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Universidad de Valparaíso

Facultad de Humanidades
Carrera de Sociología
SOCIOLOGÍA POLÍTICA 2017 Alumno: Oscar Muñoz Fuenzalida
Profesor: Eduardo Muñoz Inchausti
Prueba Recuperativa Asignatura: Sociología Política
Fecha: 08/01/2018

Preguntas:

1.- Explique la conformación del Estado Moderno y relacione la función que cumple el
contractualismo en este proceso. ¿Qué rol juega la ciudad como unidad política?

El Estado moderno que surge a mediados del siglo XV en Europa, esta relacionado con
el decaimiento del sistema feudal. En aquel periodo, comienzan a surgir las llamadas
monarquías absolutas, las que intentan unificar vastos territorios, centralizando el
poder político. Para ello, se crearon ejércitos profesionales –provistos del monopolio del
uso de la fuerza–, leyes y cobro de impuestos para territorios que antes se encontraban
divididos.

En ese contexto, es que surgen los llamados contractualistas (Hobbes, Locke, Rousseau,
entre otros), para quienes la sociedad, no es el resultante de las fuerzas de la naturaleza
humana, tal y como planteaban los naturalistas, para ellos, la autoridad política natural
no existe, por lo tanto, la autorización de su ejercicio, opera necesariamente bajo el
consentimiento de los individuos. No obstante, tanto en Hobbes como en Locke, es
posible identificar cierta influencia del iusnaturalismo, al plantear como origen del
Estado moderno, la necesidad natural de mantener la paz, o bien, la de preservar el
derecho de propiedad.

Para los teóricos contractualistas, la idea del Contrato Social resulta central, dado que,
les permite explicar el origen y la propia legitimidad del Estado moderno. En este
sentido, constituye un nuevo principio de legitimidad, que permite la mediación entre
los derechos naturales del individuo (presentes en el Estado de Naturaleza previo y que
resultan ser inalienables) y las exigencias de la vida social y política, así como las
limitaciones y obligaciones que revestiría dicho contrato para el poder político. No está
demás señalar que dicho contrato tiene un carácter hipotético y no histórico, al igual
que el Estado de Naturaleza, ambos están en función de la construcción teórica-racional,
que pretende fundamentar un nuevo sistema político, y en tal intento, los
contractualistas aportarán significativamente. En ese sentido, sus postulados teóricos,
en especial la idea del consentimiento contenida en la concepción del Contrato Social,
irán sentando las bases para el reconocimiento posterior de los derechos civiles,
políticos y sociales. Si bien, para Hobbes la legitimidad del contrato no se contrapone al
gobierno monárquico absolutista, los contractualistas posteriores se inclinarán por
sistemas de gobierno que otorguen mayores niveles de participación de la ciudadanía
(J. Locke con el Estado Liberal, Monarquía Constitucional, y la libertad negativa, mientras
que J. Rousseau la soberanía popular, será más próxima a los sistemas democráticos)
Por su parte, la ciudad desempeñara un importante rol. Si bien es cierto, que se vieron
sometidas a la autoridad central del Estado, perdiendo la autonomía que mantenían en
la Edad Media, el resultado fue positivo tanto para el naciente Estado moderno como
para las ciudades. El modelo de sociedad que nacía con el Estado moderno se comienza
a desarrollar fundamentalmente en las ciudades, y estas últimas dejaron de ser
políticamente autónomas, dando paso a una relación de mutua dependencia. Junto con
ello, es en las ciudades en donde se materializa el sentido de lo público, y en donde el
rol de ciudadanía cobra mayor sentido.

2.- De tres definiciones de Democracia, explíquelas y refiérase a la forma en que se


les puede aplicar el concepto de calidad democrática.

Lo que generalmente se hace al definir democracia, es recurrir a la etimología de la


palabra, sin embargo, dicho ejercicio no reviste mayor utilidad si lo que se pretende es
clarificar el concepto en toda su complejidad. Dejando a un lado la cuestión etimológica,
la primera dificultad con que uno se encuentra al estudiar el concepto de democracia,
es que existen definiciones tanto prescriptivas (deber ser) y descriptivas (ser), no
obstante, aquella distinción resulta bastante útil, dado que permite posteriormente
evaluar la calidad de un sistema democrático, al considerar ambas dimensiones, la
primera como el marco de referencia y la segunda como su acontecer empírico.

También se debe considerar que existen distintos tipos de democracia (directa,


representativa, participativa, deliberativa, liberal, constitucional), que si bien, tienen
aspectos comunes que la identifican como tal e incluso pueden convivir en un mismo
sistema, dado que no son excluyentes (existe posibilidad de mixtura), los énfasis y las
valoraciones que exponen los diferentes autores respecto de sus contenidos y
resultados complejizan su estudio. Dicho esto, es preciso señalar algunos de los aspectos
que hacen que un sistema de gobierno sea considerado una democracia, y que en su
defecto, de no estar presentes estaríamos hablando de un sistema diferente al
democrático.

Entre estos aspectos están: el derecho al voto para elegir representantes en elecciones
periódicas, derecho a la libertad de expresión, igualdad ante la ley, libertad de
asociación, existencia de partidos políticos, diversas y alternativas fuentes de
información, todas estas conforman una base mínima, pero necesaria sobre la noción
de democracia.

Uno de los autores más destacados en la materia es R. Dahl, para él, las democracias
debieran ser llamadas poliarquías, dado que el término democracia responde más bien
a un ideal de gobierno que no ha sido alcanzado, por ende hipotético, por lo mismo,
considera que lo que ocurre en la realidad son procesos democráticos. Y para que un
sistema político sea considerado como poliarquía debe cumplir según este autor, siete
principios necesarios, pero no suficientes, que están relacionados con los mecanismos
de participación y elección.

Por otro lado, para Morlino la democracia “es un conjunto de estructuras y


procedimientos, explícitos y determinados a priori, sobre la resolución pacífica de los
conflictos recurrentes y continuos”. En esta definición, que el mismo autor considera
como básica e insuficiente, el énfasis esta puesto en los aspectos estructurales y
procedimentales, que se condicen con las propuestas que este autor plantea cuando
quiere abordar el estudio empírico de la calidad democrática de los sistemas políticos.

Para Shumpeter la democracia consiste en un método político, un sistema institucional


que sirve en la toma de decisiones políticas, en las que un electorado elige
periódicamente a sus líderes. Bajo la definición de este autor, el rol de la ciudadanía es
limitado al aspecto electoral, y en él, los ciudadanos presentas sus demandas y los
partidos políticos su oferta. Por lo tanto, resulta ser plausible una analogía con la función
del mercado y el rol que el consumidor tiene en él, quedando relegada la opción
participativa.

El concepto de calidad de la democracia aspira a desglosar los diferentes elementos que


tienen las democracias para poder analizarlas y tener las herramientas suficientes para
comparar unas con otras.

En ese sentido, existen varios criterios que pueden ser considerados a la hora de hablar
de calidad democrática, y todos ellos intentan establecer parámetros medibles para
evaluar su condición. Para lograr lo anterior, se consideran tres dimensiones:
Procedimiento, contenido y resultado, y en cada una de ellas se establecen indicadores
que permiten verificar desde un punto de vista empírico, la calidad de los sistemas
democráticos.

De los tres autores citados, sin duda, Morlino presenta los mejores planteamientos en
torno a la idea de calidad democrática, quien señala que “una democracia de calidad es
aquella que presenta una estructura institucional estable y que hace posible la libertad
e igualdad de los ciudadanos mediante el funcionamiento legítimo de sus instituciones
y mecanismos”. Para esto, establece tres características generales y cinco dimensiones
de variación. En cuanto a sus características, estas democracias de calidad, debiesen
ostentar un importante grado de legitimidad y que por lo tanto en sus resultados resulta
ser estable, en ellas los ciudadanos gozan de libertad e igualdad por encima de los pisos
mínimos (contenido), y tienen el poder de controlar y evaluar el desempeño de los
gobiernos (procedimiento).

Estas cinco dimensiones son: el respeto a la ley, rendición de cuentas, reciprocidad


(capacidad de respuesta para satisfacer las necesidades de los ciudadanos y la sociedad
civil), respeto pleno a los derechos civiles, políticos y sociales, y ampliación de una mayor
igualdad.
Por último señalar que la idea de calidad democrática, resulta un avance significativo
tanto para una mejor comprensión de la democracia, así como de los mecanismos que
se construyen para su evaluación. No obstante, es preciso tener en cuenta que los
parámetros o indicadores que se construyen para su evaluación responden a ciertos
criterios valorativos que son construcciones, que en su misma aplicación van
transformando la concepción misma de democracia, por lo tanto, el debate acerca de
los criterios a utilizar es de gran relevancia. Dado que, hay autores que ponen especial
énfasis, en los aspectos procedimentales e intitucionales, otros en la capacidad de la
democracia para preservar sus valores (igualdad, libertad), y otros que le otorgan mayor
importancia al papel de los ciudadanos

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