Sie sind auf Seite 1von 42

MISA MISTAGÓGICA.

Objetivo: Ayudar a los participantes a que


conozcan las distintas partes de la misa, con el fin
de motivarlos a vivir con mayor intensidad la
celebración Eucarística.

(Antes de cada gesto o parte de la celebración el


monitor o el sacerdote explica el momento a
celebrar).

Es muy importante conocer las partes de la misa para


vivirla como Dios quiere.

Las indicaciones que siguen corresponden a la


Ordenación del Misal Romano. Las letras indican la
posición que deben asumir los fieles (P: parados; S:
sentados; R: arrodillados).

Como primer punto es indispensable saber que la


celebración se divide en dos grandes partes y estas
en cuatro momentos (Dos ritos: Inicial y conclusivo;
dos Liturgias: de la Palabra y Eucarística).
Monición: Hermanos sean bienvenidos a nuestra
celebración, el día de hoy nos reunimos junto al altar
de nuestro Dios para darle gracias, dispongámonos
para vivir con gozo este encuentro.

RITOS INICIALES

Monición: Los cristianos nos reunimos en la Iglesia:


comunidad convocada, como respuesta a la llamada
de Cristo. Los fieles se preparan para la celebración,
disponiéndose para escuchar la palabra de Dios y a
celebrar dignamente la Eucaristía con su Señor. La
asamblea cristiana es la primera realidad litúrgica de
la celebración, en la que está presente Cristo, en
donde todos los fieles son protagonistas, aunque
dentro de ella haya unos ministros que la ayudan en
su celebración, sobre todo el que preside, ministro
ordenado, el mismo que representa
sacramentalmente a Cristo.

Canto de entrada (P)

Monición: Mientras entra el sacerdote comienza el


canto de entrada. El fin de este canto es abrir la
celebración, fomentar la unión de quienes se han
reunido y elevar sus pensamientos a la
contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta.

Saludo al altar y pueblo congregado (P)

Monitor: Cuando llega, el sacerdote besa el altar.


Terminando el canto de entrada, el sacerdote y la
asamblea hacen la señal de la cruz. A continuación
el sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la
asamblea reunida la presencia del Señor. Terminado
el saludo, el sacerdote o el monitor puede hacer a los
fieles una brevísima introducción sobre la misa del
día.

El sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
santo.

El pueblo responde:
Amén
Rito penitencial (P)

Monición: Después el sacerdote invita al Acto


penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad
hace su confesión general termina con la conclusión
del sacerdote.

Los fieles se preparan para celebrar la Eucaristía,


reconociendo sus pecados:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados
misterios, reconozcamos nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes,


hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa,
por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María,
siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a
ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señor.

El sacerdote concluye:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida
eterna.
El pueblo responde:
Amén.

Señor, ten piedad y gloria (P)

Monición: Después del acto penitencial, se empieza


el “Señor, ten piedad”, a no ser que éste haya
formado ya parte del mismo acto penitencial. Si no
se canta el “Señor, ten piedad”, se recita. El Gloria
es un antiquísimo y venerable himno con que la
iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a
Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas.
Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o
juntos o alternadamente.

Oración colecta (P)

Monición: La oración colecta tiene cuatro


partes: Invitación a la oración, silencio, oración y la
conclusión, a la que sigue la aclamación del pueblo
“AMEN”. La llamamos colecta, por su nombre, que
recoge o reúne las peticiones y necesidades
diversas de los fieles, y es ofrecida por el sacerdote,
de una forma más matizada, reuniendo las
necesidades de la comunidad.

Sacerdote: Oremos

ios nuestro, reunidos para celebrar la Santísima


D
Cena en la que tu Hijo Unigénito, antes de
entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y
eterno sacrificio, banquete pascual de su amor,
concédenos que, de tan sublime misterio, brote para
nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios,
por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera lectura.

Monición: La Eucaristía es sacramento de toda la


vida de Jesús. Mediante las Lecturas bíblicas nos
acercamos a ella: La primera lectura. (S) Se toma del
Antiguo Testamento y nos sirve para entender
muchas de las cosas que hizo Jesús.
Del libro del Éxodo. 12, 1-8, 11-14

En aquellos días, del Señor les dijo a Moisés y a


Aarón en tierra de Egipto: “Este mes será para
ustedes el primero de todos los meses y el principio
del año. Díganle a toda la comunidad de Israel: ‘El
día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por
familia, uno por casa. Si la familia es demasiado
pequeña para comérselo, que se junte con los
vecinos y elija un cordero adecuado al número de
personas y a la cantidad que cada cual pueda comer.
Será un animal sin defecto, macho, de un año,
cordero o cabrito.

Lo guardarán hasta el día catorce del mes, cuando


toda la comunidad de los hijos de Israel lo inmolará
al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos
jambas y el dintel de la puerta de la casa donde
vayan a comer el cordero. Esa noche comerán la
carne, asada a fuego; comerán panes sin levadura y
hierbas amargas. Comerán así: con la cintura ceñida,
las sandalias en los pies, un bastón en la mano y a
toda prisa, porque es la Pascua, es decir, el paso del
Señor.

Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré


a todos los primogénitos del país de Egipto, desde
los hombres hasta los ganados. Castigaré a todos los
dioses de Egipto, yo, el Señor. La sangre les servirá
de señal en las casas donde habitan ustedes. Cuando
yo vea la sangre, pasaré de largo y no habrá entre
ustedes plaga exterminadora, cuando hiera yo la
tierra de Egipto.

Ese día será para ustedes un memorial y lo


celebrarán como fiesta en honor del Señor. De
generación en generación celebrarán esta festividad,
como institución perpetua’”. Palabra de Dios.

Todos: Te alabamos, Señor.

Monición: Salmo Responsorial. (S) Formando parte


de la misma Liturgia de la Palabra tenemos los
Cantos interleccionales. Después de la 1º Lectura,
sigue un Salmo Responsorial, que se toma del
Leccionario. El salmista o cantor del salmo, desde el
ambón o desde otro sitio oportuno, proclama las
estrofas del salmo, mientras toda asamblea escucha
y además participa con su respuesta.

Salmo responsorial. Del salmo 115

R. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava.

1. ¿Cómo le pagaré al Señor


todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de salvación
e invocaré el nombre del Señor. R.

2. A los ojos del Señor es muy penoso


que mueran sus amigos.
De la muerte, Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. R.

3. Te ofreceré con gratitud un sacrificio


e invocaré tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo. R.

Segunda lectura.

Monición: La segunda lectura. (S) Se toma del


Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los
Apóstoles o de las cartas que escribieron los
primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve
para conocer cómo vivían los primeros cristianos y
cómo explicaban a los demás las enseñanzas de
Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo
que Jesús nos enseñó. También nos ayuda a entender
muchas tradiciones de la Iglesia. Después de la
segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto
alegre que recuerda la Resurrección u otro canto
según las exigencias del tiempo litúrgico,
(Solamente se lee en los domingos y en las
solemnidades).

De la primera carta del apóstol san Pablo a los


corintios. 11, 23-26
Hermanos: Yo recibí del Señor lo mismo que les he
transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que
iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y
pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo:
“Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes.
Hagan esto en memoria mía”.

Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar,


diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella
con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre
que beban de él”.

Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y


beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor,
hasta que vuelva. Palabra de Dios

Todos: Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio. Jn 6, 51

R. Aleluya, aleluya, aleluya.


Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el
Señor;
el que coma de este pan vivirá para siempre.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.

Evangelio

Monición: El Evangelio. (P) Se toma de alguno de


los cuatro Evangelios de acuerdo al ciclo litúrgico y
narra una pequeña parte de la vida o las enseñanzas
de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo era
Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos
quiere transmitir. Esta lectura la hace el sacerdote o
el diácono.

Del santo Evangelio según san Marcos. 14, 12-16.


22-26

El primer día de la fiesta de los panes Ázimos,


cuando se sacrificaba el cordero pascual, le
preguntaron a Jesús sus discípulos: “¿Dónde quieres
que vayamos a prepararte la cena de Pascua?” Él les
dijo a dos de ellos: “Vayan a la ciudad. Encontrarán
a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y
díganle al dueño de la casa en donde entre: ‘El
maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación
en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’
Él les enseñará una sala en el segundo piso,
arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”. Los
discípulos se fueron, llegaron a la ciudad,
encontraron lo que Jesús les había dicho y
prepararon la cena de Pascua.

Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la


bendición, lo partió y se lo dio a sus discípulos,
diciendo: “Tomen: esto es mi cuerpo”. Y tomando
en sus manos una copa de vino, pronunció la acción
de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: “Esta
es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama
por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del
fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo
en el Reino de Dios”.

Después de cantar el himno, salieron hacia el monte


de los Olivos. Palabra del Señor.

Todos: Gloria a ti, Señor Jesús.

Homilía (S)
Monición: Conviene que sea una explicación de las
Lecturas, o de otro texto del Ordinario, o del Propio
de la Misa del día, teniendo siempre el misterio que
se celebra y las particulares necesidades de los
oyentes.

Profesión de fe (P)

Monición: Con el Símbolo o Credo el Pueblo da su


asentamiento y respuesta a la Palabra de Dios
proclamada en las Lecturas y en Homilía, y trae su
memoria, antes de empezar la celebración
eucarística, la norma de su fe.

Terminada la homilía, se canta o se dice el Símbolo


o Profesión de fe.

Creo en un solo Dios,


Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de
Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios
verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del
Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,

En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre,


todos se inclinan.

y por obra del Espíritu Santo


se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de
Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día,
según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del
Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,


que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y
el Hijo
recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y


apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón
de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.

Oración universal (P)


Monición: Es la conclusión de la liturgia de la
Palabra. Después de que la comunidad ha acogido
con fe la Palabra que Dios le ha dirigido, los
cristianos rezan para que la salvación que ha sido
proclamada se cumpla, en la iglesia y en toda la
humanidad. Posee el siguiente esquema:
* Por las necesidades de la Iglesia.
* Por los Gobernantes y la salvación del mundo.
* Por los que sufren cualquier dificultad.
* Por la comunidad local.

El sacerdote dice:
Hermanos, elevemos a una sola voz nuestra oración
para que del gran misterio de la Eucaristía brote el
don de nuestra salvación. Oremos diciendo: Tú que
eres el pan de vida, escúchanos.

Todos: Tú, que eres el pan de vida, escúchanos.

1. Oh Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote,


guarda al Papa N. y a todos los obispos, que su
acción pastoral sea fuente de santificación para los
fieles. Oremos.
2. Oh Señor Jesucristo, Sacerdote de la Alianza
nueva y eterna, configura contigo a todos los
ministros del altar, que su vida sea un don total de
amor. Oremos.

3. Oh Señor Jesucristo, Sacerdote, Rey y Profeta,


guía a cuantos están llamados a gobernar los pueblos
y las naciones, que su servicio esté siempre
orientado al bien verdadero. Oremos.

4. Oh Señor Jesucristo, Sacerdote de los bienes


futuros, abre la esperanza de la vida eterna a todos
los que sufren y a los que han perdido la esperanza,
que su dolor sea trasformado en gozo perfecto.
Oremos.

5. Oh Señor Jesucristo, Sacerdote, Víctima y Altar,


une a tu sacrificio de amor a todos tus discípulos,
que su existencia sea reflejo de tu caridad. Oremos.

6. Oh Señor Jesucristo, Buen Pastor, conduce a tus


hijos que están participando en estos procesos
vocacionales, que iluminados por tu Espíritu Santo,
descubran el camino que les invitas a seguir y les des
la fortaleza y la valentía para responder
generosamente a tu llamado. Oremos.

El sacerdote concluye, diciendo:


Señor Jesús, que en el sacramento de tu Cuerpo y de
tu Sangre has puesto la fuente del Espíritu que da
vida, haz que tu Iglesia se convierta en germen de la
humanidad renovada, para alabanza de Dios Padre.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

LITURGIA EUCARÍSTICA.

Preparación de los dones (S).

Monición: Al comienzo de la Liturgia eucarística se


llevan al altar los dones que se convertirán en el
cuerpo y en la Sangre de Cristo: es de alabar que el
pan y el vino lo presenten los mismos fieles.
Acompaña a esta procesión el canto del ofertorio,
que se alarga por los menos hasta que los dones han
sido colocados sobre el altar.

Plegaria eucarística (P)


Monición: Este el centro y el culmen de toda la
celebración. Es una plegaria de acción de gracias y
de consagración. El sentido de esta oración es que
toda la congregación de fieles se una con Cristo en
el reconocimiento de las grandezas de Dios y
en la ofrenda del sacrificio.

Oración sobre las ofrendas.

oncédenos, Señor, participar dignamente en estos


Cmisterios, porque cada vez que se celebra el
memorial de este sacrificio, se realiza la obra de
nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Monición: Los principales elementos de que consta


la Plegaría eucarística pueden distinguirse de esta
manera: Acción de gracias (P) que se expresa sobre
todo en el Prefacio.

Sacerdote: El Señor esté con ustedes.


Todos: Y con tu espíritu.

Sacerdote: Levantemos el corazón.


Todos: Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Sacerdote: Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Todos: Es justo y necesario.

n verdad es justo y necesario,


E
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno,
por Cristo, Señor nuestro.
El cual, verdadero y eterno sacerdote,
al instituir el sacrificio de la eterna alianza,
se ofreció primero a ti como víctima salvadora,
y nos mandó que lo ofreciéramos
como memorial suyo.
Cuando comemos su carne
inmolada por nosotros,
quedamos fortalecidos;
y cuando bebemos su sangre,
derramada por nosotros,
quedamos limpios de nuestros pecados.
Por eso con los ángeles y los arcángeles,
con los tronos y dominaciones
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria.

Monición: El Santo con esta aclamación toda la


asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales,
canta o recita las alabanzas a Dios.

Santo, santo, santo…

El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

adre misericordioso,
Pte pedimos humildemente,
por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,

Junta las manos y dice:


que aceptes

Traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz


conjuntamente, diciendo:
y bendigas  estos dones,
este sacrificio santo y puro que te ofrecemos,

Con las manos extendidas, prosigue:


ante todo, por tu Iglesia santa y católica,
para que le concedas la paz, la protejas,
la congregues en la unidad
y la gobiernes en el mundo entero,
con tu servidor el Papa N.,
con nuestro Obispo N.,
y todos los demás Obispos que, fieles a la verdad,
promueven la fe católica y apostólica.

Monición: Intercesiones (P): con ellas se da a


entender que la Eucaristía se celebra en comunión
con toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la
población se hace por ella y por todos sus miembros,
vivos y difuntos.

Conmemoración de los vivos.


Acuérdate, Señor, de tus hijos
que hoy están participando en este Preseminario
y de todos los aquí reunidos,
cuya fe y entrega bien conoces;
por ellos y por todos los suyos,
por el perdón de sus pecados
y la salvación que esperan,
te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
este sacrificio de alabanza,
a ti, eterno Dios, vivo y verdadero.

Conmemoración de los santos.


Reunidos en comunión con toda la Iglesia,
veneramos la memoria, ante todo,
de la gloriosa siempre Virgen María,
Madre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor;
la de su esposo, san José;
la de los santos apóstoles y mártires
Pedro y Pablo, Andrés,
(Santiago y Juan,
Tomás, Santiago Felipe,
Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo;
Lino, Cleto, Clemente, Sixto,
Cornelio, Cipriano,
Lorenzo, Crisógono,
Juan y Pablo,
Cosme y Damián)
y la de todos los santos;
por sus méritos y oraciones
concédenos en todo tu protección.
(Por Cristo, nuestro Señor. Amén)

Con las manos extendidas, prosigue:


Acepta, Señor, en tu bondad,
esta ofrenda de tus siervos
y de toda tu familia santa,
ordena en tu paz nuestros días,
líbranos de la condenación eterna
y cuéntanos entre tus elegidos.
Junta las manos
(Por Cristo, nuestro Señor. Amén)

Monición: Epíclesis (R): con ella la Iglesia, por


medio de determinadas invocaciones, implora el
poder divino para que los dones que han presentado
los hombres queden consagradas, es decir, se
conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para
que la víctima inmaculada que se va a recibir en la
comunión sea para salvación de quienes la reciban.

Extendiendo las manos sobre las ofrendas, dice:


Bendice y santifica esta ofrenda, Padre,
haciéndola perfecta, espiritual y digna de ti:
que se convierta para nosotros
en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo amado,
Jesucristo, nuestro Señor.
Monición: Narración de la institución y
consagración (R): en ella, con las palabras y gestos
de Cristo, se realiza el sacrificio que él mismo
instituyó en la última cena. Es el momento más
solemne de la Misa; en él ocurre el misterio de la
transformación real del pan y el vino en el Cuerpo y
Sangre de Cristo. Dios se hace presente ante
nosotros para que podamos estar muy cerca de Él.
Es un misterio de amor maravilloso que debemos
contemplar con el mayor respeto y devoción.
Debemos aprovechar ese momento para adorar a
Dios en la Eucaristía.

Junta las manos.


El cual,
la víspera de su Pasión.

Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre


el altar, prosigue:
tomó pan en sus santas y venerables manos,

Eleva los ojos.


y, elevando los ojos al cielo,
hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso,
dando gracias te bendijo,
lo partió, y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita


luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.

Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,

Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado


sobre el altar, prosigue:
tomó este cáliz glorioso
en sus santas y venerables manos,
dando gracias te bendijo,
y lo dio a sus discípulos, diciendo:

Se inclina un poco.
Tomen y beban todos de él,
porque este es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada
por ustedes y por muchos
para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía.

Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el


corporal y lo adora haciendo genuflexión.

Luego dice:
Este es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:


Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, señor Jesús!

Monición: Anámnesis (R): con ella la Iglesia, al


cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles,
recibió de Cristo Señor, realiza el memorial del
mismo Cristo, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la
ascensión al cielo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas,
dice:
Por eso, Padre,
nosotros, tus siervos, y todo el pueblo santo,
al celebrar este memorial de la muerte gloriosa
de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor,
de su santa resurrección del lugar de los muertos
y de su admirable ascensión a los cielos,
te ofrecemos, Dios de gloria y majestad,
de los mismos bienes que nos has dado,
el sacrificio puro, inmaculado y santo:
pan de vida eterna
y cáliz de eterna salvación.

Monición: Oblación (P): la asamblea ofrece al Padre


la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno
de los participantes.

Mira con ojos de bondad esta ofrenda


y acéptala,
como aceptaste los dones del justo Abel,
el sacrificio de Abraham, nuestro padre en la fe,
y la oblación pura
de tu sumo sacerdote Melquisedec.

Inclinado, con las manos juntas, prosigue:


Te pedimos humildemente,
Dios todopoderoso,
que esta ofrenda sea llevada a tu presencia,
hasta el altar del cielo, por manos de tu Ángel,
para que cuantos recibimos
el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
al participar aquí de este altar,

Se endereza y se signa, diciendo:


seamos colmados de gracia y bendición.

Junta las manos.


(Por cristo, nuestro Señor. Amén)

Monición: Continúan las intercesiones pidiendo


ahora por los difuntos.

Con las manos extendidas, dice:


Acuérdate también, Señor,
de tus hijos que nos han precedido con el signo de la
fe
y duermen ya el sueño de la paz.

Junta las manos y ora unos momentos por los


difuntos por los quienes tiene intención de orar.

Después con las manos extendidas, prosigue:


A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo,
concédeles el lugar del consuelo,
de la luz y de la paz.

Junta las manos.


(Por Cristo, nuestro Señor. Amén)

Con la mano derecha se golpea el pecho, diciendo:


Y a nosotros, pecadores, siervos tuyos,

Con las manos extendidas, prosigue:


que confiamos en tu infinita misericordia,
admítenos en la asamblea
de los santos apóstoles y mártires
Juan el Bautista, Esteban,
Matías y Bernabé,
(Ignacio, Alejandro,
Marcelino y Pedro,
Felícitas y Perpetua,
Águeda, Lucía,
Inés, Cecilia, Anastasia,)
y de todos los santos;
y acéptanos en su compañía,
no por nuestros méritos,
sino conforme a tu bondad.

Junta las manos.


Por Cristo, Señor nuestro.

Y continúa:
Por quien sigues creando todos los bienes,
los santificas, los llenas de vida,
los bendices y los repartes entre nosotros.

Monición: Doxología final (P): en ella se expresa la


glorificación de Dios y se concluye y confirma con
el amén del pueblo.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los


eleva y dice:
or Cristo, con él y en él,
Pa ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.

El pueblo aclama:
Amén.

Rito de la comunión.

Monición: Ya que la celebración eucarística es un


convite pascual, conviene que, según el encargo del
Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los
fieles, debidamente dispuestos, como alimento
espiritual. Significa "común unión". Al acercarnos a
comulgar, además de recibir a Jesús dentro de
nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos
unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y
amor.
Monición: La oración dominical (P): se pide el pan
de cada día, con lo que también se alude, para los
cristianos, el pan eucarístico, y se implora el perdón
de los pecados.

Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el


altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Llenos de alegría porque somos hijos de Dios,
digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:

Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:


adre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea
Ptu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal.

Monición: El embolismo, que desarrolla la última


petición, pide para todos los fieles la liberación del
poder del mal.
Solo el sacerdote, con las manos extendidas,
prosigue diciendo:
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Junta las manos:

El pueblo responde:
Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Monición: El rito de la paz (P): con que los fieles


imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda
la familia humana y se expresan mutuamente la
caridad antes de participar de un mismo pan.

Después el sacerdote, con las manos extendidas,


dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
“La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.

Junta las manos:


Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El pueblo responde:
Amén.

El sacerdote, viendo hacia el pueblo, extendiendo y


juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

El sacerdote invita a los fieles a darse la paz.


Dense fraternalmente la paz.
Monición: El gesto de la fracción del pan:(
P) realizado por Cristo en la última Cena, en los
tiempos apostólicos fue él sirvió para denominar la
integra acción eucarística. Significa que nosotros,
que somos muchos, en la comunión de un solo pan
de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo
(1 Co 10,17)

Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la


patena…

Monición: Inmixión o mezcla (P): el celebrante deja


caer una parte del pan consagrado en el cáliz
[originariamente era un trozo del pan consagrado en
otra comunidad el domingo anterior: signo de
comunión entre las diversas comunidades
cristianas]. Mientras se hace la fracción del pan y la
Inmixión, los cantores o un cantor cantan el Cordero
de Dios: Esta invocación puede repetirse cuantas
veces sea necesario para acompañar la fracción del
pan. La última vez se acompañará con las palabras
danos la paz.
…pone una partícula dentro del cáliz, diciendo en
secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,
unidos en este cáliz,
sean para nosotros
alimento de vida eterna.

Mientras tanto, se canta o se dice:


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

A continuación el sacerdote, con las manos juntas,


dice en secreto:
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu
Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino que, por tu piedad,
me aproveche para defensa del alma y cuerpo
y como remedio saludable.
Monición: Luego, el Sacerdote muestra a los fieles
el pan eucarístico.

El sacerdote hace una pequeña genuflexión, toma el


pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado
sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo,
dice con voz clara:
Éste es el cordero de Dios, que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:


Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

Monición: Es muy de desear que los fieles participen


del Cuerpo del Señor con pan consagrado en esa
misma Misa. Comulgar es la mejor forma de
participar del sacrificio que se celebra. Mientras el
sacerdote y los fieles reciben el Sacramento tiene
lugar el canto de comunión, canto que debe expresar,
por la unión de voces, la unión espiritual de quienes
comulgan, demostrar, al mismo tiempo, la alegría
del corazón y hacer más fraternal la procesión de los
que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo.
Si no hay canto, se reza la antífona propuesta por la
Misal.

Canto de comunión
Se distribuye la Sagrada Comunión.

Monición: Terminada la distribución de la


comunión, el sacerdote y los fieles, si juzgan
oportuno, pueden orar un rato recogidos. Si se
prefiere, puede también cantar toda la asamblea un
himno, un salmo o algún otro canto de alabanza.

Se hace un momento de silencio para la meditación


personal.

Monición: En la oración después de la comunión, el


sacerdote ruega para que se obtengan los frutos del
misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración
con la aclamación “Amén.”

Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote,


vuelta hacia el pueblo, con las manos juntas, dice:
oncédenos, Dios todopoderoso, que así como
Csomos alimentados en esta vida con la Cena
Pascual de tu Hijo, así también merezcamos ser
saciados en el banquete eterno. Por Cristo, nuestro
Señor.

4. RITO DE CONCLUSIÓN (P).

Saludo y bendición final

Monición: Antes de enviar a sus discípulos a


testimoniar su resurrección, Cristo levantó las
manos y los bendijo. Esto mismo hace el sacerdote:
bendice a los fieles trazando sobre ellos la señal de
la cruz e invocando al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo. Concluida la celebración el que preside besa
el altar y se retira junto con sus ministros.

Después tiene lugar la despedida. El sacerdote


vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos dice:
El Señor esté con ustedes.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:


Que el Señor los bendiga
con todas las bendiciones del cielo
y los conserve siempre puros y santos a sus ojos.
R. Amén

Que haga descender sobre ustedes con abundancia


las riquezas de su gloria.
R. Amén

Que los instruya con la palabra de la verdad,


los oriente con el Evangelio de la salvación
y los haga crecer siempre en el amor fraterno.
R. Amén

Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo,  y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén

Das könnte Ihnen auch gefallen