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Entre 1988 y 1992 pudo verse en el Festival de Bayreuth el Anillo del

Nibelungo en la producción de Harry Kupfer, dirigido por Daniel Barenboim.


Este estuche (de tan sólo el doble de tamaño respecto a las cajas normales
de DVD), recoge este Anillo completo en 7 DVDs y un folleto, de una forma
práctica y compacta. Se grabó en 1991, a excepción de La Walkiria, en
1992.

Para los que no son asiduos wagnerianos, sino que acaban de llegar al
universo de Wagner, vaya por delante una valoración muy general: ¿Es
buen Anillo? Sin duda. De las opciones en DVD, musicalmente en conjunto
es el que tiene mejor nivel, partiendo de que no existe ninguna versión
totalmente redonda. ¿Es recomendable como primera opción? No. Alguien
que no conozca la obra le costará seguirla y creo necesario haber visto
previamente el Anillo de Boulez/Chéreau, al que me refiero a continuación.

Entre 1976 y 1980 pudo verse en Bayreuth el Anillo del Centenario, que
conmemoraba los cien años del estreno y cuyo montaje fue debido a Patrice
Chéreau, con dirección de Pierre Boulez. Fue la primera puesta en escena
con mensaje, ubicando la trama en la revolución industrial (eso sí, con una
elegancia de decorados para nada vulgar) y desarrollando los postulados de
lucha de clases, voluntad de poder, materialismo histórico... El montaje,
inicialmente abucheado, fue ganando adeptos hasta ser ovacionado gracias
a una teatral dirección de escena y a un elenco visualmente muy creíble.

En 1983 se presentó una nueva producción, debida a Peter Hall y con Georg
Solti en el podio. Lo que inicialmente iba a ser un Anillo que restableciese el
equilibrio, hipernaturalista y sin mensaje, acabó haciendo aguas por su
complejidad escénica y una dirección de actores clásica, esto es, un tanto
estática. El montaje se retiró en 1986.

En 1988, Wolfgang Wagner, director del Festival, encomendó el Anillo a


Harry Kupfer, el cual ya había realizado en Bayreuth El holandés errante
con gran éxito. La dirección corrió a cargo de Daniel Barenboim, que en
aquél momento era la batuta wagneriana que más despuntaba. Uno y otro
arriesgaron mucho, y el resultado fue un éxito.

En lo escénico, Kupfer volvió a la idea de Chéreau: puesta en escena con


mensaje, teatralidad y unos personajes ciertamente muy humanos. En este
caso, ubicó el Anillo en un futuro indeterminado, oscuro y desértico debido
a la contaminación, realizando una crítica a una sociedad egoísta,
representada aquí por los dioses, y que alcanza su conclusión en el
sorprendente final del Ocaso (sin desvirtuar el libreto). Los escenarios son
sumamente austeros y oscuros (con el elemento común de un camino que
atraviesa el escenario desde el proscenio hasta perderse en el foro y que
Kupfer denominó “el camino de la Historia”). El vestuario es una amalgama
de épocas y estilos difíciles de ubicar, aunque con el concepto de moderno
que imperaba en los ochenta.
El escenario se llena a través de tres técnicas: una dirección de actores

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perfectamente estudiada, el uso de la tecnología láser en algunos casos
(para el Rhin o la roca de la Walkiria, si bien ya Werner Herzog lo había
utilizado en su producción de Lohengrin para Bayreuth, estrenada en 1987),
y de grandes estructuras modulares para otros (Nibelheim, acto segundo
del Ocaso…).
Hay que reseñar que Kupfer explotó bastante su idea, pues finalizado el
montaje de Bayreuth, realizó un Anillo de similares planteamientos para la
Staatsoper de Berlín dirigido también por Barenboim. Esta segunda
producción, de espacio más reducido y comedida con el láser, se ofreció en
muchos teatros (existe grabación en DVD del Liceo de Barcelona, de 2003-
2004). No obstante, es preferible este registro, no ya por la calidad musical,
sino también por ser la idea original de Kupfer.

Una producción que muestra sólo en escena lo que es imprescindible y se


centra en la psicología de los personajes, es arriesgada. Aunque es
opinable, considero que el orden de resultados escénicos es el siguiente:
Ocaso, Sigfrido, Oro y Walkiria. En lo musical es muy homogéneo y es difícil
ponderar.
Es de destacar que los preludios e interludios son a telón abierto, donde
Kupfer nos ofrece información “complementaria” al argumento y
normalmente plenamente acorde con él (en algún caso, como respecto al
Pájaro del Bosque en Sigfrido o en la Marcha Fúnebre del Ocaso hace su
propia interpretación, no contradiciendo directamente el libreto, pero sí sin
que éste lo indique expresamente).
Ocaso considero que es la más redonda escénicamente. Es la que más
explota las posibilidades de la luz (el viaje de Sigfrido por el Rhin es
espectacular), lo sobrecogedor de los escenarios, tiene una roca de la
Walkiria física muy interesante (en Walkiria y Sigfrido es un cubo láser
donde duerme Brünnhilde) y la dirección de actores te sumerge en la trama
siendo muy natural (un acto segundo dramáticamente impecable) y con una
caracterización de Siegfried simpática e incluso, con algo de ironía.

Sigfrido tampoco le va a la zaga (el enorme edificio en ruinas que sirve de


cueva a Fafner ofrece para el segundo acto una dirección de actores
difícilmente superable), pero como aquí la roca de la Walkiria, despertada
Brünnhilde, es simplemente el llano, hay que acudir en el dúo a una
dirección de actores en algún momento algo exagerada en movimientos. La
caracterización del Siegfried juvenil puede resultar algo impulsiva.
El Oro consigue captar perfectamente la psicología de los diferentes
personajes y nos presenta un Rhin visualmente impactante con la
tecnología láser (y unas hijas del Rhin que, por fin en un montaje moderno,
son lo que son, unas danzarinas ninfas), pero la explanada donde se
encuentra el Walhalla no ofrece mucho de particular, y el descenso al
Nibelheim no tiene la espectacularidad del cambio de decorado de la
producción de Chéreau.

Walkiria, tras un primer acto escénicamente muy bien estudiado (la casa de
Hunding con todos sus elementos tradicionales mezclada con una época

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futura indeterminada), presenta los otros dos en un paraje oscuro desértico
(con una especie de cráter en el medio donde se esconde Sieglinde, una
escalera luminosa para la Cabalgata de las Walkirias y el cubo láser al final).
La dirección de actores efectivamente consigue mantener nuestra atención,
pero en algunos momentos recurre a movimientos algo histriónicos para
conseguir llenar un escenario enorme en el que algún elemento accesorio
hubiera hecho menos árida una Walkiria prácticamente psicológica.
Musicalmente, Barenboim también arriesgó y ganó. Para los papeles
principales recurrió en algunos casos a debutantes de sus papeles. Es el
caso de John Tomlinson como un poderoso Wotan (es un bajo con un
registro agudo que aguanta los pasajes baritonales, confiriéndole una noble
y poderosa estampa) y que fue preferido por Barenboim frente a James
Morris (el Wotan del MET en la grabación de Levine de 1990) ; Gunther von
Kannen como un Alberich de voz también oscura, sólida y no dado al
exceso; o Siegfried Jerusalem, que ya en su madurez vocal afrontó por
primera vez Siegfried, siendo probablemente su mejor registro del papel
(indudablemente en mejor forma aquí que un año antes en la citada
grabación del MET) y demostrando que es el Siegfried más completo tras la
era de Wolfgang Windgassen. Los tres fueron piezas angulares en los
siguientes quince años en Bayreuth (y en el caso de Jerusalem, ya venía
cantando en el Festival desde una década atrás).

Poul Elming y Nadie Secunde son visualmente una pareja de Welsungos si


cabe, más creíble aún que la del Anillo de Chéreau, e indudablemente,
mejor vocalmente. El primero ofrece una presencia muy noble gracias a su
bello registro medio (si bien escaso en graves) y sería el Siegmund y
Parsifal oficiales del Bayreuth de los noventa, mientras que la segunda
ofrece una voz segura dramáticamente entregada.

Para el papel de Brünnhilde, en esta producción se alternaron Deborah


Polaski y Anne Evans. Esta última fue especialmente escogida por
Barenboim y fue la que grabó la Tetralogía. Tiene una voz netamente lírica,
escasa de graves, pero muy firme, encarnando un personaje sensible sin
flaquear la voz ni tener que recurrir al grito (aunque es patente la diferencia
de volumen frente al Wotan de Tomlinson). Tras una solvente actuación en
Walkiria, su agudo seguro se agradece en Sigfrido, mientras que en el
Ocaso es probablemente donde ofrece dramática y vocalmente lo mejor de
sí. Aunque su interpretación resulta agradecida, no vamos a negar que por
tipología vocal no es la más adecuada para el papel, prueba es que Evans
no regresó a Bayreuth, mientras que Polaski tuvo destacada presencia en
los años siguientes como Kundry y Brünnhilde.

El resto del reparto se completa con habituales del Bayreuth de la época y


debutantes. Entre los primeros, Graham Clark (bien vocalmente pero mejor
dramáticamente como astuto Loge que como Mime falto de malicia, al cual
se le coge cierto cariño), Matthias Hölle (vocalmente sólido como Fasolt y
Hunding, pero dramáticamente en este último resulta algo monocorde por
la agresiva caracterización que del personaje hace Kupfer) o Birgitta

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Svendén (correcta Erda). Una joven Eva Johansson es una Freia de bella
presencia, que una década después centraría su carrera como Sieglinde y
Brünnhilde. Bodo Brinkmann (Donner y Gunther), no cantó mucho en
Bayreuth, y aunque su voz es pequeña y no especialmente bella, acierta
componiendo un Gunther muy humano cargado de indecisión.
Como anécdota, Waltraud Meier es Waltraute en el Ocaso, siendo una
buena muestra de la primera parte de su carrera, en papeles de auténtica
mezzo.

Entre los debutantes, se acomodan perfectamente a la idea de Kupfer Linda


Finnie (Fricka más remilgada y marital que autoritaria) o Philip Kang (Fafner
y Hagen, sin un grave especialmente poderoso ni tampoco gran volumen,
como puede comprobarse contraponiéndolo a la orquesta y al coro en la
llamada a los gibichungos, pero con una caracterización introspectiva muy
bien lograda). Eva-Maria Bundschuh como Gutrune tiene una voz redonda
agradable, pero no tiene una caracterización inocente.

La dirección de Barenboim es de tempi en general comedidos, enérgica y


típicamente wagneriana, recordando a la grabación de Solti en su explosión
sonora en metales y amplia variedad de dinámicas, de carácter más bien
fílmico. Momentos como el final de los actos primero y tercero de Walkiria,
los dúos de Siegfried y Brünnhilde en Sigfrido y Ocaso,el viaje de Sigfrido
por el Rhin, el acto segundo del Ocaso (con un coro de potencia arrolladora)
o la escena de la inmolación, resultan espectaculares. No obstante, no llega,
en detalle, a la transparencia analítica y nobleza de Christian Thielemann
(en sus dos grabaciones en CD del Anillo, la de Bayreuth de 2008 y la de
Viena de 2013), aunque entre las opciones disponibles en DVD es,
indiscutiblemente, la mejor.

Ojo porque a veces puede adquirirse por menos de 30 euros, lo que es un


precio muy competitivo.

Formato
16 GB USB Flash Drive
Música
 La obra completa de Wagner « Der Ring des Nibelungen » (El Anillo del
Nibelungo) disponible en dos formatos audio de la más alta calidad
(formato WAV y 320kbps MP3).
Vídeo
 Documental de BBC: ‘Great composers - Wagner’
 ‘making of ’ de Ring (Anillo) con la presencia de Daniel Barenboim y
John Tomlinson.

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 Libreto completo de las cuatro óperas, disponible para descarga en
formato PDF.
Aplicación de Software diseñado especialmente :
 Sinopsis y artículos :
Sinopsis completa de cada una de las cuatro óperas y diecisiete artículos
originales en los que se cubren todos los aspectos del «Anillo» y su
producción.
 Extractos de los Leitmotifs (tema central de la composición) y
partituras:
Una exploración de los leitmotifs centrales de Ring (Anillo), con partituras,
extractos y descripciones que cubren 65 de los temas más relevantes.
 Ilustraciones:
Guía ilustrada de la historia de Ring (Anillo).
 fotos, biografías y otros contenidos editoriales.
‘La obra más completa y convincente grabada hasta la fecha de Ring (el
Anillo).’ BBC Music Magazine.

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