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RLA, Revista de Lingüística Teórica y Aplicada, 45 (2), II Sem. 2007, pp.

135-142

DOCUMENTOS / FILES

LA NATURALEZA DEL ACENTO EN ESPAÑOL: NUEVOS


DATOS Y PERSPECTIVAS

THE NATURE OF STRESS IN SPANISH: NEW DATA AND


PROSPECTS

HERNÁN URRUTIA CARDENAS


Universidad del País Vasco. España fepurcah@lg.ehu.es

RESUMEN

En el ámbito de la lingüística hispánica, los estudios tradicionales, según diversas


metodologías e instrumentales, reflejan una variedad de resultados y conclusiones
para caracterizar el acento léxico del español. Algunos investigadores han
destacado, como marcador acústico del acento, al tono; otros, a la intensidad o la
duración. Los últimos estudios, basados en instrumentos digitales que permiten
analizar simultáneamente la secuencia de la voz en sus tres parámetros esenciales
(intensidad, tono y duración), reflejan la covariación de ellos y el peso estadístico
relevante de la intensidad como marcador acústico principal del acento léxico en
español.

Palabras claves: Acento, prosodia, en español.

ABSTRACT

In the Hispanic Linguistic field, the traditional studies, according to diverse


methodologies and equipments, present different results and conclusions about the
acoustic marker for lexical stress, which is the pitch, the intensity or the duration,
depending on the researchers point of view. Nowadays laboratory research, based
on digital equipment, describes the lexical stress in Spanish according to those three
related parameters: intensity, pitch and duration.The last researchs and results
prove that the intensity is more relevant as acoustic marker for lexical stress than
the pitch and the duration.

Keywords: Accent, prosody, in Spanish.

1. ANTECEDENTES

EN EL proceso de sistematización de los datos de la prosodia del español, el estudio


de R. P. Stockwell con la colaboración de J. Donald Bowen e I. Silva-Fuenzalida:
"Spanish Juncture and Intonation" (Language, 32,1956, pp. 641-665), marca, sin
duda, un hito relevante. Su importancia hizo que fuera seleccionado en la antología
de Martin Joos (Reading in Linguistics, 1963, American Council of Learned Societies,
New York).

Al partir de la premisa de que existe una semejanza básica entre las lenguas
indoeuropeas, los estudiosos citados proyectan muchos conceptos y categorías que
Trager y Smith (1951) aplicaron a la descripción del inglés.

Así, en su descripción, llegan a la conclusión de que el español se caracteriza en su


entonación por tener tres junturas terminales, tres niveles de tono y tres acentos.
Agregan una. juntura interna que apunta a las transiciones posibles y fenómenos
fonéticos que pueden tener una función en la parte intermedia de la curva de
entonación.

Fuera de estas diez categorías fónicas que se consideran fonemas


suprasegmentales, reconocen la existencia de algunos hechos colaterales, como las
vocalizaciones peculiares, pero que no constituyen unidades discretas de la lengua
sino que pertenecen a fenómenos del habla.

Las junturas terminales se analizan como elementos de transición entre dos grupos
fónicos o perfiles entonacionales. Y se discriminan así: descendente | |,

ascendente | | y suspensiva |/|. Destacan que en los tres casos hay un


alargamiento de la duración en los segmentos terminales. En relación con el tono
distinguen tres niveles: bajo |1|, medio |2| y alto |3|. Y cuatro posiciones: primera
sílaba de la frase, última sílaba de la frase, cualquier sílaba fuertemente acentuada
y la sílaba inmediatamente anterior a la última sílaba acentuada.

En el apartado de los acentos, distinguen tres acentos fonológicos: fuerte |´|,


medio|`| y débil (no marcado). Aclaran que, pese a que existe una relación
innegable entre niveles de tono y acento, no se pueden identificar las dos
categorías, pero no desarrollan y fundamentan este aserto. En su afán de
sistematización señalan que, junto a los 24 fonemas segméntales, que pueden
participar en una frase fonemática, hay que considerar los 10 fonemas
suprasegmentales que configuran el superfijo (superfix) y los diferentes patrones
entonativos. Concluyen que, según lo anterior, en el español estándar hay que
considerar 34 fonemas (24 segméntales y 10 suprasegmentales).

Su búsqueda de unidades autónomas discretas y numerables en el plano fónico del


español produjo un gran impacto e inspiró a muchos estudiosos.

Un intento de síntesis entre la metodología y categorías manejadas en el estudio de


la prosodia española por Stockwell, Bower y Silva-Fuenzalida y las empleadas por el
gran fonetista Tomás NavarroTomás (Manual de Entonación Española, 1948, y
Manual de Pronunciación Española, 1963), es el trabajo de Daniel N. Cárdenas
[Introducción a una comparación fonológica del español y el inglés, I960). Incorpora
el ritmo como factor discriminatorio en la secuencia entonacional. Destaca que los
factores en el nivel suprasegmental serían: las terminaciones entonativas, niveles
de tono, acentos y ritmo. Y habla, siguiendo también a Tomás Navarro de 5
terminaciones o tonemas (cadencia, anticadencia, suspensión, semicadencia y
semianticadencia). Además, su manifestación puede darse con pausa posterior o no.
Aunque reconoce 5 niveles de tono, se decanta por razones prácticas por tres
niveles. Señala la interdependencia de los hechos acústicos en la percepción del
acento, aunque no la corrobora con experiencias físicas y cuantitativas.

En los patrones entonativos, aunque integra la influencia de Stockwell, Bower y


Silva-Fuenzalida, se inclina por desarrollar y ejemplificar las configuraciones
melódicas básicas deT. Navarro, pero con las formulaciones numéricas y de niveles
de los fonetistas americanos.

La síntesis, entre el análisis configuracional de la entonación, que inicia Tomás


Navarro Tomás para el español, y el de los fonetistas americanos, que reducen los
esquemas entonativos a patrones numéricos acentuales y tonales, más las marcas
de las terminaciones y el ritmo, se intensifica en autores como J. Matluck (1965), J.
Dalbor (1969) y principalmente en A. Quilis (1981, 1988, 1999), por el respaldo y
acopio del análisis acústico experimental.

En los trabajos experimentales de Antonio Quilis, aunque se destaca que la


frecuencia del tono fundamental en el habla es el principal factor para el análisis de
la prosodia, se pone de relieve que hay otros factores como la duración y la
intensidad que también influyen en determinadas circunstancias.

En el estudio y descripción de los esquemas entonativos destaca los aspectos


siguientes:

a) Los niveles tonales que, fuera de los perfiles entonativos, se usan para señalar
los cambios entonativos. Tales niveles son tres: bajo |1|, medio |2| y alto |3|. Los
lugares relevantes en la curva melódica para marcar estos grados tonales son
básicamente:

-después de pausa o juntura terminal,


- en las sílabas con acento fuerte en la frase,
-en cualquier sílaba con acento débil que esté inmediatamente antes de la última
sílaba con acento fuerte antes de una juntura terminal.
b) Los acentos, que fonológicamente son dos: el acento fuerte, que se marca, y el
débil, que no se indica. La distribución de estos relieves acústicos sigue las normas
acentuales y rítmicas de la lengua.

c) Las terminaciones o junturas terminales, que pueden manifestarse con o sin

pausa, los reduce fonológicamente a tres: descendente | |, ascendente | |y


suspensiva |/|.

d) La configuración entonativa total marcada por la frecuencia del fundamental.

e) La duración de las sílabas de la curva de entonación incluyendo las pausas


intermedias.

f) Los contrastes aproximados y relativos de la intensidad envolvente.

Este exhaustivo esquema de análisis de la entonación lo inserta en los tres niveles


funcionales que se distinguen en su estudio fonológico:

1. Nivel lingüístico: En este plano la entonación transmite una información


denotativa, nocional y objetiva. Las funciones más destacadas en este nivel son la
distintiva, de los diversos tipos de enunciados (afirmación, pregunta), y la
delimitadora, de los segmentos entonativos del discurso por razones lingüísticas o
fisiológicas. También se distingue la Integradora que, en sentido amplio, es la
básica, pues la entonación permite integrar las palabras y los enunciados en el
discurso.

2. Nivel expresivo: Apunta a los valores connotativos y afectivos que pueden


aportar los esquemas entonativos al mensaje (énfasis, matiz de sorpresa, ironía,
intensificación, frialdad, etc.).

3. Nivel sociolingüístico: Los grupos fónicos, como es obvio, deben estudiarse


con la determinación sociolingüística pertinente (diastrática, diatópica y diafásica).

El marco de análisis anterior incluye las variables pertinentes para establecer los
esquemas prosódicos estándares del español y sus variantes. Las principales
variables anteriores se han proyectado en el estudio que Sosa (1999), siguiendo el
análisis autosegmental-métrico de Pierrehumbert (1980), ha aplicado a la fonología
de la entonación del español para describir los patrones y variantes entonativos del
español.

El esquema autosegmental-métrico que aplica Sosa se basa principalmente en los


acentos tonales y los tonos de juntura. Los patrones resultantes implican la
combinatoria de dos tonos básicos: un tono alto |H| y otro bajo |L|. Las funciones
de los acentos tonales se distinguen de las funciones de los acentos de juntura por
signos diacríticos adjuntos: H*, L*, H*+L, H+L*, etc. // H%, L%, etc.

Aunque los esfuerzos para reducir a un sistema de patrones las dos categorías
básicas (H, L) en la secuencia del pretonema (sílabas tonales relevantes previas al
tonema) más el tonema (juntura), son sugerentes y teóricamente novedosos,
todavía predominan en esta línea de trabajo la elaboración teórica y la combinatoria
posible con el añadido de los ejemplos pertinentes. Como dice Revert Sanz (2001:
18), se trata de "listar las secuencias posibles y buscar ejemplos de cada contorno
hasta agotar la lista y luego reducirlas a un sistema lo más reducido posible,
aplicando el método de los pares mínimos".

Pero un problema polémico no ha sido resuelto en los modelos anteriores: la


relación y diferencia entre los niveles de tono y la configuración tonal, por una
parte, y la naturaleza del acento, por otra.

En el estudio sobre la naturaleza del acento no existe consenso en la bibliografía. Un


grupo importante señala que el acento en español es principalmente tonal: RAE
(1959: 459): "Acento es la máxima entonación conque en cada palabra se
pronuncia una sílaba determinada"; A. Bello (1949: 32): "El acento consiste en una
levísima prolongación de la vocal que se acentúa, acompañada de una ligera
elevación del tono"; Enríquez et al. (1989), cuyas conclusiones comenta Quilis
(1999: 400), en estos términos: "Indiscutiblemente, el acento español depende de
la frecuencia del fundamental".

Otros autores consideran que en el acento español se realza la intensidad. R. J.


Cuervo (1954: 941) resalta que "(...) el primer acento llamado de intensidad o
expiración, es el que conocemos en castellano (...) al definir nuestro acento
debemos caracterizarlo con la mayor intensidad".

Tomás Navarro Tomás (1948: 25) indica: "El elemento esencial en la estructura
prosódica de las palabras es en español el acento dinámico o de intensidad".

Una tercera posición que resalta la función de la duración como marca del acento es
sustentada por Garrido et al. (1995). Según su análisis experimental, basado en un
corpus de lectura oral como de habla espontánea, la duración es el correlato físico
del acento en español, rechazan el tono como factor acentual:

El análisis de fenómenos de tipo local muestra que los valores


máximos de F no parecen ser un correlato importante a la hora de
marcar las sílabas tónicas en lectura, puesto que un 80% de las
sílabas tónicas no se corresponde con un valor máximo de F0 (cf.
en este sentido, los resultados citados por Quilis: 1981, 331). Cabe
indicar también que los valores máximos de F 0 aparecen
principalmente en la sílaba posterior a la tónica, tanto en oraciones
aisladas como en oraciones incluidas en párrafos.

Por otra parte, y tal como se ha señalado con anterioridad para el


español, la duración es un correlato importante en la
caracterización del acento léxico en lectura (Canellada-Kuhlman:
1987; Marín: 1994) como en habla espontánea (Ríos: 1991). Las
diferencias de duración encontradas entre sílabas tónicas y átonas
en el presente estudio confirman esta idea (Garrido et al., 1995,
189).

Finalmente, otros estudiosos han destacado en una cuarta posición ecléctica que el
acento resultaría de la interacción de diversos correlatos acústicos. Así, por ejemplo,
en Silverman (1990: 140) y Kohler (1990). A. Quilis (1999: 399 y ss.), aunque
privilegia el tono o frecuencia del fundamental, reconoce la acción de la duración y
la intensidad:

... el índice principal es la frecuencia del fundamental, sola o


acompañada de la duración; ésta ocupa, en orden de importancia,
el segundo lugar. Por último, y en contados casos, cuando no
actúan ni la frecuencia del fundamental, ni la duración, es la
intensidad la que pone de relieve el prosodema acentual (Quilis,
1999: 399-400).

2. NUEVOS DATOS Y PERSPECTIVAS

El problema de los resultados dispares anteriores se ha ido despejando al emplear


en los últimos lustros una base instrumental digital con mediciones más ajustadas y
simultáneas. Así lo hace, por ejemplo, el software Multispeech 3-1 de la Kay
Elemetrics. Con este programa, las cualidades acústicas de una secuencia de
discurso se pueden medir por un procedimiento manual o automatizado.

En una investigación realizada (Candia, Urrutia, Fernández, 2006) sobre un corpus


lingüístico de 72 enunciados no conectados entre sí, leídos sucesivamente por ocho
hablantes de la variedad del español del norte de España, y del que se ha analizado
una muestra de cuatro informantes (dos hombres y dos mujeres), se midieron los
valores de amplitud y tono en el punto medio de cada sílaba, así como la duración
de las vocales y sílabas; con posterioridad, mediante el procedimiento automatizado
se analizó el perfil acústico de cada sílaba en intervalos de 10 milisegundos,
resultando los valores estadísticos del tono, amplitud y duración.

El análisis estadístico SPSS de los 8.292 sonogramas medidos, según los


procedimientos manual y automatizado, arrojó los resultados relevantes siguientes:

1. La prominencia acentual está marcada por diversas variables (intensidad,


duración, tono), interdependientes y correlacionadas.
2. Los resultados no corroboran la existencia de un solo marcador acústico del
acento, como han destacado muchos investigadores.
3. Los resultados muestran que la covariación de las variables acústicas de
intensidad, duración y tono no es simétrica. La intensidad tiene el mayor peso
estadístico para marcar la prominencia acentual en la frase y en el enunciado, lo
que corrobora los análisis de Ladefoged (2003).
4. Al ser la intensidad la variable fundamental en el relieve acentual áe la palabra,
frase y enunciado, la duración y tono son factores contingentes y colaterales.
5. Los niveles tonales y la configuración entonativa son marcadores al servicio de
sus funciones semántico-pragmáticas en el discurso, tanto en el nivel lingüístico,
sociolingüístico y expresivo. En este marco la pausa covaría con las funciones de la
entonación en las secuencias de las frases y enunciados.
6. La inconsistencia de la asociación del tono al relieve acentual léxico y frásico es
congruente con su función básica en la configuración entonativa, así su covariación
con la amplitud y duración disminuye en el relieve acentual. Y se explican las
contradicciones detectadas entre la percepción del acento con los llamados acentos
tonales y perfiles entonativos (Urrutia, 1987, 1988).
3. CONCLUSIONES

El uso de instrumentos más refinados en el análisis acústico de corpus más


representativos manifiesta que, en la prosodia del español, no se puede subordinar
la descripción del acento a la variable del tono, que sí configura los perfiles y niveles
tonales. Aunque existe covariación entre las variables acústicas (tono, intensidad y
duración), la intensidad o amplitud parece ser el soporte principal del acento en
español.

REFERENCIAS

Bello, A. 1949. Gramática de la lengua castellana. Buenos Aires:


Losada. [ Links ]

Candía, L., H. Urrutia y T. Fernández. 2006. "Rasgos acústicos de la prosodia


acentual del español", Boletín de Filología, Tomo XLI, 11-14, Universidad de
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literaria. Madrid: Castalia. [ Links ]

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Tilde, acento
La palabra acento deriva del término latino accentus, que a su vez tiene su origen en un
vocablo griego. Se trata de la articulación de la voz para resaltar, con la pronunciación, una
sílaba de la palabra. Esta distinción se produce a través de una mayor intensidad o gracias a
un tono más elevado.

En el caso de la lengua hablada, a este relieve de la pronunciación se lo conoce como


acento tonal. En los textos escritos, el acento puede ser ortográfico e incluir una tilde, que
es una pequeña raya oblicua que, en español, baja de derecha a izquierda de quien lee o
escribe.

La tilde permite señalar cuál es la sílaba tónica de la palabra, que requerirá de una mayor
fuerza en su pronunciación. Este acento ortográfico también permite distinguir entre dos
palabras que se escriben de la misma forma pero que señalan diferentes cosas: “salto /
saltó”, “el / él”, “gano / ganó”, “solo / sólo”.

Por otro lado, no todos los acentos de los vocablos castellanos son indicados con tildes. Sin
embargo, gracias a una serie de reglas, es posible leer correctamente cualquier palabra sin
necesidad de conocerla; cabe mencionar que en otros idiomas, como el inglés o el japonés,
por ejemplo, la fonética exacta de ciertos términos no está implícita a través de la
ortografía, por lo cual es indispensable memorizarla. Retomando el español, se sabe que:

* las palabras agudas llevan tilde cuando terminan en ‘n’, ‘s’ o vocal;

* las graves, cuando no finalizan en ‘n’, ‘s’ o vocal;

* las esdrújulas son las únicas palabras que siempre llevan acento ortográfico.

Basándonos en los tres puntos recién expuestos, tomemos como ejemplo la palabra “tejen”,
del verbo “tejer”. Es un vocablo de dos sílabas, que finaliza con la letra ‘n’. Dado que no
lleva tilde, podemos deducir que se trata de una palabra grave, por lo cual su acento recae
en su primera sílaba, o sea “te”.

El acento también hace referencia a una entonación particular que el hablante utiliza de
acuerdo a su ánimo o propósito, o a las particularidades fonéticas que caracterizan a los
hablantes de una determinada región. Con respecto al último punto, resulta muy interesante
analizar cuántas formas diversas presentan la mayoría de los idiomas en las distintas zonas
geográficas donde se hablan.

El castellano, por ejemplo, tiene una gran variedad de acentos, incluso dentro de un mismo
país; en Argentina, el salteño, el pampeano y el cordobés son tres acentos
considerablemente distintos, cada uno con su tonada particular, acompañada de
regionalismos y gestos que los hacen parecer tres idiomas independientes. Lo mismo
sucede en España, donde un malagueño, un madrileño y un barcelonés se distinguen a
leguas por su manera de hablar.

En la música, el acento señala donde cae el peso del pulso. En este sentido, el acento puede
aparecer como una marca dentro de la notación musical, que señala qué nota tiene que ser
reproducida con mayor intensidad. Sin embargo, todas las partituras llevan una acentuación
implícita, la cual se deduce observando el tipo de compás, indicado al comienzo de cada
parte de la obra (si se trata de una composición tal como un concierto para piano o una
sinfonía) y en cada alteración.

Si se trata de un compás de 2/4 (dos cuartos), se sabe que el primer tiempo de cada compás
debe sonar con más intensidad que el segundo. De esta forma, si tomamos un compás con
dos negras (teniendo en cuenta que la negra es la figura 4, y en este caso cada compás
consta de 2 negras) su correcta acentuación resulta muy sencilla. Cabe mencionar que una
melodía muy compleja puede ser difícil de acentuar a primera vista, por lo cual es
imprescindible dominar las bases de la lectura musical.

Por último, en la poesía, el acento rítmico es un recurso estilístico que aparece como un
elemento constitutivo del verso.

En el manual de ortografía de la lengua española de la RAE, se habla de tres tipos básicos


de acentos: prosódico, ortográfico y diacrítico.

Acento ortográfico

Se podría afirmar que se trata del tipo de acento más común y conocido. La ortografía
oficial señala que también se lo conoce con el nombre de tilde o acento gráfico.
La rayita oblicua (´) señala una característica fonética. Es decir, indica que la silaba con
tilde debe ser pronunciada de una forma diferente a las otras sílabas.
Ejemplo: café, página, acción, difícil.

Acento prosódico.
Las palabras con acento prosódico no llevan tilde. Aun así, la silaba sobre la cual recae este
acento tiene una pronunciación más intensa que las demás.
Ejemplo: edificio, bailar, reloj.

Acento diacrítico o tilde diacrítica

Se trata de un tipo de tilde que tiene una función muy especial: diferenciar palabras que se
escriben con ortografía idéntica pero que, en verdad, encierran conceptos diferentes.
Ejemplo:
Sí, eso es mío.
Si no traes lo que dijiste, no habrá trato.
Juan se tropezó y cayó al piso.
Sé que debo realizar una intensa investigación para escribir mi tesis.
En el primer enunciado, sí es utilizado en su sentido de expresar una afirmación. En
cambio, en la segunda oración, si, sin tilde, tiene el valor de una conjunción.

Nueve casos de tilde diacrítica:

Definición:

El acento diacrítico es aquel utilizado para poder diferenciar aquellas palabras que se
escriben de la misma forma pero que realmente poseen significados diferentes.

Ejemplos de palabras con acento diacrítico:

– Tú tienes que estudiar para aprobar los exámenes.

-En tu casa tenemos planeado ver la película este fin de semana.

-Necesitamos que él pueda preparar la cena esta noche.

– El papá de Juan es un buen jugador de fútbol.

-Necesitamos comprar más alimentos antes de emprender el viaje

¿Para qué sirve el acento diacrítico?

Al estudiar el concepto del acento y las reglas básicas de acentuación se concluye que su
función principal es la de recargar la voz en la pronunciación de una determinada sílaba de
una palabra. Dicha sílaba es lo que llamamos la sílaba tónica .

El acento diacrítico se encarga de servir como diferenciador entre palabras escritas de igual
manera pero que poseen distintos significados.

En el primer ejemplo citado más arriba, el tú con acento, desempeña la función de ser un
pronombre personal. En cambio, cuando tu no lleva tilde, se trata de un pronombre
posesivo, similar a cuando decimos “esta es mi casa”, “aquel automóvil es de su padre”

En el segundo ejemplo ocurre algo similar, el término papá, con tilde, representa un
sustantivo ya que se hace referencia al padre de Juan. Cuando no lleva tilde, dicha palabra
se convierte en un otro sustantivo, pero de distinguido significado.

Más , representa un adverbio de cantidad. Totalmente distinta es su función y su sentido en


el enunciado cuando no lleva acento, ya que en tal caso, funciona como una conjunción.

De esta forma tenemos que todas estas palabras con acento diacrítico tienen una ortografía
casi idéntica.
La función del acento diacrítico es importante ya que permite identificar y diferenciar
correctamente este tipo de palabras.

Acento diacrítico en los monosílabos

Uno de los usos más comunes de los acentos diacríticos tiene relación con los monosílabos.

En la lista de abajo se encuentran algunos ejemplos con palabras de una sola sílaba.

sí: funciona como un pronombre personal. Ejemplo: Lo guardó para sí.

si: sin tilde funciona como una conjunción. Ejemplo: Si Juan no estudia, no aprobará el
examen.

sé: es una forma conjugada del verbo ser. Ejemplo : Ya sé que debo esforzarme más.

se: cuando no lleva acento es un pronombre que puede tener varios usos. Ejemplo: En el
teatro de la ciudad se estrenará la obra.

mí: con acento es un pronombre personal. Ejemplo: A mí me gusta trotar en el parque.

mi: sin acento desempeña la función de un pronombre posesivo. Ejemplo: Todo está en mis
manos.

Acento diacrítico en que, cual, y otros.

Palabras como qué , cuál , quién , cómo , cuánto , cuándo , dónde y adónde son términos
que, teniendo en cuenta las reglas básicas de la acentuación, no deberían llevar tilde.

Sin embargo, dichas palabras, al no llevar tilde, expresan otra función y otro significado
dentro de la oración. En las siguientes oraciones, es posible estudiar cómo cada palabra en
negrita, cuando es escrita sin acento o con él, varía en cuanto a su función y lo que expresa
en cada enunciado:

Cómo debo aprenderme estos ejercicios?

Así como estan las cosas, todo saldrá bien.

¡Qué bueno que estés aquí!

Es posible que Hugo llegue hoy.

¿Cuántos habitantes posee tu ciudad?

Cuanto más dinero ganaba, más quería.


Quién te habrá hecho cambiar de parecer.

Quien llegue primero será el ganador.

En cada una de estas oraciones, los términos en negrita poseen un determinado uso. Nada
más al analizar el primer ejemplo, tenemos que la palabra qué , siempre debe llevar tilde
cuando es utilizada en una oración exclamativa o interrogativa.

El acento enfático

Las palabras qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y adónde son términos
que en realidad, no deben llevar acento si se tienen en cuenta las reglas generales de
acentuación.

Se trata de una serie de palabras que, dependiendo de las funciones que cumplen en las
oraciones, pueden ser palabras tónicas o átonas.

Por ejemplo: ¿Qué llevas en tu mochila?

Me gustaría que llegaras a tiempo.

En la primera oración, “qué” es utilizada como un pronombre interrogativo, mientras que


en el siguiente enunciado tiene la función de una conjunción.

¿Por qué se afirma que dichas palabras no deben llevar tilde según las reglas básicas de
acentuación?

Una de las razones es que algunos de los términos citados son monosílabos (qué, cuál,
quién, cuán), los cuales no deberían llevar acento. O bien, puede que ninguna cumpla con
los requisitos para ser acentuados como palabras llana o aguda.

De esta forma, el acento en qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y adónde
tiene un carácter excepcional propio de la tilde diacrítica debido a que la misma se usa para
diferenciar que, aunque se escriban se igual manera, tienen un uso distinto en la oración
dependiendo del acento.

Ortografía con tilde

Todas estas palabras se escriben con tilde en los siguientes casos concretos:

Encabezando oraciones con valor interrogativo o exclamativo: Cuando se trata de


enunciados que posee un carácter interrogativo o exclamativos. Este tipo de oraciones
pueden ser de dos tipos:
1.2. Interrogativas o exclamativas directas: En las mismas, dichos términos pueden ir al
comienzo de la oración, o bien en medio de las mismas, generalmente precedidos de una
preposición.
Ejemplos: ¿Qué estás haciendo?

¡Qué bueno que estés aquí!

¿Cuál de estos dos te gusta más?

¿Quién ha llegado?

¿Cuándo llegarán tus padres?

¿Cuáles son las etapas de esa enfermedad?

¡Cuán rápidamente has llegado a tu casa!

¿Cuán resistente es esta madera?

También existen casos en que no necesariamente estas palabras irán al comienzo del
enunciado. Es posible que se encuentren acompañados por una preposición que le precede.

Ejemplos:

¡A quién se le ocurrido esa idea!

Me preguntó por qué había dicho aquella frase.

1.3. Interrogativas o exclamativas indirectas: Se trata de oraciones subordinadas


sustantivas, ya que cual, que, quien, como, cuan, cuanto, cuando, donde y adonde ejercen
funciones propias del sustantivo.

Ejemplos: Interrogativas indirectas:

Me preguntó qué había hecho.

Le dijo quién sería el responsable.

Necesito que me digas cuántos invitados vendrán.

Aún no saben dónde compraran los regalos.

En las oraciones citadas es común que estén formuladas como una pregunta, es decir, dan a
entender que se está preguntando por algo.

Sin embargo, también puede ser que no esté redactada en ese estilo y que igualmente
denote la idea de incertidumbre o incógnita, tal como ocurre en la última oración Aún no
saben dónde compraran los regalos
Ejemplos: Exclamativas indirectas

Mira qué bueno resultó la obra.

Es excelente cómo ha cambiado.

Nos contó cuánto le costó llegar al puesto.

Sustantivados mediante un determinante.

Las palabras interrogativas qué, cómo, cuándo, cuánto y dónde pueden llegar a tener las
funciones de un sustantivo si se les antepone un determinante. Este determinante suele ser
con frecuencia el artículo el. En estos casos, son palabras tónicas y por tanto deben llevar
tilde.

Ejemplo:

No es preciso saber el cómo y el cuándo, es decir, la manera y la fecha de aquellos hechos.

Locuciones y otras expresiones

Son determinadas frases o expresiones comunes del idioma en las cuales las palabras
tónicas qué, cuál, quién, cuánto, dónde continúan escribiéndose con tilde.

Ejemplos:

El qué dirán: A Carlos le preocupa eso del qué dirán.

No hay de qué: Gracias. – No hay de qué.

No sé qué: Me da un no sé qué cuando intento decirlo.

A cuál más: Andrea y Julia, a cual más elegante.

No sé quién: A Juan le preguntó no sé quién persona acerca de su vida.

Oraciones en correlación distributiva con valor de indefinidos. Los términos tónicos quién,
cuál, y cuándo pueden ser utilizados en oraciones que se encuentran correlacionadas, es
decir, enunciados solo se comprenden cabalmente atendiendo al significado de todas sus
oraciones.
Ejemplo:

Al llegar el lugar Roberto observó a los parroquianos. Quién jugaba a las cartas, quién se
tomaba una copa de vino, quién fumaba un cigarrillo.

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