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SÍNDROME DE BURNOUT 1

El síndrome de burnout en los docentes


Federico Gonzalo Nava Badillo
Comunicación y tecnología educativa
UPAEP

Jesús Juárez
Noviembre de 2014
SÍNDROME DE BURNOUT 2

Índice
Introducción 4

1. El estrés 5

2. El estrés en los docentes 6

3. El estrés crónico 7

4. El estrés laboral 8

5. El síndrome de burnout 8

6. El Maslach Burnout Inventory 10

Conclusiones 12

Referencias 13

Apéndices 15
SÍNDROME DE BURNOUT 3

Resumen
Es una realidad que la tarea docente en la actualidad, se encuentra sometida a fuertes presiones
de carácter social y gubernamental. Derivado de la propia naturaleza del trabajo que desempeñan
los docentes, éstos terminan acumulando a través de su vida laboral una gran cantidad de estrés.
Los docentes se ven exigidos a implicarse en la problemática y preocupaciones de las personas
con las que conviven comúnmente, generándose una interacción reiterativa, que va generando
sensaciones acumuladas y desgaste emocional, que lo conducen a un estado de estrés crónico y a
generarle síndrome de burnout poniendo en riesgo su rendimiento laboral afectando la calidad
educativa.

Palabras clave:
Estrés, estrés docente, sindrome de burnout, MBI-ES.

Abstract
It is a reality that the teaching task at present, is under strong pressure from social and
governmental. Derived from the nature of the work performed by teachers, they end up
accumulating through their working life a lot of stress. Teachers are required to engage in the
issues and concerns of the people commonly coexist, generating a repetitive interaction that
generates cumulative feelings and emotional exhaustion, leading him to a state of chronic stress
and burnout putting carry potential risk affecting their work performance quality education.

Keywords:
Stress, teacher stress, burnout syndrome, MBI-ES.
SÍNDROME DE BURNOUT 4

Introducción
Es una realidad que la profesión docente se encuentra sumida en una terrible crisis social.
El rol del maestro se ha demeritado terriblemente y ha perdido valor ante la sociedad. Las
presiones con las que desempeña su labor han ido en aumento y prueba de ello, son las Reformas
implementadas recientemente por el Presidente de la República, el Lic. Enrique Peña Nieto. Al
docente se le exige cada día más y hoy día se tiene la percepción de que no se valora su trabajo
como es debido. Existe la sensación de que cualquier esfuerzo es vano y por ello no es de
extrañar que los docentes al poco tiempo de iniciar su carrera laboral, se sientan superados por
las exigencias que privan en el medio y terminen siendo víctimas de la enfermedad de moda: el
estrés.
Sin embargo, no se le ha dado la importancia necesaria al tema y se ha abandonado al
docente a su suerte, sin advertirle de las graves consecuencias que produce el estrés. Al respecto,
las diferentes investigaciones que se han realizado sobre el tema han comentado sobre los efectos
negativos y positivos del estrés, sin embargo, cuando esté se vuelve parte de la rutina del docente
conlleva graves consecuencias. Es por ello, que los docentes al agotar sus recursos emocionales
llegan al punto de quedar fundidos, agotados o quemados. Existe la sensación de no poder dar
más de sí mismos. El Síndrome de Burnout es un tema de poca difusión entre los docentes, y sin
embargo, a diario son víctimas de él.
En este sentido, el síndrome ha sido estudiado desde varias perspectivas, predominando
los estudios clínicos, sin embargo ha sido expandido a otras profesiones, al grado de las
psicólogas sociales Cristina Maslach & Susan Jackson desarrollaron un instrumento propio de
esta profesión, el MBI-ES. Por lo tanto, dicho instrumento se puede emplear para conocer los
niveles de afectación de burnout en los colectivos docentes, porque es un hecho que los docentes
son un blanco susceptible de ser afectado y las consecuencias que con ello conlleva pueden ser
catastróficas para el mismo docente como para la institución educativa.
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1. El estrés
El estrés es una de las grandes pandemias de nuestro tiempo, se ha convertido en el
malestar con el que simplemente las personas han aprendido a vivir, pues lo consideran
como parte de su existencia. Es la razón a la cual atribuimos la mayoría de nuestros
problemas en la actualidad. El psicólogo Manuel Jesús González García (2006) menciona
que el estrés es la “sensación de tensión tanto física como psicológica que puede ocurrir en
situaciones específicas difíciles o inmanejables, por lo tanto las personas perciben
diferentes situaciones como estresantes” (p. 8). En otras palabras el estrés es la respuesta
del organismo a las situaciones desconocidas o amenazantes. Al respecto se define al estrés
como el “estado psicofísico, que experimentamos cuando existe un desajuste entre la
demanda percibida y la percepción de la propia capacidad para hacer frente a dicha
demanda” (González, 2006, p. 8).
Por lo tanto, el estrés afecta la personalidad y la autoestima de quién lo padece, sin
embargo parece que es parte de la cotidianidad. González (2006) menciona a Gold (1982)
[quién] advierte que “el estrés es algo tan seguro como la muerte, padecida en algún
momento por los seres humanos y que no existen ambientes libres de estrés y hasta es
necesario el vivir con cierto grado de tension” (p. 10).
Dentro de la patología del estrés se puede comentar que esté se clasifica en función
de la duración del estímulo en agudo, episódico y crónico. El estrés agudo es la forma de
estrés más común. Es un estímulo de corta duración, se trata de una respuesta instintiva, es
decir, sucede de repente. Cumple el rol de preparación de preparación para la huida o el
ataque, ante situaciones percibidas de peligro. En pequeñas dosis puede ser benéfico. Por su
parte, el estrés episódico afecta a las personas cuyas vidas son desordenadas. A este tipo de
personas generalmente las cosas les salen mal por más que las planeen; viven
constantemente de prisa; asumen demasiadas responsabilidades; y a diferencia del estrés
agudo, estas personas no están conscientes del problema y si no lo manejan adecuadamente
están en peligro de padecer estrés crónico (Russeck,2014, párr. 6-11) .
Por lo tanto se hace mención de los aspectos positivos y negativos del estrés. Al
respecto, la American Psychological Association [APA] (2014) menciona que:
El estrés agudo es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y
presiones del pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro
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cercano. El estrés agudo es emocionante y fascinante en pequeñas dosis, pero


cuando es demasiado resulta agotador… Del mismo modo, exagerar con el estrés a
corto plazo puede derivar en agonía psicológica, dolores de cabeza tensiónales,
malestar estomacal y otros síntomas (párr. 1). Añade que las personas con
personalidad Tipo A [personas impacientes, muy competitivos, ambiciosos,
agresivos en los negocios y que les cuesta mucho relajarse o tomar unas vacaciones.
Están apresuradas todo el tiempo y generalmente son personas que trabajan largas
horas y que realizan varias actividades al mismo tiempo] tienen un ´impulso de
competencia excesivo, agresividad, impaciencia y un sentido agobiador de la
urgencia´. Además, existe una forma de hostilidad sin razón aparente, pero bien
racionalizada, y casi siempre una inseguridad profundamente arraigada. Dichas
características de personalidad parecerían crear episodios frecuentes de estrés agudo
para las personalidades Tipo A. (APA, 2014, párr. 8)
Por su parte cuando las personas caen en situaciones de estrés que no son superadas
en el corto o mediano plazo, el estrés se vuelve crónico, al grado de que las personas no le
ven salida a las situaciones que viven cotidianamente y el estrés se va acumulando al punto
de producir efectos negativos en el ser humano:
El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la
apoplejía e incluso el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis
nerviosa final y fatal. Debido a que los recursos físicos y mentales se ven
consumidos por el desgaste a largo plazo, los síntomas de estrés crónico son
difíciles de tratar y pueden requerir tratamiento médico y de conducta y manejo del
estrés. (APA, 2014, párr. 18)
Existen profesiones que cuentan con un plus de sufrimiento, y por lo tanto los
profesionistas emanados de ellas deben lidiar con el hecho de estar expuestos a situaciones
de estrés como parte extra de su trabajo profesional.
2. El estrés en los docentes
De ahí que el estrés afecta a todas las personas en algún momento de su vida. Los
docentes al estar contacto con situaciones estresantes continuamente son un blanco
perfecto, sin embargo algunos han desarrollado mecanismos de defensa como menciona
Silvero (2007): “Proactividad, enfoque preventivo, anticipación... son términos que han
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marcado la revolución pedagógica en la última centuria. Entre los profesionales de la


educación, la docencia y la psicología, es asumida la máxima es mejor prevenir que curar”
(p. 116).
Al respecto, ante las nuevas exigencias que han surgido sobre la práctica docente,
esté ha asumido la postura de evitar caer en situaciones de estrés y se ha limitado sólo a
cumplir con sus funciones docentes, sin ir más allá. En este sentido, se considerá que en
ocasiones no vale la pena arriesgar si no se va a ganar.
La presencia del estrés en los docentes puede ser claramente identificada.
Determinadas manifestaciones emocionales, especialmente la actitud del profesor hacia los
alumnos, pueden estar indicando además de una carencia motivacional o un bajo nivel de
satisfacción, la existencia de elementos estresores, e incluso puede ser un indicador de un
trastorno psicológico (Silvero, 2007, p. 117).
Por tanto, los programas institucionales deberian girar en torno a proporcionar las
herramientas necesarias a los docentes para que estos puedan desempeñar adecuadamente
su funcion profesional . Silvero (2007) comenta al respecto que no se entiende el fomentar
un entorno de apoyo al profesor si no es para beneficiar su percepción de competencia y
aumentar así su satisfacción en el trabajo (p. 133). Por lo que los programas institucionales
deberían estar encaminados a fortalecer la práctica docente a través de proporcionar los
mecanismos necesarios que permitan evitar la generación de situaciones de estrés crónico
dentro de esta profesión tan críticada y cuestionada ultimamente, pero tan importante y
necesaria en el funcionamiento de la sociedad actual.
3. El estrés crónico
En el estrés crónico el organismo pasa de la fase de resistencia a la de agotamiento,
en la que sus recursos se van extinguiendo y comienza a serle difícil mantener el
funcionamiento normal. Síntomas como el sudor o las palpitaciones se prolongan,
provocando desde úlceras gástricas hasta problemas cardiovasculares o depresión, además
de afectar el sistema inmunitario, como descubrió, en la década de 1970, el psicólogo
Robert Ader, pionero de la psiconeuroinmunología (Guerrero, 2014, p. 12).
De manera que la presencia de estrés crónico en las personas provoca serios
cambios en el organismo, como menciona Guerrero (2014): el estrés crónico puede
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producir modificaciones más profundas; el cerebro llega a sufrir cambios físicos


principalmente en el sistema límbico, que se encarga de regular las emociones (p.12).
Ahora bien, el estrés crónico generalmente se da en el ambito laboral y puede
afectar gravemente a los trabajadores al grado de fundirlos o quemarlos. El estrés crónico
también puede llevar al burnout (que en inglés significa agotamiento o desgaste; también
llamado síndrome del ´quemado´), que se caracteriza por una sintomatología depresiva y
actitudes como la llamada despersonalización, en la que el individuo manifiesta
comportamientos de alejamiento y desafección, como si todo le fuera ajeno, y una creciente
pérdida de interés en el trabajo. Este síndrome afecta más a los [docentes] jóvenes que a los
mayores (Guerrero, 2014, p. 12).
Por tanto, el estrés en el trabajo es un estrés propio de las sociedades
industrializadas, en las que la creciente presión en el entorno laboral puede provocar la
saturación física o mental del trabajador, generando diversas consecuencias, que no sólo
afectan a su salud (Estrés Laboral, 2014, párr. 1).
4. Estrés laboral
En consecuencia el estrés laboral afecta gravemente la productividad y el trabajo de
las personas. Aparece cuando las exigencias del entorno superan la capacidad del individuo
para hacerlas frente o mantenerlas bajo control, y puede manifestarse de diversas formas.
Algunos de sus síntomas más frecuentes van desde la irritabilidad a la depresión, y por lo
general están acompañados de agotamiento físico y/o mental (Estrés Laboral, 2014, párr.
2). Por consiguiente el estrés en el trabajo está asociado con una reducción de la
productividad de las empresas y un descenso de la calidad de vida de aquellos que lo
sufren, pudiendo incluso ser motivo de baja laboral en los casos más graves, por lo que es
conveniente aprender cómo combatirlo, y conocer técnicas eficaces para su manejo (Estrés
Laboral, 2014, párr. 3).
5. Síndrome de burnout
Un ejemplo clásico de estrés laboral sería el síndrome de Burnout o síndrome del
trabajador quemado, que suele darse en aquellos puestos de trabajo relacionados con
atención al público. Este tipo de puestos, en muchas ocasiones van acompañados de una
sobrecarga laboral, lo que genera una situación de estrés permanente y acumulativo en el
empleado (Estrés Laboral, 2014, párr. 6).
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Freudenberger (1974) utilizó por primera vez el vocablo burnout para referirse a los
problemas de los servicios sociales, pero fue la psicóloga estadounidense Cristina Maslach
quién comenzó a divulgarlo en el Congreso Anual de la Asociación Americana de
Psicólogos en 1977. Ella utilizó esta expresión para referirse a que los trabajadores de los
servicios humanos después de meses o años de dedicación acababan 'quemándose' en el
trabajo (Mansilla, 2014, párr. 2).
De manera que el síndrome de burnout hace referencia a un fenómeno de desgaste
profesional observable en los profesionales que trabajan directamente con personas
(Mansilla, 2014, párr. 4). Al respecto añade:
Los trabajadores que pueden ser susceptibles de burnout se encuentran con mayor
frecuencia entre aquellas ocupaciones en las que se presta una atención constante y
directa de ayuda a personas; es el caso de las profesiones sanitarias, sociales o
educativas, y son algunos de estos trabajadores los que pueden desarrollar
sentimientos cada vez más negativos hacia los pacientes, usuarios o alumnos
(Mansilla, 2014, párr. 5).
Gil-Monte (2001) comenta que el síndrome de quemarse por el trabajo se define
como una respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos
negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así
como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con
frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones
de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización (párr. 7).
Desde un enfoque psicosocial el fenómeno ha sido conceptualizado como un
síndrome de baja realización personal en el trabajo, agotamiento emocional y
despersonalización (Gil-Monte, 2001, párr. 9). Añade Gil-Monte (2001) que en el nivel
individual, la existencia de sentimientos de altruismo e idealismo lleva a los profesionales a
implicarse excesivamente en los problemas de los usuarios, y convierten en un reto
personal la solución de los mismos (párr. 13). Existen profesiones y ámbitos con un extra
de sufrimiento que son el caldo propicio para su evolucion como menciona Darrigrande
(2012):
Un ámbito especialmente sensible al desarrollo de este Síndrome es el ámbito
educacional o docente. Son los profesores quienes deben lidiar con los cambios y
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las exigencias impuestas tanto por los directivos, padres y alumnos, en el desarrollo
de sus funciones que son de gran importancia social: si el profesor(a) se encuentra
en un precario estado psicológico influirá en la calidad de enseñanza que imparta a
los estudiantes (p. 74).
En base a lo formulado previamente se puede mencionar que los docentes son el
blanco perfecto para la proliferación del síndrome de burnout, debido a que realizan
su práctica docente rodeados de condiciones cada vez más exigentes.
El origen del síndrome de burnout es atribuido principalmente a la sobrecarga
laboral y al hecho de ser blanco recurrente de agresividad por parte de padres y alumnos.
Esto [lleva] a los profesores a mostrarse irritables e intolerantes, lo que además de
deteriorar la relación con los alumnos, se [traduce] en ausentismo reiterado y aumento de
licencias médicas (Darrigrande, 2012, p. 74). Se añade que desde los inicios de la docencia,
el maestro pasó del elogio social a los reproches de la sociedad y demandas crecientes. Esta
transformación y sus implicancias impactaron en su cuerpo, el que fue variando de la
enfermedad por disfonía a otras dolencias de índole psíquico como la depresión, síndrome
de burnout, irritación e insomnio (Darrigrande, 2012, p. 74).
6. El Maslash Burnout Inventory
Con el interés de desarrollar algún recurso para medir este fenómeno, la psicóloga
social Cristina Maslach en colaboración con la psiquiatra Susan Jackson diseñaron el MBI-
GS (Maslach Burnout Inventory – General Survey, 1981), instrumento que permite evaluar
los tres síntomas del burnout. Al contar con este recurso, surge el interés de estudiar casos
similares en otras profesiones, entre las que destaca la actividad docente. Maslach y
Jackson hicieron las adaptaciones correspondientes del MBI para evaluar el burnout en las
diversas profesiones y desarrollan en 1986 el MBI-ES (Maslach Burnout Inventory-
Educators Survey) orientado a evaluar el síndrome de burnout en los docentes (Mota,
Mollinedo, Ordónez & Torres, 201, p. 185).
El MBI-ES esta formado por 22 ítems que se valoran con una escala tipo Likert en
las cuales el sujeto valora, mediante un rango de 6 adjetivos que van de “nunca” a
“diariamente”, con qué frecuencia experimenta cada una de las situaciones descritas en
cada uno de los ítems (Napione-Berge,2011,p.143). La escala se mide según los siguientes
rangos:
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• 0 = Nunca
• 1 = Pocas veces al año o menos
• 2 = Una vez al mes o menos
• 3 = Unas pocas veces al mes o menos
• 4 =Una vez a la semana
• 5 = Pocas veces a la semana
• 6 = Todos los días
El MBI-ES se divide en tres escalas, cada una de las cuales mide las tres
dimensiones que configuran el constructo burnout: Agotamiento Emocional,
Despersonalización y Realización Personal en el trabajo.
Llaneza (2009, p. 502) menciona que mientras que en las escalas de agotamiento
emocional y despersonalización puntuaciones altas corresponden a altos sentimientos de
estar quemado, en la escala de realización personal bajos valores corresponden a altos
sentimientos de quemarse. Tanto el constructo de quemarse como cada una de sus
dimensiones son consideradas variables continuas; las puntuaciones son clasificadas
mediante un sistema de percentiles para cada escala:
• Valores menores a 25 indican niveles bajos.
• Valores entre 25 y 75 indican niveles medios, y
• Valores arriba de arriba de 75 indican niveles altos.
Es importante conocer si un colectivo docente se encuentra afectado por el síndrome
de burnout. Es muy peligroso contar con maestros que sufren los estragos, pero es más
peligroso, tenerlos y que estos no sepan que estan siendo afectados. El MBI-ES es una
herramienta bastante útil para conocer los niveles de burnout de los colectivos docentes, por
lo que una fuente que puede generar un sinnumero de investigaciones.
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Conclusiones

La tarea docente ha tenido que evolucionar a la par de los cambios sociales,


transformándose en una actividad cada vez más compleja y cuestionada por la misma
sociedad. Al maestro le ha tocado hoy día la responsabilidad de hacer frente a las nuevas
exigencias y reformas que las autoridades educativas y gubernamentales han formulado, y
por consecuencia es en ellos en quiénes ha recaído la responsabilidad del éxito o fracaso de
dichas acciones.
El papel central del maestro ha cambiado dentro de la sociedad, sin embargo
depende de ellos en gran parte el éxito del sector educativo, pues ellos planean, dirigen y
evalúan el desarrollo y desempeño de los estudiantes. Por lo tanto, los docentes son un
sector vulnerable a los efectos y consecuencias que produce el estrés laboral crónico, mejor
conocido como síndrome de burnout.
Las condiciones actuales en que desempeñan su labor los docentes los hace sin duda
el blanco perfecto para padecer los síntomas del síndrome de burnout. La función docente
hoy día se lleva a cabo en un clima de factores que provocan situaciones estresantes de las
cuales difícilmente se puede escapar. Las nuevas exigencias por parte de las autoridades
educativas y gubernamentales, la falta de formación, el poco interés por parte de los
alumnos, la falta de planeación llevan en muchas situaciones al docente a no encontrar
salida a sus problemáticas y como consecuencia recurrir, sin tener conocimiento, a
conductas de escape como el absentismo, los retardos, los conflictos con los compañeros de
trabajo y hacia los alumnos.
En ese sentido, el interés de los directivos, autoridades educativas e investigadores
debe centrarse en conocer los niveles de burnout que sufren los colectivos docentes,
apoyándose en los trabajos realizados por Maslach & Jackson (1988). Es imperativo
conocer si un docente sufre los efectos del síndrome con el propósito de que las autoridades
puedan diseñar estrategias a nivel individual y organizacional para disminuir o evitar su
presencia. Para ello se puede emplear el MBI-ES diseñado por Maslach & Jackson, que
permite determinar los niveles de afectación del síndrome en los colectivos docentes.
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Referencias
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of stress. Obtenido de http://www.apa.org/helpcenter/stress-kinds.aspx

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http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol10num3/art5.pdf

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Obtenido de http://www.estreslaboral.info/

Gil-Monte, P. R. (25 de Julio de 2001). Recursos de Psicología y Educación. Obtenido de


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Llaneza Álvarez, F. J. (2009). Instrumentos de medida del burnout. En Ergonomía y


Psicología Aplicada. Manual para la formación del especialista (págs. 499-502).
Valladolid, España: Lex Nova

Mansilla Izquierdo, F. (07 de Noviembre de 2014). Psicología OnLine. Obtenido de El


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online.com/ebooks/riesgos/capitulo4_1.shtml

Mota Enciso, F., Mollinedo Riveros, L., Ordónez Méndez, A., & Torres Ramírez, I. M.
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bienestar subjetivo. Investigaciones sobre la salud mental de los agentes educativos
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España: Díaz de Santos

Silvero Miramón, M. (2007). Estrés y desmotivación docente: el síndrome del “profesor


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115-138. Obtenido de Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra:


http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/9010/1/12%20Notas%20Nb.pdf.

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de estrés según su intensidad y duración: http://www.crecimiento-y-bienestar-
emocional.com/intensidad-duracion-estres.html
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Apéndices

1. Organizador gráfico
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2. Secuencia argumentativa

Aserción Los docentes son un grupo laboral vulnerable a los efectos y


consecuencias que produce el estrés laboral crónico, que es mejor
conocido como síndrome de burnout.
Evidencia Las investigaciones realizadas por Freudenberg (1974) acerca de
conductas que mostraban algunos trabajadores asistenciales al poco
tiempo de iniciar sus actividades profesionales.
Los estudios realizados por la psicóloga estadounidense Cristina
Maslach que la llevó a formular el MBI, que es el test más aceptado
por la comunidad científica para medir el grado de afectación del
síndrome.
Garantía Los docentes son la piedra angular los sistemas educativos. Son ellos
los que tienen que lidiar y enfrentar los cambios emanados de las
reformas educativas, de las nuevas exigencias de las sociedades
actuales. Y en muchos casos se les ha responsabilizado del éxito o
fracaso de las reformas estructurales, como lo demuestran los
estudios realizados por múltiples investigadores sobre los colectivos
docentes.
Respaldo El estrés es uno de los temas de actualidad. Ya no es un tema que se
trate con frivolidad. El estrés es una enfermedad que trae múltiples
consecuencias para quién lo padece.
En el caso del síndrome de burnout, existen múltiples
investigaciones realizadas a partir de que se conceptualizó el término
por Cristina Maslach. La literatura al respecto es evidente y basta, lo
que habla de la importancia que le han prestado muchos
investigadores principalmente del área clínica y recientemente del
área docente.
Los hallazgos llevados a cabo por Freudenberg (1974) en las Free
Clinic de los Estados Unidos.
Las investigaciones realizadas por Cristina Maslach & Jackson
BURNOUT 17

(1988) que dieron como producto el MBI, y posteriormente el MBI-


GS, MBI-HS, MBI-ES.
Las investigaciones realizadas por Gil Monte (2001) acerca del
síndrome de quemarse por el trabajo.
Reserva Existen instrumentos desarrollados especialmente para estudiar el
fenómeno del síndrome de burnout en los docentes. Todos ellos
validados y aceptados por la comunidad científica internacional.
Cualificador Frecuentemente
modal
Contraargumentos Los docentes deberían estar preparados para hacer frente a cualquier
situación que se les presente en el ámbito laboral.
BURNOUT 18

3. Cuestionario MBI-Educators Surveys (MBI-ES)

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla


Maestría en Educación Matemática

La presente encuesta tiene como propósito medir el “Síndrome de Burnout” en los


docentes de educación secundaria. Por favor conteste los siguientes enunciados marcando
con una “X” la opción que mejor se adapte con su percepción:

Edad: Menor a 25 años ( ) Entre 25 y 40 años ( ) Más de 40 años ( )


Antigüedad: Menor a 10 años ( ) entre 11 y 20 años ( ) Más de 20 años
()
Sexo: ( ) Masculino ( ) Femenino
Estado Civil: ( ) Soltero ( ) Casado/Unión Libre ( ) Divorciado
Grado Académico: ( ) Licenciatura ( ) Posgrado
Nunca: 0, Alguna vez al año o menos: 1, Una vez al mes o menos: 2, Algunas veces al
0 1 2 3 4 5 6
mes: 3, Una vez a la semana: 4, Varias veces a la semana: 5, Diario: 6
1 EE Debido a mi trabajo me siento emocionalmente agotado.
2 EE Al final de la jornada me siento agotado.
Me encuentro cansado cuando me levanto por las mañanas y tengo que enfrentarme a
3 EE
otro día de trabajo.
4 PA Puedo entender con facilidad lo que piensan mis alumnos.
5D Creo que trato a algunos alumnos como si fueran objetos.
6 EE Trabajar con alumnos todos los días es una tensión para mí.
7 PA Me enfrento muy bien con los problemas que me presentan mis alumnos.
8 EE Me siento “quemado” por el trabajo.
9 PA Siento que mediante mi trabajo estoy influyendo positivamente en la vida de otros.
Creo que tengo un comportamiento más insensible con la gente desde que hago este
10 D
trabajo.
11 D Me preocupa que este trabajo me esté endureciendo emocionalmente.
12 PA Me encuentro con mucha vitalidad.
13 EE Me siento frustrado por mi trabajo.
14 EE Siento que estoy haciendo un trabajo demasiado duro.
Realmente no me importa lo que les ocurrirá a algunos de los alumnos a los que tengo
15 D
que atender.
16 EE Trabajar en contacto directo con los alumnos me produce bastante estrés.
17 PA Tengo facilidad para crear una atmósfera relajada a mis alumnos.
18 PA Me encuentro animado después de trabajar junto con los alumnos.
19 PA He realizado muchas cosas que merecen la pena en este trabajo.
20 EE En el trabajo siento que estoy al límite de mis posibilidades.
21 PA Siento que se tratar de forma adecuada los problemas emocionales en el trabajo.
22 D Siento que los alumnos me culpan de algunos de sus problemas.

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