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La oración de David después de su caída ilustra la naturaleza del verdadero dolor por el pecado. Su
arrepentimiento fué sincero y profundo. No se esforzó él por atenuar su culpa y su oración no fué
inspirada por el deseo de escapar al juicio que le amenazaba. David veía la enormidad de su
transgresión y la contaminación de su alma; aborrecía su pecado. No sólo pidió perdón, sino
también que su corazón fuese purificado. Anhelaba el gozo de la santidad y ser restituido a la
armonía y comunión con Dios. Este era el lenguaje de su alma:
Sentir un arrepentimiento como éste es algo que supera nuestro propio poder; se lo obtiene
únicamente de Cristo, quien ascendió a lo alto y dió dones a los hombres.
Precisamente en este punto es donde muchos yerran, y por ello no reciben la ayuda que Cristo
quiere darles. Piensan que no pueden ir a Cristo a menos que se arrepientan primero, y que el
arrepentimiento los prepara para que sus pecados les sean perdonados. Es verdad que el
arrepentimiento precede al perdón de los pecados; porque es únicamente el corazón quebrantado y
contrito el que siente la necesidad de un Salvador; pero para poder ir al Señor Jesús, ¿debe el
pecador esperar hasta que se haya arrepentido? ¿Debe hacerse del arrepentimiento un obstáculo
entre el pecador y el Salvador?
La Sagrada Escritura no enseña que el pecador deba arrepentirse antes de poder aceptar la
invitación de Cristo: “¡Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os daré
descanso!” Mateo 11:28. La virtud proveniente de Cristo es la que nos induce a un arrepentimiento
genuino. El apóstol Pedro presentó el asunto de una manera muy clara cuando dijo a los israelitas:
“A éste, Dios le ensalzó con su diestra para ser Príncipe y Salvador, a fin de dar arrepentimiento a
Israel, y remisión de pecados.” Hechos 5:31. Tan imposible es arrepentirse si el Espíritu de Cristo no
despierta la conciencia como lo es obtener el perdón sin Cristo. – {CC 26.1}
Sara Villeda Si confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad 1 de juan 1:9
Me gusta · Responder · 2 · 1 de noviembre de 2015 a la 1:38
Magda Echeverria de Saravia Así es, a eso vino Jesús al mundo a morir por nosotros y en esa cruz recibir nuestro
pecado, gracias Jesus porque eres el único camino para llegar a Dios, nadie llega al padre sino es por ti pues tu fuiste
el que moriste por nosotros y el único que intercede al padre por nosotros los pecadores, gracias por ser nuestro
Salvador
Me gusta · Responder · 2 · 1 de noviembre de 2015 a las 8:31
Gary Ibarra Muy bien,yo puedo arrepentirme de mis pecados y avergonzarme de lo que yo pueda hacer pero de Dios y
de Jesůs no me averguenzo
Me gusta · Responder · 1 · 1 de noviembre de 2015 a las 10:57
Alexander Mendoza Sin fe es imposible agradar a Dios porque el que se acerca a Dios, necesita creer que existe, y
que recompenza a quien lo busca.
Me gusta · Responder · 1 · 1 de noviembre de 2015 a las 6:34
Mercedes E Duran Q poder tiene esta palabra d DIOS!!!! Alimento mi Alma. Q Dios te Bendiga prima y guarde
Me gusta · Responder · 4 de noviembre de 2015 a las 11:46
Héctor López Ortega Amen toca mi cuerpo mi corazón llena vida de tu amor muévete en mi o espíritu muévete en mí
Me gusta · Responder · 1 · 1 de noviembre de 2015 a las 10:30
Sheny Gamas Gracias Señor Jesús por tu sacrificio en la cruz del calvario
Me gusta · Responder · 1 de noviembre de 2015 a las 20:02
Khaleb Moon Gracias Dios por perdonar mis transgresiones Emoticón heart
Me gusta · Responder · 31 de octubre de 2015 a las 23:35
Luis Enrique Diaz Iván , me alegra darme cuenta que el pueblo está despertando al llamado de Dios. Más aún cuando
se que EL, no hizo acepción de personas. La salvación es para todos. Aferraos a la Fe y obedeced en todo sus
preceptos.
Me gusta · Responder · 1 de noviembre de 2015 a las 22:31
Cristopher Santis AMÉN AMÉN AMÉN... Emoticón smile Emoticón smile Emoticón smile Emoticón smile Emoticón
smile Emoticón smile Emoticón smile.
Me gusta · Responder · 1 · 1 de noviembre de 2015 a las 11:58 · Editado