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pensamiento; el cual surge en la psique de un individuo a partir de su interacción directa
con la realidad sensible. Estos códigos de comunicación se ven determinados por
factores espacio-temporales, por lo que podemos atribuir la existencia de múltiples
lenguas a la existencia de múltiples espacios de tiempo1 en que se desarrollan las
diversas culturas.
La escritura como expresión es tardía debido a que las lenguas son esencialmente
orales, lo que significa que durante mucho tiempo el conocimiento se transmitió y fue
soportado únicamente por la palabra hablada y la memoria de los individuos. Para la
transmisión del conocimiento de forma oral se requiere de cercanía entre el emisor de
un mensaje y el receptor, condiciones que se dieron en un estado inicial de organización
humana –y que se dan en algunos casos de la vida actual como puede ser en la familia–
, pero que posteriormente se perdieron debido al crecimiento demográfico de la sociedad
y el inevitable ensanchamiento de su espacio humano de acción. Debido a esto, el emisor
y el receptor antes mencionados se ven forzados a distanciarse, quedando
inmediatamente mermada la forma de expresión y transmisión del conocimiento de forma
oral. Surge así la necesidad de un soporte físico donde verter el conocimiento producido
por una sociedad en una lengua especifica.
Convirtiendo los signos vocales articulados al hablar en signos gráficos, la escritura
plasma el lenguaje de forma simbólica en un soporte material, evitando así que el
conocimiento primario se contamine o se pierda. Al fijar el lenguaje, la escritura fija las
particularidades de la lengua (elemento lingüístico), lo que genera distintos tipos de
escritura: ideográfica, silábica y alfabética. La primera se caracteriza por la expresión
puramente simbólica de una idea, lo que la hace menos susceptible al cambio pero la
lleva a contar con una inmensa variedad símbolos para poder expresarse. La segunda y
tercera se caracterizan por plasmar gráficamente los sonidos, que articulados forman
una palabra que a su vez alude a una idea.
La representación gráfica de la lengua española se da mediante la escritura
alfabética, maximizando las formas de expresión de una idea al contar con un número
limitado de grafemas acompañados de signos ortográficos que indican su correcto
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entendimiento; pero al mismo tiempo su significado se hace más susceptible al cambio.
Dependiendo de la forma en que se empleen las letras del alfabeto, será el significado
que expresan, por lo que más allá de la sucesión lógica y ordenada de letras que forma
una palabra, tenemos el uso distintivo de Mayúsculas y Minúsculas; así como las
abreviaciones, que pueden llevar al limite la significación de un conjunto de letras. Por
otra parte, los signos ortográficos han cumplido el fin de la correcta significación de las
palabras desde su inclusión en la escritura hasta la actualidad, tal es el caso de la
acentuación y la puntuación: la primera identifica particularidades fónicas de la lengua y
la segunda marca un ritmo, delimita y ordena conjuntos de palabras.
La escritura como significado consiste entonces en la cualidad que una idea
plasmada gráficamente tiene de ser entendida correctamente, comprendida cabalmente
y re-significada aproximadamente.
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y complejas formas de expresarse. Considero la expresión escrita del conocimiento como
el medio de expresión idóneo de la tendencia humana a la vida, que es en si la negación
de la muerte; de suerte que mientras los animales temen a la inexistencia, el ser humano
busca vencerla insertando su conciencia en la memoria colectiva.
Tenemos entonces que el objeto de estudio del historiador se encuentra en su
mayoría plasmado de forma escrita, por lo que el estudio de la historiografía constituye
de cierta forma un estudio de la lengua y sus particularidades, debido a que el riguroso
conocimiento de la lengua te obliga a conocer de forma puntual su trasfondo para poder
entender su estructura y su uso, así como el conocer la historia de una cultura te lleva
inevitablemente a conocer su lengua y su particular expresión gráfica, que es y será la
mejor forma de intentar comprender lo que las sociedades concibieron en el pasado
acerca de su presente;3 es lo que le permite al historiador interpretar desde su propio
presente.
Bibliografía
“La representación gráfica del lenguaje”, en Ortografía de la lengua española, México, Real
Academia de la Lengua Española, 2011, pp. 2-8.
“Origen del abecedario español”, en Ortografía de la lengua española, México, Real Academia
de la Lengua Española, 2011, pp. 65-72.
3Claro que siempre es posible darse una idea del pasado a través de la fuente oral, pero este
conocimiento no estará completo hasta que no se le compare con un discurso similar plasmado
gráficamente, lo cual constituiría un trabajo etnográfico.
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“Origen de la distinción entre minúsculas y mayúsculas”, en Ortografía de la lengua española,
México, Real Academia de la Lengua Española, 2011, pp. 442- 445.