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Julio 1999

Valoración de montes arbolados


(Parte II) (*)
Antonio Prieto Rodríguez
Luis Díaz Balteiro
Angel García Rodrigo
Doctores Ingenieros de Montes
Universidad Politécnica de Madrid

El objeto de este artículo, como conti- to de las tasaciones forestales ya empieza a


nuación del publicado en el número 33 de modificarse en otros países (Estados Uni-
esta misma revista (Prieto et al., 1998a), es dos, Canadá, etc.) y así a este output se le
presentar los diferentes métodos de valo- añaden otros bienes y servicios forestales
ración de aquellos bienes y servicios pro- no madereros.
ducidos en los montes, y que a diferencia En este trabajo se ha pasado revista a los
de otros outputs (e.g., madera, frutos, distintos valores económicos que se pueden
etc.) no disponen de un precio de merca- considerar dentro de los distintos bienes y
do. servicios que produce un monte y que care-
Como es sabido, hoy en día ya tiende a cen de un precio de mercado. Asimismo se
considerarse a los montes como ecosiste- han descrito las técnicas usualmente em-
mas productores de múltiples bienes y ser- pleadas en esta valoración, así como algunos
vicios. Esta visión, que dentro del ámbito de sus fundamentos microeconómicos. Por
forestal ya arranca desde hace varias déca- último, se han estudiado con detalle los dis-
das (1) no ha sido incluida en las valora- tintos intangibles que se pueden separar en
ciones forestales que habitualmente se rea- una valoración forestal, incidiendo sobre
lizan en nuestro país. Esta tendencia, de qué técnica emplear y citando ejemplos
considerar la madera como principal obje- concretos de su aplicación en España y otros
países.

(*) Este artículo es la continuación del artículo


publicado por los mismos autores en el n.° 33 de Funciones ambientales
CT/Catastro.
(1) En Kengen (1997) se cita una declaración del
de los bosques
5° Congreso Forestal Mundial (1960), en donde se afir- A lo largo de muchos años los ecosiste-
ma que «la contribución de los bosques a la prosperi-
dad no consiste tan sólo en la producción de madera, mas forestales han sido considerados única-
sino en todos los demás valores forestales». mente como unos entes productores de

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VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

ciertos outputs demandados en diversos la atmósfera y el aumento del número de


sectores económicos (e.g. madera, frutos, árboles: se estima que en una gran almacén
cortezas, resinas, etc.). Sin embargo, últi- pueden existir 4.000.000 gérmenes/m3 de
mamente los montes no son únicamente aire, en una avenida arbolada 575.000 gér-
asimilados a una función de producción de menes/m3, en un parque periurbano 1.000
ciertos productos, sino que se catalogan gérmenes/m3 y en bosque de hayas de 50 a
como unos sistemas productores de múlti- 55 gérmenes/m3 (INRA, 1979).
ples bienes y servicios. Siguiendo esta línea,
en este apartado se va a incidir en las diver-
sas funciones ambientales que cumplen los Valor económico
bosques. de un monte
Entre ellas se pueden citar las funciones
ecológicas o reguladores de la dinámica de Además de los valores de mercado que
la biosfera (entre ellas, la protección del se pudieran estimar a partir de ciertos bie-
suelo contra la erosión, el refugio de la nes (y a veces servicios) que se producen en
fauna y la flora, la mejora de la calidad de un monte, existen otra serie de componen-
las aguas, la regulación del régimen hidroló- tes del valor económico global de un monte,
gico y la influencia sobre el clima y la que emanarían de los distintos outputs que
atmósfera); y las funciones sociales en senti- un monte produce, y que no tienen valor de
do amplio (culturales, educativos, recreati- mercado (2).
vos, de mejora de la calidad de vida y otros) Aunque todo este elenco de posibles
(Moreno, 1998). valores es objeto de estudio de una emer-
Se pueden citar numerosos ejemplos de gente disciplina, la economía ambiental (3),
dichas funciones. Así, cabe destacar la fil- es preciso incidir, aunque sea brevemente,
tración de contaminantes (hasta 68 tm/ha de los conceptos básicos económicos sobre
en un bosque de hayas), producción de oxí- los que subyace la valoración económica de
geno y asimilación del CO2 (para formar 1 los ecosistemas forestales.
kg de materia seca un árbol consume, Como se ha podido comprobar en el
según la especie, alrededor de 1,8 kg de apartado anterior, los montes están produ-
CO2 y libera 1,32 kg de oxígeno), regula- ciendo continuamente una serie de bienes
ción del régimen hídrico (de un 50 a un y servicios para los que no se dispone de
70% de las precipitaciones son devueltas a un precio de mercado. Acudiendo al len-
la atmósfera por transpiración, además se guaje económico, se dice que en este caso
estima en un 5% el aumento de las precipi- están produciendo una externalidad positi-
taciones debidas a los bosques), regulación va. En este contexto, se puede definir la
térmica (alrededor del 50% de la radiación externalidad como el aumento o disminu-
neta es consumida en los procesos de eva- ción en la utilidad del consumidor (o en el
potranspiración), regulación de torrentes y nivel de producción de una empresa) pro-
de la capa freática y la protección contra la vocado por el valor que toman otras varia-
erosión. bles que escapan a su control (Romero,
Además, la presencia de bosques produ- 1997). Cuando la existencia de dichas
ce una disminución del ruido (según la den- externalidades provoca un aumento en la
sidad y la especie, en 5 a 15 decibelios por utilidad del consumidor, se denominan
cada 30,5 m de faja arbolada de 7 a 15 m de
altura), mejora de la salud pública y del bie-
nestar social. Debido a los fitocidas que pro- (2) En Prieto et al. 91998a, pp. 72) este conjunto
ducen los árboles, se ha comprobado la de valores se introdujeron como «valor social».
(3) Estos conceptos se pueden ampliar en Azque-
existencia de una correlación estrecha entre ta & Ferreiro (1994, cap.3); Pearce & Turner (1995,
la disminución del número de gérmenes en cap. 9) o Romero (1997, cap. 3)

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ANTONIO PRIETO RODRÍGUEZ; LUIS DÍAZ BALTEIRO Y ÁNGEL GARCÍA RODRIGO

externalidades positivas. Siguiendo a Baz- ,1997), se ha optado por realizar una clasi-
zani et al. (1993), se puede comprobar que ficación ecléctica, enfocada hacia la realidad
subyace una condición de no-valoración forestal.
en su existencia: el efecto que producen no En primer lugar, conviene distinguir
está siendo valorado o compensado con entre valor de uso, referido a aquellas pre-
una indemnización justa. ferencias de un individuo a la hora de parti-
El otro concepto económico que es pre- cipar de una actividad (e.g., visita a un
ciso introducir es el de excedente del consu- monte, senderismo, etc.) y valor de no-uso,
midor. Ya se han citado ejemplos de funcio- que englobaría una valoración de un bien o
nes de los bosques que no son valorados servicio sin participar directamente del
monetariamente. Este hecho no excluye que mismo (e.g., la existencia de selvas tropica-
la sociedad no aprecie o estime estas utilida- les). Dentro del valor de uso, se suele dife-
des que proporcionan los bosques. Siguien- renciar entre aquellas preferencias asociadas
do a Pearce & Turner (1995), una forma a algún tipo de actividad que implica el con-
sencilla de identificar este aprecio sería el sumo de un recurso, es decir, el valor con-
conocer la disposición a pagar por la exis- suntivo (e.g. caza, pesca, camping, etc.),
tencia de dichos bienes y servicios. Esta dis- frente al valor no consuntivo, que sería aquel
posición a pagar será diferente para cada que está asociado con actividades que no
individuo, y se puede comprobar que afectan al recurso (e.g., contemplación del
muchos de ellos pagarían por encima del paisaje, o de la fauna). Los valores de uso se
precio de mercado establecido. Si esto es derivan del uso real del monte. También se
así, el beneficio que reciben dichos indivi- pueden incluir, dentro de este epígrafe los
duos supera al precio de mercado, y este llamados valores de uso indirecto: aquellos
superávit se denomina excedente del consu- beneficios derivados básicamente de los ser-
midor. Este concepto se ha revelado de gran vicios funcionales, que el medio ambiente
utilidad a la hora de proceder a valorar acti- suministra: protección de cuencas hidrográ-
vos ambientales ficas, captura de carbono, protección de
Una vez introducidas estas nociones, se suelos, etc. Para algunos autores, sin embar-
va a proceder a desglosar los diferentes valo- go, estos valores pueden ser incluidos en
res económicos que, de manera general, otros apartados.
pueden darse en un bosque, excluyendo los Dentro de los valores de no-uso, se sue-
relativos a aquellos bienes y servicios fores- len citar, como los más importantes, los
tales que dispongan de precios de mercado. siguientes. En primer lugar, es preciso
Es decir, se va a tratar de estimar el valor de hablar de un valor de existencia, o valor que
las externalidades positivas proporcionadas para un individuo tiene la existencia de un
por los bosques y anteriormente precisadas. bien o servicio, aunque no esté disfrután-
El procedimiento suele ser el definir una dolo con su uso (e.g., la presencia del uro-
serie de valores económicos para, a conti- gallo en ciertos montes españoles). Otro
nuación proceder a su suma en lo que se tipo de valor sería el valor de opción, valor
conoce como valor económico total (4). Dado que para un individuo tiene no cerrar la
que tanto la terminología como la taxono- posibilidad de una futura utilización del
mía empleada para caracterizar a estos valo- bien (e.g., el pago de una cantidad por el
res difiere según la fuente consultada (e.g. futuro acceso a un monte, parque natural,
Sarker & McKeeney, 1992; Pearce & Tuner,
1995; Kramer et al., 1995; Azqueta, 1996a;
Field ,1995; Kengen ,1997; Gregersen et al. (5) Generalmente suele definirse como la diferen-
cia entre la cantidad máxima que un consumidor paga-
ría por tener una opción de disfrutar en el futuro de ese
(4) En Campos (1994) se pueden encontrar la recurso, y los beneficios esperados de dicha actividad
aplicación de este método a ejemplos forestales recreativa.

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VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

etc.) (5). También en la literatura se cita el


valor de cuasi-opción, que sería el valor aso- Cuadro 1
ciado con la oportunidad de obtener una Clasificación de los valores
mejor información al retrasar una decisión
que puede traer consigo cambios irreversi- económicos de un monte
bles. Es decir, sería el valor de reservar
Tipo valor Clases
opciones para usos futuros, suponiendo
que se va a incrementar el conocimiento Valor de uso Valor consuntivo:
sobre las especies que habitan el bosque. Bienes destinados al mercado.
Otro valor de no-uso sería el valor de lega- Bienes y servicios de consumo inter-
do, o valor que una persona tiene el trans- no (leña, productos no madereros
ferir activos apreciados a la generación no comercializables, caza, pesca,
siguiente (e.g., pagar por la conservación camping, etc.)
de un monte para que lo disfruten, tal y
Valor no consuntivo:
como se encuentra hoy en día, sus descen- Actividades recreativas (senderis-
dientes). Sería un valor basado en el altruis- mo, contemplación paisaje, obser-
mo, y en algunos trabajos (Pearce & Turner, vación de la fauna, etc.)
1995) se califica como valor de uso. Final-
mente, también se podría citar el valor indi- Valor de uso indirecto:
recto o valor delegado («vicarious value»), Protección de cuencas hidrográfi-
que sería el que se produce cuando los indi- cas, captura de carbono, protección
viduos adquieren satisfacción al conocer a de suelos, etc.
través de fotografías, medios audiovisuales, Valor de no–uso Valor de existencia:
etc., una serie de especies o de paisajes que Pagar por la presencia de ciertas
todavía existen. Algunos autores, sin especies en el bosque
embargo, lo engloban dentro del valor de
existencia. Valor de opción:
Esta clasificación se muestra en el Cua- Pago de una cantidad por un acceso
dro 1, y se puede apreciar la complejidad al bosque en el futuro
asociada a la valoración de estas compo- Valor de cuasi-opción:
nentes que subyacen en los bienes y servi- Pagar por la conservación de un
cios que ofertan los montes. Como ya se ha bosque para lograr nuevos fármacos
señalado, existe una ingente literatura al cuando se disponga de la informa-
respecto, en donde se recogen ejemplos de ción necesaria
todos estos valores. Además, en numerosas
ocasiones se puede apreciar cómo los valo- Valor de legado:
res de no-uso superan a los propios valores Pagar por la conservación de un
de uso. bosque para transferirlo a las gene-
Aunque desde un punto de vista micro- raciones futuras
económico el valor económico total es un Valor delegado:
concepto bien definido, la descomposición Pagar por adquirir fotografías,
en componentes a menudo introduce ambi- medios audiovisuales, etc.
güedad y solapamientos potenciales. En
concreto, categorías anteriormente definidas Fuente: Elaboración propia.
dentro del valor de no-uso como el valor de
opción resultan particularmente artificiosas blema. No se puede enfrentarse a la valora-
de medir. ción de un ecosistema forestal calculando
Por otro lado, esta expresión del valor únicamente todos estos valores por separa-
total es una simplificación excesiva del pro- do, como si fueran independientes unos de

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ANTONIO PRIETO RODRÍGUEZ; LUIS DÍAZ BALTEIRO Y ÁNGEL GARCÍA RODRIGO

otros. Muchos bienes y servicios forestales valor de ciertos bienes y servicios a partir
presentan unas interrelaciones explícitas. informaciones existentes en el mercado. Es
Hay una interacción en el espacio y en el decir, es posible inferir, a través de ciertos
tiempo entre los diversos usos de esos bie- precios de mercado, el valor de otros bienes
nes y servicios (e.g.: la corta de árboles para y servicios.
aprovechamiento de la madera puede El uso del precio de mercado de la
degradar (o mejorar) el hábitat de determi- mejor alternativa descartada da alguna idea
nadas especies). del valor mínimo de un bien o servicio. Se
trata de un coste de oportunidad aplicado a
aquellos bienes y servicios objeto de la
Técnicas para valorar valoración. Por ejemplo, el valor mínimo de
bienes y servicios que un parque natural se calcula sobre la base
no disponen de un precio de los precios de mercado de los bienes y
servicios a los que se renuncia, tales como
de mercado extracción de madera, minería, pastos, etc.
Una vez descritos los distintos valores Siguiendo a Gregersen et al. (1997), puede
que pueden encontrarse en un ecosistema deducirse un coste de oportunidad utili-
forestal, el siguiente paso consiste en descri- zando ciertos precios de mercado para
bir las técnicas que suelen emplearse para deducir un valor mínimo para ciertos bie-
valorar estas externalidades. Como se podrá nes y servicios.
apreciar en este apartado, algunos de los Por último, también se pueden utilizar
métodos se basan en el concepto anterior- los precios de mercado correspondientes a
mente introducido del excedente del consu- aumentos en la producción para el cálculo
midor. Aunque dentro de la economía indirecto del valor de algunos insumos. Así,
ambiental se suele precisar mucho más este la diferencia entre el valor de mercado de
concepto (se distingue entre la disposición a una cosecha protegida por un cortavientos
pagar por la conservación de un bosque y la respecto al que habría tenido sin dicho cor-
disposición a aceptar una compensación tavientos proporciona el valor mínimo del
económica por ser privado de una determi- mismo.
nada cualidad del mismo), no se ha creído
conveniente profundizar en esta dirección. Métodos directos
A continuación, se exponen los diferen-
tes métodos existentes para la valoración de Durante los últimos años se han desa-
dichas externalidades. Los métodos de valo- rrollado diversos métodos de valoración
ración se pueden clasificar en aquellos basa- para intentar derivar medidas monetarias de
dos en el valor de mercado real, los que posibles cambios en la cantidad y/o calidad
intentan obtener un valor de mercado a tra- de diversos activos ambientales.
vés de procedimientos indirectos (método Los métodos directos intentan reflejar
del coste del viaje, método de los precios explícitamente las preferencias del consumi-
hedónicos) y los que intentan conocer el dor ante posibles cambios en el activo
valor a través de métodos directos a través ambiental considerado. Generalmente, se
de la construcción de un mercado artificial intenta, a través de encuestas o entrevistas el
(valoración contingente). establecimiento de un mercado artificial
que, partiendo de la base que los consumi-
dores consultados presentan un conoci-
Métodos basados en
miento sobre el bien en cuestión, permita
el valor de mercado real
obtener valoraciones individuales sobre los
Aunque no suele ser lo más habitual, a bienes y servicios objetos de dicha encuesta.
veces se pueden obtener estimaciones del Aunque se cita en la literatura algún método

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VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

adicional, nos vamos a centrar en el más esa misma información a través del uso de
ampliamente difundido, el método de valora- cierta información existente en los mercados
ción contingente. reales. Estos métodos asumen una cierta
complementariedad entre los bienes y servi-
Método de Valoración cios ambientales y ciertos bienes que dispo-
Contingente nen de un valor de mercado. Dentro de los
métodos indirectos, cabe resaltar los
Este procedimiento, basándose en que siguientes:
los individuos son capaces de responder
cuestiones para revelar sus preferencias en Método de los Costes Evitados
cuanto a ciertos bienes y servicios, utiliza o Inducidos
encuestas para conocer el deseo de pagar
por ciertos outputs que no disponen de Se basa en el uso de precios de mercado
mercado. Es decir, el objetivo sería conocer de un sustitutivo cercano para el cálculo
el excedente del consumidor de las personas indirecto del valor de los bienes y servicios
encuestadas. objeto de la valoración. El procedimiento de
Hoy en día los métodos de valoración los costes evitados se puede utilizar en el
contingente están en pleno auge, y se utili- caso de bosques protectores determinando
zan tanto en áreas ambientales (calidad del el costo de aterramiento de embalses, la
aire, paisaje, uso social de montes, bosques defensa de vías de comunicación o de culti-
o playas, mantenimiento de la biodiversi- vos agrícolas, etc. En esta línea, si se quisie-
dad, etc.) y no ambientales (sanidad, pre- ra valorar la función protectora que realizan
cios de supermercados, programas de asis- los bosques al evitar la erosión, se podría
tencia a la tercera edad) (Field, 1995). utilizar como subrogado el coste de drenar
Una gran ventaja de este procedimiento los sedimentos que se pudieran depositar en
es su gran flexibilidad y facilidad de aplica- un embalse aguas abajo que se acumularían
ción a un amplio rango de bienes ambienta- si no existiera la masa forestal.
les. Asimismo, hay que decir que a diferencia Por otro lado, si se quiere estimar el
de otros métodos, permite tener en cuenta valor de la función de captura de carbono
los beneficios de uso y de no uso. Aunque se que realizan los bosques, se podría utilizar
ha producido en los últimos años una evolu- como subrogado el impuesto con el que se
ción en cuanto a la presentación de las grava su emisión, o el coste que deberían
encuestas debido a diversos sesgos en las res- introducir ciertas centrales térmicas para
puestas, la valoración contingente ha sido y mejorar su tecnología y reducir así sus emi-
está siendo habitualmente utilizada en siones.
muchos países. Por ejemplo, en Estados Uni-
dos se acepta desde julio de 1989 por los tri- Método del Coste del Viaje
bunales para como un procedimiento válido
estimar los daños causados al medio ambien- Este método es uno de los más emple-
te por vertidos tóxicos (e.g., las indemniza- ados, y de los más antiguos, ya que fue
ciones por el vertido del «Exxon Valdez»). En propuesto por Hottelling (1947) para esti-
España, cabe destacar los trabajos de Riera mar los beneficios de recreo suministrados
(1994, 1995); Riera et al. (1994); León por ciertos parques nacionales americanos
(1996a, 1996b), Pérez et al. (1996). con el fin de poderlos comparar a los
beneficios procurados por usos alternati-
Métodos indirectos vos como la explotación maderera del bos-
que.
En contraposición a los métodos direc- La idea central es que el bienestar obte-
tos, los métodos indirectos intentan obtener nido de la visita debe alcanzar un nivel que

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pueda compensar el coste necesario para Método de los Precios


realizarlo. Se basa en la premisa de que, aún Hedónicos
cuando no exista un precio para disfrutar
determinado bien ambiental, ciertos consu- Esta metodología se basa en la idea de
midores pagarían un precio implícito cuan- que los bienes están compuestos por un
do lo visitaran. Este precio implícito sería el conjunto agregado de características, que no
coste de viajar hasta dicho lugar. pueden ser compradas o vendidas separada-
Los elementos a considerar mediante la mente, y la demanda de dichos bienes está
encuesta a los visitantes son: lugar de pro- referida a esas características. El método
cedencia, demanda por zonas de origen, consiste en averiguar las contribuciones de
demanda individual, elementos de la valora- las componentes de un bien (tanto las que
ción, costes ineludibles (en función del poseen mercado como aquellas que no lo
método de transporte), costes discrecionales tienen) a su precio de mercado a través de
y el tiempo de estancia. ciertos análisis estadísticos. Por ejemplo, si
El método del coste del viaje presenta suponemos la existencia de una cierta pro-
algunos inconvenientes, ya que permite jus- piedad en las inmediaciones de un paraje
tificar la destrucción de zonas arboladas, singular, dicha posesión tendrá un valor de
aunque con la aplicación del método se pre- mercado que vendrá dado por la construc-
tende su protección. La contradicción es ción en sí misma (tamaño vivienda, exten-
debida a la escasa valoración por hectárea sión del jardín, etc.) y por las cualidades
que presentan las zonas poco visitadas y que recreativas que están en el entorno de la
puede justificar el cambio del uso del suelo. propiedad (paisaje singular, posibilidades
Estas y otras debilidades han conducido a la de acceso, etc.). El método de los precios
reciente aparición de algunas variantes del hedónicos puede ser utilizado para medir el
método original («hedonic travel cost cambio en cualidades como un deterioro en
model», «random utility model», etc.). el paisaje o una mejora en los accesos a
Por último, cabe resaltar el hecho de que dicho paraje.
esta metodología ha sido habitualmente En el ámbito forestal ha sido utilizado
empleada en el terreno forestal. En España con menos frecuencia que los otros dos
cabe destacar los trabajos de Garrido et al. métodos citados, aunque existe alguna
(1994, 1996), Riera et al. (1994), Campos et modificación de este procedimiento (el
al. (1996), Pérez et al. (1996). método hedónico del coste del viaje) que

Cuadro 2
Clasificación de las técnicas de valoración
Métodos Tipos Tipo valor Aplicaciones
Valor mercado real Valor de uso Valor mínimo parque natural,
existencia de cortavientos, etc.
Directos Valoración contingente Valor de uso y de no uso Uso social, mantenimiento de la
biodiversidad, paisaje, etc.
Indirectos Costes evitados Valor de uso Aterramiento de embalses, captura
de CO2
Coste del viaje Valor de uso Uso social, fauna
Precios hedónicos Valor de uso Calidad ambiental
Fuente: Elaboración propia.

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VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

parece que está recibiendo una mayor aten- psicológico, cultural, educativo, o emoti-
ción en situaciones forestales. Generalmente vo, encuadrados dentro de lo que genéri-
su mayor número de aplicaciones se puede camente se denomina uso social, aunque
ver en zonas urbanas o periurbanas: valora- en algunos trabajos se denomina como
ción del ruido en el mercado de viviendas, aspectos recreativos. Aunque en algunos
de la calidad del aire, etc. (Bazzani et al., casos concretos su consumo está regido
1993). por unos precios, que pueden ser de mer-
Recapitulando las ideas contenidas en cado, generalmente no es así, por lo que
este apartado, en el Cuadro 2 se presenta un en este caso nos referiremos a lo que se
resumen no excluyente de estas técnicas y conoce como «aspectos recreativos difu-
algunas de sus características y aplicaciones. sos»: acampada, pasear por el monte,
Antes de finalizar esta sección, es preci- cicloturismo, etc.
so recalcar que todos estos métodos pre- En la valoración del uso social se debe
sentan ciertas limitaciones, fundamen- tener en cuenta diversos elementos entre
talmente de tipo ético y microeconómico. los que se puede destacar: patrones de
En Azqueta (1996b) se encuentran expues- afluencia (temporada, días, horas, moti-
tas dichas debilidades, de una manera clara vos), uso de las distintas zonas (zonifica-
y concisa. ción), censo de visitantes (capacidad de
uso, edades, procedencia, niveles cultura-
les, tipo de actividad, demandas), impactos
Valoración de los distintos sobre el medio, ciudades del entorno,
bienes y servicios de un comunicaciones y distancias y elementos
culturales e históricos.
ecosistema forestal Sin embargo, es preciso señalar que la
Centrándonos en los bienes y servicios existencia de estas externalidades positivas
que no son valorados a precios de mercado acarrea problemas como pérdida de rentas,
(o son gratuitos, o están infravalorados), problemas de regeneración, aumento de
una posible clasificación (entre las muchas gastos, creación de infraestructuras, aten-
que se pueden efectuar), partiría de una dis- ción a los visitantes o impacto sobre el
tinción inmediata: separar por un lado medio.
aquellos outputs que para su uso y disfrute Para medir el valor de este uso social se
es preciso acudir al monte de otros en los emplea alguno de los métodos de valora-
que no es necesario acercarse al ecosistema ción ambiental reseñados en el apartado
forestal para poder disfrutar de algunas de precedente, fundamentalmente los méto-
las funciones que cumple. dos del coste del viaje y de valoración con-
tingente.
Por ejemplo en Campos et al. (1996)
Bienes y servicios consumidos se utilizan ambos métodos para estimar
dentro del monte los aspectos recreativos en el área de
Aunque nos referiremos tan sólo a bie- Monfragüe, obteniéndose un valor máxi-
nes sin valor de mercado, en este apartado mo de 2666 ptas./ha, teniendo en cuenta
también se podrían considerar todas las que la frecuencia de excursionistas es de
actividades extractivas que se realizan en los uno por hectárea. En Garrido et al.(1996)
montes (madera, frutos, etc.). se ha utilizado el método del coste del
viaje para examinar tanto las actividades
Uso Social recreativas como el paisaje del parque
regional de la cuenca alta del río Manza-
Los bosques proporcionan a los ciu- nares. Los resultados, para ambos valores
dadanos multitud de beneficios de tipo muestran mediciones del excedente del

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ANTONIO PRIETO RODRÍGUEZ; LUIS DÍAZ BALTEIRO Y ÁNGEL GARCÍA RODRIGO

consumidor que oscila entre las 10400 y Paisaje


las 22000 ptas. si no se contabiliza el
tiempo de visita, y estimaciones algo Como primera definición, se puede
superiores (hasta 46000 ptas. si se com- decir que los paisajes consisten en interac-
puta el tiempo de visita). ciones de ecosistemas cuyos límites son a
Desgraciadamente, no existen muchos menudo difíciles de delimitar. La valora-
ejemplos en España donde se aplique esta ción del paisaje se enfrenta con el problema
metodología a ecosistemas forestales que no de su definición, ya que comprende ele-
posean ningún tipo de régimen especial de mentos muy diferentes con interrelaciones
protección, pero si se acude a trabajos complejas procedentes tanto del medio
publicados en otros países, se pueden ambiente abiótico (geología del terreno,
encontrar numerosos ejemplos en donde se suelo, clima e hidrología), como de recur-
calcula el valor asociado a esta actividad. sos bióticos (comunidades vegetales entre
Incluso existen ejemplos (Englin, 1990) en las que juegan un papel primordial los bos-
donde se puede justificar el no cortar la ques y la vida silvestre que ocupan una
masa debido al valor que se da a este bien. parte del paisaje una parte o durante todo
el año) y elementos sociales (núcleos urba-
nos e infraestructuras de todo tipo) (Reed y
Fauna silvestre Mroz, 1997).
Si se quiere observar un cierto número Como ya se ha citado en algún ejemplo,
de especies animales, es imprescindible acu- aunque en algunos casos se relaciona con
dir a los lugares en donde viven. En princi- los aspectos recreativos, la diferencia puede
pio, no tienen porque ser especies amenaza- precisarse diciendo que en el caso de apre-
das, ya que podrían incluirse también ciar el paisaje o una determinada belleza
aspectos como la caza. Aunque ciertamente escénica supone un valor que no es de con-
sobre esta última actividad se pueden pro- sumo, frente a los contemplados en el apar-
porcionar estimaciones de mercado en tado de aspectos recreativos. Asimismo,
cuanto a permisos, trofeos, etc., esta valora- existen casos en los que dicho valor podría
ción sería incompleta ya que, como se ha obtenerse fuera del monte. Los métodos
demostrado en otros países, la caza presen- más utilizados para estimar el valor que
ta un aspecto lúdico o recreativo. Para valo- subyace a este intangible suelen ser la valo-
rar este servicio, se suele acudir a técnicas ración contingente y el método del coste del
de valoración contingente (Boyle y Bishop, viaje, aunque se han desarrollado algunos
1987; Condon & Adamowicz, 1995), o del métodos cualitativos que intentan de alguna
coste del viaje (Sarker & Surry, 1998). Debi- forma estimar los valores escénicos de las
do a la gran superficie que ocupan en Espa- masas forestales («scenic beauty procedu-
ña los cotos privados de caza, se podría uti- re», «LCJ», etc.) (6).
lizar esta información a la hora de efectuar Estos procedimientos intentan descubrir,
valoraciones en fincas incluidas en dichos generalmente en base a técnicas que emanan
cotos, siempre y cuando se disponga de de la psicología, aquellos atributos más valo-
información al respecto. rados en un determinado paisaje, pero sin
En Fredman (1995) se concreta, a través intentar obtener una estimación monetaria
de la valoración contingente, un valor de de estas cualidades. Es decir, buscan una
existencia para ciertas especies amenazadas. valoración directa del paisaje por medio de
Este autor demuestra que equiparando este su contemplación sobre el terreno o por
valor de existencia al deseo de pagar por medio de fotografías. La valoración es subje-
evitar la extinción de la especie, dicha com-
ponente engloba una parte significativa del (6) En Scrinzi et al. (1996) se puede encontrar
valor total de la fauna. una revisión de estos métodos

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VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

tiva y se realiza sobre el conjunto del paisaje Protección física


sin separarlo en componentes y sin averiguar
que elementos son los causantes de su posi- La función protectora del bosque con
ble aceptación o rechazo estético. El control respecto al suelo que lo acoge es sobrada-
de la subjetividad es el mayor problema que mente conocida. En principio, dicha fun-
presentan estos métodos, pero existen otras ción se realiza dentro del monte pero sus
dificultades: es necesario que los observado- efectos pueden ocurrir fuera de los límites
res tengan una educación previa respecto al del mismo. En este caso ya se ha citado
tema y se debe tener en cuenta que hay dife- algún procedimiento indirecto para evaluar
rencias de personalidad, sexo y cultura en la la pérdida de suelo (coste de eliminar el ate-
percepción y apreciación del paisaje. No rramiento de un embalse), pero pueden uti-
obstante, se ha demostrado (Daniel et al., lizarse otros métodos. Así, Caballer (1999)
1989) que existe una correlación entre esta propone la utilización de la ecuación uni-
metodología y métodos como el de valora- versal de pérdida de suelo para estimar el
ción contingente (7) en cuanto a los resulta- valor de la pérdida de suelo. Una vez obte-
dos obtenidos. Por otra parte, Hasund nida la cantidad (Tm) de suelo perdidas,
(1998), presenta un estudio empírico de este autor le asigna un valor de 300 pts/Tm.
preservación de los principales elementos Desgraciadamente, no incluye las razones
del paisaje agrícola en Suecia. que justifiquen este precio. En Kosonen et
Además de los ejemplos citados en el al. (1997) se dan unos valores del coste de
apartado dedicado al uso social, se puede la pérdida de suelo, en función de la pen-
afirmar que no existen muchos ejemplos de diente y del tipo de masa, que oscilan entre
valoración monetaria del paisaje en nuestro 0$/ha/año para un bosque climácico hasta
país. No obstante, se puede citar el realiza- los 35,5$/ha/año en suelo desnudo o cultivo
do por Martínez Ruiz y Martínez Chamorro agrícola con unas pendientes muy elevadas.
(1996) sobre las pérdidas de valores paisa-
jísticos debidos a incendios forestales. Bienes y servicios consumidos fuera
Dichas pérdidas se relacionan con la pérdi- del monte
da de rentas del suelo, n el sentido de un
valor de sustitución de suelo forestal que se En este apartado se considerarían aque-
puede transformar en otro paisaje (agrícola, llos outputs que, a diferencia de los citados
urbano). Dichos autores proponen la en el apartado anterior, para su uso no es
siguiente fórmula: necesario acudir físicamente al ecosistema
forestal para disfrutar de los mismos.
(1 + r)n – 1
Valor Paisaje = 0,65 · Sru ——————— Absorción de CO2
(1 + r)n
Una de las funciones intrínsecas a la
En donde Sru sería el valor por ha. de existencia de las plantas es la capacidad de
suelo rústico de una comarca, r la tasa de absorber el CO2 atmosférico. Esta capaci-
descuento a emplear y n el número de años dad ha sido utilizada para intentar mitigar
en los que esa pérdida de paisaje es mani- la emisión de gases contaminantes a la
fiesta. Esta fórmula es la utilizada en el atmósfera. En un principio se había pensa-
Manual de Valoración de Pérdidas por do que una extensión de las plantaciones
Incendios Forestales (Martínez Ruiz, 1996). forestales podría mitigar el problema y
basándose en estimaciones de ciertos pre-
cios de mercado (costes de emisión, mul-
(7) En Hasund (1998), se emplea este método
para estudiar la preservación de los principales ele- tas, etc.), se llega a un valor por cada Tm
mentos del paisaje agrícola en Suecia. capturada. En la literatura forestal se citan

46
ANTONIO PRIETO RODRÍGUEZ; LUIS DÍAZ BALTEIRO Y ÁNGEL GARCÍA RODRIGO

trabajos en diferentes países y tipos de eco- sustituto, para ciertos economistas, la biodi-
sistemas forestales en los que, en prome- versidad se debe considerar como cualquier
dio, se suele valorar la Tm de carbono cap- otro bien de mercado.
turada por una cantidad que oscila entre Aunque ciertamente puede constituir un
10-30$. Esto puede conducir a unos valo- valor de uso, como sería la visita a un monte
res mínimos por ha que, dependiendo del para contemplar un determinado elenco de
tipo del bosque y la especie a considerar, seres vivos, generalmente se considera a la
puede ir desde los 250 hasta los 4000$/ha. biodiversidad como un ejemplo claro de
Otra forma de estimar esta externalidad valor de no-uso. El ejemplo más evidente
positiva que ofrecen las masas forestales es sería el de las selvas tropicales, o ecosiste-
intentar obtener cuál sería el valor de esta mas paradigma de la máxima diversidad, a
función que realizan los bosques igualan- los que se les suele asignar valores de exis-
do, a través de un subsidio o un impuesto, tencia, opción o de legado.
el óptimo privado y social que subyace en Es preciso hacer constar que ya se empie-
cualquier problema de gestión forestal. En za a hablar de la biodiversidad como un
este caso el óptimo privado sería aquel subrogado del valor total de ciertos bosques
manejo que proporcionara el mayor VAN, (por ejemplo, el valor que para una empresa
mientras que el óptimo social se produciría farmacéutica representaría el descubrimien-
cuando la captura de carbono es máxima. to, gracias a un principio activo de una plan-
Si se introduce ese subsidio Pigouviano se ta o animal que habita un cierto ecosistema
puede llegar a igualar ambos óptimos. Esta forestal, de un nuevo medicamento). Como
metodología se ha aplicado en España, puede fácilmente deducirse, la valoración de
concretamente a masas de hayedos en la pérdida de biodiversidad resulta muy
Navarra, llegándose a unos valores que complicada, ya que en muchas ocasiones no
oscilan entre las 2000-6000 pts/m3, depen- se dispone de un conocimiento global de
diendo de varios parámetros. (Ríos, 1997; todos los recursos, sus interacciones y sus
Romero et al., 1998). posibles usos y aplicaciones.
Algunos autores (Kosonen et al., 1997)
Biodiversidad asumen un valor máximo para un bosque
climácico (en este caso tropical), partiendo
La biodiversidad o diversidad biológica del valor de la madera que se puede obtener
expresa el grado de variedad de la naturale- en dicho bosque. Mediante unos índices de
za, incluyendo tanto el número como la fre- abundancia (aves y árboles) y la compara-
cuencia de ecosistemas, especies o material ción con esa situación inicial, va calculando
genético que se dan en una comunidad. El el valor de la pérdida de la biodiversidad
término biodiversidad es a menudo utiliza- conforme se va degradando el ecosistema.
do en el sentido de presencia/ausencia y
abundancia de especies en una determinada Recursos Hídricos
área. Generalmente, se consideran tres nive-
les distintos: diversidad genética, diversidad Es indudable la influencia que los mon-
de especies y diversidad de ecosistemas tes ejercen sobre los recursos hídricos: tanto
(MOPTMA, 1995). en la calidad como en la cantidad de la
Siguiendo a Gowdy (1997), se puede misma: a través de la manipulación de la
afirmar que el valor total de la biodiversidad vegetación situada aguas arriba de un
es desconocido por la dificultad e imposibi- embalse, se puede variar el aporte de agua a
lidad de medición de algunos valores. Exis- dicho embalse, la infiltración, etc. (a dife-
te una polémica entre algunos científicos rencia de España, en algunos países existe
sobre esta cuestión. Mientras para algunos un precio de mercado para cada m3 de
biólogos, su valor es infinito por carecer de agua).

47
VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

Una forma de evaluar esta función sería La valoración del arbolado ornamental
a través del precio de mercado del m3 de se establece a partir: del tamaño característi-
agua para consumo o para riego. Caballer co del árbol (cuyo precio medio en vivero
(1999) aplica esta metodología para calcu- sirve de base para la valoración), del valor
lar el aumento de infiltración que supone básico, standard o tipo (se obtiene de las
la existencia de un bosque, y una vez obte- ecuaciones o funciones tamaño/precio), del
nido este dato, lo multiplica por un hipo- valor de reposición o valor de compra (con-
tético precio del agua y lo actualiza para siderando los costes de trasplante y de man-
obtener el valor de esta función protectora. tenimiento actualizados). Complementa-
La existencia del arbolado genera un incre- riamente, se establecen tres grupos
mento estimado de la infiltración de valoración: frondosas, coníferas y palmeras
90m 3/ha, que con un precio de 450 y similares y se distingue entre árboles sus-
ptas./m3 y actualizado al 4% alcanza un tituibles (son aquellos que se pueden com-
valor de 11.250 ptas./ha. prar y replantar) y no sustituibles (no es
En Desvouges, Smith y McGivney posible conseguirlos en el mercado de los
(1983) se ha utilizado el método de valora- viveros ornamentales).
ción contingente para calcular el valor de En los árboles sustituibles, se busca el
mejoras en la calidad del agua para propósi- precio de compra del árbol en los catálogos
tos recreativos en este recurso natural. de viveros ornamentales. Una vez obtenido
Hallaron que los usuarios de los sitios de el precio de mercado, se le suma los gastos
recreación que tomaron como muestra pre- de plantación y arranque y los gastos anua-
sentaron un promedio de disponibilidad les de mantenimiento, capitalizados con
para pagar de 12,30 $ por persona a fin de interés compuesto durante el tiempo que ha
incrementar la calidad del agua, de «nave- vivido el árbol (considerando la probabili-
gable» a «apta para la pesca», y 29,60 $ para dad de éxito en el trasplante).
pasar de un «agua navegable» a un agua En los árboles no sustituibles a partir de
«apta para nadar». la función logística (caso particular de la
función de Richards), se obtiene el factor
multiplicativo del precio que tendrá el árbol
Caso especial: El arbolado en vivero para sus dimensiones tanto para
urbano y periurbano frondosas (en función de su perímetro a
1,30 metros sobre el suelo) como para coní-
Debido a su creciente importancia y a feras (en función de su altura) que multipli-
sus especificidades en cuanto a su valora- cado por el valor característico de vivero
ción se ha creído conveniente dedicar un proporciona el valor básico. En el caso de
apartado a la valoración del arbolado urba- palmeras y similares se utiliza la relación
no y periurbano. entre la altura en centímetros del tronco y
Como es conocido, la valoración del una constante de crecimiento que se
arbolado ornamental se ha concretado en encuentra tabulada.
España en la denominada Norma Granada Una vez determinado el valor básico se
(por haberse aprobado en dicha ciudad). introducen unos índices correctores en
En su redacción se tuvieron en cuenta mul- función de factores intrínsecos (propios de
titud de estudios y trabajos anteriores (Aus- la especie y del individuo: tamaño fotosin-
tralian Institute of Horticulture, Inc. 1977; téticamente activo, estado sanitario,
Caballer, 1989; López Arce, y Del Alamo, expectativa de vida útil) y de factores
1975; Union Suisse des Services des Parcs extrínsecos (correspondientes al medio
et Promenades, 1974; Bernatzky, 1978; que le rodea: estético y funcional, repre-
etc.) que están recogidos en sus anejos sentatividad y rareza, situación y factores
(AEPJP, 1990). extraordinarios).

48
ANTONIO PRIETO RODRÍGUEZ; LUIS DÍAZ BALTEIRO Y ÁNGEL GARCÍA RODRIGO

Además, la Norma Granada también dad hacia la existencia de zonas verdes


tiene en cuenta los daños parciales que se dentro y en las proximidades de las gran-
provoquen sobre el arbolado, para ello con- des urbes. La principal diferencia con res-
sidera las heridas en el tronco, las pérdidas pecto a masas similares ubicadas en luga-
de ramas, la destrucción de raíces y cual- res más distantes de las ciudades radica
quier otro daño en función de su repercu- en el gran valor de uso no consuntivo
sión sobre la vida futura del árbol. (uso social) que tienen estos espacios ver-
Los ejemplos que acompañan a la des. Para proceder a la valoración de estos
Norma Granada proporciona para una parques urbanos y periurbanos, se suelen
Robinia de 15 años, y 60 cm de perímetro emplear los métodos anteriormente cita-
que hay que arrancar un valor de 214.230 dos, especialmente la valoración contin-
ptas. (tipo de descuento del 14%). En el gente.
caso de una Robinia de 160 cm de períme- Por ejemplo, Brookshire y Coursey
tro no sustituible, la Norma Granada, (1987), han empleado esta técnica con el fin
teniendo en cuenta los factores de correc- de determinar la disponibilidad para pagar
ción proporciona un valor máximo de de las personas para obtener un cambio en
1.584.660 pesetas y un valor mínimo de la densidad de árboles en un parque urbano
679.140 pesetas. El valor de un pino piño- de 200 a 250 árboles por acre. La disponi-
nero de 150 cm de perímetro y 18 m de bilidad mediana para pagar entre los
altura, lo cifra en un valor máximo de encuestados fue de 9,30 $.
1.904.000 y en un valor mínimo de Citando trabajos realizados en nuestro
816.000. Para una palmera (Phoenix dacty- país, en Prieto et al. (1998b), han efectuado
lifera), de diámetro 0,15 m y altura 6 m y un estudio, durante los meses de noviem-
de unos 50 años, se obtiene un valor máxi- bre de 1997 a junio de 1998, sobre el uso
mo de 352.800 pesetas y un valor mínimo social en la zona abierta al público del
de 151.200 pesetas. Monte de El Pardo (Madrid) de 940 ha, uti-
La Norma Granada es de obligado cum- lizando el método de valoración contingen-
plimiento en el territorio de la Comunidad te. Los autores han valorado la disposición
de Madrid por acuerdo de 7 de noviembre a pagar para disfrutar de dicha zona, obte-
de 1991, del Consejo de Gobierno niendo los siguientes resultados: un
(B.O.C.M. nº 295 de 12 de diciembre de 35,94% de los encuestados no estaban dis-
1991). puestos a pagar nada por su uso, un 3,8%
En algunos casos, se puede proceder a una cantidad estimada en 25 ptas./día, un
la valoración del arbolado urbano a través 3,8% en 50 ptas./día, un 24,4% en 100
de los beneficios que produce en cuanto a ptas./día, un 7,7% en 150 ptas./día, un
la disminución del ruido. Así, en Bazzani 6,4% en 200 ptas./día y un 17,9% en más
et al. (1993), se utiliza el método de los de 200 ptas./día.
precios hedónicos para la valoración de Además, el valor de la utilidad del visi-
una disminución en el nivel de contami- tante por día, un 9,5% la valoró en nada, un
nación acústica en 20 decibelios (efecto 1,2% en 25 pesetas, un 1,2% en 100 pese-
que se produciría por una barrera arbórea
tas, un 1,2% en 150 pesetas, un 1,2 en 200
de 35 m de ancho) sobre 10 viviendas. De
pesetas, un 25% en más de 200 pesetas y
acuerdo con este procedimiento, el valor
para un 60,7% no tiene precio.
se estima en 6.319.670 liras. Lógicamente,
en este caso concreto el arbolado cumpli-
ría una función más protectora que orna- Discusión y Conclusiones
mental.
Por otro lado, es preciso apuntar la En primer lugar, y después de analizar
creciente demanda por parte de la socie- tanto los diversos valores que se les pueden

49
VALORACIÓN DE MONTES ARBOLADOS (PARTE II)

adjudicar a los intangibles producidos en un A diferencia de España, en Estados Uni-


ecosistema forestal como los métodos dos se ha reconocido oficialmente la validez
empleados en su determinación, cabe pre- de los resultados obtenidos con la ayuda de
guntarse si realmente estos métodos se utili- estos métodos y aceptan su integración en el
zan ampliamente en la práctica. análisis coste–beneficio de cualquier regla-
Como ya se ha podido comprobar en los mentación propuesta por la Administración
ejemplos citados en los apartados anterio- (Orden Ejecutiva nº 12291 de 17 de febrero
res, son pocos los métodos descritos que se de 1981) e igualmente son aceptados por
están aplicando en la actualidad. Si excep- los tribunales para estimar los daños sufri-
tuamos la norma Granada y el procedimien- dos por el medio ambiente (Desaigues,
to de valoración del paisaje descrito en los Point, 1993). En otros países de la OCDE
procedimientos de valoración de pérdidas (Gran Bretaña, Alemania, Holanda, Dina-
por incendio forestal, los demás hasta ahora marca, Noruega) se utilizan estos métodos
apenas han trascendido del mundo acadé- para evaluar los beneficios de protección del
mico a la realidad. En efecto, las aplicacio- medio ambiente y poder desarrollar una
nes de técnicas como la valoración contin- política de gestión de los activos naturales
gente o el coste del viaje en España prác- que sea más racional.
ticamente se circunscriben a espacios natu- Finalmente, se puede concluir afir-
rales con algún grado de protección y de mando que aunque hasta ahora no se han
carácter público, pese a que las demandas llevado a cabo este tipo de valoraciones, se
en cuanto a la calidad ambiental de los espa- deben comenzar a estudiar estos bienes y
cios forestales es cada vez mayor. servicios en los informes de valoración
Las causas de esta aparente disfunción que afecten sobre todo a montes de carác-
son complejas. En primer lugar, podría ter público, procurando justificar dichos
señalarse la falta de hábito a la hora de valores con las técnicas que sea posible
introducir en las valoraciones forestales aplicar. ■
estos bienes y servicios. Esta falta de hábito
también viene motivada por el hecho de que Agradecimientos
hasta hace relativamente poco tiempo las El trabajo de Luis Díaz Balteiro está financiado
demandas sobre estas externalidades por por la Comisión Interministerial de Ciencia y Tec-
parte de la sociedad eran escasas. Además, nología (CICYT) y por la Consejería de Educación y
la complejidad de algunas de estas técnicas, Cultura de la Comunidad de Madrid.
la falta de información sobre su coste de
aplicación, así como el hecho de que, a dife- Bibliografía
rencia de otros países, todavía no se encuen- AEPJP (1990), Método de valoración del arbo-
tren incluidas dentro de la jurisprudencia al lado ornamental. Norma Granada. Asociación Espa-
respecto ayudan a que estos procedimientos ñola de Parques y Jardines Públicos. Madrid, 66 pp.
no se encuentren extendidos entre los pro- + Anejos.
fesionales que realizan este tipo de valora- AUSTRALIAN INSTITUTE OF HORTICULTU-
ciones. RE, INC (1978), Method for assesing the monetary
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En esta línea, es preciso recordar que la nical Memorandum, nº 1. Australian Parks and
mayor parte de las decisiones sobre inver- Recreation. May.
siones forestales comerciales se basan en AZQUETA, D. & A. FERREIRO (Eds.) (1994),
una comparación de las estimaciones futu- Análisis económico y gestión de recursos naturales.
ras de los flujos de caja previstos. De hecho, Alianza Economía, Madrid. 373 pp.
es difícil identificar decisiones sobre proyec- AZQUETA, D. (1996a), Métodos para la deter-
minación de la demanda de servicios recreativos de
tos forestales que no consideren los valores los espacios naturales, en Azqueta, D. & L. Pérez
de mercado, por lo menos en cuanto al (Eds.): Gestión de espacios naturales, McGraw-Hill,
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