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Pon una gran sonrisa cuando te despidan

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La Unión Europea no sólo impone severas purgas al estado del bienestar en materia
de pensiones, empleo o derechos sociales, también se preocupa por la salud mental de
los europeos. Junto a los severos comisarios encargados de hacer cumplir los dictados
de San Mercado, la UE creó en 2008 una comisión de psicólogos y probos funcionarios
para redactar el llamado Pacto Europeo por la Salud Mental y el Bienestar.

Los documentos y recomendaciones que publican son tediosos y tópicos. Tienen un


estilo burocrático con los mismos vicios que las encíclicas vaticanas: son textos de
instrucciones generales sobre cómo disminuir suicidios, prevenir ansiedades o mejorar el
estrés laboral, con pretensiones de ser aplicadas por igual en sociedades tan diversas
como Alemania, Grecia o Portugal.

PSICÓLOGOS. Bienestar en el lugar de trabajo.

El pasado mes de marzo la reunión de esa comisión tuvo como tema laPromoción de la
Salud y el Bienestar en el Lugar de Trabajo. Junto a los habituales miembros de la oficina
europea, esos días fue invitada a participar la Federación Europea de Asociaciones
de Psicólogos. Todos juntos parieron unos exhortos al diálogo y la democracia
empresarial que complementan la ideología del pensamiento positivo que sirvió en EE UU
para individualizar los despidos alejando cualquier respuesta colectiva. Esta ideología, por
su inconfundible aroma norteamericano, necesita un envoltorio de “comunicación
democrática en la empresa”, con el objetivo de vencer los restos de saber común y
escepticismo que aún conservan los trabajadores europeos.

ROE Y ALICIA. ¿Democracia y diálogo en las empresas?

A pesar de la que está cayendo en forma de sufrimientos mentales secundarios al paro y


la incertidumbre, el conferenciante estrella del congreso, Robert Roe, se descolgó con
unas propuestas para poner en marcha unos programas de “prevención de la salud mental
que provean a las empresas de instrumentos que midan la relación entre la salud mental y
la calidad laboral”. Trabajo que sobreentiende que en las agendas gerenciales figura el
bienestar mental de sus empleados y no el monocorde interés en mejorar las ganancias
mediante “redimensionalizar” servicios( despidos y subcontratas) o exigencias de
autoexplotación extrema de los trabajadores.

Ante las melifluas propuestas de Roe, que pide a los gerentes que cedan su poder a la
autogestión para “trabajar la prevención en salud mental, a través de la asignación de
puestos de trabajadores, supervisores y directivos en un clima de diálogo negociado“,
uno echa en falta la sinceridad de Jack Welch –apodado Neutron Jack– que, tras
despedir a 112.000 trabajadores de la General Electric, prometió en un discurso
memorable seguir despidiendo cada año el 10% restante para que todo el mundo
supiese que había que rendir al máximo, multiplicar la productividad y vender
individualmente la contribución de su trabajo al beneficio de los accionistas de la empresa.
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Roe, como Alicia, parece vivir en un país alejado de esos cálculos empresariales de
ganancias que presiden, por definición, las lógicas gerenciales y habitar en una tierra de
armonía donde gerentes, trabajadores y accionistas dialogan democráticamente
sobre cómo gestionar la crisis mediante “la reasignación y reestructuración de los
puestos de trabajo (work redesigning) y la apertura de una transparencia comunicativa que
tienda –nada menos– que a una democracia organizacional (workplace democracy)”.

SONRÍE O MUERE. Psicología positiva en la crisis económica.

La ensayista estadounidense Barbara Ehrereich en su excelenteSonríe o Muere


describe cómo la psico-gestión de la crisis económica en EE UU ha logrado que
millones de parados acepten despidos y subempleos (un camarero puede darte una
tarjeta de ingeniero informático) con la imposición del pensamiento positivo como ideología
dominante. La visita a España, también en el pasado mes de marzo, de Martin Seligman,
autor estadounidense de libros de ventas millonarias sobre el aprendizaje del optimismo y
gran teórico de esas terapias, con entrevista en El País incluida, anticipa que por ahí
vendrá nuestro futuro, por lo que bueno será conocer de qué va el pensamiento positivo de
Seligman y no la democracia empresarial de Roe.

La psicología positiva de Seligman es un sistema bastante tosco. Su formulación más


pretenciosa es una ecuación: H= f(S,C,V). Es decir, que la felicidad (happiness) depende
menos de la situación de partida (S) o las circunstancias (C) junto a (V), los factores que
están bajo tu control voluntario.

Poco importa que vivamos en un mundo bueno o malo, los factores cognitivos que están
bajo el control del pensamiento son lo que pueden convertir en feliz un trabajo atroz o
una situación penosa, si somos capaces de “hacerlo fluir” (Seligman enseña en unas
semanas). Una teoría tan magra logra su éxito al articularse como un idealismo pragmático
que facilita técnicas para sobrevivir en la jungla social.

La psico-gestión de la
crisis en EE UU ha
permitido que millones de
personas acepten
despidos y subempleos
REUBICARSE. ¿Quién se ha llevado mi queso?

Escrito por otro psicólogo estadounidense,Spencer Johnson, el libro¿Quién se ha llevado


mi queso? es una de las ‘biblias’ de la psicología de Seligman. Muchos monopolios
americanos regalaron a sus trabajadores esta obra, que vendió 19 millones de copias,
antes de anunciarles que iban a ser los siguientes en recoger sus efectos personales y
llegar a casa con la típica caja de cartón con las fotos de los niños.

El texto cuenta la historia de unos ratones que descubren, cuando llegan a su base de
aprovisionamiento, que su queso ha desaparecido. Algunos ratones se quedan allí
lamentándose, tratando de comprender qué ha pasado y buscando porqués. Otros, los
supervivientes, exploran el laberinto y encuentran otros quesos mejores que el primitivo.La
moraleja fue creída y aceptada por la multitud de americanos despedidos de unas
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empresas que ofrecían charlas, terapias o servicios de coaching, en lugar de seguros
de paro. Estas charlas generaban una cosmovisión de la realidad que permitía ‘reubicarse’
y aceptar sin quejas trabajos de lavacoches por horas.

DESPIDOS. Trabaja y reza más

En EEUU no necesitaban comisiones gubernamentales como en Europa porque el


pensamiento positivo se impartía ya en lugares como las macroiglesias de los
telepredicadores y los servicios de lucha contra el cáncer. Roger Ziegler gritaba ante
12.000 feligreses: “Si te han despedido no le eches la culpa a nadie: trabaja más y
reza más”. Fetiches en forma de ositos o lazos otorgan un carácter positivo a la
“experiencia” del cáncer, llegando a aberrantes declaraciones del tipo “mi cáncer fue una
suerte”.

Naturalmente, los despidos masivos no crean un buen clima de trabajo, sino más bien un
realismo “pesimista” que durante los primeros años de la crisis hizo disminuir la producción
en EE UU. Los gerentes llegaron a hablar de sabotaje colectivo contra la empresa (“para lo
que me queda dentro, vagueo”). Los consultores llamados para resolverlo decidieron
etiquetarlo como ‘depresión colectiva’. Como solución propusieron contratar unos
cuantos especialistas en pensamiento positivo que recreasen la confianza en que la
empresa buscaba lo mejor para todos y que incluso el despido podía llegar a ser una
oportunidad de mejorar.

De nuevo el título de algún libro de autoayuda generó millones en ventas. El pensamiento


“me despidieron y eso fue lo mejor que me podía pasar” resulta inconcebible para el
sentido común, cuya represión va incluida en el programa con fórmulas como “aléjese de
los aguafiestas y de las energías negativas”.Purgar las empresas de gente negativa es
otra práctica común. La propia recesión económica se teoriza como pecado contra el
pensar en positivo, como un brote colectivo de pesimismo.

La receta estadounidense para alejar el riesgo de cualquier respuesta colectiva ante


la crisis fue entonces trabajar en uno mismo, dotarse de nuevas competencias técnicas
(máster) y sobre todo muchamotivación y espíritu emprendedor para –como los viejos
buscadores de oro– encontrar yacimientos de empleo evitando “pensadores” o “llorones”.

Desde esa perspectiva,ser parado parece algo voluntario, debido a actitudes victimistas.
Así, las tasas de paro parecen una alucinación que nada tiene que ver con cada parado
concreto y los ricos parecen tales por su arrojo y tesón frente al riesgo.

AUTOENGAÑO. Ciegos ante la lógica del beneficio.

La comisión de la UE para el bienestar y la salud mental critica ese mundo empresarial


americano por su excesivo liberalismo y el pensamiento positivo por ingenuo, pero sus
presupuestos elevan el nivel de autoengaño inventando una ideología de “democracia
empresarial” que opaca la relación real de provecho y dominio que preside la lógica
empresarial frente a la crisis.

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Naturalmente, aquí como allí, la indefensión del trabajador frente a las grandes
corporaciones es la norma, y cuando los de arriba deciden cerrar una empresa por falta de
beneficios no hay democracia laboral que valga. Sólo cabe mejorar el capital psico-técnico
de cada uno y competir mejor equipado por ese bien escaso llamado salario.

Para no ir muy lejos, así lo reflejan los trabajos realizados en Murcia por Rafael Piqueras y
Alberto Rodríguez, que publica la revista de Psicología del trabajo y organizaciones, que
confirman las virtudes del pensamiento positivo: muestran cómo los optimistas “pasan
menos tiempo en el paro” porque logran un alto nivel de motivación.

SONREIR O AUTOCULPARSE
“En EE UU e incluso en el Reino Unido, una ‘actitud positiva’ es obligatoria en el trabajo.
Pueden despedirte por tener una ‘mala actitud’, lo que supone un nuevo nivel de
intimidación por parte del empleador”, explica la feminista Barbara Ehrereich, autora de
Sonríe o muere: cómo el pensamiento positivo ha engañado a América y al mundo.
Ehrereich conectó el pensamiento positivo de las organizaciones de lucha contra el
cáncer, que conoció de cerca porque tuvo un cáncer de mama, con la psicología positiva
usada para gestionar la crisis:un cáncer o un despido constituyen oportunidades en
este marco. En lugar de mirar a los aspectos sistémicos de los problemas, se pone el foco
en los personales, dentro de la ideología de la auto-inculpación.

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