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CÓDIGO: 16037015
En una noche del verano de 1839, un grupo de esclavos negros que viajaban a bordo del
navío "La Amistad" se amotinaron y tomaron el control del barco frente a las costas de
Cuba. Así, con una escena que da cuenta de la épica lucha de los esclavos en altamar por
recuperar su libertad inicia el filme Amistad, la cual fue dirigida por Steven Spielberg y
estrenada en el año de 1997. Esta película se basa en la historia real de un grupo de
esclavos africanos que se amotina en el barco español del mismo nombre al ser
transportados de Cuba en 1839. Amistad era muy esperada por la crítica porque señalaba
el regreso de Spielberg al cine dramático de calidad. No obstante, The New York Times y
Los Angeles Times, a pesar de reconocer el valor cultural de la propuesta de Spielberg,
mencionaron que la película es "difusa" y que "el sistema de Spielberg no funciona" ya
que no puede esconder los vicios de un cine comercial.
Pero no solo el mostrar la incidencia de lo religioso puede verse como una debilidad de la
película, sino también la suma importancia que le otorgan al poder judicial
estadounidense. Es así como Amistad al recrear uno de los juicios más importantes de la
historia de los EE.UU. propone que su sistema descansa en los ideales de libertad y
justicia. Así, desde la determinación inicial del empresario y abolicionista Lewis Tappan
pasando por la defensa de Roger Baldwin hasta el alegato final del ex-presidente John
Quincy Adams ante el Tribunal Supremo, el juicio de los Estados Unidos contra el barco
español Amistad es un ejemplo de cómo talentos a menudo divergentes son capaces en
equipos adaptables de generar un valor indescriptible. Esto se logra en la medida que los
personajes involucrados son capaces de comprender al otro. Asimismo, la película gesta la
figura del salvador blanco que ayuda a los desvalidos africanos. Esta figura está encarnada
en el rol de Adams (Anthony Hopkins), quien a pesar con su simpatía por la causa
abolicionista no había querido defender la causa de los esclavos rebeldes en una primera
instancia. Pero son las desleales acciones emprendidas por el sureño Calhoun en
complicidad con el timorato presidente Van Buren que lo hacen volver al ruedo. Es por
ello que su intervención resulta decisiva y/o mesiánica para conseguir la libertad de los
amotinados y logren, finalmente, volver a casa. Su posición contra la ideología esclavista
de los sureños y su crítica a la Corona española no son lo más resaltante de su alegato,
sino más bien cómo representa a Cinqué a partir de los ideales de libertad y justicia, lo
cual consigue al igualar sus acciones a la de un patriota blanco. También, debemos
mencionar el paralelo que establece entre los antepasados africanos de Cinqué y los
expresidentes que enseñaron a actuar con valores y a hacer lo justo, es decir, una
enseñanza que desde la Declaración de Independencia identifican a la sociedad
norteamericana.
Finalmente, podemos argüir que la libertad de los esclavos se consigue cuando el hombre
blanco consigue entender al negro. Esto se demuestra cuando, después del fallo del
Tribunal Supremo, Cinqué se acerca a Adams y le pregunta qué le dijo a los jueces para
que los dejen libres, a lo que el veterano congresista responde “solo use tus palabras”. En
ese sentido, la memoria no solo se relaciona en el rescate del legado de los antepasados,
sino con su persistencia en el presente. “Hablo de mis antepasados. Alzaré mi voz hacia el
pasado, hasta el comienzo de los tiempos y les suplicaré que vengan a ayudarme en el
juicio. Llegaré hasta ellos y haré que entren en mí. Tendrán que venir porque en este
momento soy la única razón por la que han existido”, menciona Cinqué a Adams. Es decir,
es el pasado el que dignifica al presente. Esto lo entiende Joadson cuando recibe de
Cinqué el colmillo de león, que había servido de amuleto protector.