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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

CARRERA DE MEDICINA

INTERNADO ROTATIVO

PEDIATRIA

EVALUACIÓN DE ADENOPATÍAS EN LOS NIÑOS

AUTOR
CATHERINE CASTAÑO GARCÍA

TUTOR

DR. WASHINGTON ZUÑIGA

QUITO, ECUADOR
23 DE MAYO DEL 2017
INTRODUCCIÓN

Las adenopatías, linfadenomegalias o linfadenopatías son el aumento de tamaño o la


alteración de la consistencia de los ganglios linfáticos. Su tamaño normal es menor de
1 cm, a excepción de los ganglios inguinales en los que el límite se sitúa en 2 cm. En
cualquier otra localización corporal se pueden palpar ganglios más pequeños de 0,5 cm
que corresponden a infecciones antiguas. El crecimiento de los ganglios linfáticos
puede ser debido a: incremento en el número de macrófagos y linfocitos benignos
durante la respuesta a los antígenos, infiltración por células inflamatorias en las
infecciones que afectan a los ganglios, proliferación in situ de macrófagos o linfocitos
malignos, infiltración por células malignas neoplásicas, o infiltración por macrófagos
cargados de metabolitos en las enfermedades por depósito de lípidos.

Como norma general, el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos requiere estudio
cuando aparecen uno o más nuevos ganglios de diámetro igual o superior a 1 cm, sin
una causa previa conocida. En la valoración clínica de la adenopatía hay que tener en
cuenta muchos factores como la naturaleza exacta de la tumoración que se palpa,
tamaño de la adenopatía, edad y sexo del paciente, características físicas de la
adenopatía, intervalo entre la aparición de la adenopatía y la consulta al médico, y la
localización, que no por ser la última es la menos importante.

MARCO TEÓRICO

La simple aparición de una tumoración superficial no es suficiente para asegurar que la


misma corresponde a una adenopatía, muy importante a tenerlo en cuenta en
localizaciones cervicales e inguinales. En la región cervical puede corresponder a
hipertrofia de la glándula tiroides, quistes del conducto tirogloso, quistes branquiales o
higromas quísticos, hipertrofia de la glándula salival parotídea o de las
submandibulares, aneurismas, tumores del glomus carotídeo. En la región axilar
pueden parecer adenopatías desde hidrosadenitis hasta foliculitis. En la región inguinal
se suelen confundir con hernias de difícil reducción.
No existe un tamaño a partir del cual se valore que una adenopatía es patológica, pero
se acepta por lo general que a partir de 2 cm (en niños a partir de 1 cm), de
consistencia dura, con un periodo de evolución de 3 semanas en adelante y para la
cual no se ha hallado proceso de tipo inflamatorio o infeccioso que la cause, está
requiriendo una valoración detallada etiológica. En las adenopatías que superan los 4
cm, el estudio debe ser urgente. No obstante, de las adenopatías de pequeño tamaño
no hay que olvidarse, pues pueden ser el primer signo de un proceso maligno.

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Características físicas: Las adenopatías de origen infeccioso o inflamatorio suelen ser


dolorosas, de consistencia blanda, a veces fluctuantes, y la piel superficial suele estar
caliente y eritematosa. Las adenopatías de origen linfomatoso suelen ser indoloras, de
consistencia elástica y rodaderas. Las adenopatías de origen neoplásico suelen ser
indoloras, de consistencia dura, se suelen encontrar adheridas a planos profundos, por
lo que no son rodaderas. Las adenopatías pueden producir fístulas, siendo más
frecuente en las de origen tuberculoso.
Edad y sexo del paciente: En niños y adultos jóvenes son habituales las adenopatías
debido a la mayor reactividad inmune. En adultos varones mayores de 50 años las
adenopatías más frecuentes suelen ser de carácter neoplásico. En mujeres hay
preponderancia de otros orígenes como inflamatorio o inmunológico.
Contexto clínico en el que se encuentra la adenopatía: La presencia de síntomas
generales del tipo de síndromes febriles, sudoración profusa, hiporexia, astenia,
polimialgias, malestar general o de síntomas específicos de determinadas áreas como
lesiones cutáneas, tos, disnea, ronquera, hinchazón de cara, cuello o brazos nos
pueden orientar a la causa que está originando la adenopatía.

Los grupos ganglionares accesibles al examen físico son:


 Cervicales: pre y retroauriculares, suboccipitales, yugulares,
submandibulares, submentonianos, cervicales anteriores y posteriores.
 Supraclaviculares.
 Axilares.
 Epitrocleares.
 Inguinales.
La evaluación semiológica de los crecimientos ganglionares propiamente tales se
realiza a través de su inspección y palpación directa. Se deben precisar los siguientes
puntos:
1. Tamaño y extensión, compromiso único o múltiple.
2. Extensión y existencia de conglomeración de ganglios.
3. Conformación: forma y superficie.
4. Consistencia: elástica (normal); reblandecida, fluctuante (disminución de
consistencia de tipo líquido); firme, indurada (aumento de consistencia); calcárea
(consistencia pétrea).
5. Carácter inflamatorio y presencia de dolor ganglionar
6. Adherencia a planos profundos, que dificulte su delimitación y movilidad.
7. Infiltración de piel y tejidos profundos que hacen que el ganglio no se pueda
movilizar (adenomegalia fija).
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8. Características de la piel y tejidos vecinos circundantes (edema, inflamación,


lesiones).

Ganglios suboccipitales
Localizados entre la protuberancia occipital externa y la apófisis mastoides. Drenaje
linfático de la cabeza. Síntomas: Cefalea causada por compresión del nervio occipital.
Significado clínico: Rara vez son manifestación de procesos malignos, suele deberse a
traumatismo, tiña del cuero cabelludo, pediculosis, dermatitis seborreica, picadura de
insectos o infección viral sistémica.

Ganglios postauriculares.
Localizados sobre la apófisis mastoides y a nivel de la inserción del
esternocleidomastoideo, por detrás de la oreja. Drenan el conducto auditivo externo,
dorso de la oreja y cuero cabelludo temporal. Síntomas: Hipersensibilidad mastoidea
que da la impresión de mastoiditis. Significado clínico: A menudo afectados por
rubéola, otitis, herpes del conducto auditivo.

Ganglios preauriculares.
Ubicados frente al trago de la oreja. Drenan los
párpados y conjuntivas, piel de la región
temporal, conducto auditivo externo y superficie
anterior de la oreja. Significado clínico:
Carcinoma basocelular, chancro de la cara,
erisipela, herpes zoster oftálmico, rubéola,
oftalmia gonorreica, tuberculosis, sífilis,
esporotricosis, chancroide, linfogranuloma
venéreo, enfermedad de Chagas.

Ganglios linfáticos cervicales.


Drenan en forma predecible y para su evaluación
puede ser dividido en niveles. El explorador se
situará delante o detrás del paciente sentado e
inicia la palpación desde la parte superior a la
inferior, tomando como referencia el músculo
esternocleidomastoideo.
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Nivel I. Submentonianos.
Localizados en la línea media bajo la unión de los maxilares inferiores. Drenan labios
inferiores, suelo de la boca, lengua y piel de la mejilla. Significado clínico: Infecciones y
neoplasias de labio, mandíbula, lengua y piso de la boca.

Maxilares inferiores.
Localizados bajo el maxilar inferior. Drenan lengua, glándula submaxilar, ganglios
submentionanos, mucosas de los labios y la boca. Significado clínico: Infecciones y
neoplasias de labio superior e inferior, lengua, piso de la boca, piel facial.

Nivel II. Yugulares superiores.


En el borde anterior del esternocleidomastoideo, desde el ángulo maxilar inferior hasta
la clavícula. Drenaje de la lengua salvo la punta, amígdalas, oreja y glándula parótida.
Significado clínico: Infección o neoplasias de cavidad oral y faringe.

Nivel III. Yugulares medios.


Localizados en el bulbo carotideo inferior a los músculos hiodeos. Significado clínico:
Infecciones o neoplasias de laringe, hipofaringe y tiroides.

Nivel IV. Yugulares inferiores.


Localizados del músculo omohiodeo inferior a la clavícula. Drenan el cuero cabelludo y
cuello, ganglios cervicales superiores, axilares, piel de brazos y de la superficie del
tórax. Significado clínico: Infecciones y neoplasias de laringe, hipofaringe, tiroides,
esófago cervical y traquea.

Nivel V. Posterocervicales medios e inferiores.


Ubicados en el borde posterior del esternocleidomastoideo y del trapecio. Drenan
cabeza, brazo, pared torácica y mama. Significado clínico: Infecciones o neoplasias de
nasofaringe, senos paranasales y cuero cabelludo. Cáncer de pulmón, esófago, mama,
tracto gastrointestinal, genitourinario y ginecológico.

Ganglios axilares.

Se dividen en:

1) Centrales, ubicados en la mitad de la pared torácica de la axila, 2) Laterales,


próximos a la parte superior del húmero y 3) Subescapulares, bajo el borde anterior del
dorsal ancho. La mayoría de los 35 ganglios de la zona torácica están situados en la
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axila y drenan extremidades superiores, pared torácica y mamas. En las mujeres deben
distinguirse de la cola axilar de la mama por el riesgo de cáncer de mama. Significado
clínico: Suelen deberse a neoplasias como linfoma, melanoma o cáncer de mama,
infecciones piógenas de miembro superior, enfermedad por arañazo de gato o micosis.

Ganglios epitrocleares. Localizados a unos 3 cms del epicóndilo humeral, entre


los músculos bíceps y tríceps. Drenan la superficie cubital del antebrazo. Significado
clínico: Traumatismos e infecciones del miembro superior, sífilis secundaria,
mononucleosis infecciosa, artritis reumatoide, tularemia, sarcoidosis y linfoma.

Ganglios inguinales. Divididos en 1) Ganglios del grupo oblicuo, situados a lo


largo del ligamento de Poupart. Reciben linfa de los genitales externos y de la zona
superficial de los miembros inferiores 2) Ganglios del grupo longitudinal, a lo largo de
los vasos sanguíneos. Drenan la parte baja de la pared abdominal anterior, la región
retroperitoneal, pene, escroto, vulva, vagina, perineo, región glútea y parte baja del
conducto anal. Significado clínico: Puede presentarse como hallazgo inespecífico tras
traumatismos e infecciones del miembro inferior o del área genital (tiña, pediculosis),
pero si tiene cambios evolutivos o se asocia a adenopatía en territorio de la arteria
femoral o iliaca externa se debe realizar biopsia para descartar linfomas, cáncer o
melanomas de pelvis.

Debe evaluarse la posibilidad de una enfermedad de transmisión sexual y


realizar serología adecuada. Hay que hacer diagnóstico diferencial con hernias,
criptorquidia, aneurismas y várices. Su evaluación se efectúa con el paciente en
decúbito prono con el clínico situado a la derecha del paciente, para la región inguinal
derecha la palpación inicia colocando la mano derecha sobre la izquierda iniciando de
la parte externa a la interna, siguiendo la dirección del ligamento inguinal.
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Ganglios poplíteos. Estos pequeños ganglios se encuentran en la parte trasera


de la pierna y de la rodilla, en número de cuatro o cinco y rodean a las arterias y a las
venas poplíteas y ayudan a recoger la linfa de piernas y pies.

BIBLIOGRAFÍA

 Pizarro S. Adenopatías localizadas y generalizadas. En: Guía de actuación en


Atención Primaria. Barcelona: SEMFYC, 2012. P.19-22.
 Haynes B. Adenomegalias y esplenomegalias. En: Harrison, editores. Principios
de Medicina Interna.(18ª ed.).Vol I. Madrid: Interamericana McGraw Hill, 2015. P
419-425.
 Castro J. Enfermedades que cursan con adenopatías. FMC 2010; 6: 381-392.
Sociedad argentina de pediatría, Guías para la supervisión de la salud de niños
y adolescentes, Argentina, 2010.
 KÖRTE Miguel et al, Guía para el seguimiento del niño sano, Argentina, Journal,
2010.
 BARNESS Lewis, Diagnóstico Pediátrico, Madrid, Marbán, 2011.

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