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Educación en Roma

ÉPOCA ANTIGUA (hasta el siglo II a. C.).

En esta época antigua de la historia de Roma, la educación de los muchachos


se limitaba a la preparación que podía darle su padre. Se trataba de una
educación de campesinos, basada fundamentalmente en el respeto a las
costumbres de los antepasados (mos maiorum).

Desde la más tierna infancia se les enseñaba que la familia de la cual eran
miembros constituía una auténtica unidad social y religiosa, cuyos poderes
estaban todos concentrados en la cabeza, en el paterfamilias, que era el
propietario de todo, con derecho de vida y muerte sobre todos los miembros de
la familia.

Hasta los siete años era la madre la encargada de la educación de los hijos. La
madre es la maestra en casa. Ejerce, pues, un papel de suma importancia: no
se limita sólo a dar a luz al hijo, sino que luego continúa su obra cuidándolo física
y moralmente. Por eso su influencia en el hijo será importante durante toda la
vida de éste.

A partir de los siete años era el padre quien tomaba la responsabilidad de la


educación de los hijos. Un padre enseñaba a su hijo -puer- a leer, escribir, usar
las armas y cultivar la tierra, a la vez que le impartía los fundamentos de las
buenas maneras, la religión, la moral y el conocimiento de la ley. El niño
acompaña a su padre a todas partes: al campo, a los convites, al foro, etc.

Por su parte, la niña -puella- sigue bajo la dirección y el cuidado de su madre,


que la instruye en el telar y en las labores domésticas.

El definitivo perfeccionamiento a su formación lo daba el ejército, en el que se


ingresaba a la edad de 16 o 17 años. La fuerza del ejército romano residía en su
disciplina: el cobarde era azotado hasta morir, el general podía decapitar a
cualquiera por la menor desobediencia, a los desertores se les cortaba la mano
derecha, y el rancho consistía en pan y legumbres.
¿Cómo era el sistema educativo?

El modelo educativo romano constaba de tres etapas: enseñanza primaria,


secundaria y superior.

Enseñanza primaria, ludus litterator.

entre los siete y los once años. En esta escuela el maestro, magíster ludi,
enseñaba escritura, lectura, cálculo y la Ley de las Doce Tablas. Se seguía el
sistema de la memorización y los castigos físicos eran muy frecuentes la letra
con sangre entra. Su aprendizaje estaba supervisado por un miembro del
servicio doméstico, el paedagogus.

Enseñanza secundaria, ludus grammaticus.

Entre los 12 y 18 años Si la familia podía costeárselo los jóvenes proseguían sus
estudios con un grammaticus. Con él aprendían fundamentalmente teoría
gramatical, a leer con elegancia y entonación, algo muy difícil puesto que los
textos latinos no tenían separadas las palabras y además carecían de
puntuación, (se puede hacer una actividad con un texto sin separación de
palabras y sin puntuación y que lo hagan los alumnos) y a comentar textos de
los clásicos griegos y latinos.

Enseñanza superior, ludus rhetoricus.

Desde que el joven tomaba la toga viril hasta los 20 años. Los alumnos que
seguían estos cursos pertenecían a la clase alta. Esta etapa estaba impartida
por los rhetores. Enseñaban el arte de la oratoria y también, filosofía y
derecho ya que los alumnos se preparaban para la carrera política o las leyes.

Aunque la cultura y la educación romanas se han desarrollado más tarde que las
griegas, ambas han seguido una marcha semejante, como parte de un mismo
todo, que Toynbee y otros historiadores han llamado la "civilización helénica".
Sin embargo, la educación romana posee, a nuestro juicio, una importancia tan
destacada y su influencia ha sido tan grande en el mundo occidental, sobre todo
en los países latinos, que merece ser estudiada independientemente.
La cultura romana tiene como fondo, igual que la griega, una civilización anterior,
en este caso la etrusca, que alcanzo un gran desarrollo y que ha influido
grandemente en aquella, sobre todo en su arte y su religión, y se sospecha que
también en su educación, aunque carecemos de datos suficientes para
demostrar esto último.
A pesar de su estrecho parentesco, existen bastantes puntos de divergencia
entre la cultura y la educación griega y la romana. A nuestro juicio, y expuestas
muy sintéticamente, las principales características de la cultura y la educación
romanas son las siguientes:
1º.- En lo humano, la valoración de la acción, de la voluntad sobre la reflexión y
la contemplación.
2º.- En lo político, la acentuación del poder, del afán de dominio, de imperio.
3º.- En lo social, la afirmación de lo individual y de la vida familiar, frente o junto
al estado.
4º.- En la cultura, la falta de una filosofía, de una investigación desinteresada,
pero en cambio, la creación de las normas jurídicas, del derecho.
5º.- En la educación, la acentuación del poder volitivo del hábito y el ejercicio,
con una actitud realista, frente a la intelectual e idealista griega.
6º.- La necesidad del estudio individual, psicológico del alumno.
7º.- La consideración de la vida familiar, y sobre todo del padre en el ejercicio de
la educación.
8º.- Esto no obstante, en época mas avanzada, la creación del
primer sistema realmente de educación estatal, extendiéndola fuera de roma a
todos los confines del imperio.
En relación con la historia de la cultura, se puede dividir la historia de la
educación romana en los siguientes tres grandes periodos:
1º.- La educación de la época heroica-patricia, desde el siglo VI hasta el III a.C.
2º.- La educación de la época de influencia helénica, desde el siglo III al I a.C.
3º.- La educación de la época imperial, desde el siglo I a.C. al V d.C.

La educación en la época heroica-patricia.

Prescindiendo de la época monárquica, de cuya educación no tenemos noticias,


la educación de la primera época de la republica tenía como ésta misma
un carácter eminentemente aristocrático; se dirigía a los nobles, que a la vez
eran guerreros y terratenientes: los patricios, que poseían todos
los derechos civiles y políticos. Solo más tarde entraron a participar en ellos los
plebeyos, y nunca los esclavos, procedentes en su mayor parte de los pueblos
sometidos.
En esta época, la influencia de la familia era todopoderosa. El padre, el pater
familias, ejercía la máxima autoridad, la patria potestad; pero la mujer, la madre
ocupo en el hogar un lugar más elevado que en Grecia, sobre todo en la
educación de los hijos. Estos, en efecto, estaban a su cuidado en la
primera infancia, y cuando no podían atenderlos personalmente, los confiaban a
una matrona pariente que vigilaba estrictamente la vida de los niños.
A los siete años, el niño pasaba de manos de las mujeres a las del padre, quien
se ocupaba en lo sucesivo de su educación. No sabemos exactamente en qué
consistía esta, pero a juzgar por la que dice Plutarco de la educación del hijo de
Catón el Viejo era muy elemental: "Cuando ya empezó a tener alguna
comprensión, el mismo tomo a su cuidado el enseñarle las primeras letras, sin
embargo de tener un esclavo llamado Quilon, bien educado y ejercitado en esta
enseñanza, que daba lección a muchos niños…; le daba a conocer las leyes y le
ejercitaba en la gimnástica, adiestrándole no solo a tirar con el arco, a
manejarlas armas y a gobernar un caballo, sino también a herir con el puño, a
tolerar el calor y el frío y a vencer nadando las corrientes y los remolinos de los
ríos. Dice además que le escribió la historia de su propia mano y con letras
abultadas a fin de que el hijo tuviera dentro de casa medios de aprovecharse,
para el uso de la vida, de los hechos de la antigüedad y los de su patria.
Los hijos acompañan a sus padres a los tribunales y aun a las sesiones del
senado, iniciándose así en los aspectos de la vida civil. De igual modo asistían
con sus padres a los festines de los mayores, interviniendo en ellos con sus
cantos y haciendo las veces de escuderos o servidores. Las niñas quedaban en
la casa al cuidado de su madre, entregadas a las faenas domésticas.
A los 16 o 17 años el muchacho abandonaba la toga pretexta para adoptar
la toga viril. Entonces entraba en el ejército y en la vida pública, pero antes había
dedicado un año al aprendizaje de esta, el tirocinium fori. De ello se encargaba,
generalmente, no el padre, sino un hombre político experimentado, viejo amigo
de la familia; con él solía seguir después algunos años.
En general, en la educación romana primitiva predominaba el mismo espíritu de
sobriedad y austeridad, de laboriosidad y de disciplina que caracterizaba a
la sociedad de aquella época, era una educación eminentemente moral, más
que intelectual. Sus ideales los tomaban de los héroes de la propia patria, de su
historia, y no de la poesía épica como en Grecia, y en ellos se acentuaba el
sentido del patriotismo.
En cuanto al contenido, esta educación tenía un doble aspecto. De una parte, la
educación física, con carácter premilitar más que deportivo, y de otro la
educación jurídico-moral, basada en la ley de las Doce Tablas. Al
mismo tiempo aprendía prácticamente lo que
Necesitaba el terrateniente, como la agricultura y el cálculo, a la vez que adquiría
la experiencia cívica que hemos señalado. Era en suma una educación por la
acción, para la vida, por la vida y sin escuelas, aunque con maestros privados.
Se basaba en la vida nacional, en la conciencia histórica de roma, en sus
tradiciones y en su religión.

La educación romana bajo la influencia griega

A partir de mediados del siglo III a. de c. la educación romana sufre un cambio


completo como consecuencia de las modificaciones que sufre la sociedad y la
cultura. En ese tiempo se realiza la expansión romana por todo el mediterráneo
hasta llegar a dominarlo por completo. De otra parte, la sociedad romana, al
enriquecerse, acentúa la división entre una minoría económicamente poderosa,
que sucede a la antigua nobleza, y una masa proletaria, la plebe, que aunque
empobrecida cada vez tiene más fuerza política. Finalmente, ocurre la invasión
de la cultura helénica con los inmigrantes griegos que acuden a roma. La
complejidad cada vez mayor de la política y la administración del estado, así
como las necesidades económicas y comerciales, hicieron que esa cultura
superior fuera en general bien acogida y se difundiera rápidamente.
La influencia de la cultura helénica tuvo la virtud de despertar la cultura de Roma,
dando nacimiento a su literatura y a su educación escolar como dice el verso de
Horacio: "La Grecia vencida ha conquistado a su vez a su salvaje vencedor y
llevado la civilización al bárbaro Latium".
La educación romana anterior, de tipo familiar, patriarcal, experimenta varias
transformaciones. En primer lugar, respecto a su organización. Los ciudadanos
más ricos tuvieron maestros o preceptores privados, generalmente griegos
inmigrados; que introducían a sus hijos en su lengua y las culturas helénicas.
Pero lo decisivo es que en esta época se fundan o desarrollan escuelas
independientes, aunque siempre con carácter privado o particular. No quiere
decir que antes no hubiera escuelas, en la republica Romana, pero las que
existían eran de tipo esporádico y muy elemental ahora se generalizan las
escuelas, las cuales son de dos clases: una en la que se da la enseñanza
totalmente en griego y otra en la que predomina el latín. En una y otra calase
había lo que más tarde fueron los tres grados clásicos de la enseñanza: el
elemental, el medio y el superior.
La escuela primaria, la ludus magíster, llamada también la ludus literarius,
comenzaba a los siete años; tenía un programa muy elemental, consistente en la
lectura, la escritura y el cálculo, con algunas canciones, pero con una disciplina
muy rigurosa y frecuentes castigos corporales. A ella asistían los niños y las
niñas indistintamente. A la escuela elemental sigue la secundaria la del
grammaticus, en la que se hizo sentir más la influencia de la cultura griega.
Comienza ella a los 12 años y dura hasta los 16.
En ella se estudia la gramática latina y la griega, sobre la base de Homero y los
clásicos asimismo, la retórica, la oratoria y las matemáticas, pero estas menos
que aquellas otras disciplinas se cultivaba poco la música y la gimnástica, a
diferencia de la educación griega en cambio se acentuaba el valor jurídico-
político. Pero este, así como la oratoria, llamado del rhetor, que era una especie
de escuela, de derecho, destinada a la minoría gobernante, y que se inspiraba
en la filosofía y aun más en la retórica griegas.
La influencia de la cultura helénica, cada vez más poderosa, no dejo de
encontrar resistencia en los elementos conservadores y reaccionarios. Así Catón
el viejo protesto contra ella, defendiendo como hemos visto, la antigua educación
romana. El mismo senado llego a expulsar a algunos de los griegos dedicados a
la enseñanza. Pero a pesar de estas resistencias la cultura romana se asimilo a
la griega y llego a alcanzar una madurez y esplendor que quizá no habría tenido
de otro modo. Como dice Dilthey:"no es verdad que el trato de una cultura
superior influya siempre destructoramente sobre una nación. La acogida de la
ciencia grecorromana no ha hecho más que fomentar el desarrollo entre
nosotros. Ningún americano cree que la ciencia europea pueda influir
allá destructoramente. Una nación sana en su constitución elemental había
acogido también a platón, Aristóteles y los estoicos, había rechazado elemento
heterogéneos y realizado un considerable progreso"¹
El espíritu de la nueva educación puede resumirse en la palabra humanitas, que
según Jäger corresponde a la paideia griega o a la nuestra de cultura. Se trataba
ya no de una educación nacional, local si no de una enseñanza de tipo general,
humanística daríamos hoy, basada en una cultura ajena superior, que sirve de
inspiración.
En esa educación aún se conservan algunas de las virtudes de la antigua
educación aún se conservan algunas de las virtudes de la antigua educación
romana, pero en general predomina un espíritu más liberal, aunque dentro
siempre de la estructura del estado.
Dilthey, historia de la pedagogía.
Jäger, paideia,

La educación romana en la época del Imperio

Con el imperio cambia la estructura política y social, y por tanto la educativa en


Roma.
La educación Romana en esta época se distingue de la anterior, más que por su
contenido, por su organización; deja de ser un asunto particular, privado, para
convertirse en una educación pública. Esta transformación comienza en el S. I
a.C. con la creación de escuelas municipales, en las que el estado interviene
más bien con subvenciones y una cierta inspección; pero después llega a
hacerse su legislador y director.
La política escolar del Estado romano comienza con Cesar, quien concede el
derecho de ciudadanía a los maestros de las artes liberales, y sigue con
Vespasiano en el siglo I d. de C., quien libera de impuestos a los profesores de
la enseñanza media y superior, manteniéndoles este beneficio los emperadores
siguientes. El mismo Vespasiano es el primero que crea cátedras oficiales de
retórica latina y griega con sueldos anuales, una de las cuales llego a ocupar con
una buena retribución Quintiliano. Marco Aurelio creo después cátedras de
filosofía también retribuidas por el Estado. De gran interés es también la
creación, por Trajano, de becas para los estudiantes, en forma de
"instituciones alimenticias".
Al mismo tiempo, los emperadores incitaban a las municipalidades a la creación
de escuelas públicas, como lo hicieron aquellas en número cada vez mayor, no
sólo en Roma, sino en todo el Imperio, desde las Galas y Españas a África y al
próximo Oriente. Estas escuelas tenían por fin preparar a los funcionarios cada
vez más necesitados de una formación superior y subsistieron durante todo el
Imperio, alcanzando en elevado nivel cultural.
La organización de la enseñanza en la época imperial siguió siendo parecida a
la de la época anterior con sus tres grados del literato, el gramatico y el
retórico; pero con su nuevo sentido imperial, de absorción y nacionalización de
los países conquistados. A la liberación de la cultura de la época anterior, siguió
ahora la universalización de la cultura romana y en particular de la lengua latina,
así como de su derecho. El vehículo principal para ello eran las escuelas que
fueron uno de los principales vehículos de la romanización del mundo.
Refiriéndose a la política imperial de romanización por la educación, dice
H. I. Marrou: "Bajo el Imperio comprobamos la política así inaugurada: del norte
al sur de la península (ibérica) encontramos toda una red de escuelas. Hay
escuelas elementales hasta en un pequeño centro minero de la Lusitania
meridional; en todas las ciudades un poco importantes, gramáticos, latinos o
griegos, profesores de retórica, latina y griega, ¿cómo extrañarse, pues, de ver
a la península ibérica desempeñar un papel tan activo en la vida romana,
aportarla a su vez tan grandes escritores (los Séneca, Lucano, Quintiliano,
Marcial), tantos administradores y hombres políticos, y a partir de Trajano, tantos
emperadores?

La pedagogía romana

Aunque los teóricos de la educación romana tienen menos importancia que los
de las griegas, pues entre ellos faltan los pensadores de la altura de platón y
Aristóteles, no dejaban de ofrecer interés, sobre todo por la influencia que han
ejercido sobre la posterior escolaridad occidental, que ha acudido a ellos aún
más que a los helenos.
Respondiendo al carácter de la educación romana, sus teóricos tienen un
carácter más pragmático que idealista, y más retórico que filosófico. Pero
también hay entre ellos pensadores que dieron una orientación ética, espiritual
a sus escritos. Característica en este sentido es la frase de la juvenal "se debe
al niño el máximo respeto" (máxima debelur puero reventia).
Catón el viejo (234-149 a. de c.) se puede considerar a Porcio Catón mayor como
el primer romano que escribe de educación. Redacto dos libros: sobre educación
de los niños y preceptos para el hijo por Plutarco, según hemos indicado
anteriormente. Defensor de las costumbres antiguas, lo decisivo para el era la
formación del carácter conforme a la tradición su ideal era "el hombre bueno,
diestro en discursos". Se oponía a la corriente helenista, intelectualista, de su
época, y acentuaba el valor de agricultura en la vida y la educación en general
era un espíritu conservador, arcaizante, aunque en los últimos años de su vida
reconoció el valor de la cultura griega. Marco Terencio Varrón (116-27).
Representa la transición de la educación antigua a la nueva, helenística. Autor d
una obra famosa, disciplinas en nuevos libros, que constituye una especie de
enciclopedia didáctica, trato especialmente la gramática y su enseñanza en un
modo científico. Su obra influyo grandemente en enciclopedias con fines
escolares, que tanto desarrollo alcanzaron posteriormente.
Marco Fulio cicerón (106-43 el mas grande de los pensadores romanos ejerció
también
Una gran influencia sobre la educación. Dotado de una gran cultura, reconoció
todo el valor que tenía la cultura y la filosofía griega para la cultura y la educación
romanas. Representa el tipo más puro de los humanistas, de la paideia, de la
cultura espiritual, Su finalidad es en este sentido la formación del político-orador,
que no solo debe conocer la retórica, sino también la filosofía. El ideal está
comprendido dentro del estado, pero un estado no solo nacional, sino también
mundial. Desde el punto de vista individual, ese ideal se manifiesta en el vir
bonus, pero con una amplia base cultural. Cicerón fue uno de los primeros en
tratar la educación desde el punto de vista psicológico al estudiar la selección de
la profesión, que debe acumularse a la peculiaridad individual. Escribió diversas
obras sobre el orador y, como platón, una sobre la republica y otra sobre las
leyes. Según Dilthey, cicerón" ha llegado a ser uno de los mas grandes maestros
de los pueblos modernos europeos".
Lucio Amneo Séneca (4 a. de c. - 66 d. c.). El gran filósofo estoico, nacido
en España, fue también educador como preceptor de Nerón. En sus obras
aparece frecuentemente la preocupación por la actividad educativa.
Respondiendo a su concepción filosófica estoica, la finalidad de la educación es
el dominio de si mismo, de las pasiones y a petitos personales. La educación
tiene así un carácter activo como lo manifiestan sus célebres frases: "no hay que
aprender para la escuela, si no para la vida". "los ejemplos conducen al fin mas
pronto que los preceptos. Aprendemos mejor enseñando". Séneca realzo
también la necesidad de conocer la individualidad del educando, y por tanto el
valor de la psicología para la educación. Asimismo, dice que la educación
retórica debe reducirse y en cambio aplicarse la filosófica: finalmente, exalta la
importancia del educador, a quien debemos apreciar como uno de nuestros más
queridos y próximos familiares"
Plutarco (48-120 d.C.). Su mayor influencia educativa la ha ejercido por medio
de sus célebres vidas paralelas, que han servido a lo largo de la historia para
inspiración de numerosas y prominentes personalidades. Se le atribuye también
un tratado sobre la educación de los niños, aunque no todos lo reconocen como
autor. En general, su ideal de educación es más bien ecléctico, tratando de
conciliar los fines helénicos con los romanos, en este sentido acentúa el valor de
la música y de lo bello en la educación, así como el de los ejercicios físicos, pero
también reconoce como fin supremota formación de carácter, por ultimo, da su
preferencia a la educación domestica sobre la escolar y afirmar la necesidad de
conocer la peculiaridad individual.

Quintiliano

El más importante de los pedagogos romanos, Marco Fabio Quintiliano, nació


hacia el año 40 d. C., Calahorra, España, hijo de un profesor de retórica. Estudio
en su país, y después pasó a Roma, donde permaneció varios años practicando
con el famoso jurista Domitius. Alcanzo allí gran renombre como abogado y
escritor, hasta que el emperador Vespasiano le concedió la primera cátedra
oficial de retórica griega y latina, con un sueldo considerable. Ejerció la
enseñanza durante veinte años, logrando la máxima autoridad como profesor y
como abogado. Retirado de la cátedra hacia el año 90, se dedicó a escribir su
obra La educación del orador ("Instituto Oratoria"); después fue nombrado
preceptor o tutor de dos sobrinos-nietos del Emperador Domiciano, recibiendo la
insignia consular, con todos los privilegios y jerarquías de ésta.
Su gran obra, la Instituto Oratoria, en 12 libros, estuvo destinada a servir para la
educación del hijo de Marcelo Victorio y del suyo propio, que murió antes que
aquella fuera acabada. En ella recogió sus experiencias como profesor y como
orador y ha tenido la mayor influencia tanto en su tiempo como en el posterior,
sobre todo en el Renacimiento.
Las ideas pedagógicas de Quintiliano reflejan, depuradas, las ideas de su tiempo
y especialmente las de Cicerón, de quien, sin embargo, difiere en algunos puntos
esenciales, como en lo que se refiere al papel de la filosofía en la educación, que
éste defiende mientras que Quintiliano rechaza. En general, sus ideas son más
bien de carácter literario sobre un fondo moral y cívico. Pero nadie antes que él
había dado tanta importancia al conocimiento psicológico en la educación. Su
rechazo de la filosofía puede explicarse por las circunstancias de su tiempo
contrario a ella, debido al descrédito de sus cultivadores ya la falta
de libertad que reinaba para expresar las ideas.
Para Quintiliano, a la educación comienza en la primera infancia, en el seno de
la familia. En esta educación doméstica debe ponerse el mayor cuidado en
el ambiente que rodea al niño "por qué naturalmente conservamos lo que
aprendimos en los primeros años como las vasijas nuevas, el primer olor de licor
que recibieron". En esta primera edad lo que el niño aprenda ha de ser en forma
de juego "para que no aborrezca el estudio el que aún no le tiene afición".
Después, el niño pasa a la escuela elemental. Y aquí conviene deshacer el error
de los que interpretan ésta como la escuela pública. A mi juicio, Quintiliano
defiende la escuela en general, sea pública o privada, frente a la educación
domestica; dada por el preceptor, por los beneficios que aquélla procura desde
el punto de vista del trato de los alumnos unos con otros, frente al egoísmo que
la educación doméstica produce. En tiempo de Quintiliano aún no había
comenzado a desarrollarse la escuela pública propiamente dicha, si no que,
como vimos, es una creación posterior.
En la escuela elemental, "el maestro diestro encargado del niño, lo primero de
todo tantea sus talentos e índole". Esta observación psicológica que Quintiliano
aplica en toda su obra, tanto respecto a los alumnos como a los maestros, es
uno de sus más felices aciertos. En la escuela aprenden los niños la escritura y
la lectura recomendando que ésta se haga con figuras movibles, anticipándose
así a nuestro tiempo. Y hace también esta observación no siempre atendida:
"Una cosa encargaré, y es que se entienda lo que se lee para lograr todo esto".
Pero lo importantes aquí, como en todo, es tener buenos maestros, pues "los
primeros elementos en nuestros estudios son mejor tratados por los mejores
maestros". Y así se explica, dice que Filipo encargara de la educación de su hijo
Alejandro nada menos que a Aristóteles, el más famoso filósofo de su tiempo.
En la educación elemental deben alternar el trabajo con el recreo, aunque
Quintiliano no defiende éste más que como un medio para intensificar el estudio.
Tolera los ejercicios físicos, pero siempre con moderación. Sin embargo, el juego
es importante "porque en él revela el niño sus inclinaciones".
Una vez que aprendió a leer y a escribir, el alumno pasa a la escuela de
gramática -el grado medio-, donde aprende la gramática propiamente dicha,
la redacción, la música, las matemáticas y los ejercicios orales y físicos. La
gramática comprende también la literatura tanto griega como latina, por medio
de los poetas y clásicos respectivos. En el lenguaje hay que atender a la
corrección, a la claridad ya la elegancia. Y ello ha de conseguirse por medio de
la costumbre y la práctica principalmente, y aquí hace también una observación
de interés: "Yo juzgo que se debe escribir cada palabra como suena, si no lo
repugna la costumbre"
Pero la literatura, además de su valor estético, tiene un valor espiritual, ético; en
este sentido se debe empezar por Homero y Virgilio "para levantar el espíritu con
la grandeza del verso heroico" y también deben leer "lo que les fomente el
ingenio y aumente las ideas", dejando la erudición para otro tiempo. Además de
la gramática y la literatura, el alumno debe aprender lo que se llama
la enciclopedia. En primer lugar, la música. Aunque como todos los romanos, no
le da la importancia que los griegos, limitándola a la que necesita el orador para
el manejo d su voz. En cuanto a las matemáticas, sobresalen en ella el cálculo y
la geometría. Tampoco se excede Quintiliano en el uso de los ejercicios físicos,
reduciéndolos a los más elementales, y especialmente a los ademanes y gestos.
Finalmente, viene la escuela de retórica, de carácter superior y especial para la
formación del orador. Esta debe hacerse sobre la base de narraciones históricas,
ejercicios dialécticos, lecturas y comentarios de clásicos, elocuencia, derecho,
etc. Pero sin incluir la filosofía, por las razones antedichas.
Si nos preguntamos ahora por el valor de a pedagogía de Quintiliano, no habría
que señalar:
1º su reconocimiento del estudio psicológico de alumno;
2º su acentuación de valor humanista espiritual de la educación
3º su finura con respecto a la enseñanza de las letras
4º su reconocimiento del valor de la persona del educador.
De este ha hecho el primer estudio de carácter psicológico que se conoce en la
historia de la pedagogía.

1. INFLUENCIA DEL SISTEMA EDUCATIVO ROMANO EN LA EDUCACIÓN


ACTUAL

Francisca Milagros Padilla García Anel Karen Burelo García Posgrados,


Universidad Popular de la Chontalpa
RESUMEN

Cada sociedad sufre un proceso de cambio, es por ello que se da una mirada al
pasado en el caso de la educación romana, la cual nos dio grandes aportes en
el sistema educativo que tenemos hoy en día. “Esta ciudad ubicada en el corazón
de Lacio nació como una urbe de pequeñas dimensiones en medio de un valle
rodeado por siete colinas, la mayoría de sus fundadores eran latinos.”¹ Aquí
radica la importancia de experiencias educativas de ese tiempo para relacionar
y dar identidad al quehacer educativo en México. Debido a que actualmente en
todo el mundo las instituciones educativas deben enfrentar retos particularmente
difíciles: debe formar ciudadanos capaces no simplemente de adaptarse a los
inadvertidos cambios de la sociedad y de las actividades técnicas y científicas,
sino de generar y conducir dichos cambios; deben de encontrar las formas de
incidir de manera cada vez más decidida, eficazmente en la sociedad y rescatar
el valor cultural de la educación. En base a esto, se debe conseguir un verdadero
cambio en la enseñanza del estudiante, para que así se pueda entender y
mostrar con evidencia, la herencia de esta cultura romana y comprobar cómo las
formas de enseñanza antiguas nos ayudan a entender mejor el presente en la
realidad educativa. Palabras clave: educación, sistema de enseñanza,
instituciones educativas, sistema romano.

INTRODUCCIÓN

La enseñanza que se impartía en las escuelas romanas no es distinta a la que


se imparte hoy en día, es por este motivo que debemos de conocer el panorama
de la educación en Roma debido a que da continuidad y una base sobre la que
se fundamenta la actual instrucción. Pero, a la que se dio debido a su proceso
de transformación, una adaptación en la sociedad globalizada y dinámica en la
que nos encontramos inmersos. Debido a lo anterior, para la realización de este
artículo se hizo una investigación la cual tiene un enfoque cualitativo referido
como investigación interpretativa, centrada en el entendimiento del significado
de las acciones de los seres vivos, sobre todo de los humanos y sus
instituciones. Tal es el caso de las Instituciones Educativas en el periodo de
Roma y en el México actual. Para ello, se basó en el proceso inductivo que
consiste en explorar y describir, y luego generar perspectivas teóricas. Asimismo
las técnicas de recolección de datos utilizadas, fue la revisión de documentos y
registro de la historia de vida en el caso de la cultura romana, así como la
interacción que se tiene en el ámbito educativo en la actualidad. El propósito
utilizado para este proceso de indagación fue el holístico, el cual “consiste en
“reconstruir” la realidad, tal como la observan los actores de un sistema social
previamente definido. Es decir, explorar y analizar la formación académica y el
sistema de enseñanza de Roma y el impacto que tiene en nuestra

época. Dentro del enfoque cualitativo existe un marco de interpretación,


situándose el concepto de patrón cultural, que parte de la premisa de que toda
cultura o sistema social tiene un modo único para entender situaciones y
eventos. Esta manera de ver el mundo, afecta la conducta humana.” (Sampieri,
2010). Así los elementos que marcan esta civilización no permanecieron
estáticos, sino que al contrario, cada vez más supieron aprovechar el sistema
educativo que tenían el cual se fue transformando en sus distintos periodos. En
base a esto, en el presente artículo se busca aportar algunas reflexiones acerca
del camino que tuvo la educación muy peculiar en el estado romano y así
determinar la influencia de ese sistema de enseñanza en la educación actual.

HISTORICIDAD DEL SISTEMA EDUCATIVO ROMANO

“El pasado es un dato no modificable, pero el conocimiento de ese pasado se


transforma y perfecciona incesamente” M. Bloch Para comprender cabalmente
el mundo actual, es necesario conocer el pasado, específicamente, en el ámbito
filosófico y educativo. De allí el interés de analizar el ideal del progreso Romano
para vislumbrar el legado cultural, educativo y filosófico que nos heredaron, que
aplicamos y tenemos en uso en los tiempos actuales, pese a la globalización.
Cabe hacer referencia, que la base de ese sistema educativo fue la filosofía, que
aún sigue vigente en nuestra época, con modificaciones y adecuaciones al
contexto vigente, pero tomando esos modelos de enseñanza como referencia.
De allí, el objetivo del presente artículo, que es determinar la influencia del
sistema educativo romano en la educación actual. Para lo cual es necesario
situarse en el aspecto histórico- educativo en los que se fundamentan y propician
su comprensión; es decir, debe considerarse inscripta en el escenario donde se
desarrolla, lugar donde puede ser comprendida y explicada esta evolución
educativa romana y su influencia en la actualidad. Para dar cuenta de ellos, se
aborda el estudio de la educación romana, desde el plano cronológico global,
remontándose hasta el año 753 a.C., cuando Roma atravesó varias etapas
desde su formación hasta su caída. “La monarquía de los siglos VIII al VI a.C.,
República de los siglos VI al I a.C. y el Imperio del I al V d.C.”¹ Su evolución, en
términos generales, fue paralela a la griega, pero más tardía, más lenta y tal vez,
menos radical. Una de las características originales de la más antigua educación
romana: es que era una educación de campesinos. Para comprenderla no se
tiene más que observar cuál es en esencia, aún hoy, la formación de los
modestos aldeanos. La educación, para ellos, es ante todo la iniciación
progresiva en un modo de vida tradicional. Desde el momento en que se
despierta su conciencia, ya en sus mismos juegos, el niño se esfuerza por imitar
los gestos, el comportamiento y las tareas de sus mayores. A medida que va
creciendo se hace admitir, silencioso y reservado en el círculo de los adultos.
Oye hablar a los viejos, sobre la lluvia, el buen tiempo, los trabajos, los hombres
y los animales; se inicia de esta manera su educación. Poco a poco se incorpora
a los trabajos del campo, acompaña al pastor o al labrador, procura desempeñar
el papel de éstos, siente un honor el hecho de que se le considere digno de ello.
Sobre un modelo de tal tipo se debe imaginar la antigua educación romana. Ésta,
descansa sobre la noción fundamental del respeto a la costumbre

ancestral. Revelar esa costumbre a la juventud, hacerla respetar como un ideal


indiscutido, como la norma de toda acción y de todo pensamiento, es la tarea
esencial del pedagogo. El marco de tal formación educativa, es la familia. La
importancia de la tradición se expresa básicamente en el peso que posee el mos
maiorum (los ancestros) en todos los planos de la realidad histórica de Roma en
el periodo que aludimos; en el plano de la ciudad, este hecho haría afirmar a
Cicerón que “la fortaleza de Roma descansa tanto en las viejas costumbres como
en el vigor de sus hijos” (Citado en De león, 2013) Aquí radica la importancia que
hereda la participación de la familia en la enseñanza de los hijos. Relacionándolo
con la actual enseñanza en México, se cita en la Ley General de Educación
sección 1: de los padres de familia en su artículo 66, fracción II que: “Son
obligaciones de quienes ejercen la patria potestad o la tutela, apoyar el proceso
educativo de sus hijas, hijos o pupilos”. De hecho, todos los historiadores del
derecho se complacen en subrayar la sólida constitución de la familia romana, la
autoridad soberana de que está investido el paterfamilias y el respeto de que es
objeto la madre romana: en ninguna parte el papel de esta célula social aparece
con tanta evidencia como en la educación. A juicio de los romanos, la familia es
el medio natural donde debe crecer y formarse el niño. “En Roma no se confía la
educación del niño a un esclavo, sino que es la madre misma la que educa a su
hijo.” Hasta en las mejores familias, la madre se honra de permanecer en su casa
para asegurar el cumplimiento de este deber, que la convierte en preceptora de
sus hijos. La influencia de la madre marcaba al hombre para toda la vida, cuando
la madre no bastaba para desempeñar esta función, se elegía como institutriz de
los hijos de la casa, a alguna parienta venerable, de edad madura, que sabía
imponer en su derredor, incluso en los juegos, una atmósfera de elevada
inspiración moral y severidad. Desde los siete años en adelante, el niño, se
liberaba de la dirección exclusiva de las mujeres; pasaba entonces a depender
de su padre. Nada caracteriza mejor este rasgo que la educación romana: el
padre es considerado como el verdadero educador; vendrán luego los maestros,
pero la acción de éstos, se juzgará siempre más o menos asimilable a la
influencia paterna. Si las hijas permanecen más tiempo en la casa, a la sombra
de su madre, dedicadas a hilar la lana y a los trabajos domésticos, los hijos por
su parte acompañan al padre, siguiéndolo hasta el interior de la curia (lugar en
el que se reunía la división administrativa para discutir sus asuntos)³ donde
asisten con él a las sesiones del Senado; e inician a su lado en todos los
aspectos de la vida que les aguarda, instruyéndose a través de sus preceptos y,
mejor aún, a través de su ejemplo. El joven noble romano, vistiendo su toga
bordada en púrpura denominada Praetextatus, asiste a los festines de los
adultos; participa en ellos con sus cantos y realiza la función de escudero
servidor al lado de su padre. Así de esta forma la educación familiar concluía
hacia los dieciséis años. Una ceremonia solemnizaba esta etapa: el adolescente
se despojaba de la toga bordada de púrpura y de las demás insignias que
simbolizaban la infancia y vestía desde ese momento la toga viril. Aunque desde
ese instante ya se contaba entre los ciudadanos, su formación todavía no se
había completado: antes de comenzar el servicio militar debía consagrar
normalmente un año al “aprendizaje de la vida pública”. Salvo excepciones no
era ya el padre quien se encargaba de ello, sino algún viejo amigo de la familia,
algún político cargado de años, de experiencia y de honores. Estas referencias
como ocurre con M. Porcio Catón, defensor a ultranza de la

tradición romana frente a los aires helenizantes de comienzos del siglo II a. C.,
quien educó personalmente a su hijo M. Catón Liciano, ya que, “según Plutarco
(Abbagnano, 1993), él mismo le enseñaba las letras, le daba a conocer las leyes,
y lo ejercitaba en la gimnasia, adiestrándolo no solo a tirar con el arco, a manejar
las armas y a gobernar un caballo, sino también a herir con el puño, a tolerar el
calor y el frio y a vencer nadando las corrientes y los remolinos de los ríos”; y el
propio Plinio el Joven, refiriéndose a los primeros momentos de la Historia de
Roma, recoge esta misma caracterización, pero de forma genérica: “cada uno,
afirma, tenía por maestro a su propio padre, y quien carecía de él tomaba como
padre a algún anciano distinguido y prudente; así aprendían de la forma más
segura, por los ejemplos y la práctica, cuál era el poder de los relatores, el
derecho de los que se oponían, la autoridad de los magistrados, la libertad de
los otros…” (De león, 2013) En principio, al cabo del año terminaba ese
aprendizaje propiamente dicho y el joven romano partía para enrolarse en el
ejército” (Marrou, 2004)”; pero el aprendizaje político era una cosa demasiado
seria como para considerarlo concluido con tanta rapidez. El joven noble
continuaba siguiéndole los pasos a un hombre político de éxito, a su propio padre
o con más frecuencia, a un gran protector. Lo mismo ocurría con la carrera militar.
Durante el primer año se prestaba servicio como soldado raso: se creía
conveniente que un futuro jefe aprendiese ante todo a obedecer, y para una
futura carrera política siempre se veía bien haber recibido alguna herida gloriosa
o haber realizado alguna hazaña de novato. Pero, desde luego, los jóvenes
nobles no eran tratados como simples soldados: tenían padrinos encargados de
dirigirlos y protegerlos. Por otra parte, muy pronto dejaban de ser meros soldados
para servir como oficiales de estado mayor, ya porque fuesen elegidos para ese
grado por el pueblo o porque los designase el mismo general en jefe. “Agregado
administrativo” u oficial del estado mayor, el joven aristócrata romano concluye
su formación a la sombra de una alta personalidad a quien profesa respeto y
veneración. Para enlazar esta formación educativa de los romanos que tenían
de manera participativa en el ámbito social, cultural y político con el contexto
actual de México, se vislumbra en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos que nos rige en su artículo 24. “Toda persona tiene derecho a la
libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar,
en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar,
individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias,
devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o
falta penados por la ley”. Ahora bien, definiendo el contenido de aquella antigua
educación, advierto, en primer lugar, un ideal moral: lo esencial es formar la
conciencia del niño o del adolescente, inculcarle un sistema rígido de valores
morales, de reflejos seguros y un estilo de vida. En suma, lo que caracteriza a
Roma es que ese ideal romano no fue discutido jamás. La educación moral del
joven romano, se alimentaba por una selección de ejemplos que se ofrecían a
su admiración; poco importaba que muchos de estos ejemplos fuesen
legendarios: se los presentaba y se les revivía como históricos. Se encuentra
aquí la dominante familiar en la educación. La cultura romana será siempre una
cultura aristocrática: al viejo patriciado le sucede una nueva nobleza, no menos
preocupada por ilustrar sus tradiciones familiares. Al joven noble no sólo se le
educa en una atmósfera de respeto a la tradición nacional, sino también de
respeto a las tradiciones propias de su familia.

Así de esta manera, el joven romano aprende únicamente aquello que debe
saber un buen propietario rural, y en primer término, la agronomía. Es preciso
que él mismo sepa dar valor a sus bienes: sino cultiva él mismo la tierra, por lo
menos debe dirigir la explotación, supervisar el trabajo de los esclavos, aconsejar
a su granjero o a su capataz. En términos generales, la aristocracia romana supo
adaptarse con flexibilidad a la evolución de las condiciones económicas y
aprovechar todo el aporte de la agronomía científica, helenística o cartaginesa.
Junto con la agricultura, se preocupan por enseñar a sus hijos todo cuanto un
gentil hombre rural estima útil conocer.
LA EXPANSIÓN ROMANA

No fue este el sistema que subsistió, ya que se produjo un cambio tan radical en
el concepto de la enseñanza que los sistemas resultaron totalmente diferentes.
Debido que “a partir del siglo VI al I a.C. se iniciaba la expansión romana,
sufriendo un cambio completo como consecuencia de las modificaciones que
tiene la sociedad y la cultura, este período del proceso se denomina Roma
republicana.” La contraposición entre romanos y griegos se funda ante todo en
el contraste entre dos estadios de desarrollo anacrónicamente correlacionados:
lo que gusta corrientemente llamarse virtud “romana” no es otra cosa que la vieja
moral de la ciudad antigua, a la que se mantuvieron fieles los romanos de la
República. Por una parte, la originalidad romana, frente a la griega, se haya
marcada por ese arcaísmo remanente. Roma no se liberará jamás por completo
del ideal colectivo que consagra el individuo al servicio del Estado; jamás
consentirá en renunciar a él, ni aun cuando la evolución de las costumbres la
haya alejado de aquél; Roma volverá sus ojos con nostalgia hacia ese ideal y se
esforzará periódicamente por retornar a él. Durante los primeros siglos de su
desarrollo, la civilización romana se fue forjando de manera independiente, al
margen del mundo griego, sin sufrir todavía profundamente la influencia de éste.
En la medida en que subsista alguna influencia de ese sentido primitivo en la
cultura latina posterior, incluso cuando haya sido como absorbida en el área
helenística, Roma continuará contraponiéndose a Grecia. En particular, si la
educación latina sigue siendo, hasta el fin, algo muy distinto de la educación
clásica griega, a la cual sin embargo veremos que se amolda estrechamente, es
en la medida en que conserva ciertos rasgos de aquella vieja y original educación
romana. De esta manera, la educación dejó de ser patriarcal con la llegada de
los esclavos griegos, mucho más instruidos que los romanos, se crean en Roma
las primeras escuelas. El niño ya no estará al lado del paterfamilias, si no que
pasará a manos de magister. Por lo que hizo necesario abrir nuevos caminos en
el mundo de la educación, el resultado de todo ello fue la implantación de “un
sistema educativo (Ludus litterarius) distribuido en tres niveles de enseñanza:
primaria, secundaria y superior.” (Marrou, 2004). Así, las familias que tenían
medios económicos pudieron disponer de este sistema de estudios para sus
hijos: En la primera etapa educativa, las escuelas estaban a cargo de un ludi
magister ("maestro"), que impartían la educación elemental (Ludus Principalis).
Aquí el niño a partir de los siete años aprendía con un maestro a leer, escribir y
hacer algunas operaciones elementales. La disciplina era severa, pero los niños
jugaban con letras de madera o marfil y con ellas aprendían a leer y a escribir.
Por eso a esta escuela le llaman «juego» (ludus) y el maestro era magister ludi.
La escuela se situaba en un pequeño cuarto 4

(taberna), en una cabaña o en el jardín (según el tiempo y las posibilidades). El


maestro tenía una silla (cathedra) o un taburete (sella). Los niños se sentaban
en escaños (subsellia). (De león; 2013) Las escuelas a cargo de un ludi
grammaticus ("gramático"), que correspondían a lo denominado actualmente
enseñanza secundaria (Ludus Grammaticus), que daba a inicio a los doce años
y concluía a los dieciséis, esta segunda etapa podía ser privada o pública. El
profesor era el grammaticus que enseñaba a entender y comentar los textos
literarios. Comentando los textos clásicos, los niños aprendían el plan de
estudios que recibía por nombre cuadribium, que contenía: Geometría, Retorica,
Filosofía y Artes, En la tercera etapa, las escuelas quedaban a cargo de un ludi
rhetor ("retórico"), establecimientos de educación superior que iniciaban con la
retórica y, seguían con la enseñanza del derecho y de la filosofía, una especie
de universidad (Ludus Rhetoricae). En esta enseñanza se preparaba en la
elocuencia al futuro político romano. El profesor era el rhetor (maestro de
oratoria). Así mismo, de pequeños podían tener un maestro en casa (magister),
que generalmente era un esclavo o liberto griego o bien ir a una escuela llevados
por un esclavo (pædagogus) que después también les repasaba las lecciones
en casa. Aunque en el periodo antiguo se daba una enseñanza informal, es en
este periodo donde inicia la aparición de las escuelas formales en el sistema
educativo metódico, en donde se puede observar la relación de enseñanza que
tenían los romanos y la actual. Se destaca cómo el alumno no sólo aprende en
la escuela, que ocupa un lugar secundario, sino también en casa bajo la
supervisión de su maestro; es decir, en casa se educa y en las instituciones
educativas se forma. Aunque aquí actualmente existe un parteaguas, debido a
que algunos padres tienen poca entereza en la educación de sus hijos; por ello
dice Maritain (Citado por Yurén, 2008) en esta noción existencial e histórica
“aunque el hombre evoluciona en la historia, su naturaleza como tal, su lugar, y
su valor en el cosmos, su dignidad, sus derechos y sus aspiraciones como
persona, y su destino no cambian”. Entonces vemos que aunque se de una
época diferente a la romana, debe prevalecer esa preocupación en la educación
de los hijos o del alumnado según sea el caso. Como menciona Robert Hutchins
en su famoso polisilogismo: “La educación implica la enseñanza. La enseñanza
implica el conocimiento. El conocimiento es la verdad. La verdad es igual en
todas partes. Por tanto, la educación debe ser igual en todas partes” (Yurén,
2008) Por otra parte, impera el nacimiento de las escuelas particulares las que
hoy en día existen y a las que solo les es posible asistir a las personas que
tengan una buena posición económica. Pero algo extraordinario surge a pesar
de ello, se inicia el sistema educativo al cual llamamos ahora sistema de
educación básica (primaria, secundaria y preparatoria).

ESPLENDOR DEL IMPERIO

Ahora, la época de esplendor del imperio del Siglo I al V d.C. se caracteriza por
tener una gran influencia de la cultura griega. Debido a la formación de una
nueva clase social que ostenta el poder político, se exige una educación superior.
El espíritu de la nueva educación busca el ideal de la perfección humana. Este
ideal se enfoca en la formación del Político y del Orador basándose en una
cultura político- jurídica. Además, el político o el orador debían estar versados en
Retórica y Filosofía. Por lo anterior, la institución educativa debe cambiar y la
manera de enseñanza

también, ya que hoy en día las instituciones educativas en todo el mundo deben
enfrentar retos particularmente difíciles: debe formar ciudadanos capaces no
simplemente de adaptarse a los inadvertidos cambios de la sociedad y de las
actividades técnicas y científicas, sino de generar y conducir dichos cambios;
deben de encontrar las formas de incidir de manera cada vez más decidida,
eficazmente en la sociedad y rescatar el valor cultural de la educación. Estos son
algunos de los aspectos en que se resume el reto de mejorar la institución
educativa presente, como fue ejemplar el pueblo de Roma; que en su proceso
evolutivo fue renovando la enseñanza. Por tanto, la institución educativa se
ocupa de la socialización del alumno y de la transmisión de la herencia cultural
de una sociedad de una generación a otra (en este caso de la herencia romana).
De esta manera, es interesante ver la ubicación temporal de la modernidad
centrado en nuestro tiempo y centrado en la educación. Con el Imperio, cambia
la estructura política y social y por tanto la educativa en Roma. Así mismo, se
identifica por adoptar la educación helenística al espíritu romano y a los medios
de la expresión latina. La pedagogía romana tuvo un sentido pragmático y fue
más retórica que filosófica. En la época anterior, en la roma republicana ya
existía el modelo de educación básica, se distingue de la anterior, por su
organización; deja de ser un asunto particular, privado, para convertirse en una
educación pública. Debido al panorama anterior, se realizará una analogía con
la actual Educación Pública en México, en la que su objetivo general de acuerdo
a la Secretaria de Educación Pública es “Garantizar el derecho a la educación,
entendido como la igualdad de oportunidades para el acceso, la permanencia y
el logro educativo de todos los niños y jóvenes del país en la educación básica.
Garantizar que todos los niños y jóvenes que cursen la educación básica
adquieran conocimientos fundamentales, desarrollen competencias, valores y
comportamientos necesarios para alcanzar una vida personal y familiar plena
para ejercer una ciudadanía responsable y comprometida, participar en el trabajo
productivo y continuar aprendiendo a lo largo de la vida.” “Esta transformación
comienza en el S. I a.C. con la creación de escuelas municipales, en las que el
estado interviene más bien con asistencias y una cierta inspección; pero después
llega a hacerse su legislador y director.” Aun en esta época del Imperio, la
instrucción colectiva en la escuela es ya una costumbre arraigada desde mucho
tiempo atrás, se discuten todavía, según el testimonio de Quintiliano, las ventajas
y los inconvenientes de ambos sistemas, y no siempre se renuncia al viejo
método que retenía al niño en el seno de la casa familiar. La organización de la
enseñanza siguió siendo parecida a de época anterior con sus tres grados del
literato, el gramático y el retórico; pero con su nuevo sentido imperial, de
absorción y nacionalización de los países conquistados. A la liberación de la
cultura de la época anterior, siguió ahora la universalización de la cultura romana
y en particular de la lengua latina, así como de su derecho. También en este
periodo surgen las Universidades o las Instituciones de Educación Superior,
indiscutiblemente estas instituciones eran y siguen siendo los centros
generadores del pensamiento, los saberes y el conocimiento de las sociedades
como se ha apuntado y, son por excelencia también, los centros que sintetizan
lo importante de las nuevas formas culturales que emergen y al mismo tiempo
conservadoras de las manifestaciones culturales que proveen de identidad y
pertenencia. Producto de esta incertidumbre frente al panorama surgen
interrogantes como; ¿se tendrá claro en las instituciones educativas

actuales sobre qué tendencias operan sus cambios?, ¿los cambios se están
generando a partir de una conciencia de estudio de los antecedentes históricos
educativos? Evidentemente desde las instituciones, los actores educativos
deben reflexionar conforme a esas tendencias. Esto se somete a que aun cuando
muchas instituciones pueden estar seriamente interesadas en mejorar, no lo
hacen porque no saben cómo hacerlo. Se hace indispensable, entonces, la
generación de elementos que aporten apoyo en todos los renglones relevantes
para el mejoramiento de la calidad y la eficiencia de las instituciones y los
programas de innovación y actualización, métodos de enseñanza, entre otros.
Aquí radica el impacto y trascendencia que tiene el sistema de enseñanza
romano hasta nuestros tiempos actuales, en donde debe de haber un progreso
significativo y aprender de la experiencia. Es por ello como afirma Marco Tulio
Cicerón "Quien olvida su historia está condenado a repetirla".

CONSIDERACIONES FINALES

La cultura romana tiene como fondo, igual que la griega, una civilización anterior,
en este caso la etrusca, impugnar la incómoda presencia de un pueblo de origen
extranjero, hablo de los etruscos (quienes eran las personas que pertenecían al
pueblo que habitó en Eutroria antes de ser dominado por Roma) que alcanzó un
gran desarrollo y que ha influido grandemente en aquella. La educación en Roma
no es algo inalterable, sino que se vio sometida a diferentes transformaciones a
lo largo de la historia. Por un lado, el cambio de la sociedad romana y por otro la
influencia de Grecia que se proyectaron sobre el modelo educativo de Roma.
Los romanos plasmaron una cultura que sustituyó una síntesis superior de las
culturas anteriores, pero con el sello peculiar de su realidad telúrica, histórica y
social. Por lo tanto, la educación romana posee una importancia tan destacada
y su influencia ha sido tan grande en el mundo occidental, sobre todo en los
países latinos dejándole una herencia en diversos temas de formación (música,
artes, escritura, etc.). Muestra de ello es el impacto y aporte que tiene hasta
nuestros días, por ello resultó imprescindible conocer la historia y evolución del
sistema de enseñanza informal y formal el cuál ha sido transformado, pero con
la iniciativa de esta cultura.

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