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Vías de propagación de
la infección odontogénica 19
Cosme Gay Escoda, Leonardo Berini Aytés

La infección odontogénica puede propagarse básicamente de dos for- el inferior está formado por una fibromucosa espesa, resistente y fuer-
mas: temente adherida al periostio. Dividido por un consistente rafe, en su in-
– Propagación por continuidad terior hay escaso tejido celular, glándulas salivales menores, muy im-
A partir de la localización primaria, la infección odontogénica puede portante, el paquete vásculo-nervioso palatino anterior que lo atraviesa
propagarse por continuidad siguiendo el trayecto de los músculos y las de atrás hacia adelante (figura 19.1B).
aponeurosis hasta llegar a establecerse lejos de su punto de origen; esta
diseminación puede observarse en una serie de espacios o regiones ana- 19.1.1.3. Espacio sublingual
tómicas de la cara y del cuello, superficiales o profundos, y en caso ex- Está limitado por encima por la membrana mucosa que forma el
tremo en el mediastino. suelo de la boca, medialmente por los músculos genihioideo, genio-
– Propagación a distancia gloso e hiogloso (no hay un verdadero rafe), y por debajo por el mús-
Cabe distinguir una extensión de la infección odontogénica gracias culo milohioideo. Los límites anterior y externo vienen representa-
a que los gérmenes viajarán por los vasos linfáticos, y que suelen pro- dos por la sínfisis y el cuerpo mandibular. Está ocupado en su parte
ducir una reacción inflamatoria en la primera estación linfática como por anterior por la glándula sublingual, mientras que posteriormente está
ejemplo en los ganglios de la celda submaxilar. Allí suele quedar dete- recorrido por el conducto de Wharton, la prolongación anterior -apó-
nida la diseminación por vía linfática, y es muy raro que acontezca una fisis unciforme- de la glándula submaxilar, el nervio lingual y los va-
progresión más allá de esta primera estación linfática. sos sublinguales. No hay un límite posterior en este espacio sublingual,
Por otro lado, la diseminación por vía hemática es un hecho per- que se reaciona directamente con el espacio pterigomandibular, mien-
fectamente probado (bacteriemia) en manipulaciones dentarias cruentas tras que gracias a un hiato existente entre los músculos hiogloso y mi-
y en ausencia de infección. Pero además, cuando existe una infección lohioideo se establece una comunicación fácil con la región subma-
odontogénica puede haber una afectación de las venas en forma de trom- xilar (figura 19.2A).
boflebitis; a partir de ésta se constituye un trombo séptico que, conte-
niendo gran número de gérmenes, puede ser vehiculizado a distancia, 19.1.2. RECUERDO ANATÓMICO DE LOS ESPACIOS
y originar una septicemia con la posible aparición de una infección CERVICOMAXILOFACIALES SUPERFICIALES
metastásica a cualquier nivel del organismo.
Por último existe la posibilidad de que los gérmenes sigan el camino 19.1.2.1. Espacio canino
de la vía digestiva (al llegar al estómago quedan inactivados por el pH El espacio canino queda limitado en su zona profunda por la fosa ca-
gástrico), o de la vía respiratoria; para que se produzca este paso hacia nina del maxilar superior, internamente por el músculo elevador del la-
el árbol bronquial, debe concurrir una ausencia de reflejos cuya conse- bio superior y externamente por el músculo cigomático menor; también
cuencia puede ser una grave neumonía por aspiración. es mencionado como espacio nasogeniano a fin de indicar su ubica-
ción entre las regiones nasal y geniana. En su interior encontramos la ra-
19.1. PROPAGACIÓN POR CONTINUIDAD mificación final del nervio infraorbitario, el músculo canino y, sobre
todo, los vasos faciales (figura 19.2B).
19.1.1. RECUERDO ANATÓMICO DE LOS ESPACIOS BUCALES
19.1.2.2. Espacio geniano
19.1.1.1. Vestíbulo bucal Sus límites anatómicos corresponden a lo que popularmente enten-
Se trata de un espacio virtual limitado medialmente por la cara ex- demos por mejilla; algunos autores la describen como región yugal. Sus
terna de los maxilares y externamente por la mejilla y los labios. Re- límites son: en profundidad el músculo buccinador, por arriba la región
vestido por una mucosa que acaba por confundirse con la encía adhe- palpebral inferior y el arco cigomático, por detrás el borde anterior del
rida, contiene tejido celular laxo rico en glándulas salivales menores y músculo masetero, por abajo la basilar mandibular y por delante, de arriba
unas bandas musculares, más o menos desarrolladas, que son los freni- abajo, el espacio nasogeniano, la comisura labial y el músculo triangu-
llos (figura 19.1A). lar de los labios, que lo separa de la región mentoniana.
Su contenido es realmente importante: vasos faciales, ramas del ner-
19.1.1.2. Espacio palatino vio facial, conducto de Stensen; el músculo buccinador, que atraviesa de
Es la bóveda de la cavidad bucal; el límite superior es óseo en su delante atrás este espacio geniano, permite subdividirlo de forma algo
parte anterior y muscular, velo del paladar, en la posterior, mientras que artificiosa en dos regiones: alta y baja (figura 19.3).
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B Fosas nasales

Seno maxilar Seno maxilar

Seno maxilar

A
Fosas nasales

Bóveda palatina

Agujero palatino
anterior
Arteria y nervio
nasopalatino
Arteria y nervio
palatino anterior
Fibromucosa

V L

Agujero palatino posterior

Arteria y nervio
palatino posterior

Músculo buccinador

Amígdala Úvula
Figura 19.1. (A) Vestíbulo bucal. (B) Espacio palatino.

A Músculo hiogloso

Conducto de Wharton
Músculo canino

V L Nervio lingual
Glándula sublingual Músculo elevador
del labio superior
Arteria sublingual
Músculo milohioideo

Figura 19.2. (A) Espacio sublingual. (B) Espacio canino.

19.1.2.3. Espacio mentoniano y que forman un plexo con algunas colaterales de las arterias submen-
Es un espacio impar y medio que está situado inferiormente al labio toniana y coronaria labial inferior.
inferior, y sus límites externos son los músculos triangulares de los la-
bios. Su cara profunda es la sínfisis mandibular mientras que el plano 19.1.2.4. Espacio temporal superficial
superficial vendría marcado por los músculos borla y cuadrado del men- El espacio temporal superficial es un espacio virtual que está limi-
tón. Está bien vascularizado gracias a las arterias mentonianas que emer- tado por fuera por la aponeurosis temporal, que va desde el arco cigo-
gen por el agujero mentoniano junto con el nervio del mismo nombre, mático hasta el hueso temporal, y por dentro por el propio músculo tem-
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A B
Bola adiposa
de Bichat
Músculo buccinador
Músculos
cigomáticos Músculo buccinador
mayor y menor

Músculo risorio

Músculo triangular
de los labios

Músculo cutáneo Músculo masetero


del cuello Músculo triangular
de los labios
Figura 19.3. Espacio geniano. (A) Corte frontal de la región geniana alta. (B) Región geniana baja.

Músculo temporal

Espacio temporal superficial

Fascia temporal Espacio temporal profundo

Hueso esfenoides

Espacio infratemporal
Arco cigomático
Músculo pterigoideo externo

Proceso hamular
Espacio maseterino
Músculo pterigoideo interno

Músculo masetero Espacio pterigomandibular Figura 19.4. Espacios limitados por los mús-
culos depresores de la masticación: (A) Pteri-
Mandíbula gomandibular. (B) Maseterino. (C) Temporal
superficial. (D) Temporal profundo. (E) Ci-
gomático o infratemporal.

poral. Inferiormente comunica con los espacios maseterino superficial 19.1.3.2. Espacio temporal profundo
y cigomático (figura 19.4). Se trata de un espacio virtual que está limitado externamente por
el músculo temporal e internamente por el hueso temporal y el ala ma-
19.1.3. RECUERDO ANATÓMICO DE LOS ESPACIOS yor del esfenoides. Comunica inferiormente con el espacio temporal su-
CERVICOMAXILOFACIALES PROFUNDOS perficial a través del espacio cigomático; contiene los vasos y nervios
temporales profundos (figura 19.5).
19.1.3.1. Espacio paramandibular
También conocido como “espacio del cuerpo de la mandíbula”, está 19.1.3.3. Espacio cigomático
formado internamente por la cara externa del cuerpo de la mandíbula, También denominado espacio infratemporal, limita por arriba con el
externamente por la lámina que supone la prolongación facial de la apo- espacio temporal profundo, por delante con el espacio geniano, por de-
neurosis cervical superficial, y su límite superior es el músculo bucci- trás con el espacio parotídeo, por abajo con el espacio pterigomandibu-
nador. Posteriormente comunica con el espacio pterigomandibular. lar, por fuera con la rama ascendente mandibular, y por dentro con la apó-
Se trata de un espacio virtual que no contiene ninguna estructura fisis pterigoides, la porción inferior del músculo pterigoideo externo y la
pero hay que tener presente que por encima de él pasan estructuras ana- pared lateral de la faringe. De su contenido destacan la arteria maxilar in-
tómicas tan importantes como los vasos faciales y la rama mandibular terna, el plexo venoso pterigoideo, el nervio maxilar superior -segunda
del nervio facial. rama del trigémino- y la bola adiposa de Bichat (figura 19.4).
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Figura 19.5. Disección de material cadavérico para visualizar los espacios Figura 19.6. Disección de material cadavérico para visualizar el espacio
temporales superficial y profundo. maseterino.

A Glándula B
parótida Vaina carotídea Nervio maxilar superior
Ganglio Nervio intraorbitario
esfenopalatino
Músculo pterigoideo Espacio faríngeo
interno lateral Nervio Nervio
esfenopalatino alveolar
superior
Músculo Plexo venoso posterior
Espacio
constrictor pterigoideo
pterigomandibular
Rama ascendente Faringe Arteria maxilar
de la mandíbula interna

Músculo masetero

Arteria alveolar
Músculo buccinador superior
Lengua
Figura 19.7. (A) Espacio pterigomandibular. (B) Fosa pterigomaxilar.

19.1.3.4. Espacio maseterino Hacia atrás se comunica con la fosa retromandibular, que aloja la
Su cara superficial es el propio músculo masetero, mientras que su parte anterior del lóbulo profundo de la parótida, mientras que por arriba
cara profunda es la cara externa de la rama ascendente mandibular. y medialmente establece una relación de suma trascendencia, por los
Comunica a través de la escotadura sigmoidea y el agujero cigomático elementos contenidos, con la fosa pterigomaxilar (figuras 19.7B y 19.8).
con los espacios pterigomandibular y temporal superficial, respectiva- El tejido celular de esta región contiene los nervios lingual y denta-
mente. Hacia delante establece relación con el espacio geniano, mien- rio inferior así como sus vasos acompañantes, y es el que atravesamos
tras que por detrás lo hace con el espacio parotídeo (figuras 19.4 y 19.6). con la aguja, en dirección a la espina de Spix, en la anestesia troncular
del nervio dentario inferior (figura 19.9).
19.1.3.5. Espacio pterigomandibular
Este espacio está limitado externamente por la cara medial de la rama 19.1.3.6. Espacio submentoniano
ascendente de la mandíbula e internamente por el músculo pterigoideo Es un espacio medio e impar que forma con los dos espacios sub-
interno; el músculo pterigoideo externo se encuentra en una situación maxilares la región suprahioidea (figura 19.10). Está limitado superior-
más craneal. mente por la sínfisis mandibular y los músculos milohioideos, lateral-
Sus límites superiores son la porción infratemporal del ala mayor mente por los vientres anteriores de los músculos digástricos, y
del esfenoides y el agujero cigomático, gracias al cual establece relación superficialmente por la aponeurosis cervical superficial; el límite infe-
con el espacio temporal profundo (figuras 19.4 y 19.7A). rior teórico lo constituye el hioides. Su contenido anatómico no tiene
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Figura 19.8. Disección de material cadavérico para visualizar el espacio Figura 19.9. Disección de material cadavérico para visualizar la cara interna
pterigomandibular y la fosa pterigomaxilar. de la mandíbula y la disposición del músculo pterigoideo interno.

Vientre anterior
del músculo digástrico

Músculo milohioideo

Ganglios linfáticos

Nervio hipogloso
Mandíbula (basilar)

Vena lingual Glándula submaxilar

Hioides Arteria y vena Figura 19.10. Región suprahioidea (espa-


faciales cio submentoniano y los dos espacios sub-
Músculo estilohioideo maxilares).

gran interés, siendo considerado como una “zona quirúrgica neutra”; y la porción superior de los músculos esternocleidomastoideo y digás-
únicamente la presencia del grupo ganglionar submentoniano merece trico; por delante, la rama ascendente mandibular y los músculos mase-
consideración. tero y pterigoideo interno; por debajo, el espacio submaxilar; y final-
mente, por dentro, comunica con el espacio laterofaríngeo (figura 19.12).
19.1.3.7. Espacio submaxilar Este compartimento, revestido por hojas de la aponeurosis cervical
Se describe este espacio como un prisma con tres paredes, que son: superficial, que constituye una verdadera celda, contiene la glándula pa-
superior la cara interna del cuerpo de la mandíbula, externa la aponeu- rótida, el tronco común y las ramas principales del nervio facial, los va-
rosis cervical superficial, e interna los músculos milohioideo e hiogloso. sos transversos de la cara y ganglios linfáticos más o menos bien es-
Establece relación, por delante, con el espacio sublingual; por detrás, tructurados.
con el espacio parotídeo; por arriba, con el espacio geniano; y por abajo
y detrás, con el espacio carotídeo del cuello. Su contenido es importante, 19.1.3.9. Espacios celulares de la lengua
ya que además de la glándula submaxilar, que está rodeada por una se- Podemos distinguir dos espacios:
rie de grupos ganglionares, se encuentran los nervios lingual e hipogloso, - Espacio medio lingual, situado entre los dos músculos genioglosos.
así como los vasos faciales y linguales (figura 19.11). - Espacio lateral de Viela, comprendido entre los músculos geniogloso
e hiogloso. Por fuera de este espacio se entra en contacto con la celda
19.1.3.8. Espacio parotídeo submaxilar (figura 19.13A).
Situado en la región preauricular, sus límites son por arriba, el arco Los músculos linguales ofrecen distintos espacios intermusculares
cigomático; por detrás, el conducto auditivo externo, el hueso temporal por donde puede difundirse la infección odontogénica (figura 19.13B).
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A Arteria lingual B
Nervio lingual
Músculo Cuerpo
pterigoideo Músculo masetero mandibular
interno Conducto
de Whar- Músculo
Arteria y nervio Nervio milohioideo
Músculo alveolar inferior hipogloso
geniohioideo Ganglios
Arteria linfáticos
lingual submaxilares
Conducto de Wharton
Ganglios linfáticos
submaxilares Vena lingual
Músculo milohioideo
Arteria maxilar externa
Nervio hipogloso Glándula submaxilar
Hioides
Glándula submaxilar Músculo digástrico
Figura 19.11. Espacio submaxilar. (A) Sección vertical. (B) Corte frontal.

Hiato de comunicación
Músculo pterigoideo interno
entre la zona faríngea
y la zona parotídea Músculo masetero
Rama ascendente de la mandíbula
Faringe
Aponeurosis parotídea superficial
Estiloides y ramillete de Riolano Glándula parótida

Aponeurosis parotídea profunda


Arteria carótida interna

Vena yugular interna Músculo


esternocleidomastoideo Figura 19.12. Espacio parotídeo.

A Músculo lingual superior B


Fascia lingual
Músculo estilogloso
Músculo hiogloso

Músculo geniogloso
Músculo
Espacio
geniogloso
medio Glándula submaxilar
lingual Músculo
Espacio lateral de Viela genihioideo
Hioides Músculo
Músculo digástrico milohioideo

Arteria lingual
Figura 19.13. Espacios celulares de la lengua. (A) Corte frontal. (B) Corte sagital.

19.1.3.10. Espacios faríngeos neo mientras que por debajo llega hasta el nivel del hioides (figura
Los espacios que más frecuentemente se afectan en la propagación 19.14).
cervical de las infecciones odontogénicas son el espacio faríngeo la- El espacio retrofaríngeo está por detrás del esófago y la faringe, y
teral o parafaríngeo y el espacio retrofaríngeo. El espacio faríngeo la- se extiende desde el cráneo hasta el mediastino superior. Por delante está
teral se halla limitado por dentro por el músculo constrictor superior limitado por la pared posterior de la faringe, por detrás por la columna
de la faringe, que forma la pared lateral de la faringe, y por fuera por vertebral (vértebras cervicales); por fuera conecta con el espacio farín-
el músculo pterigoideo interno y el lóbulo profundo de la parótida. Por geo lateral y la vaina carotídea (figura 19.15). Su importancia trascen-
detrás están la vaina carotídea, con su importante contenido, y los mús- dental es que se trata de la principal vía de propagación de las infec-
culos estíleos que forman el ramillete de Riolano (estilogloso, estilo- ciones odontogénicas hacia el mediastino, aunque previamente ha de
faríngeo, estilohioideo); por arriba se extiende hasta la base del crá- quedar afectado el espacio parafaríngeo.
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Músculo digástrico

Nervio Vena yugular interna


accesorio
Músculo estilohioideo Nervio vago

Nervio hipogloso
Arteria temporomaxilar
Nervio simpático
Arteria carótida externa
Arteria carótida

Arteria palatina ascendente


Músculo estilogloso

Músculo masetero Arteria faríngea ascendente


Músculo estilofaríngeo
Amígdala
Músculo pterigoideo interno

Lengua

Músculo buccinador Figura 19.14. (A) Espacio parafaríngeo anterior. (B) Espa-
cio parafaríngeo posterior. (C) Espacio pterigomandibular.
(D) Espacio maseterino.

Espacio prevertebral

Espacio retrofaríngeo Glándula parótida

Espacio faríngeo lateral


Rama ascendente
de la mandíbula

Músculo pterigoideo interno

Músculo buccinador
Músculo masetero

Figura 19.15. Espacios faríngeos: espacios faríngeos late-


rales, espacio retrofaríngeo y espacio prevertebral.

El espacio prevertebral está por detrás del espacio retrofaríngeo y El absceso vestibular se manifiesta como una tumefacción que bo-
por delante de la columna vertebral. Los espacios retrofaríngeo y pre- rra el surco mucovestibular, apreciándose a la altura del diente afec-
vertebral están separados entre sí por la fascia alar (figura 19.15). tado; de entrada la mucosa se muestra enrojecida, para luego irse per-
filando un abombamiento limitado en que uno o varios puntos
19.2. CLÍNICA DE LA INFECCIÓN ODONTOGÉNICA blancoamarillentos señalan la apertura espontánea inminente (figura
PROPAGADA POR CONTINUIDAD 19.16).
Aunque el diagnóstico diferencial es fácil, siempre debe efectuarse
19.2.1. CLÍNICA Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL un examen radiológico que nos ayudará a confirmar el diagnóstico; gra-
SEGÚN EL ESPACIO ANATÓMICO AFECTADO cias a él descartaremos dos situaciones importantes: que este absceso
19.2.1.1. Vestíbulo bucal vestibular sea la manifestación de la infección de un quiste de los ma-
Es el espacio que más comúnmente se afecta en la “localización pri- xilares y que exista una diseminación hacia la medular ósea en forma de
maria” de la infección odontogénica. osteomielitis.
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604 Vías de propagación de la infección odontogénica

Figura 19.16. Infección odontogénica propagada al vestíbulo bucal. Figura 19.17. Absceso palatino.

19.2.1.2. Espacio palatino


Su afectación es siempre primaria a partir de alguna raíz palatina o
del incisivo lateral superior.
Los flemones o abscesos palatinos se presentan como una tumefac-
ción redondeada y sésil que asienta en un hemipaladar -siempre respe-
tan la línea media- altamente dolorosa si afecta la premaxila, son de con-
sistencia variable, y cuando están a tensión, simulan una cierta dureza;
si la infección proviene de las raíces apicales de los molares, puede que-
dar afectado el velo del paladar (figura 19.17).
El diagnóstico diferencial debe hacerse con patología quística, odon-
togénica o no, tumoral benigna (sialomas como el adenoma pleomorfo) o
maligna (también sialomas, en este caso el carcinoma adenoide quístico,
así como carcinomas de células escamosas generados en la propia mucosa
palatina o en la del seno maxilar). La radiología simple en el caso de los
quistes y las pruebas más sofisticadas, tomografía computadorizada (TC), Figura 19.18. Whartonitis en relación con una litiasis de la glándula sub-
resonancia magnética (RM), ofrecen un rápido, incruento y fácil diagnós- maxilar.
tico de estas lesiones que no respetan, en su crecimiento, la línea media.
laxo, como son el labio superior y los párpados, sobre todo el inferior;
19.2.1.3. Espacio sublingual en ocasiones el intenso edema llega a “cerrar el ojo” del paciente. No
La afectación primaria de este espacio es posible, a partir de algún suele haber afectación cutánea, ya que raramente se llega a la fase de
foco apical de premolares o molares inferiores, pero rara, ya que habi- absceso, y el cuadro se resuelve en esta fase de celulitis en la que el com-
tualmente suele obedecer a una propagación secundaria desde el espa- ponente inflamatorio edematoso predomina sobre el dolor, que es mo-
cio submaxilar. Al no existir un rafe medio bien definido en el espacio derado (figura 19.19).
sublingual, rápidamente la celulitis se vuelve bilateral, interesando todo Se ha de efectuar el diagnóstico diferencial con patología infecciosa de
el suelo de la boca; en bastantes casos también se observa la participa- la piel, de los anejos cutáneos (estafilococias), y del saco lagrimal (pato-
ción simultánea de uno o de los dos espacios submaxilares. logía obstructiva) y con quistes dermoides que pueden, a su vez, infectarse.
Clínicamente hay una tumefacción del suelo de la boca, general-
mente aparatosa ya que el tejido celular es laxo, la lengua queda le- 19.2.1.5. Espacio geniano
vantada y aplicada contra el paladar; ello conlleva un trastorno funcio- La afectación de este espacio puede ser primaria, básicamente por
nal moderado en forma de disfagia, disnea y dislalia. patología de molares, sean superiores o inferiores, aunque en bastantes
El diagnóstico diferencial se ha de efectuar con la patología de la casos suele ser zona de paso en la propagación de la infección odonto-
glándula sublingual, pero sobre todo con la whartonitis; el signo clave génica. Ello se debe a que existe una comunicación fácil con varios es-
es la falta de observación de un exudado mucopurulento cuando se efec- pacios anatómicos; al tener una ubicación central, se compara a un “ca-
túa la expresión u ordeño de la glándula submaxilar si se trata de una in- rrefour” o distribuidor. Esta diseminación está favorecida por la presencia
fección odontogénica. También, si tenemos la suerte de efectuar el exa- del músculo buccinador, quien difícilmente es atravesado por la infec-
men clínico en una fase inicial, veremos que la tumefacción queda ción; por el contrario más bien es contorneado por la misma, y por lo
adosada a la cortical interna mandibular; en cambio, si la causa es glan- tanto es el factor decisivo para “dirigir” la colección purulenta hacia es-
dular, la tumefacción se apreciará de entrada más medial (figura 19.18). pacios realmente alejados de su foco inicial (figura 19.20).
Si el origen está en el maxilar superior la tumefacción interesa la
19.2.1.4. Espacio canino zona más alta de este espacio -con la particularidad que se modifica con
Su afectación primaria se debe a patología originada en los ápices el ortostatismo ya que desciende durante el periodo de actividad diurno-
del canino y los premolares superiores. pero sin sobrepasar el borde inferior mandibular para reposicionarse
Clínicamente se observa una tumefacción de la zona nasogeniana, coincidiendo con el periodo de reposo nocturno. Si afecta en concreto
y destaca el aparatoso edema de las zonas que poseen un tejido celular los premolares superiores la tumefacción llega a borrar el surco palpe-
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Músculo buccinador
Figura 19.19. Infección odontogénica propagada al espacio canino con Figura 19.20. Disposición en bandeleta del músculo buccinador que po-
afectación del labio superior, surco nasogeniano y párpado inferior. sibilita su acción de distribuidor y la formación del absceso migratorio.

Figura 19.21. Absceso mentoniano con la típica afectación cutánea pre- Figura 19.22. Absceso paramandibular.
via a la fistulización.

bral inferior, y se observa al igual que en la afectación del espacio ca- tumefacción del mentón, más en su parte anteroinferior o “punta”, que
nino, un edema palpebral más o menos intenso. proporciona al paciente una cara falsamente alargada; si la infección si-
Si el origen está en un diente mandibular la tumefacción es más baja, gue su curso espontáneo aparece la típica afectación cutánea, que ya in-
y se describe aquí el “absceso migratorio de Chomperet”, en el que la co- dica la inminente apertura del absceso, generalmente por una boca única
lección purulenta situada inicialmente en una zona, en concreto del cordal por la que sale un muy escaso exudado (figura 19.21).
inferior, avanza gradualmente siguiendo la dirección de las fibras del mús- Debe hacerse el diagnóstico diferencial cuando el cuadro está ma-
culo buccinador para detenerse en la zona de los premolares (figura 19.20). duro, con infecciones estafilocócicas de la piel y sus anejos.
La importancia clínica de la afectación del espacio geniano es que
puede facilitar el paso hacia espacios más comprometidos, como los 19.2.1.7. Espacio paramandibular
limitados por los diversos músculos masticadores, pterigomandibular, Su afectación suele deberse a patología propia de los premolares y
masetero, etc., y el espacio parafaríngeo; el diagnóstico diferencial no molares inferiores.
ofrece ninguna dificultad, y se debe descartar patología infecciosa de se- La tumefacción, que generalmente es dura, asienta en un espacio vir-
nos maxilares y de piel y anejos cutáneos de la zona. tual sin apenas tejido celular; por ello habrá muy poco componente ede-
matoso, a diferencia de lo que sucede en el espacio geniano. Normal-
19.2.1.6. Espacio mentoniano mente esta tumefacción es de volumen reducido y está situada claramente
Su afectación es siempre primaria a partir de focos de infección que sobre la cara externa de la mandíbula (figura 19.22); el desbridamiento
radican a nivel apical de los incisivos inferiores. espontáneo se ve ralentizado por la “presencia protectora” de la apo-
Tras un periodo de intenso dolor referido a la zona mentoniana pero neurosis cervical superficial, por lo que con mucha frecuencia se origi-
en el que la inspección es normal, finalmente llega a observarse una narán abscesos residuales.
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606 Vías de propagación de la infección odontogénica

Su diagnóstico diferencial debe hacerse con patología mandibular


(la ortopantomografía es decisiva), así como con patología inflamatoria
de la piel y de los anejos cutáneos de esta zona.

19.2.1.8. Espacio temporal superficial


Su afectación siempre es secundaria; el origen primario suele estar
en la zona del tercer molar inferior, aunque también, en menos ocasio-
nes, puede estar en el tercer molar superior.
Clínicamente se aprecia una tumefacción, de consistencia blanda en
la región temporal, a veces difícil de constatar por la presencia del ca-
bello. El dolor motivado por la distensión de la aponeurosis temporal es
intenso, y existe un cierto grado de trismo; a la exploración destaca la
limitación dolorosa de los movimientos de apertura bucal con desvia-
ción de la mandíbula hacia el lado afecto.
El diagnóstico diferencial debe hacerse con secuelas postraumáticas
de la zona, así como con patología musculotendinosa englobando una
serie de entidades de pronóstico dispar que van desde banales miositis
hasta verdaderas neoplasias, como los sarcomas, pasando por lesiones
benignas pero agresivas, como los tumores desmoides.

19.2.1.8. Espacio temporal profundo


Clínicamente la sintomatología es similar pero hay menos tumefac- Figura 19.23. Absceso maseterino.
ción que en el caso del espacio temporal superficial, y el diagnóstico es
más difícil, puesto que el propio músculo dificulta la palpación. Donado
cita que cuando coexiste la inflamación de los espacios temporales con gar a producirse una fibrosis que dejará como secuela una constricción
la del espacio geniano la tumefacción adopta el aspecto de reloj de arena mandibular permanente.
o gemelos de camisa debido a la presencia del arco cigomático. El diagnóstico diferencial se ha de efectuar con los procesos infec-
En la mayoría de las ocasiones ambos espacios temporales se afec- ciosos que afectan el espacio parotídeo, sean glandulares o no. La pre-
tan conjuntamente obedeciendo a una misma causa; el diagnóstico di- sencia de trismo y la palpación dolorosa del músculo suelen ser los sig-
ferencial será idéntico al comentado para el espacio temporal superfi- nos más orientadores; además, la tumefacción propia del absceso
cial. maseterino suele ser más anterior y no levanta nunca el lóbulo de la oreja.

19.2.1.9. Espacio cigomático 19.2.1.11. Espacio pterigomandibular


Su afectación es secundaria, generalmente desde los espacios ge- Su afectación suele deberse a la propagación primaria desde el ter-
niano y pterigomandibular; el foco primario se sitúa en el primer caso cer molar inferior, aunque también es posible una propagación secun-
en los molares superiores, mientras que en el segundo serían los mola- daria desde el espacio submaxilar.
res inferiores, en especial el cordal. Conocido también como flemón de Escat, se caracteriza porque no
Clínicamente el absceso del espacio cigomático se traduce por una llega a evidenciarse ninguna tumefacción externa o como máximo un li-
tumefacción externa, poco importante, sobre la región de la escotadura gero abultamiento en la región preamigdalar. El signo más caracterís-
sigmoidea, mientras que intrabucalmente se aprecia la ocupación del tico es el trismo intenso, que se acompaña con sensación de odinofagia.
fondo del vestíbulo a nivel de la tuberosidad del maxilar superior; fun- El dolor espontáneo es importante y se refiere a la mandíbula, base de
cionalmente se observa cierto grado de trismo. la lengua y región amigdalar, mientras que la palpación del músculo pte-
El diagnóstico diferencial debe hacerse con la patología inflamato- rigoideo interno, cuando el trismo lo permite, es igualmente dolorosa.
rio-infecciosa de la articulación temporomandibular; igualmente hay que El diagnóstico diferencial que debe hacerse es con la patología amig-
descartar que haya habido previamente alguna manipulación quirúrgica dalar, en concreto con un absceso amigdalino, pero también cabe la po-
de dicha zona con motivo de algún traumatismo (rechazo de material de sibilidad que la infección en esta zona se haya producido en el trans-
osteosíntesis, infección conducida por fijaciones alámbricas, etc.). curso de una anestesia troncular del nervio dentario inferior al inocular
gérmenes con la aguja contaminada.
19.2.1.10. Espacio maseterino
Su afectación puede ser primaria o bien secundaria como conse- 19.2.1.12. Espacio submentoniano
cuencia de la propagación desde el espacio pterigomandibular; el origen Su afectación primaria en la infección odontogénica es excepcional
primario siempre está a nivel del tercer molar inferior. y obedecería a una progresión completamente apical de un foco situado
Clínicamente se aprecia una tumefacción externa en la rama as- en el ápice de un incisivo inferior; generalmente suele afectarse secun-
cendente mandibular, de consistencia dura, pero sin afectación de la piel, dariamente, y está asociada casi siempre a la invasión de uno de los
ya que la infección queda separada de ella por el propio músculo mase- espacios submaxilares (figura 19.24).
tero, y ésta es la razón de que el curso tenga una tendencia a cronificarse; Clínicamente se aprecia una tumefacción medial claramente situada
es muy difícil llegar a palpar la fluctuación de un absceso maseterino en la cara inferior del mentón, que puede dar el aspecto de papada (fi-
(figura 19.23). El dolor es intenso tanto espontáneamente, con irradia- gura 19.24).
ción hacia el oído, como a la palpación del músculo. El trismo es un El diagnóstico diferencial ha de hacerse con patología propia, in-
signo obligado; si perdura la acción lesiva contra el músculo, puede lle- fecciosa o tumoral, de los ganglios submentonianos y con la infección
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Figura 19.24. Infección odontogénica propagada al espacio submento-


niano y al espacio submaxilar derecho.

de los quistes de esta región suprahioidea media (dermoides y del con-


ducto tirogloso).
Figura 19.25. Absceso submaxilar.
19.2.1.13. Espacio submaxilar
Tal como se ha comentado anteriormente, su afectación suele ser
primaria -patología de los molares inferiores, en especial del cordal- aun-
que cabe la posibilidad de que sea secundaria, previo paso por el espa-
cio sublingual.
Clínicamente se aprecia una tumefacción externa dolorosa infra-
mandibular con la particularidad que se palpa “enganchada” a la basi-
lar; el componente edematoso suele ser importante, ofreciendo a veces
un aspecto preocupante, ya que puede llegar hasta a nivel del hioides (fi-
gura 19.25). Asimismo, se observa una ocupación más o menos discreta
del suelo de la boca que presenta las mismas características, al igual
de lo que sucedía en la afectación del espacio sublingual, de vecindad
íntima con la cara interna de la mandíbula. Funcionalmente, en las for-
mas puras no hay trismo, que sí aparece cuando la infección se propaga
hacia el espacio pterigomandibular.
El diagnóstico diferencial debe hacerse fundamentalmente con la
patología propia de la glándula submaxilar, en especial la de tipo infla- Figura 19.26. Absceso parotídeo.
matorio -infecciosa de origen litiásico- que es la más frecuente, así como
con la de los ganglios que existen normalmente en dicho espacio; en un
segundo plano, hay que tener en cuenta las tumoraciones laterocervica- la patología propia de la glándula parótida y, de forma algo similar al
les altas -quiste branquial, linfangioma quístico, quiste dermoide- sobre caso de la afectación del espacio submaxilar, la de los ganglios intra y
todo si, por la razón que sea, se infectan. extraparotídeos. En segundo lugar las celulitis de los espacios geniano
-cuya situación topográfica es más adelantada, y que cursa además con
19.2.1.14. Espacio parotídeo edema palpebral-, y maseterino; en éste hay trismo. Tampoco hay que
Es muy difícil que una infección odontogénica se propague hacia el olvidar la patología de la articulación temporomandibular y la de la es-
espacio parotídeo; su afectación se produce por vía hematógena o por fera otorrinolaringológica, tanto del oído como faringoamigdalar; fi-
vía ascendente, aprovechando el conducto de Stensen. Si la causa es nalmente hay que tener presente las tumoraciones laterocervicales altas,
odontogénica, es siempre secundaria, previo paso por los espacios con sean congénitas o no.
los que comunica: maseterino profundo, pterigomandibular y faríngeo
lateral. La patología de origen radicará en los terceros molares, tanto su- 19.2.1.15. Espacios faríngeos
periores como inferiores. La afectación de estos espacios en el transcurso de una infección
Clínicamente la tumefacción se sitúa en las regiones preauricular, odontogénica siempre es secundaria como consecuencia de la propa-
sin sobrepasar por delante el borde anterior de la rama ascendente man- gación desde los espacios pterigomandibular, submaxilar y sublingual;
dibular y por arriba el arco cigomático, y subauricular, razón por la la participación del espacio retrofaríngeo implica previamente la del es-
que se observa el lóbulo de la oreja levantado. El dolor se refiere al oído pacio laterofaríngeo.
y se acentúa al comer. Funcionalmente no hay trismo, pero la tumefac- Clínicamente la afectación del espacio faríngeo lateral es caracte-
ción suele ser la causa de que los movimientos masticatorios estén difi- rística: el paciente se queja de intenso dolor en el lado correspondiente
cultados (figura 19.26). de la garganta, que se irradia al oído homolateral; la deglución es do-
El diagnóstico diferencial es sin duda muy complejo, ya que deben lorosísima y prácticamente imposible. La exploración es difícil a causa
descartarse un gran número de entidades. Hay que descartar de entrada del trismo que suele acompañar al proceso.
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608 Vías de propagación de la infección odontogénica

Figura 19.27. Absceso residual “botonado”.

Cuando el espacio afectado es el faríngeo posterior, los síntomas son


similares, y en este caso aparecen disnea y rigidez de nuca. El diag-
nóstico se hará gracias al estudio radiológico ya que en la exploración,
la observación de un abombamiento excéntrico de la pared posterior de
B
la faringe es realmente muy difícil. Las radiografías laterales de cuello
permiten ver un aumento de tamaño de las partes blandas prevertebra-
les, aunque actualmente dicha exploración queda superada por las imá-
genes precisas que ofrece la tomografía computadorizada de alta reso-
lución (TCAR).
El diagnóstico diferencial de estas formas graves debe hacerse de
entrada con los abscesos periamigdalinos, pero también con otros pro-
cesos morbosos que asienten en la faringe y parte superior del esófago,
así como en las vértebras cervicales (tuberculosis ósea).

19.2.2. COMPLICACIONES MENORES DE LA INFECCIÓN


ODONTOGÉNICA

19.2.2.1. Formas crónico-recurrentes


La tendencia a evolucionar de forma crónico-recidivante puede ser
debida a la propia naturaleza del germen causante -poca virulencia- o al
inadecuado tratamiento farmacológico (antibioticoterapia ineficaz); igual-
mente, puede obedecer a un tratamiento quirúrgico insuficiente, en el que Figura 19.28. Tratamiento de la infección odontogénica. (A) Incisivo con
tras un desbridamiento demasiado cauteloso quedan aún gérmenes acan- una periodontitis apical con un absceso vestíbulo-labial. (B) La extracción
tonados dentro de las celdas del absceso, capaces de ir reactivando la dentaria drena la lesión intraósea, pero no la colección purulenta de los te-
clínica. En todos los casos se llega a la formación de un absceso residual jidos blandos, que si no es tratada adecuadamente con un desbridamiento
también denominado “botonado” a tenor de sus características morfoló- producirá un “absceso residual”.
gicas. Se aprecia un nódulo firme, generalmente de pequeño tamaño y cir-
cunscrito; hay afectación patente de la piel, que se aprecia brillante, rojo-
violácea, con un (o varios) orificio fistuloso por el que drena, facilitado
por una maniobra de expresión, muy poca cantidad -una gota- de secre-
ción purulenta (figura 19.27). A la palpación, que es ligeramente dolorosa,
puede apreciarse que este absceso residual no es desplazable bajo el plano
cutáneo y además está adherido al maxilar, a través de un cordón fibroso;
una vez organizado, constituirá el futuro trayecto fistuloso que lo comu-
nica con la región apical del diente responsable (figura 19.28).
Situación propia de individuos jóvenes, suele apreciarse preferen-
temente como consecuencia de un absceso paramandibular en la zona
de premolares pero la causa primaria suele radicar en el tercer molar; la
existencia del músculo buccinador explica tanto la migración del abs-
ceso como la protección que ofrece a los microorganismos allí acanto-
nados (figura 19.29). La repercusión del estado general siempre es po-
bre y la solución del proceso puede ser espontánea tras varios brotes
de reagudización clínica, aunque es preferible adoptar una actitud qui-
rúrgica adecuada: el desbridamiento correcto. Figura 19.29. Absceso residual paramandibular.
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Figura 19.30. Fístula en la región nasogeniana de origen odontogénico. Figura 19.31. Fístula cutánea que produce como secuela una retracción de
la piel.

A B

Figura 19.32. Fistulectomía. (A) Fístula cutánea producida por una infección odontogénica. (B) Extracción del diente causal, legrado apical y resección
de la fístula.

Estos abscesos crónico-recidivantes se han de diferenciar de las 19.30). La palpación permite seguir un tracto fibroso que nos lleva ha-
infecciones no propiamente odontogénicas del territorio cervicofacial cia el punto de origen de la patología. En ocasiones, cuando el trayecto
con características evolutivas crónico-recurrentes como es el caso de fistuloso es largo no se llega a palpar bien, y entonces es necesario efec-
la actinomicosis, pero también de las adenitis de evolución crónica, tuar un examen radiológico; para ello es conveniente introducir un ma-
sobre todo las de etiología específica como las tuberculosas, y finalmente terial de contraste en el interior de este conducto. Si se prevé que se trata
con procesos neoplásicos de este territorio (descartaremos las metásta- de un tramo corto, bastará la punta de una sonda roma o, mejor, de una
sis ganglionares y los tumores malignos de las glándulas salivales ma- punta de gutapercha, puesto que estos trayectos son tortuosos y es fá-
yores, que pueden manifestarse de entrada como abscesos fríos). cil producir una falsa vía; si el conducto se prevé largo, es útil inyectar
un medio de contraste radioopaco, como lipiodol, vigilando sobre todo
19.2.2.2. Fístulas odontogénicas que no refluya y se desparrame por la cavidad bucal.
La cronificación de un absceso odontogénico, siempre que la evo- En principio, el tratamiento de la fístula odontogénica es el de la en-
lución no sea hacia una osteomielitis, lleva a la creación de una fístula tidad causal, y se espera su resolución durante un lapso de tiempo pru-
intra o extrabucal; cuando aún persiste la causa inicial, la permeabilidad dente como son 6 meses; caso de que el orificio fistuloso quede como
de la fístula asegura la estabilización del curso clínico, pero si se cierra una secuela poco estética -las cutáneas dejan una retracción bastante apa-
el orificio de salida habrá una reagudización. rente- deberá extirparse tanto el orificio como el trayecto fistuloso hasta
Clínicamente se aprecia el agujero fistuloso cuyos bordes son más donde sea posible (figura 19.31).
elevados y rojizos, y todo ello recuerda el aspecto de un mamelón; en la La fistulectomía se realiza bajo anestesia local o general y tras son-
piel puede estar recubierto por una costra o bien tapado por los pelos que dar la fístula e inyectar un colorante (azul de metileno) se efectúa una
crecen a su alrededor. La cantidad de exudado, de características va- incisión elíptica (en huso) que comprenda la piel afecta y se diseca todo
riables, que se elimina a través de la fístula es siempre mínima (figura el trayecto fistuloso, que es extirpado junto con la piel (figura 19.32).
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610 Vías de propagación de la infección odontogénica

Ludwig, en 1836, describió un cuadro clínico basado en los siguientes


criterios:
– Inflamación insignificante de la garganta, que está presente al prin-
cipio de la enfermedad, y que remite pronto.
– Hinchazón con peculiar consistencia de madera, que no deja fóvea
al apretar con el dedo.
– Inflamación dura por debajo de la lengua, formando un anillo ca-
lloso por dentro del borde interno de la mandíbula, de color rojo o
azul.
– Borde bien definido en el edema del cuello, indurado, rodeado de
tejido conectivo sano.
– Falta de implicación de las glándulas salivales aunque el tejido que
las circunda esté afectado.
Actualmente se define como una celulitis difusa que afecta los es-
pacios submaxilar y sublingual, de forma bilateral, así como el espacio
submentoniano; su origen suele ser dentario aunque también puede ser
faríngeo o amigdalar. El segundo y el tercer molar inferiores son los
Figura 19.33. Celulitis difusa del suelo de la boca y de la región suprahioidea dientes que más frecuentemente son el punto de inicio de este proceso
(angina de Ludwig). (figura 19.33).
Objetivamente se advierte una tumefacción suprahioidea dura o de
La reconstrucción se hace por planos y siguiendo una técnica muy me- consistencia acartonada, dolorosa al tacto, sin los signos inflamatorios clá-
ticulosa que evite una cicatriz umbilicada, ya que los factores cosméti- sicos; a la palpación se comprueba fluctuación. El paciente mantiene la
cos son los que suelen motivar esta intervención. boca abierta y la lengua está en contacto con el paladar y ligeramente pro-
El diagnóstico diferencial debe hacerse con las fístulas congénitas - truida hacia el exterior; ello es debido a la elevación del suelo de la boca,
branquiales-, de la línea media -del conducto tirogloso-, y con las ad- que pasa a ocupar buena parte de la cavidad bucal (figura 19.34).
quiridas no odontogénicas como las de etiología glandular, sinusal, gan- La dificultad respiratoria domina la sintomatología; su causa es la
glionar o causadas por infecciones como la actinomicosis. propia celulitis que viene ayudada por el entorpecimiento de la posición
lingual; la propia lengua está edematosa, presentando en sus bordes las
19.2.3. FORMAS GRAVES DE LA INFECCIÓN ODONTOGÉNICA huellas ocasionadas por los dientes, y por el trismo coexistente. Junto
PROPAGADA POR CONTINUIDAD con ello existen claras molestias a la deglución, y están dificultadas la
masticación y la fonación (figura 19.34).
19.2.3.1. Celulitis difusas: la angina de Ludwig La desecación de la mucosa bucal ocasionada en parte por el estado
Las celulitis difusas son bastante raras en la actualidad. En ellas, ya febril -posible deshidratación- y en parte por tener la boca abierta, po-
de entrada, la acción de los microorganismos da lugar a una impor- tencia la sensación de malestar.
tante necrosis muscular, sin observarse ninguna tendencia a la supura- La flora causante no difiere de la comentada en las generalidades de
ción que, cuando aparece, lo hace tardíamente; además, este fenómeno la infección odontogénica; se cita el estreptococo hemolítico como prin-
se produce de forma rápida y sin respetar ninguna barrera anatómica. cipal agente causal asociado a gérmenes anaerobios como peptoestrep-
La afectación del estado general es patente, pero las molestias a tococos y bacteroides pigmentados, con la salvedad de que pueden ais-
nivel local son relativamente poco importantes; se trata de procesos gra- larse Escherichia coli y Borrelia vincentii.
ves que si no son tratados adecuadamente en medio hospitalario con- Es una infección potencialmente grave ya que, además, puede con-
ducen con toda seguridad a la muerte. ducir a un estado de septicemia y frecuentemente ocasiona la obstruc-
Existá descrita una serie de formas clínicas: celulitis difusa prefa- ción de las vías aéreas superiores por edema de la epiglotis. Por otro
ríngea de Senator, celulitis inframilohioidea de Patel y Clavel, etc., pero lado, puede difundir hacia los espacios parafaríngeos y desde ellos lle-
en el fondo se trata de un fenómeno similar con diversos puntos de ori- gar al mediastino. También se ha citado como posible complicación la
gen, y ha quedado como arquetipo la angina de Ludwig. neumonía por aspiración y la meningitis.

A B

Figura 19.34. Angina de Ludwig. Existe una gran tumefacción suprahioidea dura (A), junto con una afectación del suelo de la boca (B).
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Cosme Gay Escoda, Leonardo Berini Aytés 611

El tratamiento ha de ser enérgico, en forma de antibioticoterapia in- del espacio mediastínico y sobre todo la existencia de aire en el me-
tensa acompañada de las medidas de soporte pertinentes a la gravedad diastino; también puede observarse un derrame pleural y/o una peri-
de la situación, pero la clave del éxito consiste en efectuar un desbri- carditis (figura 19.36).
damiento de todos los espacios afectados sin esperar a que se produzca La gravedad de la situación es indudable, dejando aparte la posible
fluctuación; se trata, pues, de un desbridamiento profiláctico. Además, coexistencia con un estado de septicemia; en fase de afectación de la
es esencial un control continuo de la permeabilidad de las vías aéreas; vaina carotídea existe el riesgo de la trombosis de la vena yugular in-
en muchos casos habrá de efectuarse bien una intubación endotraqueal, terna o de erosión de la pared de los grandes vasos -carótida externa, yu-
bien una traqueostomía. gular interna- que daría lugar a una hemorragia letal. La elevada mor-
talidad de la mediastinitis tiene una diáfana explicación si recordamos
19.2.3.2. Fascitis necrotizante cervicofacial su contenido anatómico y tenemos en cuenta que funcionalmente es el
La fascitis necrotizante cervicofacial es una rara infección aguda de los albergue elástico del motor cardíaco.
espacios subcutáneos y de las fascias cervicales que se extiende rápida- Es incuestionable la administración de antibióticos por vía endo-
mente por debajo de la piel, que en un primer momento está intacta; se evi- venosa a dosis máximas y de unas medidas de soporte que sólo pueden
dencia una marcada sepsis con afectación importante del estado general. darse en una Unidad de Cuidados Intensivos; la intervención quirúrgica,
Algunos autores describen este cuadro con los sinónimos de gangrena es- con la intención de asegurar un drenaje de este espacio, tiene pocas
treptocócica o erisipela necrotizante. Los agentes bacterianos causantes del posibilidades de éxito (Garatea y Gay Escoda).
proceso son diferentes subtipos de estreptococos anaerobios del grupo A. Peterson recomienda el abordaje transcervical, con una incisión am-
La fascitis necrotizante puede ser de origen odontogénico (mola- plia en la zona del borde anterior del músculo esternocleidomastoideo, y
res inferiores) por difusión a través de los planos anatómicos, o ser con- llegar al mediastino mediante disección digital a través del espacio pre-
secuencia de una lesión cutánea cervicofacial (picadura de insecto, que- traqueal, lo que disminuye el riesgo de lesionar las estructuras vascula-
maduras, abrasiones, contusiones, etc.). Está descrito un caso cuyo origen res. Después de irrigar ampliamente los espacios afectados, se colocan dre-
era una mordedura yugal, sin descartar la existencia de una bacteriemia najes aspirativos continuos. En el postoperatorio el paciente debe colocarse
concomitante. en posición de Trendelenburg para facilitar el drenaje del mediastino.
Se produce una celulitis difusa con piel caliente y eritematosa y poca
supuración, que progresa rápidamente a las áreas vecinas, afectando al 19.2.3.4. Infecciones cervicofaciales con bacterias productoras de gas
tejido celular subcutáneo y a la zona musculoaponeurótica superficial, Son infecciones raras en la región de la cabeza y cuello, y en ellas
momento en el que la piel va cambiando de coloración, de magenta a participan bacterias productoras de gas, lo que da origen a una celulitis
morado, lo que indica la necrosis de estos tejidos. La mortalidad de la crepitante y a una gangrena gaseosa.
fascitis necrotizante de cabeza y cuello es muy alta, al igual que su- Las características de la gangrena son: dolor local importante en la
cede con otras localizaciones más frecuentes de este tipo de proceso, herida o zona traumatizada por donde posiblemente se produce la ino-
como son el tronco y las extremidades. culación bacteriana, toxemia, somnolencia, fiebre, taquicardia, edema
Es una infección grave, con un papel destacado para los microor- local intenso, supuración de olor fétido, necrosis muscular y forma-
ganismos anaerobios (sinergia), que exige un tratamiento farmacológico ción de gas con o sin crepitación.
y quirúrgico enérgico (incisiones extensas y desbridamiento amplio de La formación de gas se evidencia por la crepitación o por las imá-
los tejidos necróticos), junto con medidas de soporte importantes, por genes radiográficas de la zona afectada.
lo que al igual que todas las demás formas graves de la infección odon- Se describen distintos cuadros clínicos dentro de este apartado, como
togénica, deberá ser tratada en un medio hospitalario. Además, estos la celulitis crepitante por clostridios, la mionecrosis por clostridios y la
cuadros graves suelen presentarse en pacientes con enfermedades sisté- fascitis necrotizante con formación de gas por clostridios o por otros mi-
micas crónicas (diabetes mal controlada, alcoholismo, etc.), lo que exige croorganismos.
un tratamiento multidisciplinario. Estas infecciones tienen un elevado porcentaje de mortalidad y mor-
La fascitis necrotizante cervical, según Peterson, puede tener graves bilidad, por lo que se imponen un rápido diagnóstico y un tratamiento
complicaciones locales como son: abscesos pulmonares, erosiones ar- agresivo con el fin de evitar o minimizar las secuelas.
teriales, trombosis de la vena yugular interna, neumonía y neuropatías
que afectan a los pares craneales. 19.3. PROPAGACIÓN A DISTANCIA

19.2.3.3. Mediastinitis de origen odontogénico 19.3.1. PROPAGACIÓN POR VÍA HEMATÓGENA


La propagación descendente de una infección desde el espacio re- La infección odontogénica puede propagarse a distancia cuando los
trofaríngeo puede alcanzar el mediastino ocasionando su afectación. Sin gérmenes penetran en el torrente circulatorio; la vehiculación suele ha-
embargo, una infección odontogénica que interese primariamente los es- cerse por vía venosa, básicamente por la vena yugular interna, siguiendo
pacios parafaríngeo, infratemporal o submaxilar también puede propa- la dirección del flujo sanguíneo pero también puede seguir una propa-
garse hasta el mediastino siempre y cuando afecte la vaina carotídea y gación retrógrada, hacia los senos cavernosos del cráneo, cuando se
descienda por esta estructura; por ello hay que estar alerta cuando, en el establece una tromboflebitis en algún punto del sistema venoso facial.
curso de la afectación de alguno de los espacios antes citados, apa-
rezca una tumefacción en la cara lateral del cuello, por debajo del mús- 19.3.1.1. Concepto de bacteriemia, septicemia y embolización séptica
culo esternocleidomastoideo, dolorosa a la palpación y que funcional- Sepsis o septicemia es el nombre genérico de un grupo de enferme-
mente dé lugar a tortícolis (figura 19.35). dades generalizadas graves que son debidas a la existencia de un foco in-
Clínicamente una mediastinitis se caracteriza por disnea severa, do- feccioso -foco de sepsis- en el interior del organismo, a partir del cual,
lor torácico, principalmente retroesternal, y tos no productiva; el estado de forma continua o periódica, van vertiéndose microorganismos al to-
general está claramente alterado: fiebre alta con escalofríos, postra- rrente circulatorio; éstos no proliferan en la sangre circulante pero son
ción extrema. La radiografía de tórax muestra el típico ensanchamiento capaces de colonizar zonas de otros órganos, dando lugar a metástasis in-
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612 Vías de propagación de la infección odontogénica

A Fascia pretraqueal (capa superficial)

Fascia pretraqueal (capa profunda)

Fascia bucofaríngea

Vaina carotídea

Fascia alar

Espacio prevertebral

Fascia prevertebral

Fascia prevertebral

Fascia alar

Fascia bucofaríngea

Espacio prevertebral Figura 19.35. (A) Planos fasciales del cuello, que son una
serie de cilindros verticales que permiten la diseminación
Fascia pretraqueal infecciosa hacia la base del cráneo o hacia el tórax. (B) La
infección del espacio retrofaríngeo puede propagarse, di-
recta o indirectamente, a través del espacio prevertebral,
hacia el mediastino.

fecciosas -foco de sepsis metastásico- que a su vez originará una clí-


nica propia con repercusión general tanto objetiva como subjetiva.
Sin embargo, en muchísimas ocasiones puede haber en el torrente
circulatorio un tránsito de gérmenes, sobre todo bacterias, sin ocasionar
manifestaciones generales: es el caso concreto de la bacteriemia. Así
pues, septicemia y bacteriemia se distinguen en su aspecto cuantitativo
por el número de bacterias y por su repercusión clínica.
Una bacteriemia se produce con extraordinaria facilidad: para mu-
chos autores el simple cepillado bucal da lugar a una bacteriemia mí-
nima; también es sabido que tras una exodoncia convencional hay una
bacteriemia. Sin embargo, estas bacteriemias, que son transitorias, no
son capaces de producir patología alguna en el paciente sano; única-
mente serán nocivas para aquellos individuos que presenten zonas sus-
ceptibles de colonización como una valvulopatía, prótesis valvulares o
articulares, etc.
Para que se produzca una septicemia es preciso que se vierta al to-
rrente circulatorio un número importante de microorganismos; en una
infección odontogénica puede producirse una tromboflebitis de las ve-
nas vecinas al foco infeccioso, y ello da lugar a la formación de émbo-
Figura 19.36. Radiografía de tórax en un paciente con mediastinitis de ori- los sépticos, capaces de producir una septicemia y propagar la infección
gen odontogénico. hacia otras estructuras del cuerpo humano.
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Cosme Gay Escoda, Leonardo Berini Aytés 613

Seno cavernoso
Vena oftálmica superior

Vena angular

Vena oftálmica inferior


Vena retromandibular

Plexo pterigoideo
Figura 19.37. La implicación de ori-
gen odontogénico del seno cavernoso
Vena yugular interna
Vena facial se produce a través de la vena angu-
lar o del plexo pterigoideo.

El sistema venoso facial tiene dos redes perfectamente definidas, que sumar la clínica, que puede ser muy polimorfa, propia de la parti-
sistemas venosos faciales superficial y profundo, que nos permiten com- cipación de cada órgano por separado: manifestaciones cutáneas en forma
prender la génesis de estas infecciones a distancia. de erupciones escarlatiniformes, exantemas, petequias; manifestaciones
El sistema venoso superficial está constituido fundamentalmente por articulares que pueden definirse como una poliartritis aguda; microabs-
la vena facial que, proviene de la vena angular, atraviesa la región ge- cesos pulmonares que pueden perfectamente pasar desapercibidos; etc.
niana para acabar a nivel de la región submaxilar, y desemboca directa A la exploración destaca una esplenomegalia dolorosa a la palpa-
o indirectamente, a través del tronco venoso tirolinguofacial, en la vena ción, infartos esplénicos, mientras que la analítica puede demostrar un
yugular interna. Es sumamente importante saber que este sistema su- cuadro hemático sugestivo: leucocitosis con neutrofilia y desviación a
perficial está conectado con el seno cavernoso a través de la vena an- la izquierda, anemia, plaquetopenia, gran aumento de la velocidad de
gular, que es una de las anastomosis de la vena oftálmica superior y que sedimentación globular, así como proteinuria y hematuria, signos és-
las venas oftálmicas tienen una estructura y morfología particulares como tos de la afectación renal.
son la ausencia de válvulas intraluminales: esto permite, en sentido re- Es, asimismo, muy rara la observación de un shock séptico de causa
trógrado, que se establezca cuando hay una situación patológica como odontogénica ya que suele estar motivado por bacterias aerobias Gram
la tromboflebitis, una comunicación entre las venas de la cara y los se- negativo que, en nuestra especialidad, únicamente se aíslan en pacien-
nos cavernosos (figura 19.37). tes con algún trastorno de la inmunidad; este cuadro es fulminante, y se
El sistema venoso profundo está constituido por los plexos parotí- producen alteraciones hemodinámicas graves y un desequilibrio elec-
deo, tiroideo, lingual y alveolar, y termina en la vena yugular interna; trolítico importante que conducen a una insuficiencia renal aguda.
este sistema también puede comunicar directamente con el sistema ve- Pero la infección odontogénica es capaz de producir, gracias a la es-
noso del cráneo gracias a las venas del agujero oval, del agujero redondo tructura de los sistemas venosos faciales, complicaciones “vis a tergo”
mayor, del agujero de Vesalio y del agujero rasgado anterior. (a contracorriente), es decir, que los microorganismos son capaces de
colonizar órganos, vehiculizados en el sentido contrario a la circulación
19.3.1.2. Complicaciones de la infección odontogénica por vía venosa habitual: son las temidas complicaciones neurológicas: trombo-
hematógena sis del seno cavernoso, abscesos encefálicos, meningitis, etc.
En la propagación por vía hematógena los gérmenes siguen la di- Para ello es necesario que se produzca una tromboflebitis en algún
rección del flujo venoso y ello explica que, en la práctica diaria, se ob- punto de estos sistemas venosos faciales, y los más vulnerables en este
serven con mayor frecuencia formas subagudas producto de bacterie- aspecto son la vena angular y el plexo venoso pterigoideo (figura 19.37).
mias en las que se produce una colonización cardíaca: es la endocarditis La trombosis del seno cavernoso es la etapa intermedia entre la trom-
bacteriana. boflebitis de alguna vena del macizo facial y el absceso cerebral; se
Sin embargo, durante la infección odontogénica puede haber un ver- piensa que un 7% de tromboflebitis del seno cavernoso es de origen den-
tido masivo de microorganismos a la sangre y la siembra puede produ- tario. El síntoma inicial es dolor ocular; el globo ocular es sensible a la
cirse en prácticamente todos los órganos de la economía, dando lugar presión, y aparecen los signos típicos de una toxiinfección grave: fiebre
a una clínica aguda: es la séptico-pioemia metastásica. alta, escalofríos, taquicardia y sudoración. Con posterioridad, la obs-
Afortunadamente la séptico-pioemia metastásica con origen odon- trucción venosa produce edema palpebral, ptosis, lagrimeo, quemosis y
togénico es rara; la clínica típica dominante es la hipertermia importante, hemorragias retinianas. Si el tratamiento no es eficaz y el proceso avanza
más de 40° sin intermitencias, con numerosos escalofríos, junto con los fuera del territorio estrictamente venoso, se evidencia, a la exploración,
signos y síntomas que denotan la implicación del aparato circulatorio: oftalmoplejía, ptosis palpebral, reflejo corneal abolido y midriasis; todo
taquicardia con pulso débil, hipotensión, frialdad y palidez acentuada; ello demuestra la implicación de los pares craneales III, IV, rama oftál-
con frecuencia el humor del enfermo, a pesar de lo grave del estado, es mica del V, VI, y plexo simpático carotídeo.
notablemente bueno y hasta paradójicamente eufórico, pero lo habi- Dichas lesiones, en principio unilaterales llegan a ser bilaterales al
tual es que se observe postración con intervalos de agitación. A ello hay pasar la infección hacia el lado opuesto gracias al seno circular.
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614 Vías de propagación de la infección odontogénica

Figura 19.38. Afectación de los ganglios linfáticos submaxilares, con apa- Figura 19.39. Adenoflemón cervical de origen odontogénico.
rición de una adenitis reactiva.

El absceso cerebral puede ser la consecuencia de una tromboflebi- Para que un proceso dentario dé lugar a una diseminación linfática
tis del seno cavernoso pero también puede deberse a una siembra en el debe existir una afectación de la mucosa, caso típico de la pericorona-
contexto de una séptico-pioemia metastásica; en este caso pueden ser ritis, o del tejido celular vecino, caso de la celulitis y del absceso odon-
múltiples. La clínica puede ser variopinta y dependerá fundamentalmente togénico, ya que dichas estructuras poseen una red linfática bien desa-
de la localización del foco infeccioso en el encéfalo, pero la sintomato- rrollada; hay que tener presente que la patología pulpar, periodontal u
logía común deriva de la existencia de una hipertensión endocraneal (ce- ósea pura no repercuten en modo alguno sobre los ganglios linfáticos.
falea intensa, náuseas y vómitos en escopetazo), y de la irritación cere- En una primera etapa se constituye la “adenitis reactiva”: se aprecia
bral (convulsiones, crisis parestésicas, cambios de carácter y de conducta, una tumoración en la celda submaxilar, de consistencia elástica, cuyo
desorientación temporoespacial, etc.). El diagnóstico se ratifica gracias volumen está entre un garbanzo y una cereza, a veces observable a sim-
a la tomografía computadorizada de alta resolución y a la comprobación ple vista, lo que depende del panículo adiposo del individuo; a la pal-
de un estasis de la papila óptica evidenciable por oftalmoscopia. pación se muestra dolorosa pero es móvil y rodadera (figura 19.38). No
La meningitis es, dentro de las complicaciones neurológicas de los existen aún los signos típicos de la inflamación, ni la alteración del es-
abscesos odontogénicos, la más común, aun siendo rara. Puede, como el tado general; la mayoría de las veces regresa de forma espontánea cuando
absceso cerebral, estar originada por una siembra metastásica o bien re- se ha solucionado el foco de origen.
querir una tromboflebitis cercana: en este último aspecto, además de un Si la noxa persiste, el tratamiento es deficiente o hay un estado in-
foco odontogénico, hay que pensar en otros posibles orígenes: otorrino- munitario deprimido, se pasa a la fase de “adenitis supurada”; en ella ya
laringológico, piodermitis cutánea facial y traumática a partir de una frac- existe una afectación del estado general del individuo y aparecen signos
tura de la base craneal. Clínicamente ocasiona cefalea intensa, confusión flogóticos a nivel local: hay un aumento de volumen de la tumoración,
mental, irritabilidad o estupor, fiebre alta con escalofríos, vómitos, y es similar a una castaña, ahora dolorosa espontáneamente; a la palpación
característica la comprobación de una rigidez de nuca a la exploración sus límites son más imprecisos, encontrándose adherida a planos pro-
física (signo de Brudzinski). El diagnóstico se basa en el análisis del lí- fundos y por lo tanto poco móvil.
quido cefalorraquídeo, que se obtiene por punción lumbar. En el momento En su evolución incontrolada, la infección de la adenitis supurada
de obtener este líquido, cuya presión está aumentada, ya se observa un puede romper la barrera anatómica que constituye la cápsula ganglio-
aspecto opalescente, turbio o francamente purulento. Su examen demuestra nar, pasando a interesar el tejido celular periganglionar: es el “adeno-
la presencia de leucocitos polimorfonucleares, y son también valora- flemón”. En esta etapa ya no existe una tumoración sino que lo que se
bles un aumento de las proteínas y un descenso de la glucosa; el cultivo palpa es la tumefacción con todos los signos inflamatorios propios, in-
adecuado pondrá en evidencia el microorganismo responsable. cluida la afectación cutánea, propios primero de una celulitis y luego de
Es obvio que el odontólogo no tratará estas complicaciones neuro- un absceso, caso de que siga evolucionando “per se” (figura 19.39).
lógicas, todas ellas de pronóstico sombrío. Sin embargo, merece la pena Además de los problemas propios del tratamiento- antibiótico y qui-
comentar que para algunos autores el empleo del cloranfenicol, 4 g/día rúrgico en forma de desbridamiento- cuando ya se ha llegado a la fase
e.v, estaría justificado por su amplio espectro, en asociación con la pe- de absceso, la patología ganglionar originada por un foco odontogénico
nicilina G a dosis de 24 millones de unidades/día e.v. De todas maneras plantea los problemas propios del diagnóstico diferencial, por un lado
existe una serie de antibióticos que solos (cefalosporinas, imipenem) o con los otras posibles etiologías, inflamatorias o no, y con la patología
en asociación (lincosamidas, metronidazol, vancomicina) cubren tam- propia de la glándula submaxilar.
bién perfectamente el espectro microbiano a tratar.
19.3.3. LA INFECCIÓN FOCAL
19.3.2. PROPAGACIÓN POR VÍA LINFÁTICA: La infección focal ya ha sido mencionada en capítulos anteriores
LOS ADENOFLEMONES como posible patología asociada y causada por dientes incluidos, en es-
La infección odontogénica también puede diseminarse por vía lin- pecial el tercer molar inferior y el canino superior. No aceptada por mu-
fática, dando lugar a la inflamación metastásica de los ganglios regio- chos autores, se explicaría por la presencia de un “foco primario” que
nales; generalmente estará afectada la “primera estación” -ganglios del actúa vertiendo gérmenes -o toxinas- al torrente sanguíneo; a partir de
espacio submaxilar- y debemos siempre desconfiar de la etiología den- la nidación y desarrollo de los microorganismos en puntos alejados al
taria de adenopatías cervicales más alejadas. foco primario, se producen una serie de focos secundarios -o metastá-
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Cosme Gay Escoda, Leonardo Berini Aytés 615

sicos- que pueden limitarse localmente o ser origen de nuevas descar- En el transcurso de los últimos años la enfermedad focal ha cobrado
gas focales. En ocasiones es muy difícil llegar a demostrar una relación un nuevo interés ya que diversos autores han aportado trabajos en los
entre los focos primario y secundarios puesto que el primero puede ha- que se ha querido relacionar la enfermedad periodontal con otras enfer-
berse resuelto -exodoncias múltiples- y permanecer de forma autónoma, medades graves tales como infartos cerebrales agudos en varones jó-
durante largo tiempo, las manifestaciones metafocales. Si bien en prin- venes, patología coronaria -incluyendo infarto e isquemia-, ateroescle-
cipio suele admitirse que la propagación de gérmenes se produce por vía rosis, neumonía por aspiración, etc. y como factor de riesgo para partos
hemática y así lo sostienen las teorías etiopatogénicas bacteriana estricta prematuros y recién nacidos de bajo peso. De no tanta trascendencia se-
y toxoalérgica -antígenos y endotoxinas bacterianas-, también hay au- ría su posible relación con la diabetes y con las úlceras gastroduodena-
tores que defienden la teoría neurovegetativa que explicaría la patolo- les así como su participación en la infección de prótesis articulares
gía focal debido a una irritación del sistema vegetativo. No obstante, una (sobre todo las coxofemorales). Desde el punto de vista etiopatogénico
particularidad de la infección focal es que, para la producción de estos actualmente también se ha sugerido la participación de otros microor-
focos secundarios, no se requiere que el vertido de bacterias desde el ganismos no bacterianos como son los herpes virus, citomegalovirus y
foco primario al torrente sanguíneo sea masivo; por lo tanto cualquier virus de Epstein-Barr, habiéndose especulado que, tal como parece ocu-
infección leve de nuestro territorio puede llegar a justificar una infec- rrir a nivel periodontal, éstos podrían alterar las defensas del tejido co-
ción focal. lonizado facilitando así la acción lesiva ulterior por parte de las bacte-
El ejemplo más claro de lo que podría corresponder a una infección rias. Bajo nuestro punto de vista creemos, tal como opina Slots, que se
focal sería el de la endocarditis bacteriana, habiéndose también relacio- requieren estudios epidemiológicos controlados -de muy difícil diseño
nado tradicionalmente con otras enfermedades como artritis reumatoide, metodológico- y un mayor conocimiento de la etiopatogenia de la pa-
fiebre reumática, nefritis, dermopatías (en especial alopecia) y sobre tología implicada para que la infección focal deje de ser un concepto ba-
todo patología oftalmológica como la iridouveítis (Pons y cols.). sado sólo en el empirismo.

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