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De Samhain a Halloween

Por Oscar Carlos Cortelezzi, en 30/10/2017 (22:37)


De la serie: Celebraciones Paganas

L a popularización de la noche de Halloween, que hasta hace un par de

décadas se celebraba (mayormente) en USA, y la viralización de su


parafernalia por el auge de las redes sociales y la Internet en general, ha
provocado una enorme confusión sobre dicho evento y su relación con el
ancestral festival de Samhain, proveniente de los celtas irlandeses, con
el “Día de los Fieles Difuntos”, festividad propia del catolicismo.

En este artículo, trazaremos la historia de estas celebraciones, de sus


conexiones (o falta de ellas) y dejaremos en claro sus diferencias.
El término Halloween:
La palabra “Halloween” proviene de una contracción, vulgar y progresiva, de
la frase original (en inglés): “All Hallows’ Evening”, o sea, “Vísperas (o noche
anterior) al Día de Todos los Santos”, festividad católica romana, que se
celebra el día 1° de Noviembre.

Conviene aclarar, que “eve” o “evening” es un término en desuso, dentro del


inglés moderno, pero todavía los británicos suelen apelar al mismo para
referirse a las “vísperas” de algo o a la parte postrera de la tarde (en el
contexto de un día).

Así mismo, “hallows” es un arcaísmo que alude a lo que recibe honores por ser
sagrado (adj. “hallowed” 1 ) y que parece derivar del término del antiguo
inglés “halgain” y del germánico “heiligen”, términos emparentados con el
de “holy” o “sagrado” (en el inglés moderno).

Vale decir, “all hallows” alude a “todos los santos” y, por ende, a la fecha en
cuestión del santoral de la ICAR. Debido a esto, “Halloween” es una palabra
que, en sí, hace referencia a esa festividad de la Iglesia Católica.

Día de Todos los Santos:


Para la Iglesias Católica, el 1° de Noviembre se conmemora el “Día de Todos
los Santos” (diferente del día 2, que es el de “Los Fieles Difuntos”).

Esta celebración, tiene su origen en la iglesia cristiana primitiva, cuando la


palabra “santo” y “mártir” eran casi sinónimos (y rara vez alguien era
considerado como lo primero, sin haber sufrido una muerte terrible por
razones de fe).

Hasta comienzos del siglo IV, cuando comenzó el reinado del emperador
romano Diocleciano2, los cristianos eran perseguidos sólo de manera
esporádica, por su rechazo a rendir culto a los dioses del Estado y, en
particular, a la figura del emperador deificado 3. Sin embargo, en el año 302, el
citado emperador proclamó un edicto que pretendía erradicar a los cristianos
presentes en el territorio de Roma o bien impulsar su vuelta a la religión
tradicional.

Según parece, era costumbre, ya desde los primeros siglos, que los cristianos
rindieran homenaje a sus “mártires” en el aniversario de sus muertes y, de ser
posible, en los lugares donde habían sido ejecutados. Sin embargo, las
matanzas impulsadas por Diocleciano hicieron esto imposible, por lo cual,
surgió la idea de tener una fecha anual que sirviera para conmemorar a todos
los mártires anónimos o cuyas fechas de fallecimiento se dieran en
ejecuciones muy grandes, como para dedicarles un evento puntual a cada uno
de ellos.

Se tiene referencia de tal celebración genérica, ya en el año 373 d.C., cuando


Efraín de Nísibe 4 lo cita en un sermón, así como Juan Crisóstomode
Antioquía 5, en una homilía del año 407 d.C. La iglesia siria primitiva (la cual
usaba el calendario caldeo), comenzó a llamar a esta festividad el “Día de
Todos los Mártires” 6 .

Siglos después, un 13 de Mayo, en el año 610 d.C., el infame Papa Bonifacio


IV, transformó al Panteón de Agripa, el templo mayor de Roma, dedicado a
todos los dioses del Imperio, en una iglesia para la “Virgen María” y “Todos los
Santos” (seguramente, el nombre no fue casual, ya que “panteón” –
πᾶν / pan, en griego, significa “todo”– indica la pertenencia a “todos los
dioses”).

Ese día, desde entonces, sirvió para conmemorar tanto la profanación del
Panteón como el concepto de “todos los santos” en sí (consolidando una fecha
anual, según el calendario Juliano y ya no dependiente de los cálculos
lunares, como la Pascua o Pentecostés).

Sin embargo, siglos después, el Papa Gregorio III (731 a 741) consagró una
capilla en la Basílica de San Pedro a “Todos los Santos” y convirtió al día 1° de
Noviembre en dicho aniversario. Finalmente, Gregorio IV (827 a 844)
transformó a la celebración en global, para toda la Iglesia. Por lo cual, puede
decirse, que en el siglo IX ya se conmemoraba en la misma fecha que en la
actualidad.

Todo lo anterior, deja bastante en claro que el “Día de Todos los Santos”no
tuvo un origen pagano (como en general se cree popularmente) ni es una
festividad cooptante de creencias previas. Sencillamente parece marcar un
evento efemérico, generado a partir de la consagración de una iglesia. Así
mismo, es preciso hacer notar que sólo la ICAR mantiene al 1° de Noviembre
como tal día, ya que las iglesias ortodoxas, la Luterana, la Anglicana y otras
protestantes, usan, para el caso, al primer domingo después de Pentecostés
(no cayendo todos los años en la misma fecha).

Conmemoración de los Fieles Difuntos:


Existe muy poca
información disponible sobre el origen real de esta celebración…

Ya desde la segunda mitad del primer milenio, los cristianos comenzaron a


conmemorar a los difuntos de su fe. Hacia el siglo XI, los obispos de diversas
localidades de Europa Occidental, solían establecer fechas específicas para
este propósito, pero las mismas diferían entre sí, de manera significativa (no
existiendo ninguna concordancia o regulación para el caso).

En las iglesias orientales, de nuevo la dinámica calendárica se daba (y se


sigue dando) a través de las fechas sacras relativas al calendario pascual o
bien en relación a Pentecostés (no existiendo una fecha Juliana / Gregoriana
fija). Algunos cristianos recuerdan a los difuntos el día siguiente a la Pascua,
otros el día posterior a Pentecostés, etc… La fecha del 2 de Noviembre es sólo
aceptada por la ICAR.

Esto está basado en que, según la tradición católica, fue Odilón 7, Abad de
Cluny8, quien ordenó a todos los monasterios benedictinos el celebrar
anualmente, durante el día 2 de Noviembre, a todos los “fieles difuntos”. La
fecha en que esto ocurrió es totalmente imprecisa: Ciertos autores la sitúan h.
el año 980 y otros llegan hasta el 1030. En cualquier caso, tampoco fue un
fenómeno aceptado de inmediato por la Iglesia. Recién en el siglo XVI, la
celebración fue adoptada por Roma y desde allí sí se difundió en todo el
mundo católico.

Ahora bien, debido a la región de Europa en que esto se gestó y a la fecha en


cuestión, se puede conjeturar la influencia del folclore ancestral ( pagano).
Sin embargo, no existe evidencia alguna en este sentido ni correlaciones o
correspondencias que permitan avalar tal sincretismo. De existir alguna
relación con el Samhain celta, debió tratarse de algo muy difuso y diluido por
el tiempo, dado que hablamos de un milenio después de que las Galias
cayeran ante Cayo Julio César y la religión druídica fuera prohibida por Roma
(no obstante, más adelante, en este artículo, se volverá sobre el particular).

Samhain y Samonios:
La noche de Samhain, llega hasta los tiempos modernos desde la mitología y
espiritualidad irlandesa. Debido a que este país nunca fue conquistado por
Roma y luego quedó aislado del Cristianismo por más tiempo que el resto de
los territorios celtas, allí se preservaron mucho mejor algunas de las antiguas
tradiciones y creencias (a pesar del inevitable sincretismo y desvanecimiento
progresivo, por el paso de los siglos).

La etimología de Samhain es “fin del verano”, al menos en lengua gaélica. Se


consideraba el fin de año celta y la culminación de la última parte de la
temporada de cosechas. Era cuando comenzaba la mitad oscura del año,
dentro de la cosmovisión druídica.

Existe buena información para sustentar el origen y sentido de este festival,


porque el Samhain es citado varias veces en el ciclo mítico / literario de Ulster
o “Rúraíocht”, en idioma gaélico, es decir de la “Rama Roja”.

El Ciclo de Ulster, narra eventos que supuestamente ocurrieron cerca del


comienzo de la era cristiana y su composición parece datar de algo después
del siglo I d.C. En estos mitos se nombran a importantes dioses de la
mitología irlandesa, como Dagda, Lugh y Morrigan, así como al héroe
Cúchulainn.

Mucho más problemático es establecer cómo era considerado este día en los
territorios de la antigua Galia y en otras regiones célticas.

La única evidencia sólida de la estructura del ciclo anual galo, es el hallazgo


del Calendario de Caligny (en 1897), en el actual departamento de Ain, en
la región centro oriental de Francia (cerca de la ciudad de Lyon).
Originalmente, era una placa de bronce que formaba parte de algún
monumento, el cual incluía una estatua masculina.

Este calendario muestra 5 años con sus respectivos meses, a pesar de


haberse perdido gran parte de sus piezas, ya que la placa de bronce se
encuentra rota en 73 fragmentos, se ha podido recuperar del mismo mucha
información relevante para la comprensión del calendario druídico. Está escrito
con caracteres latinos (capitales) pero en lengua gala.
La confección del mismo, data de finales del siglo II d.C. y parece ser
un parapegmata (del tipo que refiere el naturalista romano Plinio Segundo 9 ) o
calendario astronómico / climático público, muy común en todo el mundo
helénico y romano.

El mes correspondiente al Samhain irlandés


es Samonio(también “Samos” o “Samonii”). Este término parece
significar “verano”en lengua gala, por lo que hay una relación directa con la
palabra gaélica para el fin de año.

El Calendario de Caligny es lunisolar y los meses comienzan aproximadamente


a la mitad de los del calendario Juliano / Gregoriano, siempre con la lunación
(el plenilunio o “Esbat” del neopaganismo).

El mes de Samonios comenzaba en la lunación de mediados de Octubre y


tenía 30 días. Dado que se dice, en una parte del calendario citado, que el día
17 de dicho mes, se celebraban las “Tres Noches de Samonios”, parece ser
que el equivalente al Samhain, entre los galos, duraba 3 días y acontecía
entre el 5 y el 7 de lo que sería el Noviembre del calendario Juliano (romano).

Aunque existen muchas lagunas, debido a lo fragmentario de la información,


nos deja saber que el Samhain no era una festividad que caía todos los años
en la misma fecha (si se toma el calendario solar Juliano o Gregoriano como
referencia) y que, además, tal fecha no era cerca del 31 de Octubre, porque
se la situaba exactamente entre el Equinoccio de Otoño y el Solsticio de
Invierno.

Es decir, tomando:

Los 10 –últimos- días de Septiembre + 31 días de Octubre + 30 días de


Noviembre + 21 días de Diciembre = 92

92 / 2 = 46

Y si se le suman 46 días al 21 de Septiembre, nos lleva al 5 de Noviembre (al


7, si se considera que el equinoccio se da, en realidad, el día 23).

Por esto, puede verse que los celtas no celebraban “Las Noches de Samonio” o
Samhain sino hasta la primera semana de Noviembre. Pero, además, existe
una razón lógica que refuerza lo anterior: Los celtas llevaban a cabo este
festival desde muchos siglos antes de que Roma dominara sus territorios y de
que se inventara el calendario Juliano (mandado a desarrollar por Cayo Julio
César en el 46 a.C. o el 708 Ab Urbe Condita -años desde la fundación de
Roma). Habría sido imposible que, con un mes lunar, que comenzaba con las
lunaciones, esta fecha coincidiera con un calendario solar que todavía no había
sido inventado.

Es indudable que esto vale también para el Samhain de Irlanda, la cual, como
se dijo, no recibió contaminación cultural romana ni cristiana, hasta el inicio
del Medioevo (y comenzada la cristianización de la isla en el 430 d.C.), por lo
cual tampoco se pudo regir por las fechas julianas en tiempos en que florecía
la religión druídica.

En algún punto, las gentes de ese país, asimilaron la idea de los meses
julianos (solares) y establecieron la fecha más cercana a la de su antiguo
calendario con meses lunares e iniciados con las lunaciones. Así que Samha in
pasó de celebrarse entre el 5 y el 7 de Noviembre al 31 de Octubre.

El Samhain sobrevivió a la caída del Paganismo, transformándose y


adquiriendo costumbres cristianas, pero sin nunca desaparecer del todo. Fue
así como varias de las tradiciones neopaganas lo revivieron y revalidaron
como la fecha del cambio del año sagrado y el festival que los paganos
modernos conocemos (con toda su significación, símbolos y mitos
relacionados).

Otras celebraciones paganas:

Existen numerosas
festividades paganas antiguas que se solapan (o no) con el Sahmain /
Samonio de los celtas. Debido a la información poco seria y sin rigor
académico que circula en la Internet o bien en la literatura new-age y
neopagana, suele tenerse la idea general de que la Europa precristiana
conmemoraba a sus difuntos en una misma fecha (sin importar la época o
cultura que se tome en cuenta).

Lo anterior es erróneo y, para dejar esto claro, lo mejor será hacer una breve
lista de algunas de estas celebraciones…

Las Parentalias (o fiestas parentales): En la Antigua Roma, entre los días


13 y 21 de Febrero, se llevaba a cabo una serie de rituales, ofrendas y cultos
dirigidos a los di manes o las “sombras de los difuntos”(antepasados), con el
fin de garantizar su bienestar y descanso 10. Era obligación legal del Pater
Familia el organizar y financiar estos ritos.

Las Lemuralias: Se trataba de otra festividad romana dedicada a los


difuntos. Las fechas del calendario juliano en que se celebraban era el 9, 11 y
13 de Mayo. Lo anterior hace pensar a algunos en la existencia de cierta
relación con lo citado más arriba sobre la profanación del Panteón de Agripa
por el Papa Bonifacio IV, pero sin embargo, si existió una conexión entre
ambas cosas, debió ser puntual (no por tratar de adaptar la efeméride pagana
a la cristiana, sino para desacralizar a la primera).

En las Lemuralias se exorcizaba a los manes o espíritus de los antepasados de


los hogares, para impedir que trajeran la desgracia o la mala suerte a los
mismos. También en esta ocasión, era responsabilidad del Pater Familia el que
se llevaran a cabo los ritos correspondientes.

La Vertumnalia: Vertumno era una divinidad romana de origen etrusco.


Personificaba la mutación de la vegetación a través de las estaciones. Era una
deidad del cambio. A su vez, Pomona (Patrona Pomorum o “Señora de los
Frutos”) era una diosa que regía la fertilidad de los frutos en
específico. Ovidio, en su “Metamorfosis” incluye un par de poemas para estas
divinidades. La Vertumnalia se celebraba el 13 de Agosto y en dicha ocasión
se rendía culto a esta pareja divina.

Por alguna razón, en la red circula la idea de que la “Fiesta de


Pomona”correspondía aproximadamente al Samhain celta, sin embargo, como
puede verse dadas las fechas, estaba más cerca del festival
de Lughnasadh o “Bodas de Lugh”, que de Samhain.
Epulum Jovis (Banquete del dios Júpiter): Se trataba de una celebración
menor, llevada a cabo los días 13 de Noviembre, dedicada a Júpiter (la mayor
era en Septiembre 13). Coincidía con los Ludi Plebeii (“Juegos de la Plebe”),
que acontecían entre el 4 y el 17 del mismo mes.

Esta celebración no tiene relación alguna con los difuntos o con los ciclos
climáticos anuales (o de la fertilidad).

Winternacht (o Winter Night): Se trata de un blót heathen / ásatruár que sí


se corresponde con el festival wiccano / céltico del Samhain. En el mismo, se
recuerdan a los antepasados difuntos y se agradece a los dioses por la última
cosecha del año. Se lo considera el inicio de la estación invernal del hemisferio
norte (de ahí su nombre).

Las calabazas y Jack-o’-lantern:


Las sucesivas capas de superstición cristiana que se fueron sincretizando con
la celebración pagana original del Samhain irlandés, fueron generando que la
noche dedicada a conmemorar y honrar a los difuntos, se convirtiera en una
suerte de imán para unificar a todos los temores y ansiedades humanas.

La leyenda sobre Jack-o’-lantern (“La Linterna de Jack”) y la posterior talla


de vegetales con fines festivos, tiene su origen en el fuego fatuo (will-o’-the-
wisp), que se produce por combustión espontánea del metano, producto de la
descomposición de sustancias orgánicas o bien por la luminiscencia del fósforo
presente en los huesos expuestos, que en las noches oscuras puede verse con
claridad.

El folclore irlandés narra (con muchas variaciones) la leyenda de Jack: Un


granjero avaro y astuto, que en una ocasión quiso atrapar al Diablo
cercándolo con cruces y obligándolo a entrar al tronco de un árbol, en el cual
talló a su vez otro de estos símbolos.

En este relato, puede verse el antiguo concepto de “conjurar” a un espíritu


maligno o a un ser demoníaco, dejándolo atrapado en un recipiente, objeto o
lugar, para neutralizarlo, mediante algún símbolo mágico. Es por eso que en
Escocia e Irlanda, se tallan nabos y se le colocan velas o lámparas de aceite
dentro, con el fin de protegerse de los “espíritus malignos” y de cualquier
entidad negativa en la noche del Samhain / Halloween (conjugando lo anterior
con el temor al fuego fatuo).
Cuando, a mediados del s. XIX, Estados Unidos de América comenzó a recibir
una fuerte inmigración de irlandeses y escoceses, esta tradición se extendió
en ese país, pero se comenzaron a utilizar calabazas, por ser más grandes,
cómodas y fáciles de tallar.

La Noche de Guy Fawkes (Guy Fawkes


Night):
El 5 de Noviembre de 1605, en Londres, Inglaterra, se llevó a cabo un
atentado fallido contra la Casa del Parlamento. Este hecho, se dio en
llamar “La Conspiración de la Pólvora”, dado que se pretendía usar gran
cantidad de esta para volar el edificio parlamentario y, de ese modo, acabar
con la vida del rey James I (o Jacobo, 1566 a 1625) y de buena parte de la
aristocracia británica.

Este acto, fue perpetrado por un grupo de católicos radicales de origen rural,
que se oponían a la discriminación religiosa llevada a cabo por el rey.

El principal conspirador (o al menos el más conocido, por haber sido


sorprendido in situ), se llamaba Guy Fawkes, quien fue torturado, juzgado y
ejecutado por alta traición en Enero del año siguiente.

Tiempo después, los protestantes organizaron una festividad, en la víspera del


5 de Noviembre, para celebrar el fracaso del atentado. A partir de esto, todos
los años, durante esa noche (que terminó por ser llamada “Guy
Fawkes Night”), los niños solían salir a correr por las calles gritando: “penny
for the guy” (“penique para guy”), recaudando de ese modo dinero para
comprar pirotecnia.

Los adultos también llevaban a cabo diversos tipos de festejos, entre los que
se incluía obligar a los católicos a hacerles regalos o entregarles cosas que les
solicitaban.

Estas actividades pudieron ser (en parte) el origen de la famosa frase: “trick-
or-treat” (“truco o trato”), usada por los niños para pedir golosinas en la
noche de Halloween… (En el sentido de convidar con algo apetecible o sufrir
algún tipo de susto o mal rato).
Nota: Es digno de notar, el hecho de que la noche de Guy Fawkes, coincidiera
con la fecha aproximada del Samhain original de los celtas, siendo que, por
nacer de un acto político, nada tenía que ver con el asunto.

Trick or treat (Truco o trato):


Otro probable origen de la frase “trick or treat” y de su actividad
concomitante, tiene relación con el “soul cake” o “pan de las animas”. Esto, se
trataba de una costumbre medieval, consistente en salir a pedir comida
(principalmente pan), siendo la excusa para el cas, que, el acto de caridad,
servía como sufragio para las almas del Purgatorio.

Esta actividad, parece haber existido también, aunque siglos después, en


Portugal, donde se daba una versión muy temprana de la calabaza con la
candela encendida, ya que los niños salían a pedir comida iluminados por este
medio.

Toda esta actividad parece haberse centrado alrededor de la conmemoración


de los fieles difuntos, el día 2 de Noviembre.

Los expertos en folclore norteamericano, no creen que la frase “trick or


treat” como tal, sea anterior a 1920, sin embargo, pudo ser el producto de
remanencias mucho más antiguas.

En USA, comenzó a ser verdaderamente popular en la década de los años


1950.

La Noche de Brujas o el Halloween


moderno:
No está muy claro el cómo entraron las “brujas”, y otros elementos
de “miedo” popular, a formar parte del folclore de Halloween, sin embargo,
existen algunos indicios.

Como se dijo, ya en Europa (particularmente en las Islas Británicas), los días


próximos al 31 de Octubre estaban cargados con múltiples significados
espirituales y culturales, entre los cuales se encontraba inmanente el ancestral
sentido de honrar a los difuntos y de que, en ese momento del año, el velo
entre este mundo y el “más allá” era más delgado.
Más tarde, en USA, hacia la década de 1830, las personas estilaban reunirse
en fogatas y contar historias de fantasmas, como consta en algunas crónicas
de la época.

Años después, al llegar la Guerra Civil (1861 a 1865) en ese país, pocas
familias quedaron sin perder algún miembro en el conflicto y tanto la
tendencia a creer en el contacto con lo espiritual, como a temer a la Muerte,
aumentaron.

Fue en esa misma época, en que todos estos factores sociales y culturales se
mezclaron con las leyendas, supersticiones y costumbres de irlandeses,
escoceses y de otros inmigrantes europeos, hasta consolidarse en
el Halloween que conocemos hoy.

Durante las primeras décadas del siglo XX, no existían costumbres muy
afianzadas sobre esta celebración, pero sí las fiestas de disfraces, las
máscaras y, particularmente, las bromas o “travesuras” (tanto de niños como
de adolescentes y adultos, que a veces se volvían vandálicas, vengativas y
siniestras).

Al llegar la gran depresión de los años 1930, el vandalismo recrudeció,


usándose a Halloween como una suerte de evento catártico, al punto que la
noche del 31 de Octubre de 1933 fue llamada “El Halloween Negro”.

Finalmente, luego de la Segunda Guerra Mundial, diversos sectores de la


sociedad estadounidense se propusieron bajar el nivel de peligrosidad de esta
fiesta y darle un sentido mucho más light y comercial, en lo que también
influyeron de manera patente los medios de comunicación y entretenimiento
modernos, como el cine y la televisión, llegándose así al Halloween que puede
observarse en la actualidad.

Finalmente, la “exportación” mediática de Halloween, producida en las últimas


3 décadas de manera progresiva, generó el que “la noche de brujas” termine
por celebrarse en muchos países (anteriormente desconectados de las
tradiciones originales que le dieron forma).

La adición de las brujas a toda esta ecuación, debió tener tres instancias (que
quizás se potenciaron entre sí): La tendencia a la superstición por parte de los
católicos irlandeses, las ideas de la cultura popular estadounidense sobre
las “Brujas de Salem” y, ya en tiempos más recientes, la realimentación que el
ambiente neopagano y la New Age, crea sobre el particular.
Origen y sentido del verdadero
Samhain:

Gracias a la arqueología
moderna, existen pocas dudas de que el epicentro de los rituales de Samhain,
en los tiempos célticos paganos, era la Colina de Tara(“Tara Hill”), ubicada
en el actual condado de Meath, provincia de Leinster, Irlanda.

Las construcciones megalíticas allí presentes, datan de hace cerca de 5000


años y desde tiempos célticos hasta el siglo VI, fueron sede de la coronación
de los reyes irlandeses (esto perduró incluso hasta el siglo XII, aunque, con el
auge del Cristianismo, perdió gran parte de su sentido y relevancia). El
nombre gaélico de la colina es Teamhair Na Rí, precisamente: “La Colina de
los Reyes”.

Entre los monumentos del lugar, existe uno llamado “Mound of the
Hostages” (en gaélico: “Dumha Na N’Giall”). Se trata de una tumba, del
mismo estilo que el célebre túmulo megalítico de Newgrange, construída
entre el 3350 y el 2800 a.C.

La luz solar, iluminaba cada año al pasaje de entrada a la tumba, durante el


ocaso. Esto ocurría entre los días 8 de Noviembre y 4 de Febrero, vale decir,
desde el festival de Samhain al de Imbolc (la parte más oscura del año
calendario celta).

Poco se puede conocer sobre los rituales originales, celebrados en Tara, con
que se conmemoraba a los difuntos, durante el Samhain. Sin embargo, queda
muy en claro el trasfondo simbólico: Cuando el sol comenzaba a iluminar el
pasillo de la tumba, era tiempo de rendir culto a los antepasados
(probablemente cerca del plenilunio del mes celta de Samon o Samonio).

Es así que, la celebración de la Noche de Samhain, nos llega desde la más


lejana prehistoria, como la ocasión en que se ofrendaba y recordaba a los
antepasados que ya habían partido de esta vida.

Conclusiones:
Como se ha dicho, Halloween es un término que alude a las vísperas del día
de “Todos los Santos” y, por ende, tiene una raíz completamente cristiana. La
relación de esta fecha con el verdadero Samhain celta (pagano) es muy
difusa y sólo atinente a la memoria colectiva de los pueblos (que perdura por
siglos, más allá de la cáscara exterior de la cultura vigente).

El Samhain original, jamás pudo caer exactamente la noche del 31 de


Octubre, dado que los celtas comenzaban sus meses con los plenilunios (los
meses eran lunares, no solares y por tanto variables con respecto al
calendario gregoriano); Samhain era el punto medio entre el equinoccio de
otoño y el solsticio de invierno y, además, el calendario juliano fue inventado
muchos siglos después de que el Samhain comenzara a celebrarse.

A diferencia de la Navidad, San Valentín, la Noche de San Juan y tantos otros


días festivos del año, Halloween, el “Día de Todos los Santos” o el “Día de los
Fieles Difuntos”, no son celebraciones que el Cristianismo le cooptara (adrede)
al Paganismo. Si existe relación entre una y otra cosa, tuvo que ser muy
difusa.

Y, finalmente, lo más importante: El Samhain pagano, no es un día para salir


a la calle a pedir golosinas; ir a fiestas de disfraces o divertirse con tonterías…
Desde la prehistoria, fue la ocasión en que se conmemoraba a los antepasados
difuntos. Se trata de una noche de recogimiento, serenidad, remembranza y,
en cierta forma, de tristeza (porque, paganos o no, todos extrañamos a
aquellos que amamos y que ya no están). También es una ocasión en donde el
sentido de los ciclos de la Naturaleza y del eterno retorno, se vivencian, donde
se espera un nuevo año y el reinicio de todos los procesos de la Vida y la
fertilidad del suelo.

Por todo esto, debe quedar claro que Halloween y Samhain, son dos
celebraciones enteramente diferentes, que no sólo no están verdaderamente
relacionadas, sino que se oponen entre sí en cuanto a su significado y
propósito.-

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