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Esta etapa presenta cambios rápidos, sobre todo con respecto al cuerpo. Los cambios
mentales van más lentos que los físicos, por este motivo el joven puede presentar un
desequilibrio evolutivo entre la mente y el cuerpo. Esto lleva a los conflictos y a los problemas
típicos de la adolescencia. El joven se ve como un niño, en muchos casos, mientras su cuerpo
se va convirtiendo en adulto. La figura se vuelve más estrecha, alargada y desproporcionada,
con un crecimiento general. La piel de la cara cambia de aspecto, apareciendo el acné. Nace
el vello sobre el labio superior (lo que será el bigote) y también en la barbilla y en las mejillas
(la futura barba).
Se produce un cambio de voz, la cual se vuelve más grave. Se desarrollan los pechos y
sale vello en las axilas. A su vez el adolescente notará un aumento de su capacidad
respiratoria. También se da un alargamiento general de los huesos, sobre todo en los brazos y
en las piernas, y en estas un alargamiento general de los músculos. Con respecto a los
órganos genitales, se da un crecimiento de la próstata y las vesículas seminales hasta que
alcanzan su volumen normal. También comienza el nacimiento del vello púbico, a la vez que el
escroto se agranda. Los principales órganos sexuales masculinos son el pene, escroto,
testículos, próstata, vesículas seminales, epidídimo, glándulas de Cowper, uretra y conductos
deferentes. Durante la adolescencia ocurren cambios importantes en esos órganos. Los
testículos y el escroto comienzan a crecer con rapidez aproximadamente a la edad de 11 años
y medio. Dicho crecimiento se vuelve bastante más rápido después de la edad de 13 años y
medio para luego hacerse más lento. Durante este periodo, los testículos aumentan una y
media veces su tamaño y su aproximadamente ocho y media veces su peso. El cambio más
importante dentro de los testículos es el desarrollo de las células espermáticas maduras.
Tanto la próstata como las vesículas seminales maduran y empiezan a secretar semen. El
pene dobla su tamaño y su diámetro durante la adolescencia, con el crecimiento más rápido
entre los 14 y 18 años. En este tiempo maduran las glándulas de Cowper y empiezan a
secretar el fluido alcalino que neutraliza la acidez de la uretra y la lubrica para permitir el paso
seguro y fácil del esperma. Este fluido aparece en la apertura de la uretra durante la
excitación sexual y antes de la eyaculación. A la par que todos estos cambios se suelen dar
las eyaculaciones involuntarias nocturnas (durante el sueño). Se denominan poluciones
nocturnas, y son normales en esta etapa del crecimiento.
Durante la infancia, tanto el varón como la mujer presentan un aspecto físico muy parecido,
a excepción, claro, de los órganos genitales. Pero hacia los 12 años, la niña va a padecer
unos cambios en su cuerpo muy importantes. A veces, incluso, estos cambios llegan antes de
la mencionada edad. Las glándulas sexuales se desarrollarán y el cuerpo va poco y a poco
tomando las formas típicas de una mujer. Este proceso así contado puede parecer simple,
pero no lo es. Son cambios complejos y que implicarán aspectos diversos, como el anatómico,
el fisiológico y los psicológicos. En las chicas, el desarrollo mamario representa la primera
manifestación visible de la pubertad, aunque hasta llegar al tamaño definitivo del pecho puede
pasar un periodo de hasta 9 años, siendo su duración media de 4 ó 5 años (Palacios,
Marchesi y Coll, 2004). Los pezones comienzan a emerger y se pigmentan poco a poco.
Como el varón también adquiría caracteres sexuales secundarios en esta etapa, la mujer
también va a adquirir los suyos. Presentará un mayor desarrollo de sus genitales, tanto los
externos como los internos, se dará la aparición del vello púbico, y los senos irán creciendo
cada día. Paralelamente hace su aparición el acné y el vello en las axilas. La figura de la
mujer se estiliza y su voz se conserva más fina que la del hombre.
Durante la adolescencia, el crecimiento se produce de forma tan rápida que suele ser
frecuente una asincronía o falta de armonía y uniformidad, de forma que algunas partes del
cuerpo pueden ser demasiado grandes o pequeñas en comparación con el resto. Lo primero
que suele crecer son las piernas y por ultimo el tronco, por lo que, como señala Tanner (1971),
los pantalones se quedaran pequeños antes que la camisa. Las manos, la cabeza y los pies
también crecen pronto, y serán los primeros en dejar de crecer, por lo que con frecuencia los
adolescentes se quejan d que sus pies o manos son demasiado grandes. Según el avance de
la pubertad el cuerpo resultara mas proporcionado y los adolescentes se sentirán mas
satisfechos con su aspecto físico.
Como se puede deducir de todo lo anterior, la pubertad es un proceso gradual de varios
años de duración a lo largo del cual el cuerpo del adolescente va a experimentar una serie de
cambios bastante significativos. No es de extrañar que estos cambios físicos tengan un
importante impacto a nivel psicológico y afecten a la forma de pensar, de sentir y de actuar.
Como los cambios físicos son graduales, también serán progresivas las modificaciones a nivel
psicológico y el nivel de desarrollo puberal de un chico o chica en un momento determinado,
tendera a ir asociado a ciertos rasgos psicológicos. Algunas de las consecuencias mas o
menos directas, como la influencia de las hormonas sexuales sobre el deseo y la actividad
sexual, sobre la agresividad, o sobre la inestabilidad emocional e irritabilidad (Connolly, Paikoff
y Buchanan, 1996), y nos pueden ayudar a comprender muchas de las características mas
llamativas, sobre todo durante la adolescencia temprana. Sin embargo la mayoría de los
efectos psicológicos de la pubertad parecen estar mediados por factores sociales y
psicológicos.
Aunque las reacciones ante los cambios puberales van a depender de muchos factores
personales y contextuales, en términos generales puede decirse que las consecuencias
psicológicas son algo menos favorables para las chicas, ya que entre ellas suele encontrarse
una mayor irritabilidad y más estados depresivos, con frecuentes sentimientos negativos con
respecto a su aspecto físico.
Entre los chicos, en cambio, la pubertad suele relacionarse con una mejor autoimagen y
un mejor estado de ánimo (Connolly, Paikoff y Bucharan, 1996). Quizá mientras que para los
chicos la pubertad supone un aumento de la masa muscular y una mayor habilidad física, muy
importante para su desempeño en los deportes, entre las chicas se observa un claro aumento
de la grasa corporal, poco acorde con el estereotipo actual de belleza femenina asociado a la
delgadez. También la menarquia puede generar algunas reacciones negativas entre las
adolescentes, sobre todo en aquellas que han sido poco informadas acerca de este
acontecimiento, y que pueden vivir su llegada con miedo o angustia. Y todo ello sin olvidar las
influencias culturales, ya que, en nuestra sociedad con frecuencia se destacan los aspectos
negativos relacionados con la incomodidad y la falta de higiene (Palacios, Marchesi y Coll,
2004).
En cuanto a la influencia que tiene el momento en el que se producen los cambios
puberales, datos obtenidos de la investigación evolutiva muestran de forma clara que la
pubertad precoz suele ser más negativa para las chicas que para los chicos, ya que las
adolescentes que maduran precozmente se muestran menos satisfechas con su cuerpo,
tienen una peor imagen de si mismas y sufren más estados emocionales negativos y más
trastornos de alimentación. Estas chicas pueden tener miedo a llamar excesivamente la
atención, por lo que tratan de ocultar los signos externos más visibles.
Datos obtenidos en un estudio realizado por Caspi y Moffit (1991) encontraron que la
precocidad afectaba de forma muy negativa a las chicas que habían mostrado problemas con
anterioridad, mientras que las mas equilibradas y seguras podían incluso beneficiarse con la
llegada precoz de la primera menstruación.
En el caso de los chicos, la situación es algo diferente, puesto que la maduración precoz
suele ser bien recibida por aquel a quien afecta, al distinguirle de los demás por su fuerza, su
capacidad atlética, o su superioridad física, aspectos todos ellos muy valorados por los
adolescentes varones. Los estudios encuentran que estos chicos tienen una mejor imagen de
si mismos. Se sienten mas satisfechos con su cuerpo y tienden a asumir el liderazgo del
grupo.
En cuanto a la pubertad tardía, la situación se invierte, ya que son los chicos los que
tienen más problemas con esta situación. El hecho de que la mayoría de las chicas maduren
antes que los chicos, supone que la niña que llegue a la pubertad algo después que las
demás va a hacerlo a la misma edad que los chicos promedios, por lo que tendrá más tiempo
para prepararse para los cambios, sin que se vea demasiado atrasada. En cambio los chicos
que maduran de forma tardía van a encontrarse en una situación de desventaja, ya que serán
los más pequeños y débiles y raramente se convertirán en los líderes del grupo, siendo poco
populares. Sin embargo, hay que señalar que tanto estas dificultades como las que atraviesan
las chicas que maduran precozmente no tienen por que suponer unos efectos permanentes
en el desarrollo; las consecuencias tenderán mas bien a ir desapareciendo según transcurre
la adolescencia, ya que existen otros factores, además del momento de la pubertad, que tiene
un mayor peso sobre la forma en que chicos y chicas realizan la transición a la adultez.
Otro aspecto importante en esta etapa es la búsqueda de la identidad, la cual implica el
establecimiento de la propia escala de valores y código ético. En esta etapa el adolescente
esta en busca de su propio ser, busca descubrir sus propias capacidades y tener logros
propios. Siente la necesidad de aceptación, que implica ser amado y respetado, es por eso
que buscan establecer relaciones estrechas con jóvenes de su misma edad y de ambos sexos
(R. Atala, 1997). Erickson llama a esta etapa: identidad frente a la confusión de roles, la cual
se refiere a la búsqueda de "quien soy"... Erickson considera que el primer peligro de esta
etapa es la confusión de la identidad, que se manifiesta cuando un joven requiere un tiempo
excesivamente largo para llegar a la edad adulta (después de los treinta años). Sin embargo
es normal que se presente algo de confusión en la identidad. De la crisis de identidad surge la
virtud de la fidelidad, lealtad constante, fe o un sentido de pertenencia a alguien amado o a los
amigos y compañeros. La fidelidad representa un sentido muy ampliamente desarrollado de
confianza; pues en la infancia era importante confiar en otros, en especial en los padres, pero
durante la adolescencia es importante confiar en sí mismos.
A medida que el adolescente pugna por consolidar un sentido de identidad e
independencia personal con respecto a sus padres y a otras figuras autoritarias, adquieren
gran importancia las relaciones recíprocas con los compañeros y compañeras de la misma o
parecida edad. Así, por ejemplo, la necesidad de libertad que experimenta el adolescente se
acompaña normalmente del imperativo de ser como sus amigos, por más que en ocasiones
ambas exigencias sean contrapuestas o antagónicas. Las presiones del grupo de edad a que
pertenece el adolescente varían según las colectividades sociales. En su ansia por liberarse
de la supervisión de los padres y de los adultos, algunos adolescentes ven en el sexo un
medio de demostrar su aptitud para tomar decisiones propias y de presentar cara a la escala
de valores de la otra generación. Pero la conquista de esa libertad no es tarea fácil, ya que los
adolescentes adquieren de un modo y otro un considerable legado sexual de sus mayores y
de la generación correspondiente en el que se incluyen pautas discriminatorias hacia el sexo
femenino y un intenso sentimiento de culpabilidad sexual (Palacios, Marchesi y Coll, 2004).
Es importante tener en cuenta que los cambios en la adolescencia son "Asincrónicos"
(Erickson; 1950 citado en R Atala; 1997) es decir que: