Primer Poema

Primer versión

Tu boca hace guardia sobre mí y sólo espero sangrar. Una gota cae sobre tus labios y asoman platinados
colmillos. Tus oscuros ojos me atraen a perderme en el laberinto de tu mente. Me sedujiste; me
cautivaste. Y no veía la salida, tampoco la buscaba. Ahora mi empresa es hallar el cáliz de donde beber
tu amor, en cambio, ingiero mi propia alma. Vuelvo a caminar, grito y el eco me enseña el sendero. Una
voz me susurra que suba la colina, que allí encontraré mi recompensa ¿Qué recompensa? Avanzo
agazapado cual guerrero jaguar en la danza prelúdica a la batalla. Siento el suelo caer a mis espaldas,
tengo desconfianza de voltear la cabeza y quedarme encerrado para siempre, sigo avanzando y veo cada
vez más espejismos lejanos que ella crea para hacerme continuar, me queda la esperanza de llegar. Una
dulce melodía se escucha a lo lejos, se acerca cada vez más y más; mientras la intensidad de esa familiar
melodía va en aumento, más le presto atención. ¿Estoy despierto? Eso creo. A lo lejos diviso una bicicleta
que parecía acercarse con intensidad hacia mí y sin demora alguna, sube desde el otro lado de la colina.
Parecía haberme estado esperando. Pasa una pierna por atrás del asiento y toca delicadamente con las
dos piernas el suelo frenando la bici a su paso. Se sienta al lado mío y voluntariamente me siento
también. La prueba quedo atrás. Disfruto de un café y me bebo su alma.

Segunda versión

Tu boca hace guardia sobre mí y sólo espero sangrar. Una gota cae sobre tus labios y asoman platinados
colmillos. Tus oscuros ojos me atraen a perderme en el laberinto de tu mente. Mis energías robaste. Me
sedujiste; me cautivaste. Y no veía la salida, tampoco la buscaba. Ahora mi empresa es hallar el cáliz de
donde beber tu amor, en cambio, ingiero mi propia alma. Vuelvo a caminar, grito y el eco me enseña el
sendero. Una voz me susurra que suba la colina, que allí encontraré mi recompensa ¿Qué recompensa?
Avanzo agazapado cual guerrero jaguar en la danza prelúdica a la batalla. Siento el suelo caer a mis
espaldas, tengo desconfianza de voltear la cabeza y quedarme encerrado para siempre, sigo avanzando
y veo cada vez más espejismos lejanos que ella crea para hacerme continuar, me queda la esperanza de
llegar. Una dulce melodía se escucha a lo lejos, se acerca cada vez más y más; mientras la intensidad de
esa familiar melodía va en aumento, más le presto atención. ¿Estoy despierto? Eso creo. A lo lejos diviso
una bicicleta que parece acercarse con intensidad hacia mí y sin demora alguna, sube desde el otro lado
de la colina. Parecía haber estado esperándome. Te reconozco y pasas una pierna por atrás del asiento.
Tocas delicadamente el suelo con tus pies frenándola a su paso. Nos acomodamos entre la hierba y
suspiros de alivio surgen involuntariamente. La prueba quedo atrás. Disfruto de un café y me bebo tu
alma.

Segundo Poema
En la noche los muros del firmamento se abren y dejan ver su infinidad.
No hay haz luz lo suficientemente brillante para mostrarnos los caminos,
los creamos nosotros mismos.
No es sólo el cielo, es tu mente también.
"Caminante no hay camino, se hace camino al andar."
Y así como las nubes al despejarse,
instan a la luna a transformar al lobizón,
se abren las puertas de tu alma y dejan salir tu forma natural.
Metamorfosis temporal.
El Fénix nocturno renace de tu interior a cada ocaso y se une al mío.
El cielo se tiñe de violeta y carmesí en una danza con disfraz de escaramuza.
Y en ese instante formamos parte del todo.
Somos el Todo.
Tercer Poema

Soy humano
Soy dolor.
La transparencia del alma es
pesada para el orgullo.
Cuando nuestro fundamento nos inunda
y su marea pega ciegamente
contra la inerte escollera.
Las marcas saladas y húmedas
abandonadas por mis pies
desaparecen una tras otra.

A mi lado, los centinelas de la ciudad

que nunca existió
se mantienen vivos.
Casi estoy a su altura,
sin embrago tan lejos.
Los observo, ni un pelo se les cae
¡Ni uno!
No me hablan.
No me ven.
No me oyen.
Pero saben quién pisa sus tierras, sus piedras.
Vivo allí,
en la ciudad que no fue
ni será.