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TESINA
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE
LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN
PRESENTA:
JESSICA MARIBEL SOSA ECHAGARAY
A mis sobrinos Dennise y Pedrito, por los momentos de felicidad y dulzura a su lado.
A Luis Montelongo, Yadira Carrera, Gabriela Pliego y Estefanía Izquierdo: “los amigos son
la familia que Dios nos permitió escoger”. Gracias por el amor y el apoyo que nunca han
dudado en brindarme.
Índice
Introducción. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V
El reportaje: una ventana hacia otras realidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . V
Utilidad del reportaje para el lector de noticias. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI
Tipos de reportaje. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII
Elementos del reportaje. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VII
Un reportaje sobre Masonería femenina. Cómo y para qué. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
De los secretos de la Masonería Operativa a la discreción de . . . . . . . . . . . . . . . . . . XII
la Masonería Especulativa
La Masonería es vivencial: la importancia de los testimonios. . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII
Ellas se defienden. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
¡Brujas!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
La camada de Satanás. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Masonería y poder. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Este género periodístico –llamado “la historia completa” por Gabriel García
Márquez- busca abarcar todos los aspectos del hecho noticioso, para lo cual, señala
Alberto Dallal en su obra Lenguajes Periodísticos, se requiere que el periodista “sea
al mismo tiempo un detective, un investigador especializado y, por último, una
especie de juez o dictaminador justo y reconocible”1.
1
DALLAL, Alberto. Lenguajes Periodísticos. México, UNAM-IIE, 2004. p. 115.
2
MARÍN, Carlos. Manual de Periodismo. México, Grijalbo, 2003. p. 225.
V
Como asegura Donald Ferguson en su obra El periodismo y la actualidad, la
responsabilidad de un periodista “no es dictar las decisiones, sino ver que se dé una
oportunidad justa de expresar sus opiniones a todos los que intervienen en las
cuestiones”3.
Por otro lado, es de suma importancia presentar de una manera didáctica la noticia.
Como enseñan la redacción en las aulas y la experiencia, la narración debe surgir del
punto más atractivo o desconocido, de aquel que enganche al lector.
Hay que llevar al que lee al lugar de los hechos: trazarle bien las formas y los
colores vistos durante la investigación. Se deben buscar las palabras adecuadas para,
incluso, hacerlo escuchar las voces de los entrevistados, que perciba aromas y
experimente diversas texturas.
3
FERGUSON, Donald. El periodismo en la actualidad. México, Edamex, 1998. p. 12.
4
Marín, Op. Cit. p. 227.
VI
El reportaje presenta el antes, el durante y puede predecir el después de los
acontecimientos que aborda. Ello le otorga al lector un panorama amplio que
enriquece su visión más allá de los resultados que puede obtener con la información
de cualquier otro género periodístico.
Una nota informativa, por ejemplo, se concentrará en el ahora, aún cuando pudiera
abarcar antecedentes sobre la historia que trata. Por su lado, una crónica, aunque rica
en detalles y descripciones, carece del espacio suficiente para los testimonios.
Mientras que en una entrevista, hay poco lugar para el contexto y los antecedentes.
De ahí que todos los géneros se sintetizan y fusionan en el reportaje y éste sea útil
para conocer a fondo un tema: de la mano de sus protagonistas, en el lugar de los
hechos.
Tipos de reportaje
En el primer caso, refiere que éste explica un problema y que tiene semejanzas con
el artículo, el ensayo, y la noticia. El reportaje demostrativo pone sobre la mesa los
hechos de una forma más inmediata, al estilo de una noticia, y presenta antecedentes
y comparaciones.
5
Marín, Ibidem p.230.
VII
Sin embargo, señala Marín “el lenguaje periodístico debe ser claro y preciso, y esto
es tan simple como que hay que decirle pan al pan y vino al vino”6. Es decir, que se
debe emplear un lenguaje que el lector comprenda sin tener que consultar el
diccionario después de leer cada párrafo.
9
GONZÁLEZ REYNA, Susana. Periodismo de Opinión y Discurso. México, Trillas, 1999. p. 27.
10
Marín, Ibidem p. 226.
11
González Reyna, Ibidem p. 30.
IX
La técnica de la crónica es otro elemento del reportaje que González Reyna define
como “un género narrativo con fuerte apoyo descriptivo. Se recurre a la forma
narrativa para el relato de los acontecimientos a fin de destacar su trascendencia, y a
la forma descriptiva para hacer sentir al lector inmerso en el ambiente y que perciba
los detalles como si realmente estuviera presenciando el suceso”12.
Si hay alguna característica que distinga al reportaje de los demás géneros es su gran
flexibilidad formal; es decir, su variedad estilística desde el punto de vista de la
estructura y andamiaje redaccional.
12
González Reyna, Ibidem p. 29.
X
Un reportaje sobre Masonería femenina. Cómo y para qué
Escribir sobre mujeres en la Masonería no es tarea fácil porque se cuenta con
información escasa al respecto. Tanto en bibliotecas públicas como en las mismas
logias masónicas, es poco lo que se puede encontrar sobre el trabajo femenino en
esta orden.
Asimismo, una de las mayores dificultades radica en que entre los propios masones
son escasos los que conocen la historia de la Masonería femenina, pues se trata de
una organización que desde sus inicios fue concebida por y para varones, y que
carga el estigma de ser misógina por naturaleza.
Redactar un reportaje sobre Masonería femenina permite por lo tanto “iluminar las
sombras”, como lleva por título este trabajo. En realidad, el trabajo femenino en
esta orden ha estado presente por siglos y, sin embargo, se le ha hecho poca justicia.
Esta investigación demuestra que las mujeres tienen una influencia real en la toma
de decisiones en esta antiquísima sociedad, y más importante aún, que son aceptadas
por la mayoría de sus miembros varones.
Contrario a lo que ocurría hace siglos, las masonas forman parte activa de esta
asociación sin necesidad del patrocinio masculino. Forman nuevos y nuevas
discípulas, redactan Constituciones para la administración de sus logias y ostentan
puestos en los cuerpos masónicos de más autoridad en México.
XI
De los secretos de la Masonería Operativa a la discreción de la Masonería
Especulativa
En cualquier caso es posible hallar fotografías de las logias en las que se reúnen y de
los arreos (la vestimenta especial) que emplean y con los que no se muestran en
público, a menos que sea durante lo que ellos llaman tenidas blancas, ceremonias a
las que acuden sus familiares y amigos, pero en las que no llevan a cabo los rituales
que efectúan cuando se encuentran sólo entre miembros de la orden.
Un masón jura que guardará silencio sobre los rituales que vive dentro de su logia.
Sin embargo, no todos se ciñen a la regla y hay algunos que han publicado libros
sobre lo que vieron y aprendieron durante su estadía en la orden, como el caso del
francés Maurice Caillet en su libro Yo fui Masón.
Ello cuestiona la añeja y radical creencia de que los masones guardan algo
celosamente, un secreto, como se le ha llamado, que nadie más debe conocer. Ellos
se defienden diciendo que, al contrario, el que quiera conocerlo no tiene más que
mirar dentro de sí mismo y que, en todo caso, lo que la Masonería hace es otorgarle
a sus afiliados algunas herramientas para lograrlo.
XII
El presente reportaje, además de dar a conocer el trabajo femenino dentro de la
orden, busca también transparentar a la Masonería. Asimismo, es importante
informar del papel de las organizaciones masónicas, incluidas las de mujeres, en la
vida política y social en México.
Es importante darle voz a las masonas no sólo porque ayudan a conocer una de las
aristas menos conocidas de esta orden, sino porque sus testimonios también resultan
útiles para dilucidar lo que ocurre en una asociación que desde sus conflictos con
autoridades católicas hace más de tres siglos, se ha visto envuelta en una red de
calificativos y suposiciones.
Hablar con una militante de esta orden permite conocer a quienes están detrás de
este grupo: lo mismo profesionistas de prestigio y abolengo, que amas de casa.
Ocurre igual con los varones, entre los que hay taxistas, quienes rompen con la
fantasía de que un masón es un profesionista con mucho dinero e influencias.
XIII
Los masones aseguran que se conducen con directrices de carácter moral para
mejorar a nivel personal, familiar y profesional, y de esta forma contribuir al
progreso social. Señalan que, en la medida en que el individuo se perfecciona,
influye con su ejemplo a crear una mejor sociedad.
Los testimonios son vitales para la compresión de los hechos. Por ello, este
reportaje se vale de entrevistas tanto de personalidad como de encuestas con
personas sencillas y comunes para sus dos propósitos principales: difundir el trabajo
de las mujeres en Masonería y transparentar a esta orden.
La meta de este trabajo es que sirva de punto de partida para una investigación más a
fondo sobre el papel clave que han desempeñado las mujeres en la Masonería, sobre
todo en un país con un arraigado machismo como México.
XIV
Iluminando las sombras: El papel de las mujeres en la Masonería mexicana. El
caso de la Logia Simbólica Femenina Humana Número 1
La espesura del humo del incienso y el pálido reflejo de las velas imprime un toque
de misterio sobre los rostros de las mujeres, vestidas de gris con rosa y con los
arreos propios de su grado. Ataviadas con un mandil atado en la cintura, las de
mayor grado llevan, además, una banda y diversos adornos en la cabeza. Las
acompañan dos varones.
Una vez atravesado el umbral de una puerta de madera con un feto tallado en el
centro y un cráneo en la parte superior, las mujeres reciben a los invitados. El ritual
para los convidados está a punto de comenzar. Las masonas se colocan en distintos
puntos de la habitación.
Un par de veces al año, los masones de todo el mundo organizan las llamadas
tenidas blancas, las únicas ocasiones en las que personas ajenas a la Masonería
pueden ingresar a una logia y observar los trabajos que efectúan sus miembros. Es la
oportunidad en la que esta organización teñida de misterio se desvela a los no
iniciados.
1
Al centro de la logia, descansando sobre el pavimento bicolor, está colocada El Ara,
el altar en el que los masones realizan sus juramentos, y que por ser éste un día de
tenida blanca, no lleva velas encendidas.
El silencio es imponente. Los invitados forman parte de una ceremonia que se repite
desde hace cientos de años. Muchos de ellos ya han asistido a otras tenidas blancas,
mientras que otros aguardan con expectación.
Dos de las anfitrionas lucen como guerreras. Colocadas frente a un par de columnas,
portan espadas, listas para defender y proteger. Detrás de ellas, un masón también
porta una espada flamígera, que se distingue de otras porque su hoja tiene la forma
de una llama. Él es el Guarda Templo Interior, y se encarga de dar paso a los
invitados a esta tenida blanca.
2
Dos columnas más, las que resguardan las masonas con espadas, las adornan un
globo terráqueo y una esfera decorada con lirios y granadas. En medio de ambas
pende una estrella de cinco puntas con una letra G en el centro.
Todos y cada uno de los elementos hallados en este taller encierran un simbolismo
que los masones guardan celosamente pues, aseguran, sólo debe conocerlo aquel
que, “libre de la curiosidad malsana”, desee ingresar a las filas de esta milenaria
institución.
La Venerable Maestra indica a sus hermanas que la ceremonia está por comenzar.
La Maestra de Ceremonias, quien se ha estado moviendo por todo el lugar, se coloca
en su puesto, debajo de Oriente.
Los demás hermanos y hermanas acomodan sus arreos; algunos cierran los ojos y
respiran profundamente. El Guarda Templo Interior asegura la puerta. Todos,
masones e invitados, dirigen su mirada hacia la Venerable Maestra, que comienza la
tenida blanca con un golpe de su mallete y con un diálogo con la Primera Vigilante
y la Segunda Vigilante de la logia, encargadas de dar la instrucción a los
Compañeros y a los Aprendices de un taller.
3
La Primera Vigilante se sienta en Occidente; es decir, en la esquina opuesta al lugar
de la Venerable Maestra. Por su parte, la Segunda Vigilante se coloca en el Sur, de
forma perpendicular a Oriente. Estas mujeres, cada una desde sus “tronos”, hablan
de “los dotes” que deben adornar a un masón, de sus deberes y ocupaciones.
Las palabras “sabiduría, fuerza, unión” resuenan en el templo desde su ala sur. Del
Occidente surgen “libertad” y “virtud”. Pareciera que el ritual fue preparado para
transparentar la misión y la visión de la Masonería.
“¿En qué se ocupan los masones?”, pregunta la Venerable Maestra, a lo que una de
sus hermanas le contesta: “En exaltar la virtud, practicarla y condenar los vicios”.
4
Afuera de la logia, en una zona llamada “Pasos Perdidos”, espera un pequeño
banquete de bocadillos, refrescos, vino y postres. En este lugar, cuando no hay
tenidas blancas, las masonas se reúnen antes de comenzar los trabajos en su taller.
Su nombre obedece a que aquí los masones dejan sus preocupaciones profanas para
ingresar a la logia, que simboliza su propio templo interior, y ocuparse en ella de su
reconstrucción personal. Aquí, en “Pasos Perdidos” los invitados intercambian
opiniones.
“No hubo capas negras, ni calderos, ni gatos ni escobas”, bromean. “Sólo cráneos”,
tercia una niña que asistió a esta tenida acompañando a su tía. Una de las masonas,
que escucha a lo lejos, sonríe a la pequeña y, sabiéndose blanco de todas las
miradas, le dice: “listo el discípulo, aparece el maestro”.
Los asistentes saben que esta masona grado 33, la más alta de las jerarquías en
Masonería, tiene algo importante que decir. De súbito, esta mujer es dueña de la
atención y el silencio de todos y les agradece haber comprobado con sus propios
ojos que la Masonería dista mucho de los mitos que se han tejido alrededor de ella.
5
Esperan, dicen, que entre los asistentes a esta tenida blanca haya un próximo
candidato a iniciarse en los misterios de esta orden, para continuar esparciendo su
mensaje de libertad, igualdad y fraternidad.
No hay nada de particular en Marina Cervantes. Salvo que a algunos hombres pueda
parecerles atractiva, sólo eso la distinguiría de otras mujeres de su edad.
A Marina la distingue un alargado par de ojos con pestañas abundantes, que brilla
con las cuentas amarillas y azules del collar que porta sobre una blusa roja. Sonríe y
gesticula con frecuencia; mueve las manos constantemente para contar su historia y
dar detalles de lugares y personas. Pareciera que busca retratar con exactitud sus
experiencias en la Masonería.
6
Existe un sinnúmero de definiciones sobre qué es esta orden. El historiador español
Miguel Martín Albo, autor de La Masonería, una hermandad de carácter secreto,
refiere que en una reunión de Grandes Maestros celebrada en Estrasburgo en 1952,
los masones se autodefinieron como “una institución para la iniciación espiritual por
medio de símbolos”.
Añade que la Constitución de la Gran Logia de Francia estipula que la orden tiene
como objetivos “el perfeccionamiento de la humanidad, tanto en el plano espiritual e
intelectual, como en materia de bienestar material”.
7
“¿Cómo saber si alguien es masón? Su conducta te lo dice. En la orden, el estatus no
te lo dan las insignias o los grados. A la pregunta de si alguien es masón, nosotros
contestamos, „mis queridos hermanos me reconocen como tal‟, porque es nuestra
forma de actuar la que nos hace llamarnos miembros de esta orden, no los arreos o
las medallas que portemos”, explica.
La educación y la cultura, los buenos modales, ser un buen ciudadano y ser fraterno
con los demás, señala, deben ser esa “rareza” que las personas distingan en los
masones, y de quienes, sin embargo, generalmente se tiene una idea muy alejada de
lo que realmente son.
“Creen mucho en el Diablo. Están mal porque son ignorantes de la religión y viven
en pecado. En Laredo, una muchacha sacaba hostias de una iglesia y se las vendía a
los masones a 50 dólares”, añade.
8
Villa Guerrero, quien labora además en un asilo para ancianos, asegura que los
masones “son la religión más mala del mundo”. La secunda Marijose González,
quien trabaja en la Basílica de Guadalupe, en La Villa, en un local de artículos
religiosos autorizados por esa iglesia. Para ella, los masones representan al
Anticristo.
“Reniegan de Dios, están en contra de Cristo. Ellos dicen que no son una religión,
pero se juntan para adorar al Demonio. Son una secta anticatólica que no cree en la
Virgen ni en Jesucristo, y sus miembros no están seguros de su fe, por eso están en
contra del Dios católico”, asegura.
“Si alguien se les acerca para conocer lo que hacen, no le dan la información. Son
muy herméticos y mentirosos. Se reúnen en secreto porque bien saben que lo que
hacen está mal, y atacan a la Iglesia Católica porque quieren que la gente se aleje de
Dios”, afirma.
9
Los masones se defienden. El presidente del Consejo Masónico Mexicano, Jaime
Chalita Zarur, explica que para buscar el equilibrio, la Masonería, como toda
asociación liberal, “es profundamente respetuosa de las religiones”.
Añade que la orden está compuesta por militantes de diversos partidos políticos,
oficios y profesiones, y más importante aún, por hombres y mujeres que profesan
distintos credos.
“La Masonería sólo busca el perfeccionamiento del ser humano para hacerlo un
mejor miembro de la sociedad. Los masones somos mujeres y hombres que
buscamos la instrucción, pero desde siempre hemos sido perseguidos por
asociaciones mundiales que buscan someter a la gente por medio de la ignorancia”,
señala.
Pero todo está perdido para la Masonería en la opinión pública. Para algunas
personas, los masones distan mucho de ser brujos y adoradores del Diablo.
10
José Guadalupe Viurquis, editor en la Agencia Mexicana de Noticias Notimex, y
quien se dice un fiel seguidor de la doctrina católica, opina que esta orden es “un
grupo secreto, solidario con la humanidad, cuyos miembros son ateos en su mayoría,
y pertenecientes a varios partidos políticos”.
Él no cree que los masones adoren al Diablo, “como todas las agrupaciones, algunos
de sus miembros se desvían y caen en eso, como en la propia Iglesia Católica, en la
que algunos padrecitos también parece que adoran a Satanás”.
Otras veces, aunque se sepa poco de los masones, se les hace justicia en la
imaginación de algunas personas. Raquel Baca Ledezma, secretaria de 40 años de
edad, asegura que escuchó a su jefe hablar sobre Masonería en una reunión con otros
hombres. “Por lo que parece, los masones son gente de bien”, dice.
Esa “gente de bien”, de la que habla Raquel, está compuesta lo mismo por
empleados de escuelas, oficinas, clínicas, medios de comunicación y oficinas de
gobierno. No son hombres únicamente; entre ellos también se cuentan mujeres.
11
La Aprendiz María Celestina Lechuga Morales asegura que su psicólogo celebró su
entrada en la orden y que la consideró un buen apoyo para su terapia: “Me dijo que
los masones son gente muy preparada, y que eso me ayudaría en mi rehabilitación”.
“Eso te dice algo de la reputación de la orden. Que un médico afirme que ser masón
es bueno para tu salud mental, quiere decir que se sabe que aquí estudiamos para ser
mejores personas. Yo vengo a entender la naturaleza humana y también a
prepararme, porque quiero ser una mujer más culta”, asegura.
Uno de los motivos por los que se condena a la Masonería es porque ésta se dice
poseedora de un secreto. Sin embargo, existe una contradicción, ya que la Masonería
está tan difundida actualmente que cualquiera puede consultar información al
respecto en internet, o hacerse amigo de un masón por este mismo medio, y
preguntar por ese secreto.
En El Primer Paso, Melina Pirrone explica que “el masón pertenece a una sociedad
poseedora de un secreto que nunca podrá ser violado, pues solamente lo conocerá, lo
utilizará y aprovechará „aquel que construye‟. Lo conoceréis por medio del estudio,
y según ese potencial espiritual que late en cada ser.”
12
Es decir, que lo que se puede leer o encontrar en la sección de libros de Sanborn‟s y
en la red nada tiene que ver con el verdadero secreto masónico.
“En realidad no es que sólo los masones pueden conocerlo, sino que nadie puede
hacerlo, porque es algo individual”, explica Pirrone, quien agrega que ese secreto es
humano, y se encuentra guardado dentro de cada una de las personas. Agrega que
mediante la instrucción masónica, los miembros de esta orden poco a poco logran
deducir en qué consiste.
¿Qué debemos entender por ese secreto humano? Melina Pirrone explica: “es la
respuesta interna que el individuo le da a las preguntas que surgen durante su paso
por la vida: ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? Ese secreto es sólo mi sentimiento, y no
puedo comunicárselo a otro, por ende, nadie más lo puede conocer”.
Añade que a ello obedecen los ataques de la Iglesia Católica: “lo importante para la
Iglesia es desvirtuar todo lo que presenta la orden. Ella misma sabe que no hay nada
malo con este secreto, pero algo tiene que decir para hallarse adversarios”.
13
Ellas se defienden
Es fácil adivinar por qué los masones de otro taller ayudarían a Dominga: es una
mujer pequeña y dulce, de voz serena y amable. Está encargada de la instrucción de
los Aprendices de Humana 1, labor que para muchos requiere de delicadeza, y que
Dominga, con su personalidad amigable y servicial, desempeña cabalmente, en
opinión de su alumnado.
14
Fueron los masones del taller “18 de Marzo” ubicado en la Ciudad de México,
donde trabaja su esposo, Rafael Torres Maldonado, masón grado 33, quienes le
donaron un “Saco de Beneficencia”, una bolsa que se circula entre masones para
que hagan un donativo, y que se destina para una obra benéfica.
Dominga, maestra de Sonia, la describe como una de sus alumnas más dedicadas,
que investiga a fondo los temas que le asigna y los expone con convicción. Sonia
afirma que toma con seriedad la instrucción masónica, por lo que cumple como
alumna y “le saca jugo” a sus maestras.
Marina Cervantes explica que los masones manejan un concepto de divinidad muy
plural, que lo mismo admite a Jesucristo que a Buda o a cualquier otro personaje que
encarne el concepto de Dios.
Se trata del Gran Arquitecto del Universo (G. A. D. U.), un nombre genérico para
que cada masón le otorgue la personalidad que desee y que permite que los masones
profesen la fe de su preferencia. Se trata de un dios polifórmico, o quizá únicamente,
de un principio generador.
15
“No sabemos quién o qué creó el universo; por qué estamos vivos ni qué nos
mantiene en este mundo. Por eso nombramos a esa fuerza como „Arquitecto‟. Un
verdadero masón sería incapaz de decir „éste es Dios, adóralo‟. Estamos conscientes
de que nadie posee la verdad”, aclara Cervantes.
Marina Cervantes añade que los masones no se reúnen para adorar a ningún dios,
sino para tratar temas relacionados con la conformación de sus logias, así como
historia de la Masonería o temas esotéricos o espirituales.
“En logia, según el grado que se esté trabajando, los Aprendices, Compañeros o
Maestros presentan un ensayo y exponen un tema. Las Maestras que dirigen los
trabajos formulan preguntas para ampliar el tema y todos participan en el debate”,
afirma.
Respecto a las creencias de que los masones conforman un círculo de poder al cual
muchos se acercan para servir a sus propios intereses, el grupo “Masonería” en
Facebook señala: “La orden no se presta a promover intereses egoístas. Si abrigáis
cualquier inquietud o propósito de esta naturaleza en vuestra mente, no debéis
ingresar al seno de esta noble Institución”.
16
Sonia Espíndola opina que quienes buscan ser masones por ansias de poder, deben
saber que sólo obtendrán “el poder de adquirir las herramientas para perfeccionarse
a sí mismos para hacer algo por la humanidad”.
¡Brujas!
Esta joven es profesora de Educación Física, una profesión que la mantiene esbelta y
atlética. Su ropa deja ver un cuerpo trabajado que se mueve con agilidad. Guadalupe
es alta y lleva el cabello lacio y largo. Sus hermanas de logia la describen como una
mujer guapa, alegre y risueña.
Marina Cervantes opina lo mismo que Guadalupe sobre las expectativas de muchas
mujeres que buscan entrar a la orden: “ser masona significa cultivar tu espíritu y tu
intelecto. Reducirnos a simples hechiceras es una forma de desprestigiarnos, de
decir que no trabajamos nuestros cerebros, sino que nos reunimos para preparar
brebajes y hacer amarres, lo que a todas luces se traduce en un trabajo intelectual
nulo”.
Melina Pirrone cuenta que en 1990, mientras trabajaba en una logia ubicada en un
barrio del Distrito Federal, un grupo de mujeres le apuntó con una pistola a ella y a
sus hermanas, acusándolas de ser brujas.
17
“En realidad el pretexto fue que alguien había dejado un carro cerca de un puesto
comercial, y quien nos agredió sacó una pistola y nos la puso enfrente; nos quedó
muy claro que nuestra presencia no era muy grata para los vecinos de esa colonia.
Toda la cuadra nos gritaba „brujas‟, y nunca ha faltado quien me pregunte si sé leer
la mano, porque la mayoría de la gente cree que nos comemos a los niños y que
hacemos misas negras”, señala Melina.
Sonia Espíndola cuenta que uno de sus compañeros de trabajo aseguró alguna vez
que los masones eran brujos. “Dijo que los masones adoraban al Diablo en misas
negras. Yo únicamente le pedí que se informara bien antes de emitir juicios tan
duros”, afirma.
“Nunca me han criticado, al contrario. Entre mis conocidos, la única amiga que sabe
que pertenezco a la orden me dijo que me he vuelto más tolerante y que proyecto
mucha paz. Otros, que no saben de mi afiliación, dicen que me volví más positiva y
que tomo las cosas con mucha calma”, afirma.
La Maestra Dominga Ogarrio cuenta que con mucha frecuencia ha escuchado que la
Masonería es una secta en la que sus miembros efectúan rituales de magia. “Pero yo
les digo que la Masonería es un taller filosófico al que pueden entrar personas de
cualquier religión y clase social”, señala.
18
Dominga es profesora de preescolar y tiene tres hijos. Asegura que sus hermanos se
burlan de su pertenencia a la orden: “con sarcasmo, me dicen que seguramente ya
soy una „iluminada‟. Yo les digo que los masones no nos creemos superiores a nadie
ni que estamos en este mundo para iluminar a los demás”.
Todas las integrantes de Humana Número 1 escuchan misa, celebran bautizos, bodas
y XV años en iglesias católicas, cuyas autoridades excomulgaron a los masones hace
273 años, con una bula emitida el 28 de abril de 1738 por el Papa Clemente XII.
Jaime Chalita Zarur, presidente del Consejo Masónico Mexicano, advierte que los
masones sólo se pronuncian en contra de los dirigentes de las iglesias católicas “que
rompen los votos que juran, como de pobreza y castidad, que no deberían existir,
porque no los respetan. Este es el sentido del pensamiento liberal, que conforma la
Masonería”.
Además de “brujas”, otro prejuicio más que se cierne sobre las masonas es el de ser
personas pudientes que accedieron a la orden por su posición económica, o que
acumularon grandes fortunas gracias a su membresía.
19
Marina Cervantes explica que no conoce hermanas que viajen frecuentemente al
extranjero, “a París para adquirir perfumes y pieles”, y que tampoco sabe de algunas
que posean tesoros de colección, “como pinturas robadas de museos famosos o
libros impresos en el año 1600”.
Sin embargo, acota, sí se aconsejan entre ellos cuando alguno lo solicita, y procuran
decirse siempre las cosas de frente: “aquí juramos auxiliar siempre a nuestros
hermanos y defenderlos cuando sean calumniados”.
20
En boca de los especialistas
La camada de Satanás
Para algunos sacerdotes, el mayor éxito del Diablo es hacer creer que no existe.
“Las botas del Diablo no hacen ruido”, reza el refrán. Y los masones, como Satanás,
aseguran algunos religiosos, son iguales.
Explica que a los masones se les asocia con cuestiones radicales porque actúan sobre
los criterios del poder: “Para que tenga sentido, la Masonería debe influir sobre el
poder o ella misma ser el poder. Esto entra automáticamente en conflicto con la
Iglesia, que en México es el poder. En los años más fuertes de la Masonería, la
Iglesia era el poder político, aunque aún en estos tiempos sigue perfectamente viva”.
21
Como se ha dicho, otro motivo por el cual las autoridades católicas cuestionan a los
masones, es porque guardan un secreto. Francisco Galván, abogado por la UNAM y
antropólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), asegura
que ese secreto es, en realidad, “el conocimiento de la arquitectura y la construcción,
no únicamente en lo material, sino en lo moral y lo espiritual”.
22
Sin embargo, ya que este Código no menciona entre esas asociaciones a la
Masonería, el Papa Benedicto XVI, en aquel entonces cardenal Joseph Ratzinger,
reafirmó la vigencia de la proscripción de la orden, en una declaración emitida el 26
de noviembre de 1983:
En El Primer Paso, Melina Pirrone explica: “Todo puede ser objeto de un secreto: la
caridad y el crimen”. Si retrocedemos en el tiempo, entendemos por qué la Iglesia
condena a esta institución, además de las razones del secreto masónico.
23
Pero para la Iglesia Católica, los masones, lejos de respetar todos los credos, niegan
la existencia del Dios Cristiano. Sin embargo, los masones discrepan.
Jaime Chalita Zarur asegura que asociar a la Masonería con intrigas para dominar al
mundo y con cultos satánicos son valoraciones que la orden no merece, y que han
surgido por la idea de que los masones guardan un secreto. En realidad, dice, sólo
trabaja como cualquier otra escuela, con fórmulas y métodos que se les revelan a los
estudiantes conforme avanzan en su carrera.
Marina Cervantes asegura que en las entrevistas que le hicieron cuando ingresó a la
orden, también le hicieron este cuestionamiento. “Yo no estaba segura de ello. Les
dije que creía en la reencarnación y en que, al morir, nos reunimos con un consejo
de maestros ascendidos, con los que revisamos nuestra vida, pero jamás mencioné a
algún dios”, afirma.
24
John Robinson continúa en su libro: “La forma como cada masón percibe y adora al
Ser Supremo es asunto suyo, así como el medio por el cual espera obtener la
inmortalidad, y no se permite que ningún hermano masón intente disuadirlo de sus
creencias. Y para reforzar esas creencias, en la logia masónica está prohibido hablar
de religión”.
Sin embargo, Robinson señala que, para las autoridades de la religión católica, el
concepto de divinidad en Masonería “… niega la existencia de la deidad contraparte
del Dios cristiano: Satanás. Negar la existencia de Satanás es, por supuesto,
considerado como un acto de herejía”.
Marina Cervantes asegura que no cree en el Diablo ni el infierno: “alguna vez leí
que sería absurdo que, habiéndonos creado tan imperfectos y proclives al mal, Dios
nos condenara por nuestra propia condición de humanos a una eternidad en el
infierno, o que hubiera creado a un demonio que estuviera tentándonos, sabiendo
que podríamos morder el anzuelo”.
25
Por ello, continúa, “las consecuencias de nuestros errores las tenemos que enfrentar
en nuestra vida, no se acumulan para después pagar la factura en moneda de sangre
y fuego”.
En su obra, John Robinson concuerda con los masones: “…la Masonería sostiene
que las deficiencias del hombre son consecuencia de sus propias fallas morales, no
de un mal demoniaco que lo obliga a vivir en el pecado con el cual nació. La
tendencia masónica consiste en alentar al individuo para que avance hacia la
esperanza de la resurrección y la inmortalidad mediante el propio mérito y los
propios actos de caridad”.
Sostiene que estas ideas incomodan a las autoridades católicas “que sostienen que la
salvación no se alcanza mediante la moralidad personal y las buenas obras, sino sólo
creyendo en Jesucristo”.
María Celestina Lechuga Morales asegura que no existe relación alguna entre la
Masonería y la religión “porque la religión católica dice que la Masonería es del
Diablo, pues a los masones nos enseñan a ser libres, a salir de la ignorancia”.
26
Masonería y poder
Los humanos, los seres vivientes con más poder sobre este planeta, son a menudo
los causantes de sus más variadas desgracias: asesinatos, fraudes, genocidio, robos,
crueldad animal, secuestros y crímenes ecológicos.
Hombres y mujeres de todas las épocas se han agrupado para buscar refugio contra
estas catástrofes y encontrar alivio y respuesta. De esta forma, por ejemplo, se
reúnen muchas personas bajo el amparo de la religión, donde se les pide seguir
ciertos códigos morales para reencauzar a la sociedad.
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“La Masonería es una escuela de cuadros que educa en valores y en conocimiento,
lo que la hace vigente porque lleva a los hombres y a las mujeres a construir sobre
ellos mismos. Y luego, construyen para otros, porque, en la medida en que ellos se
perfeccionan, influyen en la gente que los rodea”, explica.
Enfático, afirma: “los masones son gente de conocimiento y moral elevados. ¿Qué
repugnan? La ignorancia”.
Galván Ruíz, candidato a Doctor en Antropología por la ENAH, afirma que los
valores de la Masonería (libertad, igualdad y fraternidad) son universales, y que
incluso están inspirados en el apotegma cristiano: “no quieras para otros lo que no
quieres para ti”.
Asimismo, resalta el papel de los masones en el ámbito político: “La Masonería tuvo
un impacto positivo en los gobiernos no sólo de México, sino del mundo, y la
historia lo constata. La mayoría de los gobernantes del siglo XIX fueron masones, y
en nuestro país, la Constitución de 1857 fue promovida por masones”.
Sin embargo, actualmente esta milenaria institución no goza del mismo prestigio que
poseía en el pasado, cuando, en Estados Unidos, por ejemplo, los masones eran
llamados por sacerdotes católicos para que efectuaran una ceremonia durante la
colocación de la primera piedra en la construcción de una Iglesia.
Galván Ruíz explica: “actualmente los masones tienen una mala imagen pública
porque en el país ha habido confrontaciones entre los grupos liberales y
conservadores, éstos últimos de la corriente cristiana. Lo que prevalece en México
es la conciencia religiosa, y obviamente lo que menos quieren los grupos
conservadores es que los masones vuelvan a tener influencia”.
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Advierte que en algunos círculos masónicos aún se da la lucha por el poder político
y que ello es mal visto y causa de diversas sospechas. Sin embargo, aclara, eso no
sucede en la totalidad de las logias, pues no todos los masones se reúnen para tratar
la agenda política nacional.
“A partir de la década de 1980, cuando para hacer una carrera política en México
prácticamente tenías que ser masón, se le abrió las puertas a pillos, corruptos y
mediocres. Eso le ganó a la orden que perdiera el poder”, detalla.
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“La mediocridad de la dirigencia masónica en México se origina también por la
excesiva influencia de sus homólogos estadunidenses. Ellos no tienen un
sentimiento de identidad como el de los mexicanos, quienes tienen una historia de
miles de años, y ellos de apenas un par de siglos. Nosotros los miramos por encima
del hombro”, asegura.
Sostiene que debido a esta influencia estadunidense, los masones mexicanos “están
cortados” para no aspirar al poder político, como lo hacían antes: “aunque de forma
individual, los masones pueden infundir valores y nacionalismo entre sus
semejantes, si tienen la idea de regresar al poder, que se preparen para eso. Sería
bastante mejor que la Masonería que se tiene actualmente”.
Añade que los mexicanos en general, e incluida la Masonería, deben crear su propia
élite con un potencial intelectual como el del siglo XIX, capaz de crear un Estado y
una nación, que dice, puedan disputarle el poder a la Iglesia.
González Aguayo explica que, aunque por la disputa del poder, la orden goza de una
mala imagen pública, los masones jugaron un rol positivo en los gobiernos
mexicanos: “la Masonería cumplió un papel importante a nivel mundial y nacional
durante el siglo XIX. Ellos escribieron la historia política mexicana”.
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Resalta que uno de los logros a recuperar de la Masonería es su propuesta educativa:
“en todo el mundo desarrollado y en todas sus tendencias, la institución sostuvo un
sistema educativo de gran calidad. El sistema educativo más perfecto que
conocemos, es obra de masones, pero ahora, en nuestro país, la educación es el
hazmerreír”.
31
II.- Sobrevivir en el Club de Toby
Respetable Logia Simbólica Humana Número 1
Para Melina Pirrone, la Masonería puede ser a veces vista como el Club de Toby, en
referencia al programa de dibujos animados La Pequeña Lulú, en el que un
personaje lideraba un grupo de niños cuyo lema era “No se admiten mujeres”.
Por consiguiente, las mujeres quedan fuera, además de quienes hayan perdido el uso
de sus facultades y los esclavos, indica este landmark en las Constituciones de
Anderson, el libro que contiene los derechos y regulaciones de los masones.
Melina cree que quienes defienden esta regulación “la malinterpretan con un doble
sentido, porque a ellos les interesa que la Masonería sea exclusivamente de varones;
es como el Club de Toby, una cuestión de ego. Sin embargo, aún hay esperanza,
pues los masones jóvenes son los que están más receptivos a la inclusión de las
mujeres, pero los más recalcitrantes siguen siendo los de mayor edad”.
Asegura que por eso decidió crear el taller Humana Número 1, miembro de la Muy
Respetable Gran Logia Humana, que obtuvo su Gran Carta Patente (el documento
que le autoriza trabajar en Masonería) del Rito Nacional Mexicano, surgido, a su
vez, en nuestro país el 26 de marzo de 1826.
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En Entre Columnas: Diccionario Masónico, el autor Jorge Francisco Ferro define
una Carta Patente como “un documento propio de la Masonería Especulativa
Moderna por medio del cual una Obediencia Masónica autoriza a una logia a
trabajar bajo su jurisdicción”.
Una Gran Logia está conformada por un mínimo de cuatro logias o talleres. Éstos se
reúnen para formar un alto cuerpo que se administra de forma autónoma y que
agrupa a varios talleres bajo un mismo Rito. En el caso de Humana 1, sus
integrantes trabajan bajo el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, o Rito Escocés de
Antiguos y Aceptados Masones.
Los define, además, como “estructuras jerárquicas, con mayor o menor cantidad de
grados y carácter u orientación propios”. En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado,
los masones se agrupan en Aprendices, Compañeros y Maestros. A partir de esta
última categoría, ingresan a los llamados “Grados Filosóficos”, donde existen 33
niveles. Éste es considerado el Rito más conocido y difundido mundialmente.
33
“Venus Urania Número 2”, “Alfa y Omega 33 Número 3”, “Ave Fénix Número 4”,
y “Maat Número 6”, todos del Distrito Federal. Asimismo, “Rossina Alcalá Loman
28 Número 7”, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y “Camino a Oriente Número 5”, de
Tijuana Baja California.
Melina, de 75 años de edad, nació en Sicilia, Italia, en 1936. “La Nonna”, como la
llaman sus hermanas de logia, se inició en Masonería en 1970, por lo que cuenta ya
con una trayectoria de 41 años.
“Nació” (como dicen los masones cuando se inician en la orden) a los 34 años de
edad en el taller “Alma Mexicana 9 Número 1”, perteneciente a la Gran Logia Alma
Mexicana.
“La Nonna” es una mujer rubia de mediana estatura. Tiene ojos verdes y es a todas
luces atractiva. Viste discretamente y su rostro deja ver que también fue una mujer
hermosa durante su juventud.
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Su voz es dulce y habla con sus hermanas con amabilidad y paciencia. Cada
miércoles acompaña a las suyas durante la instrucción. Son las Maestras masonas,
guiadas por Melina, quienes instruyen a las más jóvenes, las que, en cuanto ella
ingresa a la zona conocida como “Pasos Perdidos” de la logia, la saludan con alegría
y respeto.
Melina Pirrone es autora de dos libros que son referencia para muchos masones. El
Primer Paso, un volumen con temas de estudio para los Aprendices, y El Segundo
Paso, para Compañeros. Ambos son ejemplares de cabecera para los miembros de
esta logia, quienes cada semana presentan ensayos y los discuten entre ellos.
Actualmente se encuentra redactando El Tercer Paso, para los masones que estudian
el grado de Maestro.
Asegura que llegó a la Masonería porque sintió curiosidad de las conversaciones que
su suegra, masona también, tenía con otras miembros de la Gran Logia Alma
Mexicana. Melina asegura que desde el principio quedó cautivada por las
enseñanzas masónicas: “Yo he tenido un solo amante en la vida, y ha sido la
Masonería”, señala.
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Pirrone, quien estudió medicina pero no terminó esta carrera, asegura que siempre se
ha sentido atraída por el arte y la literatura, por lo que quizá ése hubiera sido su
camino, uno no muy alejado de las enseñanzas masónicas, que promueven el amor
por las Bellas Artes y el hábito de la lectura.
Señala que su Gran Maestra fue Magdalena Sánchez de Álzaga, quien fundó la Gran
Logia Alma Mexicana, un referente inequívoco para hablar de Masonería femenina
en nuestro país.
Este alto cuerpo masónico actualmente cuenta con 47 logias que trabajan en la
Ciudad de México y en 14 estados más. En su página de internet se puede leer que
es miembro de la Confederación de Grandes Logias Femeninas del Continente
Americano.
Aquí se formó Melina Pirrone Traina, quien con Humana 1, dice, busca escribir su
propia historia en una orden que desde su origen fue pensada únicamente para
varones, pero en la que las mujeres han sabido abrirse paso y ganarse el
reconocimiento de los hombres.
En Humana Número 1 no hay sólo mujeres, también trabajan dos varones: Erick
Rojas Estrada y Fernando Bastida Monterrubio, de 22 y 75 años de edad
respectivamente. Erick es estudiante de Historia en la UNAM y Fernando es taxista.
Melina explica que, aunque en sus inicios el taller fue pensado únicamente para
mujeres, más tarde surgió la idea de reclutar varones para después crear logias
masculinas que trabajen bajo el auspicio de la Gran Logia Humana.
36
Es decir, que esta Gran Logia capacite a masones para que conformen nuevos
talleres masculinos y les otorgue Cartas Patentes.
Sobra decir que para Melina Pirrone la Masonería no tiene género, y aunque se sabe
dentro de una institución que no fue pensada para mujeres, ella, desde su trinchera,
busca generar un cambio y ser ahora formadora de varones en esta orden.
Melina Pirrone explica que eligió nombrar a su taller “Humana” porque “a veces los
individuos pensamos que somos totalmente divinos, y somos más bien humanos. Sí
tenemos nuestra parte divina, pero nunca dejamos de actuar y cometer errores como
humanos”.
Sus credenciales evitaron que fuera vetada de Masonería: “Yo no puedo ser
expulsada porque soy Grado 33, Past Soberana Gran Comendadora y masona libre”.
Cabe mencionar que un Masón Libre es aquel que, al cumplir 25 años en la
institución, se convierte en miembro libre de todas las logias, con goce de todos sus
derechos, exceptuando las obligaciones de asistencia y de pago.
37
Viendo la injusticia de la que fue objeto, prosigue Melina, varios talleres
abandonaron la Gran Logia Alma Mexicana y la impulsaron a crear la Muy
Respetable Gran Logia Humana, aunque ella en un inicio sólo pensaba conformar un
taller.
Tiempo después, esta nueva Gran Logia recibió la Carta Patente del Rito Nacional
Mexicano por medio del Past Gran Luminar Zeferino Aguilar Olivares, con la que
obtuvieron la autoridad para trabajar.
Humana 1, explica Melina, nació con la idea de impulsar a las mujeres “a no dejar
cortarse su libertad. En este taller siempre hay mujeres libres y de buenas
costumbres que tienen que alcanzar el ideal que se propongan, que es el ideal de
todo masón”.
¿Cuál es este ideal del que habla? Melina responde: “Lo que se busca es la verdad
para proclamarla en el universo, ésa es su misión: hacer mejores hombres y mujeres
a través de la verdad, y así formar una sociedad justa”.
Una tarde de miércoles en Humana Número 1 es de trabajo arduo. Las labores, todas
intelectuales, se efectúan dentro del templo o en “Pasos Perdidos”. En ambos casos
se reúnen todos los miembros del taller para leer y comentar los ensayos, llamados
“trazados”, que se asignan según el grado que vayan a trabajar.
38
Si se trabaja al interior del templo, todos entran ataviados con sus arreos y toman sus
posiciones. El Hermano Guarda Templo Interior se asegura que nadie más entre. Lo
que sucede aquí una vez cerradas las puertas es un misterio, pues los trabajos no
corresponden a lo que alguien ajeno a la orden puede ver en una tenida blanca.
“Eso sí”, explica Melina, “pueden estar seguros que los masones nos encerramos a
cal y canto para trabajar en nosotros mismos, porque estar en logia simboliza entrar
en nuestro propio templo, mirar hacia nuestro interior y reflexionar”.
Por otro lado, si los trabajos se efectúan en “Pasos Perdidos”, las integrantes de
Humana 1 se sientan alrededor de una mesa, sin arreos, y discuten los ensayos que
generalmente se asignan a Aprendices y Compañeros.
Marina Cervantes explica que esta especie de mesas redondas se efectúa con más
informalidad, aunque dándole a las discusiones la misma seriedad con que se
realizan a puertas cerradas en el templo.
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“Nos gusta mucho leer los trabajos en mesa redonda, porque las pláticas son más
nutridas. En ocasiones servimos alguna bebida y hay quienes traen bocadillos al
taller. No puede faltar el cigarrito y de pronto te sientes como haciendo sobremesa
con tu familia”, detalla.
Queda claro que en Humana 1 son una familia en la que los más jóvenes, y no sólo
en cuanto a edad, sino a grados, admiran, respetan y aprenden de los más grandes.
Sus trabajos, sean o no a puerta cerrada, son la oportunidad para que los novatos se
pongan a prueba y conozcan más por medio de sus Maestras.
Dice que es de las que gusta “echarse un cigarrito” mientras platica con los
Aprendices, y es sencillo imaginarla dando instrucción, hablándoles dulcemente y
hasta contándoles anécdotas de su vida en República Dominicana.
“Yo quería ser masona porque sabía que era la puerta de entrada para estudiar
filosofía y también porque siempre he creído que la vida es algo más que el trabajo y
la recreación. Siempre quise cultivar mi lado espiritual y eso es lo que he
conseguido en la orden”, detalla.
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Dominga Ogarrio, también Maestra, cuenta que, como Melina, se inició en “Alma
Mexicana 9 Número 1”, taller que abandonó porque, dice, no se sentía satisfecha
con la instrucción que recibía. Estuvo varios años “en sueños”, como llaman los
masones al periodo en el que no asisten a logia, hasta que por unos hermanos supo
de la existencia de Humana Número 1.
Dominga cuenta que, tras dejar su taller de origen, sintió una imperiosa necesidad de
regresar a Masonería, y que por eso, cuando encontró una nueva opción, acudió a las
instalaciones del taller y entró “a pedir asilo”.
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Se inició en la logia “Alfa y Omega” de la Gran Logia Alma Mexicana, hace 25
años. “Creo que todas las que ingresamos en la orden tenemos un ideal común:
perfeccionarnos. Aunque en primera instancia mi idea era descubrir por qué se
satanizaba a los masones, también sabía, por libros que había leído, que ser masona
me ayudaría a llevar una mejor relación conmigo misma”, afirma.
“Algunas veces leía los libros que él tenía en su despacho y me daba muchísima
curiosidad. Poco a poco empezamos a platicar y él me cuestionaba muchas cosas.
Ahora me doy cuenta que lo hacía para ver si yo tenía algún dogma o si era de mente
cerrada, pues una de las cualidades más importantes de un masón debe ser la
tolerancia”, señala.
Guadalupe asegura que quiso ser masona porque ello la reafirma en la búsqueda de
sí misma y porque quiere acabar con las ideas negativas que se ciernen sobre la
Masonería.
María Celestina Lechuga Morales acude desde hace varios meses a terapia
psicológica. Al igual que varias de sus compañeras en el taller, es profesora. Tiene
47 años y dos hijos.
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Su psicólogo, asegura, le dijo que su ingreso a Masonería le ayudaría en gran
medida para su recuperación pues, en la opinión de este médico, los masones son
gente “muy preparada”. El estudio constante le ayudaría a distraerse de los
problemas que la afectan.
Esta mujer pidió apoyo psicológico por el duelo tras una ruptura amorosa. “Si no
estuviera en Humana 1 probablemente desperdiciaría mi tiempo libre en tratar de
reparar lo irreparable o simplemente estaría muy triste”, señala.
“Me he vuelto una persona más fuerte que ya no centra toda su atención y sus
fuerzas en un solo aspecto de su vida. Mi visión es ahora más plural, más
cosmopolita y ahora sé que debo aprender de todas las experiencias en mi vida”,
afirma.
Dominga Ogarro coincide con María Celestina en que tras su ingreso a la orden, se
convirtió en una mujer más fuerte: “Todos tenemos un pasado y una historia detrás
de nosotros. En mi caso, la pérdida de un hijo hace muchos años y ahora un
problema médico que me ocasiona dolores muy fuertes en una mano”, confiesa.
Desde que es masona, explica, “entiendo que en la vida existen las causalidades, y
no las casualidades. Ningún masón se queda inmóvil ante un problema o una
desgracia, lo resuelve. No se preocupa, se ocupa. Y lo que queda fuera de nuestro
alcance, se lo dejamos a Dios, que puede ser el dios que nosotros queramos”.
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Por su parte, Marina Cervantes considera que desde su iniciación se ha vuelto una
mujer más tolerante y con mayores esperanzas: “En algún momento de mi vida perdí
de cierta forma la emoción por hacer las cosas, por hacer planes, y no porque
padeciera depresión, sino porque a veces uno pierde la fe en sí mismo y en las
demás personas.
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III.- El machismo y la igualdad: un salto cuántico
Los masones más ortodoxos se ciñen al landmark 18, que deja fuera a las mujeres.
Los hay también quienes se adhieren a apreciaciones más subjetivas, como la mujer
vista como un factor desestabilizador en la Masonería debido a cuestiones como la
“congénita indiscreción de las féminas” o a “las fatalidades del sexo bello”, como
señala Víctor Guerra en el editorial del número 5 de la revista española Cultura
Masónica.
Sin embargo, pocos después se crearon las “logias de adopción”, en las que
participaban mujeres bajo la tutela de los varones. Estas masonas permitieron que,
con el paso del tiempo, otras conquistaran un lugar en la orden y formaran logias
femeninas completamente autónomas, que se han ganado tanto el respeto como el
rechazo de sus homólogos varones.
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Landmark 18: no se admiten mujeres
En Masonería, los landmarks son reglas que se observan dentro de la orden. Jorge
Francisco Ferro, en su Diccionario Masónico, los define como “marcas limítrofes
que han sido establecidas para revisar y eventualmente desautorizar cualquier
innovación o infiltración en Masonería”.
“Hay que saber interpretar las Constituciones”, señala Melina Pirrone, quien añade
que en la época en que se redactaron y se formuló el landmark 18, que también
descarta a los mutilados, sí era necesaria esta exclusión, ya que los masones eran
perseguidos y muchas veces tenían que correr para escapar de sus detractores.
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Sin embargo, explica que una persona lisiada no está imposibilitada de pensar, por
lo que legítimamente puede ser masón, así como los esclavos de aquella época,
también excluidos de la orden, que tampoco estaban impedidos de razonar.
En cuanto a las mujeres, Melina subraya que ellas “conservaban sus cerebros” a
pesar de no ser sujetos de derecho en aquel entonces, de no ser ciudadanas y de tener
como única función criar hijos y esperar a su marido en casa.
Zeferino Aguilar Olivares, autoridad del Rito Nacional Mexicano, que autorizó los
trabajos de Humana 1 en Masonería, explica que en el Rito Escocés de Antiguos y
Aceptados Masones, en el Rito Yorkino y en el Rito Mizraim, entre otros, no es
aceptada la participación de las mujeres en Masonería, debido a que todos ellos son
obediencias extranjeras en México.
Este hombre, que cuenta con una larga trayectoria en la orden y que es respetado en
los círculos masónicos, comparte con Melina un carácter amable y humilde, pese al
prestigio que ambos poseen.
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“El Rito Nacional Mexicano nació sin sexo, como un rito auténticamente liberal,
revolucionario y progresista, que no admite diferencia alguna entre seres humanos.
La mujer tiene los mismos derechos que el hombre y las mismas oportunidades”,
añade.
Explica que de existir alguna diferencia entre géneros, ésta sería únicamente en su
trabajo: “para nosotros, la mujer es incluso más constructiva, más tenaz, y aunque su
evolución es diferente, unida al hombre, hacemos los blancos y negros”, subraya.
En una logia masónica el piso está compuesto por mosaicos claros y oscuros, que
representan lo mismo la noche que el día; la muerte y la vida; el bien y el mal, el
hombre y la mujer; es decir, representan la dualidad.
El hombre y la mujer son necesarios para que haya manifestación, que se traduce en
el trabajo de ambos sexos en Masonería. “Como el hombre, la mujer conquista a
base de conocimientos los mismos ideales que tiene la Masonería del Rito Nacional
Mexicano”, aclara Zeferino Aguilar.
Explica que ninguna autoridad masónica extranjera puede censurar en nuestro país
el trabajo de las mujeres en esta orden, incluido el de Humana 1, ya que el Rito
Nacional Mexicano, la máxima autoridad masónica nacional, le otorgó al Rito
Escocés la autorización para que practicara la Masonería en México.
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Aguilar Olivares continúa: “Aunque la Masonería Escocesa, que es la máxima
autoridad mundial, quisiera censurar el trabajo femenino en las logias, tendría que
pedirle permiso al Rito Nacional Mexicano”.
Explica que el único cuerpo masónico en México que conserva la prohibición de los
trabajos femeninos es el Principal Supremo Consejo de la Masonería Escocesa, que
radica en Puente de Alvarado, Veracruz. Fue el primero en recibir una carta de
autorización del Rito Nacional Mexicano y se consolidó con las autoridades inglesas
y suizas.
Preguntarse por qué existe el landmark 18 es cuestionar no sólo a los masones, sino
a toda la sociedad, del por qué la mujer no es libre, asegura Francisco Galván,
historiador y abogado.
“En México, las mujeres obtuvieron el derecho al voto en 1953. Estamos hablando
de que apenas tienen 58 años siendo libres de elegir a sus gobernantes y siendo
ciudadanas”, explica. Queda claro, entonces, que la discriminación por género no es
un fenómeno exclusivo de la Masonería.
Hay que recordar que cuando se redactaron las Constituciones de Anderson, las
mujeres no gozaban de derechos políticos (como sucede aún en algunos países de
Oriente), lo cual habla de un problema generalizado de discriminación.
Los masones eran entonces, y siguen siendo, hombres permeados por su cultura y
sus tradiciones, como James Anderson y Théophille Desagulliers, pastores
protestantes que redactaron los landmarks, y cuya religión debió haber influido en
su decisión de excluir a las mujeres de la Masonería.
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“La gran pregunta sería, también, por qué los masones no lucharon para que las
mujeres fueran libres”, cuestiona Galván, quien continúa: “las mujeres siempre han
sido libres, tuvieran o no, por ejemplo, el derecho a votar o a tener propiedades,
porque estamos hablando de una cuestión de derechos humanos.”
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En Humana 1, las masonas lo mismo festejan sus cumpleaños que las fiestas de
Navidad y han organizado eventos en favor de los vecinos de las colonias en las que
están ubicados sus talleres. Asimismo, apoyan a hermanos de otros talleres y a los
grupos Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad (AJEF), cuerpos
paramasónicos conformados por adolescentes, que trabajan bajo el auspicio de otras
logias.
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La Masonería es una escuela iniciática ecléctica que retoma infinidad de
conocimientos de la sabiduría egipcia. Basta con entrar al templo de cualquier taller
masónico. El auditorio de la Muy Respetable Gran Logia Valle de México, ubicada
en la colonia San Rafael de la Ciudad de México, cuya decoración narra la historia
de la humanidad, cuenta con infinidad de motivos egipcios.
En la entrada del recinto se pueden observar dos columnas y un fresco con un faraón
y sus siervos, enmarcado por jeroglíficos. La parte superior del escenario está hecha
a la manera del frontispicio de un templo egipcio, con un triángulo y un ojo en el
centro.
M. Isidora Forrest, en su libro La Magia de Isis, explica que en Egipto, el rango más
alto de una sacerdotisa (un cargo a menudo asignado a la reina) era “Hemet
Nedjer”, que se traduce como “Esposa de Dios”. Estas mujeres jugaban un rol
importante en la preparación de los templos para los rituales y, de hecho, tenían
permitida la entrada al recinto más sagrado dentro de los santuarios.
Además, prosigue Forrest, “en el ritual del templo, actuaba con un rol parecido al
del rey (…) en otras ceremonias, la „Esposa de Dios‟ realizaba rituales sin un Sumo
Sacerdote”.
Ello nos habla de la estrecha relación de las mujeres con el conocimiento iniciático y
de cómo las sociedades antiguas respetaban a sus sacerdotisas y autoridades
femeninas. Una reina en Egipto también recibía el cargo de “Horet”, es decir, la
“Horus femenina”, lo que demuestra que su función era paralela a la del faraón, que
recibía el nombre de “Horus”.
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“Su nombre lo dice todo”, explica Melina Pirrone, “el conocimiento iniciático inicia
al neófito en el estudio de sí mismo. No es algo exclusivo de los masones, es un
trabajo que tiene miles de años. Cuando una persona se inicia en Masonería,
comienza un viaje al interior de sí mismo. Cuando entra a logia entra a su templo
interior, que es su mente”.
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En tanto, su mentora, Melina Pirrone, ríe con la teoría de la próstata: “de qué me
sirve la próstata si la Masonería es un camino iniciático, de introspección y
crecimiento, para el cual no voy a utilizar más que mi mente”.
Pirrone explica que el rito masónico es solar porque en las logias, los movimientos
de los hermanos emulan la trayectoria del sol en el firmamento, al igual que en las
misas católicas, que celebran el nacimiento, vida, muerte y resurrección, lo que
ocurre todos los días con el astro rey. Aclara que en este renglón, el sol no debería
relacionarse con lo masculino en Masonería.
Melina asegura que los masones deben recordar que el planeta Tierra, al igual que la
luna, es también símbolo de lo femenino, “y esa Tierra es la que les dio vida a sus
madres, las mujeres que los trajeron a este mundo que desde siempre se ha
identificado con lo femenino”.
Asimismo, señala que los masones que rechazan la presencia de las mujeres olvidan
que la orden maneja el principio de dualidad: “Sin dualidad no hay manifestación,
hombre y mujer no pueden estar uno sin el otro”.
Ésta es una de las enseñanzas masónicas que explica que para que haya día, primero
debe haber noche; para que exista el placer, primero debe haber dolor, y para que
haya creación se necesita de dos elementos: de un hombre y de una mujer, por lo
que para crear en la orden, es imperativa la presencia femenina.
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Abrid las puertas: bienvenidas, hermanas
El presidente del Consejo Masónico Mexicano, Jaime Chalita Zarur, explica que,
aunque el landmark 18 sigue vigente en el Rito Escocés de Antiguos y Aceptados
Masones, la entidad que él dirige busca “la unidad, y no la unificación”.
“Eso es lo que nos autodetermina y nos dice a dónde queremos pertenecer y dónde
nos sentimos a gusto, el landmark 18 no es necesario que sea cambiado, porque los
masones debemos reconocernos y respetarnos en automático”, dice Chalita.
55
Para Constantino López Hernández, Maestro masón de 66 años de edad, miembro
del taller “Benito Juárez 3 Número 113” de la Gran Logia Valle de México, la mujer
siempre ha jugado un papel predominante en la historia.
“Aquéllos que digan que no, mienten. Antiguamente, las autoridades religiosas eran
mujeres. Ellas consultaban el oráculo y hacían predicciones. Desafortunadamente,
poco a poco fueron desplazadas, por el temor y la envidia de los hombres”, explica.
En Masonería, asegura, las féminas son mucho más ortodoxas que los varones, y
añade, “en contraste, de muchos hermanos da pena decir que son miembros de esta
orden, donde se forman hombres libres y de buenas costumbres, pues ellos están
muy ajenos a estos conceptos”.
Narra, además, que Jorge Gaviño, Past Muy Respetable Gran Maestro de la Gran
Logia Valle de México, intentó hace unos años unificar a la Masonería femenina y
masculina, pugnando así por la equidad, proyecto que no fructificó.
“Esta idea no avanzó porque muchos masones temían que, de esta forma, al tener un
solo guía, perderían sus privilegios, así como tener de competencia a las mujeres”,
detalla.
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Constantino cree firmemente que resulta necesaria la presencia de las mujeres en
Masonería, “porque su fuerza es grande, no veo por qué no se les pueda reconocer”.
Sobre la teoría de la próstata como glándula indispensable para ser masón, Fernando
opina que se trata de un enfoque machista y recurre también al principio de dualidad
para refutarla: “de qué le serviría al hombre su próstata para crear, sin su contraparte
femenina. Las mujeres crean con el útero. Hombre y mujer deben complementarse”.
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En carne propia: testimonios de discriminación
Durante una tenida blanca efectuada en 2009 en la Muy Respetable Logia Valle de
México, con la ocasión del aniversario de bodas de un masón del taller “Dantón 97”,
masones (hombres y mujeres) se reunieron con familiares y amigos; sin embargo,
ellas participaron como espectadoras.
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Sólo al final de la ceremonia, antes de la “Cadena de Unión” (un momento en el que
los masones se toman de las manos y piden por las necesidades de su taller o de la
humanidad), se invitó a las hermanas a formar parte del círculo y unirse a sus
hermanos.
¿Qué dicen las masonas al respecto? Melina Pirrone cuenta que aunque nunca ha
sido discriminada deliberadamente, sí se ha enfrentado a situaciones en las que
algunos masones actúan sutilmente contra las mujeres de esta orden.
Narra que años atrás, cuando daba instrucción a las Compañeras de “Alma
Mexicana 9 Número 1”, un Aprendiz invitado, varón, interrumpió la clase. Su
intervención, cuenta Melina, no sólo no estaba relacionada con el tema que se
discutía en el taller, sino que además fue errónea.
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“Eso te dice cómo algunos hombres, no sólo masones, tratan a las mujeres o acuden
a las logias femeninas con un afán paternalista de enseñarnos, aunque no sepan
nada. Ése es el problema de muchos”, señala.
Por ello, prosigue, cuando era miembro de “Alma Mexicana 9 Número 1”, las
Maestras acordaron celebrar interlogiales sólo con masones con los que tuvieran una
relación más estrecha, de respeto y fraternidad, para evitar los cuestionamientos
injustificados de otros hermanos que no las conocieran a fondo.
“En algunas logias masculinas juran que no pueden entrar a un taller de mujeres,
pero se meten y, ¿qué hacen? Se dedican a ver las piernas de las hermanas, porque
no hacen más. Ni siquiera participan en los trabajos, no lo hacen ahora y tampoco lo
hacían en mi época, salvo sus honrosas excepciones”, declara.
Al respecto, Luis Alberto Montelongo Mondragón reconoce que quizá uno de los
motivos “inconscientes” por los que no se admitan mujeres en su Gran Logia es para
evitar que se descuide el estudio y la reflexión por cuestiones sentimentales entre
hermanos.
“Tal vez se busca evitar esas pugnas, y aclaro que es una opinión que no comparto.
De hecho, he escuchado de muchos hermanos que las mujeres son más ortodoxas en
el estudio de la Masonería, que profundizan más y trabajan mejor que nosotros”,
asegura.
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Sin embargo, acepta que en debates con algunos hermanos, éstos tienden a tomar la
palabra en exceso, o a dar sobradas recomendaciones sobre lecturas o material
adicional que sus homólogas pudieran consultar para enriquecer sus puntos de vista.
“Quizá no se dan cuenta de ello. Puedo decir que el trato es cordial y que escuchan
mis disertaciones con respeto. Es más, hasta podrían parecer más caballerosos que
los hombres promedio, pero es justamente en este renglón que detecto cierto dejo de
machismo, como cuando me recomiendan libros para „mejorar‟ mis trabajos o
comienzan a monopolizar la conversación de alguna hermana”, detalla Marina.
“Los hay quienes guardan un silencio sepulcral cuando las masonas discuten un
tema. En nuestro taller, cuando Melina habla, no se escucha más que su voz, y los
hermanos que acuden como invitados no intervienen. No sólo respetan su jerarquía,
sino aceptan que pueden aprender muchísimo de ella.”
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IV.- Y Dios creó a la mujer: Evidencia histórica de las mujeres en Masonería
Está comprobado documentalmente que la mujer realizaba trabajos
físicos a la par que el hombre en la construcción de catedrales y castillos,
lo cual concuerda perfectamente con la mentalidad antigua y medieval.
Es evidente, por lo tanto, que la Masonería Operativa no consideraba
que la mujer fuese descalificada para la Iniciación, al menos en su
sentido material.
Jorge Francisco Ferro en “Entre Columnas: Diccionario
Masónico”.
En Masonería existen 120 manuscritos de una antigüedad de entre 300 y 600 años
llamados Antiguos Deberes (Old Charges), que contienen los reglamentos y las
normas que seguían los primeros constructores.
El más antiguo de éstos, el Regius Poem, y que según los expertos fue redactado
cerca del año 1390, contiene evidencia de la participación de las mujeres en
Masonería desde hace al menos 600 años, señala Jorge Francisco Ferro en su
Diccionario Masónico.
“Para aquellos que sólo tienen en cuenta las pruebas y no las leyendas”, indica el
autor, basta leer lo anotado por los masones operativos como regla de la hermandad:
“And love together as syster and brothur” (“y que se amen el uno al otro como
hermano y hermana”).
Por otro lado, en el manuscrito York No. 4, que guardan los miembros de la Gran
Logia de York, se lee lo siguiente: “…the Elders taking the Booke, hee or shee that
is to be made Mason, shall lay their hands thereon, and the charge shall be given”
(“los Ancianos, habiendo tomado el Libro, aquel o aquella que será hecho masón,
colocará sus manos sobre el mismo, y recibirá el nombramiento”).
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Asimismo, existen pruebas de que las mujeres participaban en las tareas más
pesadas de la Masonería Operativa, esto es, cuando los masones constructores
edificaron las grandes catedrales europeas durante la Edad Media.
Existen pruebas de que los antiguos masones operativos no tenían ningún prejuicio
en recibir mujeres para las tareas pesadas de la construcción. En la edificación del
Boulsover Castle, en Inglaterra, alrededor del año 1613, participaron 24 mujeres en
tareas como demolición de muros, asistiendo a los colocadores de piedra, acarreando
arena, tamizando piedras, cavando cimientos y construyendo hornos de cal.
Jorge Francisco Ferro especifica que el documento que contiene todos estos datos es
un manuscrito titulado Anno Domine 1613- A Booke of the Buyldinge Charges at
Boulsover the Yeare of oure Lorde God: Begininge the 2nd of November 1612, y en
el que se puede leer los nombres de mujeres y niños que trabajaron en distintas
tareas, y entre los que figuran masonas de nombre Marye Welles, Ellen Kichen,
Marye Robenson y Ellen Hogskinson.
Logias de Adopción
Como podemos ver, desde los inicios de la Masonería Operativa, las mujeres
jugaban un papel medular en la orden. Destaca la observación que realiza Jorge
Francisco Ferro respecto a que esto corresponde con la mentalidad de la época
medieval, contraria a la forma de pensar durante los años de James Anderson.
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Las mujeres no quisieron permanecer lejos de las transformaciones en la orden, y en
la Francia del siglo XVIII, proliferaron pronto varias sociedades secretas que
imitaban los rituales de la Masonería, entre ellas, la “Masonería egipcíaca”.
De esta forma, las mujeres podían efectuar trabajos siempre y cuando estuvieran
bajo la tutela y garantía de una logia masónica masculina. El Venerable Maestro de
esta última sería el encargado de presidir los trabajos, acompañado de la Maestra
Presidenta de la logia de adopción, explica José Antonio Ferrer Benimeli en su libro
La Masonería.
Las normas para las Logias de Adopción se fijaron más tarde, y en 1776 se
publicaron los reglamentos bajo el título “Manual de las Masonas”.
El origen de estas Logias de Adopción, explica Melina Pirrone, tal vez esté
relacionado con la época de guerras en Europa, que obligaba a los masones que
militaban en el ejército a dejar a sus familias bajo la protección de sus logias. Esto
probablemente despertó en las esposas, madres y hermanas, el deseo por pertenecer
a la Masonería.
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José Antonio Ferrer Benimeli señala que en tanto, surgió en Alemania una orden
andrógina llamada Masonería de los Mopses, cuyos ritos eran fuertemente criticados
y tachados de ridículos: “uno de ellos consistía en besar el trasero de un perro
pequeño (mopse) de fieltro durante la ceremonia de iniciación de las Aprendizas”.
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Los miembros de este taller desafiaron a la Gran Logia Escocesa de Francia, al
iniciar a una mujer con todo el ceremonial litúrgico de una logia masculina.
En El Primer Paso de Melina Pirrone, se pueden leer las palabras del Venerable
Maestro del taller, quien concluida la iniciación dirigió estas palabras a sus
hermanos: “Iniciando una mujer en nuestros misterios y asegurándola
masónicamente a nosotros, queremos proclamar la igualdad de los dos seres
humanos”.
Buscando ampliar su presencia en otros países, esta nueva Gran Logia se ayudó de
masones grado 33 para erigir un Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y
Aceptado.
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A finales del siglo XIX, la Masonería de Adopción recobró fuerza en Francia y
España. En esta última se constató la presencia de mujeres en logias de varones,
donde fueron iniciadas en el rito masculino, y alcanzaron cargos de responsabilidad,
explica José Antonio Ferrer Benimeli, en su obra La Masonería.
Para 1952 cambió su nombre al de Gran Logia Femenina de Francia, y siete años
más tarde adoptó los rituales y signos del Rito Escocés Antiguo y Aceptado que
empleaban los varones.
Masonas en México
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En entrevista con el periódico El Universal, María del Carmen Mendoza, Maestra
masona de la Gran Logia Nacional Femenil Mujeres Insurgentes, a la pregunta de si
la diputada priísta Beatriz Paredes, es masona, aseguró “no estamos autorizados para
decir nada”.
Sin embargo, añadió: “ignoro si ella lo sea o no. Pero toda su actuación,
pensamiento y expresiones son totalmente liberales, a favor de la nación y el pueblo
de México”, lo que insinúa que, al menos, Beatriz Paredes comparte los valores de
la orden.
En Masonería existe un dicho que señala: “Hay masones sin mandil, y mandiles sin
masón”. Ello, en referencia a que no siempre se tiene que ser miembro de esta
institución para comportarse como un masón; y del mismo modo, que el hecho de
pertenecer a la orden, no garantiza que un hombre o una mujer sigan los
lineamientos que promueve la Masonería.
Sobre las masonas en la historia mexicana, algunos tratados afirman que Leona
Vicario y Josefa Ortiz de Domínguez, La Corregidora, ambas figuras destacadas en
la guerra de Independencia de nuestro país, militaron en la orden. Sin embargo, para
María Eugenia Vázquez Semadeni, Doctora en Historia por el Colegio de
Michoacán, no existe ninguna prueba documental que avale la pertenencia de ambas
mujeres en Masonería.
Explica que la historia revela poco sobre Ortiz de Domínguez y su relación con la
Masonería. Afirma que el cronista del siglo XIX, Carlos María de Bustamante, se
refería a La Corregidora como “una furiosa yorkina, es decir, partidaria del grupo
político del Rito de York en Masonería”. Pero, añade, en las listas de logias
mexicanas de la primera mitad del siglo XIX, así como en los periódicos masónicos,
no consta que alguna mujer haya sido iniciada.
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“Es muy importante no repetir mitos elaborados por los masones para legitimar su
institución, o por antimasones, para desprestigiarla. Existen narraciones que señalan
a Leona Vicario y Josefa Ortiz de Domínguez como masonas, pero no hay pruebas.
Es decir, el relato que las incluye como masonas es muy importante desde el punto
de vista de la „construcción‟ de la historia de la Masonería, pero son sólo
narraciones para legitimar o desprestigiar a la orden”, concluye.
En su obra El Primer Paso, Melina Pirrone explica que las primeras noticias que se
tienen sobre Masonería femenina en nuestro país son de 1890, con el taller “María
Alarcón de Mateos Número 27”, fundado en el Distrito Federal, y con la logia
“Josefa C. de Cantón”, creada en 1891 en la ciudad de Laredo, en Tamaulipas, bajo
el gobierno de la Gran Dieta de México.
Ambas logias, que no eran de Adopción, fueron disueltas en 1897 por el masón
Ermilo G. Cantón, quien bajo las presiones de las logias masculinas de aquella
época, clausuró los trabajos de estos talleres femeninos. Las logias de Adopción
existían en los estados del sur del país como “Centros Paramasónicos Femeninos”,
circunscritos al régimen de las logias masónicas que los patrocinaban.
Así, durante los años de 1930 a 1935, la Gran Logia Independiente Mexicana, fundó
los talleres “Izquierdas Número 3”, “Alma Libre Número 2” y “Emancipación
Dogmática”, con sede en el Distrito Federal. Estas logias tampoco eran de Adopción
y mantuvieron su autonomía de la Masonería masculina.
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Muy Respetable Logia “Emancipación Dogmática Femenina”
Poco después, aunque se desconoce la fecha, esta Gran Logia “abatió columnas”; es
decir, cesó sus trabajos.
Las logias de Adopción fueron disueltas en 1897 debido a las presiones de algunas
logias masculinas que no aceptaron su existencia, amparados por “La Gran Dieta de
México 9” jurisdicción masculina, que a su vez se apoyaba en el landmark 18.
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Los esfuerzos prosiguieron y en 1934, masones del taller "Reforma 33 No. 5",
(perteneciente a la Gran Logia Unida de México, del Rito Escocés) formaron una
logia femenina que no fuera de Adopción e iniciaron mujeres, probablemente sus
familiares, que después fueron aceptadas en trabajos abiertos masculinos, para que
alcanzaran el grado de Maestras y pudieran formar su propio taller.
Ante el rechazo de muchos para considerarla una logia regular, varios masones se
separaron de la Gran Logia Unida de México, mientras que otras masonas
abandonaron “Alma Mexicana Número 9”.
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En El Primer Paso, Melina Pirrone explica que pese a las ideas plurales del Rito
Nacional Mexicano, “los hermanos nunca dejaron de imponer su paternalismo. La
mujer casi siempre era subestimada, los masones ambicionaban los grandes puestos
de elección y por la vigencia del landmark 18, el plan de trabajo no constituía una
solución para los problemas cívicos, morales y masónicos de la mujer”.
Para solucionar estos inconvenientes, las Maestras conformaron los talleres “Alma
Mexicana 9 No. 2”, “Hijas de Feloy No. 2”, “Estrellas de Anáhuac No. 3” y
“Citlalli No. 4”, para constituirse como una Gran Logia. De esta forma, el 13 de
marzo de 1958, el Rito Nacional Mexicano les otorgó la Carta Patente con la que se
constituyeron como “Gran Logia Alma Mexicana”.
Con estas nuevas credenciales, las masonas de Alma Mexicana decidieron separarse
del Rito Nacional Mexicano, y en 1965 adoptaron el Rito Escocés Antiguo y
Aceptado, declarándose potencia independiente. Asimismo, cambiaron su nombre
por el de “Gran Logia Femenina Unida Alma Mexicana”.
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V.- ¿Horizonte con límites?
Esta dinámica de simbolismos incluye la dualidad. Los que han podido entrar a una
logia, descubren un tablero de ajedrez como el piso que sostiene dos columnas, el
Ara y los tronos de los Dignatarios y Oficiales de un taller, que son los distintos
puestos que ocupan los masones distribuidos en su logia.
Los cuadros blancos y negros están ahí por una razón: para recordarles a los
masones, y a la humanidad, que sin dualidad no hay manifestación; es decir, que son
necesarias las dos caras de una moneda para poder crear.
“Los cuadros blancos y negros nos hablan de las diferencias existentes, algunas
determinadas por la naturaleza y otras por la humanidad”, explica Melina Pirrone en
El Primer Paso. “Sin embargo, el continuo fluir de las cosas y el devenir universal
se revelan como una armonía de contrarios”, concluye.
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Como bien explican G. Reale y D. Antieri en su Historia del Pensamiento
Filosófico, “aquello que es oposición, se concilia, y de las cosas diferentes nace la
más bella armonía y todo se engendra por medio de contrastes”.
Desde la antigüedad, en la mayor parte de los países las mujeres han sido
desvalorizadas y marginadas. Desde hace 288 años, en la Masonería, viven una
situación similar a raíz de la rotunda y misógina sentencia de James Anderson de
rechazarlas por no considerarlas libres.
La tenacidad de las mujeres progresistas hizo eco, y hoy, miles de sus herederas
militan en logias en todo el mundo, escriben para órganos de difusión masónica e
instruyen a otras mujeres y hombres que, como ellas, desean perfeccionarse y con su
ejemplo influir en la sociedad.
“Las mujeres somos las que formamos hombres, las que llevamos las normas
familiares y el hogar, y la Masonería también es como un hogar”, asegura Melina
Pirrone. “Para continuar así, espero que primero haya una unión firme entre
masonas, para que propicien la integración con los varones”, afirma.
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Melina explica que su sueño al formar Humana 1 y la Gran Logia Humana fue
reclutar personas, hombres y mujeres “que se comportaran como seres tolerantes y
decentes; pero humanos finalmente, capaces de tropezar y caerse pero también de
levantarse y aprender”.
El taller que preside se distingue de otros por la instrucción que otorga a sus
miembros, no sólo en la parte intelectual, sino en la moral: “seguimos el tronco
común de los temas que se enseñan en Masonería, pero la diferencia en nuestro
taller es que los discutimos entre nosotras y cada una enriquece el objeto de estudio
con sus aportaciones. En otros lugares, generalmente sólo los Maestros preparan un
tema, y los demás únicamente escuchan”, explica.
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“Pero todavía se piensa que el conocimiento es algo que las mujeres no pueden
aprovechar. Por ejemplo, se cree que si estudian una profesión, no la van a ejercer, y
a veces no se les da más que acceso a los conocimientos para administrar una casa o
criar hijos. Se cree que el estudio en las mujeres es energía desperdiciada”, explica.
El problema radica, también, porque en una sociedad patriarcal no se permite que las
mujeres despunten. Ello, explica, debido a las ideas religiosas imperantes en la
sociedad mexicana: “Dios es hombre, sólo se comunica con varones. Se cree que la
figura femenina no es necesaria, que es una casta inferior en la humanidad”.
La Masonería es misógina, afirma, porque las mujeres que hoy pertenecen a sus filas
se abrieron paso ellas mismas: “No creo que haya sido idea de masones que ellas
participaran. Fueron las propias mujeres, hijas de masones, quienes conquistaron
esos espacios y tuvieron que estudiar mucho para justificar su entrada”
Domínguez Gaspar califica como una contradicción que los masones promuevan la
fraternidad cuando sus estatutos discriminan a las mujeres. Explica que la
fraternidad, dada su raíz etimológica, se da entre varones únicamente, por lo que los
masones deberían considerar la “sororidad”, que se da entre las mujeres.
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Renovarse o morir: Una institución liberal que debe seguir progresando
Considera que actualmente las masonas son sólo asistentes y elementos decorativos:
“la Masonería es una orden misógina que ahora se nos presenta como muy
incluyente, pero las mujeres en realidad son sólo un símbolo”.
Para Guadalupe Ruiz Trinidad, la Masonería recluta mujeres sólo para cumplir cierta
función, pero nunca para realizar papeles importantes: “es como en la política.
Nunca en México ha habido una presidenta. A las mujeres se les deja participar en
algunos ámbitos, pero siempre limitadas, para que no le arrebaten privilegios a los
varones”, afirma.
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Asimismo, asegura que la fraternidad que promueven los masones no es plural, “es
sólo entre ellos, entre iguales, no entre las mujeres. Las mujeres no son sus iguales”.
Añade que las féminas son excluidas de los círculos de conocimiento, como la
Masonería, con la intención de que sigan siendo sometidas. “Se les enseña a cultivar
más su imagen que su conciencia. Eso es hacerlas superficiales, al decirles que lo
importante es cómo se ven, no cómo piensan”, dice.
Esta antiquísima orden, como institución progresista que dice ser, no puede seguir
marginando a las mujeres, algunas veces de manera sutil, otras de forma tajante,
como en situaciones que describe Melina Pirrone:
“Con el deseo de mantener a la mujer bajo potestad masónica del hombre, los
hermanos masones hasta la fecha han seguido propiciando la formación de logias
paramasónicas (cuerpos masónicos sin autonomía) en las que las hermanas tienen
como principal actividad la colaboración en las labores de beneficencia y de carácter
social de las logias masculinas”, explica.
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Ello implica un retroceso en los logros conquistados por las mujeres en la orden, que
se han liberado del yugo masculino y de trabajar bajo su amparo, consiguiendo así
la autonomía e independencia de trabajar y dar instrucción como mejor les parezca.
Añade que las féminas siempre han estado presentes en diversos movimientos y
organizaciones, por lo que sería “una ficción” pensar que apenas están participando,
aunque su protagonismo sea muy reciente: “recordemos que tan sólo en las
universidades, las mujeres se incorporaron en la segunda mitad del siglo XX.”
Güereca Torres considera que los dogmas religiosos siguen jugando un papel
importante en la discriminación hacia las mujeres, sobre todo cuando se trata de la
adquisición de conocimientos, “en los sistemas patriarcales, donde predominan las
ideas judeo-cristianas, se conceptualiza a las mujeres a raíz de simbolismos de
transgresión o de la maldad, y por esos motivos se les excluye”.
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El futuro de la mujer en Masonería
Una masona del Gran Oriente Latinoamericano entra a una tenida interlogial en la
Gran Logia masculina Equinoccial de Ecuador, en Quito. Terminada la reunión, uno
de sus hermanos, quien había esperado en “Pasos Perdidos”, se acerca para
preguntarle qué hace en aquel taller, un espacio reservado para hombres.
Ella le explica que asistió a una tenida y que es Maestra masona. El caballero
palidece y hace señas de desmayarse de la emoción. La abraza fuertemente y le dice
que es la primera vez en sus 50 años de vida que ve de cerca a una masona.
Claro está que él había escuchado hablar de la presencia femenina en la orden, pero,
dice, jamás pensó que fuera un hecho real. La mujer lo asimila con buen humor y le
asegura que ella es una masona de carne y hueso.
Esta anécdota, tomada de la revista española Cultura Masónica, revela dos aspectos
muy importantes que se viven en la Masonería moderna: el apoyo de muchos de los
miembros varones a sus homólogas femeninas, y por otro lado, el desconocimiento
de éstos sobre la realidad que viven sus hermanas.
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Inclusive Jaime Chalita Zarur, presidente del Consejo Masónico Mexicano, aplaude
y apoya el trabajo femenino en la orden, lo mismo que Zeferino Aguilar Olivares,
Past Gran Luminar Gran Maestre de la Orden del Supremo Consejo del Gran
Oriente de México del Rito Nacional Mexicano, ambos hombres de gran influencia
en los círculos masónicos.
Empero, son pocos los varones de esta orden que conocen lo que hacen las mujeres
en esta fraternidad, o que tienen el contexto histórico sobre las precursoras de la
Masonería femenina y de la evidencia de su quehacer y presencia.
La literatura sobre este tema es escasa y los testimonios de los masones modernos
poco aportan a la parte documental de una investigación. Sin embargo, cubren la
parte medular de un reportaje sobre Masonería, al dar de primera mano las
experiencias de los y las protagonistas de los cambios por el debate de género que
ocurren en el seno de esta institución, que como se expuso al inicio de esta
investigación, sigue estando vedada a los ojos de la opinión pública.
Los testimonios son, además, una fuente invaluable de datos empíricos de masones
y masonas, que proveen de un retrato fiel y detallado de lo que sucede en sus logias
y dentro de sus vidas privadas.
Aún en estos tiempos de mayor apertura, lo que se puede leer en libros y revistas
sobre los masones es casi siempre información sobre lo que ocurre en las logias: su
administración, sus cuadros operativos y su distribución, y sobre las asociaciones de
la Masonería con Satanás o con un plan para dominar el mundo.
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Los testimonios de las masonas, por su parte, revelan no sólo la lucha de sus
antecesoras por darles un lugar en el llamado Club de Toby, sino de la que ellas
tienen que librar aún en nuestros días, en los momentos en que se les considera
prescindibles.
Por ello, es natural predecir que los años futuros de la Masonería son promisorios
para las mujeres, pues cuentan con el apoyo de la mayoría de sus hermanos. “Todo
cambio de estado se realiza en la oscuridad, tal como sucede con el nacimiento y la
muerte. El pasaje de la oscuridad del vientre a la luz del día es un símbolo material
de dicho cambio”, asegura Jorge Francisco Ferro.
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La mujer, sea católica, cristiana, budista o masona, debe ser libre. Es
responsabilidad de las herederas de esta orden milenaria conquistar los espacios que
se les han negado.
Para llegar al recinto hay que subir escaleras de mármol con barandales dorados y
seguir una alfombra roja, a cuyos lados se aprecian frescos con motivos masónicos,
entre los que sobresalen los emblemáticos cuadros negros y blancos, y triángulos de
oro con un ojo humano en el centro.
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Al fondo se encuentra el “Salón de los Hombres Ilustres”, que guarda los bustos de
masones importantes en la historia, como Miguel Hidalgo, Simón Bolívar, José
Martí y Benito Juárez, entre otros. El salón sólo hospeda a una mujer: Josefa Ortiz
de Domínguez, “La Corregidora”, quien participó en el movimiento de
independencia de nuestro país y quien es considerada, por algunos historiadores, la
primera masona mexicana.
Las masonas, por ende, no pueden entrar a los templos donde trabajan sus
homólogos. Les está permitido merodear por los pasillos y la cafetería, pero no
comparten con sus “hermanos” masones el mismo espacio en una logia. Cuando
asisten a tenidas blancas, donde siempre son bienvenidas, generalmente se llevan
una especie de “premio de consolación”, como el clavel blanco que les fue
obsequiado hoy.
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Transcurrida la ceremonia de aniversario, amenizada por un pianista y durante la
cual se condecoró a varios masones por su trayectoria en la orden, los anfitriones se
disponen a “cerrar trabajos”. Para ello, el Segundo Vigilante lee una parte de su
liturgia, en la que afirma: “Un día vio el supremo hacedor que los hombres abusaban
de su fuerza, y que las mujeres, en vez de bondad y ternura, tenían astucia”.
Esta idea de que las mujeres son “buenas” por naturaleza ha acompañado a la
humanidad desde sus inicios. Marina Cervantes, Maestra masona de Humana 1,
quien asiste al encuentro, asegura que “pensar en las mujeres como ángeles y en los
hombres como animales salvajes es machismo”.
Bajo esta premisa, que liga a las mujeres con la bondad y la caridad, la tradición
masónica indica que se le otorgue el Saco de Beneficencia a una de las invitadas,
para que a nombre de los masones de “Dantón 97” haga una obra de caridad.
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Otra asistente a la tenida blanca, Aurora García Vigueras, masona grado 33 del
taller “Mexicanos al Grito de Guerra”, asegura que la Masonería no es misógina, y
el asunto del Saco de Beneficencia no le merece una crítica. En contraste, Cervantes
señala que el Venerable Maestro de “Dantón 97” pidió que el saco se circulara
“entre todos los masones”, pero no se le ofreció a las hermanas que los
acompañaron.
Vigueras, por su parte, opina que la Masonería es libre y abierta, y que las mujeres
han ido escalando posiciones que las hacen ya indispensables, hecho que los varones
reconocen y aceptan. “Pero qué mal que en „Dantón 97‟ no admitan mujeres, porque
la ortodoxia de este taller en la forma de llevar sus uniformes y organizarse, le
vendría bien a muchas logias femeninas”, dice.
Quizá haya un largo camino todavía por recorrer para que algún día todos lleven
flores blancas o todos porten espigas de trigo.
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Fuentes
Entrevistas
Bibliografía
TERRONES, Benítez Adolfo. Los 27 Temas del Maestro Masón. México. Ediciones
Valle de México, 2005.
TERRONES, Benítez Adolfo. Los 33 Temas del Aprendiz Masón. Ediciones Valle
de México, 2005.
Electrónicas
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Página de la Real Academia de la Lengua, http://www.rae.es/rae.html, revisada en
enero 2011.
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