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EL MUNDO EN CRISIS HEMOS LLEGADO AL FIN DE UN SISTEMA QUE

YA NO DA MÁS DE SÍ, NO FUNCIONA, Y ESTÁ INFECTADO DE


POLÍTICAS Y DOCTRINAS ZOMBIS

ENTREVISTA A LUIS MALDONADO LINCE

Posted by lalineadefuego on noviembre 22, 2011

http://lalineadefuego.info/2011/11/22/entrevista-a-luis-maldonado-lince-el-mundo-en-crisis-hemos-
llegado-al-fin-de-un-sistema-que-ya-no-da-mas-de-si-no-funciona-y-esta-infectado-de-politicas-y-
doctrinas-zombis/

Luis Maldonado Lince fue delegado del Presidente de la Republica a la Junta Bancaria en
el gobierno de Rafael Correa y Secretario de la Producción en el gobierno de Alfredo
Palacio.

La situación económica de Europa parece cada vez más grave, amenazando ahora a
países antes considerados intocables. ¿Cómo ve usted el contexto económico global?
¿Esto es más que una simple recesión?

He seguido de cerca, desde hace algún tiempo, lo que ocurre en Europa y Estados
Unidos y lo que sucede en el mundo en vías de desarrollo. La situación la puedo resumir
fácilmente en un solo punto. Hemos llegado al fin de un sistema que ya no da más de sí, no
funciona, y está infectado de políticas y doctrinas zombis.

¿Pero no estamos hablando del fin del capitalismo?

Cristina Fernández, la presidenta de Argentina, acaba de decir en la última reunión del


G20 que quiere un capitalismo más humano, un capitalismo consecuente con las
necesidades de la gente. Eso puso una luz de esperanza; de que podían arbitrarse
algunas medidas distintas, tanto en la crisis europea como en la crisis generalizada de los
países del G20. Pero por desgracia el problema no es ese, el verdadero problema es una
falla sistémica. La relación capital – trabajo parece haber llegado a un punto de
obsolescencia total.

¿Y de qué se trata la relación Capital-Trabajo?

La relación capital-trabajo es la que se da entre la remuneración del capital comparado


con el trabajo. Es una relación asimétrica. Recibe mucho más el capital que el trabajo.
Por ejemplo, en el Ecuador la relación es: capital el 85% de la renta y el trabajo el 15%,
con una serie de problemas colaterales como las bajas remuneraciones, que no compensan
la distribución inequitativa por la vía salarial.
Se dice por ejemplo, y es obvio, que el capital – la inversión – en el momento que empieza a
operar para obtener beneficios, no puede venderse por debajo de sus costos de
producción. Esto es un hecho aceptado en cualquier parte del mundo.

Pero por otro lado el trabajo, que es el producto que venden los trabajadores, lo
construido con su vida, su esfuerzo, su mente, su corazón, en fin todo – sí se vende por
debajo del costo de producción. Se entiende que una persona para sobrevivir necesita
alimentarse, necesita educarse, necesita vestirse, necesita tener donde vivir, y llevar una
vida que sea digna en todos los sentidos. Eso tiene un valor, o en términos económicos; un
costo de producción.

Ese valor tiene varias formas de calcularse. Se lo puede calcular por la vía de los
ingresos mínimos por ejemplo, y esta es una de las perversidades del sistema. Me
pregunto ¿por qué se tiene que pensar en el ingreso mínimo y no en el ingreso necesario?
¿Por qué no pensar en un ingreso que permita tener aquellas cosas que son
imprescindibles para vivir, más una capacidad de ahorro?

¿Y esta crisis del capital implica que esta y otras ideas van a ser considerados?

Precisamente por eso digo que el sistema basado en esas dos variables fundamentales,
capital-trabajo ha llegado a su fin.

Ese es el problema que reúne a los presidentes del G20, del G8, del G7 los principales
ejecutivos políticos a nivel de la Unión Europea, del Mercosur, de UNASUR, etc. etc. Se
reúnen para cruzar conceptos e ideas alrededor del mismo cansino tema de políticas y
conceptos zombis, pero siempre terminan en las mismas cosas: austeridad, libre
comercio, desregulación financiera, privatizaciones, reducción del gasto social,
congelamiento de salarios, y otras maravillas por el estilo.

Por ejemplo, con Colombia tenemos este momento una relación un tanto tensa. Hubo una
declaración absolutamente hepática de decir que nos vamos a ir del grupo andino; para, a
renglón seguido, apenas llega a Colombia, el Señor Correa, felizmente, da marcha atrás y
dice que ahora es uno de los más fervientes integracionistas. Medio histriónico, me
parece, pero eso es lo que dijo. El hecho concreto detrás de esto es que las soluciones
giran siempre alrededor de las mismas cosas: el intercambio, la competitividad, y otros
asuntos que lo único que logran es que unos prevalezcan sobre otros en términos del
comercio.

Entonces existe este fallo sistémico pero las respuestas son siempre las mismas y no
muchas esperanzas de que el fallo se resuelva
Pues es notorio lo que ocurre. Apenas hay algún tipo de contracción o de incertidumbre en
el sistema en su conjunto y las bolsas de valores caen. ¿Y cuáles son las principales
acciones que lo hacen? Las más rentables, desde el punto de vista de la operación óptima
del sistema, que no son otras que aquellas que están vinculadas al aparato financiero: las
de los principales bancos, las principales financieras, los bancos de inversión, etc. etc.

Por ejemplo hemos visto en las últimas semanas, de una semana a otra, de un día para el
otro, como los principales indicadores de las bolsas de valores suben y bajan
espectacularmente. Suben 600 puntos, caen 500, vuelven a subir 400, caen 397… En fin,
esta inestabilidad está poniendo de manifiesto el verdadero punto sensible de un sistema
que no da más.

Es un sistema financiero que ya no tiene capacidad para dictar el destino de la


humanidad. Ni siquiera tiene capacidad para manejar a sus títeres políticos, que están en
los gobiernos. Ni ellos saben qué hacer, ni los políticos saben qué hacer. Entonces es
evidente que este sistema va a ser sustituido por otro.

Y este nuevo sistema cómo funcionará?

No lo sé y solo tengo interrogantes. Pero sé que la solución está en movimientos como de


los Indignados, Ocupa Wall Street, el movimiento estudiantil chileno, los movimientos de
la Primavera Árabe. Todo eso causa esperanza en muchos sectores progresistas, sin
embargo también causa incertidumbre.

Por ejemplo, uno lee a Stéphane Hessel, lee a Federico Mayor Zaragoza, al juez Baltasar
Garzón, a una serie de personas que está escribiendo alrededor de este fenómeno
mundial, pero lastimosamente ninguno aporta una sola solución, y no es que les falten
ideas. Pero no tienen la alternativa.

¿No podría ser que esta crisis es también síntoma de una transición de poder
económico desde Estados Unidos y Europa hacia China, como sucedió al inicio del
siglo XX cuando el centro de poder económico pasó de Europa a Estados Unidos?

Claro, pero en el caso anterior el sistema fue intocado y yo creo que este representa un
fenómeno mucho más profundo, mucho más grave desde el punto de vista de la
desorientación reinante. A quien le preguntes de Ocupa Wall Street, en Chile, en la
Primavera Árabe, en el Movimiento de los Indignados en Europa ¿cuál es la alternativa?
Te dicen todos que no queremos ya a los políticos, a los poderosos. Queremos ser
nosotros mismos los que definamos nuestro destino. Está bien, estoy de acuerdo. Pero
¿Cómo funcionará?
¿Pero el gobierno chino y su economía capitalista no verán la crisis occidental de otra
manera? ¿Con su visión a mucho más a largo plazo no pensarán que representa una
oportunidad? ¿Asunto de esperar que el mundo caiga en sus manos como fruto
maduro?

Posiblemente. Desde el punto de vista estratégico, pienso que China está haciendo lo que
debe hacer, tiene un mercado sumamente flexible y con un enorme potencial. Puede
llegar en pocos años a trescientos millones de consumidores.

Pero, incluso con trescientos millones, es decir un 25% de su población, resultará


relativamente fácil para China cambiar cualitativamente y cuantitativamente las cosas,
ya que el gobierno tiene el control de la oferta monetaria. Es obvio que puede generar
niveles de demanda adecuados. Es decir en una concepción Keynesiana del desarrollo,
desde las macro políticas el poder de manejar la variable de la oferta monetaria, tiene
una gran ventaja, porque incide directamente en el consumo. Y una cosa más, China no
necesariamente depende exclusivamente del comercio exterior. La mega expansión de su
mercado interno la convertiría, en el corto plazo, en el mayor mercado del mundo.

¿Y estimular los mercados internos seria una fórmula para que los países
sudamericanos, que ahora se sienten más o menos cómodos frente a la crisis
europea, se blinden contra las consecuencias futuras?

Cuando oigo la palabra blindaje, necesariamente pienso en una estructura que evita que
inmensas fuerzas que vienen desde el exterior afecten a lo que está dentro del blindaje.
Entonces si me pongo a pensar que el problema, por hablar solamente del caso de Italia y
su deuda de 2.3 trillones de euros (alrededor de dos punto ocho millones de millones de
dólares), si ese es el tamaño del problema de un solo país, y lo que tiene el Fondo de
Rescate de la Economía Europea son aproximadamente 600.000 millones de euros,
obviamente es una gota de agua en el desierto. Si es que esos países, Italia por ejemplo
con un producto interno bruto de más de 1.2 trillones de euros anuales, tienen problemas
graves ¿qué es lo que puede hacer el resto del mundo?

El Ecuador, según aseveraciones del Gobierno, según declaraciones oficiales del propio
señor Correa, cuenta con alrededor de $ 1.3 mil millones de dólares para enfrentar los
impactos. Me pongo a pensar en los 4.800 millones de dólares de déficit presupuestario,
en los 4.000 millones de deuda soberana con un interés de 5 o 6 por ciento, ( no sabemos
exactamente), entregados al Seguro Social, a cambio de dinero contante y sonante, en los
más de $ 2.000 millones de venta anticipada del petróleo, que representa endeudamiento
al 7% de interés, es decir un rendimiento que se acerca al nivel de catástrofe financiera
(como en España o Italia), en los más de 8.000 millones de deuda-externa, con intereses
promedio del 8%; en los $ 5.000 millones de la deuda privada registrada; y, finalmente,
los $ 6.000 millones de déficit comercial no petrolero; hablar de blindaje de $ 1.3 mil
millones, frente a $ 29.800 millones de exposición real, es realmente ridículo, por decir lo
menos.

Y la refinería de esmeraldas dejará de funcionar durante 9 meses en el 2012, lo que


implica importar más derivados de petróleo como la gasolina, y de ahí el
empeoramiento del déficit comercial …..

Se paraliza nueve meses o más, y ahí está la imprevisión, la incapacidad, la falta de visión.

¿Es hora de pensar en estimular los mercados internos y dejar de depender de las
exportaciones?

Esta es una forma de operar que debería estar ya rindiendo resultados, para tener
alguna posibilidad de enfrentar lo más grave de la crisis que está por venir. ¿Pero qué
estamos haciendo en términos de integración? Y aquí es importante resaltar que la
integración y la cooperación, es decir los vínculos de distinta índole con otros países, se
deben manejar en términos de tres elementos fundamentales si vamos a proteger y
desarrollar mercados internos

*Primero, la convergencia de las economías es un denominador común, todo el mundo lo


sabe.

*Segundo, factor importante, es la complementariedad como antítesis de la


competitividad o la competencia desbocada y feroz.

*Y el último, la solidaridad.

Estos tres criterios deberían estar permanentemente presentes y operativos, para que
se puedan proteger los mercados internos. Si es que hay complementariedad, se exporta
únicamente lo que es excedente y, además, lo que el otro necesita. No exporto para
competir con sus empresas y destrozarlas. En este juego de la competitividad siempre
hay perdedores y ganadores y presiones de enormes grupos económicos para desregular
mercados y que la competencia sea libre, es decir que les favorezca.

Entonces no están dadas las condiciones fundamentales para que América Latina en su
conjunto, en este momento, enfrente con éxito la crisis por la vía de sus mercados
internos. Las condiciones para la cooperación en términos políticos y también económicos,
en toda la región, no están presentes en este momento. Veamos qué representamos
nosotros, los países sudamericanos, en el entorno mundial. Si es que vemos a Estados
Unidos, Europa, Japón y China y nada más, es obvio que en términos comerciales América
Latina representa casi nada.
Entonces el huracán económico, nos va a encontrar desprotegidos, digan lo que digan,
saluden como saluden en la foto los jefes de estado, cada vez que se reúnen a conversar.

Entonces la muy criticada política de este gobierno de depender de la exportación


de recursos naturales no nos ayudará a sobrevivir la crisis. ¿Pero podemos salir de
esa dependencia en el corto plazo?

Si hubiera quien piense positivamente en el Gobierno, posiblemente.

Y el planteamiento de que esto representa solo una fase la primera fase y que luego
pasamos a una economía de producción y servicios…

Esto obviamente tendría sentido y así debería ser, pero tengo que atenerme a los
hechos, a lo que veo. Estamos hablando de una economía primaria, de exportación de
bienes primarios sin valor agregado y de políticas de desarrollo de esos recursos que
tienen tintes muy parecidos a los que llevaron y llevan adelante algunos países
latinoamericanos aún a costa de límites graves y atropellos a los derechos humanos.

Mira todo lo que se ha hecho aquí. Toda esta persecución a los ¨terroristas¨ indígenas,
de la zona amazónica y, en el sur, en Zaruma, para allanar el camino para las grandes
mineras. La agresión en Quimsacocha es realmente alarmante, utilizando falacias para
decir que se han devuelto los terrenos donde aparentemente están los acuíferos.

Todo este proceso de abrir el camino a las grandes transnacionales es parte de un


recorrido que no puede ser solo de mediano plazo, digamos de 5 años, sino que se extiende
mucho en el tiempo. Vamos al largo plazo. Solo hay que pensar una cosa. Si realmente
vamos a explotar oro a costa de envenenar el agua, a lo mejor esos recursos van a
servir para qué ¿para comprar agua? ¿para compensar?

Hoy en día el galón de agua embotellada cuesta más que la gasolina. Entonces la gente que
hoy tendría el agua disponible, no la va a tener. Los recursos se van a utilizar para otros
fines que no están programados en el corto plazo, están programados en largo plazo.

Entonces no hay movimiento hacia la industrialización o estimulo de la producción


interna. Y el nuevo Código de la Producción?

Esto es un mamotreto que no tiene ni pies ni cabeza. Allí no existe un plan de


industrialización.
Por ejemplo, todo lo que es la agrupación industrial en el CIIU (Clasificador
Internacional Industrial Único), que es un galimatías, ni siquiera eso se tiene en
consideración. Es simple y sencillamente una serie de planteamientos teóricos sin base
real. Por ejemplo, no existen incentivos a la producción, no existen mecanismos claros de
desarrollo tecnológico.

Entonces ¿qué se puede hacer?

Hay cosas que se podrían hacer. Empezar por preguntar: ¿Cuál es la fórmula, por lo
menos para un primer paso? No agrupar en el CIIU al sector productivo. Hay que
hacerlo en función de cubrir adecuadamente necesidades de alimentación, vestuario,
vivienda, educación y salud.

Alrededor de esos cinco elementos gira todo el aparato productivo. Hay que armar una
canasta de productos claramente diseñada para satisfacer adecuadamente las
necesidades fundamentales en esas cinco categorías. Amplía en su primera etapa, con
claras nociones de incentivos fiscales, tributarios, crediticios y arancelarios. Diseñar un
proceso real de desagregación tecnológica, o de incorporación de tecnología en todos los
bienes importados, empezando por materias primas y bienes de capital. Este proceso
debe ser una ley concreta de desagregación tecnológica, basada en la realidad presente
del sector productivo, y sus posibilidades concretas de incorporar tecnología, en el largo
plazo.

Se puede empezar con un 25% de desagregación tecnológica, hasta llegar al 100% en


unos diez a quince años.

¿Y si esto sucede podríamos competir en el contexto existente con países como


Brasil? Y si no, ¿el Ecuador será destinado a ser exportador de materia prima?

Yo no creo que el destino del país sea exportador de materias primas. Se puede luchar
contra eso. Pero para lograr salir de la trampa de las materias primas se necesita
proteger el mercado interno y desarrollarlo adecuadamente. Para mí la clave es el manejo
financiero y crediticio. Es decir que, en vez de tener bancos transnacionales o mega-
bancos, donde una computadora decide a quien le presto en Quito o Guayaquil, y a quien
le presto en Zaruma o Pedro Carbo, existen bancos locales, zonales y regionales, donde la
captación del dinero se realiza en determinadas circunscripciones y vuelve a circular los
recursos en el mismo lugar. Esto habilitaría la multiplicación en regiones del dinero, y
estabilidad de precios con un aumento sensible de la riqueza local, traducida en continua
inversión, mejoramiento del empleo e incremento notorio del nivel de vida. Absurdo dirán
algunos. Pero si se trata de revolución, hay que ver si realmente hay intención de hacerla.
Pero para salir de la trampa de producción y exportación primarias, no podemos tener una
moneda como la de Estados Unidos, el dólar. Deberíamos poder diseñar políticas que
establezcan el valor relativo de nuestra propia moneda frente a otras monedas para
equilibrar precios. Si no podemos hacer eso, es obvio que la dolarización está de más, y
que no se pueden seguir diseñando políticas que únicamente buscan mantener el esquema
monetario, convirtiendo este propósito en el único objetivo de la política económica.

Todas las acciones en el campo arancelario, que son ridículas y patéticas, lo que han
buscado es equilibrar momentáneamente la balanza de pagos en 1.500 millones de dólares.
Además hace algo que es grave y perverso: crear un clima falso de bonanza en
determinados sectores, cuero y calzado por ejemplo. Veamos lo que acaba de ocurrir a
Ambato. Allí se generaron expectativas cuando se subieron los aranceles para disminuir la
importación de calzado y otros bienes que se producen en esa provincia. Luego, hubo una
especie de boom. Pero cuando se logró el objetivo fiscal, se acabó el boom, sin más ni más,
y las cosas volvieron a su nivel anterior. No había estimulo a la producción. No había
intento de promover el mercado interno. No hay un plan

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