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Es una verdad de Perogrullo que la promulgación del Código Civil y Comercial de la Nación ha ido acompañada
de innumerables cambios en el ámbito de la responsabilidad civil; algunos de mayor envergadura que otros. Si bien
es cierto que parte del reflejo legislativo se constituyó en los grandes trazos que hasta el momento venía
soslayando tanto la doctrina y la jurisprudencia, no deja de ser una novedad el hecho de que en ciertos aspectos no
se ha innovado demasiado respecto al derogado Código de Vélez manteniendo criterios que el gran jurista cordobés
ya había tomado para sí.
En lo que aquí interesa somos de la opinión que con independencia de lo que se halla innovado -o no- en materia
de responsabilidad civil de los establecimientos educativos, estas líneas se enfocarán en un objetivo tan básico
como elemental: la álgida tarea de evitar repeticiones innecesarias que ya se encontraban reflejadas en plumas
autorales y en obras literarias largamente ilustradas. En consecuencia el riesgo es grande pues el derecho es
plenamente compatible con la mediocridad; máxime cuando el autor pretende evitar unas cataratas de prefijadas
ideas. Todo lo que ponemos a disposición del lector es novedoso y de exclusiva formulación con base en el nuevo
cuerpo legal unificado.
El desafío es poner sobre el tapete aquellas pautas que ha traído consigo la nueva reforma en la materia que nos
ocupa, estructurando -como es debido- la temática tratada con el conjunto todo de normas que desperdiga la
legislación sancionada. Más aún cuando de una línea estructural pueden obtenerse ramificaciones en un sinfín de
variables legislativas que interactúan unas con otras.
En adelante haremos referencia a la responsabilidad civil de los establecimientos educativos, siendo menester
una aclaración inicial, sin la cual el desarrollo argumentativo podría quedar huérfano: suele hablarse en general y a
secas de la responsabilidad de los establecimientos educativos sin hacer mención a la materia que se encuentra en
disputa. Es decir, merece resaltarse que un instituto de enseñanza no solo puede responder civilmente, sino que
también desde la esfera penal -puede darse el caso que su titular sea una persona física-, administrativa -sanciones
ante las autoridades de contralor correspondientes- por lo que no es correcto generalizar su responsabilidad en
términos abstractos sino que irremediablemente debe apuntarse a la faceta que se pretende incluir. Tal es el caso
de la responsabilidad civil que de ellos se derivan.
Notas:
(1) Plasmando textualmente: modificase los arts. 1114, último párr. y 1117. Sancionada: 11/6/1997. Promulgada de
hecho: 3/7/1997. BO: 7/7/1997. El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc.,
sancionan con fuerza de ley: art. 1 - Agrégase como último párrafo del art. 1114 del CC lo siguiente: “Lo establecido sobre
los padres rige respecto de los tutores y curadores, por los hechos de las personas que están a su cargo”. Art. 2 -Modifícase
el art. 1117 de CC el que quedará redactado de la siguiente manera: “Los propietarios de establecimientos educativos
privados o estatales serán responsables por los daños causados o sufridos por sus alumnos menores cuando se hallen bajo
el control de la autoridad educativa, salvo que probaren el caso fortuito. Los establecimientos educativos deberán contratar
un seguro de responsabilidad civil. A tales efectos, las autoridades jurisdiccionales, dispondrán las medidas para el
cumplimiento de la obligación precedente. La presente norma no se aplicará a los establecimientos de nivel terciario o
universitario”
(2) Bien puede darse el caso de una transferencia de titularidad, suscripta por boleto privado y no instrumentada aun en los
registros correspondientes. Aquí se da el caso de que el titular registral no resulta propietario aun, pero deberá seguro
respondiendo legalmente. He aquí un caso de laboratorio que ilustra la importancia del distingo entre titular y propietario
(3) El mentado artículo reza: Inoponibilidad de la personalidad jurídica. La actuación que esté destinada a la consecución de
fines ajenos a la persona jurídica, constituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar
derechos de cualquier persona, se imputa a quienes a título de socios, asociados, miembros o controlantes directos o
indirectos, la hicieron posible, quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados. Lo dispuesto se
aplica sin afectar los derechos de los terceros de buena fe y sin perjuicio de las responsabilidades personales de que puedan
ser pasibles los participantes en los hechos por los perjuicios causados
(4) Una interesante sentencia del 28/10/2013, dictada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Rubí
-Barcelona-, trató específicamente el asunto sobre la distinción entre el propietario de un inmueble y su concordancia en el
Registro de la Propiedad, lo que hemos dado en llamar propietario “real” y titular registral. Esta dicotomía obliga a
considerar dos interesantes consecuencias cuyo desarrollo conceptual y práctico se podrá analizar, a saber: 1) La diferencia
entre propietario “real” y titular registral, sobre todo en los casos en los que como refiere la sentencia expresada no hay
una coincidencia entre uno y otro
(5) STS nº 1135/2006 de 10 de noviembre
(6) Art. 1904, CC español: El que paga el daño causado por sus dependientes puede repetir de estos lo que hubiese
satisfecho. Cuando se trate de centros docentes de enseñanza no superior, sus titulares podrán exigir de los profesores las
cantidades satisfechas, si hubiesen incurrido en dolo o culpa grave en el ejercicio de sus funciones que fuesen causa del
daño. Y en el mismo sentido se pronuncia el art. 145 de la ley de régimen jurídico de las administraciones públicas y el
procedimiento administrativo común que dice “La Administración correspondiente, cuando hubiere indemnizado a los
lesionados, exigirá de oficio de sus autoridades y demás personal a su servicio la responsabilidad en que hubieran incurrido
por dolo, o culpa o negligencia graves, previa instrucción del procedimiento que reglamentariamente se establezca”.
Concluido el contencioso originado, y por lo tanto ejecutada la sentencia estimatoria del daño ocasionado por el que se
condena al titular del centro a pagar una determinada cantidad de dinero como indemnización, la ley permite al centro a fin
de paliar sus pérdidas económicas volver o repetir la cantidad pagada contra el profesor causante de que el menor causase
daños a un tercero, obligándole por lo tanto a devolver al centro lo que se abonó antes en su nombre. La única condición
que se establece es que pueda probarse que el profesor obró con culpa suficiente siendo el responsable directo del daño
ocasionado por el menor. Esta acción, denominada de regreso, puede iniciarla el centro público y el privado o concertado, si
lo estimasen oportuno. En ningún caso es obligatoria. Y el plazo para su interposición es de quince años a contar desde el
pago de la indemnización
(7) Se ha dicho que la obligación de los padres renace recién una vez que la del Centro Escolar termina la suya y que esta
circunstancia debe interpretarse con la suficiente flexibilidad que cada caso demande. Cabe recurrir al criterio de
habitualidad para establecer hasta donde llega esa flexibilidad, pues si es habitual que en un Centro de Educación los
alumnos se queden en el patio del recreo por un corto espacio de tiempo después de terminada la jornada lectiva antes de
ser recogidos o trasladarse a sus domicilios, es obligado deducir que los padres cuentan con que hasta entonces están en el
instituto educativo y vigilados por su personal. Superior Tribunal español - Sala I - 29/12/1998
(8) Para enmarcar la temática en la compleja trata social que representa es interesante analizar las causas y orígenes del
que puede derivar
(9) Ver Juzgado de Primera Instancia Número 2 de Vitorio, 1/2/2005, Audiencia Provincial de Valencia del 13/10/2006
(10) Audiencia Provincial de Madrid, 18/12/2008
(11) Colombia. Corte Constitucional. Sentencia T - 442 del 3/6/1992. Magistrado Ponente Eduardo Cifuentes Muñoz
(12) La justicia colombiana resolvió un interesante caso en el que se resalta la tutela preventiva dentro de este marco de
ideas. Una niña de nueve años de edad, estudiante de una escuela pública, decidió no volver a la escuela a estudiar al verse
rechazada por sus compañeros que la llamaban “prostituta” y “enferma de Sida”. Tal idea surgió a raíz del comentario que
hiciera uno de sus compañeros en clase de religión, dado que por sostener la menor una presunta relación amorosa con
otro menor de edad, y por la respuesta que dio la profesora al tratar de explicarle al menor involucrado que si había hecho
el amor con la niña podía estar infectado de Sida. Posteriormente, la profesora afirmó que la niña cuando grande iba a ser
una prostituta, y además prohibió a los demás compañeros de la niña juntarse con ella pues podía contagiarlas de la
enfermedad. Desde ese día los niños no volvieron a jugar con la niña, y ella al verse rechazada se fue llorando para la casa
y decidió no volver a la escuela pues se había generado un ambiente hostil en su contra. La madre de la niña ante tal
situación decide interponer en contra de la maestra acción de tutela para que se le proteja a su hija los derechos a la
igualdad, a la honra y a la enseñanza. Corte Constitucional Colombia. Sentencia T - 337, del 26/7/1995. Magistrado
Ponente Eduardo Cifuentes Muñoz. Ver también en el mismo sentido sentencia T- 293, del 9/6/1998 M.P. (E). Carmenza
Isaza de Gómez, y Sentencia T - 440, del 2/7/1992. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz emanada del mismo órgano
(13) La Sala aplicó un test, para conocer qué tipo de responsabilidad sería la demandada. En caso de demandar por
conductas de agresión, deberá corroborarse: 1) el acoso a la víctima; 2) el daño físico o psicológico que sufrió el menor; 3)
el nexo causal entre la conducta y el daño. Cuando se demanden omisiones de cuidado a la Institución, se comprobará: 1)
la existencia del bullying; 2) la negligencia de la escuela para responder a la situación; 3) el daño físico o psicológico, y 4)
el nexo causal entre negligencia y daño. Reparación del daño moral. Determinada la responsabilidad civil, se tendrá que
resarcir a la víctima, tomando en consideración su derecho a recibir una “justa indemnización”. En el caso de la víctima, los
parámetros y cuantificación del monto deberán atender: A) El aspecto cualitativo del daño, el cual comprende: 1) el tipo de
derecho o interés lesionado; 2) la existencia del daño; 3) la gravedad de la lesión o daño. B) El aspecto patrimonial o
cuantitativo derivado del daño moral: 1) los gastos devengados derivados del daño moral; 2) los gastos por devengar. En
cuanto a la responsable: 1) su grado de responsabilidad; y 2) su situación económica. Después del análisis del caso en
concreto, de las pruebas periciales tanto en psicología como sociología y de las testimoniales de la familia del menor, la
Primera Sala consideró que se acreditaron conductas de bullying, atribuidas a la profesora. Asimismo, a partir del material
probatorio se advirtió que las labores del Instituto y su personal para frenar el hostigamiento escolar fueron nulas.
Asimismo, se tomaron en consideración las evaluaciones psicológicas y se confirmó el daño causado en el menor, bastó ver
las alteraciones psicoemocionales que repercutieron en sus ámbitos social, afectivo y académico. Es así, como en un hecho
sin precedentes, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad de cuatro votos, acordó
otorgar el amparo de la justicia a la señora y su menor hijo, quien fue víctima de acoso escolar, incitado y fomentado por su
profesora, y al que no respondió apropiadamente la institución ni el personal docente. Dada la grave afectación a la
dignidad del menor, el alto grado de responsabilidad de los codemandados y atendiendo a la capacidad económica (media)
de la institución, es que los señores Ministros resolvieron condenar a los codemandados a cubrir la cantidad de $
500.000,00 (Quinientos mil pesos 00/100 M.N.) por concepto de “indemnización” por daño moral, así como a observar
diversas recomendaciones para atender el fenómeno de acoso escolar. Afectación que puede calificarse como leve, media o
severa. La gravedad del daño puede calificarse como normal, media o grave. Pueden ser los gastos médicos derivados de
las afectaciones a los sentimientos y psique de la víctima. En este rubro pueden ubicarse posibles daños futuros
(tratamiento médico, terapias psicológicas o ganancias no recibidas, derivadas de la afectación a los derechos y bienes
morales). La intensidad puede ser leve, media y alta. Para ello, deberán ponderarse: el bien puesto en riesgo; el grado de
negligencia y sus agravantes; la importancia social de los deberes incumplidos. La Primera Sala destacó que la resolución,
más que una advertencia, es una invitación para que las instituciones educativas dimensionen el fenómeno y entiendan que
no puede ni debe ser tolerado; que es necesario que las autoridades y los particulares que tienen a los menores bajo su
cuidado, refuercen sus estrategias de atención para proteger a lo más preciado de nuestra sociedad, los niños y las niñas.
Se enfatizó que, es sumamente importante que las instituciones educativas los protejan contra toda forma de perjuicio.
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación De México, 15/5/2015, resuelto en el Amparo Directo 35/20141,
siendo el ministro ponente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea
(14) L. 26892, del 11/9/2013. BO: 4/10/2013
(15) Se dijo que el caso fortuito requiere, para su configuración, la concurrencia de imprevisibilidad e inevitabilidad,
asimismo, necesita que el hecho sea ajeno al establecimiento, elementos que no están reunidos en el sub examine, puesto
que los testimonios acreditan que el comportamiento agresivo del menor atacante no era imprevisible ni inevitable, así
como tampoco el daño se produjo en un medio ajeno al colegio, por el contrario, ocurrió dentro de sus instalaciones y en el
horario del dictado de clases. Por ello, debe confirmarse la responsabilidad atribuida a la demandada (in re “G. R. J.
c/ Babar Bilingual School Dominique Seguin s/daños y perjuicios” - CApel. Civ. - Sala A - 3/7/2009)
(16) La Superintendencia de Seguros de la Nación fue creada por el art. 150 de la L. 11672, reglamentada por el decreto
23350/1939, la cual reglaba la materia hasta el dictado de la L. 20091. Dicho régimen fue modificado, según se dijo, por
adolecer de dos fallas fundamentales: a) carencia de facultades suficientes de la autoridad de control; b) ausencia de un
régimen adecuado de sanciones. Posteriormente, se dictó la L. 20091, “De los Aseguradores y su control” reglamentada por
la resolución 21523/1992 de la Superintendencia de Seguros de la Nación, para regir el ejercicio de la actividad
aseguradora y reaseguradora en todo el territorio de la Nación. Dicha ley contiene un capítulo específico relativo a la
autoridad de control en la materia disponiéndose en su art. 64 que “el control de todos los entes aseguradores se ejerce por
la Superintendencia de Seguros de la Nación...”
(17) Art. 1730 - Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha podido ser
previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad,
excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos
(18) STS, 1ª, 8.11.1990 (RJ 1990\8534), pronunciada en el denominado “Caso Persán”
(19) Así lo señalo la Corte Constitucional de Colombia en la sentencia T-385, del 1/9/1995. Siendo el M.P. Carlos Gaviria
Díaz. La Corte señaló además que con el estado lamentable en que se encuentra la escuela, no se viene cumpliendo con la
función social que la Constitución asigna a la educación, pues el servicio se viene prestando en condiciones que ponen en
peligro la vida de educandos y educadores, ofenden la dignidad, y ponen en riesgo la salud de esas personas. No se puede
educar a un grupo de niños “...en el respeto a los derechos humanos...”, cuando en el establecimiento donde se pretende
impartirles esa formación, brilla por su ausencia tal respeto. Los padres de los alumnos, estos, y sus profesores tienen
derecho a que las autoridades no les sometan a un riesgo grave para su vida y para su salud, así como tienen derecho a
recibir la educación básica obligatoria en condiciones dignas
(20) de Castro y Bravo, Federico: “La interpretación del negocio jurídico” - Ed. Civitas SA - Madrid - págs. 82 y 83
(21) “Rener, Clorinda Beatriz y otros c/Ludueña, Néstor Fabián y otro s/daños y perjuicios” - SC Bs. As. - 16/9/1997
DARÍO A. VICTTORE(*)
I - PUNTUALIZACIONES PREVIAS
En el presente trabajo, me propongo analizar la responsabilidad civil en el nuevo Código Civil y Comercial de la
Nación (CCyCo.), aprobado por ley 26994, que comenzó a regir el 1/8/2015, por disposición de la ley 27077, con
referencia a los supuestos especiales de responsabilidad y, en particular, a la de los establecimientos educativos.
Metodológicamente, en el CCyCo., la responsabilidad civil es regulada en el Libro III, Título V, Capítulo I, que se
divide en 11 secciones, siendo tratada en los artículos 1708 al 1780. Además, hay diferentes normas especiales de
responsabilidad civil a lo largo del articulado. Por ejemplo, el artículo 1493 refiere a la omisión de preaviso en el
contrato de agencia y el artículo 1243 a la responsabilidad en el contrato de leasing, perdurando tantas otras en los
diferentes microsistemas -ambiental, consumidor, riesgos del trabajo, accidentes de tránsito, accidentes aéreos,
accidentes de la navegación, etc.- y otras normas que cuentan con prescripciones sobre responsabilidad civil y que
siguen vigentes(1). Recordemos que los distintos proyectos de reforma de nuestra legislación de derecho privado
redactados desde 1987 se encaminaron a suprimir los distingos entre la responsabilidad contractual y
extracontractual, criterio que adopta el nuevo CCyCo.
El proceso de constitucionalización del derecho privado se expresa acabadamente en el artículo 1716,
materialización del principio alterum non laedere -o deber de no dañar a otro- y, en sí, de la unificación de los
sistemas de responsabilidad civil contractual y extracontractual, al señalar también que el incumplimiento de una
obligación da lugar a reclamar la reparación del daño. Este deber genérico de no causar daños a otros en su
persona y en sus bienes tiene plena vigencia en el derecho de daños y se fundamenta en el artículo 19 de la
Constitución Nacional (CN).
Por otra parte, el artículo 1717 consagra el presupuesto de antijuridicidad, disponiendo que “cualquier acción u
omisión que cause un daño a otro es antijurídica si no está justificada”. Comprende los actos voluntarios e
involuntarios, regulando una antijuridicidad amplia.
A partir del artículo 1726, en materia de relación causal, el CCyCo. mantiene la clasificación de las consecuencias
inmediatas, mediatas y casuales. En cambio, suprime la categoría de las consecuencias necesarias. Bueres opina,
con acierto, que es atinada esta simplificación, pues la categoría de las consecuencias necesarias ha generado, por
lo menos en la Argentina, diversas confusiones y se han impulsado seis o siete criterios de
interpretación. Asimismo, se mantiene el criterio de la causalidad adecuada.(2)
Lo referido al factor de atribución, al igual que el Proyecto de la Comisión Federal de la Cámara de Diputados de
1993 y el Proyecto de 1998, no incluye una norma consagratoria del principio de la culpa como lo hace
elartículo 1109 del Código Civil (CC). Por ello, el artículo 1721, refiriéndose a la atribución de un daño al
responsable, puede basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es
la culpa(3). Los Fundamentos de la Comisión Redactora del CCyCo.(4) son claros al explicar que no hay una jerarquía
ordenada legalmente entre ellos, pero no se puede ignorar que en la práctica jurisprudencial la mayor parte de los
casos son en relación a factores de atribución objetivos, y por ello son regulados en primer lugar. Así, la culpa
resulta ser un factor de atribución residual.
En cuanto al daño resarcible, la lesión a un derecho o a un interés no reprobado por el ordenamiento -
jurídicamente protegido- es su basamento (art. 1737), que permite poner en marcha el mecanismo resarcitorio así
como las tutelas inhibitorias y restitutorias. El artículo 1738 reseña que la indemnización comprende las pérdidas del
patrimonio de la víctima, el lucro cesante y las chances. Incluye muy especialmente las consecuencias de la
violación a derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones
espirituales legítimas y las que quebranten su proyecto de vida. A renglón seguido, el artículo 1740 señala que la
reparación del daño debe ser plena. Puntualiza Bueres, amén de críticas que formula al articulado, que es acertado
que se apunte al interés como núcleo de la tutela jurídica y que se entienda que el daño se indemniza por las
secuelas, por las consecuencias. No existe la posibilidad de resarcir objetivamente un perjuicio por la sola actividad
dañosa. Esto reconduce fácilmente a la idea de que habrá dos categorías de daños: el patrimonial y el
extrapatrimonial (o moral)(5). Lo que se repara es el daño sufrido injustamente, plena e integralmente (art. 1740).
Concluyendo, en el régimen de la nueva legislación se ha receptado importantes cambios, además de
la unificación de los sistemas de la responsabilidad contractual y la extracontractual(6), que son reguladas
conjuntamente -por ser el fenómeno resarcitorio inseparable o unitario, centrado en el daño-, siendo los más
destacados: se estableció expresamente las funciones preventiva, resarcitoria y las sanciones pecuniarias
disuasorias, amén de regular el deber de prevención; se dispone las causales de justificación que suprimen la
ilicitud de una conducta que ha ocasionado un daño; sistematiza la temática de la asunción de riesgos -hasta ahora,
de tratamiento doctrinario y jurisprudencial-; consagra expresamente la responsabilidad civil contractual objetiva en
las obligaciones de resultado; precisa una regla general en materia de extensión del resarcimiento, siendo
indemnizables las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles; determina como regla general que los
factores de atribución y las eximentes de responsabilidad deben ser probados por quien los alega y, como
excepción, permite a los jueces aplicar la teoría de las cargas probatorias dinámicas; equipara el dolo al dolo
eventual; en caso de graves incapacidades, la legitimación para reclamar indemnización por daño moral la extiende
no solo al damnificado directo, sino también a los ascendientes, descendientes, cónyuge y quienes conviven con
aquel y reciben un ostensible trato familiar; establece un método de cálculo para el caso de incapacidades
permanentes, sean físicas o psíquicas; la pérdida de chance es dispuesta expresamente como daño indemnizable;
contempla la responsabilidad contractual por el hecho del tercero que se introduce en el cumplimiento de la
obligación; establece la responsabilidad objetiva en materia de actividades riesgosas, excluyéndola expresamente
en el caso de profesionales; define al guardián de la cosa riesgosa o viciosa; reduce los plazos genéricos de
prescripción liberatoria a cinco años, y para las acciones por responsabilidad civil dispone que prescriben a los tres
años; reduce el plazo de la suspensión de la prescripción por interpelación a seis meses; se contempla la mediación
como supuesto de suspensión de la prescripción y se instituye que el reclamo administrativo, cuando es obligatorio,
la interrumpe; regula en detalle la responsabilidad colectiva, tanto la general como aquella que proviene de un
grupo de riesgo; por último, en lo concerniente a la responsabilidad del Estado y los funcionarios públicos, se
establece la aplicación de normas y principios de derecho administrativo.(7)
Un capítulo aparte merece la supresión por parte del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) de la Sección 5 del
Anteproyecto, que contemplaba los daños a los derechos de incidencia colectiva (art. 1745, Anteproyecto elaborado
por la Comisión), los daños a los derechos individuales homogéneos (art. 1746), con sus presupuestos de
admisibilidad (art. 1747) y los alcances de la sentencia (art. 1748). Recordemos que todos ellos estaban
estrechamente vinculados a la protección ambiental. Merecidas críticas de la doctrina han recaído sobre esta
decisión del PEN. Así, se sostuvo que “quitó el carácter de completitud que tiene que tener este cuerpo normativo ...
quitó así al Código unidad, coherencia y sistematización, que es el objetivo central de la codificación ... La inclusión
del sistema de responsabilidad por daño a los derechos de incidencia colectiva vinculados con la protección del
ambiente en el CC hubiera permitido su cumplimiento igualitario y hubiera logrado que los jueces puedan ejercer su
función adecuadamente sin balancear la justicia hacia los sectores del privilegio y el poder, frenando la arbitrariedad
del Poder Administrador, incorporando así al derecho vivo, surgido de la propia realidad argentina, aquel derecho
real que anhela la sociedad argentina”.(8)
En los Fundamentos de la Comisión Redactora, se expresa que es menester que “los operadores jurídicos tengan
guías para decidir en un sistema de fuentes complejo, en el que, frecuentemente, debe recurrirse a un diálogo de
fuentes, y a la utilización no solo de reglas, sino también de principios y valores. En el sistema jurídico argentino
vigente no hay un dispositivo que fije reglas generales respecto de las fuentes ni en relación a la interpretación de
estas”. Por ejemplo, en el Título de los contratos de consumo dice que “en el campo de la interpretación, se
establece un ‘dialogo de fuentes’ de manera que el Código recupera una centralidad para iluminar a las demás
fuentes”(9). Ese diálogo de fuentes, sostiene Sagarna, debe ser entre la CN, los tratados incorporados al
ordenamiento jurídico -en especial los de derechos humanos- y todas las normas inferiores, como así también un
ida y vuelta entre las distintas normas del propio Código(10). Más aún, añaden los Fundamentos de la Comisión que
“la interpretación debe recurrir a todo el sistema de fuentes. Así, se alude a la necesidad de procurar interpretar la
ley conforme con la CN y los tratados en que el país sea parte, que impone la regla de no declarar la invalidez de
una disposición legislativa si esta puede ser interpretada cuando menos en dos sentidos posibles, siendo uno de
ellos conforme con la Constitución”. Por ello, la responsabilidad civil no deberá aislarse de ese cruce de normas que
tienen por centro a la “persona humana”(11), ya que, como enseña el doctor Ciuro Caldani, “lo relevante a tener
como meta del conocimiento jurídico es la vida humana, cuyo concepto puede discutirse, pero constituye una
realidad que vale reconocer en todos los despliegues a nuestro alcance”.(12)
La norma en cuestión exige la presencia de determinados requisitos para activar el mecanismo resarcitorio
previsto en el artículo 1767 del CCyCo.
En primer lugar, con la unificación de la responsabilidad contractual y extracontractual,
el artículo 1767 del CCyCo. abarca tanto a los daños que el alumno causa a otro (tercero ajeno o no al sistema
educativo) y a los daños sufridos por el alumno. Así, puede ser dañado otro alumno de la institución educativa, un
docente u otro personal o terceros extraños, pudiendo encontrarse dentro o fuera del establecimiento; es requisito
esencial que se haya encontrado o debía hallarse bajo el control de la autoridad educativa.
Incluso, puede acontecer que el daño sea causado con culpa -art. 1724, CCyCo.- del alumno menor de edad
pero mayor de 10 años o ser causado por un niño menor de 10 años, en cuyo supuesto el acto será involuntario -
art. 216, CCyCo.- o el menor de edad estar privado de la razón [art. 261, inc. a), CCyCo.: acto involuntario del
privado de la razón al momento de cometer el ilícito], pero su hecho podrá resultar objetivamente antijurídico.
Agrega Sagarna que, si el daño es sufrido por el alumno por una actividad riesgosa, “pueden aplicarse los
artículos 1757 y 1758 del CCyCo., pero en este caso la legitimación pasiva es contra quien realiza, se sirve u
obtiene provecho de ella, siendo tres en este supuesto las eximentes -arts. 1729, 1730 y 1731-”(35). Atento a la
previsión del artículo 1737 del CCyCo., el daño causado o sufrido puede ser en la persona o en el patrimonio del
alumno o del tercero.
Recordemos que, en lo referido a daños sufridos por terceros en actividades escolares, prestigiosa jurisprudencia
entendía, durante la vigencia del CC, que dichos daños se encontraban abarcados en la esfera de responsabilidad
extracontractual del artículo 1113, segunda parte. Así, por ejemplo, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil,
Sala G, en el decisorio “Castro, Mabel Haydée c/Asociación Católica Irlandesa (colegio Mons. Dillon)”, en el que la
madre de dos alumnos de una institución educativa sufrió la fractura de tibia y peroné al caer mientras participaba
de un juego en una fiesta escolar que era celebrada en un campo de deportes, revocó la sentencia de primera
instancia, resolviendo que “la asociación que regentea un colegio no es responsable por los daños sufridos por la
madre de un alumno, que se lesionó al participar de una actividad lúdica en una fiesta escolar, pues no se acreditó y
nada autoriza a suponerlo que el juego era riesgoso, tampoco se le atribuyó algún tipo de vicio a sus componentes -
en el caso, era un arnés con un elástico amarrado con estacas- ni a objeto alguno que haya tenido contacto con el
cuerpo de la víctima o vinculación con el accidente ... la responsabilidad de un colegio por los daños sufridos por el
padre de uno de sus alumnos, que se lesionó al participar de un juego en una fiesta escolar, debe evaluarse bajo la
esfera extracontractual estipulada en el artículo 1113, segunda parte, del CC, pues el artículo 1117 reglamenta la
responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos privados o estatales solo por los perjuicios
causados o sufridos por estudiantes menores cuando se hallen bajo su control” (del voto de la Dra. Areán).(36)
Seguidamente, es condición esencial para que se responsabilice objetivamente al titular del establecimiento
educativo que el alumno que cause el daño o sufra el perjuicio sea menor de edad al momento que se produce el
hecho dañoso. Por ello, carece de relevancia que quien sufrió el daño sea mayor o menor de edad, personal del
establecimiento, alumno o un tercero ajeno, o sea un daño a la propiedad, sino que basta que lo haya causado un
alumno menor de edad. Por otra parte, si el daño es causado por un tercero o por otro alumno -así este sea mayor
de edad- se requiere que la víctima sea alumno menor de edad.
Aquí, pueden plantearse inconvenientes por las altas tasas de repitencia en la educación secundaria, que
provoca que finalicen sus estudios alumnos siendo ya mayores de edad y compartan las aulas con otros que son
menores de edad, así como también los daños que sucedan en el marco de la educación para adultos (EEMPA),
aunque creemos que en este último supuesto no regirá la responsabilidad objetiva del artículo 1767 del CCyCo.
El fundamento de la norma radica en que el titular del establecimiento responderá si un alumno del colegio daña
a otro, garantizando al mismo tiempo responder por daños sufridos por ese alumno menor de edad.
Asimismo, otra de las exigencias de la norma es que el alumno menor de edad que causó o sufrió el daño se
halle o deba hallarse bajo control de la autoridad educativa, esto es que se encuentre bajo la vigilancia del
establecimiento educativo. Dice Sagarna que “El hallarse bajo el control de la autoridad escolar significa la
posibilidad material de controlar al alumno, así no podrá ejercer esa vigilancia hacia aquellos alumnos ausentes, por
lo que mal podría atribuirse una responsabilidad y menos objetiva como la del artículo 1767 del CCyCo.”(37). Al
respecto, la jurisprudencia señaló que “El instituto educativo demandado resulta responsable ante los daños y
perjuicios padecidos por un alumno que sufrió fracturas al ser empujado por uno de sus compañeros en una clase
de educación física pues, siendo que el hecho aconteció dentro de sus instalaciones y mientras el estudiante se
encontraba a cargo de docentes, tanto su cuidado como la vigilancia del agresor se encontraba en cabeza del
colegio, en tanto la obligación asumida por este contempla no solo la de educar sino también un indudable deber de
seguridad”.(38)
El agregado referido a que los alumnos “deban hallarse bajo el control de la autoridad educativa”, que no lo
encontramos en el artículo 1117 del CC reformado por la ley 24830 simboliza que la obligación de seguridad de la
institución y, por ende, la responsabilidad objetiva se extiende a los casos en que un alumno se ha retirado del
establecimiento antes de la finalización normal y habitual de la jornada escolar sin autorización de sus progenitores
o escapó de la escuela luego de haber ingresado saliendo del control de la autoridad escolar o se le impidió el
ingreso al establecimiento. Así lo resolvió en una resonante sentencia el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil Nº 3, al fallar el caso de un menor de edad que se presentó en el polideportivo del establecimiento educacional
al que asistía con el fin de concurrir a la clase de educación física pero, debido a que ese día se suspendió la
actividad, el personal de seguridad del predio le impidió el ingreso. Luego de dirigirse con sus compañeros a un
terreno ubicado a la vera de las vías ferroviarias, el chico murió al ser arrollado por un tren. Sus padres
demandaron por daños al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, al tratarse de una escuela pública. La sentencia
de primera instancia condenó a la demandada y a la aseguradora al pago de una indemnización, fundado en que “la
escuela demandada y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires del cual aquella depende, deben responder por la
muerte de un alumno que fue arrollado por un tren cuando se encontraba junto a sus compañeros en un terreno
ubicado a la vera de las vías, pues al momento de ocurrir el hecho, el menor debía estar bajo el control y la
responsabilidad del personal del establecimiento educativo, lo que no ocurrió por habérsele impedido el acceso al
predio donde debía tomar clases de educación física, incumpliéndose de ese modo el deber de seguridad que
conlleva la obligación de enseñanza” y responsabilizando a la aseguradora a responder por la muerte del alumno
arrollado por el tren, “pues, si bien el ámbito espacial de la cobertura está limitado al ‘área educativa’, el hecho por
el cual se endilga responsabilidad a la parte demandada -haberle denegado el acceso al predio donde debía tomar
clases de educación física-, ocurrió dentro del área afectada por la escuela para desarrollar las clases”.(39)
Párrafo aparte merecen los daños ocasionados o sufridos por los alumnos a la entrada o salida de la jornada
escolar. Aquí, la jurisprudencia ha sido proclive a extender la responsabilidad del establecimiento educativo,
particularmente en los casos en que los automóviles que circulan frente al establecimiento embisten a algún
alumno. Así, se ha resuelto que “el establecimiento educativo demandado es responsable por los daños que sufrió
un alumno al ser embestido por un automóvil al momento de la salida de la escuela, pues si bien dicho siniestro
ocurrió fuera del ámbito del establecimiento, no había transcurrido un considerable lapso de tiempo desde el horario
de salida, lo cual lo obligaba a los docentes ejercer la guarda efectiva sobre los alumnos durante ese período”, pero
determinando la existencia de responsabilidad concurrente entre el conductor del automóvil y el alumno menor de
edad al señalar que “corresponde atribuir responsabilidad concurrente por los daños y perjuicios derivados de un
accidente de tránsito al menor y al conductor del automóvil que lo embistió a la salida del establecimiento
educativo, pues si bien el menor cruzó la calle corriendo de manera imprevista, el automovilista no extremó los
recaudos para conservar el dominio del rodado en una zona escolar ante la eventual salida de alumnos”.(40)
A continuación, el artículo 1767 del CCyCo. refiere a establecimiento educativo, sin distinguir si la gestión es
pública y privada; por tal, nos parece -como señalásemos más arriba- que abarca a todas las instituciones
educativas, con exclusión de las terciarias y universitarias; salvo los colegios cuyo titular sea el Estado Nacional -
vgr., los dependientes de las Universidades Nacionales- que, entendemos, se encuentran abarcados en el régimen
de la ley 26944 de responsabilidad del Estado y excluidos del régimen del CCyCo.
Amén de ello, la norma se aplica a los establecimientos educativos de gestión pública y privada incluidos dentro
del sistema educativo nacional, quedando excluidas aquellas instituciones que desarrollan sus actividades bajo otros
modelos de enseñanza, como una academia de idiomas o un centro de día.
Sin embargo, por ejemplo, en la Provincia de Santa Fe, los establecimientos educativos de gestión estatal
cuentan con una cobertura de seguro de responsabilidad civil “ante casos de accidentes sufridos por alumnos de los
distintos establecimientos escolares de gestión oficial de la Provincia, cualquiera fuese su nivel y modalidad ... el
tipo de seguro contratado es, tal como obliga el CC, de responsabilidad civil, lo cual significa que su finalidad es
tener indemne patrimonialmente a los asegurados ante posibles reclamos económicos por daños que puedan sufrir
alumnos con motivo de accidentes incluidos en la cobertura del seguro”(41). Sin embargo, cuando trata el alcance de
la cobertura, dice que “comprenden a los accidentes que sufran los alumnos de los establecimientos escolares,
cualquiera fuere su nivel o modalidad (inicial, primario, secundario, terciario, especial, adultos, no formal) así como
también la edad de los mismos, ya sea mientras los alumnos estén dentro del establecimiento como cuando
estuviesen fuera del mismo pero a cargo de las autoridades escolares. Se considera ‘establecimientos’ a aquellos
ámbitos físicos definidos como tales por la normativa (escuelas, CEF, CER, etc.) ... Hechos excluidos de la
cobertura: accidentes sufridos por alumnos fuera del establecimiento escolar cuando no se encuentren a cargo de
personal escolar (en la vía pública durante el trayecto hasta ingresar al establecimiento, cuando va de regreso a su
hogar, cuando el alumno salió del establecimiento durante la jornada sin autorización del personal escolar, etc.).
Accidentes causados ‘intencionalmente’ por los alumnos afectados. Accidentes sufridos por el personal escolar, ya
que este caso se trata de un accidente de trabajo y, por lo tanto, tiene su propio régimen de cobertura. Accidentes
sufridos por otras personas que no sean alumnos ni personal escolar”(42). Esta cobertura pareciera no cumplir los
requerimientos del artículo 1767 del CCyCo., al prescindir responder, por ejemplo, por los daños causados por los
alumnos -nótese que solo menciona a los daños que sufran- así como aquellos que sufra el personal pero que
pudiesen haber sido causados por alumnos. Interrogantes plantea la expresión “accidentes causados
intencionalmente por los alumnos afectados” y otros supuestos -vgr., que el alumno se retire de la escuela sin
autorización de sus padres durante la jornada escolar- en los que, tradicionalmente, la jurisprudencia ha
responsabilizado al establecimiento.
Con respecto a la eximente de responsabilidad, al igual que el artículo 1117 del CC, el CCyCo. prevé que el
titular del establecimiento educativo se exima de ella solo acreditando el caso fortuito. Se ha debatido si la
existencia de culpa de la víctima o de un tercero por el que no se deba responder libera al titular del
establecimiento. Sin embargo, la jurisprudencia mayoritariamente se inclinó por liberar de responsabilidad civil al
titular del establecimiento educativo solo si probaba el caso fortuito(43). Agrega la doctrina que se liberaba al titular
del establecimiento educativo “solo si demostraba el protagonismo causal en el evento del caso fortuito y por más
que ese organizador de la educación probase la intervención fáctica total o parcial de la culpa de la víctima o de un
tercero por quien no debía responder, no se lo liberaba de responsabilidad civil”.(44)
Extensos han sido los debates acerca de la configuración de la eximente del caso fortuito. Como prueba de ello,
basta citar algunas decisiones judiciales que lo demuestran claramente. Así, la Cámara de Apelaciones de
Concordia, Sala Civil y Comercial II, al resolver un caso en el que una mujer, por sí y en representación de su hijo
menor de edad, demanda por daños y perjuicios al Consejo General de Educación de la Provincia de Entre Ríos, el
Gobierno provincial y el Instituto Autárquico Provincial del Seguro, con el objeto de obtener una indemnización por
las lesiones que aquel padeció cuando se encontraba jugando en el recreo de un establecimiento escolar público y
golpeó su cabeza al chocar con otro niño, siendo la demanda en ambas instancias admitida parcialmente, resolvió
que “el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos y el Consejo Federal de Educación provincial son responsables por los
daños que sufrió un menor en un establecimiento educativo público cuando, durante el recreo, golpeó su cabeza al
chocar con otro niño, pues dicho evento no puede encuadrarse bajo el supuesto de caso fortuito, desde que se
produjo dentro de sus instalaciones, en horario escolar y bajo la esfera de control de la persona jurídica pública,
máxime cuando el suceso representaba un peligro previsible derivado del juego, edad y reunión de los niños”.(45)
El CC definía al “caso fortuito” como el hecho “que no ha podido preverse, o que previsto, no ha podido
evitarse” -cfr. art. 514, CC-, mientras que el CCyCo. dispone: “Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho
que no ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza
mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos ‘caso fortuito’ y
‘fuerza mayor’ como sinónimos” (art. 1730, CCyCo.). En este sentido, aporta claridad -en base a la realidad actual
en la que se desarrolla la labor educativa- la sentencia de la Cámara Tercera de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Córdoba, al sentenciar que “el establecimiento educativo es responsable por los daños que sufrió una
menor cuando durante una clase un compañero tiró una birome contra el ventilador la que rebotó impactando en
aquella, pues, el comportamiento de este último no puede encuadrarse dentro del supuesto de caso fortuito desde
que constituye un supuesto de daño causado por un alumno menor de edad del establecimiento mientras se hallaba
bajo el control de la autoridad educativa, caso atrapado por las previsiones del artículo 1117 del CC, máxime
cuando resulta previsible que un niño cometa un acto de indisciplina durante una clase”(46). Más aún, al rechazar la
invocación del caso fortuito por parte de la institución educativa demandada por los daños y perjuicios padecidos
por un alumno que sufrió fracturas al ser empujado por un compañero en una clase de educación física, señaló que
“no es posible calificar el hecho como imprevisible e inevitable, si conforme las declaraciones de los testigos
aportados a la causa el agresor solía tener una conducta mala”.(47)
Por último, continuando la línea trazada por el artículo 1117 del CC reformado por la ley 24830, que estableció la
obligatoriedad de la contratación de un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los requisitos que fije la
autoridad en materia aseguradora, disipa la incertidumbre refiriéndose a la “autoridad en materia
aseguradora”, que es la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), recordando que el CC disponía que serían
las “autoridades jurisdiccionales” las que dispondrían medidas para el cumplimiento de esa obligación, ambigüedad
que generó que la doctrina no acordase sobre si refería al Ministerio de Educación de la Nación, de las Provincias
y la CABA o a la SSN. Así, permite que se establezcan las mismas exigencias para todas las jurisdicciones y evita,
en principio, que sea la jurisprudencia la que deba pronunciarse acerca de los alcances de la cobertura.
Verbigracia, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala H, entendió que “La cláusula contractual de un
seguro de responsabilidad civil tomado por un establecimiento educativo que establece una limitación de cobertura
es inoponible, pues la aplicación de esa limitación actuaría como una vía oblicua para dejar sin efecto la finalidad
perseguida por el artículo 1117 del CC al consagrar el seguro obligatorio (del voto del Dr. Picasso)”.(48)
En este sentido, la doctrina acuerda con la modificación normada y propone que el ejercicio de la "autoridad en
materia aseguradora" no se limite a los requisitos de autorización, sino también a controlar anualmente la vigencia
y alcance de la cobertura. De lo contrario, podría suceder que una vez ocurrido el accidente se advierta la falta de
seguro (vgr., por falta de pago de la prima; por liquidación de la compañía; etc.) recién al intentar obtener el cobro
de la indemnización frente a la compañía. En caso de incumplimiento, Alterini propugnaba la imposición de
sanciones.(49)
Notas:
(*) Abogado (UNR). Profesor Universitario en Ciencias Jurídicas (UCEL) y Maestrando en Derecho Privado (UNR). Adscripto
a la cátedra “E” de Introducción al Derecho y a la cátedra “B” de Historia Constitucional Argentina (Facultad de Derecho -
UNR). Asesor de instituciones educativas de gestión privada de la Provincia de Santa Fe
(1) Sagarna, Fernando A.: “Responsabilidad civil de los establecimientos educativos en el Código Civil y Comercial” -
RCyS2015-IV, 255, AR/DOC/901/2015
(2) Bueres, Alberto J. (Dir.): “La responsabilidad por daños en el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012” -
LL18/02/2013, 1 - LL, 2013-A, 835 - RCyS2013-II, 5
(3) Bueres, Alberto J. (Dir.): “La responsabilidad por daños en el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012” -
LL18/02/2013, 1 - LL, 2013-A, 835 - RCyS2013-II, 5
(4) Pueden verse en http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf
(5) Bueres, Alberto J. (Dir.): “La responsabilidad por daños en el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012”,
LL18/02/2013, 1 - LL, 2013-A, 835 - RCyS2013-II, 5
(6) Sin embargo, destacada doctrina señala que aún perduran ciertas diferencias. Así, Sagarna, por ejemplo, dice:
“Unificación de los regímenes de responsabilidad civil: La unicidad del fenómeno de la ilicitud o del ilícito impone la
homogeneización de las consecuencias o efectos de los ámbitos de responsabilidad civil contractual y extracontractual,
aunque algunas diferencias siguen perdurando (como, por ejemplo, sucede con la extensión de las consecuencias; la
inaplicabilidad de ciertas normas al ámbito extracontractual; edad para comprensión de determinados actos; el contrato con
un profesional y el daño producido; entre otros)”, en Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código
Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa, AR/DOC/1425/2015
(7) Extraído de los fundamentos expuestos por la Comisión Redactora del CCyCo., integrada por los Dres. Ricardo L.
Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco y Aída Kemelmajer de Carlucci. Para ampliar, se aconsejan los siguientes trabajos:
Vázquez Ferreyra, Roberto A.: “Responsabilidad civil. Aspectos generales en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación”
- Revista Reformas Legislativas. Debates doctrinarios. Código Civil y Comercial - Ed. Infojus - N° 1 - diciembre/2014 - año I
- pág. 93, Id Infojus: DACF150182; y Compagnucci de Caso, Rubén H.: “La responsabilidad contractual y extracontractual.
Unificación en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-IV, 31, AR/DOC/958/2015
(8) Cavalli, Luis: “Derecho ambiental en el Código Civil y Comercial de la Nación. Ley 26994” - Revista de la Fundación
Ciencias Jurídicas y Sociales del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires, Cuadernos de CiJuSo - Nº 2 -
diciembre/2014 - año I
(9) Extraído de los fundamentos de la Comisión Redactora del CCyCo.
(10) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(11) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(12) Ciuro Caldani, Miguel Á.: “Aportes iusfilosóficos para la construcción del derecho”, “Metodología Jurídica” - Recopilación
- Ed. Zeus SRL - Rosario - 2008
(13) En este punto, la doctrina es contundente: “La des-responsabilidad de los funcionaros del Estado responde a una
necesidad política coyuntural que desdibuja la seriedad del Proyecto de Código”, Cavalli, Luis: “Derecho ambiental en el
Código Civil y Comercial de la Nación. Ley 26994” - Revista de la Fundación Ciencias Jurídicas y Sociales del Colegio de
Abogados de la Provincia de Buenos Aires, Cuadernos de CiJuSo - Nº 2 - diciembre/2014 - año I
(14) Un alumno del Instituto, lesionado por un compañero, falleció. Estando acreditada la ausencia de culpa de parte del
maestro, el Tribunal Correccional de Sena lo condenó como civilmente responsable
(15) Hersalis, Marcelo y Jalil, Julián E.: “¿Responsabilidad o irresponsabilidad de los establecimientos educativos?” -
LLBA2006, 1298 - DJ06/12/2006, 1001, AR/DOC/3644/2006; agrega el autor, respecto del caso “Leblanc”: “Es verdad que,
con motivo de la apelación del Ministerio Público, la Corte de París reformó la sentencia; pero la modificación no pudo
producir efecto respecto del maestro, pues este último que había perdido la razón como consecuencia del fallo no había
podido interponer la apelación en término”
(16) Sagarna, Fernando A.: “Responsabilidad de los docentes y de los institutos de enseñanza” - Reimpresión - Ed.
Depalma - Bs. As. - 1996, en Hersalis, Marcelo y Jalil, Julián E.: “¿Responsabilidad o irresponsabilidad de los
establecimientos educativos?” - LLBA2006, 1298 - DJ06/12/2006, 1001, AR/DOC/3644/2006
(17) Hersalis, Marcelo y Jalil, Julián E.: “¿Responsabilidad o irresponsabilidad de los establecimientos educativos?” -
LLBA2006, 1298 - DJ06/12/2006, 1001, AR/DOC/3644/2006
(18) Art. 1903 del CC español: “Las personas o entidades que sean titulares de un centro docente de enseñanza no superior
responderán por los daños y perjuicios que causen sus alumnos menores de edad durante los períodos de tiempo en que los
mismos se hallen bajo el control o vigilancia del profesorado del centro, desarrollando actividades escolares o
extraescolares y complementarias. La responsabilidad de que trata este artículo cesará cuando las personas en él
mencionadas prueben que emplearon toda la diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño”
(19) Hersalis, Marcelo y Jalil, Julián E.: “¿Responsabilidad o irresponsabilidad de los establecimientos educativos?” -
LLBA2006, 1298 - DJ06/12/2006, 1001, AR/DOC/3644/2006
(20) Trigo Represas, Félix y López Mesa, Marcelo: “Tratado de responsabilidad civil” - LL - Bs. As. - 2004 - T. III,
argumentan que el art. 1117 “equiparaba la responsabilidad de los directores de colegio a la de los maestros artesanos...”
(21) Al respecto, expresa Petrocelli: “La misma concepción iluminista del derecho surge de la admiración de Sarmiento por
el proyecto constitucional alberdiano ... como gobernante fue autoritario, de mano bien dura”, Petrocelli, Héctor B.:
“Historia constitucional argentina” - 1ª ed. - Ed. UNR Editora - Rosario - 2009 - vol. I
(22) “G., M. L. c/Consejo de Educación de E. Ríos y otros” - CApel. CC Concordia - Sala II - 30/8/2012
(23) Boretto, Mauricio: “Responsabilidad de los titulares de establecimientos educativos: presente y futuro” - LL Gran Cuyo
- marzo /2015 - pág. 140
(24) Boretto, Mauricio: “Responsabilidad de los titulares de establecimientos educativos: presente y futuro” - LL Gran Cuyo
- marzo /2015 - pág. 140
(25) “Garello, Hilario R. y otra c/Salvo, Mónica y otros” - CApel. CC Lomas de Zamora - Sala II - 4/5/2004
(26) Hernández, Carlos A.: “El contrato de prestación de servicios educativos privados. Consideraciones sobre el derecho de
admisión y las facultades de extinción a favor del establecimiento” - RCyS2007, 532. Aquí, el autor sostiene que “el
contrato de prestación de servicios educativos privados ha sido, históricamente, relegado por la doctrina en su
consideración”
(27) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(28) “G. R., J. H. y otros c/C., V. J. y otros s/daños y perjuicios” - CNCiv. - Sala H - 2/6/2014, DJ 5/11/2014, 76 - RCyS
2015-II, 98
(29) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(30) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(31) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(32) Villagrán, Santiago: “La responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos en el Proyecto de Código” -
LL - 2013-A, 635
(33) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(34) “Gómez, Irene c/Instituto San Roberto Arzobispado de Buenos Aires y otros” - CNCiv. - Sala H - 30/4/2002, RCyS
2002, 805
(35) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(36) RCyS 2013-VII, 30, LL, 2013-D, 376 con nota de Jorge A. Mazzinghi (h)
(37) Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” - RCyS2015-V, Tapa,
AR/DOC/1425/2015
(38) “G., R. J. c/Babar Bilingual School Dominique Seguin” - CNCiv. - Sala A - 3/7/2009, DFyP 2010 (mayo), 71 con nota de
Carlos del Mazo
(39) “Fernández, Gustavo Gabriel c/GCBA - Secretaría de Educación s/daños y perjuicios” - JNPI Civil N° 3 - 4/11/2011
(40) “C., J. del C. y otro c/Vázquez, Gonzalo y otros” - CNCiv. - Sala H - 18/12/2007
(41) http://www.santafe.gov.ar/index.php/educacion/guia/get_tree_by_node?node_id=144893
(42) http://www.santafe.gov.ar/index.php/educacion/guia/get_tree_by_node?node_id=144893
(43) Sagarna, Fernando A.: “Responsabilidad civil del establecimiento educativo para alumnos con capacidades distintas. La
eximente ‘caso fortuito’” - LL - 23/8/2010, 8; LL, 2010-E, 15
(44) Sagarna, Fernando A.: “Responsabilidad civil del establecimiento educativo para alumnos con capacidades distintas. La
eximente ‘caso fortuito’” - LL - 23/8/2010, 8; LL, 2010-E, 15
(45) “G., M. L. c/Consejo de Educación de E. Ríos y otros” - CApel. CC Concordia - Sala II - 30/8/2012
(46) “Córdoba, Romina Dayana c/Superior Gobierno de la Prov. de Cba. y otros s/ordinarios - otros” - Cámara 3ª de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Cba. - 1/11/2011, (expte. 898533/36)
(47) “G., R. J. c/Babar Bilingual School Dominique Seguin” - CNCiv. - Sala A - 3/7/2009, DFyP 2010 (mayo), 71 con nota de
Carlos del Mazo
(48) “G. R., J. H. y otros c/C., V. J. y otros s/daños y perjuicios” - CNCiv. - Sala H - 2/6/2014, en DJ 5/11/2014, 76, RCyS
2015-II, 98
(49) Villagrán, Santiago: “La responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos en el Proyecto de Código” -
LL - 2013-A, 635
(50) Villagrán, Santiago: “La responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos en el Proyecto de Código” -
LL - 2013-A, 635. Una postura minoritaria sostuvo el carácter de extracontractual de la relación en los supuestos de
establecimientos públicos. Puede verse: Sagarna, Fernando A.: “Responsabilidad civil de los docentes y de los institutos de
enseñanza” - Depalma - Bs. As. - 1994 - pág. 143, y Salinas, Carlos E.: “La responsabilidad civil de los institutos de
enseñanza” - LL136-1354
(51) López Mesa, Marcelo J.: “Código Civil y leyes complementarias. Anotados con jurisprudencia” - Ed. LexisNexis - Bs. As.
- 2008 - T. II - pág. 714; Novellino, Norberto J.: “Responsabilidad por daños de establecimientos educativos” - Ed. Rubinzal
- Culzoni Editores - Santa Fe - 1998 - pág. 59; Andrada, Alejandro D.: “Responsabilidad civil de los propietarios de
establecimientos educativos y de los docentes” - Doctrinas esenciales. Responsabilidad Civil - LL - Bs. As. - T. IV - págs.
151 y ss.; Sambrizzi, Eduardo A.: “La responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos en el nuevo
artículo 1117 del Código Civil” - ED, 176-853; Sambrizzi, Eduardo A.: “Naturaleza jurídica de la responsabilidad en el
supuesto contemplado por el artículo 1117 del Código Civil” - LL - 2/11/2005; Gregorini Clusellas, Eduardo: “La obligación
de seguridad impuesta a quienes se encomiendan menores” - LL - 1989-B, 499, entre muchos otros, en Villagrán, Santiago:
“La responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos en el Proyecto de Código” - LL - 2013-A, 635
(52) “Franco, Fabio Ramón c/Ministerio de Educación y Cultura de la Prov. de Santa Fe y otro s/daños y perjuicios” - Corte
Suprema de Justicia de Santa Fe - 17/2/2010
(53) “Franco, Fabio Ramón c/Ministerio de Educación y Cultura de la Prov. de Santa Fe y otro s/daños y perjuicios” - Corte
Suprema de Justicia de Santa Fe - 3/5/2011
(54) “Franco, Fabio Ramón c/Ministerio de Educación y Cultura de la Prov. de Santa Fe y otro s/daños y perjuicios” - CApel.
CC Santa Fe - Sala I - 23/2/2012
(55) En este sentido, Villagrán, Santiago: “La responsabilidad de los propietarios de establecimientos educativos en el
Proyecto de Código” - LL - 2013-A, 635
(56) Moia, Ángel L.: “Responsabilidad del Estado por los establecimientos educativos de gestión pública. Viejos y nuevos
problemas de la prescripción liberatoria” - LL - 2/10/2014, 1
(57) Sagarna, Fernando A.: “Responsabilidad civil de los establecimientos educativos en el Código Civil y Comercial” -
RCyS2015-IV, 255, AR/DOC/901/2015
(58) Parellada, Carlos A.: “Prescripción del reclamo de daños contra el Estado y funcionarios públicos” - RCyS - 2014-XII,
54
(59) http://www.santafe.gov.ar/index.php/educacion/guia/get_tree_by_node?node_id=144893
(60) El reclamo de la indemnización de daños derivados de la responsabilidad civil prescribirá a los tres años (cfr. art.
2561, CCyCo.)
(61) En los fundamentos de la Comisión Redactora del CCyCo. se lee: “Todos los tratados internacionales suscriptos por el
país y que resultan obligatorios deben ser tenidos en cuenta para decidir un caso”
(62) No menos importante resulta ser que estos principios rectores del régimen de responsabilidad civil deberán orientarse
y ejercerse conforme los 18 artículos del Anexo I -Título Preliminar- del CCyCo. Aquí, partimos de que el juez tiene la
obligación de resolver los casos sometidos a su conocimiento fundando razonablemente sus decisiones -art. 3-; los
derechos deberán ser ejercidos de buena fe -art. 9-; el ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una
obligación legal no podrá constituir como ilícito ningún acto, no siendo amparado por la ley el ejercicio abusivo de los
derechos y debiendo el juez ordenar evitar sus efectos, reponer al estado de cosas anterior y fijar un resarcimiento -art. 10-
, aplicándose especialmente para los supuestos de abuso de posición dominante -art. 11-; las convenciones particulares no
podrán dejar sin efecto las leyes en cuya observancia está interesado el orden público -art. 12-; reconociéndose
expresamente los derechos individuales y de incidencia colectiva; se deberán respetar los derechos sobre el cuerpo humano
-arts. 17 y 56-; los derechos de las comunidades indígenas -art. 18-, y la persona humana, no afectándose su dignidad, por
ser inviolable -arts. 51 y 52-, en Sagarna, Fernando A.: “Principios de responsabilidad civil en el Código Civil y Comercial” -
RCyS2015-V, Tapa, AR/DOC/1425/2015
(63) Fundamentos de la Comisión Redactora del CCyCo.
(64) Alferillo, Pascual E.: “El proceso de constitucionalización del derecho civil” - Ratio Iuris. Revista de Derecho Privado