que como un perro muerto.
Puede que en ese datazo recompensado con un minis-
terio y una inmensa porción del declinante poder del im-
placable jefe de la ex falange, radique la sobrevivencia de
Caldera y la postergación de la fecha del asalto al Poder
por parte de Hugo Chávez. Pues Petkoff y el teodorismo,
sirviendo de muleta junto a Alfaro Ucero y el CEN de AD,
se convirtieron en la única estructura de sostén del resque-
brajado edificio de la República.
Hoy, los demandantes de renuncias de ayer claman a
los cielos por la insolencia de quienes creen llegado el mo-
mento de que el ilegítimo ponga por fin su cargo – por el
que nadie apuesta un cobre – a la orden de un país que se
desangra. Puede que los Alfaros y los Caldera de hoy lan-
cen sus salvavidas. Puede que el mismo Petkoff proteste la

246
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

insolencia. O que la MUD en pleno, fiel a sus estropicios


del pasado, corra en auxilio del tambaleante. No servirá de
nada, que ya hiede a formol.

Aún así: todo es posible en esta tierra del Señor.

247
Antonio Sánchez García

Dios y el Diablo en la tierra del sol: Jorge


Rodríguez y la razón de Estado
10 Junio, 2014

“La seguridad del Estado está por encima de cualquier


procedimiento judicial”
Jorge Rodríguez

1
Siempre creí que el motivo de su exacerbado odio con-
tra el sistema democrático venezolano, que guardó pacien-
temente durante décadas para sacarlo a flote en el momento
más oportuno, cuando las circunstancias le parecieran pro-
picias para proceder cual Conde de Montecristo de nues-
tra polvorienta revolución bolivariana y vengar a su padre
asesinado en las mazmorras de la policía política del primer
Carlos Andrés Pérez, era su amor filial. Psiquiatra él mismo
y cargando desde su infancia con el turbio, confuso e irre-
parable pecado original de un padre acusado de secuestro
y conspiración contra el Estado –dos hechos propiamente
jurídicos absolutamente comprobables y meritorios de “cual-
quier procedimiento judicial”–, asesinado a golpes en las

248
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

mazmorras de la DIGEPOL, pues “la seguridad del Estado


está por encima de cualquier procedimiento judicial”, imaginé
que por elemental instinto de sobrevivencia y humanidad
trataría de evitar convertirse en la antorcha del rencor y el
ciego instrumento de la venganza, sino que – era una de las
posibilidades –, haría de su identidad solidaria con quien se
supone fue su progenitor la razón primera y última de su
espíritu contestatario. Vamos: que el hijo de una víctima
de la violencia policial, así fuera en medio de “un procedi-
miento judicial” y en estricta defensa de “la seguridad del
Estado”, podría mostrarse solidario con quienes compartie-
ran el atroz destino de su padre. Con el fin de metabolizar
el odio inducido por los puños y las patadas de los esbirros
del régimen democrático que le reventaran el hígado a su
padre en fuente de generosa solidaridad con sus semejantes,
los sufrientes de hoy.
En concreto: que aprendería a diferenciar entre lo que
los teóricos de la ciencia política llaman “Razón de Estado”
y un sentimiento bíblicamente afincado en nuestra cultura y
muy por encima de la “raison d’État”: el amor al prójimo. O
dicho sin ambages, hipérboles ni pleonasmos: que la educa-
ción y la cultura, así como el respaldo solidario de quienes,
protegiéndolo en la orfandad, lo criaron – entre ellos, me
afirman, un hombre de comprobada decencia como Teo-
doro Petkoff – evitarían que siguiendo el probable curso de
su desgracia se convirtiera en otro esbirro, en otro violador
de los derechos humanos, digamos: en otro soberano hijo
de putas. Identificado no con su padre asesinado, sino con
sus asesinos. Siguiendo, por cierto, un comprobado meca-
nismo de identificación con nuestros victimarios, conocido
como síndrome de Estocolmo. Resentido hasta la médu-
la, malvado sin retorno, manipulador hasta la caricatura e
inescrupuloso como el que más. Corrupto si se presenta-
ra el caso de enriquecerse hasta la náusea, como en efecto
sucediera. Y sanguinario, como se supone fueron quienes
asesinaron a su progenitor del mismo nombre.

249
Antonio Sánchez García

2
Hace años, cuando asomara tímidamente y por prime-
ra vez su rostro aniñado en la escena política y asumiera
el más delicado de los encargos del neofascismo bolivaria-
no en pleno desarrollo –regentar el prostíbulo electoral y
hacerlo valer en los medios opositores nacionales como un
convento de carmelitas descalzas, que era la vía para que-
brarles el espinazo a los tontones de la IV e imponer la vía
dictatorial hacia el totalitarismo de la V– le dirigí una carta
abierta, también tonto yo, creyendo que cabía la remota
posibilidad de que, en efecto, no fuera un hijo de putas. Y
pudiera actuar con elemental neutralidad en este conflicto
que amenazaba con írsenos de las manos y desembocar en
una guerra civil.
Tal como me lo señalara un querido amigo, constitu-
cionalista y uno de los ex copeyanos más cultos y decentes
del foro, una de cuyas hijas fuera compañera de estudios
del infrascrito. Pero otro amigo también constitucionalista,
igualmente culto y decente, pero adeco, quien fuera vice-
ministro del interior cuando los luctuosos sucesos del in-
terrogatorio y muerte de quien fuera acusado de secuestrar
al empresario Niehous, me echó el cuento al completo. Y
un querido vecino, gastroenterólogo que en paz descanse,
terminó por afinarme el perfil del personaje: “es tan hijo de
putas”, me explicó por esos mismos días, “que sus compa-
ñeros de la escuela de medicina dicen que entre dormir con
una mapanare y compartir el lecho con Jorge Rodríguez”
–que de él estamos hablando– “se echarían en brazos de la
mapanare”.
Cuando todo esto sucedía se había bien cuidado de
mostrar sus garras. La “razón de Estado” recomendaba y
exigía que pasara por hombre supra partidos, estrictamen-
te independiente, para solaz y desarme de la Coordinadora

250
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Democrática; académico, para bienaventuranza del uni-


verso culturoso de la izquierda mal consciente que hacía
vida en la Comisión Política de la coordinadora opositora;
incluso científico e intelectual y si fuera el caso, escritor,
que contaba en su currículo con un Premio Nacional de
Cuentos de El Nacional.
Pasó el examen del monstruoso, colosal, homérico y
apocalíptico “fraude continuado” del Referéndum Revoca-
torio del 15 de agosto del 2004 con un merecidísimo summa
cum laude. Dejó a Enrique Mendoza con los crespos hechos
y a la Coordinadora Democrática – parida entre sangre, su-
dor y lágrimas por partidos y sociedad civil –fuera de base.
Y a la oposición apaciguadora, entonces medio quinta co-
lumnista y hoy dialogante– fiel como Penélope al ingenioso
Ulises electorero –convencida no sólo de que Chávez había
arrasado sino de que los denunciantes del fraude– ergo: no-
sotros, los hoy resistentes, que los tiempos cambian pero los
protagonistas somos los mismos – eran unos irresponsables,
habladores de tonterías y enemigos de la bienaventuranza
democrática. Varios pájaros de un solo tiro en su brillan-
te ejecutoria de ministro de elecciones: había legitimado al
régimen urbi et orbi, había dividido a la oposición entre
sensatos e insensatos, partidos y sociedad civil, y había des-
calificado para siempre al núcleo verdaderamente opositor a
la dictadura, travestida de impoluta democracia: había dado
a luz a los extremistas, radicales, abstencionistas y promo-
tores de la violencia “de lado y lado” y a quienes el régimen
y la oposición oficialista debían combatir de consuno “dué-
lale a quien le duela”. Había abierto la senda a la dictadu-
ra, perfectamente metamorfoseada como la más pulcra de
las democracias representativas. Carter, Gaviria, Cisneros,
Lula, Castro y el Foro de Sao Paulo podían dormir en paz.
La causa había sido salvada.

251
Antonio Sánchez García

3
Han pasado diez largos, criminales, devastadores y pe-
sadillescos años desde entonces. Luego de pasar de larva a
gusano y de gusano a luciérnaga, la mariposa que es hoy uno
de los preclaros miembros del cogollo dictatorial –junto a
Maduro, a Cabello, a Arreaza y a Jaua– tiró todos los disfra-
ces de su travestismo democratoide a la basura y se muestra
con su nariz porcina siempre gruñida y en plan de olfateo
de las circunstancias como el fascista impenitente que siem-
pre fue. Tan sin las propiedades dizque solidarias, generosas
y humanitarias del Jorge Rodríguez revolucionario, marxis-
ta leninista y torturado a muerte en las mazmorras del Es-
tado que quienes lo conocieron y disfrutaron de su amistad
comentan lo caracterizaba en sus rasgos más íntimos, echa
por la borda sus falsas razones de vengador errante y mues-
tra la cara aviesa, desencajada y feroz del simple torturador
fascista que siempre anheló ser y que realmente es. Como
por cierto ya lo dejaba ver para quienes supieran leer entre
líneas en el ominoso cuento de sus glorias literarias.
Así, en lugar de ofrecer clemencia a los pobres mucha-
chos torturados en las mazmorras del general Rodríguez
Torres, que sin ser terroristas ni secuestradores como el
Jorge Rodríguez padre secuestrador y terrorista de la Liga
Socialista que fundara en los años sesenta, son asesinados
impune y descaradamente en las calles de Venezuela o en-
carcelados sin un sólo motivo legal, constitucional que lo
justifique, aclara, como no lo hiciera Octavio Lepage, quien
ordenara investigar el caso del asesinato de su padre y en-
carcelar a los asesinos –tal como en efecto ocurriera– que los
presos políticos, de Simonovis a Leopoldo López, las dece-
nas de estudiantes universitarios y los 43 masacrados por las
fuerzas policiales y parapoliciales del régimen lo están y lo
han sido no por razones jurisprudentes, sino porque le sale
del forro al Estado, cuya razón es la única valedera cuando

252
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

de defender una dictadura como aquella a la que él sirve y


de la que es uno de sus capitostes torturadores y beneficia-
rios se trata.
Pobre Jorge Rodríguez padre, el muerto, asesinado en
las mazmorras de la DIGEPOL por un crimen que, en ri-
gor, según me comentan sus camaradas de entonces hoy en
la oposición, no había cometido. Pues heredó posiblemen-
te a su pesar un secuestrado que fuera secuestrado por sus
compañeros. Mientras más me repugna su hijo, más com-
pasión siento por la suerte de su padre. Murió cómplice y
víctima de una canallada de la ultraizquierda guerrillera de
entonces, hoy en el Poder, con quienes compartía filas, a
manos de la brutalidad policial de quienes defendían la Ra-
zón de Estado, atributos genéticos que heredarían sus hijos,
represivos y conspiradores ambos . Pero sin una gota del
idealismo que llevara a su padre al la muerte. Así son las
cosas.

253
Antonio Sánchez García

La traición de los demócratas


11 Junio, 2014

Siendo la política, en situaciones de crisis de excepción


como la que vivimos desde hace 14 años, el enfrentamien-
to amigo-enemigo, no es posible considerar los resultados
de ese enfrentamiento sin tener en cuenta los dos factores
determinantes de dicho enfrentamiento: la voluntad dic-
tatorial de unos por imponerle sus objetivos totalitarios al
conjunto de la sociedad, acosándola, intimidándola, ame-
nazándola de muerte e incluso confinándola en campos de
concentración y asesinándola, por una parte; y la decisión
de los acosados, perseguidos y amenazados, por luchar y
defender con hidalguía, temple y coraje la convivencia pací-
fica y democrática del todo social, a todo trance. Incluso al
precio de la propia vida que, de todos modos, de no luchar,
estará perdida.
A efectos de la comprensión de la particular situación
porque atraviesa Venezuela, que ve pisoteados y ultrajados
los derechos humanos de todos sus ciudadanos, ante la
complicidad y/o la apatía y el expreso desinterés de la co-
munidad internacional –véanse los ominosos ejemplos de la
OEA, UNASUR, MERCOSUR e incluso el Departamento

254
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

de Estado, negándose a reconocer la gravedad de dichas vio-


laciones– hemos creído necesario volver a los antecedentes
de la entronización del nazismo a partir de 1933, según el
testimonio de Sebastian Haffner en su Historia de un ale-
mán.8 Todo parecido o semejanza con esta realidad no es
casual. Los textos que siguen son citas literales de la obra
señalada.

1
“El Tercer Reich nació a partir de esta traición practicada
por los adversarios políticos de Hitler, así como de la sensación
de impotencia, debilidad y repugnancia que aquélla generó.
El 5 de marzo de 1933 los nazis seguían estando en minoría.
De haberse repetido las elecciones tres semanas más tarde, pro-
bablemente habrían logrado una verdadera mayoría. No sólo
el terror había dado sus frutos entretanto, no sólo las fiestas
habían sumido a muchos en un estado de embriaguez (a los
alemanes les gusta embriagarse en las fiestas patrióticas). El fac-
tor decisivo fue que en aquel momento la ira y la repugnancia
vertidas contra los propios dirigentes cobardes y traidores fue-
ron mucho más fuertes que la ira y el odio de los que era objeto
el auténtico enemigo. Durante el mes de marzo de 1933 cientos
de miles de personas se afiliaron de repente al partido nazi
tras haber estado en su contra hasta ese momento; fueron los
denominados «caídos de marzo», víctimas de la desconfianza y
el desprecio de los propios nazis. Por entonces cientos de miles
de personas, sobre todo obreros, abandonaron sus organizacio-
nes socialdemócratas o comunistas y se pasaron a las «células
de producción» nazis o a las SA. Los motivos por los que lo
hicieron fueron variados, y a menudo hubo todo un batibu-
rrillo de razones. Sin embargo, por mucho que uno busque, no
encontrará ni un solo motivo de peso, bien fundado, sostenible
ni positivo, ni uno solo que pueda mostrarse con orgullo. Cada
8. Sebastian Haffner, Historia de un Alemán, Memorias, 1914-1933, Editorial Destino,
España, 2000.

255
Antonio Sánchez García

una de las manifestaciones de este proceso tuvo todas las carac-


terísticas de un inconfundible ataque de nervios.”
“La razón más sencilla y, con sólo profundizar un poco, la
más intrínseca en la mayoría de los casos fue el miedo. Golpear
para no pertenecer al grupo de los golpeados. También tuvo
que ver una sensación de embriaguez algo difusa, la euforia
de la unidad, el magnetismo ejercido por la masa. En muchos
casos influyeron además el asco y la sed de venganza frente a
quienes les habían dejado en la estacada. Asimismo, el cambio
de tercio fue propiciado por una extraña lógica alemana que
se concreta en el siguiente razonamiento: «Ninguna de las pre-
dicciones hechas por los adversarios de los nazis se ha cumpli-
do. Aseguraron que los nazis no vencerían. El caso es que han
vencido. Por lo tanto, sus adversarios no tenían razón, es decir,
que los nazis sí la tienen». En ocasiones, sobre todo en círculos
intelectuales, desempeñó un papel importante la creencia por
parte de algunos (sobre todo intelectuales) de que había llegado
el momento de limpiar la imagen del Partido Nazi y hacer que
éste tomara un nuevo rumbo afiliándose a él. Por otra parte,
muchos actuaron movidos lógicamente por un vulgar y llano
dejarse arrastrar y una mentalidad oportunista. Y por último,
en el caso de los más simples, de quienes tenían una capacidad
de percepción más primitiva y típica de la masa, la razón del
cambio fue un proceso similar al que probablemente solía acon-
tecer en una era mítica, cuando una tribu derrotada renegaba
de su propio dios, que parecía haberla abandonado, para elegir
como protector al dios de la tribu enemiga y vencedora. San
Marx, en quien siempre habían creído, no había sido de gran
ayuda. San Hitler parecía, ser más poderoso. Destruyamos pues
las imágenes de san Marx sobre los altares y consagremos éstos
a san Hitler. Aprendamos a orar: los judíos tienen la culpa, en
vez de: el capitalismo tiene la culpa. Tal vez esto nos salve.”

2
“A nadie se le escapa que toda esta evolución no deja de
ser un proceso natural, es más, en realidad forma parte del

256
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

funcionamiento psicológico normal y sirve para explicar lo


inexplicable casi por completo. Lo único que queda pendiente
de aclaración es la ausencia absoluta de eso que tanto en una
nación como en una persona se denomina «raza»: un núcleo
sólido, inmune a la presión y a la fuerza de atracción externas,
cierto vigor noble, una reserva intrínseca de orgullo, conviccio-
nes firmes, seguridad en uno mismo y dignidad, capaz de ser
movilizada llegado el momento. Los alemanes carecen de esta
capacidad. Son una nación poco fiable, enclenque, sin núcleo.
El mes de marzo de 1933 fue prueba de ello. Cuando llegó
el momento de afrontar el reto, en ese instante en el que una
nación de raza reacciona como si todos se hubiesen puesto de
acuerdo en tomar un impulso espontáneo y generalizado, Ale-
mania reaccionó como si todos se hubiesen puesto de acuerdo en
asumir una actitud de pasividad y dejadez generalizadas y en
optar por ceder y capitular, en una palabra: Alemania sufrió
un ataque de nervios. El resultado de esta crisis compartida por
millones de personas fue esa nación unida y dispuesta a todo
que hoy se ha convertido en la pesadilla del resto del mundo.”
“Al margen del desenlace, la valentía con la que se com-
batió sigue siendo una fuente inagotable de vigor para la con-
ciencia de una nación. Allí donde debería manar esa fuente de
energía a los alemanes no les queda más que el recuerdo de la
deshonra, la cobardía y la debilidad. Es inevitable que llegue
un día en el que eso tenga sus consecuencias, que consistirán,
muy probablemente, en la disolución de la nación alemana y
de su condición de Estado.”

257
Antonio Sánchez García

Esperando a Godot o el silencio de


los culpables
14 Junio, 2014

A Leopoldo López

Hablemos claro: basta un elemental ejercicio de ima-


ginación política para constatar el daño que le causara la
oposición oficialista – me refiero, naturalmente a la MUD,
única interlocutora cómoda y aceptable para el régimen –,
a los esfuerzos liberadores de la sociedad civil venezolana
por zafarse del yugo de la dictadura y enrumbarse hacia la
reconquista definitiva de la libertad. Veamos.
Si cuando el gobierno se vio obligado a movilizar sus
tropas a la ciudad de San Cristóbal ante la dimensión al-
canzada por la insurrección popular y en Mérida, en Tru-
jillo, en Valencia, en Puerto Ordaz, en Caracas e incluso
en los pueblos y ciudades bastiones del llaneraje chavista
la indignación popular se había masificado y el enfrenta-
miento entre la juventud insurgente y la dictadura alcanza-
ba un clímax, mientras el régimen se mostraba impotente
como para controlar los acontecimientos, Henry Ramos,
Julio Borges, Omar Barboza y quien coordina su vocería,

258
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Ramón Guillermo Aveledo se hubieran sumado a la ola de


la indignación democrática y hubieran llamado a sus res-
pectivas militancias a respaldar y ampliar las acciones con
la consigna de detener el avance dictatorial y hacer respetar
la potencia opositora imponiendo cambios concretos que
hicieran irreversible una transición democrática, hoy Vene-
zuela sería otra. No se requiere ser adivino.
El mundo hubiera ampliado su denuncia y reclamo
contra el régimen, pasando de las élites intelectuales y artís-
ticas de lugares emblemáticos del planeta –los más signifi-
cativos y populares artistas del mundo– que se adelantaron
a denunciar la sevicia fascista de Maduro, a las sociedades
enteras. Los gobiernos hubieran tenido que asumir la gra-
vedad de un conflicto que se les escapaba de las manos, la
renuncia de Maduro hubiera sido una exigencia lógica y
perfectamente posible, que se hubiera escanciado de Nueva
York a la Patagonia. El Departamento de Estado no se hu-
biera escudado en la infamia de considerar que aún no era
el momento ni nadie les hubiera servido el pretexto del diá-
logo en bandeja de plata, como lo hicieran los mencionados
dirigentes. Y lo esencial: millones y millones de venezolanos
se hubieran puesto de pie, en clara demostración de temple,
de raza, de grandeza espiritual. Exigiendo justicia. No suce-
dió nada de eso.
¿Qué razones llevaron a Henrique Capriles y a la MUD
a negarles toda solidaridad a los mártires, a los combatien-
tes, a las madres de quienes eran acosados, perseguidos,
torturados y asesinados frente a sus casas, en sus propios
edificios, en sus apartamentos? ¿Qué decisión política fue
tomada y por quién o quiénes para optar por salvar al régi-
men de su inexorable caída, dejar en la estacada a un gigan-
tesco movimiento insurreccional y sentarse a una mesa de
diálogo con cartas marcadas, azuzados por unos cancilleres
encargados a instancias de Raúl Castro, Lula da Silva y el

259
Antonio Sánchez García

Foro de Sao Paulo para rescatar a Maduro del naufragio y


hundir a quienes luchaban por la libertad de la Patria de Si-
món Bolívar, todo lo cual por orden de un cubano que lleva
55 años tiranizando a su pueblo, desestabilizando la región
y robándose desde hace 14 años las riquezas de Venezuela?
¿Cuál si no aislar al movimiento de resistencia y correr a los
brazos de los enviados de Fidel Castro para torcerle la mano
al pueblo venezolano en uno de los actos de infamia y trai-
ción más repulsivos vividos en la historia contemporánea de
nuestro país y de la región?
No tengo la respuesta. Ninguno de los personajes nom-
brados ha tenido la cortesía de aclarárnosla. En Venezuela
los políticos del establecimiento no suelen perder el tiempo
aclarándoles a los ciudadanos qué pretenden, qué planes
tienen, cuáles son sus programas, salvo generalidades para
captar incautos. ¿Tiene Usted constancia de cuáles son los
motivos y propósitos de las actuaciones de los secretarios
generales de AD, UNT, PJ y los otros partidos del estable-
cimiento opositor?Sabe cuándo y quiénes los eligieron para
dichos cargos y tras cuáles rendiciones de cuentas y cuáles
programas de gobierno?
Nada, salvo las promesas traducibles en votos de cor-
to plazo. Como lo hacen permanente y sistemáticamente
con sus militancias, dóciles electores a la espera de alguna
migaja. Ni Ramos Allup ni Julio Borges nos han explica-
do la alternativa mejor, más eficaz, más pronta y favorable
a los intereses del pueblo venezolano por la que luchar a
brazo partido y así poder salir cuanto antes de la dictadura
que nos oprime. ¿Cuál es el país con el que sueñan Ramos
Allup, Borges, Capriles y Omar Barboza, salvo aquel en el
que ellos sean los gobernantes? Ni digamos Henrique Ca-
priles, que el lunes denuncia un fraude y el martes reconoce
haberse equivocado. ¿Estarán esperando a Godot? ¿Craso y
ominoso oportunismo o simple pusilanimidad de quienes

260
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

no calzan los puntos para dirigir una nación sumida en una


profunda crisis histórica, existencial?
No creo pintar un panorama exquisito a gusto de los
asesinados y presos políticos. Creo que, en efecto, por ra-
zones turbias, oscuras y seguramente ominosas, los dueños
de las franquicias políticas que hacen vida en la MUD de-
cidieron seguir y observar pasivamente el curso de los acon-
tecimientos, a la espera de que el sacrificio de los mártires
pusiera en aprietos al régimen a ver si pescaban algo en el
río revuelto de la sangre de jóvenes venezolanos y de paso
desbarrancara a Leopoldo López, a María Corina Macha-
do, a Antonio Ledezma, entre otros, véase: los personajes
incómodos que no han estado dispuestos a pasar bajo las
horcas caudinas de la dictadura y constituyen una piedra
en el zapato de los intentos por unir fuerzas en favor de su
entronización. ¿Esperar a las parlamentarias del 2015 o a las
presidenciales de 2019, contando con los mismos árbitros y
todos estos años de entronización dictatorial? ¿O creen los
señores de la MUD que en estos cinco años el gobierno se
estaría chupando el dedo?
De allí a la traición, no hay más que un paso. Son exac-
tamente los motivos que señala Sebastian Haffner para ex-
plicar el odio, el asco y la repugnancia que sintieron los
alemanes de bien en 1933 que aún se resistían al nazismo
frente a la cobardía, la pusilanimidad y la carencia de gran-
deza de una élite política pervertida hasta los tuétanos.
La historia se despliega dialéctica, no mecánicamente. En
Alemania, esa traición se tradujo en repugnancia contra
los opositores y respaldo a Hitler. No quiero imaginarme
qué sucedería en Venezuela si la oposición se echa a dormir
mientras el eterno candidato apuesta una vez más por otro
fraude descomunal. Con una masa martirizada, reprimida
y silenciada.

261
Antonio Sánchez García

Se equivoca quien crea en la ilimitada paciencia de un


pueblo martirizado. No se equivoca quien espere una reac-
ción potenciada hasta la devastación, cuyas víctimas tam-
bién podrían ser los culpables del silencio. Así son las cosas.

262
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La diplomacia cómplice
19 Junio, 2014

Joe Biden, vicepresidente de los Estados Unidos, nos


ha entregado una perla de la diplomacia cómplice. La de
“los buenos modales” que critica nuestro buen amigo Os-
car Arias. Por una parte, la Sra. Jacobson, subsecretaria del
Departamento de Estados para asuntos del hemisferio, ase-
gura que no existen razones que justifiquen la aplicación
de sanciones a altos funcionarios del gobierno de Nicolás
Maduro, toda vez que hay conversaciones en curso entre la
llamada “oposición” y el gobierno que podrían verse perju-
dicadas por la acción unilateral de su gobierno. Razones que
llevan al Departamento de Estado y al gobierno de Obama,
del cual el Sr. Biden es vicepresidente, a cerrarse a las reco-
mendaciones de sus propios senadores, que han votado a fa-
vor de la aplicación de dichas sanciones. Sus razones son tan
palmarias, que el pretexto no puede ser más impropio, falso
y engañoso: ciudadanos venezolanos responsables de la re-
presión saldada con 43 asesinatos, cientos de heridos y miles
de prisioneros disfrutan de las exquisiteces de la democracia
norteamericana, poseen ingentes bienes de fortuna en in-
versiones, depósitos bancarios y propiedades inmobiliarias
“en el Imperio” y se pasean en sus carros, aviones y yates
de lujo como ejemplares turistas por las playas americanas.

263
Antonio Sánchez García

Mister Biden acaba de reunirse con la Sra. Rousseff,


presidenta del Brasil, segunda figura del PT brasileño que
encabeza su compañero Lula da Silva, fundador y guía, jun-
to a Fidel Castro, del Foro de Sao Paulo y factor decisorio
de UNASUR, un parapeto del injerencismo castrocomu-
nista en América Latina, que en un acto absolutamente uni-
lateral decidió, por cierto a pedido del canciller venezolano
Elías Jaua y la venia de Raúl Castro la urgente intervención
extranjera en los asuntos internos de Venezuela para boico-
tear las acciones de protesta pacífica y democrática de la ju-
ventud y el pueblo venezolanos con la dictadura de Nicolás
Maduro. Respaldándose en la aceptación a dicha injerencia
por parte de un sector de la oposición que nada tenía que
ver con la gigantesca ola de protestas que sacudían al país
poniendo en jaque la estabilidad del gobierno.
Vale decir: el vicepresidente de los Estados Unidos, que
no ve razones para aplicar sanciones perfectamente cónso-
nas con el espíritu y la letra de las determinaciones consti-
tucionales y las tradiciones democráticas norteamericanas
– sanciones que puede aplicar con efectos inmediatos con
un simple ejecútese del Salón Oval -, cuyo peso decisorio
en el hemisferio supera el de cualquier otra potencia mun-
dial y cuya voluntad podría inducir cambios dramáticos en
la situación de nuestro país, atribulado por una dictadura,
se ve en la necesidad de reunirse con la presidenta de la
principal potencia de la región y solicitarle humildemente
que haga algo para que en Venezuela “haya un poco más de
democracia”.
Si Mister Biden no sabe que Dilma Rousseff partici-
pó en un comando terrorista que secuestró en septiembre
de 1969 a Charles Elbrick, embajador de los Estados Uni-
dos en Brasilia, asaltó bancos y cometió otros graves delitos
contra la cosa pública, constituye una de las fichas criadas
por Fidel Castro para llevar a cabo una estrategia diseñada

264
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

por el Foro de Sao Paulo para el cual la sobrevivencia de


la dictadura venezolana es de crucial, de vital importancia,
no merecería ser el vicepresidente de los Estados Unidos.
Está obligado a saber, al margen de las informaciones que el
Departamento de Estado pueda recabar de parte de sectores
interesados y anónimos de la llamada oposición venezola-
na, que Brasil jugó un papel fundamental en impedir que
el llamado Referéndum Revocatorio cumpliera el cometido
para el que fuera convocado, pusiera toda su influencia en
juego en la OEA para boicotear su ejecutoria y toda acción
opositora, hasta culminar su juego a favor de la dictadura
impidiendo que la diputada María Corina Machado hiciera
uso de la palabra en el seno de la OEA y empujara a las
cancillerías amigas –todas, sin siquiera la excepción de la del
presidente Santos, de Colombia– a intervenir en los asuntos
internos de Venezuela a favor del régimen y en contra de la
Resistencia.
¿Qué pretende la infeliz e hipócrita iniciativa de la Casa
Blanca conjuntamente con el Brasil frente a nuestra trage-
dia? ¿Cuál es el fin de esta democracia cómplice? Desde lue-
go: su objetivo real no es intervenir en nuestros asuntos a
favor de la defensa de los DDHH y la democracia. Es seguir
dándole cuerda al estropeado reloj del diálogo, a ver si apa-
renta poder darnos la hora del tiempo de Dios, que para
Biden, la Rousseff, Raúl Castro y Nicolás Maduro pareciera
perfecto.

265
Antonio Sánchez García

Jorge Giordani y el fin del proceso


21 Junio, 2014

1
La sorpresa ha sido mayúscula, por lo menos para quie-
nes, lejos de los tejemanejes del régimen, sólo se enteran de
sus interioridades por lo que logra romper de suyo el cerco
de las intimidades miraflorinas y trasciende a la opinión pú-
blica por el escándalo que acarrea. En este caso, llevado a
la arena por la evidente decisión del protagonista principal
por poner las cosas en su sitio, liberarse de toda responsabi-
lidad en el siniestro curso que comienzan a tomar los acon-
tecimientos y distanciarse en forma drástica e irreversible
del rumbo que le ha impreso al llamado proceso su aparente
deus ex machina, Nicolás Maduro. Todo lo cual mediante
una carta dirigida a la opinión pública. En términos tan
minuciosos e inequívocos, que más que una carta abierta se
está ante un testamento de significado histórico. ¿Cuál es el
difunto que amerita sacralidad tan solemne y confesiones
tan crudas? Nada más y nada menos que el proceso revo-
lucionario mismo. Necesaria consecuencia, así se deja ver
negro sobre blanco en la declaración jurada de Jorge Gior-
dani, de la desaparición física de su principal gestor, espíritu

266
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

y conductor, Hugo Chávez Frías. Y la deriva abiertamente


mafiosa y conspirativa tomada por el gobierno de Maduro.
¿Se imagina a Goebbels dejando en la estacada a Göring?
La carta abierta narra el contubernio político que el
economista de origen dominicano y convertido en ama-
nuense de las teorías económicas y sociológicas marxistas,
aprendidas y ejercitadas en la UCV – otrora teatro opera-
tivo central de las guerrillas, y luego de la llamada pacifica-
ción de Caldera laboratorio de gestación, parto y prepara-
ción de los principales cuadros técnicos, político operativos
y terreno de acción para las guerrillas urbanas que dirigidas
por el joven estudiante de sociología y hoy canciller de la
República Elías Jaua, acompañado por fichas claves de la
futura revolución, como Jorge Rodríguez hijo y muchos
más, le prepararan las condiciones sociales para el asalto al
Poder – estableciera con el teniente coronel golpista Hugo
Chávez desde los primeros tiempos de su estadía en la cárcel
de Yare.
Así lo confiesa no sin un dejo de orgullo y honra por
pertenecer a la primera hornada, la de la aristocracia golpis-
ta. Y a quien, consciente del papel histórico que parecía pre-
destinado a jugar como agente del castrocomunismo, tanto
en Venezuela como en América Latina, sirviera de cercano
e indispensable asesor intelectual y consejero ideológico.
Prueba irrecusable de que por lo menos desde esa fecha y
antes de su bautismal encuentro en 1995 con Fidel Castro
en La Habana, ya Hugo Chávez pretendía implementar un
proyecto marxista en Venezuela. Para lo cual, el concurso
del doctor Giordani, viejo académico marxista del patio, le
vino como piedra en ojo de boticario.
Desde ese punto de vista, la carta en cuestión constitu-
ye un documento de indudable valor histórico. Reseña la
bitácora de una gigantomaquia: el esfuerzo empeñado por

267
Antonio Sánchez García

Chávez y los comandantes golpistas que lo acompañaban


por imponer en Venezuela y el mundo – la megalomanía
no tenía límites por entonces -, lo que luego otro corifeo
ideológico importado, el académico marxista de origen
germano mexicano Hans Dietrich Steffan bautizaría como
“socialismo del siglo XXI”. Una jerigonza comunistoide que
adobada con las tres raíces bolivarianas y una gotas del li-
nimento justicialista del Dr. Norberto Ceresole daría por
resultado un soberbio éxito político – el asalto al Poder me-
diante un deslave electoral y la entronización del teniente
coronel y su troupe – y un colosal desastre económico social
sin precedentes en la historia de América Latina saldado
con su muerte y la devastación hasta sus cimientos de una
de las naciones más ricas del planeta y primer reservorio
petrolífero de Occidente.

2
El significado histórico de la carta no reside en la su-
puesta verdad que enuncia, sino en la falsa verdad que os-
tenta: las torpes falacias, auto engaños y falsificaciones de
heterodoxia económica, política y religiosa que encierra.
Vale decir: documenta la indigencia intelectual, la incultura
científica y moral y los miserables propósitos que estuvieron
en el trasfondo de los 14 años más desastrosos vividos por
Venezuela desde su fundación como república independien-
te. Y lo que es asombroso: a vista y paciencia de una mayo-
ría nacional y hasta la admiración del progresismo mundial,
incluido fichas cooptadas en Hollywood. Y hasta el estable-
cimiento político y empresarial norteamericano e incluso la
CIA, según señalamientos del periodista del Miami Herald
Casto Ocando. Sostenidos en la insólita capacidad comu-
nicativa, mimética y seductora de un trastornado frente a
las clases sociales moral e intelectualmente más depaupe-
radas del país y el desahuciado mesianismo que trufaba el

268
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

engañoso mensaje que emitía. Ante el que cayeran rendidos


desde Sean Penn y Danny Glober hasta el embajador John
Maisto. Y que amén de un reparto indiscriminado de una
gigantesca masa monetaria recaudada por las exportaciones
petroleras en la era de los más altos precios de su historia, la
conversión de la economía venezolana en una economía de
puertos, la devastación de la cultura material heredada de
cinco siglos de esfuerzos y el envilecimiento espiritual más
sistemático y acucioso de los sectores populares registrado
en nuestra historia sesquicentenaria, no deja, a la postre,
más que una crisis material y existencial de proporciones
ciclópeas, un país a la deriva, un pueblo nuevamente des-
engañado que tras 14 años de ilusiones se ve con las manos
vacía y una pérdida de identidad y autoestima que costa-
rá decenios reparar. Nadie se deja estafar gustosamente a
cambio de unas migajas sin despertar desquiciado por la
estafa misma. Que la crisis pone de manifiesto y pronto le
reventará en el rostro a los acaudillados del Siglo XXI. En
eso, y sólo en eso tiene razón nuestro germano vendedor de
ilusiones: cuando la crisis golpee los estómagos no habrá
estampita, rezo ni consigna que pueda controlar la barbarie.
Bárbaro fuiste y en bárbaro te convertirás.
En 2002, absolutamente convencido de la catástrofe a
la que la estulticia nacional nos empujaba, describí lo que
llamé la encrucijada que Venezuela enfrentaba – dictadura
o democracia – citando entre los epígrafes a dos autores
del siglo XIX que dieron razón de todo el comentario que
nuestras revoluciones ameritan, y de las que la chavista no
fue ni mucho menos excepción a la regla: “Las convulsiones
intestinas han dado sacrificios, pero no mejoras; lágrimas,
pero no cosechas. Han sido siempre un extravío para volver
al mismo punto, con un desengaño de más, con un tesoro
de menos.” Lo escribió en 1856 Cecilio Acosta en un pe-
queño manual de urbanidad política llamado Cosas sabidas
y cosas por saberse, que nadie quiso o pudo saber, pues cada

269
Antonio Sánchez García

cuarenta o cincuenta años volvíamos a por las viejas andan-


zas montoneras. Como para que cuatro décadas después,
ya en 1893, Luis Level de Goda escribiese en su Historia
Contemporánea de Venezuela que “Las revoluciones no han
producido en Venezuela sino el caudillaje más vulgar, gobier-
nos personales y de caciques, grandes desórdenes y desafueros,
corrupción, y una larga y horrenda tiranía, la ruina moral del
país y la degradación de un gran número de venezolanos.” ¿No
es un fiel espejo de lo que volvió a ocurrir a más de un siglo
de distancia? Bien dice el refrán: la cabra al monte tira.

3
¿Qué han buscado en Venezuela marxistas leninistas
como Jorge Giordani o Hans Dietrich que no fuera el cau-
dillaje más vulgar, un gobierno estrictamente personal y
caciquero, corrupción galopante y la degradación de millo-
nes y millones de venezolanos convertidos en parásitos de-
pendientes de las ubres de la sagrada vaca petrolera? Nada,
absolutamente nada nuevo bajo el sol. Ensimismados en
sus divagaciones teóricas no tenían por qué darse cuenta de
las viejas verdades, sabidas o por saberse. Pero exactamente
como en las historias de cornudos: los últimos en enterar-
se han sido ellos. Después de más de 20 años de fanática
entrega al más devastador y desquiciado proyecto político,
ambos discípulos de Carlos Marx se retiran del combate.
No soportan el hedor de los cadáveres cuyo asesinato pro-
hijaran.
Lo verdaderamente importante a resaltar no son los
monstruosos errores cometidos por ambos al respaldar un
despropósito telúrico sostenido exclusivamente por la es-
tulticia nacional y tres trillones de dólares, que a creerle a
los encuestadores todavía sigue trastornando al 40% de la
población electoral venezolana, sino la flagrante orfandad
ideológica en que quedan los restos del naufragio y las

270
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

pompas fúnebres que unos pobres desarrapados todavía to-


man por un gobierno de tomo y lomo. Muerto Chávez e
idos quienes le facilitaran la coartada marxista leninista del
llamado “proceso” no quedan más que los últimos perros
de la corte, lamiendo los huesos y devorándose unos a otros
por los restos. Todo lo cual digno de un cuadro de la ima-
ginería medieval, un retablo del apocalipsis de Brueghel o la
imagen de los infiernos de Hieronymus Bosch.
Nada de lo que se ha descrito exagera los contornos
de la devastación y el desastre que hemos venido sufrien-
do paciente, estoicamente. Como lo hubiera dicho Cecilio
Acosta, es sabido y apenas queda algo nuevo por saberse.
En su trasfondo, lo que otro gran pensador venezolano es-
cribiera medio siglo después, en 1950 en un opúsculo de
un contenido tan dramático y desesperanzador como su tí-
tulo: Mensaje sin destino: Venezuela, después de dos siglos
de República –no diremos de Independencia, que hace 14
años la perdiéramos en hombros de la traición a nuestra
soberanía por parte de las fuerzas armadas– sigue empan-
tanada en una crisis de pueblo, en una crisis de Nación, en
una crisis de República.
Han caído las últimas máscaras. Ante un país anonada-
do y una oposición que no muestra visos de capacidad de
reacción, entrampada en la inercia del delirio. La huida del
ideólogo de la mascarada no es como para alegrarse. Presa-
gia honduras peores.
Que Dios se ampare de Venezuela.

271
Antonio Sánchez García

Dieterich, el charlatán de feria


23 Junio, 2014

El doctor Dieterich protagoniza el colmo de la tauma-


turgia: después de inducir la gangrena de las extremidades y
servir el instrumentario ideológico para amputarle las pier-
nas a la economía venezolana recomienda mandar los restos
a un quiropedista, para que le quiten los callos, le corten
las uñas y le calcen las medias. Y en su afán por corregir sus
dislates de ideólogo marxista in partibus infidelis y recau-
dar fondos para comprarles zapatos de marca sugiere cortar
por lo sano y entrarle sin melindres al neoliberalismo sal-
vaje. Lo dice sacudido por la autopsia que acaba de llevar a
cabo su ex socio de taumaturgias, Jorge Giordani, el monje
loco. Quien en un arranque de insólito arreglo de cuentas
consigo mismo se desmarca del proceso, denuncia la trai-
ción consumada por el heredero con quien lo sacara de un
metrobus para llevarlo a la presidencia de la República y
herido en su impenitente corazón de asceta sobreviviente al
incendio de Sodoma reconoce la imposibilidad de seguir to-
lerando tanta corrupción, tanto saqueo, tanta criminalidad
en Gomorra. Lleva veinte años nadando entre los tiburones
del Mar Muerto para venir a ahogarse a las orillas de los
peces gordos de Diosdado Cabello. Digno de Valle Inclán.

272
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Sería simplemente ridículo si no mediaran un cuarto de


millón de asesinatos, la dilapidación, saqueo y robo de tres
trillones de dólares, la devastación literal de la economía
nacional y el cataclismo en que borbotea en sangre la llama-
da revolución bolivariana – Chavez dixit. Por no hablar del
socialismo del Siglo XXI, el mentolatum que nuestro char-
latán germano mexicano ofrece en las ferias y congresos de
la trasnochada izquierda socialista latinoamericana – que en
su país de origen no lo conocen ni existen tales izquierdas
– un Galimatías que el hoy furibundo converso neoliberal
se sacara de la chistera académica a cambio de suculentas
recompensas para darle alguna consistencia a la clásica re-
volución venezolana caudillesca y autocrática puesta en pie
gracias a las fuerzas armadas, el mundo académico, la clase
política y, last but not least, según publica Casto Ocando en
su última obra, el discreto respaldo de la CIA.
En una de las tantas entrevistas en que se muestra de
cuerpo entero, ora tocado con un extravagante sombrero de
pistolero de la noche de San Valentín, ora con un abrigo de
costosas pieles, trajes a rayas cortados a la medida y pañue-
los de seda, con todo lo cual más parece representante de
una nudista internacional que un pensador de Treveris, ha
sostenido sin que se le remueva el maquillaje que Venezuela
debe volver a las mismas fórmulas neoliberales que intenta-
ra poner en acción en 1989 Carlos Andrés Pérez, provocan-
do la reacción del establecimiento político, alebrestando al
golpismo, provocando motines y saqueos y despertando al
monstruo dormido de la barbarie venezolana. Al que corrió
a asesorar.
Digamos: que las razones que indujeran al sangriento
golpe de estado del 4 de febrero, montaran al caudillo en
la cresta de la ola y le permitieran surfear hasta asaltar el
Poder y pretender imponer el funambulesco proyecto del
Dr. Dieterich, son esgrimidas ahora por quien asesoró al

273
Antonio Sánchez García

golpista para que su heredero se baje de la carreta y vuelva a


montarse en el jet del neoliberalismo. Con el paquetazo de
Miguelito Rodríguez bajo el brazo.
Lo insólito es que lo afirma con el mismo desparpajo
que podría haber exhibido Himmler, el amo del Holocaus-
to, recomendando, ya en las postrimerías del Tercer Reich
y muerto Hitler, volver a las prácticas del judío Rathenau,
exitoso canciller de la democracia de Weimar, asesinado el
24 de junio de 1922 en Berlín por los nazis a pocos meses
de haber asumido el gobierno, meter debajo de las alfom-
bras de la Cancillería las cenizas de los seis millones de ju-
díos cremados y sacarse una foto con Golda Meier frente a
la sinagoga de Varsovia y con Churchill frente a su despa-
cho de Downing Street. Borrón y cuenta nueva y aquí no ha
pasado nada.
Estamos ante los intentos de la más feroz estafa de la
traición. Sólo falta que de entre los pliegues de los ropajes
con que vistieran en La Habana al muñeco de cera apa-
rezca un testamento póstumo pidiendo disculpas por estos
14 años de devastación y desastres, distanciándose de los
Castro y recordando con emoción los tiempos en que atra-
vesaba desde el Palacio Blanco presentándose en Miraflores
taconeando con una caja de chocolates para el entonces pre-
sidente Carlos Andrés Pérez.
Cosas veredes, Sancho…

274
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Los que dicen que no pero siempre


juraron que sí
25 Junio, 2014

No me enorgullece pertenecer al exclusivo y escasísimo


grupo de los venezolanos que hace ya 22 años y más de
cuatro meses, el 4 de febrero de 1992, vimos con absoluta
claridad que la felonía de los comandantes Hugo Chávez
Frías, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos y
Jesús Urdaneta Hernández, al mando de oficiales y solda-
dos de las Fuerzas Armadas de la República venía a abrir
los portones de la barbarie, arrastrando tras suyo la insóli-
ta irresponsabilidad de políticos, académicos, empresarios,
jueces, fiscales, filósofos, financistas, periodistas y toda la
fauna de la indigencia cultural e intelectual del país. Y que
al final de ese sórdido viaje al corazón de nuestras tinieblas,
Venezuela volvería a ser el cuero seco del que hace un siglo
y medio se quejara nuestro ilustre americano.
Me asombra pensar que, en rigor, angustiados por la
amenazante gritería de la barbarie, se expresaran entonces
tan pocos venezolanos, escasamente contables con los dedos
de una mano. Recuerdo a Manuel Caballero, anti milita-
rista de nación, a Luis Ugalde, cívico hasta la médula de

275
Antonio Sánchez García

sus huesos y a Juan Nuño, porfiadamente republicano. Del


resto, jolgorio, entusiasmo, carne en vara, amaneceres lla-
neros, fanatismo o tibiezas. Los que no podían aprobar un
golpe de estado por elemental ética profesional, como José
Ignacio Cabrujas, respondieron con verónicas de fútil inge-
nio o generoso reparto de culpas. Pero en el fondo de sus
corazones eludieron asumir con virilidad, lucidez y coraje la
defensa de la institucionalidad democrática, con la que no
sentían la menor solidaridad. Que por pervertida que estu-
viese, servía de tajamar a la barbarie apenas contenida tras
cuarenta años de esfuerzos y la quiebra moral de sus propios
constructores, como el Dr. Caldera, de tan triste y ominoso
desempeño en las horas cruciales de la República.
Que pretendiendo descerrajar los portones de Miraflo-
res el golpismo vernáculo rompía el débil hilo constitucio-
nal, abría la Caja de Pandora de nuestras infamias y se daba
inicio a un nuevo ciclo de la historia de Venezuela, fue tan
evidente para quien no tuviera anteojeras crematísticas o
ambiciones políticas, que asombra que venezolanos de la
mayor seriedad y cultura no corrieran a ponerle atajo al sal-
vaje y turbulento río de la barbarie. ¿O alguno de ellos cre-
yó que detrás de un charlatán cruento, mentiroso, farsante,
demagogo y ambicioso como el teniente coronel habría algo
más que la docena y media de malandros, pistoleros y fa-
cinerosos que hoy, tras catorce años, detentan los poderes
del Estado?
¿Quién que tuviera un elemental conocimiento de la
estirpe y raza de nuestros militares podía creer que de estos
cuarteles podía salir algo más que estupros, crímenes, des-
aforada ambición y una corrupción de dimensiones cósmi-
cas? De entre el cuerpo de espalderos que lo acompañaran
en el golpe de Estado, que llevaron lluvias y tormentas a
la intemperie resguardando al capo di mafia –que Chávez
jamás fue otra cosa– ya sobresalían dos personajes que

276
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

muertos de hambre pero con una pistola al cinto se en-


cumbrarían a las alturas del Poder y la riqueza hasta superar
cifras de 10 ceros en dólares. Y pululando en sus entornos
los tiburones arribistas que saquearían los bienes públicos
por miles y miles de millones de dólares. Sin otra utopía
que alcanzar las cimas de la podredumbre moral, pero sufi-
cientemente travestida con todos los símbolos de la fortuna
y la riqueza.
Veintidós años de proceso y una serie sistemática, cre-
ciente e ininterrumpida de estupros para venir a dar a este
vertedero de basura material y moral. ¿O creen Jorge Gior-
dani, Hans Dieterich y los ofendidos y humillados de www.
aporrea.com y sus intelectuales y voceros que se pueden es-
fumar treinta mil millones de dólares en un abracadabra?
Bien dice el refrán que más vale tarde que nunca. Pero
de allí a poner el grito en el cielo cuando los súbditos de
Palacio limpian las migajas, restos y huesos del festín, sin
olvidar, naturalmente, los polvos esparcidos, los comensales
disfrutan de lo mal habido lejos de la miseria de los cerros
que multiplicaron y los cadáveres se pudren en los callejo-
nes de la miseria, hay un trecho insuperable. Macbeth dice
contemplando sus manos que de limpiárselas en un océano,
lo entintaría en sangre. Es la sangre que cubre la conciencia
nacional sin visos de dar vuelta la página.
No nos equivoquemos de enemigos: detrás de esta in-
mundicia está Fidel Castro, el socialismo revolucionario y
la escoria de nuestra barbarie: ya es tarde para lavarse las
manos. El mal está hecho. The rest is silence.

277
Antonio Sánchez García

Cuba, las FAN y la MUD, una


mesa de tres patas
28 Junio, 2014

“La oposición democrática no constituye ningún peligro,


la chavista constituye su verdadera amenaza“.
Fausto Masó

Muerto Chávez y desaparecido con él el corazón, el im-


pulso, el ímpetu y la legitimación de su autocracia, el régi-
men que deja tras suyo se sostiene en los únicos auténticos
factores de Poder vigentes en Venezuela: Cuba y las fuerzas
armadas. Con una asistencia voluntaria de intereses varios,
que le permite a esta frágil y desaforada dictadura desempe-
ñarse sin mayores traumas: la MUD. La mesa de tres patas,
único soporte de Nicolás Maduro y los suyos. Si cualquiera
de esos tres factores le restara todo respaldo, el régimen no
resistiría la fuerza de gravedad sociopolítica. Se caería en
pedazos, por su propio peso.
Lo que resta del alma del proceso, el ímpetu inicial
causante del deslave del 98, su sostén ideológico y su justi-
ficación histórica, valga decir: el socialismo revolucio-
nario, ha abierto los portones de la discordia y amenaza

278
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

con retirarle afectos y respaldos. Como lo demuestran las


epístolas de dos de sus apóstoles: Jorge Giordani y Héctor
Navarro. Mascarones de proa del chavismo puro y duro y
puente, seguramente ya definitivamente roto, entre el pro-
ceso y la utopía. Imágenes de una discordia que recién co-
mienza, pero se irá desgajando día a día hasta alcanzar un
ritmo endemoniado e irrefrenable.
Ambas misivas desnudan la naturaleza absolutamente
pragmática, carente de toda ideología, que no sea el crudo
afán de poder de una camarilla cívico militar por continuar
disponiendo a su antojo de los todavía ingentes recursos de
la República. De allí los dos hechos más resaltantes del tes-
tamento de Giordani: confiesa su distanciamiento irrepara-
ble con Nicolás Maduro nada más producirse la muerte de
Hugo Chávez – lleva, así lo dice, más de un año intentando
comunicar sus desavenencias con el curso implementado
por el heredero nada más hacerse con el Poder. Y el grueso
de su denuncia va dirigida a la malversación y abuso de
los recursos públicos en connivencia con factores ajenos al
proceso. Incluso extranjeros. En otras palabras: la renun-
cia a los ideales socialistas del comandante y el escandaloso
desfalco de los recursos con fines ajenos al bien público.
En una palabra: dobla las campanas por el fin del llamado
socialismo del Siglo XXI, la naturaleza socialista revolucio-
naria del chavismo y su conversión en una mera dictadura
grupal de militares y civiles arribistas y aprovechadores. Si
hemos de creer que el teniente coronel que usurpara trai-
cionera y descaradamente el golpe del 4F tuvo alguna vez
“ideales socialistas”.
Los reclamos de lo que podríamos denominar los ideó-
logos del proceso, respaldados por su plataforma mediática
–Aporrea– deja ver un hecho verdaderamente abomina-
ble: el gobierno cubano no tiene otro interés en el régimen
que sustentan y la mantención del agente que pusieran a

279
Antonio Sánchez García

su cargo, que extraerle a Venezuela cuánta riqueza puedan,


para alimentar sus exangües vías de sobrevivencia. Si la in-
sólita declaración del cantautor emblemático del castrismo
durante medio siglo, Silvio Rodríguez –acaba de confesar-
se confundido por la grave situación que viven los sectores
populares de su país, una realidad que nada tendría que ver
con el futuro que ha mantenido viva la utopía y su propio
reservorio de imágenes trovadorescas– es de imaginarse a
qué estado de miseria e indefensión llegarían los pobres de
la revolución, la población entera, salvo la Nomenklatura,
si la pérdida de su control sobre PDVSA y nuestros recursos
los dejara sin los cinco mil millones de dólares y los 120 mil
barriles de petróleo diario que bombean de nuestro subsue-
lo. La debacle. Cosa de la que Silvio Rodríguez debiera, por
lo menos, tener noticias, siendo o habiendo sido un diputa-
do de la asamblea castrista.
Si los intereses de Cuba, del alto mando y las jerarquías
de las Fuerzas Armadas, así como de la camarilla golpista
que administra al estado venezolano como estricta fuente de
recursos a ser saqueados, están claros –gansterismo y proxe-
netismo puros– cabe la pregunta sobre las razones e intereses
de los secretarios generales de los partidos dominantes en la
MUD para continuar dándole sostén a una fantasmagoría
delincuencial como la que hoy asfixia y saquea a Venezuela.
El tema es demasiado delicado y complejo como para
despacharlo en un santiamén. Pero en rigor tiene sus expli-
caciones más elementales en la connivencia ideológica del
populismo clientelar y estatólatra que trasmina a los parti-
dos del establecimiento puntofijista, ampliado ahora con PJ,
UNT y los partidos recientemente incorporados al discurso
populista de la política nacional. Todos los cuales sufren,
igualmente que sus partidos matrices –AD y COPEI– de
un pobresismo inveterado y de un igualitarismo heredado
de dos siglos de República. Su desinterés en fundar la Repú-

280
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

blica sobre las sólidas bases de la libertad, la productividad,


el respeto a la instituciones y la hegemonía del individuo,
emancipado de las dádivas de un estado manirroto, valores
todos derivados del liberalismo, han brillado por su ausen-
cia desde la fundación misma de la Nación. Un mal endé-
mico del que Venezuela no podrá zafarse sin una auténtica
revolución de los espíritus. ¿Será posible? Tengo fundadas
dudas. Como bien lo afirmara Alexis de Tocqueville en La
democracia en América, los pueblos se resienten durante
toda su vida de sus taras originarias. El estatismo clientelar
es la peor de las nuestras.
Las tres patas conspiran contra la revolución liberal de-
mocrática. A todos ellos les aterra verse barridos del escena-
rio y privados de las llaves mágicas de los ingresos petrole-
ros. Unos, disfrutando de ellos; otros, esperando el turno.
Una tragedia de la que, a pesar de tantos y tantos esfuerzos
ahogados en ciernes, no parecemos estar dispuestos a sa-
cudirnos. Prefiriendo reducir todos nuestros problemas al
ámbito de la política y la gobernanza. Así son las cosas.

281
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

283
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La constituyente
2 Julio, 2014

Obviamente adversé la llamada constituyente, me opu-


se a ella con mis escasas fuerzas y voté contra ella, así un
país desquiciado, veleidoso y bordeando la estupidez, sin
entender una pizca de lo que se jugaba, saliera alborotado
a darle su aprobación. Aquella vez ni siquiera convencí a
familiares cercanos de votar en contra: votar por la constitu-
yente era como apostar al Brasil en los campeonatos mun-
diales de la FIFA –una desviación psicopatológica que por
fortuna comienza a desvanecerse sin haber encontrado aún
un reemplazo plausible– o jugarse la vida por ganar un Miss
universo. La oligofrenia habitual en la estulticia del patio.
No soy constitucionalista, pero en mis afanes por en-
terarme de la historia del país que escogí como propio y en
el que no nací por caprichos del azar, había tratado de en-
tender por qué Inglaterra se había mantenido incólume en
su proverbial vocación institucionalista sin tener ni siquiera
una sola constitución y los norteamericanos habían cons-
truido la Nación más poderosa y disciplinada del planeta
con una sola de ellas, enriquecida con las enmiendas que
consideraron oportunas. Con estricta economía de leyes es-
critas y un acerbo de leyes internalizadas en el ciudadano.

285
Antonio Sánchez García

Porque, a pesar del constitucionalismo irredento del


subdesarrollo de países campamentos como los nuestros,
las constituciones son camisas de fuerza: no curan las de-
mencias, pretenden atar los brazos. Quienes ejercen de ma-
gistrados hacen descansar en formalismos jurídicos lo que
no han sido capaces de inocular en las conciencias y creen
que con un buen maquillaje de leyes el cadáver de nuestra
incultura florecerá como por arte de magia. De allí los ex-
tremos: el país más democrático del Hemisferio, como lo
reconociera en los orígenes de su democracia el pensador y
diplomático francés Alexis de Tocqueville, los Estados Uni-
dos de América se ha bastado con una sola, mientras el me-
nos democrático al día de hoy, con la excepción de Cuba,
que la gobierna a distancia, rebajado a dictadura y satrapía,
ha tenido 26 constituciones. ¿De qué nos sirvieron, si en
justo reconocimiento de la verdad sólo una ha sido verda-
deramente efectiva, eficiente y digna de tal nombre –Magna
Carta–, la de 1961? Y su eficacia y discreción le pareció a
los venezolanos tan insoportable, que hubo que sacarla a
patadas militaroides, caudillescas y dictatoriales del camino.
Ante el jolgorio de una aplastante mayoría de desquiciados.
Porque sólo un desquiciado puede querer asesinar lo que
le ha hecho tanto bien, como hiciera la constitución que
uno de sus redactores no tuvo el coraje de defender ante la
infamia de quien la deshonró pública y notoriamente ahor-
cándola con su imprudente verborrea.
Toda constitución es letra muerta, “una bicha”, como
la llamara el esperpento, si sus principios y valores no están
asentados en el corazón –y en los cerebros, si los tienen– de
los ciudadanos que deben acatarla. Pero sobre todo: si una
constitución es invocada para resolver torceduras congéni-
tas, como guillotina de contrarios, aspiradora de estropi-
cios y remiendo de iniquidades, está condenada a no ser
tomada en serio. A ser burlada, violada o, mucho peor,
usada como instrumento de persecución, retaliación y

286
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

pretexto de ignominias, robos, abusos, crímenes y estupros,


como sucediera con esta malhadada “mejor constitución
del mundo”. La mayor violencia jamás ejecutada en Vene-
zuela, los mayores desfalcos y saqueos de bienes públicos
nunca antes vistos en América Latina y puede que en el
mundo entero, la desaparición de toda justicia y toda con-
traloría sucedieron amparados en la Constitución en mala
hora parida por nuestros Constituyentes. Fue la mampara
rosada de las peores iniquidades. Jamás un presidente ex-
hibió tanto y con tanto desparpajo una edición mini libro
de bolsillo de “la mejor constitución del mundo” teniendo
perfecta conciencia que se la pasaba por el fundillo de la
mañana a la noche. Y el pueblo, vitoreándolo.
Bastaría el ejemplo de esta leguleya inmundicia del gol-
pismo –así en su momento haya sido preñada por constitu-
cionalistas de origen cuartorepublicano que nos la vendie-
ron como la panacea universal y hoy andan quejándose por
las cuatro esquinas del planeta como perros apaleados– y el
espejo constitucional que parieran para comprender que las
constituyentes son una pérfida trampa, si empleadas como
garrotes, o aviesos señuelos, si sirven al asalto del Poder To-
tal. Por cierto, y es hora de comprenderlo: han sido parte
de la estrategia del neocastrismo totalitario que hoy invade
a la región e incluso a España: en Chile la Sra. Bachelet, en
España el Sr. Iglesias pretenden su contrabando. Un ataque
artero y avieso, pues ambos países han estado perfectamente
encaminados, han progresado, se han zafado las taras, viro-
sis y malacostumbres con singular éxito. Pero, por lo visto,
el éxito incomoda en América Latina. Como decía el maes-
tro de Giordani, Antonio Gramsci, y vuelvo una vez más
a citarlo majaderamente: “sólo tú, estupidez, eres eterna”.
Las Constituciones, en un país serio, regulan, no repa-
ran; ponen cimientos, no techumbres; reafirman, no im-
ponen. Son el gran edificio de la civilidad: mientras más

287
Antonio Sánchez García

transparente y menos necesario, mejor. Al hombre no hay


que perseguirlo recordándole a diario que no es una bestia
de rapiña, sino un ser civilizado. El ciudadano que lo es
por nacimiento y tradición no requiere andar consultando
la Carta Magna para saber lo que está emocional, consus-
tancial, cívicamente obligado a realizar desde que se acuesta
hasta que se levanta. No necesita leer en un código que ase-
sinar a un semejante es una intolerable muestra de barbarie.
Lo sabe desde su nacimiento. Todo lo demás es cuento.
Es mi opinión y puede que incomode a nuestros me-
jores aliados en la lucha por la Resistencia y la Libertad.
Salgamos de esta inmundicia con decoro, con firmeza, con
temple. Restablezcamos la soberanía y la majestad de nues-
tras instituciones. Venzamos la ignominia, la incultura, la
incuria de ese medio país que nada en su terrible indigencia
intelectual y moral. Y obliguemos a nuestros compañeros
de ruta a unirse al esfuerzo por salir de esta lacra que nos
abruma. Luego hagamos las leyes. Poner la carreta delante
de los bueyes sólo nos reconduce a las viejas frustraciones
históricas.

288
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Los vacilantes
3 Julio, 2014

¿En qué radica la falsedad de lo que hemos dicho?


¿Es sólo una parte o es el todo?
¿Con quiénes contamos?¿Somos acaso las sobras
que han sido arrojadas por la fuerte corriente
de la vida?
¿No nos comprenderá nadie ni a nadie
comprenderemos?
¿Nos favorecerá la suerte?
Eso preguntas: no esperes
Otra respuesta que la tuya propia.
Bertolt Brecht, A los vacilantes, 1934

De las suertes de la política, puede que la más trágica


sea la de la vacilación: sentirse al borde del abismo, com-
prender que de tu voluntad y tu decisión –las dos herra-
mientas fundamentales del líder– depende el que tu pueblo
no vaya a dar en sus profundidades, como la piara de cerdos
en los evangelios, tener la profunda convicción de que en
tus manos se encuentra la salvación en esa difícil travesía
por los desiertos, conocer el rumbo y la meta hacia el que

289
Antonio Sánchez García

debes dirigir a tus seguidores y precisamente entonces, al


final del camino, cuando ves coronados años y años de es-
fuerzos esperando por la gran oportunidad, verse sobrecogi-
do por la duda. Nada nuevo bajo el sol.
Me imagino las dudas y vacilaciones que habrán aco-
metido a quienes, en la historia, se han enfrentado a esa
situación infernal. Pues si es cierto que la naturaleza no
avanza a saltos, como afirmaba Linneo. la historia camina
a brincos, por acumulación de aciertos y errores, caprichos
y veleidades de sus dirigentes y sus pueblos, a veces incluso
volviendo a intentar vías inútiles que no dan a parte alguna,
sólo por la porfía de la regresión. Como ha sucedido en Ve-
nezuela no una ni dos sino innumerables veces. Particular-
mente en esta última, cuando teniendo tantas herramientas
políticas, avances científicos, oportunidades excepcionales
y ejemplos magníficos volvimos a caer en la estulticia del
caudillismo reaccionario y devastador.
¿Cuántas recaídas en la dictadura, incluso en la tiranía,
cuántas revoluciones, perturbaciones, motines y saqueos,
guerras intestinas y otros dislates marcan el accidentado
curso de nuestra historia? Salcedo Bastardo contaba más de
cien. El porcentaje en años de República es desolador. Las
vidas humanas tiradas a la basura, millonarias. Como las
de quienes han sufrido y sufren los últimos quince años de
sus vidas esperando por el milagroso despertar de nuestro
pueblo, para írsenos de esta vida en medio del abandono. O
quedársenos en ella sumidos en la desesperanza.
Venezuela no ha sido avara en despilfarros. Lleva dos
siglos despilfarrando vidas y fortunas. En una inconscien-
cia aterradora. ¿Por qué Noruega o Finlandia, Suecia, Ja-
pón, Singapur, Corea del Sur, Taiwán y tantos países en el
mundo, teniendo iguales e incluso menos oportunidades
que Venezuela al finalizar la Segunda Guerra Mundial y

290
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

promediar la segunda mitad del Siglo XX, oportunidades


que a nosotros se nos fueran como arena por entre los de-
dos, han logrado la felicidad de sus naciones, mientras en
Venezuela tiramos todo por la ventana y continuamos ava-
sallados por nuestra propia insensatez? ¿Qué hubiera suce-
dido si en los momentos cruciales de sus historias sus líderes
hubieran retrocedido aterrados ante el futuro, se hubieran
consumido en sus vacilaciones y hubieran permitido que la
ignominia los devorase? ¿O hubieran ordenado devorarse lo
acumulado en años de bonanzas para verse luego al borde
de la miseria? ¿Qué sería del mundo si Churchill no hubie-
ra dado un paso al frente en el momento más crucial de la
historia de Inglaterra y de Europa, por no hablar del plane-
ta entero, si al borde del abismo del totalitarismo nazi no
hubiera tomado las justas decisiones con coraje asumiendo
su responsabilidad ante la historia para enfrentar a Hitler y
librar la más devastadora y cruenta de las guerras por salvar
a la humanidad del extravío? Podrá argüirse que lo mismo
hizo Stalin: pero Stalin no tenía otra opción que defenderse
de un ataque que ahogaba al corazón de la revolución. In-
glaterra, en cambio, no sólo estaba a salvo: Hitler la admi-
raba y nada hubiera ansiado más que la complacencia de su
parte y tenerla como aliada privilegiada, como lo pretendie-
ran Chamberlain y los apaciguadores.
No veo razones suficientes para evitar comparaciones
de ese calado, pues Venezuela perfecto derecho tiene a pe-
dirle a quienes se consideran sus líderes que asuman el de-
safío de salvarla de las garras del totalitarismo, del saqueo,
de la violación, de la deshonra y del desgarramiento. ¿A qué
esperan sus dirigentes para salir de su apatía, de su descon-
fianza en sí mismos, incluso de su pusilanimidad y su co-
bardía, para estar a la altura de las circunstancias y enfrentar
al malandraje que se ha hecho fuerte violando y saqueando
a nuestra Nación? ¿Puede más la cobardía que la honra, la
pusilanimidad que la dignidad, la traición que la lealtad?

291
Antonio Sánchez García

Lo más doloroso es constatar la paciencia del pueblo


con aquello que considera “los liderazgos”, pues hoy por
hoy está mayoritariamente ganado para emprender una ba-
talla definitiva y final contra la ignominia, la infamia, la
vergüenza de verse en mano de traidores, asesinos, entre-
guistas. Y al referirme a los líderes, es obvio que descarto
los casos perdidos de quienes, trasminados del pasado más
bochornoso no hacen más que defender sus cotos y pre-
bendas en connivencia con los asaltantes. O sumirse en la
pusilanimidad de sus equivocadas percepciones. Me refiero
a aquellos en los que descansan las últimas esperanzas. A los
vacilantes en momentos definitorios. Que Dios los ilumine
y no teman abrirle sus corazones al futuro. De ellos depende
el rumbo de la Patria.

292
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Medios en venta
6 Julio, 2014

Si María Corina Machado quisiera comprar la gace-


ta hípica de San Juan de los Morros y Marcel Granier, El
Tinterillo, de Tucupita, la Procuraduría General de la Re-
pública y la Contraloría solicitarían que los fondos de di-
chos adquirentes fueran investigados por el FMI, la Bolsa
de valores de Hong Kong, el FBI, Scotland Yard, la Nueva
Trova Cubana, el Foro de Sao Paulo, La Iglesia Pentecos-
tés de Barbacoa, los Enanitos Cantores de Turgua y el Hi-
pódromo de Machurucuto. Sus cuentas serían congeladas.
Sus nombres, enviados a las listas de Interpol, y por si las
moscas ambos serían detenidos, sus bienes confiscados y las
propiedades que les van quedando expropiadas ipso facto y
sin derecho a réplica.
Entre tanto, El Tinterillo de Tucupita sería incendiado
en una acción vandálica de los desconocidos de siempre,
ante el escándalo y la indignada sorpresa de la Fiscal Ge-
neral de la República, que ordenaría abrir de inmediato un
expediente al Dr. Granier y a la ex diputada Machado, sos-
pechosos de los hechos, mientras a la Gaceta Hípica de San
Juan de los Morros, además de romperle los cristales del
despacho del director, robarle las computadoras de la sala

293
Antonio Sánchez García

de redacción y arrancarle conexiones telefónicas, cableado


eléctrico y tomas de antenas de DirecTV le caería un multa
colosal, en euros y libras esterlinas, por informar de un corte
de electricidad infundado aparentemente sucedido el 14 de
abril de 2003.
Pero asómbrese querido lector que al día de hoy, aún
no se sabe qué grupo venezolano usó una organización fan-
tasma de nombre digno del The Economist para comprar
el periódico de mayor circulación nacional, del que en un
santiamén fueran despedidos decenas de periodistas, por el
delito de exigir contar la verdad de lo que acaban de ver y
querían reportear; Globovisión hace como si fuera la reco-
gidita de algún portentoso enriquecido en tiempo récord y
El Universal asoma bufetes londinenses como los del Dr.
Van Helsing y los brocker encargados por el Conde Drácula
para realizar inversiones inmobiliarias en la City para que
Bram Stoker escribiese la famosa novela del mismo nombre
–Drácula– que lo hiciera famoso en todo el planeta.
Me pregunto, obviamente, ¿qué pensara el candidato
Capriles de todas estas movidas? ¿Qué dirán Borges y Ra-
mos Allup ante la ingeniosa estratagema de los misteriosos
compradores fantasmas de estas tristes tierras para permitir-
le al Dr. Mata jubilarse él y su descendencia hasta la quinta
generación con suculentos montos de intereses cancelados
escrupulosa y quincenalmente para que jamás tenga que
quejarse por la falta de divisas para comprar papel tualé,
aceite de oliva, leche en polvo y harina pan. Que los ricos
también comen arepas y luego suelen ir al baño, así se hayan
criado en los Estados Unidos y hablen un español macarró-
nico, como el muertito solía sacárselos en cara cada tanto.
Nada sorprendente: sigue la huella de los otros ricacho-
nes mediáticos que a la hora de sentir una leve presión con
olor a imprenta del Departamento del Tesoro norteameri-

294
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

cano no dudan ni un segundo. Cómo olvidar lo que un día


no tan lejano me dijera el más decente de todos ellos, que
antes que lamer dólares por los pasillos de Miraflores prefi-
rió le arrebataran malamente lo suyo: “ya verás, caro amigo,
cuán cobarde puede ser la godarria empresarial…”

Lo recuerdo y no lo olvido. Los hechos lo confirman a


cada paso.

295
Antonio Sánchez García

Encuentros y desencuentros ante


“el tiempo que resta”
7 Julio, 2014

A Luis Ugalde, SJ
Obvia afirmar que comparto y aplaudo la valiente afir-
mación de Luis Ugalde, a quien aprecio y admiro, acerca
de la imperiosa y vital necesidad que tenemos quienes ama-
mos a Venezuela y deseamos lo mejor para ella y sus hijos
– nuestros hijos – de salir de Nicolás Maduro y su infame
gobierno cuanto antes. Ese cuanto antes afirma una urgen-
cia paulina, visto que el imperativo de implantar el reino
de Dios sobre la tierra no puede ni debe ser postergado ad
aeternum. La felicidad de los venezolanos implican una
categoría moral y una exigencia que no admite dilaciones.
Construir la paz y la solidaridad y la concordia entre sus
ciudadanos tan pronto como nos sea posible, sobre bases
tan sólidas que imposibiliten recaídas futuras en la barbarie.
Es un imperativo como para ilustrar e iluminar a nues-
tras dirigencias, tentadas desde siempre a la improvisación,
el inmediatismo, la incuria. Y a la peor de todas sus perver-
siones: la pusilanimidad ante las adversidades, el desvío ante
el enfrentamiento contra nuestras taras y males. La fácil dis-

296
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

posición a la connivencia, el acomodo, la transa, rehuir las


grandes decisiones y postergarlas para más adelante, a ver
si entre tanto se han resuelto por si solas. Todo lo cual en-
cuentra perfecta cohabitación con el electoralismo. Si fuera
por dichos liderazgos, a esperar las elecciones de diciembre
de 2015 y a las presidenciales de diciembre de 2019. Y a las
que tengan lugar al llegar las calendas griegas. Alguna vez,
en algún proceso electoral, ganarán los buenos y perderán
los malos. Ley hollywoodense.
Pues ni hablamos de atajos ni de caprichos voluntaris-
tas: hablamos, como lo hiciera Paulo en su Epístola a los
Romanos, “del tiempo que resta”. Hablamos de urgencias.
Sobreponiéndonos a las inmensas dificultades que entraña
enfrentar no a un régimen que reclama por una transición,
como el de Franco tras su muerte o el de Pinochet, ya cum-
plidas las tareas de resolución de la crisis que lo invocaran.
Hablamos de la necesidad de enfrentar “cuanto antes”, en “
el tiempo que resta” a un régimen encaminado por su pro-
pia dialéctica a devastar a nuestro país, a nuestra sociedad, a
nuestras costumbres, a la totalidad de nuestra forma de exis-
tencia: a nuestra democracia. Una diferencia capital, irrepa-
rable entre la transición del post franquismo a la democra-
cia de consensos, que encontrara en el Rey Juan Carlos un
factor dinámico insuperable y en los partidos a unos mag-
níficos aliados, lúcidos y voluntariosos unidos tras la causa
común; o de la superación de la dictadura pinochetista, que
se había convertido al final de su mandato constitucional
–alcanzado el grado de desarrollo que la misma dictadura
había propiciado y favorecido mediante la modernización
del Estado y todas sus estructuras concomitantes– en un
estorbo para ese mismo desarrollo modernizador.
Tanto la España franquista como el Chile pinochetis-
ta sufrieron profundos cambios, que prepararon la infraes-
tructura material y social para una forma de vida superior,

297
Antonio Sánchez García

estrictamente apegada a preceptos constitucionales. La de-


mocracia se hizo, en ambos regímenes, una necesidad in-
soslayable. Lo cual fue perfectamente comprendido por las
élites, en ambos países. Razón por la cual coadyuvaron a la
transición. Y, entre todos, la hicieron posible. Sin un factor
aterrador y amenazante que dispusiera de todos los poderes
y no mostrara la menor disposición a la capitulación. Pues
de capitular, pierde el poder, pierde las riquezas, pierde el
sostén que le brinda y le permite sobrevivir a la tiranía cu-
bana. Una burusa…
La razón es de orden estructural: ni Franco ni Pinochet
pretendieron lo que Lenin, Mao y Fidel Castro llevaron a
la práctica y Chávez intentara hasta más allá de su muerte:
la destrucción total de sus sistemas de convivencia socio-
política para construir el comunismo. Muy por el contra-
rio, Franco y Pinochet establecieron la dictadura comisarial
para impedirlo. Una vez cumplido el propósito, perdieron
toda vigencia histórica. A Dios gracias.
Nada, absolutamente nada que ver con un régimen
como el chavista, ahora en manos de Nicolás Maduro,
Cuba y sus Fuerzas Armadas. Salir de ellos es un impera-
tivo categórico ineludible, pues su propósito es hacer tierra
arrasada de nuestra forma de existencia, la democracia. Ni
la muerte – Franco – ni la obsolecencia – Pinochet – juegan
en su desfavor. Harán cuanto esté de su parte por imponer
su régimen tiránico, así cada día que pasa les sea más adver-
so y su propósito más lejano.
Por ello: cuanto antes no significa sentarse a esperar por
conversaciones como los pactos de la Moncloa o un Plebis-
cito como el que terminó por aventar a Pinochet. Nada más
lejos de nuestra realidad real. Salir cuanto antes significa
unir fuerzas para provocar un profundo cambio sociopolíti-
co, alterar radicalmente la correlación de fuerzas, restablecer

298
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

el ritmo avasallador de la Revolución de Febrero y adquirir


una sumatoria de masa crítica que imponga por los hechos
lo que ningún diálogo de buena voluntad hará posible: el
desalojo. Como lo ha vivido el país en una innoble y aviesa
jugada del régimen, confabulado con los países dominados
por el Foro de Sao Paulo, fiel aliado del castrocomunismo,
el diálogo ha sido una traición a las aspiraciones populares
por implantar en Venezuela un régimen democrático, prós-
pero, legítimo, justo, solidario.
La realidad, lo sabemos desde Hegel, vive una perma-
nente contradicción entre lo que es –das Sein– y lo que debe
ser –das Sollen–. Venezuela cabalga a lomos de esa contra-
dicción. Soñar es aspirar a hacer realidad lo que la propia
realidad reclama por su existencia. Ya existe como anhelo,
como aspiración, como motivo de lucha. Como memoria
viva y actuante. Lo contrario, perseverar en lo que es y caer
rendido a los pies de la Omnipotencia de la maldad, es ali-
mentar la pesadilla. Y entre un sueño y una pesadilla, la
elección cae por su propio peso.
El diablo sabe que no le queda mucho tiempo. Se apa-
rece en diversas formas, pretendiendo seducirnos con lo que
es, para mantenernos atado al infierno. Dios nos insta a im-
poner su reino entre los hombres de buena voluntad hic et
nunc, aquí y ahora. Es el tiempo mesiánico. “Cada tiempo
es la hora mesiánica (totum illud tempus diem vel horam ese)
y lo mesiánico no es el fin cronológico del tiempo – como
nos lo contrabandearan HEGEL Y MARX – , sino el pre-
sente como exigencia de cumplimiento, como aquello que
se pone “a modo de final” (licet non in eo tempore finis, in
eo tamen titulo futurum est” (Ticonio). Dios nos conmina
desde la vida, muerte y resurrección de Jesucristo a ser fe-
lices hoy. No mañana. Es el tiempo mesiánico de nuestros
apóstoles. Es el tiempo que resta.

299
Antonio Sánchez García

La Acción Democrática que un día fue


9 Julio, 2014

1
Ciertamente: se arrepintió. Si bien no hizo alarde de
sus arrepentimientos. Rómulo Betancourt no era un filisteo
ni un mercachifle, un entrador, un arribista o un buhonero
de lo público: era, como lo describiera de una vez y para
siempre Manuel Caballero, “un político de nación”. A los
veinte años ya era el que llegaría a ser: un líder, un visio-
nario. Un hombre de acción. Al que para su y nuestra in-
mensa fortuna le acompañaba un cerebro privilegiado, una
homérica capacidad de presagios y una riqueza intelectual
que ningún político venezolano, salvo Bolívar, tuviera en
los doscientos años de República. Un estadista.
Pero se arrepintió. Así su arrepentimiento se fraguara
en lo que el marxismo, que conocía profunda y seriamente,
de verdad, como la palma de su mano en teoría y acción,
llama “autocrítica práctica”. Dotado de una insólita inteli-
gencia, de una capacidad de observación de hechos y hom-
bres propia de los grandes estadistas, tuvo los dos principa-
les atributos que hacen de los hombres personajes hacedores
de historia: voluntad y decisión. Los dos ingredientes que

300
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

acompañaron su decisión de sumarse a la conspiración de


los jóvenes oficiales venezolanos que quisieron cortar por
lo sano en los momentos de vacilaciones y dudas del post
Gomecismo y dieron el golpe de Estado del 18 de octubre
de 1945.
Así suene paradójico y extravagante, fue el haber parti-
cipado como figura protagónica en dicho golpe de Estado
lo que terminó de fraguar y blindar sus convicciones demo-
cráticas. Pues culminando el periplo que le diera luz verde
para su intervención en una asonada –montarse en el tren
blindado del militarismo vernáculo para dar nacimiento a
una auténtica democracia venezolana– otro golpe de Esta-
do, éste sin intrusiones civilistas y democráticas, puso fin
al castigo: contrariamente a lo dicho por su maestro en la
distancia, Nicolás Maquiavelo, el fin no justificó los me-
dios. Como haría decir Brecht a su personaje Galileo Galilei
una década antes, “para desayunar con el diablo se requiere
un cucharón muy largo”. Y una inescrupulosidad propia
de matarifes. Betancourt era un estadista ejemplar, no un
matarife.
Aún así: decidido a arrebatarle Venezuela a la esco-
ria golpista, militarista, caudillesca y dictatorial, que sabía
constituía el último sustrato filogenético de la Venezuela
dominada por lo que los positivistas de fines y comienzos
de siglo llamaran “el llaneraje salvaje”, esas tribus de ban-
doleros y hors-la-loi que vagaban por los llanos venezolanos
y espantaran la conciencia de Humboldt, se unieran a Bo-
ves y terminaran preñando la independencia de salvajismo,
oprobios, latrocinios y expropiaciones, se propuso tras trece
años de exilio, destierro y trashumancias salir de la dicta-
dura de Pérez Jiménez, como lo escribiese en 21 de mayo
de 1957 a Carlos Andrés Pérez y Luis Augusto Dubuc, de
forma “evolutiva o a la brava”. Se dio para ello un corto
plazo, tras lo cual, si el dictador continuaba en el Poder,

301
Antonio Sánchez García

dejaría de hablar paja y se iría al monte, como lo estaba ha-


ciendo Fidel Castro en la Sierra Maestra, seguro de que él sí
tendría éxito de verdad, no como el fantoche de Castro: “si
en el 57 o comienzos del 58 no hay solución al problema vene-
zolano – evolutiva o a la brava – no nos quedaría otro camino
sino el de ponernos un bozal, y no hablar más en el exilio de los
atropellos, etc., de esa gente. Por propio respeto, tendríamos que
callarnos definitivamente.” Unas líneas antes lo había expresa-
do con la mayor claridad: “lo que está haciendo Fidel Castro, y
con mucho más éxito, debí hacerlo yo en 1950; y eso deberemos
hacerlo si en 1957 o comienzos del 58 no hay solución al pro-
blema venezolano.” Más claro, echarle agua. Aquel dirigente
de lo que ha devenido medio siglo después lo que fuera
antaño el partido del pueblo, si puede, que lo desmienta.

2
Si era lo que pensaba en su intimidad y se lo comunica-
ba a su hombre de mayor confianza, el más legítimo de sus
herederos, traicionado luego por sus ilegítimos heredados,
la profunda visión del estadista primó a la hora de hacer
públicas sus posiciones respecto a la naturaleza de la lucha
contra la dictadura. Desde La Habana y en el curso de ese
mismo año ordenó orientar el combate con la dictadura
en términos pacíficos, si ello fuera posible. Si la memoria
no me engaña se lo declaró en Bohemia a Simón Alberto
Consalvi. Temía los desbordes de la indignación popular en
la que estaban empeñados los jóvenes rebeldes encargados
de la dirección del partido ante la ausencia de sus dirigen-
cias tradicionales, asesinadas por la Seguridad Nacional o
en el exilio. Y la posibilidad objetiva –dicho en términos
marxistas– de que ese desborde derivara en una revolución
incontrolable, de corte marxista leninista, como la que debe
haber avizorado en la Cuba que se zafaba de Batista con la
insurrección popular y civil y las guerrillas castristas. La otra

302
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

razón era incluso de mayor peso para el proyecto que ambi-


cionaba secretamente: contar con el respaldo de los Estados
Unidos para refundar la República en plena Guerra Fría.
Evitar los desbordes y controlar férreamente a sus díscolas
militancias era la única demostración de lealtad democrá-
tica que podía poner sobre la mesa llegado el momento de
las conversaciones en Washington: su militante anticomu-
nismo.
Pero aún para un estadista de la talla de Betancourt, el
hombre propone, pero es Dios quien dispone. Y ya al bor-
de de la caída de Pérez Jiménez, en su lejanía comprende
que ha llegado la hora de la acción definitoria. “El régimen
despótico está viviendo sus últimos días, pero no caerá como
fruta podrida. Hay que hacerlo caer” escribe el 14 de enero
de 1958. El mismo día les escribe a los “queridos compa-
ñeros del CEN” “desde aquí veo el panorama nacional de-
finitivamente favorable. El despotismo caerá en el curso de
días –acaso haya caído cuando esta carta llegue a manos de
ustedes–, o de semanas, o de meses. Pero caerá. La sentencia
está escrita en el muro. pero hay que darle, ahora sí, el em-
pujón definitivo.” Quiso la ironía de la historia que esa car-
ta la recibiera Simón Sáez Mérida, el secretario general del
partido en la clandestinidad, justamente cuando repicaban
las campanas llamando a la huelga general, a escasos días del
23 de enero, y que Héctor Pérez Marcano, miembro de la
dirección nacional, se la escondiera en uno de sus zapatos
mientras trajinaba la insurrección de un lado a otro de Ca-
racas en medio de las refriegas con la Guardia Nacional y la
policía política de la dictadura. Los consejos de Betancourt
de acentuar el pacifismo –ESTA ES UNA MANIFESTA-
CIÓN CÍVICA Y PACÍFICA, recomendaría como slogan
– se hicieron extemporáneos. El déspota había caído. No
se produjo un solo diálogo. Para Betancourt, dialogar con
el tirano en vez de empujarlo al abismo hubiera sido una
blasfemia.

303
Antonio Sánchez García

3
Las diferencias entre la actuación de Rómulo Betan-
court y de Acción Democrática frente a la dictadura mili-
tar de Pérez Jiménez, desarrollista y en todos sus sentidos,
inmensamente más beneficiosa para el país que el aterra-
dor desastre de la devastación castrocomunista que hoy nos
aflige, y la de su actual dirigencia frente a la dictadura de
Maduro y el chavismo, es tan abisal, que llega a ser incom-
prensible. Difuminando todos los contornos que puedan
vincular la una con la otra. Pues una cosa era pedir control
de los acontecimientos y manejo político del movimiento
de masas, preservando la necesidad de la Unidad e incluso
sacrificando algunas consignas – como la renuncia del dés-
pota, para obtener consensos – y otra muy distinta buscar
entendimientos con la dictadura y poner partido y hombres
de frente contra la insurgencia popular, apostando a espu-
rios entendimientos como los que hoy impiden la resolu-
ción de la crisis y la apertura hacia la Venezuela moderna
que los tiempos reclaman.
Es la tragedia que nos abruma: ni AD es lo que fuera
cuando respondía a las necesidades históricas y los impulsos
de sus mejores hombres, ni Primero Justicia, el MAS, Un
Nuevo Tiempo y los restantes partidos que hacen vida en
la MUD se empinan a las alturas de quienes, desde COPEI
y URD formaron parte de la Junta Patriótica que asumió
la responsabilidad de enrumbar a Venezuela hacia la transi-
ción democrática. No se hable del partido de Santos Yorme,
rebajado a conciliábulo de gestores y promotores de nego-
ciados y corruptelas en el seno de la dictadura.
Sólo una mínima visión panorámica de nuestra historia
permite valorar en su justa medida cuan aviesas y delezna-
bles han sido las declaraciones de Henrique Capriles y Hen-
ry Ramos Allup en defensa de lo indefendible: un régimen

304
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

dictatorial ante una insurgencia popular. El asesinato de 45


jóvenes venezolanos, la prisión y la persecución de miles de
combatientes, la cárcel de uno de nuestros más promisorios
líderes, y la cantidad abrumadora de iniquidades cometidas
contra quienes adversan de frente, inermes y a pecho des-
cubierto la barbarie de un régimen dictatorial que llegó al
extremo de entregar nuestra soberanía en uno de los actos
más bochornosos de nuestra historia independentista. Que
callan los asesinatos a mansalva de la dictadura pero conde-
nan las guarimbas con que nuestra juventud expresa su pro-
testa. Llegando al colmo de culparlas por dichos asesinatos,
repudiando “la violencia callejera provocadora de muertes”
y respaldando al sátrapa y jefe de los asesinos al callar sus
viles acciones tiránicas.
Basta comparar el progreso y desarrollo, en todos los
órdenes de nuestro país, logrados por la dictadura militar
desarrollista entre 1948 y 1957 con los de la dictadura cas-
trochavista entre 1999 y 2014, para concluir que la violen-
cia revolucionaria encauzada por la Acción Democrática de
Rómulo Betancourt para salir de ella estaría hoy mil veces
más justificada que entonces. El que no suceda así es prueba
concluyente de una infamia y una traición. El tiempo le
exigirá a los responsables, cuentas en orden. La historia no
los absolverá.

305
Antonio Sánchez García

¿Quiénes compraron El Universal?


11 Julio, 2014

“Chiringuito: Quiosco o puesto de bebidas y comidas


sencillas, generalmente situado al aire libre”
Clave, Diccionario de uso del español actual.

Cualquier hombre de negocios serio y responsable no


pondría un centavo en la Venezuela de hoy, carente de todo
ordenamiento jurídico y pasto de la voracidad de la más
inescrupulosa camarilla militar civil, que controla absolu-
tamente todos los poderes y dispone a su antojo y según
los caprichos que le dictan sus bolsillos lo que sea o no sea
permitido en el país, lo que pueda o no pueda ser invertido
y el alcance de las ganancias propias de una, cualquiera sea
su monto. Sobran los ejemplos y son, precisamente, ejem-
plarizantes. ¿Podría un empresario de la aeronáutica civil
pretender invertir en una línea aérea en un país en donde no
se respetan los acuerdos cambiarios y el intercambio entre
el sector público y el sector privado está regido por el fili-
busterismo más gansteril de la historia de América Latina?
Ni en Cuba.

306
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Venezuela está, prácticamente, quebrada. Y orientada


hacia el default, la declaración de insolvencia, la bancarro-
ta. Así encuestadores piratas sostengan lo contrario. El país
ha sido saqueado. Pretender entusiasmar a un inversor es
como salir a vender las cuevas de Alí Babá después de ha-
ber sido arrasadas por Bin Laden. Podrá quedar una pulsera
de rubíes en un rincón, bajo la lámpara de Aladino. Es lo
que todavía asoma de nuestras ingentes riquezas petroleras.
Hacerlas fértil, demanda otro gobierno, otro régimen, otro
país. Nadie apuesta a un agónico.
De allí no sólo mi sorpresa al enterarme de que lo que
ABC de Madrid llama “un chiringuito” –diminutivo de un
diminutivo, pues chiringuito procede de chiringo, “frag-
mento de algo” según el Diccionario de Uso del Español
actual, de María Moliner– ha adquirido una empresa vene-
zolana en 90 millones de euros, sino que esa empresa nada
tiene que ver con el petróleo o cualquier otro ramo de la
minería, sino que es parte del negocio hoy por hoy menos
rentable del panorama económico venezolano: medios de
comunicación. ¿Quién podría interesarse en invertir nada
más y nada menos que el equivalente a 122,4 millones de
dólares en un medio que, al momento de su venta, prácti-
camente sin ganancias, debía ser mantenido con vida con
transfusiones mensuales de liquidez para pagar su funciona-
miento equivalente a los trescientos mil dólares en gastos a
fondo perdido?
No soy experto en economía, pero quisiera que alguien
con elemental conocimiento del mundo de negocios y ava-
lúos me dijese cuál es el valor real de El Universal, de Cara-
cas. Dudo que llegue a la décima parte de ese valor. Como
tampoco la televisora Globovisión debe alcanzar en valor
real el 10% de los 65 millones de dólares que un grupo
de recién nacidos empresarios pusiera sobre la mesa para
agregarla a su cartera de bienes. No hablemos de la joya

307
Antonio Sánchez García

de la corona, el periódico de mayor circulación nacional,


escorado desde los comienzos mismos del presente régimen
hacia su abierta y desenmascarada defensa, publicitaria e
ideológicamente en manos de un periodista de la trasno-
chada izquierda marxista, Maduro dixit.
Pero más que asombrarme el hecho más que evidente
de que la adquisición de esos tres medios nada tiene que ver
con la dialéctica inversora capitalista –nadie invierte en un
perro muerto– me asombra la ingenua cara de interrogación
que suelen poner los periodistas, particularmente los que
hacen vida o ya dejaron de hacerlo en dichos medios porque
por elementales y obvias razones no cuadraban con el ver-
dadero propósito de las adquisiciones, cuando se preguntan
por los nombres y perfiles de los verdaderos compradores
venezolanos, aquellos que están detrás de esos chiringuitos
buhoneriles madrileños, newyorkinos o londinenses que
sirvieron de mampara para las operaciones de compraventa.
Por cierto: protegiéndose de la manera más burda y cri-
minosa de cualquier revelación del santo milagrero que les
llenó la cartera más allá de todo lo imaginable a sus antiguos
dueños y a sus testaferros para que abandonaran las trinche-
ras que, helàs, fueran dichos medios en la lucha por el Poder
en la Venezuela del castrochavismo.
Marx criticaba la avaricia de los capitalistas, capaces
de fabricar y vender por codicia la cuerda con la que se-
rían ahorcados. Pero jamás imaginó una revolución que en
lugar de expropiar los medios, los adquiere por diez veces
su valor. Es cierto que los Estados Unidos financiaron la
compra de altos oficiales batistianos para que depusieran
las armas y escaparan al exilio, abriéndole el camino hacia
el Poder a “la gloriosa epopeya de los hermanos Castro y
el Ché Guevara” que ellos, brutalmente ingenuos, torpes y
miopes, juraban era “una revolución democrática y liberal”.
Toda guerra nada en corrupción e inmundicia. Y esa no fue

308
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

la excepción. Pero el mismo Castro, lejos de gastar un peso


en comprar medios los expropió de una sola zampada. Con
el saldo de más de un suicidio de los cegatones que se en-
teraron demasiado tarde del triste papel que jugaran como
compañeros de ruta del asalto al Poder, como el director de
Bohemia.
Ni la familia Zuloaga, ni la de Andrés Mata ni nin-
guna otra corrió o correrá ese riesgo. En este campamento
tropical de forajidos y llaneros salvajes, las revoluciones son
cortadas por otras tijeras: si las circunstancias lo exigen, no
se vence a la burguesía, se la compra. Lo cual conduce a una
evidente constatación: esos tres medios propiamente bur-
gueses los compraron testaferros de los únicos poderes exis-
tentes en Venezuela; los de las cabezas de tribus boliburgue-
sas Diosdado Cabello y Nicolás Maduro. Tras de los cuales,
ese turbio, fétido y contaminante pantano de inmundicias
en que nadan generales y empresarios, banqueros y finan-
cistas, las ambiciones y las agallas de nuevas generaciones
que quieren cumplir el sueño americano: tener un millón
de dólares a los 25 años. La voracidad tiburonesca y el ham-
bre de fortuna que, aunque de vieja data, ha recrudecido a
niveles cósmicos en la revolución más denigrante, inmoral
y corrompida que haya existido no sólo en Venezuela, sino
en toda América Latina. Si no, en el mundo.
Como diría Cervantes, “más vale no menealle”. O
como lo haría Shakespeare: “the rest is silence”.

309
Antonio Sánchez García

Platón y el síndrome de Siracusa


14 Julio, 2014

A Leopoldo López, compatriota.

1
Hace dos mil cuatrocientos años, Platón, el privilegiado
discípulo de Sócrates, convencido tras la muerte del padre
de la filosofía a manos de los demagogos atenienses de que
sólo un filósofo podía dirigir los destinos de la República
para bien suyo y de sus posteridad –como lo plasmara en
una de las obras más trascendentales de la historia del pen-
samiento occidental, LA REPÚBLICA– decidió pasar de la
teoría a la práctica intentando llevar a cabo sus ideas con-
venciendo de ellas al tirano de Siracusa, Dionisio el joven,
con quien estableciera contacto a través de uno de sus ciu-
dadanos y amigos siracusanos, Dion, cuñado de Dionisio
el viejo, padre del nuevo tirano. Se desplazó hasta Siracusa,
la principal ciudad Estado de Sicilia, entró a la corte, causó
en el joven tirano la mejor impresión y se hizo a la tarea de
convertirlo en un filósofo.
El resto es historia. Al margen de las veleidades de Pla-
tón, ya entrado en años y porfiadamente convencido de su

310
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

tarea, como que realizó tres viajes sucesivos hasta Siracusa,


todos coronados con el fracaso, Dionisio, el político, que
luchaba por mantenerse en el Poder asediado por los car-
tagineses y la competencia de sus enemigos locales, vio en
el ingenuo pensador ateniense un infiltrado de aquellos,
lo encarceló, lo vendió como esclavo y a punto estuvo de
pasarlo por las armas. Tras el tercer intento, salvó apenas
la vida gracias a las influencias de Dionisio y volvió a sus
ocupaciones del pensar, posiblemente más escéptico del po-
der corrector de las ideas sobre un universo tan maleado e
intrínsecamente dominado por la perversidad de la lucha de
todos contra todos como el del mercado del Poder público.
En el que habitualmente no se imponen los más sabios, sino
los más necios; los más cruentos. No los más benignos; los
más indignos, no los más honrados. Los culpables, no los
inocentes. Como lo sabemos desde que el pueblo de Gali-
lea, en ejercicio de una decisión plebiscitaria, le perdonara
la vida a Barrabás para condenar a Jesucristo.
Así, y tras dos milenios y medios, el caso Platón y Dio-
nisio de Siracusa se convertiría en el síndrome del filósofo
que decide ir a meterse donde no le llaman –como definía
por cierto, Jean Paul Sartre al intelectual: “quelqu’un qui
se mêle de ce qui ne le regarde pas”– saliendo escamado del
intento. Por cierto, lejos del lugar que habita y en donde
nada ni nadie amenaza su existencia, pretendiendo corregir
el rumbo de quienes se ocupan de lo suyo. Ganando indul-
gencias con escapularios ajenos.
Cuenta el anecdotario que el Platón, o como él mis-
mo se lo creyera, el Aristóteles alemán del siglo XX, Martín
Heidegger, de regreso a su cátedra tras el fin de la Segun-
da Guerra, cargado con el estigma de haber militado en el
Partido Nacional Socialista, de haber sido un deslumbrado
admirador de Hitler y de haber asumido la rectoría de la
Universidad de Friburgo propuesto por el nazismo, pasó

311
Antonio Sánchez García

cabizbajo ante sus colegas que le murmuraron: “¿de regreso


de Siracusa, Herr Professor?”.

2
Toda semejanza es odiosa y toda comparación, un des-
propósito. Pero no dejo de recordar la historia de Platón y
el tirano de Siracusa, así como la voluntad correctora aun-
que estrictamente intelectual y a manos limpias de ciertos
profesores de filosofía, auto convocados a intervenir en los
asuntos de países ajenos al suyo propio, inocentes o me-
nos verbalizados en donde hacer la carrera de sabios que
les fuera vedada en sus patrias de origen o en sus naciones
de adopción, resulta mucho más accesible y conveniente,
pues no influye ni en las recompensas de sus jubilaciones ni
en los peligros que entraña meterse en lo que sí compete.
Las manos de la justicia del horror o de los jóvenes tiranos
no son tan largas como para encarcelarlos en sus habituales
lugares de desplazamientos. Ni Venezuela es Sicilia ni Cara-
cas Siracusa. Ni Chávez, Maduro, Capriles Radonski ni los
otros miembros de la MUD tienen la menor relación con
Dionisio el joven y la corte de su tiranía.
Uno de dichos Platones ha hecho carrera en Centroa-
mérica como portavoz de la ortodoxia marxista, al extremo
de proveer al teniente coronel golpista de un vademécum
ideológico político de la revolución, de su propia inven-
ción, –el socialismo del Siglo XXI– y se siente en capacidad
de dictaminar lo que en estos 14 años de desastres se ha he-
cho bien o mal en Venezuela. Con un saldo que ni a él ni a
los suyos le ha significado otra cosa que suculentos estipen-
dios, viajes, asesorías ideológicas y otras granjerías. Sin con-
sultarlo con nadie. No actúa en su país, desde luego, y como
tampoco lo hacía por entonces Platón, el dialogante de Só-
crates, en la Atenas de sus cuidados, ya que podría terminar
condenado a la prisión de alta seguridad de Stammhein, en

312
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Stuttgart –donde se suicidaran mis amigos Gudrun Ensslin


y Andreas Baader, de la Baader Meinhoff Bande, que ni
bajaron al Sur a hacer lo que tuvieron el coraje de hacer en
su propio país ni coquetearon con revoluciones dolariza-
das a las orillas del Caribe–, ni en ninguna universidad o
ciudad, Estado o aldea alemana, ni en México, ciudad en
cuya universidad pudo alzar nuestro pensador in partibus
el vuelo de su sabiduría de proveniencia teutona pero sólo
de dientes afuera, sin meter los dedos en las guillotinas de la
policía política mejicana, que tampoco se anda con melin-
dres. Siguiendo, por cierto, la vieja conseja de que en el país
de los ciegos el tuerto es rey. Ni Cuauhtémoc Cárdenas ni
Hugo Chávez eran profesores de germanística. Él tampoco,
pero nació en Alemania. Lo que le ha servido de aval para
hacerle creer al pobre Jorge Giordani, dominicano él, que
él sí sabía de economía política y convencer a intelectuales
latinoamericanos de la talla de Daniel Ortega, Evo Morales
y Jesse Chacón que él sí pensaba, luego existía.
Malandrerías, entuertos y juegos de abalorios de un
campamento en ruinas llamado Venezuela. Cuyos ágrafos
hombres de acción, para defender sus atropellos, traiciones
y tartufadas requieren de filósofos de proveniencia gótica o
seudo germana, para que vengan a demostrar sus conoci-
mientos en un macarrónico español en nuestras provincias
frente a nuestro sorprendido llaneraje salvaje.

3
Pero si “la revolución bonita” tuvo, en efecto, a su Hans
Dieterich Steffan, que de él venimos hablando, la oposición
no le ha ido en saga. La más ardorosa y respetable defensa,
con olor a academia y dejo a biblioteca vaticana del turbio
oportunismo reformista y los sistemáticos y ominosos tro-
piezos de los connivientes de nuestra acera o de la salida
“centrista”, como el tiene el gusto de llamar, no ha sido

313
Antonio Sánchez García

ninguno de esos sociólogos, politólogos, columnistas, en-


cuestadores o escribientes nativos, dados a la caña y el buen
vivir, al matonaje en singladura oxfordiana y a la escritura
en clave cubano americana tipo Guillermo Cabrera Infante
o Norberto Fuentes, sino un ex camarada y condiscípulo
chileno al que he tenido el gusto de reencontrar luego de
una larga travesía por el destierro. Me refiero al profesor
Fernando Mires.
Sería ofensivo comparar a mi ex camarada Mires con
Hans Dieterich, Ignacio Ramonet, Norberto Ceresole o
con el joven eurodiputado español Pablo Iglesias, todos
ellos asesores ocasionales del teniente coronel Hugo Chávez
o su designado heredero, venidos desde Francia, España,
México o de Argentina a enderezar los entuertos de la agra-
fia castrochavista gobernante. Todos ellos embaucadores y
charlatanes descaradamente caraduras y aprovechadores,
tolerados y regiamente recompensados por el analfabetismo
cuartelero del golpismo venezolano para cubrir sus carnes,
desnudas de toda formación intelectual, visto que quienes
usurpan el título de intelectuales del régimen y ostentan
su misma nacionalidad son tanto o más analfabetas que
los coroneles, comandantes y generales a los que justifican,
legitiman, sirven y barnizan con cierta pátina de elegante
locuacidad. Hacen vida en las instituciones culturosas del
Estado, ejercen ministerios y direcciones de despachos y son
tan menguados y minusválidos, que apenas si sirven para
llenar formularios de cupos CADIVI.
Tampoco es del caso considerarlo insustituible en el
universo de la oposición oficialista, que ella sí tiene sus pro-
pios intelectuales orgánicos, como llamaba Antonio Gram-
sci a los obreros del intelecto al servicio del poder, don-
dequiera se encontrara. Historiadores, sociólogos, filósofos,
abogados, académicos y una amplia gama de representan-
tes de lo que podría llamarse “la intelligentsia opositora”

314
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

pulula por los pasillos de las secretarías generales de los par-


tidos del establecimiento, acuerdan estrategias, convienen
encargos, reciben sus salarios y renuevan sus contratos nada
más perfilarse un nuevo proceso electoral, cuando se hace
indispensable volver a arrancar la maquinaria de la guerra
sucia. Editan o están en las redacciones de los medios que
aún sobreviven al tsunami fascista, detentan honorables
programas radiales y televisivos de opinión, son de hablar
cadencioso, sereno y pausado como para darle foniátrica
credibilidad a sus medias verdades y se les ofrenda el debido
respeto a su estrambótica figura de bustos parlantes.
¿Por qué el profesor Mires, que piensa y siente exac-
tamente como ellos, sirve a los mismos intereses político
partidistas y recibe el mismo encargo inculpatorio de lo que
se tercia y media entre la sociedad venezolana y la autoridad
de su élite política, si aquí sobran los fablistanes, tartufos
e ideólogos de la ciencia del mercadeo político? Por una
sencilla razón: ni el más jesuítico de los opinadores radia-
les ni el más shakesperiano de sus columnistas de opinión
ha logrado mantener incólume su credibilidad. Empujados
por la urgencia de la defensa de sus bien temperadas cuentas
bancarias o sus esperanzas ministeriales o diplomáticas –de
ministro o embajador hacia abajo, ni de vaina, me dijo uno
de ellos en ocasión de una invitación a colaborar con una
respetable figura opositora carente de todo poder monetario
efectivo y real– han acompañado a los políticos que los mo-
nitorean a distancia en su caída a los abismos del desprecio
colectivo.
Un profesor de una universidad alemana, así ya se haya
jubilado, escriba con cierta académica y profesoral coheren-
cia y monte sus razonamientos con la docta pátina de un
proyecto de doctorado, siempre es bienvenido. Los tontos
graves pueden creer que ese tono importa más que las me-
dias verdades que articule. “¡Mírale las manos!”, cuenta

315
Antonio Sánchez García

Jaspers que le respondió Heidegger al inquirirle sobre la ra-


zón de su fascinación por ese matarife siniestro y vulgar lla-
mado Adolf Hitler. La estupidez es metafísica e insondable.

316
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Licencia para matar


22 Julio, 2014

Escucho una larga entrevista radial de un buen amigo


sociólogo en que se trata el tema de la criminalidad en Ve-
nezuela, cuyos índices han alcanzado las cotas más vergon-
zantes para un país supuestamente civilizado. Y aunque la
aborrecible cola caraqueña me permite seguirla hasta su cul-
minación, constato asombrado que ese buen amigo, distin-
guido académico de la oposición y cercano a nuestros me-
jores líderes democráticos no hace la más mínima mención
a dos hechos tan palmarios, que pasarlos por alto denota un
grave descuido analítico o una ominosa auto censura.
Olvida mencionar nuestro sociólogo en cuestión, ocu-
pado en hacer referencias a las graves quiebras antropoló-
gico culturales –la familia, la Iglesia– que determinarían
y constituyen el telón de fondo del apocalíptico estado de
nuestra inseguridad como sociedad, un hecho tan palmario
como la dictadura que nos agobia, obviamente mantenida
en las sombras del anonimato en el curso de la entrevis-
ta mencionada. Ese es el primer descuido innombrado: la
criminalidad que abruma a 28 millones de seres humanos
tiene lugar bajo el régimen que mayor acopio de violencia

317
Antonio Sánchez García

publica y despliegue de terror de Estado ha puesto en ac-


ción desde los tiempos de la dictadura anterior, la del gene-
ral Marcos Pérez Jiménez.
El segundo descuido, u olvido o auto censura, tiene que
ver con un hecho sociológico de naturaleza estrictamente
estadística, esos “facts” que se imponen en una ciencia he-
gemonizada por el positivismo norteamericano que ha ter-
minado por dominarla hasta en sus más mínimos detalles:
la criminalidad de la que se habla se ha quintuplicado desde
el asalto al Poder del golpismo neo fascista venezolano. Los
casi cinco mil asesinatos anuales que se cometieran a fines
de la llamada IV República, durante el gobierno de Rafael
Caldera y su “chiripero” –mezcla rara de fuerzas políticas
que sirviera objetiva e innegablemente de trampolín al asal-
to al Poder por el golpismo– superaron el último año cen-
sado al completo a la insólita cifra de más de veinticinco mil
asesinatos. Y esos cinco mil homicidios cometidos a nivel
nacional representaron en el año 2013 aproximadamente
la cifra de homicidios cometidos solamente en el distrito
capital.
Obviar ese hecho equivale a pasar junto a las pirámides
de Gizeh, cerca de El Cairo, sin ver un solo montículo. O
retratarse frente a la Tour Eiffel, en París, ciegamente con-
vencido de que se está siendo fotografiado frente a las este-
pas de la Mongolia.
Pues ni la más sofisticada de las auto censuras intelec-
tuales imaginables –por cierto: una traición al imperativo
categórico del pensar tan practicado por nuestros sedicentes
intelectuales, que ya no debiera asombrarnos– puede pasar
por alto que desde el 4 de febrero de 1992, el crimen de
Estado y/o contra el Estado puso sobre el tapete, ante la
insólita algarabía aprobatoria de académicos, jueces, fisca-
les, editores y políticos, el derecho al asesinato colectivo sin

318
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

consecuencias, el Poder de malversar, usurpar y saquear los


bienes de la República –sus uniformes, sus armas, sus vehí-
culos y toda su parafernalia bélica– sin recibir más que una
juvenil reprimenda y el derecho a violar y destrozar el más
sagrado de los derechos –el de la vida– asesinando a más de
dos centenas de venezolanos, y la obra de generaciones valo-
rada en miles de millones de dólares, sin otro castigo que un
regaño y dos años de vacaciones a la sombra, con derecho a
pernada y placenteras visitas del sexo opuesto imaginando
más felonías –otro golpe de Estado y el asalto final a la Na-
ción– preparando con libres visitas de futuros asesores del
mafioso asalto al Estado, como el tristemente célebre Jorge
Giordani, la andadura del cuartel y la cárcel al palacio de
gobierno.
Desde luego: sólo una élite desmemoriada, inconscien-
te, corrompida hasta el tuétano e irresponsable sin medidas
pudo avalar, por no decir alcahuetear, un hecho tan crimi-
nal y vergonzoso como hacerle la cama al teniente coronel
y su esbirriato para desnudar a la democracia venezolana y
violarla por todos sus entresijos. Y sólo un pueblo fractu-
rado por la inmoralidad y el estupro –de ricachones due-
ños de líneas aéreas, bancos, compañías de seguro, radios,
periódicos y televisoras hasta el llamado perraje de cerros,
escaleras, callejones y barriadas– pudo asistir a ese mítico
acto de concupiscencia política sin que alzaran voces capa-
ces de alertar sobre el asesinato colectivo que se prometía
llevar a cabo. Y que se ha llevado a cabo en la prueba más
admirable de cumplimiento de compromisos prometidos
por un político venezolano: devastar la República Liberal
Democrática.
¿Cómo no admitir el olvido o la auto censura, un lap-
sus freudiano de nuestro sociólogo in partibus si los mismos
cómplices y testigos de los abominables hechos narrados
continúan en sus posiciones de Poder, secretariando los

319
Antonio Sánchez García

viejos y nuevos partidos, alcahueteándole al régimen sus


asesinatos menores –como los más de cuarenta jóvenes már-
tires– el saqueo de tres trillones de dólares, el robo impú-
dico, en descampado y con alevosía de treinta mil millones
de dólares, el asesinato con plena licencia para matar de
parte de una justicia del horror y una fiscalía del oprobio de
doscientos cincuenta mil venezolanos, de los cuales más del
noventa por ciento en el absoluto anonimato policial?
Si tuviera que usar una metáfora para explicarlo, ten-
dría que recurrir a la triste imagen de la pobre muchachita
del pueblo, violada en un descampado por una patota de
malandros del barrio, que ríe y no sabe del ultraje a que está
siendo sometida porque es idiota. Esa pobre muchachita
idiota es Venezuela.

320
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Política y criminalidad:
bailando con cráneos
23 Julio, 2014

1
Una famosa periodista me comentó hace unos años
estar fascinada con su nuevo trabajo de investigación por
encargo de una exitosa editorial española. Concordé con
ella: el tema era un cóctel explosivo, que podría llevar a un
escándalo internacional, una bomba periodística de éxito
asegurado que en argot callejero se llama “un tiro al suelo”:
develar toda la tramoya, propósitos y objetivos religiosos,
raciales y sobre todo políticos de la decisión impuesta a san-
gre y fuego por el difunto presidente de la República de lo
que fuera la escandalosa y publicitada apertura del féretro
del Libertador en el Panteón Nacional. ¿A qué y a quién
se debía el antojo de exhumar unos restos de dos siglos de
antigüedad? ¿Que se pretendía con la posibilidad de mani-
pular huesos y cenizas de un súper cadáver cuyo espíritu era
invocado desde el 4 de febrero de 1992 millones de veces al
día por millones de seres humanos que lo consideraban un
semi Dios? ¿Qué sórdido objetivo pretendía quien inventó
el pretexto de investigar los restos tras el desvelamiento de

321
Antonio Sánchez García

un asesinato tan traído por los cabellos que no encontraba


justificación científica alguna?
A mi amiga no le faltaba razón: veía tras el circo de la
exhumación los clásicos manejos de brujería política de Fi-
del Castro, con los que había logrado convertirse en el Kurz
de El corazón de las tinieblas para la negritud afrocubana
y en una suerte de santón ateo, el Tótem y el Tabú del
eurocéntrico progresismo mundial. Esto olía a caudillismo
salvaje, a Mugabe redivivo. Que vivía y coleaba tras las feas
máscaras de la bárbara esclavitud afrocubana.
Ya por entonces se sabía de los rituales de santería, de-
güellos de gallos y otras inmundicias de la santería afrocu-
bana que se celebraban en algún subterráneo de Miraflores
por lo menos desde los sucesos del 11 de abril del 2002,
fecha con absoluta certeza de la entrega de Hugo Chávez
al animismo político de los Castro. Algún sacerdote, no sé
si el propio Padre Palmar, había revelado la hediondez, el
tripero y la sangre coagulada que cubría los pisos de algunos
cuartos palaciegos vedados a extraños. Babalaos, santeros y
fumadores de tabaco que pululaban por los pasillos de Mi-
raflores con propósitos adivinatorios o enigmas herméticos
de magia negra se habían convertido en notitia críminis de
las redacciones. Un grupo de ellos, con improntas mal ges-
tadas como de cargadores de Quinta Crespo, el mercado de
abastos de la capital, recoge basuras de la Bonanza o lava-
dores de cadáveres en la Morgue de Bello Monte se apos-
taron una noche frente a la antigua sede de El Nacional,
en Puente Escondido, echándole densas nubes de humo de
gruesos y luengos puros liados en La Habana con fines de
sortilegios o encantamientos para tirar al más beligerante de
los medios impresos a los infiernos de la ruina y el fracaso.

2
Pero sabiendo del poder sobrenatural adquirido por los
Castro y todo lo que viniera del habanero Palacio de su

322
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Revolución, nadie osaba denunciar el arribo por la afama-


da Rampa Cuatro de Maiquetía en pesados Antonov, de
grupos de paleros, unos brujos de la africanía propia de la
hasta hoy jamás nunca interrumpida esclavitud cubana que
usando rótulas, costillas, fémures, omoplatos, huesitos de
dedos y cráneos de determinados difuntos, podían lograr
objetivos impensables, sobrenaturales, propios de tiempos
prehistóricos. Por ejemplo: la vida eterna de la revolución,
la perennidad del teniente coronel, el alza del precio del pe-
tróleo, el pasmo de los jóvenes líderes opositores, la victoria
de un candidato presidencial de un país vecino y la conquis-
ta amorosa de un ex reina de belleza ahora famosa en tele-
novelas colombianas. Había que internalizar en las mentes,
en los corazones y en las entrañas de la barbarie venezolana
la figura sobrenatural de Hugo Chávez. Del éxito de esa
faena de brujería dependía la vida de la isla revolucionaria
que nació en bancarrota.
Cuando, espantada, mi amiga me confió algunos re-
sultados de su investigación, las manos le temblaban y los
sonidos se negaban a salir de su garganta. Miraba angus-
tiada en derredor como adivinando la presencia de espías
y fantasmas verde olivo. Como suele suceder en esos casos,
el chófer de un general amigo de su prima odontóloga le
había confiado a la empleada doméstica de su vecina de la
planta baja del edificio vecino que las misas negras que se
llevaban a cabo en Miraflores por órdenes del caudillo eran
como para ponerle los pelos de punta al más impenetrable
de los racionalismos científicos. La apertura del sarcófago y
la violación de la caja de plomo en que el Doctor Próspero
Reverend había tenido el cuidado de blindar los despojos
de Simón de la Santísima Trinidad no habían tenido otro
objetivo que rasparle las canillas y otros huesos todavía in-
tactos para llenar unas bolsas de terciopelo rojo con el polvo
resultante. Con el que, según ella sin tener certezas ciertas
de lo uno o de lo otro, se le preparaba un brebaje, una

323
Antonio Sánchez García

pomada, un aceite o algún elixir de potencias al mismísi-


mo teniente coronel. O si echados sobre brasas ardientes en
un brasero de cobre que perteneciera a María Antonia, la
hermana del santo patrono, soltaban chispas y llamaradas
con la esfinge del mismo Simón, soplados por un enviado
especial de Fidel Castro sobre el dormido teniente coronel
en medio de sus estremecidos sueños y pesadillas, como de
Moctezuma asediado por Hernán Cortés. Todo lo cual en-
tre otros sahumerios, tabacos y advocaciones de babalaos y
paleros en pleno. Todos pertenecientes a la guardia perso-
nal de alguno de los hermanos Castro.
Para multiplicar el efecto masivo de la brutal viola-
ción al desangelado, sobrecogido y barnizado esqueleto del
hombre mas famoso de nuestra historia, la fase final de la
exhumación se transmitió en vivo y en directo por cadena
nacional de radio y televisión. Con todos los rigores de las
series televisivas de doctores, agonías, hospitales y sucesos
criminales o milagreros: tomas cenitales, paneos de grandes
planos, cámaras a nivel del piso, acercamientos espeluznan-
tes que parecían prontos a revelar la resurrección de la carne
y la ósea eternidad de los héroes. El país contuvo el aliento,
suspendió sus preocupaciones habituales y esperó a que un
espíritu burlón, una fata morgana o un fantasma especular
brotara de la cajita azul que el teniente coronel solía exhibir
como piedra filosofal del bien y del mal del que había sido
dotado por efecto de la honda respiración de los humus y
espíritus que, seguro, habían brotado de la caja de plomo,
aromatizando el quirófano con auténticas bocanadas de
aire, efluvios, oxígeno, nitrógeno y azufre del dormitorio de
la Quinta San Pedro Alejandrino donde el susodicho exha-
lara su postrer suspiro entre las angustias de su tuberculosis
terminal un 17 de diciembre de 1830 a la 1:03:55 pm.
He aquí algunas citas de prensa: “Confieso que hemos
llorado, hemos jurado. Les digo: tiene que ser Bolívar ese es-

324
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

queleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada”, manifes-


tó Chávez, quien no escatimó en expresiones de emoción. Por
su parte, el ministro del Interior, Tareck el Aissami, trajeado
con una bata blanca de forense y gorro protector, señaló que
se trataba de “un día de júbilo como parte del Bicentenario
de nuestra Independencia”. Y la fiscal general, Luisa Ortega
Díaz –también de blanco– afirmó que se habían producido
importantes hallazgos, de los que el país será informado en
su debida oportunidad. La Agencia Venezolana de Noticias
informó que unas 50 personas, incluidos patólogos e in-
vestigadores criminales, participaron en el procedimiento.
Ni ellos ni ninguno de los casi 30 millones de venezolanos
jamás fuimos informados de resultado definitivo alguno.

3
Pasaron los años. Contra todo pronóstico de la sante-
ría cubana o precisamente como resultado de sus secretos
propósitos el caudillo hizo mutis en medio de horrorosas
angustias y aterrado en su pavor de soledades, aislado de
todo contacto con el mundo exterior, muerto en vida o vivo
en muerte durante meses en una cámara refrigerada, conec-
tado a la parafernalia de la sobrevivencia electrónica hasta
cuando sus cancerberos decidieran desenchufarlo, según
unos; fiambre desde el mismo día de su anunciada opera-
ción, según otros. Lo que luego quedó claro es que ese mue-
ble en estado de pre descomposición, definitivamente fiam-
bre o cerebralmente cadáver o no existía o no podía realizar
las proezas que el designado en La Habana para sucederlo
anunciaba con bombos y platillos por cadenas nacionales:
“me estrechó la mano con fuerza descomunal”, como si el
solo hecho de que pudiera mover un dedo no fuera a esas
alturas ya un hecho rayano con lo sobrenatural. Coro de
ministros: ¡sí, señor!; “pedalea día y noche con la fuerza de un
mallot jaune del Tour de France”, volvió a insistir el here-

325
Antonio Sánchez García

dero. Coro de ministros: ¡sí, señor!; ”celebramos un concejo de


ministros y exigió detalles minuciosos del estado de la Nación”,
coro de ministros: ¡sí, señor!; y otras pamplinas de tamaña
incongruencia. Nunca en Venezuela se ha mentido, se ha
engañado, se ha estafado tanto y sin medida como en estos
14 años de locura, despilfarro y farsantería.
La brutal e incontrovertible verdad era que aquel que
en vida fuera remoqueteado en la Locademia de Milicos Ve-
nezolanos como “el loco Chávez” –y lo fue hasta el delirio,
como lo escribiese nuestro amigo Enrique Krauze– también
conocido como Tribilín, según él mismo lo contaba muer-
to de la risa, valgan las redundancias, estaba muerto, fina-
do, fiambre, interfecto, extinto, fallecido, difunto, cadáver,
exangüe, yerto, mortecino, extinto, occiso, marchito, exina-
nido. Pero ya esfumado de la memoria y la conciencia del
pueblo más desmemoriado de la tierra, bárbaro, estólido y
salvaje como el día en que fuera descubierto, me entero de
un hecho abrumador, que muestra la naturaleza gansteril,
mafiosa, irreverente, infantil y cruelmente pueril del loco
que conmovió a un país y lo tiró por las laderas de los abis-
mos ante el jolgorio universal: apagadas las cámaras y en la
mayor intimidad de esos médicos legistas de ocasión cogió
el cráneo, se lo puso en su regazo, para luego, exultante y
desaforado, ponerse a brincar mientras lo mecía en sus bra-
zos cantando: “¡Es él, es él, es Simoncito!”
¿Se entiende la estrecha vinculación entre política y cri-
minalidad que nos oprime? Y hay quienes señalan que “si
no sucede nada extraordinario” debemos prepararnos para
las elecciones parlamentarias de fines del 2015. A esos po-
bres cerebros de nuestra derrengada clase política nada de
lo narrado les ha parecido extraordinario. Esperan por el fin
del mundo, en domingo y con un sol esplendoroso, para
abrir los ojos.

326
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El fascismo castrochavista y la teoría


de las bandas delectivas
25 Julio, 2014

La historia del Estado fascista “es la historia de las luchas


entre bandas, pandillas y grupos delictivos”.
Theodor Adorno,
Reflexiones sobre la teoría de clases.

1
En 1940, recién instalados en Estados Unidos escapan-
do del nazismo, las dos cabezas más ilustres de la Escuela de
Frankfurt y fundadores de la llamada Teoría Crítica –Theo-
dor Adorno y Max Horkheimer– se hicieron a la tarea más
importante y de mayor envergadura de sus vidas tras la ins-
talación del Institut für Sozialforchung: la fundamentación
de una nueva filosofía para la interpretación de la realidad
de los nuevos tiempos. De una parte el capitalismo post
industrial, y de la otra el totalitarismo, tanto el soviético
como el hitleriano.
Su primera y más deslumbrante concreción sería Dia-
lektik der Aufklärung, la Dialéctica de la Ilustración. Como

327
Antonio Sánchez García

se lo escribiese Adorno a Horkheimer en una carta del 10


de noviembre de 1941 en que le adelanta algún fragmento
que serviría de arranque a la redacción definitiva de la obra:
“Esencialmente se refiere a la dialéctica de la Ilustración, o a
la dialéctica de la cultura de la barbarie”. Pues al cabo de
dos siglos del más deslumbrante despliegue de la cultura,
el racionalismo y el enciclopedismo, el auroral Siglo de las
Luces, la Ilustración o el Iluminismo, habían arribado a la
aterradora conclusión que detrás de ese deslumbramiento
especular yacía, se incubaba y se alzaba como un gigante
devorador la sombra omnipotente de la barbarie. Provisto
ahora de una razón inmanente; la burocratización del Esta-
do, la tecnología del Poder Total.
Se servirían tanto Horkheimer como Adorno, en lo
fundamental, de la herencia marxista, particularmente de
los escritos de juventud o Jugendschriften de Karl Marx,
filosóficamente revisados y analizados por uno de los más
brillantes intelectuales húngaros que hacía vida en Alema-
nia cerca del Instituto desde su fundación en la Univer-
sidad de Frankfurt am Main a comienzos de los años 30,
en su extraordinaria obra temprana Historia y Conciencia
de Clases, Georg Lukács. Si bien la experiencia directa del
fascismo italiano y del nazismo alemán los había llevado a
la conclusión de que el concepto de clase social y el de lucha
de clases ya no respondían a la descripción viva y actual del
proceso de desarrollo del capitalismo post industrial y las
sociedades totalitarias.
Refiriéndose a los nuevos sistemas de dominación del
capitalismo, tanto en Alemania como en Italia, Adorno se
ve enfrentado a la necesidad de dar cuenta de un fenóme-
no inédito en la historia europea moderna, que lo obliga
a plantearse una nueva teoría que llamó “teoría de las ban-
das delictivas”: “No fueron las leyes del trueque” –escribe
Adorno en sus Reflexiones sobre la teoría de clases,– “los

328
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

que condujeron a la más reciente forma de dominación, como


la forma históricamente adecuada para la reproducción de la
sociedad en su totalidad en la etapa presente, sino que la an-
tigua forma de dominación había entrado en algún momento
en el aparato económico, para, una vez que lo dominara por
completo, destruirlo y facilitarse la vida. En una abolición de
las clases de este tipo, la dominación de clases llega a sí misma.
La historia, según la imagen de la última fase económica, es la
historia de los monopolios. Según la imagen de la usurpación
manifiesta llevada a cabo actualmente por los líderes el capital
y del trabajo en concordancia, ella es la historia de las luchas
entre bandas, pandillas y grupos delictivos.” Otro alemán cer-
cano al Instituto, Bertolt Brecht, le daría un discurso dra-
mático: el Teatro del distanciamiento.

2
Urgencias de los tiempos impidieron que Adorno y
Horkheimer se hicieran al difícil y complejo trabajo de
acumular aparato crítico y suficiente literatura y documen-
tación económica estadística –estaban bajo la presión del
pragmatismo positivista norteamericano–, sociológica e
histórica probatoria como para desarrollar esa genial ilumi-
nación sobre un aspecto crucial de los procesos de acumu-
lación y reproducción ampliada de capital bajo la hegemo-
nía de fenómenos totalitarios, cuando la política se impone
sobre las leyes del mercado y el gansterismo, las mafias y el
bandidismo se imponen, al abordaje y manu militari, sobre
la propia dinámica de los procesos económicos y los férreos
controles de las instituciones del Estado, convertidas en ca-
sinos y bodegas de acopio de gigantescos montos de dinero
con los que, desde dentro del Estado y en un insólito pro-
ceso de auto fagocitosis, una cúpula pandillesca saquea los
bienes de la Nación y procede, mediante el acorralamien-
to, la extorción, la persecución, la cárcel y el asesinato a

329
Antonio Sánchez García

recomponer las relaciones de propiedad, a desplazar a una


burguesía por otra, fundada en el expolio, y sobre esas bases
reestructurar los grupos dominantes y sus bases económicas.
Es lo que hemos visto en Venezuela desde el momento
mismo en que las pandillas militares, bajo la astuta e incle-
mente mirada del caudillo –el Führer– asaltaran el Estado y
conformaran una nueva élite económica, brotada práctica-
mente de la nada y se hicieran de bancos, compañías de se-
guros, líneas aéreas, haciendas y empresas importadoras, tras
haber penetrado todas las capas y segmentos de la sociedad,
haber destruido la vida económica de la Nación y haberse
hecho la vida fácil apropiándose de paso mediante el robo
o la compra corruptora del complejo comunicacional de la
Nación. Previa putrefacción del cuerpo social mediante el
pandillismo callejero, aviesamente promovido, desarrollado
y exacerbado desde las propias instituciones del Estado.
Fue la forma con que los fascistas italianos y los na-
zis alemanes llevaron a cabo su proyecto de dominación
universal. Con una diferencia significativa respecto de la
dominación del fascismo latinoamericano: Perón, Castro
y Chávez. Mientras aquellos permitieron el saneamiento
y crecimiento de sus economías impulsadas por la guerra,
resolviendo los problemas estructurales de sus economías
nacionales – desempleo generalizado y altísimas tasas de
inflación – estos últimos saquearon, devastaron, redujeron
las economías nacionales a cenizas y se sentaron a disfrutar
del Poder sobre una pobresía amamantada con los restos y
migajas el expolio, una clase media destrozada y una oligar-
quía de propietarios reducidos a convivir con el régimen y
sumarse a la pandilla, vender sus propiedades a precio de
gallina flaca, dejárselas expropiar por la fuerza o emigrar.
Sin el más mínimo interés en permitir el crecimiento eco-
nómico de sus países.

330
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

¿Qué son los grupos de poder económico y político de


Diosdado Cabello, Rafael Ramírez, Nicolás Maduro, José
Vicente Rangel, Jesse Chacón, Jorge Arreaza, y sus testafe-
rros civiles y militares como José Zambrano, Torres Cili-
berto, Rodulfo Cirilo, Alejandro Andrade Cedeño, Tarek
El Aissami, Hugo Carvajal, Eudomaro Carruyo, William
Ruperti, Rafael Sarría y tantos otros que ilustran la histo-
ria de las mil y una noches de las riquezas deslumbrantes
de pandillas enriquecidas en tiempo récord sino miembros
conspicuos que han venido a actualizar la teoría de las ban-
das delictivas que conforman el nuevo entramado del capi-
talismo gansteril o socialismo del Siglo XXI que han llegado
para asombro y terror de una sociedad rica en petróleo que,
soportada por un crecimiento exponencial del precio del
crudo y el control absoluto y totalitario de las institucio-
nes contraloras han permitido el surgimiento, emergencia
y explosión de fastuosas riquezas logradas al amparo de la
complicidad del caudillo, exactamente como sucediera en la
Italia de Mussolini y en la Alemania de Hitler?

3
A estas alturas de la devastación generalizada del apara-
to productivo, reducida la economía nacional a economía
de puertos, arrasados el campo, el comercio, la industria, al
borde del default y la bancarrota del Estado y la declaración
de insolvencia frente a la cuantiosa deuda externa, ¿cuán
posible es el cambio, el retorno o la reconstrucción de la
economía nacional como para aceptar las propuestas del ré-
gimen al sector político y empresarial aún subordinados a
sus determinaciones? ¿Está el gobierno de Nicolás Maduro
y, con él, todo el aparataje político del régimen en capaci-
dad de sacar a flote la economía nacional, como preten-
den algunos dirigentes opositores? ¿O se encuentra en un

331
Antonio Sánchez García

callejón sin salida, como acaba de afirmarlo en un brillante


artículo la periodista Jurate Rosales?9
Preguntas todas de naturaleza más tecnocrática que po-
lítica, si es que ambas esferas son realmente disociables. La
respuesta propiamente política, a la que aquellas debieran
subordinarse, apunta en otra dirección: ¿cuán veloz es el
proceso de hundimiento de la economía venezolana en los
abismos de la bancarrota? ¿Cuánto espacio de maniobra tie-
ne el régimen para mantener la ficción de su funcionamien-
to? ¿Cuán irreversibles son los daños al tejido económico de
la Nación y cuán acelerado su deterioro como para sentarse
a esperar por un traspaso de gobierno y responsabilidades
–si ello fuera imaginable en una derrota por forfeit– como
para desentenderse de la tragedia y posponer toda acción a
eventuales elecciones respecto de las que ni siquiera se pue-
de tener certeza irrebatible de que se llevarán a cabo? ¿Debe
esperar la sociedad venezolana consciente del mal y única
capaz de enfrentarlo a que la sociedad venezolana alcance
los niveles de devastación de la sociedad cubana? ¿Cuál es
la relación proporcional del tiempo de espera electoral con
el tiempo de fortalecimiento auto sustentado de la devas-
tación? ¿Hasta cuándo es posible e imaginable que haya
tiempo suficiente como para desalojar las pandillas, sanear
la contaminación y putrefacción institucional y recuperar
una sociedad saneada? ¿Es mensurable el tiempo generacio-
nal para imaginarse una Venezuela limpia, incontaminada,
productiva y en franco proceso de crecimiento en valores
clásicos de la modernidad, como la educación, la prospe-
ridad, la salud, la riqueza, todo ello en nuestro horizonte
histórico inmediato?
Todas son preguntas de extrema gravedad, sin posible
respuesta. Sólo espero que la criminalización que afecta
al Poder no haya afectado aún a la oposición. Y que las
9 linkis.com/www.vozveraz.com/opi/CycaO).

332
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

pandillas y el pandillismo gansteril que se han apropiado


del Estado y la economía venezolanas y ya habrán extendi-
do sus tentáculos a las dirigencias hayan encontrado en las
sanas militancias de base y en la sociedad civil un muro de
contención insalvable. La esperanza es lo último en perder-
se.

333
Antonio Sánchez García

Persona non grata


28 Julio, 2014

Al Mercosur, in memoriam
Los cambios de paradigmas vividos en esos últimos
cuarenta años en el mundo, y sus efectos devastadores en
América Latina, son sencillamente arrolladores, así muy po-
cos sean los que lo aprecian, pues arrasaron con principios y
razones: en nuestra región, lo que entonces era una dictadu-
ra, por ejemplo la de los generales del Cono Sur, ya no lo es.
Lo que era una tiranía totalitaria, como la de los hermanos
Castro, tampoco. Todavía nadie sabe con certeza ni puede
definir lo que han llegado a ser, pero lo que fueran, ya no lo
son. De ninguna manera.
Las clásicas coordenadas que definían a un régimen
dictatorial – anulación de la separación de los poderes y su
concentración en una sola mano, ya no lo definen. La anu-
lación de la libertad de expresión, ni la anula ni la reafirma.
El derecho de propiedad sigue tan rampante como antes,
pero la ley de la oferta es supraconstitucional y, natural-
mente, inviolable: si un régimen asalta y controla el poder
financiero pudiendo de ese modo superar toda oferta ima-
ginable tras la compra de los medios, los compra. ¿Quién

334
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

habría de negarse a vender por un millón lo que vale cien


mil? Un necio.
Obviamente: tampoco lo que fuera un presidente
ejemplarmente democrático, como Rómulo Betancourt o
un líder latinoamericanista como Raúl Haya de la Torre,
son paradigmas democráticos. Y si es así a nivel regional,
lo es muchísimo más a nivel global. Después de cuarenta
años no es John F. Kennedy, descendiente de la rancia es-
tirpe de europeos libertarios llegados en el Mayflower, el
adalid de Occidente: es un descendiente de islamistas de
proveniencia desconocida, por cuya sangre podría circular
la cimitarra que conquistó Al Ándalus. Ni en China manda
un clásico líder del comunismo originario, como Mao Tse
Tung, sino un señor anónimo, gris e imperceptible que se
asemeja más a un capitán de grandes industrias y empresas
que a un combatiente de la Guerra Larga. No carga una
Kalaschnikof, sino una laptop. Va por el mundo compran-
do y vendiendo, prestando y amasando. No hablemos de
aquellos bolcheviques que sacudieron al mundo: detrás de
los despojos de Stalin sombrea en Rusia un aparatschick
que bajo las coordenadas de Lenin no hubiera llegado a lus-
trabotas del Kremlin.
Es la tónica de los nuevos tiempos, que bajo estas in-
sólitas coordenadas sólo puede captarla en toda su abismal
dimensión quien haya vivido a plenitud los anteriores, de
los cuales sólo sobrevive, en América Latina, la ruina des-
dentada, encogida, arrugada y maldecida de Fidel Castro.
Pero ni él: fusiló a un heroico general, el mejor que hayan
tenido sus ejércitos por sospecha de tráficos indebidos – en
realidad: por celos políticos – , pero su hombre en Caracas
se rompe los dientes en defensa del mayor narcotraficante
de nuestra historia. Que hasta puede estar asegurando los
cinco mil millones de dólares que recibe anual y religiosa-
mente de la que antaño fuera su más encarnizada enemiga:

335
Antonio Sánchez García

Venezuela. Los paradigmas han cambiado como cada tan-


tos milenios cambia el eje de la tierra: los trópicos son los
polos y los polos se han vuelto tropicales.
Las señoras y señores que fungen de mandatarios y hoy
nos visitan en representación de sus Estados pertenecen a
la hornada intermedia, la que tiene un pie en ese pasado
y otro, titubeante, en el presente. Sirven de tránsito a una
nueva generación de la que apenas tenemos atisbos en la
insólita, desenfadada, ambiciosa y pragmática nueva clase
política que se asoma en los ventanales panorámicos y las
alturas vertiginosas de los nuevos partidos. Por darles algún
nombre. Aceptan el brutal cambio de paradigmas y los legi-
timan, pero siguen aferrados a los viejos códigos, a los viejos
lenguajes, a las viejas metáforas. Sirven de mascarada, de
coartada a democracias dictatoriales o a dictaduras demo-
cratoides. Ni chicha ni limonada.
Sucede lo mismos con etiquetas e ideologías. Se aca-
baron los tiempos de socialistas elegantes, cultos, educados
y llenos de idealismo, como por ejemplo el médico legista
chileno Salvador Allende, de la misma estirpe que el berli-
nés Willy Brandt, el francés François Mitterand y el sueco
Olof Palme. O caudillos peinados a la gomina que no su-
daban, como Juan Domingo Perón, tan nacionalistas que
prohibían la correcta pronunciación del inglés y bajo nin-
gún pretexto hubieran tenido cuentas bancarias en los Esta-
dos Unidos. Que por más desastres que causaran lo hacían
como a pesar de ellos, por la torcedura impensada de los
acontecimientos. De los de ahora no se sabe ni dónde na-
cieron: son palurdos, incultos, groseros, bestiales y vacíos de
todo valor interior. Del que ya no se necesita para aspirar a
la presidencia de una república: bastan las agallas. Saquean
a manos llenas ante el jolgorio de las organizaciones multi-
nacionales. Como Nicolás Maduro, Evo Morales o Daniel
Ortega. Zafios, tragaldabas, ambiciosos por la minucia, la

336
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

propina, el detalle, si bien capaces de engullirse un presu-


puesto nacional sin que se les irriten las cuerdas vocales. No
se hable de las mujeres presidentas: caras de bobas o de vie-
jas brujas, pero de dentelladas feroces. Rodeadas de ahijados
y sobrinos narcotraficantes.
Es un giro copernicano. El Siglo XX cambalache, pro-
blemático y febril de Enrique Santos Discépolo –el de las
angustias existenciales, el agobio por la muerte y las pregun-
tas sin respuestas– ha dado paso al Siglo XXI, satisfecho,
rico hasta el hartazgo, cínico, liso, romo, carente de perfiles,
ni de izquierdas ni de derechas, ni leninista ni hitleriano,
comme si comme ça, pero cortante e inmoral como una ho-
jilla de afeitar. Marx es un cachivache. Heidegger, un reco-
gelatas, Sartre un viejo verde. Se murió la filosofía. Se murió
la política, se extinguieron los estadistas. Viva la administra-
ción, vivan las encuestas, alabados sean los numeritos. Vale
todo. Negociemos. Dialoguemos al pie de los asesinados. El
que no roba, no mama y el que no afana es un gil.
Venezuela es un parque jurásico. Se quedó entrampada
en las redes de la fetidez cuartelera de una manga de desa-
rrapados, ladrones, narcotraficantes, arribistas y negocian-
tes. La bandera es un trapo deshilachado con el que ya ni se
puede fregar el piso. La honra, una comiquita. La Patria, un
asilo de ancianos.
¿A qué vienen estas señoras y estos señores? ¿Qué va-
lores pueden exhibir quienes por mala costumbre son lla-
mados o se autocalifican de presidentes que no sea vender
o comprar algún pellejo sobrante? ¿Qué puede interesarles
el honor, la dignidad, la decencia, la tradición, la cultura y
la inteligencia a quienes le extienden el babero y le recogen
los mocos como nietas piadosas a su abuelito derrengado, al
asesino habanero que vuelve a contar por enésima vez que
asaltó el cuartel Moncada hace sesenta años y se echó al pico

337
Antonio Sánchez García

a miles y miles de desgraciados cubanos? ¿O se abrazaran


con un dueño de casa descaradamente al servicio de la tira-
nía que nos gobierna? Cosa de la que, por supuesto, tienen
perfecta conciencia. Serán brujas, pero no brutas.
Sesiona, pues, el pleno de MERCOSUR. Atendido en
Caracas por un ex chofer de Metrobus, un tirapiedras con-
suetudinario, un capitán ayer muerto de hambre que hoy
se ahoga en miles de millones de dólares y una pandilla de
mafiosos de quienes ninguno de ellos se acordará en veinte
años, cuando el mundo, tal vez, vuelva a ser lo que un día
fuera. El encargado oficial de tráficos clandestinos se discul-
pa: está de vacaciones, en una islita holandesa.
Total, para qué si ya da lo mismo. Vivimos revolcaos
en un merengue y en un mismo lodo, todos manoseados…

338
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El reino de la barbarie
31 Julio, 2014

“Somos una era sin líderes. Hemos dejado de tener líderes


a finales del siglo 20.”
Oriana Fallaci

1
En un encuentro privado celebrado a mediados de los
sesenta en La Habana entre el francés Regis Debray y su
esposa, la venezolana Elisabeth Burgos, Fidel Castro lo dejó
en claro de una sentada: de apoderarse del petróleo venezo-
lano, el mundo se rendiría a sus pies.
Quiso por las buenas, pero se encontró con el ceño
adusto y el temple inflexible del político más destacado de
la historia venezolana, Rómulo Betancourt. Ante lo cual y
decidido a apoderarse del petróleo venezolano que com-
prendía como clave maestra para imponer sus afanes impe-
riales sobre todo el continente sudamericano y convertirse
en un peón de primera línea en la lucha por la conquista
del poder mundial, lo intentó por las malas. Se sir-
vió de la llamada izquierda revolucionaria y de los

339
Antonio Sánchez García

remanentes de la insurgencia en el interior de las fuerzas


armadas, huérfanos de acceso al dominio del Estado tras la
caída de Pérez Jiménez por acción del mismo Betancourt y
de una Acción Democrática que se plegaba entonces a sus
directrices. consciente de su grandeza e infalibilidad.
Ambos remanentes, la izquierda que devendría en cas-
trista y los sectores golpistas de unas fuerzas armadas tras-
minadas desde siempre de golpismo autocrático, servirían
de plataforma a los intentos invasores de Fidel Castro. Que
si en el interior de Venezuela encontrarían una élite polí-
tica valerosa, consciente de su misión histórica y capaz de
enrolar a las fuerzas armadas tras su proyecto democrático
hegemónico – siempre, justo es subrayarlo, bajo la direc-
ción de la Acción Democrática betancourtiana, que COPEI
y URD trastabillaron siempre en la indefinición existencial
ante las veleidades socializantes de la hegemonía dominan-
te en una sociedad petrolera y el proyecto castrocomunis-
ta – en el exterior chocaban con un mundo inmerso en la
llamada Guerra Fría y un enfrentamiento existencial entre
el comunismo sino soviético y el capitalismo occidental. Si
los Estados Unidos se habían visto constreñidos por razones
de Estado a tolerar la revolución cubana, no tolerarían otra
Cuba en el Hemisferio, como lo pusieran de manifiesto la
derrota del proyecto castrocomunista de la izquierda chile-
na y los desastres vividos por las fuerzas insurgentes alimen-
tadas desde Cuba: Tupamaros en Uruguay, Montoneros en
Argentina, ELeNos en Bolivia y los distintos grupos de la
llamada izquierda revolucionaria continental.

2
De eso hace medio siglo. Sin que la derrota del pro-
yecto castrocomunista se hubiera traducido en un cambio
estructural de las fuerzas enfrentadas. Así, mientras los
Estados Unidos daban por resueltos los conflictos de su

340
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

patio trasero, sufría la crítica universal a la brutalidad de su


reacción cívico militar a los intentos desestabilizadores del
castrismo latinoamericano y evolucionaba hacia una com-
ponenda con los antiguos enemigos, bajando la guardia
ante la tenacidad y perseverancia del peligro castrista en la
región, las fuerzas replegadas del castrismo volvían al ataque
provistas de nuevas estrategias, a partir de la constitución
del llamado Foro de Sao Paulo, se travestían de ropajes elec-
toralistas y democratoides y luego de penetrar a las fuerzas
armadas debilitadas por el esfuerzo anterior volvían al ata-
que, esta vez con mayores bríos y mayor sabiduría.
Chávez fue a esa política del letal y avieso contraataque
castrista lo que al lenguaje teatral es un Deus ex Machina: el
factor súbitamente aparecido del cielo que vino a enderezar
los entuertos, redimir los pecados y abrir de un portazo la
vía hacia la liquidación de las democracias latinoamericanas.
Con un plus de significación universal: puso en las manos
de Fidel Castro el petróleo venezolano que reclamaba para
la realización de su proyecto imperial como Arquímedes su
palanca.
Quien aún no haya tomado conciencia del giro coper-
nicano que la aparición de Chávez y la entrega de Vene-
zuela y su petróleo al tirano cubano ha supuesto para el
Hemisferio, no entiende las claves de la crisis excepcional
que viven Venezuela y la región, ni puede, muchísimo me-
nos, diseñar una correcta estrategia para enfrentarla. Pues
tal giro se cumple en el contexto de una crisis tan excep-
cional como la nuestra, nacional, a saber: la grave pérdida
del poder de decisión y voluntad – claves del comporta-
miento político – por parte del liderazgo de Occidente en
el mundo. A un siglo exacto de la devastación causada por
la Primera Guerra Mundial adolecemos del mismo grave
síntoma de hondo significado histórico que la convirtiera
en un Apocalipsis, tal como lo señalara recientemente el

341
Antonio Sánchez García

historiador inglés Max Hastings en su obra 1914: el año de


la catástrofe: el planeta vive una crisis existencial y enfermo
de diacronía la enfrenta con liderazgos que están muy lejos
de la altura del desafío.
El fenómeno más notable de esta grave crisis global se
expresa en la dramática pérdida de liderazgo por parte de los
Estados Unidos y, tal vez en mayor y más dramática medi-
da, de Europa. Así como en la emergencia incontestada de
China en el escenario mundial, la incontrolable situación
de los restos sobrevivientes de lo que fuera el imperio sovié-
tico – la Rusia de Putin – y la brutal ofensiva del islamismo
integrista sobre Occidente.
No es una simple crisis de orden político que afecte a
las tensiones provocadas por conflictos de intereses: es una
crisis de naturaleza moral, que ha puesto en cuestión los
valores sustantivos que han movilizado al espíritu liberal de-
mocrático del último siglo. Y que se derivan, incluso, de las
propias tendencias del capitalismo en su última fase de do-
minio trasnacional. Pareciera, como denunciaba con ardor
y coraje la periodista italiana Oriana Fallaci, que la cultura
de Occidente ha tocado fondo y ha colapsado, arrasada por
los propios principios de la reproducción ampliada del sis-
tema capitalista, con la desaparición de la ética y la corrup-
ción generalizada de las élites. La alienación provocada por
el predominio hegemónico y trasnacional de la mercancía
ha triturado todas las normas de funcionamiento inmanen-
tes a la cultura de Occidente.

3
¿De qué otra manera y bajo qué otras coordenadas ex-
plicar el insólito y ominoso sometimiento de Holanda a la
desquiciada y criminal voluntad de una mafia enquistada
en el Estado venezolano, que pisoteando todas las normas

342
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

del derecho y la justicia internacionales le impone al Reino


de Holanda la renuncia al ejercicio de su soberanía, some-
tiendo a juicio y siguiendo el curso legal a un venezolano
perseguido por la justicia de los Estados Unidos a través de
los organismos policiales y judiciales internacionales com-
petentes por los graves delitos de narcotráfico que se le im-
putan?
Es, desde el punto de vista de un análisis estrictamente
político, la mayor derrota sufrida por Holanda, que acep-
ta pervertir el sentido de su institucionalidad jurídica para
doblegarse a un gobierno cuestionado internacionalmente
por los graves abusos y violaciones a los derechos humanos
y la práctica incuestionable de mecanismos violatorios de la
buena vecindad en asuntos de política internacional. Como
es el caso del narcotráfico y el terrorismo, los dos más graves
delitos del derecho internacional, comprobadamente rea-
lizados por el personaje causante de esta crisis, liberado a
pesar de las abrumadoras pruebas del cometimiento de sus
delitos, llevados a cabo en una magnitud y dimensión tanto
o más graves que los de notables narcotraficantes caídos en
desgracia, como Pablo Escobar Gaviria.
Lo es también para los Estados Unidos, incapaces de
ejercer su liderazgo sobre una región que se le ha escapado
de las manos, carente de una estrategia global de defensa de
los valores democráticos y liberales en su propio hemisfe-
rio. Y que puede ser burlado a millas de sus costas por un
gobierno que cumple a la perfección con las condiciones
como para ser calificado de forajido y narcotraficante. Sin
que tan graves antecedentes mermen en lo más mínimo sus
relaciones con los países de la región y del mundo.
En el caso de Holanda, la humillación se parea con la
sufrida en manos de los rusos, que asesinan a más de cien
de sus súbditos bombardeando el avión comercial en que

343
Antonio Sánchez García

viajaban. Y en ambos casos, lo que bordea la infamia, se tra-


ta de un sometimiento de Estado por razones estrictamente
económicas: la dependencia al petróleo ruso venezolano y la
salvaguardia de negocios entre los Estados, puestos muy por
encima de las obligaciones éticas y morales constitutivas del
derecho internacional.
En pocos años y antes de que se extinga una genera-
ción, el mundo ha vivido, como lo hemos señalado en nues-
tros artículos anteriores –Persona non grata10 y Política y
criminalidad11– un cambio de paradigmas de consecuencias
todavía incalculables. El crimen ha dejado de serlo: cobijar-
lo, se convierte en un deber de Estado. En una sociedad do-
minada por los brutales intereses económicos, asesinar, tra-
ficar, reprimir y violar se convierten en norma si quien los
comete ejerce su derecho de apropiación, así esté fundado
en el crimen, sobre un bien necesario al funcionamiento del
sistema, como el petróleo. Que en manos inescrupulosas,
en un siglo inescrupuloso y pervertido, puede convertirse
en la palanca para mover al mundo. Lo que hace medio
siglo constituía el sueño del peor tirano de nuestra historia,
hoy se ha hecho realidad. Es la mano del anciano que ha
movido al títere que le torció el brazo a un reino. Y de paso
puso en ridículo a un imperio.
Para Oriana Fallaci, ya era tarde. Ver los minaretes do-
minar por sobre las cúpulas y campanarios de la Italia cuna
del cristianismo la había sumido en la profunda depresión
que la arrastrara a la muerte. Hay que tener un corazón de
piedra, un cerebro de corcho y un espíritu de plastilina para
no compartir sus angustias. A un siglo de la explosión de la
barbarie, sigue tan sólida y campante como siempre.
Que Dios nos asista.

10. http://www.el-nacional.com/opinion/Persona-non-grata_0_453554739.html
11. http://www.el-nacional.com/opinion/Politica-criminalidad_0_452354850.html

344
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

345
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Cambio al timón
1 Agosto, 2014

La crisis en el seno de la oposición ni es gratuita ni


inventada, muchísimo menos promovida por nadie. Es el
resultado inexorable del curso de las cosas. El producto de
una ruptura que se veía venir desde hace ya mucho tiempo
y que atañe a la pérdida del poder de representación de los
partidos mayoritarios que hacen vida en el interior de la
MUD respecto de la sociedad civil, dueña, en último tér-
mino del destino de su Patria. Desde por lo menos la acep-
tación de la MUD a obedecer la invitación al diálogo de un
gobierno inescrupuloso carente de todo interés por acordar
un consenso en torno a los graves problemas que nos acu-
cian y para el cual dicho diálogo no ha tenido otro objetivo
que dilatar y amordazar a las fuerzas activas de la contes-
tación –una galante invitación a servirles de tontos útiles,
como denunciara un miembro de la Conferencia Episcopal
que les vio de inmediato el bojote a los administradores de
la satrapía–, para frustrar todo intento de un cambio en la
correlación de fuerzas y desmoronar las demandas oposito-
ras antes de que llegaran a formularse.
Una medición de la opinión pública democrática hu-
biera demostrado de manera fehaciente el mayoritario y

347
Antonio Sánchez García

unánime rechazo a plegarse a la imposición de un diálo-


go para sabotear las legítimas protestas populares. Opinión
que fuera olímpicamente desconocida por las anteriores au-
toridades de la MUD y los jefes de sus principales partidos
–AD y PJ– , que consciente o inconscientemente, ingenua
o alevosamente se prestaron a legitimar la masacre a que el
régimen dictatorial sometiera a las fuerzas de la juventud
venezolana, incluso culpando a los promotores de dichas
protestas de los asesinatos en que desembocaran.
El desagrado y la indignación con que la mayoría so-
cial opositora reaccionara al comportamiento pusilánime y
acobardado de las antiguas autoridades iba más al fondo
de las razones del desencuentro. En rigor: no se ha tratado
de un asunto de índole personal que tenga que ver con los
personales atributos de dichas dirigencias. Es una diferencia
de fondo, de naturaleza estratégica, que tiene que ver con
el QUÉ HACER PARA RESOLVER LA CRISIS. Ante su
agravamiento y un exponencial aumento de su temperatu-
ra se hizo manifiesto que el sentido y los objetivos de la
MUD – coordinar los esfuerzos unitarios de los distintos
partidos para enfrentar los procesos electorales siguiendo el
predominio de sus intereses clientelares – fracasaban ante
los nuevos desafíos, precisamente en un período crucial de
la lucha entre la dictadura y la democracia, cuyos protago-
nistas no se disponen a esperar sentados por la realización
de sus objetivos. La historia no es un tren que pueda dete-
nerse a gusto de las dirigencias, para ver si se montan los
más rezagados. Como una caravana de camellos y beduinos
en el desierto.
La histórica decisión asumida por Leopoldo López,
acompañado por María Corina Machado, Antonio Ledez-
ma y otros líderes opositores, movidos por la voluntad de
enfrentar el afianzamiento de la dictadura y sacudir la con-
ciencia de una oposición peligrosamente adormilada tras la

348
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

insólita decisión de esperar por futuras elecciones, no podía


pasar por debajo de la mesa. No se entierran 46 mártires
sacudiéndose el polvo de los ataúdes como lo hiciera la diri-
gencia máxima de la MUD ni es posible asistir al despliegue
de la barbarie y el descomunal e insolente abuso del narco
generalato ante las principales potencias del mundo miran-
do de soslayo.
El reventón de la crisis interna era inevitable. Lo que
aún no está claro es su desenlace para este etapa. Se tra-
ta de un cambio de rumbo en 180 grados: de la absolu-
ta pasividad y el cataléptico electoralismo a una actividad
de pensamiento y acción de alta política. Poner en acción
nuestras fuerzas y determinar un nuevo rumbo con claras
perspectivas de victoria. Tras un objetivo dialéctico y diná-
mico: crear una masa crítica masiva, popular, consciente y
activa, capaz de hacerle frente a quienes han perdido toda
dinámica revolucionaria y no hacen más que defender sus
patrimonios saqueados a la Nación. Comenzar a cambiar el
país cambiando la correlación de fuerzas.
Sólo un imbécil podría creer que de este cambio de
rumbo surge una política conspirativa e insurgente, inme-
diatista y de corto plazo. Miope y suicida. Lo que debe sur-
gir es una dirección política en el más auténtico y riguroso
sentido: perfectamente diáfana y acorde con las exigencias
de la sociedad civil que apunte a frenar los intentos tota-
litarios de quienes acaban de demostrar estar dispuestos a
llegar a cualquier extremo para imponer sus predicamentos.
Promover el análisis y la reflexión para acordar líneas de
acción cónsonas con nuestro objetivo histórico: recuperar
nuestra libertad y enrumbar a nuestro pueblo por la senda
de la prosperidad y el progreso. En otras palabras: comenzar
la transición sin pedirle permiso a quienes no tienen otro
propósito que aplastarnos para siempre.

349
Antonio Sánchez García

Es una tarea difícil, compleja y llena de peligros y ries-


gos. Pero absolutamente inevitable. La MUD tendrá que
sacudirse sus hábitos parasitarios, abrirse a todos los sectores
democráticos, romper con el clientelismo partidista que nos
ha traído a estos pantanales, entregar su coordinación a una
voz autorizada, valiente y audaz y permitir que la dirección
sea asumida por aquellos líderes que no se encapillan ni do-
minan a la sombra de sus propias clientelas.
Llegó la hora de la verdad. Ya era tiempo.

350
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Monumentos y retrocesos
3 Agosto, 2014

No seré yo quien proponga la sacrílega estupidez de


andar proponiendo monumentos al fracaso. Ni muchísimo
menos plazas públicas en honor de la mediocridad de una
clase política decadente, clientelar, pusilánime y mezquina
tan responsable del desastre de un país esquilmado y des-
truido como las mafias que se han apoderado del Estado
aprovechándose de la escandalosa insolvencia de quienes
comparten el control de la cosa pública.
Sólo un falso adorador de Dioses de pacotilla puede
atreverse a formular tamaño despropósito. Y aunque Ud.
no lo crea, si no comparten el poder político, administran
la opinión pública. ¿Qué esperar de una clase de opinadores
y políticos que se aterran ante las dificultades en que ellos
mismos se enredaran, tiemblan ante la adversidad y antes de
mirar al frente y dar un paso adelante, buscando la solución
concreta a un problema real, comienzan a gimotear para
rebobinar los últimos días de Pompeya?
Unos proponen un monumento, otros quisieran dar
marcha atrás. Aún a riesgo de parecer pretencioso por citar
a quien no debe ser más que un nombre extraño para sus

351
Antonio Sánchez García

escasos entendimientos quisiera recordar las reflexiones que


bajo el título de Sobre el concepto de la historia (Über den
Begriff der Geschichte) aparecieran entre los papeles de Wal-
ter Benjamin, el pensador judío alemán que se suicidara en
Port Bou en 1940 huyendo del nazismo y creyendo posi-
ble atravesar los Pirineos para embarcarse hacia los Estados
Unidos, entonces el último reino de la libertad del otro lado
del Atlántico.
Comienza por comentar un cuadro de Paul Klee, An-
gelus Novus, que le fascinara y lo acompañara durante el
destierro: un ángel alado mira al frente con el terror pinta-
do en su rostro, queriendo retroceder. Mira al presente, esa
acumulación de ruinas que ha ido amontonando la historia
en su curso de incultura y barbarie. Peor aún: creando una
cultura de la barbarie: “Donde a nosotros aparece una cadena
de datos, él ve una única catástrofe que amontona incansable-
mente ruina tras ruina y se las va arrojando a los pies. Bien
le gustaría detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo
destrozado. Pero, soplando desde el paraíso, una tempestad se
enreda en sus alas, y es tan fuerte que el ángel no puede cerrar-
las. Esta tempestad lo empuja incontenible hacia el futuro, al
cual vuelve la espalda mientras el cúmulo de ruinas ante él va
creciendo hasta el cielo. Lo que llamamos progreso es justamen-
te esa tempestad.”
Tanto o más atingente a nuestra situación es la tesis
X, que le sigue: “En un instante en que los políticos en los
cuales los contrarios al fascismo habían depositado sus espe-
ranzas yacen derribados en el suelo y refuerzan aún más su
derrota con la traición a su propia causa, lo que se propone
es liberar al que en política es hijo del mundo de aquellas
redes con que aquellos los habían envuelto. La considera-
ción parte del hecho de que la fe contumaz de estos políti-
cos puesta en el progreso, su confianza en su gran “base de
masas” y, en definitiva, su sujeción servil a un aparato que

352
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

es incontrolable son tres aspectos de la misma cosa. Busca


dar un concepto de lo costoso que a nuestro pensamiento
habitual llega a ser una idea de la historia que eluda toda
clase de complicidad con aquélla a la cual estos políticos
siguen aferrándose.”
¿Monumentos y retrocesos? La crisis es demasiado gra-
ve y profunda. Ante su devastadora magnitud, la estulticia
tiene cara de herejía.

353
Antonio Sánchez García

Consultores 21: crisis y perspectivas


4 Agosto, 2014
Del análisis y ponderación de la última encuesta Ke-
ller deduje la existencia de un profundo hiato entre las
12

auténticas querencias de los sectores populares, aplastadas


por la inclemente manipulación del chavismo y la conse-
cuente alienación de la conciencia política de sus masas de
respaldo. Encuestados ítem a ítem sobre las políticas con-
cretas adelantadas por Nicolás Maduro, las rechazaban de
manera abultada y categórica, sin superar el 13% y alcan-
zando en algunas propuestas fundamentales –como la Ley
de Precios Justos y la Ley de la Vivienda– un alarmante 5%.
Para terminar borrando dichas verdaderas querencias de su
conciencia y continuar ofreciéndole un respaldo del 40%.
Utilizando la famosa categorización hegeliana de la con-
ciencia en sí y la conciencia para si, –an sich y für sich– de
la que se serviría Georg Lukács en su trascendental Historia
y Conciencia de Clase, los alienados sectores populares son
anti chavistas en si, pero simultáneamente parecen seguir
siendo chavistas para sí.
Esa constatación, lejos de desacreditar la importante
tarea del encuestador, demuestra un hecho palmario: las
encuestas entregan datos que, asumidos como verdades
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. http://www.el-nacional.com/antonio_sanchez_garcia/encuesta-Keller-Verdad-
alienacion-Venezuela_0_436156486.html

354
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

absolutas, conducen a graves errores de apreciación. Huér-


fanos de significado o entregados a la voluntad manipula-
dora de quien las maneja pueden afirmar lo contrario de
lo que verdaderamente representan. Lo que es tanto más
plausible mientras menos completas sean las informaciones
capturadas.
Recibo la última encuesta de Consultores 21, de la que
quisiera resaltar algunos aspectos, en función de la crisis por
que atraviesa la oposición y la acefalía de la Mesa de Unidad
Democrática ante la renuncia de sus coordinadores, Ramón
Guillermo Aveledo y Ramón José Medina y la discusión
abierta en torno a las transformaciones que se harían ne-
cesarias para poner su organización a tono con los desafíos
históricos y cónsona con los deseos de las mayorías.
Destaca, en primer lugar, el mayoritario rechazo a las
políticas económicas del gobierno, terreno clave escogido
por el mismo gobierno para dar su batalla contra “la gue-
rra económica”. Me limito a transmitir las conclusiones de
cada segmento de la encuesta: 1) Cada vez son más los ve-
nezolanos que piensan que las medidas económicas que está
tomando el gobierno harán que empeore la situación. 2) 3
de cada 4 venezolanos dice que durante la gestión del go-
bierno de Nicolás Maduro el bolívar se ha debilitado y no
hay expectativas de que se fortalezca en el futuro. 3) 56%
de los venezolanos considera que el presidente Maduro no
está haciendo esfuerzos por mejor su situación económica y
la de su familia.
Lo definitorio –y muy alarmante– se refiere, sin embar-
go, a la perspectiva global sobre la valoración del entorno:
La situación actual del país es muy negativa, Venezuela está
peor que hace un año y no hay expectativas de mejoría en
el corto plazo. 67% de la población evalúa la situación
del país como negativa, contra un 32,1 % que la evalúa

355
Antonio Sánchez García

positivamente; 69,3% la considera peor que hace un año


y no se hace muchas ilusiones sobre lo que espera para el
próximo. Al inquirir sobre la parte de responsabilidad que
le cabe a Nicolás Maduro y su gobierno sobre este empeo-
ramiento, 57,2% al 62,7 lo consideran culpable en distintos
grados. 63% de los encuestados consideran que la escasez
se agravará aún más. Ese mismo 63% culpa a Maduro por
ello.
El resultado político concreto de tan dramáticas per-
cepciones no podía ser más lógico: el 62,2 % de los venezo-
lanos consideran que hay más que suficientes razones para
protestar, contra un 35,4% que no lo considera. Respecto
del futuro, el 69,2% considera que la crisis política conti-
nuará, contra un 26,9 % que da la crisis por terminada. La
realidad le da amplia razón a los primeros: el 75,7% consi-
dera que las protestas de calle contra Maduro han persistido
en sus barrios. El 23,2% lo desconoce.
La actuación represora del gobierno también recibe un
fuerte rechazo: el 56,6% afirma que el gobierno cuenta con
grupos violentos para ejercer su represión y el 56,7 conside-
ra que la actuación de la Guardia Nacional en la represión
de las protestas ha sido incorrecta. Respecto del diálogo, au-
mentaron entre marzo y junio, lapso de la encuesta, quienes
consideran que se agotaron las posibilidades de un diálogo
entre la oposición y el gobierno. Pasaron del 50,9% en mar-
zo a 52,3% en junio, mientras quienes aún le ven posibili-
dades descendieron del 44, 8% al 41,6%. De extraordinaria
importancia es la percepción de los sectores que propugnan
el diálogo con condiciones del gobierno con la oposición.
La pregunta reza: ¿Con quién está más de acuerdo: con los
que piensan que el gobierno debe dialogar con la oposición,
soltar los presos políticos y cambiar las cosas de la economía
que no funcionan o con quienes piensan que lo que tiene
que hacer es mantenerse firme y no concederle nada a la

356
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

oposición? La respuesta es categórica: mientras un 62.1%


está de acuerdo en que el gobierno dialogue y ceda, sólo
un 32% le pide se mantenga firma y no ceda. Finalmen-
te, 51,3% de los venezolanos desconfía de las intenciones
dialogantes del gobierno y considera que lo emplea exclu-
sivamente para ganar tiempo, mientras el 42% le reconoce
intención de rectificar.
Las conclusiones políticas no pueden ser más negati-
vas para el gobierno de Maduro. 58,4% lo califica de malo,
contra 41% que lo califica de bueno, pero el extremo de
evaluación negativo “muy malo” cuadruplica al extremo po-
sitivo de “muy bueno”. El 36,1% lo considera “muy malo”,
mientras que apenas el 8,8% lo califica de “muy bueno”.
Una variable de masa hipercrítica de extraordinaria impor-
tancia: enfrentar un adversario del cual un tercio considera
al gobierno “muy malo” presagia una radicalidad en el re-
chazo que no puede más que acentuar la natural tendencia
a la desestabilización y el agravamiento de la crisis, que la
misma encuesta reconoce. Toda vez que la masa de respaldo
absoluto ha registrado el valor más bajo desde el Referén-
dum Revocatorio de 2004. Con una significativa diferencia
entre Chávez en el 2004 y Maduro en el 2014: el 53,7%
considera que Maduro no actúa pensando en el beneficio de
las mayorías sino pensando en su beneficio personal.
Que además de actuar en beneficio estrictamente per-
sonal y de las camarillas que lo respaldan, como quedara
de manifiesto en el caso de Hugo Carvajal, Maduro nor-
malmente miente es otra de las importantes conclusiones
de la encuesta de Consultores 21. El 55,2% considera que
el supuesto magnicidio es un invento de su gobierno y que
Maduro normalmente no dice la verdad, 54,7%.
La variable más destacada en la evolución de la con-
ciencia de la opinión pública constatada en este trimestre de

357
Antonio Sánchez García

marzo a junio se refiere a la valoración de individualidades


e instituciones. La autovaloración del venezolano alcanza el
80,2%; los estudiantes universitarios, el 69,6%. Lideran las
preferencias de los encuestados con un extraordinario plus
de autoconciencia que desmiente el pesimismo aparente-
mente reinante. Mientras que las FAN un 51,4% y el go-
bierno de Nicolás Maduro –un 46%– ocupan los últimos
lugares, junto a la asamblea nacional y el CNE.
Asombra que la MUD sea menos valorada que las FAN
y el TSJ y se encuentre dos décimas apenas por encima del
CNE. Un dato que explica la grave crisis por que atraviesa,
dado que la encuesta fue realizada con anterioridad al desa-
rrollo de sus actuales dificultades. Sin duda producto, entre
otras causas, de su notable pérdida de credibilidad y respe-
tabilidad por efecto del papel que jugara junto al gobierno
en la resolución de la crisis de febrero.
La otra consecuencia de dicha crisis es el exponencial
crecimiento en la valoración pública de los líderes de la
llamada Resistencia: Leopoldo López encabeza la lista del
agrado popular, con un 49,4%, seguido por María Corina
Machado con el 44,8%. Henry Falcón ocupa el tercer pues-
to, con 43,3%, Capriles ocupa el cuarto lugar, con un 43%
y Maduro en el sexto, con un 40%, a una sola décima de
Antonio Ledezma, con 39,9%. La consecuencia es notable:
hay 4 líderes de la oposición que registran niveles de agrado
superiores al de Nicolás Maduro. Pero más importante aún,
es que quien encabeza la lista esta preso y quien le sigue
continúa siendo sistemáticamente perseguida. Antonio Le-
dezma, por primera vez, se empina hasta las máximas altu-
ras de las preferencias populares, lo cual se traduce en una
manifiesta hegemonía de los tres líderes de la resistencia:
López, Machado y Ledezma.
Imposible que estos resultados no afecten las discusio-
nes que se desarrollan en estos momentos en el seno de la

358
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

oposición para definir el destino de su organismo rector.


El peso mayor, según la opinión pública, descansa en los
líderes de la resistencia. Amanecerá y veremos.

359
Antonio Sánchez García

Una fecha para recordar


13 Agosto, 2014

A Leopoldo López, amigo y compañero.

Todos los discursos fueron emocionantes, todos cum-


plieron su misión – desde luego el de María Corina, alma
del Congreso Ciudadano para la Reconstrucción Nacional,
el de Leopoldo López en la voz de Lilian Tintori y el vibran-
te discurso de Antonio Ledezma –colmaron las exigencias
de un evento que marcará un hito en la historia de la Re-
pública, con tareas y desafíos de alta política a cumplir res-
pecto de asuntos de vigencia inmediata, como la exigencia
de liberación de todos nuestros presos políticos, el rechazo
frontal al aumento de la gasolina mientras no se suspenda el
regalo mil millonario de nuestros recursos a tiranos y vivia-
nes y la clarinada a un nuevo despertar de la conciencia ciu-
dadana, como en los inicios de la República, hace 214 años.
Pero uno de los de mayor trascendencia fue, sin duda, el lu-
minoso discurso de Gabriel Puerta Aponte, que supo reco-
nocer la impronta trascendental del momento histórico que
se vivía. Me hizo rememorar lo que conocemos de oídas, de
afiebradas lecturas y de narraciones admirables quienes aún
no habíamos nacido o el destino todavía no había decidido

360
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

traernos a estas costas caribeñas: los encuentros aurorales


de Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y Rafael Caldera en
el Nuevo Circo cuando enrumbaban la República hacia el
amanecer de la democracia ante una enfebrecida masa de
ciudadanos conscientes de su misión histórica.
Razón ha tenido la dictadura en apoderarse de los me-
dios masivos usando todas las artes de la tiranía, desde el
apropiamiento criminal y pandillesco –como fueran em-
pleados contra RCTV– hasta la adquisición forzada –como
recientemente con Globovisión y El Universal– así no falten
los tartufos que consideran que dichos medios no son más
que empresas capitalistas con estrictos fines de lucro, tan
ajenos a imperativos éticos y susceptibles de ser vendidos
o comprados como un cabaret, un burdel o un casino de
juegos de envite y azar. Si los fundadores y propietarios de
dichos medios hubieran tenido la grandeza, la generosidad
y el coraje de mantenerse en pie de guerra por la Libertad,
hoy el país hubiera compartido masiva, populosa, generosa-
mente el admirable acto de amor por la Patria de que hicie-
ron gala estudiantes, amas de casa, empresarios, parlamen-
tarios, trabajadores, rectores, políticos honorables y jueces
de la República, ampliando así la conciencia de que no sólo
somos mayoría, sino que somos las mayoría de los mejo-
res. Impermeables a la compra de conciencias, al chantaje,
a la persecución, incluso al asesinato: “a la democracia le
debo mi vida, la misma que hoy me declaro dispuesto a dar en
su defensa”. Fueron las palabras conmovedoras del Alcalde
Metropolitano. “¿Aquí no hay candidatos presidenciales: aquí
todos somos conciudadanos”.
Dije en su momento que el 12 de Febrero daba inicio
a la revolución Democrática. Que como toda auténtica re-
volución tendría sus altas y sus bajas, sus avances y retro-
cesos, pare recomenzar cada vez con mayores bríos. Hoy,
exactamente seis meses después, renace de la mano de la

361
Antonio Sánchez García

sociedad civil, madre nutricia de la Libertad y la Democra-


cia. Escríbanlo: hoy la democracia está más viva que nunca.
El Congreso Ciudadano por la Reconstrucción de la Patria
ha abierto sus puertas.

362
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Crisis de pueblo, crisis de nación


16 Agosto, 2014

A José Rodríguez Iturbe

En busca de la etiología de esta crisis terminal me he ro-


deado de libros para entender otras crisis, de incomparables
dimensiones, como las que dieran al traste con el absolutis-
mo monárquico, le abrieran las puertas a las mayores con-
flagraciones de la historia, como las dos Guerras Mundiales,
la que irrumpiera partiendo en dos al planeta un día de Oc-
tubre de 1917, la que hundió en la ignominia y el horror al
pueblo más culto de Occidente y provocó la hecatombe de
la Shoá, la que hundió a la Unión Soviética y hoy amenaza
con arrasar con los valores de la civilización greco romana.
O judeocristiana, que a los efectos ambas denomina-
ciones le confieren identidad espiritual a Occidente. Sin
menospreciar la que hoy mismo nos amenaza con atisbos de
pesadilla en el ímpetu y el embate con que el Islam preten-
de revivir sus proezas conquistadoras de la temprana Edad
Media.
Entre esos libros, “Die geistige Situation de Zeit” (La si-
tuación espiritual de nuestro tiempo), de Karl Jaspers, escrita

363
Antonio Sánchez García

en los albores del asalto al Poder por el nacionalsocialismo.


En todos ellos se destaca su doble vertiente: la decadencia
de lo que fuera y las desaforadas esperanzas puestas en lo
que podría ser. Quienes hundieran sus sociedades en el
abismo lo hicieron creyendo abrir las puertas del amanecer.
“La revolución francesa tomó el inesperado decurso de obtener
exactamente lo contrario de lo que pretendía alcanzar en sus
orígenes” escribió Jaspers. “La voluntad de alcanzar la libertad
humana se transformó en el terror que destruyó toda libertad.”
Desde luego: no faltan los ensayos interpretativos de
nuestra crisis endémica, que Mario Briceño Iragorry, uno
de los venezolanos más ilustrados del Siglo XX, encerrara
en una botella lanzada al mar de la incomprensión: Mensaje
sin destino, publicado en 1951. Y cuyo subtitulo es toda
una declaración de principio: “Ensayo sobre nuestra crisis
de pueblo”. Su razón suficiente no la encuentra Briceño
Iragorry en las sombras que proyectan las crisis sobre los
caprichos de los personajes de que se sirve para expresar sus
acciones –traiciones, rencores, debilidades y rupturas exis-
tenciales de políticos y hombres públicos– sino de las raíces
del pasado y su efecto irreductible sobre las veleidades del
presente: “Por hábito de historiador yo estudio siempre el pa-
sado, pero es para buscar en el pasado el origen del presente,
para encontrar en las tradiciones de mi país nuevas energías
con que continuar la obra de preparar el porvenir”. Son las
palabras de Gil Fortoul dichas en el Senado de la República
que encabezan los epígrafes con que Briceño Iragorry arran-
ca su obra. Uno de los más lúcidos llamados de atención
producidos por intelectual alguno en la historia de nuestras
porfiadas y reiteradas desventuras.
Walter Benjamin, el gran pensador alemán, en su Teo-
ría sobre el concepto de la historia iba más lejos: recomendaba
comprender el presente como el ámbito de los frutos del
pasado. Y veía en ese pasado la permanente amenaza de la

364
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

crisis de excepción en que estaba sumida Europa, hundida


en los abismos del fascismo. Es evidente que sin las figuras
de Lenin o de Hitler es imposible comprender el ascenso
del totalitarismo. Pero ese ascenso había sido preparado
con el advenimiento mismo de la sociedad industrial y las
transformaciones sociopolíticas derivadas de la Revolución
Francesa. Como lo advirtiera con extraña clarividencia el
pensador español José Donoso Cortés y lo anunciara con su
angustioso llamado Sören Kierkegaard, ambos a mediados
del Siglo XIX. Así nos suene profundamente contradicto-
rio, el progreso suele venir aparejado con la barbarie.
¿A qué se refería Briceño Iragorry cuando hablaba de
crisis? “En Venezuela, desgraciadamente, hay, sobre todas
las crisis, una crisis de pueblo”. Y veía la sombra devastado-
ra e imperturbable que esa crisis proyectaba sobre la frágil
identidad nacional en dos fenómenos íntimamente entrela-
zados, que se retroalimentan: la carencia de conciencia his-
tórica y, por lo mismo, la trágica ausencia de continuidad
histórica. De ambas carencias hacía derivar la etiología de
nuestro mal nacional: la discontinuidad del esfuerzo demo-
cratizador, civilizador de la Venezuela republicana. Y la do-
lorosa reiteración de nuestras recaídas en la barbarie.
Sobre ese montón de ruinas en que descansa nuestra
fractura inveterada se alza, naturalmente, la liviandad in-
telectual, la inconsciencia histórica, la farandulización de
las responsabilidades. Uno de cuyos efectos más fútiles es
la visión individualizada de los conflictos y la simplifica-
ción de los causales de la crisis que hoy sufrimos. Que al-
gunos destacados protagonistas del pasado hacen descansar
en ciertos rasgos del carácter de sus antagonistas: el rencor,
el despecho, la ambición, la sobrevaloración de las propias
capacidades y la mezquindad de algunos de nuestros líderes
fundadores. En ellos se encontrarían las causas inmediatas
de rupturas y desuniones que facilitaron el asalto de la bar-

365
Antonio Sánchez García

barie. Lo que no pueden explicar, sin embargo, es la exis-


tencia misma de esa barbarie. La misma que ha acechado
latente, incubándose en las sombras, a la espera de dar el
zarpazo que jamás dejó de estar presente en el sustrato de
la sociedad venezolana, desde los momentos mismos de su
fundación como Nación independiente.
Es hora de abrir nuestras mentes a la comprensión glo-
bal y en profundidad de nuestra crisis de pueblo. No andar
repartiendo demagógicas dispensas para obtener compensa-
ciones en votos, de modo a alcanzar los cambios gatopardia-
nos de la mediocridad política, sino enseñar las verdades en
que incurre la inconsciencia histórica de nuestro pueblo. Ir
al estudio de la historia para hacerle seguimiento al mal in-
veterado que se cierne sobre nuestros esfuerzos civilizatorios
y hoy constituye la amenaza concreta de disolución de los
lazos de nuestra nacionalidad y la desaparición misma de la
República. Los personajes serán juzgados por la historia. El
pueblo seguirá siendo el mismo, si las nuevas generaciones
no comprenden la dimensión del desafío que enfrentan y la
hondura y radicalidad de las soluciones.
La de Venezuela ni es una crisis coyuntural ni se debe
a la debilidad y traición de los hombres, que las acompa-
ñan: es una crisis de pueblo. Sólo podrá ser enfrentada exi-
tosamente por quienes tengan la capacidad intelectual, la
cultura y el coraje de enfrentarla sin acomodos ni medias
verdades. Dios fortalezca a los que sí pueden.

366
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La revolución traicionada
18 Agosto, 2014

Hubo un tiempo en que además de compartir a pleni-


tud la feroz crítica de Trotsky al estalinismo y, por exten-
sión, al totalitarismo soviético, compartí su sueño por la
inevitabilidad de la revolución socialista y el triunfo final
del socialismo sobre el planeta. Ese milenarista afán mesiá-
nico que Trotsky, el judío, vio encarnado en lo que llamara
“la revolución permanente”.
Fiel a la tradición mesiánica de sus determinaciones
culturales, jamás dejó de esperar el estallido de la revolución
mundial: motines, levantamientos, golpes de Estado, crisis,
huelgas y revoluciones le parecían los aspectos multifocales
de un proceso histórico universal que conduciría a la huma-
nidad, inevitablemente y en un abigarrado proceso de alzas
y bajas, pleamares y bajamares, avances y retrocesos hacia
el futuro hasta alcanzar la reconciliación trascendental de
todos los contrarios, la Paz Universal, el Nirvana, la quietud
y la felicidad total. El comunismo, la expresión social del
paraíso terrenal.
Contrariamente a ese fulgor reconciliatorio, no
fue Trotsky un apóstol tocado por la paz divina. Fue

367
Antonio Sánchez García

la personificación de la guerra, el perfecto engendro de la


violencia revolucionaria, el devastador nato. Si se quiere, un
ángel exterminador. Formidable organizador, combatiente
de acerada elocuencia y un batallador incansable, a él se
debe la sobrevivencia del régimen soviético, la derrota de la
Rusia blanca y la victoria sobre el zarismo y la guerra civil.
Que se llevó por delante a millones y millones de súbditos
del imperio zarista, sumiendo en la más feroz hambruna
de comienzos de siglo a otros tantos millones de campesi-
nos pobres y proletarios desprotegidos, en cuyo nombre,
supuestamente, los bolcheviques había asalto el Poder.
Pero su muerte, asesinado por un esbirro catalán al ser-
vicio de Stalin y su KGB, lo salvó en el último minuto de
compartir a plenitud los mataderos causados por su comu-
nismo milenarista. Fue, en rigor, como Lenin, como Stalin,
como Beria, como Sinoviev, como Kameniev, como Molo-
tov, Malenkov, Kruschev y toda la Nomenklatura soviética
parte de esa maquinaria siniestra a cargo de ese monstruoso
proceso que en rigor y a la postre no daría pie al comunismo
sino a la forma más degradada, explotadora y brutal de la
explotación del hombre por el hombre: el capitalismo de
Estado.
Cero paraíso, cero milenarismo, cero reconciliación
universal. Guerra, miseria y devastación. Como que sería el
perfecto condimento para la aniquilación de 100 millones
de seres humanos.
La venezolana, contrariamente a lo que creen Nicmer
Evans, Héctor Navarro, Jorge Giordani y otros capitostes,
marginales y malandros desencantados del madurismo al
cabo de catorce años de devastación y desastre chavista no
se insertó ni podrá ser insertada jamás en el almanaque de
los grandes fastos revolucionarios del siglo XX y XXI. Por
más que en un giro indigno de auténticas revoluciones se

368
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

haya entregado desnuda y maniatada al dominio imperial


de otra, infinitamente más pobre y miserable, que hace ya
más de medio siglo dejó de ser la revolución que anunciara
haber nacido sobre “el primer territorio libre de América”:
la oprobiosa tiranía inútil y devastadora de Fidel, Raúl Cas-
tro y sus pandillas.
Por más que aparentemente aquella no está manchada
hasta la corona por la corrupción, el narcotráfico, el saqueo
y el robo como lo está ésta, que jamás fue, no es y jamás será
una revolución signada por las determinaciones morales y
espirituales que dieran paso a las revoluciones socialistas del
siglo XX. Ninguna de las cuales existe en su forma y bajo
los criterios que les dieran origen durante el siglo XX. La
soviética implosionó, la China es la más brutal forma de
un capitalismo de Estado salvaje y colonizador, y Corea del
Norte y Cuba no son más dos excrecencias museísticas de
un proceso arrasado por el progreso de la humanidad.
Sólo cambios en la esencia del proceso histórico del ca-
pitalismo industrial, de la globalización de las economías y
la profunda crisis de las civilizaciones que afectan por igual
a Oriente y a Occidente, dejando asomar la desaparición
de los valores fundantes del cristianismo, del racionalismo
y del liberalismo, llevándose por delante naturalmente a
toda la tradición espiritual, cultural, religiosa y filosófica
de Occidente a la que pertenece el marxismo, incluso el
leninismo, pueden permitir el cambalache de este revoltijo
de criminalidad y malandraje en una llamada “revolución
bolivariana”.
Se equivoca profunda e ingenuamente Nicmer Evans
si cree que de no haber sido éste un régimen podrido por la
corrupción “otro gallo les cantaría” y no estarían al borde
del abismo en donde, ellos, los chavistamaduristas y no-
sotros, los demócratas, nos encontramos. Este régimen fue

369
Antonio Sánchez García

parido en medio de la corrupción, criado en medio de la


corrupción y ha crecido y se ha hecho adulto gracias a la
corrupción. Sin la esencia corruptora que lo determina, na-
dando en el pantano petrolero súbitamente elevado a los
cielos por la emergencia de los nuevos poderes –China–,
Chávez no sobrevivía a un primer gobierno desastroso, las
masas no se le hubieran arrodillado agradecidas de las dá-
divas y limosnas que terminaran por corromperlas aún más
de lo que ya estaban, Cuba no se hubiera apoderado de
nuestras riquezas, Latinoamericana no se hubiera ungido al
yugo del castrismo y la democracia venezolana y sus élites
no hubieran perdido la poca identidad y grandeza de que,
a su pesar, disfrutaban. Es la gigantesca, la monstruosa res-
ponsabilidad que carga Venezuela en el proceso de deterio-
ro y devastación moral que aqueja a América Latina.
Ciertamente: mal de muchos consuelo de tontos. La
corrupción, como acaban de demostrarlo las altas autorida-
des holandesas, se ha convertido en un mal endémico y uni-
versal. El dinero, tan poderoso desde siempre, como cantara
Quevedo, pero ahora convertido en el Dios de Dioses, es el
único valor de universal reconocimiento público. Y priva-
do. Lo que, precisamente, atenta contra la existencia misma
de las revoluciones. Nacidas, por lo menos desde El Mani-
fiesto Comunista, para combatirlo de frente, mortalmente
y sin melindres. Mercancía de las mercancías, el dinero nos
ha traído a estas fronteras de la alienación y el extravío en
que chapoteamos.
Pobres estos revolucionarios que, nadando en medio de
la inmundicia del dorado prostíbulo del dinero y sus fuen-
tes, la cocaína y el saqueo, pretenden reivindicar la revolu-
ción de la pobreza. Han terminado por sepultarla.

370
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El traumático, accidentado y difícil parto


de la concertación democrática chilena
22 Agosto, 2014

Una sesgada, ignara y falsificada visión de los hechos


que llevaron a la salida de Pinochet en 1990 ha querido
hacernos creer durante muchos años de dictadura chavis-
ta no sólo que ambas: la de Pinochet y la de Chávez (hoy
Maduro) participan de los mismos caracteres políticos, así
como económico estructurales –una falacia estratégica de
graves consecuencias tácticas–, sino que su salida misma fue
un tránsito sobre algodones: los demócratas se pusieron de
acuerdo con los anti demócratas, fueron a votar un día de
fiesta y jolgorio, ganaron el plebiscito los demócratas, Pino-
chet se fue feliz a su casa y los vencedores bajaron a la playa,
comieron perdices y fueron felices. The End.
Nada más falso, así esa edulcorada falsificación de los
hechos sirva de coartada al cataléptico electoralismo de par-
tidos y personalidades que hacen vida en la MUD y provea
la anestesia ideológica a fablistanes y académicos empeña-
dos en contarnos una de vaqueros. Incluso a ex comandan-
tes guerrilleros al que la vida parece haberles mellado los
colmillos. La estricta verdad es que a un año de realizarse

371
Antonio Sánchez García

el Plebiscito sobre la aceptación o rechazo a la continuidad


en el gobierno del general Augusto Pinochet, ni existía la
Concertación Democrática ni la política mayoritaria en el
seno de las fuerzas democráticas apuntaba a participar en el
plebiscito pautado en aplicación de las disposiciones transi-
torias (27 a 29) de la Constitución a iniciativas del general
en jefe de la Fuerza Aérea de Chile y miembro de la Junta
de Gobierno Fernando Matthei.
Lo que realmente existía eran dos vectores de fuerzas
opositoras: la Alianza Democrática, fundada en 1983, que
unía a los partidos Demócrata Cristiano, Social Democra-
cia, Radical, Unión Socialista Popular y Derecha Demo-
crática Republicana (Partido Republicano desde 1985) y a
los que en 1985 se unieron los socialistas renovados (sec-
tor Briones-Núñez) y el Partido Liberal. En Septiembre de
1983 los partidos de izquierda que no habían integrado la
Alianza Democrática constituyeron el Movimiento Demo-
crático Popular (MDP). La naturaleza rotativa de la direc-
ción de la Alianza Democrática quedó claramente estable-
cida el mismo año de su fundación, cuando fuera presidida
por Gabriel Valdés, Hugo Zepeda Barrios, Enrique Silva
Cimma y Ricardo Lagos.
La Alianza Democrática tenía un solo objetivo: exigir
la renuncia de Augusto Pinochet. Y si apurando las cosas
se quisiera cometer el pecado venial de establecer paralelis-
mos inútiles entre el proceso chileno y el venezolano, que
no conducirían a mayores, más correspondería encontrar
su correspondencia en el Congreso Ciudadano que en la
MUD, carente, al día de hoy, de toda política que no sea
la de esperar sentados por las elecciones parlamentarias de
diciembre del 2015 y las presidenciales del 2019.
Para terminar de embrollar las cosas, y dado que en las
conversaciones iniciadas por todos los factores opositores en

372
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

concordancia con la Iglesia chilena y llevadas inicialmente


adelante por el ministro del interior Sergio Onofre Jarpa,
por parte del régimen –destituido poco después por el pre-
sidente Pinochet, que lo desautorizara– no fuera incluido
el Partido Comunista, éste decidió implementar un cine-
matográfico atentado, proyectado en La Habana en 1980
y retomado operativamente en la misma Habana en 1984,
que tendría lugar en 7 de septiembre de 1986.
Traducido en proyectos políticos concretos: la oposi-
ción chilena estaba dividida en tres acciones estratégicas a
futuro inmediato: la renuncia de Pinochet, a la que apos-
taban los principales dirigentes de la futura Concertación
Democrática; el asesinato de Pinochet, al que apostaban los
comunistas y su brazo armado, el Frente Patriótico Manuel
Rodríguez, dirigido, entrenado, coordinado y armado por
Fidel Castro; y lo que el curso de los acontecimientos termi-
nara decidiendo: un plebiscito que no había sido decidido
por ninguna de las fuerzas mencionadas, sino por la propia
Junta de Gobierno bajo la jefatura del general Augusto Pi-
nochet Ugarte.
El atentado no fue una escaramuza ni siquiera en sue-
ños una guarimba universitaria: fue una acción de guerra,
perpetrado tras años de preparación en Cuba y sobre el te-
rreno, participaron varios experimentados comandos gue-
rrilleros armados hasta los dientes –a última hora los RPG7
vietnamitas fueron suplantados por los lanzacohetes M72
LAW norteamericanos– con armas largas y cortas de alto
calibre previamente internados por toneladas en el Norte de
Chile por los cubanos y aunque el principal objetivo salió
con vida, frustrando el intento, murieron cinco escoltas y
once resultaron con heridas de diversa consideración. Con
un resultado político verdaderamente estremecedor: de no
implementarse una salida política, pacífica, democrática, en
Chile podía desatarse una guerra civil de incalculables con-
secuencias.

373
Antonio Sánchez García

Fue el campanazo que precipitó los acuerdos y enserió


los entendimientos. De manera que la llamada Concertación
de Partidos por la Democracia, o Concertación Nacional, no
ve la luz sino el 2 de febrero de 1988, exactamente a ocho
meses de celebrarse el plebiscito del 6 de octubre de ese mis-
mo año. Que ella no había ni siquiera sugerido y al que se
pliega comprendiendo que, tras las señales de la Iglesia, los
partidos de derecha, las fuerzas armadas e incluso sectores
del pinochetismo las condiciones apuntaban hacia la posi-
bilidad de salir victoriosos, si el régimen no forzaba la barra,
lo suspendía o implementaba un monumental fraude. Lo
que no fue, en ninguna de sus opciones, el caso.
¿Las razones? La dictadura de Pinochet no pretendía
instaurar el castrocomunismo en Chile, sino restaurar la
institucionalidad democrática, reformar el Estado, poten-
ciar el emprendimiento y sacar al país del marasmo en que
lo hundiera el proyecto castrocomunista de Salvador Allen-
de y la Unidad Popular. Si los portavoces de la MUD no
lo entienden, peor para sus mandantes. Pues como bien
afirmaba Don Eduardo Frei, el líder de la DC chilena: la
verdad tiene su hora

374
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La larga noche de nuestra barbarie


24 Agosto, 2014

No es el caso yucateca, en cuyas selvas lacandonas y


gracias a observaciones satelitales se descubren ciudades en-
terradas bajo siglos de salvaje y selvática naturaleza inva-
sora. Comienzan los arqueólogos a descubrir ciudades que
florecieron hace mil cuatrocientos años, construidas con
arte y maestría deslumbrantes, dejando testimonios de in-
sólita belleza y un gran desarrollo cultural. La civilización
que nosotros, caribes, para nuestra infinita desgracia, jamás
tuvimos.
Es el caso de una sociedad, la nuestra, que floreció con
sus mejores frutos hace tan solo veinte, treinta o cuarenta
años sacudiéndose dos siglos de salvajismo y barbarie, que
reflejó esperanzas civilizatorias y que, como producto de
una explosión volcánica desperezara una vez más su costra
de barbarie y salvajismo para dejar ver la vigencia de lo más
oscuro de este corazón venezolano, jamás liberado de sus
tinieblas.
No uso sustantivos y adjetivos por azar. El corazón de
las tinieblas –The Heart of Darkness– es una extraordina-
ria novela del polaco británico Joseph Conrad, profunda,

375
Antonio Sánchez García

directa y breve, que retrata la asincronía de desarrollos en-


tre la profunda barbarie del corazón del Congo y el brutal
colonialismo expoliador belga, imperial y genocida, me-
diatizados por el comercio del marfil y un país convertido
en empresa privada del emperador Leopoldo I. La propia
dialéctica de la Ilustración. Mientras más progresas, más rá-
pido y profundo retornas a la barbarie.
Para quienes no conocen la novela, sirvió de tema al
guión que usara Francis Ford Coppola para filmar  Apo-
calypse Now, aunque ambientada en los escenarios de la
guerra de Vietnam. A fines del siglo XIX, un enviado de la
compañía comerciante en marfil propietaria de esos vastos
e inexplorados horizontes se adentra en el corazón del Con-
go para hacerse de uno de sus agentes, el más provechoso
y útil, que enloquecido y arrastrado por la dialéctica colo-
nial ha decidido independizarse y convertirse en el caudillo
omnipotente y todopoderoso, el más cruento y más salvaje
a la cabeza de una tribu de bárbaros montando un reino
del horror y de la muerte. Nunca agente alguno había re-
colectado tanto marfil: la perfecta expresión del horror del
colonialismo expoliador.
Alejo Carpentier retomaría el motivo en Los pasos per-
didos, aunque llevado por otros intereses, de naturaleza más
antropológica y cultural. Que Joseph Conrad actuaba pro-
fundamente impactado por los desastres políticos causados
por el colonialismo lo demuestra su obra entera, desde Lord
Jim hasta Nostromo, esa novela que bien pudo haber estado
influenciada por la realidad sociopolítica de la Venezuela
del último cuarto del Siglo XIX. Como que sucede en un
pueblo imaginario de las costas colombo venezolanas y el
tirano recibe el nombre de Guzmán Bento.
Leí El corazón de la tinieblas mucho antes del asalto
al poder por la barbarie chavista. Pero nada más verlo

376
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

en acción debí rendirme a la evidencia de que constituía


el revival del horrendo tema de Conrad: en lo más profun-
do, salvaje e intrincado de la sociedad venezolana se había
hecho fuerte un ambicioso de gloria y majestad que, cual
Kurz, el personaje que en la película es interpretado por
Marlos Brando, luego de apropiarse de las armas y las ins-
tituciones de la República de Costaguana desataría los de-
monios que subyacen en el estrato más bajo y oculto de la
conciencia tribal venezolana.
Kurz, el emperador belga de la barbarie colonialista,
muere con un sola palabra en sus labios: “¡horror! ¡horror!”.
Poco importa la que tuvo en los labios al momento aún
desconocido de morir aquel cuyo despojo encerado es ve-
nerado en la cumbre de un rancherío caraqueño, en donde
pulula la barbarie, su barbarie. No tan lejos de allí, cerca
del túnel de los Ocumitos, una familia formada por gente
adulta acaba de protagonizar una escena digna de El corazón
de las tinieblas: convencidos de que una de las hermanas de
esta numerosa familia había sido poseída por un espíritu
maligno, el menor de ellos, de 22 de años, decidió curarla
protagonizando un extraño rito de exorcismo. Sentados en
círculo en torno suyo, pidió cerraran los ojos durante un
minuto, durante los cuales introdujo su mano hasta la gar-
ganta de la exorcizada y otra de sus hermanas, ahorcándolas
en el acto. No sucedió lejos ni en el tiempo ni en el espacio:
sucedió en Caracas hace algunas horas.13
¿No pareciera una reproducción metafórica del
exorcismo con el que un teniente coronel pretendió sanar
a una sociedad entera, ahorcándola en el intento? No duró
un minuto. Lleva 14 años de exorcismo. Y una genética
representante de la estirpe llevará su palabra a la ONU. Es
la larga, la incombustible y aparentemente interminable no-
che de nuestra barbarie.
13. http://m.tmi.me/1eGBfS

377
Antonio Sánchez García

Lumpensocialismo, Lumpendictadura
27 Agosto, 2014

1
He tratado el tema de los distintos tipos de dictadu-
ras modernas, sin lograr convencer de la necesidad de una
exacta caracterización estratégica para un apropiado trata-
miento táctico de las mismas en el sentido de su superación
histórica. Y para ello he analizado los dos grandes tipos de
dictaduras estudiadas por el constitucionalismo, particular-
mente Carl Schmitt en su gran obra: LA DICTADURA. Y
para quien, a muy grandes rasgos, sólo existen dos tipos de
dictaduras: las comisariales que, como lo dice su denomina-
ción, obedecerían a un encargo, a una “comisión” impuesta
por las fuerzas e instituciones políticas dominantes –de allí
su nombre– con el objeto de enfrentar y resolver una crisis
de excepción. Con dos características básicas: la concentra-
ción del poder total en una persona o institución, por una
parte, y la delimitación en el tiempo de su vigencia, por la
otra. De allí su naturaleza transitoria y la exacta definición
de sus tareas: en esencia, la restauración plena del estado de
cosas alterado por la crisis de excepción que las invocara.
Sin importar las causales de dicha crisis, ya fueran de orden
interno o externo.

378
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El modelo originario de dicha dictadura se encuentra


en la institución senatorial de la dictadura romana, cuyo
primer dictador fuera Lucio Quincio Cincinato (519-439
A.C.), el ya por entonces retirado senador romano encarga-
do de asumir los plenos poderes por delegación del Senado
romano en dos oportunidades. Los dos casos fueron emble-
máticos: en el primero de ellos, Cincinato fue llamado por
el Senado, en 460 a. C., en calidad de cónsul suffectus, a
la muerte del cónsul en ejercicio, Publio Valerio Publícola,
para mediar en un contencioso entre los tribunos y los ple-
beyos a propósito de la Ley Terentilia Arsa, resuelto lo cual
regresó a su ocupación agrícola. Se trató pues de responder
a una amenaza de orden intestino. Dos años después, en
458 a. C., de nuevo fue llamado por el Senado, pero esta
vez para salvar al ejército romano y a Roma de la invasión
por los ecuos y volscos, para lo cual se le otorgó poderes
absolutos y se lo nombró dictador. Una vez que los derro-
tara militarmente en una campaña relámpago de seis días,
Cincinato les permitió marchar libres a condición de rendir
las armas y entregar sus jefes a los romanos. Transcurridos
apenas esos seis días y satisfecha su misión, el dictador se
despojó de la toga orlada de púrpura, signo exterior de su
poder pleno y total, y aunque aún podía prolongar el poder
durante seis meses, como lo establecía la ley, se reintegró
al cultivo de su granja, la ocupación en que se encontraba
al ser requerido por el Senado romano para salvación de la
República. No le interesaba el Poder: le interesaba la super-
vivencia de la República.
En el otro extremo, la forma dictatorial analizada por
Carl Schmitt recibe el nombre de “dictadura constituyen-
te”. No sería producto de comisión o encargo institucional
alguno sino producto final de una crisis de excepción resuel-
ta por quien alcanzaría el poder y la fuerza para imponer-
se sobre los bandos en pugna en representación de uno de
ellos o según sus propios intereses: es el llamado soberano.

379
Antonio Sánchez García

Recibe dicho nombre –“soberano”– siguiendo la conocida


fórmula de Carl Schmitt, según el cual “soberano es quien
resuelve el estado de excepción”. No para restaurar el orden
en crisis, sino para hacer tabula rasa del mismo imponiendo
en su lugar un nuevo sistema de dominación, otra forma de
Estado absoluta y completamente inédito. Invirtiendo los
términos del constitucionalismo clásico: no es la ley la que
determina la autoridad, sino la autoridad la que determina
la ley. O, según la clásica fórmula del derecho romano: Auc-
toritas Non Veritas Facit Legem. Dando nacimiento, de ese
modo, a un nuevo derecho, a una nueva institucionalidad,
a una nueva cosmovisión. Ejemplos clásicos: la dictadura de
los soviets impuesta tras del asalto al Poder por Lenin y el
partido bolchevique en la Rusia zarista, la de los comunis-
tas en China tras Mao Tse Tung luego de la victoria de la
Guerra Larga, la de Cuba tras del asalto al poder por Fidel
Castro y el movimiento 26 de julio.

2.
Vistas sobre el fondo del modo de producción capita-
lista y el Estado de Derecho que fundamenta, a partir de la
propiedad privada de los medios de producción como esen-
cia fundante, ambas formas dictatoriales han sido analiza-
das y valoradas en función del proyecto estratégico esencial
que comportan: la comisarial se libra en un nivel estricta-
mente político, para resguardar precisamente la estructu-
ra socioeconómica y la superestructura político ideológica
puestos en peligro por el asalto revolucionario. Poco impor-
ta su nivel de participación en las reformas estructurales que
puedan acometer en la esfera económica. Inversamente, la
constituyente pretende subvertir el orden político con el
fin de subvertir el orden socioeconómico. Y dar paso a una
nueva forma de sociedad, civilización y cultura: el socialis-
mo y la propiedad colectiva de los medios de producción.

380
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Bajo la promesa de resolver la utopía mesiánica y ponerle


fin al Estado y a la historia, en tanto motorizada por la lu-
cha de clases.
Desde esta promesa utópica, la historia ha venido a de-
mostrar que mientras las dictaduras comisariales están obje-
tivamente en capacidad de cumplir su cometido y devolver
la soberanía a la ciudadanía, bajo el imperativo del Estado
de Derecho que encuentra resueltas sus contradicciones, las
dictaduras constituyentes autonomizan el ámbito político
del económico e, incluso, pueden llegar a dominarlo, invir-
tiendo los términos estructurales de las tesis marxistas fun-
damentales que le confirieran su marco teórico y según las
cuales la superestructura política e ideológica es expresión
de la infraestructura económica, y no a la inversa.
Es en este punto y ante el fracaso del llamado “modo
de producción socialista” en su pretensión de alcanzar el
comunismo que surge una suerte de forma de producción
intermedia, inicialmente rebatida por los pensadores mar-
xistas, como Bujarin: el llamado “Capitalismo de Estado”.
Al respecto escribiría el mismo Bujarin: “una estructura eco-
nómica de este tipo, más que nada, se parecería a una econo-
mía esclavista, donde el mercado de esclavos estaría ausente”.
(Bujarin, Imperialismo y Economía Mundial). Muy a su
pesar: la realidad demostraría que, en efecto, el capitalismo
socialista de Estado, valga el oxímoron, sería una economía
esclavista, aunque con esclavos politizados bajo una suerte
de auto convencimiento o la feroz amenaza de muerte del
aparato represivo del Estado. El Archipiélago Gulag.
Aún siendo un tema para un debate crucial acerca de la
comprensión de fenómenos inéditos en la historia, como el
de la sociedad china, que vive una fenomenal expansión del
capitalismo más salvaje sin desplazar el modelo dictatorial
de dominación política de partido único, mostrando una

381
Antonio Sánchez García

aparente autonomía de los ámbitos económicos y políticos


según las teorías clásicas, el tema verdaderamente impor-
tante para nuestro análisis y la definición de una correcta y
adecuada estrategia de acción pública en la concreta situa-
ción venezolana, tiene que ver con un subproducto de estos
procesos de transformación sociopolítica y que se hiciera
evidente, convirtiéndose en una preocupación existencial
de los pensadores antifascistas alemanes en el exilio: ¿qué
forma de producción imperaba en la Alemania hitleriana,
el capitalismo monopolista en su fase final, como sostenían
algunos de los analistas, o un capitalismo de Estado, como
replicaban sus detractores? ¿Qué papel habían comenzado
a jugar las clases sociales en una sociedad homogeneizada
bajo la ideología del nacional socialismo? ¿Se habían extin-
guido las clases y, consiguientemente, se había apagado el
motor de la historia?

3.
Para Theodor Adorno y Max Horkheimer, los funda-
dores de la llamada Teoría Crítica y la Escuela de Frankfurt,
el fenómeno revestía una importancia crucial y definitoria.
Constatan en el caso del nacionalsocialismo dos fenómenos
interrelacionados: la autonomía de la política respecto de la
economía y el control y el dominio de la política por sobre
las determinaciones económico estructurales. Más aún, que
la dominación era ejercida de manera directa y sin media-
ciones por las bandas delictivas que se habían apoderado del
control político, aniquilando los partidos y las instituciones
contraloras del Estado. Franz Neumann escribe entonces
Behemot: Pensamiento y acción en el nacional-socialismo,
cuya tesis central sostiene “que el nacionalsocialismo es un
estado aberrante, o se está desarrollando en ese sentido” y
“que aquí tenemos que habérnosla con una forma social
en la cual los grupos dominantes controlan al resto de la

382
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

población; sin la mediación del aparato coercitivo, por lo


menos racional, conocido hasta ahora como el Estado.”
(Neumann, Behemot, pág. 16 y 543 ).
Estamos ante el dominio absoluto y gansteril de la po-
lítica por sobre toda otra realidad social. Es el momento en
que, en medio de la escritura de su Dialéctica de la Ilustra-
ción (Dialektik der Aufklärung, 1943) Adorno pretende un
análisis sociológico del sistema de dominación implemen-
tado por el nacional-socialismo que establece y desplaza el
centro del análisis de las clases sociales a lo que él llama “las
bandas delictivas”. Horkheimer comienza a referirse con-
cretamente al “capitalismo de Estado” y posteriormente al
“Estado autoritario”. “Ahora Hokheimer hablaba explícita-
mente de capitalismo de Estado como una fase que seguía al
capitalismo monopolista, con la cual se había alcanzado un
nuevo orden, y en el cual ‘la burocracia vuelve a adueñarse del
mecanismo económico que se le había escapado de las manos
durante el dominio del principio burgués puro de la ganancia’
(Rolf Wiggershaus, La Escuela de Frankfurt, 353).
De la misma forma en que Ander Gunder Frank des-
cribía la naturaleza subordinada del llamado “capitalismo
dependiente latinoamericano”, catalogando a nuestras cla-
ses dominantes de “lumpenburguesía” y culpándola por
este “lumpendesarrollo”, ¿no llegó la hora de terminar por
desnudar la naturaleza bastarda, espuria, fraudulenta y su-
bordinada del régimen caudillesco, autocrático y militarista
venezolano al castrofascismo y al peronismo de toda laya
bajo la denominación esclarecedora de “lumpenfascismo”?
¿Un lumpenfascismo que, absolutamente al margen de
cualquier lucha de clases y proyecto estratégico de desarro-
llo, de cualquier proyecto nacional o nacionalista se expresa
en la feroz lucha de bandas delictivas que se disputan el
control del narcotráfico y del comercio petrolero, el saqueo
de las divisas, el disfrute de los cargos públicos, ministerios,

383
Antonio Sánchez García

embajadas y consulados, pensadas más como estaciones de


ilícito comercio o protección ante controles indeseados?
La cuestión es de trascendental importancia: hay dicta-
duras y dictaduras. Y de la exacta y correcta caracterización
de sus métodos de dominio, propósitos históricos, ámbitos
de competencias y alcances delictivos dependen las correc-
tas formas de enfrentarlas.

384
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

385
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Dialéctica de la barbarie 
1 de Septiembre, 2014

Hace cincuenta años, recién llegado a Berlín Occiden-


tal y en el clímax de la Guerra Fría, tuve en mis manos una
versión mimeografiada del libro que la inteligencia progre-
sista alemana, que aún no terminaba de zafarse del todo
del horror de la barbarie hitleriana y ya debía mantener a
raya la barbarie estalinista hecha fuerte en la Alemania del
Este, a la vuelta de la esquina, consideraba una de las obras
fundamentales del pensamiento antifascista de la moderni-
dad: Dialéctica de la Ilustración, de Theodor Adorno y Max
Horkheimer.
Escrita a comienzos de los años cuarenta en California,
en donde los principales pensadores de la llamada Escuela de
Frankfurt, impulsores de la Teoría Crítica, habían recibido
asilo y cierto respaldo de algunas instituciones académicas
norteamericanas para refundar su afamado Instituto para la
Investigación Social (Institut für Sozialforschung), constituía
la esencia del pensamiento de ambos autores sobre el estado
de la civilización y la cultura occidentales tras el desarro-
llo de la llamada Ilustración de los dos siglos precedentes.
Pero iba mucho más lejos: expresaba la auto conciencia

387
Antonio Sánchez García

de una filosofía negativa de la historia, en la que veía el la-


berinto inexorable en que habría caído el pensamiento tras
la instrumentalización de la razón en su devorador afán de
dominio y sometimiento de la naturaleza, cayendo víctima
de esa propia naturaleza en su máxima expresión de bar-
barie. Era lo que sus autores llamaban “la dialéctica de la
Ilustración”: a mayor ilustración, mayor barbarie. A mayor
progreso, mayor regresión.
En el prólogo aparecido en las ediciones mimeografia-
das limitadas a quinientos ejemplares –se negaban a darlo a
la circulación impresa no sólo por el escaso interés que en
medio de la guerra podría despertar un análisis tan riguroso
y de tan alto contenido teórico en un país cuya barbarie se
expresaba en lo que sus autores denominaban “la sociedad
administrada” dominada por un positivismo ajeno a toda
actividad intelectual que fuera más allá de la mera consta-
tación de los hechos, los “facts” de la cientificidad subor-
dinada al mercado, sino y sobre todo por el peligro que
entrañaba descalificar los pocos espacios de libertad que se
preservaban, aún en esa sociedad férreamente administra-
da– dejaban constancia del propósito de la Dialéctica de
la Ilustración: “Lo que nos habíamos propuesto era nada
menos que comprender por qué la humanidad, en lugar de
entrar en un estado verdaderamente humano, se hunde en
un nuevo género de barbarie”.14
Es preciso comprender la difícil situación en que se
encontraban los autores y sus colaboradores reducidos al
parco espacio abierto a la reflexión crítica bajo coordenadas
de una sociedad en guerra de supervivencia con el principal
enemigo de la Ilustración, el Liberalismo y la Democracia:
el fascismo hitleriano. Sin hablar del totalitarismo soviético,
incómodo e indispensable aliado de circunstancia a pesar
�����������������������������������������������������������������������������
. Theodor W. Adorno y Max Horkheimer, Dialéctica de la Ilustración, Trotta,
Madrid, 1994, pág. 51 y siguientes.

388
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

de ser tan bárbaro y brutal como el nazismo. A pesar de lo


cual y aún bajo la presión de los dictados del mecenazgo
académico norteamericano, reivindican hasta sus últimas
consecuencias su compromiso con la filosofía como máxi-
ma expresión de la verdad: “en cuanto crítica de la filosofía
no quiere renunciar a la filosofía”.

2.
Entendámonos: en la tradición intelectual de Occi-
dente la filosofía, así se haya reducido a mercancía intelec-
tual, continuaba y continúa manteniendo su compromiso
originario como reducto último de la conciencia: “amor al
saber”, vale decir: a la verdad. Nunca mejor expresado el
compromiso de la inteligencia acorralada en medio de cir-
cunstancias más dramáticas, que en el propósito gnoseoló-
gico de Adorno y Horkheimer: “Lo que los férreos fascistas
hipócritamente elogian y los dóciles expertos en humanidad
ingenuamente practican, la incesante autodestrucción de la
Ilustración, obliga al pensamiento a prohibirse incluso la
más mínima ingenuidad respecto a los hábitos y las ten-
dencias del espíritu del tiempo. Si la opinión pública ha al-
canzado un estadio en que inevitablemente el pensamiento
degenera en mercancía y el lenguaje en elogio de la misma,
el intento de identificar semejante depravación debe negarse
a obedecer las exigencias lingüísticas e ideológicas vigentes,
antes de que sus consecuencias históricas universales lo ha-
gan del todo imposible”.15[2]
Un compromiso en permanente reformulación, dada
la dialéctica inevitablemente destructora de la relación de
la verdad con el Poder: “a las tendencias en oposición a
la ciencia oficial (…) les sucede lo que siempre sucedió

15. Ibídem, pág. 52.

389
Antonio Sánchez García

al pensamiento triunfante: en cuanto abandona volunta-


riamente su elemento crítico y se convierte en mero instru-
mento al servicio de lo existente, contribuye sin querer a
transformar lo positivo que había hecho suyo en algo ne-
gativo y destructor…Las metamorfosis de la crítica en afir-
mación afectan también al contenido teórico: su verdad se
volatiliza”.16
No se trata, por cierto, de un asunto estrictamente aca-
démico, sino crucialmente político, existencial. Y tal como
lo hemos venido observando a lo largo de toda la historia
de la modernidad venezolana y se ha exponenciado hasta
el descaro desde la debacle de la frágil y nunca plenamente
establecida ilustración venezolana y la brutal imposición de
la barbarie, guardando las debidas distancias de desarrollo
económico, social y sobre todo intelectual entre la sociedad
analizada por Adorno y Horkheimer y la nuestra, en nues-
tro caso podemos verificar las mismas tendencias hacia “la
autodestrucción de la Ilustración”. La relación entre barba-
rie ideológica y barbarie política es directa y sin atenuantes.
Al constatar las ambiciones del sistema educativo bajo las
coordenadas del fascismo, se verifica la entrega del sujeto a
la charlatanería y la superstición: “Así como la prohibición
ha abierto siempre el camino al producto más nocivo, del
mismo modo la censura de la imaginación teórica abre ca-
mino a la locura política. Aún en el caso de que no hayan
caído todavía en su poder, los hombres son privados me-
diante los mecanismos de censura, externos o internalizados
en su interior, de los medios necesarios para resistir.”
Pues de lo que se trata como herencia irrenunciable de
la imaginación y del pensamiento ilustrado es de negarse
al acatamiento de las fuerzas de la barbarie y, aún en el es-
trecho margen en que sobreviven los restos y espacios de
libertad, asumir la última frontera: la resistencia.
16. Ibídem

390
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

3.
Resistir: es un llamado imperativo a la inteligencia y
una conminación a los intelectuales, en todo lugar y en toda
circunstancia, particularmente bajo el reinado de la barba-
rie. Vista la influencia que pueden ejercer sobre ciertos ac-
tores políticos, consumidos por el pragmatismo y, no pocas
veces, por una animadversión insuperable frente al pensa-
miento y la intelectualidad, como ha sido el caso de nuestra
clase política desde los albores de la República. Sobre todo
a aquellos que, incapaces de comprender y asumir la inmen-
sa gravedad del mal que nos afecta se muestran proclives a
transar con el poder, en la creencia de que la profundidad
alcanzada por la barbarie puede ser fácilmente revertida con
cambios cosméticos o, aún peor, ser asumidos finalmente
como un dato estructural e inevitable de nuestra idiosin-
crasia. La victoria final de la locura política como un dato
irreparable de un país que nació, se desarrolló y alcanzó su
mayoría de edad signado por la barbarie.
Ya en medio de la guerra contra el fascismo, destaca-
ban Adorno y Horkheimer un fenómeno trágico del que
todos, cual más cual menos, hemos sido observadores en la
Venezuela post democrática, que sólo el oportunismo más
rampante y una criminal inconsciencia pueden banalizar:
“En la enigmática disposición de las masas técnicamente
educadas al hechizo de cualquier despotismo, en su afinidad
autodestructora con la paranoia populista: en todo este in-
comprendido absurdo se revela la debilidad de la compren-
sión teórica actual.”
Cuando veinticinco años después de escritas estas pala-
bras, en 1969, ambos autores dieran finalmente el plácet a la
reedición por Fischer Verlag en Frankfurt am Main de una
de las obras más esperadas por los sectores progresistas de
la Alemania post fascista, el horror del nacionalsocialismo

391
Antonio Sánchez García

había llegado a su fin, si bien la humanidad se encontraba


atenazada por la Guerra Fría. Uno de los temores manifes-
tados sobre todo por Max Horkheimer de inspirar con sus
palabras y la rigurosa expresión de su filosofía negativa de
la historia, una herencia benjaminiana,17 la revuelta y la ne-
gatividad absoluta se habían hecho carne en el movimiento
estudiantil y la delirante y acrítica apología de la revolución
mundial. Y el pesimismo y la desesperanza seguían vigentes
en el trasfondo de su pensamiento: ”Pero no todo cuanto se
dice en el libro seguimos manteniéndolo inalterable. Eso no
sería compatible con una teoría que atribuye a la verdad un
momento temporal, en lugar de contraponerla, como algo
invariable, al movimiento de la historia…Por lo demás, ya
entonces (1944) valoramos sin excesiva ingenuidad la tran-
sición al mundo administrado”.18
En medio de la barbarie que hoy sufrimos en Vene-
zuela, de cuyo desenlace poco cabe aventurar; del mundo
administrado, que se ha impuesto en Oriente y en Occi-
dente; de la regresión de nuestra región a trasnochadas aspi-
raciones del utopismo castrista y de la terrible amenaza del
yihadismo islámico, que pretende arrasar con los restos que
aún van quedando del mundo ilustrado, la relectura de la
Dialéctica de la Ilustración contribuye a mantener viva la
llama de la resistencia. Es nuestra última esperanza.

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. Walter Benjamin, Sobre el concepto de la historia, 1940. Obras Completas, Libro I,
Vol.2. ABADA Editores, Madrid, 2008.
18. Op.Cit, Pág. 49.

392
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Santos, el tartufo
5 Septiembre, 2014

Que era un patiquín que no saldría a la calle sin peina-


do y maquillaje, lo sabemos de toda la vida. Cada cual es
dueño de sus ambiguas viscosidades. Que era un lameculos
dispuesto a jugarse el todo por el todo para complacer a
quien, en muy mala hora, lo encumbró al Poder, lo supi-
mos cuando llevó a sus últimos extremos las órdenes que
le impartiera quien manejaba la alcabala que le abriría las
puertas del palacio Nariño, incluso dispuesto a invadir un
territorio extranjero en donde sabía no encontraría una ver-
dadera oposición.
Que fue el Libertador el primero en clasificar al Ecua-
dor de republiqueta. Que era un siniestro tartufo de luci-
do aprendizaje en las mazmorras de la policía política, lo
aprendimos cuando después de asesinar a Raúl Reyes se-
cuestró las informaciones que podían alfombrarle la entrada
a la presidencia, maniatar a Chávez y sobarle el lomo a Fidel
Castro al que, como toda la clase política colombiana, le ha
lamido las entre suelas.
Cuando se negó a entregarle Makled, el Kingpin ve-
nezolano, a la DEA supimos que su inescrupulosidad y su

393
Antonio Sánchez García

maquiavélico afán de poder iban tan lejos como para estar


dispuesto a enconchavarse con el chavismo y aliarse con las
FARC. Y cuando la miopía colombiana lo reeligió y perdió
todo freno, llegó al extremo de acostarse con Timoschenko
y Raúl Castro sin hacerle asco a los viejos compromisos con
Álvaro Uribe. Finalmente, si una hechura del Islam gobier-
na en los Estados Unidos y antes se chorrea que enfrentarse
al castrocomunismo, ¿por qué no habría el patiquín de la
burguesía neogranadina abrazarse con los socios de las nar-
coguerrillas colombianas?
El colmo acaba de suceder: ansioso por granjearse las
simpatías de la satrapía venezolana y darle una sobadita de
lomo al tirano habanero, decide pisotear todos los compro-
misos internacionales y ultrajar los más elementales dere-
chos humanos expulsando de Colombia a un joven lucha-
dor por la libertad y la democracia como Lorent Saleh. Se
iguala en hombría y decencia al pedófilo nicaragüense, que
impide la entrada al país a uno de los más notables diplo-
máticos venezolanos, Milos Alcalay.
Así, Daniel Ortega y Juan Manuel Santos, Fidel Castro
y Timoschenko comen del mismo plato y ultrajan los mis-
mos principios. Todo sea en bien de una dictadura de mala
muerte que aún puede seguir siendo ordeñada. Una buena
lección para aprender hacia el futuro. Humillaciones y trai-
ciones de este calado no se olvidan fácilmente. Ya llegará el
momento de las cuentas.
Prohibido olvidarlas.

394
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Las bombas de la ira


10 Septiembre, 2014

Así no se crea: jamás en Chile había habido atentados


terroristas de esta magnitud y en esta proporción como los
viene habiendo desde mediados de la democracia concer-
tacionista. Antes de Allende, porque Chile era una demo-
cracia ejemplar. Si cabe aplicar el término a una realidad
cambiante, dinámica y fluctuante como el orden político y
social que recibe tal calificativo.
Durante el gobierno de Allende, tampoco, que el insti-
tucionalismo parlamentarista chileno había permeado has-
ta los huesos a todos los sectores de la sociedad, incluso
a quienes se hallaban profundamente emparentados con el
terrorismo castrista. Después de Allende y salvo el intento
de magnicidio contra el general Augusto Pinochet, porque
las consecuencias para los terroristas hubieran sido devasta-
doras. La policía política de la dictadura no se andaba con
cuentos. Y la paz conquistada olía a mazmorra, pólvora y
degollina.
Para que se desperezara el monstruo del terrorismo
hubo que esperar a los esfuerzos por la reconciliación y la
confianza de unos frente a otros. Es la grave desventaja de

395
Antonio Sánchez García

las democracias ante la ruindad del terrorismo, que no co-


noce límites, fronteras ni consideraciones morales. Apos-
tar a la bondad colectiva. Así, protegido por el anonimato,
blindado por los derechos humanos y el ejercicio de la li-
bertad ciudadana, de la que suele hacerse gala para tranqui-
lidad de todos, un terrorista puede desplazarse libremente
por donde quiera, llevar su paquete de bombas como si se
tratara de una torta de cumpleaños, usar de contenedor un
tacho de basura y depositarlo con el preciso y avieso cálculo
de que explote cuando sus efectos puedan causar el mayor
daño. Como los causara esta vez en una local de paso en la
estación del Metro Escuela Militar, en el Oriente de Santia-
go. Llevándose por delante 11 heridos, de entre los cuales,
desgraciado azar de la emigración a que se ven compeli-
dos los venezolanos en este tiempo de pacífico terrorismo
castrochavista, uno de nuestros compatriotas. Obligado al
turismo de sobrevivencia por un régimen parido por el te-
rrorismo golpista y mantenido en vida por el terrorismo de
Estado.
El agravamiento de los atentados, que sube de grado en
la escala del terror –pasar de la amenaza del estruendo a la
mortífera artillería de la muerte, la herida o la amputación–
se ve favorecido por el reciclaje de viejos odios y rencores,
sacados del baúl de los entendimientos de izquierdas y de-
rechas por el oportunismo de socialcristianos, socialistas y
comunistas para impedir la continuación en Chile de un
gobierno alternativo de la centro derecha, como el de Se-
bastián Piñera. Lo que a ningún gobierno de la Concerta-
ción se le hiciera –acuciarlo con huelgas, manifestaciones y
desbordes, particularmente de las absurdas exigencias lleva-
das en andas de las banderas contestatarias del estudiantado
chileno– se le hizo con saña y alevosía al del empresario y
político de la centro derecha. Se aprovechó otro aniversario
del golpe de Estado para volver a reciclar el mito del már-
tir y el tirano. A tal extremo, que la propia derecha de la

396
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

derecha, la UDI, se sintió obligada a distanciarse de una ac-


ción de alta política que impidió la pérdida de la república,
desconociendo que sin la acción de las fuerzas armadas –por
cierto: legitimada por el parlamento y la Corte Suprema
de Justicia– Chile hubiera podido desembocar en una gue-
rra civil o en un régimen castrocomunista que lo hubiera
hundido en el abismo por generaciones de generaciones. Y
en el colmo de la irresponsabilidad de todas las izquierdas
gobernantes, se reflotó el expediente de la Constituyente,
sin duda alguna a la búsqueda de fraguar las condiciones
institucionales para un chavismo a la chilena. Es la apuesta
del castrismo dominante en el Foro de Sao Paulo e incluso
en la OEA de José Miguel Insulza para imponer su hege-
monía en la región.
La democracia requiere, ya lo dijo hace casi dos siglos
con su inmensa sabiduría Alexis de Tocqueville, de un cui-
dado extremo, del cultivo sereno y constante del consenso
entre todos los sectores de la sociedad y de la alerta extrema
y permanente ante el horror de las dos bestias de Job: Le-
viathan y Behemot, que amenazan con devorarla. Muy por
encima de los mezquinos intereses partidistas, de la miopía
de las élites y la devoradora ambición de quienes no se satis-
facen con alcanzar la presidencia sino hundir sus repúblicas
para atornillarse en el Poder.
Temo que Chile haya comenzado a sufrir las conse-
cuencias de esa sevicia. La falsa y congelada sonrisa de la
señora Bachelet pronostica días de ira.

397
Antonio Sánchez García

La muerte de Salvador Allende


12 Septiembre, 2014

1
La historia de Chile conoce dos suicidios presidencia-
les: el de José Manuel Balmaceda, ocurrido el 19 de sep-
tiembre de 1891 en la legación argentina donde se hallaba
asilado desde el 29 de agosto, a los 51 años de edad y tras
cinco años de gobierno y el de Salvador Allende, el 11 de
septiembre de 1973, a los 64 años y tras mil días de gobier-
no. En ambos casos, como consecuencia de profundas crisis
sociales y políticas. El de Balmaceda tras una guerra civil, la
de 1891, impulsada por el Congreso chileno y el respaldo
de la Armada, contienda que J.M. Balmaceda perdiera y
diera al traste con el régimen presidencialista característico
del siglo XIX chileno. El de Allende, tras el intento de ins-
taurar un régimen socialista y el rechazo de las instituciones
y los partidos políticos del establecimiento, que le dieran
legitimidad a sus fuerzas armadas para proceder contra el
que calificaran como un gobierno ilegítimo. 
A pesar de las circunstancias históricas, ambos suicidios
comparten aspectos sustantivos: en lo político, el rechazo de
la institucionalidad vigente a los intentos del ejecutivo por

398
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

sobrepasarla estatuyendo un régimen autocrático y/o dicta-


torial de gobierno. En lo personal y subjetivo: un profun-
do y muy arraigado sentido del honor y del patriotismo de
ambos personajes. Balmaceda se dispara un tiro en la sien,
cubierto con la bandera chilena luego de dos meses de asilo,
a la espera del 19 de septiembre, fecha la más trascenden-
tal de la historia chilena, la de su Independencia y último
día de su mandato constitucional. Allende, que rechaza la
oferta de asilo y el avión que Augusto Pinochet pone a su
disposición para que salga del país con su familia y quienes
considere sus más allegados. Oferta que rechaza con indig-
nación. Un presidente chileno se respeta: no se somete a la
traición de sus subordinados. Ni se refugia en las sotanas
después de ofenderlas.
Ambos suicidios están profundamente vinculados.
Otro presidente chileno de cercana tesitura ideológica, Pe-
dro Aguirre Cerda, un socialdemócrata avant la lettre que
gobernara desde 1938 hasta el día de su muerte, en 1941,
y del que Allende fuera ministro de salubridad, había re-
cordado el precedente de Balmaceda con la intención de
demostrarle al país, pero en particular a sus fuerzas arma-
das en respuesta al “ruido de sables” que entonces prota-
gonizaba, no sólo el temple y la hombría del gobernante,
comandante en jefe de sus tropas, sino su profundo sen-
tido de la dignidad presidencial. Así recordaba Allende en
1963, a diez años de su propio suicidio, esa premonitoria
circunstancia: “En la mañana, al ser despertado, (Pedro Agui-
rre Cerda) fue advertido por sus edecanes en el sentido de que
las tropas marchaban contra el Palacio de la Moneda…Don
Pedro, serenamente manifestó a sus edecanes ‘Ustedes pueden y
deben retirarse. Yo me quedaré aquí para que sepa Chile como
muere un presidente constitucional cuando el ejército olvida el
cumplimiento de las leye’”.

399
Antonio Sánchez García

2
La idea del suicidio, o de una muerte violenta sufri-
da en defensa de su legitimidad presidencial como ultima
ratio del desafío que enfrentaba a la cabeza del gobierno
socialista de la Unidad Popular no era, pues, un capricho ni
una ocurrencia de circunstancia del tribuno de la izquierda
chilena. Era parte de la tácita tradición de respetabilidad
institucional chilena a la que se sentía visceral, emocional-
mente vinculado. Fue anticipada por Salvador Allende en
su primer discurso como presidente de Chile, en el Estadio
Nacional de Santiago ante 50 mil de sus seguidores y los
invitados extranjeros, el día de su asunción del mando. Ya
sabía el líder socialista que su apuesta era del todo o nada
y de que en su esfuerzo por hacer realidad la promesa con
que llegara al Poder –construir lo que él llamada “socia-
lismo con rostro humano”– cumpliría su mandato contra
viento y marea, salvo que en el cumplimiento de su deber
encontrara la muerte a manos de quienes traicionaran sus
obligaciones constitucionales. Lo expresaría con palabras
inolvidables, desgraciadamente desconocidas por quienes,
perdida ya en nuestro país la conciencia del alto sentido
del honor que implica detentar la más alta magistratura de
una Nación, pretenden ver en su muerte la mano negra de
alguna conspiración extranjera. Y con mayor claridad ante
el propio Fidel Castro, uno de cuyos esbirros ha sido acu-
sado de haberlo asesinado por órdenes del propio Castro,
en la despedida que le diera a su larga, indiscreta y abu-
siva permanencia en territorio chileno, el 2 de diciembre
de 1971: “Yo no tengo pasta de apóstol ni tengo pasta de
Mesías, no tengo condiciones de mártir, soy un luchador
social que cumple una tarea, la que el pueblo me ha dado.
Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la
historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile: sin
tener carne de mártir, no daré un paso atrás; que lo sepan:

400
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

dejaré La Moneda –el palacio presidencial chileno– cuando


cumpla el mandato que el pueblo me diera. No tengo otra
alternativa: sólo acribillándome a balazos podrán impedir
la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo”.
Era una admonición ante los afanes golpistas que ya se in-
cubaban en el establecimiento civil y militar de la extrema
derecha y que se expresaran en el secuestro y asesinato del
General René Schneider, comandante en jefe de las fuerzas
armadas chilenas, ocurridos el 25 de octubre de 1970, a
poco más de un mes de celebradas las elecciones ganadas
por Salvador Allende.

3.
Esa voluntad de dar su vida antes que incumplir las
obligaciones derivadas de su alta responsabilidad como pre-
sidente de Chile la reitera a pocas horas de hacerla efectiva,
cuando la decisión de suicidarse parece tomada, ante un pe-
queño grupo de dirigentes de su Partido Socialista, que en
el colmo de la inconsecuencia política vienen a ofrecerle una
salida de escape al asedio en que se encuentra, horas después
de negarle todo respaldo a su idea de realizar un plebiscito
para superar el impasse ya insalvable con una oposición que
ha desatado los demonios: “No voy a salir de la Moneda.
Voy a defender mi condición de Presidente, así que ustedes
no deben ni siquiera plantearme esa posibilidad. Al partido
hace tiempo que no le importa mi opinión. ¿Por qué me
la vienen a pedir ahora? Dígale a los compañeros que ellos
deben saber lo que tienen que hacer.”
Sólo la ignorancia, la mala fe o una perversa combina-
ción de ambas, pueden afirmar que la muerte de Salvador
Allende fue causada por otro motivo que su personal e in-
quebrantable decisión de suicidarse antes que verse hu-
millado por los asaltantes del Palacio Presidencial en su

401
Antonio Sánchez García

condición de Primer Magistrado de la República. En medio


del drama que se desarrolla poco antes del mediodía de un
nublado 11 de septiembre en el palacio presidencial de La
Moneda, asediado por tanques, acribillado por artilleros y
a punto de ser bombardeado por los Hawker Hunters de la
Fuerza Aérea de Chile, recibe a sus tres edecanes que vienen
a transmitirle la orden impartida por los jefes del golpe de
rendirse y aceptar la oferta de un DC-6 para salir del país
con su familia y los acompañantes que designe. El coman-
dante de la Fuerza Aérea edecán Roberto Sánchez le reitera
que el avión DC-6 está en Los Cerrillos, a pocos kilómetros
de La Moneda. El comandante Sergio Badiola, su edecán
del Ejército, le reitera que las Fuerzas Armadas y Carabine-
ros están actuando con total unidad, lo que hace inviable
toda resistencia. El capitán de navío Jorge Grez le explica
que no podrá enfrentar el poder de fuego combinado que lo
enfrenta. “Agradézcale a su institución su ofrecimiento, co-
mandante Sánchez” –le responde Allende. “Pero no lo voy
a aceptar. No me voy a rendir. Díganles a sus comandantes
en jefe que si quieren mi renuncia, me la tienen que venir a
pedir aquí. Que tengan la valentía de pedírmela personal-
mente.” Luego muestra su fusil, el que carga en bandolera
y fuera regalo de su amigo Fidel Castro, con el que se le
ve en su última fotografía mirando el ataque aéreo desde
la entrada principal de La Moneda, y poniendo su mano
derecho bajo el mentón les explica, con toda serenidad y sin
que le tiemble la voz: “Y miren: el último tiro me lo dispa-
raré aquí”. Para pedirles luego que se retiren. Copiando al
calco las palabras de aquel a quien sirviera como ministro de
salubridad reitera su tradicional caballerosidad y grandeza:
“Vuelvan a sus instituciones, Señores. Es una orden.” Se
despide de cada uno y los acompaña hasta la puerta de su
despacho. Desde el umbral advierte en voz alta a sus guar-
dias de seguridad una orden inapelable que todos escuchan:
“los señores edecanes no deben ser molestados”.

402
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Esta es la verdad histórica, narrada por los propios pro-


tagonistas. Ha sido difundida en el extraordinario reportaje
publicado en el periódico La Tercera, de Santiago de Chile,
titulado “Las 24 horas del golpe”. Deja ver la tragedia de
un hombre empeñado en llevar a cabo un proyecto histó-
rico equivocado, la inmensa soledad con que enfrentara su
desenlace y la gallardía con que asumiera su responsabilidad
ante la historia. Evitando cualquier inútil derramamiento
de sangre con el sacrificio de su vida. Cualquier pretensión
de parangonar esa vida ejemplar con caudillos cobardes, co-
rruptos y envilecidos o de ensuciar ese postrer momento en
que enfrentara la verdad de la muerte con aviesas intencio-
nes de baja política, debe ser respondida con el desprecio.

403
Antonio Sánchez García

El fascismo a la Kirchner 
16 Septiembre, 2014

“En la política he llegado a una conclusión importante:


no hay apellidos milagrosos”. Quien habla no se apellida Gu-
tiérrez ni Chamorro: se apellida Kirchner. En Argentina,
desde hace un par de décadas, un apellido milagroso. Hijo
de la actual presidenta de Argentina, Cristina Kirchner y
del fallecido presidente de Argentina, Néstor Kirchner. 
Tan milagrosos, que se enriquecieron como abogados de
una empresa financiera a la sombra de la dictadura de Vi-
dela, comprando activos a precio de gallina flaca a punto
de ser subastados por el banco al que servían en La Plata,
acumulando una fortuna que les permitió a él, luego de ser
gobernador por Santa Cruz, alcanzar la presidencia de la re-
pública argentina, al igual que su mujer, Cristina Fernández
de Kirchner. Con la intención de montar una dinastía de
recambios de uno a la otra que asegurara a lo menos cua-
tro mandatos. Quien minimiza la importancia de su ape-
llido, a cuya sombra se ha convertido en el poder máximo
de una organización juvenil neoperonista y semi oficialista,
kirchneriana y de inocultable sello neofascista llamada La
Cámpora, administrador de la riqueza familiar, avaluada en
varios millones de dólares contantes y sonantes e innumera-

404
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

bles propiedades de distinto signo, ha hablado recientemen-


te en su calidad de junior de la familia ante cuarenta mil se-
guidores de su empresa política en el estadio de un club de
fútbol que, vaya coincidencia, se llama “Argentino Juniors”.
“Hay muchas peleas que dar”, afirmo el junior argenti-
no. Según sus propias palabras, esas peleas tampoco es que
son anónimas y se refieren a algún programa genérico, sin
nombre ni apellido, vistas las elecciones presidenciales que
deberán librarse en 2015. Ni tampoco es que están rela-
cionadas con el peronismo, ese batiburrillo neo fascista en
el que caben todas las tendencias y todas las direcciones,
siempre y cuando anti imperialistas, nacionalistas y fieles a
sus caudillos muertos: Juan Domingo, Evita y Néstor. Tie-
nen nombre y apellido: Cristina Kirchner. El único vector
de fuerzas de un movimiento absolutamente personalista y
caudillesco, como todos los fascismos. De corte filocastrista
y foropaulista, como todo movimiento que se precie hoy
por hoy de estar en la onda del castrochavismo venezolano.
Y puesto que según la constitución vigente en la Argentina,
mal que le pese al clan dominante desde hace más de una
década, la Sra. Kirchner no podrá postularse al haber agota-
do sus dos posibilidades, emerge como mágico desiderátum
el último recurso de los fascismos: la democracia plebisci-
taria, el poder sublime de las mayorías, la subordinación de
la ley a la fuerza. El voto mayoritario como guillotina de la
Ley.
De allí la extraña figura desempolvada por el rico joven
de 37 años: el desafío decisionista y voluntarioso, cumbre
de todos los fascismos. Sabe que la Ley es la Ley, pero pre-
tende encontrar un desvío al estilo de los duelos del lejano
Oeste y no resolver –que ya está resuelto jurídica, consti-
tucionalmente– el asunto por vía legal, sino a los puños:
“si tan malo es el gobierno de mi madre y tan seguros están de
que cuentan con el respaldo del pueblo” –ha venido a decir

405
Antonio Sánchez García

palabras más palabras menos– “pues permitan que compita


y derrótenla en las urnas. Uds., al gobierno, nosotros a la
casa. Problema resuelto.”
De esa manera tan propia de los fascismos, los lega-
listas quedan como cobardes y los facinerosos, como va-
lientes. Con un solo minus de racionalidad: creer que la
sociedad argentina es imbécil. Ante lo cual sólo caben dos
interpretaciones: o el joven fascista –fascismo puesto de
moda en América Latina desde el desafío bochornoso y cri-
minal de un joven oficial que se pavoneó de responsabilidad
asumiendo el crimen cometido un 4 de febrero de 1992,
perfectamente consciente de que contaba con la anuencia
del establecimiento político, jurídico y militar venezolano
y no pagaría ni con un solo día de condena por sus atroces
crímenes– dispara al aire con salvas de fogueo, o ha decidi-
do prolongar la importancia del apellido y ser el próximo
candidato del justicialismo. Nada extraño en un continente
caudillesco y nepotista hasta la médula de los huesos: del
padre a la esposa y de la esposa al hijo. Mientras, que los
nietos crezcan. Ya les llegará su hora. Es el sainete de la po-
lítica argentina. El sino de la región, como reconociera hace
cuarenta años Carlos Rangel: el fracaso.

406
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El duelo
18 Septiembre, 2014

No hablo del duelo al que todos nos debemos, en esta


Venezuela sumida en los horrores de la muerte, como lo
estuviera durante los desastres de la cruenta e inclemente
Guerra a muerte, esa fatídica guerra civil de la Indepen-
dencia, el apocalipsis de La Guerra Federal que viniera a
ponerle el broche de sangre medio siglo después y todas
esos cientos de revoluciones de pacotilla que ensangrenta-
ron el Siglo XIX venezolano. Ocupados en auto mutilarnos,
mientras otros se cebaban en nuestros territorios y se lo re-
partían a destajo. Belicosos entre hermanos y sin una piz-
ca de belicismo patriótico, como lo denunciaran nuestros
pensadores. Muy valientes en auto fagocitarnos y cobardes
al extremo en el arte de la defensa de nuestra soberanía.
Salvaje ante el hermano y sumiso ante el invasor. Como ha
venido a reafirmarlo de manera trágica el prefabricado tó-
tem de la montaña, que corriera a arrodillarse ante el tirano
extranjero. 
Tampoco hablo del duelo que debía afligirnos por esos
doscientos cincuenta mil asesinados, caídos en esta guerra
civil larvada de venezolanos contra venezolanos, azuzada

407
Antonio Sánchez García

desde las alturas del Poder para impedir la toma de concien-


cia patriótica y democrática de los sectores populares, em-
pujados a un virtual Estado de Sitio por el acoso del malan-
draje paraoficialista que asola los barrios. Ni de los muertos
causados por la vesania oficialista, el abandono de clínicas
y hospitales, el desprecio cotidiano a la vida en todas sus
expresiones, la ruina y el empobrecimiento general como
instrumentos de dominio. Hoy puesto dramáticamente de
manifiesto ante enfermedades otrora domeñadas que vuel-
ven a aparecer en nuestro territorio como si hubiéramos
regresado al pasado de nuestra barbarie. Y de otras nuevas
que tienen aterrados a quienes ni siquiera saben a qué virus
o a qué bacteria se enfrentan sus hijos, sus hermanos, sus
padres.
Hablo del duelo como expresión de enfrentamiento,
de combate, de pelea, de hostilidad contra los graves y pro-
fundos males que nos aquejan desde el asalto al Poder por
la barbarie chavista. Un duelo contra hombres, ideologías,
mezquindades, ambiciones recrudecidas desde aquel mal-
hadado 4 de febrero de hace 22 años, cuando aún no nacían
algunos de nuestros presos políticos. Hablo del duelo que
debemos asumir en defensa de nuestra integridad: de vida,
de sociedad, de nación, de Patria. Hablo de un duelo contra
nuestras propias flaquezas, nuestras propias inconsecuen-
cias, nuestras propias debilidades, nuestra propia disposi-
ción a la alcahuetería, la connivencia, el oportunismo, las
mezquindades. Hablo de un duelo contra nuestras ambicio-
nes, capaces de nublarnos la visión ante nuestros hermanos
y la Patria que nos dio la vida para facilitar la posesión de
nuestros puestos, nuestros cargos, nuestras parcelas de Po-
der, nuestras secretarías generales, nuestros partidos.
Hablo del duelo contra el mal. El propio y el ajeno.
Ese duelo mortal contra nuestra vanidad, causa y origen de
la peor de las ambiciones: la del Poder. Esa vanidad que le

408
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

carcome las entrañas a quienes se creen insustituibles, po-


seedores del alfa y el omega de la verdad, los únicos mere-
cedores de la estima, la admiración y la veneración de las
mayorías. Sin poseer un ápice de legitimación que surja de
la inteligencia, del talento, la educación, la cultura, la gene-
rosidad y la grandeza espiritual sin ser más que el producto
del dinero, del egoísmo, de la auto vanagloria y la descarna-
da ambición política.
Dejando de lado la razón misma del combate, ya sur-
gen las promesas por ilusorias victorias carentes de objetivos
y propósitos, sin un auténtico programa alternativo de go-
bierno futuro, meras escaramuzas para levantar la polvareda
que nos impida ver nuestro único y verdadero objetivo: el
desalojo de los responsables del desastre y la conquista de
la Libertad y la Prosperidad para Venezuela. Desde ahora
mismo. No desde pasado mañana. Fuegos de artificio para
encandilarnos hoy poniendo la vista en los cielos prome-
tidos de un futuro nebuloso, lejano y triunfante, mientras
ahora mismo, en la tierra, continúa el asalto, el robo, el cri-
men, el abandono, la pobreza, la enfermedad, la iniquidad
y la muerte.
Ése, no otro es el duelo: deslastrarnos de nuestras taras
y acometer el combate final contra la barbarie.

409
Antonio Sánchez García

La encuesta Keller: el terremoto del


liderazgo continúa
19 Septiembre, 2014

La evolución de las cifras no da lugar a dudas: un te-


rremoto sigue estremeciendo las bases de los liderazgos po-
líticos venezolanos. En año y medio Henrique Capriles ha
caído 15 puntos, Leopoldo López ha subido 11 puntos y
María Corina Machado se ha empinado otros 14 puntos.
Ledezma, que no figuraba, ya alcanza los 37 puntos. Ca-
priles, que ocupaba un holgado primer lugar desciende al
tercero, López, sube del cuarto al primero, María Corina,
del sexto al segundo.
A pesar, o posiblemente precisamente por estar preso,
Leopoldo López no sólo se ha escapado en punta, sino que
es el único líder político nacional con un saldo positivo en la
balanza agrado/desagrado. Cuenta con 6 puntos a su favor.
Capriles, aparentemente su gran antagonista, cuenta con un
saldo negativo de 13 puntos. Mientras 54% de la población
le expresa su desagrado, sólo un 41 se inclina a su favor. El
saldo en rojo de María Corina Machado es, hoy por hoy,
sólo del 7%, mientras el de Nicolás Maduro es de 30%.
Quien por cierto sufre el mayor derrumbe: 22 puntos.

410
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Desciende del cómodo 55,8% con el que igualaba el primer


lugar con su contendor inmediato, Henrique Capriles, al
módico 33%, con el que supera solamente a Ramón Gui-
llermo Aveledo, en retirada, y a Diosdado Cabello, el polí-
tico más rechazado del país y a quien el rechazo triplica la
aceptación: 68 a 27%. En la escala de los repudiables, sólo
puede ser comparado a su conmilitón Nicolás Maduro, a
quien el 63% del país no quiere ver ni en pintura, el doble
de quienes no le hacen asco a sus cadenas: un 33%.
Falcón, el honroso cuarto lugar de las preferencias, a
dos puntos de Antonio Ledezma, ha sabido conservar incó-
lume las preferencias que tenía hace año y medio: un sóli-
do 39%. Si bien su saldo en negativo asciende al 12%, un
punto menos que su compañero de fórmula, Henrique Ca-
priles. En el campo enemigo, Jaua se mantiene en el cuarto
lugar, pero el desplazamiento de las preferencias lo ha casti-
gado, descendiendo 12 puntos en las preferencias ciudada-
nas. Baja del 52,8 a un seco 40% de popularidad. Con un
saldo en rojo del 15%.
El hecho más notorio y perfectamente explicable es el
estrepitoso derrumbe de Nicolás Maduro, que se precipita
del primero al octavo lugar, duplicando el porcentaje de re-
chazo el de su tímida aprobación. Tiene, para su fortuna al
interior de su partido, 6 puntos de ventaja sobre el décimo
de la lista, el sujeto a quien la encuesta de Keller del tercer
trimestre que comentamos y acaba de salir del horno decla-
ra sin medias tintas como el político más aborrecido de la
pizarra de los mandamases.
Para la dupla más aborrecida del país –sin contar lo
que las encuestas debieran informarnos de otros serios can-
didatos a tal designación, en uno y otro bando– esa caída
espectacular en la cualificación de los venezolanos es mero
aunque fiel reflejo de lo que ha sucedido con la valoración

411
Antonio Sánchez García

del gobierno que pergeñaran ambos conjuntamente con los


hermanitos Castro. Según la misma encuesta Keller, pro-
verbialmente respetada desde hace décadas en el universo
político nacional, el 73% de los venezolanos, incluidos to-
dos los colores políticos, considera que “Maduro perdió el
rumbo”. El 80% da por hecho la necesidad de un cambio,
el 56% propicia solicitarle su renuncia –de entre ellos, el
92% de los opositores más rudos y el 72% de los opositores
moderados– y sólo un 37% se muestra dispuesto a seguir
calándoselo.
Estamos ante el clásico caso de la dilapidación de la
herencia por parte de un heredero tarambana: a pesar de los
inmensos pesares, la imagen de Chávez continúa contando
con un 62% de simpatías; Maduro baja en el mismo perío-
do del 53 al 33% del agrado. Va, dicho en el más coloquial
de los lenguajes, francamente palo abajo.
Son expresiones de notables transformaciones en el sen-
tir popular que muy difícilmente podrán ser respondidas
favorablemente por quienes comienzan a perder el respaldo
popular. No quisiéramos imaginar las respuesta imaginables
a preguntas sobre el grado de aceptación de otros líderes
opositores, la credibilidad del CNE, el respaldo a la MUD,
la decisión a participar en el próximo proceso electoral, las
opiniones sobre abastecimiento, inflación, seguridad, sani-
dad pública y las expectativas a mediano plazo de quienes
ven con horror la devastación que pica y se extiende.
Una cosa está clara: el 12 de febrero marcó un antes y
un después de los liderazgos, un antes y un después en la
aceptación de la desastrosa herencia dejada por el caudillo,
un antes y un después en la aprobación de la representación
política opositora. El barco ha cambiado el rumbo. Ya no
se dirige adonde iba. Tampoco sabemos aún hacia dónde
se dirige. Ni quien asumirá el timón. Comienzan a hacer

412
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

mutis los viejos responsables. De los nuevos, salvo la escapa-


da ominosa de algún bucanero, todo está abierto.
Así son las cosas.

413
Antonio Sánchez García

Antonio Ledezma
23 Septiembre, 2014

Hay privilegios que matan. Leopoldo López ha disfru-


tado de uno de ellos: convertirse en blanco privilegiado del
odio, la inquina y los delirios persecutorios del régimen.
Para cuyos esbirros, amanuenses y funcionarios no existen
mejores y más auténticos opositores que los que están des-
terrados, encarcelados o muertos. Vulgo: neutralizados. Di-
vididos en dos clases: los del escarmiento, como Simonovis,
crucificados en aras de mantener vivo el castigo que le espe-
ra a quien ose servir, así sea como funcionario y bajo obli-
gaciones institucionales, como fuera su caso, en un aconte-
cimiento memorable, como haber destronado, humillado y
desenmascarado en su gigantesca infamia y cobardía, urbi et
orbe, al hombre de La Habana en Caracas. Y los de la otra
clase: los que el régimen debe neutralizar políticamente ad
aeternum. Son los peores, pues lindan con la muerte. Un
caso emblemático: Camilo Cienfuegos, el hombre que se
perdió en los cielos del Caribe. Y Huber Matus, el Conde
de Montecristo de Fidel Castro. 
Circunstancias de tiempo y lugar le impiden a las au-
toridades venezolanas emular ese modelo inmediato o al

414
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

arquetipo de ambos: incendiar el Congreso, asesinar a los lí-


deres opositores, enjaularlos en campos de concentración y
pulverizarlos en los primeros seis meses de gobierno, como
hiciera Hitler entre febrero y junio de 1933. Luego de lo
cual se sacudió las manos y fue a lo suyo: armarse hasta los
dientes y partir a la conquista del universo.
Así no lo parezca, las condiciones internacionales no
dejan de guardar insólitas semejanzas: la pusilanimidad, la
connivencia y la complicidad han neutralizado a todos los
poderes democráticos del planeta, comenzando por los Es-
tados Unidos. Las organizaciones multinacionales son un
escarnio, la dictadura con visos plebiscitarios se ha apode-
rado de los sistemas políticos convirtiendo a la democracia
en un mero error estadístico, como lo reconociera en su
momento con su maravilloso ingenio Jorge Luis Borges. Y
el campo de batalla parece despejado para el aventureris-
mo del terrorismo internacional, del marxismo leninismo
y otras yerbas que los ingenuos creíamos definitivamente
erradicados. Hoy por hoy, en América Latina, quien no co-
mulgue con los fasciocastristas del Foro es lo que en Vene-
zuela llamamos “pupú de perro”. La OEA es la taguara en
donde bajo la mirada de Insulza, el barman, se reúnen los
compadre de los Castro a echarse unos tragos.
Favorecidos por la alcahuetería de prácticamente todos
los presidentes y liderazgos políticos de la región y ante el
sospechoso desentendimiento de las restantes fuerzas opo-
sitoras venezolanas, los carpinteros de Fidel que se ocupan
de la demolición del principal productor de petróleo de la
región, ya asegurado su enemigo público número 1 tras las
rejas de un penal caraqueño se libran de la incómoda com-
pañía de un preso carente a estas alturas de toda utilidad,
como Iván Simonovis, y buscan hacerle espacio en la esmi-
rriada conciencia nacional a otro preso de más enjundia,
tanto o más peligroso que Leopoldo López pues, además

415
Antonio Sánchez García

de estar libre, no muestra flancos vulnerables. Hablamos


del político más prestigioso y reconocido de la oposición
democrática venezolana, Antonio Ledezma.
Sin más armas que su integridad, su prestigio y su co-
raje ha logrado mantenerse vigente por sobre los avatares
de la crisis más profunda de nuestra historia en la concien-
cia pública nacional, conjuntamente con la diputada María
Corina Machado, por rebosar ambos, conjuntamente con
Leopoldo López, de un valor de extrema escases en el mer-
cado político nacional: la decencia. A lo que suma una in-
mensa virtud en tiempos de cacería y muerte al hombre: la
cautela, la precaución, el temple. Es posiblemente el único
gran político venezolano al que no se le pueden endilgar
traiciones, connivencias, contratos, financiamientos, acuer-
dos bajo mesa, compromisos espurios y “yo te apoyo ahora,
pero tú me apoyas después… A él o a ella mételos presos, pero a
los míos, ni con el pétalo de una rosa”. Leyes de sobrevivencia
salvaje en la selva del horror en que se ha convertido el uni-
verso político venezolano desde que reventara la placenta
cuartelera que diera vida al monstruo.
Necesitarán guantes de asbesto sus perseguidores, pues
juegan con fuego. Antonio Ledezma es el político venezola-
no más prestigiado internacionalmente entre sus congéne-
res. Principal autoridad edilicia del país, ex parlamentario
de notables merecimientos, gobernador del primer Estado
del Venezuela y hoy por segundo período consecutivo Al-
calde Mayor de la Ciudad de Caracas, ha recorrido el mun-
do estableciendo y fortaleciendo sus lazos de cooperación,
colaboración y amistad con el mundo político de América
Latina, Estados Unidos y Europa. Me consta su cercana
amistad con políticos de la talla de Felipe González, José
María Aznar, Sebastián Piñera, Andrés Pastrana, Fernando
Henrique Cardoso, Mauricio Macri y con personalidades
del mundo del arte y la cultura, como Mario Vargas Llosa
o Enrique Krauze.

416
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Prevengo contra el inmenso costo político que entra-


ñaría someterlo a la sevicia de un régimen que desprecie las
normas de buena convivencia entre las naciones, máxime
cuando aspira a ocupar sitiales de responsabilidad mundial.
Hay límites cuya vulneración puede conducir a una catás-
trofe inesperada. Esperemos por una mínima racionalidad
de parte de quienes tienen a cargo el manejo de la cosa pú-
blica.

417
Antonio Sánchez García

La MUD en la encrucijada
24 Septiembre, 2014

1
Las fuerzas democráticas venezolanas han logrado es-
tructurar dos grandes centros de articulación unitaria:
la Coordinadora Democrática (CD), en 2003-2004, y la
Mesa de Unidad Democrática (MUD) en 2009-2010. Han
constituido esfuerzos notables y relativamente exitosos en
alcanzar su empeño: responder a la grave crisis abierta con
la insurrección popular del 11 de abril participando de la
Mesa de Diálogo bajo la observación de la OEA y canali-
zar los esfuerzos por realizar el Referéndum Revocatorio de
Agosto de 2004, la primera; y unificar los esfuerzos de los
partidos políticos para presentar una lista de consenso para
enfrentar las elecciones parlamentarias de 2010, la segun-
da. Con un saldo extremadamente positivo: la obtención
del 52% del electorado y una derrota estratégica, aunque
meramente virtual, frente a las pretensiones totalitarias de
Hugo Chávez. 
Una diferencia sustancial ha separado a ambas instan-
cias unitarias. La CD contó con una presencia muy sobre-
saliente de factores extra partidos, dispuso de una Comisión
de Dirección política amplia y numerosa, constituyó comi-

418
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

siones de altísimo nivel y logró gran respetabilidad y reco-


nocimiento a nivel internacional. Sus distintas comisiones
no fueron configuradas obedeciendo a identidades partidis-
tas. Su naturaleza fue predominantemente técnico profesio-
nal. Su comisión política integraba a los sectores más repre-
sentativos de la Sociedad Política y Civil. Y su relación con
los medios fue permanente, transparente y abierta. La coor-
dinación general le correspondió al entonces gobernador
del Estado Miranda Enrique Mendoza. La coordinación de
medios, a Jesús Chúo Torrealba. Su máxima instancia deci-
soria estuvo conformada por los secretarios generales de los
partidos políticos. Y su actividad movilizadora fue masiva,
permanente y exitosa.
A diferencia respecto de ese foro semi abierto de la CD
y su batería de comisiones de toda índole –internacional,
estrategia, electoral, cultura, etc.– la MUD ha sido un or-
ganismo estrictamente partidista, con exclusión de lo que
podríamos considerar la sociedad civil o la oposición extra-
parlamentaria. Destinado a un solo y único objetivo: lograr
el mayor consenso posible en la elaboración de las listas de
postulantes a la Asamblea Nacional y organizar la participa-
ción opositora en dichos comicios. No le ha correspondido,
por lo tanto, definir estrategias y macro políticas para en-
frentar al régimen en otros terrenos que no sea el estricta-
mente electoral. Ha sido, en ese sentido, un órgano más de
coordinación interpartidista que un punto de confluencia
de políticas para enfrentar y resolver la crisis existencial que
padecemos. En dicho sentido, no ha alcanzado el nivel de
respuesta y actividad de la CD, encargada en su momento
de llevar las conversaciones organizadas por la OEA, de ac-
tuar en el plano internacional manteniendo contactos flui-
dos y permanentes con el cuerpo diplomático acreditado en
nuestro país y de organizar eventos de participación masiva
de enorme impacto y consecuencias en la realidad política
nacional.

419
Antonio Sánchez García

2
Una segunda gran diferencia entre ambos entes coor-
dinadores se expresó en sus logros y resultados. Mientras
la CD logró articular un enorme movimiento de masas y
alcanzar la mejor coordinación entre la sociedad civil –su
principal protagonista– y la dirección de los partidos políti-
cos, todavía débiles y en germinal etapa de recuperación, su
inmenso esfuerzo no se vio coronado por el éxito, Mostran-
do una dramática incapacidad de respuesta ante la derrota
y de sobrevivencia ante la crisis que ella desatara. Ante la
falencia de respuestas concretas y eficaces frente a la derrota
–real o aparente, legítima o fraudulenta es asunto que me-
rece una discusión de otra naturaleza– cayó en desintegra-
ción. Sumiendo a la sociedad civil en una compleja y difícil
etapa de desconcierto.
La MUD se estructura tras la recuperación de las fuer-
zas democráticas y un notable éxito político electoral de
inmensa proyección nacional e internacional: la derrota al
proyecto de reforma constitucional de diciembre de 2007.
Fue la primera gran derrota del régimen, tras su éxito en
las elecciones presidenciales de diciembre de 2006, y una
muestra de la poderosa reacción del país a los intentos tota-
litarios del gobierno, marcados por el cierre de RCTV y el
consiguiente despertar del movimiento estudiantil. A pesar
de la inmediata derrota de febrero de 2008, que demostra-
ron el potencial de recuperación del caudillo, las elecciones
de alcaldes y gobernadores de noviembre de ese mismo año
volvieron a poner de manifiesto la persistente recuperación
de las fuerzas opositoras, particularmente en las grandes
ciudades y centros urbanos, hasta culminar en el éxito elec-
toral de septiembre de 2010.
Ese éxito fue producto, en gran medida, del logro de
la unidad alcanzada gracias a la MUD y algunas persona-

420
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

lidades que apostaron por la concreción de la unidad, aún


al costo de sacrificios personales y grupales. Como fuera el
caso del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, a cuyo
persistente esfuerzo unitario se debiera la propuesta concre-
ta de organizarla. Pero es obvio y natural considerar que esa
unidad era un reclamo a gritos de la sociedad civil, que estu-
vo dispuesta a subordinarse a las decisiones de los partidos.
Una suerte de trasvase final de su propio liderazgo, amor-
fo, caótico a veces y tremendamente inmediatista, pero de
una inmensa vitalidad. Como que logró el único desalojo
exitoso del presidente de la república, el del 11 de abril de
2002. Cumplió su cometido de manera perfecta. Quien
lo incumplió fueron las fuerzas políticas. Y el catastrófico
comportamiento de quienes no supieron responder al desa-
fío de desalojar al por entonces prospecto de tirano y frenar
la injerencia cubana, que recibió entonces al país de regalo
por su asesoría y jefatura en la transición hacia la dictadura.

3
Si la Coordinadora Democrática fue el producto del
avance incontenible del movimiento opositor, la MUD ha
sido el resultado de la parcial recuperación de los partidos
y su asunción del liderazgo y gestión de la faena opositora.
De hecho y desde su constitución, la sociedad civil no fue
convocada sino como fuerza electoral pasiva, sin otros al-
cances y derechos que el de votar, aún consciente de que
al hacerlo no elegía dadas las condiciones de control por
la maquinaria electoral del régimen. Como quedara trági-
camente de manifiesto en las elecciones parlamentarias del
2010 –se obtiene en las urnas la mayoría absoluta pero se
gana en la realidad un tercio de la representación– y en las
presidenciales de 2012 y 2013, cuya sospecha de fraude ja-
más fue definitivamente dilucidada.
La MUD ha sido una organización coordinadora ex-
clusivamente a cargo de las direcciones de los partidos

421
Antonio Sánchez García

políticos. En rigor, un ente de naturaleza burocrática. Esa


ha sido su virtud y ese ha sido su gran defecto. De ninguna
manera la sociedad civil fue invitada como fuerza social ac-
tuante y decisoria en el marco de un proyecto estratégico por
el desalojo constitucional de la dictadura y la reconquista de
la Libertad y la Democracia. En tal sentido es preciso reco-
nocer que la sociedad civil ni intervino de manera activa en
la designación de las candidaturas –salvo en aquellos lugares
donde se decidió efectuar primarias, siempre a redropelo
de la voluntad de los partidos políticos– ni participó como
elemento definitorio de la campaña. Fue y aún sigue siendo
la pariente pobre del festín de Baltasar, como quedara trági-
camente de manifiesto durante los Idus de Febrero, cuando
la MUD, abriendo ante sí un foso hacia el desastre, se pres-
tara al objetivo de apaciguamiento y control de la rebelión
popular desatada después del 12 de febrero. La rebelión más
amplia, extensa y profunda de cuantas ha habido desde el
asalto al Poder por el castrochavismo. Insurgencia neutra-
lizada por las fuerzas internacionales coordinadas desde La
Habana y el Foro de Sao Paulo –como también sucediera
durante el RR del 2004, boicoteado activamente por Lula
y su agente Marco Aurelio García–, la traición de la OEA,
UNASUR y el ALBA y, last but not least, por la ominosa
aquiescencia de los partidos dominantes en el interior de la
MUD.
La profunda crisis porque ha atravesado la MUD, la
renuncia de su principal liderazgo y el práctico descabeza-
miento que hoy sufre son la consecuencia directa de ese
papel jugado en uno de los momentos más cruciales de
nuestro empeño por zafarnos de un régimen dictatorial.
Con un saldo de medio centenar de víctimas mortales. Que
coincide, y no es ninguna casualidad, con la constitución
del Congreso Ciudadano y la sorprendente hegemonía de
los nuevos liderazgos que la conforman en el escenario opo-
sitor, como lo demuestran las encuestas. Nada de todo ello

422
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

es producto del azar: es resultado de una crisis profunda


que desencaja todos aquellos intentos que antes de servir a
su solución, solapan, encubren y dificultan los empeños por
su resolución radical. Como lo anticipáramos en  nuestro
artículo La tormenta perfecta19, y en donde, a meses de los
sucesos reseñados escribimos: “Este 2014 no habrá eleccio-
nes. Por lo tanto, esa entidad creada para articular la uni-
dad electoral de la oposición democrática entra en latencia,
vegetará en ese estado de semi vigilia en que invernan los
animales de sangre fría, terminará acurrucada en el rincón
del polvo y del olvido. Me refiero a la MUD. Salvo que se
convierta en una entidad política con capacidad de decisión
articulada sobre todos los partidos que la integran y sus ba-
ses sociales: la sociedad civil.”
No es un diagnóstico como para cantar albricias y
abrigar esperanzas. Pero nada más errado que ocultarle al
enfermo la grave enfermedad que padece, si de su plena
toma de conciencia depende su verdadera mejoría. En la
que todos los venezolanos de buena fe y auténtico patriotis-
mo apostamos. Hoy, en momentos en que las dos fuerzas
gravitatorias de la oposición venezolana: las integradas en
el Congreso Ciudadano bajo el liderazgo de María Corina
Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma, y aquellas
agrupadas en torno a Acción Democrática, Primero Justi-
cia y Un Nuevo Tiempo lideradas por Henrique Capriles,
Henry Ramos, Julio Borges y Omar Barboza se proponen
relanzar la MUD como principal vector unitario de la opo-
sición bajo la coordinación de Jesús Torrealba, subsisten
los grandes problemas reseñados: definición de una macro
estrategia política para desalojar al régimen, situarse a la
vanguardia de la sociedad civil, esclarecer al pueblo sobre la
tragedia que hoy sufrimos –acrecentada por males pandé-
micos propios de la más oscura y lejana Edad Media–, defi-
19. http://www.noticierodigital.com/forohistorico/viewtopic.php?t=1010022

423
Antonio Sánchez García

nir un proyecto de país para el Siglo XXI y abrir un forado


de luz y esperanza en el siniestro muro de contención que
nos impide avanzar hacia el futuro.
¿Lo electoral? No es más que una isla de acción política
en medio de muchas otras en ese archipiélago de acciones
de masas necesarias para ponerle fin a la tragedia histórica
que vivimos. Si algunas de las fuerzas que integran la nueva
MUD insisten en reducir la acción de liberación de nuestro
pueblo al embudo electoral, el fracaso estará escrito. El des-
lave sociopolítico que la crisis económica desatará inexora-
blemente en el futuro inmediata no cabrá por ese estrecho
cuello de la burocracia partidista. Requerirá derribar todos
los muros de contención, entre los cuales la propia MUD.
Es el delicado, el frágil, el difícil desafío que enfrentarán sus
nuevas autoridades: ponerse al frente del pueblo en su com-
bate por la Libertad. O vegetar y desaparecer. Que Dios los
ilumine.

424
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

¿Por qué?
27 Septiembre, 2014

En un inquietante artículo, el periodista Luis García


Mora se preguntaba por las razones de la ausencia de pre-
guntas y la escandalosa falta de respuestas de la oposición
electoralista –¿de qué otro modo calificarla?– constituida
principal pero no exclusivamente por las dirigencias de Ac-
ción Democrática y Primero Justicia y toda su parafernalia
electorera encabezada por el gobernador de Miranda Hen-
rique Capriles y su equipo de asesores, ante preguntas de
cuya obviedad no cabe más que darse de cabezazos: ¿quién
está detrás de todo lo que está sucediendo desde las altu-
ras de un encriptado, microscópico y exclusivísimo grupo
de personajes que tienen la sartén por el mango, puesto al
fuego por el eximio cocinero Fidel Castro, el mismo que
le preparaba al amanecer sabrosas tortillas de patatas a su
amigo Gabriel García Márquez? 
Las preguntas de Luis García Mora lindan en la litera-
tura negra; el caso de la política venezolana, en una novela
de enigmas. No es El Código Da Vinci: es el Código Hugo
Chávez. A ser resumido en dos o tres incógnitas: Chávez se
muere en Cuba, lo que de él queda es refrigerado durante

425
Antonio Sánchez García

meses manteniendo en silencio el suceso, para sacarlo del


depósito mortuorio y usarlo en un momento necesario para
los planes de la cripta habanera y sus dos o tres agentes su-
puestamente venezolanos de mayor confianza –encabezados
por Nicolás Maduro– con el propósito de asegurar la so-
brevivencia del régimen –cualquier él sea– y terminar por
destruir lo que fue Venezuela y al parecer no volverá a ser
nunca jamás.
Allí comienzan las interrogantes de García Mora: ¿por
qué la oposición de la ex MUD encabezada por su ex di-
rectivo Ramón Guillermo Aveledo y apuntalada por Henry
Ramos Allup, Julio Borges y Henrique Capriles no formu-
laron y seguramente ni siquiera se formularon a sí mismos
la pregunta de las cien mil lochas: ¿por qué esta farsa digna
de Tarantino?
La pregunta encapsula la gran pregunta que nos abru-
ma a los treinta millones de venezolanos, pero que debiera
constituir el meollo de la reflexión y el actuar, la teoría y la
práctica de la llamada oposición de cualquier signo: ¿Quién
manda en Venezuela? ¿Cuál es su proyecto estratégico y en
qué fase de su desarrollo se encuentra? ¿Es un mal gobierno,
como insisten en proponer los sectores arriba menciona-
dos, tal como acaba de ser reafirmado por Henrique Ca-
priles en una entrevista al periódico madrileño El País y
en la que sostiene que elecciones o nada? Con lo cual, se
inclina implícita pero documentadamente por la nada. ¿O
Venezuela ya dejó de serlo para convertirse en una satrapía
de la nomenklatura cubana, como afirman los que sí pare-
cen reflexionar y mantener orden en sus pensamientos, así
–según García Mora– se hayan precipitado con una acción
irreflexiva y desordenada el 12 de febrero pasado?
De lo cual se deduce que la oposición electorera no
sabe o no quiere saber qué es lo que realmente sucede en

426
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Venezuela, con lo cual se ha convertido en un peso muerto


–o vivo, pero sólo para sus inconfesables intereses– para los
fines de las adecuadas respuestas históricas a los siniestros
propósitos de la tiranía cubana y sus esbirros venezolanos o
semi venezolanos. Mientras que la que sí lo sabe y quisiera
arrancarla del marasmo terminal en que se encuentra se ha-
lla en una fase aún germinal y, por lo mismo, todavía insu-
ficientemente preparada para responder a la gran pregunta
con grandes respuestas.
Hamlet, príncipe de Dinamarca, se hizo las grandes
preguntas existenciales del hombre público, con el cráneo
de un despojo en sus manos. Sólo tuvo una respuesta, que
es la única gran respuesta de un gran político a la gran pre-
gunta que unos ven con horror y otros intentan ocultar de-
bajo de sus faldones: Ser o no Ser. He allí el problema.

427
Antonio Sánchez García

Elogio de la violencia
30 Septiembre, 2014

Lo escribieron Marx y Engels en 1848, hace 166 años:


“Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y
propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos sólo
pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el
orden social existente. Que las clases dominantes tiemblen
ante una Revolución comunista. Los proletarios no tienen
nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en
cambio, un mundo que ganar”.
Lenin, sacó las conclusiones prácticas setenta años des-
pués al proclamar que “la muerte de un enemigo de clase
es el más alto acto de humanidad posible en una sociedad
dividida en clases”. Y Mao, a un siglo de distancia, lo con-
sideró al pie de la letra al escribir que “la tarea central y la
forma más alta de toda revolución es la toma del Poder por
medio de la lucha armada, es decir, la solución del proble-
ma por medio de la guerra. Este revolucionario principio
marxista-leninista tiene validez universal tanto en China
como en los demás países. Todos los comunistas tienen que
comprender esta verdad: EL PODER NACE DEL FUSIL”.

428
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Por cierto: la violencia hermanada con el odio, como


lo dijese con todas sus letras y sin hacer melindres el parte-
ro por excelencia de la violencia de la historia en América
Latina, Ernesto Guevara Lynch, el Che, eximio ejemplar
del profesional de la revolución, el arma más destructiva
inventada por el hombre, como lo escribiese Carl Schmitt
en “El partisano”. Dijo el Che: “¡El odio es el elemento
central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa
al ser humano más allá de sus limitaciones naturales, con-
virtiéndolo en una máquina de matar violenta y de sangre
fría. Nuestros soldados tienen que ser así.”
A nuestros políticos profesionales y escribidores ama-
teurs que se solazan condenando la violencia “de lado y
lado, venga de donde venga” y tanto han reflexionado sobre
el papel de la violencia en la historia que consideran que
arrancar una tanquilla y levantar una barricada con colcho-
nes, destartalados hornos microondas y veladores despatu-
rrados, sin una sola arma blanca o de fuego en sus manos,
es el súmmum de la violencia, les recomiendo las siguientes
frases de un hombre que sí sabía lo que significaba y el pa-
pel que jugaba la violencia –el asesinato a sangre fría– en
la historia, les recomiendo detener un segundo sus afanes
candidaturales y sus pujos reflexivos para ponerle atención
a las siguientes frases:
“Nunca debemos establecer la coexistencia pacífica. En
esta lucha a muerte entre dos sistemas tenemos que llegar a la
victoria final. Debemos andar por el sendero de la liberación
incluso si cuesta millones de víctimas atómicas.”
“Para enviar hombres al pelotón de fusilamiento, la
prueba judicial es innecesaria. Estos procedimientos son un
detalle burgués arcaico. ¡Esta es una revolución! Y un revo-
lucionario debe convertirse en una fría máquina de matar
motivado por odio puro.”

429
Antonio Sánchez García

“… Acabé el problema dándole en la sien derecha un


tiro de pistola [calibre] 32, con orificio de salida en el tem-
poral derecho. Boqueó un rato y quedó muerto. Al proceder
a requisarle las pertenencias no podía sacarle el reloj ama-
rrado con una cadena al cinturón, entonces él me dijo con
una voz sin temblar muy lejos del miedo: ‘Arráncala, chico,
total…’ Eso hice y sus pertenencias pasaron a mi poder.”
“… Ejecutar a un ser humano es algo feo, pero ejem-
plarizante. De ahora en adelante aquí nadie me volverá a
decir el saca muelas de la guerrilla.”
El “sacamuelas de la guerrilla”, autor de las afirmacio-
nes precedentes, pasaría a la historia como el epitome del
combatiente revolucionario, a quien su hermano de causa,
“el leguleyo de la guerrilla”, Fidel Castro, bautizaría para
la posteridad como “el guerrillero heroico”. Y quien, por
cierto, al que hoy algún funcionario de la tiranía quiere de-
dicarle un perfume para el consumo de la estulticia univer-
sal, coronaría su patética existencia escribiéndole a su padre,
un argentino pudiente, decente y de bien llamado Ernesto
Guevara de la Serna: “Tengo que confesarte, papá, que en
ese momento descubrí que realmente me gusta matar”.
El fascismo logra el epitome del despropósito, como lo
señalara con su genial perspicacia la judía alemana Hannah
Arendt: convertir a la víctima en victimario y al culpable en
inculpado. Lo que es sabido y no debiera causar asombro:
el régimen que hoy nos oprime con el uso de la más brutal
de las violencias, las del terrorismo de Estado, nació de la
violencia y lleva 15 años de omnímodo poder amparado en
la violencia. Que hoy continúa achacándole la violencia al
violentado. Nada sorprendente. Lo que es insólito y causa
desazón es que quienes se abrogan el derecho a represen-
tar a los oprimidos se vuelvan hacia ellos conminándolos a
renunciar a la violencia, confundiendo la protesta civil en

430
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

todas sus expresiones, incluido el derecho constitucional a


salir a la calle, el pecho al descubierto y las manos pintadas
de blanco, con los tiros en la sien, el asalto a mano armada,
el uso indiscriminado del paredón, la horca y el degüelle
e incluso la decisión de lanzar una bomba atómica sobre
el escogido enemigo, con un pobre muchacho devolviendo
una granada de gas lacrimógeno al asesino que se la lanzara
seguida de una andanada de escopetazos al rostro. O con un
bocón inconsciente.
Que lo siga haciendo hoy por los escasos medios de co-
municación que aún nos quedan se debe al último resquicio
de la sobrevivencia: periódicos de la agonía. Por desgracia
utilizados por algunos en obediencia a los aviesos dictados
de la dictadura. Pues el principio de Guevara, el hombre al
que le gustaba asesinar, lo dejó estipulado y los esbirros de la
satrapía le obedecen como a Moisés, el de las sagradas tablas
de la Ley: “Hay que acabar con todos los periódicos. Una
revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”.

431
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

433
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La noche de los cuchillos largos o cuando


la revolución devora a sus mejores hijos 
7 Octubre, 2014

1. 
Dos fuerzas parapoliciales fueron esenciales en el pro-
ceso de conquista y asalto del poder por parte de Hitler y
su partido, el NSDAP (Partido Nacional Socialista de los
Trabajadores Alemanes): las SA o fuerzas de choque y las
SS o tropas de asalto. Ernst Röhm, un ex bolchevique de la
primera hora, se integró en 1919 y convirtió a las SA en un
poderoso amasijo de violencia callejera, colectivo de choque
y parapeto propagandístico que llegara a contar con cuatro
millones y medio de milicianos, las famosas “camisas par-
das”. Al extremo de combatir exitosamente a comunistas y
socialistas en las barriadas populares alemanas mediante en-
frentamientos cotidianos, saldados con heridos y muertos.
Hasta conquistar el control y la absoluta hegemonía de las
calles, barrios, pueblos y ciudades alemanas.
Se hicieron temibles y extremadamente poderosas, has-
ta convertirse en un Estado dentro del Estado. Las SS, en
cambio, en manos de Himmler, el carnicero del Holocaus-
to, tuvieron más funciones de policía política y represora,

435
Antonio Sánchez García

debiendo apuntalar a la policía política propiamente tal, la


Gestapo o Policía Secreta del Estado. Y supieron subordi-
narse, bajo la coordinación de Göring y Goebbels, al con-
trol pleno y absoluto de Hitler. 
No sucedió lo mismo con las SA. Al cabo de un año
de dominio pleno de nazismo hitleriano, los hombres de
Röhm mantenían mucho mayor fidelidad al socialismo
que al nacionalismo, se consideraban parte fundamental
del parapeto gobernante y crecieron en tal dimensión, que
pretendieron competir con las burguesas fuerzas armadas
alemanas, hasta entonces discretamente en las sombras pero
conscientes del papel fundamental que comenzaban a jugar
en el proyecto imperial expansionista del caporal austríaco,
despertando su celo hasta exigirle a Hitler la drástica des-
aparición de las SA del mapa de la política dominante en la
Alemania nazi.
En su importante obra Los discípulos del diablo, el
historiador Anthony Read, para quien el nazismo fue una
suerte de culto religioso centrado en la personalidad de un
hombre: el Führer, perseguir a Röhm y su cohorte era una
medida desesperada, tanto para Göring como para Hitler.
La SA había sido siempre una fuerza contestataria, antigu-
bernamental y desestabilizadora; esa era su raison d’être, y
le resultaba imposible cambiarla aunque el partido ya es-
tuviese en el gobierno. Röhm y muchos miembros de su
SA, incluido un núcleo duro de líderes, se tomaban muy
en serio el “socialismo” del nombre del partido, y en su
“segunda revolución” querían destruir al capitalismo, las
grandes empresas, las fincas agrícolas, la aristocracia y el
antiguo cuerpo de oficiales. Y si Hitler pretendía interpo-
nerse en su camino, también lo destruirían. ‘La SA y la
SS no permitirán que la revolución alemana languidezca
o sea traicionada a medio camino por quienes no com-
batieron en ella’, proclamó Röhm desde junio de 1933

436
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

en la Nationalsozialistische Monatschrift (Revista mensual


nacionalsocialista). ‘Les guste o no, continuaremos con nues-
tra lucha. Si finalmente entienden qué persigue, ¡con ellos!
Si no lo quieren, ¡sin ellos! Y si es necesario, ¡contra ellos!’”
(Anthony Read, Los discípulos del diablo. El círculo íntimo
de Hitler, Océano, México, 2010, pág. 245).

2
La reacción de Hitler no se dejó esperar. “La revolución
no es un estado permanente, ni debe permitirse que se con-
vierta en eso” –afirmó en una reunión en la Cancillería del
Reich con todos sus gobernadores, celebrada el 6 de julio
de 1933. “El torrente de revolución que ha sido liberado
debe encauzarse por el seguro canal de la evolución.” Era,
a la manera del nacionalsocialismo, la misma reacción de
Lenin contra el ultra izquierdismo– aquella enfermedad
infantil del comunismo, como lo titulara en su obra dedi-
cada al enojoso asunto – que amenazaba con desbordar la
revolución de Octubre y llevara a Stalin a protagonizar las
sangrientas purgas que dieran con la eliminación de todos
los viejos líderes bolcheviques de la primera hora a todo lo
largo de los años 30, culminando con el feroz asesinato de
León Trotsky en 1940, en Coyoacán, México. Por cierto:
el principal autor intelectual del concepto de “revolución
permanente”. Una situación vivida por todos los procesos
revolucionarios, desde la revolución francesa, pasando por
la soviética, la china y, como no podía ser menos, la cas-
trista. Nada nuevo bajo el sol. Cuando se trata de asegurar
lo logrado, particularmente en período de graves zozobras,
el peor enemigo puede encontrarse en las propias filas. Es
cuando llega el momento saturniano: devorarse a los mejo-
res hijos.

437
Antonio Sánchez García

A la cabeza de los enemigos jurados de las SA estaban


los propios jerarcas del NSDAP y sus socios de la alta bur-
guesía y la aristocracia alemanas: “Göring no tenía duda de
que él encabezaba la lista de Röhm, junto con los grandes
industriales, financieros y aristócratas que eran sus amigos y
patrocinadores. (…) El mayor peligro de un levantamiento
de la SA era que Hitler fuera derrocado y el país se desga-
rrara en una sangrienta guerra civil, ya que era imposible
que el ejército, también bajo amenaza, se mantuviera al
margen y no hiciera nada. El ejército contaba únicamente
con cien mil hombres, pero todos ellos eran soldados profe-
sionales, bien armados, entrenados y dirigidos. La SA in-
cluía a muchos ex soldados, pero era, en gran medida, una
turba rebelde e indisciplinada de matones y rufianes.” (Ibí-
dem, pág. 246). Así llegara a contar en su mejor momento
con 4.5 millones de miembros.
Göring, el segundo hombre del régimen, decidió pro-
ceder con toda la dureza que le caracterizaba. Junto a su
segundo de a bordo, Diels, “abastecieron a Hitler de grue-
sos dossiers sobre fechorías de la SA incluidas orgías homo-
sexuales que implicaban al jefe de Estado Mayor de esa or-
ganización y a sus lugartenientes, y sobre la corrupción por
ellos de miembros de las juventudes hitlerianas. Tras recibir
uno de esos dossiers mediados de diciembre (de 1933) Hitler
se volvió hacia Göring y le dijo: ‘Toda la camarilla alrede-
dor del Jefe de Estado Mayor Röhm está corrompida hasta
la médula. La SA es la promotora de toda esa inmundicia.
Usted debería investigar esto más a fondo; ¡me interesa mu-
cho!’. ”
Sin saber todavía como hacer frente al inmenso peligro
que se cernía desde Röhm y sus SA sobre su proceso, en
particular sobre sus relaciones con las fuerzas armadas, pero

438
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

decidido a tomar la medida necesaria cuando el tiempo lo


exigiese, primero honró a Röhm y su Estado Mayor con
su clásica política de doble cara, para finalmente, acuciado
por el agravamiento de salud del presidente Hindenburg y
la necesidad de enfrentar su muerte y su seguro nombra-
miento a la más alta magistratura en los mejores términos
con las Fuerzas Armadas, optar por cortar el nudo gordiano
según el clásico consejo de su maestro Maquiavelo: “si haz
de hacer el mal, hazlo a fondo y sin vacilaciones”. Decidió,
en consecuencia, matar la culebra por la cabeza. Si bien du-
cho en el arte del engaño alimentó la iracundia de Goebbels
contra las oligarquías de la derecha conservadora y per-
mitió los exabruptos mordaces de Röhm contra Göring.
Llegando al extremo de armar la perfecta escenografía de
un monstruoso asesinato colectivo confabulando a todos
sus actores para impedirles cualquier excusa, justificación
o acusación post festum. E incitando indirectamente a que
algunos pocos miembros de la SA salieran a las calles de
Múnich para aparentar un golpe de Estado de Röhm y sus
SA en su contra.

3. 
Esta es la narración de Anthony Read del 30 de junio
de 1934, “el día más negro de mi vida” como lo calificara
el propio Hitler. Luego de convocar a una reunión de ur-
gencia a todo el liderazgo de las SA en Múnich para echarle
el guante sin mayores problemas, el primero en la lista fue
Röhm: “Estaba profundamente dormido cuando Hitler,
pistola en mano, abrió la puerta de su habitación a las seis
y media de la mañana y procedió a detenerlo. Tras dejar a
dos detectives vigilándolo, Hitler procedió a aporrear las
puertas de los demás líderes de la SA que ya habían llegado
al hotel y repitió el procedimiento. Sólo uno de ellos hizo
escándalo: Edmund Heines, jefe de la SA de Silesia, en

439
Antonio Sánchez García

Breslau, a quien se halló en la cama con un joven rubio,


para extrema repugnancia de Hitler y Goebbels, quien más
tarde describió la escena como ‘repulsiva, casi nauseabun-
da’.”
“Conforme avanzaba el día, el ánimo en el palacio de
Göring era cada vez más febril.(…) Mensajeros entraban y
salían a toda prisa del estudio de Göring, donde el ‘comité
de ejecución’, formado por el propio Göring, Himmler, He-
ydrich y Körner, conferenciaban sobre las listas de la muer-
te, añadiendo un nombre aquí, quitando otro allá, riendo
y gritando eufóricamente todo el tiempo…Y los mataron.
Se calcula que, durante ese día, ciento cincuenta líderes de
la SA fueron arrastrados al cuartel de Lichterfelde, puestos
contra la pared y fusilados por tiradores de primera de la
SS y el grupo policial general Göring(…) En otras partes
del país, aquellos cuyo nombre estaba en la lista fueron des-
pojados de sus insignias, apiñados en camiones y llevados a
bosques cercanos, donde se les sacrificó a tiros, usualmente
en la parte trasera de la cabeza.”
“Acontecimientos similares se repitieron a menor escala
en todo el Reich, pues miembros de SS locales aprovecharon
la oportunidad para ajustar rencillas personales. En Bres-
lau, un grupo de oficiales se salió de control y asesinó a va-
rios judíos…” ¿Cuántos fueron los asesinados en la llamado
“Noche de los cuchillos largos”, mediante la cual Hitler se
libró de los incómodos remanentes de sus revolucionarias
Grupos de Choque o  Sturm Abteilung  (SA)? Cálculos
conservadores barajados durante el Juicio de Nüremberg
hablan de entre ciento cincuenta y doscientos asesinatos.
“Otras estimaciones, que incluyen a los ultimados en ase-
sinatos locales en varias partes del Reich, llegan a casi
mil. Y no existe cifra alguna sobre los cientos, quizá

440
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

incluso miles de hombres de la SA que no fueron asesinados


pero que desaparecieron en campos de concentración bajo
“custodia preventiva”. En lo que concernía a Göring y a
Hitler, los números eran irrelevantes. Lo que en realidad
importaba era que las únicas amenazas a su posición habían
sido eliminadas, de una vez por todas.” (Op.Cit., pág. 261).

441
Antonio Sánchez García

Tal día como hoy: al Che, in memoriam


9 Octubre, 2014

1. 
Hoy se cumplen 47 años del día en que Ernesto Gueva-
ra Lynch, que entrara a la leyenda y a los libros de historia
con el remoquete de “el Che” con que lo distinguieran Fi-
del y los rebeldes cubanos del Granma a los que se sumara
en Ciudad de México, cayera ametrallado por una ráfaga
disparada por un sargento de las fuerzas anti insurgencia
o boinas verdes del ejército boliviano. Un suceso que con-
movió al mundo, convirtiéndose en leyenda digna de las
sagas del Rey Arturo y el anillo de los Nibelungos. El Robin
Hood del enfrentamiento desigual entre el Tercer Mundo
y los omnipoderes de la globalización caía en su ley y sus
despojos daban la vuelta al planeta en brazos de los imperios
mediáticos del Siglo XX inmortalizado en una imagen con
inocultables semejanzas al Cristo yaciente de Andrea Man-
tegna. El misterio de la mortaja de Cristo resucitaba en un
modelo humana e ideológicamente comparable: crucifica-
do por la CIA y las fuerzas del Imperio Romano de la nueva
era, reposando sobre una artesa de una lavandería de un
poblado, La Higuera, en Vallegrande, en lo más profundo
de la inhóspita y deshabitada selva boliviana. 

442
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Al tremendo impacto que causara la noticia por razones


obvias –el Che había desaparecido del mapa cubano traga-
do por el tsunami revolucionario, tras el fulgor del napalm
y los inclementes bombardeos al Vietcong, acompañando
a la insurrección universal de los movimientos estudian-
tiles y universitarios que sacudieran la segunda mitad de
los años sesenta sin que nadie tuviera la más mínima idea
del lugar en que se encontraba preparando la escenografía
para la próxima revolución triunfante. Que se encontraba
en Bolivia sólo lo sabía Fidel Castro, sumido en las cavila-
ciones que le causara el incómodo, irreflexivo, voluntarioso
y controversial personaje con el que no sabía qué hacer, de-
testado por la nomenklatura soviética, al que los comunistas
venezolanos le habían negado un puesto en sus filas y quien
finalmente había decidido por su cuenta ir a demostrar en
Bolivia, el corazón del continente, la justeza de sus teorías–
un puñado de hombres decididos y corajudos podían poner
en jaque al estado burgués y asaltar el Poder, como lo hicie-
ran en Cuba convertidas en un best seller escrito por un jo-
ven de la burguesía francesa convertido al marxismo gueva-
rismo llamado Regis Debray: Revolución en la revolución.
Hay sucesos que calzan como un guante con los deseos,
aspiraciones y anhelos de la imaginación popular. Los años
sesenta fueron los años en que dichos anhelos fueron satis-
fechos a cabalidad por los movimientos revolucionarios del
Tercer Mundo, Vietnam, la revolución cultural china, el pa-
risino Mayo Francés, el movimiento pacifista en los Estados
Unidos, Fidel Castro y la revolución cubana. Una auténtica
leyenda, hábilmente instrumentada por uno de los mayores
genios de la manipulación de masas, como Fidel Castro. Un
genio que combinaba la fría y maquiavélica sabiduría de un
Hitler con la delirante imaginación de un García Márquez.
La verdad de hechos y personajes de la Sierra Maestra –un
episodio ridículo, minúsculo y bananero en comparación
con la guerra de Indochina o los combates de las guerri-

443
Antonio Sánchez García

llas de la segunda Guerra Mundial– sirvió para mantener


encendida la calenturienta expectativa de heroísmo en una
juventud aburrida y hartada de consumismo postindustrial
y sovietismo burocrático.
Los tristes y desangelados juegos bélicos de la docena
de zarrapastrosos combatiendo con la nada, jugando a la
guerrilla en el vacío, abandonados a su suerte e incapaces de
protagonizar un solo hecho de guerra mínimamente hono-
rable rompieron la dura coraza de los hechos para conver-
tirse en un mito. Los Beatles, los Rolling Stones y Bob Dylan
encontraron un pendant: el guerrillero heroico.

2
Se entiende. Para Fidel, astuto, ambicioso, sediento de
gloria, sanguinario, pragmático y artero –mitad Stalin, mi-
tad Simón Bolívar–, Bolivia era un perro muerto. El perfec-
to escenario para entretener al Che Guevara, –idealista, por-
fiado, romántico, extremista, fanático y ya definitivamente
poseído por el caníbal apetito de la pólvora, el homicidio y
la muerte–, y mantenerlo ocupado en sus juegos de guerra.
El principal y verdadero objetivo, la joya de la corona que
aspiraba a calzarse apoderándose de todo un continente,
pues le daría los medios para corromper gobiernos, comprar
partidos y alebrestar a la pobresía, era Venezuela. Bolivia
era un apeadero. Venezuela, las minas del Rey Salomón. El
Dorado, el reino del oro negro, un archipiélago nadando en
un océano de petróleo. La palanca energética que movía al
universo.
Su fijación con Venezuela era de vieja data y los hechos
lo reafirmaban en la corrección de sus afanes estratégicos. El
pueblo venezolano acababa de dar pruebas de su inmen-
so poderío revolucionario, había tumbado una dictadura
diez veces más sólida y poderosa que la corrompida tira-

444
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

nía batistiana, a la que un soplido y un puñado de dólares


bastara para barrer de la isla, poseía partidos de extracción
popular, marxistas e incluso leninistas, contaba con unas
fuerzas armadas de extracción popular fácilmente penetra-
bles y se hallaba en una fase pos revolucionaria perfecta-
mente dominable por una élite de combatientes acerados,
voluntariosos y decididos a combatir por el Poder. Para la
dirigencia cubana, venir a Venezuela a repetir la hazaña de
la Sierra Maestra era un paseo de campanillas y un boleto
seguro a entrar en los grandes fastos de la historia revolucio-
naria. Una cosa era una revolución en una islita del Caribe
y otra muy distinta, una revolución sobre los hombros más
ricos de América.
Fidel creyó posible intentar primero la vía diplomática
y forjar una alianza revolucionaria y antiimperialista con
su principal líder, recién electo presidente de la República
y jefe de un partido de extracción popular que dominaba
sobre campos y ciudades con una militancia acerada en el
combate contra la dictadura: Rómulo Betancourt. Para su
gigantesca sorpresa, él, el nuevo Mesías del Tercer Mundo,
adorado en todos los confines de la tierra, recibido en me-
dio de resonantes aclamaciones por el pueblo venezolano, a
su cabeza el movimiento universitario y estudiantil e inclu-
so por la élite política de la Nación –confiesa Simón Alberto
Consalvi que la dirigencia política de AD con él a la cabeza,
acompañados por los miembros de la Junta Patriótica y el
almirante Larrazábal, su presidente y personaje más popular
de la Nación, se derretían por Fidel Castro– al acercarse al
recién electo primer presidente democrático de Venezuela
se dio con un portazo en las narices. Tras una larguísima
discusión que se extendió por casi cinco horas, sostenida en
una casa en Prados del Este, ante la presencia del mismo Si-
món Alberto Consalvi y el historiador y futuro presidente
Ramón J. Velásquez, le negó todo respaldo político, recha-
zó sus propuestas de alianza y le aseguró que podría contar

445
Antonio Sánchez García

con todo el petróleo venezolano que necesitara con una sola


condición: pagando religiosamente a precios del mercado.

3. 
La traición de la mejor dirigencia de la juventud de
AD a Rómulo Betancourt y su partido, optando por formar
tienda aparte –el MIR–, negándose a seguir la vía demo-
crática y apuntándose a la lucha armada tras el espejismo
de la revolución cubana, por una parte, y la decisión del
Partido Comunista y sus escisiones por seguir el mismo ca-
mino, lanzándose a la aventura de la guerra de guerrillas y
la lucha armada, por la otra, abrieron una grave fisura en el
proceso de democratización empeñada por la dirigencia de
los partidos democráticos permitiendo la profunda ruptura
creada por la guerra de guerrillas durante los años sesenta
y la intromisión directa, coronada con la invasión, de Fidel
Castro, la Secretaría América y sus mercenarios cubanos en
territorio nacional.
Los desembarcos en junio del 66 y abril del 67 de co-
mandos cubano venezolanos por Falcón y Miranda –mien-
tras el Che se adentraba en solitario y sin ningún respaldo
político o militar por las deshabitadas sierras bolivianas– su-
pusieron la verdadera estrategia de Fidel Castro para expan-
dir la revolución continental. Fueron precedidos por largos
procesos de entrenamiento iniciados en 1962 y 1963 en
centros de adiestramiento guerrillero en territorio cubano,
personalmente dirigidos y supervisados por el propio Fi-
del Castro. Tanta fue la importancia geoestratégica que le
concedió Castro a la primera de dichas expediciones, en las
que participara un solo venezolano, Luben Petkoff, herma-
no de Teodoro, que además de montar su jefatura en un
vehículo especialmente capacitado para dirigir desde allí
sus funciones de Jefe de Estado, dedicando meses de su co-
mandancia a dirigir diaria y personalmente los preparativos

446
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

y ejercicios de desembarco y combate, que puso el coman-


do bajo la jefatura de quien llegaría a ser posteriormente el
héroe de Ogadén y el más glorioso y afamado de sus gene-
rales, Arnaldo Ochoa Sánchez. Mientras la segunda, cono-
cida como el desembarco de Machurucuto, estuvo bajo la
presencia del general de división Ulises Rosales del Toro,
héroe de Cuba, máximo jefe de su Estado Mayor, miembro
del CC del PCC y hasta Ministro de azúcar, junto a Tomás
Menéndez “Tomassevich”, jefe de la guerra contra las gue-
rrillas de Escambray, asimismo general de división y “héroe
de la república de Cuba”. Por Venezuela, Moisés Moleiro,
Américo Silva y Héctor Pérez Marcano.
La aplastante derrota sufrida por las guerrillas venezo-
lanas y el fracaso de la invasión cubana, debidas ambas al
comportamiento patriótico de pueblo y ejército venezola-
nos, no calzaban en los anhelos del delirio revolucionario de
los sesenta. Para la juventud contestataria que amaba al tío
Hoh y veneraba al abuelo Mao Tse Tung y al épico Fidel
Castro, la democracia era otro perro muerto. De modo que
la patética y lamentable aventura del castrismo en Bolivia,
los hechos de las escaramuzas y miserias del grupo del Che,
adobadas en tétricos aditamentos como la amputación de
sus manos, el entierro en sitio desconocido, la venta de su
diario a ávidos editores de la extrema izquierda europea –
Feltrinelli y Maspero– y la universalización de la memora-
ble foto de Alberto Korda coparon los titulares de la opi-
nión pública mundial. E ilustraron las franelas de millones
y millones de jóvenes y muchachas ansiosas de demostrar su
talante contestatario. Un look, una moda.
Desde entonces se conmemora la muerte del Che Gue-
vara como un suceso de la mayor trascendencia universal.
De Rómulo Betancourt sólo saben algunos hispanistas avi-
sados. Son los caprichos de la historia.

447
Antonio Sánchez García

Sérguei Kirov o del asesinato como


instrumento político
11 Octubre, 2014

La vida no es más que una sombra en marcha; un mal ac-


tor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después
no vuelve a saberse de él: es un cuento contado por un idiota,
lleno de ruido y de furia, que no significa nada.
Macbeth, 5to acto, escena 5

1
Los más cruentos e impactantes asesinatos políticos
comparten similares principios y obedecen a causas seme-
jantes. Sus víctimas suelen haberse adentrado en un territo-
rio vedado, monopolizado por el máximo líder, y suceden
cuando las alarmas indican que se han acercado demasiado
al corazón del Poder. Y no en cualquier momento, sino pre-
cisamente cuando el victimario –siempre un gánster políti-
co, llámese Stalin, Hitler, Fidel Castro, Pinochet o como
quiera se llame el administrador de la dictadura en cues-
tión– se siente más débil y acechado. Sea porque abandona
un terreno conocido y debe aventurarse en terra incogni-
ta abriéndose a un nuevo ciclo estratégico, sea porque la

448
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

víctima ya ruge en su cueva y amenaza con desalojarlo de


sus posiciones.
De allí su inevitabilidad. El Poder, cuando impera la
ley de la selva de dictaduras y tiranías, reclama sangre. Dic-
tador o tirano, poco importan los medios y razones que lo
encumbraron a las alturas, que no esté dispuesto a verterla,
está condenado al fracaso. Que suele saldarse con la pérdida
de la propia vida. De allí que el tirano, el más poderoso e
implacable asesino potencial de que se tenga memoria, se
aterrorice ante la sola idea de su propia muerte y no trepide
en provocar la de quien sospeche será su enemigo mortal.
Detrás de todo dictador se esconde Macbeth, el usurpador
y asesino capaz de entintar un océano con la sangre derra-
mada por sus víctimas. He aquí el perfil de Koba, como
fuera llamado Stalin, el asesino intelectual de Kirov, en su
juventud: “atracos a bancos, actos de extorsión y protección
mafiosa, actividades incendiarias, piratería, asesinato: en
una palabra el gansterismo político que tanto impresionó
a Lenin y que enseñó a Stalin unas habilidades que tan
valiosas se revelarían más tarde en la jungla política de la
Unión Soviética” (El joven Stalin, la historia secreta de un
revolucionario, Simón Sebag Montefiore, Memoria Crítica,
Barcelona, 2008, pág. 16.). Lo que pocos saben es que, ade-
más de matón, era un intelectual. De allí la fascinación que
ejerciera sobre Lenin.
Una extraña y recíproca fascinación encadenó las vidas
paralelas de Adolf Hitler, el semi dios germano, y Iosef Sta-
lin, “el más esquivo y fascinantes de los titanes del siglo XX”.
Se sabían revolucionarios feroces, implacables, asesinos,
despóticos, crueles y malvados. Sentían el mismo desprecio
visceral por el liberalismo y las democracias, débiles y deca-
dentes formas de convivencia social. Y llevados por el furor
de sus ambiciones totalitarias provocaron las matanzas más
sangrientas de la historia moderna. A la devastadora acción

449
Antonio Sánchez García

por ellos desencadenada se deben más de cien millones de


víctimas mortales, las hambrunas y el horror sistemático de
la Shoah y el Archipiélago Gulag. Su mortal enemistad se
debió a una vieja razón que une la política con la astrono-
mía: el sol no acepta competencias.

2
El 1 de diciembre de 1934, a seis meses de vivirse en
Alemania la siniestra Noche de los Cuchillos Largos, que
apartara del camino de Adolf Hitler mediante un brutal
asesinato colectivo a los sectores revolucionarios más radi-
cales del nacionalsocialismo, el Estado Mayor de las SA, era
asesinado en el Palacio Smolny, conocido mundialmente
como “Palacio de Invierno”, teatro en que se librara el pri-
mer acto de la revolución rusa en 1905, puerta de entrada
a la revolución del Octubre y sede del Soviet de Petrogrado
bajo la presidencia de Trotsky y luego asiento del congre-
so de Leningrado, el líder máximo de los comunistas de
Leningrado, Sérguei Kirov. Kirov era, sin lugar a dudas, el
segundo hombre más importante del Partido Comunista de
la Unión Soviética (PCUS), disfrutaba de una avasallante
popularidad y acababa de ser electo como miembro titu-
lar del Comité Central del PCUS con tan solo 3 votos en
contra. Un resultado humillante para el secretario general
del partido y líder máximo de la Unión Soviética, dueño y
señor de todas las Rusias y tan poderoso como lo fuera el
Zar Pedro el Grande, el georgiano Iosef Stalin, que también
había sido electo, pero con 300 votos en contra.
Era una diferencia capital, pues el fervoroso respaldo a
Kirov suponía el reconocimiento a su talante conciliador,
sabido de todos que se oponía a la persecución desatada por
Stalin contra la vieja guardia bolchevique y propugnaba una
vía más democrática y cercana a la de Lenin en el desarrollo
de la revolución, que pasaba por uno de sus más críticos

450
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

momentos. Coronaba una brillante carrera en el interior


del partido asumiendo la dirección de la ciudad más impor-
tante de la Unión Soviética. Se había negado a trasladarse a
Moscú, adonde lo invitara Stalin para mantenerlo bajo con-
trol, lo que ahondaría la desconfianza del “Padrecito”, y se
aprestaba a darles a conocer a sus ciudadanos una noticia de
gran importancia, como era ordenar la suspensión del racio-
namiento de pan y otros alimentos esenciales, liberalizando
la economía y contribuyendo a aliviar las graves penurias
por las que había pasado la población soviética, mermada
durante la economía de guerra decidida por Lenin y llevada
a la práctica con ferocidad implacable por Stalin, provocan-
do las temibles “hambrunas”, con el saldo de millones y mi-
llones de campesinos pobres y obreros muertos literalmente
del hambre.

3
Las pruebas acusatorias contra Stalin como inductor y
responsable intelectual del asesinato de Kirov fueron aplas-
tantes: la mañana del 1 de diciembre de 1934 había desapa-
recido la guardia de seguridad del palacio Smolny, centro
del poder bolchevique en Leningrado, lo que le permitió al
asesino, Leonidas Nikolayev, un modesto obrero comunis-
ta, hambriento y desempleado provisto de documentos de
identidad como militante bolchevique, pasearse a sus an-
chas por el desierto edificio, ocultarse en un baño, ver pasar
a Kirov hasta su despacho, seguirlo y dispararle en la nuca
con un revolver provisto por el partido, sin encontrar el
menor obstáculo. El chofer y guardaespaldas de Kirov, un
hombre débil y enfermo incapaz de cumplir su tarea de es-
paldero, fue convocado de urgencia por Stalin, que se tras-
ladara desde Moscú para dirigir personalmente las investi-
gaciones –para someterlo a un interrogatorio, encontrando
la muerte en un extraño accidente mientras conducía su

451
Antonio Sánchez García

destartalado camión por las pésimas carreteras a las que se


adentrara. Pocos dudaron de la responsabilidad de Stalin y
sus hombres en esa extraña y oportuna muerte.
Pero tan eximio en el arte de la manipulación, la intriga
y las conspiraciones como su par Adolfo Hitler, Stalin apro-
vecharía el suceso para achacarle el asesinato a la oposición
trotskista, al ultra izquierdismo y a la derecha conservadora
de las guardias blancas utilizando la muerte y las honras fú-
nebres del popular líder como pretexto para una avalancha
de persecución y asesinatos sin precedentes. Fusilado Niko-
layev y asesinados su esposa y todos los miembros de su fa-
milia, así como los eventuales testigos de los hechos, como
el guardaespaldas de Kirov, procedió Stalin a enfilarlas con-
tra sus viejos camaradas Kámenev y Zinoviev, con los que
en su momento se aliara formando la temible Troika con
que se sacara del camino a Trotsky e iniciar la farsa judicial
más ominosa de la historia contemporánea, los llamados
“procesos espectáculos de Moscú”.
Amparado en la justificación oficial ordenó detener a
Lev Kámenev, Grigori Zinóviev, y a otros catorce líderes
soviéticos, que luego fueron juzgados en un juicio público
y ejecutados en 1936. Durante los juicios espectáculos lo
más selecto y distinguido del liderazgo bolchevique se auto
inculpó de crímenes inexistentes, al extremo que al cabo de
dichos juicios sólo en Leningrado habrían sido arrestadas o
ejecutadas más de cien mil personas. Una farsa que no cul-
minaría hasta que seis años después un comunista catalán,
Ramón Mercader, penetrara el círculo íntimo de Trotsky
en México y lo asesinara con un certero golpe de piolet.

4
Un cuarto de siglo después de estos cruentos sucesos,
muerto Stalin y abiertos algunos resquicios de libertad en la

452
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

implacable tiranía soviética, el mundo se enteraría por boca


de uno de sus protagonistas, Nikita Kruschev, de parte im-
portante de toda esta tramoya siniestra. Tímidamente pri-
mero y convertido en avalancha después, el horrendo terror
del estalinismo soviético rompería todas las barreras, provo-
caría una grave fisura en el aparato burocrático, impondría
la llamada Glasnost o transparencia y la parafernalia tota-
litaria se vendría abajo por su propio peso. Cuyo resultado
final fuera la caída del muro de Berlín y la desaparición de la
Unión Soviética misma y su bloque de poder neocolonial.
Ya abundan los testimonios de ese período siniestro de
la historia del comunismo mundial, reverso de la medalla
del nazismo hitleriano, de entre los cuales recomiendo la
lectura de Stalin, una biografía, de Robert Service, Stalin,
Breaker of Nations y El asesinato de Kirov, de Robert Con-
quest, La corte del Zar Rojo, de Simón Sebag Montefiore y
una maravillosa versión novelada de la vida y asesinato de
Trotsky del novelista cubano Leonardo Padura, El hombre
que amaba a los perros.
Valga señalar que en todos estos casos de asesinatos
políticos como el de Röhm por Hitler y el de Kirov, por
Stalin, víctima y victimario estuvieron profundamente em-
parentados. Las víctimas sirvieron con lealtad y devoción
a sus victimarios, hasta que se convirtieron en un peligro
para su sobrevivencia. Como lo fuera inmediatamente des-
pués del asalto al Poder por la camarilla de Fidel Castro el
carismático comandante Cienfuegos, desaparecido inexpli-
cablemente y para siempre de los cielos cubanos, el coman-
dante Huber Matos, enterrado en las mazmorras castristas
durante 20 años y el comandante Arnaldo Ochoa Sánchez,
héroe de Ogaden y máxima estrella en el firmamento de
los “dulces guerreros cubanos”, al igual que su íntimo
amigo y compañero, el comandante Tony de la Guar-
dia. Castro ordenó sus asesinatos políticos, travestidos

453
Antonio Sánchez García

de juicio moral y faramalla jurídica, cuando viera que la


popularidad de Ochoa Sánchez ante un pueblo desesperado
por sus carencias y su cercana amistad con el liderazgo de la
Perestroika podía sacarlo del juego.
Es el fin que les espera a todas las revoluciones –grandes
o pequeñas, falsas o verdaderas, trascendentes u oprobiosas:
terminar en el estercolero de la traición, el odio, la vengan-
za y la muerte. Detrás de todo asesinato político de estas
magnitudes late Macbeth, el monarca asesino. También en
estas miserables latitudes, las del fascismo tropical. Todas
terminan transitando el espinoso y empedrado camino del
horror.

454
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El reino maravilloso de las encuestas


14 Octubre, 2014

Si las encuestas tuvieran el mágico poder de los pun-


zones y las 45mm, las máximas autoridades yacerían en un
charco de números, colgarían de una señal de tránsito que
indicara paso obligado a la derecha o en otro de pendiente
en 90 grados. Pero las encuestas son espejos rotos. Fractu-
ran la imagen de la realidad en trozos incongruentes y nos
dan un caleidoscopio de un error a la carta, ordenado por
su clientela. Si la humanidad hubiera confiado en ellas y el
buen Dios las hubiera tenido entre las criaturas surgidas de
su maravillosa chistera durante el Big Bang de la creación,
andaríamos en taparrabos. Una encuesta ordenada por Fer-
nando VII daba un 95% a favor de la provincia de Tierra
Firme y un miserable 5% a favor de la Independencia. A no
ser que el financista que la encargara hubiera sido Simón
José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Pa-
lacios y Blanco y el universo de encuestados se hubiera limi-
tado al mantuanaje caraqueño amigo de los enciclopedistas
franceses.
Primer despropósito del encuestador: toma variables
diferenciadas por líneas rectas, cordilleras por horizontes

455
Antonio Sánchez García

infinitos y seres de carne y hueso por logaritmos y estructu-


ras matemáticas. Lo mismo vale lo que opine un mudo que
lo que afirme Plácido Domingo, un analfabeta que Albert
Einstein, un cojo que Lionel Messi. Son la perfecta sirvienta
de la señora democracia, ese error estadístico que menos-
preciaba Jorge Luis Borges. Como lo sabemos sin necesidad
de conversar con el Sr. Schemel, a la primera de cambios
la humanidad se decantó por el igualitarismo y enterró la
libertad en una fosa común. A veces se asoman los huesos
de una mano.
Pero a los hechos, esos “facts” que tanto admiran quie-
nes ven el mundo en positivo: de la revisión de la última
encuesta de Keller se deducía un hecho monstruoso: existe
un hiato hasta hoy insuperable entre lo que verdaderamente
siente la mitad de los venezolanos – esto es una basura y no
resolverá uno solo de nuestros gravísimos problemas – y
lo que cree o le han hecho creer: sigue siendo y con cierto
orgullo “chavista”. Una quisicosa puesta en pie por dema-
gogos, usurpadores y farsantes que combina los desastres
objetivos que provoca con la seducción y el encantamiento
de los espejos rotos.
De allí que a la hora de la verdad su hemisferio cerebral
de elemental racionalidad rechace todas las absurdas pro-
puestas de los locos del patio, mientras su otro hemisferio
insiste en mantenerse en sus trece. Antes que darle crédito
a su elemental racionalidad se somete al siniestro universo
de rencores, odios, reconcomios e insensateces que le dicta
seguir hundiendo las patas en el estercolero.
Lo mismo sucede con esta reciente de IVAD, desgajado
todo lo que pueda ser considerado una cortesía de la casa
hacia quienes la financiaron. Se comprueba lo que todas
las otras encuestan vienen reafirmando desde hace años:
del chavismo arrasador de fines de los noventa, a pesar de

456
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

un cuarto de millón de muertos, una devaluación digna de


la crisis del 29 y la literal devastación de un país que fue-
ra próspero y feliz, sólo sobrevive un 30%. Pero ese “solo
30%”, en manos de los Castro, las fuerzas armadas contro-
ladas por los Castro, el gobierno controlado por los Castro
y los medios controlados por los Castro, vale lo que jamás
valdrá el otro 30% controlado por el espíritu santo. Pues
aunque Ud. no lo crea, existe otro 30% al que le parece que
la lluvia sube de la tierra al cielo, el sol se acuesta y se levanta
y no considera apropiado pronunciarse sobre lo que pasa o
no pasa en el país.
La razón, por el camino escarpado. La sinrazón, de ba-
jadita. De cada 10 venezolanos, 8 consideran que el gobier-
no está equivocado, va hacia el despeñadero, vivimos una
feroz crisis política y económica, Maduro traiciona el lega-
do dejado por Chávez –sepan ellos a qué se refieren cuando
hablan de “legado”– y consideran que algo debe cambiar.
Si esa cifra tuviera algún sentido, el oficialismo gobernante
no debiera ni siquiera llegar al 20%. Pero hete aquí que
ante la pregunta del bloque al que pertenecen, 33% se dice
oficialistas. Si se le sumaran los que todavía no saben a qué
bloque pertenecen, un 14,5%, pueden llegar al 47,5%.
Ciertamente: el bloque opositor suma un 52,5%, lo
que en condiciones normales, que no es ni de lejos el caso,
indicaría una discreta aunque cómoda mayoría. Pero causa
una honda vergüenza, incluso indignación e impotencia,
que luego de arrasar con nuestra sociedad, asaltar todos los
procesos electorales, asesinar más de cuarenta jóvenes que
protestaban pacíficamente – si es que a una guarimba no se
la compara con los llamados colectivos revolucionarios ni
la brutal parafernalia bélica con los que fueran enfrentados
– y provocar la más grave crisis económica y de desabaste-
cimiento –un 73,5% de los encuestados la consideran el
principal problema nacional– todo ello exponencialmente

457
Antonio Sánchez García

demostrado en estos meses recientes, sólo la mitad de los


venezolanos haya decidido sumarse a la oposición a este es-
tado de guerra civil no declarada.
No haber sido capaces de romper ese trágico equilibrio
de fuerzas, obvio es decirlo, es culpa exclusiva de la sociedad
democrática. Es resultado de una carencia de imaginación,
inteligencia y osadía políticas. Es producto de la apatía, el
desinterés y la ignorancia de quienes se niegan a mirar a tra-
vés de ese espejo roto y tener el coraje y la osadía que tuvie-
ron quienes no esperaron encuestas para salir a conquistar
la República y nos han legado la democracia, hoy por hoy
en estado terminal. Que otros se alegren por el resultado de
estas encuestas. A mí me desconciertan.

458
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Al borde de la catástrofe 
18 Octubre, 2014

“Son libres de soñar, pero jamás les


permitiremos gobernar…” 
Hugo Chávez Frías, 2010
La oposición jamás gobernará este país… ni por las
buenas ni por las malas…
Diosdado Cabello, 2013
Nunca cederemos el poder; tendrán que sacarnos
a la rastra, como cadáveres…
Joseph Goebbels, 1932

1
La agencia de noticias Reuters nos trae una noticia
de cuya insólita naturaleza sólo nosotros, los venezolanos,
podemos tomar plena conciencia: el gobierno de Nicolás
Maduro se ha visto obligado a importar dos millones de
barriles de petróleo desde Argelia para cumplir sus propias
obligaciones de exportación. Imposible dar con mejor y
más irrebatible demostración del estado cataléptico en que

459
Antonio Sánchez García

se encuentra la principal y a estas alturas única industria


nacional capaz de atender a nuestras necesidades de divisas
extranjeras para proveer a nuestras necesidades primarias,
vista la práctica desaparición de la producción nacional en
todos los otros rubros de nuestra economía.
No es necesario ser alarmista para comprender la grave-
dad de la situación en que se encuentra nuestra economía.
Ni pretender enconar la situación anunciando la perspec-
tiva real de vernos enfrentando una declaración de insol-
vencia. Lo cual nos empuja al borde de un caos social de
inapreciables consecuencias. La inflación alcanza niveles
verdaderamente intolerables y hace prácticamente imposi-
ble programar con mínima eficacia el uso de nuestros esca-
sos recursos. Los salarios se hacen agua, bienes esenciales se
hacen inalcanzables, la angustia asalta a todos los hogares,
pues de este tsunami nadie parece estar a salvo. Por primera
en 14 años, la inseguridad deja de ser la principal preocupa-
ción de la ciudadanía para ser arrasada por la desesperación
que causan la inflación y el desabastecimiento. Las cifras de
todas las últimas encuestas, particularmente las de IVAD y
Consultores 21 así lo manifiestan.
Nadie dotado de una elemental racionalidad puede
alegrarse por los efectos que esta gravísima situación ha co-
menzado a provocar en el universo político gobernante. En
el que la muerte de Hugo Chávez ha terminado por desatar
los demonios de la desunión y las desaforadas apetencias,
provocando el enfrentamiento entre camarillas y grupos de
poder por el control del aparato. El venezolano no es un Es-
tado supra partidista que arbitre entre los distintos grupos
de presión: es un mafioso amasijo de pandillas hincándose
los dientes por las sobras del erario. La muerte de Chávez ha
acarreado la desaparición del único factor de legitimidad de
su sistema de dominación, ha dejado al desnudo la ausen-
cia de institucionalidad y ha permitido el desborde de las

460
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

ambiciones de Poder, el recrudecimiento de las diferencias


y la pérdida de disciplina interna entre sus seguidores.
La perfecta expresión de esta auténtica tragedia se pue-
de escuchar a diario entre los antiguos adeptos al régimen:
afirman con cierta rebeldía que siguen siendo chavistas,
pero que de ninguna manera se muestran solidarios con
lo que llaman “el madurismo”. Al que, según dejan ver las
encuestas, atribuyen no sólo la traición al legado de Hugo
Chávez sino la desorientación y extravío en que se encuen-
tran el movimiento, su régimen y el gobierno que dejara
encargado de llevarlo a buen puerto.
De allí que no sea precipitado señalar que jamás, ni
en sus peores momentos del pasado, el régimen se halló en
peores circunstancias que en la actualidad. La revolución
perdió todo su poder de encantamiento, ha desfigurado la
imagen de sus esperanzas para asumir el carácter de una
apuesta ya perdida y sin destino. El chavismo sin Chávez
llegó a su llegadero.

2
Respecto de su contraparte, tampoco el panorama es
muy halagüeño. La oposición se encuentra gravemente
fracturada y a pesar de haberse convertido, siempre según
las encuestas señaladas, en el bloque mayoritario de opi-
nión, nada indica que se haya transformado en una fuerza
equivalente. Las monumentales inversiones en compra de
medios le permiten al régimen sofrenar el poder de descon-
tento potencialmente existente, que dejado a su libre cauce
y reproducidas sus voces por los medios provocarían una
avalancha de rechazo, protesta y rebelión imposibles de so-
frenar. En el silencio de los medios, las amenazas de perse-
cución y la represión abierta del liderazgo se encuentran las
razones de la aparente apatía del comportamiento público.

461
Antonio Sánchez García

Y es en la complicidad abierta y declarada de las cancillerías


de la región, así como en los graves problemas internacio-
nales que enfrentan los países democráticos de Europa y
Norteamérica, obligados a privilegiar el trato a conflictos
más urgentes e inmediatos como los del Estado Islámico,
encuentra el régimen espacio de maniobra para postergar
el enfrentamiento con la solución de sus propios y urgentes
problemas.
Una elemental racionalidad, una suficiente informa-
ción del estado real de la Nación y una comprensión del
cerco objetivo impuesto a sus pretensiones de sobrevivencia
en el orden interno y externo debieran permitirle a los fac-
tores gobernantes más capaces de autonomía e inteligencia
políticas comprender que el proyecto originario de la revo-
lución castrocomunista en Venezuela se encuentra defini-
tivamente clausurado. Que sólo la división de las fuerzas
opositoras entre quienes propugnan radicalizar las acciones
y empujar a un enfrentamiento definitorio, por una par-
te, y quienes imponen acomodarse al inevitable ritmo de
la crisis, la creciente pérdida de respaldo y legitimidad y la
desafección frente al actual gobierno de parte de las fuerzas
armadas, permiten esta suerte de parálisis en que nos en-
contramos.
Pero si es previsible que la situación internacional no
sufra modificaciones sustanciales que afecten el curso de
nuestro proceso, en el orden interno los síntomas indican
lo contrario. Las razones de la enorme expresión de des-
contento popular que hemos llamado “la revolución de fe-
brero” continúan vigentes, la crisis económica agudiza las
tensiones que pueden llevar a una nueva explosión de la
crisis social y el descontento en las propias filas del régimen
contra las políticas impulsadas por el gobierno de Nicolás
Maduro crece exponencialmente. De otra forma no se ex-
plican los atroces sucesos que por ahora se manifestaran en

462
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

el asesinato de Robert Serra, su asistente y cinco principales


dirigentes de dos de los colectivos más militantes de la lla-
mada revolución bolivariana. Provocando la explosión de
un tumor maligno, que ha comenzado a gangrenarse.
Véanse esos luctuosos sucesos como se vean: sea como
expresión de enfrentamientos entre pandillas por el control
del Poder o como expresión de la pudrición de los princi-
pios e ideales revolucionarios, la conclusión no puede ser
más grave: el sistema atraviesa por una crisis que parece ter-
minal.

3
Puestos ante esta situación de indefiniciones, ni el go-
bierno ni la oposición se encuentran en capacidad de impo-
ner en el corto plazo sus pretensiones totales. La muerte de
Chávez ha constituido un golpe mortal a las pretensiones de
implantar un régimen totalitario de signo castrocomunista
en Venezuela, privando a su régimen estrictamente perso-
nalista y caudillesco de toda base de legitimidad. La falta de
un liderazgo a la altura de las circunstancias, capaz de res-
ponder a los anhelos y necesidades del conjunto de la pobla-
ción –gravemente quebrantada, desorientada y dividida en
dos pedazos aparentemente irreconciliables– le impiden a la
oposición, por su parte, imponer el desalojo del régimen y
comenzar el tránsito hacia la reconstrucción nacional.
Queda en el aire la incógnita acerca de algún otro fac-
tor que en estas circunstancias de anomia, pueda favorecer
salidas de corte bonapartistas, como las entiende la ciencia
política: “se llama bonapartismo al régimen autoritario que
surge en circunstancias de desorden social y de pugna de
poderes (…) para imponer el orden y promover después la
“legitimación” de todo lo actuado a través de alguna forma
de participación popular, como hizo Luis Napoleón con su

463
Antonio Sánchez García

plebiscito del 20 y 21 de diciembre de 1851.” En otras pa-


labras: aquel régimen establecido por un tercer factor de
Poder capaz de dirimir, por la fuerza, el conflicto entre fac-
ciones por el control del Estado, restablecer el orden glo-
bal y conducir una transición hacia la recuperación de la
normatividad sociopolítica e institucional en el mediano y
largo plazo.
¿Están las fuerzas armadas venezolanas en capacidad de
actuar con independencia de juicio, recuperar su jerarquía
propiamente estatal manteniéndose al margen de los par-
tidos, zafarse la intromisión de cualquier poder extranjero
de cualquier naturaleza que incida sobre los destinos de la
Nación y asumir el rol de árbitro supremo de este enfrenta-
miento de fuerzas, que desangra al país y lo precipita por los
abismos de la disolución?
Imposible responder a una interrogante de esa enver-
gadura, sin contar con los más mínimos elementos de jui-
cio. Si bien el histórico antecedente de la actuación de las
fuerzas armadas el 23 de enero de 1958 apunta exactamen-
te en esa misma dirección. Con una diferencia esencial: la
intervención de las fuerzas armadas el 23 de enero no fue
de naturaleza propiamente bonapartista. No intervinieron
representando sus propios intereses mediante una cuña que
separase los bandos en pugna para asumir el protagonismo
del Poder, sino que se sumaron a la rebelión política del
pueblo y sus partidos para desalojar, simple y llanamente a
la dictadura del Poder, asumir junto a la Junta Patriótica la
dirección de una corta transición, velar por el desarrollo de
las elecciones y garantizar el tránsito a la plenitud democrá-
tica. Detrás del 23 de enero no hubo un insignificante Luis
Napoleón, sino un pueblo alzado.
Muchos insisten en traer a colación la salida plebisci-
taria chilena y el desalojo pacífico y electoral del general

464
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Augusto Pinochet como normativo a nuestras circunstan-


cias. Amén de las manifiestas diferencias de regímenes, de
tradición política y cultural, y los contrastes absolutos de
propósitos: –aquella era una dictadura militar abierta y le-
gitimada sin propósitos de entronizarse y auto limitada al
restablecimiento del orden constitucional; ésta pretende
entronizarse por los siglos de los siglos siguiendo el mode-
lo cubano– cabe una consideración de naturaleza subjetiva,
personal, que hace al carácter de los protagonistas. Diosda-
do Cabello ha reiterado, abiertamente y sin melindres, que
el régimen jamás permitirá que la oposición gobierne. Po-
dría ser una balandronada. A mí me parece la más profunda
verdad del fascismo tropical que expresa y representa. Me
viene a la mente una frase parecida, del personaje histórico
que más se le asemeja: “Nunca cederemos el poder; tendrán
que sacarnos a rastras, como cadáveres…”.
Lo dijo Joseph Goebbels en 1932. Su profecía se cum-
plió al dedillo: lo sacaron a la rastra a él, a su mujer y a sus
seis hijos del Bunker del Tiergarten, hecho despojos. ¿Será
la secreta aspiración del ex capitán golpista?

465
Antonio Sánchez García

El fascismo tropical
19 Octubre, 2014

Huele a podrido en Dinamarca. 


Hamlet

1
Un asesinato rodeado de las circunstancias y caracterís-
ticas del cometido contra el polémico joven diputado y alto
dirigente del PSUV Robert Serra no es tema baladí como
para lanzarse espontáneamente al ruedo a emitir opiniones
y establecer juicios apriorísticos. Hecho y circunstancias
son demasiado graves como para no proceder con la máxi-
ma cautela y la mayor ponderación. Y debe ser valorado en
la situación en que acontece: en medio de una grave crisis
política, económica, ética y moral, agudizada por conflic-
tos sociales potencialmente explosivos, mientras los campos
enfrentados atraviesan por desacuerdos internos de hondo
calado y ni el oficialismo ni la oposición –marchando tras
objetivos antinómicos– dejan de mostrar profundas fisuras.
Como las puestas de manifiesto con el asesinato de cinco
miembros de uno de los colectivos revolucionarios en el

466
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

centro de Caracas el pasado 7 de octubre a manos del CI-


CPC, imposible de desvincular del contexto de los asesina-
tos que se vienen cometiendo sistemáticamente en esta fase
terminal de la llamada “revolución bonita”. Cuando matar
no basta para exterminar a la víctima, requiriéndose el des-
cuartizamiento de sus despojos.
Las implicancias políticas de todos estos asesinatos son
tan indiscutibles, como que la víctima del primero de esta
serie más reciente –como lo fuera anteriormente el de Elié-
cer Otaiza– es un dirigente destacado, un político ascenden-
te con un enorme potencial de crecimiento en su universo,
encargado de dirigir determinados sectores y responsable
por la acción más delicada en el campo de la política re-
volucionaria: el de las acciones de los llamados colectivos,
grupos de fuerza de índole parapolicial establecidos en el
filo entre la política y la delincuencia, Como lo revelaran
las autoridades del organismo policial que participara en los
luctuosos sucesos: asaltantes, secuestradores, chantajistas.
Colectivos a dos de los cuales pertenecieran los últimos cin-
co asesinados en Quinta Crespo.
Puede que ni siquiera las más altas autoridades del ré-
gimen estén en capacidad de comprender la naturaleza de-
lincuencial y neofascista del sistema que han prohijado, que
comienza a írseles de las manos y en el que el asesinato se ha
convertido en necesidad política. Un mal que fuera endé-
mico en sociedades vecinas, como el del terror y el delibe-
rado asesinato de actores políticos en la Colombia anarqui-
zada por la guerra civil, y del que la democracia instaurada
en nuestro país el 23 de enero de 1958 nos liberara, parece
abrirse paso en la Venezuela bolivariana. Como lo señalaran
los estudiosos del nazismo alemán y del fascismo italiano en
los años treinta y cuarenta, la política ha hecho metástasis en
el cuerpo social, gangrenando todos los poderes económi-
cos y sociales en su dialéctica confrontacional, desplazando

467
Antonio Sánchez García

a las clases y grupos de intereses por bandas delictivas crea-


das y crecidas al amparo de los intereses del Estado. Como
lo señalara el pensador alemán Theodor Adorno en 1941, la
historia del Estado fascista “es la historia de las luchas entre
bandas, pandillas y grupos delictivos”.

2
Un reportaje recientemente aparecido en un portal de
internet da cuenta del crecimiento exponencial del sincre-
tismo religioso, impulsado desde la ideología dominante y
la subordinación de sus élites al infra mundo de la cultura
afrocubana, propiciando la regresión a nuestros supuestos
orígenes raciales como respuesta sociopática a los graves
conflictos que enfrentamos actualmente, formas tales como
la santería y la adoración de ídolos de la delincuencia popu-
larizada entre los sectores más menesterosos de la sociedad
venezolana. Así como la disolución de las fronteras entre lo
tabuizado y lo permitido en el comportamiento individual
y colectivo. Sobre el primero, recomiendo del gran antro-
pólogo cubano Fernando Ortiz  LOS NEGROS BRUJOS
(apuntes para un estudio de etnología criminal). Respecto del
segundo, y en el colmo del quid pro quo, las madres van
a improvisados panteones del Cementerio General del Sur
a adorar figuras de siniestros asesinos para proteger a sus
desamparados hijos de ser asesinados: el síndrome de Cara-
cas. Regreso al oscuro corazón de nuestras lejanas tinieblas
ancestrales.
Mito y religión al servicio del fascismo: el hitleriano
apeló al panteón nórdico, el Walhalla y los dioses panger-
mánicos, los Nibelungos y sus sagas. ¿Qué es el wallhalla?
“En la mitología nórdica, Valhalla (del nórdico antiguo Val-
höll, «salón de los muertos») es un enorme y majestuoso
salón ubicado en la ciudad de Asgard gobernada por Odín.
Elegidos por Odín, la mitad de los muertos en combate

468
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

viajan al Valhalla tras su fallecimiento, guiados por las val-


quirias, mientras que la otra mitad van al Fólkvangr de la
diosa Freyja. En el Valhalla los difuntos se reúnen con las
masas de muertos en combate conocidos como einherjer, así
como con varios héroes y dioses germánicos legendarios,
mientras se preparan para ayudar a Odín en el Ragnarök,
la batalla del fin del mundo. Ante la gran sala, cuyo techo
está cubierto con escudos dorados, se halla el árbol dorado
Glasir. Alrededor del Valhalla moran varias criaturas, como
el ciervo Eikþyrnir y la cabra Heiðrún, que pacen el follaje
del árbol Læraðr sobre el Valhalla.”20
El panteón malandro del fascismo venezolano no tiene
antecedentes de tal alcurnia Dice el reportaje en cuestión:
“Entre los espíritus más populares está “Ismael”, un asal-
tante de bancos y camiones de carga, que algunos dicen que
mató a decenas de personas en la década de 1970 antes de
morir, como muchas otras deidades de la corte malandra en
enfrentamientos con policías o bandas rivales.” Y a la cabe-
za de la restauración genética de uno de los componentes
raciales de la malherida nacionalidad no se encontraba un
admirador de Wagner y El Anillo de los Nibelungos, como
Hitler, sino un fan de Alí Primera, que solía entonar Los
Techos de Cartón, Cuba es un paraíso y la Canción mansa
para un pueblo bravo.
Pues también en su argumentación antropológico-cul-
tural los fascismos tercermundistas se adecúan a los pobres
ingredientes con que cuentan. Wagner y Hitler, para los
fascismos del capitalismo en su fase monopólica; Chávez –o
Maduro, su Ersatz– y Alí Primera para el capitalismo de-
pendiente, aún sujeto a determinaciones tribales. Sus guar-
dias nacionales no asesinan al son de La Cabalgata de las
Valquirias, como las tropas de la caballería aerotransportada
en el filme de Francis Ford Coppola, Apocalipsis Now,  sino
20. http://es.wikipedia.org/wiki/Valhalla

469
Antonio Sánchez García

al son de Los Techos de Cartón, del cantautor falconiano.


Como le diría el ex ministro Izarra a quien funge de actual
presidente Nicolás Maduro: “¡Es lo que hay!”

3
Imposible dar con la científica y exacta caracterización
del régimen si nuestros intelectuales se muestran incapaces
de pensar nuestra sociedad y las élites políticas a las que
sirven y de las que son, dicho gramscianamente, “sus inte-
lectuales orgánicos”, se niegan a enfrentarlo. Ambas élites
han acordado de consuno, y sin mayores discusiones, que el
período que vivimos no es más que un pasajero trago amar-
go y el gobierno no más que un mal gobierno. Adentrarse
en el análisis de la sociedad venezolana en su cruda realidad
y concluir en la naturaleza dictatorial, neofascista y subor-
dinada del sistema de dominación que nos abruma pondría
demasiados y muy complejos problemas al desnudo: verse
en el espejo roto de las propias miserias, reconocer la im-
potencia a la que hemos descendido al renunciar al control
político de nuestra sociedad y delegárselo al ignaro, incul-
to y brutal estamento militar –por nuestra propia culpa,
con nuestro consentimiento y la obscena alcahuetería de las
decadentes élites civiles: institucionales, mediáticas y em-
presariales del puntofijismo– y calibrar en su justo término
conceptual la colosal montaña de detritus que hemos ido
acumulando en las últimas décadas de nuestro tormentoso
desarrollo. Y lo que aterroriza: ver la dimensión del desafío
que enfrentamos y la infinita modestia de los medios y ca-
pacidades humanas con que contamos como para reiniciar
la andadura moral de la Nación. Una bagatela: una nueva
revolución independentista.
¿No es lógico y natural que los administradores de la
satrapía, como en una sátira política de Alicia en el país de
las maravillas, griten desde ese más allá de sus espejos rotos

470
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

que la pandilla que asesinó a puñaladas, con saña y alevosía,


al problemático diputado y a su joven asistente “pertenece
a la burguesía” o actuó por encargo de una siniestra enco-
mienda del paramilitarismo colombiano y el ex presidente
Álvaro Uribe, dándole sesgo político a lo que parece un si-
niestro crimen pasional? ¿No es propio de la mediocridad
en que hemos caído negarse a aceptar la gravedad espiritual
y moral del mal que nos aflige e insistir hasta la saciedad y
el cansancio en las viejas y fracasadas formas de hacer polí-
tica: elecciones, sólo elecciones y nada más que elecciones?
¿No es señal de decadencia y cobardía mantenerse en la su-
perficie de la crisis y no ahondar en sus profundas razones
antropológico estructurales?
Estamos entrampados en nuestra propia mediocridad.
Víctimas de la impotencia que nosotros mismos prohija-
mos. Ninguno de los fascismos conocidos hizo mutis de
buen grado. Debió salir de la escena política aventado por
el despertar de pueblos conscientes e indignados ante sus
propias miserias. O empujado al abismo incluso por las ar-
mas. El caso del fascismo tropical no será diferente. Así nos
cueste comprenderlo.

471
Antonio Sánchez García

Del abstencionismo y otras iniquidades


22 Octubre, 2014

No hay que preguntarse si hay q votar con este CNE, hay


que recordar que por no votar es que tenemos este CNE. 
@chuotorrealba, 20 de octubre de 2014


Creo que fue a un “justiciero” al que se le ocurrió la ge-
nialidad de culpar a los abstencionistas del 2005 –es decir:
a un 83% de la ciudadanía venezolana– por la existencia de
Tibisay Lucena, sus cuatro compinches y el antro de putre-
facción electoral en que el chavismo – siguiendo una estra-
tegia neo fascista y dictatorial nada azarosa y circunstancial,
sino fríamente planificada desde los calderos del Foro de
Sao Paulo baja la batuta de Fidel Castro y Lula da Silva
había convertido un ente independiente y autónomo como
el Consejo Nacional Electoral en el Ministerio Popular para
las Elecciones Nacionales, CNE. Un centro clave para per-
mitir el cumplimiento de la estrategia neofascista puesta en
práctica desde el 6 de diciembre de 1998: asaltar todas las
instituciones del Estado de Derecho, someterlas al arbitrio
del poder ejecutivo y montar un régimen autocrático y dic-

472
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

tatorial. Protegido, travestido y legitimado por elecciones


sistemáticas y permanentes. Como afirmara Goebbels: “va-
mos a ir al Parlamento para transformarlo desde dentro” y
Hitler “la revolución moderna se hace con, no contra el Es-
tado”. ¿Culpable por el cumplimiento de esa estrategia un
83% de inocentes electores? Éste CNE es culpa de quienes
no han ido a votar? ¡Por Dios! Alguien ha tenido la estulta
ocurrencia de tomar el rábano por las hojas.
Absolutamente inconscientes de esta metódica aviesa
y gangrenosa, algunos muchachos de PJ, ignaros de lo que
arriba se cuenta, no encontraron mejor forma de justificar
la obsecuencia con que la oposición ha aceptado la conver-
sión de ese organismo en un ministerio paraestatal, culpan-
do, repito, a ese 83% de votantes que sin que nadie se lo
impusiera decidió darle la espalda a la comedia de enredos
en que nos estábamos involucrando, absolutamente indig-
nado contra el fraude del 15 de agosto del 2004, cuando
se desconociera la victoria del revocatorio propulsado por
la Coordinadora Democrática, decidió no participar de la
comedia de las elecciones parlamentarias del 2005. Los que
formábamos parte de la dirección de CD no podemos ha-
cernos los desentendidos. Así convenga a nuestras ambicio-
nes políticas.
En un lapsus indigno de un líder de su estatura, Henri-
que Capriles compraría el vil argumento, pero ya envenena-
do por quienes consideran que ni ésta es una dictadura ni es
cierto que vivimos en la peor Venezuela posible. Para esos
sectores, culpable ya no fue el pueblo venezolano que –en
masa y motu proprio– se negó a votar, sino un grupúsculo de
conspiradores, una pandilla de intrigantes, una partida de
malvados que le habían inoculado a esos millones y millones
de venezolanos de manera conspirativa, aviesa y traicionera
el veneno intravenoso del “abstencionismo”. Culpables por
haberse negado a llevar al Congreso a unos señores que ni

473
Antonio Sánchez García

ellos habían seleccionado ni parecían muy decididos a de-


fender la democracia con sus armas en la mano –digo: las de
la Constitución y las leyes– y de los cuales tenían la colosal
certeza de que no cambiarían un ápice en la vocación depre-
dadora, totalitaria, autocrática, dictatorial y asalta caminos
de Hugo Chávez Frías, del chavismo como movimiento so-
ciopolítico y del castrismo que movía los hilos y esperada
por fin hacerse de la gran tajada, no fueron los ejecutores de
esa gigantesca expresión de rebeldía popular, sino “los des-
conocidos de siempre”: la ultraderecha, los provocadores, el
extremismo de lado y lado.
Sin contar a los columnistas, unos mafiosos que le ha-
cen el juego al enemigo. Y no había que ser genio, brujo ni
adivino: ¿aseguraría Ud. que después de haber participado
posteriormente en todas nuestras elecciones los cubanos
obtuvieron o no obtuvieron su cometido? ¿Avanzó más o
avanzó menos la dictadura?

2
De nada ha servido que haya sido el propio Henrique
Capriles el que acusara al CNE, a Tibisay Lucena y a los
cuatro otros rectores de haberle robado la victoria electoral
del 14 de abril. Vicente Díaz arrastrando su culpa como un
penitente. Ni de que 3 de esos rectores, Tibisay Lucena a
la cabeza de ellos, hayan cumplido sus períodos y deban ser
removidos de sus cargos. El vil argumento de culpar “a los
abstencionistas” por el estado de cosas al que hemos llegado
y usarlos de coartada para no enfrentar el grave problema
que significa no intervenir sobre un ente decidida y declara-
damente sesgado a favor del régimen, ni hacer valer la fuer-
za de siete millones y medios de ciudadanos venezolanos
para ser representados digna y decorosamente por rectores
de comprobada valía, sigue siendo manipulado a destajo
por un sector de la oposición en una prueba de miseria

474
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

intelectual y colusión directa o indirecta con dicho ente de


manera verdaderamente insólita.
Dos pruebas bastarían para poner las cosas en su sitio,
dejar a los abstencionistas tranquilos –que todo el derecho
les asiste para mantener sus posiciones y votar o no votar
según les venga en ganas– y terminar por acceder a la verdad
verdadera. Que tampoco es tan compleja e inextricable. Pri-
mero: la denuncia de Henrique Capriles es la prueba más
irrebatible e irrevocable de que este CNE permite el robo de
las elecciones, se niega a realizar las auditorías a las que está
obligado constitucionalmente, hace sus escrutinios finales
sin presencia de testigos opositores, y tuerce y malversa la
voluntad de la ciudadanía al antojo del poder ejecutivo. Ra-
zones más que suficientes para exigir la inmediata remoción
de sus autoridades y la conformación de un CNE que sa-
tisfaga a tirios y troyanos. Así Capriles, el denunciante de
entonces, tenga las patas de su memoria demasiado cortas.
Si es que esta crisis de excepción –que al parecer los
ocurrentes de PJ, AD y adláteres ni siquiera comprenden–
permite un mínimo entendimiento entre las dos partes pro-
tagónicas de esta grave y letal conflicto. Entendimiento al
que sin duda, como lo pide la Iglesia –nuestra más respe-
tada y legitimada institución– todos debemos aportar con
nuestro granito de arena.

Si se pudiera.
El segundo, de obvio, avergüenza: esta vez nadie se
abstuvo. No por imposición de partidos, organizaciones ni
personalidades, sino por convencimiento ciudadano. Tene-
mos a los parlamentarios que los partidos, por su cuenta y
riesgo, nos propusieron y, si bien un tercio menos de ellos
por la aviesa, la inmoral y descarada aberración impuesta
por el régimen: un 52% en Venezuela no es mayoría. Es
sólo un 33%. La matemática de los ángeles, de la que espero
que los ocurrentes de la oposición electorera no culpen a

475
Antonio Sánchez García

los abstencionistas. Y a pesar de ello no se cumplirá con el


pronóstico en reversa de los ocurrentes de siempre: esta vez,
el 8 de diciembre de 2013, tendremos el CNE que el régi-
men determine, no el que esta asamblea debiera nombrar
siguiendo la Constitución y la ley. ¿Entonces? ¿Y no era que
si no nos absteníamos el 2005 tendríamos en este 2013 los
rectores que hubiéramos querido?

No quisiera calificarlo
de ex abrupto. Pero abusar de la ilógica y la irracionalidad
contribuye a la locura. O lo que es menos grave, pero igual-
mente ominoso: a la estupidez.

3
La única moraleja que saco de todo este asunto es que
enfrascarnos en culpabilizar a destajo para evadir el enfren-
tamiento inevitable con un régimen que ha llegado hasta
donde llegó más por culpa de nuestra complicidad, inopia y
catatonia políticas que por genialidad propia de los Chávez,
los Diosdado y los Maduro no conduce a ninguna parte.
Sino a la frustración, a la confusión y al enredo. Y lo que es
infinitamente peor: a la parálisis.
Para traer a colación una sola experiencia semejante,
así guardemos las debidas distancias, recuerdo las palabras
del alemán Sebastian Haffner, el gran analista de Hitler y
el nazismo, quien afirma –sin que hasta ahora ninguno de
los grandes expertos en la materia lo haya desmentido– que
culpable por la entronización de ese sórdido y espantoso
período de la historia humana no fueron tanto los nazis, el
NSDAP y Hitler mismo, sino la insólita cobardía y pusila-
nimidad de la derecha liberal y el centro cristiano, la social-
democracia y los comunistas alemanes. Que eran absoluta-
mente mayoritarios en enero de 1933, cuando Hindenburg
le entregó el reino al cabo austríaco.

476
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El ascenso de Hitler al poder hubiera sido perfectamen-


te evitable si en lugar de enzarzarse los demócratas alema-
nes en una feroz diatriba interna y luchas de muy menor
cuantía, hubieran comprendido la envergadura planetaria
del mal que se había incubado en las entrañas del pueblo
alemán y le hubieran hecho frente con coraje y determina-
ción.

Culpar a los abstencionistas y al abstencionismo elec-
toral por la inmundicia imperante hoy por hoy en Vene-
zuela es, por decirlo de una buena vez y con todas sus letras,
una infamia. Una falacia, cuando desconoce la hondura del
mal que sufrimos y sus determinaciones teórico políticas.
Una cobardía, cuando busca justificación a su propia me-
diocridad y carencia de grandeza.
Hay que votar. Por supuesto que hay que votar. Siem-
pre y cuando sin dejarse naricear por la dictadura ni para
servir de legitimación a un régimen oprobioso que debe
ser combatido sin tregua ni descanso. Hay que votar. Por
supuesto que hay que votar. Pero comprometidos a hacer
cumplir la voluntad ciudadana sin cobardía ni justificacio-
nes deleznables. Hay que votar, por supuesto que hay que
votar. Pero quien crea que quienes llegaron al extremo de
pervertir a nuestras fuerzas armadas, corromper a nuestros
jueces, envilecer a nuestras instituciones, hundir en el cri-
men y la inmoralidad a millones de venezolanos y traicio-
nar a la Patria entregándoles nuestra soberanía a los tira-
nos cubanos, dejarán el Poder respetando nuestra voluntad
depositando nuestro voto bajo las instancias de este CNE
comprobadamente tramposo y ya ilegítimo, comete un pe-
cado de lesa política. Permitirlo sin alzar la voz o volver a re-
petirlo es cometer uno peor: un pecado de lesa humanidad.

477
Antonio Sánchez García

Las enseñanzas del 5 de marzo


28 Octubre, 2014

Carl Schmitt, el gran pensador y constitucionalista ale-


mán nos dio una de las más acabadas e irrebatibles defini-
ciones de lo político de la filosofía política de Occidente: lo
político es el campo de fuerzas en que se dirime la relación
amigo-enemigo. Como Hobbes nos diera la del Estado na-
cional: ha surgido para acotar y mantener bajo control el es-
tado natural de las relaciones entre los hombres: la guerra de
todos contra todos. Bellum Omnia contra Omnes. De ambas
definiciones podría conjugarse una fórmula común: lo polí-
tico es la lucha entre bandos irreconciliablemente enemigos
para asaltar, conquistar y controlar el poder del Estado. 
No es necesario que el Estado sea un zoológico ni que
la política sea una carnicería. Si la enemistad y la guerra
son los estados naturales de las relaciones humanas, una
vez establecidos y estabilizados los sistemas de dominación
y acordadas las normas generales del consenso y el enten-
dimiento políticos, caben todas las otras sub definiciones
de la ciencia política, subordinadas a un marco normativo
aceptado por amigos y enemigos. Durante el tiempo –si-
glos incluso– en que el nuevo orden permanezca inalterado.

478
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Pudiendo cubrir ciclos enteros del proceso de desarrollo de


los pueblos. Como el que las guerras de religión de los si-
glos XVI y XVII abrieran tras la conformación del Estado
Nacional y el Ius Publicum Europeum, que delimitó, acotó
e incluso “humanizó” las guerras entre las naciones, el ius
ad bellum, en casos específicos convertidas en “guerras de
caballeros”, con derecho pleno a declararlas y ponerles fin,
o a acotarlas estrictamente a los combatientes armados. O
como el ciclo abierto por la Primera Guerra Mundial, con
la criminalización de los bandos enfrentados, la globaliza-
ción de los conflictos y la aniquilación plena, absoluta y
total del enemigo. Al fragor de la cual naciera el ciclo de las
revoluciones, en que la guerra total se internaliza nacional-
mente, la criminalización afecta a las clases y grupos sociales
endógenos y la enemistad llega al extremo de la guerra civil,
el genocidio, Auschwitz o el Gulag.
Como diría nuestro gran pensador conservador Cecilio
Acosta, “son cosas sabidas o por saberse”. Yacientes en el
sustrato de nuestra conciencia colectiva desde La Guerra a
Muerte, La Guerra Federal o las tiranías que ensombrecie-
ran nuestro decurso histórico. Y que han vuelto a reventar
la costra del adormecimiento patológico del democratismo
liberal y discutidor de la sociedad venezolana con los nefan-
dos sucesos del 4 de febrero de 1992 y el asalto al poder del
golpismo militarista en 1998. Si bien con una característica
especial: los asaltantes lo han tenido consciente y lo han
practicado sin el menor miramiento, abriendo la caja de
Pandora de nuestros peores terrores políticos, aplastando
al enemigo hasta convertirlo en marioneta de sus tejemane-
jes y poniéndolo a jugar de interlocutor en un sistemático
proceso de castración y trapisonda política. Poco le han im-
portado los medios: si mediante el poder crematístico de los
recursos petroleros y contratos de beneplácito, el uso per-
vertido del tradicional juego de las instituciones y el ama-
ñado electoralismo, la amenaza, la persecución y la muerte.

479
Antonio Sánchez García

Un abanico de acciones que van desde el simple asesi-


nato –45 estudiantes universitarios asesinados a mansalva–
el encarcelamiento –docenas de presos políticos de manera
absolutamente contraria a las leyes y al derecho, entre ellos
Leopoldo López, líder mayoritario de la oposición demo-
crática– o la complicidad –atando a la oposición oficialista
al yugo de procesos electorales inequitativos, fraudulentos o
condenados a la eterna minoría.
Los líderes de los principales partidos de la llamada
oposición venezolana podrán cantar misa: llevan catorce
años dejándose naricear por el fraude, el engaño, el abuso,
la amenaza. Nadie puede argüir que el chavismo es mayo-
ritario hoy o lo fue en el pasado, como para imponer un
régimen dictatorial ajeno a las tradiciones y querencias de
la Venezuela moderna y democrática. Nadie, salvo un opo-
sitor cómplice del régimen puede negar que el Referéndum
Revocatorio fue ganado en buena lid. Fue, muy por el con-
trario, el escandaloso producto de un fraude continuado,
arrastrado por meses y meses hasta alcanzar un año comple-
to, violando todas las disposiciones constitucionales, para
imponer un resultado que jamás fue verificado de acuerdo a
las pautas establecidas con la OEA. Por cierto: ya en brazos
de Lula da Silva y su mentor, Fidel Castro. Y manipulado in
situ por Marco Aurelio García y el embajador de Itamaratí
en la OEA, convertidos en agentes del castrolulismo neoco-
lonial en Miraflores. Desafío a todos quienes lo niegan a
que den pruebas de lo contrario. El Referéndum debió tener
lugar en Agosto de 2013, cuando Chávez contaba con un
30% de respaldo –como hoy su heredero Maduro– y tuvo
lugar en agosto de 2014, cuando mediante una gigantesca
manipulación e intervención de los aparatos de ingeniería
social y política de los Castro, un reparto masivo e indiscri-
minado de cédulas y nacionalizaciones a residentes extran-
jeros, y el control mafioso y corrupto del CNE por Jorge
Rodríguez y los negociados de Smarmatic le garantizaban
a Chávez ganar o ganar. Y a la oposición, perder o perder.

480
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Todo el tinglado montado desde entonces ha sido


ilegal e ilegítimo, mafioso y anticonstitucional, mañoso y
antidemocrático. Así gansteriles firmas encuestadoras pre-
tendan convencernos de lo contrario. Ninguno de los secre-
tarios generales de los partidos democráticos puede negarlo.
Como ninguno de ellos, incluido su candidato estrella, pue-
den dar cuenta de lo contrario. Han servido objetivamente
al régimen, negándose a oponérsele con la decisión del todo
por el todo, única forma de enfrentársele y vencerlo. Como
lo acaba de demostrar un puñado de jóvenes miembros del
llamado Colectivo 5 de Marzo. Que logró con una simple
amenaza desmotar el tinglado represivo con que lo amena-
zara el régimen de Castro/Maduro.
Todo este rodeo para dar con el tema y justificar el títu-
lo. Cinco asesinatos de sus hombres, incluidos el diputado
Robert Serra y el ex sargento de la policía José Odremán,
bastaron para desatar los demonios, amenazar con otro 27
de febrero y alzar al pueblo marginal de las barriadas popu-
lares, para que Raúl Castro se viera obligado a ordenar la
destitución del estado mayor del Ministerio del Interior y la
jefatura de la policía nacional. Pisoteando los otros bandos
que se disputan el control del Poder, civiles y militares. Lo
que catorce años de gigantescas manifestaciones y cuatro
meses de insurgencia estudiantil no lograron, lo logró una
convocatoria a una marcha que no se efectuó y la sencilla
amenaza de un motín popular que no tuvo lugar. Cuatro
meses de insurgencia popular, dejados al trágico abandono
por la dirigencia oportunista, negociadora y claudicante de
la oposición, con el trágico saldo de 45 asesinatos y miles
de presos políticos, no lograron un ápice de consecuencias.
¿No es como sacar conclusiones de alta política?
Son las asombrosas enseñanzas de la acción del Colec-
tivo 5 de marzo. Quien quiera ver, que vea. Quien quiera
oír, que oiga.

481
Antonio Sánchez García

Carta Abierta al padre Arturo Sosa S. J.


30 Octubre, 2014

Advertencia: Esta carta abierta fue escrita y publicada en


junio de 2002, inmediatamente después de los hechos de abril,
en respuesta al artículo escrito por el Padre Sosa a que se re-
fiere*. Dados los más de 12 años transcurridos, la aterradora
confirmación de todos nuestros supuestos y vaticinios así como
la mantención de juicios y criterios que entonces nos situaban
en aceras confrontadas, creo necesario volver a publicarla para
esclarecer posiciones y determinar en justicia nuestras equivo-
caciones y errores.
Un veedor de buena fe me ha hecho llegar a través de
la red un artículo del Padre Arturo Sosa* que promete ser
no sólo un descarnado análisis de los dramáticos sucesos del
11, 12, 13 y 14 de abril recién pasados, que conmovieran
a Venezuela y sorprendieran al mundo, sino una propuesta
encaminada a encarrilar nuestros descarriados trenes, evitar
el feroz choque final y arribar, en mancomunada armonía
a una misma feliz estación: “la decisión colectiva de mirar
hacia el mismo horizonte”.
¿Puede un intelectual y sacerdote responsable, como el
Padre Sosa, sacarse de la manga una fórmula mágica que

482
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

permita hoy reunir en un mismo mirador a Hugo Chávez


Frías, Diosdado Cabello, Lina Ron, Freddy Bernal y José
Vicente Rangel, por nombrar sólo a algunos de los pasa-
jeros de uno de los trenes, con Pedro Carmona Estanga y
Fedecámaras, Carlos Ortega y la CTV, y todos quienes par-
ticipan del bloque opositor, desde los propietarios de los
medios hasta la alta gerencia de PDVSA, pasando por esos
multitudinarios sectores populares que marcharon el jueves
11 –¿o es que populares son sólo los seguidores de Hugo
Chávez?– y lograr una unidad de propósitos que los haga
no sólo concebir, sino disfrutar al unísono de un mismo
horizonte?
Tal comprensiva, humana y ambiciosa propuesta me
llevó a leer con extremado detenimiento el largo ensayo del
Padre Sosa. Dejo a las autoridades competentes ocuparse de
los hechos luctuosos que él intenta esclarecer. Me intereso,
en cambio, por “las perspectivas”, segunda parte de su en-
jundioso análisis. Para mi desconsuelo, no he encontrado
una sola idea concreta que legitimara el interés despertado
por la promesa. Pues para arribar al legítimo y humanitario
deseo de Sosa, el padre, de unificar a tal extremo los bloques
en conflicto, Sosa, el intelectual, debe eludir cualquier men-
ción a los auténticos horizontes de nuestros “maquinistas”.
Ni una sola palabra acerca del proyecto que nutre al “proce-
so bolivariano”, cero mención de los pasos concretos dados
por el gobierno, el único y auténtico dueño de la locomo-
tora, los rieles y la estación, en estos tres años de recorrido
por imponerle a una parte que ya va siendo mayoritaria, su
horizonte, que no es otro, como muy bien lo sabe el esti-
mado Padre Sosa, que el del “mar de la felicidad cubana”. Y
ha obviado, lo que es una grave falta de percepción indigna
en un hombre de pensamiento, que en rigor el descarrila-
miento al que estamos asistiendo atónitos y angustiados no
es el de dos sino de un solo tren, para más señas llamado
Venezuela. Tal tren, estimado padre Sosa, está en manos de

483
Antonio Sánchez García

un solo maquinista y un sólido equipo de obstinados carbo-


neros, mientras una parte muy importante de sus pasajeros
ha comenzado a reclamar, primero a viva voz y ahora ya con
violencia, detener su marcha y cambiar al maquinista, so
riesgo del más feroz descarrilamiento de toda nuestra atri-
bulada historia. Muy abundante, por cierto, en tales san-
grientos y espantosos enfrentamientos sociales que el padre
Sosa equipara metafóricamente con un descarrilamiento.
No sólo omite Usted cualquier mención a los confe-
sados, públicos y proclamados propósitos revolucionarios
de Chávez y del chavismo –y sabe Usted muy bien a qué
se refiere el término revolución en boca de Hugo Chávez
o Fidel Castro, querido Padre Sosa, por no mencionar a
Marulanda y al comandante Reyes– sino que en una suerte
de prestidigitación se eleva Usted por sobre todos nosotros,
comunes mortales, y desde la torre de control de la Vene-
zuela Rail Road Company a la que sólo Usted pareciera tener
acceso mide fuerzas con un desapasionamiento digno de
mejor causa y utilizando la balanza del contable, decide que
el enfrentamiento es entre dos vectores de igual magnitud
e intencionalidad, igualmente responsable por la aparente-
mente inevitable catástrofe, y aunque subyace a sus palabras
la evidente valoración mayor con que juzga a uno de ellos
los considera meras fuerzas de atracción y repulsión físicas.
Abstracción pura digna del mejor tomismo aristotélico.
Desde esa torre proclama Usted finalmente la auténtica bi-
tácora que debieran seguir nuestros maquinistas del futuro:
“afirmar la necesidad de cambios estructurales en las rela-
ciones básicas de la sociedad venezolana; reconocer la ma-
yoría no polarizada de la sociedad, su sustrato democrático
vinculado con el respeto al marco constitucional y la activa-
ción de la ciudadanía a través de organizaciones plurales que
participan activamente en la reconstrucción de lo público.”
La proposición contiene matices de grandiosa perspectiva
histórica, luce prometedora y atrae la atención. Pero una

484
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

vez detenidos a evaluar cada uno de los términos y a sopesar


cada proposición con la rigurosidad que nos impone la res-
ponsabilidad histórica no dejan de sorprendernos algunas
vagas imprecisiones. Muy querido padre Sosa: ¿con qué se
comen los “cambios estructurales en las relaciones básicas
de la sociedad venezolana”? Inteligente como Usted es no
podrá dejar de advertir que puede llenar el predicado con
soluciones políticas, sociales y económicas de la más diversa
índole, desde las ya ensayadas y fracasadas marxistas leninis-
tas, hasta las fascistoides propias de sociedades autocráticas,
sin olvidar aquellas inmanentes al sistema democrático de
gobierno: las socialdemócratas, las socialcristianas y hasta
las propias del capitalismo globalizado, denigradas al vuelo
como neoliberales. Si no nos aclara de qué estructuras y
de qué cambios está hablando, la frase suena bella, pero es
hueca: no dice absolutamente nada.
Viene luego lo de “reconocer la mayoría no polarizada
de la sociedad”. ¿A qué mayoría se refiere, padre Sosa? ¿A
una sociedad de amantes del pensamiento cristiano occi-
dental que observa la marcha del 11, la carnicería de Mira-
flores y los saqueos de Catia, La Vega, La Yaguara, Antíma-
no y Los Teques, desde aquel maravilloso mirador al que
quisiera invitar Usted a Carmona y a Hugo Chávez o desde
su personal Torre de control? ¿No estará usted tratando de
pasarnos gato por liebre, poniendo en una misma balanza a
los sectores activos y a los sectores pasivos de la sociedad? Y
al referirse a aquellos, ¿poniendo Usted en un mismo plano
los armados círculos bolivarianos con las inermes organiza-
ciones de la sociedad civil desarrolladas al calor de la protes-
ta contra las iniquidades del régimen?
Su bien intencionada objetividad científica me asom-
bra. Pues siguiendo en esa misma tónica pasa luego a exigir
“el respeto al marco constitucional”. ¡Eureka! Así, en blo-
que, ¿quién sino los disparatados golpistas del 11 lo han

485
Antonio Sánchez García

irrespetado? Es claro que tras esa neutral y ética exigencia


de respeto a la constitución pasa Usted por alto -consciente
o inconscientemente- algunos de los poderes asentados en
esa constitución, como la Fiscalía General de la Repúbli-
ca, la Defensoría Del pueblo, la Contraloría General de la
República y el Consejo Nacional Electoral. ¿Respetan los
señores titulares de todos esos constitucionales cargos “el
marco constitucional”? ¿Lo respeta quien ha convertido esa
constitución en un totémico librito en miniatura para en-
cubrir sus diatribas, sus insolencias, sus abusos y sus desma-
nes? ¿Lo respetan los círculos bolivarianos? ¿Lo respetaron
quienes decidieron impedir el paso de la marcha del 11 por
las calles que son de utilidad pública, según derechos con-
sagrados en ese “marco constitucional”? ¿Lo respetaron los
francotiradores y pistoleros apostados en los aledaños de
Miraflores?
“La reconstrucción de lo público”- qué bella frase, pa-
dre Sosa. Resuenan en ella por lo menos ecos lejanos del
lenguaje de la Filosofía del Estado y del Derecho del buen
Hegel, el mismo que le diera al mundo la definición de “so-
ciedad civil” –bürgerliche Gesellschaft, la llama. Y nos da Us-
ted en el mismo envión la clave del sujeto que se hará car-
go de tal reconstrucción: “la activación de la ciudadanía a
través de organizaciones plurales”. Imagino que sabe Usted
perfectamente que tampoco tal activación y sus organiza-
ciones carecen de contenido previo al horizonte que tanto le
apasiona. Hugo Chávez decidió hace aproximadamente dos
años “activar la ciudadanía” con sus “círculos bolivarianos”,
y como tal activación puede encontrar obstáculos en otras
ciudadanías activadas, pasó según todos los indicios a dotar
dichas “organizaciones plurales” con un sofisticado arma-
mento, del que ya hemos recibido pública demostración el
11 de abril pasado.
En este punto no es malo ampliar nuestro hori-
zonte histórico real –el de verdad verdad, no aquel

486
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

ilusorio surgido de su bondadosa fantasía– al del mar de la


felicidad. Pueda que gran parte del horror que parece estar
sufriendo una buena parte de nuestra sociedad por el curso
que lleva nuestro tren de marras se deba a la fundada sospe-
cha de que su maquinista pretende llevarnos directamente
a esa utópica estación final: La Habana. Y sabiendo en qué
estado de participación real se encuentra la ciudadanía de
nuestra querida Cuba, cuan plurales son sus organizaciones
ciudadanas y por qué medios quien allí gobierna en soli-
tario desde hace 43 años suele activarla cuando lo necesi-
ta –reclamos masivos ante la embajada de Estados Unidos,
conmemoraciones en la Plaza de la Revolución, etc., etc.,
etc.–, una parte de nuestra sociedad cuyo número Usted no
menciona pero seguramente no desdeña, decidió precisa-
mente lo que Usted con un poco de tardanza y otros fines
nos recomienda: se ha activado, ha salido a la calle y está
en pie de guerra defendiendo su derecho a construir una
sociedad justa, libre, moderna y democrática.
Que Usted no lo reconozca, asombra. Nuestra “socie-
dad civil” ya está activada, padre Sosa. No requirió esperar
a su consejo. Y es una simple canallada pretender medirla
con el mismo rasero platónico con que Usted pretende me-
dir nuestras confrontaciones. Como si fuera una abstrac-
ción –mera realidad virtual la llama Rangel, nuestro áulico
intrigante de palacio– perfectamente comparable con otros
“vectores” sociales, como los presentes en los saqueos a ne-
gocios con sus saldos de muerte y desolación de modestos
comerciantes, los intimidantes paseos motorizados frente a
nuestros medios de comunicación, los asaltos a pedradas y
martillazos a sus sedes principales, los ataques armados a
rectorados y otros despachos universitarios, así como las ya
recurrentes y a veces sangrientas agresiones a camarógrafos,
fotógrafos y reporteros de ambos sexos, ocupados en sus
deberes profesionales.

487
Antonio Sánchez García

El problema no es este descolorido panorama en blan-


co y negro, súbita aunque no sorprendentemente teñido
de rojo el 11, 12, 13 y 14 de Abril. No es un dato de la
naturaleza que el país esté dividido, según su percepción,
aparentemente en dos partes iguales, que homologa Usted
con dos trenes desbocados. Esa es una flagrante falacia in-
digna de un intelectual como el padre Sosa. El país ha sido
dramáticamente dividido, con intención, dolo, maldad y
alevosía por quienes han vuelto con la prédica de la lucha
de clases, un proyecto político y un proceso revoluciona-
rio que pretende aniquilar nuestra tradición democrática.
Si es cierto que tras esta política conscientemente divisio-
nista hay problemas de fondo que deben ser rápidamente
enfrentados y resueltos con coraje, inteligencia y voluntad
–aquello que Usted sin querer profundizar llama “proble-
mas estructurales” y que se remiten a las escandalosas dife-
rencias sociales que nos aquejan–, no es menos cierto que
dichos problemas han sido agudizados antes que resueltos
por quienes pretenden utilizarlos para alimentar sus ansias
de Poder, cuando sabe Usted perfectamente bien, estimado
padre Sosa, que pueden y debieran ser resueltos en el marco
de una sociedad democrática, solidaria y justa, que busque
modernizarse para hacerse próspera y participativa.
Chávez , bien por el contrario, pretende resolverlos por
medio de una dictadura socializante y caudillesca, que nos
retrotrae a lo más tenebroso y polvoriento de nuestro pa-
sado. La inmensa mayoría de la población que le adversa,
por medios institucionales y democráticos. ¿Da lo mismo
una u otra fórmula si sólo nos atenemos a “la necesidad
de resolver los problemas estructurales”? Si así fuera caería-
mos en un indigno dilema moral: permitir las iniquidades
de una dictadura -de cualquier signo, castrista o pinoche-
tista- en nombre de la solución de los problemas básicos
que nos aquejan. No puedo creer ni acepto que Usted, alto
dignatario de la iglesia antes que “intelectual”, sea de tal
predicamento.

488
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Revolución o democracia: ¿cabe una reconciliación de


los términos? Muy a nuestro pesar, no creemos posible que
el chavismo y el anti chavismo miren a un mismo horizon-
te.  La línea que separa a demócratas y revolucionarios es
infranqueable. Son términos tan excluyentes y contradicto-
rios, que han dado lugar a muchas y muy cruentas guerras
civiles, como la rusa de Octubre de 1917 -y si consideramos
la de 1905 y los enfrentamientos anteriores prácticamente
desde comienzos del XIX- hasta hoy marcando todo el de-
curso del sangriento siglo recién pasado con sus millones y
millones de cadáveres. La tarea consiste, pues, en iluminar
los espíritus y permitir un reencuentro de todos, pero en
este lado de la línea, del lado de la democracia, del lado de
las libertades públicas, la alternabilidad, el sacrosanto res-
peto a los derechos humanos, la paz, la justicia y el respeto
mutuo de todos los hijos de una misma nación, todavía vi-
gentes entre nosotros gracias a nuestra “activada sociedad
civil” y a la tenaz lucha de los medios de comunicación.
Ante la palabrería vana y auto complaciente que pre-
tende, así sea de buena fe, encubrir este profundo hiato que
nos tiene en este ruinoso estado, más vale el silencio, junio
de 2002

489
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

491
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

La caída del muro, el Foro de Sao Paulo


y América Latina
2 Noviembre, 2014

1
No se sabe, y tal vez jamás se sepa, cuántos millones
de dólares del Estado venezolano puso el teniente coronel
Hugo Chávez en manos de Lula da Silva y Marco Aurelio
García, su mano derecha y hombre encargado de la Co-
nexión Sao Paulo Caracas, para ganar la presidencia del
Brasil en 2003. Obviamente, nuestro embajador en Brasi-
lia, Vladimir Villegas, jamás desvelará sus secretos. Cumplía
Chávez con obediencia perruna un compromiso sellado
con Fidel Castro, su padre putativo: montar al ex sindicalis-
ta metalúrgico de proveniencia trotskista en la presidencia
de la primera potencia suramericana y desde allí extender la
mancha del castrochavismo por toda la región.
A juzgar por los miles de millones de dólares anuales
y los más de cien mil barriles de petróleo diarios regalados
a Cuba desde entonces, la mano con que se auxilió al PT
para entrar al poder por la puerta grande ha de haber sido
extremadamente generosa. Tanto, como para que Chávez
se apareciera intempestivamente cuando le venía en ganas

493
Antonio Sánchez García

y en las ocasiones más inoportunas por Brasilia a ver cómo


crecían las ganancias de su inversión política. Pasar a verlo
en funciones, así rompiera el protocolo y perturbara a Ita-
maratí, era un derecho adquirido. Como para que Lula, en
una muestra de su exquisito dominio de la historia vene-
zolana dijese ante el empresario hamburgués, en una visita
al principal puerto de la Hansa, que Chávez era el mejor
presidente que Venezuela había tenido en los últimos cien
años. Años después, “los maletines” cargados con millones
de dólares contantes y sonantes de PDVSA se harían em-
blemáticos en América Latina, por lo menos uno de ellos
contentivo de $800.000,00 descubierto en un incómodo
incidente aduanero bonaerense mientras corría la campaña
presidencial de Cristina Fernández. Jamás se supo ni se sa-
brá cuánto fue el monto total invertido por la estatal vene-
zolana en la elección y reelecciones de los Kirchner. Y en las
de todos los restantes presidentes matriculados en el Foro
paulista. De lo que no nos olvidamos es de los cinco mil mi-
llones de dólares que le entregó para resolver sus problemas
financieros. ¿Fueron devueltos?

2
Después del machetazo que el teniente coronel vene-
zolano le encajara en diciembre de 1998 a la inerme y des-
orientada Cuarta República, transcurrieron exactamente
cuatro años para que Lula se hiciera con el gobierno del
Brasil y cinco meses más para que Néstor Kirchner lo lo-
grara en Argentina. Conquistadas las joyas de la corona –
Venezuela, Brasil y Argentina– lo demás fue coser y cantar.
Si bien en los casos de Evo Morales en Bolivia debieron
transcurrir otros tres años, cuatro para el de Rafael Correa
en Ecuador y sendas turbulencias cuarteleras, golpes de Es-
tado, derrocamientos varios –en Argentina se hicieron y
deshicieron gobiernos en horas– y otros accidentes debidos

494
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

a la porfía con que Fidel Castro, Lula y el Foro de Sao Paulo


lo habían decidido: la nueva estrategia ordenaba entrar al
Poder por la puerta ancha de procesos electorales, con ple-
na legitimidad de origen para luego, si se daban las mismas
condiciones que en Venezuela, pasearse por la ilegitimidad
de desempeño, vaciar las instituciones democráticas de todo
contenido vinculante y convertirlas en mascarones de proa
de un nuevo establecimiento, como en Venezuela: fundar
repúblicas socialistas y bolivarianas.
Una década después y rotas todas las trabas convencio-
nales, el ex guerrillero tupamaro Pepe Mujica se montaría
en el Poder en Uruguay, la ex guerrillera Dilma Rousseff
sucedería a Lula en Brasil por dos mandatos consecutivos
más y la militante socialista clandestina Michelle Bachelet,
criada en la RDA, volvería al Poder del Estado chileno libre
de los compromisos y ataduras de la vieja Concertación De-
mocrática, tras el proyecto de revivir la vieja Unidad Popu-
lar, esta vez según el ansiado sueño de Luis Corvalán, el ex
Secretario General del Partido Comunista de Chile: con el
centro de la Democracia Cristiana ahora acoplado al furgón
de cola del tren de la izquierda marxista. El desiderátum. En
veintidós años, de 1992 a 2014, la faena parecía completa:
América Latina reposaba en los brazos del anciano habane-
ro. Su Deus ex machina: Hugo Chávez.
Ha sido un copamiento sistemático, tenaz y sin fisuras
del castrochavismo por hacerse con el control de la región
sin un solo disparo, sin derramar una gota de sangre, sin
perturbar el orden institucional y las buenas conciencias
del democratismo imperante en Occidente. Al extremo de
coronar la andadura con el control absoluto de la OEA,
en manos del militante socialista José Miguel Insulza, y de
todos los organismos regionales. La cuadratura del círculo.
Por un suspiro la dominación de América Latina no termi-
nó sin hiatos: México y Perú se han salvado, por ahora, por
décimas de puntos. Siguen en la mira.

495
Antonio Sánchez García

3
Este 9 de noviembre se conmemoran veinticinco años
de la caída del Muro de Berlín, antecedente directo de la
implosión de la Unión Soviética y la desaparición del blo-
que de “tras la cortina de hierro”. Ambos sucesos –la caída
del Muro con sus consecuencias histórico universales y la
expansión del castrochavismo en América Latina, así parez-
can absolutamente desvinculados, lo están en grado super-
lativo.
La desaparición de la Unión Soviética en 1991 y del
subsidio que la mantenía con vida desde los comienzos mis-
mos de la revolución produjo efectos devastadores en Cuba,
dando inicio al llamado “período especial”. Por primera vez
en sus treinta y dos años de historia, la Cuba revolucionaria
se veía compelida a vivir por sus propios medios, para lo
cual jamás estuvo, está ni estará capacitada, mientras gobier-
nen los Castro. O vive de la caridad ajena o desfallece. Una
brutal reducción del PIB del orden del 36% sólo en los dos
primeros años del período, carencias de petróleo y alimen-
tos esenciales, proliferación de enfermedades debidas a la
mal nutrición, entre ellas una insólita y medieval epidemia
de ceguera, y un desaforado esfuerzo por acometer reformas
que permitieran la simple sobrevivencia. Paliadas en par-
te gracias a la apertura a las inversiones turísticas europeas,
particularmente españolas, reforzadas mediante la puesta en
práctica de una ancestral industria cubana de tiempos de la
gran flota española: la prostitución turística como fuente de
divisas. Que en algo había que ocupar a las esclavas.
Es cuando Fidel Castro se vuelve una vez más a Amé-
rica Latina y funda, en 1992, conjuntamente con Lula da
Silva, el llamado Foro de Sao Paulo, una suerte de Inter-
nacional Latinoamericana Marxista que reúne a todos los
partidos de izquierda y extrema izquierda, movimientos

496
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

guerrilleros y ONG contestatarias de la región para coordi-


nar esfuerzos tras un segundo gran embate por la conquista
de América Latina y la expansión del castrismo, si bien bajo
las renovadas formas de una estrategia combinada, pacífica,
electoralista y suficientemente versátil y flexible como para
adecuarla a las circunstancias específicas de cada país.

4
Las graves penurias del período especial, la tozudez y
la infinita paciencia de Castro se conjugaron para una gran
victoria estratégica. Como le ha sucedido durante toda su
vida, la suerte le acompañó en el intento. Encontrando pri-
mero la comprensión y el auxilio de 3 reconocidos líde-
res democráticos –Felipe González, Carlos Andrés Pérez y
César Gaviria–, erradamente convencidos de que era posi-
ble reintegrar a Castro y su régimen totalitario al seno de
las democracias latinoamericanas y la OEA, y dándose de
frente, luego, con un comandante golpista en el que vio de
inmediato al prospecto capaz de apoderarse de Venezuela y
endosarle el petróleo venezolano, arma que de caer en sus
manos – como se lo afirmara personalmente a Regis Debray
y su esposa venezolana Elisabeth Burgos durante la segunda
mitad de los sesenta en La Habana “sería capaz de hacerse
con el dominio del mundo”.
Esa relación, establecida con Hugo Chávez a poco ser
liberado de la cárcel por el presidente Rafael Caldera, en el
curso del año 1995, haría realidad el modelo de que se ser-
viría el Foro de Sao Paulo para conquistar a unos y a otros:
promover graves crisis de los sistemas de dominación, de-
rrocar gobiernos constituidos, conquistar los gobiernos me-
diante procesos electorales –fraudulentos, amañados o in-
tervenidos desde el ejecutivo– y poner en práctica el virtual
saqueo de la institucionalidad democrática, allí en donde,
como en Venezuela, fuera posible. Populismo, estatismo y

497
Antonio Sánchez García

clientelismo, las clásicas armas del caciquismo conservador


latinoamericano del pasado, convertidas en las nuevas ar-
mas de la injerencia marxista en la región.

5
Lejos de garantizar la Paz Perpetua perseguida por
Kant o de haberle puesto fin a la historia, como pretendie-
ra Fukuyama, la caída del Muro, la implosión del bloque
soviético y la desaparición de la bipolaridad característica
del período de Guerra Fría abierto tras del fin de la Segun-
da Guerra Mundial más se asemeja al último suspiro de
Nietzsche que a la pastoral utopía hegeliano marxista del
Manifiesto Comunista.
En rigor, la derrota infringida a los soviéticos por el
gobierno Reagan con su Guerra de las Galaxias mientras
crecían las demandas por mejoras sociales y económicas de
sus ciudadanos y la crisis alcanzaba contornos exponencia-
les, desarticuló la gendarmería mundial de la que ambas su-
perpotencias se ocuparan entre 1945 y 1990. Tanto a nivel
europeo –la OTAN y el Pacto de Varsovia– como a nivel
mundial. China ha reducido su intervención al plano eco-
nómico, convirtiéndose en la primera potencia emergente
mundial, los Estados Unidos han reducido drásticamente
su capacidad de intervención policial en los conflictos in-
ternacionales, Europa está prácticamente marginada de la
resolución de los grandes conflictos, mientras desaparecen
los marcos y diques de contención de los conflictos sociales,
raciales y religiosos que atenazan a Occidente.
La amenaza de inestabilidad creciente representada
por el Estado Islámico tanto para el propio mundo árabe
como para el resto del mundo, así como el freno que su-
fre el crecimiento económico global, plantean interrogan-
tes de compleja y muy difícil respuesta. Desde luego, esta

498
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

situación de indefiniciones y conflictos mundiales mania-


tan a los Estados Unidos respecto de su vigilancia sobre el
patio trasero y dejan el terreno libre para la actividad de
las pretensiones neocoloniales del Foro de Sao Paulo. Que
ha sabido comprender y anticipar los conflictos del Medio
Oriente y sellar alianzas que, en el caso de Venezuela, llegan
al extremo de servir de plataforma de expansión e injerencia
del talibanismo islámico en la región. Al mismo tiempo que
de puente para la penetración del capitalismo chino, hoy
prácticamente dueño del petróleo venezolano. Y en vías de
un expansivo crecimiento de su influencia económica sobre
toda el hemisferio.
¿Existen razonables perspectivas de éxito para la recu-
peración plena, en el corto y mediano plazo, de las demo-
cracias liberales en América Latina? Esta suerte de crisis de
reordenamiento y cambios de paradigmas que se advierte
en países tradicionalmente estabilizados, como Chile, ¿po-
dría llegar a fracturar su propio sistema político como los de
Perú, Colombia, México y Centroamérica?
Hasta ahora, son preguntas sin respuestas. Nos advier-
ten sobre un panorama ensombrecedor.

499
Antonio Sánchez García

España en la encrucijada
4 Noviembre, 2014

Los pueblos, como las personas: no aprenden en carne


ajena. Si así no fuera, hace ya más de dos mil años hubiéra-
mos dejado de vivir en “este valle de lágrimas”. A cada ser
humano, como a cada generación, le corresponde su pesa-
da cuota de duro aprendizaje. Siempre desde cero. De lo
contrario, ¿cómo se entiende tanto tropiezo sobre la misma
piedra? Ningún mito lo ha expresado de manera más cabal
que el de Sísifo: la siempre inconclusa tarea que intentar
alzar la vieja y pesada piedra de nuestros errores, para verla
rodar una y mil veces al pie de la montaña.
Confieso no sin cierta vergüenza haberme desayuna-
do con el golpe de Estado aquella siniestra madrugada del
4 de febrero de hace veintidós años. Hasta segundos antes
de la llamada que me despertara de un sueño profundo y
reparador, plagado de inocencias, con la infausta noticia de
que Rodríguez Torres, el mismo que viste y calza, estaba
ametrallando La Casona con la intención de masacrar a la
familia presidencial, hubiera puesto mis manos al fuego ase-
gurando que Venezuela era, después de Alemania Federal
o Suiza, el último de los países en que podría ocurrir un

500
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

pinochetazo. Fue un mazazo que echó por tierra todas mis


ilusiones de esperar el transcurso de mi adultez en la quie-
tud y la calma de un hermoso país de ensueño.
Viví el admirable y fructífero esfuerzo de la sociedad
española por zafarse del sino de la reja, la tortura y la me-
tralla –como reza ese estremecedor poema de Rafael Alberti
musicalizado por Soledad, mi esposa–, y creí que tras ese
maravilloso ejemplo de entendimiento nacional entre iz-
quierdas y derechas, franquismo, socialismo y comunismo
incluidos, varias generaciones de españoles podrían nacer,
crecer y morir sin los siniestros sobresaltos de la estupidez.
Casi cuarenta años cumplidos y he aquí la piedra, ya
al borde de la cima, venirse guarda abajo con el clásico es-
truendo de los imbéciles. Algunos notables herederos del es-
fuerzo –ladrones, agalludos, insolentes, avaros, ambiciosos,
deshonestos y ruines– y los nuevos vengadores –oportunis-
tas, inmorales, arribistas, ávidos de poder y de gloria– aga-
rrándose las carnes de la España eterna a dentelladas. De ese
lado los Pujols de la España antifranquista, con su cortejo
de populares y socialistas prevaricando de las instituciones
del Estado, cebándose en el esquilme de tarjetas de crédito,
gastos de representación y contratos que ascienden a millo-
nes y millones de euros, sin una pizca de moralidad pública.
Y de este lado unos muchachitos inescrupulosos que llevan
pegado a los mocos las aspiraciones del Poder a como dé
lugar, cueste lo que cueste, prométase lo que se prometa,
sin siquiera pensar en la ruina y la devastación que causarán
a una nación herida por la disgregación, el fanatismo, las
estúpidas utopías.
Dos fracasos me habían alertado por entonces acerca
del temible, del aterrador daño que causan las utopías: la
revolución estudiantil europea y la Unidad Popular chilena.
De ambos fracasos había obtenido la convicción de que las

501
Antonio Sánchez García

revoluciones, o lo que a ellas se le pareciese, sólo provocan


desastres, frustraciones y sufrimientos. Creí, equivocada-
mente, que la templanza del Caribe bajo la sabia adminis-
tración de una clase política sufrida y forjada en el destierro,
sorprendentemente sabia y experimentada, había termina-
do por rendir sus frutos en una democracia honorablemen-
te pasable, que en política, como en ninguna otra esfera de
la vida, vale el refrán que dice que “lo mejor es enemigo de
lo bueno”. La venezolana era una buena democracia, hasta
que la irresponsabilidad de los inconscientes la desequili-
bró, sacándola de quicio para prepararla a recibir el virus
de la utopía –si es que los rebuznos de su golpismo militar
cívico pueden ser travestidos de utopía–, para traerla a estos
andurriales de la inmoralidad, el latrocinio, la sangrienta
prostitución de su vida pública.
A pocos meses de haber asomado su cabeza caliente
por entre los tumores cancerosos del PP, del PSOE y sus
aledaños un partido nacido de las entrepiernas del castro-
chavismo, financiado por los ladrones venezolanos e ino-
culados con el Ébola de la política caribeña, se convierte en
la primera fuerza virtual de la sociedad política española.
Se llama, sin ningún afán de originalidad, PODEMOS,
nombre prestado por el oportunismo latinoamericano. Ro-
bado por los bolivianos a los venezolanos e inventados por
estos cuando se les agotara la imaginación, aparentemente
para siempre o, por lo menos, por varias décadas. Y de un
sorprendente 10% bautismal con que fuera detectado hace
pocos meses por encuestas de opinión ha brincado, como
lo reporta El País dominical, a constituirse en la primera
opción electoral de los españoles. Por sobre el gobernante
PP y el opositor PSOE.
Nada se sabe de sus fraguadores ni qué programa polí-
tico pretenden, salvo que algunos de ellos han sido asesores
de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que los han respaldado

502
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

financieramente, se sienten depositarios de las enseñanzas


del Foro de Sao Paulo, admiran a los hermanos Castro y
crecen al ritmo del humus del descontento de la sociedad
civil española, profundamente irritada, y con razón, por la
desvergüenza del aventurerismo de los viejos caciques, ali-
mañas adosadas a las ubres del erario como sanguijuelas.
Salvo una reacción inesperada y asombrosa, la putrefac-
ción que ha gangrenado al cuerpo administrativo de la po-
lítica española seguirá su curso y los escándalos continuarán
su siniestra dialéctica reproductora: sólo el escándalo de hoy
puede tapar el escándalo de ayer. Los partidos no sabrán ni
podrán reaccionar, aumentando el caudal del desprestigio.
Y lo que es verdaderamente grave y preocupante: del recha-
zo a los políticos corruptos se pasará al rechazo a la política
y del rechazo a la política, al rechazo a los partidos del esta-
blishment y a la democracia representativa misma.
El camino se habrá abierto al vampirismo populista, al
caudillismo y a la autocracia. Fue lo que vi estampado en
bronce un mediodía de un 4 de febrero de 1992 cuando un
viejo caudillo venezolano, consumido por el odio, el rencor,
la soberbia y la ambición le retiró el respaldo al régimen
democrático que él mismo había contribuido a construir,
preparando el asalto al Poder de la canalla fascista.
Dios
proteja a los españoles.

503
Antonio Sánchez García

Ich habe noch einen Koffer in Berlin


7 Noviembre, 2014

Dos frases que se hicieran célebres me acompañan des-


de esos maravillosos tiempos vividos en el Berlín de los se-
senta, en cierto modo heroicos, esenciales. Ese Berlín que el
Departamento de Estado declarase su mayor “essential”, por
el que se jugase la vida y en cuya defensa estuviera dispuesto
a arriesgar una confrontación global que, por los tiempos
que corrían, hubiera supuesto muy posiblemente el fin de
la historia humana.
La primera se la oí a un John Kennedy ya mítico, sa-
cudido por el viento en los grandes espacios abiertos de la
Plaza Schöneberg, junto al emblemático e inolvidable alcal-
de mayor de la ciudad sitiada, Willie Brandt –seguramente
la figura más destacada de la historia de la socialdemocracia
mundial y a quien tuviera el honor de conocer en Caracas,
cuando Venezuela podía lucir como el centro del mundo
de la mano de Carlos Andrés Pérez–: “Ich bin ein Berliner”.
Soy un berlinés.
Los berlineses, posiblemente el pueblo más extroverti-
do de la introvertida Germania, instalados inamovibles en
ese baluarte de Occidente en medio del océano totalitario

504
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

del bloque soviético, reventaron en aplausos y vítores. No


estaban solos. A pesar de estarlo. A pesar de verse imposi-
bilitados para recorrer los viejos barrios de su infancia, vi-
sitar a sus hermanos, padres, hijos, tíos o abuelos por un
ukase que impuso desde Moscú una decisión inhumana,
brutal, despótica: un muro tras una tierra de nadie sembra-
da de minas antipersonales, granadas, torres de vigilancia,
reflectores propios de campos de concentración y soldados
obligados a disparar sus metralletas sin más trámites si al-
gún berlinés del Este osaba pretender pasar al Oeste. Allí
murieron desangrados, ametrallados o desgarrados entre las
alambradas de púas, a vista y paciencia de los vecinos de
este lado del muro, condenados a presenciar la agonía en
estremecido silencio.
La otra frase era el título de una bella melodía cantada
por la actriz alemana Hildegard Knef, en reafirmación del
valor indivisible, único, bohemio, alegre y festivo del Berlín
eterno: Ich habe noch einen Koffer in Berlin. Aún tengo una
maleta en mi Berlín. Era el Berlín de los veinte, de Marlene
Dietrich, Heinrich Mann y El Ángel Azul, de la Ópera de
tres centavos y Bertolt Brecht, del fulgor revolucionario caí-
do ensangrentado a manos de las hordas hitlerianas. Que a
pesar de los pesares, revivía en el movimiento estudiantil, en
la Universidad Libre fundada por los aliados con la inten-
ción de crear un modelo libertario. Lo honramos.
Este 9 de noviembre se celebra el 25 aniversario del
día en que en un gesto de grandioso empuje libertario los
berlineses de uno y otro sector decidieron romper ese muro
de la vergüenza y abrazarse en un solo gesto de reunificación
nacional. Es un ejemplo inolvidable que debiera motivar
a todos aquellos para los cuales la Libertad es el supremo
valor de la humanidad. También a nosotros.

505
Antonio Sánchez García

Rossetta, Philae y el desprecio a la razón


15 Noviembre, 2014

6.300.000.000,00 kms, vale decir: seis mil trescientos


millones de kilómetros recorridos en 10 años para terminar
aterrizando –¿o deberemos decir cometizando?– sobre una
roca de escasa densidad y casi imperceptible fuerza gravi-
tatoria, recubierta de polvo galáctico, descubierta en 1969
gracias a las observaciones de dos astrónomos soviéticos que
le han dado sus nombres. Y que se encontraba, al momen-
to del acometizaje, a quinientos millones de kilómetros de
nuestro planeta. Una suerte de piedra pómez por su masiva
porosidad que según los encargados de la ESA, el organis-
mo europeo que llevó a cabo la insólita proeza, flotaría en
nuestros océanos. Una cita con una aguja en la infinitud
del espacio cósmico, con fecha y hora tan exacta, que salvo
por los rebotes se cumplió según todos los cálculos progra-
mados. 
Sabrán los científicos el valor de esta colosal conquista,
más allá de acertar en la inconmensurable inmensidad del
universo con algo menos que una brizna. Descifrar el enig-
ma de nuestros orígenes, que a juzgar por todo lo que ya
sabemos desafía toda lógica y toda racionalidad. Ortega y

506
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Gasset decía que las ideas se las tenía –o no se las tenía, caso
el más corriente en un mundo aplastado por la ignoran-
cia, la superstición, el miedo– pero que en las creencias se
estaba. Al margen de nuestra voluntad, buen saber y cono-
cimiento. Haber llegado al punto en que un grupo de cien-
tíficos europeos puede programar una hazaña de tal calado,
hibernando al objeto por años, despertándolo cuando le fue
requerido y ordenándole cumplir las tareas programadas
teniendo el conocimiento y la experticia suficientes como
para hacerla realidad, trasciendo los límites de la imagina-
ción y de lo que ya es idea o creencia. Así aterre reconocerlo,
parecemos estar al borde de descifrar el misterio más inson-
dable de nuestra existencia: el de nuestros primeros orígenes
materiales. Y no sólo el de nuestros orígenes, sino el de lo
que nos preexistiera. Ya se habla sin que nadie se asombre,
de universos paralelos. La imaginación comienza a quedarse
corta.
No me asombra la dimensión maravillosa de la hazaña:
me asombra que lo haya hecho una humanidad hundida en
sus miserias, aprisionada en sus más bárbaros prejuicios, ig-
norante de las más elementales verdades, practicante de los
ultrajes más elementales. Me asombra que mientras Philae
avanzaba en las penumbras del cosmos, la ambición devo-
raba a la barbarie, la guerra desangraba a la humanidad, el
crimen se enseñoreaba de algunas de nuestras sociedades.
¿Cómo conjugar el reino de lo real maravilloso que nos ro-
dea desde las alturas del conocimiento con la barbarie que
nos asedia, nos reprime, nos aplasta y nos retrotrae a los orí-
genes de la especie desde los albañales del Poder desde hace
ya largos y pesadillescos catorce años? ¿Cómo hacer convivir
la más actualizada sabiduría científica que nos posibilita la
vida que hoy llevamos con la animal brutalidad de la barba-
rie política, la crueldad, el asesinato, el estupro, la arrolla-
dora imbecilidad campante en un país llamado Venezuela?
Aquel gendarme que le dispara un escopetazo en el rostro a

507
Antonio Sánchez García

la joven estudiante frente al portal de su casa, aquellos ase-


sinos que le asestan 36 puñaladas a uno de sus camaradas,
aquelllos generales que saquean los bienes de la Nación y
ese otro capitán de manos ensangrentadas que montado en
su barbarie, en sus prejuicios, en su incultura puede decidir
sobre la vida y la muerte instalado sobre la pirámide del
Congreso, hacerse multimillonario y aplastar toda juridici-
dad, todo derecho, toda honra, ¿qué tienen que ver con esas
deslumbrantes conquistas de la tecnología y el saber?
Toda la construcción filosófica que le permitió a Marx
echar a andar la sistemática destrucción de la convivencia
social y abrirle los portones de la historia al totalitarismo
estalinista y hitleriano partió de una constatación tan sim-
ple como la que precede: la profunda contradicción entre el
desarrollo de las capacidades técnicas y materiales del hom-
bre, que habían abierto un horizonte inexplorado a la bús-
queda y conquista de la felicidad, y la organización social,
que perseveraba en el pasado, anclada en los principios de
la barbarie de la explotación del hombre por el hombre. Di-
cho simplemente: el dominio de la naturaleza por el hom-
bre para, en su decurso, anclarlo aún más al esclavismo del
sometimiento y la dependencia. Aquel fenómeno que sus
lejanos discípulos Max Horkheimer y Theodor W. Adorno
llamaran Dialéctica de la Ilustración.
¿Cómo se entiende que un país rico se hunda en la mi-
seria? ¿Que un país culto naufrague en brazos de los incul-
tos? ¿Que una sociedad relativamente civilizada se entregue
a pandillas y mafias de ladrones, violadores y asesinos, ca-
rentes de toda moral, de todo principio, de toda conciencia?
Nos faltarán años para entenderlo. ¡Qué vergüenza!

508
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Iglesias, el demagogo
18 Noviembre, 2014

El truco es viejo como la humanidad y para el segun-


do oficio más antiguo del mundo –la política– ha sido tan
productivo y floreciente como la seducción carnal para el
primero –la prostitución–: “dime qué quieres oír y te lo diré
a los gritos”.
Tan es así, que sorprende que a pesar de su volcánica
eficacia haya habido épocas y ciclos históricos en que su
arte –la demagogia– haya sido apartado por la razón de la
eficiencia y la necesidad de la productividad. Pues por con-
quistadora, atractiva y embrujadora que sea la práctica de
la demagogia –dime que quisieras tener y te lo ofrezco de
gratis– bien dice la ancestral sabiduría que si no trabajas,
no comes.
Sebastian Haffner resaltó una de las características pri-
mordiales del más colosal y devastador de los demagogos
del siglo XX, Adolf Hitler. Un olfato propio de bestias ca-
rroñeras para oler las debilidades del enemigo, focalizar el
punto más débil donde hincarle los colmillos e intuir hasta
en sus más mínimos aromas los celos de la clientela, para
satisfacer con creces sus ansias y rencores, sus odios, despe-

509
Antonio Sánchez García

chos y afanes de venganza. Ambos atributos suelen, desde


entonces, confluir en un depósito de material radiactivo del
que los demagogos extraen la fuente primordial de sus ener-
gías: el odio colectivo hacia la política y los políticos, esa
élite que se ha echado sobre sus hombros la titánica tarea
de darle sentido a la enmarañada red de intereses societa-
rios. Un odio que descansa en la brumosa y desagradable
autoconciencia de la propia impotencia para actuar respon-
sablemente, asumir el compromiso por sus propios actos y
acometer la emancipación ante los poderes irracionales que
nos abruman.
Si del reservorio de la antipolítica extrae el demagogo
su máxima energía, de la mentira desbocada, de las medias
verdades y del simple engaño extrae su especializado ins-
trumentario. Tanto más sutil y necesario, cuanto más debe
encubrir el demagogo su gigantesca obra de farsantería: él,
el anti político, es el político por excelencia. Él, el predica-
dor de la verdad, es el gran falsario. Él, el constructor de
paraísos, el mayor devastador de realidades. El propio ángel
exterminador, si de recurrir a imágenes de la iconografía
buñuelesca fuera el caso.
Pero aún lograda a plenitud esta maravilla de las artes
escénicas –hacer pasar el mal por bien y hacer creíble la
estafa dándole la gravedad de la confesión–, falta la culmi-
nación de la faena de tauromaquia demagógica: la ventrilo-
quia del demagogo. Consiste en hacerles creer a los hipno-
tizados bajo su palabrería aparentemente contestataria que
lo que sale de su boca y emerge de sus devastadoras entrañas
no es su voz, sino la voz del pueblo, la voz de las mayorías,
“vox populi”. Grita a voz en cuello lo que intuye grato a
las mayorías, pero en un gesto de clownesca humildad pre-
tende transmitir tan solo lo que el pueblo dice, siendo él
no más que el médium, el mensajero de los sentimientos y
deseos de las mayorías: caerle a saco a las instituciones, vol-

510
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

ver a la horda, abrir los portones de la barbarie, reconstruir


el reino de la política bajo la ley de la selva, reinstaurar la
guerra de todos contra todos. Para lo cual se le hace vital
apoderarse del Estado, precisamente el artilugio inventado
por el hombre para ponerle coto a ese bellum omnia contra
omnes y ponerlo al servicio de la barbarie. Llave para abrir la
caja de caudales del poder, su poder. Pues detrás de todas las
utopías, traducidas al campo de acción de la política, late su
único, exclusivo y verdadero impulso: apropiarse del Poder
y asentarse en él hasta apolillar el fundillo.
Éste no es un ejercicio retórico o un mero dibujo de
imaginería política. Es lo que conocemos del amanecer y
el ocaso de todos los procesos de destrucción social masiva,
revoluciones totalitarias y guerras mundiales incluidas, lle-
vadas en brazos de la demagogia populista. Fue el caso del
nacionalsocialismo, del peronismo, del castrismo y de to-
das las experiencias de la demagogia canibalesca que hemos
vivido en América Latina –tierra de caciques, fabuladores,
tinterillos, aventureros, asaltantes y trashumantes– y que
sufrimos en Venezuela desde que en el seno de las fuerzas
armadas, rodeado de metralletas, tanques, aviones, fragatas
y toda suerte de instrumentos de destrucción masiva se in-
cubara la demagogia de un delirante no por casualidad bau-
tizado por sus camaradas de cuartel como “el loco Chávez”.
Vale decir: cuando del seno de una sociedad desorientada
por una crisis inédita para la que no se habían desarrollado
anticuerpos, pobre en cultura e instituciones, surgiera un
venezolano con excepcionales dotes demagógicas, carismá-
tico, inescrupuloso y ambicioso hasta alturas siderales. Que
en poco tiempo oliendo la mediocridad del Poder mientras
servía en el Palacio de Gobierno descubrió que ser presiden-
te de la República era más fácil que ser doctor en ciencias
físicas y que para enriquecerse a alturas siderales mucho más
directa era la vía del golpe de Estado que el arduo camino
del emprendimiento. La estaban dando. Sólo necesitaba

511
Antonio Sánchez García

unir la fuerza de las armas con la pólvora de sus palabras y la


colosal irresponsabilidad política de sus semejantes. Así fue
como a ese analfabeta de agallas siderales, sorprendentes do-
tes histriónicas y fabulador como personaje de García Már-
quez lo respaldaron filósofos, juristas, empresarios, editores,
periodistas, jueces, historiadores y la clase más pudiente del
país. La seriedad nacional. Aunque Ud. no lo crea.
En el caso, nada excepcional. Pues a la demagogia de
unos pocos bajo la dirección del redentor iluminado, se
unen los instintos autodestructivos, los anhelos suicidas
que en determinados momentos suelen acometer al colec-
tivo. Una extraña mezcla de aventurerismo extravagante,
de jugar al riesgo y apostar a lo insólito, con el extravío
de la brújula de la auto conciencia. A ver si en verdad el
paraíso es posible y como asegura el demagogo –Castro un
día, Chávez, el otro, Iglesias, mañana– está a la vuelta de la
esquina, así no más sea bajo la forma de una degollina que
se lleve por delante, cámara de gases, paredón o con escope-
tazos al rostro mediante, todo lo que detestamos: desde el
tendero judío al niño educado y desde el señor ilustrado al
amigo exitoso. Por nada extraña razones, sólo caen los ene-
migos del demagogo. Los otros ya están a buen resguardo.
Basta un mínimo de rigor informativo para comprobar
que Iglesias, el demagogo de moda en España, miente como
un carretonero y no tiene el menor escrúpulo en hacerlo.
Ante el irresponsable jolgorio de quienes ansían vengarse de
quienes les han hecho la vida demasiado placentera. Pues la
estupidez humana a veces llega a esos extremos. ¡A por las
instituciones! –reza la orden. ¡A por los políticos!– salvo los
nuestros, benditos sean. ¡A revolver el río, que la pesca es
milagrosa!
Nutrido de la demagogia latinoamericana y confron-
tado a la catástrofe prohijada por su protector y mecenas,

512
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Hugo Chávez, acaba de soltar una perla que si la mentira


fuera penada por ley, lo llevaba a la cárcel. Conminado por
una periodista de un canal de televisión española a dar res-
puesta a sus relaciones con Chávez ha dicho que no niega
su admiración por quién permitió enfrentar un revocatorio:
oculta la naturaleza fraudulenta de tal revocatorio, cumpli-
do sin el más mínimo respeto a las normas constituciona-
les, y se guarda de contar que burlándose de un plebiscito
con el que quiso imponer la reelección indefinida que le
fuera rechazado, lo impuso luego por la fuerza. Y que tal
revocatorio era un espantapájaros: se hizo reelegir en cuatro
oportunidades. Y en el colmo del desprecio a la democracia,
impuso a su heredero bajo acuerdo con los Castro, sus otros
mecenas. Desde aquella elección que lo elevara a la presi-
dencia, el 6 de diciembre de 1998, hace ya 16 años, en Ve-
nezuela se vota, pero no se elige. Las elecciones las organiza
y maneja a su antojo un virtual ministerio de elecciones del
régimen. ¿Es lo que quiere Iglesias para España?
En la misma entrevista habla de la amenaza de los me-
dios a la libertad de expresión, callando el hecho de que tal
libertad no sólo no existe en Venezuela, sino que el régi-
men castrochavista caro al demagogo Iglesias ha montado el
más gigantesco imperio mediático, expropiando, robando
o comprando con los dineros del fisco que nadie le fisca-
liza prácticamente todos los medios de comunicación. Al
extremo de que el gobierno del Gran Hermano de Iglesias
monopoliza y abusa indiscriminadamente del poder de la
palabra. Goebbels, el gran maestro. ¿Es lo que quiere el de-
magogo Iglesias, es lo que quieren sus enloquecidos segui-
dores para España?

513
Antonio Sánchez García

El populismo, nuestra tara congénita


23 Noviembre, 2014

1
Recién terminado el bachillerato y antes de entrar a la
universidad, hice mi primera educación sentimental yéndo-
me a probar suerte en solitario a Buenos Aires. Toda una
aventura que suponía atravesar la cordillera, recorrer en fe-
rrocarril la inmensidad de las pampas y asomarme al ano-
checer abrumado ante el espectáculo de una gran ciudad,
iluminada y populosa como sólo las había visto en el cine.
Entonces rebosante de prosperidad, absolutamente al día,
vital, pujante y nerviosa, digna de figurar al lado de Londres
y Paris entre las grandes urbes del planeta.
Viví en la próspera pobreza de los alrededores, en el
barrio Liniers, al borde del Gran Buenos Aires, trabajando
primero de vendedor en un mercadito de abastos junto a
unos amigos chilenos comerciantes en quesos, que me alo-
jaban, y luego de obrero de la construcción, de ayudante de
maestro yesero. Alfeñique y sin ninguna preparación física
como para cargar sacos de sesenta kilos, pronto y en con-
miseración de mis paisanos me reduje a tareas de asisten-
cia doméstica: ir a comprar a la carnicería el asado de tiras

514
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

de rigor, preparar el fuego, hacer mandados y cuando se


asomaba el capataz, un gallego franquista y gruñón, mover
la carretilla con mezcla de un lado al otro. Por cierto, y
como para la historia, estucando uno de los apartamentos
en construcción, de propiedad de Libertad Lamarque, la
venerada cantante y actriz de cine preferida de mi madre,
en el elegante barrio de Palermo.
En esos ratos de asado de tiras y vino tinto con soda
hablábamos de lo humano y de lo divino. Joven comunista,
no perdía la ocasión de evangelizar a mis pacientes obreros
y de aprender algo de lo que había significado el peronismo
para la clase obrera argentina. Hacía poco más de dos años
que fuera derrocado y vivía por entonces en Caracas, bajo
la protección de la dictadura de Pérez Jiménez. Goberna-
ba el radical Arturo Frondizzi y me bastaba ver los basure-
ros de los restoranes que encontraba a mi paso rebosando
de inmensos pedazos sobrantes de asados a medio masti-
car para comprender que por lo menos, por entonces, los
comunistas no tenían la menor posibilidad de dejar de ser
un grupúsculo misterioso, críptico y extravagante, lejos del
partido de masas que era en Chile. Hartos de trigo y carne,
los argentinos no tenían nada que buscar entre los libros del
Dr. Carlos Marx.
Dejé de ser aprendiz de obrero para convertirme en
acomodador del Teatro de Arquitectura, que presentaba
con gran éxito en una sala experimental del centro de Bue-
nos Aires Esperando a Godot, de Samuel Becket. Y ya lejos
de las brumas del peronismo, de la épica de Evita y las gi-
gantescas concentraciones de masas frente a la Casa Rosada
me quedé con las ganas de comprender un fenómeno tan
ajeno a la vida política de mi país, hecha de militancia, ob-
servancia, ideología y sacrificios.
Volví a Santiago a comenzar mis estudios de his-
toria sin saber qué había sido y qué había significado

515
Antonio Sánchez García

el peronismo para los argentinos. Más tarde, el desprecio


pertinaz que respiré en la obra de Borges por la dictadu-
ra de Perón, que como todas las dictaduras, decía Borges,
además de promover la persecución y la cárcel promovió
la estupidez, me abrió aún más la curiosidad. ¿Qué era el
peronismo?

2
Corría el año 57 y las revoluciones latinoamericanas
todavía olían a cuartelazos palaciegos, a sargentadas, a rui-
dos de sables y levantamientos administrativos. Esceno-
grafías de Valle Inclán o de Miguel Ángel Asturias. Pocos
se imaginaban que una década antes, ese mismo coronel,
gardelianamente peinado a la gomina y de zapatos de dos
tonos, hondamente influenciado por Hitler, por Mussolini
y el fascismo italiano, así hubieran sido derrotados en toda
la línea, había intentado expandir su proyecto caudillesco y
militarista por los mares del Caribe financiando a un joven
estudiante cubano llamado Fidel Castro, que pudo viajar
a Caracas y a Bogotá con el dinero que le facilitara su em-
bajador en La Habana y que si bien aseguraba no ser más
que un luchador antiimperialista sin el menor influjo del
marxismo leninismo, terminaría por estremecer el mundo
con una revolución socialista a pocas millas de La Florida.
Pasé varias décadas con las ganas de conocer la esencia,
la sustancia del caudillismo peronista –no en la fría carto-
grafía de los tratados sino en la práctica histórica real– su-
mido en la incógnita de las últimas razones del odio de Bor-
ges por la figura de Perón, tan venerado por los argentinos,
tan folklórico y pintoresco, con su inmensa colección de
zapatos de dos tonos, sus pullover de rombos, sus cientos
de trajes de casimir inglés, sus miles de camisas de seda, sus
motonetas y sus Mercedes Benz, sus amoríos con colegialas
adolescentes y su personal y estrafalaria soporte de masas,

516
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Evita Duarte, una mediocre actriz de vaudeville, grosera y


rea, pero guapetona, barriobajera, hermosa, teñida de agua
oxigenada y epitome de lo que ha anhelado ser desde en-
tonces toda mujer argentina, como que está en el último
trasfondo de doña Cristina Fernández, la erótica devorado-
ra de costillas de cerdo. Al extremo que ya Menem se vio en
la obligación de importar una Miss Universo chilena para
copiarse el modelo.
Tuvo que aparecer un teniente coronel ignorante, zafio
y provinciano, burdo y grosero como un matarife, desenfa-
dado, carente del más elemental sentido de las proporcio-
nes e irrespetuoso como una hiena suelta en un cementerio
para acercarme a las razones del odio de Borges por Perón:
carente del charme del coronel argentino, un militar pulido
en la diplomacia como agregado militar en la Italia de Mus-
solini y la República de Saló (1939-1941), pero aún más
prepotente y ambicioso que su arquetipo, Hugo Chávez
representó el desiderátum del caudillo latinoamericano in-
augurado por el militar argentino. También sucumbió a la
necesidad de la oxigenada, que nada mejor para ocultar los
turbios orígenes de raza y de clase que una rubia platinada
de ojos verdes, pero en su caso la apetencia del cazador insa-
ciable parecía nutrirse de todas las especies y géneros. Para
él, todos los métodos de conquista y todas las artes seducto-
ras, apuntaran adonde apuntaran, podían servir al único fin
que lo motivaba: el Poder.
Y como los arquetipos de Perón –Hitler y Mussolini–
dominó todos los trucos y artilugios de la dominación de
masas: el odio al establecimiento, el desprecio a los políti-
cos, el patrioterismo más cavernario, el desprecio a la his-
toria real y la exaltación de los orígenes supuestamente mí-
ticos traicionados por los partidos. De allí la necesidad de
instaurar un panteón de los fundadores, que todo lo demás
podía despeñarse a los albañales: San Martín para el uno,

517
Antonio Sánchez García

Bolívar para el otro. Castro, heredero de Perón y padre pu-


tativo de Chávez, tuvo que recurrir al único personaje que
encontró a mano: Martí. Así fuera más un intelectual, un
periodista y un poeta que un soldado de armas tomar.

3
Göring, otro militar caudillesco, expresaría con su sor-
na y su crueldad característica el odio redomado de los cau-
dillos militares a la inteligencia: “vez que escucho la palabra
cultura echo mano de mi pistola”. Los esbirros de Perón a
cargo “del sector cultura” que husmeaban entre escritores,
compositores e intelectuales argentinos no cargaban una
Browning, como el personaje de la infamante obra Schlage-
ter de Hanns Johst que parió la sentencia, pero ya estaban
contaminados del burocratismo mussoliniano, de modo
que en lugar de echar mano a la pistola degradaban con la
humillación y el desprecio. A Borges lo retiraron de la di-
rección de la biblioteca pública a su cargo y lo nombraron
inspector de mercados de abasto. Pollos, chinchulines y co-
liflores en lugar de tratados y enciclopedias. Castro, carente
de mercados, los encarceló. Y en el colmo de la humillación
los obligó, como al poeta Padilla, a infamantes confesiones
públicas, con lo que se enajenó el respaldo de los grandes
de la literatura y la cultura, hasta entonces deslumbradas
comparsas de la trepidante tiranía caribeña.
Todo ese desborde de barbarie, de ignorancia y vulgari-
dad se ha expresado de manera arquetípica en la Venezuela
chavista. Afectada en su esencia por el asalto a la razón. Es el
despliegue de la idiotez congénita al caudillismo, al populis-
mo, al fascismo, al estalinismo, al peronismo, al castrismo.
La perversión del lenguaje, la universalización de la mentira,
el trastrueque de los valores, sin otro objetivo que satisfacer
la voracidad de las masas y entretenerlas con la política con-
vertida en espectáculo. Pues, en rigor, el populismo sigue

518
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

fiel al principio de la política de masas inaugurada por los


romanos y convertida en sentencia por el poeta Juvenal un
siglo antes de nuestra era: “Panem et circenses”, Pan y Circo.
Juvenal hace referencia a la práctica romana de proveer
trigo gratis a los ciudadanos romanos así como costosas re-
presentaciones circenses y otras formas de entretenimiento
como medio para ganar poder político a través del populis-
mo. Julio César mandaba distribuir el trigo gratuitamente,
o venderlo muy barato, a los más pobres, unos 200.000
beneficiarios. Tres siglos más tarde, Aureliano continuaría
la costumbre repartiendo a 300.000 personas dos panes gra-
tuitos por día. Como puede verse, populismo y política son
las dos caras de una misma moneda: la idiotez congénita al
mando de los hombres.
¿Vuelve la España de nuestros ancestros al vicio que
tanto criticaron sus intelectuales durante el siglo XIX: “pan
y toros”? Que el truco además de añejo tiene vigencia uni-
versal lo demuestra la frase rusa, “pan y espectáculo”. Debe
existir en todos los idiomas, como el populismo. El Siglo
XX introdujo algunos cambios sustantivos, que facilitaron
extraordinariamente la manipulación de masas: el demos se
uniformó, la política se convirtió, ella misma, en espectácu-
lo, el caudillo en histrión, las masas, en igualitarios ejércitos
de figurantes y a falta de pan buenas fueron las guerras. Veo
en el PODEMOS de Pablo Iglesias la resurrección del po-
pulismo español: “pan y toros”. ¿Otro caso más de nuestra
idiotez congénita?

519
Antonio Sánchez García

El Che Guevara y el fin de la utopía:


memorias del muro
27 Noviembre, 2014

A Gudrun Ensslin y Bernward Vesper, in memoriam

1
Almorzábamos con un matrimonio amigo en El Cam-
panero, de Caracas, un entrañable restorán de carnes des-
graciadamente desaparecido en el turbión castrochavista,
cuando de pronto surgió el tema de las guerrillas venezo-
lanas, en el que por entonces yo trabajaba redactando las
memorias de uno de los comandantes de la invasión cuba-
no venezolana por Machurucuto, Héctor, “el macho” Pérez
Marcano. Me preguntó mi amigo si sabía el nombre del
oficial de los boinas verdes bolivianos que había apresado
al Che Guevara el 8 de octubre de 1967 en la quebrada del
Yuro, en Valle Grande. “Gary Prado” –le respondí al ins-
tante. “¿Lo conoces?”– me preguntó, sorprendido. Desde
luego que no lo conocía ni seguramente jamás lo haría, le
respondí. Se sacó del bolsillo el celular, marcó un número,
esperó unos instantes y le oí decir: “Hola, tío, qué gusto de
hablarte. Quiero que saludes a un amigo”. Me pasó el telé-
fono y ante mi extrañeza me dijo: “Es Gary Prado”.

520
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Sostuvimos una inesperada, larga y entretenida conver-


sación. Debí salir a la Avda. Principal de Las Mercedes para
facilitar la comunicación, si bien el ruido del tráfago cara-
queño también la dificultaba. Me pareció un hombre edu-
cado, afable, de ideas políticas claras, liberales, sostenidas
con convicción y seguridad. Pero sobre todo me llamó la
atención la absoluta imparcialidad y hasta simpatía con que
se refirió a los sucesos que conmovieran al mundo, por ese
entonces hacía ya larguísimos cuarenta años. “Si viene a La
Paz no deje de visitarme. Me encantará invitarlo a almorzar a
casa” –me dijo cuando nos despedíamos. No he ido, segura-
mente no iré y me iré de este mundo sin estrecharle la mano
al hombre que recibió la orden presidencial de acorralar al
Che Guevara en las quebradas a las que fuera a enterrarse
en busca de una inútil, absurda y desesperada epopeya. Y le
transmitiera la orden de fusilarlo con un escueto mensaje en
clave que decía “llegó papá”.
Cerraba con esa conversación, inopinadamente, un ci-
clo de mi vida. La mañana del lunes 9 de octubre de 1967,
cuando escuchamos la noticia de su muerte en combate por
la emisora Sender Freies Berlin, nos encontrábamos prepa-
rando un viaje a Frankfurt para participar en la Feria del
Libro. Era una mañana fría y brumosa, que había impedido
que un familiar cercano, un importante pintor chileno que
vivía con nosotros en la casona de la Ostpreussendamm 47,
en Lichterfelde West, terminara de pintar la mitad del Ford
Taunus –la bañera, le llamaban los alemanes a ese modelo–
que le había correspondido. Una clásica locura de los tiem-
pos que corrían: ilustrar el destartalado carro color celeste
con flores y arabescos multicolores, en el más puro estilo
pop art, faena compartida con un amigo pintor berlinés,
cediendo al capricho hippie de los tiempos de Yellow Sub-
marine.

521
Antonio Sánchez García

2
Trabajaba por entonces junto a Bernward Vesper, lector
jefe de Wagenbach Verlag, la editora de Klaus Wagenbach,
de Berlín, en diversos proyectos editoriales. Todos, natural-
mente de izquierda. Y decidimos viajar en mi bañera pop art
en representación de la editorial a participar de la Frankfur-
ter Buchmesse con Bernward, su esposa Gudrun Ensslin y
Félix, el recién nacido hijo de ambos. De ida a Frankfurt
pasaríamos un par de días en la finca de la anciana madre
de Bernward, en Triangel, un pequeño poblado de la baja
Sajonia, en el norte de Alemania, que no nos desviaba de
la ruta. El padre, un afamado poeta y escritor nazi del que
su hijo sentía una profunda vergüenza, ya fallecido, seguía
presente. Así fuera en el profundo rencor que animaba a su
heredero.
Nos sentíamos abrumados. Nadie representó de ma-
nera más cabal y perfecta los anhelos revolucionarios de
nuestra generación que el Che Guevara. Y no sólo de nues-
tra generación. Muchos años después, viviendo en Caracas
con mi esposa Soledad Bravo, recibimos en nuestra casa de
Oripoto, en las alturas de El Hatillo, la visita de su entra-
ñable amiga Sofía Imber, fundadora y espíritu rector del
Muso de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imbeert
–el MACCSI– acompañada por dos grandes artistas: el ho-
landés avecindado en Caracas Cornelis Zitman y el gran
escultor norteamericano George Segal, del que Sofía esta-
ba presentando una espléndida exposición en su Museo de
Arte Contemporáneo. Caracas era, por entonces, una gran
ciudad democrática y mundana, absolutamente al día, sin
duda la más ilustrada del Caribe y podía permitirse esos
lujos a pesar de que el petróleo se cotizaba a $9 el barril.
Luego de los postres y para nuestra inmensa sorpresa, Se-
gal, de quien pensábamos no tenía la más mínima idea de
quién era Soledad, tomándola de la mano le rogó le cantara

522
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

una de sus canciones preferidas: el himno al Che Guevara


de Carlos Puebla, que ella grabara en uno de sus primeros
discos. Soledad, que hacía años había dejado de cantarla –el
mito ya se nos había deshecho entre los dedos y el héroe
había descendido a su muy cuestionable y arenoso tamaño
natural– cogió la guitarra y la interpretó como en los tiem-
pos de sus correrías universitarias. Corrieron las lágrimas.
Pues la muerte del Che Guevara representó, de algún
modo difuso y especular, la muerte de los anhelos utópicos
y revolucionarios que animaron a la sociedad occidental, la
caída en los abismos de la desilusión y el totalitarismo de las
mejores aspiraciones humanitarias de la pos guerra. La bús-
queda desesperada de sentido en una sociedad extenuada
por el conformismo, alienada por el consumo, el materialis-
mo, el acatamiento, el burocratismo. Como la retratara con
fidelidad Herbert Marcuse en El hombre unidimensional. Ni
Cuba yacía postrada, exangüe en manos de dos ancianos
maquiavélicos e inhumanos, ambiciosos y crueles, ni las
guerrillas latinoamericanas se habían degradado al tráfico
indiscriminado del narcotráfico y el terrorismo. China se
sacudía de los estereotipos con un último estertor, la revo-
lución cultural, que terminaría convertida en un gigantesco
charco de sangre. Última estación de la Larga Marcha. La
muerte del Che representaba, en rigor, la muerte de la revo-
lución. Para nosotros, el fin de la utopía.
El hiato entre la ficción y la realidad se cerró inexora-
blemente, como era lógico, y el desencanto ante la descar-
nada verdad del horror dictatorial que en realidad animaba
al “guerrillero heroico” vino a sepultar, posiblemente para
siempre, la nostalgia revolucionaria encarnada en la pro-
mesa de redención acribillada en una escuelita perdida en
las selvas bolivianas. El Che Guevara, que descubriera en
la Sierra Maestra, como se lo confesara en un rasgo de sin-
ceridad a su padre, auténtica fascinación por asesinar a sus

523
Antonio Sánchez García

semejantes, caía en su ley. Ametrallado sin misericordia en


donde nada se le había perdido.

3
Para terminar de cerrar el ciclo, leo El hombre que
mató al Che,21 una entrevista hecha por un periodista de
El Mundo, de España, a Mario Terán, el sargento que le
disparó dos ráfagas de fusil ametralladora a un postrado y
seguramente conmovido Ernesto Guevara Lynch, enfren-
tado en una cruenta pero buscada jugada del destino a la
misma suerte de aquellos a quienes les disparó un tiro en la
sien sin sentir el menor remordimiento.
El mito travestía una infamia. El semidiós tenía los pies
de barro. ¿Cuántos heroicos capítulos de la historia univer-
sal se han salvado de develarnos su ominosa verdad gracias
al poder inconmensurable del olvido? Como también el ol-
vido se ha llevado el desgraciado final de mis dos entraña-
bles amigos berlineses, con los que hiciéramos el viaje acon-
gojados por el duelo de nuestro ángel exterminador nacido
en Rosario, Argentina, vagabundo motorizado y aventurero
como de película de Tarantino. Gudrun Ensslin, una estu-
diante de germanística que conociera en las manifestaciones
que por entonces se sucedían a diario en el Berlín de la re-
vuelta estudiantil, una rubia alta, delgada, de intensos ojos
azules y largo cabello pajizo, con una cara de esfinge nórdica
que acentuaba sus marcados y huesudos rasgos con pesadas
capas de maquillaje, se enamoró por esos días perdidamente
de otro vagabundo desesperado, escapado de un orfelinato
y atraído al Berlín revolucionario por el olor de la pólvora y
los enfrentamientos cotidianos con la policía, abandonando
a Bernward y a Félix para irse a hacer la revolución de ver-
dad, la de bombas incendiarias, asaltos a bancos, secuestros
de aviones y asesinatos de empresarios.
21. http://www.elmundo.es/cronica/2014/11/23/54704b50268e3eaf7e8b456c.html

524
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

El vagabundo, suerte de representación real de Pierrot


Le Fou, el personaje del filme de Jean Luc Godard del mis-
mo nombre, se llamaba Andreas Baader. Junto a Gudrun
y un par de amigos del submundo universitario berlinés,
desencantados de partidos y movimientos contestatarios
condenados a la impotencia, cumplió el sueño de formar su
propio grupo revolucionario, al que la prensa sensaciona-
lista alemana bautizó luego como Baader Meinhoff Bande,
pues además de Gudrun, Andreas tenía por amante a una
afamada periodista de izquierdas llamada Ullrike Meinhoff,
que lo liberó de una primera prisión. En una primera ex-
cursión a la que me invitaron, que rehusé sin dudarlo dos
veces aunque sin tener la menor idea de su verdadero pro-
pósito, pusieron una bomba en una importante tienda por
departamentos de Frankfurt. Dando inicio a su carrera de
desastres.
Siguieron una senda de crímenes absurdos hasta ter-
minar condenados a perpetuidad en una cárcel de alta se-
guridad, en Stammheim, cerca de Stuttgart, construida
especialmente para ellos, en donde todos se suicidaron.
Temprana consecuencia de todos estos sucesos luctuosos,
Bernward, triste y desesperado, terminó en una clínica psi-
quiátrica, escribió una estremecedora novela llamada Die
Reise, el viaje, y se suicidó en 1971. Gudrun se ahorcó en
su celda en octubre de 1977. Félix, entonces de diez años, se
convirtió en una sobresaliente figura de la cultura, la acade-
mia y la escena alemanas: es filósofo, ensayista, dramaturgo,
director de teatro, actor y curador. Vive en Stuttgart, en
cuya Universidad es profesor de estética. Escogió llevar el
apellido de su madre: Ensslin.

525
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

527
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Cuando Caracas fue la capital de la


música latinoamericana
1 Diciembre, 2014

A Carmen Ramia, en eterno agradecimiento por su labor


a favor de nuestra cultura

Al asumir en 1989 el mando en su segundo gobierno,


Carlos Andrés Pérez se encontró con las reservas exhaustas.
Las arcas del Banco Central estaban prácticamente vacías.
Pero el índice de popularidad del saliente presidente Jaime
Lusinchi superaba el 60%. Gracias a la obediencia a la ley
sacrosanta del populismo vernáculo, compartido hasta en-
tonces por el bipartidismo de Punto Fijo: subvenciona el
consumo y barre la basura de los problemas económicos y
sociales bajo la alfombra de la politiquería. Te será recom-
pensado.
De nada importó que gracias al paquetazo de Miguel
Rodríguez en tres años Venezuela tuviera un crecimiento
récord del PIB del 10% y que en la reunión de Davos de co-
mienzos del 92 la economía venezolana fuera galardonada
con los mayores elogios. La estupidez no soportó la raciona-
lidad de un esfuerzo ajeno a los hábitos introyectados en la

529
Antonio Sánchez García

conciencia nacional: abandonar el limosneo y hacerle frente


a la sociedad global con el esfuerzo compartido de una so-
ciedad que apostaba al emprendimiento, al fin del rentismo
y al aumento de la productividad, acogiendo aquella ley de
la economía que dice que no puedes ni debes arroparte más
allá de lo que te permite tu cobija.
Resulta irrisorio, pero es trágico: por una suma en dóla-
res cercana a la que Jorge Rodríguez y la alcaldía libertador
dicen haber invertido en un festival de música latinoameri-
cana, a saber, catorce millones de dólares, una conspiración
montada en los aledaños de la Secretaria General de Acción
Democrática, los despachos del calderismo y las tertulias de
los notables –José Vicente Rangel, Escobar Salom, Luis Mi-
quilena y, desde luego, amanuenses de Cisneros y el prota-
gonismo del golpista mayor– fraguó una conspiración que
dio con los huesos del segundo gran presidente de Acción
Democrática en la cárcel, el exilio y la muerte: diecisiete
millones de dólares de la partida secreta puestos al servi-
cio del recién inaugurado gobierno democrático de Violeta
Chamarro en Nicaragua.
¿De qué partida salen los cinco mil millones de dólares
que se le regalan a Fidel Castro por mantener con vida su
tiranía? ¿De cuáles los miles de millones de dólares regala-
dos a Daniel Ortega, a Lula da Silva, a Néstor y Cristina
Kirchner, a Evo Morales y Rafael Correa, a Pepe Mujica y
las izquierdas foristas de España y América Latina? Si dieci-
siete millones de dólares de una partida secreta merecieron
la persecución, el escarnio, la cárcel y el destierro de un pre-
sidente constitucionalmente electo sin una sola trácala de
un organismo comicial podrido en sus entrañas, lanzando
la República por los abismos de los despeñaderos del castro-
comunismo ¿qué pena debieran estar pagando con persecu-
ción, cárcel y destierro los que se han apernado en el Poder
por más de tres lustros mientras saquean el erario, roban

530
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

cifras macrocósmicas y sólo en nueve años, escuche bien,


se robaron mediante el expediente de la sobrefacturación la
friolera de setenta mil millones de dólares?
Brecht escribió con dolor la profunda contradicción
que implicaba conmoverse por la muerte de un conocido
bajo las botas del nazismo y escuchar impertérrito y sin un
solo temblor que en los campos de concentración estaban
gaseando a millones de seres humanos. No veo otro carta-
bón para asumir la dimensión sobrenatural de los crímenes
que comete el castrochavismo en todas sus facetas y a través
de todos los conductos comparándolos con los de ese pasa-
do escarnecido, vituperado y fementido en la mayor opera-
ción de calumnia, estafa y engaño conocido en la historia
de la República.
Lo recuerdo y traigo a la conciencia espantado por la
desvergüenza con que uno de los capitostes de la conspira-
ción, la traición y la entrega de Venezuela a la tiranía cubana
y a las fauces del voraz monstruo de la corrupción nacional
hace pública la cifra que se maneja tras las bambalinas de
un supuesto festival de música latinoamericana: 14 millo-
nes de dólares. Espantaría aún si esa cifra correspondiera
con la mayor exactitud a los gastos que demandará efectuar
dicho festival. La caída del 40% del precio del crudo en los
últimos meses y la pavorosa pérdida de ingresos, la aterra-
dora disparada del dólar negro y la carencia de fondos para
cumplir con obligaciones imprescindibles, como dotar de
medicamentos a los hospitales, entregar divisas a quienes
estudian en el extranjero y sobreviven en la mendicidad y
muchos otros ítems de primera necesidad ponen de mani-
fiesto la incongruencia, la banalidad, la irresponsabilidad
de un gobierno dispuesto a escarbar 14 millones de dólares
para escenificar un circo sin la más mínima importancia.
Dejar de comer y asistir a nuestros enfermos por unas horas
de intrascendente farándula.

531
Antonio Sánchez García

Pero es que esa cifra no se corresponde de ninguna ma-


nera con los costos reales que se requieren para traer y mon-
tar sobre una tarima a esos protagonistas del espectáculo.
Sería de elemental rigor que la oposición consultara a exper-
tos y empresarios del espectáculo, revisara los honorarios en
el mercado del showbiz latinoamericano y estableciera una
mínima contraloría sobre unos dólares que no le pertenecen
al señor Jorge Rodríguez, al señor Maduro o al señor Dios-
dado Cabello. Sino al pueblo venezolano todo.
Sé de qué hablo. Quisiera por ello poner sólo un ejem-
plo de grandes festivales organizados por El Ateneo de Ca-
racas bajo la dirección de Carmen Ramia, siendo ministro
de cultura José Antonio Abreu y presidente de la República
Carlos Andrés Pérez. Aclarando, en primer lugar, que el fes-
tival al que me voy a referir, por ahora, no recibió un solo
centavo de patrocinio gubernamental, se autofinanció con
el costo de las entradas y no dejó un solo centavo de pérdi-
da. Obviamente: no hubo negociadores ni agentes guber-
namentales montados en la triangulación del negocio. Al
Ateneo no lo movía el afán de hacerse con unas ganancias
por cierto muy necesarias y legítimas sino cumplir con un
mecenazgo puesto en pie por una de las más grandes vene-
zolanas de todos los tiempos, de una honestidad ejemplar y
un amor patrio envidiable: María Teresa Castillo.
El primer Festival de Música Latinoamericana, orga-
nizado por Carmen Ramia bajo la producción general de
Judith Schapper realizado en Caracas en 1991 bajo la pre-
sidencia de un comité honorario integrado por Soledad
Bravo, Milton Nascimento y Pablo Milanés tuvo una du-
ración de doce días, presentó a 11 artistas internacionales y
19 artistas y agrupaciones nacionales en diversos espacios y
escenarios de la capital. Entre los internacionales: Alberto
Cortez, de Argentina, Milton Nascimento y Elba Ramalho,
de Brasil, Joe Arroyo, de Colombia, Pablo Milanés y los

532
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Van Van, de Cuba, Tania Libertad, de Perú, Eddie Pal-


mieri, Cheo Feliciano y Lucecita Benítez, de Puerto Rico
y Sonia Silvestre, de República Dominicana. Todos ellos,
figuras connotadas de la música y el espectáculo latinoa-
mericanos, de distintas tendencias y expresiones y ubicados
muy por encima de lo estrictamente comercial.
De entre los artistas y grupos nacionales deben ser des-
tacados Soledad Bravo, Yordano di Marzo, Guillermo Ca-
rrasco, Caracas Son 7, Daiquirí, Evio di Marzo y Adrenali-
na Caribe, Guaco, Ignacio Izcaray, Luz Marina, Canelita y
Trina Medina, Corina Peña, Sergio Pérez, Nené Quintero,
Silva y Guerra, Son Collage, Cecilia Todd, Lilia Vera y el
Trabuco Venezolano.
Los exitosos conciertos tuvieron lugar en El Poliedro
de Caracas, el Teatro Teresa Carreño, el Aula Magna de
la UCV, la Universidad Simón Bolívar, el Hotel Ávila, el
Hotel Tamanaco y la Plaza Caracas. Fueron coronados por
un ciclo de conferencias con la participación de José Cheo
Fernández, Walter Guido, Jesús Rosas Marcano, Sergio Pé-
rez, César Miguel Rondón, Cristóbal Soto y Rafael Strauss.
Ese primer festival de Música Latinoamericana, que
se continuó dos años después con el mismo éxito artísti-
co, comercial y de público, costó exactamente, según puede
comprobarlo cualquier auditoría, Bs. 50.000.000, que al
cambio de la época correspondieron exactamente a la suma
de $ 848.000,00. Ciertamente, han pasado 23 años. Pero
en dólares los costos no debieran haber variado al extremo
de multiplicarse por veinte, si es que la calidad, la ampli-
tud política e ideológica – hoy absolutamente inimaginable,
dado que todos los artistas nacionales que no comulgan con
el esperpento están vetados - y el disfrute alcanzan las mis-
mas cotas.
Por entonces, las necesidades no eran ni de lejos las de
hoy. El despilfarro, el saqueo y el enriquecimiento ilícito

533
Antonio Sánchez García

eran un muy pálido reflejo de lo que llegarían a ser bajo


el régimen de quienes llegaron al poder prometiendo una
lucha despiadada contra la corrupción. Caracas no llora-
ba a tantos asesinados, como los llora hoy. La Nación no
estaba devastada ni su soberanía en pico de zamuro. Y el
país no estaba cruelmente dividido por la acción criminal
e irresponsable de sus peores hijos. No era el paraíso, pero
tampoco el infierno pesadillesco que ha llegado a ser hoy
Aunque Ud. no lo crea.

534
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Pablo Iglesias, el mentecato


2 Diciembre, 2014

“La Unión Soviética hizo posible el Estado de Bienestar.”


Pablo Iglesias

Con su proverbial caballerosidad, Carlos Alberto Mon-


taner hizo sobrados y muy académicos esfuerzos por darle al
término con el que quiso distinguir a Iglesias, el mentecato,
el sentido menos ofensivo. Recurrió para ello a la etimología
y dio con los orígenes del término allá por el 1570, cuando
mente captus significaba “que no tiene toda la razón”, pro-
piamente “cogido de la mente”, dice Joan Corominas en
su Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana.
Una interpretación más liberal daría al término el estricto
sentido de “encogido de mente”, “torpe de la mente” véase
insensato, bobo o necio, como lo establece en su Dicciona-
rio de Uso del Español Actual, la lingüista María Moliner.
Fiel al lenguaje como expresión del paso del tiempo, la Real
Academia en su Diccionario Esencial de la Lengua Espa-
ñola en su versión de 2006 nos acerca al exacto significado
que cabe darle al término al día de hoy: “tonto, fatuo,
falto de juicio, privado de razón”. A los fines de la máxima

535
Antonio Sánchez García

actualidad, suelo apoyarme en Clave, el Diccionario de Uso


del Español Actual, prologado por el Nobel Gabriel García
Márquez, que dice: “Mentecato: adj./s. Referido a una per-
sona, que es tonta, falta de juicio o de corto entendimiento.
Del latín mente captus (falto de mente).”
De modo que en uso y razón de la plena autoridad del
término, llamar mentecato a Pablo Iglesias puede que sea
ofensivo, pero siendo estricta y religiosamente ceñido a la
verdad ha de ser asumido con el rigor que solía darle al con-
cepto de verdad mi abuela Claudina, que solía regañarnos
cuando nos poníamos necios llamándonos mentecatos, para
culminar la faena apostillando: “Es hora de que lo vayan sa-
biendo: la verdad, aunque severa, es amiga verdadera”.
Por cierto: la verdad, en ciertos casos, sirve de poco.
Que Chávez era un mentecato, un majadero, un fatuo in-
culto, bruto, ensoberbecido y absolutamente carente de ra-
zón pudo saberlo cualquier hijo de vecino dotado con dos
dedos de frente a lo largo y ancho de toda Venezuela la
noche en que se ocultó en el museo militar, anticipándole
el destino donde hoy, tras veinte años de infamias, reposa
un muñeco que le usurpa sus despojos a un usurpador. Pero
su mentecatez armonizaba de manera tan perfecta con la
masiva peste de mentecatez que asoló a Tierra Firme a fines
de los ochenta comienzos de los noventa, que su rostro de
acabado mentecato se convirtió en el espejo perfecto de la
idiotez nacional. Belfos caídos, labios regordetes, cejijunto
y descuidado en el habla a nivel de matarife. Los venezola-
nos descubrieron de pronto y en medio del jolgorio golpista
que eran una manada de mentecatos. Que en sus oídos re-
picaban campanadas cuando le oían soltar una grosería ma-
yor o una boutade supuestamente divertida, del tipo “esta
noche te voy a dar lo tuyo” o esa decisión del electorado “es
una mierda”. O ese ¡exprópiese! Que hacía brincar de gozo
a los vagos que dormían la siesta sobre la grama de la plaza

536
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Caracas. Para quienes nada mejor para alcanzar el reino de


la felicidad que ser gobernado por una banda de mentecatos
uniformados a cargo de un mentecato de marca mayor. To-
tal, en eso consiste el igualitarismo: no en que todos seamos
muy inteligentes, lo que es un imposible, sino en que todos
seamos imbéciles, lo que conseguirlo no cuesta nada.
Con una salvedad de la que aún no alcanzamos a tener
noticia en el caso de Iglesias, el mentecato menor: Chávez,
el mentecato mayor, era un mentecato que dominaba el
arte de la mentecatez al extremo de ser capaz de corromper
a la Madre Teresa de Calcuta y de hacer eructar en público
a la Reina Isabel. A quien por poco no le estampa el sonoro
bembonazo de un zambo venezolano en pleno Palacio de
Buckingham, mientras le hacía entrega de una suerte de au-
torretrato: un papagayo al óleo. Nada raro: venía de estrujar
entre sus brazos en medio de su primera gira mundial al
Emperador Akihito, “el intocable”. De modo que no sería
sorprendente ver a Pablo Iglesias, el Mentecato, si nadie osa
darle una parada y se le permite entrar en burro y en alpar-
gatas al Palacio Real, sentarse en las rodillas de Doña Leticia
y darle un puñetazo de camaradería al Rey Felipe.
Todo esto me viene a cuento al leer la insólita boutade,
mejor dicho, rabiosa mentecatez con que se saca de la man-
ga su sabiduría política de tres al cuarto de catedrático de
la Universidad Complutense de Madrid –vaya antro, si por
sus frutos la reconoceréis– que el así llamado Welfare State,
Wohlstand Staat o Estado de Bienestar no fue un concepto
que se le ocurriera a William Temple en 1945, entonces
Arzobispo de Canterbury, en la que contraponía las políti-
cas keynesianas de posguerra al Warfare State (“Estado de
Guerra”) de la Alemania Nazi. Como lo ha definido con
precisión germánica el pensador alemán Claus Offe.
De ninguna manera. Según Iglesias, el mentecato, el
Estado de Bienestar y, por consiguiente, el capitalismo

537
Antonio Sánchez García

democrático o el llamado social capitalismo es un produc-


to rancio y auténtico de Joseph Stalin, el mayor tirano de
la historia de la humanidad desde los tiempos de Atila. El
hambreador de millones de ciudadanos soviéticos someti-
dos a una de las más terribles hambrunas de la moderni-
dad. Ni Roosevelt ni la socialdemocracia, ni los movimien-
tos sindicales del mundo entero ni la clase obrera tuvieron
parte en la necesidad del capitalismo por superar sus crisis
sistémicas abriéndose al amplio espectro del consumo ma-
sivo, la elevación del salario, la superación de la naturaleza
proletaria del trabajo asalariado y la tecnologización de los
procesos productivos.
Fue el horror a Stalin. En vida del cual no hubo un solo
adelanto en las condiciones sociales, laborales y políticas del
esclavizado proletariado y campesinado soviéticos. Al extre-
mo que muerto, la caída de la Unión Soviética comenzó a
escribirse. La verdad es contraria: en sus memorias, cuenta
Nikita Kruschev que a mediados de los sesenta esperaba por
fin verse en capacidad de impulsar el comunismo en todas
las Rusias según el maravilloso postulado marxiano: de to-
dos según sus capacidades, a todos según sus necesidades.
Ni él ni ninguno de quienes lo defenestraron y se fueron
defenestrando sucesivamente unos a otros pudieron repli-
car un átomo del Welfare State: antes de que los soviéticos
pudieran contar con el sueño de una lavadora o una nevera,
un carro o cualquiera de las comodidades que eran de uso
corriente en Occidente, caía el Muro y el bloque soviético
se venía abajo.
Es algo que ni los Castro, ni los norcoreanos ni Pablo
Iglesias quisieran asumir como un hecho consumado. Ma-
ñana saldrá con otra perla de ese calado, por ejemplo, que
gracias a Hitler y Auschwitz existe el Estado de Israel.
¡Cosas veredes, Sancho!

538
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

María Coraje
4 Diciembre, 2014

Muchos jueces son incorruptibles, nadie puede


inducirlos a hacer justicia.
Bertolt Brecht
Pobre de aquella generación cuyos jueces
deberán ser juzgados.
El Talmud

Tuvimos con mi esposa, Soledad Bravo, la inmensa for-


tuna y el honor de acompañar esta mañana 3 de diciembre
de 2014 a María Corina Machado a su presentación ante
la Fiscalía General de la República. La misma fiscalía que
se ha negado durante 14 años a hacer justicia por simple
notitia criminis, como en el pasado, o a requerimiento de la
población venezolana, perseguida, atropellada, escarnecida,
encarcelada, desterrada e incluso asesinada por un régimen
que pretende quedarse para siempre en el más puro estilo
totalitario, violentando todos los preceptos constituciona-
les.
Esa pieza esencial del aparataje seudo jurídico en tor-
no al cual se ha movido la maquinaria de la persecución

539
Antonio Sánchez García

del Estado chavista. Una institución que cristaliza, sublima


y condensa la hipocresía, la falsedad, la cobardía de una ca-
marilla que se ha negado a reconocer el sol de la verdad,
tapándolo con el sucio dedo de sus iniquidades. Sólo por-
que, montado el tinglado por un caudillo en andas de una
mayoría circunstancial y entronizado por el poder del aban-
dono de sus obligaciones por parte de todas las instituciones
violadas –particularmente de esta fiscalía, de este sistema
judicial, de esta policía y de estos ejércitos– se ha hecho con
el más brutal, inhumano, cruel e injusto de los poderes: el
de decidir por el capricho del caudillo a quién se le persigue,
encarcela y destierra. En último término, el poder sobre la
nuda vita: a quien se le despoja de todo atributo de humani-
dad y se le deja a la intemperie del horror, desnudo de todo
derecho. Aherrojado en brazos de la muerte.
El solo hecho de que esta fiscal y sus predecesores hayan
pertenecido a la izquierda revolucionaria cuando yo tam-
bién lo era, justifica mi decisión espiritual de apartarme de
toda complicidad con esa izquierda. Pues si quienes siguen
considerándose de tales cometen tales iniquidades, la iz-
quierda revolucionaria debe ser la cloaca del resentimiento,
del odio y la injusticia. Y el estalinismo ningún azar de la
historia, sino el atributo esencial de tal ideología, el mar-
xismo leninismo: mentir, robar, asesinar y culpar de men-
tirosos, ladrones y homicidas a sus enemigos. Todo por el
ansia de saciar la sed de Poder que los corrompe. Como lo
señalara Hannah Arendt en su estudio sobre el totalitaris-
mo: los totalitarios hacen de las víctimas, victimarios y ellos,
los victimarios, se proclaman sus víctimas.
Nada más irrebatible. Quienes intentaron asesinar a
un presidente de la República electo en condiciones de un
ejemplar civismo, ametrallando la Residencia Presidencial
en la que moraba su indefensa familia y montándose en las
escalinatas del Palacio Presidencial con sus tanques artilla-

540
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

dos, librándose de una muerte segura el entonces asediado


y legítimo presidente Carlos Andrés Pérez gracias a su sa-
piencia y coraje, ellos, quienes ocupan los más altos cargos
de la República sin que se lo impidan sus manos manchadas
de sangre y sus conciencias manchadas de estupros, usan la
sórdida mano de la fiscal general para acusar de pretender
asesinar a quien la manda y ordena. Sentando en el sillón
de los acusados a una de las más limpias conciencias de la
Patria: María Corina Machado. A quien, obedeciendo la
épica brechtiana bien le cabe el título de “María Coraje”.
Para mantenernos en la única moral que ha logrado insti-
tuir el marxismo, “una mujer imprescindible”. A juzgar por
el amor y la pasión con que hombres y mujeres humildes de
nuestro pueblo dejaban a nuestro paso por las calles del cen-
tro de Caracas sus labores y sus oficios para salir a abrazarla,
gritándole desde sus balcones “¡valiente, valiente!”, comien-
za a ser, sin duda, María Coraje, LA IMPRESCINDIBLE.
No estuvo la fiscal general frente al límpido rostro de
la Patria que ya no le pertenece, pues los suyos se la han
entregado en bandeja de plata, como Salomé la cabeza de
Juan el Bautista, al tirano cubano. Quien haya sido se vio
enfrentada a la mujer que no sólo representa el honor y la
honra de Venezuela. Sino que, casi sin lugar a dudas, la
combatiente que un día no muy lejano ocupará la presiden-
cia de la República. Ese día, los fariseos de la fiscalía y de
todas las instituciones hoy pisoteadas, serán expulsados de
sus templos. Ese día, los victimarios deberán enfrentarse a
sus víctimas. Ese día el deshonor será limpiado del rostro de
la Patria “y pagarán sus culpas los traidores”.
Escríbalo.

541
Antonio Sánchez García

¿Por quién doblan las campanas?


13 Diciembre, 2014

Desde los estoicos, en tiempos de la Grecia antigua,


los hombres advirtieron que ciertos sucesos parecían repro-
ducirse en forma casi mágica y ritual siguiendo una for-
ma cíclica, periódica, como si una voluntad sobrehumana
quisiera que los hombres no salieran del circular laberinto
del nacimiento y la muerte, el éxito y el fracaso, el premio
y el castigo. Los mayas construyeron toda su cosmogonía
y el sentido del tiempo siguiendo esa matriz primigenia.
Los katunes, sus siglos, repetían matemáticamente los su-
cesos y personajes, las fortunas y las desgracias, las venturas
y desventuras de este valle de lágrimas. Al extremo que al
nacer recibían mayas y aztecas y antes de ellos los toltecas,
el inexorable sino de sus vidas. Nietzsche fue el último gran
pensador en someter ese pensamiento a la razón filosófica
en una de sus obras cumbres, La Gaya Ciencia. Es el mito
del eterno retorno. 
Llevo tiempo pensando en el mítico castigo de los dio-
ses al ver de qué forma exacta, casi matemática, se cierra
el período abierto el 4 de febrero de 1992 con circuns-
tancias que sólo un desprevenido podría achacar al azar.

542
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Nacimiento, gloria, decadencia y caída de la Quinta Repú-


blica. Exactamente a medio Katún, a dos décadas y la má-
gica cifra de veinte años como medida del paso del tiempo,
para nosotros los latinoamericanos por lo menos desde que
Gardel y Lepera compusieran ese maravilloso e inolvidable
tango del eterno retorno llamado Volver, los dioses sacaron
del juego al padre de la criatura castigándolo con el espan-
toso sufrimiento de ese monstruo devorador de entrañas
no por casualidad llamado cáncer. El Prometeo venezolano
que convocaba y seducía multitudes murió como un perro,
solo y entregado con su nuda vita frente a la atroz determi-
nación del destino. Para mayor condena, en un cuarto de
una clínica habanera, lejos de los suyos, su tierra y su cielo,
recibiendo el pago del dolor y el delirio en donde se cum-
plieron todos los presagios, en el enfermo y destartalado
corazón de la tiranía castrista. ¿Querías ser hijo dilecto de
Fidel Castro? ¡Toma ya, revienta en sus brazos!
Todo lo que sucediera desde entonces, mentiras más
mentiras menos, su realidad ridiculizada “à la venezuelien-
ne” en un maloliente esperpento puesto como una guinda
en una torta sobre un rancherío del cuarto o quinto mundo,
–la Venezuela chavista no da para tener a su Napoleón en
un santuario como Les Invalides, de París, sino en el omi-
noso “cuartel de la montaña”, principio y fin de su tragico-
media– ha sido el cumplimiento del mito del eterno retor-
no cuando se aproxima al cumplimiento del ciclo. Como
nadie lo expresara mejor que los ya mencionados Gardel y
Lepera: “Cuesta abajo en mi rodada las ilusiones pasadas yo
no las puedo arrancar”. Es la desaforada película de la caída,
decadencia y muerte de la Quinta República que estamos
viviendo en cámara acelerada de la mano de una pandilla de
parvenues y delincuentes que tienen la impagable virtud de
poner sobre la mesa, sin maquillaje alguno, el tripero de lo
que siempre fue, quiso ser y será el llamado socialismo del
Siglo XXI: sangriento y maloliente saqueo del subdesarro-
llo.

543
Antonio Sánchez García

Reviso viejos archivos en busca de la caída en la im-


popularidad de todos los presidentes democráticos –desde
Rómulo a Caldera II– y me encuentro con dos sorpresas: el
peor calificado cuando vagaba por los pasillos desiertos de
Miraflores, como todos los presidentes en trance de mutis
por el foro, fue Luis Herrera Campins, con un 83% de re-
chazo y un correlativo 17% de aprobación. El que menos
sufrió del desprecio público a su salida fue Jaime Lusinchi,
que superaba el 60% de aprobación. Las razones fueron
obvias: Herrera cargó sobre sus espaldas con la bíblica ex-
pulsión de los venezolanos del paraíso del 4.30, que llevaba
más de medio siglo, desde los tiempos de Gómez, resistien-
do todos los embates y situando al bolívar entre las mone-
das más duras y estables del mundo. Si no la más dura y la
más estable. Lusinchi jugó al ficticio paraíso de financiar
las importaciones raspando todos los dólares preferenciales
que quedaban en el Banco Central. Cada dólar que mal-
versaba de sus arcas para fingir que seguíamos siendo ricos
le elevaba su popularidad en 10 puntos porcentuales. Pérez
tuvo que cargar, literalmente, con el muerto y pagar todos
los platos rotos desde su primer gobierno. Y aún así: cuan-
do las vírgenes vestales del golpismo, encabezadas por José
Vicente Rangel y su carnal Escobar Salom, seguidos por los
trompetistas de Jericó de los medios, exigían su renuncia,
no superaba en rechazo a Herrera Campins.
Son hechos,  “facts”  los llaman los adoradores del po-
sitivismo de estirpe anglosajona. Como es un hecho que
cuando CAP se asomaba al abismo, el país ni estaba cruel-
mente dividido, ni arruinado, ni devastado, ni consumido.
La cesantía bajaba del 6%, la inflación había sido controla-
da, el PIB acababa de alcanzar un 10% de crecimiento. Los
sectores populares ni estaban desbordados por el hampa, ni
la inseguridad era el terrorífico monstruo de todas las clases
y sectores, como hoy, ni había desabastecimiento de nada.
La economía no podía ir por mejor camino. El colmo del

544
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

crimen era un arrebatón. Los presos se armaban de chuzos


hechos con largueros de catre. Los Pranes no habían nacido.
Tan es así que rizando el rizo del absurdo hasta uno de los
ángeles exterminadores de esa casi doméstica utopía, el au-
tor de “Por estas Calles”, Ibsen Martínez, acaba de pintarlo
en un brillante artículo sub specie autocrítica con estas tex-
tuales palabras: “Venezuela era un país pacífico, democrático,
plural, laico y solidario donde el petróleo obraba como gran
amortiguador de las inequidades”. El problema fue de ópti-
ca estrictamente política: Venezuela, incluido desde luego
nuestro querido Ibsen, se negó a ver la realidad, encegueció,
se sacó los ojos, creyó en pajaritos preñados y sufrió la más
grave regresión de sus tiempos de modernidad. Corriendo
en brazos de eso que en un rasgo de su cultura anglosajona
el mismo Ibsen llama “la distopía militariza del chavismo”.
Para los ajenos a la semántica: distopía es un término in-
ventado durante el Siglo XIX por John Stuart Mill, quien,
como nos lo recuerda Wikipedia, también empleaba el si-
nónimo creado antes por Jeremy Bentham de cacotopía para
describir una anti utopía, una utopía mala o como hubiera
podido decir el mismo Chávez en uno de sus arrebatos de
arrechera “una utopía de mierda”.
La contrafigura del paisaje de fin de mundo que impera
al día de hoy, del otro lado del espejo de Alicia, la venezo-
lana, cuando Maduro, por mi muy injustamente traído a
colación comparándolo con CAP, a mi parecer el político
más importante del siglo XX luego de Rómulo Betancourt,
se hunde en las brumas draculianas de su apocalipsis de
alpargatas. Digamos: que si CAP cayó contando con esas
circunstancias favorables, nadie en su sano juicio puede sos-
tener que Maduro, acorralado por el hampa que su régimen
prohijara para infundir el terror entre los sectores populares
como mecanismo de dominación, acechado por una devas-
tación económica que juega garrote, también de adrede em-
pujada al abismo por el castrochavismo para hacer caída y

545
Antonio Sánchez García

mesa limpia, repudiado por tirios y troyanos por su insólita


incapacidad política, a las puertas del mayor descalabro de
los precios del petróleo en toda su historia, odiosa y servil-
mente al servicio de la tiranía del Caribe, heredada por la
monstruosa traición a la patria de su padre putativo, pueda
aguantar lo que CAP II no pudo.
Por eso y mucho más, las campanas comienzan a doblar
a responsos. Quien crea que atravesará el páramo del Con-
de Drácula indemne, así sea en una andadera construida y
cargada por los carpinteros de AD y PJ –en una reedición
del auxilio brindado por Alfaro Ucero al tambaleante Rafael
Caldera– puede ir de urgencia al próximo oculista. Hay que
estar ciego para no ver que estamos llegando al final del
Quinto Reino. Y que como bien enseñaron los evangelios:
“los últimos serán los primeros”.
Escríbalo.

546
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Cuba, la triste y desventurada historia


de nuestra tragedia
19 Diciembre, 2014

1
“Es una verdad incontrovertible que el triunfo de la re-
volución castrista ha sido, y es todavía, el más trágico acon-
tecimiento de la historia de Cuba.” No lo dijo cualquier
hijo de vecino. Lo dijo Carlos Franqui, el más importante
de los intelectuales que acompañaron a Fidel Castro desde
los tiempos de la Sierra Maestra, en donde montó y dirigió
Radio Rebelde, la primera voz de las guerrillas que se ha-
rían con el control de la sociedad cubana para instaurar la
más atroz y horrenda de las tiranías, aquella que dejó corto
el pavoroso pronóstico del cuñado de Fidel Castro, Rafael
Díaz-Balart, que conociendo al personaje que se casara con
su hermana Mirtha y con quien recorriera todos los Estados
Unidos se negó de plano a aprobar en el parlamento cuba-
no la ley de amnistía contra el cerebro ductor del asalto al
Cuartel Moncada con las siguientes palabras premonitorias:
“Fidel Castro y su grupo solamente quieren una cosa: el po-
der, pero el poder total, que les permita destruir definitiva-
mente todo vestigio de Constitución y de ley en Cuba, para

547
Antonio Sánchez García

instaurar la más cruel, la más bárbara tiranía, una tiranía


que enseñará al pueblo el verdadero significado de lo que
es la tiranía, un régimen totalitario, inescrupuloso, ladrón
y asesino que sería muy difícil de derrocar por lo menos en
veinte años.”
Dentro de unos pocos meses la profecía del doctor Ra-
fael Díaz-Balart cumplirá sesenta años, tres veces la magni-
tud temporal que a él, por aquellas fechas de intensa gue-
rra fría, le parecía el desiderátum de una tiranía totalitaria.
Hacía un par de años se había puesto fin a la Guerra de
Corea y cinco años habían transcurrido desde el triunfo de
la revolución china. Se desataba el paréntesis abierto desde
el fin de la Segunda Guerra Mundial y todo hacía presagiar
una era de conflictos globales sin precedentes, limitada en
un extremos por guerras acotadas, territoriales – como las
de Corea y Vietnam -, y en el otro extremo por la amenaza
de un apocalipsis nuclear. Se vivieron 11 presidencias nor-
teamericanas, siete Pontífices y toda la historia de la demo-
cracia venezolana, incluidos quince años de su devastación.
Y lo trágico, lo irreparable, lo verdaderamente aterrador ha
sido constatar que en esos sesenta años que vieran el más gi-
gantesco despliegue de las fuerzas productivas de la historia
de la humanidad, del desarrollo tecnológico, del dominio
mediático del planeta y el exitoso inicio de la conquista del
espacio, la bárbara tiranía establecida por el caudillo más
devastador que haya visto este hemisferio, cualitativamente
tan bárbaro, inescrupuloso y genocida como Adolf Hitler o
Josef Stalin, no encontrara una auténtica, masiva y podero-
sa resistencia de un pueblo que no sólo se doblegó y se puso
de rodillas, sino que lo ovacionó, lo veneró, lo santificó y lo
elevó a las altares del heroísmo y al santuario de la historia
de Cuba, de América Latina, del hemisferio y posiblemente
del planeta.
Lo aterrador ha sido el ominoso y humillante si-
lencio con que el pueblo cubano se rindiera a los pies de la

548
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

barbarie sin decir esta boca es mía. Así la brutal represión


policiaca del Estado totalitario coartara toda expresión de
disidencia y castigara incluso con la muerte a quien osa-
ra levantar la voz. Como ominosa ha sido la comparsa de
complicidad, de alcahuetería y connivencia con que las éli-
tes políticas, intelectuales y empresariales del Hemisferio le
rindieran pleitesía al tirano.

2
“El estilo es el hombre” –afirmó Georges Louis Leclerc,
conde de Buffon, el enciclopedista francés. Y así suene des-
considerado con un pueblo que puede preciarse de no pocos
logros en el mundo de las letras y las artes, si bien su reco-
nocimiento universal corre a cargo de la guaracha, la rumba
y el danzón, lo cierto es que el lenguaje popular cubano ha
acuñado un término que debe ser seriamente considerado
por especialistas en antropología cultural como espejo de
conciencias. Y que se me perdone la desconsideración, pero
a fin de dar con el meollo de mi argumentación me veo en
la obligación de mencionarlo: “comer mierda”.
Ninguna definición puede explicar de manera más ca-
bal el ominoso sometimiento del pueblo cubano que no
quiso, no pudo o no tuvo los medios como para enfrentarse
a la tiranía salvo, precisamente, la que expresa esa capaci-
dad sobrenatural de los cubanos para tolerar lo intolerable,
hacerse cómplices de lo repudiable, compartir lo execrable
y llevar a cabo la sistemática demolición de lo mejor de su
propia historia, de su propia sociedad y de su propia cultu-
ra. Dando incluso su sangre en aventuras al servicio de la
megalomanía inconmensurable de su Tótem, montado en
las cumbres de la adoración sobre una montaña de cadáve-
res.
Ese es un capítulo digno de un análisis antropológico
cultural, como aquellos de los que era capaz el más grande

549
Antonio Sánchez García

de los antropólogos cubanos, Fernando Ortiz. Pues sus de-


terminaciones ontológico estructurales trascienden el ám-
bito estrictamente político para adentrarse en el laberinto
de la pervertida alma de la afrocubanía. ¿Por qué un pueblo
capaz de magníficas expresiones de integridad moral y sa-
crificios sin par, como aquellas de las que hiciera gala un
cubano de inmensa grandeza, como Huber Matos, en la
mejor tradición martiana, puede haberse rebajado a lamer
las suelas de un personaje más cercano a la brujería, el cau-
dillaje y la barbarie africanas como Fidel Castro, incólume
en su homicida crueldad? Provoca establecer paralelos con
la extraordinaria novela de Joseph Conrad, El corazón de
las tinieblas. Y Kurz, el personaje que se adentra en el cora-
zón del Congo para instaurar su reinado de vasallaje, cani-
balismo y barbarie.
Capítulo aparte merece la connivencia de las élites po-
líticas hemisféricas de toda suerte y condición con la tira-
nía castrista, sus usos, abusos y prácticas violatorias de los
derechos humanos. A dicha connivencia se refirió en un
extraordinario artículo la socióloga venezolana Elisabeth
Burgos al definir el comportamiento de la dirigencia polí-
tica latinoamericana como absolutamente obsecuente con
la dictadura castrista, élite a la que caracterizó como “rehén
del castrismo”. De reformistas de izquierda a conservadores
ultramontanos y de socialdemócratas a socialcristianos di-
chos “rehenes del castrismo” evaden toda mención crítica
a la tiranía cubana y sus adláteres, pero se lanzan como pe-
rros de presa al ataque frente a dictaduras de derecha. Bien
podrían ellas reivindicar el dictum originario, según dicen,
de Roosevelt, quien al defender al impresentable dictador
nicaragüense Anastasio Somoza habría dicho: “ciertamente
es un hijo de p…, pero es ‘nuestro’ hijo de p…”.

550
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

3
El sátrapa venezolano impuesto por los Castro en el
lecho mortuorio de Hugo Chávez pasará a la historia por
haber protagonizado el capítulo más ominoso, patético y la-
mentable de nuestra historia contemporánea: sirviendo ser-
vilmente a la tiranía cubana y sintiéndose guapo y apoyado
por el averiado portaviones castrista creyó que el destino le
enviaba un salvavidas en el último minuto, estando a punto
de naufragio para que se aferrara al tablón del antiimperia-
lismo yanqui. Se habrá dicho: si Fidel aguantó medio siglo
aferrado a la boya del antiimperialismo, yo, que estoy ha-
ciendo aguas hasta por las orejas, seguiré sus pasos. Llamaré
a Raúl, le pediré algunos consejos de cómo darle en la mera
madre a los yanquis, me pondré en contacto inmediato con
mis colectivos, sacaré a mis huestes a la calle, pondré a bra-
mar a Caracas y de ese segundo aire viviré hasta diciembre
del 2019.
Cuando el intento por movilizar a sus masas de respal-
do capotaba estrepitosamente y un puñado de funcionarios
públicos iban a pasar lista a la Avenida Bolívar, para salir de
inmediato a vaciar los negocios circundantes donde se ru-
moreaba que había leche en polvo y harina pan, el personaje
político más desprestigiado del país hacía acto de presencia
en la desangelada tarima: José Vicente Rangel, símbolo del
antiimperialismo norteamericano. Abundan los libros en
donde se cuenta de su mal habida fortuna, sus carros de
lujo, sus mansiones y sus cuentas bancarias en Los Estados
Unidos.
Pero nada de toda esa farsa de mala muerte hacía pre-
sumir que, desde hacía meses, si no años, Obama y Raúl
Castro afinaban los últimos detalles para ponerle fin a la
estúpida comedia del odio recíproco alimentado por el sa-
tánico Fidel Castro para aguantarse en el macho hundiendo

551
Antonio Sánchez García

a la Isla en la más abyecta de las cloacas de su historia. Una


cloaca con epidemia de ceguera, miles de balseros devora-
dos por tiburones, hambre al por mayor, presos pringados
de excrementos, miles de guerrilleros asesinados en el con-
tinente y ese mismo tiempo de tiranía perdido por genera-
ciones y generaciones de latinoamericanos. Una historia de
penurias, fracasos y desgracias.
A la vejez, viruela. Cuando Cuba colgaba de los mocos
de ese par de decrépitos ancianos y necesitaba con urgen-
cia sacar la cabeza del pestilente pantano de la miseria y el
hambre en que la hundiera el fin del financiamiento de la
Unión Soviética y pedirle auxilio con urgencia a los Estados
Unidos, un verborreico y delirante llanero venezolano –de
esos lenguaraces y funambulescos que plagan la historia del
folklore venezolano– vino a tirarles la soga del petróleo y a
mantenerlos a flote. Hasta que, extraviado, terminó muerto
en brazos de nadie. Que ni Fidel ni Raúl son compasivos
como para calarse a un moribundo que se llevaba consigo la
clave de la riqueza: su lengua.
Muy pocos entendieron que la muerte de Chávez anun-
ciaba responsos para la agónica revolución cubana. Pues el
sujeto que él y sus padrastros pusieron en su lugar no daba
la talla. Hundiría en la ruina al país más rico de la región,
dependería de las instrucciones habaneras hasta para ir a
desaguarse a las letrinas de PDVSA y muy pronto se des-
moronaría como cuenta la leyenda judía que se desmoronó
el Golem, un siervo hecho de barro que al volverse arena
aplastó a los estúpidos que lo habían amasado.
Muerto Chávez, su vacío llenado con ese fantasmón
torpe e inútil que duerme en Miraflores, el petróleo por los
suelos y el hambre en los talones, los Castro hicieron lo que
buscaban desesperadamente: entenderse con los demócratas
antes que llegaran los republicanos y arriar sus banderas.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Por fin se rindieron. Y mandaron al hemipléjico de bigotes


a los quintos infiernos. Más no se puede pedir. Ahora, la
tarea es nuestra. Terminar de aventarlo de una buenas vez
y volver a ser la República que un día fuéramos. Gracias
Obama, Bye bye, Raúl. Nos vemos en democracia.

553
Antonio Sánchez García

No llores por mí, Hugo Chávez


20 Diciembre, 2014

La historia de América Latina es la historia de un fracaso.


Carlos Rangel

Luego de oír la noticia y de haberla digerido en medio


de mi estupor, detuve el automóvil en el que me pareció el
lugar menos transitado, a la sombra de una gigantesca enci-
na, y me senté al borde de la carretera. Recordé ese momen-
to de desesperanza y tribulación cuando Brecht, haciendo
lo mismo mientras le reparaban el neumático reventado,
se preguntaba a qué tanto apuro, si ya no había adónde ir.
Las tropas soviéticas estaban aplastando la insurrección de
Budapest y el sueño de Lenin yacía esparcido por entre los
cadáveres de los húngaros aplastados por los tanques del
Pacto de Varsovia.
De eso hace poco más de sesenta años. Gran parte de
mi vida transcurrida desde entonces, la única que me ha
sido dada, se la entregué a la revolución que brotaría del
último rincón imaginable del Caribe, en gran medida, si no
en medida fundamental, movido por el ejemplo de Fidel
Castro, del Che Guevara y de una tropilla de zarrapastrosos

554
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

que parecían animar la utopía por la que murieran millo-


nes y millones de seres humanos desde los tiempos de La
Comuna de París y el asalto al Palacio de invierno. Que
provocara, justo es recordarlo, la reacción en cadena del na-
zismo alemán y desatara la mayor conflagración conocida
por la humanidad, con un saldo de más de cien millones de
cadáveres, seis millones de ellos gaseados en la acción más
ominosa y cobarde de que los hombres tengamos memoria.
Y que si por él hubiera sido, habría desatado una confla-
gración atómica que pudo haber terminado con la historia
humana.
Una vida interrumpida hace cuarenta y un años de ma-
nera brutal, desgajada de sus raíces y echada a la intemperie
del destierro, todo por haber creído en la palabra de quien
juró estar dispuesto a hundir la isla en las profundidades de
la fosa del Caribe antes que rendirse al enemigo del hom-
bre, el capitalismo imperial, los Estados Unidos. A los que
les había declarado la guerra a muerte. Arrastrado por ese
fulgor, cientos de mis compañeros de partido perdieron sus
vidas y miles de mis compatriotas fueron asesinados o lan-
zados al vendaval de la miseria, el exilio, la desesperanza.
Como generaciones enteras de latinoamericanos que creye-
ron que Cuba era el primer territorio libre de la región. La
Numancia de la modernidad.
Y cuando creí haberme salvado del naufragio y juraba
haber descubierto por fin la felicidad arrojado a las playas
de la que consideré desde entonces una tierra prometida,
ya definitivamente desengañado y perfectamente en claro
que esa revolución había sido algo mucho peor que una
estafa, una impostura, una fabulación, para ser en verdad
una lamentable y estúpida tragedia, debí asistir con estupor
al deslave del más estúpido, más irracional, más delirante y
más absurdo de los procesos que un historiador imaginarse
pueda: la entrega, llave en mano, de esta Tierra de Gracia,

555
Antonio Sánchez García

rica en bienes y perfectamente capacitada para ser una suer-


te de paraíso real, a los estafadores, a los embaucadores, a
los tiranos del Caribe. Los culpables de medio siglo perdido
para millones de latinoamericanos.
Digamos: como muchos de los de mi quinta, sufrí do-
ble naufragio. Haber salvado la vida de la incomprensible
tragedia chilena para venir a perderla en la estúpida tragi-
comedia venezolana. Autor intelectual de ambos derrapes:
Fidel Castro, el comunismo y la izquierda latinoamerica-
na. Y mundial. Que no aprendió, no aprende ni aprenderá
jamás que, como decía Jorge Luis Borges, no existen más
paraísos que los paraísos perdidos. Paraísos, agrego yo, que
vivimos a diario donde brilla el sol de la libertad y sólo un
menguado, un débil mental, un irresponsable sin remedio
podría destruir para salir en busca del fuego fatuo del cas-
trocomunismo. Acúsome, padre.
¿Cómo no habría de anonadarme saber que horas des-
pués de que el sátrapa de los Castro en la devastada Tierra
de Gracia convocara a una patética marcha antiimperialis-
ta, Barack Obama y Raúl Castro restablecían las relaciones
diplomáticas, enterraban la oxidada y carcomida hacha de
guerra, derrumbaban de un soplido el segundo Muro de la
Vergüenza y le enseñaban al mundo que la revolución no
había sido más que el insensato, el atribulado, el pesadilles-
co sueño de una noche de verano, que los sesenta años de
antiimperialismo no habían causado más que desastres, ce-
gueras, hambrunas y desesperados pataleos de un naufragio
sin salvación y que la que un torpe, un lenguaraz, un ambi-
cioso y estúpido militar venezolano había llamado la Isla de
la Felicidad no era más que el burdel que Cuba siempre fue
y que todos sus dolientes podían, por fin, tirar el Manifiesto
al basurero de la historia?
No lloré por esos sesenta años de oscuridad y vacío, de
reniegos, de sangre, de desesperación, de estupidez infinita.

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Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

Miré en derredor, vi pasar los últimos mohicanos de la es-


tulticia chavista, los muertos de Puente Llaguno, los jóvenes
asesinados por la maldad infinita de la mediocridad nacio-
nal, los años y años de mis amigos pasados en las mazmorras
de un régimen corrupto cuyo único sentido fue darle unos
segundos más de vida a un muerto en vida. Volví a la carre-
tera y supe que la historia volvía a traicionarnos: los tiranos,
como los árboles, mueren de pie. Hubieran merecido morir
ahorcados.

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Antonio Sánchez García

La farsa capitolina, un siglo en vano


23 Diciembre, 2014

Hace ya más de un siglo, en la revista La Alborada que


acababa de fundar a sus veinticinco años con sus amigos
Julio Planchart, Enrique Soublette, Julio Horacio Rosales
y Salustio González Rincones, nuestra cumbre de las letras,
Rómulo Gallegos, refiriéndose al congreso de comienzos de
siglo, que sesionaba, recién instalado Juan Vicente Gómez,
bueno es recordarlo, exactamente en el mismo escenario en
que se escenificara el bochornoso acto de insolencia gol-
pista y dictatorial de hoy, cuando en presencia y de hecho
con la previa aprobación – por U N A N I M I D A D, se
encargaron de recalcarlo hasta el cansancio los sigüises de
la dictadura – del sector supuestamente representante de la
oposición democrática, expresó textualmente lo siguiente:
“Harto es sabido que este Alto Cuerpo –se refiere al Con-
greso de la República, vale decir, a los antecesores de los se-
ñores que hoy fungían de parlamentarios de esta república
bolivariana de Venezuela– en quien reside, según el espíritu
de la Ley, el Supremo Poder, ha sido de muchos años a esta
parte un personaje de farsa, un instrumento dócil a los des-
manes del gobernante que por sí solo, convoca o nombra

558
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

los que han de formarlo, como si se tratara de una oficina


pública dependiente del Ejecutivo y cuyas atribuciones es-
tán de un todo subordinadas a la iniciativa particular del
Presidente. Naturalmente éste escoge aquellos delegados entre
los más fervorosos de sus sectarios, seleccionando, para la menor
complicación, aquellos partidarios incondicionales cuyo más
alto orgullo cifran en posponer todo deber ante las más arbitra-
rias ocurrencias del Jefe. Estos son los hombres propios para
el caso y como además, en la mayoría de las veces, adunan a
esta meritoria depravación moral, una casi absoluta inca-
pacidad mental, la iniciativa del Presidente, después de ser
posible llega a convertirse en necesaria”.
Perfectamente aplicable a nuestra situación, si bien con
una diferencia abisal: el presidente que los nombró por ser-
viles, fanáticos y obsecuentes, está muerto. Son los sobrevi-
vientes de una farsa que vive sus últimos minutos. Puedo
adelantar con suficiente elementos de juicio que entre esos
hombres que personificaban “esta meritoria depravación mo-
ral y una casi absoluta incapacidad mental” no se encontra-
ban espalderos, asesinos, ladrones ni capitanes de industria
enriquecidos brutalmente a la sombra del arbitrio absoluto
del Poder. Y la farsa a la que se refiere Rómulo Gallegos
no implica la existencia de fracciones dizque opositoras dis-
puestas a cohonestar las arbitrariedades que a bien tuviera
la bancada de depravados morales e incapaces mentales al
servicio del dictador de turno. En ese caso, del compadre de
Cipriano Castro, tan locuaz, tan delirante, tan irresponsa-
ble y abusivo como quien designara a los sobredichos, pero
con suficiente testosterona patriótica como para enfrentar a
quienes osaran “hollar el suelo de la Patria”.
Este “instrumento dócil a los desmanes del gobernante”
ha cumplido hoy a cabalidad las funciones que Gallegos
le asignara a la farsa parlamentaria del castrogomecismo:

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Antonio Sánchez García

actuar como si formara parte “de una oficina pública depen-


diente del ejecutivo y cuyas atribuciones están de un todo subor-
dinadas a la iniciativa particular del presidente”. Lamentable
reiteración de taras tan antiguas, que ya parecen ancestrales.
Pero aunadas al patético papel interpretado en la farsa por
quienes, con su presencia, legitiman el siglo transcurrido.
Le dan a esa oficina pública, tan aleve, tan espuria y tan
bárbara como la que enfrentaba nuestro gran novelista, un
barniz de moderna representación ciudadana y cohones-
tan, con sus supuestas “unanimidades”, la flagrante, insó-
lita y escandalosa violación a los derechos consagrados en
la Constitución, incluso de ésta, cortada a la medida por el
reciclado Cipriano Castro de nuestra tragedia. Muy posi-
blemente ya a la espera, luego de este fantasmón transitorio,
de su correspondiente Juan Vicente Gómez.
Uno de los más viles argumentos de esa seudo oposi-
ción, obsecuente y maniatada por sus propios prejuicios e
incapacidades, cayó por los suelos: los individuos nombra-
dos por ese parlamento de pacotilla lo hicieron en vista y
presencia plena de los diputados electos en 2010. Con ple-
na participación opositora. No se deben a abstención algu-
na, como han insistido en sostener, sin excepción ninguna,
todos los miembros de los partidos de la Mesa de Unidad
Democrática, sus portavoces y personeros. Allí estaban pre-
sentes, si bien con el rostro entre las piernas.
Quien se deja humillar, merece que lo humillen. Hoy
no hubo una sola voz que se alzara con la dignidad de he-
cho, no de palabra, de quien se niega a aplastar sus propios
principios. Una triste, lamentable y patética jornada de uno
de los días más aciagos para los demócratas venezolanos.
Precisamente, cuando quienes detentan el poder y proce-
den como hoy lo han hecho penden de un hilo. Una brutal
contradicción que es muy importante tener presente, cuan-
do la historia, más temprano que tarde, termine de dictar
su sentencia.

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APÉNDICE
FOTOGRÁFICO
El poder que tiene el gobierno para meter a un hombre en la cárcel
sin formular ninguna acusación conocida por la ley,
y en especial para negarle el juicio de sus semejantes,
es aborrecible en gran medida, y constituye el fundamento de todos
los gobiernos totalitarios, ya sean nazis o comunistas.

Winston Churchill
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ÍNDICE

Prefacio ...................................................................... 9
Del editor ................................................................. 13

ENERO
Rómulo Betancourt y Fidel Castro ........................... 19
La Venezuela del horror .......................................... 26
La tormenta perfecta ............................................... 30
Días de dolor y pesadumbre .................................... 34
Un 23 de enero: tal día como hoy ............................. 37
Confesiones imprescindibles: Carlos Andrés Pérez y
Simón Alberto Consalvi ........................................ 41

FEBRERO
A 22 años de aquel nefando 4 de febrero de 1992 ..... 49
La tenacidad de la estupidez ..................................... 55
Los libros que somos ................................................ 59
Los apaciguadores .................................................... 63
Los días de la ira: Maduro y los paramilitares ........... 69
El Foro de Sao Paulo, la vieja y la nueva izquierda .... 74
El chantaje de la unidad ........................................... 81

MARZO
¡La economía, idiota! ............................................. 89
La interpretación cristológica y hermenéutica de
Nicolás Maduro .................................................... 92
Fernando Gerbasi .................................................. 96
Venezuela y la “objetividad” de los medios

591
Antonio Sánchez García

internacionales ...................................................... 99
La violencia ......................................................... 106
Maduro, el apparatschick ...................................... 111
El invitado ausente .............................................. 114
La revolución democrática del siglo XXI ............. 119
Los caminos de la libertad ................................... 126
La gran mascarada ............................................... 129
La recomendación de Rómulo a AD: enfrentar la
dictadura o callar para siempre ............................ 135
El discreto encanto de los Cancilleres de Unasur ..140

ABRIL
Golpe y Estado en Venezuela .............................. 149
El milagro ............................................................ 155
La venganza de Fidel ........................................... 161
El rey está desnudo .............................................. 167
Las cuatro verdades .............................................. 171
Las cuatro falacias ................................................ 177
Venezuela vive su más grave crisis de excepción ... 183
La MUD y el desafío de la historia ...................... 186
Los sibilinos ........................................................ 190

MAYO
El norte ............................................................... 197
El horror al K.O. ................................................. 200
Sofía cumple 90 .................................................. 205
La MUD en la encrucijada .................................. 209
Poleo en diciembre .............................................. 215
Marxismo, nazismo, comunismo y teoría crítica .. 220
Nazismo o comunismo, las dos caras de una mis-

592
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

ma moneda ......................................................... 226


Pensamiento y acción: no hay otro camino .......... 230
Poleo en mayo ..................................................... 234

JUNIO
La renuncia ......................................................... 243
Dios y el Diablo en la tierra del sol: Jorge Ro-
dríguez y la razón de Estado ............................ 248
La traición de los demócratas ............................... 254
Esperando a Godot o el silencio de los culpables .. 258
La diplomacia cómplice ....................................... 263
Jorge Giordani y el fin del proceso ....................... 266
Dieterich, el charlatán de feria ............................. 272
Los que dicen que no pero siempre juraron que sí.. 275
Cuba, las FAN y la MUD, una mesa de tres patas.. 278

JULIO
La constituyente .................................................. 285
Los vacilantes ...................................................... 289
Medios en venta .......................... 293
Encuentros y desencuentros ante “el tiempo que
resta” ....................................................................296
La Acción Democrática que un día fue ............... 300
¿Quiénes compraron El Universal? ...................... 306
Platón y el síndrome de Siracusa ......................... 310
Licencia para matar ..............................................317
Política y criminalidad: bailando con cráneos .......321
El fascismo castrochavista y la teoría de las bandas

593
Antonio Sánchez García

delectivas ..............................................................327
Persona non grata ................................................ 334
El reino de la barbarie .......................................... 339

AGOSTO
Cambio al timón ................................................. 347
Monumentos y retrocesos .................................... 351
Consultores 21: crisis y perspectivas .................... 354
Una fecha para recordar ...................................... 360
Crisis de pueblo, crisis de nación ......................... 363
La revolución traicionada .................................... 367
El traumático, accidentado y difícil parto de la con-
certación democrática chilena .............................. 371
La larga noche de nuestra barbarie ....................... 375
Lumpensocialismo, Lumpendictadura ................. 378

SEPTIEMBRE
Dialéctica de la barbarie ...................................... 387
Santos, el tartufo ................................................. 393
Las bombas de la ira ............................................ 395
La muerte de Salvador Allende ............................ 398
El fascismo a la Kirchner ..................................... 404
El duelo .............................................................. 407
La encuesta Keller: el terremoto del liderazgo con-
tinúa ................................................................... 410
Antonio Ledezma ................................................ 414
La MUD en la encrucijada .................................. 418
¿Por qué? ............................................................. 425
Elogio de la violencia .......................................... 428

OCTUBRE
La noche de los cuchillos largos o cuando la revolu-

594
Corresponsal de guerra VENEZUELA 2014

ción devora a sus mejores hijos ............................ 435


Tal día como hoy: al Che, in memoriam .............. 442
Sérguei Kirov o del asesinato como instrumento
político ................................................................ 448
El reino maravilloso de las encuestas ................... 455
Al borde de la catástrofe ...................................... 459
El fascismo tropical ............................................ 466
Del abstencionismo y otras iniquidades ............... 472
Las enseñanzas del 5 de marzo ........................... 478
Carta Abierta al padre Arturo Sosa S. J. ............. 482

NOVIEMBRE
La caída del muro, el Foro de Sao Paulo y América
Latina .................................................................. 493
España en la encrucijada ...................................... 500
Ich habe noch einen Koffer in Berlin ................... 504
Rossetta, Philae y el desprecio a la razón .............. 506
Iglesias, el demagogo ........................................... 509
El populismo, nuestra tara congénita ................... 514
El Che Guevara y el fin de la utopía: memorias del
muro ................................................................... 520

DICIEMBRE
Cuando Caracas fue la capital de la música lati-
noamericana ................................................... 529
Pablo Iglesias, el mentecato ................................. 535
María Coraje ....................................................... 539
¿Por quién doblan las campanas? ......................... 542
Cuba, la triste y desventurada historia de nuestra
tragedia ............................................................... 547
No llores por mí, Hugo Chávez .......................... 554
La farsa capitolina, un siglo en vano .................... 558
APÉNDICE FOTOGRÁFICO ................................. 563

595
Esta edición de Corresponsal de Guerra Venezuela 2014® de
Antonio Sánchez García, fue realizada en la ciudad de Caracas.
Se imprimió en los talleres de Ediciones Nueve 12 C.A. en el mes
de enero del año dos mil dieciséis.
En su elaboración se utilizaron las fuentes tipografías Adobe
Garamond Pro® y Swis 721®.

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