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Roberto estudiaba teología, era de mi época en la universidad.

Sin embargo,
no podía creerlo. Jamás me imaginé que un viaje al extranjero cambiara su
mentalidad drásticamente. Debo confesar que, me alegré en gran manera al ver los
cambios que habían acontecido en su vida. Había dejado la carne, se había
comprado un número considerables de libros de Elena G. de White, y su trato mismo
era distinto, constantemente ignoraba las conversaciones que intentábamos entablar
con él.
Todo hubiera sido positivo hasta que un día, nos invitó a su casa, y allí con
gran elocuencia nos animaba a un reavivamiento espiritual. Nos dijo entre otras
cosas que era tiempo de invertir nuestras vidas de mejor manera. Nos dijo que
somos jóvenes y que Dios nos llama a hacer la obra de Nehemías y Esdras. Dios desea
que seamos los pregoneros de la verdad presente. El cuarto ángel de Apocalipsis 18.
Nos quedamos estupefactos. Éramos cinco jóvenes que atentamente y
sorprendidos escuchábamos una cadena continua de comentarios ácidos e hirientes
contra la organización adventista (en palabras suyas, la corporación). Nos habó de el
mal uso de los diezmos, de un supuesto pacto que ha entablando la conferencia
general con el vaticano, de los pecados de la administración, y otras desgracias
terribles supuestamente, nos habló del presidente de la Asociación General de la
IASD y su educación en una universidad católica, etc.
Habría hablado unos quince minutos hasta que uno de los que escuchábamos
se puso en pie, y le dijo que la iglesia no es perfecta, pero es el pueblo de Dios.
Bastó eso, para que el expositor sacara un papel de su saco y dejándolo en el
escritorio, se marchara raudamente. La carta decía entre otras cosas lo siguiente:

Es necesario salir de Babilonia, ustedes no puede negar que la iglesia


adventista es imperfecta. Es por ello que como Juan Bautista, se separó para
consagrar su vida al pleno servicio de Dios, así también yo me aparto de la iglesia
adventista, de los corruptos, para consagrar mi vida a Dios. Estoy reuniéndome con
muchos hermanos que como yo entienden que el llamado de Dios es: “salid de
babilonia, salid de la confusión”. El hecho de que yo salga de la iglesia adventista,
no significa que yo deje de ser adventista, no, pues Juan Bautista jamás dejó de ser
israelita, sino que no participo de sus barbaries. La iglesia adventista es babilonia,
Dios no está en medio de su pueblo. Abandonemos el barco de la corrupción ahora.
El tiempo es posible aún.”
No se supo más de él. Sin embargo hace unos días me escribió a mi correo
personal, muy preocupado por mi actitud al arremeter contra el Dr. Gambetta, sus
mensajes y defensores. Es por ello que mi mente viajó hasta el último encuentro
hace un poco más de seis años, y decidí escribir lo que hoy les presento.

Los disidentes en el seno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día


Es casi imposible definir el número exacto de movimientos disidentes en el
contexto de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El motivo de sus acciones son
variados, algunos encuentran problemas en los diezmos, la organización, la
administración, algunas doctrinas, estilos de vida, Elena G. de White, sistema de
adoración, entre otros.
Cuando se habla de movimientos disidentes, es necesario que se recuerde que
un gran porcentaje sigue asistiendo a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y
perteneciendo como tal a la feligresía, pero van tejiendo (con gran probabilidad)
algún plan en el lugar que se encuentran. Otro considerable grupo, de manera
discreta e infiltrada, visita congregaciones e iglesias generalmente con
desconocimiento del pastor a cargo, llevando mensajes de salud, profecías o
material bibliográfico y discográfico de dudosa procedencia, y otro grupo
definitivamente no tiene ningún acercamiento con la iglesia adventista.
Sin embargo, la mayoría de ellos, tienen un común pensar, directa o
indirectamente, convencidos o dudosos: La Iglesia Adventista del Séptimo Día
apostató, ya no es el pueblo de Dios, es imperfecta, corrupta, y es tiempo de
abandonarla. En definitiva, insinúan o proclaman que la Iglesia del Séptimo Día es
Babilonia.
De manera interesante, la mayoría de individuos que sindican a la iglesia
adventista como un pueblo que apostató, y que por lo tanto se convierte en
Babilonia, utilizan los libros y escritos de Elena G. de White, la Mensajera del Señor.
Cuando utilizan sus escritos, con frecuencia, lo hacen acomodándolos a sus
conveniencias, o a sus intereses propios. Gracias a Dios, la Mensajera del Señor,
habló y escribió mucho acerca de lo que acontecería en el futuro con la iglesia de
Dio. Es así que, la presente tiene por objetivo, presentar que la Iglesia Adventista
del Séptimo Día es el remanente de Dios, no es perfecta, pero es el pueblo de Dios,
y jamás dejará de serlo, todo desde el punto de vista bíblico y de Elena G. de White.

LA IGLESIA DE CRISTO ES DÉBIL Y DEFECTUOSA


Así como el “arca de Noé”, de madera, rústica, débil entre otros materiales
de construcción (Gn. 6:13-8:19), sin embargo dirigido por Dios, fue un lugar seguro
para el pueblo último de Dios en esta tierra.
Elena G. de White, declara categóricamente:
“Testifico ante mis hermanos y hermanas que la iglesia de Cristo, por
debilitada y defectuosa que sea, es el único objeto en la tierra al cual él concede su
suprema consideración.”1[2]
La Mensajera del Señor, no niega la imperfección del pueblo de Dios. Al
contrario, la confirma, pero dice de ella que Cristo le concede, “suprema
consideración”.
No se puede tapar el sol con un dedo. Es de realistas reconocer que la iglesia
adventista es débil y defectuosa. Pues de ella dice el mismo Cristo, “Conozco tus
obras, que no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Porque no eres ni
frío ni caliente, estoy por vomitarte de mi boca” (Ap. 3:15,16).
Claramente el texto expresa la realidad de la última iglesia de Cristo, pero no
dice que lo vomitó o lo expulsó de su boca, es decir de su cuerpo, sino que está a
punto, y muy por el contrario, le aconseja con gran amor lo que debe hacer (Ap.
3:18).
Y es que el remanente de Dios desde el Génesis mosaico hasta el Apocalipsis
juanino siempre mostró una actitud defectuosa. Noé por ejemplo, era el remanente
de Dios en sus tiempos, se dice de él “fue varón perfecto y justo” (Gn. 6:9), sin
embargo años después “plantó una viña; y bebió de ella, y se embriagó” (Gn.
9:20,21). Esto demuestra que el victorioso líder del remanente, podía caer.2[3]
Podríamos mencionar a Abraham el padre de la fe y sus dudas, Israel, David,
Salomón, etc. Todos ellos son catalogados como heraldos de la verdad presente,
pero no estuvieron exentos a imperfecciones, mas por ello, ¿dejaron de ser el pueblo
remanente de Dios? ¡No!

LA IGLESIA DE CRISTO ES PROPIEDAD DE DIOS


Cuando el pecado ingresó tristemente al Edén, Satán secuestró a la
humanidad. No obstante, por la muerte de Cristo, con su sangre, fuimos comprados,
y ya no somos propiedad de Satán, sino que somos propiedad de Dios, por fe.
Así de manera clara y con autoridad la Mensajera de Dios asevera, “La Iglesia
es la propiedad de Dios, y Dios la recuerda constantemente mientras ella está en el
mundo, sujeta a las tentaciones de Satanás…-Jesús ve a su verdadera iglesia en la
tierra, cuya mayor ambición consiste en cooperar con él en la grandiosa obra de
salvar almas. Oye sus oraciones presentadas con contrición y poder, y la
Omnipotencia no puede resistir sus ruegos por la salvación de cualquier miembro
probado y tentado del cuerpo de Cristo.”3[4]
Claramente se nota que Dios ve a la iglesia sujeta a tentaciones de Satanás, y
la recuerda constantemente. Es maravilloso saber y recordar que la Iglesia
Adventista del Séptimo Día es propiedad de Dios. Dios es nuestro creador, salvador y
sustentador, es Nuestro Dueño. El salmista dice tocante, “Reconoced que el Señor es
Dios. Él nos hizo, y somos de Él. Pueblo suyo somos, ovejas de su prado” (Sal. 100:3).
Y es Cristo, la cabeza de la iglesia, “Y Dios sometió todas las cosas bajo sus
pies, y lo constituyó cabeza suprema de la iglesia” (Ef. 1:22).

DIOS TIENE UN PUEBLO ESCOGIDO


Desde el Génesis mosaico al Apocalipsis Juan, esta idea es real. Dios tiene un
pueblo escogido para ser luz en este mundo. Para ser el heraldo de la verdad en su
generación.
“Dios tiene una iglesia, un pueblo escogido; y si todos pudieran ver como yo
he visto cuán estrechamente Cristo se identifica con su iglesia, no se oiría un
mensaje tal como el que acusa a la iglesia de ser Babilonia. Dios tiene un pueblo
cuyos miembros son colaboradores con él, y ellos han avanzado hacia adelante,
teniendo la gloria del Señor en vista.”4[5]
Es decir, los que entienden bíblicamente cómo es el pueblo de Dios,
entenderán que Dios siempre tuvo un pueblo. En el Antiguo Testamento fue Israel, y
para el tiempo del fin, Dios levantó un pueblo en cumplimiento de la profecía de
Apocalipsis 10. A esta iglesia se le dio una misión a partir del 22 de octubre de 1844,
“Es necesario que profetices otra vez a muchos pueblos y naciones, lenguas y reyes”
(Ap. 10:11), y un mensaje poderoso, “¡Reverenciad a Dios y dadle gloria, porque ha
llegado la hora de su juicio! Y adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las
fuentes de las aguas” (Ap. 14:7), el juicio investigador en el contexto del santuario
celestial. ¡Oh mis amigos, qué precioso es saber que somos parte de ese pueblo, del
remanente de Dios!
Sin embargo es preciso señalar que, existe una idea errónea en decir que la
iglesia adventista “era” el pueblo escogido de Dios, ahora debemos salir del
remanente para ir al remanente del remanente, pues la iglesia es corrupta y
merece ser abandonada pues Dios no mora en su iglesia contaminada.
Esta idea es apoyada aparentemente con el pasaje de Elena G. de White,
“habrá un zarandeo del cedazo. A su tiempo, la paja debe ser separada del
trigo”.5[6] No obstante como bien asevera Marcos Blanco, el vocablo figurativo
“zarandeo” designa selección y apostasía en el pueblo de Dios. Se zarandea el grano
para que caiga, por entre la malla de la zaranda, los granos rotos, los restos de
cáscaras y cualquier otro tipo de cuerpo extraño, y se aviente la paja. Esta metáfora
no da lugar a pensar en un remanente nuevo,6[7] es más son los “granos rotos,
podridos, cuerpos extraños y la paja” los que abandonan la malla de la zaranda, y
muy por el contrario, los granos buenos y aptos, son los que se quedan.
Por lo tanto, son zarandeados los que no son trigos genuinos.7[8] Así Elena G.
de White, jamás apoya la idea de un “remanente de un nuevo remanente”, a
diferencia señala que la iglesia será zarandeada porque muchos se dejan llevar por
falsas doctrinas.8[9]

LA IGLESIA DE DIOS ES IMPERFECTA PORQUE HAY CIZAÑA


El Salvador Jesús sabía lo que acontecería con su iglesia en el futuro. Sabía
que hombres y mujeres imperfectas la conformaría, simples individuos de carne y
hueso, con tendencia al mal. Ante eso, nos contó una parábola magistral, en donde
ilustra la realidad de su iglesia, del pueblo remanente del fin.
Elena G. de White menciona, “La iglesia de Cristo en la tierra será
imperfecta, pero Dios no destruye a su iglesia a causa de su imperfección. Ha
habido y habrá personas llenas de celo no de acuerdo a ciencia, que quisieran
purificar la iglesia, y desarraigar la cizaña de en medio del trigo. Pero Cristo nos ha
dado luz especial sobre cómo tratar con los que yerran, y con aquellos que estando
en la iglesia no se han convertido. Ninguna resolución espasmódica, celosa y
apresurada ha de ser tomada por los miembros de la iglesia para separar de la misma
a aquellos que se piensan defectuosos de carácter. La cizaña aparecerá en medio
del trigo; pero haría más daño arrancarla (a menos que sea de la manera señalada
por Dios), que dejarla sola. Mientras el Señor trae a la iglesia a aquellos que están
verdaderamente convertidos, Satanás trae a su fraternidad a personas que no están
convertidas. Mientras Cristo siembra la buena simiente, Satanás siembra la cizaña.
Hay dos influencias opositoras que se ejercen continuamente sobre los miembros de
la iglesia. Una influencia trabaja para la purificación de la iglesia, y la otra para la
corrupción del pueblo de Dios.9[10]
El texto claramente señala que existen solamente dos grupos. Unos que son
convertidos, y otros que no son convertidos y ellos son los que el enemigo ha traído a
la iglesia. Dicho de otro modo, los convertidos son los trigos y los no convertidos son
las cizañas, “En la iglesia ocurrirán divisiones. Se formarán dos grupos. El trigo y la
cizaña crecerán juntos hasta el momento de la cosecha.”10[11]

La parábola de la cizaña y el trigo


La Biblia dice: “Jesús les contó otra parábola. Les dijo: "El reino de los cielos
es semejante al hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero mientras sus
hombres dormían, vino su enemigo, sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando
la hierba brotó y dio fruto, apareció también la cizaña. Entonces vinieron los siervos
del dueño, y le dijeron: 'Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde
tiene cizaña? Y él respondió: 'Un enemigo hizo esto'. Los siervos le dijeron: '¿Quieres
que vayamos y la arranquemos?' El dijo: 'No, para que al sacar la cizaña, no
arranquéis también el trigo. Dejad crecer juntos lo uno y lo otro hasta la siega. Y al
tiempo de la siega yo diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña, y atadla en
manojos para quemarla, pero juntad el trigo en mi granero […] Entonces Jesús
despidió a la gente, y vino a casa. Allí se le acercaron sus discípulos, y le dijeron:
"Explícanos la parábola de la cizaña del campo". El respondió: "El que siembra la
buena semilla es el Hijo del Hombre. "El campo es el mundo, la buena semilla son los
hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno. "El enemigo que la sembró es el
diablo, la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. "Así como se
arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así sucederá al fin de este mundo. El Hijo
del Hombre enviará a sus ángeles a juntar de su reino a todos los escandalosos, y a
los que cometen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego. Allí será el llanto y el
crujir de dientes. "Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su
Padre. El que tenga oídos, oiga” (Mt. 13:24-30, 36-43).
La parábola de la cizaña y el trigo, es realmente magistral, esto hace más que
evidente la intensión de Dios para con su pueblo mucho antes de que éste existiera
como remanente del fin. Si se llega a entender la parábola se entenderá la condición
actual de la IASD y por ende, toda idea errónea de que habrá un nuevo remanente
del remanente y por tanto debemos abandonar el barco será extirpada de nuestras
mentes, así lo presenta por ejemplo, Ty Gibson en Si hay apostasía en la iglesia,
¿Debemos abandonar el barco?11[12]

Elena G. de White y la parábola


Jesús explicó el significado de la parábola, "El campo -dijo Jesús- es el
mundo". Pero debemos entender que esto significa la iglesia de Cristo en el mundo.
La parábola es una descripción de lo que pertenece al reino de Dios, su obra por la
salvación de los hombres; y esta obra se realiza por medio de la iglesia. En verdad,
el Espíritu Santo ha salido a todo el mundo; por todas partes obra en los corazones
de los hombres; pero es en la iglesia donde hemos de crecer y madurar para el alfolí
de Dios.”12[13]
¿A quién se refiere la parábola? No al mundo, sino a la iglesia. Es decir que se
debe entender que en el a iglesia de Dios verdadera, habrá cizaña y trigo. Los
convertidos y los no convertidos.
Continuando con la parábola, existe otra imagen que necesitamos conocer,
ésta es la buena semilla, ¿qué representa la buena semilla? “La buena simiente
representa a aquellos que son nacidos de la palabra de Dios, de la verdad.13[14] Y
¿A quién representa la cizaña? “La cizaña representa a una clase que constituye los
frutos o la personificación del error o los falsos principios… La cizaña es sembrada
siempre por Satanás, el enemigo de Dios y del hombre.”14[15]
Elena G. de White, declara por inspiración, claro está que, el sentimiento
humano natural hace que los justos deseen tomar acciones con sus propias manos,
no obstante aconseja: “Los siervos de Cristo se entristecen al ver a los
verdaderos y los falsos creyentes mezclados en la iglesia. Anhelan hacer algo para
limpiar la iglesia. Como los siervos del padre de familia, están listos para desarraigar
la cizaña. Pero Cristo les dice: "No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis
también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la
siega".15[16]

Es Dios quien hace la separación de los dos grupos y las juzga de acuerdo a su
divina justicia.
“Aun cuando existan males en la iglesia, y los habrá hasta el fin del mundo,
ésta en estos últimos días ha de ser la luz de un mundo que ha sido mancillado y
desmoralizado por el pecado. La iglesia, aunque es débil y defectuosa, y necesita
ser reprobada, amonestada y aconsejada, constituye el único objeto en la tierra al
cual Cristo otorga su suprema consideración.”16[17]
La iglesia debe ser amonestada, aconsejada, reprobaba, pero dentro de la
iglesia, no fuera de ella. Esa es la labor de los cada uno de nosotros, heraldos del
Señor.

El fin de la cizaña
El señor no señala el tiempo de cuándo será separada la cizaña, pero esto se
dará en el zarandeo. Después de este evento se notará con claridad quién es quién.
“Conforme vaya acercándose la tempestad, muchos que profesaron creer en
el mensaje del tercer ángel, pero que no fueron santificados por la obediencia a la
verdad, abandonarán su fe, e irán a engrosar las filas de la oposición.”17[18]
Cuando leí este texto por primera vez me pregunté, ¿quiénes son la oposición?
Pues bien, la oposición lo conforman todos aquellos que arremeten en contra del
pueblo remanente de Dios, a decir, la IASD, entonces, ¿los movimientos disidentes
que hoy se afanan en decir que la IASD es babilonia, o ha apostatado, etc. No se
constituyen en oposición? Desde luego, no es necesario ahondar mucho para
entender que el “zarandeo” ya empezó pues claramente estamos viendo cómo es
que muchos abandonan aseverando que conformarán un “nuevo remanente”. Sin
embargo, hay oportunidad para abandonar esa vana manera de pensar, y volver a
Dios conforme su Palabra habla (Is.1:18).
La mensajera del Señor señala que el Salvador no nos señala un tiempo en
que toda la cizaña se convertirá en trigo. El trigo y la cizaña crecen juntamente
hasta el tiempo de la cosecha, el fin del mundo. Entonces la cizaña se ata en
manojos para ser quemada, y el trigo se junta en el granero de Dios. "Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre". Entonces "enviará el Hijo
de Dios sus ángeles y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen
iniquidad, y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de
dientes".18[19]

CONCLUSIONES
De plano, la iglesia adventista del séptimo día es militante, es la que vemos
hoy, imperfecta, débil, a ella pertenecemos o pertenezco, no obstante, sé que la
iglesia triunfante es la que será al final. Pero ello debe ser demostrado con
frutos.19[20]
Después de un breve recorrido por la Biblia y el Espíritu de Profecía podemos
concluir:
Primero, a la luz de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis y el
Espíritu de profecía, la idea de un pueblo escogido por Dios que se constituye como
el remanente del fin, es real.
Segundo, el pueblo escogido de Dios y remanente del fin, no es ajeno a la
imperfección, es defectuosa, no es perfecta, tal como el Arca de Noé y la vida de
muchos “hombres de Dios”, pero es la propiedad de Dios.
Tercero, el pueblo escogido de Dios y remanente del fin, es imperfecta
porque la constituyen humanos de carne y hueso, hombres y mujeres con tendencia
al mal, no obstante, es de realista presentar que en ella hay “cizaña y trigo”, y esto
lo advirtió Jesús mismo.
Cuarto, el campo de la parábola no es el mundo sino la iglesia de Dios. La
cizaña representa a los no convertidos, pero es Dios quien le pondrá fin a esta
mixtura entre el trigo y la cizaña.
Quinto, los opositores de la iglesia de Dios, son todos aquellos que se afanan
en sindicarla como la babilonia, la corrupta o la apóstata.
Sexto, no hay apoyo bíblico ni de Elena G. de White para la idea de un
remanente del remanente. Esta idea es opositora, es satánica.
Y séptimo, la IASD no es perfecta, esto no es algo nuevo. Pero, “puede
parecer que la iglesia está por caer, pero no caerá. Ella permanece en pie, mientras
los pecadores que hay en Sion son tamizados, mientras la paja es separada del trigo
precioso. Es una prueba terrible, y sin embargo tiene que ocurrir. Nadie fuera de
aquellos que han estado venciendo mediante la sangre del Cordero y la Palabra de su
testimonio serán contados con los leales y los fieles, con los que no tienen mancha ni
arruga del pecado, con los que no tienen engaño en sus bocas. Debemos despojarnos
de nuestra justicia propia y vestirnos con la justicia de Cristo”.20[21]
Antes de terminar este sencillo escrito, no puedo olvidar a Roberto, mi
compañero de estudios que después de haber colportado en Ecuador y Colombia y
haber tenido contactos con un grupo de individuos que entre otras cosas enseñaba
sobre “un nuevo remanente del remanente”, decidió abandonar su carrera teológica
e involucrarse con los disidentes.
Cuando estaba a punto de terminar este escrito, recibí un nuevo mensaje de
Roberto. Su mensaje me dejó triste y a punto de llorar. Por tres años había
predicado por Colombia, República Dominicana, Ecuador y México, durante ese
tiempo sentía que lo que hacía era correcto, iba a iglesias poco atendidas por los
pastores y se ofrecía a predicar, le invitaban a predicar a diferentes lugares,
hermanos desde los Estados Unidos, le daban ayudas económicas. La obra que
realizaba estaba en popa. Sin embargo, un día reflexionó sobre el ministerio que
había emprendido con éxito. Se preguntaba ¿cuál era su fin? No obtenía respuestas
concretas, se dedicaba a predicar en contra de la iglesia que le hizo conocer a
Cristo, predicaba en contra de los diezmos, de la organización de la corrupción de
los pastores, de la administración mafiosa que imperaba en la obra, de el estilo de
vida, y en tres años había visto que la Iglesia Adventista seguía creciendo, y el grupo
al que pertenecía menguaba cada día más. Algunos se cansaban, y se hacían de
familias, etc.
Fue en ese momento en que decidió abandonar el ministerio opositor en
contra de la Iglesia que le había enseñado a conocer a Cristo, y que un día lo motivó
a ser pastor.
Durante el tiempo en que predicaba en contra de la IASD, muchas veces lo
confrontaron bíblicamente y con los escritos de EGW, sin embargo aunque su error
era desenmascarado, su orgullo fue más.
Alejado de su ministerio disidente, quiso regresar a la IASD, pero no tenía el
valor. Por meses pasaba los sábados en su departamento, cuando iba a las iglesias
adventistas, no aceptaba predicar y cuando le invitaba también porque no quería
mostrar contradicciones con lo antes había dicho. Es por ello que como observador
pasivo en la obra de Dios, un día cayó en pecado.
Son casi dos años que Roberto está lejos de Dios, es ilegal en los Estados
Unidos, no asiste a la iglesia.
Desde aquí invito a todo aquél que un día se apartó de la IASD para engrosar
las filas disidentes de cualquier tipo, a que reflexiones sobre lo que hacen. La
reforma, el reavivamiento empieza en cada uno. Dios tiene un pueblo y vendrá por
ella muy pronto.
¡Maranatha…!

Por
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

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