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MALCRIAR A LOS HIJOS

¿Qué es malcriar a los hijos?, ¿qué significa que un hijo sea malcriado, es decir, que esté
mal criado? Resulta muy útil para comprender un concepto comenzar por revisar lo
contrario, en este caso, qué no es malcriar.

Criar es la acción de ejercer la crianza. Malcriar no tiene nada qué ver con exceso de
tiempo con ellos, ni tampoco exceso de atención, y mucho menos con exceso de amor. Es
común, lamentablemente, escuchar a algunos adultos decirles a las jóvenes madres que no
carguen “tanto” a sus hijos, ya que los pueden malcriar, o “embracilar”, sin saber que,
para un bebé, nunca es excesivo el abrazo y la cercanía con mamá, sino todo lo contrario.
Un bebé cargado, atendido en sus llantos, no se convertirá en un hijo malcriado. Es eso
precisamente lo que hay que hacer para ejercer la buena crianza, de lo contrario, la
carencia de atención, de brazos y de cercanía para un bebé, conlleva a formar hijos
malcriados.

Otro aspecto frecuente en la crianza es el entorno que los padres generan para ellos. Un
entorno con límites y disciplina es un entorno de una buena crianza. Por otro lado, se
malcría cuando los padres crean un entorno en el que el hijo se sale con la suya, cree que
puede conseguir lo que quiera y cuando quiera, y de que todo le resultará fácil de
conseguir, cuando él lo desee y como él lo desee. Es importante, por supuesto, que los
hijos tengan la confianza y desarrollen la creencia de que ellos son valiosos y de que sus
necesidades serán cubiertas, pero eso no significa que crean que todos sus deseos serán
cubiertos. Es responsabilidad de los padres que el hijo distinga una necesidad de un
capricho o un deseo. Esto significa que no podrá tener siempre lo que quiere, a menos que
esto que quiere sea una necesidad vital.

El elogio excesivo y exagerado, o el exceso de consentimiento, malcría y echa a perder o


daña el carácter del niño. También malcriamos cuando les damos demasiadas cosas,
gastamos demasiado dinero en ellos o les decimos sistemáticamente que “sí”, sin ponerles
límites. Un niño debe saber que no siempre podrá tener lo que desea; esta es una
necesidad vital, pues necesita encontrarse los límites que la vida le presentará.

Otro aspecto de una crianza inadecuada que conduce a niños malcriados es la


sobreprotección. Cuando los padres procuran que los niños no se enfrenten a ninguna
dificultad, están inhibiendo el desarrollo de capacidades innatas en él que lo preparan
para enfrentar los retos de la vida adulta. Protegerlos contra los problemas, contra las
frustraciones y las tristezas, es dibujarles un mundo irreal en el que no vivirán.

¿Por qué malcriamos? Por muchos motivos: porque no sabemos cómo hacerlo de otro
modo, o bien, porque aun sabiéndolo no podemos hacerlo de otro modo. Revisar nuestra
propia crianza nos dará luz para encontrar si lo que hacemos obedece a repetir lo que
vivimos o irnos al extremo opuesto; además, ayudará a crear mayor conciencia y educar
sin el “piloto automático”. Pero si la comodidad nos gana, no tengamos dudas, haremos lo
que sabemos hacer sin esforzarnos por aprender mejores formas de hacerlo. Es lamentable,
sí, pero es la realidad.

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