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El premio Nobel de Química 2009 ha recaído sobre tres investigadores que han centrado sus

esfuerzos en conocer el funcionamiento de los ribosomas, una información de gran ayuda para
futuras terapias, como los antibióticos. Se trata de Venkatraman Ramakrishnan, del laboratorio
de Biología Molecular de Cambridge (Reino Unido); Thomas A. Steitz, del Instituto Médico
Howard Hughes y la Universidad de Yale (ambos en EEUU); y Ada E. Yonath, del Instituto de
Ciencia Weizmann (Israel).

Los ribosomas son las unidades de las células que se encargan de fabricar proteínas. Los
estudios sobre su estructura han ayudado a conocer las diferencias entre los de las células
humanas y los de las bacterias. Gracias a ello, se ha podido diseñar nuevos antibióticos que
atacan a los organismos patógenos, no dañan al ser humano y que producen menos
resistencias.

"Los ribosomas son cruciales para la vida y, por ello, también son una diana principal para los
nuevos antibióticos", ha explicado el Comité de la Fundación Nobel en un comunicado.

Como señala el investigador y colaborador de elmundo.es Salvador Macip, los ribosomas son la
maquinaria esencial para que cualquier célula pueda funcionar en un organismo vivo, bien sea
un ser humano o una bacteria.

"Los ribosomas transforman la información genética del ADN en proteínas, esenciales para que
la célula funcione", aclara. Si el ADN y su 'mensajero', el ARN, son únicamente información, los
ribosomas son los encargados de traducir esa información en algo que la célula pueda utilizar;
las proteínas.

No deja de ser un descubrimiento básico en el campo de la biología para entender el


funcionamiento de las células. "Es como una bomba atómica: si destruyes los ribosomas te lo
cargas todo", dice. Por eso, se ha tratado, por ejemplo, de bloquear los ribosomas de las
bacterias, para que sus células no puedan disponer de las proteínas necesarias; o en un futuro
se podría tratar de bloquear únicamente el ribosoma de las células tumorales, pero no de las
sanas.

De momento, Macip considera que se trata de un premio merecido a un descubrimiento


clásico de la estructura de las células, después de que el Nobel ya galardonase en el pasado a
los descubridores de la estructura del ADN y del ARN.
Aplicaciones inmediatas

Esta investigación, que ya se publicó hace nueve años, supone un enorme avance, "ya que han
conseguido, por primera vez, una estructura a partir de cristales de ribosomas de alta
resolución", afirma Juan Pedro García Ballesta, profesor de Investigación del Centro de Biología
Molecular Severo Ochoa (CSIC y Universidad Autónoma de Madrid).

A nivel básico, explica el profesor, este tipo de estructura va a permitir conocer cuál es el
proceso por el que el ribosoma, una de las partículas más complejas de las células, sintetiza
proteínas.

Conocer más sobre este proceso es importante porque "el ribosoma es la 'diana' de
determinados antibióticos (de infecciones de tipo bacteriano) que, al bloquearlo, bloquean
también la síntesis de proteínas y, por lo tanto, paran toda la maquinaria celular. Así es como
muere la bacteria", expone García Ballesta.

Teniendo en cuenta tal implicación, la aplicación más inmediata de este hallazgo, según el
investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, es que, con esta nueva estructura
(a partir de cristales de ribosoma), se puede intentar diseñar mejores antibióticos para tratar
infecciones de tipo bacteriano.

"De hecho, desde que salió a la luz esta información, muchos laboratorios farmacéuticos
trabajan en esta línea. Es más, incluso se ha creado alguna compañía nueva que trabaja
exclusivamente en este campo".

Primera mujer desde 1964

En sus primeras declaraciones concedidas nada más conocerse el fallo, Ada E. Yonath ha
explicado que sus investigaciones sobre los ribosomas le ayudaron a entender por qué unos
antibióticos son más eficaces que otros. Nacida en 1939, esta experta israelí es una de las
pioneras de la cristalografía del ribosoma, una técnica que, a partir de rayos X, permite
conocer la estructura de estas unidades celulares. La puso en marcha a finales de la década de
los 70 y, de forma casi inmediata, comenzó a emplearse de forma global.

Otro de los premiados, el estadounidense Thomas A. Steitz (nacido en 1940), explica en su


página web cuál es el objetivo general de sus investigaciones. "Comprender las funciones
biológicas de las macromoléculas en función de su detallada estructura molecular. De interés
particular son los mecanismos moleculares por los que las proteínas y los ácidos nucleicos
implicados en la base central de la biología molecular (replicación del ADN, transcripción,
traducción y recombinación genética) logran cumplir su función biológica. Virtualmente, todos
los aspectos del mantenimiento, reorganización y expresión de la información almacenada en
el genoma involucran interacciones entre las proteínas y los ácidos nucleicos".

En este sentido, los trabajos realizados por Steitz, y su equipo del Instituto Médico Howard
Hughes, han aportado claridad sobre la química de la unión de los antibióticos y los ribosomas
y las mutaciones que provocan resistencias a estos fármacos.

Venkatraman Ramakrishnan, nacido en 1952 en Tamil Nadu, India, también ha centrado su


labor científica en los ribosomas y, fruto de ello, ha publicado diversas investigaciones en
prestigiosas revistas, como 'Nature'. Gran parte de ellas se centraron en la relación entre la
síntesis de las proteínas, en la que se ven involucrados los ribosomas, y los antibióticos que
pueden bloquearla.

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