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SALA PENAL - TRIBUNAL SUPERIOR

Protocolo de Sentencias
Nº Resolución: 214
Año: 2017 Tomo: 7 Folio: 1906-1912

EXPEDIENTE: 3408352 - - GIMENEZ, GABRIEL ALEXIS Y OTRO P.SS.AA. ROBO CALIFICADO CON

ARMA DE FUEGO OPERATIVA (SAC 2864413) - RECURSO DE CASACION

SENTENCIA NUMERO: DOSCIENTOS CATORCE


En la Ciudad de Córdoba, a los siete días del mes de junio de dos mil diecisiete, siendo
las doce horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior
de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora Aída Tarditti, con asistencia de los
señores Vocales doctores Sebastián Cruz López Peña y María Marta Cáceres de
Bollati, a los fines de dictar sentencia en los autos “GIMÉNEZ, Gabriel Alexis y
otro p.ss.aa. robo calificado con arma de fuego operativa (S.A.C. nº 2864413)
-Recurso de Casación-” (S.A.C. nº 3408352), con motivo del recurso de casación
interpuesto por el Dr. Jorge Alberto Agüero, defensor del imputado Gabriel Alexis
Giménez, en contra del Auto número setecientos uno del veintinueve de noviembre de
dos mil dieciséis, dictado por la Cámara de Acusación de esta ciudad.
Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a resolver son las
siguientes:
1º) ¿Es infundada la resolución que confirma la prisión preventiva en contra del
imputado Gabriel Alexis Giménez?
2º) ¿Qué solución corresponde dictar?
Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Sebastián López
Peña, Aída Tarditti y María Marta Cáceres de Bollati.
A LA PRIMERA CUESTION
El señor Vocal doctor Sebastián López Peña, dijo:
I. Por Auto Nº 701, del 29 de noviembre de 2016, la Cámara de Acusación de esta
ciudad resolvió, en lo que aquí concierne: “…III. Confirmar el auto apelado en cuanto

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ha sido materia del presente recurso, con costas (arts. 550 y 551 CPP)…” (según copia
de la resolución obrante a fs. 36/41 de las presentes actuaciones).
II. En contra de la resolución que precede, interpone recurso de casación el Dr. Jorge
Alberto Agüero, defensor del imputado Gabriel Alexis Giménez (según copia a fs. 1/4
de las presentes actuaciones).
Con invocación del motivo formal de casación (art. 468 inc. 2 CPP), refiere que el
sentenciante ha inobservado el principio lógico de razón suficiente, en razón de que no
existen pruebas que acrediten, con grado de probabilidad, que el imputado Giménez se
sustraerá al juicio penal.
Alega, en ese sentido, que el fallo recurrido contiene una fundamentación aparente,
equiparable a ausencia de fundamentos y, por ende, descalificable como acto
jurisdiccional válido.
En particular, refiere que todas las hipótesis esbozadas por el a quo son viables en
cualquier causa penal. En ese sentido, afirma que es posible que por la relativa
cercanía del domicilio de Giménez con el de Pedraza pueda haber un amedrentamiento
del primero contra el segundo, para lograr un beneficio procesal indebido en el
presente proceso. No obstante, manifiesta que de ningún modo esa posibilidad se
presenta como cierta en el caso concreto, porque no hay prueba alguna que así lo
acredite. Si esa mera posibilidad permitiera basar una prisión preventiva, alega, en
ninguna causa penal sería posible lograr la libertad del imputado.
Frente a ello, sostiene que todas y cada una de las circunstancias comprobadas en la
causa permiten acreditar, con certeza, lo contrario a lo afirmado por el Tribunal.
Así, señala que Giménez trabajaba, que tenía domicilio fijo que compartía con su
familia, a la que califica como integrada y normal y por la que, según refiere, era
contenido. Refiere, asimismo, que carece de todo antecedente penal o contravencional,
que es un joven ajeno a costumbres delictivas, y que demostró sujeción a las leyes y

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reglas de convivencia en sociedad.
En definitiva, sostiene que ningún indicio de riesgo procesal existe en contra de su
defendido y que el Tribunal únicamente ha valorado como tal la gravedad del delito, lo
que resulta insuficiente para denegar la libertad durante el proceso.
Por todo lo expuesto, solicita se haga lugar al recurso y se ordene la inmediata libertad
de su defendido.
III. Elevada la causa a esta Sala por el Tribunal a quo, el defensor presenta escrito de
informe de los fundamentos del recurso (fs. 55/59). En él reitera básicamente los
argumentos desarrollados anteriormente, a saber: la omisión del Tribunal de analizar
los contraindicios de peligrosidad procesal (trabajo, domicilio fijo, familia, etcétera);
el escaso valor indiciario de la cercanía de los domicilios del imputado y la víctima (no
son tan cercanos, pues se trata de quince cuadras, ni tampoco implica que va a ser
aprovechado por Giménez, y puede ser contrarrestado por una medida de restricción
de acercamiento y comunicación); la insuficiencia de la gravedad del delito.
Invoca, además, la indebida valoración, como indicio de riesgo procesal, del intento
del imputado de sustraerse del hecho. Aclara, al respecto, que no es lo mismo
sustraerse del hecho que del proceso. Alega que se viola el principio de inocencia
porque ese intento no se encuentra acreditado. Menciona que el proceso como tal no se
había iniciado, y subraya que nadie está obligado a entregarse, como tampoco a decir
la verdad.
IV. Como surge de lo expuesto, el defensor tanto en su libelo recursivo como en su
escrito rotulado "informe", básicamente, se agravia por estimar que la prisión
preventiva del imputado Gabriel Alexis Giménez no es absolutamente indispensable
para asegurar los fines del proceso (art. 281 a contrario sensu CPP), e impugna la
resolución de marras por estimar que contiene una fundamentación arbitraria sobre la
medida de coerción, en concreto, sobre las circunstancias a partir de las cuales se

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deriva el riesgo procesal. Es lo que se analizara a continuación.
1. En forma liminar, cabe resaltar que el recurso de marras ha sido interpuesto en
contra de una resolución equiparable a sentencia definitiva, y por lo tanto,
impugnable en casación. Ello así por cuanto resultan tales las decisiones que antes del
fallo final de la causa mantienen una medida de coerción, en razón que pueden irrogar
agravios de imposible reparación posterior, dada la jerarquía constitucional de la
libertad personal de quien cuenta con la presunción de inocencia. Esta posición ha sido
adoptada por este Tribunal Superior en innumerables precedentes, en consonancia con
la doctrina judicial establecida por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (TSJ
Sala Penal, “Aguirre Domínguez”, S. n° 76, 11/12/1997; “Gaón”, S. n° 20, 25/3/1998;
"Segala", S. n° 145, 2/1/2006; "Beuck", S. n° 227, 22/10/2009; “Miranda”, S. nº 263,
12/9/2013; entre muchos otros; CSJN, Fallos 280:297; 290:393; 300:642; 301:664;
302:865; 306, V. I.:262; 307:549; 308:1631; 311, Vol. I.:359).
2. En cuanto a los extremos con relación a los cuales debe cumplimentarse el deber de
fundamentación de las decisiones judiciales cuando ellas atañen a la coerción personal
del imputado, esta Sala ha afirmado que “la prueba sobre la existencia del hecho y las
circunstancias que permiten inferir el riesgo procesal son condiciones que deben
concurrir simultáneamente para la justificación de la coerción, debiendo la
fundamentación del pronunciamiento que dispone la medida proyectarse en forma
autónoma con relación a cada uno de ellos” (TSJ, Sala Penal, “Conesa”, S. n° 97,
20/11/2002; “Bianco”, S. n° 111, 19/11/2003; “Montero”, S. n° 1, 14/2/2005; “Medina
Allende”, S. n° 9, 9/3/2006; "Segala", cit., entre otras).
Ahora bien, los aspectos aquí traídos a consideración por el recurrente se refieren sólo
al segundo de los extremos invocados, esto es, a la peligrosidad procesal que justifica
la medida de coerción. A ello se ceñirá, en consecuencia, el análisis que sigue.
3. Conforme ya sostuviera esta Sala, por expreso mandato constitucional toda persona

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sometida a proceso por un delito debe ser tenida por inocente hasta que se demuestre
lo contrario, por lo que la peligrosidad procesal constituye la razón fundamental
por la que puede ordenarse la prisión preventiva. Por ella debe entenderse el riesgo
que la libertad del imputado puede entrañar para los fines del proceso seguido en su
contra, esto es, su posible afectación de los objetivos de descubrimiento de la verdad
real –interponiendo obstáculos para su logro– y de actuación de la ley penal sustantiva
–impidiendo el normal desarrollo del juicio o el cumplimiento de la pena
eventualmente impuesta, al sustraerse de la autoridad– (Cafferata Nores, José I. y
Tarditti, Aída, Código procesal penal de la provincia de córdoba comentado,
Mediterránea, Córdoba, 2003, t. 1, p. 649; cf. TSJ, Sala Penal, “Navarrete”, S. nº 114,
18/10/2005, "Spizzo", S. n° 66, 7/7/2006; "Berrotarán" S. n° 99, 7/9/2006; "Fruttero",
S. n° 170, 2/7/2009, entre otros).
4. Ahora bien, conforme a las directrices fijadas recientemente por esta Sala en “Loyo
Fraire” (S. n° 34, 12/3/2014), deben analizarse en cada caso las circunstancias
vinculadas con la peligrosidad procesal en concreto, es decir, aquellas que permiten
inferir un específico -y por ende comprobable- riesgo de entorpecimiento de la
investigación o de elusión de la acción de la justicia, sin que la gravedad del delito o el
pronóstico hipotético de una pena de cumplimiento efectivo autoricen a presumirlo de
manera abstracta (esto es, con omisión de las circunstancias particulares de la causa).
En ese contexto, deben considerarse indefectiblemente las características personales
del imputado. Todo ello con el baremo de concreción y proporcionalidad en miras
de alternativas menos costosas para aquel.
Con otras palabras, debe determinarse en cada caso si la medida es absolutamente
indispensable para asegurar aquellos fines y, dado su carácter excepcional, si no existe
un remedio menos gravoso e igualmente idóneo para alcanzar el objetivo propuesto.
Tal criterio se ve reflejado en el actual art. 281 del CPP (ley 10.366, BO 2/9/2016),

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que exige la existencia de vehementes indicios de fuga o de entorpecimiento de la
investigación y su acreditación en el caso concreto, y se complementa con lo
dispuesto por el art. 269 del CPP, en tanto dispone que la restricción de la libertad sólo
se impondrá en los límites absolutamente indispensables para asegurar el
descubrimiento de la verdad y la actuación de la ley.
Desde esa perspectiva, se examinara aquí si la resolución impugnada contiene una
correcta fundamentación de la prisión preventiva.
5. Al comenzar tal análisis, resulta ineludible destacar el marco específico en el que
deben ser analizados, en la presente causa, los indicios de riesgo procesal en concreto.
A este respecto, recuérdese que una circunstancia indicadora de riesgo procesal
concreto no tiene un valor tasado e inmutable para todos los casos, sino que dependerá
del contexto en el que sea valorado, en el que cobran relevancia la gravedad del delito
de que se trate, el estado del proceso, el monto de la pena hipotética o de la
efectivamente aplicada si hubo sentencia de condena (no firme), los indicios y
contraindicios que lo acompañen, las características personales del imputado, el
tiempo de encarcelamiento sufrido, etcétera. De tal manera que indicios que pueden
ser suficientes para fundamentar la medida en algunos casos pueden no serlo en otros.
Ello no tornará en arbitrarios los fallos que resuelven en uno u otro sentido si se
exponen razonadamente la totalidad de las circunstancias que tornan razonable la
conclusión a la que se arriba, con arreglo a las reglas de la sana crítica racional (cf.
TSJ Sala Penal, “Calizaya”, S. nº 228, 3/7/2014; “Del Corro”, S. nº 243, 28/7/2014;
“Britos”, S. nº 281, 7/8/2014; “Arce”, S. nº 285, 13/8/2014; “Valdez”, S. nº 182,
21/5/2015; entre otros).
En el mismo sentido, se ha dicho que los indicios de peligrosidad procesal deben ser
valorados en conjunto y no de forma aislada (TSJ Sala Penal, “Calizaya”, S. nº 228,
3/7/2014, entre muchos otros).

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De acuerdo, entonces, con tales criterios, se exponen a continuación los distintos
aspectos concernientes al examen del presupuesto procesal de la medida de coerción,
los que serán valorados conjuntamente a los fines señalados.
a. Tiempo de encarcelamiento. De manera preliminar, cabe reseñar que el imputado
Giménez fue encarcelado el día 3 de julio de 2016, esto es, la misma fecha del hecho
delictivo (v. fs. 11 y vta. de las presentes actuaciones). La prisión preventiva, por su
parte, fue dictada por el órgano instructor con fecha 17 de agosto de 2016, al
considerar que existían elementos de convicción suficientes para estimar como
probable su participación en el hecho intimado, y que existían indicios concretos de
peligrosidad procesal (fs. 11/15 de las presentes actuaciones). De esta manera, el
imputado, al presente lleva menos de un año de encarcelamiento cautelar, tiempo que
–como se constatará a continuación– no aparece como desproporcionado en razón de
la gravedad del delito que se le atribuye y el avance de la causa (inminencia del juicio
oral), amén de la acreditación del riesgo procesal concreto, tal como se verá más abajo
b. Estado de la causa: actos preliminares del juicio. Asimismo, y también de manera
previa, es menester considerar el estado actual en el que se encuentra el proceso. Así,
surge de las constancias de autos que la causa ha sido elevada a juicio y que el
Tribunal interviniente ha dictado, con fecha 3 de abril de este año, el correspondiente
decreto de citación del art. 361 del CPP y, con fecha 19 de abril, el decreto de
ofrecimiento de prueba del art. 363 del CPP (constancias de SAC obrantes a fs. 49/53
de las presentes actuaciones).
De acuerdo con ello, la causa se encuentra actualmente en los actos preliminares del
juicio y la realización del debate aparece como inminente, lo que naturalmente va a
incidir en la valoración de los indicios de peligrosidad procesal.
c. Gravedad del delito e improcedencia de la condena de ejecución condicional (art.
281 bis, inc. 1, CPP). Al imputado Giménez se le atribuye, según surge del decreto de

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prisión preventiva, la comisión en calidad de coautor del delito de robo calificado por
el uso de arma de fuego, de acuerdo a los arts. 45 y 166 inc. 2, segundo párrafo, del CP
(fs. 11/15 de las presentes actuaciones). Se trata de un delito de gravedad alta, en tanto
la escala penal parte de un mínimo de seis años y ocho meses de prisión, lo que a su
vez torna improcedente la condena de ejecución condicional (art. 26 a contrario sensu
CP).
Como señalamos en numerosos y cercanos precedentes, la gravedad del delito (y la
derivada imposibilidad de que la eventual condena sea de ejecución condicional) es el
primer eslabón de análisis de la prisión preventiva, insuficiente por sí solo para
acreditar el riesgo procesal, pero susceptible de incidir en la fuerza probatoria de los
demás indicios de peligro concreto (TSJ Sala Penal, “Arce”, S. nº 285, 13/8/2014;
“Palacios”, S. nº 322, 4/9/2014; “Lescano”, S. nº 392, 10/10/2014; “Chacón”, S. nº
413, 28/10/2014; “Almirón – Chiatti”, S. nº 460, 1/12/2014; entre otros).
Este primer indicio, no obstante lo alegado por el recurrente, se ve corroborado en
concreto por las distintas circunstancias que se refieren a continuación.
d. Indicios concretos de peligrosidad procesal.
En primer lugar, tanto el órgano instructor como el Juez de Control y la Cámara de
Acusación han estimado la modalidad delictiva consistente en un alto grado de
violencia verbal y física desplegada por el imputado Giménez (y dos partícipes más)
sobre la víctima, la cual se encontraba sola. En concreto, el decreto de prisión
preventiva describe que lo amedrentaron mediante el empleo de un arma blanca y dos
armas de fuego, tras lo cual lo arrojaron al suelo, le ataron el cuello con el cinto, le
aplicaron golpes de puño y puntapiés, lo desvistieron completamente y le exigieron
que indicara su domicilio.
El valor indiciario de tal circunstancia en orden a la acreditación del peligro de
entorpecimiento es indiscutible, y se condice con la jurisprudencia de esta Sala en este

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tipo de hechos violentos contra la propiedad (véase: TSJ Sala Penal, "Montenegro", S.
nº 324, 5/9/2014; "Sánchez", S. nº 37, 16/3/2015; "Pérez", S. nº 175, 18/5/2015;
"Figueroa", S. nº 352, 19/8/2015; “Demarchi”, S. nº 366, 22/8/2016). Tal indicio ha
sido ignorado por el defensor en su escrito recursivo.
Por lo demás, nada impide valorar las circunstancias que se desprenden del hecho
investigado para justificar la procedencia de una medida de coerción, pues la omisión
de ellas podría llevar a no considerar situaciones relevantes indicativas de la actitud
que podría desarrollar el acusado si es puesto en libertad (TSJ, Sala Penal, “Apud
Dragisich”, S. nº 70, 27/3/2015; “Vaca Palleres”, S. nº 143, 18/4/2016).
Repárese que estamos ante un suceso con relación al cual existe un requerimiento de
citación a juicio firme, en cuya plataforma fáctica se describe la modalidad aquí
valorada. De ese modo, sin necesidad de que este Tribunal emita juicio alguno acerca
de los extremos de la imputación (existencia del hecho y participación del imputado),
nos encontramos en presencia de sucesos comprobados con el grado de probabilidad
que la elevación a juicio requiere, por lo que nada impide que puedan ser valorados
con ese alcance en esta instancia, sin que ello implique -ni por la Cámara ni por esta
Sala- un adelantamiento del juicio de mérito sobre los extremos de la imputación (en
similar sentido y mutatis mutandi cf. TSJ Sala Penal, “Romero”, S. nº 480,
12/12/2014).
Asimismo, se valoró que Giménez, antes de ser controlado por el efectivo policial,
intentó desprenderse del instrumento del delito (arma de fuego), arrojándola
rápidamente entre los yuyos a fines de obstaculizar el descubrimiento de la verdad y
procurar su impunidad. Se trata, claramente, de una conducta de entorpecimiento, en
tanto significa un obstáculo al descubrimiento de la verdad y permite inferir una futura
obstrucción o alteración de las pruebas (en similar sentido, mutatis mutandi, TSJ Sala
Penal, “Caballero”, S. nº 398, 15/10/2014; “Freytes Algarbe”, S. nº 261, 3/7/2015). Sin

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que obste a ello que el proceso no se encontrara formalmente iniciado al momento de
esa conducta, como reclama el quejoso. Por lo demás, no hace falta aclarar que la
fuerza de este indicio surge de su complementación con la totalidad de las
circunstancias que aquí se valoran.
Por otro lado, se consideró que es consumidor de drogas según se desprende de las
constancias de autos (la propia declaración del imputado de fs. 63 y la pericia
psiquiátrica de fs. 130). Aquí debe aclararse que la adicción, en tanto enfermedad
mental (ley 26.657 de Salud Mental, art. 4), no puede ser valorada por sí misma como
indicador de peligrosidad procesal. Sin embargo, es indudable que el consumo de
estupefacientes potencia la fuerza de las restantes circunstancias, principalmente los
relacionados con la posibilidad de intimidar a la víctima del hecho, principal testigo de
una causa que se encuentra a las puertas del debate (extrema violencia del hecho,
cercanía de los domicilios, etcétera). En efecto, si los acusados han demostrado una
alta e innecesaria violencia en el hecho y además son consumidores de estupefacientes
(como surge de las constancias de autos, de acuerdo al decreto de prisión preventiva),
entonces los efectos del consumo del alcohol y/o la droga, concretamente en lo
referido a la disminución de los frenos inhibitorios, evidentemente pueden facilitar y
aumentar el riesgo de la comisión de conductas con fines de entorpecimiento, por lo
que es razonable que puedan ser valorados como una circunstancia fortalecedora del
riesgo procesal derivable de otras circunstancias (en similar sentido, véase: TSJ Sala
Penal, "Fuentes", S. nº 144, 18/4/2016; “Demarchi”, S. nº 366, 22/8/2016).
Por último, se tuvo en cuenta que el imputado Giménez se domicilia en un barrio
colindante al de la víctima y que por ello puede influir sobre ella. No obstante las
críticas del defensor al respecto, tal circunstancia también demuestra en el caso
concreto y junto a los restantes indicios, la posibilidad de intimidación o influencia
sobre aquella para beneficiarse con su declaración (en similar sentido, TSJ Sala Penal,

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“Valdez”, S. nº 182, 21/5/2015).
Como se puede ver, la eventualidad que el imputado Giménez obstaculice la
investigación a través de la influencia sobre la víctima no luce remota o desacertada,
sino que por el contrario se erige en una conclusión razonable de acuerdo a las
distintas circunstancias expuestas, máxime cuando las presentes actuaciones se
encuentran en los albores del plenario, sin que las circunstancias señaladas por el
quejoso en calidad de contraindicios sean suficientes para contrarrestar tal derivación.
V. Por todo lo expuesto, cabe concluir que la medida de coerción se encuentra
debidamente fundada en cuanto a su presupuesto procesal y su indispensabilidad.
Corresponde, en consecuencia, rechazar el recurso. Ello sin perjuicio de que el debate
deba ser realizado con la mayor celeridad posible, ya que una eventual demora podría
tornar desproporcionada la medida con relación a los fines que se pretende asegurar.
En ese sentido, debe tenerse en cuenta la recomendación contenida en el “Informe
sobre el uso de la prisión preventiva en las Américas”, elaborado por la Relatoría sobre
los Derechos de las Personas Privadas de Libertad de la ComIDH, año 2013: “
Adoptar las medidas necesarias para asegurar que las personas que se encuentran en
detención preventiva sean sometidas a juicio sin una demora indebida. En ese sentido,
se recomienda a los Estados otorgar prioridad a la celeridad del trámite de los
procesos penales en los que haya personas mantenidas en prisión preventiva”.
Así voto.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
Estimo correcta la solución que da el señor Vocal preopinante, por lo que adhiero a la
misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma.
La señora Vocal doctora María Marta Cáceres de Bollati, dijo:
El señor Vocal del primer voto da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual

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sentido.
A LA SEGUNDA CUESTION
El señor Vocal doctor Sebastián López Peña, dijo:
A mérito de la votación que antecede, corresponde rechazar el recurso de casación
interpuesto por el Dr. Jorge Alberto Agüero, defensor del imputado Gabriel Alexis
Giménez, con costas (arts. 550 y 551 CPP).
Así voto.
La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo:
Adhiero al voto del Dr. López Peña, expidiéndome en igual sentido.
La señora Vocal doctora María Marta Cáceres de Bollati, dijo:
Comparto la solución que da el señor Vocal Dr. Sebastián López Peña, por lo que
adhiero a ella.
En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal;
RESUELVE: Rechazar el recurso de casación interpuesto por el Dr. Jorge Alberto
Agüero, defensor del imputado Gabriel Alexis Giménez, con costas (arts. 550 y 551
CPP).
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la señora
Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y los señores Vocales de la Sala Penal
del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo que doy fe.
.

TARDITTI, Aida Lucia Teresa

VOCAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA

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LOPEZ PEÑA, Sebastián Cruz CACERES de BOLLATI, María Marta

VOCAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA VOCAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA

SOSA LANZA CASTELLI, Luis María

SECRETARIO GENERAL DEL T.S.J

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