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Serie Amor de Amigos

Fuera de Balance
Fotografias y Firmas
Recuerdos del Pasado
Recuerdos del pasado
Sinopsis

Despedido del trabajo de sus sueños y sin dinero, Bailey Hall vuelve
a casa con el rabo entre las piernas y el ego herido gravemente. Y no ayuda
mucho que el único trabajo que pudo conseguir sea en la guardería de su
hermana mayor. Ahora, en vez de enseñarles a los estudiantes de
secundaria sobre Shakespeare y Keats, está limpiando narices y tropezando
con bloques de construcción. Entonces, una tarde lluviosa, su humillación
toma un giro cuando David Walker, viene a recoger a su sobrino. David no
solo fue el chico más popular de la secundaria, sino que Bailey albergaba
un gran amor secreto por el hombre. Bailey estaba horrorizado y contento
de verlo, aunque hayan pasado nueve años, David sigue tan sexy como
siempre. También es rico y exitoso, dos cualidades que Bailey no posee.

David pasó los últimos años cumpliendo su sueño de convertirse en


un exitoso abogado, y finalmente tiene todo lo que ha querido. Un día va a
la guardería y aparece la única cosa que no ha sido capaz de resistir, Bailey.
A lo largo de su último año en secundaria, David conoció al tímido erudito
de pelo oscuro de primer año. Había tenido tanto miedo de actuar según sus
sentimientos en ese momento. Bailey no solo era muy joven para una
relación, sino que también no estaba muy seguro de su sexualidad. A pesar
de que lo fue lo más difícil que había tenido que hacer, David se obligó a
no actuar según sus sentimientos y mantuvo sus manos fuera de Bailey.

Ahora que ambos son adultos y que tiene a Bailey en su mirada de


nuevo, David se compromete a seguir sus deseos por fin. ¿Pero podrá
Bailey abrirse a los sentimientos de él o podrá David vivir con nada mas
que la excusa de quedarse y hacerle compañía por las noches?
Capitulo Uno
Mientras que Whitney Houston puede creer que los niños son el
futuro, era obvio que ella nunca trabajó en una guardería.

Bailey estaba seguro que si ella se ponía a trabajar allí por un día…
no, una hora en una pequeña habitación con niños de cinco años, sufriría un
caso de fiebre extrema, y tomaría un lápiz para declarar, estamos todos
condenados porque estos mocosos son nuestro futuro.

Para ser justos, no todos los niños eras monstruos. Toma a Billy
Edson por ejemplo. Parecía estar perfectamente contento de sentarse en una
esquina y encontrar algo para ocupar su mente. El hecho que la actividad
que había elegido consistía en su nariz, su dedo y -¡ew!- su boca, no le
importaba a Bailey. Así, hizo una nota extra para incluir una galleta más a
la hora de la merienda para que obviamente, tuviera algo más con que
llenarse.

Para ser sincero, el noventa y cinco por ciento de los niños a su cargo
eran maravillosos. Era el otro cinco por ciento el que hacia que Bailey
reflexionara sobre lo mucho que su vida y su carrera habían cambiado
drásticamente en las últimas semanas.

—¡Sr. Hall, Thomas me pegó! —Una voz quejumbrosa cortó los


pensamientos de Bailey.

Miró hacia el frente y no se sorprendió al ver a Kevin Smith. El niño


parecía estar en medio de cada pelea o problema que se producía en la
habitación. Ese día en particular había sido el peor, ya que la fuerte lluvia
los había tenido adentro toda la mañana y la tarde. Bailey había aprendido
que los niños pequeños eran como perros, porque necesitaban salir por lo
menos una vez al día para divertirse.

—¿Dónde te pegaron esta vez? —Pregunto Bailey mientras miraba


al niño con sobrepeso. Por alguna razón la madre del niño le había echo
reflejos en su cabello castaño, aun cuando Kevin tenía que entrar al
kindergarden. Dios, ya un metrosexual y todavía no tiene ni seis. Ellos
empiezan jóvenes estos días.
—En mi estómago y después me dijo que moviera mi trasero gordo
de su camino. —Replicó Kevin, sin dudar.
Bailey dejo escapar un suspiro largo de sufrimiento mientras
intercambiaba miradas con Megan. Durante las últimas semanas en la
guardería amamos a los niños, Megan se había convertido en su pequeña
amiga. El hecho es que Megan solo ha cumplido seis la semana pasada, y
estaba jugando con PlayDoh.

Ella era más lista que muchos adultos que Bailey conocía, además
nunca acusaba a los otros compañeros. Aprendió el primer día que ayudaba
tener un informante adentro.

—¡Thomas! —Bailey lo llamó mientras se frotaba las rodillas, ahora


entendía porque algunas personas se volvían alcohólicas.

—Si, Sr. Hall —Thomas se volteó de enfrente del televisor y lo miró


con ojos de inocencia. Si, claro niño, me voy a tragar todo ese rollo de
niño bueno. Se lo que hiciste esta mañana en el baño de los niños.

Thomas era un Eddy Haskell1 en proceso. Con esos ojos de bebé y el


pelo castaño, era obvio que ya había aprendido que una dosis de encanto lo
sacaría de todo castigo. Por desgracia para Tommy, la vida tenía agotado a
Bailey lo suficiente como para hacerse inmune a esos actos.

—¿Le pegaste a Kevin? —Amigo, si tuviera una moneda por cada


momento que ha tenido que hacer esa pregunta en la semana. Entonces
podría darse el lujo de tomarse un día libre en vez de estar atrapado en
Farmington Hill.

Thomas asintió, como arrepentido de su violencia mientras Kevin


estaba casi de rodillas.

—Si, lo hice, pero Kevin se puso enfrente de mi y yo no pude ver la


película y cuando le pregunte si se podía mover, solo se puso a bailar por
alrededor y empezó a hacer ruidos con la boca.

Esta bien, si tal vez yo fuera del tipo violento, también le habría
pegado una buena tunda a Kevin. Bailey dejo escapar otro suspiro. —

1 N de C: Es un personaje de ficción en una comedia de situación de la CBS entre los años 1957-1958,
y posteriormente en ABC entre los años 1958 a 1963. Era el arquetipo del clásico adulador.
Thomas, ¿cuántas veces te he dicho que me llames cuando tengas un
problema en vez de tomarlo con tus propias manos?

Thomas puso una cara de confusión que realmente parecía genuina.


—Pero Sr. Hall, yo no use mis manos, use mis pies.

¿Pies? Bailey tuvo que apretar los labios para no explotar de risa.
Que Dios lo ayude, tal vez no era una perdida después de todo, porque
podía caer fácilmente bajo los encantos de Thomas, con caso de
vandalismo en el baño o sin el. —Thomas, ¿qué te dije que pasaría la
próxima vez que le pegaras a alguien?

Los ojos de Thomas se abrieron tan grandes como en los dibujos de


anime. —¡NO, la oficina!

Por alguna extraña razón cada niño en la guardería le tenía miedo a


la oficina. La mera amenaza de ser enviado allí ponía a los niños en pánico,
Bailey tuvo la tentación de mirar alrededor para ver si su hermana, la
directora, tenía algún elemento de tortura oculto por hay.

—Si, no solo por golpear sino por decir groserías también.—No era
la primera ofensa de Thomas. Él tenía un hermano adolescente quien creyó
que seria divertido enseñarle ese tipo de palabras a Thomas.

Como resultado, el niño había dicho cosas que hicieron sonrojar


hasta Bailey. —¿Puedes hacerte cargo de la fortaleza? —Bailey le
preguntó a Cindy, su asistente de diecisiete años. Ella apenas levantó la
mirada mientras coloreaba algo. Bailey trató de no rodar los ojos. Algunos
días se preguntaba si Cindy había dejado atrás sus días de primaria. La
semana pasada la pilló jugando a las barbies.

Bailey intercambió miradas con Megan para que ella supiera que
realmente la había dejado a cargo. Ella le dio una señal de entendido con su
pulgar arriba antes de regresar a jugar con su PlayDoh. Luego le tendió la
mano a Thomas, el muchacho de mala gana la tomó y lo escoltó a la
oficina. Bailey no se había dado cuenta lo tarde que era hasta que entraron
por la puerta de la oficina y vio que casi era la hora que los padres
comenzaban a recoger a sus hijos. Un hombre con traje estaba en el
mostrador, discutiendo con Mary, la recepcionista. Desde que Mary vivía
para cabrear a la gente, eso no le sorprendió a Bailey, así que solo guió a
Thomas a una silla y le indicó que tomara asiento.

Bailey sintió un sudor frío que recorría su cuerpo mientras apretaba


los puños.
En secundaria, David había sido el primer y único amor de Bailey.
Al igual que todo adolescente enamorado, había consumido casi todos sus
pensamientos en él cuando se cruzaban en el pasillo. Pero un hecho más
embarazoso, era que David, que era solo un par de años mayor que él,
parecía no notar que Bailey existía.

David había sido el típico deportista jugador de béisbol y fútbol.


Incluso entonces, había tenido el cuerpo más sexy, todo con músculos y sin
una pizca de grasa. La mayoría de las noches, Bailey había soñado con esos
ojos azul oscuro que lo miraban con interés. ¿Qué se sentiría finalmente al
pasar sus manos por el pelo oscuro de David?

Algo no deseado, el recuerdo de la primera vez que conoció a David


volvió en un golpe humillante.

Bailey había tomado la bandeja del almuerzo mientras miraba a lo


largo de la cafetería. Un aleteo nervioso le atravesó el estómago, mientras
buscaba en el inmenso salón un lugar para sentarse. Eso no le importaba,
sin embargo, podía sentir las miradas hostiles de algunas personas, que
parecían venir de grandes chicos con chaquetas de algún equipo deportivo.
Rápidamente descartó esa. Lo más cerca que llegó de hacer deporte era
animar a su hermano, Brock, en las gradas.

La mesa de al lado estaba llena de chicas, con caras sarcásticas y


expresión prejuiciosa y solo llevaban ropa de marca. Su hermana mayor,
Melissa, se sentaba con ellas. Tampoco podía sentarse allí.

Dejo escapar un suspiro mientras seguía buscando en el mar de


cuerpos un rostro amable. En otra mesa vio cabeza de Brock, pero Bailey
no quería ir allí. El único que lo odiaba más que Melissa era Brock. Su
hermano no podía entender porque su hermano menor prefería pasar la
tarde en la biblioteca que en la pista de hockey.

El pánico hizo que Bailey comenzara a sudar un poco, le


preocupaba nunca encontrar una cara amiga. Querido Dios, ¿qué pasaría
si todo el año fuera de esa manera? No pensaba que sería capaz de
soportarlo.

Justo cuando estaba apunto de deshacerse de la bandeja e ir a


esconderse adentro de un casillero, una voz familiar lo llamó. —¡Bailey,
por aquí!
El corazón de Bailey saltó de alegría cuando vio a Quinn, uno de sus
amigos del club literario. Con un suspiro de alivio, Bailey se apuró a
reunirse con él. Quinn parecía feliz de verlo. Un chico con sobrepeso,
torpe, con una mata de rizos castaños, Quinn tenía problemas para hacer
amigos. Triste realidad, ya que Bailey no había conocido a nadie más
amable y generoso que él.

—No puedo creer que tengamos el mismo periodo de almuerzo. —


Dijo Quinn efusivamente, muy alegre—. Estaba comenzado a pensar que
tendría que comer mi almuerzo solo cada día.

—Si, es genial encontrarte aquí.

—Podemos usar este tiempo para hablar del club también. ¡Va a ser
genial este año!.

Quinn comenzó a balbucear cosas de libros, películas clásicas y


luego de su banda favorita, Three Dog Night. Bailey solo sonrío y asintió
con la cabeza un montón ya que no sabía mucho de películas clásicas o de
bandas, escuchaba mayormente a The Red Hot Chili Peppers. Ya que
Quinn parecía tan feliz, Bailey no tenía el corazón para decirlo en voz alta.

Mientras Quinn seguía charlando, Bailey dejo que su mente


divagara. Cuando vio a un grupo de chicos que parecían ser de último año
sentados en la esquina de la mesa. Había seis de ellos.

Uno de ellos, un rubio delgado usaba una chaqueta de un club


deportivo. Otro, era un poco más alto, con pelo castaño oscuro. Un atleta
de pelo oscuro llevaba una chaqueta también. Bailey reconoció a otro que
era del club de teatro y a otro que era del equipo de jockey, Heck, incluso
tenían a un tipo que vestia entero de negro, tenía el pelo oscuro en las
puntas, como muchos de los aspirantes a vampiro. La mirada de Bailey
volvió rápidamente al atleta de pelo oscuro. Aunque por lo general los de
los clubes de deporte eran unos imbéciles, algo acerca de este tipo parecía
diferente. Un extraño aleteo le atravesó el estómago mientras miraba esos
profundos ojos azules y como su pelo caía a la perfección sobre su frente.

El terror se deslizó por la columna vertebral de Bailey cuando se dio


cuenta que estaba escaneando atentamente a ese chico. Se obligó a mirar a
otro lado antes de quedar pegado. El dolor familiar de la culpa y el miedo
pasaron por su cuerpo, haciéndole temblar un poco. Mierda, ¿qué diría su
padre si supiera que a su hijo menor le gustaban los chicos en vez de las
chicas? Bailey no quería ni pensar en eso. Podía imaginar su mirada de
decepción en la cara de sus padres.

—¿A quién estas mirando? —La acusación de Quinn sacó a Bailey


de sus pensamientos.

Bailey se olvidó de respirar por un segundo y le preocupaba de


alguna manera ser delatado enfrente de Quinn. —A nadie, solo estaba
viendo quien se había sentado en la mesa con nosotros.

Quinn miró disimuladamente antes de inclinarse un poco hacia su


amigo. —Mi prima me habló sobre ese grupo.

—¿Qué te dijo? —Bailey no pudo resistirse a preguntar.

—Que todos ellos están un poco unidos, si entiendes de lo que hablo.


—El rostro de Quinn se torció con disgusto.

Si, Bailey sabía exactamente a que se refería y también conocía esa


expresión en su rostro. Él temía y odiaba esa expresión porque sabía que
iba a ser la misma que vería si se sabía su secreto.

—¿Ves al deportista? —Preguntó Quinn.

El corazón de Bailey latía con fuerza. Todo lo que había echo era
mirarlo. ¿Se habrá dando cuanta Quinn? —Es un poco difícil pasar por
alto a cualquier deportista ya que todos ellos tienden a vestirse de la
misma forma.

—Su nombre es David y estaba saliendo con una chica del equipo de
animadoras por años antes de que la dejara repentinamente. —Quinn
agregó—: Mi prima me dijo que fue porque salía con un chico de otra
escuela. ¿Puedes imaginarte eso? ¿Dejando a alguien tan linda como
Kimmy Parker? Ella tiene los pechos más grandes de la escuela.

Bailey movió la cabeza como si fuera un misterio también para él. Al


mismo tiempo, se preguntaba como sería sentirse libre de salir con un
chico, como David supuestamente había hecho.

Bailey le dio un nuevo vistazo a David. ¿A quien quería engañar? Lo


que realmente quería saber era como sería tener una cita con él y punto.
En ese momento, David levantó la vista y dejo la mirada clavada en Bailey.
Al igual que el idiota que era, Bailey se quedo helado. No podía respirar y
mucho menos mirar hacia otro lado. Se sentía seguro de que se fundiría en
un charco de vergüenza, y entonces David sonrío.

Un cálido sentimiento atravesó a Bailey y antes de que se diera


cuenta, le sonrío también. Con ese simple sentimiento, Bailey se perdió. A
pesar de que él y David no habían hablado mucho en el transcurso del año,
Bailey desarrolló un gran amor por el chico. Uno que había durado
incluso después de que David se había graduado y se fue a la universidad.

Ahora tenía que enfrentar a su amor platónico por primera vez en


nueve años, se dio cuenta que el paso del tiempo solo había servido para
poner a David aun más guapo y fuera de la liga de Bailey. Un pequeño
sonido de angustia salió de los labios de Bailey. ¿A quien quería engañar?
David no solo era bien parecido, era jodidamente sexy. Ahora llevaba su
pelo oscuro de manera un poco más conservadora.

Esos profundos ojos y esas pestañas largas. En cualquier otra


persona, podía haberse visto afeminados, pero en David… solo le daban un
aspecto más sexy. A pesar que llevaba un traje azul oscuro, Bailey podía
decir que David seguia tan musculoso como siempre. Que daría para ver el
resto del cuerpo del hombre, pero el maldito escritorio le bloqueaba la
vista. ¿Había David mantenido la forma de su cuerpo? ¿Eran sus piernas
musculosas por trabajar tanto? Esas preguntas sin respuestas lo estaban
matando. Bailey sabía una cosa de seguro, David no tenía un par de jeans
gastados y una camisa común como él.

¡Mierda! De todas las personas en el mundo ¿Por qué demonios


tenia que estar el aquí cuando estoy en lo mas bajo de mi mismo?
—¿Qué más quieres de mi? —Preguntó David aun manteniendo la
discusión con Mary—. Mi hermana llamó para decirte que yo recogería a
Brian, estoy en la lista y te pase mi identificación.

Bailey se sintió mortificado. Una parte de él quería ir detrás del


mostrador y esconderse, mientras que la otra mitad quería ir un poco más
cerca para poder tener una mejor visión de David. Al final, Bailey decidió
quedarse donde estaba y solo esperar que a Mary le saliera un pelo de
bondad, y por una vez en su vida ceder a las demandas de David.

Justo de suerte, Mary apretó sus labios haciendo que parecieran una
delgada línea, terca como ella sola, sacudió la cabeza, su pelo gris se
deslizó un poco de su moño. —Lo siento, pero no te pareces en nada a la
foto de tu identificación.

Si Thomas no hubiera estado viendo, Bailey hubiera movido sus ojos


con exasperación. Conociendo a Mary, la identificación estaba
perfectamente bien. Ella amaba abusar del pequeño poder que tenía en la
oficina. No era de extrañar que a los niños no les gustase venir aquí.

—Por favor, mi hermana esta atascada en el trafico y no podrá llegar


a tiempo para recoger a Brian. ¿Ayudaría si la llamamos y me identifica
por el teléfono móvil? —Preguntó David mientras pasaba una mano por su
cabello. El movimiento lo hizo aun más sexy.

Mary negó otra vez con la cabeza. —No, necesito que ella este aquí
en persona para identificarte.

David levantó sus manos. —Si ella pudiera hacer eso, entonces
estaría aquí para recoger a su propio hijo. Esa es la única razón de la que yo
este aquí, porque ella no puede.

A pesar de que la última cosa que Bailey quería era llamar la


atención, sabía que tenia que ayudar aunque solo fuera por el bien de Brian.
Se sentiría como un idiota de primera si algún chico se quedara en la
guardería hasta tarde porque él había sido una maldita gallina. —Yo puedo
verificar quien es él. —Se ofreció voluntariamente levantando un poco la
mano.
David lo miró con aquella expresión que la gente pone cuando ven a
alguien que saben que han visto antes, pero que no pueden recordar de
donde. Justo cuando Bailey no podía sentirse más pequeño e insignificante.
Estaba demasiado nervioso. —Fuimos a la misma escuela.

—Oh —las cejas de David aun estaban juntas como en confusión.

Bailey sintió un calor venir de sus mejillas. —Probablemente no me


recuerdas, ya que yo era un par de años más joven que tu. Estuvimos en la
misma producción de drama durante tu último año.

—Por supuesto que se quien eres —David le dio una sonrisa que no
engañó a Bailey ni por un segundo.
Seguro que me recuerdas amigo. No es que estuviera sorprendido de
que el popular deportista notara a un tímido nerd como él. Mierda, si bien
pudieron haber estado en la misma producción teatral, estaban designados
en distintos lados, y casi no hablaban.

—Bailey Hall, ¿cierto?

Una oleada de placer pasó por Bailey hasta que se dio cuenta de que
tenía la tarjeta de presentación en su pecho durante la conversación y
David, sin duda, se había limitado a leer el nombre. No esperando seguir
con la conversación, Bailey se dirigió a Mary.

—Su nombre es David Walker y lo conozco por años.

Mary hizo el sonido de desaprobación -hmphing- que hacia muchas


veces al día. —¿Cómo sé yo eso y que no estas en alguna confabulación
con el?

Bailey no sabía que era lo que le molestaba más, si era que ella
realmente pensaba que podía poner a uno de los niños en peligro o el hecho
que haya usado la palabra confabulación en una conversación normal. La
última vez que escuchó algo como eso fue en una vieja película en blanco y
negro que Quinn le había obligado a ver. Dado que no se atrevió a decirle
eso por temor a perder su trabajo, solo le dijo muy serio pero con una
sonrisa. —Porque yo nunca he tenido el habito de llevarme el trabajo a mi
casa.
Thomas que había estado observando la conversación en silencio,
ahora se reía mientras movía las piernas de un lado a otro. Entonces David
soltó una carcajada que rápidamente se ahogo detrás de una tos. Mary hizo
una mueca como si acabara de faltarle algo en el hachazo que le estaba
dando a David.

—Bien, dejare que se lleve a Brian, pero si tu estas de acuerdo en


firmar la hoja de salida. No voy a ser responsable si este tipo resulta ser un
predador o algo así. —Refunfuño Mary.

—He visto Predator2 con mi hermano. Tienen muchas tripas allí. —


Dijo Thomas, no ayudando en mucho.

—No soy un predador en la vida real o en una película de terror. —


Protestó David.

—Si, tu no te pareces a un monstruo para nada. —Agregó Thomas


mientras seguía moviendo sus piernas. Probablemente pensaba que toda
esta cooperación que estaba dando lo sacaría de problemas.

—¿Ves? —Bailey no podía dejar de incitar a Mary—. Totalmente


inofensivo.

Mary puso una cara aun peor que la hacia parecer aun mas vieja. —
Bien, tu puedes ayudarlo mientras yo me encargo de Thomas.

A pesar de que no quería someter a Thomas a la odiosa de Mary,


sabía que no tenía otra opción. Su hermana había dejado completamente
claro que ella consideraba que darle trabajo era una carga enorme en primer
lugar. Sabía que había tentado a su suerte al ir contra Mary por el bien de
David. Una más, y se quedaría una vez más desempleado.

Bailey dejo escapar un ligero suspiro mientras se llevaban a Thomas.


¿Desde cuando tenía un trabajo de salario mínimo y era niñera? Miró como
andaba vestido, con una camisa amarilla y un delantal celeste y se comparo
con David, de corbata. Una vez más le llegó el doloroso recuerdo de que
David no jugaba en la misma liga que él. Las mejillas le ardieron una vez
más, agachó la cabeza mientras se acercaba un poco a David.

2 N de C: Protagonista de una serie de películas. Es una criatura alienígena de ciencia ficción, que se
caracteriza por ser un cazador de trofeos humanos u otras especies alienígenas.
—Solo firma el registro de Brian y te llevare donde esta.

—Gracias —David garabateo una firma y se la paso a Bailey quien


puso sus iniciales.

Una vez que estuvieron fuera de la oficina, David dijo: —¿Ella es


siempre así?

—¿Te refieres a Mary?

David asintió.

Bailey dejo escapar una pequeña risita y dijo: —Si, siempre es así.
Creo que ve muchos episodios de Dateline3.

David dejo escapar una sonrisa cálida que le lleno el interior a


Bailey. Ahora que estaban solos, todas las inseguridades de él crecieron
con fuerza. Deseó, no por primera vez, que pudiera tener una pizca de
confianza. La mente de Bailey corría mientras pensaba en algo que decir.
Nada vino, sin embargo, se mantuvo calmado por fuera, pero aun tenía la
cabeza un poco agachada.

Finalmente llegaron a la puerta donde se encontraba su sobrino. —


Aquí lo tienes.

David de dio una sonrisa simple, sin darse cuenta del pánico de
Bailey. —Gracias otra vez.

Bailey trató de mostrar una sonrisa, pero sabía que probablemente


solo logró un gesto que sin duda le daba un aspecto de loco o raro o algo
así. Lo que podría ser divertido en otra circunstancia, no lo era en esta.

David hizo una pausa en su camino a la habitación y le dio a Bailey


una mirada de arriba hacia abajo. Deseó no haberse quedado hipnotizado
por esa mirada. Bailey contuvo el aliento cuando su pene cobró vida.
Mierda, ese no era el lugar adecuando para eso. David probablemente
pensó que era alguna clase de pervertido o algo así. El miedo corrió por su
cuerpo, su corazón latía con fuerza, casi dolorosamente. Frenético, puso sus

3 N de C: semanario estadounidense que presenta casos juridicos y casos criminales.


manos en el borde del delantal y lo levantó un poco disimuladamente. Trató
de imaginarse cualquier cosa, perros corriendo, gatos y cuando eso no
funcionó, a Quinn en un traje apretado. Todo para conseguir enfriarse.

Por favor que no lo note. Por favor que no lo note. Por favor que no
lo note.

Al final, David le dio una sensual sonrisa antes de decir. —Fue


agradable verte otra vez, Bailey.

Bailey no se había dando cuenta que aun contenía la respiración


cuando David caminó a la puerta. Dejo de aguantar la respiración dejando
salir un pequeño gemido mientras apoyaba su frente contra la pared.

Su miembro se calmó. No tenía sentido caer nuevamente por David.


Después de perder toda su vida en la escuela secundaria, suspirando por el
hombre, la última cosa que Bailey quería era pasar por ese camino otra vez.
Además, no había manera que alguien tan sexy como David se
interese en un perdedor como él. Maldición, Bailey ni siquiera podía
mantener un trabajo.
Capitulo Dos
Para cuando David dejo a su sobrino y logró escapar de su hermana,
eran casi las siete. A medida que se retiró de la unidad, dijo una oración en
silencio en agradecimiento de que su casa estuviera a solo diez minutos.
Después de un día ajetreado y estresante en el trabajo, lo único que quería
era una bebida fuerte y un baño caliente.

Una vez que salió de la calle principal, su mente empezó a divagar.


No le sorprendió que en lo primero que pensó fuera en Bailey. Maldita sea,
el muchacho había crecido y algo más.

David tuvo que ajustar la ingle en sus pantalones ante la


representación visual del magnífico hombre cuando vino a su mente en una
imagen perfecta. Un gemido de agradecimiento se deslizó en los labios de
David, mientras sus pensamientos se dirigían a los grandes ojos de color
marrón que le habían parecido tan cálidos y sensuales al mismo tiempo.
Pero, de nuevo, todo lo relacionado a Bailey era sensual, sus labios
carnosos, la manera que llevaba revuelto su pelo castaño corto, lo suficiente
para emitir una fantasía de como debería lucir recién levantado. Mierda,
incluso los suaves rasgos del muchacho eran sexys.

Una sonrisa vino a sus labios recordando como su vida no volvió a


ser la misma desde que vio a Bailey ese primer día.

—Dios, odio el primer día de clases. —Se quejo Drake, mientras


lanzaba una mirada con ojos caóticos a la caótica cafetería.

David miró a su amigo. Vestido con una camisa y holgados


pantalones de mezclilla, uno se imaginaria que Drake salió de una de las
familias más ricas de Farmington Hills. Pero Drake no lo era, solo se
vestía de acuerdo a su humor y que por lo general tenía muy buen humor.
Por lo tanto, si decía algo malo, debía de haber pasado algo. —¿Estas
bien? —Preguntó David.

—Por supuesto que esta bien —respondió Paxton por él—. Somos
del último año ahora, ¡así que este año va a ser genial!
David le dio una mirada cortante a Paxton. Como de costumbre,
Paxton llevaba una sonrisa arrogante que iba muy bien con su arrogante
personalidad. Con el pelo rubio largo hasta los hombros y sus ojos azules,
tenía su propio club de fans de chicas en las gradas de cada partido de
hockey. Lástima para ellas que Paxton estaba demasiado ocupado mirando
a los chicos del equipo contrario para notar su devoción.

—Estoy bien. Es solo que mi papá sigue molestando para que tome
la especialidad el próximo año para dirigir el negocio familiar, y esta
empezando a llegar a eso —respondió malhumorado Drake.

—Y... —Paxton se encogió de hombros— pensé que estabas


emocionado por hacerte cargo del restaurante familiar.

—Supongo que lo estoy. Pero me hubiera gustado que me hubiera


preguntado primero. Todos asumen que lo hare.

David se acercó más. —Si tuvieras la opción de hacer lo que


quisieras, ¿qué te gustaría hacer?

—Suena suficientemente triste pero escogería tomar el restaurante.


Se que suena estúpido, pero crecí en ese lugar y lo amo.

—Solo no te gusta que te obliguen a hacerlo —dijo Drake.

—Yo puedo testificar eso. —Gruñó Marc en acuerdo. A pesar de que


el muchacho parecía desaliñado con sus cabellos, ropa y uñas negros, en
realidad era el cerebro del grupo y se desempeñó como profesor particular
profesional. Más de una vez, había ayudado a David a pasar una prueba.
David sabía que mucha gente se preguntaba como unos chicos tan distintos
podían estar tan unidos. El simple hecho era que con los años su amistad
se había forzado poco a poco, ya que a pesar de todas sus diferencias,
tenían una cosa en común. Ellos eran adolescentes gays quienes a través
de los años en la escuela habían sido juzgados por otros.

Por lo que sabía, ninguno de ellos había dicho su secreto a sus


familias o a grandes círculos de amigos. Se mantuvo tan dentro de ellos
que incluso era un milagro que se hubieran encontrado los unos a los
otros. Pero lo tenían y David nunca cambiara su apoyo y comprensión por
nada. Sabía que habían algunos rumores acerca de ellos. Especialmente
cuando dejo a Kimmy el año pasado, pero hasta ahora había evitado la
confrontación. No es que a David le importara si otros se enteraban de su
orientación sexual. Durante el verano se lo había dicho a sus padres y
habían sido muy comprensivos. Pero sabía que muchos del grupo no
tendrían la misma suerte. Por ejemplo, Marc. Su madre era una borracha
conocida por toda la ciudad. David temía lo que le podría suceder a su
amigo si su madre se enteraba que su hijo era gay.

—¿Has tratado de hablar con tu papá?—Le preguntó Sammy a


Drake. El más pequeño y silencioso del grupo. Sammy era la nueva
adicción. Él se había transferido a la escuela el año pasado y se había
mantenido bastante solo hasta que Marc le había hablado. Muchas veces
David se había preguntado si Marc se sentía atraído por el pequeño rubio,
pero hasta donde el sabía, el par solo eran buenos amigos.

—¿Qué va a decir, que realmente quiere estar en el negocio


familiar, pero que no quiere irse lejos a una universidad para eso? —Dijo
Hayden con su toque cortante de franqueza habitual. Negó con la cabeza
antes de señalar con el dedo a Drake—. Lo siento amigo, pero si Michael
Corleone se tuvo que ir a Italia para encargarse del negocio familiar, lo
último que podrías hacer es ir a la universidad por los tuyos.

David sacudió su cabeza. —Esta es la vida real, no el Padrino.


Además, Michael no fue a Italia para poder estar con la mafia, lo que hizo
fue matar a un par de chicos y después tuvo que esconderse de la policía.

Hayden arrugó un poco la nariz mientras jugaba con la punta de su


pelo con sus dedos. —Creo que tienes un punto hay.

—¿Y tu estas en el club de drama Hayden? —Marc arrastró las


palabras mientras hacia círculos con sus ojos—. No es de extrañar que las
ultimas dos producciones hayan sido tan malas.

—No este año —argumentó Hayden— estoy atrayendo a mas gente


para que no sea un desastre otra vez. David dijo que se uniría también.

Todos lo miraron con curiosidad, David se encogió de hombros. —


Estaba de muy buen humor cuando me preguntasté. —No se sentía cómodo
admitiendo que en realidad esperaba actuar en el escenario, ni siquiera a
ellos.

El año pasado había tomado una clase de teatro y desde entonces


quería participar en una obra. Había algo especial en estar en el escenario
y que el publico estuviera pendiente de él, lo encontró emocionante. Ni
siquiera el jugar fútbol en campeonatos se le podía comparar. Por lo tanto
cuando Hayden le pidió unirse al club de teatro, no tuvo mucho que
meditar, así que estuvo de acuerdo. Es probable que pudiera tener un
pequeño papel en la obra de invierno, pero no le importaba, con tal de
llegar a ser parte del espectáculo.

Paxton negó con la cabeza mientras hacia ruiditos con la boca. —No
puedo creer que te hayas pasado al lado oscuro amigo. Seguramente es la
mezcla de las películas y las ganas de ir a Hollywood.

Hayden le respondió haciendo un gesto grosero con la mano, todos


se rieron antes de seguir hablando. El tiempo del almuerzo casi acababa
cuando Sammy se inclinó hacia delante y le susurró a David en la oreja. —
No mires ahora, pero creo que tienes un pequeño admirador. —Sammy
asintió con la cabeza hacía el final de la larga mesa para que viera de lo
que estaba hablando, y como una marioneta, David miró en la dirección
que le había indicado. Un estremecimiento agradable fue a través de él
cuando vio al pequeño estudiante de primer año, de pelo oscuro que lo
miraba fijamente apoyando su mentón en su mano.

El chico puede haber estado tratando de ser disimulado al respecto,


pero no había ninguna duda del interés marcado en su mirada de ojos
marrones, que iba hacia David.

—Es un lindo y pequeño cachorrito. —Dijo Sammy. Tenía un amigo


también joven en la mesa con él, pero el chico no parecía estar prestando
la menor atención a lo que decía su compañero de almuerzo.

—Es demasiado joven para mi —respondió David con un poco de


remordimiento. Nunca había examinado abiertamente a alguien de su
escuela, pero con alguien tan lindo como él, podía romper esa regla…

—Creo que cuatro años es mucho. —Admitió Sammy—. No solo es


eso, creo que es el hermano menor de Brock Hall.

Ambos compartieron una mirada de asco y David sintió una punzada


de compasión por el muchacho. Brock era uno de los mayores idiotas del
equipo de futbol. Más de una vez, David tuvo que aguantarse las ganas de
golpearlo por las declaraciones sarcásticas y llenas de odio que hacia. —
¿Sabes cual es su nombre? —Pregunto David.
Sammy giró un poco la cabeza de manera reflexiva. —Creo que es
Bailey. Nuestras familias solían ir de pesca juntas, pero eso fue hace años.
Incluso entonces, no hablaba mucho, se perdía el mismo leyendo libros.

—¿Te sentirías mejor si te digo que tiene quince a pesar de que es


estudiante de primer año? Por lo que recuerdo se retiró del kindergarten
porque tenía un asma realmente malo entonces, y se perdió mucho de la
escuela.

Bailey miró por encima y esta vez David no se molestó en ocultar


que estaba mirándolo. Tan pronto como vió los ojos de Bailey ampliarse
como en estado de shock, David sabía que tenía la atención del chico. Las
mejillas de Bailey se sonrojaron como respuesta. Fue la cosa más linda
que David había visto jamás y no pudo ocultar su sonrisa.

Por un segundo David pensó que Bailey se levantaría de la mesa y


se iría. Pero en su lugar, Bailey sonrío. Parecía iluminar toda la
habitación. Era tan dulce… tan inocente, que David se encontró
conteniendo el aliento, temiendo que si se movía, el momento se rompería.

Entonces, tan repentinamente como había empezado, se ocultó la


sonrisa y Bailey se dio media vuelta. David siguió mirando, en silencio
dispuesto a encontrar a Bailey otra vez. Para su decepción, él nunca miró
a David otra vez.

Cuando sonó la campana, David se vio obligado a admitir la


derrota. Aplastó la lata de refresco y se levantó. Estaba bien de todos
modos. Habría querido decir lo que había dicho antes. Mientras que Bailey
era lo más caliente que jamás había visto, el chico era demasiado joven
para David, ya sea por tres o cuatro años. Era tan simple como eso.

El teléfono móvil de David comenzó a sonar, trayéndolo de vuelta al


presente. Con un gruñido de frustración lo tomó. —¿Qué?

—¿Estamos de mal humor este día?

David se encogió al reconocer la voz de su madre. —Lo siento, solo


un día duro de trabajo.
—¿El caso Hadley aún te molesta?
—Si, pero afortunadamente terminara pronto. ¿Qué necesitas mamá?

—Bueno, suenas tan cansado. Odio ser una molestia —argumentó


ella.

—Tu nunca eres una molestia para mi. Sabes eso. —Tan pronto
como dijo esas palabras, le llegó una ligera sospecha de que se arrepentiría
de haberlo dicho.

—Esta bien, entonces necesito que me hagas un favor.

David gimió al pensar una vez más sobre esa ducha caliente y la
forma que se retrasaba aún más. No tenía otra opción, sin embargo, no es
como si pudiera decirle que no a su madre. —Seguro. ¿Qué puedo hacer
por ti?

—Tu primo, Aden, va a celebrar su cumpleaños la próxima semana y


necesito que vayas a comprarle una tarjeta a Speedway.

Negó con la cabeza, seguro que había oído mal. —¿Acabas de decir
Speedway, como la estación de gasolina?

—Si, esa. —Respondió ella calmadamente, como si fuera algo


normal comprar tarjetas de regalo a parientes muy ricos en estaciones de
gasolina.

—¿Por qué querrías hacer eso?

—Bueno, ya que insiste en conducir esa Hummel, pensé que debía


dar mi parte para ayudar. Debe costar una fortuna llenar esa cosa.

—Es Hummer y desde que vive en una casa de un millón de dólares,


estoy seguro de que puede manejar el gasto —David arrastró las palabras,
ya sabiendo que era una causa perdida. Cada vez que su madre tenía una
idea en la cabeza, nada la hacia dimitir.

—He oído que esta a punto de perder la casa. —Dijo con su mejor
tono de voz—. Sabía que cuando compró esa cosa no estaba pensando con
la cabeza, ¿pero acaso me escucharon? Ahora, probablemente se va a
declarar en quiebra. No te sorprendas si acude a ti por asesoría legal.
—A menos que decida robar un banco para hacer los pagos de la
hipoteca, no voy a ser de mucha ayuda. Soy abogado penalista. —Le
recordó -no añadió que primero haría frío en el infierno antes de ayudar a
Aden. Aún cuando eran niños, él había sido un imbécil.

—Asegúrate de pasar a Speedway en la esquina de Telegraph. —Le


recordó su madre.

Por segunda vez en la conversación, David se sintió golpeado


estúpidamente —¿Por qué tan especifica?

—Tienen tarjetas mucho más coloridas y bonitas allí. Asegúrate de ir


derecho para allá y no distraerte.

David alejó el teléfono de su oreja para que pudiera darle una mirada
confusa, preguntándose que pasaba con ella. —¿Has estado bebiendo
vodka de nuevo u oliendo el pegamento de tu block de notas? —La risa de
su madre fue la única respuesta. David negó con la cabeza. Tal vez hubiera
sido una buena cosa que ella hubiera estado tan ocupada para recoger a
Brian cuando su hermana, Rebeca, había pedido ayuda—. Esta bien, voy a
ser un buen chico y conducir directamente a Speedway cuidadosamente.
¿Cuántas debo comprar?

—¿Cuántas de que?

David apretó más el teléfono conteniéndose de decir algo. Respiró


hondo varias veces y recordó que realmente amaba a su madre… la mayor
parte del tiempo—. La tarjeta de regalo, ¿cuántos dólares le pongo?

—¡Oh, eso! Creo que con cincuenta bastara.

—Bien, ¿quieres que te traiga algo mientras estoy en la gasolinera?


¿Tal vez un aromatizador en forma de pino o algo así?

—No, creo que con la tarjeta será suficiente. Ahora apúrate y ve, son
casi las siete.

Antes de que David pudiera preguntarle sobre esa afirmación


excéntrica, ella colgó el teléfono. Seguía sentado allí con el teléfono en la
oreja, escuchando el aire muerto por varios segundos mientras se
preguntaba del comportamiento peculiar de su madre.
No es que su madre no tuviera fama de ser excéntrica. Ella siempre
estaba haciendo cosas extrañas y embarazosas. Como vestirse de Lady
Gaga para el Halloween pasado por ejemplo. David todavía tiene
escalofríos al recordar como había pasado toda la noche tambaleándose
sobre los tacones de plataforma.

La estación de gasolina quedó a la vista por lo que dejo el teléfono


móvil al lado, queriendo terminar el encargo pronto para llegar a casa y
darse un baño. El único auto en el estacionamiento era un Jeep Wranger.
David aparcó al lado.

Maldita sea, su madre le debía una por esto.

Así que se puso a buscar la tarjeta de regalo. Le tomó más de tres


vueltas darse cuenta que las únicas opciones eran una de color rojo con una
raya azul o azul… con una raya roja. ¿Esto es lo que su madre consideraba
bastante?

Justo cuando agarró la tarjeta, la voz del cajero llamo su atención.

—Maldita sea, Bailey si sigues comiendo esas cosas voy a pensar


que tienes ganas de morir.

¿Bailey? David conocía a Bailey. O, mejor dicho, le gustaría llegar a


conocerlo. Escaneando la pequeña área, vio al objeto de sus deseos de pie
al frente de la máquina de hot dogs.

David quería dejar salir un gemido fuerte de emoción. Después de


pasar la última hora soñando con el chico, tenía una oportunidad de hablar
con él de nuevo. Se la debía a su madre.

Bailey miró hacia debajo de los hot dogs giratorios. Ya no tenía esa
monstruosidad de delantal, en su lugar, tenía puesta una camisa blanca que
cubría su pecho ligeramente musculoso.

David lamió sus labios en apreciación. Siempre le habían gustado los


muchachos delgados y elegantes, y Bailey se ajustaba a dichas
especificaciones perfectamente.

Bailey pareció no darse cuenta de David, en cambio se dirigió al


cajero y le dio la sonrisa más sexy. —Se que no es lo más sano entre las
opciones, pero aun así es un infierno mejor que cocinar. Creo que soy la
única persona en la historia que puede echar a perder un Fácil Mac.

—En serio, amigo, esos hot dogs han estado aquí desde esta mañana
—argumentó el cajero. El hombre tenía una bata con varias manchas de un
misterioso salpicado y el pelo demasiado corto en la parte superior y
excesivamente largo en la espalda.

David contuvo un estremecimiento de disgusto por la elección del


hombre por ese estilo de cabello. ¿Quién dijo que el Mullets4 había
muerto?

A pesar de que solo trataba de se útil, David no perdió la mirada de


esos ojos brillantes. David había visto esa mirada muchas veces, por lo
general, cuando visitaba a un cliente en la cárcel. Le recordó a la forma que
un tiburón miraba justo antes de atacar.

Una oleada de sentido protector fue a través de David y antes de que


incluso pudiera darse cuenta de ello, se dirigió hacia Bailey. —Él tiene
razón, sabes. Esas cosas son terribles para ti.

Bailey se dio la vuelta, con la boca ligeramente abierta por la


sorpresa. Luego un color adorable llegó a sus mejillas mientras tenía la
mirada clavada en David. Bailey dio un paso atrás y comenzó a jugar
nerviosamente con el dobladillo de su camisa. —Hey.

—Wow, después de todos estos años, nos vemos dos veces en un día.
¿Cuáles eran las probabilidades? —Dijo ligeramente David, con la
esperanza de relajar un poco a Bailey. Parecía obvio que el muchacho no
era muy bueno cuando se trataba de las interacciones sociales. En lugar de
molestar a David, ese rasgo hizo a Bailey más atractivo.

—Si, creo que es increíble.

David se inclinó con el pretexto de mirar a la parrilla. —¿Tu


realmente no te va a comer uno de estos, verdad?

4 N de C: Nombre como se conoce al tipo de corte que es corto por la parte superior de la cabeza y más
largo por detras.
Bailey se encogió de hombros. —Los como casi todas las noches y
no me ha dado una intoxicación por alimentos todavía.
—Solo porque has sido increíblemente afortunado. Esas cosas
parecen que podrían ser utilizados como misiles tóxicos en tiempos de
guerra.

—Probablemente podrían. —Dijo Bailey riéndose.

Eso fue todo. Una simple sonrisa y David se habían perdido de


nuevo. Solo viendo la manera en que esos ojos marrones se iluminaron, la
curva de sus labios y se vio atraído de inmediato por el joven. Sintió un
nudo en el estómago de emoción y de temor. Mientras que le gustaría
conocer mejor a Bailey, una pequeña parte de David seguía preocupado de
que la diferencia de edad... era mucha.

Se dio una sacudida de cabeza interna. No es como si todavía


estuviera en la escuela donde los años hicieron un gran obstáculo. Eran
hombres adultos y ese tipo de cosas no importaban. David se negó a dejar
que sus preocupaciones pasadas arruinaran lo que sentía por Bailey.
Además, si no se atrevía a tener una oportunidad, estaría destinado a
envejecer solo, igual que su tía Givvy.

Lo último que quería era encontrarse con sesenta años, amargado y


con una casa llena de gatos. Armándose de valor para el rechazo, dijo: —
No puedo quedarme quieto y ver a alguien destruir su interior comiendo
eso. ¿Por qué no me dejas llevarte a cenar?

Los ojos de Bailey se abrieron un poco más y su boca se abrió un


poco también. No era exactamente la reacción que David esperaba, pero al
menos no fue un rechazo. Cuando Bailey no dijo nada, David se apresuró a
decir: —Quiero decir, es lo menos que puedo hacer por haberme ayudado.
No será nada extravagante, solo pizza en Guido. —Hubo un pequeño
silencio, cada segundo era un golpe directo a su ego. Justo cuando estaba
apunto de murmurar un adiós e irse, la voz tímida de Bailey se lo
impidió—. Claro, eso suena divertido.

David apenas se contuvo de hacer una danza feliz —¡Genial! Déjame


pagar por la tarjeta y nos podemos ir. —David corrió a la caja, temeroso de
que Bailey cambiara de opinión si tuviera mucho tiempo para pensar en
ello.
Durante el tiempo que David empleó para pagar la tarjeta, el
empleado le disparó una mirada sucia. Parecía obvio que pensó que David
estaba a la caza en su territorio. Lo cual era ridículo, porque por lo que él
podía decir. David ignoró la mirada del tipo, demasiado excitado por salir
con Bailey, ya que no estaba dispuesto a dejar que nada lo arruinara.

Tan pronto como el cajero terminó la transacción, David se volvió de


nuevo a Bailey —¿Listo? —Dios, esperaba no sonar demasiado ansioso.

Bailey le dio una de sus para-corazones-endurecedora-de-pollas-


sonrisas. —Si, me estoy muriendo de hambre.

Una vez que salieron, David no se sorprendió al descubrir que el


Jeep era de Bailey, de alguna manera parecía conveniente.

—¿Por qué no te vienes conmigo al restaurante? —Sugirió David,


quería pasar cada minuto posible con el sexy hombre.

Bailey se sorprendió un poco. —Esta bien.

David esperaba que la noche entera no fueran hey y esta bien o sería
difícil avanzar. Tenía que encontrar una manera de romper el cristal de
protección de Bailey. Mientras que ya conocía el humor y la compasión del
muchacho, David anhelaba conocer al Bailey de verdad sin el cristal. Abrió
la puerta e invitó a Bailey a subir.

Bailey dejo escapar un silbido cuando pasó los dedos por el tablero.
—Nunca pensé que estaría sentado en uno de estos.

Un calor se apoderó del rostro de David, se preguntó si se veía tan


engreído como su primo con la Hummer. —Se que probablemente es un
poco top. Lo tengo como un premio de cuando gané un caso
particularmente difícil.

—¿Eres abogado o algo así?

—¿Te molestaría si lo fuera? —Preguntó David, medio bromeando,


muy consciente de cómo muchos se sentían acerca de su profesión.

—No, en realidad creo que es bastante interesante. Lo más cercano


que he estado de un tribunal fue viendo la Ley Antigua y maratones de ese
tipo. ¿Qué tipo de abogado eres?

—Penal, y antes de que preguntes, sí, eso significa que defiendo a los
malos a veces —David puso en marcha el auto y salieron de la gasolinera.

Bailey dejo escapar una pequeña carcajada. —¿A los malos? Suenas
como uno de los niños de la guardería mientras ven una película.

David se echo a reír, amaba que Bailey mostrara su sentido del


humor. —Lo siento, pero es así como mi madre los llama.

—Yo soy profesor. —Dijo Bailey antes de comenzar a jugar con el


dobladillo de su camisa otra vez—. O al menos lo era, hasta que me
despidieron hace algunas semanas.

Sin saber que decir, David soltó sin pensar la típica frase hecha. —
Lo siento, eso apesta.

Bailey se encogió de hombros. —Las escuelas de Michigan


empezaron a reducir personal debido a la falta de fondos. Y como solo
llevaba trabajando un año, fui uno de los primeros en irse. Solo hubiera
deseado que me lo dijeran antes, así podría haber buscado otro trabajo con
más tiempo. Ahora estoy atorado en esto

—¿Es por eso que trabajas en la guardería?

Antes de ese momento, David había asumido que Bailey había


estado ayudando a su hermana desde que era directora.

—Si, aunque sigo esperando el último cheque de la escuela en


agosto, quería seguir adelante en mis proyectos. Deje mi curriculum en
todas las escuelas locales, pero al menos que me llamen, estoy bien jodido.

—¿Qué solías enseñar?

—Literatura. —Una sonrisa nostálgica se apoderó de los labios de


Bailey—. Me encantaba enseñar sobre los clásicos. Ahora lo más lejos que
puedo llegar es a Capitán pañales.

—¡Eh! Capitán Pañales es increíble. Sin faltarle al respeto a lo que


enseñabas. —Bromeó David, con la esperanza de levantar el animo de
Bailey. Supo que funcionó cuando Bailey dejo escapar una risa suave.

—Él tiene grandes historias escondidas en el pañal.—Admitió Bailey


entre risitas.
Antes de que pudiera detenerse, David se inclinó un poco y le dio un
apretón reconfortante en el muslo a Bailey. —Estoy seguro de que
encontraras otro trabajo como profesor.

Bailey se encogió de hombros otra vez antes de decir: —¿Puedo


hacerte una pregunta?

—La que quieras. —La mano de David aún descansaba sobre el


muslo de Bailey, pero ninguno de ellos trató de romper el contacto.

—¿De verdad recordaste quien eran hoy en la guardería? —Se volvió


para mirar a David.

—Por supuesto que si. ¿Qué te hace pensar lo contrario? —Él


también se sentía así. En primer lugar, había sido golpeado estúpidamente
porque nunca había soñado con volverse a ver con Bailey, pero cuando
miró esos ojos marrones, David supo que su suerte había cambiado.

—Bueno, no es como si precisamente habláramos mucho en la


escuela. Tú tenías tu círculo de amigos y yo era más joven que vosotros.
Simplemente asumí que un nerd como yo no podría llamar la atención de
alguien como tu.

¿Se atrevería a decirle la verdad a Bailey? David solo vaciló un


segundo antes de que él mismo supiera la respuesta. Sí, después de todo
este tiempo, se lo debía a Bailey.

—Bailey, yo estaba muy consciente de ti en la escuela. —¿Cómo


reaccionaria Bailey una vez que supiera que David albergaba un
sentimiento de amor hacia el?

—Claro que lo estabas —Bailey asintió con la cabeza, pero la mirada


de sus ojos declaró que no estaba convencido.

—Solías usar una camiseta de The Red Hot Chili Peppers todo el
tiempo —afirmó David.
—Estoy seguro que muchos chicos en la escuela tenían una de esas.

—La que tenías tu era negra y con las letras grises e imágenes. En la
parte posterior tenía un circulo que decía Californication y había un pato en
el centro de ella.

Bailey respiró fuerte y sus ojos se abrieron como platos.

David se preocupó por haber revelado demasiado, pareciendo un


acosador psicópata. Conociendo su suerte, Bailey trataría de salir del auto
con el semáforo en rojo. Todo el rato gritado: “alejen a este monstruo de
mí”. Una oleada de alivio lo rescató cuando Bailey sonrió.

—Mi hermano me trajo esa camisa cuando los fue a ver a un


concierto. Me gusta tanto que todavía la tengo.

—Así que, ¿ahora me crees?

El calor del muslo de Bailey tentó a David como ninguna otra cosa.
Anhelaba mover la mano más arriba, hacer todo el camino. David se
contuvo. Este era Bailey y no una mierda de una noche rápida. Lo último
que quería era apresurar las cosas.

—Eso creo. Es solo que me sorprende. No pensaba que me hubieras


notado tanto. —Bailey se humedeció los labios mientras miraba hacia la
mano de David.

—No hice nada mas que verte en mi ultimo año. —Confesó David.
Ahora que había llegado tan lejos, bien podía poner todo allí.

—¿Por qué no trataste de acercarte a mi? Diablos, no dijiste ni cinco


palabras cerca mío en todo el año.

El pene de David reaccionó en el momento pegando un tirón. —Tú


eras mucho más joven que yo, y yo ni siquiera estaba seguro de que fueras
gay.

—¿Y ahora?

David le dio un apretón al muslo de Bailey antes de declarar. —


Ahora no hay nada que me pare para conocerte mejor.
Capitulo Tres
La cabeza de Bailey daba vueltas mientras repetía las palabras de
David en su cabeza. El solo hecho de que David hubiera admitido sentir
una atracción por él parecía una fantasía hecha realidad. Bailey tuvo que
contener las ganas de pellizcarse para asegurarse de que había sucedido
realmente y que no era de otro de sus sueños húmedos.

—No estas diciendo eso solamente para meterme en el saco,


¿verdad? —Preguntó con astucia. No añadió que no tomaría mucho
esfuerzo porque en cualquier momento podría de caer de rodillas ante
David sin un segundo de vacilación. No tiene sentido parecer una puta… al
menos no todavía.

—Es la pura verdad. Sé que probablemente me hace parecer


necesitado o desesperado, pero no puedo evitarlo. —Respondió David.

Su voz era tan ronca que le recordó a Bailey un licor de menta en un


día frío. David miró hacia otro lado de la carretera. Sus ojos eran oscuros,
con una pasión tan cruda que no había manera de que pudiera ser real.
Bailey contuvo un gemido. —No pareces necesitado en absoluto. Solo
malditamente sexy.

A pesar de que sentía un calor por sus mejillas, Bailey no quería


repetir las palabras de nuevo. Después de suspirar nueve años por David,
finalmente estaba a solas con el. Más que eso, estaban solos y en sintonía.
Bailey no se había perdido la erección en los pantalones de David.

El pene de Bailey también estaba duro, casi al punto de dolor. Bajó


la mirada hacia la mano de David y se preguntó que pasaría si él la moviera
un poco más arriba. Un sonido extraño se oyó en el coche. Avergonzado,
Bailey se dio cuenta de que el ruido procedía de él. Agachó la cabeza. —Lo
siento.

—No lo estés, es jodidamente caliente. —Le aseguró David.

David se preguntó como el hombre logró mantener el control del


auto con todo esto. De haber echo otra cosa podrían haberse estrellado. Eso
podría haber sido peligroso para los que los rodeaban, pero habría
resultado divertido de explicar a la policía. Como si leyera su mente, la
boca de David se acurrucó en una sonrisa traviesa, Bailey se perdió y casi
se vino.

—Será mejor que te controles, porque ya casi llegamos.

Bailey miró consternado la entrada de Guido. Maldita sea por estar


ahí tan pronto.

Estaba seguro de que con cinco minutos más, habría tenido la mano
de David exactamente donde quería. —Supongo que no puedes conducir
alrededor de una manzana un par de veces más. —Bromeó Bailey.

—Si hacemos eso tengo el presentimiento de que nunca


cenaremos—David acarició ligeramente el muslo de Bailey mientras
apagaba el coche.

Bailey inmediatamente que perdió el contacto tuvo que contenerse


para no agarrar la mano de David y ponerla de vuelta. Su pene parecía estar
gritando en protesta y trató de pensar en la última vez que tuvo relaciones.
Mierda, tenía que haber pasado cerca de un año y medio y esa vez había
sido con uno de sus amigos de la universidad.

—Supongo que tenemos que comer —replicó Bailey.

Sus miradas se encontraron. David puso una mano el cuello de


Bailey pasó su pulgar por la mejilla de él, acariciándola lentamente. —
Estoy muy contento de que nos hayamos encontrado otra vez.

Bailey sonrió. —Yo también.

—Entremos. Quiero saber todo de ti y tenemos mucho tiempo para


ponernos al día.

Bailey se sentía un poco mareado por lo rápido que se movían.

Si alguien le hubiera dicho, incluso esta mañana, que estaría teniendo


una cena íntima con David Walker, se habría reído. Ahora que realmente
estaba pasando, Bailey se encontró con una nerviosa anticipación, una
como nunca había sentido.
Salieron del coche y entraron. Bailey reconoció vagamente a la jefa
del comedor, una rubia preciosa quien parecía conocer a David, porque le
paso la mano por el hombro cuando se alejó.

—¿Ella fue a nuestra escuela? —Bailey frunció el ceño cuando trató


de recordar quien era.

—Así es, su nombre es Kimmy Parker —David recogió el menú y


comenzó a estudiarlo. Por su parte, Bailey no necesitaba mirarlo. Guido
había estado abierto por tanto tiempo en el barrio que todos los lugareños
se conocían el menú.

—Estaba en el club de animadoras, ¿no es así? —Bailey se acordó de


repente. A pesar de que ella había sido una de las chicas más populares de
la escuela, ni una sola vez había sido desagradable o una zorra como las
demás.

—Si, solíamos salir hace mucho. Ella aun sale conmigo, y Paxton,
Sammy, Drake, Marc y Hayden.

—Oh —Bailey respondió débilmente mientras se preguntaba como


de unidos estaban David y Kim…

—No es lo que estas pensando. Solo somos buenos amigos.

Bailey sonrió con alivio. —Ya veo. No puedo creer que aun estes tan
unido con los chicos. No puedo recordar la última vez que hablé con mis
viejos amigos.

—Si, bueno, primero era solo un grupo en secundaria pero cuando


nos dimos cuenta éramos un grupo de chicos gays. Desde entonces, hemos
estados unidos.

Y con eso se fue el alivio, Bailey comenzó a juguetear con el menú,


se dijo a si mismo que no tenía derecho de sentir celos por David. Ni
siquiera habían salido en una verdadera cita antes.

David se inclinó sobre la mesa y puso una mano sobre los dedos de
Bailey. —Ellos también solo son buenos amigos.

Humillado, Bailey se dio cuenta de que sus pensamientos debieron


de haberse transmitido por su expresión. —Lo siento, no soy muy bueno en
este tipo de cosas.

David arqueó una ceja. —¿En que? ¿En salir a cenar?

Bailey se permitió una breve sonrisa. —No, todo esto de la pequeña


charla y pasar el rato.

—¿No lo estas pasando bien?

—Por supuesto que lo estoy pasando bien… Es solo que estoy


preocupado de que decir o de no hacer algo estúpido.

—Lo estas haciendo bien, confía en mi —David casi ronroneó


mientras pasaba su pulgar por los nudillos de Bailey. Este contuvo el
aliento, con la excitación sobre su cuerpo.

Con un solo toque, David había conseguido que se pusiera caliente y


listo otra vez.

La camarera se acercó para recibir su orden, interrumpiendo el


momento. Después de un pequeño debate, se decidieron por unos vegetales
para el medio y un par de refrescos.

—Así que, ¿cómo es trabajar con tu hermana? —Preguntó David una


vez que estuvieron solos.

—Esta bien, creo. Es solo que no es realmente lo que me gustaría


estar haciendo. No me malinterpretes, aprecio mucho su ayuda y todo,
especialmente ya que no estamos muy unidos que digamos —Bailey trató
de no poner una mala cara. En verdad, trabajar para Melissa había sido un
infierno. Por alguna razón, amaba usar el poder que tenía sobre otras
personas y no le importaba si uno de ellos era de su propia sangre.

David asintió con la cabeza comprensivamente —¿Estas unido a


alguien de tu familia?

Bailey luchó por dar una buena respuesta para eso. Nunca había
tenido una buena relación con su padre. Además, él y Brock, no parecían
tener nada en común con él, y cuando pasaban tiempo juntos, solo consistía
en silencios incómodos. Al final, decidió ir por la respuesta positiva. —Mi
madre realmente me apoya. Incluso va a PFLAG5, a las reuniones y todo
eso.

—Mi madre también va. Ella siempre trata de ligarme con chicos que
conoce allí.

—A mi también —dijo riendo Bailey—. Apenas la semana pasada,


me decía que el hijo de su amiga era un abogado súper sexy. —Sus
palabras cayeron como un ladrillo en la mesa mientras él y David se
miraron sorprendidos.

—Tu no crees que…—dijo Bailey, con un nudo en su estómago.

—No lo creo, yo lo sé —respondió David, con una hermosa sonrisa


en su rostro—. Tengo una pregunta, ¿sabe tu madre que vas a esa
gasolinera todos los días después del trabajo?

—Si, ella siempre me regaña porque como mal —Bailey no podía


recordar un momento en el que había estado tan avergonzado. Dios, David
probablemente pensaba que Bailey era un gran perdedor porque no podía
mantener un trabajo y de que su madre estaba tratando de dirigir su vida.
Genial, estaba a un paso de ser como los idiotas que vivían en el sótano de
sus padres y pasaban su día en el centro comercial.

—Mi madre llamó y preguntó si podría pasar a comprar una tarjeta


de regalo —David sacudió su cabeza— maldición, debí sospechar algo
cuando ella insistió tanto en ir a la gasolinera Speedway. Incluso me dijo
que tenía que llegar allí antes de cierta hora. Además, dijo que no podía
recoger a Brian hoy y ella nunca había hecho eso.

—Oh, Dios —Bailey pasó su mano libre por su cabello—. Nuestras


madres son cómplices.

Los labios de David se estremecieron un par de veces antes de


romper en una risa tan fuerte que varios clientes se volvieron a mirarlos.

Bailey dejo caer el brazo mientras sonreía con ganas de reírse con
David. —¿Cómo puedes pensar que esto es divertido?

5 N de T: Siglas en ingles para la organización de familiares y amigos de lesbianas, gais, bisexuales y


transexuales. Fundada en 1972 en Nueva York.
—¿Qué? ¿El hecho de que estés usando las palabras de Mary como
cómplices o el hecho de que nuestras madres tienen mucho tiempo libre?

Un retortijón inesperado burbujeó en el pecho de Bailey antes de


comenzar a reírse también. —Debería estar enojado con mi madre.

—¿Pero no lo estas? —Preguntó David, aun riéndose.

—Funcionó, ¿no es así? Salimos juntos, eso es algo que he estado


esperando que pase por tanto tiempo —Bailey bajó la mirada, sabiendo que
el rubor de sus mejillas lo condenaría una vez más.

—¿De verdad?

—Solo digamos que puede ser que me haya enamorado de ti en la


secundaria —Bailey se sorprendió por su propia confesión.

—Bailey, mírame —demandó David. Cuando el muchacho obedeció,


David continúo—. No fuiste el único enamorado. Como te dije antes, pasé
todo mi ultimo año esperando por ti. No podía dejar de mirarte y buscarte.

Bailey no podía estar mas en shock. Respiró varias veces


detenidamente ante la declaración de David que le pegó fuertemente. —
¿Por qué nunca hiciste nada?

—Por qué no sabía si estabas listo.

—¿Listo para qué? Ya te dije que me gustabas.

—Me di cuenta de que aún estabas tratando de averiguar quien eras


realmente y yo no quería interferír con eso. No solo eso, también estaba
preocupado de que pasaría cuando dejaras la escuela. Fue lo
suficientemente duro para mí ser un adolescente gay y tener que apoyar a
mis amigos. La última cosa que quería era forzarte a decidir
equivocadamente porque estuvieras conmigo.

Enojado y un poco más que herido, Bailey se sentó más recto. —No
me habría importado lo demás. No si eso significaba poder estar contigo.

—Eso es fácil para ti decirlo ahora, pero en aquel entonces solo eras
un niño tímido y yo sabía que los comentarios de los demás y la difamación
te habrían comido por dentro. No hubiera podido vivir conmigo mismo si
tu sufrías, mientras que yo no podría estar ahí para protegerte —dijo David
con firmeza.
—Yo no quería tu protección, yo necesitaba… —Bailey se quedo sin
palabras, no estaba seguro de que era lo había necesitado. Volvió a pensar
en la forma confusa y pérdida en la que se encontraba cuando se dio cuenta
de que no tenía sentimientos hacia las niñas como su hermano y sus amigos
si tenían. Que solo se había sentido. Se le habrían helado los huesos si
todos se hubieran enterado de que era diferente. ¿Habría sido más fácil si
David hubiera estado allí para acompañarlo por ese camino?

David debió de sentir su angustia, porque se levantó, rodeó la mesa y


se deslizó en el asiento junto a Bailey y puso su mano en la mejilla del
muchacho y dijo: —Nunca quise hacerte daño, bebé. Lo siento mucho.

El corazón de Bailey se aceleró. El calor del cuerpo de David


presionando contra él, el hecho de que estaba siendo tan cariñoso en medio
de un restaurante lleno de gente, como lo había llamado bebé, todo eso
había abrumado a Bailey. Se acercó y puso su mano en el centro del pecho
de David, no para alejarlo, sino para profundizar el contacto. —Esta bien,
ahora estas aquí.

David bajó su cabeza. Un pequeño choque eléctrico paso por Bailey


cuando se dio cuenta de que David estaba apunto de darle un beso mientras
tenían un restaurante lleno de testigos. Sabía que debía echarse un poco
para atrás y esperar hasta que estuvieran en un lugar más privado. En su
lugar, Bailey dejo la cabeza tal como estaba, y esperó.

—Nueve años —gruñó David— he esperado nueve años por este


momento.

Antes de que Bailey pudiera responder, David tomó su boca en un


tierno beso. En un primer momento Bailey se puso tenso, preocupado de
que si se movía David rompería el contacto. Entonces sintió el calor de la
lengua de David pidiendo la entrada, y Bailey, finalmente se dejo llevar por
este momento que realmente estaba sucediendo.

Fusionado contra el cuerpo de David, Bailey separó su boca un poco.


David se quejó con desaprobación antes de tomar la cara de Bailey y hundir
su lengua nuevamente. En el instante que Bailey probó el sabor cálido, pero
dulce de David, se olvidó de todo lo demás. Deslizó sus manos sobre los
hombros de David.
Sintió un gemido vibrar en el pecho de David. Eso hizo que Bailey
quisiera más de él. Comenzó a pasar su lengua por la boca de David, para
poder hacerse una idea mejor del hombre.

Demasiado pronto, David se retiró. A pesar de que el beso fue breve,


los dos quedaron sin aliento. David bajó un poco la mirada, la expresión de
asombro en su rostro reflejaba la misma emoción que Bailey estaba
experimentando.

—Wow —respiró Bailey. Su cuerpo entero zumbó con entusiasmo.


Dio una oración en silencio de que gracias a Dios que estaban sentados o
de lo contrario no sabía que hubiera pasado porque sus rodillas temblaban.

—Me alegro de que te gustara, porque planeo hacerlo mucho más


esta noche —declaró David en voz baja mientras recorría la mandíbula de
Bailey con sus dedos.

Bailey no se estremeció por el toque, solo cerró los ojos. —No sólo
besos espero.

—Me dije a mi mismo que no quería apresurar esto.

Decepcionado, Bailey frunció un poco el ceño. —Oh.

—Pero ahora se que no hay manera de que me pueda resistir a ti. Se


siente demasiado bien tocarte. —Como para probar su punto, David
acarició la mejilla de Bailey.

Puesto que ya había llegado tan lejos y lo hizo sin avergonzarse de si


mismo, Bailey volvió su cara a David y pasó su mano un poco por el pecho
de David.

—Maldita sea, bebé, sigue así y lo vamos a terminar haciendo sobre


la cena.

Bailey sonrío. —¿Qué tan rápido crees que podemos comer?


Capitulo Cuatro
Una vez que la pizza llegó, se separaron solo lo suficiente para
comer y tener una pequeña charla. David no se atrevía a volver a su asiento
al otro lado de la mesa, en su lugar quería disfrutar de la cercanía de Bailey.
Después de esperar tanto tiempo por este momento, David sería condenado
si perdía un solo minuto.

A Bailey no parecía importarle escuchar a David hablar sobre


algunos de sus casos más interesantes. Era difícil negarle algo a Bailey, así
que David compartió. Por lo general cuando hablaba de trabajo, los ojos de
la gente se ponían vidriosos de aburrimiento. Pero no Bailey, en vez de eso,
escuchó con gran atención e incluso insisto a David para que le contara
más.

Cuando la camarera trajo la cuenta, Bailey intentó alcanzarla, pero


David rápidamente la cogió. —Te debo una cena, ¿recuerdas?

—No tienes que hacerlo. —Respondió Bailey.

David le dio un pequeño beso. —Tu puedes encargarte de la


próxima.

Bailey le dio una sonrisa. —Entonces, ¿esto significa que podremos salir en
una segunda cita?

—Por supuesto —David se puso de pie—. Vamos, salgamos de


aquí—pagó y se fueron del restaurante. A la salida, Kimmy se despidió y le
dio un pulgar arriba a Bailey cuando se volteó a mirarla. Hace un tiempo,
David le había contado de su amor secreto por Bailey. Sabía que recibiría
una llamada telefónica de su parte por la mañana pidiendo todos los
detalles. A veces parecía más interesada en la vida privada de él que en la
de ella misma.

Tan pronto como se metieron en el coche, Bailey se retorció en el


asiento, se inclinó hacia delante y luego empezó a dar pequeños besos al
cuello de David. A pesar de que David inclinó un poco su cabeza, Bailey
tuvo que esforzarse por llegar bien a él. Por primera vez, David maldijo las
leyes obligatorias de Michigan sobre el cinturón de seguridad. Si lo hubiera
echo a su manera, Bailey estaría de cabeza en su regazo.

—¿Sería muy apresurado pedirte que vinieras a mi casa? —Preguntó


David mientras se obligaba a concentrarse en la carretera. No era algo fácil
de hacer con los suaves labios de Bailey acariciando su cuello.

—Como dijiste, hemos esperado nueve años por esto. Creo que es
más que suficiente —Bailey se agachó un poco y comenzó a acariciar el
pene de David.

David dejo escapar un gran bocado de aire mientras agarraba el


volante con fuerza. —Tú sigue con eso y me correre antes de que
lleguemos allí.

—¿Y? —Bailey comenzó a masajear más fuerte—. Tendrías que


volver a venirte después otra vez, ¿no es así? A menos, claro, que no
quieras joderme.

—Mierda, ¿Qué le pasó al muchacho tímido que solía conocer?

—Crecí. Ahora no tengo miedo de ir detrás de lo que quiero.

David quería argumentar que había visto partes de timidez en Bailey


durante la noche, pero la forma en que la mano de Bailey siguió trabajando
el pene de David, parecía decir lo contrario.

—Sin embargo, tenemos que volver por mi Jeep. A pesar de que es


viejo, no quiero dejarlo estacionado toda la noche en la gasolinera.
Además, Don se va a las once por lo que podría ser retirado por una grúa.

Un sabor amargo paso por la boca de David. —¿Ese Don con el


peinado de salmonete?

Bailey dejo escapar una pequeña risita sobre el cuello de David. —


Si, el mismo. No seas muy duro con él, siempre ha sido amable conmigo.

—Por supuesto que lo ha sido, quiere joderte.

Bailey se apartó, con una mirada de confusión en su rostro. —No, no


quiere.

David dejo escapar un largo suspiro al darse cuenta de que algunas


cosas seguian siendo las mismas respecto a Bailey. —No sabes cuan sexy
eres.

—¿Yo?

—Si, tu. Don parecía listo para patearme el trasero cuando se dio
cuenta de que íbamos a ir a cenar.

—Solo tiene mal humor. Es así con todos.

—Con todos, menos contigo. No dejaba de mirarte el culo.

Bailey dejo escapar un sonido de incredulidad cuando negó con la


cabeza. —Puedo ser muchas cosas, pero distraído no es una de ellas.

David le echó una mirada al muchacho. —Bailey, tu eres el hombre


más sexy que conozco. Nadie se puede comparar contigo y debo de
saberlo, porque he buscado por todas partes.

Lo sabía muy bien. Durante toda la universidad y los años que le


siguieron, David siempre se sintió atraído por los hombres de pelo oscuro y
ojos marrones, mientras más pequeño y delgado, mejor. De repente se dio
cuenta de que había estado saliendo con tipos que se parecían a Bailey. O al
menos como se había imaginado que Bailey sería por el tiempo que había
transcurrido.

—Trate de seguir adelante —confesó Bailey entre besos—. Tampoco


funcionó para mi. Creo que es por eso que nunca he tenido una relación
seria con un novio. Solo relaciones esporádicas.

Eso complació a David mas de lo que debería —¿Nunca tuviste a


nadie especial? ¿Ni siquiera en la universidad?

Bailey se echó hacia atrás y tiró del dobladillo de su camisa en un


gesto que David sabía que era un gesto nervioso, lo hacia de manera
inconsciente. —No, nunca me sentí bien cuando estaba con alguien más.

Eso dejo abatido a David. Con solo mirar a Bailey se dio cuenta que
no se había explicado bien. David quería aparcar a un lado de la carretera
para patearse en el culo por ser tan tonto. Tan pronto como Bailey se había
graduado de la escuela secundaria, David debió de haber encontrado al
muchacho y confesarle sus verdaderos sentimientos. En cambio, había sido
un idiota y siguió viendo la misma burbuja de protección que se había
formado alrededor de su corazón la primera vez que se había obligado a
renunciar a Bailey.

Ya no era así sin embargo. Ahora finalmente tenía a Bailey a su


alcance, David estaría condenado si se le escapaba otra vez. Estaba seguro
de que ambos estaban destinados a estar juntos.

De vuelta en la gasolinera, mientras se deslizaba del coche de David,


Bailey notó la mirada de Don por la ventana. Tenía la cara tan cerca de la
ventana, que la punta de la nariz tocaba el vidrio. Cuando Bailey notó la
mirada de enojo y celos en los ojos del cajero, no pudo dejar de pensar en
volver a la confortable seguridad que le daba David.

Mientras pensaba en eso, recordó que Don siempre había sido muy
amable con él.

Bailey le dió una pequeña sonrisa a Don que él no regresó. Bailey se


encogió de hombros internamente. No es que Don y él fueran mejores
amigos ni nada, solo eran conocidos. En realidad no había perdido mucho,
tan solo habían intercambiado un saludo o dos.

Se volvió hacia el auto justo a tiempo para ver la mirada de te-lo-dije


de David. Bailey se mordió el labio interior de la mejilla para evitar reírse a
carcajadas. Sin esperar enojar más a Don, Bailey se apresuró a su jeep y lo
puso en marcha.

A medida que salían del estacionamiento y comenzó a seguir a


David, Bailey repetía la conversación de la cena en su cabeza. Todavía no
podía creer que le gustara a David desde la secundaria. Bailey se esforzaba
por recordar cualquier conversación o encuentro que pudiera darle una
pista. Tal vez David le tiró indirectas, pero como un estudiante de primer
año, Bailey las dejo pasar. No sería la primera vez que algo se le escapa.
Nada le vino a la mente, la única conversación verdadera que compartieron
fue menos que estelar y una fuerte vergüenza para Bailey en ese entonces.

Cuando Quinn le rogaba que se uniera al club de teatro, en primer


momento Bailey se resistió. Pues nunca había tenido las agallas para
hablar incluso a un pequeño grupo de personas, mucho menos para subir a
un escenario y tocar para una multitud.

Después Bailey se enteró de que la producción era La Fierecilla


Domada y supo que no podría quedarse al margen. Mientras que la
mayoría de los chicos de su edad veían deportes y programas en la tv,
Bailey leía a Shakespeare y otros clásicos. No es que hubiera compartido
ese pequeño dato con mucha gente, ya era suficientemente malo que se
burlaran de él por ser delgado, escuálido y débil. No era necesario darles
más municiones para que lo atacaran más…

Ahora que Bailey vio su oportunidad de ser parte de algo que le


encantaba sabía que no se podía resistir. Así que aceptó ser parte de la
producción, pero solo trabajando entre bastidores y ayudando con lo que
surgiera.

Entonces, justo cuando pensaba que las cosas no podían ponerse


mejor, se enteró de que David había conseguido el papel de uno de los
personajes, Petruchio. Rápidamente se hizo evidente que David encajaba
perfectamente en el papel. Hubo muchos ensayos que Bailey no trabajó
mucho porque había estado demasiado absorto en escuchar la suave voz
de David al leer sus líneas.

Más de una vez, Bailey dijo una silenciosa oración de


agradecimiento de que la zona de atrás del escenario se mantenía siempre
oscura. De lo contrario, la erección que le daba por ver siempre a David
actuando habría anunciado su enamoramiento al mundo.

Fue durante esos meses de ensayo en la escuela que Bailey,


finalmente tuvo que enfrentar otro hecho que le daba miedo. No había la
menor duda en su mente que era gay. No importaba cuánto lo intentara,
las chicas no le atraían.
David Walker, por otro lado, le atraía un montón a Bailey. Hasta el
punto de que había empezado a soñar con el atleta de pelo oscuro casi
todas las noches. Ahora que lo pensaba, David había ocupado una gran
cantidad de pensamientos durante el día de Bailey también.

Bailey se sentó detrás del escenario, viendo a David actuar. Con la


fecha del estreno cercana, y con la mayor parte de la escenografía y la
utillería en su lugar, a Bailey le dio más tiempo para ver, con gran
emoción, a los actores en el escenario, todo parecía tan real. Aunque se
suponía que debía pintar, pasó la mayor parte del tiempo en las sombras,
solo saboreando la forma en que las palabras de Shakespeare parecían
rodar fuera de los labios de David. David podía pedirle que saltara de un
puente, y Bailey cumpliría, con tal de que usara el mismo tono conciliador
que utilizaba para declamar.

Cuando el ensayo terminó, Bailey hizo una mueca con aire de


culpabilidad cuando se dio cuenta que no pudo terminar el trabajo que le
habían asignado. Maldición, eso no estaba bien. Ya había sido reprendido
varias veces por el director del teatro por no hacer un buen trabajo.

Agarró el cepillo, mordiéndose el labio inferior. La ansiedad iba a


través de él acomodándose en su estómago, dejando atrás una sensación
de mareo. Odiaba cuando la gente se molestaba o se decepcionaba de él.
Dios sabía lo exagerado de las palabras de su padre, lo último que quería
Bailey era que llegaran a la escuela también.

Mientras veía a los otros estudiantes hacer sus maletas y marcharse,


Bailey llegó a una decisión, que se quedaría hasta más tarde y terminaría
su trabajo. Desde que su padre siempre trabajaba la noche del miércoles,
no sería gran cosa si no llegaba a la cena.

Una vez que el lugar estaba vacío, Bailey se dirigió a una pared
grande, con el dibujo de una casa y comenzó a pintarla con cuidado. El
auditorio se había tornado un poco espeluznante por el silencio, por lo que
Bailey recitó algunas de sus partes favoritas de la obra.

A pesar de que no tenía un papel en la obra, había memorizado las


líneas de casi todos. Por supuesto, sus monólogos favoritos eran de
Petruchio. Acababa de terminar el segundo acto, primera escena, cuando
los sonidos de aplausos hicieron que dejara escapar un suspiro de
mortificación. Bailey saltó en estado de shock, casi dejando caer el pincel
en el escenario.

Pasando la mirada lentamente alrededor, la vergüenza de Bailey


aumentó cuando vio a David casualmente apoyado en la pared junto a la
primera fila. Por supuesto, como de costumbre tenía una mirada sexy y
distante. Con un par de jeans que parecían hechos a medida de sus
musculosas piernas. A pesar de que hacia frío, no tenía puesta la chaqueta
del equipo, llevaba puesta una sudadera de color azul oscuro con el dibujo
de la mascota de la escuela, un halcón en la parte delantera.
Horrorizado de que había casi gritado la obra de Shakespeare en
una sala desierta, Bailey deseó cavar un gran hoyo y enterrar la cabeza
dentro. Trató desesperadamente de pensar en como alguien como su
hermano o su hermana actuaría si hubiera estado en esta situación. Brock,
sin dudas, tendría alguna broma para facilitar las cosas. Bailey luchó por
decir algo ingenioso, pero todo lo que salió fue un sonido extraño como de
asfixia, su boca no emitió nada más. David parecía no darse cuenta de la
situación de Bailey.

El deportista le dió una de esas sonrisas maravillosas mientras se


acercaba al escenario. —Lo haces muy bien.

Bailey parpadeó. Lo último que había esperado era un cumplido. —


¿Lo hago?

—Si, puedo decir que tienes un sentimiento verdadero por


Shakespeare. Que en realidad sabes lo que estas diciendo en lugar de
recitar un montón de palabras sin sentido.

Bailey entendía lo a lo que David se refería. Muchos estudiantes solo


memorizaban las partes y las recitaban, pero nunca se tomaron el tiempo
para aprender el verdadero significado de las frases. Un calor se apoderó
del rostro de Bailey era porque en verdad había impresionado a David. —
No es gran cosa. Este tipo de cosas se me hacen fáciles —dijo Bailey
mientras jugaba nerviosamente con el pincel. Se dio cuenta, demasiado
tarde, de que las cerdas todavía estaban húmedas, tenía todos los dedos
manchados con pintura.

Al mirar hacia sus sucias manos, Bailey se maldijo a si mismo.


Maldita sea. ¿Por qué siempre tenía que hacer cosas estúpidas? Tan solo
esta vez le gustaría experimentar una sensación que no fuera del aspecto
de un perdedor, un gran perdedor.

Alzó la mirada una vez más, preocupado de que David había sido
testigo de la metedura de pata, solo para ver que… oh Dios, oh Dios, oh
Dios, estaba subiendo las escaleras laterales hacia el escenario. Bailey
rápidamente puso sus manos en la espalda. Por supuesto, como era él, se
le olvidó por completo que el pincel todavía estaba en sus manos. Sintió
algo en su camisa y sabía que ahora tendría una buena mancha de pintura
en la parte posterior de una de sus camisetas favoritas.

Mierda, la única forma de que esto se pusiera peor era si se ponía a


vomitar o algo así. Si David no pensaba que era un nerd antes de esto,
seguro lo pensaría después. Bailey mantuvo las manos en la espalda con la
esperanza de que tal vez, solo tal vez, David no hubiera notado sus
meteduras de pata y podía tener alguna esperanza de salvar el momento.

—¿Por qué no pruebas con uno de los papeles? —Preguntó David


mientras se acercaba.

Nunca habían estado tan cerca antes, Bailey contuvo el aliento


sintiendo una sacudida inconfundible por la atracción que sentía hacia él.
Luchó duro para mantener sus sentimientos fuera de su cara, no quería
que David se enterara. La última cosa que el tipo probablemente quería
era a un escuálido estudiante gay de primer año, babeando sobre él.
Incluso si los rumores eran ciertos, y David estaba más con chicos que con
chicas, jamás tendría una oportunidad.

David levantó una ceja y una pequeña sonrisa curvó sus labios.
Bailey se dio cuenta de que no había respondido a la pregunta.
Lamiéndose los labios dijo: —Nunca me ha gustado estar frente a un gran
grupo de personas.

—Que lastima, porque en verdad que tienes talento. Mucho más que
yo.

—¡Imposible! Nadie es tan bueno como tu —exclamó Bailey


acaloradamente. Al darse cuenta de cómo lo dijo, se aclaró la garganta y
balbuceó—: Lo que quiero decir… bueno… nadie podría hacer a
Petruchio como tu.
—Creo que no te das el suficiente crédito Bailey.

Bailey sintió que sus ojos se abrían como platos. Hasta ese
momento, no había pensado siquiera que David supiera que existiera,
mucho menos que sabía su nombre. David se inclinó hacia delante y
agarró el brazo de Bailey y le obligó a mostrar sus manos. Emociones
lucharon en el interior de Bailey, el horror al saber que David sabía que
había hecho un lío con sus manos, y la otra emoción que era realmente
conmovedora.

Por tantas noches, Bailey se había preguntado como se sentirían las


manos de David. Se sentía tan bien que Bailey se quedo quieto como una
babosa.

David miró hacia abajo, una mirada extraña en sus ojos hizo que el
estómago de Bailey se sintiera extraño, entre miedo y felicidad. En ese
momento, Bailey no podía estar seguro. David se inclinó un poco más, y
por un alucinante segundo, Bailey se preguntó si lo besaría.

A continuación, un portazo arruinó el momento. Bailey dio un salto


atrás, culpable, justo a tiempo para ver a su hermano caminar hacia
dentro.

—Bailey, mamá estaba preocupada cuando no apareciste a cenar —


gritó Brock, pero su mirada no se apartaba de David.

El corazón de Bailey pateó fuerte mientras se preguntaba cuanto


había visto su hermano. Oh mierda, esto no era bueno. Lo último que
quería era que alguien de su familia conociera su secreto. Volvió a dar
unos pasos hacia atrás, desesperado por poner más espacio entre él y
David. —Ya me estaba preparando para salir.

Brock se detuvo a varios metros del escenario y le disparó a David


una mirada que solo podría llamarse asesina. —Esta bien, Bailey, toma tus
cosas y yo te llevare a casa.

Con un gesto brusco, Bailey salió corriendo a hacer lo que se le


ordenó. Al lavar el pincel, no podía dejar de preguntarse si estaba enojado
con Brock por interrumpir, o si se sentía aliviado.
Capitulo Cinco
Una vez que llegó a su casa, David esperó en la puerta de entrada a
que Bailey se le uniera. Todo el tiempo, su cuerpo se sentía excitado y
nervioso. El hecho de que su sueño de estar con Bailey se hiciera
finalmente realidad dejo un poco en shock a David.
Bailey trotó para llegar hasta él, David pudo ver algo de la misma
ansiedad que el mismo sentía en la cara del muchacho. Por alguna extraña
razón, ayudó un poco a calmar a David. Tal vez porque le ayudó a darse
cuenta de que no era el único impresionado con esta segunda oportunidad.
Esto es lo que esta noche iba a ser también. Una oportunidad para
finalmente responder a todas esas preguntas sin respuesta. En el pasado,
Bailey no pudo haber tenido la edad o la experiencia suficiente, pero ahora
que había crecido, nada se interpondría ya en su camino.

Bailey dejo escapar un silbido mientras miraba la casa de David. —


Lindo lugar.

David se acercó y metió los dedos en los bolsillos del pantalón de


Bailey. Tirándolo hacia el, David dijo: —Me alegro que te guste ya que
planeo joderte en todas las habitaciones.

Bailey le dio una sonrisa. —Si ese es el plan, entonces fue bueno que
viniéramos aquí en vez de mi apartamento. Con la excepción del baño, el
resto es básicamente un cuarto.

David abrió la puerta, llegó a la entrada y agarró a Bailey por la parte


delantera de su camisa. Tirándolo hacia adentro. David puso al hombre más
pequeño contra la pared y le preguntó—: Entonces, ¿con cual cuarto
quieres empezar? —La pasión se encendió en los ojos de Bailey haciendo
encender el propio fuego de David.

Bailey pareció reflexionar realmente la cuestión. —Vamos a ver…


En la cocina no, puesto que ya comimos. Será mejor reservar ese lugar para
cuando tengamos hambre otra vez. Entonces podremos incorporar
alimentos para que jueguen en el sexo. Tienes salsa de chocolate, ¿no es
así? O voy a estar muy decepcionado de que la única fantasía que tengo no
se haga realidad esta noche.
David gimió cuando su pene erecto se fundió con el estómago de
Bailey. —Tu sigue con eso y el primer lugar en el que te joda será aquí
mismo.

Bailey continuó frotando el pene de David como si no lo hubiera


escuchado. —Creo que debemos guardar la habitación para el último. Mi
plan es darte todo mi agradecimiento y será mucho más conveniente estar
en la cama cuando ambos colapsemos por el agotamiento. El baño puede
ser después de la cocina, de esa manera aprovechamos para lavar el resto
del chocolate.

David dejo escapar otro gemido mientras le desabrochaba el pantalón


a Bailey.

Levantando sus manos en señal de rendición, Bailey dijo: —Bien.


¿Qué tal si empezamos con el sofá? A pesar de que no lo he visto todavía,
voy a suponer que es grande y de cuero.

David sonrió, porque eso es exactamente lo que tenía. —¿Qué eres,


un profesor de literatura o un inspector del FBI? —No dándole tiempo para
responder a Bailey, David prácticamente lo arrastró hasta la grande y
espaciosa sala de estar.

—Espera —exclamó Bailey cuando alcanzó el umbral. Se quitó los


zapatos y señaló hacia la alfombra de color blanco— no quiero ensuciar el
lugar…

Mientras Bailey se quitaba los zapatos, David caminó hacia el sofá.


En el camino se quitó la chaqueta y la corbata, arrojándolos a un lado sin
importarle donde aterrizaban. Se sentó y llamo a Bailey con el dedo. —
Trae ese apretado culo aquí.

Bailey lo miró con los ojos entrecerrados, con una mirada de pura
hambre dijo: —No sabía que fueras tan agresivo.

—¿Te molesta?

—Mierda no. Solo me enciende más. —Bailey sacó su camisa de sus


pantalones y comenzó a caminar lentamente hacia David.
Fuera cual fuera la respuesta que David tenía preparada, se perdió
cuando vio el pecho desnudo de Bailey. Suave y sin pelo, cada lugar
parecía estar destinado para ser lamido. El botón oscuro de sus pantalones
aún sin quitar por completo, pero estaba lo suficientemente flojo para pasar
por debajo de sus caderas y ver la parte superior de los calzoncillos color
azul oscuro. —Maldita sea, eres hermoso —gruñó David.

Bailey hizo una mueca con una pequeña risita. —Nah, solo soy
aburrido, normal.

—Confía en mi bebé, no hay nada aburrido en ti.

Una vez que Bailey llegó al borde del sofá, vaciló, como si estuviera
inseguro de que hacer a continuación. Justo cuando David comenzó a
acercarse para guiarlo, Bailey por fin decidió el próximo movimiento por si
mismo. Se sentó en el regazo de David con las piernas abiertas, quedando
cara a cara con David.

—¿Te puedo besar? —Preguntó Bailey a medida que daba pequeñas


probadas a los labios de David.

David no podía recordar un momento en el que hubiera estado tan


caliente como ahora. Su pene estaba duro. Deslizó una mano alrededor de
la cintura de Bailey. —He aquí un pequeño consejo. Nunca tienes que
pedirme permiso para besarme.

Bailey dejó escapar un pequeño gemido antes de bajar su cabeza por


completo. Tan pronto como sintió el calor de los labios de Bailey contra su
boca, David supo que no sería el mismo dominante frío y distante que
había sido con sus compañeros de cama anteriores. Algo acerca de Bailey
hizo que David quisiera lanzar por la ventana todo su auto-control. Deseó
perderse en una pasión cruda, y olvidarse de todo lo demás y disfrutar.

David puso sus caderas un poco más arriba, poniendo su pene contra
Bailey. Al mismo tiempo, empujó su lengua para probar y probar. Bailey
dejo escapar un suave gemido y David sintió que se derretía por el
muchacho. Maldita sea, los sonidos que Bailey hacia eran simplemente
adictivos y excitantes.

Deslizó sus manos hacia abajo, hasta el culo de Bailey. Hasta ahora,
Bailey había estado moviendo sus caderas, frotándose lentamente. David
sabía que habían avanzado mucho, pero quería más. Interrumpiendo el
beso, levantó su mano y puso sus dedos al frente de la boca de Bailey. —
Chupalos —ordenó.

La forma en que Bailey obedeció de inmediato, separando sus rojos


labios, hizo gemir a David. Bailey se tomó su tiempo, giraba su lengua
alrededor de los dedos de David para que quedaran bien húmedos.
Después de unos momentos, David sacó su mano libre y la deslizó
hacia abajo hasta que se encontró con la cintura de Bailey. Hizo una pausa,
mirando a los ojos a Bailey.

Bailey asintió mientras gemía suavemente. —Dios si, quiero que me


jodas con ellos.

Eso era todo lo que David necesitaba escuchar. Deslizó una mano
por la parte trasera de los pantalones de Bailey. David encontró el apretado
agujero. Lo rodeó un par de veces antes de deslizar lentamente un dedo. El
cuerpo de Bailey se estremeció inmediatamente, la sensación de calor llenó
los dedos de David. El pene de David dio un tirón por esa reacción, casi
como si estuviera celoso.

—Si. —Jadeó Bailey mientras ponía sus manos en los hombros de


David moviéndose para adelante y para atrás.

Después de unos momentos, David agregó otro dedo. —Se siente tan
bien. Tan caliente y apretado.

—Ha pasado un tiempo desde que tuve a un amante dentro. —


Admitió Bailey antes de dejar escapar un fuerte grito de pasión.

—Si quieres podemos tomarnos las cosas con calma. Nadie dice que
tenemos que joder esta misma noche. Podemos simplemente juguetear por
ahora.

Bailey negó con la cabeza. —No. He esperado esto tanto tiempo que
voy a ser condenado si espero un solo día más. Te necesito, ahora.

David agregó un tercer dedo y giró su muñeca un poco para poder


sentir mejor el punto sensible de Bailey. Sabía que lo había encontrado
cuando Bailey dejó escapar un grito ahogado. —Por favor, jodeme ahora.
Estoy apunto de venirme y no quiero que sea hasta que sienta tu pene
latiendo dentro de mi.

—¿Seguro? —Eso hizo eco en David, no estaba seguro de avanzar


tan rápido.

Un leve rubor apareció en el rostro de Bailey mientras se


mordisqueaba el labio inferior. —Me gusta rudo, y rápido. Sé que
probablemente me hace sonar como una puta, pero me gusta cuando tengo
una jodida tan fuerte que puedo sentirla en mi culo días después.

David no sabía si maldecir o gritar ¡Whoo hoo! A él siempre le había


gustado el sexo rudo también, pero, al mismo tiempo, no quería lastimar a
Bailey.

Bailey debió de sentir su indecisión, porque dejo escapar un gruñido


de frustración. —Por favor, te necesito.

David le dió otro beso fuerte y liberó sus dedos. Dándole una
nalgada a Bailey, le ordenó—: Termina de desnudarte y tumbate en el
suelo. Cuando vuelva, quiero encontrarte apoyado en tus manos y rodillas.

Bailey agachó la cabeza, pero no antes que David alcanzara a ver una
sonrisa. —Si, David.

Una vez que Bailey se movió, David se levantó y se fue a su


habitación para tomar el tubo de lubricante y una tira de condones.
También se quito su ropa. Desnudo, regresó a la sala solo para ser saludado
por la visión del cuerpo perfecto de Bailey.

Estaba apoyado en sus manos y rodillas como se le había ordenado, y


maldita sea, se veía muy caliente. David se acercó y pasó lentamente un
dedo por la espalda de Bailey. —Me encanta la forma como me respondes.
Solo un toque y empiezas a hacer esos dulces sonidos.

—No puedo aguantar mucho más —jadeó Bailey mientras se arqueó


al contacto de David.

Cayendo de rodillas detrás de Bailey, David abrió uno de los


condones y lo deslizó por encima de su erección. Gimió por su propio
toque, sabía que faltaba poco para que se viniera. Parecía que Bailey no era
el único al borde. Tomando el lubricante, David puso una buena cantidad
en su mano y en su pene.

Guiando la punta de su erección a la apertura del culo de Bailey,


David lo metió con un fuerte empujón. Bailey dejo escapar un fuerte grito y
David se detuvo, temeroso de que hubiera ido demasiado rápido. Bailey se
empujó para atrás y dijo: —Más fuerte, más rápido.
David sonrió. ¿Quién habría pensado que tímido Bailey, por fuera
era una arpía escondida? Él cedió a los deseos de Bailey y comenzó a
moverse más y más rápido dentro del culo del muchacho. —¿Cómo
esto?—Preguntó mientras tomaba las caderas de Bailey más fuerte.

—Si, esta perfecto —dijo Bailey entre gemidos.

Solo tomó unos minutos más y Bailey se vino, su grito fue tan fuerte
que resonó en la sala. Después de dar un par de empujones más al culo de
este, David se vino también. Cerró los ojos y llenó el condón mientras
decía el nombre de Bailey. Oleada tras oleada de disparos vinieron desde su
pene, llegó un punto en el que David se preguntó si alguna vez terminaría.
Incluso vio estrellas como los amantes de esos libros ñoños que a su
hermana le gustaba leer. Incluso después de que todo había terminado,
todavía no se movía, todavía estaba atrapado por esa maravillosa sensación
de hormigueo que se produjo después de tener sexo duro.

Puesto que sabía que no podría quedarse así para siempre, salió del
agujero de Bailey y se sentó sobre de rodillas. —Dime que mañana no
tienes que trabajar y que te quedaras a pasar la noche aquí —le rogó.

Bailey se desplomó en el suelo dejando escapar una sonrisa. —No


tengo nada planeado para mañana. Así que soy todo tuyo. —Él frunció el
ceño mientras miraba hacia abajo a la mancha de humedad que había
dejado sobre la alfombra—. Lo siento. Si me dices donde guardas las cosas
de limpieza yo me encargare de esto.

—Olvídate de eso. Ahora mismo tengo otros planes para ti —dijo


David mientras abrazaba a Bailey.
Cuando Bailey se despertó a la mañana siguiente, le tomó un
momento recordar donde estaba. Luego sintió la sensación de calor del
cuerpo de David abrazado a su cuerpo, la sensación de la noche de amor
aun se sentía. Se sentía adolorido en todos los lugares correctos y todo
volvió a las memoria de Bailey rápidamente.

Se movió para quedar de frente con David. Incluso después de hacer


el amor por primera vez en la sala de estar, después en la cocina, en la
ducha, y para terminar finalmente en el dormitorio, Bailey todavía no podía
creer que todo esto había sucedido realmente.

David se veía tan hermoso y en paz mientras dormía, sus labios se


abrieron de una manera sexy. Incapaz de resistirse, Bailey se acercó un
poco para tocarlos. Después de unos cuantos roces con sus dedos, los
parpados de David comenzaron a abrirse.

El corazón de Bailey saltó por su garganta mientras estudiaba el


rostro de David cuidadosamente buscando cualquier signo de
arrepentimiento. Lo que obtuvo en cambio, fue una mirada tan tierna que le
dieron ganas de llorar.

—Tenía miedo de que te arrepintieras y de despertar solo —dijo


David mientras le daba un apretón posesivo a Bailey en su cintura.

Bailey negó con la cabeza. —Creo que no podría ser lo


suficientemente fuerte como para dejarte. —Tan pronto como esas palabras
salieron de sus labios, Bailey cerró los ojos y dejó escapar una maldición
en voz baja. No había querido decirlo con esa exactitud ni tampoco revelar
tanto.

—Bailey, no te avergüences. Siento lo mismo hacia ti. Siempre lo he


sentido.
Una pequeña explosión de ira pasó por Bailey. —Sigues diciendo
eso, pero… ¿Cómo voy a creerte cuando en la escuela apenas te fijabas en
mi? Ni siquiera me hablaste mucho.

—Eso no es totalmente verdad. ¿Recuerdas cuando te ensuciaste de


pintura las manos?

Bailey gimió. —¿Tenías que recordar eso? Estaba muy avergonzado.

—Y también te veías muy lindo ruborizado. ¿Cómo podría olvidar


eso? —David se inclinó un poco y le dio un pequeño beso en los labios.

—Nunca me hablaste después de eso. Ni siquiera me mirabas —


argumentó Bailey un poco herido.

—Eso es porque alguien muy sabiamente me señaló que tu eras


demasiado joven para una relación en ese momento.

—¿Quién?

—Tu hermano.

Bailey contuvo el aliento mientras esas dos palabras le pegaban


fuerte. —¿Brock?

—¿Tienes otro hermano? —Preguntó David con una irónica sonrisa


en sus labios.

—No, es que simplemente nunca me imaginé que se preocupaba por


mi o por mi vida amorosa.

—Ahí es donde te equivocas. Es muy protector contigo. Me enfrentó


ese día en el auditorio cuando nos sorprendió hablando.

David vio como Bailey se iba a lavar las manos y a recoger sus
cosas. Una parte de él quería ir a buscarlo, para seguir hablando. Ahora que
había conseguido hablar con Bailey finalmente, David quería saberlo todo
sobre el estudiante de primer año.

—¿Qué mierda crees que estas haciendo? —Preguntó Brock con


tono exigente y cortante.
—Nada —mintió David, aun cuando buscaba en la oscuridad la
zona detrás del escenario con la esperanza de visualizar a Bailey.

Brock agarró por el hombro a David y lo obligó a darse la vuelta.


David estudió a Brock y se dió cuenta, no por primera vez, del aire asesino
que tenía. Bailey era más tímido y calmado, el hermano mayor era el mejor
jugador en comparación. Brock tenía el mismo pelo y el color de ojos que
su hermano menor, pero eso era todo lo que tenían en común. Como había
dicho, Bailey tenía ese aire de timidez suave alrededor, Brock, de rudeza.

—Déjalo solo. No eres adecuado para el —advirtió Brock.

Una rabia caliente atravesó a David. —No estarías diciendo esto si


viera a Kimmy o a otra chica.

Brock dejó escapar un gruñido de ira. —Me importa una mierda por
quien Bailey se sienta atraído. Gay o no, él es mi hermano y yo lo amaré
siempre. Nada puede cambiar eso.

—¿Entonces cual es el gran problema con que pasemos tiempo


juntos?

—Él no esta listo para esto, David. Es demasiado joven y vulnerable.


¿Si comienzan a salir como crees que será para él cuando te vayas a la
universidad el próximo año?

David vaciló, un poco de ira iba dejando su cuerpo. Nunca había


pensado en como sería para Bailey o como los otros alumnos iban a
reaccionar si los veían cada vez más juntos.

La expresión de Brock se hizo más suave, casi más amable cuando


dijo: —Tu tienes tu grupo de amigos para apoyarte. Bailey no tiene ni
siquiera eso. Ya es bastante malo que tenga que lidiar con las burlas de
que es pequeño y tímido. Piensa en como sería si se enteran de que es gay
también. No es lo suficientemente fuerte para enfrentarse a ellos como tu.
Al menos no todavía. Todo lo que pido es que te alejes y le des tiempo para
crecer, para que se acostumbre a lo que es.

—Brock- —comenzó David.


Brock lo calló. —¿Por favor? Soy de último año como tu, así que no
estaré lo suficiente para protegerlo. Él es un buen chico. Inteligente como
nadie y talentoso en muchas maneras. Solo quiero darle una oportunidad.

David cerró los ojos, y aunque le dolía un infierno, lentamente


asintió con la cabeza en aceptación. Porque en el fondo se dio cuenta de
que Brock tenía un punto… Bailey era demasiado joven.

A pesar de que era lo más difícil que había hecho, dejaría a Bailey
solo y no se acercaría de nuevo. David sabía que iba a matarlo, sin
embargo, sabía que no podrían estar juntos.

Cuando David terminó su explicación, Bailey se encontró llorando


silenciosamente. —¿Brock dijo todo eso de mí, realmente?

David le dio una sonrisa triste. —Si, se preocupa mucho por ti.

Bailey negó con la cabeza. —Nunca me di cuenta de eso. Cada vez


que estábamos juntos no teníamos nada que decirnos el uno al otro.

David se apoyó sobre su codo y pasó suavemente un dedo por el


centro del pecho de Bailey. —Quizás debas darle otra oportunidad.

—Debería estar enojado con él por interferir en mi vida —dijo


Bailey frunciendo el ceño, pero aun llorando.

David se inclinó y capturó los labios de Bailey en un profundo y


caliente beso. Cuando paró, dijo: —No te enojes con él. Tenía razón, no
estábamos listos en ese momento.

Bailey se lamió los labios mientras se esforzaba por luchar contra sus
nervios. —¿Y que tal ahora?

—Bueno, ya que nuestras madres se tomaron tantas molestias para


reunirnos finalmente, creo que podríamos ver cuan lejos podemos llegar.
No se tu, pero a mi no me gusta decepcionar a mi madre.

—Tienes razón en eso —Bailey se rió mientras se lanzaba en los


brazos de David.
Mientras Bailey se perdía en la sensación del beso de David, se dio
cuenta de que a veces por las mejores cosas, vale la pena esperar.
Epilogo
David se movía nerviosamente en su asiento, estiró el cuello para
tener una mejor visión de la puerta del restaurante. —Dios… ¿Cuánto falta
para que llegue…?

—Relájate, debería de llegar en un par de minutos. Probablemente


solo se le hizo tarde en el trabajo —lo calmó Drake, con una señal a la
camarera para que trajera otra ronda de bebidas.
—Si, cuando hablé con él ayer, me dijo que estaba esperando esta
cena —añadió el compañero de Drake, Trevor. Se acurrucó de nuevo en el
pecho de Drake mientras le daba una sonrisa tranquilizadora.

—Todavía no puedo creer que tu novio este enseñando en Harrison


High —Paxton apuntó antes de terminar su cerveza. El socio del bufete de
abogados de David, Paxton, aun tenia puesto su traje y corbata. Aunque se
la había aflojado antes de entrar al restaurante.

—¿Por qué? Es una buena escuela. —Frunció el ceño Trevor.

—Si, pero eran nuestros rivales, y algunas personas como Paxton no


dejan de lado viejos rencores con facilidad —explicó Drake antes de darle
un beso en la frente a Trevor.

—No es que Bailey pudiera negarse, necesitaba el trabajo —señaló


Sammy. Incluso ahora, jugaba como el pacificador del grupo. Lo que sin
duda le ayudó en su trabajo como trabajador social.

—Todavía no puedo creerlo —dijo Paxton con un estremecimiento


—. Hubiera sido mejor si se quedaba trabajando para la perra de su
hermana.

Hubo una larga pausa en la mesa, mientras todos pretendían mirar a


cualquier lado, antes de que David dijera: —Nah, creo que ese trabajo es
ideal para él.

Todos se estaban riendo cuando Bailey se acercó a la mesa —


¿Quiero siquiera saber lo que esta pasando? —Preguntó.
Como era habitual, una sensación de calor paso a través de David
mientras miraba a su amante. Incluso después de salir por tres meses,
todavía tenía esa sensación cuando estaba cerca de Bailey. David esperaba
que nunca se fuera.

Miró a los demás en la mesa como un grupo de apoyo moral. Dado


que todos sabían la verdadera razón de esta cena, contaba con ellos para
hacer este momento tan especial como fuera posible para Bailey. No era la
primera vez que David daba una pequeña oración en agradecimiento por
sus amigos. Si bien no todos podían estar aquí en este evento especial,
sabía que todos y cada uno de ellos lo estaban animando.

Casi como si leyera su mente, Bailey preguntó. —¿Dónde están


Marc y Hayden?

—Los dos están atascados en el trabajo —explicó David. Ambos


trabajaban en el periódico local y a menudo eran enviados en asignaciones.

—Eso apesta —dijo Bailey mientras tomaba asiento al lado de


David.

David le hizo un pequeño gesto, estaba muy nervioso para hablar.


Ahora que Bailey había llegado, la duda había empezado a reaparecer de
nuevo en la mente de David. Sin embargo, sabía que no podía echarse para
atrás, no desde que todo el mundo había venido aquí solo por él.

No fue sino hasta que todos terminaron su cena y el postre que David
se armó de valor. Se aclaró la garganta, le tomó las manos a Bailey y le
dijo: —Hay algo que he esperado por preguntarte.

Una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de Bailey antes de lanzarle


una mirada a los demás. —¿Qué?

—No se tu, pero estos últimos tres meses han sido los mejores de mi
vida —comenzó diciendo David.

—Para mi también —agregó Bailey.

Eso ayudó a calmar los nervios de David. —Me preguntaba si


quisieras vivir conmigo.
Los ojos de Bailey se abrieron como platos. —¿Lo dices en serio?

—Si, lo hago. Se que legalmente no podemos casarnos en Michigan,


pero quiero que seas más que solo mi novio. Te amo y quiero que seas
parte de mi vida para siempre —David sacó un anillo de plata de su bolsillo
y la sostuvo en alto—. Por favor, di que si.

Bailey se quedo con la boca abierta, con la mirada clavada en el


anillo. —Oh, Dios mío.

El estómago de David se desplomó. —¿Eso quiere decir que no?


—¿Estas loco? —Bailey tenía una sonrisa enorme en el rostro—. Te
amo también. Por supuesto que me mudare contigo y seré tu compañero.

La mesa se llenó de aplausos cuando David le colocó el anillo en el


dedo a Bailey. Al tirar al muchacho para un beso, David se dio cuenta de
que por fin tenía todo lo que había soñado y mucho más.

Fin
Coordinación de Proyectos

Pervy

Traductora

Fram

Corrección

Isolde

Diseño y Formato

Pervy

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