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UNIVERSIDAD TÉCNICA ESTATAL DE QUEVEDO

FACULTAD DE CIENCIAS AMBIENTALES


CARRERA DE INGENIERÍA FORESTAL

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

ASIGNATURA

IMPACTOS AMBIENTALES

TEMA

LA GESTIÓN AMBIENTAL EN AMÉRICA LATINA

ESTUDIANTES RESPONSABLES

CERCADO GAIBOR GILMAR ARGENIS


OSORIO ALDÁZ CARLOS ADRIÁN
ROJAS CHAPÍN JULIO DANIEL
SELLAN MACIAS ELVIS ALFREDO
VALENCIA MERCHÁN SANDY LISSET

DOCENTE

ING. MARÍA CADME

AÑO LECTIVO
2017 – 2018
1. INTRODUCCIÓN
Interesa destacar que en América Latina la gestión ambiental ha evolucionado
de manera sustancial en las últimas dos décadas. A partir de la Conferencia de
las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo en 1972,
el tema ambiental ha ocupado un lugar importante en los análisis y propuestas
sobre el desarrollo de los países de la región. Todos los gobiernos, en mayor o
menor medida, han incorporado el tema en los ámbitos administrativos y
legislativos, lo que ha dado lugar al establecimiento de políticas ambientales a
partir de diversas iniciativas legales, técnicas, institucionales y económicas
(Gligo, 2001).

En este plano, Venezuela fue pionera al crear el Ministerio de Medio Ambiente y


Recursos Naturales en 1974, institucionalizando el tema ambiental al más alto
nivel político, hecho que marca un hito para los países de la región. En Argentina,
México y Brasil, por ejemplo, se establecen entidades ambientales a nivel de
subsecretarías o viceministerios asociados con el sector de la salud y,
posteriormente, con el de desarrollo urbano, vinculando el tema a problemas de
contaminación y salud pública (Gligo, 2001).

Lo lamentable es que a pesar de todos los esfuerzos desplegados por los


gobiernos de la región para mejorar su desempeño ambiental y vincular más
eficazmente este tema a las políticas de desarrollo, esto no se ha logrado a
cabalidad y, más aún, el deterioro ambiental continúa en una trayectoria
ascendente (Gligo, 2001).

2. Objetivos
2.1. Objetivo General

Analizar los principios y criterios sobre la gestión ambiental en América Latina

2.2. Objetivo Especifico

Exponer los criterios que se han usado sobre la gestión ambiental en América
Latina.

Conocer los principios aplicados en la gestión Ambiental en América Latina.


3. DESARROLLO
3.1. La gestión ambiental: factores críticos

La gestión ambiental no solamente está referida al gobierno, sino que


crecientemente depende de fuerzas sociales de muy diversa naturaleza, tal
como lo evidencian diversos estudios sobre Latinoamérica. La gestión ambiental
puede ser abordada bajo diversas perspectivas y con diferentes escalas. Por
ejemplo, se puede centrar en el ámbito rural o urbano, en una política específica
(ej. contaminación del aire de un centro urbano, etc.), en una amenaza ambiental
global (ej. impacto de emisiones sobre el calentamiento de la tierra, etc.), en el
impacto ambiental de una actividad económica específica (ej. minería, energía,
agricultura, etc.), o en la conservación y uso sostenible de un recurso estratégico
(ej. bosques, aguas, etc.). La gestión ambiental, por lo tanto, puede ser abordada
a distintos niveles de gobierno (federal o central, provincial o estatal, municipal,
etc) (Rodríguez y Espinoza, 2002).

La gestión ambiental parte de la necesidad de la sociedad de conservar y mejorar


la “oferta y calidad ambiental”, es decir, de los recursos que sirven para satisfacer
las necesidades de los seres humanos, y que son fundamentales como soporte
de la vida en la tierra. Ello conlleva el reto de detener y reversar el deterioro del
medio ambiente con el fin de preservar y mejorar su calidad para las futuras
generaciones. A partir de condicionantes ambientales y de tipo socioeconómico
y político, y con base en la información disponible y las señales del entorno, los
distintos actores públicos privados y de la sociedad civil ponen en marcha
políticas, planes, programas y proyectos para el cumplimiento de los objetivos
planteados (Rodríguez y Espinoza, 2002).

Antecedentes y condicionantes de la gestión ambiental

Al abordar la temática ambiental en Latinoamérica se debe reconocer la


diversidad de condiciones y problemas que actualmente posee la región. Los
países que la componen tienen territorios, poblaciones, economías y
ecosistemas de una gran diversidad, lo cual hace que los retos ambientales
adquieran tonalidades y dimensiones diferentes entre los distintos países o
subregiones (Rodríguez y Espinoza, 2002).
La problemática ambiental de los países está influida por condiciones de
desarrollo económico y social, las cuales forman parte del conjunto de aspectos
a ser considerados dentro de las actividades de gestión ambiental. Las políticas
económicas y sociales de los países no logran integrar aspectos de
sustentabilidad ambiental ni tampoco se ha insertado de manera amplia la
dimensión ambiental dentro de las políticas sectoriales específicas (por ejemplo:
industrial, agrícola, energética, etc.) (Rodríguez y Espinoza, 2002).

Los instrumentos, planes y programas ambientales

Los instrumentos de política son los recursos que moviliza la sociedad para llevar
a cabo acciones concretas destinadas a lograr los objetivos planteados por las
políticas. Estos generalmente constituyen el elemento operativo de los planes y
programas ambientales adoptados por los países. Los instrumentos de política
ofrecen un conjunto de opciones para responder a la solución de los problemas
ambientales (Rodríguez y Espinoza, 2002).

Los planes pueden incorporar una mezcla de instrumentos de política, tomados


entre los muchos que se encuentran en las categorías antes señaladas: Además
de los instrumentos, el plan puede incorporar programas concretos, como la
construcción de una planta de descontaminación o la plantación de árboles para
la protección de una cuenca (Rodríguez y Espinoza, 2002)

Problemas ambientales de la región

La percepción y prioridad de los problemas ambientales en la América Latina


han evolucionado en forma sustantiva en la última década, en particular como
consecuencia de la agudización de sus impactos en la calidad de vida de los
habitantes de la región y en la integridad de su patrimonio natural, así como de
la mayor prioridad que las amenazas ambientales del planeta han llegado a
ocupar en la agenda global. Algunos de esos problemas eran conocidos de
tiempo atrás pero se han agravado como se registra en los casos de la
deforestación, el declive de la biodiversidad, el agotamiento y contaminación de
las aguas, la pérdida de los suelos, y el deterioro ambiental de los centros
urbanos. Otros temas, como el cambio climático, el agotamiento de la capa de
ozono, el aumento de los contaminantes orgánicos persistentes y la bioseguridad
han emergido como problemas críticos (Rodríguez y Espinoza, 2002).

Las realidades ambientales de los países de la región: similitudes y


diferencias

La evolución de la agenda ambiental en la región ha conducido a subrayar, una


vez más, los riesgos de considerar los 42 países de América Latina y el Caribe
como un todo homogéneo. Se destaca la singularidad de las realidades
ambiental, económica y social de los países insulares del Caribe que se
caracterizan por su gran apertura y exposición a dinámicas externas (Rodríguez
y Espinoza, 2002).

La gran diversidad cultural es otra característica que, a la vez, acerca y aleja a


los países de la región. Allí se encuentran cuatro de los doce países del mundo
con una mayor diversidad de culturas —Brasil, México, Colombia y Perú— un
hecho profundamente vinculado a la gran diversidad biológica que los
caracteriza (Rodríguez y Espinoza, 2002).

Existen también diferencias notables respecto a la ocupación del territorio. La


población de América Latina y el Caribe alcanzó a cerca de 520 millones en el
año 2000. La región tiene una densidad poblacional relativamente baja,
excepción hecha de El Salvador, República Dominicana y Haití, así como de
algunos pequeños estados insulares del Caribe, como Barbados, Granada y
Jamaica. Mientras que se encuentran extensos espacios deshabitados, como
por ejemplo en la cuenca amazónica, casi tres cuartas partes de la población se
concentra en grandes ciudades (Rodríguez y Espinoza, 2002).

Los problemas ambientales

En la región se reconoce una gran cantidad de problemas ambientales, los que


han sido descritos ampliamente en diversas publicaciones. Si bien estos
problemas presentan muchas características comunes, se manifiestan de
diversas formas e intensidades en los países, como consecuencia de las
diferencias y similitudes ecológicas, sociales, culturales y económicas a que se
hicieron alusión. En los antecedentes anteriores se ha reflejado una de las
características más particulares de la región, como es el contraste entre las
potencialidades que ofrece el ambiente como eje fundamental de desarrollo, y el
deterioro de la calidad de vida producto de los grandes problemas ambientales
derivados de los procesos y formas de intervención humana (Rodríguez y
Espinoza, 2002).

La convalidación en las instituciones nacionales

En gran parte de los países de Latinoamérica se han incluido previsiones


ambientales y consideraciones sobre desarrollo sostenible en las constituciones
nacionales. Aunque la convalidación del tema es desigual en los distintos países,
tanto por la cantidad de artículos previstos como por la relevancia de las
disposiciones, lo cierto es que la jerarquía constitucional es una constante
(Rodríguez y Espinoza, 2002).

Los cambios constitucionales muestran un patrón de progresión histórica en


cuanto a la incorporación de los temas, en su orden: el deber del Estado y de la
sociedad de proteger el medio ambiente; el derecho a una medio ambiente sano;
la función ambiental de la propiedad; el establecimiento de la vinculación que
existe entre medio ambiente y el desarrollo sostenible como meta hacia la cual
deben dirigirse el país; la regulación de ciertos elementos específicos del medio
ambiente (ej. áreas protegidas, ecosistemas específicos, patrimonio genético) y
el establecimiento de las bases constitucionales en temas particulares para ser
desarrollados por la legislación ambiental (ej. evaluación del impacto ambiental;
la prohibición de la fabricación de elementos altamente tóxicos) (Rodríguez y
Espinoza, 2002).

La descentralización de la gestión ambiental

Hay que entender la descentralización de la gestión ambiental en el marco más


amplio del proceso general de reforma del Estado, que se ha dado en las últimas
dos décadas en América Latina. Gran parte de los países de la región adelantan
procesos de descentralización, con diferentes objetivos y grados de avance que
han sido motivados por la necesidad de fortalecer la democracia, la
gobernabilidad y la eficiencia de la administración pública (Rodríguez y Espinoza,
2002).
Como ventajas de la descentralización se señalan los siguientes puntos
(Rodríguez y Espinoza, 2002):

a) acerca las decisiones para resolver los problemas ambientales a los territorios
en los cuales se generan: estados, provincias, municipios, etc.;

b) crea oportunidades para incrementar la participación y representación


ciudadana;

c) da transparencia a las decisiones;

d) aprovecha la competencia y creatividad de instancias regionales, municipales


y locales.

Lo cierto es que es el momento de comenzar a construir en el país un sistema


de evaluación ambiental que recoja los mejores estándares globales. Las
políticas públicas en materia ambiental deben respaldarse en normas eficientes
que contribuyan a una verdadera estrategia de desarrollo sostenible. El análisis
comparado muestra con toda claridad que en este tema debemos escalar a los
primeros lugares para clasificar con el grupo de países que gestionan sus
recursos con responsabilidad (Echave, 2012).

Expresiones regionales de la descentralización

Los procesos de descentralización se han dado en el marco de los dos modelos


de organización estatal existentes en la región: el unitario que predomina, y el
federal que se encuentra en unos pocos países, como en los casos de Argentina,
Brasil, México y Venezuela. La división en provincias, departamentos o estados
y en municipios, cantones o comunas da origen a una compleja trama territorial
que, por una parte, da cuenta de una enorme diversidad espacial y por otra,
demanda una estrecha interacción entre los distintos niveles de gestión.

Se identifican diversas expresiones de la descentralización en los procesos de


gestión ambiental en los países de la región, entre ellos:

 Descentralización en los estados, regiones, provincias y departamentos


para definir, coordinar o poner en marcha políticas, planes y programas,
expedir regulaciones para la protección y mejoramiento ambiental, otorgar
licencias ambientales y permisos de uso de los recursos naturales
renovables y del medio ambiente y ejercer su control y fiscalización. Estas
competencias se inscriben por lo general en el contexto de los planes y
políticas generales de desarrollo en el ámbito nacional.
 Descentralización en los distritos capitales o especiales y en los
municipios de las funciones y competencias ambientales propias de los
estados, provincias o departamentos en su área de jurisdicción u otras
unidades de gestión territorial. Se incluyen, entre otras, la definición de las
regulaciones y los planes de acción ambiental local, el saneamiento
básico (recolección y disposición de basuras y aguas servidas), el control
de la contaminación, la determinación de los usos del suelo, el
ordenamiento territorial especialmente en el área urbana

Diversidad en la gestión ambiental de los municipios

Colombia

Los municipios tienen la responsabilidad de proteger su patrimonio ecológico,


reglamentar el uso del suelo y adelantar el saneamiento básico, incluyendo la
recolección y disposición de los residuos sólidos, el servicio de alcantarillado y
el tratamiento de las aguas servidas. Las funciones propias de la autoridad
ambiental (licenciamiento ambiental, permisos de uso de los recursos y control
de los factores que afectan la calidad ambiental) son ejercidas en los municipios
por las Corporaciones Autónomas Regionales con las cuales comparten las
funciones policivas y de fiscalización. En el caso de las ciudades con más de un
millón de habitantes (cuatro en total) los municipios están envestidos de las
funciones propias de las CAR, es decir, son la máxima autoridad ambiental en el
área de su jurisdicción.

Jamaica

Los Consejos de Parroquia (unidad político administrativa en que se encuentra


dividida la isla) tienen competencias en dos áreas que conllevan
responsabilidades ambientales: ellos fusionan como juntas de salud y como
autoridades locales de planeación. Los programas relacionados con el medio
ambiente adelantados por los Consejos incluyen la limpieza local y manejo de
los rellenos sanitarios de la localidad, planeación del uso del suelo,
mantenimiento de las playas públicas y monitoreo de la calidad de las aguas
asociadas, protección de las cuencas hidrográficas que suplen los acueductos,
y asistencia al NEPA en el monitoreo ambiental.

México

En la organización municipal se pueden encontrar tres áreas: el ayuntamiento y


la presidencia municipal con funciones de regulación, la de administración y la
operativa. El municipio, dependiendo de diversos factores, tales como el tamaño,
puede tener una estructura centralizada, una estructura desconcentrada
integrada por comisiones y delegados, o descentralizada formada por empresas
u organismos. Las responsabilidades ambientales municipales —que en
diversas ocasiones radican en un regidor—, son primordialmente la recolección
y disposición de basura municipal, y el suministro de agua potable y
alcantarillado. Se pueden ocasionalmente añadir funciones en relación con
parques, jardines o zonas protegidas, combate a incendios y otros episodios de
riesgo ambiental. En los últimos años se ha hecho un esfuerzo especial para
reforzar la gestión ambiental local.

Panamá

En Panamá, las capacidades de autoridades locales son incipientes y débiles.


Las comisiones consultivas provinciales, comarcales y distritales apenas
empiezan a ser reglamentadas. No hay suficientes recursos humanos y
materiales a nivel local; la infraestructura física y tecnológica está deteriorada y
obsoleta o sencillamente no existe. ANAM cuenta con algunas agencias locales
conformadas básicamente con personal capacitado en recursos naturales y
guardaparques y/o guardabosques. Las municipalidades de Panamá, Colón, La
Chorrera y Arraiján son las únicas que han asumido responsabilidades de
gestión ambiental local. La Asociación de Municipios de Coclé (AMUCO) también
ha desempeñado actividades de gestión de desechos municipales. En el resto
de las municipalidades del país la preocupación existe, pero no hay recursos
para implementar estructuras organizativas ni acciones de atención a los
problemas ambientales.
Venezuela

Los problemas de gestión ambiental que se presentan son resueltos por la


Cámara Municipal con la participación activa del alcalde, quien además actúa
como órgano de coordinación con los niveles administrativos estaduales y
nacionales. Existen algunas alcaldías al nivel municipal de gobierno, que han
creado unidades encargadas de cumplir actividades vinculadas a la gestión
ambiental. Lamentablemente, esta no suele ser la situación general aunque
podría decirse que estas iniciativas se inscriben dentro de una tendencia a ir
estableciendo progresivamente este tipo de unidades, especialmente en los
estados y municipios más desarrollados. Para reforzar la gestión ambiental local,
Venezuela ha promovido proyectos de descentralización bajo su Programa de
Gerenciamiento Ambiental y Cartográfico.

Observaciones finales sobre la descentralización de la gestión ambiental

La descentralización presenta una gran diversidad entre los países de la región.


Sus alcances y características están más relacionados con las génesis
particulares de los procesos de descentralización política y administrativa y
menos con la naturaleza unitaria o federal de los estados. En los países donde
la gestión ambiental está desconcentrada territorialmente, en la práctica la
transferencia de funciones y competencias a nivel subnacional (a los estados,
regiones, departamentos y provincias o a los municipios), presenta diferentes
grados de profundidad.

El proceso de descentralización ha tenido un ritmo lento, en muchos casos como


consecuencia de que los niveles subnacionales, y en particular los municipios,
no están preparados para recibir muchas de las responsabilidades de la gestión
ambiental en virtud de su incapacidad técnica y financiera.

Las funciones propias de la autoridad ambiental se descentralizan, por lo


general, a nivel de estados, departamentos o provincias, siendo relativamente
excepcional su descentralización a nivel municipal. Se exceptúan de este último
patrón algunas de las grandes ciudades de Latinoamérica que tienen la
responsabilidad de la mayor parte de este tipo de funciones, aunque se
encuentran también municipios con jurisdicción sobre grandes conglomerados
urbanos que no las tienen. La gestión ambiental que adelantan los municipios se
concentra principalmente en el manejo y disposición de la basura y las aguas
servidas, en el ordenamiento urbanístico, y en el ejercicio de algunas funciones
policivas en materia ambiental.

4. CONCLUSIONES

 En América Latina se registran notables avances en la gestión ambiental, los


cuales generan significativas oportunidades para responder a los desafíos
del presente y el futuro en relación con la protección del medio ambiente y
en una búsqueda a combatir el cambio climático.

 Se ha demostrado que si las regiones llegan a aplicar condiciones políticas,


económicas, sociales y culturales un poco más estrictas y destinadas al
desarrollo estas favorecen en gran medida a la gestión ambiental.
5. BIBLIOGRAFIA

Echave, J. 2012. Internacional: La Gestión Ambiental en América Latina (En


Línea). Consultado el 24 de Noviembre del 2017. Disponible en:
https://www.servindi.org/actualidad/73132

Gligo, N. 2001. La dimensión ambiental en el desarrollo de América Latina (pdf).


Comisión Económica para América Latina (CEPAL). 17 pág.

Rodríguez, M.; Espinoza, G. 2002. Gestión ambiental en América Latina y el


Caribe. Evolución, tendencias y principales prácticas. Banco Interamericano de
Desarrollo. Departamento de Desarrollo Sostenible. División de Medio Ambiente.
Washington, Estados Unidos. 332 pp.

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