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Introducción

Los tópicos de Edgar Morín, concerniente a los siete saberes de la educación del futuro,
serán detallados de forma concisa, en el mismo se reflexionan siete principios que son
ineludibles para la educación del futuro, esto busca favorecer el servicio de los
educadores. Por otra parte cabe señalar que el autor Sociólogo e investigador de
origen francés, consideró los saberes vitales que se comprometerá con desafiar el
sistema educativo para fomentar un proceso explicativo. Este libro enumera
substancialmente problemas primordiales que persisten y son necesarios para instruir
actualmente, esos saberes son: Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión, Los
principios de un conocimiento pertinente, enseñar la condición humana, enfrentar las
incertidumbres, enseñar la comprensión y culmina con la ética del género humano.
Igualmente, el saber científico sobre el cual se descansa en este contenido para
ubicar la condición humana no sólo es temporal, sino que enmarca profundos misterios
relativos al mundo entero, a la vida y al nacimiento del ser humano.

Capítulo I: Las Cegueras del Conocimiento: El Error y la Ilusión


En relación al primer saber, Morín menciona que las cegueras del conocimiento: el
error y la ilusión, sobre los riesgos más comunes que acompañan al ser humano en la
búsqueda de la construcción del conocimiento. En lo que se refiere a El talón de Aquiles
del conocimiento, la teoría de la información muestra que hay un riesgo de error bajo el
efecto de perturbaciones en cualquier transmisión de información, en cualquier
comunicación de mensajes.
El conocimiento en forma de palabra, de idea, de teoría, es el fruto de una
traducción mediada por el lenguaje y el pensamiento y por ende la afectividad puede
fortalecerle la relación estrecha entre la inteligencia y la afectividad: la facultad de
razonamiento puede ser disminuida y hasta destruida por un déficit de emoción; el
debilitamiento de la capacidad para reaccionar emocionalmente puede llegar a ser la
causa de comportamientos irracionales.
Con respecto a los errores mentales, se ha constituido en un mundo psíquico donde
se fermentan necesidades, sueños, deseos, ideas, imágenes, fantasmas, y este mundo se
infiltra en nuestra visión o concepción del mundo exterior. También existe en cada
mente una posibilidad de mentira a sí mismo que es fuente permanente de error y de
ilusión, nuestra memoria está sujeta a numerosas fuentes de error, porque de manera
inconsciente, tiende a seleccionar los recuerdos que nos convienen y a rechazar, los
desfavorables; por otro lado en los errores intelectuales, nuestros sistemas de ideas
(teorías, doctrinas, ideologías) no sólo están sujetos al error sino que también protegen
los errores e ilusiones que están en ellos, las teorías científicas tienden a manifestar esta
resistencia en cuanto a las doctrinas, que son teorías encerradas en sí mismas y
absolutamente convencidas de su verdad, éstas son invulnerables a cualquier crítica que
denuncie sus errores.
En cuanto a los errores de la razón, permite distinguir entre vigilia y sueño,
imaginario y real, es la actividad racional de la mente que apela al control del entorno
al control de la cultura, entre otras palabras, es la racionalidad la que corrige y las
cegueras paradigmáticas, son las que instauran las relaciones primordiales que
constituyen los conceptos, impone los discursos y organiza la relación lógica. Este
paradigma determina una doble visión del mundo, por un lado, un mundo de objetos
sometidos a observaciones, experimentaciones, por el otro, un mundo de sujetos
planteándose problemas de existencia, de comunicación, de conciencia. Así, un
paradigma puede al mismo tiempo aclarar y cegar, en su seno donde se encuentra
escondido el problema clave del juego de la verdad y del error.
Considerando el conocimiento en determinados momentos se presenta error o
ilusión, pues en el conocimiento humano, es una característica de nosotros donde
estarán esas deficiencias, pero a la vez, pueden ser combatidas eficazmente con
herramientas como la racionalidad. En tal sentido, el error y la ilusión es un problema
cognoscitivo tiene valor social e histórico, el cual puede ser de progreso básico en el
siglo XXI, lo que implicaría que cada una de las personas seguirá siendo inconsciente
de sus propias ideas y de sus mentiras. Por ello, es un deber importante de la educación
armar a cada uno en el combate vital para la lucidez.

Capítulo II: Los Principios de un Conocimiento Pertinente


Para Morín, en este saber estableció como base conseguir un conocimiento de los
problemas clave del mundo, por eso la educación del futuro se ve confrontada a este
problema universal, por otro lado, las realidades o problemas cada vez más globales; en
consecuencia, la educación debe promover una "inteligencia general" apta para referirse
al contexto, a lo global, y a la interacción compleja de los elementos. Esta inteligencia
general se construye a partir de los conocimientos existentes y de la crítica de los
mismos. Su configuración fundamental es la capacidad de plantear y de resolver
problemas.
En tal sentido, para que un conocimiento sea pertinente, la educación deberá
entonces evidenciarlo: en el contexto, la palabra necesita del texto y el texto necesita del
contexto donde se enuncia; en lo global (las relaciones entre todo y partes); por esta
razón la inteligencia utiliza y combina todas las habilidades particulares. En este
sentido, la paradoja: del siglo XX ha producido adelantos abrumadores en todos los
campos del conocimiento científico, así como en todos los campos de la técnica.

Capítulo III: Enseñar la Condición Humana


Con respecto a la educación del futuro, esta deberá ser una enseñanza universal
centrada en la condición humana. Por lo tanto, éstos deben reconocerse en su
humanidad común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo
cuanto es humano. De esta manera, debemos saber quiénes somos, dónde estamos, de
dónde venimos y hacia dónde vamos. El ser humano se desarrolla en:
a) cerebro- mente- cultura b) razón - afecto - impulso c) individuo - sociedad -especie.
En cuanto al desarrollo verdaderamente humano significa comprender al hombre como
la unidad y la diversidad son dos perspectivas inseparables en la educación, la cual
deberá mostrar el destino individual, social, global de todos los humanos y nuestros
principios como ciudadanos de la Tierra.
Con respecto a la condición humana, es importante porque ella nos muestra que el
humano es un ser plenamente biológico y cultural que han desarrollado de manera
sorprendente las potencialidades de la vida. El hombre es pues un ser plenamente
biológico, pero si no dispusiera plenamente de la cultura sería un primate del más bajo
rango. La cultura acumula en sí lo que se conserva, transmite, aprende; ella comporta
normas y principios de adquisición. La mente es un surgimiento del cerebro que suscita
la cultura, la cual no existiría sin el cerebro. El impulso puede servirse de la maravillosa
máquina lógica y utilizar la racionalidad técnica para organizar y justificar sus
agrupaciones. Los individuos son el producto del proceso reproductor de la especie
humana, pero este mismo proceso debe ser producido por dos individuos.
En el campo individual, hay una unidad/diversidad cerebral, mental, psicológica,
afectiva, intelectual y subjetiva: todo ser humano lleva en sí cerebral, mental,
psicológica, afectiva, intelectual y subjetivamente caracteres fundamentalmente
comunes, mientras que en el campo de la sociedad hay diversidad de las lenguas todas a
partir de una estructura con doble articulación común.
La cultura mantiene la identidad humana en lo que tiene de específico; las culturas
mantienen las identidades sociales en lo que ellas tienen de específico. El ser humano es
él mismo singular y múltiple a la vez, lleva en sí sus multiplicidades interiores, sus
personalidades virtuales, una infinidad de personajes en lo real y lo imaginario.
Por todas partes, una actividad técnica, práctica, intelectual, da testimonio de la
inteligencia empírico-racional; igualmente por todas partes, las fiestas, ceremonias,
despilfarros, en cuanto al tema de la locura humana fue evidente para la filosofía de la
Antigüedad, la sabiduría oriental, para los poetas de todos los continentes, para los La
demencia no ha conducido la especie humana a la extinción (sólo las energías nucleares
liberadas por la razón científica y el desarrollo de la racionalidad técnica podrían
conducirla a su desaparición).

Capítulo IV: Una educación que enseñe la identidad terrenal


El hombre ha comprendido realmente que es un habitante del planeta, pensando y
actuando de una nueva manera, no sólo como individuo, familia o género, estado o
grupos, sino también como planetario que en la voz de Morín; es volver a relacionar las
culturas, volver a unir lo esparcido, destinados a cubrir cada uno de aquellos rincones
solitarios de la tierra, donde diversidad de lenguas, religiones y culturas hicieron su
aparición en escena, es elemental la educación de hoy y del futuro, el desarrollo de un
auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra tierra, considerada por este autor, como
la última y primera patria, es por ello que hace mención que educar para este
pensamiento es la finalidad del futuro que debe trabajar en la era planetaria para la
identidad y la conciencia terrenal, además argumenta que reconocer el lazo
consustancial con la biosfera nos lleva a abandonar el sueño del dominio del universo.

Capítulo V: Una educación que enseñe a enfrentar las incertidumbres


En el mundo actual, todo parece impreciso en las áreas de la vida, vamos navegando
en un océano de incertidumbres, al grado que Morín, llega a sostener que los siglos
anteriores siempre creyeron en un futuro repetido o progresivo, sin embargo, el siglo
XX ha descubierto la pérdida del futuro, es decir su impredecibilidad. La colectividad
educativa, por su parte, no está fuera de esta realidad, por eso J.M. Pérez Tornero (2005)
afirma que “la incertidumbre ha llegado también a la escuela, hay crisis en el rol del
profesorado, los cambios acumulados en poco tiempo han conducido a una dificultad
múltiple, la dubitación, inseguridad componen el núcleo central de un problema de
difícil consenso”. Es por ello, esto se suman todas las incertidumbres debidas a la
velocidad y a la aceleración de los procesos complejos aleatorios de nuestra era
planetaria, ni la mente humana ni un supercomputador podrían abarcar, así afecta el
futuro, pero también se riega como una infección en el conocimiento, en nuestras
propias decisiones. Pero no se nos educó para la incertidumbre y Morín matiza su
confirmación, “existen algunos núcleos de certeza, pero son muy El problema de la
comprensión se ha vuelto crucial para los humanos, por esta razón debe ser una de las
finalidades de la educación para el futuro, recordemos que ninguna técnica de
comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la comprensión. La
comprensión no puede digitarse.
Asimismo, Educar para comprender las matemáticas o cualquier disciplina es una
cosa, educar para la comprensión humana es otra; ahí se encuentra justamente la misión
espiritual de la educación: enseñar la comprensión entre las personas como condición y
garantía de la solidaridad intelectual y moral de la humanidad.
Igualmente, el problema de la comprensión está doblemente polarizado: Un polo, es
la comprensión entre humanos; los encuentros y relaciones se multiplican entre
personas, culturas, pueblos que representan culturas diferentes, el otro polo individual,
las relaciones particulares entre familiares, están cada vez más amenazadas por la
incomprensión, el axioma “entre más allegados, más comprensión“ sólo es una verdad
relativa, se le puede oponer al axioma contrario “entre más allegados menos
comprensión“ puesto que la proximidad puede alimentar malos entendidos, celos,
agresividades, incluso en los medios intelectuales aparentemente más evolucionados
reducidos. “Navegamos en un océano de incertidumbres en el que hay algunos
archipiélagos de certeza, no viceversa”.

Capítulo VI: Enseñar la comprensión


El inconveniente de la comprensión se ha vuelto crucial para los humanos, por esta
razón debe ser una de las finalidades de la educación para el futuro, recordemos que
ninguna técnica de comunicación, del teléfono a Internet, aporta por sí misma la
comprensión. La comprensión no puede digitarse, educar para comprender las
matemáticas o cualquier disciplina es una cosa, educar para la comprensión humana es
otra; ahí se encuentra justamente la misión espiritual de la educación: enseñar la
comprensión entre las personas como condición y garantía de la solidaridad intelectual y
moral de la humanidad.
Asimismo, la comprensión está doblemente polarizado: Un polo, es la comprensión
entre humanos; los encuentros y relaciones se multiplican entre personas, culturas,
pueblos que representan culturas diferentes, el otro polo individual, las relaciones
particulares entre familiares, están cada vez más amenazadas por la incomprensión, el
axioma “entre más allegados, más comprensión“ sólo es una verdad relativa, se le puede
oponer al axioma contrario “entre más allegados menos comprensión“ puesto que la
proximidad puede alimentar malos entendidos, celos, agresividades, incluso en los
medios intelectuales aparentemente más evolucionados.
En tal sentido, no debe existir una comprensión intelectual humana aislada, si nos
mas bien la comprensión de los individuos entre sí, de sus sociedades instruyendo los
procesos formativos para todos, es necesario una compresión empática hacia los demás
y el respeto a las ideas diferentes, siempre en el plano de lo ético dentro de la raza
humana, lo ético basado en principios fundamentales de vida, eliminando
egocentrismos, socio centrismos y etnocentrismos, la creación de la democracia abierta,
es fundamental dentro de la enseñanza de la comprensión, finiquitando con la educación
del futuro, deberá asumir un compromiso sin requiebres con la democracia, porque sólo
en la democracia abierta se puede realizar la comprensión a nivel universal entre
pueblos y culturas.
Capítulo VII: La Ética del Género Humano
Advirtiendo sobre la distancia entre desarrollo tecnológico y desarrollo social, Morín
sostiene “el desarrollo de la tecnoburocracia instala el reino de los expertos en todos los
campos”. Así se crea una nueva fractura de la sociedad entre una nueva clase y los
ciudadanos, el mismo proceso está en marcha en el acceso a las nuevas tecnologías de
comunicación entre los países ricos y los países pobres, la dominación de la nueva clase
impide en realidad la democratización del conocimiento, en contraste con esta idea,
Diego Levis (2004) piensa que la eliminación de la brecha digital no sería la solución
para los desafíos que enfrenta la humanidad (educación, desnutrición, enfermedades,
desigualdad entre otras.) ya que dicha brecha, no es la causa sino la consecuencia de la
brecha económica y social que separa a los habitantes de este mundo, en este mismo
sentido aprecia que el lado oscuro de esta aventura tecnológica, está intrincadamente
atada a las ambiciones imperialistas y a los conflictos imperialistas.
Sin embargo, es importante reconocer el papel de la escuela, en cuanto a la
enseñanza y desarrollo de un espíritu crítico, que cuestione con el arma de la razón, las
visiones simplificadoras y deformadoras de la realidad, entonces la educación
constituye un instrumento para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de
paz, libertad y justicia social.
En tal sentido, la construcción de una antropoética que ayude a la relación individuo
– sociedad – especie, es la posibilidad de la construcción de democracia abierta, que
implica la construcción de la ciudadanía global, en la cual la misma se ayude,
desarrolle, auto – regule y controle. La educación requiere crear una humanidad más
humana, en busca de una democracia abierta, que cuide la tierra patria, ciudad de los
ciudadanos del mundo.

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