Sie sind auf Seite 1von 3

Estructura y superestructura

Por: Sergio Delgado


Fecha de publicación: 22/06/07

En su libro humanismo clásico y humanismo marxista el escritor y filósofo venezolano


Ludovico Silva escribe:

“Según Marx, la sociedad en su conjunto, se puede visualizar científicamente como


una estructura, una totalidad orgánica. Se pueden distinguir analíticamente, dos
niveles: el de la estructura material propiamente dicha y el de la superestructura. La
estructura, está compuesta por el aparato material productivo, la infraestructura
tecnológica, las relaciones de trabajo, la maquinaria, etc., y la superestructura, según
los filósofos soviéticos, es algo que está “montado” por “encima” de la estructura; es
otro nivel o estrato. Su composición sería la de toda la espiritualidad de la sociedad, y
en ella estarían incluidos por igual la ciencia y la religión, la moral y el arte, la
filosofía y la política, etc.

La otra concepción de superestructura, el verdadero pensamiento de Marx, no concibe


a la superestructura como un nivel situado por encima de la estructura, sino, por el
contrario, como una continuación interior de la estructura. “La Ideología está dentro
del proceso mismo de producción” decía Marcase. Así la ideología jurídica, con sus
justificaciones casuísticas de la propiedad privada, con sus contratos entre obreros y
capitalistas según los cuales el trabajo es “ilegítimamente pagado por el salario” , está
dentro del aparato de producción, en el interior mismo de la fábrica. La ideología
jurídica justifica así, ideológicamente, las “ganancias” del capitalista, y oculta la
relación secreta y real, que es la extracción de plusvalía, de trabajo no pagado.

También la ideología religiosa opera en el interior de los conflictos sociales, para


convencer a los miserables de este mundo, a los marginados de la sociedad, de que la
verdadera riqueza “no está en este mundo”, con lo cual se le da carta de santidad a la
pobreza y a la explotación. La ideología actúa, pues en el interior del aparato
productivo y también en nuestra psiquis. “

Este texto nos permitirá despejar algunas dudas con respecto al concepto de estructura
y superestructura, no importa si el concepto de superestructura es la de los soviéticos o
si es el concepto propio de Marx, de todas maneras la superestructura es la que influye,
manipula, degrada, consolida el poder de una clase sobre la otra. Cómo la ideología de
la alienación está dentro del propio monstruo capitalista, en la fábrica, entre sus
obreros, la ideología sobrevive y está activa entre las relaciones interpersonales, entre
las leyes, en esa estructura jurídica que le hace ver al obrero que no se le debe nada,
que no debe defender sus derechos. La ideología jurídica justifica la ganancia
exagerada del capitalista pero con las leyes en la mano. Como serpientes se arrastran
las leyes en una sociedad capitalista que hace ricos a un grupo y aliena y destruye a
otro, bajo la mirada complaciente del Estado.

En el caso de una estructura que tiende a cambiar un sistema capitalista por socialista,
caso venezolano por ejemplo, es tremendamente complicado, las relaciones de poder
del Estado crean una ideología de la dominación que somete al ciudadano utilizando la
superestructura, un grupo que tiene ahora el poder y lo utiliza, no esclaviza ni expropia
la fuerza de trabajo del obrero o ciudadano, como lo hacía un sistema tradicional
capitalista, ahora son todos iguales, como insectos rojos devorando las migajas de
comida que le lanza el sistema pro socialista. Ahora viven de la migaja, de la sobra. La
superestructura funciona igual que un sistema capitalista. ¿Qué cambió? Nada.
Continúa el mismo ciclo de alienación, el Estado poderoso es dueño del capital, ahora
no existen “grandes capitales”, todo lo ejecuta y controla el Estado. No existen
individualidades, existen masas, masas que no dudan de su proyecto, articuladas por
unos medios de comunicación sin libertad ideológica, igual como los medios
anteriores, cumpliendo el mismo plan. Existen sólo masas que comen, gritan, devoran
la ideología que les da el Sistema, sin sospechar que están siendo alienadas. ¿Qué
cambió?

El Marxismo (I)
Base y Superestructura

Por: Ramón Losada Aldana


Volvamos al prefacio de la Crítica de la Economía Política. Recordemos: “la totalidad de esas
relaciones [de producción] forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que
se levanta una superestructura jurídica y política, y a la cual responden formas sociales y
determinadas de conciencia. El modo de producción de la vida material determina, de una manera
general, el proceso social, político e intelectual de la vida. No es la conciencia del hombre lo que
determina su existencia, sino su existencia social lo que determina su conciencia”.

He aquí una serie de conceptos vertebrales del marxismo: relaciones de producción, estructura,
base, superestructura, formas de la conciencia social, modo de producción. Ya nos hemos
ocupado de los dos primeros. En esta oportunidad trataremos lo relativo a base y superestructura.

Expresión directa de la teoría materialista del marxismo, la tesis de la base y la superestructura


hace referencia a la conexión existente entre las relaciones de producción y las demás relaciones
sociales. Se denomina base al conjunto de relaciones económicas que integran la estructura de la
sociedad. Se le da esta designación (base) porque sobre ella se levanta y se produce el conjunto
de ideas, instituciones y organizaciones de una sociedad dada; es decir, la superestructura. De
modo más amplio, en esta última se incluyen las ideas políticas, jurídicas, filosóficas, morales.
Todas ellas reflejan, de una u otra manera, la base económica de la sociedad. Unas lo hacen de
modo más o menos inmediato, como la política, por ejemplo, sobre la cual expresaba Lenin que es
“la síntesis de la economía”. Puede decirse que otras ideas o formas de la conciencia social se
vinculan con la base a través de una rica o compleja red de mediaciones.

La superestructura tiene carácter histórico. Incluso en una misma formación económico-social


puede experimentar cambios significativos. Sirva de ejemplo la formación capitalista que, en la
etapa del imperialismo, imprime un carácter cada vez más reaccionario y fascista a la política del
Estado.

Es de destacar que ese reflejo superestructural no es pasivo. Al contrario, la superestructura


posee una importante función reactiva, incluso sobre la propia realidad económica, lo cual no
puede escapar a la perspectiva del análisis marxista.

Insistimos. El marxismo sostiene ese papel activo de la superestructura incluso -repetimos-


sobre la propia situación económica. Ante la incomprensión de esta característica decisiva, incluso
por parte de algunos de sus seguidores, los clásicos se vieron en la necesidad de intervenir en
varias oportunidades. Engels, en carta a H. Starkenburg, sostiene, entre otras cosas: “el
desenvolvimiento político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc, se basa sobre el
desarrollo económico. Pero interactúa entre si y reactúan también sobre la base económica. No es
que la situación económica sea la causa, y la única activa, mientras que todo lo demás es pasivo.
Hay, por el contrario, interacción sobre la base de la necesidad económica, la que en última
instancia siempre se abre camino”. En otra misiva, esta vez dirigida a Conradt Schmidt, afirma,
refiriéndose a la actividad superestructural sobre lo económico: “la reacción del poder estatal
sobre el desarrollo económico puede ser uno de estos tres tipos: puede tener la misma dirección,
y entonces el desarrollo es más rápido; puede oponerse a la línea de desarrollo, en cuyo caso el
poder estatal moderno de cualquier gran nación termina, a la larga, por despedazarse; o puede
desviar el desarrollo económico de ciertos cauces imponiéndole otros. Este caso se reduce en
última instancia a uno de los anteriores. Pero es evidente que en los casos segundo y tercero el
poder político puede causar un gran daño al desarrollo económico y provocar la dilapidación de
grandes cantidades de energía y de materiales”.

Das könnte Ihnen auch gefallen